el individuo y el psicopoder
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EL INDIVIDUO Y EL PSICOPODER
ANÁLISIS DEL CONCEPTO DE PSICOPODER EN LA ONTOLOGÍA DEL PRESENTE
DE BERNARD STIEGLER
Pablo Domenech de la Lastra
TRABAJO DE FIN DE MÁSTER
MÁSTER DE FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEAUNIVERSIDAD DE GRANADA
Dirigido por Javier de la Higuera EspínDepartamento de Filosofía II
ÍNDICE
Páginas
Introducción............................................................................................................................3
Parte I: El individuo y la técnica.............................................................................................5
1. El teatro de la individuación..........................................................................................5
2. La evolución epifilogenética del hombre.....................................................................11
3. La memoria técnica o las retenciones terciarias..........................................................17
4. Hypomnesis y anamnesis.............................................................................................21
5. Gramatización..............................................................................................................26
6. Los límites del capitalismo y su deriva hypomnésica.................................................29
Parte II: El psicopoder y sus dispositivos.............................................................................36
1. Gramatización hiperindustrial y destrucción de la atención........................................36
2. Psicopoder...................................................................................................................40
3. Biopoder y disciplina...................................................................................................42
4. Dispositivos en el salón...............................................................................................48
5. Dispositivos digitales y la nueva conciencia industrial...............................................52
6. ¿Piratería intelectual o rebeldía anamnésica?..............................................................56
Conclusión.............................................................................................................................63
Bibliografía............................................................................................................................68
2
INTRODUCCIÓN
Ante la deriva tecnológica de los últimos decenios, y los cambios económicos y políticos a
ella asociados, acelerada ya desde los primeros pasos de la industrialización, nos encontramos con
un papel cada vez más ambiguo por parte de los individuos. Éstos se encuentran dispersos ante una
multiplicidad cada vez mayor de estímulos psíquicos infundidos por unas tecnologías de
comunicación y de entretenimiento cada vez más sofisticadas. Las continuas crisis económicas y
políticas han dejado a los sujetos desamparados en un mundo que se encuentra en continuo
deterioro material e ideológico. Ante esta situación reclamamos para la filosofía la tarea de pensar
críticamente el presente y construir teorías que den cuenta de los cambios que se generan en el seno
de nuestro sistema socio-político y económico, que hoy en día ocupa todo el mundo en el fenómeno
que conocemos como globalización; y que muestre las estructuras que nos conducen en esta
dirección y no en otra. Así, desde una ontología del presente dirigida críticamente es posible
observar las deficiencias soterradas por los discursos y las prácticas visibles para que a partir de ahí
se puedan ensayar las posibles soluciones.
Con esta visión en mente pretendemos hacer un análisis de la dimensión técnica del hombre
y de cómo ésta se realiza hoy en día, por medio de las nuevas tecnologías. Para ello vamos a
analizar parte de la filosofía de la técnica de Bernard Stiegler, filósofo francés, Director de
Desarrollo Cultural del Centre Georges Pompidou de París. Sus primeras obras tratan de las
dimensiones ontológicas de la técnica, en relación con el tiempo, el hombre y el individuo. En sus
últimas obras, hace uso de sus investigaciones acerca de la técnica para estudiar de cerca al hombre
contemporáneo, en sus virtudes y sus miserias, con respecto a la tecnología moderna y sus efectos
en nuestro desarrollo como individuos plenos. Creo que el pensamiento de Stiegler ofrece a los
nuevos filósofos herramientas conceptuales muy útiles para analizar la realidad humana, así como
una concepción muy completa de lo que es la técnica y sus relaciones con otros elementos
ontológicos tradicionales.
3
Vamos a intentar aquí hacer un esbozo de algunas de las ideas que utiliza Stiegler a lo largo
de su obra, en relación con los problemas de la técnica y del hombre, así como un bosquejo de sus
teorías acerca de las relaciones entre éstos y otros elementos en el mundo contemporáneo. Esto
haremos en la primera parte, asentando los cimientos conceptuales de la filosofía de Stiegler, para
un mejor abordaje teórico en la segunda parte, donde analizaremos su concepto de psicopoder, el
cual creemos que es central para hacer una teoría filosófico-crítica del presente, comparándolo a la
idea de biopoder de Michel Foucault. A partir de la incorporación de algunos conceptos
foucaultianos a los análisis de Stiegler acerca de la técnica intentaremos observar las relaciones de
la tecnología actual con el individuo contemporáneo, prestando especial atención a las tecnologías
digitales, todas estas relaciones mediadas por la figura del psicopoder. Entre las tecnologías
digitales hemos escogido el fenómeno de la piratería intelectual en internet como caso
paradigmático, y al mismo tiempo paradójico, de las relaciones del individuo con las tecnologías
digitales, a fin de realizar un enfoque práctico de los análisis llevados a cabo hasta entonces.
Con este trabajo pretendemos ayudar a fundamentar una filosofía crítica del presente que dé
cuenta de elementos tan importantes como la técnica, el hombre y el individuo, atendiendo al factor
crucial del poder que, en sus diferentes formas, moldea las relaciones entre éstos y otras entidades
de índole ontológica. Vemos esencial la construcción de tales análisis de la realidad y del poder,
para lo que nuestro trabajo supone sólo una pequeña piedra de lo que debería ser una gran
edificación.
4
PARTE I: El individuo y la técnica
1. El teatro de la individuación
Como un teatro presenta Stiegler el problema filosófico de la individuación1. El problema es
el del quién en relación con el qué, una distinción análoga a aquella entre sujeto y objeto de la
metafísica clásica. La relación entre el quién y el qué, tal y como expone en su trilogía La técnica y
el tiempo (1994-2001), se desembaraza de las cadenas de la tradición metafísica de occidente que
acompañan al dualismo sujeto/objeto. Lo que se propone es que los individuos se forman a partir de
una serie de relaciones con aquello que no es individuo, pero siempre condición de posibilidad para
su constitución. Para presentar este problema Stiegler recoge la teoría del Dasein de la analítica
existencial que Heidegger presenta en Ser y tiempo, y la compara a la teoría de la individuación
psíquica y colectiva del filósofo francés de la técnica Gilbert Simondon. Observa que allí donde
Heidegger dice que hay un principio de individuación (el tiempo), Simondon responde que no
existe tal principio, sino que hay un proceso de individuación2.
La individuación psíquica y colectiva (1958) es la obra de Simondon en la que se desarrolla
la teoría que fundamentará gran parte de la teoría de Stiegler acerca de la individuación en la
sociedad contemporánea. Lo primero a tener en cuenta es lo que Simondon denomina relaciones
transductivas. Las relaciones transductivas son aquellas en las que los términos relacionados se
determinan en tal relación, y no la preceden. Como ejemplo se puede poner el de las piezas de un
motor, o cualquier otro complejo sistema tecnológico, que son fabricadas expresamente en relación
al resto de piezas del motor: el motor sería la relación transductiva del conjunto de las piezas que lo
componen. De este mismo modo la individuación sería una relación transductiva, en este caso entre
la dimensión psíquica y la dimensión colectiva. Lo psíquico depende intrínsecamente de lo
colectivo y viceversa. Pero esta relación es siempre un proceso, no es nunca algo ya dado sino que, 1 Stiegler, Bernard. “The theatre of individuation: Phase-shift and resolution in Simondon and Heidegger”. Parrhesia,
nº 7, 2009, pp. 46-572 Ibid. p. 46
5
en su hacerse, nunca se concretiza definitivamente. Ninguno de los elementos de la relación
transductiva existe antes que el otro, no hay un plano previo que sea causa del otro, que a su vez le
afecta, sino que ambas dimensiones existen, se individúan una en función de la otra, nunca antes. La
conexión causa-efecto temporalmente lineal queda descartada de esta teorización.
El proceso de “trans-individuación” (individuación transductiva) se realiza en la conexión
transductiva entre el individuo comprendido en el plano psíquico y el individuo comprendido en el
plano colectivo. Esto es, los individuos psíquicos dependen de la colectividad en la que están
inscritos, pues no se puede comprender al individuo psíquico sin el marco de influencia del grupo
cultural en el que vive. Todos nacemos ya insertos en una serie de colectividades: la familia, la
etnia, el estrato social, la cultura, la nación, y dependemos de ellos desde nuestras primeras
bocanadas de aire en la facticidad del mundo. Pero no sólo esto, sino que además todas estas
colectividades dependen de los individuos psíquicos, pues están formadas por ellos. Los elementos
de todo grupo, de todo individuo colectivo, son individuos psíquicos. Por ello, transductivamente
depende la colectividad de lo psíquico.
De este modo Simondon establece que la formación de los individuos psíquicos y colectivos
se trata de un proceso transductivo que es al mismo tiempo psíquico y colectivo. Si podemos
separar entre ambos planos no se debe al proceso de individuación mismo, sino a la discriminación
de los individuos que produce. Es relativamente fácil diferenciar fácticamente a los individuos
psíquicos de los individuos colectivos, pero no así los procesos de individuación psíquica y los de
individuación colectiva. Pues no es posible comprender al individuo psíquico sin atender a la
colectividad en la que está inserta, así como no podemos comprender la formación de los individuos
colectivos sin atender a las psiques de cuya suma son generados.
La teoría de la individuación psíquica y colectiva tiene una gran importancia para los
estudios de sociología, etnología y antropología por un lado, y para el análisis psicológico, por otro
lado. De un plumazo se descartan todas las ingenuidades de un lado y de otro, que tratan a los
individuos que son objetos de su disciplina como exentos del plano psíquico o colectivo, que son
6
complementarios y transductivos el uno para el otro. Pero también tiene una gran importancia para
la filosofía ontológica, pues atiende al plano de la construcción de los diferentes planos de
existencia de los individuos y a su modo de pertenencia a la realidad histórica. El papel del
individuo psíquico en el mundo presente es indisociable del papel del individuo colectivo. Y uno no
puede individuarse psíquicamente sin participar de la individuación colectiva.
El hombre es por tanto un proceso, está en devenir entre la individuación psíquica y
colectiva, se sitúa entre dos tendencias en tensión continua. El proceso de individuación es
interminable, es una relación dinámica entre elementos puestos en relación transductiva. Este tipo
de relaciones se constituyen como una conjunción disyuntiva, que une en una relación esencial a
términos que son separables sólo a posteriori. Simondon rechaza la teoría aristotélica hilemórfica
en tanto que la forma es incapaz de comprender las relaciones transductivas, en que las formas no
son nunca nada terminado, que dependen en todo momento de otras formas y otros cuerpos; “en
Simondon, la forma no precede a la materia, ni al revés tampoco”3. Las relaciones transductivas no
se definen en términos de materia y forma, sino más bien por el concepto de campo (término
recogido de la física electromagnética) en el que los elementos en procesos de constitución se
relacionan todos con todos pero siempre en función de su fuerza recíproca. Acaba acuñando el
término de medio asociado (milieu associé), en el que el sujeto se sitúa en el núcleo de las
diferentes fuerzas de las relaciones transductivas de los términos, de tal manera que promueve los
procesos de individuación. El medio disociado (milieu dissocié), en cambio, es aquél en el que las
fuerzas y tensiones en relación transductiva llevan a una destrucción de la individuación.4
Stiegler, por otro lado, recoge la figura del Dasein heideggeriano que reúne las
características de un individuo existencial en relación constituyente/constituido con el mundo, con
el ya-ahí de la historicidad y la mundaneidad, que se acerca mucho a lo que Simondon llama
preindividual5. Stiegler pretende relacionar transductivamente ambas teorías para acercarse
3 Ibid. p. 514 Stiegler, B. “L'inquiétante étrangeté de la pensée et la métaphysique de Pénélope”. Prólogo a, Simondon, G.
L'individuation psychique et collective. Lonrai (Orne), Aubier, 20075 “The theatre of individuation…”. Op. Cit. p. 46
7
teóricamente a la situación contemporánea de generalizada proliferación de medios disociados, la
expansión de la desindividuación. Se trata de caracterizar el salto cuántico que se da de lo
indeterminado a la determinación del individuo, el cual es un individuo existencial al modo del
Dasein de Heidegger, y al mismo tiempo se constituye según un proceso transductivo siempre por
determinar. Es el salto cuántico que sucede del paso de lo indeterminado preindividual al individuo,
el cual está sin embargo indeterminado debido a lo indefinido del proceso de individuación.
El Dasein es el ente que se relaciona directamente con el mundo circundante, la
mundaneidad que le rodea y a él se le abre, con su propia condición temporal. La cardinalidad
espacial de los individuos psíquicos y colectivos y, sobre todo, la temporalidad de los mismos son
los factores fundamentales de la constitución transductiva de los individuos. El ya-ahí espacio-
temporal previo al Dasein hace posible su constitución, como principio de determinación de su
apertura ontológica siempre indeterminada. Y esta forma de comprender al individuo lo sitúa al
borde del abismo que constituye la desindividuación, el peligro del se (on) impersonal, del ellos de
la masa que engulle al ente existencial en la vorágine de un medio disociado sin posibilidad de
determinación. Y el Dasein debe hacer frente a este peligro abismal siempre desde el conjunto de
elementos exteriores que lo determinan. Pero en tanto que proceso simondoniano siempre sin final,
se encuentra indeterminado. “El fin del Dasein es lo indeterminado”6. El Dasein es el individuo que
busca su final en el tiempo, que se anticipa continuamente a su temporalidad, y sin embargo nunca
lo alcanza. Es el ser-para-la-muerte que nunca muere.
Se hace necesaria la inclusión de la analítica trascendental en la teoría de la individuación
psíquica y colectiva debido a que Simondon se olvida, según Stiegler, del peligro del ellos, lo
indeterminado e indeterminable que amenaza continuamente al Dasein como posibilidad de su
desorientación óntica, el peligro de la caída7. Este problema sobre la posibilidad de que los
individuos, en su dinámica evolutiva de individuación psíquica y colectiva, puedan generar una
tendencia de desindividuación, es algo de lo que se olvida Simondon (a pesar de hablar de
6 Stiegler, B. La técnica y el tiempo 1. El pecado de Epimeteo. Hondarribia, Hiru. 2002. p. 3387 “The theatre of individuation”. Op. Cit. p. 48
8
proletarización industrial, como veremos más adelante). En todo caso, la individuación, siempre
entendida como el proceso transductivo entre lo psíquico y lo colectivo, debe enfrentarse a las
condiciones externas a ella, al ya-ahí preindividual. Echado en el mundo, el Dasein, se apropia del
exterior¸ a través de la manipulación y la operación técnica, dando lugar a la extendión del espacio
y el tiempo, que se constituyen en el mismo movimiento en el que el individuo se anticipa a las
posibilidades que el medio le brinda a través de la manipulación. El Dasein es un ente existente en
la contingencia del mundo, donde se da la oportunidad de la determinación ontológica, abriendo el
mundo espacio-temporalmente gracias a la exteriorización técnica.
Pero no se pretende aquí hacer colapsar al Dasein en un yo, ni en un nosotros8, sino en un
quién, en una concepción del individuo que incluya al nosotros (al igual que al yo), pues los grupos
humanos en los que está inserto el Dasein son una parte determinante de su facticidad y su
temporalidad existencial. Pero a su vez no nos podemos olvidar del ellos, los otros que también
forman parte del mundo, pero no de los procesos de individuación, sino de su posibilidad de
indeterminación. Más allá de la distinción metafísica entre exterior e interior, la determinación
óntico-ontológica del individuo se da según una relación transductiva entre el quién, el individuo, y
el qué, aquello que lo rodea y que en cuanto tal mantiene una relación transductiva en la que se
constituyen mutuamente: son ambos condición de posibilidad de la existencia del otro, “el quién y
el qué se constituyen como las dos caras de un único fenómeno”9.
