el golpe libro ponencias definitivo

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  • El GolpeTR aos (NVPSJ OMNN)

  • Saln de Actos de la Facultad de DerechoSevilla, NU y NV de octubre de OMNN

    PONENCIASJos Villa Rodrguez (ed.)

    El GolpeTR aos (NVPSJOMNN)

    Sevilla, OMNO

  • Edita:Asociacin Memoria, Libertad y Cultura Democrtica

    Colaboran:Ministerio de la Presidencia. Gobierno de EspaaICAS. Servicio de Archivo, Hemeroteca y Publicaciones.Ayuntamiento de Sevilla

    Editor:Jos Villa Rodrguez

    Diseo, maqueta y cuidado de la edicin:Pedro Bazn Correa

    Fotografa de cubierta:Julio de NVPS: falangistas en la puerta del Ayuntamiento de Sevilla (detalle). ICAS-SAHP, Fototeca Municipal de Sevilla, archivo Serrano

    Fotografas interiores:ICAS-SAHP, Fototeca Municipal de Sevilla (pp. NO, NQ, PS, QS, NMQ, NOU, NPU)Archivo Oronoz (p. RS)

    de la edicin, Asociacin Memoria, Libertad y Cultura Democrtica de los textos, sus autores

    Depsito legal: SE-xxxx-OMNO

    Imprenta:Pinelo Talleres Grficos, S.L.

  • n d i c e

    V

    Introduccin

    Juan Antonio Carrillo Salcedo

    NP

    Contra una sociedad libre, golpe militar

    ngel Vias Martn

    PR

    La Repblica enfrenta la rebelin militar

    Santos Juli Daz

    RR

    Medios y golpismo en la Espaa del siglo XX

    Antonio Checa Godoy

    TR

    El entorno internacional: Europa y Estados Unidos

    Marycruz Arcos Vargas

    NMP

    Sevilla: ocupacin y represin. Leyenda y realidad

    Francisco Espinosa Maestre y Jos M Garca Mrquez

    NPV

    A modo de eplogo

    Jos Villa Rodrguez (ed.)

  • Dos de las Sesiones del Encuentro El Golpe, TR aos (NVPS-OMNN). Arriba, de izquierda a derecha, los ponentesSantos Juli Daz, Antonio-Miguel Bernal Rodrguez (moderador de la sesin), ngel Vias Martn y AntonioCheca Godoy. Abajo, de izquierda a derecha, Marycruz Arcos Vargas, Jos Villa Rodrguez (coordinador delEncuentro) y Jos M Garca Mrquez.

  • INTRODUCCIN

    E ste libro recoge las ponencias presentadas en el Saln deActos de la Facultad de Derecho de la Universidad deSevilla los das NU y NV de octubre de OMNN, con ocasin deunas Jornadas organizadas por la Asociacin Memoria, Libertad yCultura Democrtica con el propsito de reflexionar, setenta y cincoaos despus, sobre el Golpe Militar de julio de NVPS.

    Los profesores ngel Vias y Santos Juli abordaron el tema desde laperspectiva espaola; la profesora Marycruz Arcos examin la dimensininternacional de la guerra civil; dos historiadores Francisco EspinosaMaestre y Jos Mara Garca Mrquez contrapusieron lo que hay deleyenda a lo que hubo de realidad en la ocupacin de Sevilla; por su parte,el profesor Antonio Checa present una reflexin de conjunto sobre losmedios de comunicacin y el golpismo en la Espaa del siglo XX.

    Para el profesor Vias, cuya ponencia lleva por ttulo Contra unasociedad libre, golpe militar, el golpe del NU de julio fue un acto militar,por muy apoyado que estuviese por una trama civil casposa y nadareacia al fascismo. Fue el cnit de una poca de militarismo en Espaay de intervencin obsesiva de las Fuerzas Armadas en la evolucinpoltica, al amparo de la sedicente misin fundamental que lesencomend, en NUTU, la Ley Constitutiva del Ejrcito.

    Pero cmo fue posible que un golpe que no triunf no fueraaplastado sobre la marcha? De la conspiracin militar, seala elprofesor Santos Juli, todo el mundo hablaba, pero al final, la rebelinde julio de NVPS constituy para todos, incluso para quienes haban

    V

  • conspirado o trabajado por ella, un acontecimiento asombroso en sumagnitud e incierto en su desarrollo. Todo el mundo la esperaba peronadie haba previsto que, al no triunfar y no ser aplastada, la rebelin seconvirtiera en prtico de una revolucin social y comienzo de unaguerra civil.

    Que el golpe no fuera sofocado en sus primeros instantes se debi,en opinin del profesor Juli, a la incompetencia del gobierno y a lapoltica de esperar y ver, seguida, hasta el da del estallido, por lasfuerzas que lo apoyaban. En otras palabras, que el golpe no fuerayugulado sobre la marcha, como haban imaginado los presidentes dela Repblica y del gobierno, se debe tanto a la actitud de las autoridadesrepublicanas como a las divisiones que fragmentaban a las fuerzaspolticas y sindicales que sostenan parlamentariamente al gobierno.

    Por qu? Porque muchas de estas fuerzas sindicales y polticasesperaban la rebelin como seal del inicio de una revolucin. As, pormencionar un ejemplo, Largo Caballero se opuso en mayo de NVPS a ladesignacin de Indalecio Prieto como presidente de un gobierno decoalicin socialista-republicano, amenazando incluso con romper elpacto del Frente Popular si tal cosa suceda.

    Por otra parte, el golpe de julio de NVPS se inscribe como un eslabnen una cadena, pues entre NUMU y NVPS la historia de Espaa est llenade golpes de Estado, esto es, de intentos de cambio del sistema polticopor medio de la fuerza, muchos de ellos fracasados, algunosconsolidados. De ah que, como seal el profesor Checa Godoy en suintervencin, resulte muy significativo analizar la relacin de esosintentos, culminados o no, con el sistema de medios informativos decada momento histrico.

    A estas reflexiones sobre el golpe militar de julio de NVPS, hechosdesde la perspectiva interna de Espaa, sigui el anlisis de la guerracivil en el contexto internacional.

    La guerra de Espaa, en efecto, fue producto de una poca y enparte vino impuesta a Espaa desde fuera. La amamantaron las

    EL GOLPE, TR AOS (NVPS-OMNN)

    NM

  • querellas entre las potencias de la poca y la facilit la cobarda de lasdemocracias con la hipcrita poltica de no intervencin. De ah lanecesidad de una consideracin del entorno internacional de la guerra,que estuvo a cargo de la profesora Marycruz Arcos Vargas.

    En su ponencia examin la perspectiva econmica, el problemaante la Sociedad de Naciones, la poltica de las grandes potencias de lapoca, para concluir acertadamente con la transcripcin de dosimportantes documentos: la Carta colectiva del Episcopado espaol deN de julio de NVPT, y el discurso de don Manuel Azaa, Presidente de laRepblica, en la Universidad de Valencia, el NU de julio de NVPT.

    El golpe y la guerra han sido objeto tanto de examen de los hechoscomo de leyendas. Una de ellas es la del triunfo de Queipo de Llano enSevilla. En su ltima charla desde el balcn del Ayuntamiento, el N defebrero de NVPU, Queipo afirm que siendo slo catorce o quince fueroncapaces de conquistar Sevilla. Francisco Espinosa y Jos Mara Garcademostraron en su ponencia que esta afirmacin carece de fundamento,es pura leyenda, falsa como demuestran, entre otros hechos, los nombresde los incluidos en la Medalla Militar Colectiva y los de quienes, por noestarlo, recurrieron por considerar que lo merecan.

    En todo caso, ms de mil quinientas personas tomaron parte elsbado NU de julio en la ocupacin de Sevilla. sta es la verdad, y todolo dems pertenece a la leyenda.

    En definitiva, la sublevacin funcion en Sevilla y en el suroesteporque estaba preparada y porque contaba con las suficientes fuerzascomo para imponerse por la violencia.

    Como todo estudio riguroso, los recogidos en este libro resultandolorosos. Pero debemos agradecer a la Asociacin Memoria, Libertady Cultura Democrtica el haber organizado las Jornadas porque lospueblos que no recuerdan el pasado estn condenados a repetirlo.

    Juan Antonio Carrillo Salcedo Catedrtico emrito, Universidad de Sevilla

    INTRODUCCIN

    NN

  • NR de agosto de NVPS: Queipo de Llano procede a la sustitucin de la bandera republicana por la rojay gualda en el Ayuntamiento de Sevilla. Franco asiste al acto (detalle). ICAS-SAHP, FototecaMunicipal de Sevilla, archivo Serrano.

  • CONTRA UNA SOCIEDAD LIBRE,GOLPE MILITAR

    ngel ViasCatedrtico emrito de la UCM

  • Agosto de NVPS: Franco y el teniente coronel Yage salen del cuartel general golpista establecido en elpalacio de Yanduri, en la Puerta de Jerez de Sevilla (detalle). ICAS-SAHP, Fototeca Municipal deSevilla, archivo Serrano.

  • E STAMOS tan acostumbrados a las interpretaciones sobrela presunta necesidad de la sublevacin de julio de NVPSque nos parece imposible que la historia de Espaahubiese podido discurrir sin ella. Es ms, subsisten testimonios de que setrat de un hecho favorable. Cualquier turista puede encontrar al ladode la Catedral, aqu en Sevilla, un testimonio del agradecimiento de estaciudad a su madre, reina y abogada con una fecha ntida y expresiva:sbado, NU de julio de NVPS.

    En puridad, y sin la menor intencin de querer herir en lo msmnimo cualquier sentimiento religioso, se trata a mi entender de unafecha que, como el T de diciembre de NVQN para el caso norteamericano,debiera retumbar llena de infamia a lo largo de la historia espaola, latranscurrida desde entonces y la que transcurrir.

    EL GOLPE MILITAR: EL COMIENZO DE UN PARTEAGUAS

    Mi justificacin es que no ha habido ninguna catstrofe equivalenteen la historia de Espaa. Tambin que es difcil pensar que pudierahaber existido un escenario alternativo que implicase los horrores de laguerra de NVPS-NVPV.

    Se dir que la guerra de la independencia tuvo igualmente susterrores y que dio paso a una nueva fase que se cuenta entre las msdesastrosas que han marcado a fuego el pasado de nuestro pas. Peroabri posibilidades y, sin querer minusvalorar la represin de la pocafernandina, me atrevera a sealar que palidece al lado de los costes queimpuso a la sociedad la dictadura franquista.

    NR

  • EL GOLPE, TR AOS (NVPS-OMNN)

    NS

    Retablo de la Virgen de los Reyes, fachada del Convento de la Encarnacin,Plaza Virgen de los Reyes, Sevilla. El azulejo data de NVOU, firmado por AntonioKiernam en la Fbrica Santa Ana. Posteriormente, a principios de NVQM, seaaden las leyendas superior e inferior junto con el marco arquitectnico.

  • Quienes se han atrevido, con modernas tcnicas demogrficas yestadsticas, a evaluar el impacto de la catstrofe de NVPS-NVPV lo sitanen torno a las UMM.MMM personas, entre las muertas por una u otra razn,las exiliadas y las no nacidas. No es una cifra desdeable. En trminosde vidas segadas y rotas. En trminos de represin, pura y dura, es decir,asesinatos y ejecuciones. En trminos de destruccin fsica. En trminosde hundimiento moral y de perversin de la conciencia colectiva. Entrminos de la sofocante y despreciable dictadura que le sigui. Entrminos del alejamiento durante largos aos de la Europa occidental.Sin embargo, lo que extraa poderosamente es que todava hoy unaparte de la sociedad espaola sea proclive a los cantos de sirenaexculpatorios de tales singularidades.

