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LUIS ENRIQUE OROZCO SILVA EL DISCURSO FILOSOFICO y SU FUNCION ENUNCIATIVA "Porque la historia de la filosofia nO es otra cosa que el desarrollo mismo de la filosofía". ( Hegel, Lecciones sobre historia de la filosofia). Desde hace mucho tiempo hemos tenido la impresión de que el ejercicio profesional de la filosofía en el pais es más la práctica de un oficio, el cumplimiento de una tarea delegada al filósofo profesional por la sociedad, a través de las instituciones culturales, que el ejercicio de una vocación. La "normalización" del trabajo filosófico de que hablaga F. Romero, nO significó un cambio de rumbo en el quehacer filosófico, sino más bien un mayor reconocimiento de su importancia y por lo mismo el otorgamiento de un mayor espacio para su ejercicio, con la consecuencia beneficiosa -desde luego- de una profesionalización de sus estudios. Guiados por esta impresión, nos fuimos interesando paulatinamente por el desarrollo de la filosofía en Colombía a través de estudíos monográficos exístentes, algunos hechos por historiadores no-filósofos, quienes desde su perspectiva -casi única- nos describieron los períodos, corrientes, autores, textos más usados, adoptando el mismo 101

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  • LUIS ENRIQUE OROZCO SILVA

    EL DISCURSO FILOSOFICOy SU FUNCION ENUNCIATIVA

    "Porque la historia de la filosofia nO es otracosa que el desarrollo mismo de la filosofa".( Hegel, Lecciones sobre historia de lafilosofia).

    Desde hace mucho tiempo hemos tenido la impresin de que elejercicio profesional de la filosofa en el pais es ms la prctica de unoficio, el cumplimiento de una tarea delegada al filsofo profesional porla sociedad, a travs de las instituciones culturales, que el ejercicio deuna vocacin. La "normalizacin" del trabajo filosfico de que hablagaF. Romero, nO signific un cambio de rumbo en el quehacer filosfico,sino ms bien un mayor reconocimiento de su importancia y por lomismo el otorgamiento de un mayor espacio para su ejercicio, con laconsecuencia beneficiosa -desde luego- de una profesionalizacin desus estudios.

    Guiados por esta impresin, nos fuimos interesando paulatinamentepor el desarrollo de la filosofa en Colomba a travs de estudosmonogrficos exstentes, algunos hechos por historiadores no-filsofos,quienes desde su perspectiva -casi nica- nos describieron losperodos, corrientes, autores, textos ms usados, adoptando el mismo

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  • criterio de periodizacin que se sigue para el estudio de la historianacional!1/.

    Si la historia de la filosofia no es otra cosa que el desarrollo mismo dela filosofia, sta es imposible de reconstruir en su ritmo racional si anno ha tenido lugar. Quiz en ello radique la imposibilidad de unaverdadera historia de la filosofia en Colombia. "Filosofa defectiva"como lo seala Salazar Bondy, la filosofa en Amrica Latna posee losmismos periodos de desarrollo, ha estado vinculada sempre a unadeterminada rea de actividad cultural, a la teologia, a la ciencianatural, a la literatura y en el presente con las ciencias naturales, lalgica y las ciencias sociales, siempre influida por "filosofiasnacionales" europeas o anglosajonas. Sin una tradicin culturalverncula, pues el pensamiento indgena no ha sido incorporado alproceso de la filosofa hispanoamericana. Ms que una historia de lafilosofia tenemos narraciones del proceso de la filosofia europea enAmrica hispano.india.

    Mirar esta historia es un poco ingrato. Ella parece indicar quefilosofar en estos territorios es adoptar un "ismo" extranjero, essuscribir determinadas tesis preexistentes, adoptar una comprensindeterminada de un gran Autor, o repetir lo ms fielmente posible losautores de mayor resonancia. Parece que nuestra pasin especulativaquedar anonadada en el clido seno de la ltima teora de moda quenos llega -hoy ms rpido que ayer- de los grandes centros:Heidelberg, Pars, Colonta, Oxford, Leipzg, etc. Quiz esto explique lacarencia de una tendencia metodolgica, cualquiera fuese ella; el pathosespeculativo se agota en las exigencias de la exposicin con finesdocentes y en la formulacin no tcnica de las doctrinas (Conferencias yvarios... ). Quiz todos estos aspectos juntos -y ojal me equivoque alsealarlos- explican el distanciamiento entre quienes practican lafilosofia y la realdad de la comunidad en que vvimos; el desfase que

