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CUASIMODO 17 Nuestro convenio debe consignar en algún artículo que puedas enajenarme tu soberanía . Y, aunque no lo consigne, pensó, los tiempos son propicios : el mundo tiene los ojos puestos en otra cosa . Es nece- sario que yo me coja ese país. Y se lo cogió . «I took Panama», había confesado cínicamente Roosevelt . Tú te cogiste la Isla Espa- ñola, le dicen sus enemigos a Wilson ; nosotros nos cogimos Tejas, Puerto Rico, Cuba, las Filipinas, etc ., exclaman los yanquis . Y algunos humoristas se preguntan como William Hart : «¿Is America honest?» Parece cosa de risa, ¿no es verdad? Y lo sería, si no fuera también cosa de lágrimas. IV Triquiñuelas de un pedagogo idealista La deuda pública de la República Dominicana , de- cía el malhadado pacto de 1907, que sólo han podido celebrar los yanquis con un país caverníco- la, — «la deuda pública no podrá ser aumentada sino mediante un acuerdo previo entre el Gobierno dominicano y los Estados Unidos». Y el pérfido Wilson — que es profesor de Dere- cho, según creo, — confunde, adrede, artimañosa- mente, una misérrima deuda exclusivamente admi- nistrativa, con la deuda pública . No recuerda el ai- rado pedagogo los más rudimentarios textos? ¿ No sabe de memoria que la palabra compuesta Deuda Pública significa en Economía Política «esa espe- cie de deudas que el Estado ha contratado, y para las cuales han sido creadas rentas o efectos públi- cos?» ¿ No sabe que «no se hace entrar en la Deu- da Pública propiamente dicha, las deudas corrien- tes del Estado, es decir, las sumas en que éste se ha constituido ocasionalmente deudor respecto de los particulares, a causa de la ejecución de los diferen- tes servicios públicos ? . . Pero no se trata de la ignorancia de un magis- trado yanqui, ni siquiera de su perfidia . Si fuera otro el presidente yanqui , otro nombre, y no el de Wilson, habría que mencionar . Se trata de las in- escrupulosidad de los Estados Unidos en sus rela- ciones internacionales, de su feroz imperialismo, de su amenazadora América . Hoy se tragan una islita inerme, un istmo realengo ; mañana, ¿a quién mas- ticarán las feroces mandíbulas de estos idealistas luteranos? Todo es digno de admirar en este cuento de ha- das, en que un dragón devora a una frágil donce- llita, morena y desobediente a la voz de la más ele- mental prudencia . Todo . Los invasores, que, pre- validos del silencio universal que circundaba a cuan- to no fuera la gran guerra de 1914 a 1918, se echan sobre un desvalido país ; el pretexto de que se valen estos salteadores de pueblos : «¿tú no puedes pagar a tus empleados nacionales porque yo manejo tu di- nero? Pues te castigo con la pérdida de tu sobera-nía» ; la inocente estratagema, en el país de los eco- nomistas, de confundir una deuda administrativa con una deuda pública ; el invocar un tratado a fin de robar y asesinar un país, como si ningún país, por estúpido que sea , puede suscribir el que lo despojen v maten por incumplimiento de convenios interna- cionales . Por último, ¿no es digno de admiración el que los Estados Unidos, que condenan a la nación dominicana por contraer deudas con sus propios em- pleados públicos, a quienes no podía pagar, esté hoy mismo en tratos para contraer un empréstito en Wall Street? El contratante — exclaman los hijos de la república martirizada, — será la Usurpación Yanqui ; el deudor, la República Dominicana. Y como las bromas hay que darlas pesadas, Wall Street entregará ahora a la Usurpación dólares a treinta y dos centavos y los cobrará luego a ciento. No es todo . La República Dominicana paga el 5 oIo de interés anual por su deuda . Los yanquis, duchos financistas, realizan una conversión con interés al 8 por ciento. Es decir : se despoja el país a conciencia . Y estos yanquis son los que tildan de corrompidas a las ad- ministraciones locales . Con razón monseñor Noel, arzobispo de Santo Domingo, ha dicho en un valien- te documento público dirigido a los hombres de la Usurpación : «Nunca en este país se habían come- tido tales crímenes ni tantos robos políticos como los que han cometido y están cometiendo los fun-cionarios de la Ocupación Militar de los Estados Unidos». Eso es lo que lleva a la islita desgraciada del mar Caribe el idealismo de Wilson . Esa obra de saqueo y de muerte realizaba el ingenuo idealista en los ma- res de América mientras se preparaba a representar en Europa su papel de apóstol del Derecho, con es- tudiadas frases, en que relumbran como usadas len- tejuelas la Democracia, la Justicia, la Fraternidad, Humana, la Igualdad jurídica de las naciones ; y plagiándole a un hispanoamericano, a Simón Bolí- var, el proyecto de la Sociedad de las Naciones. V El drama Cuando termina el entremés en que Wilson re- presenta su papel de idealista, de ingenuo, de buen muchacho, de pedagogo distraído, y los Estados Uni- dos su papel de protectores desinteresados de una América ingobernable, empieza el drama, un drama pavoroso, desarrollado con toda la brutalidad del carácter yanqui ; un drama de interminables actos atropellados : el acto de Honduras, el acto de Ni- caragua, el acto de Haití . La más ruidosa de estas tragedias comprimidas ha sido la de Méjico, porque en ella tomó parte , como en las tragedias de Es- quilo y de Sófocles, un coro respondón : el coro, en este caso, fueron los quince millones de mejicanos aguerridos, armados principalmente de un saludable y protector odio al yanqui y dirigidos por aquel épi- co e irreductible energético, mártir de la libertad y de la civilización, que se llamó Venustiano Carranza . (I) . Una de esas representaciones dramáticas, una de las más oscuras y luctuosas, ha sido la que se cumplió a espaldas del mundo entero, en medio del (I) El autor de este artículo es un bizarro crítico, pero cuya filosofía política no se remonta más allá que el li- beralismo democrático burgués de un Wilson o un Ca- rranza . (N . de R .)

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CUASIMODO

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Nuestro convenio debe consignar en algún artículoque puedas enajenarme tu soberanía . Y, aunque nolo consigne, pensó, los tiempos son propicios : elmundo tiene los ojos puestos en otra cosa . Es nece-sario que yo me coja ese país.

Y se lo cogió . «I took Panama», había confesadocínicamente Roosevelt . Tú te cogiste la Isla Espa-ñola, le dicen sus enemigos a Wilson ; nosotros noscogimos Tejas, Puerto Rico, Cuba, las Filipinas,etc ., exclaman los yanquis . Y algunos humoristas sepreguntan como William Hart : «¿Is Americahonest?»

Parece cosa de risa, ¿no es verdad?Y lo sería, si no fuera también cosa de lágrimas.

IV

Triquiñuelas de un pedagogo idealista

La deuda pública de la República Dominicana , de-cía el malhadado pacto de 1907, que sólo hanpodido celebrar los yanquis con un país caverníco-la, — «la deuda pública no podrá ser aumentadasino mediante un acuerdo previo entre el Gobiernodominicano y los Estados Unidos».

Y el pérfido Wilson — que es profesor de Dere-cho, según creo, — confunde, adrede, artimañosa-mente, una misérrima deuda exclusivamente admi-nistrativa, con la deuda pública. No recuerda el ai-rado pedagogo los más rudimentarios textos? ¿ Nosabe de memoria que la palabra compuesta DeudaPública significa en Economía Política «esa espe-cie de deudas que el Estado ha contratado, y paralas cuales han sido creadas rentas o efectos públi-cos?» ¿ No sabe que «no se hace entrar en la Deu-da Pública propiamente dicha, las deudas corrien-tes del Estado, es decir, las sumas en que éste se haconstituido ocasionalmente deudor respecto de losparticulares, a causa de la ejecución de los diferen-tes servicios públicos ? . . .»

Pero no se trata de la ignorancia de un magis-trado yanqui, ni siquiera de su perfidia . Si fueraotro el presidente yanqui , otro nombre, y no el deWilson, habría que mencionar . Se trata de las in-escrupulosidad de los Estados Unidos en sus rela-ciones internacionales, de su feroz imperialismo, desu amenazadora América . Hoy se tragan una islitainerme, un istmo realengo ; mañana, ¿a quién mas-ticarán las feroces mandíbulas de estos idealistasluteranos?

Todo es digno de admirar en este cuento de ha-das, en que un dragón devora a una frágil donce-llita, morena y desobediente a la voz de la más ele-mental prudencia . Todo. Los invasores, que, pre-validos del silencio universal que circundaba a cuan-to no fuera la gran guerra de 1914 a 1918, se echansobre un desvalido país ; el pretexto de que se valenestos salteadores de pueblos : «¿tú no puedes pagara tus empleados nacionales porque yo manejo tu di-nero? Pues te castigo con la pérdida de tu

sobera-nía»; la inocente estratagema, en el país de los eco-nomistas, de confundir una deuda administrativacon una deuda pública ; el invocar un tratado a finde robar y asesinar un país, como si ningún país, porestúpido que sea , puede suscribir el que lo despojen

v maten por incumplimiento de convenios interna-cionales . Por último, ¿no es digno de admiración elque los Estados Unidos, que condenan a la nacióndominicana por contraer deudas con sus propios em-pleados públicos, a quienes no podía pagar, esté hoymismo en tratos para contraer un empréstito enWall Street? El contratante — exclaman los hijosde la república martirizada, — será la UsurpaciónYanqui ; el deudor, la República Dominicana.

Y como las bromas hay que darlas pesadas, WallStreet entregará ahora a la Usurpación dólares atreinta y dos centavos y los cobrará luego a ciento.No es todo. La República Dominicana paga el 5oIode interés anual por su deuda . Los yanquis, duchosfinancistas, realizan una conversión con interés al8 por ciento.

Es decir : se despoja el país a conciencia . Y estosyanquis son los que tildan de corrompidas a las ad-ministraciones locales . Con razón monseñor Noel,arzobispo de Santo Domingo, ha dicho en un valien-te documento público dirigido a los hombres de laUsurpación : «Nunca en este país se habían come-tido tales crímenes ni tantos robos políticos comolos que han cometido y están cometiendo losfun-cionarios de la Ocupación Militar de los Estados

Unidos».Eso es lo que lleva a la islita desgraciada del mar

Caribe el idealismo de Wilson . Esa obra de saqueoy de muerte realizaba el ingenuo idealista en los ma-res de América mientras se preparaba a representaren Europa su papel de apóstol del Derecho, con es-tudiadas frases, en que relumbran como usadas len-tejuelas la Democracia, la Justicia, la Fraternidad,Humana, la Igualdad jurídica de las naciones ; yplagiándole a un hispanoamericano, a Simón Bolí-var, el proyecto de la Sociedad de las Naciones.

