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EL DESAHUCIO DEL REY DEL MUNDO

Francisco Bets de Toro

Bubok Publishing S.L., 2011 1 Edicin ISBN: 978-84-9009-772-4 DL: M-42580-2011 Impreso en Espaa / Printed in Spain Impreso por Bubok

ndice

Captulo 1 Captulo 2 Captulo 3 Captulo 4 Captulo 5 Captulo 6 Captulo 7 Captulo 8 Captulo 9 Captulo 10 Captulo 11 Captulo 12 Captulo 13 Captulo 15 Captulo 16 Captulo 17 Captulo 18 Captulo 19 Captulo 20 Captulo 21 Captulo 22 Captulo 23 Captulo 24 Captulo 25 Captulo 26

La noticia ................................................ Tomando tierra ........................................ Informando al equipo .............................. Roland ...................................................... Juan y Roco ............................................ Cerrando la negociacin .......................... Jos Luis .................................................. Un trapo sucio ........................................ El Camino de Santiago ............................ El fracaso de Akim ................................ Ya no tengo que volver .......................... Saliendo por la puerta grande ................ Fuera haca mucho fro .......................... Problemas en el nuevo equipo .............. Deserciones ............................................ Fuera del Consejo .................................. Quemando los recuerdos ...................... Tarde en Sevilla .................................... Buscando el camino .............................. La llegada de Akim .............................. Los nuevos colegas ................................ Recuerdos de juventud .......................... Nuevas oportunidades .......................... El juicio ................................................ Nueva estrategia para el Grupo acc ......

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Captulo 27 Captulo 28 Captulo 29 Captulo 30 Captulo 31 Captulo 32 Captulo 33 Captulo 34 Captulo 35 Captulo 36 Captulo 37 Captulo 38 Captulo 39 Captulo 40

La experiencia de Uriarte ...................... Redescubriendo a la familia .................. Reencuentro con Akim .......................... El monasterio ........................................ Existencias intilmente maravillosas .... La soledad de Roland ............................ Visita al Presidente Hens ...................... De vacaciones con Jess ...................... La oportunidad de Roland .................... La adjudicacin .................................... Tormenta en las alturas .......................... Se cierra el crculo ................................ La muerte es parte de la vida ................ No hay meta ..........................................

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INTRODUCCIN

A modo de explicacin del autor

El 14 de diciembre de 2010 escrib en mi blog personal www.franciscobetes.com la siguiente entrada: Cmo acabar una novela Cuando una persona est en la cspide de su carrera profesional, cuando ha conseguido con su esfuerzo posicin, poder y dinero, y de un da para otro se encuentra en la calle sin entender cmo pueden hundirse a su alrededor los cimientos en los que ha construido su existencia, una de las cosas que puede hacer es escribir una novela para echar fuera parte de su duelo. Cuando una novela se atasca a la mitad y se queda as durante aos, es difcil encontrar un mtodo para relanzarla y conseguir acabarla. Inici El desahucio del rey del mundo hace cinco aos y lleva ms de dos parada. Para relanzarla se me ha ocurrido publicarla por captulos en mi blog. Uno cada semana. Espero que eso me obligue a acabarla y adems me permitir, con los comentarios que reciba, orientarla, co7

rregirla, y tener la sensacin de compartirla. AS SEMANA QUE VIENE, PUBLICAR EL PRIMER CAPTULO.

QUE, LA

El 28 de mayo de 2011, a las 20.20 horas, escrib: Lo consegu. El ltimo captulo. Desde ya soy un autor a la bsqueda de editor. Gracias a todos por vuestra ayuda. Sinceramente, creo que no podra haber terminado sin vosotros. Un abrazo a todos. En poco ms de cinco meses con la inestimable e imprescindible ayuda de muchos amigos, que en su mayor parte haban vivido situaciones en algn punto coincidentes con la peripecia del protagonista de la novela, haba conseguido terminar el trabajo. Pero todo haba empezado mucho antes, cuando yo viv una experiencia de salida acordada de mi ltima empresa. Tena 52 aos y no saba hacer otra cosa que trabajar. Comenc a dictar la novela en 2004. S, a dictarla, porque mi costumbre de redactar informes en la oficina haca que las ideas brotaran con mayor rapidez de ese modo que con mi nula capacidad para teclear. De hecho, dictaba hasta las respuestas a los correos electrnicos. As que ms que aspirante a escritor soy aspirante a dictador. El mtodo del dictado me dio un texto fuerte, directo y esqueltico, de un centenar de hojas, que recoga la esencia del

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proceso vivido, pero al que, an en mi ignorancia, saba perfectamente que no poda llamarle novela. Esta primera redaccin dictada la deb terminar a finales de 2005. Y as se qued durmiendo el sueo de los justos hasta que tuve la feliz idea de pedir ayuda a mis amigos. En homenaje a Hitchcock y a sus apariciones breves en las pelculas que diriga, me he permitido aparecer con nombre y apellido en el captulo referente al Foro de Encuentro, excepcionalmente. Como relata la novela, yo lanc la iniciativa a un grupo de directivos de compaa que haban vivido situaciones de salida similares a la ma de crear un foro en el que poder compartir nuestras experiencias en la nueva etapa y que se articula travs de almuerzos mensuales en los que invitamos a personas destacadas en su profesin, para que nos aporten sus conocimientos y experiencias, en lo que termina con una agradable tertulia de buen nivel intelectual. El grupo cuenta a mediados de 2011 con ms de doscientos adheridos y han pasado por nuestros almuerzos alrededor de ochenta personas, desde ex ministros a deportistas de elite, periodistas, sindicalistas, humoristas, economistas, actores, polticos, expertos en demografa o en la cultura del vino y un largo etctera. Nuestros invitados en su totalidad han salido encantados de compartir sus experiencias con nosotros. Pues bien, ha sido ese grupo de personas que nos hemos conocido en los ltimos aos, pero que tenemos en comn esa fuerte vivencia personal, el que me ha permitido terminar la novela. Con una ayuda en muchos casos entusiasta y siempre dispuesta, y que desde el comentario y la crtica, ha llegado a la redaccin de partes enteras de algunos captulos. Quiero dejar constancia de las personas que me han

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ayudado. Esperando no olvidar a ninguna, han sido Jaime Estllela, Prudencio de Luis, Octavio Roldn, Alejandro Daroca, Inma Canet, Francisco Martnez, Evaristo del Ro, Vicente Benedito, ngel Durandez, Antonio Pulido, Lus Escauriaza, Rafael Fernndez, Jos Ignacio Echegaray, Lzaro Villada, Lorenzo Peribez, Jos Mara Zamarrn, Luis Juango, Augusto Caro, Alberto Fuster, Pedro SenzDiez, Joaqun Casals, Fernando Estvez, Joaqun Aspiroz, Vctor Goyenechea y Francisco Norte. Quiero agradecer pblicamente su ayuda, pues a travs de sus comentarios a cada captulo publicado me han permitido que la novela se terminara. En este proceso el relato ha crecido no a lo largo, ya que el final exista, sino a lo ancho, incorporando contenidos, personajes, situaciones, y una mayor interrelacin del protagonista con su entorno. No voy a entrar a analizar el absurdo que suponen las prejubilaciones y el desperdicio de arrumbar tal cantidad de talento. El libro coral que nos atribuimos Enrique Arce y yo, El Mayor Activo, hace un anlisis muy cientfico de esta barbaridad. El desahucio del rey del mundo pretende ser un reflejo del trnsito personal a la siguiente etapa. Es un relato en el que aprovechando esta peripecia vital se incluye una reflexin sobre el paso del tiempo y el sentido de la vida. Y es un relato optimista, porque en la vida real esta transicin acaba bien y cuando no es as, es porque el protagonista no lo ha intentado con suficiente esfuerzo. Espero que los lectores se entretengan leyendo la novela, y secretamente tambin espero que a algunos de ellos les ayude a superar su duelo.

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Captulo 1

La noticia

El hombre se levant lentamente de su silln de cuero y dando la vuelta a la mesa de su despacho se acerc a un gran ventanal. Miraba sin ver la gran avenida que atravesaba la ciudad desde el piso 38 en el que se encontraba su despacho de Director General de la Compaa. La llamada del doctor Peter Slusche, Director del rea Internacional de la casa matriz en Zrich, le haba dejado profundamente impresionado. Es cierto que dos aos antes haba empezado a notar cosas extraas. Fue desde que le mandaron a Roland, oficialmente para ayudarle como segundo de a bordo. l no haba pedido ayuda y al principio le pareci una extravagancia y un incremento absurdo de gastos, pero no haba ningn peligro. Llevaba ms de diez aos como Director General de la Compaa en Espaa, las cifras eran razonablemente buenas y siempre haba tenido la confianza de los suizos. Que me manden a alguien si quieren pens, al fin y al cabo me quitar pesadas labores de realizacin de informes a la casa matriz. As que le recibi con los brazos abiertos, le ayud a instalarse y le invit varias veces a cenar a su casa para que se fuera orientando en su nuevo pas.

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Durante los primeros meses tampoco vio ningn peligro. Roland no aportaba gran cosa, pero aprenda rpido el negocio, era amable con la gente, y el equipo le trataba con esa deferencia servicial con que los espaoles tratamos a los extranjeros que intuimos tienen alguna relacin con el poder. Pronto se empezaron a ver las verdaderas intenciones de los suizos. Insistieron mucho para que Roland le acompaara a las reuniones trimestrales de anlisis de resultados que se celebraban en Zrich. Al principio se opuso porque no vio la utilidad, pero ante la insistencia de sus jefes prefiri transigir. El punto claro de inflexin se haba producido ya haca un ao, pensaba, mientras segua sin ver el enorme atasco de trfico que se produca muchos metros ms abajo. S, se fue el momento, cuando le dijeron que ya no haca falta que l fuera a las reuniones de Reporting, que bastara con que Roland asumiera la representacin de la filial espaola. Protest, intento rebelarse e incluso fue a ver al Presidente de la Compaa, al que conoca bien, porque que haba sido una de las personas que le seleccionaron cuando le contrataron haca ms de quince aos. Quince aos ya, casi toda una vida profesional que ahora terminaba. Haba sobrevivido este ltimo ao con la incomodidad de saberse permanentemente ninguneado. Haba intentado dar la cara frente a su personal y en las relaciones con el mercado y sus colegas. Era consciente de que llegara el momento en el que no sera necesario para la filial espaola. En dos ocasiones haba tenido oportunidad de hablar con Peter Slusche, su jefe directo, y ste le haba dicho no te preocupes, cuando no te necesitemos en Espaa tendremos un buen puesto

