el enigma de los resucitados

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El enigma de los resucitados Insensibilidad, rigidez, ausencia de respiración y actividad cerebral confirma electroencefalograma siguen sin ser síntomas definitivos para determinar con t que una persona ha fallecido. ¿Habría que esperar a la aparición de la putrefa acaso los resucitados personas que no han llegado a fallecer... por completo respuesta abrir# nuevas incógnitas a casos como los que $undo $isterioso prese $urió a las siete de la ma%ana del pasado &' de mayo en $ulan(e )$ala*i+. Hora con el acta de defunción en sus manos, los familiares de $argaret $ose prepara familiar para rendir a la difunta una despedida de acuerdo a los ritos locales vivienda sólo se escuchaban himnos y rezos en honor de la desaparecida. El ent lugar a la ma%ana siguiente... sí estaba planificado el /ltimo adios. -ero '0 horas despu s del óbito ocurrió 1algo1. lgo e2cepcional. $argaret, a incorporó sobre el lecho en el que descansaban sus 3minutos antes3 restos mort y balbuceó algunas palabras ante la incredulidad de su hermana 4osephine. 5 c acariciar su cuerpo sin vida, un cuerpo que estaba frío como un t mpano de hie importaba7 $argaret había regresado a la vida. penas recordaba nada, salvo h encontrado con familiares y amigos muertos mucho tiempo atr#s. Era como si hub atravesado las puertas del cielo para regresar al reino de los vivos. 8 el dolor quedó eclipsado por el (/bilo y los comentarios, en aquel perdido p dispararon. 9os m dicos de la localidad sólo se e2plicaban lo sucedido alegand diagnosticar la muerte de $argaret: mientras, los vie(os del lugar recordaban m#gicos capaces de hacer volver a los muertos a la vida por mediación de los e África, cuna de la resurrección -ocas palabras como zombi infunden tanto temor. 8 lo que asociamos a ella nos al país de los muertos vivientes, en donde la magia vud/ alcanza su e2presión conviertiendo a hombres y mu(eres de toda condición en 1resucitados1 que vagan plantaciones de ca%a cu#n autómatas esclavizados sin voluntad propia que un dí e2tra%as condiciones, fallecieron para, días despu s, ser sacados de las tumba o sacerdotes vud/ que los hacen revivir. -ero el vud/ no es sinónimo de oscuridad. ;i siquiera es un culto homog neo al practica. <frica es su cuna, pese a que Haití sea su 1escaparate1: del "ontine especialmente de sus costas occidentales )=enin, >ongo, ;igeria...+ partieron destino a 9atinoam rica con sus ritos animistas a modo de /nico baga(e para es comunicación con los loas o espíritus. 8 precisamente es en aquellos países en encontrarnos vivo un culto que allí llaman vud/m )vocablo madre de vud/, que s 1espíritu1+ en el cual la resurrección zombi tiene una funcionalidad mucho m#s Haití. llí, los resucitados se convertir#n en sacerdotes para el pueblo, en que establecer#n, tras haberse salvado de la muerte, un puente entre los human >raslad monos a la selva tropical del antiguo ?ahomey )hoy =enin+. llí, tras investigación, el periodista franc s @obert Arainville tuvo la ocasión de asis ritual sobrecogedor que la tribu local de los fons celebra cada a%o en honor d !apata. 9o /nico que precisan para levar a cabo el rito es una (oven fallecida sido certificada. En realidad, es una fiesta. >ambores, bailes, ofrendas... y los familiares de espectantes.

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Muertos vivientes

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El enigma de los resucitados

El enigma de los resucitados

Insensibilidad, rigidez, ausencia de respiracin y actividad cerebral confirmada por electroencefalograma siguen sin ser sntomas definitivos para determinar con total seguridad que una persona ha fallecido. Habra que esperar a la aparicin de la putrefaccin? Son acaso los resucitados personas que no han llegado a fallecer... por completo? Cualquier respuesta abrir nuevas incgnitas a casos como los que Mundo Misterioso presenta.

Muri a las siete de la maana del pasado 31 de mayo en Mulanje (Malawi). Horas despus, con el acta de defuncin en sus manos, los familiares de Margaret Mose prepararon la casa familiar para rendir a la difunta una despedida de acuerdo a los ritos locales. Por la noche, en la vivienda slo se escuchaban himnos y rezos en honor de la desaparecida. El entierro tendra lugar a la maana siguiente... As estaba planificado el ltimo adios.