    /1/ Vase a este respecto, Jaramillo Jaime, La personalidad histrica de Colombiay otros ensayos, Instituto Colombiano de Cultura, Bogot, 1977, pp. 135153. SalazarBondy Augusto, Existe una Filosoffa de nuestra Amrica? Ed. S. XXI, Mxico, 1968,pp. 1444; Leopoldo Zea, De la historia de las Ideas a la filosoffa de la historiaLatinoamericana. Cuadernos de Joaquin Mortiz, Mxico, 1974, pp. n-31; EnriqueDussel, "La filosofa de la liberacin en Argentina: irrupcin de una nueva generacinfilosfica" ,en: Ardao y otros: La filosofia actual en Amrica Latina, Grijalbo, Mxico,1976, pp, 55-62; Leopoldo Zea, Dependencia y liberaci6n en la cultura Latinoamericana,Cuadernos de Joaqun Mortiz, Mxico, 1974, pp. 32-47, Para mayor bibliografia vase:Luis Enrique Orozco Silva, La filosofa en Amrica Latina. (Aproximacin al problema),Universidad de los Andes, Bogot, 1979.

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  • perciben los mismos estudiantes entre los contenidos de la docencia ylas exigencias de la vida e, inclusive, entre lo que decimos en la filosofay lo que hacemos en la prctica.

    La conciencia de esta problemtica, tan escuetamente expuesta, sefue convirtiendo en obstculo epistemolgico y en desmotivacinintelectual para emprender un estudio de la filosofa de corte tradicionalque no seria ms que una historiografa de nuestra "filosofa defectiva".

    Emprendimos otra tarea consistente en visualizar una relacinespecifca, a la luz de la cual - y comprendida esa relacin- podriasedesenredar el ovillo implicado en el desarrollo de la filosofa en el pais.Tal relacin la expresamos en una hiptesis de trabajo: Toda sociedadest atravesada por relaciones de poder mltiples que la caracterizan ydefnen, yen ella la filosofa, como prctica discursiva, es la voluntad depoder en su forma intelectual.

    1. Hacia una economa del poder

    Desde el momento de la integracin de la identidad orgnica en laidentidad representativa, en el inicio mismo del proceso hominizante,surge la posibilidad -para el hombre- de crearse su propio mundodentro de una esfera muy amplia de posibles. La lgica funciona dentrode ese espacio y tiene que ser operativa dentro de l. La lgica es laexpresin de la coherencia de las posibilidades de re-presentacin de unsistema, su centricidad. Podemos hablar de una lgica de lo humanoque fue surgiendo en la medida en que el campo de lo posible solo seriareal con la mediacin de nuestra representacin del mismo. De estamanera nuestra representacin de la realidad se hace creadora de larealidad. Y por ello nuestra realidad humana es no solo un sistemauto-poitico sino, y al mismo tiempo, auto-notico. La lgica seconvierte en estrategia del sistema, en tctica de coherencia. Y encuanto tal facilita el hacer coincidir la libertad de eleccin en lasrespuestas, con las exigencias del sistema, o lo que es lo mismo, con sucentricidad. La lgica puede entenderse entonces como una dinmicareguladora entre orden y obediencia. Toma la forma de un orden queexige obediencia a cambio de otorgar seguridad y de esta manera laaleatoriedad queda reducida mediante tcticas interpretativas que seagencian a travs de "conceptos programas", mediante los cuales secanaliza la accin de los individuos y de los grupos y se posibilita la

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  • domesticacin necesaria para evitar o reducir al mximo el margen deerror dentro del sistema/2/.

    Pues bien, en el intersticio de este binomio orden/obediencia surge elpoder como un hecho humano que permeando todo el espacio, eliminatoda ambiguedad mediante el predominio de conceptos-programas atravs de los cuales convierte en "nomos" la centricidad del sistema,despojndola de toda subjetividad y convirtindola en forma neutra ypblica: la ley.

    Ritos, mitos, ciencia, filosofia, no son acaso formas de codificacinde la experiencia, maneras propiamente humanas de fijar "bloques deexperiencia", formas de tematizacin justificativas? No contribuyentodas ellas a constituir una "voluntad de verdad" que consciente de simisma se expresa como "filosofa"?

    Si ello es asi, no hay arbitrariedad alguna en la relacinfilosofapoder sino ms bien en la negacin de esta relacin.

    Las relaciones de poder que permean toda sociedad ponen en juegoreglas que obedecidas producen discursos de verdad. Qu tipo de poderes aquel que puede producir discursos de verdad, dotados de efectos tanpoderosos? Para responder habra que poner la mirada en lasextremidades del poder, en sus formas e instituciones ms regionales;all "donde saltendo por encima de las reglas de derecho que loorganizan y lo delimitan, se extiende ms all de ellas, se inviste eninstituciones, adopta la forma de tcnicas y proporciona instrumentosde intervencin material, eventualmente, incluso violentos"/3/. Habraque mirar el poder para entender cmo funciona en l el proceso desometimiento. Ver la manera como circula, de una manera reticular,hasta el punto de hacer del individuo un efecto de poder, convirtndoloen vehculo suyo. Slo despus se podra ascender hasta el anlisis delas formas de dominacin global. Naturalmente que esto implicatrabajar con un concepto del poder como un elemento estructural delorden social que se construye y funciona a partir de poderes y de efectosde poder. Como una realidad coextensiva al cuerpo social que obedece aformas mltiples de prohbicin que generan un mbito de dominacin."Esta dominacin se organiza en una estrategia mas o menos coherente

    /21 Este razonamiento recoge la tesis planteada por el profesor Jos Lorite Mena,El Animal parad6jico,' fundamentos de antropologia filosfica, Alianza Editorial,Madrid. 1982, pp, 381511.