    Tampoco hay una guerra civil en Europa en el siglo XX que tengalos caracteres de la espaola, digan lo que quieran los politlogos. Nila rusa ni la griega le son comparables. Para bien o para mal, la guerray sus secuelas constituyen el gran parteaguas de la historia de Espaa,aunque en esto s existen similitudes con Rusia. En ambos casos hayun antes y un despus, ntidamente diferenciados y muy distintos a loque ocurri en el resto de Europa tras cada uno de los conflictosmundiales.

    El que tales percepciones todava hoy no sean ampliamentecompartidas es el resultado de la interaccin de factores polticos,sociales e intelectuales muy complejos. Empezando por estos ltimos,desde el momento mismo de la sublevacin, si no antes, se puso enmarcha un potente movimiento que gener un canon cerrado,lgicamente trabado e impermeable a la contrastacin por los hechos.

    La guerra civil habra sido inevitable. La evolucin poltica y socialdurante la primera mitad de los aos treinta conduca a ellainexorablemente. Una Repblica dominada por las izquierdas, rgimende exclusin y sectario, amenaz a la parte ms viva de la sociedadespaola con el fuego de la revolucin, puso en peligro sus vidas yhaciendas y las oblig a lanzarse a una contrarrevolucin para prevenirel descenso de la PATRIA (siempre con maysculas) en los abismos quelos sicarios moscovitas le haban preparado.

    NT

    CONTRA UNA SOCIEDAD LIBRE, GOLPE MILITAR

  • En millares de panfletos, testimonios, artculos de prensa, literaturaoficial y seudo-oficial, documentos pblicos y reservados, en lapublicstica de combate, opsculos religiosos, individuales o colectivos,en las sentencias de innumerables consejos de guerra y en puras ysimples mentiras se desgran incansablemente una interminable letanade agravios y autojustificaciones.

    Que hubo gente de mayor o menor buena fe que se la crey esindudable. No hay sino leer las memorias de algunos de los prohombresque participaron en la guerra (Mariano Navarro Rubio) o que lavivieron de nios pero que despus ocuparon puestos deresponsabilidad durante la dictadura (Carlos Robles Piquer).

    La racha, nunca interrumpida, dura hasta la ms rabiosa actualidad.Como buena mitologa, es insensible al discurso racional y a losargumentos basados en datos y documentos. Basta con navegar por esasafirmaciones que abundan en Internet y en las que se alan, en animadacoyunda, la cobarda, el anonimato y la pura y simple desvergenza.

    CONTRA UNA SOCIEDAD LIBRE

    Frente a tales nociones la argumentacin de una gran mayora delos historiadores (hay alguna que otra excepcin que no dejar desealar) ha discurrido en la direccin contraria.

    N. Los aos republicanos, tras la penosa y lenta agona del sistemade la Restauracin, abrieron la puerta a mltiplesexperimentaciones polticas, sociales y culturales. Nunca lasociedad espaola haba sido ms libre y ms dinmica que entreNVPN y NVPS. Tambin, todo hay que reconocerlo, nunca habasido ms violenta. La disponibilidad de armas de fuego y sufacilidad de uso no admiten comparacin con la segunda pocade libertad que hemos atravesado en Espaa, la presente.

    O. Las nuevas expectativas alentaron una amplsima gama deexpresiones de accin colectiva. Casi todas contaban conprecedentes y se haban manifestado, de alguna u otra forma,

    EL GOLPE, TR AOS (NVPS-OMNN)

    NU

  • desde que el Antiguo Rgimen quebr irremisiblemente. As,por ejemplo, ocurri con las quemas de conventos, siempremagnificadas. Desde que un siglo antes un sector del puebloespaol comprendi que la Iglesia catlica espaola era no soloun factor de retraso sino que formaba parte inquebrantable delbloque de poder, la clera popular haba encontrado en lostemplos una forma de exudar su rechazo.

    P. Los franceses, que haban empezado a lidiar con su propia IglesiaCatlica desde los aos de la revolucin, lo siguieron haciendode otra forma. No sin sobresaltos. La pugna dur un siglo ytermin con el xito rotundo del Estado laico. Las leyes de NVMQy NVMR lo abroquelaron, no sin que el Vaticano hubiese rotorelaciones diplomticas con la Tercera Repblica. Slo cuando laIglesia se incorpor plenamente al espritu de la Nacin enarmas durante la primera guerra mundial, pudo rescatar enalguna medida el afecto del francs medio. Pero la clase poltica,en general, se mostr inquebrantable. La fille ane de lEgliseque haba sido la dulce Francia permaneci laica y as loconsagr, tras la segunda guerra mundial, la Constitucin de laIV Repblica.

    Q. ste era el horizonte hacia el cual queran encaminarse, mutatismutandis, los espaoles rompedores de la tradicin en NVPN. Lohicieron muchsimo ms deprisa. De aqu una catarata dedisposiciones, frecuentemente poco meditadas por ser de difcilcumplimiento, pero que crisparon los nervios del catolicismoespaol y le empujaron en contra de una Repblicaexcesivamente reformista. Dejar la educacin en manos delEstado, anatema! Introducir el divorcio, horror de los horrores!Expulsar a los jesuitas, abominacin! Separar la Iglesia delEstado? Intolerable ruptura de la tradicin! Ya en NVPR losantirreformistas plantearon una sustancial modificacin delrgimen de la familia y de las confesiones.

    R. Y qu decir de aproximar, siquiera mnimamente, la legislacinlaboral y social, inexistente en la prctica, a las normas que

    NV

    CONTRA UNA SOCIEDAD LIBRE, GOLPE MILITAR

  • prevalecan en la Europa occidental? Un asalto en toda regla alsistema capitalista! Bismarck se hubiera revuelto en su tumba. lya haba virado cincuenta aos antes hacia un capitalismoregulado por el Estado. La piedra de la discordia fundamentalfue la reforma agraria. Se plante de forma titubeante, rodeadadel ms espeso legalismo, a finales del primer bienio. Paralizadasustancialmente en el segundo, su reanudacin, impulsada desdela base, llev a los terratenientes, a los propietarios y a sus clasesde servicio a considerarla como prolegmeno de laREVOLUCIN. Con maysculas.Todava hay algn historiadorque otro (vase Stanley G. Payne) que milita en esta cuerda.

    S. Por si fuera poco, la Repblica reformista se entrometi en dosmbitos sensibles. El primero estrib en reducir el elefantisicoejrcito alfonsino. Pletrico de oficiales, jefes y generales. Ayunode conocimientos modernos. Orientado contra el enemigointerior, nunca contra el exterior, a no ser que fuesen las kabilas.La guerra de Marruecos, un territorio de extensin inferior aAndaluca, desangr a la nacin durante aos y aos. Menos malque, en un ltimo esfuerzo, se pudo colaborar con Franciaporque sin ello la campaa habra durado ms y eso que seutilizaron elementos blicos modernos. Espaa tiene la dudosadistincin de haber sido, tras el Reino Unido y antes que Italia,el segundo pas occidental en experimentar con nuevasmodalidades de guerra qumica, hoy todava negada pormilitares patriotas.

    T. El segundo mbito sigue de moda: el intento de acomodar lasdiferentes dinmicas polticas de los nacionalismos perifricos enel marco de un Estado integral, pero dotndoles de unosestatutos que ahora llamamos de autonoma.Todo esto, para la oficialidad casticista, africanista y fanatizada,ansiosa de ascensos y de mejora de estatus, era equivalente a ladesintegracin, a la ruptura de la Patria. Ms vala una Espaaroja que rota, lleg a proclamar uno de los conspiradores msseeros tras el golpe de NVPS.

    EL GOLPE, TR AOS (NVPS-OMNN)

    OM

  • TRES PUNTOS SOBRE TRES ES Y UN INCISO

    La historia de la Repblica no es objeto de esta exposicin. Mebastar con poner tres puntos sobre tres es.

    Primero.Tanto en su vertiente reformista como en su variante liberalconservadora, al Estado no se le escap nunca el control del ordenpblico. Ya se tratase de las espordicas algazaras anarco-sindicalistas, delos intentos de proclamar el comunismo libertario sobre la faz de latierra o de la movida del catalanismo poltico en conjuncin con un sectorexasperado del socialismo y que slo en Asturias lleg a convertirse enuna autntica revuelta obrera. Los sucesivos Gobiernos no tuvierondificultad en neutralizar todos estos movimientos.

    Tampoco fue muy difcil mantener la protesta social dentro lmitesrelativamente aceptables. Octubre de NVPQ dio paso a una represin sinpaliativos. Cuando en febrero de NVPS cambi el signo del gobiernocentral, la agitacin social pareci inmensa en comparacin con elsilencio que haba imperado durante algo ms de un ao.

    Segundo. La presunta existencia de un estado de necesidad, deanarqua, que desgranaron ante las Cortes dos prohombres de laconspiracin, Calvo Sotelo y Gil Robles, ha sido sometida acontrastacin con los hechos por autores tales como Ricardo Cruz yEduardo Gonzlez Calleja. Si las vctimas de atentados se categorizanpor nmero segn incidentes, naturaleza de stos, orientacin poltico-ideolgica y victimarios, la imagen que se obtiene es devastadora y pocoproclive a la mitologa. Muchos de los incidentes solan ser de pocamonta (de OPS, por ejemplo, NUO se saldaron slo con un muerto). Hubodos incidentes que provocaron T y U muertos. El ms letal fue el de Yeste(Albacete), muy estudiado en la literatura, que se sald con NU. Se trata,obviamente, de excepciones. De todas maneras, y para que no se pienseque Gonzlez Calleja no lleva una contabilidad rigurosa, aadiremosque PQ incidentes generaron O vctimas mortales cada uno, que tresmuertos ocurrieron en cinco casos y que cuatro y cinco muertos seprodujeron en seis en cada caso.

    ON

    CONTRA UNA SOCIEDAD LIBRE, GOLPE MILITAR

  • Se observa, pues, que predomin la violencia fuertemente atomizaday desestructurada que llev a confrontaciones de ndole ms bienindividual. Eso s, con frecuencia provocaban una respuesta desmedida ycasi siempre contundente de las fuerzas de orden pblico. Por ltimo, lamayora de las vctimas fueron de izquierdas. Gonzlez Calleja haidentificado de forma inequvoca que las de derechas representaron el OVpor ciento del total en tanto que sus oponentes (adscritos a sindicatos ypartidos de izquierda) ascendieron al QO por cientoN.

    En definitiva, Calvo Sotelo y Gil Robles azuzaron, con la entusiastacolaboracin de la prensa de derechas, la aparicin y desarrollo de unclima social que pudiese justificar el golpe que ya contribuan apreparar cuidadosamente.

    Tercero. La conspiracin militar, aflorada en NVPO, se habaapaciguado un tanto porque en el bienio radical-cedista el Gobierno sehaba mostrado dispuesto a vaciar de contenido muchas de las reformasinaceptables para la derecha. Aun as, un sector de patriotas no dud enbuscar apoyos en la potencia extranjera revisionista por excelencia, Italia.Lo hizo muchos meses antes de la revolucin de octubre. En el primerfranquismo la coyunda no se ocult. Cuando se disminuy su importanciay significacin fue cuando la apelacin a una potencia extranjera,atribuida siempre a los comunistas, empez a afectar la interpretacincasticista de sus promotores. Lanse las diversas variantes, siemprehilarantes, de Payne para borrarla del panorama de hechos relevantes.