¿Y cuáles son los elementos relacionales fundamentales de la individuación? ¿Qué articula
el qué y el quién, para que ambos se codetermien transductivamente? Diremos que se trata del
espacio y, sobre todo, del tiempo. El Dasein se configura desde un espacio y un tiempo que se le
abren ontológicamente en el plano óntico. ¿Y cómo se abre el espacio y el tiempo al individuo, que
es lo que lo hace existir espacio-temporalmente? Stiegler propone a la técnica y a la tecnología
como el qué que transductivamente abre el espacio y el tiempo al individuo. Lo que pretende en
último término es poder hablar de individuación psíquica y colectiva y técnica. Stiegler lleva más
8 Ibid. 489 Stiegler, B. La técnica y el tiempo 2. La desorientación. Hondarribia, Hiru. 2002. p. 265 (el subrayado es del autor)
9
lejos la “transducción” de la individuación introduciendo un tercer tipo de individuo en esta
relación: el individuo tecnológico.
Simondon se cuestiona por la problemática de la técnica, pues reconoce que en el mundo de
la industria técnica se da una nueva fase en los procesos de individuación psíquica y colectiva
debido a la “proletarización”10 que el sistema industrial moderno produce. En la época industrial las
máquinas devienen autónomas, y el hombre se convierte en un medio para los sistemas técnicos,
una “herramienta” de las herramientas. Así pues, se da entonces la destrucción los medios asociados
de individuación y proliferan los medios disociados, que no hacen sino destruir los procesos de
formación de los individuos psíquicos y colectivos. Por ello Simondon reivindica en Du mode
d'exixtence des objets techniques (1958) la constitución de la mecanología, una ciencia de la
máquina que consiga comprender la evolución que lleva a su autonomía y convierte al hombre en
una mera herramienta para su propio funcionamiento, y poder así revertir el proceso. Pero
Simondon no ve con ello que haya que replantear su esquema de transindividuación psíquica y
colectiva, pues sólo acepta estos dos tipos de individuación.
Por otro lado, Heidegger en La pregunta sobre la técnica (1954), nos muestra el carácter
claramente desindividuante de la técnica moderna. La técnica es la Gestell que produce la
cosificación óntica de la naturaleza y, en un movimiento recíproco (transductivo, dirían Simondon y
Stiegler), al hombre mismo. La naturaleza se convierte en un medio productivo para el sistema
técnico moderno, ocultando así las vetas ontológicas que se abren del Ser al Dasein. Éste, cuando se
introduce en dinámicas de establecimiento y estructuración tecnológica, impide la apertura
ontológica del ente natural. Este Dasein desindividuado, que ya no es Dasein, se convierte en el
hombre perdido contemporáneo, en el nihilista pasivo que tanto criticaba Nietzsche. La técnica
moderna es el último paso de ocultamiento metafísico del ser, aquél que más nos afecta hoy en día,
pues ocupa cada vez un mayor espacio óntico, sellando todas las posibles aberturas liberadoras del
individuo.
10 Proceso descrito por Marx y Engels ya desde El manifiesto comunista, que consiste en la pérdida de conocimiento por parte de los trabajadores de los propios procesos de producción, del saber-cómo de su actividad productiva, lo que les lleva a la alienación.
10
Stiegler reconoce estos peligros de la técnica y la tecnología, y les da una profundidad
mayor en los procesos de individuación psíquica y colectiva, pues advierte que no sólo se da en la
era industrial un proceso de destrucción del conocimiento productivo, del saber-hacer, que
denominamos como proletarización; sino que además observa procesos desindividuantes en la
destrucción de la atención, la memoria y el deseo por medio de las psicotecnologías
contemporáneas. Sin embargo, su análisis de la técnica, tanto moderna como antigua, le lleva a
concluir que al mismo tiempo que es un peligro constante para la individuación, también supone
una condición de posibilidad de la misma. Al nivel antropológico supone que el hombre se
autoconstituye en un proceso de exteriorización tecnológica que determina transductivamente la
evolución biológica, primero, y étnico-social, después, del ser humano. Dicho en términos
heideggerianos, el Gestell que es la técnica, es al mismo tiempo tanto el peligro del ocultamiento
metafísico del ser como la condición de posibilidad de la apertura ontológica del Dasein. La técnica
es un pharmakon, en el sentido que lo usa Platón: es un veneno y un remedio a la vez.
2. La evolución epifilogenética del hombre
Stiegler estructura la historia del hombre a partir de la historia de los sistemas técnicos en
relación al proceso de hominización y posteriormente de antropomorfización, es decir, el desarrollo
del córtex cerebral de los primeros homínidos en un primer estadio hasta la deriva evolutiva en
términos étnicos a partir de los grupos humanos plenamente desarrollados en sentido biológico. Se
trata del “estudio del paso dentro de lo humano que lleva del Zijantropus al Neantropus”11; es decir,
cómo el humano se hace tal desde el inicio del proceso de humanización, cómo a lo largo de un
salto, de más de dos millones de años de duración, el hombre se hace hombre, desde que comienza
a hacerse hombre hasta que termina de hacerse hombre en términos biológicos y genéticos, pero
continúa haciéndose hombre según términos étnicos y técnicos. Se trata de un proceso transductivo
en el que lo antropológico se determina por lo tecnológico y viceversa. Primeramente tenemos a un
hombre en términos biológicos, pero ¿se puede hablar entonces de hombre? Se puede hablar de lo
11 La técnica y el tiempo, 1. El pecado de Epimeteo, op. cit.. p. 203
11
humano desde que aparece una relación con lo exterior que genera la posibilidad de evolución más
allá del nivel epigenético individual y del nivel filogenético de la especie, esto es, evolución en el
nivel epifilogenético. El nivel epifilogenético es el de la determinación antropológica según el
sistema técnico que posibilita y por el que es posibilitado. Para ello Stiegler recogerá las teorías de
Bertrand Gille (historiador de la técnica), André Leroi-Gourhan (antropólogo) y Simondon (como
ya hemos visto). Asumiendo el esencial papel que tiene la técnica en la historia del hombre, estos
autores se cuestionan en diferentes términos la relación de la evolución de los objetos técnicos y los
individuos, psíquicos y colectivos (como diría Simondon), en tanto que productores de dichos
objetos y producidos por ellos. Así pues, Stiegler tratará “la evolución de la técnica considerada en
general como sistema”12 y ello en tanto que su desenvolvimiento se dirige históricamente hacia el
sistema técnico contemporáneo.
En tanto que parte de la historia general del hombre, Gille distingue una historia de la
técnica, para lo que elabora el concepto general de sistema técnico, fundamentalmente en Historie
des techniques (1978). A partir de un principio sincrónico estructural Gille explica la diacronía de la
evolución técnica en el juego de interdependencias técnicas a lo largo de la historia13. Por ello
supedita el sistema técnico a los sujetos inventores. En este sentido la invención a partir del genio
de un individuo, psíquico o colectivo, es indistinguible de la difusión de una técnica determinada,
pues ambos fenómenos dependen de las condiciones estructurales de la evolución de los sistemas
técnicos. Si un grupo es capaz por su momento de evolución técnica de adquirir una nueva práctica
u objeto técnico, se debe a que presenta las condiciones potenciales de la deriva histórica de la
técnica. La potencia de la técnica depende del conjunto de interdependencias, sean estáticas o
dinámicas, dentro del sistema técnico14. El sistema técnico está conectado con el sistema económico
y productivo de tal manera que se determinan transductivamente el uno al otro. Esto ya lo decía
Marx cuando hablaba de que los sistemas económicos dependen de las condiciones materiales de
producción. Gille dice en cambio que los sistemas políticos, económicos y sociales dependen de los
12 Ibid. p. 4313 Ibid. p. 5214 Ibid. p. 54
12
sistemas técnicos en cuanto potencia de su desarrollo. Los sistemas técnicos se van encontrando a lo
largo de su evolución con límites a veces impuestos por la misma lógica interna de la tecnicidad,
pero en muchas ocasiones los límites son externos, impuestos por otros sistemas culturales. Los
sistemas técnicos van evolucionando por la superación de dichos límites, presentando muchas veces
rupturas con los sistemas previos. Por todo esto Gille nos presenta una idea de la historia de la
técnica en la que la invención viene sobredeterminada por las condiciones de los sistemas técnicos
en función del resto de sistemas con los que se relacionan transductivamente.
Leroi-Gourhan, en tanto que pretende hacer una antropología basada en el papel central de la
técnica en la evolución del hombre, presenta la posibilidad de una universalidad técnica15. Establece
que desde que el hombre crea sus primeras “prótesis” técnicas, su evolución ya no puede ser
biológica sino fundamentalmente técnica. Y en contra de las teorías que hablan de un genio étnico
que se da en ciertas culturas y luego se expande a modo de círculos concéntricos, Leroi-Gourhan
habla de una tendencia técnica universal. Aunque la difusión técnica efectivamente tiene lugar a lo
largo de la historia, está siempre subordinada al proceso de tendencia técnica. Se realiza un
acoplamiento entre el hombre y la máquina dependiendo de las condiciones de la tendencia técnica
y no de la genialidad inventiva de los hombres, aunque ésta sea a su vez necesaria. Como en Gille,
la individuación colectiva étnica depende de la individuación técnica; ya desde los albores de la
humanidad la invención es siempre dependiente de las tendencias de los propios sistemas técnicos.
Se devalúa así el genio inventivo. La tendencia técnica se diferencia de los hechos técnicos, que son
los objetos y sistemas técnicos concretos que van surgiendo a lo largo de la historia humana. Los
hechos técnicos son la concretización de las tendencias, que dependen de las condiciones ecológicas
y geográficas del grupo étnico, dándose una tensión entre el medio exterior, el conjunto de
condiciones materiales en la que se inserta el grupo, y el medio interior que está marcado por las
pautas de una tendencia técnica unitaria16. A través de los hechos puede darse una diferenciación
técnica más allá de la tendencia universal que subyace a todos ellos. Esta noción de tendencia
15 Ibid. pp.73-8416 Ibid. pp. 88-91
13
técnica es lo que permite explicar la evolución de las técnicas hacia la aparición de las grandes
civilizaciones tecnológicas, y luego hacia el gran sistema técnico mundial en el que vivimos.
Leroi-Gourhan observa cómo en un mismo movimiento el proceso de exteriorización técnica
se da a la vez que el desarrollo de la interioridad psíquica y étnica. Hay un momento en el proceso
de evolución filogenética de los homínidos en el que las acciones corpóreas se proyectan tanto en el
tiempo como en el espacio gracias a objetos inorgánicos pero organizados: los objetos técnicos.
Leroi-Gourhan establece que es el esqueleto relativamente erguido de los primeros homínidos lo
que abre la posibilidad de la invención técnica porque deja la las manos libres para la manipulación.
Con el Zijantropus se da el inicio de la exteriorización técnica a partir de las primeras herramientas
de sílex. El esqueleto humano se alarga, se extiende con las herramientas fabricadas, y así se
determina el espacio y el tiempo. Aparece la medida antropológica del espacio-tiempo. Y con ello
aparece un nuevo tipo de memoria más allá de la genética, porque con la técnica se inventa el
tiempo, y con el tiempo surge la memoria y la muerte. Es la exteriorización técnica que comienza
como una prolongación del esqueleto humano, y ello afecta profundamente la evolución biológica
del hombre.
Comienza entonces una relación transductiva entre la evolución técnica de la fabricación y
la manipulación de las herramientas de sílex, así como de otras herramientas rudimentarias, y la
evolución del córtex del cerebro de los homínidos. Las conexiones neuronales necesarias para las
complejas actividades técnicas que se van desarrollando son producidas al mismo tiempo por esta
dinámica técnica. El salto cuántico de la individuación humana se da al mismo tiempo que la
aparición de la técnica. Ésta determina el proceso de formación del hombre, así como este proceso
determina la evolución técnica. Con ello el humano adquiere una nueva forma de relacionarse con
el mundo, un mundo que se ofrece ahora a la mano, un mundo manipulable más allá de la mera
interacción. El ser-a-la-mano heideggeriano se constituye desde el momento en que las primeras
manos aparecen ocupadas con herramientas, o utilizadas para expresarse. Éstas abren un mundo
nuevo, que se genera como un exterior y un interior que surgen transductivamente al mismo tiempo.
14
La exteriorización constituye la humanidad del humano.17
Con la técnica se inventa tanto el espacio como el tiempo. Por lo pronto la técnica abre el
espacio. No se trata de un espacio en el que meramente “estar”, al modo en que están las moscas o
elefantes, sino un espacio que habitar. La técnica permite la organización y comprensión del
espacio, para que pueda ser habitado, y crear así un interior al exterior amenazante. El exterior se
inventa en contraposición a un interior que le da sentido, y recíprocamente, el interior adquiere
consistencia enfrentado a lo exterior. El exterior es condición de posibilidad de la aparición de lo
interior, así como éste posibilita a aquél. El exterior y el interior se forman transductivamente a
partir de la apertura de un espacio que se hace habitable. Con las primeras herramientas de sílex no
sólo el córtex se desarrolla, sino que además el mundo, como ya-ahí primigenio, se territorializa, se
convierte en espacio maleable, un ente que se da a la mano. El mundo se hace espacio-temporal.
Por otro lado la técnica se forma como una anticipación, un prever el uso, una proyección de
fabricación, un mirar hacia el futuro desde un pasado. La herramienta es primeramente una huella,
una herencia del pasado, una memoria. “De estas huellas, algunas son producidas con una finalidad
completamente diferente a la de la conservación de la memoria: un objeto de barro, una herramienta
no se hacen para transmitir la memoria. Sin embargo, la transmiten espontáneamente y por esa
razón el arqueólogo los busca: con frecuencia son los únicos testigos de episodios más antiguos”18.
Con la técnica se inventa pues el tiempo, de modo que se convierte en memoria del pasado y
proyección del futuro. La técnica se conforma como una exteriorización de la memoria. Una
memoria técnica que en sus primeras etapas es escasa, apenas va más allá del uso y fabricación de
los objetos técnicos que portan dicha memoria. Pero con este doble movimiento de huella y
anticipación, que son dos modos de exteriorización del proceso de antropomorfización, la memoria
se materializa fuera de la psique humana y ya para siempre la determinará en mayor o menor
medida.
En tanto que generadora del espacio y el tiempo del ser humano que se individúa, que
17 Stiegler, B. “Lights and Shadows in the Digital Era”. Digital Inquiry Symposium. Forms of Knowledge in the Age of the New Media. UC Berkeley. 2012. Edición electrónica, http://bcnm.berke ley.edu/digital-inquiry/keynote . p. 2
18 Stiegler, B. La técnica y el tiempo 3. El tiempo del cine y la cuestión del malestar. Hondarribia, Hiru. 2004. p. 219
15
deviene Dasein, y en cuanto soporte material y exterior de la memoria, la técnica se conforma
transductivamente con el ser humano. El hombre se hace tal en tanto que se exterioriza, creando
transductivamente un interior, y en la articulación de lo exterior y lo interior, surgen las categorías
de tiempo y espacio. Las manos y los pies se convierten en los vectores principales de la
territorialización del espacio. La memoria y la anticipación son los movimientos del tiempo, un
tiempo humano, y no meramente geológico o biológico, sino un tiempo psíquico, colectivo y
técnico.
Leroi-Gourhan establece un salto cualitativo en el proceso de formación del hombre en el
momento en que el córtex está constituido con el Neantropus, y a partir de entonces únicamente los
sistemas étnicos y, a ellos conectados, los sistemas técnicos, evolucionarán significativamente. El
desarrollo técnico impone una evolución no biológica, una evolución por medios más allá de la
vida19, pero efectiva y constituyente de la individuación psíquica y colectiva. Leroi-Gourhan
distingue tres niveles de memoria. El primero es el que queda inscrito en los códigos genéticos del
ADN, la memoria especial biológica. El segundo nivel es el de la memoria individual que se
localiza en el sistema nervioso central. Pero la humanidad tiene acceso a un tercer nivel de memoria
dependiente y constituida por las técnicas. “Esta memoria técnica es epifilogenética: es una que al
mismo tiempo es el producto de la experiencia individual epigenética, y el soporte filogenético por
la acumulación de conocimiento que constituye el filo cultural intergeneracional”20. Ésta es la
memoria exteriorizada en los aparatos técnicos. Sobre esta teoría de la evolución humana entendida
como determinación transductiva entre los sistemas técnico y étnico, que es la continuación de la
relación transductiva entre el desarrollo de las primeras técnicas y el desarrollo cortical, Stiegler
introduce la inversión de la fenomenología de la conciencia del tiempo de Husserl.