Pero 16 horas despus del bito ocurri "algo". Algo excepcional. Margaret, a duras penas, se incorpor sobre el lecho en el que descansaban sus -minutos antes- restos mortales. Se sent y balbuce algunas palabras ante la incredulidad de su hermana Josephine. Acababa de acariciar su cuerpo sin vida, un cuerpo que estaba fro como un tmpano de hielo! Poco importaba: Margaret haba regresado a la vida. Apenas recordaba nada, salvo haberse encontrado con familiares y amigos muertos mucho tiempo atrs. Era como si hubiera atravesado las puertas del cielo para regresar al reino de los vivos.

Y el dolor qued eclipsado por el jbilo y los comentarios, en aquel perdido poblado africano, se dispararon. Los mdicos de la localidad slo se explicaban lo sucedido alegando un error al diagnosticar la muerte de Margaret; mientras, los viejos del lugar recordaban los poderes mgicos capaces de hacer volver a los muertos a la vida por mediacin de los espritus.

frica, cuna de la resurreccin

Pocas palabras como zombi infunden tanto temor. Y lo que asociamos a ella nos remite a Hait, al pas de los muertos vivientes, en donde la magia vud alcanza su expresin ms terrorifica conviertiendo a hombres y mujeres de toda condicin en "resucitados" que vagan por las plantaciones de caa cun autmatas esclavizados sin voluntad propia que un da, y en extraas condiciones, fallecieron para, das despus, ser sacados de las tumbas por houngans o sacerdotes vud que los hacen revivir.

Pero el vud no es sinnimo de oscuridad. Ni siquiera es un culto homogneo all donde se practica. frica es su cuna, pese a que Hait sea su "escaparate"; del Continente Negro, especialmente de sus costas occidentales (Benin, Tongo, Nigeria...) partieron los esclavos destino a Latinoamrica con sus ritos animistas a modo de nico bagaje para establecer comunicacin con los loas o espritus. Y precisamente es en aquellos pases en donde encontrarnos vivo un culto que all llaman vudm (vocablo madre de vud, que significa "dios" o "espritu") en el cual la resurreccin zombi tiene una funcionalidad mucho ms luminosa que en Hait. All, los resucitados se convertirn en sacerdotes para el pueblo, en hombres y mujeres que establecern, tras haberse salvado de la muerte, un puente entre los humanos y los loas.

Trasladmonos a la selva tropical del antiguo Dahomey (hoy Benin). All, tras muchos meses de investigacin, el periodista francs Robert Grainville tuvo la ocasin de asistir en 1976 a un ritual sobrecogedor que la tribu local de los fons celebra cada ao en honor del dios de la tierra, Sapata. Lo nico que precisan para levar a cabo el rito es una joven fallecida cuya muerte haya sido certificada.

En realidad, es una fiesta. Tambores, bailes, ofrendas... y los familiares de la joven espectantes.

Segn relat Grainville, todo el poblado se rene para la cita que tiene su punto culminante cuando la difunta, conducida por cuatro vodum-non o hechiceros, es depositada sobre el suelo. "La joven -explic el periodista- no presenta ningn signo de vida. No respira, no se mueve. La piel ha adquirido una tonalidad cenicienta y muestra diversas heridas purulentas". Posteriormente, su cuerpo desnudo es lavado y las sacerdotisas comienzan a masajearla durante horas sin que los canticos y rituales cesen un minuto hasta que, bruscamente, se hace el silencio. A partir de ah, todo el trabajo correr a cargo del jefe de los hechiceros que, una vez tras otra, repetir el hombre de la difunta. Debe llamarla siete veces...

El relato del periodista francs habla por s solo: "Siete veces, y nada ocurre. Un sobresalto recorri la multitud... Por octava vez, el hechicero grit el nombre de la joven. Y, entonces, la chica gimi! Todos nosotros hemos sido testigos: ha gemido". En definitiva, la joven resucit.

La creencia de los fons es que la muchacha ha revivido gracias a la accin del dios Sapata. Es un zombi, pero a diferencia de los haitianos, no ser vendido para vivir su segunda existencia a modo de pesadilla como vctima de una espantosa esclavitud. Al contrario: la muchacha ser retirada al interior de un convento para comenzar su verdadera iniciacin, tras la cual se convertir en una sacerdotisa del dios de la tierra. Aprender el uso medicinal de las plantas, el significado de los amuletos y el lenguaje secreto de los iniciados.

