el gracioso en la hija del aireshernandezar/calderon/calderon...susana hernindez-araico, california...

7
Susana Hernindez-Araico, California State Polytechnic University, Pomona El gracioso en La hija del aire Homenaje a HannahE. Bergman Aunque C. A. Jones destaca lafinalidad c6mica del gracioso por encima de sus impli- caciones serias m~s frecuentemente estudia- das, no deja de sefialar un prop6sito de obje- tividad detris de su aspecto risible (330-31, 336). Porsu parte, Ruiz Ram6n observa que el gracioso "introduce en la comedia el senti- miento c6mico de la existencia,que no es necesariamente divertido, sino que tiene las mis de las veces, sentido correctivo y critico" (1: 172). La hija del aire ofrece un ejemplo impactante de esa visi6n objetiva y critica con que Calder6n entreteje elementos c6micos y heroicos para divertir al ptiblico a la vez que lo incita a reflexionar sobre ladebilidad trigica de los protagonistas. En sus papeles sucesi- vos de villano, criado, soldado, y buf6n, Chato incorpora un humor muycomplejo que encie- rra, en parte, la clave de la tragedia de Semi- ramis. El soldado y Sirene, la mujer de Chato, lo realzan a 61 como reflejo ambivalente de la reina legendaria. Por un lado, el gracioso la remedade una manera ridicula y, por otro, se burla de ella con gran lucidez.Mediante este paralelo c6mico de doble filo se vislumbra la objetividad ir6nica con que Calder6n pro- yecta a Semiramis en un plano heroico insi- nuando al mismo tiempo que se halla atrapada en un espejismo de autoengafios. Segfin Edwards, la relaci6n entre Sirene, Floro y Chato coincide en unnivel c6mico con la de Semiramis, Nino y Men6n ("Calder6n's La hija" 186; The Prison159). Sin trazar una correlaci6n exacta entre los personajes de am- bos niveles, Edwards equipara losdos triaingu- los amorosos por su motivaci6n egoistay por el trastorno que la pasi6n les ocasiona (Intro- ducci6n xliv). Los comentarios de Chato que Edwards cita en la segunda jornada ("Calde- r6n's La hija" 186) sin duda relacionan los dos argumentos y convierten al gracioso en reflejo humoristico de Men6n; pues Chato compara al hu6sped militar que enamora a su mujer con el soldado que pretende sacar a Semira- mis del escondite donde Men6n la resguarda. Peroen este paralelo entrelos dos argumen- tos, el reflejo de la protagonista en Sirene permanece muy tenue y el de Nino en Floro nunca se da. Edwards mais bien compara el caricterenamoradizo de Sirene con la pasi6n de Nino y Men6n. Ademais sugiere una corre- laci6n entreSemiramis y el soldado Floro por lamanera en que ambos ignoran a Chato ("Cal- der6n's La hija" 185-86). Basta comparar los versos 1381-82 y 2015 (Calder6n 49, 76) para ver que esta 6iltima comparaci6n no es vilida. Mis convincente resulta el reflejo burlesco o entremesil del matrimonio trazado por Berg- manen las escenas de Chato con su mujer y el soldado queculminan en la incapacidad ridi- culade aqu61 paravengarse("Ironic Views" 68-70). No cabe duda, sin embargo, que toda la acci6n drammitica de laPrimera parte estai con- cebida a base de triaingulos, como lo he de- mostrado anteriormente. Edwards, a su vez, distingue dos tercetos de personajes, unos c6micos y otros heroicos,subrayando unali- bertad inexplicable en aqullos ("Calder6n's La hija" 185-87). Es evidente que al gracioso, a su mujery al soldado no los acechauna profecia. No obstante, Chato resiente la cir- cunscripci6n socioest6tica de la figura del do- naire propuesta haceafios por Montesinos. Y asi lo sugiere mais recientemente el mismo Edwards describiendo a Chato como "prisio- nerode su cobardia" y "marioneta de su pro- pia inercia" (The Prison 159), sin tomaren cuenta- igual que Montesinos- la tradici6n dramaitica que determina la clasesocial y con-

Upload: others

Post on 23-Apr-2020

2 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: El gracioso en La hija del aireshernandezar/CALDERON/Calderon...Susana Hernindez-Araico, California State Polytechnic University, Pomona El gracioso en La hija del aire Homenaje a