    /31 M. Foucault. Microfisica del poder, Ed. La piqueta, Madrid, 1980, p. 142.

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  • y unitaria; los procedimientos dispersos, heteromorfos y locales depoder son reajustados, reforzados, transformados por estas estrategiasglobales, y todo ello coexiste con numerOsos fenmenos de inercia, dedesniveles, de resistencias ... se trata de una produccin multiforme derelaciones de dominacin que son parcialmente integrables enestrategias de poder de conjunto"/ 4/.

    E n esto consiste la "economa del poder" y ella implica una economadel discurso. Es decir, que para subsistir, el poder necesita poner encirculacin un saber, una representacin de s, que exprese sucentricidad, su lgica, que llame a la obediencia requerida, que expresesu voluntad de verdad. De esta manera el poder -por la mediacin delsaber- construye discursos de verdad; en tal sentido, uno se sienteobligado a producir la verdad desde el poder que la exige y que lanecesita, y al hacerlo, transmite y empuja efectos de poder.

    Ahora bien, si a toda economa del poder le corresponde (imbricacin)una economa del discurso verdadero, no es arbitrario pensar que eldiscurso filosfico, es decir, sus objetos, modalidades enunciativas, susconceptos y elecciones temticas, poseen una positividad que seinscribe dentro de la economia del poder vigente en una sociedad.

    El discurso filosfico, su produccin, circulacin, transformacin ydesaparicin est regido por unas estrategias que vehiculan unavoluntad de verdad que l contribuye a crear y a mantener; o bien, ahacer desaparecer. La prctica discursiva filosfica es en tal sentido unaprctica significativa. Una prctica discursiva susceptible en cuanto talde ser analizada.

    2. Hacia una economia del discurso.

    En toda sociedad la produccin del discurso es controlada,seleccionada, organizada y distribuida mediante un cierto nmero deprocedimientos cuyo papel es el de conjurar los poderes y peligros,dominar el hecho aleatorio, y esquivar la pesadez y materialidad deldiscurso. Para ello se conforman dos sistemas de exclusin, uno internoy otro externo al discurso/51. En este ltimo podemos, a su vez,designar en primer lugar la prohibici6n como mecanismo que establece

    /4/ lb. pg. 171.

    151 En este acpite seguimos los planteamientos de M. Foucault, en: L' ordre dudiscours, Gallimard, Paris, 1971; La verdad y las formas jurdicas. Ed. Gedisa,Barcelona, 1980; Un dilogo sobre el poder, Alianza editorial, Madrid, 1981.

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  • un tab del objeto, un ritual de la circunstancia y un privilegio delsujeto que habla. No todo el mundo puede hablar lo que quiera, encualquier lugar y bajo circunstancias totalmente arbitrarias. Undeterminado manejo del binomio verdadero Ifalso, de manera que deentrada es posible el rechazo de un discurso en un mbito determinado.Se prohibe su circulacin, se le condena al poder de las tinieblasexteriores; o por el contrario, se le acepta sin cuestionamiento algunosobre su legitimidad. Estos dos mecanismos se hacen expresin de lavoluntad de verdad vigente, la cual por ello mismo se convierte enmecanismo de exclusin, se asienta en las instituciones e impone a losindividuos, en su fuero interno, una perspectiva, una funcin y hastauna posicin. La socializacin se torna de esta manera un proceso dedomesticacin, de acomodamiento y a travs de ella la voluntad deverdad controla la parte del discurso que tiene relacin con el poder ycon el deseo.

    Fuera de estos mecanismos mencionados existen otros que juegan elpapel de principios de clasificacin, de ordenamiento, y de distribucincon el objeto de dominar el aspecto de "acontecimiento" y de azar deldiscurso. Entran en accin, por lo tanto, en el interior mismo deldiscurso, a saber: el comentario, que a la vez que abre el texto lo cierra yde esta manera controla la circunstancia de su reaparicin; el autor, omejor, la funcin del autor, en cuanto principio de agrupamiento deldiscurso, como unidad y origen de sus significaciones, como fuente desu coherencia. No se trata en ningn caso de la persona del escritor, sinode su funcin, la cual limita el azar a travs de una identidad que tomala fuente de la individualidad y del Yo (Autor).