Resurrecin y religin

La resucitada ser una referencia espiritual para su pueblo. Algo que ya ocurri en Occidente hace 2000 aos tras la resurreccin de Jess de Nazaret, dogma bajo el cual se edificaron los cimientos del cristianismo, una religin en donde el milagro se ha convertido en sntoma sine qua non para ser beatificado y canonizado. As, en el haber de numerosos santos encontramos infinidad de milagros y, por supuesto, resurecciones.

San Juan Bosco es un buen ejemplo de lo que decimos. Este sacerdote fundador de los salasianos fallecido en 1888 obr varias resurecciones. La primera, en 1849, tuvo como beneficiario a un joven turins de 15 aos que falleci prematuramente. Bosco era su confesor, y un buen da, cuando el joven haba muerto, formul a un familiar suyo una desafortunada cuestin. "Cmo est el muchacho?", pregunt sin saber del trgico desenlace. Fue entonces cuando un familiar le respondi, lacnico y, a qu negarlo, molesto por la inoportunidad: "Falleci hace 11 horas". Sin peder la compostura, el futuro santo asegur: "Ahora mismo est despertando". As fue; instantes despus, los padres del muchacho, que ya tenan firmada el acta de defuncin del joven, vieron como el joven comenzaba a moverse...

Ms de 400 casos documentados de resureccin se han registrado a lo largo de la historia del cristianismo. En un impresioante volmen, el sacerdote marista Albert J. Hebert los recopil bajo el ttulo Raised from the Dead (Illinois, EE. UU., 1996). En l podemos toparnos con casos tan peculiares como las resurecciones obradas por San Martn de Porres (1579-1639), a quien atribuyen haber devuelto la vida a varios animales; o con experiencias como la atribuida a la mstica alemana Teresa Neumann (1898-1962). Esta estigmatizada, cada Semana Santa, entraba involuntariamente en trance durante das y reviva -en carne propia- la pasin de Jess. Durante aquellas jornadas, la mstica pareca viajar al pasado hasta situarse en la Palestina del siglo I. Y como si su piel fuera la piel del martirizado Jess, comenzaban a brotar en ella llagas sanguinolientas, heridas en las palmas de las manos y los pies como si se tratara de los mismos clavos de la cruz en la que fue clavado el nazareno y, lo que ms impresionaba a los cientos de testigos que en aquellos das se aproximaban a la vivienda de Neumann: lgrimas de sangre que tean de rojo todo su cuerpo.

En una de aquellas ocasiones, el xtasis de Teresa Neumann fue tan prolongado y sanguinoliento que pareci desfallecer. Todos creyeron que haba muerto cuando tras 45 minutos no dio seales de vida. Sin embargo, poco despus empez a cobrar la consciencia y sus heridas, casi por arte de magia, como siempre le ocurra, cicatrizaban hasta desaparecer. As volvi a la vida una mstica de este siglo que, probablemente, no tarde en subir a los altares.

Pero si existen dos casos paradigmticos y excepcionales, esos son, por un lado, el de San Vicente Ferrer (1350-1419), padre dominico al que se le atribuyen nada menos que 40.000 milagros y la poco desdeable cifra de 28 resurecciones. Como si de un autntico houngan haitiano se tratara, el santo tena -en vida primero, y por intercesin despus- una facilidad pasmosa para levantar muertos de la tumba. Y por otro, el milagro de Calanda (Teruel), ocurrido en el ao 1640 cuando un joven llamado Miguel Juan Pellicer recuper una noche, tras un extrao sueo, la pierna que haba perdido tras un accidente. El inexplicable suceso fue objeto de una contundente investigacin eclesistica que no pudo sino certificar que la pierna de muchacho "resucit" inexplicablemente. Cientos de documentos as lo certifican: Pellicer llevaba ms de un ao mendigando en pblico por las calles de Zaragoza; cuando volvi a ellas, ante el estupor de quienes lo conocan, lo hizo con las dos piernas.

Santones, msticos y chamanes

Radhakrishna viaj a Puttaparthi (India) con la esperanza en encontrar alivio a las terribles lceras gstricas que la hacan la vida imposible. All viva el santn Sai Baba, uno de los lderes religiosos ms venerados del pas. Ya entonces, en 1953, lo consideraban un autntico dios encarnado en la Tierra. Sin embargo, tras un primer encuentro con el swami Baba, el enfermo cay en coma durante su primera noche en la monumental residencia del santn, que rest importancia al agravamiento de la enfermedad.