VEl drama

Cuando termina el entremés en que Wilson re-presenta su papel de idealista, de ingenuo, de buenmuchacho, de pedagogo distraído, y los Estados Uni-dos su papel de protectores desinteresados de unaAmérica ingobernable, empieza el drama, un dramapavoroso, desarrollado con toda la brutalidad delcarácter yanqui ; un drama de interminables actosatropellados : el acto de Honduras, el acto de Ni-caragua, el acto de Haití . La más ruidosa de estastragedias comprimidas ha sido la de Méjico, porqueen ella tomó parte, como en las tragedias de Es-quilo y de Sófocles, un coro respondón : el coro, eneste caso, fueron los quince millones de mejicanosaguerridos, armados principalmente de un saludabley protector odio al yanqui y dirigidos por aquel épi-co e irreductible energético, mártir de la libertad yde la civilización, que se llamó Venustiano

Carranza. (I). Una de esas representaciones dramáticas, unade las más oscuras y luctuosas, ha sido la que secumplió a espaldas del mundo entero, en medio del

(I) El autor de este artículo es un bizarro crítico, perocuya filosofía política no se remonta más allá que el li-beralismo democrático burgués de un Wilson o un Ca-rranza . (N. de R .)

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CUASIMODO

silencio ele los mares del trópico, en la RepúblicaDominicana y en su vecina Haití ; es decir : en lospueblos condueños hasta ayer no más de la antiguaisla Española, hoy en manos de los Estados Uni-dos, por obra de! idealista y desinteresado presi-dente Wilson.

Los yanquis arriban en son casi amistoso y pretex-tando un tratado. Abre el país incauto y generosotodas sus puertas al viejo amigo Sam, con quien noha roto . Es el amigo, el protector ; viene con pala-bras dulces : que venga . El viejo amigo Sam se apo-dera en un abrir y cerrar de ojos de cuarteles, par-ques, tesorerías, puertos, puntos estratégicos . Echanubes de soldados sobre la minúscula y asombradarepública . Desarma al país ; hasta los cuchillos demesa desaparecen de las casas . Empieza la más in-justificada crucifixión de un pueblo : partidas iner-mes de patriotas se lanzan a los campos a combatiral invasor ; se les llama bandidos, y como bandidosmueren, cazados, descuartizados, carbonizados, col-gados de los árboles . Las poblaciones, en plena tran-quilidad, son saqueadas ; las mujeres, violadas ; losniños, destripados. A los hombres se les ingurgitanpor medio de aparatos, cubos y cubos de agua hastaque revienta. A otros se perforan las entrañas conhierros candentes.

Los tribunales de justicia del país han desapare-cido. Los sustituyen cortes militares yanquis, queson irresponsables y que se componen de yanquisbrutos y brutales , que ignoran las leyes, las costum-bres, la religión, la lengua y la psicología del país.Estas cortes irresponsables juzgan sumariamente:sus menores castigos son los de prisión, multa, azo-tes . Con aterradora frecuencia aplican largas con-denas, la deportación, la muerte .

Los hombres más ilustres del país yacen en lasmazmorras o gimen en el ostracismo . Ninguno delos tiranos de nuestra América fué tan sistemática-mente cruel, porque ninguno se propuso sistemáti-camente exterminar al país que tiranizaba. Todos,hasta Rosas, fueron patriotas . Los yanquis, no . Losyanquis tienden a exterminar la población para que-darse como dueños exclusivos de la tierra . En San-to Domingo lo van consiguiendo.

Par las calles de la capital de la antigua repúbli-ca pueden verse cruzar con el traje de presidiarios,— y expuestos como escarmiento, — a los más pre-claros poetas, como rabio Fiarlo, por el crimen dehaber cantado el anhelo de ser libres . Un diplo-mático y abogado de los más conspicuos , don Amé-rico Lugo, es víctima de una corte marcial porquedefiende jurídicamente a su país ; al honrado y enér-gico periodista Flores Cabrera, nacido en Venezue-la, se le encarcela y se le expulsa como elementopernicioso ; a otro periodista de Venezuela, mi her-mano Horacio Blanco-Fombona, se le cierra la im-prenta de su propiedad, se le suprime el periódico,se le multa, se le encarcela, se le expulsa . ¿Por qué?Por haber publicado la fotografía de Cayo Báez, pa-triota dominicana, a quien la ferocidad yanqui, enpleno siglo XX destrozó el cuerpo martirizándolocon hierros encendidos que perforaban los tejidosy las entrañas.

Esa es la obra civilizadora de Yanquilandia . Yesto se obra por mandato y bajo el gobierno delpedagogo que proclama la igualdad jurídica de lasnaciones .

R. BLANCO - FOMBONA.

(«La Vos»,-- Madrid, Febrero de 1921).

D E L

AMBIENTE

Manual de imbecilidades revolucionarias

ENTRE LOS MIOS

Nos impusimos el deber de iniciar dentro de la grancolectividad roja una obra de reeducación revolucionaria,no en el sentido de enfrenar el incoercible y santo espí-ritu de rebeldía, sino de agrandar por la reflexión y elestudio, el diámetro de nuestro círculo mental para quepodamos abarcar más anchos horizontes de luz y multipli-car en cien formas nuestras actividades ; para que nos ha-gamos menos sicarios de la conciencia ajena y un pocomás severos con nuestras propias flaquezas . Si la debili-dad es un crimen en todo hombre revolucionario, tambiénlo es la estupidez presuntuosa porque ambas pueden pro-ducir resultados fatales a la causa de la revolución . Sa-bíamos (le antemano que también en nuestro campo hayrutina, es decir, creencias que fueron ayer iconoclastas,demoledoras del pasado y que por la ley de la inercia ter-minaron cristalizándose en dogmatismos automáticos ab-solutamente impermeables al razonamiento . Era natural,entonces que contáramos con esta resistencia del conser-vatismo revolucionario de nuestras filas, pero no creíamosque nuestra labor iba a alcanzar tan pronto una resonan-cia favorable como la que parece haber obtenido en la

g ran masa del proletariado, donde, (ligan lo que quieranlas minúsculas camarillas que se disputan el cacicazgo, só-lo hay corazones y voluntades obreras, limpios deleguleyismo doctrinario o torpes recelos, que quieren unirse,que proclaman a grandes voces la necesidad de la unifi-cación para batirse sumados en un frente único con suúnico enemigo de clase : el capitalismo.

En realidad, todos necesitamos limpiar, ordenar y ven-tilar diariamente la casa en que vivimos a la vez que asearel cuerpo e higienizar el espíritu . Afortunadamente, comonosotros hemos usado y abusado tanto del análisis criticoen la vida, estamos mejor preparados que nadie para ejer-citarnos en la auto-crítica y el auto-análisis (le nuestraconducta. Si lo hiciéramos con alguna frecuencia, reco-giéndonos en el más sincero acto de contricción de nuestraconciencia, descubriríamos muy pronto que una cosa estener ideas revolucionarias y hábitos burgueses ; y otra co-sa, es tener ideas revolucionarias y hábitos revolucionariosal mismo tiempo Con lo cual pondríamos en evidencialo incompleto de nuestra personalidad y por consiguiente,lo improcedente de nuestro puritanismo catoniano.

Agustín Alvarez escribió una serie de hermosos ensayos,a base de simple sentido común, pintando con pequeñoshechos característicos de nuestra sociedad, la psicología

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CUASIMODO

criolla de este país (igual a la del resto de América), bajoel expresivo título de «Manual de imbecilidades argenti-nas». Si nosotros tuviésemos la paciencia y la jovialidadfilosófica de un Bernard Shaw o un Anatole France, yahabríamos intentado escribir un «Manual de imbecilida-des revolucionarias», que nos hiciera reaccionar saluda-blemente contra la enfermedad del doctrinarismo abso-luto.

Pero si no nos consideramos con fundillos para acometerun trabajo de tal aliento, si nos creemos capaces de em-prender un risueño examen de nuestras falsas actitudesrevolucionarias.

Los muertos mandan

Aunque divididos en cien capillas, todos los trabajadoreshan conmemorado por separado el día de los mártires deChicago . Tampoco pudieron los elementos revolucionariosdel país celebrar unidos en un solo mitin este primero demayo de 1921 . Esto demuestra una de dos cosas : o quees más grande nuestro amor por los muertos que por losvivos ; o que nuestro mentido amor por los difuntos no esmás que la máscara con que disfrazamos nuestro desamorpor la humanidad doliente que nos rodea.

Yo le he dicho a los trabajadores del Rosario desde latribuna, esto mismo, en su grandioso mitin del Iº de Mayo.

Y he añadido : que no debemos profesar el culto de losmuertos, aún cuando se trate de los seres más caros anuestro corazón o más gloriosos para la causa.

¿Cómo poner nuestro amor en los muertos, en estosmomentos en que es tan grande, tan trágico, tan heroico,tan soberbiamente emotivo el drama universal del siglo, deeste siglo nuestro, en el que nosotros hemos tenido la suer-te de nacer y desde cuyo umbral nos es dado contemplarel maravilloso advenimiento del futuro!

Tengamos en buenhora nuestro calendario rojo, aunquediariamente se agranda la constelación de nuestros héroesal extenderse por todo el inundo nuestra inmensa trage-dia social . Pero no imitemos las prácticas supersticiosas dela burguesía . Que nuestra filosofía sea diametralmenteopuesta a la de aquella . Que cuando nos congreguemospara recordarlos, sólo sea para recoger su bandera y avan-zar con ella más lejos de donde la recogimos.

Seamos poetas de la vida siempre, aún frente a la muer-te . Los muertos no existen, y mal podemos perder tiempoen reverenciar sus cenizas . Acordémonos de los vivos ; elloshan menester de nuestro amor, de nuestra ayuda, de nues-tra solidaridad, a todas horas del día . Sólo la humanidadviviente que nos rodea, que sufre, lucha, ama y bebe en lafuente común del ideal para colmar su insaciable ser deamor y justicia, merece absorber todas las potencias emo-cionales de nuestro corazón.

Soy también enemigo del falso sentimentalismo revolu-cionario a estilo de esas mujeres que lloran en el ciney son panteras en sus casas . Amemos a los héroes delespíritu en vida, pero no esperemos que a se mueran paradeificarlos.