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para ti en otro pas. Otro pas... Al principio no le hizo gracia pero despus, con el tiempo, se hizo a la idea. Pensaba que las filiales en Francia o en Italia seran un buen paso adelante dentro de su carrera profesional. Hasta tema en algn momento que la nueva sociedad de Polonia, destinada a aprovechar la ampliacin de la Comunidad Econmica Europea, fuera su destino. Hasta a eso estaba resignado. Hasta a dirigir la nueva Compaa polaca. Pero hoy de pronto todos esos planes haban terminado abruptamente. Slusche le haba dicho que no contaban con l ni en Espaa ni en ninguna otra filial del Grupo. Que estaban dispuestos a llegar a un acuerdo generoso para que dejara la Compaa. Al recordar la conversacin telefnica no poda reprimir su sentimiento de ira y de dolor. Qu haba hecho l para merecer este trato desconsiderado? Llevaba quince aos en la Compaa, en la que ingres en el momento de su creacin. Su carrera haba sido brillante en todo momento. Los puestos ms altos y las responsabilidades mayores le haban ido llegando de forma prcticamente continua y natural. Los xitos en las gestiones de su responsabilidad haban sido constantes. Guardaba una lista completa de cartas de felicitacin de todos sus colegas. En los ltimos aos, ya en el puesto de primer ejecutivo de la empresa, la integracin en su puesto haba sido total, la Compaa en Espaa y l eran la misma cosa. Haba trabajado por ella no solamente con horarios inhumanos y con dedicacin total y absoluta, sino que se haba identificado de tal manera, que si hubiera sido suya no la habra defendido mejor. Estaba orgulloso de lo que haba hecho y saba que contaba con el respeto e incluso la admiracin, no solo del personal de la

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Compaa, sino tambin de sus colegas del sector y del mercado en general. Bien se demostr cuando conmemorando los hitos del desarrollo de la filial espaola haba montado aquellos actos de celebracin para festejar los crecimientos de la facturacin. Los primeros 10.000 millones, los primeros 20.000 millones de pesetas, y no haca mucho los primeros 350 millones de euros. En todos los discursos le haban citado, e incluso el ministro se refiri a l como modelo de hombre de empresa por su empuje y su dinamismo en el desarrollo de los negocios y, adems, lo haba dicho delante del doctor Hens, Presidente Mundial de la Compaa. De esto haca poco ms de dos aos, y ahora acababan de decirle que no contaban con l, que ya no era necesario, que poda irse cuando quisiera, es ms, que estaban dispuestos a pagarle para que se fuera. Hijos de puta dijo en voz alta, conteniendo a duras penas su rabia. Son su telfono. Respir hondo para recobrar la tranquilidad y descolg. Su secretaria, Sonia, le indicaba que Fuentes, el Director de Compras, deseaba verle para consultar con l los presupuestos del segundo semestre. Le dijo que no, que ya lo veran maana, y aprovech para indicarle que iba a salir, que no volvera hasta el da siguiente y que no necesitara al chofer. Pas a su lavabo privado para refrescarse, mientras se repeta continuamente calma, calma, calma, siempre has sido un hombre que has tomado buenas decisiones. Esto no es ms que un problema que se puede resolver si lo anali-

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zas adecuadamente. Pero el anlisis racional era imposible. Las emociones se desbordaban, inundando su cabeza y su corazn. Debera ir a ver a Roland y decirle lo que pienso de l, por el comportamiento impresentable que ha tenido conmigo. No, no es una buena decisin, hay que procurar que todo suceda con normalidad, por mi propia dignidad. Tambin pens en convocar una reunin de Directores de Departamento y anunciarles lo que acababa de saber, escribir una carta a todo el personal, ponerse en contacto con los representantes de las principales compaas competidoras, llamar a todos los head hunters que durante aos haban trabajado para l, pero para todo ello era pronto. Tena que analizar mejor la situacin, tena que ver todas las posibilidades... Cuando volvi al despacho le pareci ms grande y ms lujoso que nunca y pens que le quedaba poco tiempo para disfrutarlo. Baj en el ascensor reservado al Comit de Direccin. En el garaje, Pedro, su chofer, le comunic que haba revisado la presin de las ruedas y que la delantera izquierda tal vez haba perdido algo de presin, por lo que debera decrselo para cambiarlas si fuera necesario. Le dio las gracias, se mont en el automvil y se introdujo en el trfico denso y lento que en el fondo agradeca para que le diera tiempo a pensar. El asiento de cuero le pareci especialmente confortable. Tal vez conseguira que le permitieran quedarse con el automvil. Tena 54 aos, una muy mala edad, se dijo. Record la cena que haba tenido con Jess Plaza, un compaero de colegio recientemente prejubilado en su banco con el que haba mantenido una estrecha amistad. Toda la conversa15

cin haba girado sobre su nueva vida. Tena aspecto relajado y afirmaba que nunca haba estado mejor. Pero, no te aburres? Qu haces todo el da? Con convencimiento respondi que le gustaba cuidar el jardn de su casa, y que lo completaba con lectura y msica y que no se aburra. Y, viajar? Viajar tambin, pero no se puede estar todo el da viajando y, adems, hay que cuidar los gastos, que a partir de ahora los ingresos no son los mismos, le haba explicado Jess. Se haba jubilado con el noventa por ciento de su sueldo fijo, pero teniendo en cuenta que tena un buen puesto en el banco, era Director de Divisin, su variable seguramente sera alto, as que Alberto calcul que aproximadamente haba tenido una bajada de un tercio de sus ingresos brutos anuales. El tema de los ingresos era importante. En eso deba centrarse para decidir cmo enfocarlo, pens, mientras el conductor del coche detrs suyo tocaba el claxon indignado ante la pasividad de los que no ven que los discos se ponen en verde porque estn pensando en otra cosa.

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Captulo 2

Tomando tierra

Termin el desayuno y se recost en su cmodo asiento de business del avin que le conduca a Zrich. Iba a ser una negociacin complicada y la haba preparado con todo cuidado los tres das antes. El tema econmico era fundamental y tena muchas variantes posibles, pero tambin le importaba negociar una salida por la puerta grande de la Compaa. Quera alfombra roja, trompetas y discursos, y deba hacer ver a aquellos suizos sin alma que esto era importante para la evolucin futura de la filial espaola, aunque l saba bien que la razn era que su autoestima ya tan daada no poda soportar una salida fra. Repas mentalmente todos los captulos de la negociacin econmica. La indemnizacin legal, la indemnizacin voluntaria, la pliza de jubilacin, el plan de acciones de la Compaa, un puesto de Consejero en la filial espaola, la utilizacin de un despacho y servicio de secretaria, un acuerdo como asesor que le permitiera obtener unos ingresos fijos durante al menos cinco aos. Una vez ms repas uno por uno todos los argumentos favorables que se le haban ocurrido para cada una de sus peticiones. Saba perfectamente los que eran indiscutibles y aquellos que eran ms

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flojos, pero estaba dispuesto a defenderlos todos con la misma firmeza. O tal vez sera mejor adoptar una posicin de negociacin ms impersonal, como si realmente fuera a una de sus presentaciones de resultados, en las que estn en cuestin las cifras y los negocios pero no las personas. Se acord del chiste que le cont en ingls el Responsable del rea de la Zona Oeste de Estados Unidos de la Compaa: En el plato del desayuno tpico de huevos con bacn, la gallina est involucrada y el cerdo implicado. S, definitivamente lo negociara as, concernido por el tema pero no implicndose personalmente. Los suizos son muy fros y hay que procurar no perder la calma. Le pareci que haba llegado a una conclusin importante para la negociacin y se dedic a mirar por la ventanilla. El da era inusualmente claro y podan verse el paisaje verde y las montaas al pie del avin. Inconscientemente, como le vena pasando en los ltimos das, volvi a repasar su trayectoria profesional. Alberto Kent haba nacido en Logroo haca 54 aos. Su padre era un mdico riojano, y de sus antepasados conocidos no recordaba a ninguno que no hubiera sido espaol. No obstante, se atribua el origen del apellido a un soldado que haba venido a Espaa con el duque de Wellington en la guerra de la Independencia y que al parecer se habra quedado por estas tierras. Una vez terminados sus estudios de bachillerato con brillantes calificaciones, se traslad a Madrid para estudiar en una conocida escuela de negocios. Su carrera universitaria le haba confirmado su vocacin por los temas relacionados con la economa y la empresa y en especial su capacidad y gusto por las materias y los temas de orientacin al resultado. El mster en economa aplicada que realiz en la Universidad de Berkeley en Estados Unidos fue el colofn de una formacin muy com18

pleta. A continuacin trabaj durante dos aos en Nueva York para uno de los mayores brkers de Wall Street. De vuelta a Espaa pas por el departamento comercial de uno de los principales bancos, antes de ser nombrado Director Administrativo de una empresa de tipo medio, para pasar despus al puesto de Controler de la nueva filial en Espaa de la empresa suiza de componentes electrnicos ACC. Cinco aos despus le ofrecieron el puesto de Subdirector General, Responsable del rea de Operaciones, y dos aos despus ocup el puesto de Director General y primer ejecutivo de la filial espaola. Al pensar en su trayectoria profesional, Alberto sonri. Siempre se la haba imaginado como una escalera en la que iba subiendo peldao a peldao, con la ilusin de conseguir pasar el siguiente, pero sin ninguna obsesin por llegar al mximo. Siempre haba pensado que no era un hombre especialmente ambicioso, aunque s es cierto que tena la ambicin de que las cosas se hicieran como l crea que deban hacerse. En definitiva, era una ambicin de poder que justificaba a sus ojos por la necesidad de ser eficaz. La azafata le ofreci unos auriculares. Los acept, conect el canal de msica clsica y abati el asiento. Marta, su mujer, haba estado sensacional. Haba criticado hasta el insulto a aquella panda de intiles que no saban valorar las aportaciones de cada uno. Frente a sus sentimientos de falta de agradecimiento y de reconocimiento a su labor, su mujer atacaba la falta de nivel profesional que tenan los que tomaban esas decisiones. Intiles, son unos intiles, te lo digo yo, y van a llevar a la Compaa a la quiebra, pero se ser su problema.

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Alberto haba sentido un enorme agradecimiento hacia su mujer porque esas palabras actuaban como un blsamo en su afligido ego y le permitiran aguantar mejor el doloroso momento que se presentara cuando tuviera que hacer pblica la decisin. Scales hasta el ltimo duro y olvdate de ellos. se fue su consejo y eso es lo que se propuso hacer en la negociacin en la que se enfrentara a su llegada a Zrich. Cuando bajaba por las escalerillas del avin, Alberto pens que llevaba bien planteada la negociacin y que el resultado sera positivo. De lo que no saba nada era de la reunin del Comit de Direccin de ACC Componentes tres meses antes. La ltima planta del edificio en la Sede Central est ocupada por el gran despacho del Presidente, una amplia habitacin en la que trabajan sus dos secretarias y dos salas de reunin, la del Consejo de Administracin y la denominada Petite Salle, donde se rene el Comit de Direccin de la firma, todos los lunes a las 14.30 horas. El Comit est compuesto por el Presidente Ejecutivo y los directores de las reas Internacional, Financiera, Fabricacin, Sistemas, Recursos Humanos y Relaciones Institucionales. El responsable del rea Internacional tiene un gran peso porque el ochenta y cinco por ciento de la cifra de negocio se hace fuera de Suiza y acta como el coordinador y jefe jerrquico de los directores generales de las filiales. Aquella reunin estaba destinada a analizar los resultados de cada uno de los ocho pases en los que la firma est implantada. Los negocios iban bien y la reunin transcurra sin sorpresas. La presentacin corresponda a Peter Slusche, y al terminar el informe sobre Espaa, aadi:

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En Espaa no vamos mal pero deberamos ir mejor. Estamos perdiendo oportunidades de mercado. Recientemente nos hemos quedado fuera de los proveedores de un nuevo fabricante de automviles coreano que va a instalar una fbrica de montaje. Siempre ha sido la joya de la corona y ahora se est quedando atrs. Hemos perdido cuota de mercado? pregunt el doctor Hens, Presidente Mundial del Grupo ACC. No, de hecho la hemos aumentado unas dcimas, pero estoy convencido de que el funcionamiento interno deja que desear. Desde el punto de vista de la fbrica de Tudela, lo que yo puedo decir es que tiene los mejores ratios de productividad y calidad afirm el Director de Fabricacin. En qu se basa, doctor Slusche, para decir que internamente no funciona bien? se interes Hens. Tengo un informe confidencial que pone de manifiesto muchas deficiencias organizativas. Quin es el autor? Roland Bewger. Comprendo y dgame, Slusche: quin sera el nuevo Director de la filial espaola si decidiramos quitar a Alberto Kent? Naturalmente, sera Roland, pero... No sea pueril, Slusche le interrumpi el Presidente. Se hizo un silencio embarazoso en la sala. Era totalmente inusual una intervencin tan abrupta, en los odos de todos haba sonado como un insulto. Slusche farfullaba otras razones y argumentos para sostener su punto de vista.21

Necesitamos un cambio, un cambio completo para relanzar la filial, y adems Alberto tiene ya 54 aos Se dio cuenta de que esto ltimo haba vuelto a irritar a Hens, que acababa de cumplir 59. Nuevamente se produjo un silencio incmodo. Hens se contuvo antes de decir lo que realmente pensaba, porque su intervencin anterior haba sido dura, y si volva a reprender a Slusche abrira un frente incmodo. Al fin y al cabo era, en la prctica, el segundo de abordo y su sucesor in pctore. As que dio marcha atrs. Si sa es su opinin, prepare un informe monogrfico sobre Espaa y tomaremos una decisin la semana que viene. Slusche se haba salvado. Si el Presidente hubiera vuelto a llamarle la atencin podra haber pasado de tiburn a carnaza en un solo acto. Pero no, el Presidente no se haba atrevido con l. Ahora lo nico importante era preparar bien el informe para el siguiente comit. Cuando haba entrado esa maana en la Petite Salle no pensaba en sustituir a Alberto, pero tal y como se haban puesto las cosas estaba claro que Alberto tena que salir, y el Presidente deba aceptar que, en el rea Internacional, el que mandaba era l. La jornada de Alberto en Zrich se desarroll de manera muy diferente a como l haba preparado. Fue una da especialmente duro. Por primera vez en diez aos no enviaron un coche a recogerlo al aeropuerto, el doctor Peter Slusche, director internacional de ACC y su jefe directo, le hizo esperar ms de media hora. Nadie haba previsto almorzar con l y el Presidente de ACC, el doctor Hens, no encontr hueco en su agenda por primera vez en los ltimos diez aos para recibirle, ni siquiera para saludarle cinco minutos.22

La entrevista con Peter Slusche fue fra pero correcta. Le entreg una nota donde figuraba la indemnizacin legal, la pliza de jubilacin consolidada a la que tena derecho y el plan de acciones con los ttulos a la fecha. Alberto esperaba ms, mucho ms, y dominando su ira, acert a decir: Eso es exactamente a lo que tengo derecho. No hay ningn esfuerzo por parte de la Compaa. Confiaba en que la Compaa fuera generosa. Qu es para ti generosa? pregunt Slusche. Esto le dio oportunidad para comunicarle punto por punto todas sus peticiones. Slusche tom nota y le dijo: Recibirs nuestra contestacin ponindose de pie y dndole la mano. Antes de que te vayas, quiero preguntarte si estaras dispuesto a seguir como Adjunto del nuevo Director un par de aos. Te respetaramos tu salario fijo. Si no te sirvo como Director, no s en qu te voy a servir como Adjunto. Nos gustara tenerte con nosotros para conseguir una buena transicin tanto interna como externa. No, gracias dijo Alberto, y sali del despacho cerrando la puerta ligeramente ms fuerte de lo estrictamente necesario. En el viaje de vuelta pidi un whisky y rechaz la cena. Sac unas gafas de sol de su maletn como si fuera a dormir, aunque slo pretenda disimular sus ojos acuosos. Se senta destrozado. l haba sido siempre una persona entusiasta y entregada a su trabajo y ahora le pagaban as. No saba si le dola ms la oferta tacaa o la falta de inters por l, como persona, por su futuro, por su familia. Qu error,23

qu inmenso error haba cometido al no darse cuenta de que no era ms que un empleado, bien pagado, cierto, con todas las ventajas incorporadas a un buen puesto, pero en definitiva un empleado y no parte de un equipo humano solidario e integrado. Bien, ahora me doy cuenta de que he estado muy equivocado, pero o me hago una nueva composicin de lugar y entiendo la situacin tal y como es o voy a salir fatal. S, claro, deba olvidarse de sus pueriles sentimientos de pertenencia y negociar duro, lo ms duro posible, las compensaciones de salida, pero no por hacer pagar a la empresa su ingratitud, sino para garantizarse una situacin econmica saneada de cara al futuro. Tena que ser muy fro. Tengo que copiar la actitud distante de los suizos. Va a ser duro, muy duro pens, pero tengo algo a favor, les preocupa el dao que pudiera hacerles desde fuera. Seorita, otro whisky, por favor.

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Captulo 3

Informando al equipo

Corri la cortina de la ventana de su dormitorio. Eran las 07.30 horas de un mircoles y el da amaneca gris como era habitual en esa poca. Un rayo de sol que se esforzaba por abrirse camino en la bruma de aquella hora temprana dibujaba una clida figura en su ropa interior. Otro da de trabajo, mal despertar despus de dormir en la soledad de una cama que le traa recuerdos pasados ms clidos. Su consorte, como de costumbre, andaba por ah de viaje, y a saber en qu habitacin de hotel haba dormido y con quin, si tal rival exista. Roco cubri su cuerpo con un kimono que haba comprado en la feria de ropa de aquella ciudad cuyo nombre nunca recordaba, en aquel viaje de novios tardo que haban hecho por algunos pases del extremo Oriente. Fue Rangn en Birmania? Qu ms da Cruz el umbral de la puerta del cuarto de bao colindante y busc el interruptor de la luz. Tres pequeas bombillas iluminaron el espejo en el que se observaba todas las maanas. La misma cara de todos los das. Se ech con ambas manos su larga cabellera castaa hacia atrs y estudi su cuerpo, en el que se notaban las huellas de una edad que ya haba superado la juven-

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tud. Cmo nos transfiguramos las mujeres despus de aplicar los arreglos y retoques habituales, pens. Se introdujo en la ducha con desgana y all permaneci un buen rato. Alguien le haba dicho en la oficina que un fuerte chorro de agua muy caliente rociando sus nalgas haca que stas aparecieran ms tersas durante el da. Parece mentira que una mujer con estudios universitarios creyera en esas cosas. Y sobre su carrera, qu? Profesionalmente no poda quejarse. Su puesto como Directora de Recursos Humanos y miembro del Comit de Direccin de ACC la llenaba plenamente. Se haba trabajado bien el cargo y estaba considerada en el trabajo. Pero, en el fondo, todas estas medallas que fomentan autoestima, para qu? Y por qu esa especialidad de los RRHH? Muy bonito eso de mantener una plantilla cohesionada, pero, qu explicacin poda ofrecer continuamente a aquellos que le reclamaban informacin sobre la precariedad del aumento impuesto por la Direccin? Y cundo tena que despedir a alguien? Qu pensara de ella aquel padre de familia que se convirti en su ltima vctima? Esperemos que la jornada laboral de hoy no me cree complicaciones ms all de las habituales, musit. Roco desayun en la soledad de sus pensamientos y no esper la llamada habitual de su consorte, desde quin saba dnde, pues la rutina haca que muchos das fallara. Recogi precipitadamente en la pila de la cocina los cacharros del desayuno. Como siempre, pens que llegara tarde. Cruz el umbral del portal y se dirigi al parking. Encendi un cigarrillo y, con parsimonia, aspir una profunda bocanada, mientras trataba de arrancar su automvil. Su consuelo era que hoy comera con Juan

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Aquel mismo da, unas horas despus, Sonia lloraba desconsoladamente. Su jefe acababa de darle la noticia de que antes o despus, en cuestin de meses, dejara la Compaa. Sentada en su despacho no poda reprimir las lgrimas. No es que para ella su trabajo fuera lo ms importante en el mundo. Tena su vida, su marido y sus tres preciosos hijos, que la colmaban totalmente. Pero haba trabajado con su jefe por ms de diez aos y se tenan un mutuo respeto y admiracin. De verdad, Alberto, lo siento muchsimo. He trabajado muy a gusto contigo estos diez aos consigui por fin decir. Puedo asegurarte que para m has sido una ayuda inestimable. De hecho, no s cmo me voy a arreglar sin ti. Has sido tan buena secretaria que me has hecho un intil total. Sonia sonri tristemente. Efectivamente, no se imaginaba a su jefe concertando una cita, sacando un billete de avin o reservando un hotel. Puesto que te vas a ir y como ya no puedes pensar que te hago la pelota, te dir que lo que ms he admirado en ti ha sido tu faceta humana. Recuerdo la forma en que te he visto tratar muchos problemas de empleados de la Compaa a lo largo de estos aos. No exageres. No exagero. Cuando muri Berruguete, el anterior Jefe del Servicio de Compras, no slo estuviste presente en todos los actos y acompaaste a su viuda en el velatorio del cadver, confortndola con palabras amables sobre la categora profesional y personal de su marido, sino que te pre27

ocupaste adems de que econmicamente quedara bien cubierta con una ayuda no obligatoria por parte de la Compaa, y la has considerado como parte del personal a partir de ese momento, invitndola a todos los actos que se celebran anualmente por Navidad y Reyes, a los que la viuda orgullosa asiste con sus hijos. Es lo menos que poda hacer. Fue uno de mis colaboradores directos y le tena un especial afecto. Me impresion mucho aquella muerte tan abrupta y sin sentido. Sonia era una mujer atractiva. A sus 40 aos mantena su figura estilizada y un mechn rebelde de su pelo casi rojo que permanentemente apartaba de sus ojos de un profundo color verde oscuro. Era la secretaria perfecta. Solo haba que darle instrucciones concretas y someras y no haca falta controlar nada, pues realizaba siempre las cosas con criterio. Tuteaba a su jefe en privado pero delante de todos los dems se refera siempre a don Alberto, o el seor Kent, o el Director General. Alberto, no fue un hecho aislado. Recuerdo muchas otras ancdotas de estos diez aos. Como aquella vez que yo te cont que una empleada de contabilidad acababa de perder a su beb recin nacido por una enfermedad incurable. Cuando se reincorpor al trabajo esta persona, bajaste al Departamento de Contabilidad en el que trabajaba y te sentaste en su mesa, en mitad de la sala, y estuviste charlando con ella delante de todo el personal. No s si era tu intencin, pero la media hora que pasaste all hizo comprender a todos la importancia que le dabas al dolor que haba sufrido esa persona.