    Tan pronto como se confirm la victoria del Frente Popular, losguardias de presa de la reaccin (a la cabeza de ellos Gil Robles yFranco) experimentaron una convulsin pavloviana. Al no tener xitoen su deseo de que el Gobierno saliente declarase el estado de alarma,incluso de guerra, se pas pura y directamente a la preparacin del

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    OO

    N Como afirma el citado autor, se trata de un clculo eminentemente conservadorya que entre el OP por ciento de vctimas sin identidad poltica inequvoca figura una grancantidad de obreros y jornaleros durante protestas de tipo sociolaboral protagonizadaspor lo general por simpatizantes del Frente Popular. El resto se refiere a vctimas dudosasentre derechas e izquierdas.

  • golpe militar. Que todava no pudiera ponerse en relacin con aquelestado de presunta necesidad no arredr a los conspiradores en loms mnimo: se le creara.

    Los dispositivos utilizados fueron tanto generales como selectivos.Unos y otros tenan como funcin esencial excitar a la izquierda. En estolos conspiradores no innovaron lo ms mnimo. Una tctica similar se habaseguido, desde el Gobierno, en los aos del bienio radical-cedista. Se tratade un tema extraordinariamente debatido y en cuyos pormenores nopuedo detenerme. Me bastar con sealar que lo que para los historiadoreses todava hoy objeto de discusin, no lo fue para algunos de losobservadores forneos cuyo deber estribaba en ofrecer el mejor anlisisposible sobre la evolucin poltica y social espaola. La embajada britnicay algunos de los servicios de informacin de la misma nacionalidad notuvieron la menor dificultad en identificar tal estrategia de provocacin.

    Los co-causantes por la derecha de la creacin de aquel climatambin son conocidos: procedan sobre todo de las filas falangistas, delsector ms radicalizado de la JAP y de los militares retirados. Uneminente soldado, Juan Antonio Ansaldo, se puso al frente de los gruposde accin directa, lase pura y simplemente pistoleros. En julio de NVPS,como la financiacin de sus actividades agotaba los fondos que pusierona su disposicin acaudalados monrquicos, un poltico con ms conchasque un galpago y tan mendaz como pocos, Antonio Goicoechea,nmero dos de Calvo Sotelo, cont sus cuitas financieras a su enlace conlos servicios de inteligencia de Mussolini. A aquel ritmo, la conspiraciniba a quedarse pronto sin fondos.

    Goicoechea lloraba a quien deba. Desde NVPQ los italianos habanesparcido fondos, entrenamiento, equipo e informacin entre losconspiradores, ya fueran requets, monrquicos o falangistas. De creerlas no siempre fiables memorias de Pedro Sainz Rodrguez, a medidaque se acercaba el NU de julio los contactos hispano-fascistas se hicieronms intensos.

    Mientras tanto, dado que la justificacin apremiaba, la prensa dederechas excitaba a los crculos catlicos, conservadores y bienpensantes sobre la manipulacin de la izquierda por parte de los

    OP

    CONTRA UNA SOCIEDAD LIBRE, GOLPE MILITAR

  • malvados bolcheviques. Se inventaron miles de infundios, sedistribuyeron presuntas instrucciones moscovitas, se present lasituacin como una en la que los soviticos se disponan a penetrar porel bajo vientre de Europa para dar el asalto definitivo a la civilizacincristiana y occidental.

    En este clima, monrquicos y cedistas se dedicaron con fruicin a loque podan hacer con mayor efectividad: intoxicar a los britnicos. Larevolucin estaba en marcha, haba que apagar un estado de guerra civillatente. Lo que ocultaron cuidadosamente fue su tctica de negar todalegitimidad a una Repblica reformista, que presentaron comodesbordada por la izquierda y en proa a una insurreccin prosovitica,con Azaa desempeando el papel de Kerensky.

    Un inciso: los polticos y diplomticos conservadores anglosajones,con una lectura un tanto peculiar del pasado, siempre fueron sensibles aeste paradigma Kerensky. En el caso espaol, se trat de laimportacin de interpretaciones nativas de la prensa de derechas ya enlos aos veinte cuando el diminuto partido comunista caba en poco msde un autobs. Subsisti a pesar de los golpes demoledores que lepropin el nico buen embajador britnico de la poca, sir GeorgeGrahame. Renaci en NVQQ-QR. Todava Henry Kissinger apel aKerensky para explicar sus temores sobre el futuro de la revolucin delos claveles portuguesa en NVTQ.

    En la coyuntura de NVPS dicho paradigma floreci, en la mente dehiperconservadores polticos y diplomticos britnicos, como nunca lohaba hecho antes en Espaa.

    En definitiva, en febrero/marzo de NVPS, y con relativa autonomarespecto a la evolucin poltica, econmica y social real, los conspiradorespusieron a punto los tres pilares que dieron sustento al futuro golpe:

    - intoxicacin de los britnicos y mantenimiento y profundizacinde los contactos con los italianos;

    - creacin de un estado de labilidad en Espaa;- esparcimiento de las razones de la sublevacin entre las

    guarniciones.

    EL GOLPE, TR AOS (NVPS-OMNN)

    OQ

  • UN GOLPE INEVITABLE?

    En contra de lo repetido y reiterado hasta la saciedad, el golpe nofue inevitable. Hubiera bastado que las elecciones en las que triunf elFrente Popular las ganasen las derechas para desactivar las actividadesconspirativas en el Ejrcito y entre los requets.

    Es ms, aun tras la victoria del Frente Popular, si el presidente delGobierno Manuel Portela Valladares hubiese hecho caso a los militaresque le rodeaban (Franco, Goded, Fanjul) hubiera sido difcil unarevuelta por la izquierda que no pudiese aplastarse fcilmente con losmecanismos coercitivos del Estado.

    Otra cosa fue despus. Pudo haber sido atajada la conspiracin? ElGobierno, desde luego, se aplic a ello. Las medidas que adopt fueronen ocasiones inteligentes pero con mayor frecuencia demasiado laxas.

    OR

    NS de febrero de NVPS: propaganda de la CEDA de Gil Robles en la Puerta del Sol de Madrid paralas elecciones generales.

    CONTRA UNA SOCIEDAD LIBRE, GOLPE MILITAR

  • El debate entre los historiadores dista mucho de estar cerrado. Se hanexpuesto exhaustivamente las medidas que tom y se ha especuladosobre las que no tom. En mi opinin, tanto el Gobierno de Azaa como,sobre todo, el de Casares Quiroga, no estuvieron ni a la altura de lascircunstancias ni de sus responsabilidades. No haba otra en la primaverade NVPS que prevenir el golpe de un sector del Ejrcito. Lamentablemente,la inconsciencia de Casares, hoy inconcebible, no tuvo lmites.

    Ahora bien, el NU de julio NO determin automticamente la guerracivil. La postura opuesta est tan slidamente asentada en la literaturaque es tarea mproba argumentar en contrario.

    La insurreccin se convirti en guerra civil merced a lacombinacin de dos factores esenciales, ntimamente relacionados:

    - El calendario.- La insercin de los vectores internacionales.

    El golpe, lo sabemos, hubo de ser pospuesto en varias ocasiones. Lospreparativos tardaron en alcanzar el punto de no retorno y Mola, sudirector en tanto que jefe de EM en la prctica del teniente generalSanjurjo, no era un purasangre a lo Goded. De haberse producido antesdel mes de julio de NVPS, las circunstancias externas, por ejemplo,hubieran sido muy distintas:

    En plena crisis diplomtica en la Sociedad de Naciones por ladiscusin sobre las sanciones a imponer a Italia tras su invasin deAbisinia, es improbable que Mussolini hubiese querido abrir unnuevo frente.

    Ms aun, Hitler no lo hubiera hecho. Todava no se haba asentadolo suficiente el polvo levantado, en marzo, por la remilitarizacin deRenania. La visita de Sanjurjo a Berln en busca de armas y de apoyo sesald entonces con un sonoro fracaso. Lo normal.

    Tampoco hubiese gobernado en Francia el Frente Popular.Respecto a su eventual comportamiento ante los acontecimientos enEspaa, caso de haberse adelantado, toda especulacin es lcita. Esadmisible, sin embargo, argumentar que la divisin en la sociedadfrancesa tras la llegada de Lon Blum al poder no hubiera sido tan

    EL GOLPE, TR AOS (NVPS-OMNN)

    OS

  • enconada y que el Gobierno precedente no hubiese visto demasiadoinconveniente en cumplir una de las clusulas secretas del acuerdocomercial hispano-francs de diciembre de NVPR, que prevea elsuministro de material blico a Espaa. Si se introdujo fue precisamentea peticin francesa.

    Lo que convirti el golpe militar del NU de julio en guerra civilfueron, por orden de importancia, los siguientes factores:

    - El equilibrio de fuerzas en presencia. Los sublevados no ganaronall donde ms lo necesitaban. Triunfaron en ciudades que habandescartado, singularmente en Sevilla.

    - La decisin del Gobierno Giral de armar a las masas populares,confrontado a una escisin en los cuadros de mando de lasFuerzas Armadas y de Seguridad y Orden Pblico. Nadie dio mateal otro, pero el jaque mutuo se mantuvo.

    Fue en esta situacin en la que la lnea estratgica de la trama civildel golpe ofreci todas sus potencialidades.

    - Los italianos, tras una pequea demora inicial, justificada porqueno saban si se trataba del golpe que se haban comprometido aapoyar, echaron su cuarto a espadas a favor de Franco. No porquele tuvieran en especial estima sino porque era ms fcil deabastecer desde el punto de vista logstico. Para entonces, no hayque olvidarlo, Mussolini ya haba empezado su acercamiento alTercer Reich. Su apuesta en contra de las democracias se afirmaba.

    - Los britnicos se echaron para atrs, tal y como se esperaba deellos. Es ms, no lo dudaron un minuto. Ya el OM de julio, en unmemorndum que someti al Gobierno el secretario del gabinete,sir Maurice Hankey, por cuyas manos pasaba toda la informacinde los servicios de inteligencia, dibuj el espeluznante fantasmarojo y sus inevitables consecuencias: si Francia y Espaa caan enmanos soviticas, los ingleses estaran apaados. No habra msremedio que pensar en acercarse a Hitler y Mussolini.

    OT

    CONTRA UNA SOCIEDAD LIBRE, GOLPE MILITAR

  • Hankey pensaba en trminos de poltica exterior pero tambin depoltica interna. La neutralizacin de la combatividad de las masassocialistas y comunistas que Hitler haba logrado en unos cuantos aosdeslumbraba en ciertos crculos britnicos. En Espaa lo que senecesitaba, obviamente, era un strong man, un hombre fuerte. En losmeses siguientes, la poltica britnica dio razn a Hankey.

    Se aadi otro aspecto novedoso, en el que los conspiradores, tantomilitares como civiles, no haban llegado a pensar.

    En esta ocasin, Hitler s intervino en Espaa. El OR de julio tomsu decisin. Podra no haberlo hecho. Hubiera bastado, por ejemplo,que Franco se hubiese retrasado en sublevarse (lo hizo, en realidad, elNS de julio con la orden de liquidar al comandante militar de LasPalmas), o que no hubiese habido en Gran Canaria un avin deLufthansa del que pudieran incautarse los sublevados, o que los tresemisarios de medio pelo que Franco envi a Berln no se hubierantropezado con quien se tropezaron, un personaje totalmentedesconocido para la Historia con mayscula pero que les abri elcamino hacia Hitler, a travs de Rudolf Hess. Les suena a Vdes. algoel nombre de Friedhelm Burbach?

    En contra de cualquier clculo o estimacin razonables, losemisarios llegaron a Hitler en menos de QU horas. Y Hitler decidi encontra de la opinin de sus diplomticos y militares. Vio rpidamente loque no vieron stos, la posibilidad de cambiar el equilibrio internacionalen un sentido favorable a Alemania. Y, de nuevo, por motivospuramente logsticos, el receptor de la ayuda fue el general Franco.