    Al comentario y al autor como mecanismo de control interno deldiscurso, debemos agregar an el llamado principio de la disciplina,entendida como un dominio de objetos, un conjunto de mtodos, uncuerpo de proposiciones consideradas verdaderas, un juego de reglas ydefiniciones, de tcnicas y de instrumentos, una especie de sistema quepermite albergar o no en su seno una proposicin como perteneciente ala disciplina en cuestin.

    Cada proposicin debe cumplir unos requisitos para ser aceptable yaceptada. Para "estar en la verdad". Cuando estos no se dan, slo esposible hablar desde una especie de "exterioridad salvaje", sinobediencia a las reglas de la "policia discursiva". La disciplina es puesun control de produccin del discurso.

    Debemos mencionar asi mismo otros mecanismos que operan en elinterior de la sociedad y a travs de los cuales se logra un control sobre

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  • el acceso al discurso cuya finalidad es determinar las condiciones depuesta en accin del mismo e imponer a los individuos un nmero dereglas para acceder a l, entre otras las siguientes:

    El ritual. Este define los gestos y comportamientos apropiados, elconjunto de siguos que deben acompaar el discurso. La sociedad dediscurso, en la cual quienes lo producen, como los antiguos rapsodas, lohacen accesible a solo unos grupos; ella posibilita una especie deapropiacin en secreto del discurso. Las doctrinas (religiosas, politicas ofilosficas) que delimitan el nmero de los individuos que hablan, bajola condicin de que para hacerlo acepten unas mismas verdades y unasmismas reglas en conformidad con los discursos que se consideranvlidos. Finalmente, nos queda por mencionar la apropiacin social deldiscurso, la cual se logra de manera eficaz a travs de la educacin.

    El reconocimiento de estos mecanismos impone un virajemetodolgico en el anlisis del discurso, si aceptamos poner en tela dejuicio nuestra voluntad de verdad, restituir al discurso su carcter de"acontecimiento" y acabar con la soberana del significante. De aquque se haga necesario lanzar la dinmica de la sospecha sobre losprincipios que segn la tradicin unifican el discurso (autor, ladisciplina, la voluntad de verdad) para ver en ellos ms bien figuras derarefaccin del discurso. Que los discursos se consideren como prcticasdiscontinuas que se cruzan, se yuxtaponen, se iguoran y se excluyen.Que cuando se aborde un discurso no se busque en l un ncleo oculto, oalgo que le subyace, sino que busquemos en l las condiciones externasde su posibilidad de existencia. Y que finalmente, aceptemos que noexiste una providencia pre.discursiva; que en cierta forma el discurso esuna 'violencia que hacemos a las cosas'l.

    Por esta razn el anlisis se basa en cuatro nociones que secontraponen una a una a las aceptadas tradicionalmente: acontecimiento/ creacin, serie/unidad, regularidad/originalidad y condicin derealidad/significacin.

    En sntesis, se trata de analizar el rgimen material del discurso, queno se agota en ningn esfuerzo de totalizacin conceptual y a travs delcual podemos asir toda prctica significativa COmo "acontecimientodiscursivo".

    3. La filosofa como prctica discursiva y su funcin enunciativa

    La pregunta por el objeto de la filosofa remite a la pregunta por elreferencial del discurso filosfico. Y ste no es uno solo sino mltiple.

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  • As por ejemplo: el hombre, la sociedad, la verdad, el conocimiento.Estos referenciales no poseen una realidad objetiva diferente a la que le 'otorga el discurso mismo. El discurso sobre estos objetos pretende decirla verdad ltima sobre ellos.

    Esta dispersin del objeto plantea la pregunta por la unidad mismadel discurso filosfico. Usualmente se ha considerado que el objeto, lamodalidad enunciativa" los conceptos y las elecciones temdticasconfiguraban la unidad del discurso. Sin embargo, en el caso deldiscurso filosfico, podemos observar que al igual que sucede con elobjeto, tampoco ha sido constante la modalidad enunciativa, ni losconceptos, ni las elecciones temticas. Es posible pensar en la existenciade un sistema que rige su reparticin. Tampoco el "Autor" o la "Obra"son criterios de unificacin del discurso puesto que el menor anlisis delos mismos nos sacan de ella a otros titulos u obras diferentes,extrafilosficas.

    Al abordar, pues, el discurso filosfico nos encontramos frente a unamasa documentaria que nos interesa como monumento de loefectivamente dicho, sin perder de vista que la razn misma por la cualtodos ellos han sido unificados como "filosofia" deber ser aclarado enel anlisis.

    El desplazar los criterios de unificacin del discurso filosfico nosignifica el que los reemplacemos por otros de orden psicolgico: laintencin del autor, la forma de su intelecto, el rigor de su pensamiento,los temas que le obsesionaban o el proyecto que atraviesa y dasignificacin a su proyecto terico. Se tratar de identificar losenunciados, captar la relacin que guardan entre s y con otras prcticasextradiscursivas (red institucional en la que se inserta el discurso). Lafilosofa se considerard como una prdctica discursiva cuyo sistema dereglas es posible describir.