Susana Hernindez-Araico, California State Polytechnic University, Pomona

El gracioso en La hija del aire

Homenaje a Hannah E. Bergman

Aunque C. A. Jones destaca la finalidad c6mica del gracioso por encima de sus impli- caciones serias m~s frecuentemente estudia- das, no deja de sefialar un prop6sito de obje- tividad detris de su aspecto risible (330-31, 336). Por su parte, Ruiz Ram6n observa que el gracioso "introduce en la comedia el senti- miento c6mico de la existencia, que no es necesariamente divertido, sino que tiene las mis de las veces, sentido correctivo y critico" (1: 172). La hija del aire ofrece un ejemplo impactante de esa visi6n objetiva y critica con que Calder6n entreteje elementos c6micos y heroicos para divertir al ptiblico a la vez que lo incita a reflexionar sobre la debilidad trigica de los protagonistas. En sus papeles sucesi- vos de villano, criado, soldado, y buf6n, Chato incorpora un humor muy complejo que encie- rra, en parte, la clave de la tragedia de Semi- ramis. El soldado y Sirene, la mujer de Chato, lo realzan a 61 como reflejo ambivalente de la reina legendaria. Por un lado, el gracioso la remeda de una manera ridicula y, por otro, se burla de ella con gran lucidez. Mediante este paralelo c6mico de doble filo se vislumbra la objetividad ir6nica con que Calder6n pro- yecta a Semiramis en un plano heroico insi- nuando al mismo tiempo que se halla atrapada en un espejismo de autoengafios.

Segfin Edwards, la relaci6n entre Sirene, Floro y Chato coincide en un nivel c6mico con la de Semiramis, Nino y Men6n ("Calder6n's La hija" 186; The Prison 159). Sin trazar una correlaci6n exacta entre los personajes de am- bos niveles, Edwards equipara los dos triaingu- los amorosos por su motivaci6n egoista y por el trastorno que la pasi6n les ocasiona (Intro- ducci6n xliv). Los comentarios de Chato que Edwards cita en la segunda jornada ("Calde- r6n's La hija" 186) sin duda relacionan los dos

argumentos y convierten al gracioso en reflejo humoristico de Men6n; pues Chato compara al hu6sped militar que enamora a su mujer con el soldado que pretende sacar a Semira- mis del escondite donde Men6n la resguarda. Pero en este paralelo entre los dos argumen- tos, el reflejo de la protagonista en Sirene permanece muy tenue y el de Nino en Floro nunca se da. Edwards mais bien compara el caricter enamoradizo de Sirene con la pasi6n de Nino y Men6n. Ademais sugiere una corre- laci6n entre Semiramis y el soldado Floro por la manera en que ambos ignoran a Chato ("Cal- der6n's La hija" 185-86). Basta comparar los versos 1381-82 y 2015 (Calder6n 49, 76) para ver que esta 6iltima comparaci6n no es vilida. Mis convincente resulta el reflejo burlesco o entremesil del matrimonio trazado por Berg- man en las escenas de Chato con su mujer y el soldado que culminan en la incapacidad ridi- cula de aqu61 para vengarse ("Ironic Views" 68-70).

No cabe duda, sin embargo, que toda la acci6n drammitica de la Primera parte estai con- cebida a base de triaingulos, como lo he de- mostrado anteriormente. Edwards, a su vez, distingue dos tercetos de personajes, unos c6micos y otros heroicos, subrayando una li- bertad inexplicable en aqullos ("Calder6n's La hija" 185-87). Es evidente que al gracioso, a su mujer y al soldado no los acecha una profecia. No obstante, Chato resiente la cir- cunscripci6n socioest6tica de la figura del do- naire propuesta hace afios por Montesinos. Y asi lo sugiere mais recientemente el mismo Edwards describiendo a Chato como "prisio- nero de su cobardia" y "marioneta de su pro- pia inercia" (The Prison 159), sin tomar en cuenta- igual que Montesinos- la tradici6n dramaitica que determina la clase social y con-

Page 2: El gracioso en La hija del aireshernandezar/CALDERON/Calderon...Susana Hernindez-Araico, California State Polytechnic University, Pomona El gracioso en La hija del aire Homenaje a

SUSANA HERNANDEZ-ARAICO EL GRACIOSO EN LA HUA DEL AIRE 477

ducta ridicula de la figura del donaire. Es pre- cisamente la reacci6n de Chato contra este determinismo en su vida lo que lo liga con Semiramis desde un principio y destaca en terminos c6micos la ironia traigica de su pro- gresivo autoengafio.

Por su situaci6n de cornudo entre Sirene y Floro, Chato relaciona el impetu soberbio de la protagonista con su propia ridiculez de marido burlado: al mismo tiempo, sigue los pasos ambiciosos de la heroina para resolver su dilema dom6stico. Tal es el paralelo de doble filo que Calder6n establece desde la pri- mera jornada de la Primera parte reduciendo la grandeza de Semiramis a una gran tonteria por rendirse impetuosamente al vaticinio que pretende evitar.