3. La memoria técnica o las retenciones terciarias
Tanto el proceso de individuación psíquica y colectiva como la evolución epigenética y
filogenética del hombre están transductivamente conectados con la técnica. Por ello debemos
19 El pecado de Epimeteo. Op. Cit. p. 21620 “Lights and Shadows in the Digital Era”, op. cit., p. 3
16
hablar, con Stiegler, de individuación psíquica y colectiva y técnica del hombre, y de evolución
epifilogenética del hombre. El concepto que conecta la dimensión ontológica de la individuación
con la determinabilidad técnica que la condiciona, así como su interconexión con el elemento tanto
epistémico como ontológico que es el tiempo, es el de las retenciones terciarias. Tal término surge
de una inversión del análisis de la percepción fenomenológica del tiempo expuesta por Husserl en
las Lecciones de fenomenología de la conciencia interna del tiempo (1928), y Stiegler lo usa
porque “el tiempo de la conciencia está tramado por lo que Husserl llama retenciones y
protenciones”21.
Husserl entendía las retenciones primarias como el residuo cognitivo de la percepción que se
forma con el paso mismo del tiempo, aquello que nos permite comprender in media res un elemento
con desenvolvimiento temporal, es decir, el recuerdo que se da en el mismo momento que se
percibe un evento cualquiera que nos permite conectarlo a sus momentos anteriores y posteriores a
la percepción instantánea, de tal manera que podamos comprender dicho evento en su unidad. Así,
por ejemplo, la retención primaria consiste en recordar una nota musical, que según la percibimos
nos permite conectarla al resto de las notas y comprender la melodía en su unidad. El conjunto de
retenciones primarias cuando escuchamos una canción o intentamos comprender un discurso (oral o
escrito) nos pone en expectativa de otras notas u otras palabras que están por venir. A estas
expectativas que nos permiten anticipar elementos futuros para completar la unidad de un evento
temporal en su unidad y que son indisociables de la percepción que la posibilitan según vectores
temporales es a lo que Husserl llama protenciones. Mientras que la retención ocupa el pasado
inmediato al momento de la percepción, la protención ocupa el futuro inmediato de tal momento22.
Pero las retenciones primarias no forman todavía parte de la memoria, sino del aparato
mental de percepción en el tiempo. Las retenciones secundarias, por otro lado, serían aquél conjunto
de retenciones primarias que el sujeto perceptivo va reteniendo en la memoria propiamente dicha.
21 Stiegler, B. Para una nueva crítica de la economía política. Edición electrónica de www.brumaria.com. Documento 271. p. 1
22 Ver el esclarecedor análisis de la concepción husserliana en Miller, Izchak. Husserl, Perception, and Temporal Awareness. Cambridge, Massachusetts; London, England. The MIT Press. 1984. p. 84
17
Cuando pasa un tiempo desde que las retenciones primarias dejan su impronta en nuestra
conciencia, se convierten en retenciones secundarias, en parte de nuestra memoria. La selección de
retenciones secundarias conforma pues parte del sustrato de la memoria individual que condiciona
al resto de las percepciones23. Así, para percepciones futuras, el sustrato de retenciones secundarias
permite una selección protencional acordemente dirigida. Las retenciones secundarias, al formar
parte de la memoria individual se mueven en el ámbito de los actos del propio individuo; y ello en
una continuidad de conciencia que se da desde los actos de percepción, que producen las
retenciones primarias, hasta las memorias constituidas por ellas, es decir, las retenciones
secundarias24.
Stiegler nos enseña además un segundo tipo de retenciones secundarias de las que Husserl se
olvida: Las retenciones secundarias “sociales”, o colectivas. Si la individuación es psíquica y
colectiva, a su vez la memoria es psíquica y colectiva, y se establece una relación transductiva entre
ambos tipos de memoria. “La individuación colectiva consiste en retenciones colectivas”25. Las
retenciones secundarias colectivas son las que el individuo hereda de su tradición cultural a través
de la educación de sus padres y de las instituciones culturales. Las retenciones secundarias
conforman nuestra memoria filogenética, histórica y cultural, antes incluso de que nuestra memoria
experiencial, epigenética y psíquica, con la que se combina, haya tenido oportunidad alguna de
desplegarse. Las retenciones secundarias determinan a las retenciones primarias que se dan con las
nuevas percepciones, en el sentido de que toda experiencia parte de esquemas dados por una serie
de determinaciones biológicas, culturales y sociales. El proceso de individuación psíquica y
colectiva está ya presente en la configuración del tiempo y de la memoria, en tanto que la
percepción de eventos temporales desarrolla tanto nuestra memoria del pasado como el modo de
anticiparse a sucesos futuros. Las retenciones y protenciones secundarias son las condiciones
epistemológicas de posibilidad del tiempo, al mismo tiempo que éste es condición ontológica de la
23 Stiegler, B. “Within the limits of capitalism, economizing means taking care”. Edición electrónica, http://www.arsindustrialis.org/node/2922
24 Ver Husserl, Perception, and Temporal Awareness, op. cit., p. 15025 Stiegler, B. Taking care of youth and the generations. Stanford University Press; Stanford California. 2010. p. 18
(Las cursivas son del autor y la traducción es propia)
18
memoria, entendida siempre como una relación transductiva entre lo psíquico y lo colectivo.
Pero más allá de relacionar transductivamente dos planos separados de la memoria
constitutiva de la conciencia interna del tiempo, Stiegler invierte la dirección de la determinación
fenomenológica de los niveles retencionales de la memoria. Mientras que en Husserl la memoria
dependía de la percepción primaria de eventos temporales, es decir, las retenciones primarias darían
lugar a las retenciones secundarias, en Stiegler las retenciones primarias, la percepción del tiempo,
están sobredeterminadas por las retenciones secundarias. Esto quiere decir que la memoria psíquica
y colectiva condiciona la percepción de eventos de tal manera que constituye una preselección de
contenidos de las retenciones primarias. No se trata de una mera causalidad cronológica, la cual
dentro de la prolongada evolución del hombre (a la vez genética, cultural y técnica) es casi
irrelevante, sino que estructuralmente son las retenciones secundarias, la memoria, que en un primer
término es ajena a nuestra experiencia subjetiva, la que determina las selecciones de contenidos de
la conciencia que se forman a partir de la percepción de eventos temporales. El a posteriori
probable de la formación transductiva de la memoria psíquica y colectiva se convierte en un a priori
estructural según un esquema evolutivo (epigenético, filogenético y epifilogenético) en el que la
constitución de los sujetos epistémicos es el producto de un proceso de exteriorización de los actos
operativos y cognitivos individuales, psíquicos y colectivos. Y dicho proceso de exteriorización que
es condición de la formación de una memoria subjetiva es indisociable del desarrollo de la técnica.
Por ello Stiegler debe introducir un tercer género de retenciones.
Las retenciones terciarias son un despliegue aún mayor de la memoria, más allá de los
individuos, sean psíquicos o colectivos. Este nuevo tipo de memoria consiste en el sustrato técnico
y tecnológico de la misma. La retención terciaria es el soporte técnico de la memoria, su
exteriorización, fuera de los individuos psíquicos y colectivos. A través de una serie de técnicas las
retenciones secundarias se van exteriorizando en ciertos productos de la técnica cultural humana.
Sin ir más lejos, el texto, es una tecnología que es, desde hace miles de años, soporte material de la
memoria. En el proceso de evolución como proceso de exteriorización de operaciones y
19
conocimientos (memóricos) en la técnica, se conforman transductivamente un exterior y un interior
del individuo. En este proceso la técnica se erige como la articulación protésica que posibilita la
exteriorización de la memoria y la manipulación de la anticipación. La técnica es el suplemento de
la memoria y, a través de ella, de la aprehensión del tiempo; por ello es condición de posibilidad de
la individuación del Dasein, tanto del yo como del nosotros.
Las retenciones terciarias son el suplemento, el soporte técnico de la memoria que da lugar a
la relación transductiva entre lo interno y lo externo del hombre, en tanto que éste se relaciona con
el ya-ahí preindividual a través de la técnica. Por ello con la introducción de la técnica y la
tecnología en la fenomenología de la conciencia interna del tiempo, el esquema husserliano termina
por ampliarse e invertirse. Se podría pensar que las retenciones terciarias son consecuencia del
intento de la civilización por la conservación de la memoria cultural y personal, así como se
proponía que la memoria, tanto psíquica como colectiva, era consecuencia directa de las
percepciones primarias de eventos temporales. Pero del mismo modo que las retenciones
secundarias determinan la selección de percepciones temporales que conforman las retenciones
primarias, las retenciones terciarias, el conjunto de soportes técnicos de la memoria, determinan a
su vez a las retenciones secundarias que forman la memoria. Los soportes externos de la memoria
son los que posibilitan la memoria cultural y personal. Se dirá que la percepción del tiempo es
previa a la técnica desde un punto de vista macrohistórico pero, como hemos mostrado, Stiegler
marca el principio del tiempo con las primeras técnicas humanas, en cuanto que se convierten en un
elemento esencial del proceso de transindividuación. No se trata aquí del tiempo de los físicos cuyo
nacimiento sitúan algunos en el Big Bang, sino del tiempo fenoménico y del tiempo existencial, por
ello Stiegler habla del tiempo de la individuación psíquica y colectiva y técnica. El salto cuántico
del que habla Simondon no es el del inicio del universo, sino del inicio del hombre en cuanto
individuo, en cuanto Dasein.
Ya las primeras técnicas son formas de exteriorización del espacio y del tiempo, y la
percepción fenoménica de ambas dimensiones no se puede comprender sin la cardinalidad y la
20
calendariedad que generan las primeras técnicas. “La memoria humana es exteriorizada
originalmente, y esto significa que es técnica desde el principio”26. Las herramientas de sílex ya son
un soporte estructuralmente a priori de la memoria cultural, aunque sea sólo en lo que se refiere a
su uso y su fabricación. Son propiamente retenciones terciarias que posibilitan la memoria y la
percepción del tiempo tal y como las conocemos. Pero son las técnicas simbólicas27 las que generan
una apertura de mundo sin precedentes para el individuo psíquico y colectivo, que ya nunca podrá
desligarse de la dimensión técnica de la individuación. La retención terciaria que es la escritura, en
tanto que primera mnemotécnica propiamente dicha, marcará el espacio y el tiempo de toda
civilización, a niveles psíquico y colectivo. La escritura será la primera de las hypomnémata que
revolucionará la extensión y la duración de la memoria humana, en detrimento de las capacidades
de anamnesis del individuo psíquico y colectivo. Pero, una dimensión no se puede comprender sin
la otra, pues se relacionan transductivamente.
4. Hypomnesis y anamnesis
Foucault recupera para el pensamiento contemporáneo la problemática de las hypomnémata
en La escritura de sí (1983)28. En este artículo Foucault habla de las hypomnémata como una
técnica de ascetismo y autoexamen que se da desde la Grecia clásica hasta los primero ascetas
cristianos, y relaciona la escritura como forma de exteriorización de los pensamientos y eventos
internos con lo que llama el cuidado de sí, de modo que sirvan de ejercicio de autoedificación
sensible y consciente. La escritura se convierte no en una mera acción de ampliación de la memoria,
sino que permite la constitución de un discurso vital (lógos bioéthicos) que ayuda a la educación del
alma y del cuerpo. Se trata de una técnica de individuación. Y no es sólo una individuación
psíquica, del asceta para el asceta, sino que la presencia del otro se hace imprescindible, a través de
la correspondencia dentro de las redes de amistad del antiguo Imperio Romano y la construcción de
26 Stiegler, B. “Anamnesis and hypomnesis”. Edición electrónica, http://www.arsindustrialis.org/anamnesis-and-hypomnesis
27 Entiéndase aquí el conjunto de técnicas que usan y producen símbolos. Estas tecnologías coinciden en extensión con las tecnologías del espíritu, las tecnologías culturales, pues todas éstas se constituyen simbólicamente y producen símbolos a su vez.
28 Foucault, Michel. “L'écriture de soi”. Dits et écrits IV. 1980-1988. Gallimard. 1994. pp. 415-430
21
discursos de divulgación filosófica.
Pero la problemática de la hypomnesis se remonta a Platón, tal y como Derrida expone en La
farmacia de Platón (1968)29. Platón en su prolongado conflicto con la sofística impuso una
diferencia entre los diferentes usos y soportes del logos y la memoria. La primera distinción que
hace es entre el uso epistémico del logos, propio de los filósofos, y el uso técnico del mismo, del
que hacen uso y abuso los sofistas. (Una de las consecuencias de esta distinción entre episteme y
techné es que ha pesado tanto a lo largo de la historia que ha habido que esperar prácticamente hasta
el siglo XX para cuestionarse filosóficamente por la técnica30). La escritura es un pharmakon, es
decir, tanto un veneno como un remedio. Se puede observar el carácter venenoso de la escritura
como mera hypomnesis (recordatorio), tal y como determina Platón en lo que llama la logografía
sofística, pero es también siempre un remedio para las debilidades de la mente y la falta de
memoria. Al nivel de la constitución de la memoria como base de los procesos de individuación
psíquica y colectiva, la distinción entre hypomnesis y anamnesis tiene que ser analizada, en el
contexto de la codeterminación de la individuación psíquica y colectiva y el desarrollo técnico, a
pesar del desprecio platónico por la técnica.
Para Platón, la hypomnesis es la forma de memoria técnica que promueve la
desindividuación, como diríamos en términos de Simondon. La forma clásica de hypomnesis es el
texto escrito. La técnica de la escritura es la que deja plasmada en un soporte material la memoria
psíquica y colectiva, es decir, una retención terciaria. Pero este modo de memoria destruye las
oportunidades de los individuos a participar de la memoria anamnésica, la memoria de las esencias
por parte del alma, la cual es la propia del idealismo platónico y su doctrina de la reminiscencia.
Anamnesis sería entonces el modo de memoria que nos permite individuarnos de modo
independiente y autónomo, sin determinaciones externas que enclausuren nuestros recuerdos. De lo
que Platón no se da cuenta es que la memoria es hypomnésica ya desde los albores de la
humanidad, incluso en la técnica achelense (las primeras técnicas líticas) se da una relación
29 En La diseminación, Madrid, Fundamentos, 200730 Ver sobre ello: El pecado de Epimeteo. pp. 13-15
22
retencional entre la técnica de las herramientas de sílex y la memoria de los primeros grupos
humanos. Si bien es cierto que es con las técnicas y tecnologías del espíritu, como denomina
Stiegler a las mnemotécnicas y a las demás técnicas simbólicas, cuando se da la primera relación
hypomnésica completa. Sólo con las primeras técnicas simbólicas se dan una retención terciaria
propiamente mnésica. Y la escritura, sobre todo con la alfabética, supone el paradigma de las
retenciones terciarias. Los primeros objetos no simbólicos serían soporte únicamente de la memoria
acerca de su propio uso funcional y de los procesos de fabricación.
Stiegler reclama esta distinción entre hypomnesis y anamnesis no meramente como una
forma históricamente fundada de diferenciar entre retenciones terciarias, por un lado, y retenciones
secundarias y primarias, por otro. Se trata de una distinción que atraviesa todo el proceso de
individuación psíquica y colectiva y técnica. Las hypomnémata consisten pues en las
mnemotécnicas que llevan a la disolución de los medios asociados (en terminología de Simondon),
que favorecen los procesos de individuación. La anamnesis sería el modo de memoria que
promovería la formación de medios asociados y los procesos de individuación. La dificultad radica
en que toda técnica y toda tecnología es un pharmakón, en el sentido que Platón usa este término: lo
que es al mismo tiempo remedio y veneno. En este sentido, toda técnica es al mismo tiempo
potencia de desindividuación y potencia de individuación, es decir, hypomnésica y anamnésica al
mismo tiempo.