    Si se logra asir el sistema de dispersin entre los enunciados y definiruna regularidad entre los objetos, los tipos de enunciacin, losconceptos y las elecciones temdticas, podramos llegar a tematizar laformacin discursiva filosfica (sin llamarla ciencia, o ideologa, oteora... ).

    Sus reglas de formacin son las condiciones a que estn sometidos loselementos de esa dispersin (Objetos, modalidades enunciativas,conceptos y elecciones temticas). Estas reglas son, a su vez, lascondiciones de su existencia (aparicin, conservacin, modificacin ydesaparicin) .

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  • 3.1. Anlisis de la formacin discursiva

    A. Reglas que rigen la formacin de los objetos

    Si la estructura de la prctica discursiva nos remite al anlisis de losobjetos, de las modalidades enunciativas, de los conceptos y de laselecciones temticas, una vez puestos en suspenso los criteriostradicionales de unificacin del discurso, podemos proceder al anlisisde cada uno de estos elementos con el fin de describir la formacindiscursiva en cuestin/6/.

    Esta formacin tiene su origen (desde el punto de vista de laformacin del objeto) en el conjunto de relaciones establecidas entretres instancias diferentes: las superficies de emergencia, las instanciasde delimitacin y las rejillas de especificacin.

    a. S. de emergencia. Dnde surge el discurso, en qu lugares? (en laeducacin, en la poltica, en la prctica cientifica o en las prcticasreligiosas? .. ).

    b. Instancias de delimitacin. Quin delimita el discurso? Loseruditos, la Ley, la Universidad...?

    c. Rejillas de especificacin. Cules son los sistemas segn los culeslos diferentes objetos se oponen, se entroncan o se reagrupan yclasifican?

    B. Reglas que rigen las modalidades enunciativas

    Quin habla? Quin puede ejercer tal derecho? Quin es el titular?Quin recibe esta facultad y de quin la recibe? Cul es el estatuto delos individuos que tienen tal derecho: Instituciones, sistemas, normasjuridicas, pedaggicas, etc.?

    Ambitos institucionales de los que se extrae el discurso: la prcticapedaggica, social, privada, pblica, Cul es el campo documental queutiliza... de quin recibe y a quin le otorga una voluntad de verdad?

    16! Vase, para una mayor comprensin de este modelo de anlisis, M. Foucault,L'archologie du savoir, Gallimard, Paris, 1969; "Rponse au Cercle d'pistemologie"en Cahiers pour l'analyse No. 9, Paris, 1968; p. 9-44; Histoire de la folie a l'ageclassique, Plon, Paris, 1961; G. Canguilhem "roort de l'hornme ou puisement ducogito", en Critique, julio, Paris, 1967. pp. 599-618; Kremer-Marietti, Foucault et t'archologie du savoir, Seghers, Pars, 1974; Pierre Burgelin y otros, Anlisis deFoucault, Ed. Tpo. contemporneo, Bs. As., (s.f.).

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  • Posiciones del sujeto de discurso. En qu planos se sita, desdednde habla? Qu relacin existe entre estos planos?

    C. Reglas que rigen la formacin de los conceptos

    Hay que mirar la organizacin del campo enunciativo. Esto conlleva:

    Mirar las ordenaciones de series enunciativas, los tipos dedependencia entre enunciados, los esquemas retricos segn los culesse combinan los grupos de enunciados...

    . Mirar las formas de coexistencia o campos de presencia, deconcomitancia y de dominio de memoria.

    . Analizar los procedimientos de intervencin (reglas de construccin,hbitos retricos); los esquemas segn los cuales se ligan losenunciados entre si y con otro tipo de discurso.

    D. Reglas que rigen las elecciones temticas

    Llamaremos estrategias a los temas y teorias de una prcticadiscursiva independientemente de su nivel formal. El problema centralreside en responder a la pregunta siguiente: Cmo se distribuyen estasestrategias en la historia? Podremos determinar una necesidad en susecuencia? Podremos encontrar un sistema de formacin de lasdiferentes estrategias a pesar de su diversidad?

    Este conjunto de reglas que determinan la formacin de los objetos,las modalidades enunciativas, la formacin de los conceptos y lasestrategias forman un sistema en la medida en que se relacionan entresi, bajo una forma bien determinada, por la prctica discursiva. Y ello apesar de los elementos heterogneos que intervienen: Instituciones,tcnicas, organizaciones perceptivas, relaciones entre discursosdiversos, etc. Los diferentes niveles son pues interdependientesl7/.

    Este sistema consiste en un haz de relaciones complejas que funcionacomo una regla. Sistema que, de otra parte, no es ajeno al tiempo. Elsistema de formacin debe ser entendido como un "esquema decorrespondencia" entre varias series temporales.