Edwards primero afirma que el gracioso se asemeja a Semiramis por la ambici6n egoista que manifiesta a partir de la tercera jornada ("Calder6n's La hija" 186; Introducci6n xliv, xlix). Posteriormente observa el enlace de Chato con los personajes principales en cada jornada de la Primera parte y nota un "claro paralelo" en este personaje de los temas o simbolos de la prisi6n y el laberinto que los personajes principales ejemplifican (The Pri- son 158-59). En la tercera jornada, cuando Semiramis entra triunfalmente a Ninive, pr6- xima a reinar, Chato mismo evoca su apareja- miento con ella desde que Tiresias la tenia aprisionada como animal para evitar su hado:

?Qui6n no dirai que mi ama siempre trujo aquel adorno? Pues yo me acuerdo de cuando eran pellejos de un lobo. Pero ic6mo esas pellejas vemos hoy cubiertas de oro! (I: iii:2377-82; Edwards 92)'

Calder6n disminuye aqui el 6xito de Semira- mis concedi6ndole a Chato conciencia de su acompafiamiento de la heroina desde la prisi6n cavernosa hasta el trono. De hecho, el gra- cioso ha servido de instrumento fundamental en el ascenso de Semiramis al poder. En el primer acto, Men6n la descubre en su prisi6n s6lo porque consigue de guia "al mis experto en el monte" (I:i:679; 27), o sea, a Chato. Y en el segundo acto donde Semiramis conoce al rey Nino, salviwindolo de su caballo desbocado, la mujer hombruna se arma con el garrote del gracioso. Estos dos casos de la instrumentali- dad de Chato en el ascenso de Semiramis al poder indican su aparejamiento desde antes de entrar en la corte.

Al sacarla Men6n de la cueva en la primera

jornada, Calder6n desploma la sublimidad de la liberaci6n con las puntadas del gracioso. Chato primero remeda la queja de Semiramis; luego ridiculiza el lenguaje pomposo de ella y de Men6n, reconociendo la posibilidad de beneficiarse al lado de la heroina (I:i:777-94; 32). Este inter6s inicial de Chato encaja con la tradici6n que recoge la figura del donaire (Lida de Malkiel 620-22, 634; Montesinos 17- 19). Por otro lado, su apego a la heroina se debe tambien a la posibilidad de escapar de su deshonra matrimonial por medio de ella. Por eso su imitaci6n quejosa de Semiramis significa mais que una reacci6n convencional de cobardia. Tambien tiene motivo Chato para quejarse, aunque humoristicamente, por su falta de libertad; pues su papel c6mico no le permite ni el menor esfuerzo para vengar la deshonra que su mujer y el hu6sped militar le ocasionan. Antes de guiar a Men6n a la cueva de Semiramis, Chato ya se ha resignado con humor a esta situaci6n deshonrosa, y se desahoga representando un reverso burlesco o entremesil de los famosos maridos celosos de Calder6n: Ya estamos solos honor:

eQud hemos de hacer? MQub se yo? Si el mundo bajo me hizo de barro tan quebradizo y de bronce y mairmol no,

Eque hay que esperar, si me ven quebrar al primero tri? (I:i:494-500; 22)

Chato admite aqui su caricter deshonorable nato de gracioso tipico (Montesinos 22-3). Y de nuevo demuestra una 6tica ridicula cuando sale a servirle de guia a Men6n convirtiendo en agradecimiento la posibilidad de quejarse con el general por haber mandado hospedar al soldado Floro en su casa (I:i:683-87; 28). El cinismo en que raya este humor parece entonces la finica manera de desahogar la ten- si6n del personaje circunscrito por las conven- ciones de su papel c6mico. Por eso su remedo de la queja de Semiramis inmediatamente des- pues significa mis que mera imitaci6n risible; tambi6n denota una compatibilidad muy parti- cular con la heroina aprisionada.

Al salir de su prisi6n cavernosa, Semiramis explica que la libertad le permitira vencer su hado aprovechando las advertencias que han ocasionado su encarcelamiento. Pero por me- dio del gracioso, Calder6n insintia que la pro- tagonista impetuosa se engafia. Profundiza en- tonces el humor convencional de Chato; con ironia apunta asi a la pequefiez de Semiramis desde su perspectiva omnisciente:

Page 3: El gracioso en La hija del aireshernandezar/CALDERON/Calderon...Susana Hernindez-Araico, California State Polytechnic University, Pomona El gracioso en La hija del aire Homenaje a

478 HISPANIA 69 SEPTEMBER 1986

Semiramis: Adi6s, tenebroso centro mio, que voy a ser racional, ya que hasta aquif bruto he sido.