Me duele que hasta para los anarquistas, los difuntostengan más prestigio que los vivos . Reaccionemos contraese resabio de superstición religiosa de fe en los muertosque nos hace todavía tan tradicionalistas como los patrio-tas o los católicos.

También entre nosotros el mandato de los muertos estásiendo funesto a la causa de la revolución . Hay anarquis-tas conservadores que están como los espiritistas con eloído alerta a los oráculos de ultratumba y con los ojosy el corazón cerrados al palpitante y tragediante dramahumano de la realidad . Para estos camaradas, los muer-tos mandan ; la palabra de aquéllos es el catecismo abso-luto del ideal.

Ellos no pueden concebir que si Marx o Bakounin ha-blaron hace más de medio siglo así como hablaron, po-drían hablar ahora de otro modo.

Y he aquí dos muertos gloriosos que habiendo echadoen común los cimientos del nuevo orden, que habiendo sidolos precurso r es, los abuelos de la Revolución, están ha-ciendo pelear por causa de sus discípulos idólatras (la peorclase de discípulos) . a los hombres de esta generación quetienen por delante la lección objetiva de la historia en laactual Revolución Rusa .

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Maestros del epíteto

A ciertas gentes que se titulan ácratas de la buena cepa,les gusta pelear con pólvora sola, disparándose a quema-ropa trabucazos de insultos y andanadas de insolenciaspuercas que los pinta como son por dentro en sus instin-tos y en su cultura revolucionaria . Tales individuos des-acreditan el prestigio de las ideas . Nada ocurriría si noestuvieran poseídos de la enfermedad de nuestros políticoscriollos, la lepra del personajismo, que los empuja a estarsiempre en escena, a tener siempre público o a morirsede rabia cuando nadie los escucha, hiperestesiados de va-nidosa insignificancia. Es verdad que la conciencia liber-taria del proletariado crece todos los días y su culturaideológica es hoy más rica que nunca . Pero todavía que-dan grupitos y hojas de publicidad que son revivencias delas formas primitivas, crudas y sucias en el lenguaje, queen su incapacidad periodística usaban algunos de nuestroscompañeros hace veinte años . Y es que además de la en-fermedad del personajismo padecemos la epidemia de lagrafomanía en nuestro campo revolucionario . Si fuera lased de aprender la que impulsa a tanto compañero semi-alfabeto a publicar periódicos, bueno y santo . Pero en ver-dad, no lo hacen sino por la coquetería de exhibirse enletras de molde. Cada bobo se embriaga en esta tierracon el licor barato que está a su alcance . Afortunadamenteesos periódicos se mueren de consunción por su propia es-tupidez a los pocos días de nacer. Como el nivel mentaldel público obrero ha subido y el de ellos ha quedado don-de estaba, es claro que a toda persona sensata (por gran-de que sea su amor a las ideas), tiene que caérsele de lasmanos una hoja que sólo le brinda chismes, necedades yviles odios de perros.

Basta, por Dios o por el Diablo, con esta estúpida ma-nera de envenenarnos de ferocidad los unos a los otros,porque no coincidimos en todos los detalles de nuestrodogma de hierro.

Si vuestros insultos fuesen dardos envenenados, ¿imagi-páis los efectos que habría producido ya en el seno delproletariado? No habría quedado uno con vida en la ar-diente discusión de sus métodos de lucha. Habría pasadoya lo que ocurrió con los terribles tigres del andaluz : nohabrían quedado sino los rabos . Es decir, que el proleta-riado revolucionario se habría encargado de extinguirsea sí mismo, como el alacrán, mordiéndose la cola e inyec-tándose su propio veneno . Con lo cual habríamos eviden-ciado, amigo, que si la masa no es peor que la burguesía,tampoco es mejor que ella.

Tenga usted, señor anarquista insultador de sus cama-radas, la nobleza de morderse la lengua cada vez que ellaquiera contestar un argumento con un epíteto.

¿No ve usted que mientras nosotros nos acribillamosa epítetos, los esbirros del capital nos acribillan a balazos?

La unidad sindical será un hecho

El Congreso Obrero Provincial celebrado recientementeen Rosario, ha sido un acto que habla muy bien, muy hon-rosamente de la mentalidad obrera en este país. De ambaspartes, es decir, del lado de los partidarios y los adver-sarios de la fusión, se ha discutido esta vez con claro ta-lento oratorio y con verdadera alteza de miras . Consuelay alegra ver que en vez de una nueva escuela de sofistascreada al margen del proletariado por doctrinarios empí-ricos, enamorados más del deporte dialéctico que de pre-parar la obra efectiva de la revolución, se impone la filo-sofía de los hechos, emanada de la realidad histórica deeste momento tan crítico en que vivimos.

Ha triunfado en dicho Congreso el buen sentido rea-lista que induce a cambiar los métodos negativos de lucha(todo divisionismo lo es), por métodos positivos de laacción conjunta obrera para presentarle a las fuerzas coa-ligadas del capitalismo mundial un frente único de com-bate.

Hasta ahora sólo se había tenido el talento de pelearpor el sistema de las viejas montoneras gauchas del tiem-po del fraile Aldao, el Chacho y el Tigre de los Llanos,sacando siempre, como es natural, la peor parte en la con-

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tienda. Será muy heroico hacerse romper la cabeza entales condiciones o ir a podrirse en la cárcel por el de-lito de haber pronunciado un discurso o haber escrito unartículo más o menos declamatorio . Pero, en realidad,es bobo eso de estar recibiendo regularmente los estaca-zos y la afrenta del enemigo, haciendo lo del Nazarenoque aconseja al que recibe una bofetada volverle la otramejilla para recibir el par.

No, compadre, no se trata de ser Quijote por pose re-volucionaria, apostando a quién opone el pellejo y los hue-sos más duros al palo del polizonte. Se trata, por fin, decontener el brazo armado de la burguesía que nos humi-lla y nos ultraja, día a día, con nuestro puño de hierrodel proletariado organizado a su turno en un solo bloquede guerra para imponerle la fuerza de la razón por larazón de la fuerza.

Cuántas cosas grandes, nobles, fecundas y bellas podráhacer, anticipándose a la obra constructiva de la Revolu-ción, la nueva sindical roja del proletariado argentino,compuesta de 800 mil a un millón de trabajadores que asícobijados bajo la bandera roja del ideal comunista, uni-dos, por fin, en indisoluble abrazo de fraternidad, marchabizarro e invencible hacia la conquista del porvenir!

La indiada patriótica

Ya empieza a dar sus frutos el mazorquerismo naciona-dista resucitado con el nombre de Liga Patriótica Argen-tina . El drama brutal y odioso de Gualeguaychú que hadejado un tendal de muertos y heridos en la plaza públicadonde celebraban su acostumbrado mitin los trabajadores,drama urdido, preparado y llevado a cabo con toda alevo-

CUASIMODO

sía por el terrorismo azul y blanco del señor Manuel Car-lés, según todas las versiones oficiales, es una página rojaque el proletariado sabrá cargar en el haber de nuestroschauvinistas criollos.

Es curioso que en nombre del patriotismo resuciten nues-tros doctores criollos las prácticas gauchas de los luctuosostiempos de nuestra barbarie caudillesca, representada porla. trágica figura de Facundo . Decididamente estamos asis-tiendo a los crepúsculos del gaucho en la cultura nacional,aún cuando éste ya no use chiripá y bota de potro, sino fraccon pechera almidonada y viaje en aeroplano, en vez dehacerlo a caballo para producir mayor efecto teatral enla paisanada.

«Religión o muerte», era el lema que llevaba escrito ensu famosa bandera negra adornada con una calavera elTigre de los Llanos . «Nacionalismo o muerte», es el lemaque lleva incripto en el pabellón azul y blanco adornado conel gorro frigio, la Liga Patriótica Argentina, inventada poreste nuevo tigre de talabartería que se llama Manuel Carlés.

Bien está que dejéis consagrado el derecho a la violenciaen nombre del privilegio.

Los trabajadores consagrarán ese mismo principio ennombre de la justicia social.

¿Queréis ser profesores del terrorismo blanco?Aguardad : pronto tendréis excelentes discípulos en el

terrorismo rojo.¡Queréis precipitar el desencadenamiento de la guerra

civil por los mismos métodos mafiosos del «fascismo» queestá ensangrentando a Italia?

Hacedlo . Pero ataos muy bien los pantalones y esperadlas consecuencias .

JULIO R.BARCOS.

. •+•*•H•e- • .••• ese•ey-M•eH-e-rr1•e ...e.1-e.+.ey.e .Ne. .-e•1-r»•e.•».e.br1•e•1•ey.e.He.ye-•-e. Me •e.e•..seae••e•M••*••••-ey-e-0.e.p*

TRADUCCIONES V REPRODUCCIONES ¡¡syw.~.e-O•e•~-e .0.e.f•e.♦ •e .Peys .be.♦ s-O .n~ •e.i .«.q .e•1..e.O .e.♦ . .f•e•J.•e 0-sye•O..e- .e.-ey.e.y .e.~w. .e.~ .e.Mn~-op .e.O .e.p.e .A.e.6 . .(

LOS DESCALABROS DE LOS IMPERIALISTAS ALIADOS EN EL CERCANO ORIENTE

«La gallina de los huevos de oro», o «La codicia rompe el saco»

MUTIS DE GEORGIAPor Paxton Hibben (De «The Nation»).

El acontecimiento de más significación, en re-ladón con la situación rusa, que ha ocurrido des-de el fracaso de la aventura Wrangel, tuvo lugaren Febrero 19. Georgia, el último baluarte de losantibolshevistas, entre la India y el Mediterrá-neo y entre el Mar Blanco y el golfo Pérsico, adop-tó el régimen Soviet . En las encrucijadas del mun-do que quedan entre el Este y el Oeste, Georgia esel último, de los países transcaucásicos que separana la Rusia Bolsheviqui de la Turquía Bolsheviqui,en sucumbir a la influencia sovietista . Este sucesoes la culminación de una larga campaña de mansa,pero efectiva propaganda emanada del Kremlin,cuya fuerza ha consistido, no tanto en lo que la Ru-sia del Soviet podía o quería hacer en bien de lospaíses transcaucásicos, como en lo que las poten-cias de la Europa Occidental han dejado de hacerpor ellos. Precisamente durante tres años los paí-ses de la Transcaucasia han estado pendientes deque la Conferencia de la Paz, el Consejo Supre-mo, la Asamblea de la Liga de Naciones, o losgobiernos individuales de Europa, principalmenteinteresados en mantener abierto el camino de la India,

tomasen alguna resolución que les permitiese per-manecer solos . Esperaron en vano.