    17/ M. Foucau1t, L' archologie du savoir. Gallimard, Parls, 1969, pp. 9596.

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  • 3.2. Categoras de anlisis

    El perfil metodolgico que hemos descrito descansa sobre una seriede categorias que nos permiten visualizar el verdadero alcance criticopropuesto por esta nueva manera de lectura del texto filosfico.

    La primera categora que debemos aclarar es la de discurso. Este serefiere al dominio general de todos los enunciados, o al grupoindividualizable de enunciados, o tambin, a una poblacin deenunciados. Pero, qu es un enunciado?

    A primera vista el enunciado aparece como un elemento ltimo, queno se puede descomponer, susceptible de ser aislado por si mismo, ycapaz de entrar en un juego de relaciones con otros elementossemejantes a V8/. En tal sentido, se le puede considerar como el tomodel discurso. Para circunscribir mejor lo que el enunciado permitepensar podemos, mediante un mecanismo de exclusin, sealar que elenunciado no es una proposicin, ni una frase, ni tampoco lo que los"analistas" denominan un "speech ct".

    a. No es una proposicin. Para que haya enunciados no se requiere lapresencia de una estructura proposicional definida. Como tampoco elque coincidan enunciado y proposicin. Podemos tener una proposicinyen ella eQlllciados. Asi: "Nadie ha oido y es cierto que nadie ha oido";no son dos proposiciones desde el punto de vista lgico; pero comoenunciados, no son equivalentes, ni intercambiables. Una mismaestructura proposicional puede tenercaracteristicas enunciativas muydistintas. Los criterios que permiten identificar una proposicin no sonlos mismos que permiten identificar un enunciado.

    b. No es una frase. Si denominamos frase gramatical a "Conjuntosinterpretables, a condicin, de que hayan sido correctamente forma-dos"; o a conjuntos de elementos lingisticos que no han sido construi-dos correctamente, con tal de que sean interpretables; o finalmente, aun simple sintagma nominal ("qu hombre"), podria pensarse quecoinciden el enunciado con la frase. Pero, la identidad no es total. Enefecto, se dan enunciados que no corresponden a la estructuralingistica de una frase. Asi, por ejemplo, un cuadro de clasificacin delas especies botnicas se compone de enunciados y no de frases (generaplantarum, de Linneo); o las estimaciones de una balanza comercial. Enconsecuencia, no se puede definir el enunciado por los caracteresgramaticales de la frase.

    /8/ lb. pg. 106.

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  • c. No es un "speech act". Si entendemos por ste "la operacin que hasido efectuada por la frmula misma, en su emergencia: promesa,orden, decreto, contrato, compromiso, probacin", sin alucin al actomaterial que consiste en hablar o en escribir, ni a la intencin delindividuo, ni al resultado eventual de lo que ha dicho, podriamos decirque los criterios de individualizacin de los enunciados son los mismosque los requeridos para el sealamiento de los actos locutorios. Noobstante esto no significa que haya una reciprocidad entre ellos. Para laformulacin de:: un "speech act" es necesario, con frecuencia, ms de unenunciado, ejemplo: un juramento, una promesa, no podria decirse queequivalen a Jln enunciado porque corresponden a un nico actolocutorio. No ,hay, pues, una relacin biunivoca entre el conjunto de losenunciados yel conjunto de los actos locutorios.

    I

    La conclusin que se deduce de estas tres relaciones es la siguiente:"No se pueden admitir, sin reserva ninguna, los modelos tomados de lagramtica, 'de la lgica o del 'anlisis' para individualizar losenunciados'U9/, aunque a veces el enunciado adopte tales modelos o seajuste a ellos.

    Respecto a estas tres relaciones establecidas podra decirse que elenunciado en "el anlisis lgico, es lo que queda, cuando se ha extraidoy definido la estructura de proposicin; en el anlisis gramatical, laserie de elementos linguisticos en la que se puede reconocer o no, laforma de una frase; en el anlisis de los actos del lenguaje, el cuerpovisible en que estos se manifiestan"/10/. Se trata, pues de un elementoresidual, de una sustancia accidental cuyo umbral es el de la existenciade los signos cuya actualizacin permite/11/.

    Surge aqui la posibilidad de individualizar los enunciados, deacercarnos a su identidad a travs de la relacin que ste guarda con elsigno. En efecto, podemos preguntarnos qu significa la expresin'existe, cuando hablamos de la "existencia de los signos", puesto que nopodemos decir que los enunciados existen, de igual modo que decimosque una lengna existe y con ella un conjunto de signos definidos por susrasgos oposicionales y sus reglas de utilizacin. Ms an, sabemos quelos signos como elementos de una regla se imponen a los enunciados, ylos rigen desde dentro. Ningn enunciado es pues indispensable para

    /9/ lb., pg. 111.

    /10/ lb. pg. 112.