Men6n: Ea, vuelve tu a guiarnos. Chato: Yo era un tonto, y lo que he visto

me ha hecho dos tontos; no s6 si he de acertar el camino. (I:i: 1003-10; 38)

A pesar de que poco antes Chato ve la posibi- lidad de beneficiarse con el "monstruocico" que la bella salvaje representa, sus palabras ahora no lo aparejan con ella. Al contrario, una vez que la oye expresar su caricter vio- lento, Chato se manifiesta observador obje- tivo del piano heroico. Al concluir la primera jornada, le parece una tonteria la exaltaci6n de la raz6n en que Semiramis pretende basar su victoria sobre el hado. Desde esta escena, el paralelo ir6nico del gracioso con la protago- nista va a oscilar entre un remedo automaitico que rebaja la grandiosidad de Semiramis y una reflexi6n objetiva sobre su enlace mutuo que sefiala el autoengafio de la heroina.

La ironia calderoniana se vale asi del perso- naje bajo para sugerir que la libertad de la protagonista no va a ser mais que una expan- si6n de sus tinieblas irracionales. Burlesca- mente reta la confianza de la inexperta salvaje por medio de la inseguridad del montafiis "mis experto en el monte" e insinfia que la raz6n no les resolverai adecuadamente sus frustraciones ni a ella ni a e1. De hecho, el papel de tonto de Chato se duplicari en asocia- ci6n con la heroina. Por otro lado, la sumisi6n burlesca de Chato a su deshonra irremediable prefigura la soluci6n irracional de Semiramis para la amenaza determinista en su vida.

En la segunda jornada, cuando Chato sor- prende a su mujer en brazos del huesped mi- litar, se lamenta de sus ilegadas inoportunas que lo encaran con la deshonra. La cobardia que le impone el papel c6mico de nuevo se desahoga en sarcasmo. Admite que es un ne- cio y burlonamente asume la culpa por el desliz de Sirene con Floro (I:ii: 1748-91; 62-4). Esta escena destaca el determinismo que apareja a Chato con Semiramis. Al interrumpir la he- roina la pelea del triingulo c6mico, es signifi- cativo que a ella le confiese el gracioso sus limitaciones:

Semiramis: ESiempre habdis de estar rifiendo? Chato: No hay otra cosa que hacer. (I:ii: 1793-94; 64)

Chato no puede mis que refiir con su mujer ya que la posibilidad de enfrentarse con el soldado esti mis alli de su papel de ristico

donairoso. Pero a partir de esta admisi6n, el gracioso va a aprovechar su contacto con Se- miramis para tratar de emular al soldado de una manera ridicula que refleja la ambici6n trigica de Semiramis.

Inmediatamente despues, se desboca el ca- ballo del rey y Semiramis se lanza impulsiva- mente a hacerlo tropezar con el bast6n de Chato cuya cobardia tipica lo incita a escon- derse. Poco despues reaparece el gracioso aprovechando la hazafia de Semiramis para tratar de cambiar su aspecto c6mico de marido burlado; pero s61o reincide en su ridiculez: Consejo muda el prudente, oi decir a un discreto; y pues ya prudente soy, quiero mudar de consejo, y no huir del Rey; mas antes pedirle he que me d6 premio, pues era mio el garrote, con que a su jamestad dieron la vida. Digo...

........... porque ella y yo somos, si por cierto, los que al Rey la vida dimos, yo mi garrote pofiendo y ella su manofitura. (I:ii:1937-45, 1953-57; 72)

Infitilmente pretende Chato adoptar un sem- blante honorable mediante el valor de la he- roina; s6lo consigue aumentar su humor tipico de gracioso. La prudencia de que se jacta disimula su cobarde resignaci6n a la deshonra. Ademais, cuando piensa pedirle una recom- pensa al rey por haber ayudado a salvarle la vida, mereceria un castigo por referirse a la salvaci6n del monarca como si fuera la ejecu- ci6n de un villano criminal ("el garrote con que a su jamestad dieron"). En estos t6rminos c6micos, Chato ir6nicamente anuncia la verda- dera muerte que se le espera al rey, en com- paraci6n con la muerte simb6lica que el amor por Semiramis le ocasiona.