El término de hypomnesis es doblemente ambiguo en la filosofía de Stiegler. La primera
ambigüedad, aunque es más bien una paradoja, consiste en que partiendo de la filosofía de Platón se
explica que la memoria se concretiza exteriorizándose en las hypomnémata que son tanto la
escritura como otras técnicas del espíritu; pero al mismo tiempo la memoria humana no puede darse
sin esa exteriorización en sus soportes técnicos, que son las retenciones terciarias. Toda hypomnesis
es al mismo tiempo indisociable de los procesos de constitución de la memoria, pero al mismo
tiempo perjudica los modos de adquisición de memoria por parte de los individuos psíquicos y
colectivos. Nos individuamos en cuanto que estamos condicionados siempre por un proceso de
23
hypomnesis, de exteriorización de la memoria, que promueve la desindividuación. Nuestra
evolución biológica cortical depende del desarrollo de la industria lítica del paleolítico, y nuestra
memoria depende siempre de la presencia de retenciones terciarias, sean herramientas de sílex, que
recogen sólo la memoria referida a ellas mismas (uso y fabricación), o sean técnicas simbólicas. La
hypomnesis es al mismo tiempo la posibilidad de apertura de campo de la individuación y el peligro
de cierre de las relaciones anamnéticas requeridas en todo proceso de transindividuación. “La
memoria hyponésica reactiva cada vez la constitución de una tensión de memoria anamnésica”31.
La segunda ambigüedad consiste en que las hypomnémata son propiamente las técnicas
simbólicas, en las cuales la memoria humana queda almacenada según sistemas de signos; pero al
mismo tiempo toda técnica es hypomnésica, como ya apuntamos, pues todo objeto técnico es en
cierto modo soporte de la memoria psíquica y colectiva del individuo, aunque no vaya más allá del
campo del uso y la fabricación del propio objeto que es la retención terciaria. El hecho de que la
conciencia del tiempo se genere a partir del proceso de exteriorización que es la evolución técnica
hace de la hypomnesis un fenómeno que se extiende a todas las técnicas, más allá de las
mnemotécnicas propiamente dichas. En función de esto, el hacha de sílex es ya una hypomnesis,
una retención terciaria que exterioriza la memoria de su propio desarrollo. Pero en un doble
movimiento (transductivo) se pierde la capacidad anamnética de invención del hacha de sílex, pues
ya está inventada por nuestros antepasados. La industria lítica abre el campo de uso de las
herramientas de sílex, así como cierra la posibilidad de creatividad psíquica y colectiva en ese
aspecto.
Así, esta doble ambigüedad nos da a entender que la hypomnesis es al mismo tiempo veneno
para la constitución de la memoria humana y la condición sine qua non para que se pueda dar tal
proceso. Por otro lado, las hypomnémata son esencialmente técnicas simbólicas, técnicas del
espíritu, en tanto que se definen como retenciones terciarias, esto es, soportes técnicos de la
memoria; pero al mismo tiempo todas las técnicas, incluso las no simbólicas, son también
hypomnésicas. Estas ambigüedades se deben al carácter farmacológico de la retenciones terciarias,
31 Para una nueva crítica de la economía política. Op. cit. p. 9
24
las mnemotécnicas hypomnésicas y de la técnica en general.
La historia humana es al mismo tiempo una historia de las técnicas, una historia de las
hypomnémata, es decir, de la farmacología de las retenciones terciarias. Es una historia de los
procesos de individuación (o desindividuación), determinados en todo momento por las relaciones
transductivas que tienen con la técnica. Por ello depende del uso sociopolítico de las propias
técnicas del espíritu el que se pueda llegar a promover una sociedad mnésicamente sana o en
cambio una sociedad enferma de memoria, una sociedad individualizada o una sociedad
desindividualizada. Y como ya mostró Simondon, en la era industrial se da una pérdida de
autonomía del hombre, que gana la máquina para sí. El triunfo de la hypomnesis en la modernidad
industrial es la proletarización generalizada. Pero, más aún, en la era del consumismo, el
capitalismo lleva la hypomnesis un paso más allá, haciendo de los individuos, psíquicos y
colectivos, no sólo meros operadores de las máquinas productivas, sino consumidores sin criterio de
los bienes producidos tecno-lógicamente, para lo que son desprovistos de sus mecanismos de
memoria y atención necesarios para la individuación. Así pues, el problema de nuestra era de
capitalismo hiperindustrial es la destrucción sistemática de la memoria y la atención como parte
esencial de los procesos retencionales de individuación por medio de un control de las
hypomnémata o tecnologías del espíritu, como la radio o la televisión, por parte del marketing.
Según Stiegler, este fenómeno se inscribe en un proceso de gramatización que comenzó con la
aparición de la primera técnica propiamente hypomnésica, es decir, el texto, que Platón tanto
criticaba y, paradójicamente, usó tan eficazmente, razón por la cual hoy tenemos memoria de su
filosofía.
5. Gramatización
“Gramatización” es el término que usa Stiegler para denominar las distintas fases de la
evolución de la técnicas hypomnésicas en tanto que productoras de retenciones terciarias
simbólicas. “El proceso de gramatización es la historia técnica de la memoria, donde la memoria
hypomnésica repetidamente recomienza la constitución de una tensión de la memoria
25
anamnésica”32. Esto quiere decir que cada fase de gramatización es el despliegue de retenciones
terciarias hypomnésicas que determinan los procesos de transindividuación en una configuración
específica.
El concepto de gramatización es originario del lingüista Sylvian Auroux, que lo usaba para
designar los procesos cognitivos que surgen y mutan con la invención y el uso del lenguaje
alfabético. “Con el concepto de gramatización, Auroux fue capaz de pensar las condiciones técnicas
de la aparición de los grammata, de las letras del alfabeto, y de sus efectos en la comprensión y
práctica del lenguaje”33. Stiegler extiende el concepto de gramatización para describir todo proceso
técnico que permite que los flujos de comportamiento y de acción se concreticen en modelos
discretos y reproducibles. Se trata de ver cómo en la continuidad histórica de los eventos humanos
se distinguen modelos de comportamiento, acción y discurso, en función de los modos de
tecnificación de la memoria en las hypomnémata de cada época. La gramatización es la historia del
proceso de exteriorización de la memoria, que va cambiando con el tiempo, y con ella los factores
conductuales de los procesos de individuación psíquica y colectiva.
La gramatización es el modo ordenado por el que el hombre, en su proceso de individuación
psíquica y colectiva por medio de la exteriorización, deposita en los objetos técnicos su memoria, su
atención y la dirección de su deseo, esto es, su energía libidinal. Por los medios de la gramatización,
la vida humana se va conformando según las reglas de las mnemotécnicas, el conjunto de las
retenciones terciarias, que constituyen nuestra percepción del tiempo. La gramatización es la
formalización de la individuación psíquica y colectiva según las normas de la evolución técnica. La
concretización de la tendencia técnica en los diferentes hechos técnicos es lo que da lugar a las
normas y pautas de los diferentes periodos de la historia antropo-técnica. El proceso de
individuación psíquica y colectiva y técnica, pasa inevitablemente por su impronta en las
retenciones terciarias de la memoria humana, y esto tiene una estructura propia susceptible de ser
32 “Anamnesis and hypomnesis”. Op. Cit.33 Stiegler, B. “Die Aufklärung in the Age of Philosophical Engineering”. Edición electrónica, http://www.iri.centrepompidou.fr/wp-content/uploads/2011/02/Stiegler-The-Aufkl%C3%A4rung- x.pdf . p. 4 (traducción propia)
26
normalizada.
De este modo, los diferentes periodos técnicos de la historia humana suponen diferentes
periodos de gramatización, que dan cuenta de las estructuras tecno-lógicas de relaciones entre los
individuos psíquicos y colectivos y su memoria exteriorizada en las retenciones terciarias. Pero la
historia humana no es simplemente la historia de los diferentes momentos de gramatización, sino
que, en cuanto metarrelato mnésico de la civilización, está en sí misma ya contenida en el conjunto
de las retenciones terciarias de un periodo histórico dado, pues es una historia que la memoria
exporta a los soportes técnicos; y así la misma historia de las hypomnémata queda también
documentada. La historia, como los propios historiadores consideran, comienza con la escritura, con
la retención terciaria que determinará durante milenios los modos de individuación psíquica y
colectiva. La escritura es la memoria de los modos de exteriorización, es la memoria de la cultura y
el pensamiento de civilizaciones pretéritas. Pero es, además, la memoria de sí misma y del resto de
técnicas hypomnésicas. Cada modo de gramatización inscribe en sus técnicas específicas los
mecanismos de exteriorización hypomnésica. En las pinturas rupestres están contenidas las
memorias del hombre paleolítico, mientras que en la imprenta está contenida la memoria de la
civilización occidental desde que se puso a pintar las paredes de la cueva de Altamira. Las nuevas
hypomnémata recogen a las anteriores pues, en función de la evolución técnica, las tecnologías del
presente suponen la memoria de las técnicas pasadas. Y cada nueva fase de los sistemas técnicos, en
función de los nuevos modos de transindividuación, supone una nueva etapa de gramatización, de
formalización de las formas de vida del hombre técnico34.
La conciencia histórica es algo relativamente reciente en el pensamiento occidental.
Foucault nos muestra en Las palabras y las cosas (1966) que mientras que la historicidad humana
es algo que ha acompañado al hombre durante toda la historia, sin embargo, la Historia, como
ciencia humana, surge de un modo singular de cuestionarse por la finitud del hombre, en tanto que
ente que vive, trabaja y habla35. La gramatización, como conjunto de etapas del proceso del reflejo
34 “Within the limits of capitalism, economizing means taking care”. Op. Cit.35 Ver Foucault, M. Las palabras y las cosas. Madrid, Siglo XXI. 2006. pp. 356-362
27
hypomnésico de la producción psíquica y colectiva, es el conjunto de normas que organizan la
conciencia histórica. Así, la propia reflexividad histórica que se da con la modernidad, cuyo primer
antecedente lo encontramos en Vico, es una fase más de la gramatización según el esquema de
Stiegler. El modo en el que la escritura se da a sí misma en la modernidad adquiere un cariz de
positivismo que convierte a la historia, el sustrato hypomnésico del hombre, en la Historia, la
reflexión sistemática sobre los modos de memoria técnica de la humanidad. La Historia es el
complejo tecno-científico (tecnológico) del campo de la memoria humana.
A partir esto, podemos afirmar que una de las más importantes etapas de la gramatización se
da durante la industrialización. Siguiendo a Simondon diremos que es entonces cuando la máquina
se convierte en un ente autónomo y hace del proletariado un mero operador de los procesos
productivos. Por ello la alienación de los trabajadores: el no conocer lo procesos en los que están
insertos. La enajenación del proletariado es un proceso de hypomnesis, destructor de los procesos
liberadores de anamnesis. Aquí coincidirían Platón y Marx, el sistema tecnológico industrial es un
pharmakon que resulta ser un veneno poderoso para la conciencia de la clase trabajadora y una
panacea para la conciencia histórica del hombre que se positiviza.
En la era industrial los modos de existencia de los humanos obedecen a las pautas de una
fase de gramatización determinada, la de las sociedades disciplinarias, con la que las vidas de los
humanos eran ordenadas según ciertas normas que obedecían al momento histórico de la evolución
técnica. Foucault nos muestra claramente cómo las sociedades disciplinarias de la modernidad
configuran la vida de los hombres en los diferentes apartados de su vida a través de la
transformación de sus cuerpos: “la disciplina fabrica así cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos
"dóciles". La disciplina aumenta las fuerzas del cuerpo (en términos económicos de utilidad) y
disminuye esas mismas fuerzas (en términos políticos de obediencia)”36. La proletarización es una
de las consecuencias más profundas del modo de gramatización de dicha época. Las sociedades
disciplinarias hacen un uso técnico de los cuerpos, alejándolos así de toda oportunidad de
individuación anamnética. Sin embargo, la etapa industrial de gramatización sigue conformándose
36 Foucault, M. Vigilar y castigar. Buenos Aires, Siglo XXI. 2003. pp. 141-142
28
sobre el soporte escrito. Si bien es cierto que la escritura se extendía desde hacía varios siglos por
medio de la imprenta, que da comienzo a una fase nueva de gramatización, es a través de la prensa
escrita y, sobre todo, de la proliferación de manuales escritos para dictar las normas de orden y
clasificación humanas, como se va configurando un nuevo periodo de gramatización.
Por otro lado, en el siglo XX nos encontramos con la aparición de nuevas técnicas
retencionales, inauditas en la historia, que abrirán las puertas a nuevas posibilidades de hypomnesis.
La fotografía y el cine suponen un nuevo estrato en la historia epifilogenética de la exteriorización
de la memoria humana. La radio y la televisión se convertirán en las tecnologías de difusión masiva
de los contenidos mnésicos, creando un complejo político-tecnológico sin precedentes. Hoy
vivimos en una nueva época de la gramatización, en la que los canales retencionales de
individuación psíquica y colectiva han sido secuestrados por el sistema tecno-económico del
capitalismo, por y para el desarrollo de su propia autonomía. Se trata de la era hiperindustrial, en la
que el marketing y otras tecnologías de captura de la atención se dedican sistemáticamente a
destruirla. Hombres sin atención ni memoria se convierten en meros consumidores apáticos sin
capacidad de individuación psíquica y colectiva.
6. Los límites del capitalismo y su deriva hypomnésica
Stiegler observa que hoy se da una nueva etapa de gramatización. Simondon ya destacaba
que en la era industrial se da una nueva etapa de la evolución de las técnicas en tanto que las
máquinas devienen autónomas, y los hombres se convierten en meros operadores de los productos
del sistema técnico. La etapa de la gramatización industrial se encuentra con un proceso de
proletarización generalizado, en la que los hombres van perdiendo gradualmente su conocimiento
acerca de los procesos de producción, del saber-cómo, que es al mismo tiempo la base de la
apropiación social de la técnica y la producción (en términos marxistas), y del proceso de
individuación psíquica y colectiva (en términos simondonianos). Las retenciones terciarias
hypomnésicas en esta época se conforman de tal manera que son insuficientes para facilitar los
29
procesos de individuación anamnética, cuando no operan en su contra.
Cuando el capitalismo encuentra su primer límite interno, que consiste en la imposibilidad
de incrementar el superávit sobre la sola producción, se reinventa a sí mismo convirtiéndose en un
capitalismo consumista37. A los trabajadores se los convierte en consumidores de los productos que
fabrican ellos mismos, por los cuales no cobran el valor completo para que los beneficios del
capitalista puedan crecer. Esta tarea de convertir al trabajador en consumista pasa necesariamente
por la manipulación de las retenciones terciarias, para que hagan a los procesos de individuación
psíquica y colectiva dependientes del consumo de los bienes producidos industrialmente. La
gramatización se ejerce sobre las nuevas tecnologías de comunicación, retenciones terciarias
estructuralmente sin precedentes. La fotografía y el cine, la radio y la televisión, se ponen al
servicio del capitalismo en el que surgen. Son el producto tecnológico de un sistema tecno-
económico que lleva su intento de autopreservación hasta el límite. Se multiplican las
hypomnémata, el reinado de la escritura se acaba con el flash de las primeras fotografías, la
memoria se expande hasta límites insospechados, la atención se divide. Las posibilidades de
anamnesis que posibilite la individuación psíquica y colectiva se diluyen en un sin fin de
posibilidades apenas aprovechadas. Ésta es la gramatización hiperindustrial, que es la coexistencia
de una multiplicidad de gramatizaciones heterogéneas, que sin embargo colaboran en el proyecto
hiperindustrial de superación del límite interno del capitalismo. La historia se escribe hoy en
muchos formatos.
El sistema capitalista hace uso de las tecnologías del espíritu (las tecnologías que producen
no objetos materiales, sino espirituales, culturales), de las hypomnémata, para la transformación de
la memoria de la población. Se comprende así el uso extendido de la prensa escrita a lo largo del
siglo XIX, pero con el nacimiento de la radio, en los años 20 del siglo XX, y de la televisión en los
años 40, se da un gran paso hacia adelante para la transformación de la economía libidinal de los
individuos psíquicos y colectivos. La apropiación de los canales sublimación del deseo por parte de
los poderes económicos y políticos marcan el paso de las sociedades disciplinarias, de las que
37 “Within the limits of capitalism, economizing means taking care”. Op. cit.