Cuando se recuerda que desde Batum (Geor-gia) en el Mar Negro, parte la ruta que constitu-ye el camino más directo a Tabriz, 'refieran, ya toda Persia, y que de Batum, cruzando por Ba-len y a través del Mar Caspio hasta Krasnovodsk,sale la vía más corta que conecta a la EuropaOccidental con Bokhara, Khiva, Afghanistan ytoda la India del Norte, la importancia de la con-versión de Georgia al sovietismo resulta eviden-te. Desde el punto de vista político, no es Rusiala que ha ganado tanto : el camino a Persia, Bo-khara, Afghanistan y la India ha estado abiertopara los Soviets desde que el ejército de Denikinfué aniquilado hace un año . Lo que es significa-tivo es que las influencias políticas que han es-tado haciendo guerra al bolshevismo han perdidosu última base de operaciones en todos los puntosdel Meso-Oriente.

No hay nada -- o al menos no debiera habernada — de sorprendente en la sovietización de larepública georgiana . Es cosa que ha estado vi-

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CUASIMODO

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niendo desde hace mucho tiempo, y todos losque en Europa le han prestado al asunto siquie-ra una atención superficial han debido preverlo.En Noviembre 11 de 1919, yo remití un despachoperiodístico al periódico Tribune de Chicago, enel que describía la tentativa abortada de una re-volución bolshevista en Georgia, la que aun en-tonces sólo fracasó por el grueso de un pelo . Midespacho fué interceptado en Constantinopla porel almirante Bristol, quien envió al comandanteIIaynes a Tiflis para que preguntase qué pretendíayo tratando de remitir tal despacho . Yo traté deconvencer al comandante Haynes de que el des-pacho era cierto en todos sus detalles, que Geor-gia, aun entonces, estaba lista para la revolución,y que si se efectuaba cualquier esfuerzo serio pa-ra provocar un cambio de gobierno en Georgia,con toda probabilidad tendría éxito. Le dije queel ejército georgiano estaba impregnado de bol-shevismo y que no se podía contar con él pararesistir la influencia del Soviet . . . y muchas otrascosas que todo el mundo sabe ahora . El coman-dante Haynes obtenía la mayor parte de sus in-formes de labios de los refugiados zaristas rusos,y no quería creer nada en contrario ; y así mi des-pacho nunca fué remitido . A pesar de ello, un es-fuerzo serio se ha llevado a cabo en Georgia parahacer la revolución del Soviet al fin, y ha tenidopleno éxito . En Marzo 10, hasta la misma Batum,bajo los cañones mismos de la flota aliada en elMar Negro, se declaró Soviet con muy poca lu-cha. ¡Bien por la censura!

Desde Noviembre 11 de 1919, muchas cosasgrandes han ocurrido en la Transcaucasia ; peroninguna de ellas ha fortificado la posición de losadversarios del bolshevismo. Denikin fué derro-tado. Wrangel emprendió su tentativa y fracasómiserablemente. Mr. Colby escribió su célebre no-ta de Agosto 11 1920, en la que se negaba a re-conocer «la independencia de las llamadas repú-blicas de Georgia y Azerbaijan». Las repúblicasde Armenia y Georgia, no fueron admitidas a laLiga de Naciones . Mustapha Kemal invadió laArmenia y conquistó el país con olímpico desdénpara el «arbitraje» del Presidente Wilson, quehabía de determinar las fronteras entre Turquíay Armenia . Pero lo más significativo de todo, fuéque la república musulmana de Azerbaijan, enAbril 28 de 1920, mediante una revolución relati-vamente pacífica dentro del propio país, y no porvirtud de ninguna invasión del ejército rojo deRusia, se volvió bolshevista . . . y le gustó.

La defección de Azerbaiján fué el golpe másserio para los antibolshevistas, no sólo en la Trans-caucasia y el cercano Este en general, sino tam-bién en la Europa Occidental . No sólo proporcio-nó a los partidarios del comunismo una base deoperaciones desde la cual la India, Persia y Tur-quía podían alcanzarse fácilmente, sino que lesdotó de un ejército rojo local, reclutado entrelos tártaros de Azerbaiján, con el que cualquieraoperación militar que pareciera conveniente podíaefectuarse sin merma para las Fuerzas armadasregulares de la Rusia Soviet . Se ha hecho en losdespachos de la prensa un esfuerzo concertadopara mostrar que un numeroso ejército rojo ruso

ha sido mantenido en la Transcaucasia. En Enero12, por ejemplo, el «New York Times», publicóun despacho de Constantinopla al efecto de que«el ejército 11 de la Rusia Soviet había sido reti-rado de Armenia y que las tropas bolshevistas deGeorgia habían recibido también la orden de eva-cuar» . Desde luego que no había tales tropas bol-sheviquis en Georgia, y los testigos presencialesque acaban de llegar de Tiflis me informan quelas tropas bolshevistas en Armenia no eran deRusia, sino de Baku . Fueron los obreros radicalesrusos y armenios que trabajaban en las minaspetroleras de Azerbaiján los que efectuaron la re-volución en aquel país y los que al momento seconstituyeron en una fuerza armada Soviet parauso de la Transcaucasia.

El golpe más serio para los antibolsheviquis enla defección de Azerbaiján fué, sin embargo elhecho de que una prosperidad relativa siguió ala sovietización de Azerbaijan . Mientras los in-gleses durante su ocupación de la Transcaucasia,entre Noviembre de 1918 y Julio 15 de 1920, ha-bían mantenido cerrados los pozos de petróleo deBaku, con el fin de quebrantar a los dueños de lastierras petroleras hasta obligarles a vender sustítulos por una bicoca a los capitalistas británi-cos, Soviet Rusia abrió de nuevo los campospetrolíficos y 60 .000 obreros desocupados y descon-tentos pudieron otra vez ganar lo suficiente paravivir. Por supuesto que la Rusia Soviet se bene-ficiaba con el petróleo ; pero el ejemplo concretode la prosperidad material sucediendo a la adop-ción del sistema Soviet les valía más a los comunis-tas que el petróleo. Era el petróleo de la propagan-da eficiente, y los agentes rusos esparcidos por todala Transcaucasia no perdieron ninguna de las venta-

LA CARICATURA MUNDIAL

El sol naciente del Japón. (El Tío Sam ve alzarse brus-camente ante él el mandato del Japón sobre la Isla deYapo . demasiado cerca de Filipinas) . — (De «Daily

Mail», Nueva York) .

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jas dialécticas que este hecho les daba. En una Ar-menia sin otro alimento que el suministrado por lacaridad americana ; sin medios adecuados de defen-sa contra sus enemigos seculares, los turcos ; sin ins-trumentos agrícolas, ni bestias de trabajo ; ni ningúnotro medio de rehabilitación material ; abrumadacon casi la mitad de un millón de patéticos e iner-mes refugiados de la Armenia Turca, cuya presen-cia empobrecía más a una tierra ya exhausta, unapropaganda de esta naturaleza tenía por fuerzaque resultar irresistible . Independiente desde 1918,reconocida por los Estados Unidos como un go-bierno de facto, en Abril 23 de 1920, los armenios,con una paciencia y una fe asombrosas en las pro-mesas de los Estados Unidos y de la Europa Oc-cidental, se habían resistido a toda influencia co-munista. El pronunciamiento categórico de Mr.Colby en Agosto 11 de 1920, C011 respecto a «Fin-landia propiamente dicha, la Polonia étnica yaquellos territorios que puedan, mediante acuer-do, formar parte del Estado de Armenia», y que«las aspiraciones de estos países a su independen-cia son legítimas», parecían abrir perspectivas de-finitivas de la ayuda material tan urgentementenecesitada y pedida.

En aquella misma hora, sin embargo, los nacio-nalistas turcos estaban preparando una ofensivacontra la República de Armenia . Las súplicas deayuda enviadas hora tras hora por el gobiernoarmenio, sólo provocaron frases bonitas . A últi-mos de Octubre dió comienzo el ataque . En No-viembre 4, cayó Kars, y el victorioso ejército tur-co avanzó por toda Armenia casi sin hallar re-sistencia . La lección era decisiva : Azerbaiján ha-bía prosperado al adoptar el comunismo . Por lu-char contra el comunismo, Armenia había sidodestruida. Por consiguiente, en Diciembre 6 elproletariado de Armenia se levantó en masa con-tra un gobierno cuyos mejores hombres emplea-ban la mayor parte de su tiempo en París o Gi-

LA CARICATURA MUNDIAL,

Júpiter de Moscú, según le pintan los socialistas ama-rillos de Italia. — (De <<II 4 20» , F lorence, Italia) .

nebra o San Remo o Londres, corriendo tras elConsejo Supremo, e impetrando una ayuda quenunca llegaba. La República Soviet de Armeniafué proclamada.

Quedaba sólo Georgia . Con respecto a Geor-gia, la presión de la penuria y la anarquía econó-mica nunca había sido tan grande como en elcaso de Azerbaiján y Armenia . Había también —es cierto — varios cientos de miles de refugiadosen Georgia, la mayor parte antiholsheviquis fu--sos, que habían huido a Tiflis con el dinero quese pudieron llevar ; no productores, inútiles igual-mente para la paz y la guerra . Pero Georgia tienedos salidas al mar, en Batum y Poti, y cierta can-tidad de provisiones y demás cosas necesarias po-dían obtenerse del mundo occidental . Es verdadque los georgianos estaban apurados de dinero yque su papel moneda, careciendo de valor fuerade Transcaucasia, los ponía en dificultades parapagar lo que necesitaban del exterior.