Tal intensificaci6n de la ridiculez de Chato al tratar de superarse refleja el trayecto deter- minista en que Semiramis incurre a la vez que pretende evadirlo. Entre la huida miedosa de los villanos cuando el rey cae del caballo y la reaparici6n valentona de Chato, la prota- gonista tropieza con la trampa de su vaticinio. Como su belleza fulmina al rey cuando lo so- corre, su reclusi6n bajo el cuidado de Men6n no puede continuar, a pesar de intentar ripi- damente esconderse de nuevo. Perseguida por la gente del rey, Semiramis se siente ago- biada por su vaticinio. "iAy de mi infeliz!" se queja igual que en su prisi6n cavernosa

Page 4: El gracioso en La hija del aireshernandezar/CALDERON/Calderon...Susana Hernindez-Araico, California State Polytechnic University, Pomona El gracioso en La hija del aire Homenaje a

SUSANA HERNANDEZ-ARAICO EL GRACIOSO EN LA HUA DEL AIRE 479

(I:ii:2032; 77). A la par con el gracioso, ha incurrido entonces en el patr6n determinista que pensaba superar.

Por medio del paralelo c6mico con Chato, Calder6n revela la gran tonteria de la heroina. Luego le confiere objetividad a la figura del donaire para criticar el autoengafio de Semira- mis: "?Quitn mayor necedad vio? (I:ii:2036; 77) dice Chato burlaindose de la resignaci6n hip6crita de Semiramis. Tambien se burla Chato con este comentario de la resistencia caballerosa de Men6n. Si inicialmente le pa- rece al gracioso una necedad el suicidio de Tiresias (I:i: 772; 31), asi como su propia inge- nuidad por pensar que el huesped militar se iria pronto (I:ii: 1766-67; 63), ahora considera necia tanto la resistencia de Men6n a que Semiramis sea atrapada para el rey como la resignaci6n de esta a su vaticinio. Impulsiva- mente ha roto el aislamiento donde Men6n la protegia. Y en vez de enfrentarse con el pro- blema que ella misma se ha ocasionado, se rinde a sus consecuencias. El donaire del gra- cioso sugiere, pues, que la imposibilidad de continuar escondida le sirve de pretexto a Semiramis para entregarse a su orgullo, a su "altiva estrella" (I:ii:2035; 77).2

En efecto, las siguientes palabras de la pro- tagonista (I:ii:2131-35; 81) dirigidas al rey Nino denotan un cambio radical que elimina la sinceridad de su lamento anterior. Semira- mis demuestra un abandono total a esa altivez que la caracterizaba, como prisionera de Tire- sias al comenzar la obra (I:ii:13-16, 113-19; 3, 7) y que la lanza a detener el caballo desbo- cado despues. Agasajada por el rey, patentiza en un aparte la iiltima critica del gracioso:

Altiva arrogancia, ambicioso pensamiento de mi espiritu, descansa de la imaginaci6n; pues realmente a ver alcanzas lo que imaginastes... (I:ii:2198-2203; 83).

Es evidente que la fatalidad ha sido un pre- texto de Semiramis para entregarse al atrac- tivo de su vaticinio; pues afn mientras preten- dia evadirlo se dejaba seducir por sus ventajas en la imaginaci6n, como Lipmann ha sefialado. Ahora su pomposidad recin lograda se des- ploma por la ironia de Calder6n en otra obser- vaci6n burlesca de Chato:

iHa[n] visto y qud tiesa va! Apenas volvi6 la cara. iAy tontilla, que no en vano hija del viento te llamas! (I:ii:2207-10; 84)

El gracioso de nuevo manifiesta la objetividad ir6nica de Calder6n rebajando a la protago- nista al nivel c6mico-inclusive al nivel del "realismo grotesco," postulado por Bajtin, en- fatizado por algtin gesto carnavalesco del actor c6mico que equipare el nombre de la protago- nista con las ventosidades del cuerpo. Semi- ramis es, pues, una tonta como Chato que no reconoce la volatilidad de su nueva fortuna. Con esta fusi6n c6mico-heroica, Calder6n re- duce la gloria de Semiramis a una soberbia vacua que concuerda con la supuesta etimolo- gia de su nombre altisonante, "hija del aire" (I:i: 959-64; 37).

La reducci6n de la heroina al nivel del gra- cioso continia en la tercera jornada. Como criado de Semiramis, Chato la sigue al palacio donde lo reprende un soldado por su irreve- rencia con el rey:

Uno: iTonto! ?C6mo dese modo ... ? Chato: Pues para entrar donde quiera,

jque mas hay que hacerse tonto? (I:iii:2348-50; 90)

En medio de las aclamaciones que Semiramis recibe, estas palabras del gracioso respecto a si mismo tambien se aplican a ella; pues

insintan el autoengafio con que ha justificado

su ambici6n. Semiramis se ha hecho tonta doblegaindose al vaticinio para lograr su deseo de conocer al rey, ya que desde el principio de la obra, la mfisica del cortejo real le hacia su prisi6n insoportable.