    Resultado? Con la sublevacin acfala, tras la muerte en accidentedel teniente general Sanjurjo, Franco se encontr en sus manos con tresases inesperados:

    - La ayuda de las potencias fascistas, que desbarat el balanceinicial de fuerzas en presencia. Este balance es un tema que hadado origen a incontables discusiones escolsticas porque permitedesviar la atencin de lo esencial: el apoyo nazi-fascista,inmediato y sin condiciones, a favor de Franco.

    EL GOLPE, TR AOS (NVPS-OMNN)

    OU

  • - El no tener que sentirse obligado por cualesquiera compromisosque Mola y Sanjurjo haban tejido con los monrquicos y con loscarlistas. Franco era un electrn libre. Haba configurado susublevacin segn sus conveniencias y estaba al frente del nicoEjrcito con capacidad de maniobra, ataque, avance, destrucciny ocupacin. Adems renovable fcilmente, gracias a la nuevarecluta procedente del inagotable vivero marroqu.

    - La retraccin britnica y francesa en ayudar a la Repblica. Laprimera explicable. La segunda menos. Como es sabido, Blumllor mucho pero, en la prctica, no ofreci nada de lo que losrepublicanos ms necesitaban: armas que compensasen lo queFranco obtuvo rpidamente en grandes cantidades y de buena,incluso excelente, calidad.

    UNA GUERRA INEVITABLE?

    Con la intervencin nazi-fascista y la inhibicin franco-britnica,Franco (olvidemos a Mola, superado por los acontecimientos) se adentrfirme, seguro y orgulloso por el camino de la victoria. Qu tenaenfrente? Los restos de un Ejrcito disuelto, millares de campesinos quehaban trocado quince das o un mes antes la hoz por el mosquetn,pistoleros ms bravos en retaguardia que con un mauser en el frente,multitudes sedientas de utopa pero incapaces de maniobrar en campoabierto, desbordables o rebasables con toda facilidad, oficialesprofesionales que no se hacan respetar de sus tropas o a los que se lesoponan mandos naturales, emergidos de la base. En la sarta decamelos que pasa por historia y escrita por muchos autores franquistasbuscarn en vano reflejos de los informes que escriban sobre la marchalos mandos de la Columna Madrid sobre la resistencia que encontraban.

    Se encuentran disponibles en el Archivo General Militar de vilapero no parece que hayan tenido mucho efecto. En ellos encontrarn laconfirmacin de lo que digo sobre lo que fue, a todas luces, un paseomilitar. Tranquilo. Lo que tena enfrente la oficialidad profesional,

    OV

    CONTRA UNA SOCIEDAD LIBRE, GOLPE MILITAR

  • legionaria y de regulares, eran masas fanatizadas (sic) que no sabanmoverse. Se les rebasaba. Se estableca un castigo ejemplar y, hala!, apor el prximo pueblo.

    A mitad de septiembre Franco se senta vencedor. Se lo dijo a undiplomtico fascista enviado por Mussolini y con quien, en secreto, seentrevist a bordo de una caonera aqu en Sevilla. Acept,naturalmente, todos los consejos del Duce. Prometi alinear la polticaespaola con la italiana. Es ms, recomend incluso que no le enviaranayuda militar en forma de hombres, algo que se discuta en Roma(operacin Garibaldi). Slo necesitaba armas.

    Tambin Azaa vea perdida la partida. Inform a varios polticos.Todos, salvo Besteiro, le respondieron que estaban de acuerdo, peroquin se lo deca a las masas?

    Los telegramas enviados a las capitales por los observadoresmilitares franceses, alemanes e italianos no cantaban otra cancin.

    Esta unanimidad de diagnstico se filtr hacia las cspides polticasy militares de las potencias extranjeras por la va de sus servicios deinteligencia. Hemos comparado dos: el britnico (MIP) y el sovitico(GRU). La equiparacin de percepciones es notable. Los sublevadostenan todas las de ganar. Las conclusiones fueron muy diferentes. Losingleses vieron la contienda como la pugna entre rebeldes y chusma(rabble). Quin en su sano juicio ayudara a sta? Los caballeros deWhitehall no lo haran. Los soviticos constataron que, de no ayudar ala Repblica, sta se desplomara y que Hitler se saldra con la suya. Elequilibrio internacional, precario, quedara prefigurado en su favor.

    El OR de septiembre de NVPS, a los dos meses de las decisiones de Hitlery de Mussolini, Stalin puso en marcha la apisonadora sovitica. Con lo quela Repblica necesitaba: armas modernas (tanques, aviones, ametralladorasy artillera pesada), asesores y pilotos. Diez das antes se haba decidido lacreacin de las Brigadas Internacionales, muestra palpable de lasolidaridad de la izquierda con una Repblica en estado preagnico.

    La guerra de Espaa surgi como tal en octubre de NVPS. No antes.Ni estaba inscrita en la evolucin normal de la sociedad espaola ni fueel resultado inevitable de la evolucin de la Segunda Repblica o, ms

    EL GOLPE, TR AOS (NVPS-OMNN)

    PM

  • en consonancia con la mitologa de los vencedores, con la evolucin dela sociedad espaola asaetada siempre por movimientos revolucionariosen los que se mezclaron liberales, socialistas, comunistas, anarquistas,masones y, en algunos momentos, judos y dems ralea.

    Lo que histricamente se configur como guerra fue el resultado dela insercin de los vectores internacionales. Esto ya se ha olvidado perolos protagonistas de la poca, en documentos que no estaban destinadosal pblico en general, ya lo vieron as. Es sugestivo, a este efecto, elestudio de la hoja de servicios del general Luis Orgaz Yoldi, uno de losforjadores del Ejrcito de Franco. A principios de diciembre de NVPS,ste le encarg la tarea de reorganizar las fuerzas del frente de Madrid.La razn? Las denominadas fuerzas rojas iban ya tomando un carcterde Ejrcito moderno en razn de los apoyos exteriores que habanempezado a recibir. La hora de la fcil victoria haba pasado.

    De aqu el apoyo externo que ansiaban los golpistas, por si lasmoscas, en la coyuntura de la sublevacin. Una coyuntura que, porcierto, retrotraigo el NS de julio, fecha en la que Franco dio su particularpaso al frente, con el asesinato de un compaero. La primera vctima. Elgeneral Amado Balmes. Incidentalmente, es muy verosmil que elpropio general Orgaz tuviera bastante que ver con tal acto criminal.

    Sobre estos hechos oscurecidos, tergiversados, malinterpretados uocultados se levantara despus la leyenda. Sobre todo la de los sublevados.El canon de la victoria. Dura hasta nuestros das. Slo los mitgrafos dirnque los hechos no vencen a los mitos. Al final, la buena historia expulsa ala mala. Pero la historiografa pro-franquista, en sus versiones prstinas orenovadas, a lo Payne, nunca fue lo suficientemente buena.

    CONCLUSIONES

    Es tpico citar a Santayana: Aquellos que no recuerdan el pasado,estn condenados a repetirlo. Tal aforismo est hoy rodeado de uncierto hlito cuasi-reverencial. Se encuentra inscrito en la bien regadatierra de Auschwitz.

    PN

    CONTRA UNA SOCIEDAD LIBRE, GOLPE MILITAR

  • La cita no es correcta aplicada al caso de la Repblica o de la guerracivil salvo con cualificaciones extremadamente restrictivas. El golpe delNU de julio fue un acto militar, por muy apoyado que estuviese por unatrama civil casposa y nada reacia a apelar al fascismo. Fue el cnit deuna poca de militarismo en Espaa y de intervencin obsesiva de lasFuerzas Armadas en la evolucin poltica. Al amparo de la sedicentemisin fundamental que les encomend, en NUTU, la Ley Constitutiva delEjrcito. Lo que Cnovas necesitaba para reforzar el sistema poltico dela Restauracin, y que pronto qued obsoleto por la prcticaadministrativa y constitucional ulterior, no fue desmontado jams, nipor la Monarqua, ni por la Dictadura primorriverista, ni por laRepblica, ni siquiera por Franco. Fue desmontado en la transicin.

    Cualesquiera que fueran las lecciones que polticos, intelectuales yciudadanos aprendieron de aquellos aos en que la sociedad espaolafue, por primera vez en su historia, una sociedad libre, est claro que elaforismo de Santayana se aplic sistemticamente, tenazmente, adesarticular cualquier eventual papel poltico del Ejrcito en lagobernanza de la democracia en este pas. Hoy los soldados sonfuncionarios especializados. Sus mandos ni tienen ni representanninguna cualificacin ms patritica que la de cualquier otro ciudadanointeresado por los problemas de su sociedad. La eliminacin del serviciomilitar obligatorio ha ido en el mismo sentido. No se sirve mejor aEspaa, o a los intereses permanentes espaoles, llevando un uniforme.Curiosamente, nunca las Fuerzas Armadas han tenido tanto prestigio enEspaa como en la actualidad. No se les percibe como enemigos sino,simplemente, como protectores especializados. El primer pilarfundamental para la guerra civil ha desaparecido.

    Tambin se ha desvanecido el segundo. La tentacin fascista. Laguerra civil fue producto de una poca. En parte vino impuesta aEspaa desde fuera. La amamantaron las querellas entre las potenciasde la poca. La facilit la cobarda de las democracias. La nutri laexpansin inherente al imperialismo fascista, un fenmeno forneo, conescasa implantacin en Espaa antes de julio de NVPS pero al queFranco se agarr como a una tabla de salvacin para rodear de algo

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    PO

  • nuevo a su rgimen en formacin. Sin contar con que el fascismo, con suexaltacin del Jefe, de la irracionalidad, de la violencia, de lasubyugacin de las masas, le vena como anillo al dedo. No se engaaronaquellos teorizantes que ligaron indisolublemente el caudillaje militar yel personalismo irrestricto del liderazgo fascista. Hoy el fascismo siguesiendo un trmino de oprobio en la Europa occidental y lo poco quequeda del espaol vuelve a caber en un par de autobuses.

    Sin militares al acecho y sin potencias fascistas merodeantes, lo quequeda es la interpretacin. Qu represent el golpe militar del NU dejulio? En mi opinin, el deseo de derogar por la fuerza, a cualquier coste,las reformas polticas, econmicas, culturales y sociales de la experienciarepublicana. Eran necesarias para paliar la extrema pobreza en que sedebata una parte importantsima de la sociedad espaola. Eran precisaspara acercar a Espaa a los moldes culturales europeos, de los quedurante tanto tiempo haba estado alejada salvo por una pequea capa delevadura intelectual. Eran imprescindibles para poner Espaa al da.

    Tales reformas no fueron asumibles por el sector ms reaccionariode las derechas excepto en sus propios trminos, vacindolas decontenido. La poca clave de la experiencia republicana no fue elprimer bienio sino el segundo. Qu hizo un importantsimo sector de laderecha en el poder? Aguar las reformas todo lo que pudo.

    Esta tentacin no ha cambiado. Hoy est de moda en ciertossectores de los historiadores madrileos recuperar a Jos Mara GilRobles, a la CEDA, a la JAP e incluso al catolicismo poltico. Es verdadque en parte se salieron de rositas. Su responsabilidad en elhundimiento de la democracia se ha difuminado.

    El nacionalcatolicismo, soporte esencial de la dictadura durantetantos aos, no acaba de expirar. La tentacin de combinar losretrocesos polticos con los sociales sigue hoy tan viva como antao.Ahora bien, sin espadones ni fascistas que puedan ejecutar las tareassucias. La alternativa es volver al vaciado de las reformas desde el poderaunque dentro de ciertos lmites. El que esta posibilidad se plantee contoda seriedad significa, en mi entender, que la europeizacin espaolasigue siendo un proceso abierto. Como lo fue en NVPN.

