EL DOLOR HUMANO.

De William Vargas Para Damaris Sanabria. Periodista. Acerca de su consulta para definir el concepto del �dolor humano�, lo he utilizado frecuentemente en la lucha por la vida y últimamente, tanto en el escenario del seminario en el Consejo Nacional de Rehabilitación CNREE, como en la reunión en la Vicaría Episcopal Pastoral Social, con el fin de ubicar el contexto del ser costarricense con trasplante de órganos, en el momento de abordar una problemática humana tan compleja, y al mismo tiempo, buscar hacer conciencia de su dimensión social, económica y política. Además, el mismo concepto se considera que, es parte una construcción social con sus propias dinámicas teóricas y prácticas de la vida cotidiana; en que juegan un papel muy importante la participación del médico, la familia y la comunidad. Pero también puede suceder lo contrario, su decontrucción, o sea la profundización del dolor. Y la desinteligencias de unos pocos oportunistas. Ante esta realidad Institucional, su presidente Ejecutivo, Dr. Eduardo Doryan, hace el llamado a sus funcionarios de que:�... la necesidad de cambiar el trato que reciben los asegurados� la gente ya no aguanta que una secretaria no le sonría, que el médico no lo mira. Eso no se vale en la seguridad social.�. Pero nuestra experiencia necesita algo más que una sonrisa, cuando un médico especialista� experto� en nefrología, nos expresa, en el contexto de lo que es violencia médica, que:�para que luchamos porque no se nos cambie el tratamiento, sí de por sí nos vamos a morir.� Esto es más que dolor físico, es también dolor psicológico. Cuando se hace mención al dolor humano, se está asumiendo que existen otros seres vivientes que también sufren y padecen el dolor físico. El concepto del dolor, en el ser humano, está relacionado con una de sus tonalidades fundamentales a la vida emotiva, más precisamente la negativa, que a menudo es tomada como signo o indicación del carácter hostil desfavorable de la situación en la cual se encuentra, como es el caso nuestro como seres vivientes. Nuestro mayor problema en la vida lo expresaba un no evidente en la actividad del Consejo Nacional de Rehabilitación, CNREE, no son nuestras limitaciones físicas las que nos

reducen las oportunidades de crecer como seres humanos, sino que el medio en que nos desenvolvemos es muy agresivo con nosotros. Éste es un carácter hostil típico de mundo externo al ser humano que no le es favorable para su propia realización, tal como el desenvolvimiento de sus potencialidades físicas y psicológicas e intelectuales. El dolor como una categoría de análisis esta relacionada al mundo de las emociones, que en general, se aplica a todo estado, movimiento o condición por el cual el animal o el hombre advierte el valor el alcance, o la importancia ante una situación determinada tiene para su vida, sus necesidades, sus intereses. También, puede ser el miedo y el pánico que percibe todo ser viviente ante un peligro eminente como es la misma muerte, lejana para unos cercana para otros. En el campo de las relaciones sociales, y para estos efectos , se define las relaciones pacientes-médicos como una relaciones terapéuticas y sociales muy concretas, y se hace fundamental, el respeto y la lucha contra el dolor dentro de un mundo de la ética, porque es una relación que permite una situación muy especial en que el espíritu humano llega a encontrarse ante el mundo natural y, que puede también ligar al hombre con sus semejantes fortaleciendo sus relaciones sociales, y a desear la familiaridad, la benevolencia, y un trato con calidez, cuyo resultado final será, sin lugar a dudas, el fortalecimiento de su propia autoestima. Debe prevalecer lo ético y lo justo en la búsqueda del bienestar con apego a principios fundamentales como la solidaridad, la justicia social y la divinidad humana que permitirían atenuar el dolor humano. Evitar que la prepotencia del ilustrado no destruya al débil, solo porque es portador del conocimiento de la ciencia médica, como sucede en el caso particular con nuestra experiencia, ha sido una de nuestras luchas. Es necesario que no se actuara de manera indiferente ante el dolor humano y no solo se viva de ese dolor, sino que lo viva. No es un problema puramente conceptual, sino concreto de carne y hueso. Que no se defina al ser costarricense discapacitado y trasplantado como un gasto social y sino como una inversión social. Esto último sería coadyuvante para alcanzar una mejor calidad de vida para el bienestar individual y familiar, tanto emocional como económicamente. La visión de que somos un gasto o una carga social, nos lleva a la vez a enfrentar una lucha ante la destrucción de la propia dignidad humana y el derecho a vivir dignamente. Esto es en esencia nuestra lucha vivida ante el dolor humano construido entre lo abstracto de las leyes y lo concreto del poder. Finalmente el concepto � dolor humano� es multicausal y como tal, se enmarca en un proceso que varía en el tiempo y en el espacio, entre el

individuo y el grupo social o familiar, entre el médico y el paciente. No se le debe enmarcar exclusivamente como un problema de derechos o de la racionalidad jurídica porque también incide el mundo subjetivo del amor, l esfera espiritual, el dolor físico y psíquico, al que nos debemos enfrentar todos los días como seres vivientes. Es un reto también respecto a la toma de conciencia y de la solidariedad social en pro del bienestar humano y de la humanidad como un todo. San José 30 de septiembre de 2008.