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Creo que exageras, y mucho, porque siempre nos hemos tenido un aprecio mutuo, no solo profesional, sino tambin como personas. Sonia segua sin contener las lgrimas. Este hombre haba sido un buen jefe y prescindir de l de esta forma le pareca injusto e incomprensible y, adems, saba que para ella supona el cierre de una etapa importante en su vida. Alberto, al verla llorar tan desconsoladamente, senta que sus propias lgrimas afloraban contra su ms enrgica voluntad, y tratando de restar emocin al momento le dijo: Sonia, dejemos de llorar, porque como entre alguien va a pensar que tenemos un lo los dos. Se serenaron. Sonia le confirm que no haba habido ningn rumor sobre su salida. Evidentemente, desde la llegada de Roland todo el mundo deca que mandaba mucho y que el jefe deba de recortarle las alas, pero nadie poda imaginarse que todo acabara con la salida del Director General. Y quin va a sustituirte? pregunt nuevamente entre sollozos, pero al ver la cara de su jefe, aadi: Mejor no me lo digas. Alberto dej a Sonia llorando en su despacho, se recompuso un poco en el lavabo y sali a visitar a un abogado laboralista que le haban recomendado. Tom un taxi en lugar de pedirle a Pedro, su chofer, que le llevara, como si ya hubiese empezado a renunciar a las ventajas de su puesto. Nunca haba pensado en cmo sera el bufete de un abogado laboralista, pero la entrada de aquellas oficinas recordaba ms a una gestora que a un bufete.

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Le pasaron enseguida a un despachito en el que no sobraba espacio para la mesa, las sillas y los montones enormes de papeles que casi dificultaban ver al interlocutor. Curiosamente, las pilas de documentos tranquilizaron a Alberto sobre la profesionalidad del abogado. ste era un hombre en la treintena y totalmente calvo que le miraba con curiosidad a travs de unos lentes sin montura. En qu puedo ayudarle, seor Kent? Tengo entendido que Jess Plaza le llam para concertar esta cita. S, pero no me dijo nada ms. Por supuesto Soy Director General de la filial en Espaa de una compaa suiza. Me han comunicado que quieren prescindir de mis servicios y quiero asesoramiento legal sobre mis derechos. Tiene un contrato de alta direccin. No, cuando ingres hace quince aos firm un contrato laboral normal y al nombrarme Director General, sencillamente se mantuvo. Creo que esto me beneficia. No es tan fcil. Es usted el Director General nico de la sociedad? Tiene poderes notariales que le permiten tomar decisiones para operaciones importantes, como compras o ventas de activos, contratacin de personal, tomar prstamos? S contest Alberto, temindose lo peor. Pues su contrato, aunque nominalmente sea normal, podra ser considerado en la prctica como de alta direccin. Hay sentencias en este sentido. Y como sabe, la indemnizacin de 45 das por ao pasara a ser de siete das por ao.

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La empresa no ha planteado eso cort el tema Alberto, que empezaba a pensar que haba sido un error acudir a aquella consulta. Pues ya tiene conseguido lo ms importante. No, lo ms importante se lo voy a contar ahora. Alberto enumer todas sus pretensiones de forma concisa pero con todos los datos. Quera una indemnizacin complementaria de 250.000 euros, adems de la que legalmente le corresponda, que el plan de acciones que tena en vigor se mantuviera con aportaciones idnticas a las del ltimo ao, por cinco aos ms, que la pliza de jubilacin siguiera siendo dotada hasta que cumpliera los 65 aos. Obvi sus peticiones de ser miembro del Consejo de Administracin y de disponer de un despacho por entender que no tenan relevancia legal. Seor Kent, le deseo que pueda usted conseguir todas esas cosas. Lo nico que puedo decirle es que si usted obtiene un euro ms de la indemnizacin legal por despido improcedente, va a tributar como renta personal en el impuesto sobre la renta de las personas fsicas. Es decir, que mis nicos derechos despus de quince aos en la Compaa como Director General me los han conseguido los sindicatos. Si usted quiere considerarlo as Hay alguna razn por la que la empresa pudiera considerar su despido procedente? Ninguna en absoluto contest rotundo Alberto. Pues eso y el contrato laboral normal son los dos puntos bsicos en su negociacin. Lo importante es que la empresa plantee que el despido es improcedente.31

Creo que usted no me ha entendido. Eso lo doy por hecho. Lo que quiero saber es si en los temas del plan de acciones y de la pliza de jubilacin hay algn aspecto legislativo o de jurisprudencia que me pueda ayudar. Podemos analizar esos dos aspectos con ms detalle. Ha habido recientemente una sentencia del Supremo sobre consolidacin de derechos adquiridos en caso de despido improcedente que puede ayudarnos. Voy a estudiarla y me pondr en contacto con usted. Por su parte, no firme ningn papel sin envirmelo antes. Alberto sali con sensacin de desnimo. La conversacin no haba sido muy positiva. El abogado se refera exclusivamente a sus derechos legales y efectivamente, segn sus palabras, hasta deba estar agradecido de que estuviesen dispuestos a pagarle la indemnizacin laboral normal y no la de alta direccin. Tena la impresin de que al abogado laboralista, en el fondo, le pareca que ya era bastante compensacin lo que estaba recibiendo, y que en su vida no haba tenido nunca ningn cliente que hubiera sacado tanto dinero como indemnizacin. De vuelta a la oficina, tomo un sndwich y una CocaCola en su despacho, intentando distraerse consultando pginas de viajes en Internet. Las posibilidades fuera de temporada eran increbles. Sonia le sac de su entretenimiento. Te esperan en el Comit. Lleg tarde al Comit por primera vez en los ltimos diez aos. l, que haba hecho de la puntualidad uno de los principios bsicos de gestin de su equipo. Haba llegado a la conclusin de que los pases o las regiones y, por qu no, las compaas que conseguan mayor progreso, eran aque-

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llos en los que la precisin formaba parte de su ms intrnseco genoma. Y la puntualidad es un elemento bsico de la precisin. Pas toda la tarde presidiendo el Comit de Direccin de la Compaa, que agrupaba a los principales directivos, y en el que se revisaba mes a mes la evolucin de todos los parmetros de gestin. Se reunan en la denominada Sala Petit, haciendo un paralelismo con la sala de la casa matriz, aunque Juan Ortega, el Director de Sistemas, iruns de toda la vida, mantena que se llamaba as en honor de Ren Petit, jugador legendario del Real Unin. Juan nunca reconocera que Petit jug tambin en el Real Madrid. Los componentes del Comit guardaban similitud con la estructura de la casa matriz. Formaban parte los Directores de las reas Produccin, Comercial, Informtica, Financiero y Recursos Humanos. Alberto estuvo all pero tena la cabeza en otro sitio. Les oa hablar pero no les escuchaba. No saba lo que estaban diciendo. Contra su costumbre no hizo ningn comentario crtico de la evolucin de cada rea de la Compaa y dej que Roland diera todas las instrucciones. Aunque procur evitarlo, su mente estaba intentando imaginarse cmo sera su nueva vida dentro de muy poco tiempo. Su vida actual era relativamente fcil de resumir. Sala al extranjero dos veces al mes y cuando estaba en Espaa acuda a la oficina a las ocho de la maana y la dejaba a las ocho de la tarde, y salvo que tuviera comida de negocios, se tomaba un sndwich en el propio despacho. Esto de lunes a viernes, los fines de semana, si no viajaban, los sbados jugaba al golf y los domingos estaba en casa y ocupaba una buena parte del da leyendo papeles de trabajo.33

Jorge Pina, el Director Financiero, acababa de terminar su informe y Alberto volvi a la realidad. Oy a Roland hacer un comentario favorable y l se limit a decir: Estoy de acuerdo. La reunin sigui montona y Alberto volvi a ensimismarse en sus pensamientos. Qu saba Roland de todo aquello? Seguramente estaba al cabo de la calle. Desde haca dos aos su contacto con Peter en Zrich haba sido permanente. Deba estar contento ahora que haba ganado la partida y le haba llegado su oportunidad. Cmo haba sido tan tonto para no ver lo que estaba pasando? Sinti una oleada de odio ante la persona que tena enfrente. De pronto le pareci irrespirable el aire de la sala y sali diciendo continuad sin m. Volvi cuando calcul que la reunin estaba terminando e hizo un comentario global favorable sobre la evolucin de la Compaa. A la salida, Jorge Pina fue al despacho de Roland y le pregunt: Le pasa algo a Alberto? Yo no he notado nada, pero pregntale a l. Tal vez est un poco cansado repuso Roland. Jorge dud un momento, pero al fin se dirigi al despacho de Alberto. Haca cinco aos que estaba en la Compaa y aunque ltimamente trabajaba ms tiempo con Roland para preparar el famoso reporting a Zrich, no olvidaba que el que le haba seleccionado y contratado era Alberto. Toc en la puerta y pas: Tienes un minuto? Me gustara preguntarte algo. Por supuesto, pasa y sintate. Alberto volvi a colgar su abrigo, que ya haba cogido para marchase.

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Alberto, llevamos muchos aos juntos y s que a ti te pasa algo. Si es un problema personal, te ruego me disculpes y olvides mi pregunta, y salgo de este despacho corriendo, pero si es profesional creo que por la excelente relacin que hemos tenido y por lo que nos conocemos, me gustara saber si te puedo ayudar. Alberto se qued en silencio unos segundos que a Jorge se le hicieron eternos. Despus y sin contestarle se dirigi a la puerta y le dijo a Sonia: Llama a todos los miembros del Comit de Direccin y que suban inmediatamente a mi despacho. A Roland ya no lo pillo porque le he visto salir hace unos minutos. Quieres que le llame al mvil? respondi su secretaria. No, avisa solo a los que estn. Alberto volvi a su despacho, donde Pina le aguardaba con inquietud, sin saber qu iba a pasar, y le dijo: Tranquilo, Jorge. Debo daros una noticia, pero creo que es lgico que estis todos. Afortunadamente, excepto Roland, todos los miembros del Comit subieron rpidamente, y se encontraban ya alrededor de la mesa de reunin del despacho de su Director General. Ya era de noche y los halgenos iluminaban con fuerza la mesa redonda de madera de raz, dejando en penumbra a los asistentes. Alberto se incorpor ligeramente, con lo que todos pudieron ver su rostro serio, cuando empez a hablar muy lentamente.

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Captulo 4

Roland

Roland entr en el despacho de Alberto sin llamar, cuando ste dictaba unas notas a Sonia, y dijo en un tono ligeramente ms alto del correcto: Has aprovechado que yo no estaba para anunciar que te ibas. Sonia, djanos, por favor. Sonia sali sin responder al buenos das que le dirigi Roland. Alberto intent serenarse para no exteriorizar la rabia que la simple aparicin de Roland le provocaba, y una vez fuera su secretaria, respondi: T no estabas, Pina me peda una explicacin y yo consider que era el momento para evitar los rumores. De todas formas t ya lo sabas, o no? Por supuesto, claro Alberto, por un momento, tuvo la impresin de que Roland poda no haber estado al tanto de la situacin exacta, y eso le produjo satisfaccin. Entonces, sal de mi despacho y tengamos la fiesta en paz. Slusche hubiera querido dar personalmente la noticia. Acabo de llamarle y me lo ha dicho.