    PP

    CONTRA UNA SOCIEDAD LIBRE, GOLPE MILITAR

  • LA REPBLICA ENFRENTALA REBELIN MILITAR

    Santos JuliHistoriador

  • ON de abril de NVPS: Horacio Hermoso Araujo, alcalde de Sevilla, con Diego Martnez Barrio, presidenteinterino de la Repblica, en la estacin de Plaza de Armas. El NV de julio de NVPS, como encargado deformar gobierno, intent, sin resultado, que algunos cabecillas del golpe depusieran su actitud. ICAS-SAHP, Fototeca Municipal de Sevilla, archivo Serrano.

  • N OS corresponde ahora ver el golpe, no desde el lado desus ejecutores, sino desde el de quien lo padeci, elgobierno de la Repblica. Y no con el propsito derepartir entre todos las culpas de su resultado, como si en efecto todoshubieran sido culpables de la guerra civil, sino para responder, ointentarlo al menos, a una pregunta que no dej de angustiar durante loslargos aos de exilio a quienes sufrieron el golpe y padecieron luego ensus mismas carnes la derrota: cmo fue posible que un golpe que notriunf no fuera tampoco aplastado sobre la marcha? Porque una cosaes clara: de la conspiracin militar todo el mundo hablaba, pero, al final,la rebelin de julio de NVPS constituy para todos, incluso para quieneshaban conspirado o trabajado por ella, un acontecimiento asombrosoen su magnitud, incierto en su desarrollo. Todo el mundo la esperaba,pero nadie haba previsto que la rebelin se convirtiera, por no triunfarpero tambin por no ser aplastada, en prtico de una revolucin socialy comienzo de una guerra civil. Lo primero, que la rebelin militar notriunfara, se debi, por una parte, a la incompetencia de losconspiradores, a sus improvisaciones, divisiones y vacilaciones; por otra,a la rpida movilizacin de grupos de paisanos que, con su bajada a lacalle, impidieron en algunas capitales la salida de los militares de suscuarteles; y, en fin, pero no en ltimo lugar, a la decidida accin defuerzas de polica, guardia civil y del mismo ejrcito que en importantesciudades como Madrid y Barcelona acudieron en defensa del gobiernolegtimo. Pero lo segundo, que ese golpe, que no triunf, no fueratampoco aplastado se debi, en primer lugar, a la incompetencia delgobierno y, adems, a la poltica de esperar y ver seguida, hasta el da desu estallido, por las fuerzas que lo apoyaban.

    PT

  • N. LA ESPERA

    El gobierno de la Repblica, presidido por Santiago CasaresQuiroga, celebr el da NM de julio de NVPS su acostumbrada reunin delos viernes. El ministro de Comunicaciones y Marina Mercante,Bernardo Giner de los Ros, haba entregado al presidente unas notascon abundante documentacin sobre las conversaciones captadas por lapolica entre los militares que conspiraban contra la Repblica. Lasublevacin militar, dijo el presidente a los reunidos, puede serinmediata, quizs maana o pasado. Se quedaron todos perplejos antela noticia, ms aun cuando Casares les inform de las largas horas demeditacin que el presidente de la Repblica, Manuel Azaa, y lmismo haban dedicado al seguimiento de la conspiracin desde losprimeros das de junio.Tenan en la mano les sigui diciendo todos loshilos de la trama y hasta las instrucciones enviadas por uno de los jefesde la conspiracin, que firmaba El Director, haban sido recogidas porel director general de Seguridad, Jos Alonso Mallol. El presidente dela Repblica y el presidente del Gobierno, a la vista de esos informes,haban decidido que slo existan dos opciones: abortar el movimientoordenando la detencin inmediata de todos los implicados o esperar aque la conspiracin estallase para yugularla y destrozar de una vez laamenaza constante que desde su nacimiento vena pesando sobre laRepblica. Optaron por la segundaN.

    Esperar que la sublevacin se produjera para yugularla fue lo que enagosto de NVPO haban decidido tambin Manuel Azaa, como presidentedel Gobierno y ministro de la Guerra, y Santiago Casares, como ministrode la Gobernacin, ante los informes policiales sobre una inminenterebelin encabezada por el general Sanjurjo. sa era su experiencia enrebeliones militares y sa fue su invariable posicin desde que, a raz deltriunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de NVPS, corrieron

    EL GOLPE, TR AOS (NVPS-OMNN)

    PU

    N Esto fue lo que coment a Juan Simen Vidarte, miembro de la comisin ejecutivadel PSOE, el ministro de Educacin, Francisco Barns, a la salida del consejo: Juan SimenVidarte, Todos fuimos culpables, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, pp. ORQ-ORR.

  • rumores y circularon noticias sobre una nueva, y ms amplia, conspiracinmilitar. Manuel Azaa, que asumi la presidencia del Gobierno el NV defebrero, ante la espantada de Manuel Portela Valladares, calific a finalesdel mismo mes, ante el embajador de Francia, como charlas de caf todolo que se deca acerca de la pretendida agitacin de los militares, yvarias semanas despus, el Q de abril, en conversacin con Louis Fischer,reiter que todas las historias que corran sobre inminentes problemascon los generales del ejrcito no eran ms que caf gossipO. Luego,desde la presidencia de la Repblica, y cuando los rumores sobre laconspiracin militar se elevaron al rango de informes policiales, larespuesta, junto a su sucesor en la presidencia del Gobierno, SantiagoCasares, fue que mejor esperar a que se produjera. Ellos la conocan yhaban tomado medidas preventivas que consideraron suficientes paradesarticularla: algunas detenciones, varios cambios o combinaciones dedestino de mandos militares, ascensos, nombramientos de militares lealesal frente de la Guardia Civil y de la seccin de Asalto de la PolicaGubernativa; ellos permitieron que los implicados ms notorios siguieranadelante con sus planes; ellos creyeron tener en la mano los resortes depoder suficientes para sofocar la rebelin, cuya mxima direccin seatribua otra vez a Sanjurjo, inmediatamente que se produjera; en fin,ellos estaban seguros de que los militares, con quienes haban mantenidoconversaciones en las que invariablemente recibieron protestas de lealtada la Repblica, se mantendran fieles a sus juramentos.

    Por ejemplo, Manuel Azaa, durante las semanas en que semantuvo al frente del Gobierno, reciba todos los mircoles una copiosaaudiencia militar. En ellas figuraron muchos de los generales y jefes quedespus se sealaron en la rebelin. Recuerdo, entre otros escribe, enjulio de NVPU, a Gonzalo R. Lafora a los generales Fanjul, Miguel

    PV

    LA REPBLICA ENFRENTA LA REBELIN MILITAR

    O Despacho de Jean Herbette al ministro de Asuntos Exteriores, OS de febrero deNVPS, Documents Diplomatiques Franais, O serie, nm OPN, y Louis Fischer, Men andPolitics, Nueva York, Duell, Sloan y Pierce, NVQS, p. POQ, recogidos ambos en ManuelAzaa, Obras Completas, ed. de Santos Juli, Madrid, Centro de Estudios Polticos yConstitucionales, OMMT, vol. R, pp. RRN y RTN.

  • Cabanellas, Queipo de Llano, Lpez Pinto, Ferrer, al coronel Serra, jefedel regimiento nmero Q que se sublev en la Montaa, al coronelCarrascosa, del regimiento de transmisiones, acantonado en El Pardoque, al grito de Viva la Repblica, sali del cuartel y se pas a losrebeldes. Lo notable, sigue escribiendo Azaa,no es que me visitaran,sino el tono en que me hablaban. Lpez Pinto, rojo de emocin, medeca, Sr. Presidente, mi persona, mi empleo de general, la plaza deCdiz y su guarnicin estn incondicionalmente a las rdenes de V. E.Despus se subleva y fusila a su compaero, el comandante de artilleraMariano Zapico, gobernador civil. Miguel Cabanellas, a unas palabrassuyas, respondi dndose puetazos en el pecho, jurando, a gritos, quemorira mil veces por la Repblica. Se sublev en Zaragoza y fusil a sucompaero Nez de Prado. Queipo de Llano, movido de un granfervor de colaboracin con el gobierno, me dio cuenta del plan que,como Director de Carabineros, haba sometido al ministro para reprimirel contrabando.... De ninguno de ellos pudo sospechar que estuvieracomprometido en la conspiracin, ni siquiera de FanjulP.

    Fueron tambin incontables las ocasiones en que su sucesor en lacabecera del banco azul, Santiago Casares, recibi noticias alarmantesacerca de lo que se estaba tramando. Valga por todas la que unos dasantes de la rebelin le trasmitieron varios representantes de los partidosdel Frente Popular de Ceuta, acompaados por dirigentes socialistas deMadrid. Cuando Casares escuch que algunas banderas del Terciorealizaban ejercicios tcticos sobre el supuesto de una sublevacincomunista en la Pennsula, cogi un paquete de telegramas y,agitndolos, dijo a los emisarios: Aqu tengo la adhesin de todos loscapitanes generales... No se preocupen... No pasar nada... Estoydeseando que esos cobardes salgan a la calle que a escobazos, con unoscuantos guardias de asalto, los meto en los cuartelesQ. Lo mismo haba

    EL GOLPE, TR AOS (NVPS-OMNN)

    QM

    P Carta de Manuel Azaa a Gonzalo R. Lafora, NO de julio de NVPU, en Manuel Azaa,Obras Completas,Madrid,Centro de Estudios Polticos y Constitucionales,OMMT, vol.T,p.SQQ.

    Q Cuenta la escena Amaro del Rosal, Historia de la UGT de Espaa, NVMN-NVPV,Barcelona, Grijalbo, NVTT, vol. N, p. QUT.

  • dicho a Indalecio Prieto cuando, acompaado por dos miembros de lacomisin ejecutiva del PSOE, haba ido a informarle del complotmilitar: Lo que yo quiero es que se echen a la calle de una vez parayugular la rebelinR. Mejor que el grano estallase para sajarlo: sa erala estrategia concebida por el presidente del Gobierno con elbeneplcito del presidente de la Repblica.

    No eran slo los lderes republicanos los que mantuvieron esaactitud de espera. Como ha recordado Manuel Tagea, la lneaestratgica de esperar la sublevacin militar que amenazaba, paratomar despus contra ella las medidas necesarias era compartidatambin por todos los partidos del Frente Popular, que haban decididomovilizarse para esperar el golpe, y luego responder a l con todas lasfuerzas, dejando as al enemigo la ventaja inicial de escoger elmomento en que iba a empezar el ataqueS. se fue, desde luego, elmotivo de la reiterada negativa de Francisco Largo Caballero aincorporar al PSOE a un gobierno de coalicin bajo presidenciasocialista: su asombrosa seguridad de que cuando los republicanosfracasaran y se vieran obligados a dimitir, todo el poder vendra a lasmanos del partido socialista, desechando la posibilidad de que entreaquel fracaso y esta llegada al poder se interpusiera un golpe militar conposibilidades de triunfar. Ya en mayo de NVPS, con motivo de la eleccinde Manuel Azaa a la presidencia de la Repblica, Largo Caballero, quedispona de mayora en el grupo parlamentario socialista, se opusofrontalmente a la designacin de Indalecio Prieto como presidente deun gobierno de coalicin socialista-republicano, amenazando desde lacomisin ejecutiva de la UGT con romper el pacto del Frente Popular sital cosa sucedaT. El guin de la llegada en solitario de los socialistas algobierno contemplaba, como fase intermedia, repitiendo exactamente

    QN

    LA REPBLICA ENFRENTA LA REBELIN MILITAR

    R Juan Simen Vidarte, Todos fuimos culpables.Testimonio de un socialista espaol,Mxico, Fondo de Cultura Econmica, p. NQS.