30
Foucault nos hablaba en términos de imposiciones sobre los cuerpos y sus gestos en la primera era
industrial, a las sociedades de control, tal y como nos dice Deleuze en Post-scriptum sobre las
sociedades de control (1990)38. Las sociedades de control son las que se imponen sobre la
psicología de los individuos, destruyendo su atención. Y la destrucción de la atención significa el
fin de la economía libidinal basada en el deseo convenientemente dirigido. Todo esto tiene lugar
para convertirnos en consumidores dominados por impulsos que nos conectan con nuestra
animalidad pre-técnica y, por tanto, pre-retencional, que es el estado previo a la memoria humana.
Foucault nos muestra en Vigilar y castigar (1975) cómo se imponen a lo largo de la
modernidad una serie de técnicas disciplinares que se orientan a la manipulación de grupos
humanos marcados por un ordenamiento del espacio y del tiempo con el que se configuran los
cuerpos para un fin socio-técnico determinado. Con la modernidad surge una forma de biopoder con
el que se pretende manejar la vida de los cuerpos humanos a través de espacios cerrados
fuertemente disciplinados. El biopoder de las sociedades disciplinarias es el poder sobre los cuerpos
en la primera etapa industrial del capitalismo. Pero cuando éste encuentra sus límites estructurales
internos, expande sus técnicas sobre la vida de los nuevos ciudadanos metropolitanos, para
comenzar a ejercer poder sobre su psique. Las tecnologías del espíritu, las nuevas retenciones
terciarias nacidas del mundo industrial, dan paso a un nuevo capitalismo, un sistema ya no tanto
disciplinario sino de control: “las sociedades disciplinarias son nuestro pasado inmediato, lo que
estamos dejando de ser”39.
Las sociedades de control se caracterizan por no operar ya en espacios y tiempos cerrados
limitados por discursos dominadores que se organizan siempre hacia dentro. El poder de las
sociedades de control se ejerce hacia fuera, hacia el espacio y el tiempo de la economía consumista
en la que los espacios son sometidos a una tensión que los elastiza y diluye sus límites. Se trata de
un poder ya no tanto organizador, pues cada vez está menos claro cuáles son los límites a organizar,
sino modulador. El control abre grietas en el interior, haciendo de las estructuras sociales, políticas
38 Deleuze, Gilles. “Post-scriptum sobre las sociedades de control”. Conversaciones. Edición electrónica de www.philosophia.cl / Escuela de filosofía Universidad ARCIS. pp. 148-155
39 Ibid. p. 150
31
y económicas unos módulos adaptables a las exigencias de cada momento dado. El poder se modula
a lo largo de toda la vida, y no le hace falta fragmentarse ya en la multiplicidad de espacio-tiempos
interiores que hacen necesario que comience una y otra vez. El poder de control se da de forma
continua, sin límite, modulándose a cada nueva situación40. Es en este tipo de sociedades en las que
Stiegler ve un cambio sustancial en las técnicas y las tecnologías (entre ellas las tecnologías de
poder) respecto a la etapa anterior. Las sociedades de control son propias del capitalismo
hiperindustrial, donde la fábrica disciplinar da paso a la empresa modular41, y los medios de
comunicación se convierten en un gran poder, en función de su carácter controlador de las psiques
de los individuos.
Un punto esencial de la era hiperindustrial está en que ya no se da una economía basada en
la actividad fabril, la cual tenía serias dificultades para colocar gran parte de su producción una vez
el mercado estaba saturado, sino una economía de servicios. La producción de servicios es más
difícil de someter a una disciplina cerrada, pero más fácil de someter al ejercicio de un control
continuo. En la economía de servicios el trabajador se desconecta de la materialidad de su producto
para establecerse a sí mismo, bien como el apoyo a una anamnesis fundamentadora de los procesos
de individuación, bien como el mero operador de estructuras hypomnésicas que se dirigen hacia los
canales atencionales y libidinales de los individuos para saturarlos. El sistema tecno-económico
hiperindustrial es un pharmakon como lo era la industrialización de la modernidad. Si bien ofrece
posibilidades de nuevos modos de anamnesis en función de la formalización de la gramatización de
la época, también supone nuevas oportunidades de dominio por parte de poderes que llevan a la
proliferación de medios disociados por medio de la hegemonía de hypomnémata
desindividualizadoras.
El capitalismo hiperindustrial organizado alrededor de la producción de servicios propios de
las tecnologías del espíritu, controla de forma más sencilla los canales retencionales de la memoria
a través precisamente de esas tecnologías del espíritu, entre las que se dan las mnemotecnologías. El
40 Ibid. p. 15241 Ibid. p. 151
32
capitalismo, al pasar de un industrialismo disciplinario de los cuerpos, de sus gestos y de sus
prácticas, a un hiperindustrialismo consumista de servicios, domina las retenciones terciarias para el
control de los individuos. Pero con esto, el capitalismo se encuentra con un segundo límite, más
grave que el límite económico estructural del índice decreciente de superávit, que es la destrucción
de la energía libidinal que se da al convertir al individuo en mero consumidor, yendo más allá de la
proletarización generalizada del proletariado industrial. Cuando los canales y mecanismos de deseo
del individuo son destruidos hypomnésicamente por el control de las tecnologías del espíritu, se da
un proceso de pérdida del deseo que revierte en un descenso del consumo. Con la destrucción del
deseo el capitalismo tiende hacia su autodestrucción. La desindividuación a medio y largo plazo no
revierte en beneficio del sistema económico capitalista, mucho menos de la sociedad y la política en
general42.
La destrucción sistemática de la atención, los canales de deseo y de la memoria retencional
por parte de una sociedad de control hiperindustrial lleva a una serie de adicciones que fomentan la
aparición de medios disociados en los que los humanos nos desindividuamos según perdemos los
elementos básicos de nuestra individualidad. La destrucción de la energía libidinal de los individuos
que se desindividúan en sus adicciones e impulsos consumistas, todo ello debido a un sistema
tecno-político hypomnésico, acaban por convertirlos en individuos apáticos y enfermos, perdiendo
en último término su capacidad de consumo, lo cual lleva al capitalismo hacia su autodestrucción.
La destrucción del deseo acaba con la necesidad de consumir.
De este modo llegamos a enfrentarnos con el tercer límite del capitalismo, el energético-
ecológico. Nuestro mundo está llegando al límite de sus posibilidades materiales debido a la
magnitud del crecimiento demográfico y del sistema consumista hegemónicamente implantado por
el capitalismo43. Existe pues un límite externo a la individuación humana que es el de la destrucción
de las formas de vida necesarias para que cualquier individuo pueda sustentarse. Estamos hablando
de la posibilidad de la destrucción del mundo. La historia humana comienza con el proceso de
42 “Within the limits of capitalism, economizing means taking care”. Op. cit.43 Loc. cit.
33
exteriorización, con el que transductivamente se configuran un “exterior” y un “interior”. La crisis
energético-ecológico-demográfica nos hace conscientes de la posibilidad de la destrucción del
mundo, entendiendo mundo como la totalidad ontológica. Sin mundo físico, toda posibilidad de
individuación se hace meramente imposible. Y esta posibilidad, a su vez, forma parte de nuestro
mundo, al menos desde la invención de las bombas atómicas. El proceso de territorialización que
sistemáticamente ha llevado a cabo el hombre a través de la invención técnica, desde las primeras
industrias líticas, está siempre asociado a un proceso homólogo y contrario de desterritorialización,
“la territorialización también es desterritorialización”44. Esto sucede según nuevas formas de vida
desplazan a las antiguas y cuando las nuevas técnicas farmacológicas promueven tanto la
individuación psíquica y colectiva, como la destrucción de individualidades. El proceso de
destrucción que va siempre asociado a la creación técnica, entendida como pharmakon, nos ha
llevado a la posibilidad de la autodestrucción humana45. El capitalismo hiperindustrial puede
destruir al capitalismo hiperindustrial, así como su mundo.
Sin embargo, este tercer límite, el de la destrucción del ya-ahí preindividual, el del “fin del
mundo”, se deriva del segundo límite. La destrucción del deseo, llevada a cabo por la extensión de
los medios disociados de individuación, de las hypomnémata que destruyen la memoria y la
atención de los individuos sin fomentar la anamnesis, es lo que ha llevado al mundo al estado en el
que está. La política sistemáticamente organizada a corto plazo, propia del capitalismo consumista,
desactiva los planes a largo plazo necesarios para la supervivencia ecológica en el estado de
gramatización actual. El sistema tecno-lógico contemporáneo, orientado al consumismo, destruye
nuestras formas de individuación y, con ellas, nuestra capacidad de cuidar (sorge) el mundo. Con la
destrucción de medios asociados de individuación como resultado de políticas de control, nuestra
capacidad de cuidado se corto-circuita, y ya no podemos hacernos cargo de nosotros mismos, ni de
nuestro colectivo ni del mundo que nos rodea. Perdemos nuestra madurez, nuestro estatus de
adultos, de individuos capaces de cuidar y de cuidarnos.
44 La desorientación, op. cit., p. 14045 El pecado de Epimeteo, op. cit., pp. 138-141
34
Esta nueva época de gramatización es una que debemos superar antes de que los efectos
sean desastrosos, porque a lo que nos enfrentamos directamente es a la posibilidad de la destrucción
del mundo, éste entendido tanto como el lugar en el que habitar y al que hay que cuidar, como el
lugar material de nuestra existencia. La gramatización hiperindustrial precisa de una reorientación
política. Stiegler cree que debemos proponer un nuevo modelo de política que dé cuenta tanto de los
procesos de individuación como de la apropiación social de las técnicas, prestando especial atención
a las mnemotécnicas. El sistema tecno-lógico mundial de la era de la globalización, la
gramatización de cardinalidad y calendariedad mundial46, lleva al camino de la autodestrucción por
la vía del colapso de los canales libidinales de individuación como consecuencia de la superación
del primer límite del capitalismo, que dio paso del capitalismo fabril industrial al capitalismo
consumista hiperindustrial. En este contexto es donde se debe hoy trabajar, en las posibilidades de
individuación (y desindividuación) psíquica y colectiva y técnica, de nuestro periodo de
gramatización.
PARTE II: El psicopoder y sus dispositivos
1. Gramatización hiperindustrial y destrucción de la atención
El periodo de gramatización actual, que Stiegler denomina hiperindustrial, se caracteriza por
una economía basada en el consumo, en la cual predominan los bienes del sector de servicios, la
expansión de las psico-tecnologías y, con todo ello, el avance de políticas socio-tecnológicas que
generan campos disociados de individuación psíquica y colectiva. Uno de los grandes problemas del
46 El tiempo del cine y la cuestión del malestar. Op. cit. p 233
35
periodo de gramatización actual, como ya se adelantó, es la destrucción sistemática de la atención
por parte del marketing, los medios de comunicación, la industria del entretenimiento y otras
instancias que gestionan o producen tecnologías del espíritu. El uso hypomnésico de las
mnemotecnologías satura los canales de atención y cortocircuita la capacidad de atender a las
necesidades y deseos propios. Uno de los efectos más directos y observados diariamente es el
llamado síndrome de déficit de atención, según el cual muchos niños y adolescentes tienen
problemas de atención debido a hiperactividad u otras causas psicológicas diagnosticadas. El déficit
de atención es un síntoma generalizado del capitalismo hiperindustrial, el cual, en su interés de
convertir a todos los individuos en consumidores, satura los canales del deseo a través del control
de las retenciones terciarias, las cuales, tal y como ya se dijo, son la base de nuestros procesos de
individuación psíquica y colectiva. La destrucción de la atención hace de los individuos seres
incapaces de poder cuidar, con lo que ni siquiera pueden cuidar de sí mismos ni de su propio
mundo47, por ello la proliferación de patologías psicosociales en nuestro tiempo. Una de ellas es la
del crecimiento de adicciones.
Muchas de las actividades del hombre hiperindustrial se pueden convertir en cierto momento
en adicciones, pues la economía libidinal de los individuos queda destruida por el uso controlador
de las tecnologías simbólicas por parte del sistema capitalista, con lo que los individuos quedan a
merced de sus meros impulsos sin control. Destruidos los canales normales de formación del deseo,
a partir de los cuales los sujetos se pueden enfrentar a la realidad, los (des)individuos empiezan a
guiarse según el principio de placer, haciendo caso omiso del principio de realidad.48 El
consumismo lleva a los sujetos a guiarse únicamente por sus impulsos, según el principio de placer,
en vez de guiarse según el deseo al servicio del principio de realidad, que les permite participar de
los procesos de individuación psíquica y colectiva. El individuo es intoxicado por el uso
hypomnésico de la mnemotecnologías y queda desprendido de su saber vivir en el mundo.
47 Stiegler, B. “Take care”. Edición electrónica, http://www.arsindustrialis.org/node/292548 Stiegler, B. “Nanomutations, hypomnemata and grammatization”. Edición electrónica,
http://www.arsindustrialis.org/node/2937
36
“Consumición es intoxicación”49. Con el consumismo se da una generalización de los medios
disociados que lleva a una desindividuación generalizada. De la desindividuación propia del
consumismo hiperindustrial se sigue la multiplicación de individuos “desafectados”, incapaces de
sentir afecto ni atención, y por ende incapaces de cuidar. Con esta nueva gramatización, en la que
las tecnologías son utilizadas sistemáticamente para el control desindividuador por parte del
capitalismo hiperindustrial, se nos impide madurar y llegar a ser adultos.
La educación intergeneracional ha demostrado ser una de las técnicas retencionales más
antiguas que se conocen. La transmisión de conocimientos de padres a hijos, primeramente según la
transmisión oral y después ayudándose de las diferentes mnemotécnicas de cada periodo de
gramatización, es una parte esencial de los procesos de individuación, tanto por parte del receptor,
que le ayuda a madurar dentro de un contexto social dado, como por parte del emisor, que asienta
así su propio proceso de individuación en la función de padre-educador. Sin embargo, con la
constitución de la moderna institución de educación como socio-tecnología en la sociedad
disciplinaria, la familia adquiere un papel secundario, al menos en el plano colectivo. Al mismo
tiempo que Kant hablaba de la adultez en cuanto Ilustración, se le sustraía el potencial educador a
los adultos, para otorgárselo al conjunto de psicotecnologías, como el libro secular y las
instituciones responsables de la Bildung de la madurez cultural50, para que lleven a la humanidad
hacia la mayoría de edad. Pero con la era hiperindustrial, dejando la optimista Ilustración de Kant
atrás, las psicotecnologías se dedican a la estimulación de impulsos inmaduros, que conllevan una
“minorización cultural”51. Esto, como contrapartida, tiene como consecuencia la indiferenciación de
edades, menores tratados como adultos por un sistema jurídico cada vez más sumergido en el
conjunto de dispositivos de las sociedades de control, y adultos que se infantilizan toda su vida sin
poder nunca llegar a ser plenamente maduros.
Es el corto-circuito a los canales de atención lo que lleva a un estado de irresponsabilidad
49 Stiegler, B. “The Disaffected Individual in the Process of Psychic and Collective Desindividuation”. Edición electrónica, http://www.arsindustrialis.org/disaffected-individual-process-psychic-and-collective-disindividuation (Traducción propia)
50 Taking care of youth and the generations. Op. cit. pp. 20-2251 Ibid. p. 12
37
generalizada, donde ni siquiera se puede pedir cuentas a los dispositivos de control psíquico. Este
sistema psicotecnológico del capitalismo industrial es heredero directo de los sistemas de biopoder
que Foucault ha analizado tan exhaustivamente. Se trata hoy de la imposición del psicopoder como
forma de control de las mentes de jóvenes y de “adultos” que nunca llegan a serlo. Esto es el
hiperindustrialismo: la explotación de la atención, el deseo y la memoria a través del uso
irresponsable del sistema mnemotecnológico mundial, que fabrica a individuos irresponsables en
base a planificaciones sistemáticamente a corto plazo. Esta es una situación peligrosa que precisa de
una redirección de los dispositivos de control de la gramatización del psicopoder contemporáneo,
que a través de la explotación de las industrias culturales, nos lleva a la desindividuación. La
atención es parte esencial de los procesos de individuación psíquica y colectiva, pues es condición
sine qua non para el cuidar. El cuidar de nosotros mismos, de los otros y del mundo, es lo que nos
hace adultos. Por ello el problema de la destrucción de la atención debe situarse en el núcleo de la
ontología del presente. La atención, en su constitución transductiva a través de la individuación
psíquica y colectiva, se debe dirigir al mundo mismo52.