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Pues dile que esas cosas me las diga a m. Roland se levant y sali del despacho, cuidando de no dar un portazo, pues se acord de la ltima frase de Slusche en su conversacin telefnica: Tiene usted que ser muy hbil ambos se trataban de usted cuando hablaban en alemn, debe ganarse al equipo de direccin y no molestar a Alberto, para que no nos vaya en contra. Tenga en cuenta que se juega usted su puesto.

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Captulo 5

Juan y Roco

Juan bes suavemente los labios de la mujer y se ech a un lado de la cama. Sus cuerpos yacan desnudos y sin cubrir por las sbanas de una gran cama de estilo clsico. La habitacin nmero 14 del Hotel Excelsior era su favorita. Estaba decorada en tonos suaves y el mobiliario era Luis XVI. La televisin y el minibar estaban encerrados en un discreto mueble de madera oscura. A travs de un gran ventanal que daba acceso a un balcn diminuto, vestido con gruesos cortinones descorridos, entraba difusa la luz de una media tarde de primavera. Juan encendi dos cigarrillos y le pas uno a su compaera. Era un hombre delgado con una cara de rasgos aniados, ligeras entradas en un pelo muy liso y unos ojos muy vivos que trasmitan bondad. Haca ocho meses que se haba separado de su mujer. Pas por un momento personal muy difcil, rayando en la depresin. Su trabajo se resinti. Como Director de Sistemas de ACC, estaba inmerso en un proceso de cambio que necesitaba toda su atencin. Sus colaboradores directos se dieron cuenta e hicieron todo lo posible para cubrirle, pero la situacin se prolongaba y empezaron los rumores de que algo iba mal en el rea de39

Sistemas y de que el nuevo sistema de facturacin no estara listo para la fecha prevista. Roco Gmez, la Directora de Recursos Humanos, compaera del Comit de Direccin, siempre haba sentido simpata por l. Fue ella quien le seleccion para el puesto, entre los tres candidatos que haba propuesto la firma de bsqueda de directivos Royal & Bradley. Roco se entrevist con los tres pero claramente se decant por Juan y consigui que Alberto le nombrara. Su currculo era excelente y tena experiencia en la direccin del departamento de sistemas de una sociedad de fabricacin de componentes para automviles, lo que le haca especialmente adaptado para el puesto que haba quedado vacante despus del desastre del anterior director, que haba fracasado sin paliativos, y al que Roco haba despedido siguiendo instrucciones de Alberto. Roco aspir profundamente el humo de su cigarrillo y sin volverse hacia Juan, dijo: Me pregunto la razn por la que van a echar a Alberto. T crees que realmente lo echan? No estar l preparando su salida negociada con un proyecto concreto en la recmara? Quieres decir que tiene trabajo en la competencia? No s. Puede ser eso, o iniciar algn proyecto nuevo. Ten en cuenta que si a nuestro negocio le quitas la fabricacin, se reduce a importacin y distribucin, y en eso, Alberto, no solo sabe mucho, sino que est muy bien relacionado. Guardaron silencio un buen rato. Juan se inclin hacia Roco y disfrut vindola desnuda a su lado. Aunque haba cumplido los 45 aos, tena un cuerpo bien conservado con

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piernas largas y pecho lleno. Le apret un pezn y not que reaccionaba. Su pelo castao, siempre recogido, se esparca ahora sobre la almohada, y se fij en su perfil atractivo con una nariz pequea y en sus ojos color miel, grandes y siempre interrogadores. La bes en la boca pero not que ella estaba distrada. No creo que Alberto tenga ningn proyecto dijo ella ajena a la aproximacin de su amante. Creo que lo echan porque Roland quiere su puesto y como es suizo y trabaj en la Direccin Financiera en Zrich, pues tiene buenos padrinos. T siempre has sido muy fan de Alberto pero ms te vale irte colocando bien con Roland, o lo pasars mal. Nuevamente se quedaron en silencio. Roco record la escena del da anterior en el despacho de Alberto cuando les dio la noticia. Haba quedado grabada en su mente con todo detalle. Ha sido para m un periodo profesionalmente apasionante, en el que ver cmo nuestro proyecto progresaba desde la nada me llenaba de orgullo y satisfaccin. Ha sido la culminacin de mis ambiciones profesionales haba dicho Alberto, mientras miraba una tras otra las caras expectantes de los miembros de su equipo de Direccin, que se sentaban alrededor de su mesa de reuniones y prosigui. Hace muchos aos que nos conocemos y trabajamos juntos. Constitus el mejor equipo del sector. La trayectoria de nuestra Compaa ha sido magnfica y los resultados os avalan. Si os miro uno a uno puedo recordar temas concretos en los que habis hecho una buena labor. Y despus de esta introduccin la haba nombrado expresamente: Roco ha conseguido mantener la plantilla a pesar de nuestro crecimiento y, lo que es ms importante,41

con unos principios con los que todos nos hemos visto identificados. Ha conseguido crear el orgullo de ser ACC. Roco haba sentido enrojecer sus mejillas ante las alabanzas pblicas a su labor e interrumpi a su jefe. Alberto, algo gordo te ha pasado porque en ocho aos no me habas hecho un cumplido como ste. S, es algo importante, pero antes quiero agradeceros a todos lo bien que hemos trabajado juntos. No nos tengas ms en ascuas le interrumpi ahora Jorge Pina, y dinos qu pasa. Se vende la empresa? Est bien, os lo dir: voy a dejar la Compaa. Se hizo un silencio absoluto. Juan not que Roco le dio un rpido pero fuerte apretn en su mano por debajo de la mesa. A continuacin todos preguntaron a la vez: Dnde vas?, podemos ir contigo?, cundo nos dejas?, qu ha pasado?, te vas a la competencia?, a qu te vas a Electronic Holdings?. Esperad, no me he expresado con exactitud. No voy a dejar la Compaa por propia iniciativa. Nuestra casa matriz considera que ya no soy necesario, y me ha ofrecido salir del Grupo. En estos momentos estoy negociando los trminos de mi salida, pero es muy probable que en un par de meses est fuera. Roco volvi a la realidad al notar que Juan la besaba en los labios. Alberto se va sin nada. Est destrozado, no lo notaste? pregunt a Juan mientras se apartaba ligeramente de l.42

Roco Gmez estaba casada con un hombretn simptico y hablador del que se haba enamorado porque la haca rer. No tenan hijos, y su marido viajaba mucho por su trabajo de jefe de exportaciones de una empresa de conservas vegetales de Murcia. Ella se haba centrado en su carrera profesional y su relacin con Juan se inici con una de las comidas semanales que ella propuso cuando Juan estaba pasando el trauma de su separacin. Coman juntos todos los mircoles siempre en el restaurante del pequeo Hotel Excelsior que se encontraba a diez minutos andando desde la oficina y donde no era fcil encontrarse compaeros de trabajo porque era caro. Poco a poco Roco haba conseguido su objetivo de volver a interesar a Juan en su trabajo y en aquel momento poda haber anulado estos encuentros. Pero para los dos, su comida semanal se haba convertido en el momento ms agradable de la semana. Ambos contaban los das para volver a disfrutar durante dos horas de su mutua compaa, de la charla inteligente y de las situaciones compartidas. Llevaban tres meses comiendo juntos, cuando Roco coment que el siguiente fin de semana se dedicara a los museos porque su marido estaba de viaje. Juan adelant lentamente su mano hasta ponerla encima de la de su acompaante y no dijo nada. Roco dio la vuelta a su mano de forma que las dos palmas quedaron en contacto y ambos supieron lo que iba a pasar. Cogieron una habitacin en el hotel y se entregaron a una pasin que les haba conquistado y subyugado, casi sin darse cuenta. Casi sin querer darse cuenta. Desde entonces todos los mircoles su encuentro se haba convertido en ntimo y apasionado. No me preocupa nada el futuro. Ni el mo ni el tuyo acab diciendo Roco.

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Juan, que estaba ahora distrado, pregunt: Te refieres a nosotros? pensando que tal vez era el momento de abordar el futuro de su relacin. Me refiero a lo que nos espera en la Compaa. No estoy yo tan seguro. Roland puede querer hacer su equipo dijo Juan, que no tena una qumica personal positiva con el suizo. No lo creo. El otro da me llamo Roland a su despacho y me dijo que haba analizado los sueldos del Comit de Direccin y que pensaba que necesitaban una revisin. Caramba. No estara mal, porque Alberto era un buen jefe pero era muy agarrado para los sueldos. Alberto era muy buen jefe y por lo que lo conozco lo va a pasar mal. Pero basta de charla dijo Roco mientras se inclinaba sobre Juan deslizando su mano por su vientre y terminando entre sus piernas, donde not de forma casi instantnea una reaccin.... Parece que mi amigo quiere ms guerra aadi mientras se suba a horcajadas e iniciaba un rtmico movimiento sobre el cuerpo de Juan, quien se deleit dejando resbalar sus manos por la espalda de su amante hasta apoyarlas en sus riones.

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Captulo 6

Cerrando la negociacin

Peter Slusche haba llegado a Madrid a las diez de la maana para una visita de dos das, eran las cinco de la tarde y Alberto no saba dnde estaba. Roland haba ido a buscarle al aeropuerto, haban trabajado juntos y se haban ido a comer sin decirle nada. Y esto a pesar de que a travs de Sonia le pas una nota dicindole que le comunicara sus planes para ajustar la agenda. Evidentemente, estaban dispuestos a hacrselo pasar mal hasta el ltimo momento. Es una posicin de negociacin, reflexion Alberto. Conmigo no vas a jugar, pedazo de idiota. Cogi el telfono: Sonia, avisa a Pedro que me lleve a casa. Las ltimas dos semanas haban sido un infierno. Intentando mantener el tipo dentro de la Compaa sin que se notara nada de cara al mercado, haba mantenido un incesante intercambio de e-mails con Peter. Las propuestas de las compensaciones de salida haban avanzado muy lentamente. Las conversaciones telefnicas, cuatro o cinco, haban sido sumamente desagradables. Haba detectado en Slusche un solo punto dbil. Le aterraba la idea de que pudiera ficharle alguna empresa de la competencia y que pu-

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diera arrastrar detrs suyo al equipo directivo de la Compaa. Gracias a esa inquietud haba conseguido poco a poco ir cambiando las posiciones de salida de Zrich y aproximarlas a sus intereses. Sin embargo, el proceso haba sido duro y el coste muy alto. Las dos partes haban echado sus rdagos. Cuando Peter le dijo: Si no llegamos a un acuerdo, te despedimos y te pagamos la indemnizacin de alta direccin y punto, Alberto colg el telfono. Y la amargura de la ingratitud de el que durante muchos haba considerado su jefe y su amigo, le produjo tal excitacin nerviosa que aquella noche por primera vez en muchos aos tuvo que tomar una pastilla para dormir. Al da siguiente lleg a la oficina a las nueve y Sonia le comunic que a las ocho haba ido a verle el seor Slusche. A las doce y media ste se present en su despacho. En media hora le expuso la ltima oferta de la Compaa, argumentando la generosidad en los trminos en funcin de su larga trayectoria, exigindole un compromiso de no competencia de tres aos, durante los que sera Consejero de la filial en Espaa y precisando con claridad que no haba nada ms. El acuerdo no era malo ni era bueno, se podra haber seguido negociando, pero Alberto ya no poda ms. Insisti en que hubiera una salida por la puerta grande de la Compaa y en que se cuidara al equipo que l haba construido a lo largo de los aos. Slusche, con una sonrisa en los labios, le dijo: Tu equipo ya es nuestro equipo. Alberto despidi a Slusche y se qued con la sensacin de que le robaban algo suyo, que le arrebataban su obra de los ltimos quince aos, que le haban dejado vaco por dentro. Pero al mismo tiempo sinti una enorme sensacin de relax. Era muy difcil mantener una situacin como la que haba vivido los dos ltimos meses. Ahora slo tendra que imaginarse su nueva vida.46