    S Manuel Tagea, Testimonio de dos guerras, Barcelona, Planeta, NVTU, p. TP.T He tratado de este tema en Qu habra pasado si Indalecio Prieto hubiera

    aceptado la presidencia del Gobierno en mayo de NVPS?, en Nigel Towson, dir., Historiavirtual de Espaa (NUTM-OMMQ), Madrid, Taurus, OMMQ, pp. NTR-OMM.

  • la estrategia de la huelga general revolucionaria declarada en octubrede NVPQ, un movimiento de la derecha para conquistar, ahoraviolentamente, el poder, segn la vieja concepcin de la revolucincomo respuesta a una ofensiva de la reaccin.

    Y si Casares, ante las noticias que le llegaban, haba optado poresperar, Largo Caballero, ante los informes de inminente rebelin,responda a finales de junio, en el mitin de clausura del congreso de laFederacin Nacional de la Edificacin, uno de los ms veteranos ypotentes sindicatos de la UGT: Se nos est hablando todos los das delpeligro de la reaccin y del golpe de Estado y l mismo haba dichomuchas veces que un da poda amanecer con una dictadura. Ah!Pero tengan en cuenta los que lo hagan que al da siguiente, pormuchos entorchados en las bocamangas, la produccin no la harnellos, que tenemos que hacerla nosotros, y sin produccin no hayentorchados ni hay fusiles. En este punto, grandes y prolongadosaplausos interrumpieron al orador, que sigui diciendo: Si se quierenproporcionar el gusto de dar un golpe de Estado por sorpresa, que loden; ya lo hizo Primo de Rivera, y todos sabemos el fin que tuvo. Lohicieron tambin con Gil Robles y Lerroux y ya han visto que alaplastar octubre no han vencido a la clase obrera, porque no lapueden vencer. A la clase obrera no se la puede vencer: sa era unarealidad histrica, poltica y econmica, a la que se atena el lder de laUnin General de Trabajadores: antes o despus, la clase obrerasiempre triunfaU.

    Idntica estrategia, si as puede llamarse a no tener ninguna, eracompartida tambin por otras fuerzas ajenas al Frente Popular, comolos anarquistas y sindicalistas de la FAI y la CNT, que esperaban lasublevacin militar para salir a la calle a combatirla por las armas. En su

    EL GOLPE, TR AOS (NVPS-OMNN)

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    U Francisco Largo Caballero, discurso en el cinema Europa, de Madrid, el OS dejunio de NVPS, en Obras Completas, Madrid, Fundacin Francisco Largo Caballero, OMMP,vol. S. p. ORQS. Largo Caballero aadi que ser completamente intil todo lo que haganlos militares, aunque nos corten la cabeza a algunos trabajadores. Pueden verse otrasdeclaraciones similares de otros dirigentes socialistas, en las mismas fechas, en SantosJuli, La izquierda del PSOE, Madrid, Siglo XXI, NVTT, pp. OTV-OUS.

  • reciente Congreso confederal celebrado en Zaragoza en los primerosdas de mayo, la CNT invit a la UGT a la aceptacin de un pactorevolucionario que reconociera explcitamente el fracaso del sistemade colaboracin poltica y parlamentaria con los republicanos y comoconsecuencia lgica de dicho reconocimiento, dejar de prestarcolaboracin poltica y parlamentaria al actual rgimen imperante,pues, para que sea una realidad efectiva la revolucin social, hay quedestruir completamente el rgimen poltico y social que regula la vidadel pas, aunque ese rgimen fuera la Repblica, que para lossindicalistas, como para un sector de los socialistas, no pasaba de ser unamonarqua disfrazada. Los anarcosindicalistas daban por seguro queen los momentos de lucha, cuando las fuerzas del Estado, en sutotalidad o en parte, se unan al pueblo [...] prestarn su concurso en lascalles para vencer a la burguesa. Esta ciega seguridad en el triunfo sefundamentaba en el reciente hecho de Asturias, palmariademostracin de que una vez recobrado el sentido de su propio valorrevolucionario, el proletariado es algo imposible de hundir en elfracasoV. En definitiva, durante la primavera deNVPS, los dirigentes dela CNT, como los de la UGT, estaban convencidos de que un sindicato,declarando una huelga general y la salida a la calle de sus afiliados, eracapaz de derrotar a un ejrcito que hubiera emprendido la conquista delpoder por medio de un golpe de Estado.

    De esta manera, republicanos, socialistas y anarcosindicalistas, y demodo ms combativo sus respectivas organizaciones juveniles queesperaban cada da el golpe para esta noche, se mantuvieron desdeprincipios de junio en una agotadora espera de la rebelin, los primerosrepitindose que era necesario que el grano estallase para as extirparlomejor; los segundos, convencidos de que la iniciativa de los militaresabrira a la clase obrera las puertas del poder cabalgando sobre una huelgageneral; los terceros, decididos a responder en la calle con las armas.

    QP

    LA REPBLICA ENFRENTA LA REBELIN MILITAR

    V Lo citado procede de diversos dictmenes aprobados en el Congreso confederalde Zaragoza, reproducidos en Jos Peirats, La CNT en la revolucin espaola, Q ed.,Cali, Colombia, NVUU, Tomo N, pp. NON, NPO y NPP.

  • Las voces de alerta que llegaban de gentes ms cautas cayeron en odossordos: eran, como respondan los jvenes socialistas a las continuasadvertencias de Indalecio Prieto,cuentos de miedo. No haba ms queesperar.

    O. LA RESISTENCIA

    La actitud de espera no se modific sustancialmente a pesar de lagravsima tensin que rode el NP de julio los entierros del teniente JosCastillo, instructor de las milicias socialistas asesinado por pistoleros dela derecha, y del diputado Jos Calvo Sotelo, dirigente de RenovacinEspaola, asesinado en una camioneta de la Guardia de Asalto porpistoleros de izquierda. A su regreso del viaje a Londres, FranciscoLargo Caballero recrimin acerbamente a Manuel Lois haber apoyadocon su firma, como miembro y en representacin de la comisinejecutiva de la UGT, un manifiesto firmado tambin por la FederacinNacional de Juventudes Socialistas, la Casa del Pueblo y los partidossocialista y comunista, mostrando su adhesin al gobierno y su intencinde permanecer unidos con carcter permanente mientras lascircunstancias lo aconsejen, para fortalecer el Frente Popular y para darcumplimiento a los designios de las clases trabajadoras puestos enpeligro por los enemigos de ellas y de la RepblicaNM. Enemiga de lacontinuidad orgnica y poltica del Frente Popular ms all de laselecciones de febrero, la comisin ejecutiva de la UGT rechaz, en unareunin celebrada el NT de julio, la propuesta de crear una red de enlacepor toda Espaa para organizar una milicia, pedir armas al gobierno yexigir la depuracin del ejrcito, como haban propuesto.

    Ese mismo da, viernes, NT de julio, Santiago Casares inform alconsejo de ministros de que la rebelin, tan esperada por todos, habatriunfado en Melilla, que era de temer su triunfo en el resto de las plazas

    EL GOLPE, TR AOS (NVPS-OMNN)

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    NM Helen Graham, El PSOE en la Guerra Civil, Barcelona, Debate, OMMR, p. TR. Elmanifiesto fue publicado por El Socialista, NQ de julio de NVPS.

  • de frica y que haba dado rdenes para que los barcos de la Armadafondeados en Cartagena salieran para el Estrecho a fin de impedir elpaso a la pennsula de las fuerzas sublevadasNN. Haba terminado laespera, los rebeldes haban salido a la calle y se haban hechorpidamente con el control de la situacin, pero el gobierno, sin saberqu hacer, se limit a publicar en la maana del NU un comunicado en elque daba ya la sedicin por sofocada y unos decretos disolviendo todaslas unidades del ejrcito que toman parte en el movimientoinsurreccional y licenciando las tropas cuyos mandos se han colocadofrente a la legalidad republicana. Fue un error intil, ha escrito GabrielCardona, porque los rebeldes hicieron caso omiso de los decretos y nodejaron marchar a ninguno de sus hombres, mientras la tropa demuchas fuerzas dudosas o gubernamentales abandon las filas cuandoms falta hacaNO.

    El gobierno decret tambin el cese en sus respectivos mandos delos generales Virgilio Cabanellas, Francisco Franco y Gonzalo Queipode Llano. Por la tarde, Casares convoc a consulta en consejillo a losministros, al presidente de las Cortes, Diego Martnez Barrio, y a losdirigentes de las dos facciones en las que haba quedado dividido ybloqueado el partido socialista tras la revolucin de octubre de NVPQ,Francisco Largo Caballero e Indalecio Prieto. La rebelin, mientrastanto, se haba extendido por la pennsula, sin que los comunicadossobre su control ni el decreto licenciando a las tropas de lasguarniciones sublevadas hubieran servido ms que para confundir enunos casos y paralizar en otros a los gobernadores civiles, que tratabande contenerla por medio de las escasas fuerzas de orden pblico y demilitares leales bajo sus rdenes.

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    NN Esto fue lo que Francisco Barns, ministro de Instruccin Pblica, cont a lasalida del consejo a Juan Simen Vidarte, Todos fuimos culpables, p. ORS.

    NO Gabriel Cardona, El golpe de los generales, en Manuel Ballarn y Jos LuisLedesma, eds., La Repblica del Frente Popular. Reformas, conflictos y conspiraciones,Zaragoza, Fundacin Rey del Corral de Investigaciones Marxistas, OMNM, p. NRU. Losdecretos fueron publicados por la prensa, por ejemplo, Claridad, NU de julio de NVPS, demodo que todo el mundo pudo conocerlos de inmediato.

  • EL GOLPE, TR AOS (NVPS-OMNN)

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    NM de agosto de NVPO: protagonistas del intento de golpe de estado conocido como la Sanjurjada. Deizquierda a derecha, el general Jos Sanjurjo, el teniente coronel de la Guardia Civil Barea y el generalGarca de la Herranz caminan por la calle Jess del Gran Poder de Sevilla en direccin al centro de laciudad (detalle). ICAS-SAHP, Fototeca Municipal de Sevilla, archivo Snchez del Pando.

  • De manera que lo ocurrido en la tarde del sbado, da NU, exceda conmucho lo esperado; ms aun, lo que ocurra en frica y se extenda por lapennsula daba la medida de la estrategia suicida seguida por el gobiernoy los partidos y sindicatos que le servan de apoyo al haber confiado todoa la lealtad de las fuerzas de polica y de la Guardia Civil y, en el caso delas organizaciones obreras, a los efectos taumatrgicos de una huelgageneral o a la resistencia que pudieran ofrecer las milicias socialistas ycomunistas. Los rebeldes, que tal vez urdieron sus planes creyendo quebastara con un pronunciamiento al viejo estilo, comenzaron a matar amansalva cuando tropezaron con los primeros obstculos: decenas demilitares leales a la Repblica o reticentes a sumarse a la rebelin fueronasesinados sobre la marcha por sus compaeros de armas en las primerashoras del golpe: nada que ver, pues, con el golpe de Estado del generalPrimo de Rivera en septiembre de NVOP, que triunf limpiamente, sinnecesidad de pegar ni un solo tiro; ni tampoco con el del general Sanjurjode agosto de NVPO, que fracas de la misma manera, sin provocar muertes.