Stiegler da cuenta de numerosas patologías contemporáneas que son resultado directo de la
explotación de los canales de la atención que nos permiten madurar. Ya hemos citado el síndrome de
deficiencia de atención que es consecuencia directa de la destrucción de la energía libidinal de los
niños tanto por el control psíquico de la atención a través de las psicotecnologías como la televisión
o los videojuegos, marcadas siempre por el control de las tecnologías de marketing, como por la
deshabilitación de sus mayores como educadores (fenómeno alcanzado a su vez por la
sobreexplotación de la atención de los adultos desde que son niños). A los niños hoy les falta
atención porque el sistema de psicopoder, edificado sobre el control psicotécnico de las tecnologías
del espíritu, se la destruye para que, primero, se conviertan en consumidores aceptables para el
propio sistema globalizado de capitalismo de consumo y, segundo, el control sobre sus mentes sea
52 Mundo como conjunto de sentido. Mundo como la conexión esencial entre lo interior y lo exterior, matriz de la existencia, entendiendo aquí existencia humana al modo del Dasein de Heidegger. El mundo es el soporte de las ontologías, constituidas por los procesos atencionales de individuación, en oposición a La ontología, “la” teoría metafísica del filósofo que da cuenta de los canales y procesos diversos de “producción” o, más bien, “cuidado” del mundo(s).
38
más cómodo, orgánico y sistemático. También se han citado las adicciones, surgidas por la
destrucción del deseo para su sustitución por los impulsos, que nos hacen ignorar el principio de
realidad para dar rienda suelta al principio de placer, acabando así con cualquier posibilidad de
individuación existencial.
Pero además, la destrucción de la atención supone una intoxicación de la memoria
individual. El uso hypomnésico de las psicotecnologías destruye nuestras conexiones con las
retenciones terciarias que dan lugar al desarrollo epifilogenético de individuación psíquica y
colectiva y técnica. Sin atención, adictos a nuestros placeres más impulsivos, el sistema
mnemotécnico psíquico y colectivo pierde su capacidad de retención de los productos culturales. Si
bien la memoria técnica se puede conservar indefinidamente (aunque para ello debe ser objeto de
atención, la cual es cada vez menor), también el contenido cultural de las retenciones terciarias se
resiente. Sin atención, sin deseo, no tenemos memoria. Recordamos, pero sólo meramente según
retenciones primarias y secundarias psíquicas; nos desconectamos de las retenciones secundarias
colectivas y de las retenciones terciarias, condición necesaria para las anteriores. Y sin memoria, sin
conexión psíquica y colectiva con la técnica que nos lanza al exterior, que limita nuestro interior,
toda individuación psíquica y colectiva se torna imposible. El Dasein se diluye en el se impersonal,
en el ellos imbécil.
2. Psicopoder
El capitalismo hiperindustrial destructor de la atención es el que se erige, a través del
control de los canales retencionales de la memoria y de las energías libidinales de deseo, como
psicopoder. El psicopoder es la figura que usa Stiegler para articular la conexión contemporánea
entre las hypomnémata, las tecnologías del espíritu del capitalismo hiperindustrial, y los
procedimientos de control que cortocircuitan la individuación psíquica y colectiva. El psicopoder es
el poder que ejerce el sistema tecno-político contemporáneo sobre los individuos a través de las
tecnologías simbólicas para el control (si seguimos aquí a Deleuze) de la psique individual. Los
sistemas psicotecnológicos de psicopoder son análogos a los sistemas disciplinarios de biopoder que
39
Foucault analizó.53 Stiegler considera que el psicopoder es el equivalente en las sociedades de
control del capitalismo hiperindustrial al biopoder en las sociedades disciplinarias del capitalismo
industrial. Este tipo de poder es la figura ontológica del mundo contemporáneo que se sitúa entre el
ya-ahí preindividual tecnológico y el individuo, psíquico y colectivo. El psicopoder es la forma de
poder en un mundo en el que el sistema tecno-político se centra en el control la psique de los
individuos.
El psicopoder es el biopoder de gran parte del siglo XX y sin duda del siglo XXI, y ello
conectado con la técnica en cuanto posibilitadora tanto de los procesos de individuación psíquica y
colectiva (y técnica, por tanto) como constitución del interior humano y como construcción del
espacio-tiempo operatorio, entendido como exterior humano. Foucault expuso cómo en las
sociedades modernas se establece un poder que se expande por la vida de los cuerpos humanos en el
contexto de las sociedades disciplinarias propias de la modernidad industrial. Este tipo de poder
sería el biopoder, por el que se establecen estructuras reticulares de una microfísica de poder en las
que los cuerpos vivientes se clasifican, se ordenan y se dirigen según jerarquías, controles de
tiempo, correlaciones entre los cuerpos y los gestos, la articulación del cuerpo con el objeto
fabricado, etc.54. Pero esta acepción corporeísta de Foucault del biopoder se hace escasa para las
sociedades de control que diagnosticaba Deleuze. Por ello Stiegler acuña el término de psicopoder.
El psicopoder es el poder, también reticular, que se apropia no tanto de los cuerpos y sus
gestos, sino de sus procesos psíquicos de individuación, esto es, la memoria, la atención y el deseo.
Éstos, aunque nunca desconectados del cuerpo, tienen sus propios circuitos transductivos. La
formación del deseo o la atención no se puede desligar de su relación con el cuerpo en tanto que
parte esencial de los procesos de individuación. En cambio, desde el prisma del poder ejercido, se
usan unos canales u otros, dependiendo de si necesita disciplinar a los cuerpos o controlar a las
mentes. Y en la era hiperindustrial se da una gran expansión del control sobre las retenciones
terciarias, es decir, las mnemotecnologías, para convertirlas en hypomnésicas y así convertir al
53 Taking care of youth and the generations. Op. cit. p. 1354 Vigilar y castigar. Op. cit. pp. 139-160
40
individuo en consumidor compulsivo de bienes y servicios.
El psicopoder va configurando la dimensión psíquica de los individuos, saturando los
mecanismos psíquicos de atención y de deseo que les permite participar de los procesos de
individuación psíquica y colectiva. El psicopoder desindividúa, convierte a los individuos, sean
personas psíquicas o colectivas, en parte de la masa, los reduce al ellos indeterminado. A través del
ejercicio de psicopoder, el capitalismo se convierte en hiperindustrial, explotando la libido de los
individuos para convertirlos en consumidores sin atención a sus propios medios de sublimación.
Los servicios de información, la radio, la televisión y las tecnologías digitales, ejemplos
significativos de tecnologías del espíritu, se convierten en hypomnémata destructoras de la atención
y la memoria en las manos de los psicopoderes contemporáneos. El marketing sobre todo, como
técnica que se dirige directamente a la atención y al deseo de los consumidores, se erige como
maestra de las psicotecnologías, la herramienta más directa de ejercicio del psicopoder. Su principal
tarea consiste en captar la atención del consumidor, y orientar su libido hacia los productos que está
anunciando. El uso masivo y sin cortapisas de la publicidad desgasta la capacidad de atención, pues
debemos atender a todos y cada uno de los anuncios, cada uno más llamativo que el anterior; y así
la energía libidinal se destruye, dividida entre tantos productos y servicios, que desaprendemos a
desear y nos guiamos únicamente por nuestros impulsos menos saludables.
Es a éstos psicopoderes a los que tenemos que atender hoy en día para poder no sólo dar un
acertado diagnóstico del estado actual de las cosas, sino también para poder avanzar algo en su
posible solución. Stiegler encuentra la causa de gran parte de los problemas políticos y ontológicos
de nuestro tiempo en el conglomerado reticular del psicopoder55. El psicopoder obedece también a
una microfísica, tal y como el biopoder de las sociedades de la gramatización industrial tenía su
propia microfísica. Se trataría de una microfísica del psicopoder, aunque en este caso en vez de
funcionar mecánicamente, a flor de piel, sobre los cuerpos, se ejercería a través de las ondas (radio,
televisión, lumínicas, etc.) sobre los receptores psíquicos de los individuos. Pero ¿qué categoría
55 Stiegler, B. “Biopower, psychopower and the logic of the scapegoat”. Edición electrónica, http://www.arsindustrialis.org/node/2924
41
ontológica tiene el poder, más allá de ser ejercido a través de las psicotecnologías?
El lugar del poder en la filosofía de Stiegler está determinado por el lugar de la técnica y de
la individuación, como hemos intentado mostrar en la primera parte. La técnica es el modo en el
que el hombre va evolucionando más allá de la limitaciones biológicas, y conquista así el territorio,
adquiere el tiempo. En un movimiento transductivo se genera la posibilidad del individuo en un
espacio-tiempo determinado. Y el poder sobre la psique se hace siempre desde la técnica. El sistema
socio-tecnológico es el agente del psicopoder y el individuo es el que lo padece. Parece entonces
que el psicopoder sería tan sólo un modo de desenvolverse las psicotecnologías, sería pues una
posible modulación de éstas, y nada más. Sin embargo las formas de poder que configuran la
retícula relacional en las sociedades son de gran importancia, en cuanto que definen las relaciones
entre los términos. En la filosofía de Stiegler, sus elementos teóricos primordiales se constituyen en
virtud de relaciones transductivas y por ello el estudio de las características de tales relaciones se
hace fundamental para comprender su pensamiento. Para ello creo útil hacer un repaso a la
perspectiva foucaultiana acerca de la tecnología y del poder.
3. Biopoder y disciplina
Tal vez sea útil aquí hacer un repaso de la relación de la biopolítica y la tecnología en la obra
de Foucault. Foucault hablaba de la tecnología en un sentido amplio, de la cual distinguía cuatro
tipos distintos:
“1) tecnologías de producción, que nos permiten producir, transformar o manipular cosas; 2)
tecnologías de sistemas de signos, que nos permiten utilizar signos, sentidos, símbolos o significaciones; 3)
tecnologías de poder, que determinan la conducta de los individuos, los someten a cierto tipo de fines o de
dominación, y consisten en una objetivación del sujeto; 4) tecnologías del yo, que permiten a los individuos
efectuar, por cuenta propia o con la ayuda de otros, cierto número de operaciones sobre su cuerpo y su alma,
pensamientos, conducta, o cualquier forma de ser, obteniendo así una transformación de sí mismos con el fin
de alcanzar cierto estado de felicidad, pureza, sabiduría o inmortalidad.”56
Estos cuatro modos de tecnología son los que según Foucault configuran la vida humana,
56 Foucault, M. Tecnologías del yo. Barcelona, Paidós/I.C.E.-U.A.B. p. 48
42
sea la creación de objetos físicos, por medio de la producción y manipulación técnica; la creación
de objetos espirituales, por medio de la tecnología de símbolos; el dominio de unos sobre otros, por
el uso de tecnologías de poder; o bien la constitución de los individuos, por medio de las
tecnologías del yo.
Stiegler no hace una clasificación tan marcada entre las diferentes técnicas, pues desde el
punto de vista de la antropo-tecno-logía, toda técnica y toda tecnología mantiene una tensión entre
hypomnesis y anamnesis, en tanto que son soportes materiales de la memoria humana. Aún así se
puede ver una distinción muy clara entre dos tipos de tecnologías, que coincidirían con las dos
primeras categorías tecnológicas de Foucault: por un lado, las tecnologías productivas, cuyos
objetos fabricados son soporte mnémico de su propio funcionamiento, función y fabricación; y por
otro lado, las tecnologías simbólicas, que establecen una conexión directa con la memoria colectiva
de los procesos de individuación. Se trata de dos niveles de retenciones terciarias (técnicas),
aquellas que son soporte de la memoria de la técnica misma, y todo lo relacionado con ella, y las
retenciones terciarias que son producto de las técnicas del espíritu, pues son soporte directo de la
memoria psíquica y colectiva a través del uso técnico de símbolos. El más claro ejemplo de esto es
el de la escritura, que desde la invención de alfabeto se ha convertido en la técnica hypomnésica
históricamente más influyente57, la primera gran mnemotécnica, hasta la aparición de la fotografía
(la imprenta, a pesar de suponer una nueva etapa de gramatización, supone únicamente una
evolución técnica al servicio de la escritura). Platón (como ya se dijo) criticaba profundamente la
escritura como hypomnesis porque impedía desarrollar la memoria anamnésica, que era la que
conectaba al sujeto con las esencias. Por ello Stiegler considera a Platón como al primer autor de la
proletarización.
Cabe destacar que el análogo de las tecnologías del yo en el esquema de Stiegler serían los
procesos de individuación mismos, y no una categoría tecnológica entre otras. Hay que tener en
cuenta que para Stiegler toda individuación es transductivamente y al mismo tiempo psíquica,
57 Hypomnesis quiere decir directamente un tipo de escritura: “Los hypomnémata, en sentido técnico, podían ser libros de cuentas, registros públicos, cuadernos individuales que servían de ayuda memoria”. Foucault, M. “L'écriture de soi”. Dits et écrits IV. 1980-1988. Gallimard. 1994. pp. 418
43
colectiva y técnica. Todo sujeto es siempre ya técnico, aunque no sea usuario de las tecnologías del
yo. Podríamos hablar de tecnologías del yo en el pensamiento de Stiegler, pero serían sin embargo
indiscernibles del resto de técnicas hypomnésicas, porque todas afectan a los procesos de
individuación en forma de retenciones terciarias. En ambos autores el individuo es producto
derivado cuando menos de la producción técnica, pero mientras que en Foucault se pueden inventar
técnicas específicas para los procesos de individuación, en Stiegler hay que tener siempre en cuenta
que toda técnica determina ya toda construcción del yo, y toda tecnología generada con éste (u otro)
propósito está siempre sobredeterminada por el conjunto de técnicas que marcan cada época de
gramatización. La normatividad tecnológica de cada época de gramatización sobredetermina los
canales de individuación. Por ello se situaría al individuo psíquico y colectivo al otro lado del
psicopoder ejercido por el sistema tecno-lógico. Esto se debe a que el sujeto forma parte intrínseca
del quién, donde se da la posibilidad de individuación psíquica y colectiva, y la técnica es parte del
qué preindividual que constituye al quién transductivamente. Pero sería simplificar demasiado decir
que el sistema tecno-lógico ejerce el psicopoder y el individuo lo padece.
Por otro lado Foucault tiene una categoría propia de tecnologías de poder, pero esto no
quiere decir que, para él, sea a través de ellas la única forma de ejercer el poder. Las tecnologías de
poder son las técnicas de dirección y control de conductas, comportamientos y actitudes de unos
hombres por otros. En el extremo, las tecnologías de poder se convierten en herramientas de
dominio y sometimiento de los individuos. Los modos de conducir las conductas psíquicas y
colectivas se dan muchas veces a través de objetos, como las cadenas o las espadas, o estructuras,
como la cárcel o la fábrica; pero también se pueden ejercer a través y sobre los cuerpos. Muchas
veces se marca la influencia sobre los cuerpos y éstos mismos se hacen signo y portador de tal
relación de poder. De hecho en la filosofía de Foucault, la red de las relaciones entre los cuerpos,
los objetos y los discursos se forman por medio de las fuerzas, o formas de poder, que codifican las
diferentes relaciones. Es el poder el que conecta cada uno de los hombres y a éstos con los entes del
“exterior” a través de los diferentes modos de técnica, sea simbólica o productiva, de individuación
44
o de organización social. El poder es el elemento estructurador del tejido reticular donde se dan las
relaciones operatorias entre los elementos que componen el mundo, entre el hombre y sus
creaciones, las cuales, a su vez transductivamente le crean a él.
