el hacer

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El Hacer, entre el Azar y la Necesidad “The ancient covenant is in pieces; man knows at last that he is alone in the universe's unfeeling immensity, out of which he emerged only by chance. His destiny is nowhere spelled out, nor is his duty. The kingdom above or the darkness below; it is for him to choose.” Chance & Necessity – Jacques Monod – Premio Nobel 1965 Jacques Monod fue un gran científico francés que escribió un ensayo sobre filosofía de la ciencia llamado El Azar y La Necesidad. En el mismo, Monod desafía desde su clara formación médica y de base socialista la teoría determinista darwiniana que intentaba explicar a partir de la búsqueda obsesiva de aquél eslabón perdido la evolución de las especies que llevaría desde mono al hombre. La teoría darwiniana deja en el aire la idea de que sólo nos faltaría encontrar esa pieza que falta del rompecabezas para poder cerrar casi herméticamente desde donde venimos y hacia donde vamos en un marco de clara omnipotencia científica que evite el horror a un camino sin rumbo seguro. Seguramente bajo este esquema Dios sabe claramente lo que hace. Para Monod: “...el hombre sabe que está condenado a la indiferente inmensidad del universo, del cual emergió sólo por azar. Su destino no se halla escrito y no es su tarea hacerlo. En el reino de los cielos o en la oscuridad más profunda, esté su chance de elegir” Hacer es una palabra enorme. Hacer es un verbo que contiene en sí mismo la idea de que hay alguien que es el que hace. Las acciones resultan de una determinación del individuo que toma decisiones, elige y entonces hace. Pienso, luego existo. El error es el resultado de una inadecuada evaluación de las condiciones en el proceso de la decisión en el hacer y el mismo debe llevar a una nueva planificación para que en un nuevo acto pueda resarcir la falla cometida. Al mejor estilo del efecto Pigmalión, el hombre termina cumpliendo con su profecía autocumplida donde lo encontrado

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Sobre el Hacer

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Page 1: El Hacer

El Hacer, entre el Azar y la Necesidad

“The ancient covenant is in pieces; man knows at last that he is alone in the universe's unfeeling immensity, out of which he emerged only by chance. His destiny is nowhere spelled out, nor is his duty. The kingdom above or the darkness below; it is for him to choose.”

Chance & Necessity – Jacques Monod – Premio Nobel 1965

Jacques Monod fue un gran científico francés que escribió un ensayo sobre filosofía de la ciencia llamado El Azar y La Necesidad. En el mismo, Monod desafía desde su clara formación médica y de base socialista la teoría determinista darwiniana que intentaba explicar a partir de la búsqueda obsesiva de aquél eslabón perdido la evolución de las especies que llevaría desde mono al hombre.

La teoría darwiniana deja en el aire la idea de que sólo nos faltaría encontrar esa pieza que falta del rompecabezas para poder cerrar casi herméticamente desde donde venimos y hacia donde vamos en un marco de clara omnipotencia científica que evite el horror a un camino sin rumbo seguro. Seguramente bajo este esquema Dios sabe claramente lo que hace.

Para Monod: “...el hombre sabe que está condenado a la indiferente inmensidad del universo, del cual emergió sólo por azar. Su destino no se halla escrito y no es su tarea hacerlo. En el reino de los cielos o en la oscuridad más profunda, esté su chance de elegir”

Hacer es una palabra enorme. Hacer es un verbo que contiene en sí mismo la idea de que hay alguien que es el que hace. Las acciones resultan de una determinación del individuo que toma decisiones, elige y entonces hace. Pienso, luego existo. El error es el resultado de una inadecuada evaluación de las condiciones en el proceso de la decisión en el hacer y el mismo debe llevar a una nueva planificación para que en un nuevo acto pueda resarcir la falla cometida.

Al mejor estilo del efecto Pigmalión, el hombre termina cumpliendo con su profecía autocumplida donde lo encontrado fue concebido desde una pobreza planificada. El miedo al caos converge la realidad y restringe los tiempos de exploración y de exposición al ocio creador que permitiría una solución creativa.

Para Monod las especies y el universo viven en un espacio permanentemente azaroso. Ese ambiente está marcado por el caos. Una gran olla en ebullición con un sinnúmero de procesos ingredientes que se mezclan al mismo tiempo apareándose en una interminable danza de encuentros y desencuentros. Donde la unión de unas con otras hace de esa mixtura una entidad diferente que luego se mezclará con otra y así sucesivamente construyendo sin pausa esta exquisita sopa universal.

Nuestra tendencia occidental entiende que la vida es el resultado de nuestro hacer. Como una ordenada secuencia de decisiones claramente planificadas, estructuradas, desarrolladas y ejecutadas. Creemos que somos lo que hicimos con nosotros mismos donde el hacer contiene una omnipotencia divina que no tenemos.

Page 2: El Hacer

Somos sólo el resultado del azar y la necesidad y todo lo que podemos hacer es zambullirnos valientemente a la sopa del azar, maravillosa poesía que nos ha regalado la vida. Es entonces la necesidad la que hará de cada una de esas posibilidades una nueva entidad que llamamos realidad

Que peligrosa simplificación es la que puede llevarnos a subestimar la enorme importancia que tiene el azar en la vida de las personas ocultando la valentía cotidiana de exponernos al caldo catalizador de una realidad adobada por la necesidad que la multiplica y enriquece. Este hacer contiene la humildad de no condenarnos a ser los artífices de nuestro propio destino.

¿Si la vida es el producto del azar y la necesidad quiere decir entonces que lo único que debemos hacer es quedarnos esperando a que todo nos suceda siendo lo que debamos ser?

El hacer del que hablamos es un hacer distinto, abierto, de búsqueda sin pretensiones de descubrimiento pero con la alegría del encuentro.. Donde la exposición al hacer implica la valentía cotidiana de explorar para vivir. Sólo nuestra capacidad de desarrollar necesidades con otro es lo que hace que el azar de haber encontrado le dé sentido y carácter determinante.

Para los enamorados el encuentro del ser amado pareciera marcado por un destino que sólo él sabe por qué lo ha enlazado así. La realidad es menos romántica....si el azar nos hubiera puesto en el camino otras personas sobre la que pudiéramos coordinar nuestras necesidades, hoy estaríamos enamorados de otra.

Es la necesidad la que le da entidad a un azar que, de no haber sido cargado de aquella no hubiera existido como tal. Ya bautizado como azar es que ha abandonado el anonimato que lo catapulta a una secuencia interminable de coordinaciones de necesidades que disfrazarán para siempre nuestro Hacer embriagando nuestro Ego en una anestesiada fantasía de acción. Sólo hacemos haciendo y haciendo nos hacemos

Gerardo Carchio