Captulo 7

Jos Luis

Alberto no puede ser un to tan perfecto y tan soso, porque yo he conocido muchos directores generales coazo, pero la verdad es que la mayora, aunque serios y responsables, son gente que se toma copas y tiene problemas con la parienta, les encanta echar una cana al aire y juega al golf, habla de poltica y sale a comer y algunos das se va con los amigos a jugar al mus en lugar de volver al curro y habla mal del capullo de su jefe y cosas por el estilo. Casimiro Ruiz, el director del mayor distribuidor de productos de ACC, deca esto a Jos Luis de la Mota, el Director de Negocio de la Compaa, en el transcurso de una cena de matrimonios un viernes por la noche en el restaurante El Abanico, en el kilmetro 18 de la carretera de la Corua, al oeste de Madrid. Acababan de terminar el segundo plato de una cena generosamente regada con Marqus de Murrieta, reserva de 2003, y sus respectivas esposas se haban enfrascado en una charla apasionada sobre los problemas de sus hijos ms pequeos, que haban iniciado el colegio ese mismo ao. Jos Luis haba puesto al tanto a su amigo y principal comprador de la situacin que se haba producido y de la sustitucin del Director General.

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S, yo tambin pienso que Alberto tirar para adelante y que se construir una nueva vida, y no creo que sea tan cenizo como t dices. Oye, que te lo he dicho en buen plan, a m el to me cae bien remach Casimiro, pero no debes preocuparte por l sino por ti. Jos Luis era el ms joven miembro del Comit de Direccin de la Compaa y segn Alberto, el ms inteligente. Al poco de entrar solicit insistentemente que su puesto pasara a denominarse Director de Negocio en lugar de Comercial. Yo no slo me ocupo de vender nuestra produccin, sino que lo debo hacer rentablemente. Incorporo de forma natural a mi gestin el concepto de coste de las ventas y mi objetivo es maximizar el resultado. Alberto en un principio no le hizo caso, hasta que ngel Fuentes, el Director de Fabricacin, le dijo: Con Jos Luis trabajo encantado, se acabaron las luchas sobre los precios mnimos de venta. Acordamos los escandallos de coste y no perdemos el tiempo discutiendo. Tiene el resultado como objetivo y no la pura venta. Hasta entonces, esto haba supuesto una enorme prdida de tiempo en discusiones internas, as que Alberto cambi el nombre del puesto de Jos Luis, lo que motiv a ste para desplegar an ms su ya amplia y efectiva actividad, aunque los suizos siguieron con la denominacin anterior en todas sus comunicaciones. Yo esperaba sustituir a Alberto el da de su jubilacin confes a su amigo. Quedaba mucho tiempo, pero creo que Alberto me hubiera propuesto a m.

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Caramba, caramba, no te saba tan ambicioso. Oye, y cuando apareci el tal Roland, no tendras que haber reaccionado? consider Casimiro. Por qu? A Alberto le quedaban muchos aos y el suizo poda estar de paso Claro, que me equivoqu Jos Luis record la charla que esa misma semana haba tenido con Alberto. Es verdad que te echan? Porque si tienes otro proyecto yo podra estar interesado en acompaarte le haba dicho a bocajarro. Te lo agradezco, Jos, pero desgraciadamente ni tengo proyecto ni me encuentro en forma no ya para lanzarlo, ni siquiera para imaginrmelo reconoci Alberto, y aadi: Pero t no seas tonto. Tus posibilidades en la casa estn intactas. Roland no puede prescindir de ti y no va estar para siempre con vosotros. Creo que dentro de tres, de cinco aos tal vez, pedir volver a su tierra. A m ste to me parece un morning singer, un cantamaanas, para entendernos aclar, ante la mirada perpleja de su Director General, que explot en una carcajada incontrolada a continuacin. En fin, t vers, pero juega bien tus cartas y no te precipites haba cerrado el tema Alberto. Casimiro se haba lanzado a un monlogo sobre las excelencias de su negocio que l haba multiplicado por diez en los cinco aos que llevaba al frente, desde la jubilacin de su padre, y viendo distrado a Jos Luis, le pregunt: Bueno, ya no te doy ms la brasa con mi negocio. Pero dime, t qu vas a hacer?

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No lo s, Casi. De verdad que no lo s. No me llevo mal con el suizo, es ms, creo que me tiene especial consideracin, pero la verdad es que me apetece un cambio. Hace unos meses tuve una oferta y estuve a punto de dejar la Compaa, pero ped el oro y el moro. En la prxima que reciba no ser tan exigente. Jos, to, sabes que soy tu amigo, pero lo que te voy a decir no tiene nada que ver. Si algn da decides cambiar, vente conmigo. Contigo? Se extra Jos Luis, que nunca se lo haba planteado y entendiendo, de pronto, por qu le haba estado contando con tanto detalle lo bien que iba su negocio de distribucin. Sabes cunto gan el ao pasado con mi negocio? Casimiro hizo una pausa y aadi: Ms de un milln y medio. Y no te lo digo para presumir, que no soy de Bilbao. Es la pura verdad. Si t te incorporaras podramos multiplicar por dos el volumen. Por dos, con toda seguridad. ACC es marginal en mi facturacin. Jos Luis record cmo, a sugerencia de Casimiro, fue en Espaa donde ACC empez a vender por primera vez directamente al consumidor a travs de los grandes centros comerciales, lnea que haba llegado a suponer el veinticinco por ciento de sus ventas en el ltimo ao e iniciativa que posteriormente se haba lanzado en Francia e Italia. Me ests ofreciendo un empleo? dijo sonriendo. No, te estoy ofreciendo que seas mi socio respondi Casimiro muy serio. Muchas gracias. No te digo nada, pero djame que me lo piense.50

Todo el tiempo que quieras, campen y dirigindose a las mujeres, pregunt: Habis pedido el postre, chicas? Porque no hacis ms que hablar y hablar todo el rato. Cuando volvan a casa en el coche, Jos Luis le cont la oferta de Casimiro a Paula, su mujer, y sta coment: He pasado toda la cena poniendo el odo para intentar enterarme de lo que decais, pero ha sido imposible. Cuntamelo con detalle. Una vez al tanto de la conversacin con Casimiro, dijo: Seguro que os ira bien, pero las relaciones de socios son complicadas. No te precipites. Ni que hubieras escuchado lo que me dijo Alberto respondi Jos Luis, que tena ganas de avanzar en una decisin. En tiempo de turbulencia, no hacer mudanza, deca siempre mi padre citando a san Ignacio. Con la Iglesia hemos topado contest Jos Luis, y ambos se echaron a rer. Paula admiraba a su marido y saba que le ira bien de todas maneras. Jos Luis saba que no tomara ninguna decisin sin el visto bueno de Paula. Oye, y qu te parece un baito tipo Pretty Woman al llegar a casa? propuso Jos Luis poniendo la mano entre las piernas de su mujer. Encantada, pero ahora las dos manos al volante, para que podamos llegar.

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Captulo 8

Un trapo sucio

Roco Gmez llam a la puerta de Roland Bewger y entr en su despacho. ste, concentrado en su pantalla de ordenador, le hizo un gesto de que no pasara, al tiempo que deca: Cinco minutos. Gracias. Roco sali y estuvo unos instantes en la puerta, dudando. En diez aos nunca Alberto le haba impedido entrar en su despacho, estando solo. Se decidi y baj al suyo. No voy a esperar en la puerta para que todo el mundo me vea, sera un mal precedente, pens. Media hora despus, llam a Roland y le pregunt: Puedo subir ahora? S, s, claro. Roco subi molesta con la actitud de su nuevo jefe y con la misin que llevaba. Pas sin llamar y aunque Roland no se lo ofreci, se sent en uno de los butacones de confidente. Se dio cuenta de que estaban cambiados y de que, aunque no se les notara nada raro, eran sensiblemente ms bajos que los anteriores, teniendo la impresin al sentarse de estar en un plano muy53

inferior al de la mesa. Mir a Roland, que segua abstrado en la pantalla. Tena que reconocer que era un hombre guapo. Calcul que medira por encima del 1.80 de estatura, cuerpo estilizado pero bien proporcionado, una cara cuadrada, facciones correctas, un pelo muy tupido de color trigo, peinado hacia atrs y unos grandes ojos verdes, algo saltones. Los hombres decan que pareca un sapo, pero las mujeres le consideraban atractivo. Por fin, Roland abandon la pantalla, se volvi hacia Roco y le dijo, mientras le daba una hoja de papel: Estos son los nuevos sueldos del Comit de Direccin con efecto retroactivo desde el 1 de enero. La Directora de Recursos Humanos examin los datos. Las subidas estaban entre el cinco por ciento de Juan Ortega y Jos Luis de la Mota, y el quince por ciento para Jorge Pina. Para todos los dems, un diez por ciento. Aquello confirmaba la opinin general de que Pina era el hombre de la nueva etapa. Roland iba a gestionar la Compaa como un financiero, no como un hombre de negocios. Son buenas subidas, y si gestionamos bien que no haya agravios comparativos, el equipo estar contento le dijo. Comuncalo como quieras a cada uno. Pens que querras hacerlo t. No, no, se es tu trabajo, yo tengo muchas ms cosas que hacer respondi Roland, volvindose hacia su ordenador. Perdona, Roland, pero tengo que comentarte un par de cosas. Roland, con cierto gesto de cansancio, se volvi nuevamente hacia ella.54

Venga, dispara. Roland hablaba muy bien espaol aunque con acento mexicano, ya que en realidad naci y vivi los primeros diez aos de su vida en aquel pas, en el que su padre, de nacionalidad suiza, representaba a la firma Nestl. Desde esa edad y hasta que vino a Espaa, haba estudiado y trabajado en Suiza. Lo primero que debes cuidar es recibirnos a los miembros del Comit de Direccin sin hacernos esperar en tu puerta. Es una crtica? pregunt con gesto serio. Es un consejo que como Responsable de Recursos Humanos te hago para que consigas ganarte al equipo respondi Roco con la mejor de sus sonrisas. Pongamos las cosas en claro, de una vez por todas. Yo no estoy aqu para ser amigo de nadie, sino para hacer mi trabajo y sacar la empresa adelante. Si pensis que cualquiera puede entrar en mi despacho, interrumpirme y que yo estoy obligado a atenderle, estis muy equivocados. A partir de ahora, cuando alguien quiera verme que llame y pida hora a mi secretaria. Muy bien dijo algo nerviosa Roco, as lo har saber. No quiero ser desagradable se repleg Roland, pero se acab el sistema desorganizado de funcionar tan habitual en Espaa. Algo ms? S, hay otro tema y es delicado apunt Roco, alargndole una nota interna firmada por Alberto, que an era a todos los efectos el Director General, por la que ordenaba el traslado de Sonia, su secretaria, al rea de Recursos Humanos.55