    /11/ lb., pg. 112.

    112

  • que exista una lengua. "La lengua es un sistema de construccin paraenunciados posibles"/12/, y como tal requiere de los enunciados reales.Lengua y enunciado no poseen el mismo nivel de existencia. No sepuede decir entonces que para la formacin de un enunciado se requiereuna construccin lingistica regular, ni tampoco que cualquierefectuacin de signos implique la existencia de un enunciado (las letrasque figuran en un teclado), como si lo es la serie de letras Q, W, E, R, T,Y, escritas en un manual y que constituye el enunciado del ordenalfabtico adoptado en las mquinas de escribir.

    De todo lo dicho se deduce que el enunciado no es una frase, ni unaproposicin, ni un acto locutorio, aunque est intimamente relacionadocon ellos. "Ms que un elemento entre otros, ms que un cortelocalizable a un cierto nivel de anlisis, se trata de una funcin que seejerce verticalmente con relacin a esas diversas unidades, y quepermite decir, a propsito de una serie de signos, si estn presentes enella ano"113/. No es una estructura... es una funcin de existencia quepertenece en propiedad a los signos y a partir de lo cual se puede decidirsegn que reglas se suceden, se yuxtaponen, y qu especie de acto seencuentra efectuado en su formulacin (oral o escrita).

    Podemos ahora preguntarnos por la posibilidad de individualizar estafuncin. Segn Foucault, "Una serie de signos pasar a ser enunciado acondicin de que tenga con 'otra cosa' una relacin especifica que leconcierna a ella misma"/14/. Pero, qu es esta otra cosa? Y dequ relacin se trata? Ser acaso la relacin del significante con elsignificado y del nombre con lo que designa, o la frase con su sentido, ode la proposicin con su referente?115/. Tal cosa es el correlato, pero enel caso del enunciado, este no es un individuo o un objeto, designadocomo tal, o una palabra determinada o frase; ni un estado de cosas sino"un conjunto de dominios en los que tales objetos pueden aparecer y enlos que tales relaciones pueden ser asignadas"116/. Un enunciado noposee un correlato en el mismo sentido en que decimos que una

    /12/ lb., pg. 112113.

    /13/ lb., pg. 115.

    /14/ lb., pg. 117.

    /15/ Cfr., pg. 118.

    /16/ lb., pg. 120.

    113

  • proposicin tiene un referente (o que no lo tiene), o que un nombredesigna a un individuo (o a nadie)/17/.

    Su correlato es pues un referencial (ley de dispersin de diferentesobjetos o referentes puestos en juego por un conjunto de enunciados,cuya unidad se encuentra definida precisamente por tal ley)/18/,constituido "por leyes de posibilidad, reglas de existencia para losobjetos que en l se encuentran nombrados, designados o descritos, porlas relaciones que en l se encuentran afirmadas o negadas. Se trata deun nivel, el nivel enunciativo, integrado por el lugar, la condicin, elcampo de emergencia, la instancia de diferenciacin de los individuos ode los objetos, de los estados de cosas, y de las relaciones puestas enjuego por el enunciado mismo"/19/.

    Como nivel especfico, distinto del lgico y el gramatical, "define lasposibilidades de aparicin y de deliroitacin de lo que da a la frase susentido y a la proposicin su valor de verdad"/20/. Por esta razn sudescripcin no se hace mediante un anlisis formal, ni por unainvestigacin semntica, ni por una verificacin sino mediante unanlisis de las relaciones entre el enunciado y los espacios dediferenciacin, en los que l mismo hace aparecer las diferencias.

    De otra parte, debemos precisar que la funcin enunciativa requiere:

    a. La existencia de un campo asociado (distinto de lo que se suelellamar "contexto"), integrado por la serie de las formulaciones en elinterior de las cuales el enunciado se inscribe como elemento, elconjunto de formulaciones a que se refiere el enunciado, y el conjunto deformulaciones que sugiere.

    b. Una relacin determinada con un sujeto, el cual no debe serentendido como un individuo o un autor, sino, ms bien, como unafuncin vacia que puede ser llenada por diversos individuos/21/.

    /17/ lb., pg. 120-121.

    /18/ M. Foucault "Respuesta al circulo de epistemologa en: Anlisis de M.Foucault, Tpo. contemporneo, Ba. As. 1970. p. 243.

    /19/ M. Foucault, L'Archologie du savoir, pg. 120.

    /20/ lb., pg. 121.

    /21/ lb.. pg. 121-126.

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  • c. Una existencia material: Es necesario que el enunciado tenga unasustancia, un lugar y una fecha. El rgimen de materialidad remite a lasinstituciones ms que a su localizacin espaciotemporal.

    Debe tenerse presente, adems, que el enunciado se encuentrasometido a un conjunto de condiciones y limites impuestos por elconjunto de los dems enunciados en medio de los cuales figura. Estopermite hablar de un campo de utilizaci6n del enunciado fuera del cualno conserva su identidad y de un campo de estabilizaci6n del mismofuera del cual es reemplazado por otro.