Pero Georgia produce el mejor manganeso delmundo, y el manganeso goza de gran demanda:el manganeso, por consiguiente, servía de prendapara adquirir alimentos y materiales de primeranecesidad . Georgia no había constituido, comoArmenia y Azerbaiján, la frontera misma y elcampo de batalla en la guerra de 1914 a 1920 . Lastropas que regresaban procedentes del desbanda-miento del ejército ruso del Cáucaso, que avanzóhacia el Norte después de la revolución bolshevi-que de 1918, arrasándolo todo a su paso, no ha-bían entrado en Georgia, en tanto que acabaroncon todo cuanto la guerra había dejado en pie enArmenia y Azerbaiján. Georgia tenía también unferrocarril, que enlazaba el interior con el MarNegro y, a través de Azerbaiján (cuando ocurríaque los dos países estaban en paz) con el Caspio.Las pocas industrias que los rusos habían estable-cido en la Transcaucasia, estaban en Georgia, Ti-flis, una ciudad de un cuarto de millón antes dela guerra, aumentada hasta casi un millón por lainmigración de los refugiados, ostenta orgullosaluces eléctricas, tranvías eléctricos, factorías, mo-linos, un gran teatro de Opera, un ballet ruso ycalles excelentemente pavimentadas y trazadas.Cuanta prosperidad había escapado a la furia dela guerra en Transcaucasia, tenía su centro enGeorgia,

El gobierno, aunque se trataba de una repúbli-ca socialista, estaba lejos de ser bolsheviqui . Al-gunos de los más cultivados y capaces políticosde la Rusia imperial formaban parte del gobiernode Georgia, y eran lo bastante inteligentes parasaber que el socialismo estaba en boga y aceptarla corriente socialista . Grandes propiedades fue-ron confiscadas . Las minas de manganeso y lacosecha de gusanos de seda, que constituían jun-tas las fuentes principales de rentas sobre las ex-portaciones, fueron nacionalizadas y el productode las ventas destinado a la compra de provisio-nes por el gobierno georgiano. Los grandes clubsprivados les fueron abiertos a todos los habitan-tes por unos cuantos centavos de entrada. Unasiento en la ópera costaba sólo ocho centavos,y todo el mundo concurría. En suma, un enormeesfuerzo se había hecho en Georgia para satisfa-

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cer las demandas de los elementos más radicales,mientras al mismo tiempo se mantenía una for-ma de gobierno con el que las naciones de laEuropa Occidental consintieran en tratar.

El presidente Jordania, con su largo record deservicios a la doctrina de Karl Marx, les inspira-ba confianza a los radicales, en tanto que Euge-nio Gueguechekosi, un joven de notable culturay cosmopolitismo, que actuaba de presidente , du-rante la enfermedad casi permanente de Jorda-nia, trataba con las varias misiones europeas deacuerdo con las mejores tradiciones de la diplo-macia occidental . David Ghambashidze, plenipo-tenciario de Georgia en Londres y París, era unhombre de mundo que inspiraba mucha confianzaen la estabilidad de su gobierno y el buen sentidode sus compatriotas . Hasta los mismos reacciona-rios franceses apenas podían hacerle ascos a ungobierno en que el príncipe Napoleón Murat, undescendiente por línea directa del mariscal deNapoleón y primo hermano del príncipe JoaquínMurat, Senador de Francia, ocupaba un alto cargoen el ministerio del Exterior.

Había, por consiguiente, toda clase de razonespara que las Potencias europeas — desde su pun-to de vista — hicieran cuanto pudiesen para ayu-dar al gobierno menshevique de Georgia a man-tenerse en pie, y ninguna para que se dejase aGeorgia ser arropada por la ola creciente del co-munismo. Sin embargo, nada hicieron . Toda la po-lítica, cada uno de los actos de Inglaterra, Fran-cia e Italia en Georgia — desde el comienzo de laocupación inglesa, inmediatamente después delarmisticio en 1918 y subsiguientemente a la par-tida de la misión alemana en la Transcaucasia, enOctubre 12 de 1918, hasta la retirada final que demala gana hicieron las tropas inglesas en el pa-sado Julio — obedeció al propósito de explotar elpaís hasta el máximum, reduciendo al gobiernoy al pueblo a un grado de miseria tan desesperan-te que esta explotación en grande escala pudierallevarse a cabo a un costo menor y con mayor ve-locidad.

La rudeza con que la República de Georgia y elpueblo georgiano fueron maniatados y saqueados,es casi increíble. Había tres misiones aliadas enTiflis cuando llegamos nosotros en el verano de1919 : franceses, italianos e ingleses, todos nadan-do en la abundancia . Estaban allí, deslumbrantesen sus uniformes bélicos — banqueros, agiotistas,ingenieros, gentes que no habían visto un cañónen su vida y cuyos galones de general tenían aúnel brillo de lo nuevo — para abrumar a los nativoscon la impresión de su importancia y autoridad.Su negocio consistía en la pesca de concesiones

franquicias mineras, privilegios sobre aguas,concesiones ferroviarias, contratos municipales,colocación de empréstitos en todo, todo lo que noestuviese asegurado con clavos . Por el logro desu independencia, Georgia tenía que empeñarsetoda, hasta el último botón, por los siglos de lossiglos, mediante un método casi idéntico, de in-versiones protegidas de capital extranjero, al queusó Venizelos para hipotecar a Grecia como pre-cio de su continuidad como jefe del gobierno .

Las grandes minas de cobre de Alaverdi, en laprovincia de Borchalo, al Sur de Tiflis, eran elpremio mayor . No bien las misiones aliadas llega-ron a Georgia, sus intrigas para entrar en posesiónde esta valiosa propiedad provocaron una guerrade diez días entre Armenia y Georgia, guerra queel general Sir W. Ryeroft terminó declarando aBorchalo zona neutral . Los franceses acto segui-do consiguieron las minas de los armenios, perolos ingleses pararon el golpe, adjudicándole eldistrito en disputa — minas y todo — a Georgia,sin conocimiento de los franceses. Fué esta situa-ción anómala — en la que las pasiones nacionalis-tas habían sido inflamadas artificialmente desdefuera — la que llevó finalmente a las hostilidadesentre la Armenia Soviet y Georgia, que acabande terminar con la sovietización de Georgia.

Procedimientos semejantes fueron seguidos porlas misiones aliadas al disputarse las minas demanganeso de Mingrelia, las vegas de tabaco deSukhum, las huertas de seda de Kutais y todo lodemás de valor, actual o potencial, en la Repúbli-ca de Georgia . Andaban a la rebatiña, cada mi-sión burlándole la presa a su vecina, y todas in-trigando, embaucando, sobornando con la ofertade su influencia en las Conferencias de la Paz pa-ra obtener ventajas comerciales, o amenazandocon la partición de Georgia y su adjudicación alos demás Estados de la Transcaucasia para impe-dir que alguna concesión fuese a parar a manosde interesados rivales . La especialidad de los in-gleses eran los empréstitos . Un general de briga-da representaba una casa de financistas bien co-nocida de Londres, con el plan de atar a Georgiamediante alguna forma de hipoteca perpetua, si-milar al acuerdo anglo-persa de Agosto de 1919.La especialidad de los franceses eran las minas,al paso que los italianos, con el ojo puesto en uninmediato zafarrancho, vendían rifles, municionesy zapatos capturados a los austriacos a georgia-nos, armenios y azerbaijanos sin distinción, conla mira de equipar ejércitos en cada país que pe-leasen con los otros.

Y en este proceso de explotación, el rublo trans-caucásico (basado, después de todo, en cimientostan sólidos como la libra, el franco o la lira) erasistemáticamente depreciado por la acción con-

EL BAUTISMO DE SANGRE DE HUNGRIA

La Entente asesinando al Gobierno Soviet del pueblo hún-garo para sustituirlo por la hiena sedienta de sangreque se llama almirante Horthy, regente de Hungría.(De «Notenkraker*, Amsterdam.)

LA CARICATURA MUNDIALrn,

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acatada de tres grandes Potencias, hasta que suvalor en plaza llegó a ser casi nulo . Entonces, consus libras, francos y liras papel, alquilaban jor-naleros al precio de un dolar mensual y despoja-ban a un pueblo hambreado y desesperado de susúltimos artículos de lujo y uso personal, tales co-mo joyas, alfombras, pieles, vajilla, que los geor-gianos se veían forzados a vender por pan . EnBatum conté yo sesenta fardos, cada uno de diezvaliosísimas alfombras persas, que un oficial alia-do había comprado y remitía a su país . Las habíapasado sin pagar un centavo de derechos, con só-lo su declaración de que eran sábanas del ejército!

Con tales oportunidades de «hazte rico pron-to», tales como ésta a su alcance, ninguna de lasnaciones europeas deseaba ver a Georgia restau-rada mediante el anticipo de créditos adecuadospara poner a la pequeña república en condicionesde comenzar a desarrollar sus riquezas . Y pararesistir, en la medida posible, los esfuerzos queestos avanzados agentes de la civilización hacíanpara despojar a su país de los últimos recursosen que ha de confiar para ser admitida en una basepráctica en los mercados del mundo, los georgia-nos se veían obligados a ir cediendo poco a poco,una concesión aquí, tina franquicia minera allá,o un contrato municipal, o una orden para ma-terial rodante de ferrocarriles . Y a cada franqui-cia obtenida, la avidez de los explotadores crecíamás y más.

El dinero para permitirle al gobierno georgia-no pagar su ejército, dar trabajo a sus desocupa-dos y descontentos obreros y disminuir los im-puestos ruinosos, era regateado siempre un po-quito más, para dar tiempo a que alguno que otroespeculador retrasado hincase el diente . Es la mis-ma política que las potencias aliadas han venidosiguiendo con respecto a todas las naciones pe-queñas, desde Polonia y Grecia hastaArzerbai-ján y Siam, desde el armisticio para acá.

En el caso de Georgia, que es meramente típi-co, la gallina estaba poniendo los huevos de oro .

CUASIMODO

Pero los representantes de la Europa Occidentalestaban ciegos ante los crecientes millares degeorgianos que no sabían de donde les había devenir la próxima comida . Yo vi familias que ha-bían conocido la opulencia -- y que no habían co-nocido nunca otra cosa -- arrojadas a la calle por-que no podían seguir pagando un alquiler de cincodólares por mes . Y cuando fuí donde el casero aprotestar contra tal crueldad, le encontré vivien-do en una casa grande, de la cual había estadosacando poco a poco los muebles, los manteles, lavajilla, habitación por habitación, para no morirsede hambre.

Era una cosa horrible, grotesca, estupenda. Elpaís estaba rico, el pueblo deseoso de trabajar.Tenían su salida al mar (cuando los ingleses seresolvieron al fin a retirarse de ella) para embar-car sus productos, y sus productos gozaban de unagran demanda en los mercados mundiales, y sinembargo, por un plan de expoliación — un estú-pido plan que mató la gallina de los huevos deoro — se le robaba al país, en lugar de ayudárse-le a ponerse en pie . Lo mismo, exactamente lomismo, que le sucedió a Grecia, a Polonia, al Aus-tria, a Servia, a Siria, a Persia . . . y que le suce-dería a Turquía si Mustafá Kemal lo permitiera.