En cuanto a Chato, haci6ndose tonto res- pecto a su deshonra, cree haber mejorado su estado al lado de Semiramis. Como villano c6mico ha resentido su papel inferior que lo obliga a aguantar el hospedaje del soldado. Ahora en la corte, el gracioso exige ropa de militar para emular a aquel huesped. Pero el cambio de disfraz s61o reafirma los limites de su molde c6mico. El nuevo traje "de soldado ridiculo, con espada y plumas" (acotaci6n antes de I:iii:2917; 114), formaliza su tonteria en el papel de buf6n palaciego hibrido, una especie de miles gloriosus arlequinesco.4

Con su nuevo aspecto militar, Chato afin no se preocupa de vengar su deshonra. Es evidente que su frustraci6n de villano con el soldado en casa no era mis que envidia de las prerrogativas econ6micas de 6ste. Ahora, precisamente por su interns material a costa de la honra, el gracioso mismo se compara con Semiramis; pues agasajada por el rey, ya no hace mas caso de Men6n:

Page 5: El gracioso en La hija del aireshernandezar/CALDERON/Calderon...Susana Hernindez-Araico, California State Polytechnic University, Pomona El gracioso en La hija del aire Homenaje a

480 HISPANIA 69 SEPTEMBER 1986

Que claro estL que una dama mis del Rey lo querri ser, que de otro propia mujer; porque aquello de la fama

es fama, p6stuma ya, que ha mil dias que muri6; o si no, digalo yo, o mi mojer lo dirA.

sQu6 importa a ser que me ven ser della expulso marido, [si yo ando en traje lucido] como bien y bebo bien?

(I:iii:2933-44; 115; 2943 es de Vera Tassis) Chato se siente ligado a Semiramis por la trai- ci6n amorosa justificada en el mejoramiento econ6mico. Por eso equipara el desprecio de ella hacia Men6n con su propia deshonra ma- trimonial. Ahora que el gracioso se viste ofi- cialmente de tonto, su tonteria se ha dupli- cado con el progreso material que su traje llamativo denota. Y aunque Semiramis pre- tende casarse con el rey, no deja de ser tan tonta como Chato debido al egoismo ambi- cioso con que se encamina a cumplir su vati- cinio.

Las alusiones a la locura a trav6s de la ter- cera jornada intensifican esta comparaci6n.5 El tema de la irracionalidad culmina en la des- pedida del gracioso al final donde se impone tambi6n el doble filo de su paralelismo con la heroina. Dotado de objetividad, Chato califica a Semiramis de loca y anuncia su desenlace trigico en la Segunda parte.6

El lazo temaitico de la irracionalidad entre la heroina y el gracioso continda en la Segunda parte, aunque ya no en ese vaiv6n de apareja- miento ridiculo y distanciamiento objetivo del gracioso. Desde un principio, la reina resiente que el buf6n se compare con ella, y su relaci6n deviene una enemistad progresiva. A pesar de que Chato ha mejorado econ6micamente, su nuevo puesto en la corte como encargado de los sabuesos de Semiramis, no compensa su deshonra. Al contrario, como guardiain de perros, el ambiente canino le recalca la desen- voltura de su mujer en t6rminos vulgares. La ironia de la palabra "aperreado" (II:ii:662; 160) aclara su ascenso econ6mico como un fingir ridiculo e inuitil de la deshonra matrimo- nial. Su comparaci6n con la heroina, sugiere entonces la falsedad inmoral que la gloria de Semiramis representa.

En la Segunda parte, Chato no refleja ya la ambici6n de Semiramis, como afirma Ed- wards subrayando el inter~s del gracioso en el 6xito de la reina ("Calderon's La hija" 186; Introducci6n xlix; The Prison 160). Esas pri-

meras palabras de Chato mas bien comprue- ban la nulidad del mejoramiento que ha perse- guido junto a Semiramis en la Primera parte. Por eso es que en cada jornada, el gracioso va a evocar su estrecho enlace anterior.7

A partir de la primera escena juntos en la Segunda parte, la reina y el buf6n se entrecru- zan con prop6sitos mutuamente perjudican- tes. El argumento principal consiste en la sus- tituci6n del hijo en el trono que Semiramis perpetra vali6ndose del asombroso parecido fisico entre los dos. Y el papel de Chato de "perro guardian" amenaza el 6xito de este engafio. Una vez que Semiramis suplanta a Ninias, disfrazada de hombre, casi delata su identidad (en la tercera jornada) por el encargo que le ha hecho a Chato (en la primera jornada) de vigilar a un prisionero. Semiramis ignora que (en la segunda jornada) el hijo, como rey, ha relevado a Chato de esta obligaci6n. Ade- mis, el gracioso casi estropea desde un prin- cipio la estratagema de la protagonista para volver a reinar haciendose pasar por el hijo. Cuando Friso y Semiramis estain por secues- trarlo a 6ste, Chato entra en la recaimara de Ninias a pedirle la recompensa que le habia prometido al librarlo del cargo del preso.