Horas despus, perda la vida. Pero su cuerpo -por expreso deseo del swami- permaneci en el lecho durante das. "A la maana del tercer da, el cuerpo estaba oscuro, rgido; ola mal", explica en su obra Sai Baba, el hombre milagroso el investigador Howard Murphet que relata as como en esa misma jornada se produjo el milagro: "Apareci con su tnica roja, su abundante pelo y su radiante sonrisa. Eran entonces, ms o menos, las dos y media de la tarde del tercer da. Toda su familia lloraba, pero Baba les pidi que salieran de la habitacin y cerro la puerta. Nadie sabe qu ocurri, pero despus de pocos minutos Baba abri la puerta e hizo seal a los que esperaban para que entrasen. All, en la cama, estaba Radhakrishna mirndolos sonriente".

El enfermo haba vuelto a la vida cuando su cuerpo ya presentaba sntomas de putrefaccin. Y el swuami, ms tranquilo que nadie entre el jbilo y el desconcierto, se aproxim a la esposa del resucitado y le dijo: "Le he devuelto a su marido, ahora trigale bebida caliente".

A Baba le otrogan otra resurreccin en 1971. En esta ocasin, el afortunado -un estadounidense- haba sido dado por oficialmente muerto en el hospital de Madrs (India). As se ha forjado la leyenda Baba, un hombre al que algunos crticos consideran un farsante prestidigitador y sus millones y millones de seguidores lo adoran como quien es en realidad para ellos: Dios.

No lejos de Bab viven otros santones, fakires y yoguis que a menudo y voluntariamente, se dejan morir para revivir posteriormente. Se trata de un milenario ritual que precisa de una larga preparacin para poder llevar a cabo los mecanismos biolgicos que requiere tan prodigiosa prctica. El fakir repliega su lengua hasta la laringe y aprieta sus puos con el objetivo de reducir el riego sanguneo hacia el cerebro. Mientras, su concentracin y una fuerza mental fuera de toda lgica les provoca un estado de muerte aparente. Luego, sus seguidores lo encierran en un atad lacrado y... lo entierran. Y das, semanas o meses despus, exhuman el cadver. As relata el investigador italiano Csar de Vesme un caso que tuvo la oportunidad de investigar: "Pasados cien das se exhum la caja. Al abrirla apareci un cadver de tez apergaminada y amarillenta. Tras seis horas de fricciones con un aceite especial, la piel comenz a mostrar una apariencia tersa y flexible. Uno de los brahmanes introdujo su navaja entre los dientes apretados del fakir y verti dentro un lquido verdoso. Tras unos estertores, el sujeto se levant y comenz a balbucear las primeras palabras".

Rayos de vida

Pero no siempre la resurreccin es fruto de una accin voluntaria por parte de un supuesto "obrador" de milagros o por parte del mismo interesado. En muchasocasiones, la muerte viene sin avisar. Por accidente, o porque los cielos as lo han querido...

De este modo lleg la hora de Daniel Azbal Martn, un cabrero cacereo que en mayo de 1995, en medio de una tormenta elctrica de mil demonios, un rayo le alcanz el hombro, le atraves todo el cuerpo y le sali por los rganos genitales. Los manuales de medicina son bien explcitos al respecto: a quien le ocurra esto le estallar el cerebro y el corazn. Pero Daniel, simplemente, se qued dormido y cul milagro, despert con sus ropas quemadas pero su fsico indemne. El dio gracias a Dios y hoy, cinco aos despus, contina pastoreando por las tierras extremeas. Algo similar le ocurri Lucio de Morales, un mexicano al que hace ms de medio siglo le alcanz un rayo, y que a diferencia de nuestro paisano, se ha convertido en el referente religioso de su comunidad, en un chamn.

Lucio, tras el accidente, se aproxim tanto al umbral de la muerte que por un momento pareci sobrepasarlo. Pero qued postergado en un lecho durante tres aos en estado vegetativo. Mientras, su mente viajaba por mundos desconocidos en los cuales seres de otras dimensiones le instruan en secretos insondables que deba poner en prctica cuando retornara a la vida. Algo que, como sealbamos, ocurri tres aos despus convirtndose, segn creen en Mxico, en un granicero, una modalidad de chamn no hereditaria cuyos miembros han de morir y porteriormente resucitar para convertirse en guas religiosos para su comunidad.