En Georgia, por supuesto, esto no podía durar.La Rusia Soviet estaba demasiado a la mano . Elcomunismo podrá no ser deseable, pero para mu-chos es preferible a la esclavitud económica . Allíestaba, muy cerca, el ejemplo de Azerbaiján, enel que el paso al comunismo, huyendo de la ex-plotación de la Europa Occidental, había signi-ficado prosperidad . La paciencia de los georgia-nos se había agotado . Después de tres años de es-pera, el Consejo Supremo aliado reconoció al fina Georgia como una nación independiente dejure.

Era ya demasiado tarde . La operación fué bue-na . . . pero el paciente se murió.

VOCES AMIGASCUASIMODO . — Revista decenal que acaba de aparecerbajo la competente dirección de Julia R. Barcas y NemesioCanales . — Buenos Aires.

Es revolucionaria, antiparlamentaria, en contra de todoestrechismo ideológico, y viene a humanizar los principiosfilosóficos de la Revolución Social.

Humanizar entiende universalizar, generalizar, desbordar.Es una labor digna de los compañeros que la dirigen,

pero que se estrella en contra del encanallamiento y delidiotismo de los pseudos revolucionarios.

Y ello se perfila con la declaración que el propio Barcosestá obligado a hacer en el segundo número, declaraciónque hubiéramos suscripto nosotros también si nos habría-

mos acercado a Barcos ; la hubiéramos suscripto porqueello encierra una clara visión de la realidad del presente,y porque así decíamos . . . así decimos . . . así diremos . . .:«No nos sentimos vinculados ni por afinidades de culturamental, ni por simpatía de ninguna clase a tales elementoscuya labor de propaganda consideramos francamente per-judicial, reaccionaria y disolvente dentro del Campo

Re-volucionario».

Nuestros votos solidarios de larga siembra de ideas yde sentimientos .

a Vía libre», — Buenos Aires.

re••

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u - b

A nuestros agentes y suscritores

Rogámosles envíen desde hoy en adelante

sus giros y correspondencia al nombre imper-

sonal del Administrador de "CUASIMODO"Cangallo 3047.

CUASIMODO en el exterior

Las personas que quieran encargarse de la

venta de nuestra revista en los países del Con-

tinente, deben dirigirse al Administrador de

"CUASIMODO", enviando por anticipado el

importe de sus pedidos, descontando el 3o oto.

Serán inmediatamente atendidos .

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EL TR B JO -"o- DIARIO DE LA MAÑANA 1

Aparecerá en breve

en BUENOS AIRES PROPOSITOS

EL TRABAJO será un defensor incon-dicional y valiente de la unidad proletaria.

La unidad de los trabajadores será pres-tigiada sobre base antiestatales y apolí-ticas.

Prestigiará el criterio de que tanto lossindicatos adheridos a la F. O. R. A. Co-munista, a la F . O. R. A. del XI y los Autó-nomos, deben acatar la soberanía del Con-greso de Unidad.

El diario prestigiará la revolución rusa,defendiéndola de los ataques y calumniasburguesas, reformistas y las de los doctri-narios cristalizados.

Desde sus columnas el diario hará escue-

la de sindicalismo, entendiendo que en elpaís está detractado por unos y hecho unaamalgama informe por otros.

El diario no admitirá en sus columnas,bajo ningún concepto, polémicas persona-les, chismes ni nada que menoscabe los al-tos intereses proletarios.

Aconsejará a los sindicatos la adopción,en sus luchas y hasta en su funcionamien-to administrativo, de los métodos y mediosmás modernos y progresistas .

Combatirá despiadadamente la falta dedisciplina y cohesión en las batallas delproletariado.

UnificaciónProletaria

ActualidadesSindicalismo

PROBLEMAS AGRARIOSProfesorado

y Estudiantes

COMUNISMOLEALO A A SUSCRIBASE

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Buenos Aires . 2 .• decena de Mayo de 1921

Robert Smillie: Una de las Figuras más Nobles delDrama Social de Hoy.

Lloyd George: ¿A dónde irá a Caer?Dos Madres - Dos Morales, por Julio R . Barcos.La Impasibilidad de un Repórter, por Nemesio Canales.Impresiones de Linares Rivas y Zamacois sobre el

Dictador de Venezuela.Cómo el Capitalismo Reduce la Producción, por Al-

fredo Baker Lewis .

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Si usted nos envía, desde cualquier lugarde la República, $ 4, le remitiremos por seismeses, nuestra revista y además la reputada re-vista "INSURREXIT" que editan los estudian-tes universitarios. Para el exterior, $ 2.50 oro.

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Año 11 (2.° EPOCA)BUENOS AIRES, 2. DECENA DE MAYO DE 1921N.° x8

CUASIMODOREVISTA DECENAL

Editores : JULIO R . BARCOS Y NEMESIO CANALES

Dirección y Administración : CANGALLA 3047

Precio de suscripción : $ 3, semestre — Ejemplar : 20 centavos. — Atrasado: 40 centavos

Exterior : $ 4 . 50, semestre — Ejemplar : 3o centavos moneda argentina.

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CRONIQU ILLA INTERNACIONAL

Por NEMESIO CANALESii•.- .•+, . ....•4-.'4 • .o .n . ~ .. .y . ..a ..4. ..4 .e.~ ... * .e.♦ .e ..y ...♦ .hs.A 0.1•.•O...~..•h.•h«~•«~.«t..-h«{y.hn~y.h.•♦•.M.W.«hd

Cambio de cinta

En la pasada decena comenzamos nuestra croniquillacon las reparaciones . Las reparaciones eran el tema deldía, el asunto que ocupaba las columnas, de cal y canto,de la prensa matinal.

Pero al asunto de las reparaciones le ha salido unaposdata que lleva trazas de ser más larga que la carta.¿Cómo se llama esta posdata? La cuestión de la AltaSilesia, película de más movimiento que la anterior . Haceen ella de héroe un tal Korfanty, quien, aburrido de es-perar que la región silesiana se le entregase graciosamen-te a Polonia, como era de esperarse después de un ple-biscito en que le había tocado a Alemania, sacó el sabley echó por la calle de enmedio, resuelto a no dejar títerecon cabeza hasta no salirse con la suya : todo a estilopolaco.

Francia, o aquella parte de Francia que usa cascofochiano, sucesor del casco prusiano, miraba complacida labarrabasada polaca (sabia combinación elaborada por ladiplomacia de ambas naciones, madrina y ahijada, parareirse del plebiscito, adjudicándole a Alemania los votosy a Polonia la tierra), y mientras los italianos de la Mi-sión interaliada, no queriendo ser cómplices del desagui-sado korfantiano, caían bajo las balas polacas, y los in-gleses hacían causa común con los italianos, los soldadosfranceses fraternizaban con las hordas polacas y hastasus mismos generales alentaban abiertamente a los auto-res del golpe de mano.

Así iban las cosas . . . cuando he aquí que aparece unnuevo personaje en escena . Es nuestro conocido y admi-rado acróbata inglés, el gran Lloyd George . ¿Qué haceLloyd George? Se va derechito a la Cámara de los Co-munes y allí, ¡oh sorpresa!, condena como una odiosafechoría el golpe franco-polaco y dice !horror! que hayque jugar limpio con Alemania y que si el tratado deVersalles se ha aplicado en contra de ésta, no sería de-cente dejarlo de aplicar en lo que la favorece.

Y no bien hubo acabado Lloyd George su catilinaria,los diarios franceses, que hasta ayer mismo se habían pa-sado los días y las noches cantándoles las más ditirámbi-cas loas a él y a Briand, cuando ambos cofrades se ju-raron amor eterno al pie del ultimátum contra Alemania,prorrumpieron a coro en las más envenenadas diatribascontra nuestro hombre, llamándole desde «traidor» hasta«germanófilo» . ¿Germanófilo? Sí, señores ; así como suena.Si . dudáis, a «La Prensa» de ayer, 15 de Mayo, me re-

mito. Era cuanto nos faltaba que ver en este mundo locoque siguió a la guerra : ¡Lloyd George calificado de ger-manófilo! ¿Verdad que es gracioso? Pero así es, así hasido y así será siempre, por los siglos de los siglos, elmundo monstruoso del capitalismo . Inconsecuente, impul-sivo, atrabiliario, feroz, dispuesto a condenar hoy lo queensalzó ayer, sin otro instinto propulsor que la gula . ¿Có-mo va a ser de otro modo, si no tiene otra filosofía, otranorma que ajuste el ritmo de sus actos, que la del lucroparticular, el beneficio de cada uno para cada uno? ¿Qué

otros frutos puede dar esta filosofía de gorilas que losque está dando?

Por un. momento les véis unidos, abrazados estrecha-mente, en la más íntima y edificante comunión de pen-samiento. Y os parece que aquello es la paz. Pero ¡ay!no es la paz . Es simplemente una reunión de lobos queestán en acecho de algo que comer, de algo que repar-tirse . Pero aquel mismo apetito que los une un momentolos desune un momento después . Basta que sobrevenga unincidente cualquiera que encienda la chispa de los recelos— latente siempre allí donde no hay otra cosa que hocicoy mandíbulas — para que el aparente concierto de volun-tades suceda un concierto de gruñidos . . . y a Dios quereparta suerte.

¿Se romperá la Entente? — se pregunta alarmadísimoun corresponsal . Claro que sí, señor ; claro que sí . Si nose rompe hoy, lunes, por culpa de Korfanty, se romperámañana, martes, por culpa de cualquiera otro . No es ne-cesario ser profeta para ver que el imperialismo francés,aquejado por la loca ambición de salvar su vida agonizantemediante una transfusión de la poca sangre que aún lequeda a Alemania, no puede seguir ni un día más arras-trando en su vertiginoso correr de fiera herida al Impe-rialismo inglés . Los dos imperialismos tienen hoy intere-ses contrapuestos . Al francés le conviene que haya ea-

LA CARICATURA MUNDIAL

Al fin de las discusiones (Del «Kladderadatsch, Berlín) .

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morras incesantes en Europa para hacer de Pepe el Tran-quilo, y, con ayuda de Polonia, no dejar mina que nohaga suya. Al inglés, por lo contrario, le conviene unaEuropa pacificada con la cual comerciar, pues sólo así po-drá dedicarse, ya sin líos y revueltas exteriores, a hacerfrente a sus líos y revueltas interiores, y, sobre todo, abuscarles donde ganar un bocado a sus innumerables tra-bajadores sin empleo.

Las últimas noticias

Las últimas noticias no son nada tranquilizadoras . Júz-guese por este despacho que recorto de «La Razón»:

LONDRES, Mayo 16 (United) . — Las más seriasdivergencias desde la firma del armisticio están sur-giendo a causa del conflicto de Alta Silesia.