    Ante la evidencia de que aquella rebelin nada tena que ver con losucedido en anteriores ocasiones, el presidente del gobierno no supo qucamino tomar, salvo el de la dimisin. Militantes de sindicatos, partidos,juventudes y milicias haban comenzado a echar mano a pistolas y fusilesy a salir ellos tambin a la calle para resistir en grupos informales a laaccin subversiva de los militares. Exigan armas aunque nadie en elgobierno estaba dispuesto a entregarlas. Ms aun: Manuel Azaa, ante ladimisin de Santiago Casares, trat de formar un gobierno de unidadnacional, desde Miguel Maura por la derecha hasta Indalecio Prieto porla izquierda, presidido por el presidente de las Cortes, Diego MartnezBarrio, con suficiente autoridad para negociar con los cabecillas de larebelin. Maura rechaz la oferta y Prieto consult con su partido, que levolvi a negar su autorizacin para incorporarse a un gobierno decoalicin. Martnez Barrio sigui adelante, slo para recibir de losrebeldes, a primeras horas de la madrugada del da NV, la respuesta de queera tarde, muy tarde. En efecto, lo era: a esas horas los rebeldes habanacumulado ya muchos cadveres en su camino hacia la conquista delpoder y cuando, para garantizar la eficacia del golpe hay que comenzar

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  • matando a los compaeros de acuartelamiento o asesinando a lossuperiores en el mando, no hay marcha atrs posible: al salir de loscuarteles a la calle, los rebeldes siguen matando o mueren en el empeo.

    Horas despus, al amanecer del da NV, una multitudinariamanifestacin exiga desde la calle la dimisin del gobierno, al queacusaban de traicin. Martnez Barrio dimiti, pues, a las seis horas deformar su gobierno, dejando en manos de Manuel Azaa la dramticadecisin de distribuir armas a grupos ya armados o renunciar a la mximamagistratura de la Repblica. Esta vez, el presidente de la Repblica optpor lo primero. Habl por telfono con Lluis Companys y recibi unarespuesta tranquilizadora: la rebelin est vencida en Barcelona, le dijo elpresidente de la Generalitat; slo quedaba un ncleo de resistencia en laantigua Capitana General, que se rendira pronto ante la accincombinada de los militantes de la CNT y de las fuerzas armadas y deseguridad, con una especial intervencin de la Guardia Civil, que sehaban mantenido leales a la Repblica. Sin tiempo ni razn para abrir lasreglamentarias consultas previas a la formacin de un nuevo gobierno, elpresidente de la Repblica convoc al Palacio Nacional a los dirigentesde los partidos y de los sindicatos obreros con objeto de resolver la crisisde manera que todos se sintieran comprometidos en la frmula que seadoptase. De la reunin saldr su correligionario y amigo Jos Giralinvestido como presidente de un gobierno similar a los anteriores en sucomposicin exclusivamente republicana. Largo Caballero, que tambinhaba acudido a la cita, rechaz por tercera vez la participacin socialistay, confiado en que el poder llegara pronto y en exclusiva a manos de laclase obrera, slo prometi su apoyo al gobierno bajo la condicin de queprocediera a repartir armas a los sindicatos.

    P. LA REVOLUCIN

    Paradjicamente es Manuel Tagea quien habla de nuevo lasublevacin militar haba desencadenado la revolucin que pretendaimpedir, y el poder efectivo pas a manos de milicias armadas,

    EL GOLPE, TR AOS (NVPS-OMNN)

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  • anarquistas, socialistas y comunistas, que engrosaron rpidamente susfilas. El gobierno republicano se mantuvo en pie, pero la Repblica seeclips, hurfana de poder. Hacia el exterior, el nuevo presidente delgobierno, Jos Giral, envi de inmediato, el OM de julio, al gobierno de laRepblica francesa, presidido por el socialista Lon Blum, un telegramasolicitando la venta de armas, especialmente veinte aviones de combate.Pocos das despus, el OP, llegaba a Pars el diputado socialista Fernandode los Ros con el propsito de reforzar las gestiones del cnsul general,Antonio Cruz Marn, encargado de la embajada ante la dimisin de sutitular Juan de Crdenas, ante las autoridades francesas. Pero antes deque la ayuda se materializara, Lon Blum, y su ministro de Exteriores,Jean Yvon Delbos, salan para Londres, donde estaba previsto unencuentro con sus homlogos britnicos Stanley Baldwin y AnthonyEden. Finalmente, las conversaciones entre britnicos y francesescondujeron, como es bien sabido, a la farsa de la no intervencin,propuesta por el gobierno francs, e inmediatamente adoptada por elbritnico. Poco despus, el da U de agosto, Francia declar el embargode armas a Espaa y el NO sugiri a Londres establecer un comit decontrol. El NR, en un intercambio de notas, los gobiernos francs ybritnico se comprometan a poner en vigor una prohibicin de envo dematerial de guerra a Espaa si Alemania, Italia, la Unin Sovitica yPortugal hacan lo mismo. Sin esperar respuesta,Anthony Eden anuncique aplicara el embargo unilateralmente, mientras Alemania e Italiaquedaron con las manos libres para intervenir.

    Hacia el interior, la primera medida adoptada por el nuevo gobiernofue el reparto de armas a las organizaciones polticas y sindicales leales ala Repblica. El poder del Estado se desvaneci ante la patrulla que, encada localidad, controlaba la salida y entrada de forasteros o que en lascalles de la ciudad detena a los transentes y les exiga la documentacin,cumpliendo funciones de polica, de juez y de verdugo sin control superioralguno. Era un nuevo poder, fragmentado, atomizado, cuyo alcanceterminaba en las afueras de los pueblos o en los suburbios de las ciudades.Un poder que fue capaz de aplastar la sublevacin all donde pudo contarcon la colaboracin de miembros de las fuerzas armadas y de orden

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  • pblico, como haba ocurrido en Barcelona, Madrid o Valencia, peroincapaz de resistir con xito a los rebeldes en campo abierto y all dondelos guardias civiles y los policas tomaron tambin el camino de larebelin. Por ms que algunos oficiales republicanos intentaron organizarcolumnas para hacer frente a la rebelin, los milicianos no se sentanobligados a obedecer y, en el caso de los anarcosindicalistas, se mostrarondecididamente contrarios a cualquier clase de disciplina militar.

    Constituira, sin embargo, un error atribuir al reparto de armas elorigen de esta revolucin, sobrada de fuerza para destruir, carente deunidad, de direccin y de propsito para construir un firme poder polticoy militar sobre lo destruido. Ante todo, porque desde la tarde del mismoda NU, automviles y camionetas erizados de fusiles haban comenzadoa circular por las calles de Madrid y Barcelona. De hecho, en Catalua, laCNT y la FAI festejarn en adelante el NV de julio como el da de larevolucin ms hermosa que haban contemplado todos los tiempos. Nofue el reparto de armas, fue la rebelin militar que, como escribi VicenteRojo, destruy de golpe en toda Espaa la estructura orgnica, jurdica,militar, social y econmica y pulveriz en sus fundamentos jurdicos ymorales la autoridad y los resortes del poderNP, lo que abri ancho campoa una revolucin movida en las primeras semanas por el propsito deliquidar fsicamente al enemigo de clase, comprendiendo en estadenominacin al ejrcito, la iglesia, los terratenientes, los propietarios, lasderechas o el fascismo; una revolucin que soaba edificar un mundonuevo sobre las humeantes cenizas del antiguo.

    El dao para la Repblica fue que sin posibilidad alguna dereconstruir la organizacin castrense, el gobierno, como acaba derecordarnos tambin Gabriel Cardona, perdi el poder en su propioterritorio, a manos de una barahnda armada que apenas obedeca a suspropios partidos y sindicatos. Los grupos de milicianos armados conpistolas, fusiles y algunas ametralladoras, eran por su propia naturaleza,y por su falta de organizacin y disciplina, impotentes para sofocar larebelin all donde haba triunfado y oponer una defensa eficaz del

    EL GOLPE, TR AOS (NVPS-OMNN)

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    NP Vicente Rojo, Historia de la guerra civil espaola, Barcelona, RBA, OMNM, p. NRQ.

  • territorio all donde los rebeldes disponan de tropas para pasar a laofensiva. Los rebeldes, que no haban previsto la magnitud de laresistencia, lo entendieron enseguida y buscaron en la Italia fascista y laAlemania nazi los recursos necesarios para convertir su rebelin, que nofracasaba del todo pero que tampoco acababa de triunfar, en una guerracivil, una conquista de terreno por medio de operaciones militares encampo abierto. A los partidos, sindicatos y organizaciones juveniles que,formando milicias, resistieron la rebelin les cost ms tiempo, y nopocas luchas internas, convencerse de que la revolucin sucumbira si nose dotaba del instrumento necesario para hacer frente a un ejrcito queavanzaba sus posiciones con el objetivo de ocupar rpidamente lacapital del Estado.

    El gobierno de la Repblica intent, pues, llenar el hueco en que lodejaba la ausencia de un ejrcito profesional por medio de decretos con lasmiras puestas en su reconstruccin. El primero, de OM de julio, consisti enconceder el ingreso en el servicio activo, por peticin propia, a los jefes yoficiales retirados, de reserva, complemento y cualquier otra situacinmilitar que, a juicio del mismo gobierno, hubieran prestado en losmomentos actuales servicios a la Repblica y estuvieran dentro de loslmites de edad reglamentaria. Fue el camino por el que jvenes oficialesque se haban acogido a lo estipulado en el decreto de retiros firmado porManuel Azaa el OR de abril de NVPN se reincorporaron al servicio activo,aunque no siempre con la simpata de los milicianos, que aborrecan losuniformes y no estaban dispuestos a obedecer sin ms a los mandos oficiales.Luego, y tras superar no pocos obstculos, vino la creacin de Batallonesde Voluntarios para premiar, segn se deca en el decreto correspondiente,la heroica actuacin de milicianos populares que, al lado de las fuerzasleales a la Repblica, contribuyen de manera tan decisiva al aplastamientode la rebelin. El gobierno quera recoger los deseos reiteradamenteexpresados por tan entusiastas luchadores y decret la creacin enMadrid de Batallones de Voluntarios, reclutados entre los actualesmilicianos cuya edad est comprendida entre los veinte y los treinta aos,que iran mandados por oficiales y clases del Ejrcito, Guardia Civil,Asaltoo Carabineros. Los milicianos irn, adems, uniformados, llevarn un

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  • distintivo especial, tendrn derecho a alojamiento, manutencin yvestuario en las mismas condiciones que los soldados del ejrcito regularen campaas y disfrutarn de los mismos haberes y pluses. Se trataba, pues,de ensayar la posibilidad de crear un nuevo ejrcito a partir de las milicias,con un mbito de aplicacin reducido a MadridNQ.

    Pocos das despus, el T de agosto, y con objeto de reconstruir una lneade mando, el ministro de la Guerra, Jess Hernndez Saravia, eraautorizado a conceder, previo informe favorable de los jefes de columnas,los empleos de sargento, brigada, alfrez, teniente y capitn a aquellos quese hicieran acreedores de ello. Pero si ya desde los primeros das despusdel golpe militar, el gobierno dirigi su poltica a la reconstruccin de unejrcito, el camino no comenz a quedar libre de obstculos hasta que lospartidos y sindicatos obreros, especialmente el socialista y la UGT, quehaban mostrado su hostilidad o mejor dicho, que se haban opuestoradicalmente a las tmidas medidas de militarizacin tomadas por elgobierno de Giral, tuvieron que rendirse tardamente a la evidencia de quesin un ejrcito, dotado de mandos y disciplina, la resistencia de la Repblicaacabara hundindose en el plazo de unas semanas. A esta evidenciaobedeci la apertura de la crisis en los primeros das de septiembre y ladesignacin de Francisco Largo Caballero como presidente de un nuevogobierno de coalicin con la incorporacin, adems del Partido Socialistay de la UGT, del Partido Comunista, y con los partidos republicanos enposicin subalterna. Largo Caballero asumi tambin la titularidad delMinisterio de la Guerra, dejando Marina y Aire a Indalecio Prieto, demodo que el poder poltico, sindical y militar qued concentrado, al menosnominalmente, en las manos del viejo lder de la UGT.