En realidad, las experiencias de los chamanes graniceros no difieren gran cosa de los millones de personas que aseguran haber vivido una ECM (Experiencia Cercana a la Muerte). Como en su momento expuso el Dr. Raymond Moody, todo ocurre cuando una persona, generalmente tras un accidente o durante una operacin, siente como su "alma" se separa del soporte fsico, entra en un tnel oscuro al final del cual se encuentra con un ser luminoso que interpreta de acuerdo a sus creencias religiosas. Mientras todo esto ocurre, en ocasiones, los mdicos llegan a certificar el acta de defuncin del paciente; sin embargo, revive casi milagrosamente. Retorna al mundo de los vivos tras sufrir una experiencia que segn el equipo del Dr. Kenneth Ring, que estudi 2.600 casos de este tipo, desencadena en el revivido nuevos resortes: el "resucitado" es ms espiritual y comprometido familiar y socialmente. En definitiva, vuelve de la muerte ms vivo que quienes no se aproximaron a la frontera.

Enterrados vivos o resucitados?

John MacInthyre no poda mover su cuerpo. Pero l lo senta todo: las honras fnebres, los sollozos de su familia y la mecnica actuacin de los sepultureros que lo enterraron. Quera gritar que estaba vivo, pero todos los dieron por muerto aquel ao de 1824. Pasaron varios das y, esperanzado, escuch a los mismos sepultureros exhumando el cadver. Pero sigui sin poder dejarse notar y con ms pnico si cabe, escuch como iba a ser diseccionado sobre una mesa de mrmol. Primero llegaron las descargas elctricas para livianizar el rigor mortis y luego se aproxim a l un forense armado con una inmensa lmina afilada que penetr en los tegumentos de su pecho...

Entonces, pudo gritar. Su alarido se dej oir en kilmetros... Haba revivido! O acaso haba resucitado? Determinar qu es la muerte y cules son los sntomas que la certifica es una vieja lucha de la medicina que parece no ha sido todava ganada. Quiz la explicacin a muchos casos de resureccin est ah, en la probabilidad de que una muerte aparente no sea tal y que los resucitados no hayan, en realidad, atravesado el umbral.

Los zombis son un buen ejemplo. La tetrodotroxina que contiene el poudr o polvo zombi (al igual que otras drogas cuyos secretos conocen diferentes pueblos tradicionales) provoca un estado similar a la catalpsia -la desaparicin de todo signo de vida aparente- del que se puede despertar. As pues, los zombis, en realidad, nunca murieron. Es esta la explicacin a los casos de resureccin?

Demostrado est que, muy a menudo, algunas personas son enterradas vivas. Por ejemplo, cuando fueron repatriadas la vctimas de la Guerra de Vietnam, los fretros de un 4 por ciento de ellos presentaban sus cuerpos retorcidos, sus puos roidos y la madera araada. Haba revivido en su propia tumba sin opcin a salir de ella...

Son miles los casos que lo demuestran. Hombres y mujeres que renacen en las cmaras de fro de los hospitales, en sus viviendas cuando reciben las honras fnebres y, a veces, en el transcurso de sus propios entierros. Hombres y mujeres a veces no tan afortunados y que despiertan bajo tierra, tal y como confirmaron los sepultureros parisinos en la dcada de los setenta, cuando aseguraron que muchos cadveres, al ser exhumados, mostraban signos de aparente "resurreccin".

La clave, segn muchos estudiosos, puede estar en la llamada catalpsia. Pero, sobre todo, en el estudio de los mecanismos que la pueden provocar. Aunque, por otro lado, en algunos casos, ni siquiera esta muerte aparente parece ser la clave para resolver episodios tan intrigantes. De este modo, a veces queda la tentacin de volver atrs en el tiempo y admitir que aquel Dr. Maze que obtuvo reconocimiento pblico en Francia al afirmar que el nico signo evidente de muerte es la putrefaccin, tena toda la razn. As que, por si acaso, habr que seguir haciendo caso a los antiguos sicilianos, que enterraban a sus muertos en enormes fretros con provisiones, respiraderos y agujeros para poder llamar a los vigilantes de los camposantos, que haca guardia las 24 horas, no fuera a ser que a alguno de aquellos enterrados les diera por resucitar.