    Esta materialidad de la funcin enunciativa hace aparecer alenunciado como algo que los hombres producen, manipulan, utilizan,transforman, combinan, descomponen etc.; como algo que circula,sirve, se sustrae, til para realizar un deseo, dcil o rebelde adeterminados intereses, etc...

    A pesar de haber considerado el enunciado como "tomo deldiscurso" conviene precisar que al identificarlo con la funci6nenunciativa, sta -como lo seala Foucault- "en lugar de dar un'sentido' a esas unidades, las pone en relacin con un campo de objetos;en lugar de conferirles un sujeto, les abre un conjunto de posicionessubjetivas posibles; en lugar de fijar sus limites, las coloca en undominio de coordinacin y de coexistencia; en lugar de determinar suidentidad, las aloja en un espacio en el que son aprehendidas, utilizadasy repetidas. En una palabra, lo que se ha descubierto, no es el enunciadoat6mico... sino el campo de ejercicio de la funci6n enunciativa y lascondiciones segn las cuales hace sta aparecer unidades diversas (quepueden ser, pero no de una manera necesaria, de orden gramatical olgico)"/22/.

    En consecuencia, hay que afinar el concepto de Discurso yconsiderarlo como "constituido por un conjunto de secuencias designos, en cuanto que stos son enunciados, es decir, en cuanto se lespuede asiguar modalidades particulares de existencia"/23/. La Ley detal serie es lo que se puede llamar FORMACION DISCURSIVA. y siesta ley explica la dispersin de los enunciados, podremos finalmenteafinar todava ms la nocin de discurso y decir que ste consiste en"EL CONJUNTO DE LOS ENUNCIADOS QUE DEPENDEN DE

    /22/ lb., pg. 139140 Y 150151.

    /23/ lb., pg. 141.

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  • UN MISMO SISTEMA DE FORMACION"/24/. Las cuatrodirecciones de anlisis de este sistema corresponden a los cuatrodominios en los cuales se ejerce la funcin enunciativa: formacin de losobjetos, formacin de las modalidades enunciativas, formacin de losconceptos y formacin de las elecciones estratgicas.

    Este anlisis no debe confundirse con un anlisis lgico, lingistico opsicolgico, ya que estos difieren del nivel enunciativo, y por lo mismoobedecen a una legalidad diferente. El nivel enunciativo, o mejor losenunciados, tiene por ley aquella de la formacin discursiva.

    Llegados a este punto, y teniendo en cuenta lo dicho hasta aqu,podriamos ofrecer una defincin de discurso ms precisa y acorde contodo lo mencionado acerca del enunciado. En efecto, un dscurso es unconjunto de enunciados en tanto que dependen de la misma formacindiscursiva; no forma una unidad retrica o formal, indefinidamenterepetible y cuya aparicin o utilizacin en la historia podra sealarse.Est constituido por un nmero limitado de enunciados para los cualeses posible definir un conjunto de condiciones de existencia/25/.

    Cuando hablamos entonces de un anlisis del discurso filosfico y desu funcin enunciativa queremos referirnos a la filosofia como prcticadiscursiva para ver en ella "el conjunto de reglas annimas, histricas,siempre determinadas en el tiempo y el espacio que han definido en unapoca dada, y para un rea social, econmica, geogrfica o lingisticadada, las condiciones de ejercicio de su funcin enunciativa"/26/.

    El conocimiento de estas reglas o del sistema de las mismas nospermite develar la positividad del discurso filosfico... Discurso que senos presenta -a este nivel de anlisis- como un bien finito, limitado,deseable, til, con reglas que condicionan su aparicin, su apropiacin yempleo. Es decir, como la voluntad de poder en su forma intelectual. Ypositividad que desempea el papel de un apriori hist6rico, en cuantocondicin de realidad para unos enunciados. Se trata de un sistemamaterial de reglas que se articula en el interior de las prcticasdiscursivas haciendo posible los sistemas de enunciados. Los sistemas

    /24/ lb., pg. 141.

    /25/ lb., pg. 153.

    /26/ lb., pg. 153154.

    116

  • que instauran los enunciados en cuanto acontecimientos y cosasconstituye el ARCHIVO de una prctica discursiva particular/27/.

    De aqui que la inquietud sea la de constituir el archivo de la prcticadiscursiva filosfica. Queremos ocuparnos del funcionamiento deldiscurso de la filosofia. Ello consiste en sacar a la luz no suspresupuestos filosficos, o volver a los fundamentos que la han hechoposible y que la legitiman, sino ms bien en poner esta disciplina endiscusin como una formacin discursiva.

    Universidad de los AndesUniversidad Nacional de Colombia

    /27/ lb., pg. 167173.

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