Roland se puso rgido. No puede ser, Sonia ser mi secretaria. Roco no hizo nada, como si no hubiera odo la ltima afirmacin. Sonia les haba contado a ella y a Alberto el da anterior una historia poco edificante. Haca algunos meses, Roland empez a cortejarla. Se haca el encontradizo, iba a ver a Alberto cuando saba que ste estaba fuera, le diriga piropos que con el tiempo iban subiendo de tono, y le propona insistentemente que se vieran fuera del trabajo. Ella pens que podra tenerlo controlado, pero una tarde despus de una gran insistencia, acept tomarse una Coca-Cola a la salida del trabajo para charlar, diez minutos, le haba dicho Roland. En el bar, las peticiones de Roland se fueron concretando rpidamente, hasta una propuesta directa de que podan ir en ese mismo momento a algn lugar ms tranquilo. Sonia se neg con educacin. Roland le dijo que aquella actitud podra acarrearle problemas en su trabajo y que l sera el nuevo jefe dentro de poco y que no le convena estar en malas relaciones con l. Alberto se removi en su asiento al escuchar esta parte de la historia. Sonia comprendi que aquello estaba pasndose de la raya y con toda la firmeza de la que fue capaz, que era mucha por ser una mujer de carcter, le dijo: Mira, Roland, te lo dir breve pero claro. Lo que acabas de hacer es un delito en Espaa que se llama acoso sexual. Podra ir ahora mismo a una comisara y seras detenido. Espero que ni una sola vez ms te dirijas a m, si no es en la oficina y por un tema de trabajo. Adis. Y se levant de la mesa. Desde entonces todo haba sido correcto. Al parecer haba entendido la leccin. Es ms, unos das despus se dis56

culp e intent saber si se lo haba contado a Alberto. No necesito al seor Kent en este tema, lo que s he hecho es depositar en un notario un escrito de las cosas que me dijiste para que quede constancia de la fecha y poder tener un antecedente, si alguna vez lo necesitara. Efectivamente, Sonia no haba comentado el tema con nadie, de hecho lo del escrito notarial era un farol, y dio el tema por terminado. Pero cuando unos das atrs Roland, con la mejor de sus sonrisas, haba aparecido por su puesto de trabajo para tranquilizarla y confirmarle que ella se mantendra como secretaria del nuevo Director General, Sonia se preocup y fue a ver a Roco y las dos subieron a contrselo a Alberto. La solucin a la que llegaron era aquel traslado al rea de Recursos Humanos, donde ocupara el puesto vacante por traslado a Sevilla del nmero dos del Departamento de Formacin. No puede ser, Sonia ser mi secretaria repiti Roland ante la falta de reaccin de Roco. A Alberto le quedan das como Director General y si quieres hacer el traslado ser por poco tiempo. Para m no es fcil dijo al fin Roco, con el tono ms suave que pudo imprimir a su voz pero tengo instrucciones de Alberto de decirte que si te opones al traslado o dentro de un tiempo lo anulas, l personalmente enviar un escrito a los seores Hens y Slusche adjuntando la denuncia por acoso sexual que Sonia presentara inmediatamente. As que t me dirs qu hago. Roland se qued rgido. No era as como haba imaginado las cosas. Iba a ser el primer ejecutivo de la firma y su voluntad sera ley en la Compaa. Pero ahora, en este tema, le tenan cogido y bien cogido. Le aterraba pensar en57

la reaccin de Slusche si llegara a saberse. No es que las aventuras amorosas entre colegas estuvieran perseguidas en la Compaa. De hecho, en los aos que Roland haba estado en la Direccin Financiera de la Central en Zrich, conoci muchos casos. Pero el acoso, la idea de imposicin por tu posicin jerrquica dentro de la Compaa, siempre haba sido tab y no haca mucho les haba costado el puesto a dos altos ejecutivos, que dimitieron simplemente al recibir la denuncia. En la cultura del Grupo lo realmente grave no era la imposicin y el desprecio de la vctima sino la utilizacin de la posicin en la Compaa para beneficio propio. No era un problema de moral sexual, sino de agravio al Grupo. La ofendida no era la vctima, sino la propia Compaa. Se consideraba al mismo nivel que apropiarse de los fondos de la Compaa. Roland no poda jugarse su nuevo puesto. Tena que salir del paso lo mejor posible. Est bien, es un tema menor, si quiere ocuparse de formacin, que lo haga. Tengo cosas ms importantes en qu pensar. Olvidemos este absurdo tema, Roco dijo con una sonrisa forzada. Gracias, Roland respondi Roco, saliendo del despacho, y suspirando con alivio. La verdad es que haba sido una de las conversaciones ms delicadas que haba tenido en su vida profesional. Le dio la noticia a Sonia, que dej escapar un suspiro de tranquilidad y acordaron que en cuanto Alberto no la necesitara, bajara a su nuevo puesto de trabajo. Alberto estuvo de acuerdo en que el traslado fsico se hiciera inmediatamente y en que ya le pedira l que subiera si la necesitaba. Con todo este lo la beneficiada has sido t, Roco. Vaya refuerzo has conseguido para tu rea dijo Alberto.58

Yo creo que las dos respondi Roco, dando el brazo a Sonia y sonriendo ambas como nias un da de Reyes Magos.

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Captulo 9

El Camino de Santiago

La subida al Alto del Perdn haba sido muy dura y les haba costado cerca de dos horas. Es uno de los tramos exigentes del Camino de Santiago y se encuentra a la salida de Pamplona. Alberto y su amigo Jess se encontraban sentados en una roca admirando el paisaje y disfrutando de una Coca-Cola especialmente fresca y unas galletas que haban adquirido por la voluntad a un personaje extravagante de acento indefinido que ofreca ayuda a los peregrinos con todo tipo de vituallas en una furgoneta destartalada. La temperatura agradable y la magnfica vista inducan al descanso y la charla. Jess Plaza, su amigo de siempre, su amigo recuperado, le haba convencido de hacer el Camino de Santiago. Podemos hacer el principio, saliendo de Saint-JeanPied-de-Port en Francia, atravesando los Pirineos, y luego ya veremos hasta dnde llegamos. Se dej convencer muy rpidamente porque evitaba un momento al que senta pavor: encontrarse en su casa sin nada que hacer. El Camino le permita llenar los primeros das de una situacin nueva con la que tena miedo a enfrentarse. La alegra con que Marta, su mujer, acogi la61

idea le preocup. Tal pareca que empezaba a sentir el problema de no saber qu hacer con l. Jess le haba contado la historia o el chiste de aquella casa de un prejubilado en el que la asistenta pregunta a su mujer: Seora, dnde pongo al seor para limpiar el saln?. Alberto, durante los das de preparacin del Camino tuvo la misma sensacin, aunque segua yendo cada da a la oficina en funcin del acuerdo de salida y todava le quedaban ms de dos meses. Pero cada vez tena menos sentido su presencia. Intentaba levantarse ms tarde pero es difcil despertarse ms tarde cuando los ruidos de la casa son distintos y durante treinta aos se ha sido el primero en salir. Su propia vivencia no haba sido muy distinta a la del chiste. La sensacin de constituir un estorbo, algo no habitual en la forma en la que se desarrollaban esas primeras horas de la maana en la casa, le haban hecho soportar mal no ir corriendo a trabajar. l, acostumbrado a ser un hombre agobiado, corriendo siempre de un lado a otro, con el tiempo justo para atender a las personas que queran hablar con l, para resolver y decidir los problemas sobre la marcha, de pronto se encontraba con que le sobraba el tiempo y no saba qu hacer con l. Por eso, la idea de tomarse unos das libres le encant. El Camino haba sido una solucin. Primero los preparativos, las compras del equipo, el poder contar que se tenan planes y despus lanzarse a la aventura. Unos antiguos compaeros del Banco de Jess les haban acompaado y comido con ellos el da anterior en Saint-Jean-Pied-de-Port, inicio en el lado francs del Camino de Santiago. Durmieron esa noche en ese pueblecito de frontera que ha guardado muy bien el sabor medieval de su poca de esplendor. A la maana siguiente se pusieron en ruta a las nueve de la maana. El inicio es muy62

duro. Una cuesta empinada constituye los cinco primeros kilmetros de la jornada. Cuando consiguieron superarla eran ya las once y Alberto por unos momentos temi no dar la talla. Se puso con nimo de nuevo en marcha despus de unos minutos en una fuente en la que rellenaron las cantimploras. Ahora en su cuarta etapa, se consideraba ya un experto y no le asustaba el esfuerzo, porque haba aprendido tambin a regular su esfuerzo, a dosificarlo con cabeza. La excitacin de la aventura le haba hecho olvidar rpidamente sus problemas. El Camino de Santiago se converta a sus 54 aos en un reto, y en una forma de vivir distinta. Adems, Jess siempre haba sido un amigo excelente. Era un hombre que atraa por su solidez, propia de las personas que saben lo que hacen y tienen criterio para afrontar todas las situaciones. Tenan la misma edad, pero Jess gozaba de una forma fsica envidiable, producto de su esfuerzo diario de cultivar su cuerpo despus de abandonar el Banco. Es cierto que los ltimos aos, muchos ltimos aos, haban estado ms distanciados. No es fcil cultivar las amistades cuando se tiene una fuerte presin de trabajo y cuando cada vez ms, Alberto se haba acostumbrado a salir los fines de semana. Invitaciones, excursiones, caceras o pequeas escapadas para intentar aprovechar algo el velero en el que gastaron mucho dinero e invirtieron muchas ilusiones y que tan poco haban usado despus. Esto haca una vida totalmente llena de actividad y que era difcil compaginar con la charla reposada con los amigos. Sin embargo, su amistad con Jess haba prevalecido. Se conocieron en el colegio y coincidieron en la universidad, por lo que a pesar de los aos en los que haban mantenido menos contacto, seguan teniendo ese nivel de confianza que permite hablar de todo con un amigo. Haban ido viviendo las etapas de la vida al63

mismo tiempo, lo que siempre les haba dado una comunidad de intereses. Las notas en el colegio, sacar los cursos en la carrera, las primeras novias, los primeros trabajos, el dinero, la progresin profesional, los hijos, la culminacin de una carrera y el vaco final con la salida. S, la prejubilacin de Jess que se haba producido tiempo atrs, ahora les aproximaba de nuevo en cuanto a sus preocupaciones y objetivos al ponerlos en una situacin similar. Jess era algo ms alto que Alberto, aunque no lo pareca porque era un hombre de anchos hombros y toda la vida haba tenido una cierta tendencia a la obesidad. Conservaba a sus 54 aos todo su pelo sin canas, lo que le daba un aire ms joven, sobre todo desde que se haba centrado en cuidar su forma fsica y casi haba conseguido eliminar totalmente su vientre voluminoso. Corra casi todos los das, y asista a sesiones de entrenamiento tres veces a la semana. No dejes de hacerlo haba recomendado a Alberto, es una de las cosas ms importantes de esta nueva etapa. Te hace sentir tu cuerpo, cosa que nos ha sido imposible en todos los aos en que nuestra vida giraba alrededor del trabajo. No creo que sea capaz de correr. Me dan miedo las rodillas argumentaba Alberto a la defensiva. Si yo puedo hacerlo, t con 15 kilos menos sers un magnfico corredor de fondo. Sin alharacas ni machadas. Corriendo por el placer de correr. Te conozco y dentro de un par de aos estars corriendo carreras populares. Por ejemplo, la San Silvestre Vallecana, el 31 de diciembre. Jess era una persona reflexiva y observadora que pareca siempre ver un poco ms all que los dems. Alberto