Si en la Segunda parte el gracioso todavia batalla a su manera c6mica con la indignidad que pensaba superar con su progreso socio- econ6mico, Semiramis a su vez se muestra victima de la irracionalidad que pensaba dejar atris en la prisi6n de Tiresias. La lucha inhu- mana por mantenerse en el poder constata su ascenso al trono como mera evoluci6n de su estado salvaje en la cueva.

Al morir derrotada en el campo de batalla, el ruido de las cadenas de Chato, entre es- truendos marciales, refleja la esclavitud de Semiramis a esa altivez que demuestra desde su prisi6n cavernosa, cuando la desespera oir el son militar del cortejo real. Las cadenas de Chato sugieren que Semiramis no escapa el vaticinio que se proponia vencer ya que saliendo de su cueva oscura, ansiosa de liber- tad, se ha esclavizado a la ambici6n.

Al identificarse Chato en esta penuiltima es- cena, su respuesta- aparentemente incon- grua--le indica a la heroina que su libertad s610 le ha ocasionado destruirse ella misma con su voracidad por el poder:

Semiramis: •Que triste, ronco y funesto son de prisiones se mezcla con los marciales estruendos?

Chato: Es la cadena de un galgo,

Page 6: El gracioso en La hija del aireshernandezar/CALDERON/Calderon...Susana Hernindez-Araico, California State Polytechnic University, Pomona El gracioso en La hija del aire Homenaje a

SUSANA HERNANDEZ-ARAICO EL GRACIOSO EN LA HUA DEL AIRE 481

que anda por aquesos cerros, a caza de liebres, y es el galgo y la liebre a un tiempo.

(II:iii:3231-34; 264).

Refiriendose a si mismo, a c6mo su disposi- ci6n interesada repercute en su propio dafio, Chato expresa pateticamente la clave de la tragedia. Sus palabras repiten la imagen del gusano que labra su propia muerte con que Lisias le advierte inicialmente a Men6n el peligro de su pasi6n amorosa por Semiramis (I:i: 1013-14; 39). Igualmente ella ha caido vic- tima de su propia ambici6n e impetuosidad.

A si culmina la irracionalidad y falta de libertad que enlazan al gracioso y a la

protagonista en un paralelismo ir6nico de do- ble filo desde la Primera parte. A pesar del reflejo temitico del determinismo y de la ton- teria entre los dos personajes, su paralelismo en la Segundaparte se da en un aparejamiento s6lo evocado a medida que crece su enemis- tad. Con el entrecruce de Chato y Semiramis a trav6s de la obra se destaca--y mais afin al final--la degradaci6n ir6nica de ambos per- sonajes que se vanagloriaban de haber logrado una superioridad engafiosa.

N NOTAS 'Todas las citas se harin de la edici6n de Edwards por

Parte, jornada, verso, y pigina. 2EI verso aparece inexplicablemente atribuido a Me-

n6n, "que es huir mi altiva estrella," en las dos primeras ediciones de la Tercera parte de obras de Calder6n ("Ex- celmo" y "Excelentisimo") en Comedias, A Facsimile, Vols. 8 y 9. Mais apropiadamente, Vera Tassis se la asigna a Semiramis (I:ii: n. 2035; Edwards 27).

3La edici6n de Valbuena Briones (1: 737) incluye esta n. Edwards no la observa en ninguna de las ediciones que utiliza. La n le daria mis sentido a las palabras de Chato como didilogo con el pdiblico.

4Para las caracteristicas del miles gloriosus, v6ase a Crawford, a Busby (65), y a Frye (39, 65, 172-73). En cuanto a Arlequin, Welsford (293) describe a este perso- naje asi: "Vestia un traje de parches de distintos colores, Ilevaba un murcielago en la mano, y la cabeza pelona solia cubrirsela con un sombrero o gorra adornados con la cola de alg4n animal o con un mont6n de plumas." (Traducci6n y enfasis mios) Entre varias posibilidades para el origen del nombre de Arlequin, Salvat (42) men- ciona "un diminutivo de harle y herle, pijaro de plumaje multicolor."

SAsi como en la segunda jornada la necedad se aplica a Semiramis y a Men6n, en la tercera, la locura se aplica a ella y a Nino (I:iii:2344-47, 2405-06, 2417-20 y 3297- 3303; 90, 93, y 130).