Este modo de entender el poder, nos enseña Foucault en Vigilar y castigar, obedece a una
microfísica de poder que consiste en el conjunto de relaciones al nivel social, político y técnico que
se da entre los individuos, los cuerpos, las instituciones y los aparatos, así como con las grandes
estructuras políticas, y su “campo de validez se sitúa en cierto modo entre esos grandes
funcionamientos y los propios cuerpos con su materialidad y su fuerza”58. Cada periodo histórico de
la humanidad respondería a una microfísica de poder en gran medida independiente de la
macrofísica política de los grandes reinos y los imperios. Cada periodo de microfísica tiene sus
propias leyes de funcionamiento que conectan los agentes, las actividades, los símbolos e incluso
las percepciones del espacio y el tiempo, pero ello mediado en todo momento con las relaciones de
poder y con la técnica, que organiza los flujos de poder tanto al nivel microfísico como al nivel
macrofísico. En este sentido el término de microfísica se acerca mucho al de gramatización, el cual
es el conjunto de pautas y normas que dirigen la evolución técnica de un periodo histórico en
relación con los procesos de individuación psíquica y colectiva. Sin embargo, mientras que la
microfísica de poder se establece al nivel de las relaciones íntimas dentro de la red de relaciones de
poder entre los diferentes individuos y otros elementos, la gramatización marca las pautas históricas
de la evolución de las tecnologías y los medios de individuación, y sus relaciones transductivas, en
cuanto que se codeterminan mutuamente.
La disciplina es el mejor ejemplo de biopoder microfísico que nos ofrece Foucault, pues
reduce y cosifica la vida de los individuos a esquemas preconcebidos en los que se orientan según
coordenadas espaciales y temporales fabricadas por un orden que se sustenta en este mismo
proceso. La disciplina es el biopoder por antonomasia de la era industrial, con el que se ata a los
individuos a posiciones, acciones, gestos e incluso creencias, propios de cada lugar fabricado por
los poderes productores. La proletarización es un producto directo del orden disciplinar, pues se
58 Vigilar y castigar. p. 33
45
trata del movimiento del poder por el cual se le sustrae al proletario de su conocimiento acerca de
los eventos productivos y reproductivos en los que participa, se automatizan sus acciones en
función de una organización a él ajena, y así queda sujeto al poder que lo hace heterónomo al
sistema técnico en el que está inserto, como una mera herramienta. La máquina, el trabajador, el
edificio, los horarios y las posiciones, son todos nódulos de una red conectada por una sinergia entre
saber y poder. Las relaciones entre el saber y el poder atraviesan los cuerpos humanos, del interior
al exterior, y viceversa, sin solución de continuidad. Es precisamente en las relaciones de fuerza y
poder donde se puede distinguir los objetos e individuos discretos. Las relaciones microfísicas de
poder se dan en el nivel de las operaciones, las manipulaciones, las técnicas.
Los cuatro tipos de tecnologías citados más arriba están todos atravesados por una
microfísica de poder que relaciona los términos de la relación técnica. En este caso las “tecnologías
de poder”, entendidas como una de las cuatro categorías foucaultianas de tecnología, no es la única
que tiene que ver con el poder, simplemente nos muestran mejor aquellos casos en los que un
discurso justificatorio por parte de los “grandes poderes” no hacen sino intentar ocultar las
estructuras reticulares de dominación. Por ello, a pesar de la distinción tan marcada entre las
tecnologías que Foucault expone al principio de Tecnologías del yo (1988), todas ellas son
atravesadas por relaciones de poder a nivel microfísico. Al mismo tiempo que toda tecnología,
independientemente de su producto final, se acomoda al conjunto de leyes de gramatización de su
tiempo, en tanto que éstas establecen las dinámicas de individuación, tanto psíquica y colectiva,
como del sistema técnico. El domino puede ser el objeto de una técnica, como nos demuestran los
regímenes disciplinarios, pero hay relaciones de poder que subyacen a todas ellas, en tanto que son
el factor relacional entre los diferentes elementos del mundo humano.
El biopoder en este sentido se da precisamente sobre cada uno de los cuerpos que están a
disposición de la institución que detenta tal poder. La escuela y la fábrica trabajan según planes
organizados y esquematizados, pero se llevan a la práctica siempre sobre los cuerpos individuales,
uno por uno, para amoldarlos al cuerpo mayor de la plantilla, o del alumnado, y así sucesivamente,
46
según se van empleando diferentes individuos psíquicos y/o colectivos. En esto podría coincidir
Stiegler. El poder no puede ejercerse sino sobre los individuos psíquicos y colectivos, el sistema
tecno-lógico puede trazar planes macroeconómicos pero, al fin y al cabo, es con cada producto, con
cada anuncio publicitario, a través de cada televisor o radio, como se va afectando la psique de cada
uno de los consumidores. El consumismo es un buen ejemplo de microfísica de poder. Cada agente
de poder no controla a los demás, y controla a los consumidores de una forma indirecta y parcial,
pues debe competir por su atención. Sí que es cierto que las campañas, políticas o publicitarias, se
lanzan al gran público, pero afectan individualmente, desde organizaciones heterogéneas, pasando
siempre por los mismos canales retencionales, exigiendo atención y deseo a cada uno de los
individuos, los cuales dividen su atención entre todo lo que se les propone. Según las técnicas que
se utilicen se busca la complicidad de un sector demográfico determinado, al mismo tiempo que se
deja la puerta abierta a todos los demás. Se controla las mentes de los individuos a través de la
reticularidad creada por las psicotecnologías, que abren los canales para el psicopoder que se
implanta capilarmente sobre nuestros mecanismos psíquicos de individuación.
4. Dispositivos en el salón
El concepto de dispositivo nos permite introducir más fluidamente la noción de poder
foucaultiana en la interpretación de la idea de psicopoder. Un dispositivo es un conjunto de
diferentes elementos que forman la retícula, la red de conexiones entre los entes: “un conjunto
resueltamente heterogéneo que compone los discursos, las instituciones, las habilitaciones
arquitectónicas, las decisiones reglamentarias, las leyes, las medidas administrativas, los enunciados
científicos, las proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas. En fin, entre lo dicho y lo no dicho,
he aquí los elementos del dispositivo.”59 Un dispositivo es entonces un grupo de elementos dispares,
reales o virtuales, materiales o ideales, pero que están siempre atravesados por pretensiones de
poder, prospectivas de dominio, procesos de “gubernamentalidad” (término que usaba Foucault para
59 Foucault, M. Dits et écrits, Vol. III, pp. 229 y ss. Citado en Agamben, Giorgio. “¿Qué es un dispositivo?” Sociológica, año 26, número 73, mayo-agosto 2011, p. 250.
47
designar en conjunto de saber-poder en los últimos años de su carrera). El dispositivo son las
cárceles y la institución penitenciaria, las escuelas y los sistemas educativos, los cuarteles y el
ejército, los saberes y los discursos, los gobiernos y las leyes, pero también los productos
tecnológicos como el ordenador o la ballesta (acercándose aquí a la significación original de
“dispositivo”). Foucault llama dispositivos a la prisión60, al hospital psiquiátrico61, al ejército62, a la
disciplina63, a las prácticas de enseñanza64, al Panóptico de Bentham65. Todos éstos y muchos más
son dispositivos, y todos muestran todo un conjunto de elementos reticulares conectados a ellos a
través de flujos de poder. Los dispositivos están atravesados por intereses y pretensiones de poder.
Lo más relevante acerca de los dispositivos es que son algo fabricado, son el producto
tecnológico del hombre. En tanto que el hombre sólo evoluciona en función de los procesos de
exteriorización en que consisten la invención y el desarrollo técnico, podemos decir que los
dispositivos provienen de otros sistemas tecnológicamente generados. Los dispositivos son aparatos
intencionales que soportan una red de conexiones de poder. Los dispositivos pueden contener otros
dispositivos, así como generar dispositivos nuevos. Los dispositivos se reproducen según los
mecanismos de evolución técnica y las estrategias de conservación y expansión del poder. Cabe
destacar la participación de los saberes en los dispositivos. Los diferentes saberes que se generan en
función de las diferentes tecnologías, por o para la técnica, y que son una gran parte dado que la
evolución humana es intrínsecamente técnica, forman parte de los dispositivos que se integran o son
integrados por tal tecnología. La interdependencia entre el saber y el poder es el núcleo de los
dispositivos técnicos al servicio del poder.
Pero, ¿es todo un dispositivo? No, pues existen individuos y objetos concretos, con su propia
fuerza (una fuerza sin embargo transductiva, que depende de las relaciones con los otros entes), que
forman parte de uno o varios dispositivos, y también podemos pensar en entes supraindividuales
60 Vigilar y castigar. p. 2361 Ibid. p. 14762 Ibid. pp. 172, 17963 Ibid. pp.175, 210, 311, etc.64 Ibid. p. 18165 Ibid. pp. 203, 205, 208, 210.
48
que formen parte de dispositivos o abarquen varios de éstos, sin ser ellos mismo dispositivos 66. Pero
también podemos pensar en macrodispositivos que comprenden un gran número de dispositivos
orientándolos hacia metas comunes, a pesar de que sus objetivos originales sean diferentes. En este
sentido, el sistema tecno-lógico mundial de la era hiperindustrial del que nos habla Stiegler se puede
considerar como un macrodispositivo, integrador de una multiplicidad enorme de otros dispositivos,
los cuales se dirigen a un conjunto heterogéneo de intereses, pero participando todos en la dinámica
de autopreservación y expansión del capitalismo consumista. Los bancos son dispositivos, la bolsa
de valores es un dispositivo, y asimismo lo son los Estados, las industrias productivas, las industrias
de la información, los sistemas educativos, el cine, la radio y la televisión. El consumismo se nutre
de dispositivos hiperindustriales, en tanto que es el objetivo de una psicopolítica orientada al control
de la atención, memoria y libido de los individuos. El psicopoder sería entonces aquello que une a
los dispositivos psicotécnicos con los individuos psíquicos.
Todos los bienes de consumo son en consecuencia dispositivos o productos de dispositivos
que, al menos en parte, funcionan con el objetivo de ejercer cierta forma de poder. En algunos casos
los dispositivos consumistas son muy simples. Una empresa produce un producto, el cual obtiene
poder económico a través de sus ventas. En el mercado ideal de Adam Smith, dicho producto
compite con otros de su clase para adquirir el mayor número de ventas posible. Sin embargo, si ya
en la era industrial dicha situación ideal de mercado brillaba por su ausencia, en la era
hiperindustrial dicho constructo carece completamente de sentido (aunque muchos neoliberales
insistan en ello). Lo que ocurre en realidad es que los diferentes poderes políticos y económicos
hacen uso y abuso de los dispositivos retencionales que son las tecnologías simbólicas para explotar
la energía libidinal de los consumidores e intentar dirigirlos a la adquisición de ciertos productos o a
la realización de ciertas prácticas. Cada objeto fabricado o servicio ofrecido va acompañado de toda
una serie de dispositivos simbólicos que muestran dicho producto a la masa de consumidores a
través de los canales psíquicos de los mismos. Los productos y los servicios no compiten entre
66 Dejo la puerta abierta a la posibilidad de pensar en que no todo se compone de entes discretos y dispositivos. Tal vez pecando de idealismo se podría pensar que la geometría, la cual participa de muchos dispositivos, así como genera dispositivos, no sea ella misma un dispositivo.
49
ellos, sino que esto lo hacen los dispositivos publicitarios creados para tal propósito. Pero tal
competencia de marketing satura los canales de atención y explota la energía libidinal de los
individuos de tal manera que destruye su capacidad de discernimiento, de decisión y, finalmente, de
deseo, dando lugar a ciudadanos apáticos incapaces de tomar las riendas de su propia vida y
negligentes a la hora de hacerse cargo de las tareas más sencillas de una vida humana autónoma.
Incluso pueden llegar a perder todo deseo y terminar finalmente de consumir. Sin embargo, el
marketing evoluciona con la desidia humana que va creando y se adapta a los nuevos esquemas
libidinales para poder explotarlos hasta el límite.
Otro caso del uso hypomnésico del marketing sería la política partidista de los últimos
decenios, que se basa en grandes campañas mediáticas, donde las políticas ofrecidas tienen menor
relevancia que la imagen, los discursos, las siglas y demás pantomima. Los poderes políticos, al
igual que los económicos hacen uso de las psicotecnologías para atraer la atención de posibles
votantes y participantes. Este uso hypomnésico de los dispositivos simbólicos es análogo al uso que
hacen de ellos las grandes empresas. La publicidad se dirige a la atención del ciudadano de forma
violenta para exigir las reacciones psíquicas deseadas, independientemente de la ideología original,
por muy noble que sea.
Pero estos ejemplos tratan el uso del marketing y la publicidad para vender el producto que
ofrecen al consumidor, sean objetos materiales, servicios, o políticas. Existe el caso de un tipo de
tecnologías que se implantan directamente en los circuitos psíquicos de la población. Son
precisamente las técnicas de información, los mass media, las tecnologías simbólicas. Estos
dispositivos, que son los periódicos, la radio, la televisión e internet, habitan directamente nuestro
espacio, son omnipresentes en el sistema tecno-lógico mundial, y se adueñan de nuestro tiempo
psíquico. Estas psicotecnologías utilizan el marketing como herramienta de financiación y como
autopublicidad pero son tecnologías que se instalan directamente en los canales psíquicos de los
individuos, pues sus productos son directamente simbólicos y su combustible sistémico es la
atención del lector / oyente / televidente / internauta. Estas psicotecnologías se constituyen
50
transductivamente sobre el sistema retencional humano que se originó con la escritura. Son
dispositivos que habitan nuestro salón, tanto el de nuestra casa como el de nuestra memoria psíquica
y colectiva. “El sistema técnico mundial se ha convertido esencialmente en un sistema
mnemotécnico de producción industrial de retenciones terciarias y, por tanto, de criterios de
selecciones retencionales”67.
El sistema capitalista hiperindustrial se erige sobre las psicotecnologías en cuanto que
promotoras de los productos de consumo. Y además convierte a la información misma, a los
productos simbólicos de las mnemotecnologías, en un producto de consumo más. Así, no solamente
las empresas que venden sus productos, materiales o de servicios, y los partidos políticos (así como
otros agentes sociales) que ofrecen sus políticas al electorado, se aprovechan de los dispositivos
simbólicos de nuestra época, sino que estos dispositivos tienen su propia dinámica interna dentro
del sistema y se ofrecen a sí mismos como bienes que consumir, sea como información o como
cultura. Las mnemotecnologías acaparan la memoria humana, porque son ellas las que la fabrican
con sus productos. Desconectan a las psiques más inmaduras del legado retencional tal y como
conviene a los psicopoderes, al mismo tiempo que promueven la inmadurez generalizada a través de
programaciones intencionalmente idiotizantes.
El televisor de nuestras casa no es meramente un objeto físico que utilizamos cuando
queremos entretenernos o informarnos, sino que forma parte de un gran dispositivo de explotación
de la atención y el deseo de los espectadores en una furiosa competición por la audiencia, motivada
por el marketing que intenta dar salida a los productos de un capitalismo consumista que se ha
vuelto desquiciante y desquiciado. Nuestra memoria psíquica y colectiva se ha contaminado por los
psicopoderes que atraviesan los dispositivos retencionales. Se han instalado en nuestra mente. Han
invadido nuestro salón.
5. Dispositivos digitales y la nueva conciencia industrial
¿Quiere decir esto que está todo perdido y que debemos abandonarnos a la apatía y el
67 Stiegler, B., El tiempo del cine y la cuestión del malestar, op. cit., p. 222. (Las cursivas son de autor).
51
hedonismo consumista? Ni mucho menos. Recordemos que toda tecnología es un pharmakon,
potencialmente un veneno y un remedio. Stiegler, junto con otros68, fundó en 2005 la asociación Ars
Industrialis, con la que pretenden hacer posible una nueva conciencia industrial ante la evidencia de
una sistemática destrucción de la atención y de la economía libidinal, siendo conscientes de los
mecanismos de control de la sociedad hiperindustrial basada en la hypomnesis de las retenciones
terciarias, lo que nos conduce a una desindividuación generalizada. Desde esta perspectiva se
desmarcan de los románticos nostálgicos o ecologistas irreflexivos, que llegan a anhelar la
posibilidad de volver a un mundo preindustrial. La industrialización es nuestra época, y
desmarcarnos de ella sólo nos puede llevar a absurdos.