En «Downing Street» y en «Quai d ' Orsay » , LloydGeorge y Briand exponen opiniones diametralmenteopuestas . Tanto Francia como Inglaterra se hallan afe-rradas a políticas irreconciliables.

El afiebrado intercambio de correspondencia, indicala gravedad de la situación.

En los círculos oficiales de esta capital, se admiteque la Gran Bretaña está aumentando sus sentimientosanti-polacos y que miró sin mayores comentarios losacontecimientos, cuando Pilsudski amenazó la paz deEuropa, atacando a Rusia y Ukrania, simultáneamente.Además, se recuerda que Briand no actuó siquieracuando Zeligowski tomó posesión de Vilna, y los fun-cionarios del ministerio de relaciones han declarado,enfáticamente, que un tercer «fait accompli» no seríatolerado tranquilamente.

Se hace notar que Korfanty ha presentado excusasinaceptables, para rechazar el desarme.

Pero . . . ¿habrá guerra?

No ; no creo que la haya. Ni Francia ni Inglaterra es-tán hoy en condiciones de irse a las manos. Francia tienesoldados, quizás, pero no tiene dinero . Inglaterra tendríael dinero, quizás, si se empeñase en ello, pero no tienelos hombres . Cualquiera de las dos, o las dos juntas, ledan un susto todavía a cualquiera nacioncilla de pocomás o menos que convenga desplumar, pero ellas entresi no pasarán por ahora de los gruñidos Más tarde . ..puede ser, pero ahora no . Aún están convalecientes de laúltima.

Aunque, si bien se mira, no hay que estar del todo tran-quilos . Porque hay una razón de peso, una razón tremendapara que sobrevenga esa guerra . 'Y es ésta : que la tal gue-rra ahora sería una insensatez . Y como estos gobiernosimperialistas no saben hacer más que insensateces . . . saquela consecuencia, usted, lector.

La próxima guerra

Y ahora que hablo de guerras . Un americano acaba depublicar un libro con ese título : «La próxima guerra» . Mr.Irwin, que así se llama el americano, ha hecho un estudioconcienzudo de todas las formas de guerra hasta hoy co-nocidas, desde las conquistas primitivas de pueblos pací-ficos por hordas belicosas, hasta los programas, meticulo-samente planeados, de expansión y penetración que sueleponer en práctica el imperialismo capitalista de hoy : «Lapróxima guerra» — dice Mr. Irwin, — «será una guerra detanques blindados y grandes bombas explosivas, de flotasde aeroplanos y bombas de gases que harán tales estragos,que hasta las matanzas de Verdea han de parecer, en com-paración, como escaramuzas de flechas y hondas» . Y luegoviene una descripción de los efectos pavorosos de dos gasesasfixiantes recién descubiertos . Leer este libro, y pensar quevivimos perennemente al borde de la guerra, porque sinla guerra no hay expansión comercial, y sin la expansióncomercial no hay eso que llaman florecimiento de las in-dustrias nacionales (o sea, florecimiento de los dueños delas industrias nacionales a expensas del enflaquecimiento

CUASIMODO

de los demás habitantes del pueblo o nación) y sin el flo-recimiento de las industrias nacionales quedaría sin efectola finalidad máxima del divino sistema capitalista . . . espara morir de espanto y de vergüenza . De espanto y devergüenza de este mundo de pesadilla en que aún nos atre-vemos a hablar de humanidad y de civilización.

La sensación del día

Pero . . . doblemos la hoja. Hablemos de cosas alegres . Aver, a ver qué hallamos en los cables de «La Razón», quetenemos a la vista. ¡Ah! sí ; aquí está ya una nota de sport,de diversión . Leamos:

NUEVA YORK, Mayo 16 (Associated) . -- El cam-peón de box de Europa, Carlos Carpentier, llegó hoya ésta, preparado para dar comienzo a su entrenamientopara el encuentro con el campeón del mundo, JackDempsey».

¡Qué! ¿No os alegráis? A estas horas hay millones, milesde millones de seres humanos en todo el mundo, electri-zados de entusiasmo ante la sabrosa perspectiva de estosdescoyuntantes bofetones . Ya desde hoy el mundo se podrácaer a pedazos sin que nadie se dé por enterado : todo cuan-to ocurra es pequeño. Están en el proscenio Dempsey yCarpentier, y no hay ojos para nada más.

Es el sport, lector, el gran sport. Culto del dinero, cultodel caballo, culto de la escopeta de caza, culto del bofetón.Todo es uno y lo mismo. Todo es ancestralismo, incul-tura, barbarie . Puro producto de la filosofía cavernariade la vida que aún está en boga en parlamentos y univer-sidades.

Sólo existe hoy un lugar en el mundo donde no tendráneco los grandes bofetones de Dempsey y Carpentier. Eselugar es Rusia . Y es que allí la filosofía que hace del hom-bre un medio, y (le la propiedad una diosa famélica y feroz,y de las más puras relaciones humanas un comercio inde-cente, ha desaparecido, para dar paso a un nuevo conceptode la vida, que hace del hombre un fin, de la propiedad unaesclava del hombre, y de las relaciones humanas un perenney glo rioso festín.

LA CARICATURA MUNDIAL

EN LA ALTASILESIA

ELOBRERO POLACO;Aunque te pegaras a esta tierra mía, noya con dos manos, sino con cien manos, todavía tearrancaría para mandarte, con mochila y todo a Berlín».(De «Mucha», Varsovia) .

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CUASIMODO

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ROBERT SMILLIE : UNA DE LAS FIGURAS MAS NOBLES DEL

DRAMA SOCIAL DE HOY

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Figuras del proscenio

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George Lansbury, director del ya famoso diarioobrero de Londres «The Daily Herald», escribe acer-ca de él, con fecha reciente, lo que sigue:

«Robert Smillie ha renunciado su puesto de pre-sidente de la Federación de Mineros de Inglaterra.Esta es una nueva muy mala, no sólo para los mi-neros, sino en general para el movimiento obrero ycomunista en todo el mundo.

Cualesquiera que sean las causas que han dadolugar a su renuncia, — mala salud, la fatiga de losaños, u otra razón semejante, -- su salida en estemomento es una pérdida tremenda. Se va en un ins-tante en que el valor y estoicismo de su clase van aser puestos a prueba de un modo nunca visto Seríauna suerte que los mineros pudieran reemplazarlecon otro luchador de su talla, pues nunca como aho-ra se necesita en las avanzadas obreras hombres queno tengan miedo de decir en voz alta lo qué piensany a quienes ni la adulación ni el ataque puedan des-viar de su camino.

Nadie, — ni hombre ni mujer, — de nuestro tiem-po ha servido a la clase obrera con más bizarría, ycon una devoción más desinteresada por un granideal, que Robert Smillie.

La historia industrial de los últimos veinticincoaños lleva el sello de su insuperable actuación . Des-de la edad de catorce, hasta ahora que cuenta se-senta y dos años, ha sido siempre un obrero prime-ro, en un astillero, luego bajo tierra en las minas , yfinalmente sobre tierra, trabajando noche y día enel servicio, no <le sí mismo, sino de la clase de dondesalió . Tanto él como su esposa han vivido siempresatisfechos de permanecer en la clase obrera y de laclase obrera . Su casa, en Larkhall, no es ni más nimenos que una morada obrera : la pequeña casa decampo donde residían en los días de vacaciones, erauna casa de campo obrera. No importa el salario quese le pagase, él seguía siendo lo que siempre habíasido, uno de los trabajadores . Y es esto lo que a mijuicio le hace destacar como uno de los más grandeshombres de nuestra época ; para él y para su esposala clase de atmósfera que se impone a muchos de nos-otros y que nos saca ele las filas de la clase, carecíade todo atractivo.

El hecho de que como candidato al Parlamentofuese un completo fracaso, no dice nada en su con-tra, pues en estos días el entrar en el Parlamentosignifica mucha subordinación de sí mismo y de lasideas de uno acerca de la vida . Nadie se imagina

R

por un momento que un candidato obrero, o unmiembro obrero del Parlamento, no sea una per-sona digna, pero todos no somos de la misma ma-dera, y Robert Smillie está hecho de la clase de ma-terial que no sabe de transacciones, ni de palabrani obra . . . a menos que la transacción sea procla-mada y que a todo el mundo se le haga entender larazón para la misma.

El deja ahora la Federación . Consigo se llevará lamemoria del trabajo excelente que ha hecho y delos buenos deseos de todos los miembros de la Fe-deración. Y para nosotros que estamos fuera y quele conocemos sólo como amigo y camarada, sólo nosqueda rogar y esperar que tanto él como su buenaesposa tengan aún muchos años que dar al serviciode la causa . De un modo o de otro, queremos seguirteniendo en él al leader e inspirador . Queremos queesté con nosotros y nos ayude, en estos días de prue-ba, a mantenernos firmes en la lucha por la ver-dad y la justicia.

Otras notas sobre Smillie

De una carta que el corresponsal del mismo perió-dico escribe desde Glasgow, sacamos otras noticiasinteresantes acerca del simpático caudillo . Dice elcorresponsal : «Una de las razones que, según se di-ce, han influido en la decisión de Smillie al presen-tar su renuncia, es su deseo de no salir de Lark-hall, la aldea minera donde ha venido residiendo pormás de cuarenta años.

«Cuando aceptó el puesto de presidente permanen-te de la Federación, fué en la inteligencia de que vi-viría cerca de Londres . Esta cuestión ha vuelto asurgir ahora, debido a la frecuente necesidad de con-sultas personales . Smillie, sin embargo, prefiere per-manecer en Larkhall.

«Aparte de esto, el leader de los mineras ha es-tado siempre demasiado abrumado de trabajo y de-sea descansar. El estaría contento con hallar unaoportunidad de dedicarse a la jardinería, que le gus-ta mucho . El es también un lector incorregible y as-pira a que se le deje en paz ahora para tener tiempode leer su ya enorme colección de libros, pues nuncaha tenido tiempo bastante para esto, a causa de susconstantes y absorbentes ocupaciones . En su biblio-teca figuran obras de William Morris, al estudio delcual espera dedicarse con preferencia.