    Y sera este gobierno el que, en atencin a las actualescircunstancias, que aconsejan dotar al Ejrcito de Oficialidad y claseseficientes en los rdenes tctico y de adhesin al rgimen en el ordenpoltico, decret el OU de septiembre de NVPS que pasaran a las Escalasactivas del Ejrcito todos aquellos Jefes, Oficiales y clases de milicias

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    NQ Decretos de OM de julio y O de agosto de NVPS, Gaceta de Madrid, nms. OMU yONS, OS de julio y P de agosto de NVPS, pp. URO y NMNN.

  • que debidamente controlados por la Inspeccin General de Milicias [...]sean acreedores de ello. Al da siguiente, un nuevo decreto ordenabala movilizacin de todas las clases e individuos de tropa pertenecientesal cupo de filas de los reemplazos de NVPO y NVPP que se encontrarandentro de las provincias de Madrid, Guadalajara, Cuenca, Castelln,Valencia, Alicante, Mlaga, Murcia, Albacete, Almera, Crdoba,Ciudad Real, Jan y Toledo; Barcelona, Tarragona, Lrida y Gerona;Oviedo, Santander, Vizcaya, Badajoz y TeruelNR. Fue ms fcildecretarlo que realizarlo, pero finalmente estos decretos constituyeron,en condiciones harto dramticas, el embrin del nuevo Ejrcito Popularde la Repblica, cuando la mitad de su territorio haba cado en manosde las tropas conducidas por los generales rebeldes.

    En resumen, si nada excepto la voluntad de hacerse con todo elpoder del Estado explica el golpe militar, y nada excepto la divisin enel interior de las fuerzas armadas y de seguridad del Estado explica queel golpe, una vez desencadenado desde las guarniciones de frica, notriunfara en toda la Pennsula, es preciso mirar al lado del gobierno y delas fuerzas polticas y sindicales que lo sustentaban para entender losmotivos de que ese golpe, tan anunciado, tan esperado, no pudiera seryugulado sobre la marcha, como haban imaginado los presidentes dela Repblica y del gobierno.Y esa mirada habr de abarcar no slo a lasautoridades republicanas y a su actitud de espera sino a las divisionesque fragmentaban a las mismas fuerzas polticas y sindicales quesostenan parlamentariamente al gobierno a la par que esperaban larebelin como seal del inicio de una revolucin. Condenadas, por lafuerza de las cosas, a una derrota en breve plazo de tiempo, estas mismasfuerzas procedieron, una vez alcanzado el gobierno, a reconstruir elEjrcito y el Estado que su revolucin haba disuelto. Fue entoncescuando rebelin y revolucin dejaron paso a una larga guerra civil quehabra de terminar con la derrota de la Repblica.

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    LA REPBLICA ENFRENTA LA REBELIN MILITAR

    NR Decretos de OU y OV de septiembre de NVPS, Gaceta de Madrid, nms. OTP y OTQ,pp. OMQQ y OMSS-OMSU. Para el proceso de creacin del nuevo Ejrcito, lo mejor esMichael Alpert, El Ejrcito Popular de la Repblica, NVPS-NVPV, Barcelona, Crtica, OMMT.

  • MEDIOS Y GOLPISMOEN LA ESPAA DEL SIGLO XX

    Antonio Checa GodoyUniversidad de Sevilla

  • N de abril de NVPV: ltimo parte de guerra ledo en Radio Nacional ante los firmantes. Tras Franco firman CarmeloMedrano, Comandante de la Seccin de Operaciones; Antonio Barroso, Jefe de la misma; Antonio Tovar, Directorde Radio Nacional; Luis Peral, Tte. Coronel de la 2 Seccin de E. M.; F. Fernndez de Crdoba, locutor que loley; Mariano Melgar, oficial del Cuartel General y Juan Hernndez Petit, cronista de guerra de Radio Nacional. Archivo Oronoz.

  • N. INTRODUCCIN

    L A historia contempornea de Espaa est llena de golpesde estado, es decir, de intentos de cambio del sistemapoltico por medio de la fuerza, muchos de ellos fracasados,algunos consolidados. Resulta muy significativo analizar la relacin deesos intentos, culminados o no, con el sistema de medios informativos decada momento histrico, las actitudes que los impulsores del golpemuestran y las decisiones que adoptan ante ellos, su utilizacin enmuchos casos y la visible evolucin que esa relacin golpistas-mediosexperimenta a lo largo de los dos ltimos siglos, en funcin sobre todode la creciente influencia y diversificacin de la comunicacin en lasociedad espaola.

    Dentro de la Espaa contempornea podramos distinguir dosetapas claramente diferenciadas en cuanto afecta a las actitudes de lospromotores de golpes de estado ante los medios. Hasta el final delSexenio Revolucionario, el golpe o el intento buscan en la mayora delos casos no siempre, desde luego derribar regmenes absolutistas oautoritarios, carecen de apoyo previo en los medios, que el rgimenimposibilita, y favorecen por ello de inmediato la libertad de expresiny la aparicin consiguiente de nuevos medios, pero sin cese de losexistentes afines al rgimen depuesto ni represin organizada sobre susdefensores en los medios. Desde el pronunciamiento de MartnezCampos en Sagunto en NUTQ, que liquida ese Sexenio Democrtico, losintentos suelen ser conservadores y tienden a neutralizar de inmediatoo sencillamente enfrentarse al sistema de medios, aunque puedanutilizar los propicios. Se establecen sistemas represores cada vez ms

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  • sofisticados. Si bien analizaremos sobre todo esta segunda etapa,aludiremos tambin a la inicial, por lo diferentes que se presentan.

    O. EL EJRCITO LIBERAL, NUMU-NUTQ

    O.N. LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA, NUMU-NUNQEntre el inicio de la Guerra de la Independencia y el final del

    Sexenio Revolucionario, un periodo intenso de la historia espaola, sonfrecuentes los intentos de golpe de estado; en esa etapa no existen otrosmedios informativos que los impresos (de ah que ms que de libertadde expresin se hable de libertad de imprenta). Por lo general, losintentos se producen al margen de los medios, aunque stos no dejarnde verse influenciados por ellos. En todo caso, superado el reinado deFernando VII, no suele producirse represin sobre los periodistas.

    La Guerra de la Independencia configura un periodo intenso ypeculiar. A partir de mayo de NUMU la reaccin a la invasin de las tropasnapolenicas obliga a las Juntas que se crean por todo el territorioespaol a disponer de medios de informacin y opinin para movilizar ala poblacin, lo que supone que comiencen a proliferar en toda Espaalos peridicos patriticos, promovidos o autorizados por ellas. Lasexigencias informativas de la guerra implican en la prctica la anulacinde la restrictiva legislacin absolutista impulsada por Carlos IV en NUMR.La mayora de las Juntas son reticentes a una verdadera libertad deexpresin, vista como mal menor ante los acontecimientos, y tienden acontrolar de diversas formas licencias, cierres, presiones, cambio deresponsables, sanciones los nuevos peridicos, aprovechando que no hayregulacin hasta el Decreto de Libertad de Imprenta de noviembre deNUNM, pero aprobado ste por las Cortes que en Cdiz y San Fernando hancomenzado a elaborar una constitucin liberal, se multiplican los ttulos,que sortean los escasos controles de las Juntas. El regreso del Deseado enNUNQ, sin necesidad de golpe militar, supone la inmediata derogacin de laConstitucin de NUNO e implica no slo la extincin de toda la prensaliberal o moderada, sino la primera persecucin sistemtica de periodistas

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  • en la historia de Espaa; muchos afrancesados o liberales conocen elexilio, a Francia o Gran Bretaa preferentemente, tambinLatinoamrica, otros la crcel y en torno a una veintena son fusilados enlos aos siguientes, a veces bastantes aos (Checa Godoy, OMMV: TR-TS).

    O.O. EL GRITO DE RIEGO (NUOM)El N de enero de NUOM el teniente coronel Rafael de Riego, con el

    Batalln de Asturias, destinado en principio a la Amrica hispana, sepronuncia en Las Cabezas de San Juan (Sevilla) a favor de la vuelta dela Constitucin de Cdiz de NUNO y con ello por el final del rgimenabsolutista. El pronunciamiento se convierte pronto en un modelopeculiar de golpe de estado a la espaola con eco en Portugal y desdeluego al otro lado del Atlntico, toda vez que supone que un militardestacado invita a los dems jefes militares a que le secunden a fin decambiar el gobierno, sin que se produzcan por lo general seriosenfrentamientos armados; son por ello procesos poco cruentos. En estecaso, la adhesin no es inmediata, pero tampoco hay oposicin clara; elrey, tras muchas vacilaciones, acepta la vuelta de la Constitucin, que jurael OM de marzo de NUOM. El Grito de Riego, como se le conocerpopularmente, implica de inmediato un cambio total en la prensa. Elabsolutismo ha reducido al mnimo el abanico de medios en Espaaentre NUNQ y NUOM. Son muy pocos, reducidos a cuatro o cinco grandesciudades, sin informacin poltica y estrictamente controlados por elpoder. El triunfo de Rafael Riego tiene, como consecuencia, la vuelta dela libertad de imprenta y el florecimiento de nuevos medios, pero sinprohibicin gubernamental de los existentes o represin sobre ellos. Elproceso se produce con tanta virulencia que entre marzo y mayo de NUOMsurgen en toda Espaa ms de un centenar de ttulos, algo inslito hastaentonces en la historia del periodismo espaol. La prensa llegar ahoraa muchas ciudades en Andaluca, por ejemplo, Almera y Huelva quehaban carecido hasta entonces de prensa. Habr regreso de exiliados,sobre todo afrancesados. Pero el final del trienio supondr la vuelta alabsolutismo, la extincin de ttulos en toda Espaa, el mantenimiento deun nmero muy reducido y una nueva oleada represora.

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    MEDIOS Y GOLPISMO EN LA ESPAA DEL SIGLO XX

  • O.P. LA ABDICACIN DE LA REGENTE MARA CRISTINA (NUQM)En NUQM, en plena minora de edad de Isabel II, Espaa asiste a un

    enfrentamiento entre la Regente, Mara Cristina, y el ms prestigiosogeneral del Ejrcito, Baldomero Espartero. En septiembre estalla unmovimiento liberal, con mucho tambin de pronunciamiento, tras el queEspartero se niega a obedecer las rdenes de la regente y, al contrario,exige la disolucin de las Cortes. El largo tira y afloja (junio-octubre),con constitucin de juntas locales y provinciales, concluye con laabdicacin de Mara Cristina y el paso de Espartero a regente, aunquehasta mayo del ao siguiente no lo ser por voto en Cortes. Se abre unperiodo agitado que se mantiene hasta el fin de la regencia y el exilio deEspartero en el verano de NUQP. Este periodo histrico incierto aportaun claro protagonismo de la prensa y algunos rasgos nuevos. Lalegislacin vigente al inicio del que ser conocido como trienioesparterista es la derivada de la constitucin liberal de NUPT, no es en srepresora, aunque si restrictiva, pues impone depsitos previos. PeroEspartero llega al poder sin un claro ncleo periodstico de apoyoaunque no falten ac y all cabeceras afines, no lo va a configurar y,al contrario, se ir enajenando las simpatas de medios proclives o, almenos, neutrales. Si tras su llegada al poder no hay represin sobre losmedios es, por otro lado, un hombre que apenas lee prensa y no parecepreocuparle, la tolerancia inicial se ir tornando clara hostilidad