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respetaba lo que l llamaba los silencios de Jess, durante los cuales poda hablrsele de cualquier tema sin tener la seguridad de que escuchaba. Horas despus, como si hubiera madurado lo que quera decir, contestaba con una reflexin magnifica: un hallazgo. Alberto lo conoca bien y no se senta molesto con aquellas ausencias. En el fondo lo admiraba como hombre de criterio, y en esta nueva etapa estaba pendiente y casi dependiente de su amigo. Empezaba a entender que su vida anterior haba estado sumida en una tormenta perfecta, esa que evita plantearse preguntas, y que en la nueva etapa deba no slo hacerse muchas preguntas, sino tambin procurar encontrar las respuestas. Disfrutando de la brisa fresca en el rostro, Alberto aprovech el descanso para quitarse las botas y los calcetines y revisar cuidadosamente cada una de las rozaduras y ampollas que tena en los pies. A pesar de las recomendaciones, y de las compras tericamente adecuadas, no haba podido evitar tener los pies machacados. Jess le observaba y le daba consejos para proteger las zonas con rozaduras con unas tiritas plsticas que hacan maravillas. Desde que salieron, Jess se haba mostrado alegre y animado, dndole consejos permanentemente para afrontar mejor el esfuerzo del Camino y escuchando atentamente las reflexiones y los problemas que le planteaba, siempre con una sonrisa cmplice de compresin y con algunos comentarios cortos que en su estado de avidez, a Alberto le haban parecido autnticos descubrimientos. Cuando atravesaron los Pirineos, Alberto coment que le gustara ver su futuro con la claridad con que se divisaban las cosas desde all arriba y no como lo perciba en ese momento,

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como un profundo precipicio, un oscuro tnel ante el que se senta indefenso. Cmo ser ahora mi vida? Para qu sirvo? De pronto me he dado cuenta de que s hacer muy pocas cosas prcticas. Una y otra vez en las largas horas de marcha, Alberto dejaba escapar sus miedos. Qu utilidad tiene un general sin soldados? Siempre he sabido hacer, pero sera un psimo Robinson Crusoe. Jess normalmente escuchaba sin responder, dejando que su amigo fuera soltando todo su lastre. En una ocasin, despus de unos minutos de silencio en los que slo se perciba el jadeo de sus respiraciones, y cuando ya Alberto pensaba que no iba a contestar, le dijo: Tu problema es que slo miras hacia atrs, quieres aferrarte a lo que ya no tienes, quieres construir el futuro lo ms parecido posible a tu pasado. Tal vez te ayudara una frase que he ledo en algn sitio: piensa que hoy es el primer da del resto de tu vida. Despus de aquello caminaron mucho tiempo en silencio. Prcticamente no intercambiaron palabra hasta llegar al final de su tercera etapa. Por las noches, antes de dormir, Jess escriba en un pequeo cuaderno. La noche anterior, en un hostal de Pamplona, Alberto le pidi que le dejara leer su diario. No es un diario, son pequeos relatos, pero si te interesan, aqu los tienes le dijo, tendindole la libreta. El primero se refiere a la misa del Peregrino que omos en Roncesvalles, te acuerdas? Cmo no me voy a acordar! Despus de estar todo el da sin comer

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Perdona. Eso fue un fallo mo. No saba que en todos los Pirineos no haba ni un chiringuito en el que nos dieran algo de comer. Lo peor fue cuando al llegar al hotel de Roncesvalles nos dijeron que la cena no se serva hasta que terminaba la misa del Peregrino. Qu hambre! Pues sobre esa misa es. Alberto se recost en su cama y con gran curiosidad empez a leer las notas de Jess. LA CONVIVENCIA DE LOS SANTOS La sala estaba en penumbra, los bancos crujan levemente cuando la gente se sentaba, y eso era lo nico que rompa el silencio que llenaba el enorme espacio hasta la bveda. Haca un buen rato que se acabaron los arrulladores rezos, y la sala ya casi llena esperaba el inicio de la misa del Peregrino, la que da inicio a la larga marcha de ms de ochocientos kilmetros que conduce de la frontera francesa a Santiago. Empezaron a entrar en fila los monjes del monasterio de Roncesvalles. Vestidos con sus amplios hbitos blancos, que la moda no ha conseguido cambiar desde la Edad Media, representaron bien la imagen que debe tener un monje. Majestuosos, sin altivez ni soberbia, fueron colocndose en semicrculo alrededor del altar de cara al pblico.

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En el momento de situarse, uno de ellos cedi ostensiblemente el sitio ms prximo al centro, en el que se haba situado el padre abad, al monje que le segua. Fue un gesto nimio, y, sin embargo, no pude apartarlo de mi pensamiento durante toda la ceremonia. Cmo era la convivencia de aquellos ocho hombres santos en aquel apartado lugar, en plenos Pirineos y con largos meses invernales, en los que la nieve les mantendra aislados? Empec a observarlos con ms atencin, no como un magnfico conjunto de hombretones buenos que con sus recias voces llenaban el alma de sosiego, sino como individuos con personalidad propia. El abad, el ms menudo, estaba claramente por encima de los dems, y no participaba en las rencillas y fobias, cosa fcil de hacer cuando la autoridad no es discutida y se asume con facilidad el papel conciliador. Con todo, algunas miradas de dulce reprobacin y un deje de cierto cansancio en la voz presagiaban que el rebao estaba prximo a terminar con su paciencia. El monje que se haba visto ceder el sitio de honor, era un claro aspirante a la sucesin. Haba agradecido con un leve gesto de cabeza la atencin recibida, y ahora atenda solcito al oficiante, pero erguido de tal manera que en algn momento caba pensar que pudiera caerse hacia atrs. La lectura la hizo l mas joven, un hombre en la cuarentena, casi calvo y con esa recia gordura y corpulencia que se agradece en un monje porque nos ratifica en la idea que tenemos de lo que debe ser un monje. Ley bien, con ritmo y diccin perfecta, pero haba algo de engolamiento en la

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voz, o slo era su deseo de trasmitir aquellos bellos pensamientos de la forma ms persuasiva? Observ al grupo y pude notar una cierta crispacin en el segundo monje por la izquierda, el que haba cedido el paso, que sin duda aceptaba la precedencia del monje erguido, pero no la de aquel novato engredo. A la derecha del prior, un monje bajo y delgado, con poco pelo a los lados de la cabeza y ninguno sobre ella, atenda ceremonioso las necesidades del oficio religioso y con expresin de paz, no pareca tener ningn problema de relacin con los dems, tal vez porque a pesar de su puesto de privilegio, no mostraba ninguna ambicin de suceder a su superior. A su lado un monje ms alto que l, con nariz afilada y ojos saltones, disfrutaba luciendo su voz fuerte y profunda que claramente destacaba en los cnticos de los salmos, y que el monje ms joven no consegua igualar a pesar de sus claros esfuerzos. En ambiente de recogimiento y devocin, la misa haba terminado, y el superior nos dio su bendicin, pero anunci una bendicin especial a los peregrinos, a los que nos pidi que nos aproximramos al altar. El monje a la derecha del prior, el que pareca sobrevolar sobre las rencillas de los otros, avanz entonces y ocup el lugar en el centro del altar, mientras, el resto, se mantena en semicrculo al fondo. Nos dijo que desde tiempo inmemorial en aquel monasterio se bendeca a los peregrinos con una frmula incambiada, anunci que en la sala haba peregrinos de ocho nacionalidades y de diez regiones espaolas, y a continuacin dio la bendicin en espaol, pero sigui en francs, en ingls, en alemn, en italiano, en cataln, en vasco y en gallego.69

Esta larga ceremonia fue soportada como una penitencia por el monje erguido, el claro sucesor, que deba conocer menos lenguas. Pens que su posicin estaba comprometida porque tambin cantaba peor que el monje de la nariz afilada, y lea con menos claridad y sentimiento que el monje joven. Termin el acto y, como entraron, los ocho monjes desfilaron por delante del altar. En aquel momento pens que aquellos ocho seres se estaban haciendo merecedores del paraso, y no por sus renuncias, sino porque el infierno de la convivencia los purificaba. Al terminar de leer, Alberto le dijo: O eres muy buen observador o tienes una gran imaginacin porque yo no vi nada de lo que aqu dices, y hemos estado en la misma ceremonia. En cualquier caso me parece un relato muy deprimente. Jess respondi con voz adormilada: T tenas demasiada hambre para ver nada. Ya lo comentaremos. Se dio media vuelta y se dispuso a dormir. De eso haca tres das. Dejaron atrs el Alto del Perdn, y ya haban olvidado el sonido molesto de las enormes hlices de los molinos que aprovechan la energa del viento, cuando despus de un buen rato, andando, Jess rompi el silencio. Me dijiste que el relato sobre la convivencia de los monjes de Roncesvalles te haba parecido deprimente. Llevo un rato pensado en ello. Creo que lo que es autnticamente deprimente es vivir en medio de la agitacin permanente que hace que la vida se te escape entre los dedos70

como el agua. Lo que nos hace hombres es buscar la felicidad, pero buscarla conscientemente. Los monjes han buscado ese sentido y lo han encontrado, con todas las dificultades o con la satisfaccin de luchar por lo que consideran importante. Cambiando de tema aadi: Y ahora sigamos, que nos queda un buen trecho hasta Puente la Reina. La bajada del Alto del Perdn fue dura, llena de guijarros, y la hicieron en silencio. Alberto tena una pregunta en la cabeza pero no encontraba la forma ni el momento de plantearla. Cuando ya se divisaba a lo lejos el fin de su etapa, pregunt a su compaero: Oye, Jess, y t has encontrado ese camino hacia la felicidad del que hablas? Todava no fue la respuesta, pero me preocupo por encontrarlo todos los das. Me digo que soy un privilegiado, sin problemas econmicos, ni de salud, an soy joven, tengo una familia maravillosa y slo me falta encontrar el proyecto que d sentido a todo.

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Captulo 10

El fracaso de Akim

Al tiempo que Alberto volva a Madrid de su Camino de Santiago, que haba recorrido hasta Burgos, un joven senegals llegaba a Akounde, su pueblo natal, cabizbajo y derrotado despus de haber intentado la aventura de llegar a Europa. Akounde es un pueblo grande situado en la regin de Kolda en el corazn de Senegal. Est a unos cinco kilmetros de la carretera que recorre el pas de norte a sur y desemboca en la gran arteria que atraviesa el pas de oeste a este hasta llegar a la capital, Dakar, en la costa. El pueblo est compuesto de pequeas casas, ms bien chozas, muchas cubiertas de grandes hojas de plataneros, algunas otras con tejados de hojalata herrumbrosa. El clima es tropical con dos sesiones: lluvia y sequa. La temperatura es clida prcticamente durante todo el ao, aunque en la poca de sequa puede hacer mucho calor. La economa se basa en una agricultura de subsistenc