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CUASIMODO

LLOYD GEORGE : SU PECULIAR SITUACION POLITICA A CAUSA

DE LA SALIDA DE BONAR LAW

MR . Austen CHAMBERLAIN, Que ha sucedido a Bonan Lawen la jefatura del Partido Unionista, el más conser-vador de Inglaterra . (Léase a continuación el magní-fico artículo acerca de Lloyd George, que reproduci-mos de <<The New Statesman»),

La desaparición de Mr . Bonar Law, sea o no per-manente, da lugar a una situación, en el mundo dela política inglesa, mucho más crítica de lo que mu-chos están inclinados a admitir . Los partidarios delgobierno se hallan naturalmente ansiosos de poner-le la mejor cara posible al asunto ; al paso que laoposición se manifiesta algo indecisa, no atrevién-dose a contar los pollos antes que hayan salido delcascarón . En el discurso que pronunció Mr, AustenChamberlain, sucesor de Bonar Law en la jefaturadel partido Unionista (el más conservador de lospartidos ingleses . N. de R.), al notificársele oficial-mente esta designación en el Club Carlton, se negóa hablar sobre el porvenir de los partidos . «I das tra-diciones, — dijo , — de los dos grandes partidos in-gleses, son necesarias en esta hora de grandes cri-sis» . Sin duda, después de esta frase el orador sedetuvo en espera de aplausos, pero como en la re-seña de aquel acto que tenemos a la vista no se con-signa nada al respecto, podemos inferir que, de to-dos modos, si hubo tales aplausos, éstos no fueronmuy ruidosos. Y, en verdad, ¿por qué había de aplau-dirse? En la actual coyuntura el rendirle tal home-naje verbal al principio de la Coalición, es más sig-nificativo que lo hubiera podido ser la ausencia detoda alusión al tema. Pues — como todo el mundosabe, -- la gran mayoría de los partidarios de Mr .

(De <<The New Statesman»).

Chamberlain ya no se sienten en manera alguna coa-licionistas . Lo más chocante del caso es que Mr . Bo-nar Law era quizás el. único coalicionista de cora-zón que había en el partido unionista . . . y se ha ido.

El «Spectator» traía, hace una semana, un artícu-lo evidentemente escrito antes que la noticia dela renuncia. de Bonar Law se hiciera pública , — deun carácter algo alarmista con respecto a la situa-ción actual del partido unionista . «El partido unio-nista, — declaraba, — está en una situación muypeligrosa . La sangre le viene siendo chupada por unPrimer Ministro que no es unionista, y por un go-bierno en el que la mayor parte de sus elementosmás activos e importantes, o no son unionistas, o sehallan de tal manera bajo la sugestión del PrimerMinistro, que no puede considerárseles ya como unio-nistas, sino más bien como lloydgeorgistas.

Su situación (la del partido), sólo puede calificar-se como de una total servidumbre política».

El artículo en cuestión continuaba abogando porla reorganización del partido, «sobre bases de prin-cipios definidos, de modo que un hombre puedacon-sagrarle toda una vida de honrosa adhesión» . El«Spectalor» no puede, desde luego, ser consideradocomo un órgano representativo del unionismo. Perono puede negarse que, en este asunto especial al me-nos, habla en nombre de una gran fracción, proba-blemente la mayoría , del partido unionista, que hatenido gran satisfacción en hacer uso de los talen-tos de Mr. Lloyd George, pero que ahora tendría unasatisfacción aún mayor en librarse de él, si se atre-viera . Se ha especulado mucho en los círculos polí-ticos durante los últimos meses a base de la tácitasuposición de que Mr . Lloyd George puede — siem-pre y cuando se le antoje, -- asumir la jefatura ofi-cial del partido unionista . Pero los sucesos de la se-mana pasada han demostrado que esta presunción espor lo menos prematura . Puede que no esté fueradel alcance del Primer Ministro el ganar acceso alsagrado recinto del Club Carlton, pero es evidenteque si él tiene la menor esperanza de ser recibidoallí con la leal confianza debida a un jefe de parti-do, tendrá que dar alguna prueba mucho más con-vincente que todas las que ha dado ahora, — o que,en nuestra opinión, es probable que dé jamás, —de su propia fidelidad a los principios e intereses delconservatismo . Pues el partido unionista es, en rea-lidad, una institución nacional muy antigua , que pue-de, de tiempo en tiempo, hacer uso de hombres co-mo Mr. Lloyd George, pero que nunca rendirá, de-finitivamente, ni sus designios, ni su organización,a nadie a quien no haya hecho completamente suyo.

La situación es, por consiguiente, muy difícil . Conla ayuda del flexible y sinceramente devoto Mr.Bonar Law, Mr . Lloyd George bien hubiera podido ob-tener la jefatura virtual del partido unionista, con

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el control de la maquinaria de dicha organizaciónpor un buen número de años . Pero Mr. Chamber-lain no es ni flexible ni devoto, y aunque quisierano podría hacer el papel de su antecesor . Además, élha entrado en las funciones de jefe en un momentoen que la masa de sus partidarios está empezandoa cansarse de lo que el «Spectator» llama su servi-dumbre política, y a recordar que posee una mayo-ría absoluta en ambas cámaras del parlamento, en-teramente independiente del apoyo de sus aliadas«liberales» . Puede que Mr. Bonar Law los hubieralogrado persuadir de que no insistieran demasiadoen su poder de marcar el compás, pero Mr. Cham-berlain no tiene ni la influencia, ni siquiera la vo-luntad , quizás, de sucederle en tal gestión . Bien pue-de Mr. Lloyd George llorar la pérdida del que fuépresidente de la Cámara, pues nunca ha habido unPrimer Ministro que debiera tanto a un colega suyocomo él a Bonar Law. Ha quedado como Sansón alperder su cabellera ; sus cálculos le han fallado ; tie-ne que renunciar a su puesto, o a su voluntad . Si nopuede dominar a la mayoría que le mantiene en elpoder — y es indudable que no podrá, — tiene queobedecer a ella. Es un dilema demasiado clara quea un hombre más pequeño le presentaría, quizás, muypoca dificultad . Pero es una virtud de Mr. 'LloydGeorge el que sus sometimientos son siempre so-metimientos verbales . Sea cualquiera la componendao transacción a que condescienda, generalmente lo-gra sacar a flote su independencia personal ; y élposee cierta parcialidad intelectual que no sólo lemantiene aparte del unionismo, sino que le impide— salvo de una manera incidental y transitoria, —de llegar a ser instrumento de una política que nosea la suya.

En ese sentido, el es archi-contemporizador ; enotro sentido, es incapaz de toda contemporización.El es un egoísta auténtico que ama el poder sólo encuanto significa jefatura . Es fácil predecir que nun-ca dirigirá ningún partido al que no pueda dominar.Nosotros apenas podríamos, quizás, dispensarle unelogio mayor . Pero hoy está en una posición extra-ordinariamente poco envidiable, ya que su verda-dera influencia con el partido unionista es nula . Nonos sorprendería nada, por consiguiente, que se re-solviera a proponer la disolución del coalicionismoy a retirarse temporalmente.

Sin embargo, la situación del partido unionistano es menos difícil . Ese es el hecho que introduceun elemento de duda en el conjunto de la situación.Mr. Lloyd George no puede nada sin la organiza-ción unionista ; pero la organización unionista pue-de menos sin Lloyd George . Hay señales, sin em-bargo, de que los unionistas no se dan plena cuentade esto. Su gran éxito en las últimas elecciones ge-nerales les ha cegado — al menos a la mayoría deellos, — ante el hecho de que el conservatismo tra-dicional, como una fuerza política de Inglaterra, es-tá muerto. Si se hiciera un llamamiento al país enel que Mr. Lloyd George tomara parte como un ad-versario activo del unionismo — en cooperación conlos actuales partidos de oposición, o sin ella, — nocreemos que habría un sólo centenar de unionistas

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en el próximo parlamento. El conservatismo comotal carece de todo influjo en los países democráticosdel mundo . Aún estando las cosas como están, In-glaterra es el único país de Europa en que un par-tido conservador tiene siquiera ambiciones de su-bir al poder, y tan pronto como la cuestión se defi-niera, el conservatismo, aún en la misma Inglate-rra, quedaría expuesto como la fuerza insignifican-te que en realidad es . Puede que haya porvenir paraun partido del centro, pero es enteramente ciertoque no existe ninguno para un partido conservador.Probablemente los directores del partido unionistase dan cuenta de esto, pero es evidente que la masadel partido no ha caído en ello, y es a la masa quele corresponderán las responsabilidades de una deci-sión inmediata. Ellos pueden decidirse a manejárse-las sin Lloyd George . . . y en este caso, Dios lostenga de su mano. O bien, aunque parezca impro-bable, podrían tratar de conservar la Coalición . ..y en este caso la sentencia de muerte puede pro-rrogarse . Sin embargo, en cualquiera de los dos ca-sos el partido laborista será el ganancioso. Con to-da probabilidad habrá más de zoo diputados laboris-tas en el próximo parlamento . A algunos podrá pa-recerles extravagante esta predicción, pero otros laconsideran como la cosa más natural . El mundo dela política tiende a ser, ahora precisamente, un mun-do de ilusiones . El partido unionista posee una fuer-za numérica completamente ilusoria ; los partidos li-beral y laborista, pero especialmente el laborista, pa-decen de una debilidad numérica igualmente iluso-ria. Puede resultar, sin embargo, que el desarrollode la política inglesa en un futuro próximo sea de-terminado por estas ilusiones y que en el curso delpróximo verano el partido unionista bajo su nuevojefe se suicide al separar su suerte de la del PrimerMinistro.

De todos modos, todo ello constituye una situa-ción interesante . Claro es que la Coalición tiene queromperse, y es claro también, que el partido La-borista, a la primera oportunidad, verificará ganan-cias inmensas . Pero el balance actual de partidos enel próximo parlamento depende muy principalmen-te de la decisión que Mr . Lloyd George (o el par-tido Unionista) se verá obligado, muy en breve,a adoptar . Hasta un grado extraordinario las cir-cunstancias han hecho del Primer Ministro el ár-bitro aparente de los acontecimientos . Puede queél no logre conservar el poder para sí mismo, peropodrá probablemente salvar o perder a cualquierade sus rivales. Muchos críticos sagaces se muestranconfiados en que tarde o temprano él se irá «con laderecha» ; otros se muestran igualmente seguros deque se irá «con la izquierda» . Pero la cuestión pa-rece haberse convertido en una materia más de ne-cesidad que de libre albedrío . ¿Hacia qué lado podrácaer? La unica respuesta que en este momento pa-rece plausible, es la de que tome el consejo, tantasveces repetido, de sus paniaguados del Observer, ybusque por un tiempo aquel refugio al cansancio delos asuntos políticos que él tan ansiosamente deseay del que tan evidentemente se ha hecho merecedor .