6Aunque la despedida del gracioso generalmente no forma parte en si del argumento (Bergman, 'Auto-Defi- nition" 15), la de Chato forma un eslab6n esencial entre las dos partes de la obra. Ademis, la critica de Semiramis

encaja muy bien con las citadas alusiones a la locura a trav6s de la tercera jornada.

7Para la primera jornada, v6ase II:i:640-62; 159-60. En la segunda jornada, Chato le dice al hijo de la reina:

Sefior, el viejo mis simple es compuesto de experiencias. Mejor que tdi la conozco; pues tui puedes conocerla como a quien pari6, mas yo como si yo la pariera. (II:ii:1531-36; 195)

En la tercera jornada, Chato resume c6mo ha seguido fielmente a la reina desde su cueva hasta el trono:

... como un perro a la Reina servi en tantas fortunas; pues la servi siendo monstruo en las montafias, siendo dama en Ascal6n, siendo en las selvas villana, siendo en palacio sefiora, y en Ninive Reina. iAh, cuinta mala condici6n sufri en todas estas andanzas! (II:iii:2609-18; 238)

OBRAS CITADAS

Bakhtin, Mikhail. Rabelais and His World. Tr. H. Iswol- sky. Cambridge, Mass.: MIT Press, 1968.

Bergman, Hannah E. "Auto-Definition of the 'Comedia de Capa y Espada.'" Hispan6fila especial, No. 1 (1974): 3-27.

"Ironic Views of Marriage in Calde- r6n." Approaches to the Theater of Calder6n. Ed. M. D. McGaha. Washington, D.C.: Univ. Press of Amer- ica, 1982. 65-74.

Busby, Olive Mary. Studies in the Development of the Fool in theElizabethanDrama. London: Oxford UP, 1923.

Calder6n de la Barca, Pedro. Comedias, A Facsimile Edi- tion. Eds. D. W. Cruickshank y J. E. Varey. 19 vols. London: Gregg y Tamesis, 1973.

La hija del aire. Ed. Gwynne Ed- wards. London: Tamesis, 1970.

Obras completas. Ed. A. Valbuena Briones. 5a. ed. la. reimpr. Madrid: Aguilar, 1969.

Crawford, J. P. W. "The Braggart Soldier and the Rufidn in the Spanish Drama of the Sixteenth Century." Roma- nic Review 2 (1911): 186-208.

Edwards, Gwynne. "Calder6n's La hija del aire ahd the Classical Type of Tragedy." Bulletin of Hispanic Studies 44 (1967): 161-94.

Introduction. Pedro Calder6n de la Barca. La hija del aire. Xiii-lxxxiii.

The Prison and the Labyrinth: Studies in Calderonian Tragedy. Cardiff: Univ. of Wales Press, 1978.

Frye, Northrop. TheAnatomy of Criticism. Princeton UP, 1957.

Hernindez-Araico, Susana. "Texto y especticulo en La hija del aire: escenificaci6n triangular de un metadrama trigico." Segismundo 17 (1983): 27-35.

Jones, C. A. "Some Ways of Looking at Golden Age Comedy." Homenaje A. William L. Fichter Eds. A. D. Kossoff y J. Amor y Visquez. Madrid: Castalia, 1971. 329-39.

Lida de Malkiel, Maria Rosa. La originalidad artistica de "La Celestina." Buenos Aires: Editorial Universita- ria, 1962.

Page 7: El gracioso en La hija del aireshernandezar/CALDERON/Calderon...Susana Hernindez-Araico, California State Polytechnic University, Pomona El gracioso en La hija del aire Homenaje a

482 HISPANIA 69 SEPTEMBER 1986

Lipmann, Stephen. "The Duality and Delusion of Calde- r6n's Semiramis." Bulletin of Hispanic Studies 59 (1982): 42-57.

Montesinos, Jos6 E '"Algunas observaciones sobre la fi- gura del donaire en el teatro de Lope de Vega." Home- naje ofrecido a Menhndez Pidal. 2 vols. Madrid: Her- nando, 1925. 1: 469-504. Reimpr. en Estudios sobre Lope. Colegio de Mexico y Fondo de Cultura Econ6-

mica, 1951. 13-70. Ruiz Ram6n, Francisco. Historia del teatro espahol (desde

sus origenes hasta 1900). 2 vols. Madrid: Alianza, 1967. Salvat, Ricard. El teatro como texto, como espectdculo.

Barcelona: Montesinos, 1983. Welsford, Enid. The Fool: His Social and Literary History.

New York: Anchor Books, 1961.