Ars Industrialis muestra en su Manifiesto fundador una gran preocupación por la crisis del
deseo, la destrucción de la energía libidinal en la actualidad. Todo esto lleva a una serie de
disfunciones sociales y psicológicas, que deberían ser resueltas por la vía de una nueva forma de
concebir y tratar a las tecnologías que nos rodean hoy, especialmente las tecnologías simbólicas,
pues al fin y al cabo el deseo se constituye mediante prácticas simbólicas. Lo que proponen
entonces es que se constituya un nuevo poder social para el control anamnésico de las tecnologías
del espíritu, las cuales, a pesar de que nunca dejan de ser hypomnésicas, pueden llevar a cabo un
papel importante en la individuación psíquica y colectiva y técnica. Se trata de fundamentar el uso
racional, desde una “ecología industrial” de las tecnologías simbólicas, en tanto que retenciones
terciarias de nuestra memoria psíquica y colectiva69. También se trata de hacer una profunda crítica
al sistema capitalista hiperindustrial que a través del uso del marketing, las tecnologías de la
información y los mass media, da lugar a la destrucción de los mecanismos de la economía
libidinal, la destrucción del deseo, que, en último término, lleva a su propia autodestrucción.
Es a través de las nuevas tecnologías digitales donde se puede abrir una vía para construir un
nuevo modo de conducir la economía libidinal hacia la posibilidad de formar medios asociados para
la individuación psíquica y colectiva. Ars Industrialis hace uso de tales dispositivos digitales a
68 Georges Collins, Marc Crépon, Caroline Stiegler y Catherine Perret69 Ars Industrialis (Stiegler, Georges Collins et al.). “Manifiesto”. Edición electrónica,
http://www.arsindustrialis.org/node/1473
52
través de su página web www.arsindustrialis.org, donde predican con el ejemplo de la difusión
gratuita de productos simbólicos independientes, dirigidos ellos hacia la crítica de la hypomnesis
hiperindustrial y la promoción de nuevas formas de concebir las tecnologías del espíritu. ¿Qué
tienen los dispositivos digitales, a diferencia de los analógicos, que los hace más propensos a la
apertura de medios asociados de individuación?
Los dispositivos analógicos, como la radio o la televisión, se definen por la
unidireccionalidad del contenido simbólico. “En el psicopoder industrial analógico basado en
psicotecnologías las funciones de emisión y recepción están separadas tal como aquellas de
producción y consumo”70. La radio y la televisión son dispositivos que producen autónomamente su
contenido para que sea consumido por los espectadores sin ningún tipo de intervención por su parte,
a no ser la capacidad de cambiar de programa. Las psicotecnologías analógicas se enzarzan en una
violenta competición por la audiencia que cortocircuita la memoria del espectador al invadir el
tiempo disponible de atención del cerebro: “esto ocurre precisamente a través del psicopoder que
subordina el tiempo de cerebro disponible a la pura ley del marketing”71. Estructuralmente estas
tecnologías, debido a su unidireccionalidad, imponen un sistema de psicopoder en el cual la
dirección de las programaciones recae casi absolutamente sobre el emisor, dejando al receptor
indefenso a sus estrategias de psicopoder. En cambio, las tecnologías digitales dejan la puerta
abierta a una bidireccionalidad en la cual el emisor y el receptor se hacen indistinguibles, y las
posibilidades de un psicopoder bien definido se diluyen.
“La tecnología digital [es] el último estado de gramatización y un nuevo tipo de escritura”72.
Estructuralmente las tecnologías digitales constituyen un nuevo sistema de memoria, ya no basado
en el lenguaje alfabético de la escritura, ni en el lenguaje analógico de las psicotecnologías
industrializadas, sino un metalenguaje electromagnético, generado a partir de cálculos de metadata,
de información simbólica que se re-codifica (todo símbolo ya es un tipo de codificación) para ser
70 Stiegler, B. “The carnival of the new screen: From hegemony to isonomy”. Snickars, Pelle; Vonderau, Patrick (eds.). The YouTube Reader. Lithuania, Mediehistoriskt. 2009. p. 46 (traducción propia)
71 Ibid. p. 47 (traducción propia)72 “Lights and Shadows in the Digital Era”. Op. cit. p. 11
53
transportada por los circuitos de silicio que conforman la informática y la electrónica. Esta
codificación que recoge desde textos hasta imágenes y productos audiovisuales, necesita de la
descodificación por parte del receptor, convirtiendo a éste en un potencial emisor de contenido
simbólico. Esta posibilidad de convertir a cualquier individuo en un emisor de productos simbólicos
comenzó ya con la comercialización al gran público de la grabadora de video, ampliamente
distribuida en los años 8073, que aun siendo una tecnología analógica, preconizaba la aparición de
las tecnologías digitales que revolucionarían las posibilidades productivas de material simbólico por
parte de aquellos individuos que no detentaban psicopoder alguno. Es sin embargo con internet y la
proliferación de aparatos de grabación digital asequibles al consumidor medio como ha tenido lugar
la multiplicación del fenómeno de “broadcast yourself”74, eslogan de Youtube, que constituye el
paradigma de este fenómeno75.
Internet, como una de las más importantes tecnologías digitales, ha sido desde su comienzo
la plataforma de difusión de empresas de servicios, el sustrato de la creación de grandes empresas
de tecnologías digitales, un medio de control de los organismos gubernamentales de las naciones
hiperindustriales, es decir, otro medio de destrucción de la atención y desindividuación para
beneficio del capitalismo. Pero internet también se puede convertir en el remedio a la enfermedad
que destruye nuestra atención, nuestra memoria y nuestro deseo. Internet, como cualquier otra
tecnología, es un pharmakon para la individuación, puede promover su formación o su destrucción:
“La sociedad conectada a las tecnologías digitales y las relaciones hiper-conectadas que la hacen
posible e instala como su norma social, abre estructural y simultáneamente dos posibilidades farmacológicas,
por un lado, la de que un control y seguimiento generalizado que llevaría, a través de la sistematización de
cortocircuitos y la ausencia de oposición alguna, a una desindividuación extrema. [...] Por otro lado, existe
también la posibilidad de una sociedad altamente contributiva, donde la reindividuación de individuos
disociados sería la novedad social; basada en procesos de individuación colectiva, colaborativa y asociativa,
productora de ciclos a largo plazo.”76
73 “The carnival of the new screen: From hegemony to isonomy”. Op. cit. p. 4074 La traducción literal sería “emítete a ti mismo”, 'emitir' en el sentido en el que la radio y la televisión emiten
programas.75 Ver “The carnival of the new screen: From hegemony to isonomy”. Op. cit. p. 4176 Ibid. p. 54 (traducción propia)
54
Los dispositivos digitales, conectados mundialmente en red, rompen con el dualismo
productor/consumidor que ha impuesto la industria cultural desde las primeras fases del
capitalismo. De este modo se da hoy la posibilidad de contrarrestar las dinámicas del psicopoder en
relación con los dispositivos simbólicos industriales por medio de la constitución de medios
asociados digitales, escritos con el lenguaje de unos y ceros, que define a la informática, la
posibilidad de una nueva memoria anamnésica construida sobre las hypomnémata digitales.
Ejemplos del uso anamnésico de las redes hypomnésicas se da en las plataformas virtuales en las
que se comparte en la red información, archivos y otros productos digitales. Stiegler pone como
ejemplo claro la evolución del uso de las tecnologías del espíritu en el desarrollo de software
gratuito independiente, que los usuarios pueden utilizar en sustitución de los caros programas
informáticos de las grandes empresas de software. Y como mejor lugar para el desarrollo de la
individuación psíquica y colectiva en la red digital mundial están las redes sociales. Las redes
sociales se imponen como una psicotecnología que deja de ser unidireccional como la radio o la
televisión, y no son meramente colaboracionistas, como en wikipedia o en las bases de datos y
archivos para compartir. Tampoco son como los “chats” en los que uno se comunica de forma
análoga al teléfono, en la que la conversación tiene sentido únicamente en la presencia real (en un
espacio virtual) de los interlocutores. Las redes sociales son plataformas virtuales de producción de
contenidos retencionales en las que se puede compartir cualquier forma de cultura traducible al
lenguaje digital y conformar redes de intereses independientes de los psicopoderes. Las redes
sociales son un modo de individuación psíquica y colectiva (y digital) a través de espacios virtuales.
Las redes sociales, en cuanto pharmakon, pueden promover también la desindividuación, entre otras
causas porque son usadas por los psicopoderes al igual que los usuarios independientes. Una de las
formas contemporáneas más típicas desindividuación es la adicción a las redes sociales y otras
formas de tecnología de socialización, que producen el olvido de otro tipo de relaciones humanas
esenciales para los procesos transductivos de individuación humana. A pesar de sus peligros
farmacológicos, las redes sociales albergan un gran potencial para relanzar las relaciones
55
anamnésicas de individuación psíquica y colectiva y técnica, tal y como Ars Industrialis pretende,
en favor de una nueva conciencia industrial que nos lleve a la apropiación social de los dispositivos
simbólicos, que nos abra las puertas del cuidado: cuidado de sí, de los otros y del mundo.
6. ¿Piratería intelectual o rebeldía anamnésica?
Nos gustaría terminar con el análisis de un fenómeno, que es al mismo tiempo
paradigmático y paradójico, de los que supone la nueva época de gramatización digital. Se trata de
la piratería informática, es decir, el fenómeno que consiste en ofrecer productos culturales en
internet sin contar con los derechos de autor de los creadores y los propietarios de tales productos.
Es un fenómeno paradigmático porque expone las posibilidades de redistribución de los materiales
retencionales sin pasar por el filtro de los dispositivos psicotecnológicos industriales. Por otro lado
es paradójico, primeramente, porque no se trata de una tecnología en sí misma, sino de una serie de
aplicaciones y modos de uso de las tecnologías digitales dispuestas en red, y en segundo lugar,
porque se trata de una actividad que promueve la destrucción de los productos culturales al
distribuirlos sin asegurar una forma de retribución a los creadores que permita una continuidad de
su producción cultural. Sin ir más lejos, es muy conocido el ejemplo del cine. Éste es un arte muy
difícil y costoso de producir que, sin unas ganancias estables en taquilla y posteriormente en la
venta de formatos domésticos, se hace inviable de producir. La piratería acaba con la cultura, al
menos ése es el eslogan de muchas campañas y organizaciones que surgen para combatir esta
práctica.
El pirata acaba con los beneficios de una industria cultural como el cine, ¿a cambio de qué?
Depende. Muchas páginas web que ofrecen descargar películas u otros materiales adquieren
ganancias a partir de la publicidad, otras piden suscripciones a los usuarios. En función de estas
violaciones flagrantes de las leyes de propiedad intelectual diversas organizaciones y Estados se han
puesto manos a la obra para perseguir estas actividades. En nuestro país se ha aprobado la “Ley
Sinde”, que permite cerrar páginas web que ofrezcan acceso a materiales culturales sin atender al
56
copyright de los mismos. Mientras en los Estados Unidos de América se discutía la posibilidad de
ampliar la legislación para perseguir actividades de piratería intelectual en internet, el FBI de dicha
nación intervino, apoyándose en el marco legal ya existente, el mayor servidor de descargas hasta la
fecha de hoy, Megaupload, y detuvo a sus siete dirigentes en enero de 2012, acusándolos, entre
otros delitos, de crimen organizado. Se calcula que este servidor ha producido una pérdida de
alrededor de 386 millones de dólares a las industrias del cine y de la música, generando un
beneficio propio de 135 millones de dólares77. Así que se puede decir que la piratería es sin duda
una actividad delictiva que merece ser perseguida por la justicia, como de hecho lo es, ya sea por la
protección de las leyes de propiedad intelectual u otras de diversa índole.
El copyright, los derechos de autor y las leyes de propiedad intelectual son un dispositivo
legal construido en función de las industrias culturales que se han implantado masivamente en el
capitalismo consumista hiperindustrial. Con un poco de perspectiva histórica podemos observar
cómo las letras (mnemotécnicas) y las artes existían previamente a este nuevo marco legal impuesto
por los psicopoderes modernos. El punto de inflexión que da lugar a tal dispositivo legislativo es el
costoso proceso de producción de productos culturales psicotecnológicos en el hiperindustrialismo.
Por ello se genera una forma de defensa institucional para las industrias simbólicas y los creadores
dentro de ellas. En la gramatización hiperindustrial, en la que los dispositivos simbólicos son una
herramienta fundamental para los psicopoderes, se debe ejercer un control estricto sobre los
productos culturales. Por ello se puede ver con los ejemplos mencionados cómo los psicopoderes
pueden actuar a través de instancias estatales y dentro de la legalidad para perseguir actividades de
piratería intelectual. Ya el nombre de “piratería informática” implica una toma de postura interesada
ante lo que es una actividad en principio lejana del asalto violento de transportes marítimos.
Sin embargo, lo que se llama piratería desde las industrias culturales (aquellas que ejercen su
poder en los medios disociados de individuación que generan a través de la saturación de los
canales psíquicos de atención, memoria y deseo) está inscrito en los propios mecanismos tecno-
77 Alandete, David. “El FBI cierra Megaupload y detiene a sus propietarios”. El País 20/01/2012. Edición electrónica, http://elpais.com/diario/2012/01/20/cultura/1327014003_850215.html
57
lógicos de los dispositivos digitales que el propio capitalismo hiperindustrial ha generado para su
propio provecho. El metalenguaje digital permite la incorporación de materiales culturales
analógicos, como películas y música, al conjunto retencional digital, y de esta forma, ser distribuido
por la red mundial de internet. Esta actividad se agiliza gracias al uso por parte de las industrias
culturales de los soportes digitales, como el CD o el DVD, a los cuales protegen de la posibilidad de
ser copiados ilegalmente, pero con escaso éxito. Pero la copia digital no es intrínsecamente ilegal,
pues las industrias simbólicas aceptan la realización de copias digitales del material adquirido por
los consumidores, e incluso cierta distribución doméstica. Sin embargo, la posibilidad técnica de la
copia doméstica supone la posibilidad técnica de distribución global por medio de internet. Se
produce entonces la situación de persecución por parte de los psicopoderes de la distribución de
productos simbólicos que se da gracias a una tecnología que fue creada por ellos mismos. El
problema que esto plantea se cifra en dos puntos, el primero, es el de dilucidar el límite en que se
puede considerar una actividad digital corriente como ilegal y, el segundo, es el de, una vez definido
qué es “digitalmente ilegal”, cómo evitarlo.
La estructura de internet, como una red digital de información, multirreferencial, irreductible
a los soportes físicos de metadata, hace que sus actividades sean difícilmente catalogables por los
dispositivos legislativos y judiciales analógicos. Los intentos institucionales para perseguir
actividades consideradas como transgresivas de los derechos de autor llevaban el lastre de partir de
una época de gramatización previa, que no atiende a las nuevas reticularidades que ha abierto
internet y las mnemotecnologías digitales. Si el paso de las sociedades disciplinarias industriales a
las sociedades de control hiperindustriales está marcado por una modulación del poder, redirigido a
las psiques de los individuos, restando importancia a la estructuración de los cuerpos, el paso de la
era hiperindustrial analógica a la época digital está siendo definido por una redifusión de los flujos
de poder tecno-lógico, desde el encumbramiento de una nueva élite financiera que mueve sus
capitales a la velocidad de la luz a través de la red y que está marcando la política y economía de
nuestros días, hasta la aparición de nuevos movimientos sociales que surgen de la reticularidad de
58
internet. Las estructuras políticas, sociales y económicas tradicionales (analógicas) están buscando
los medios de acabar con una nueva forma de autogestionarse el psicopoder en internet, por medio
de una participación cada vez más amplia; pero su error está en que usan herramientas que
pertenecen a un esquema tecno-lógico desfasado, inútil en muchos sentidos en contra de las
actividades digitales.
En internet existen medios para almacenar información personal en servidores externos, para
casos de seguridad. Esa información privada puede ser derivada de materiales culturales que hemos
obtenido legalmente. También podemos compartir nuestra información, a veces por necesidad, otras
por solidaridad con nuestros ayegados. La estructura interna de los dispositivos digitales permite
que los individuos compartan con todo el mundo los productos culturales que han almacenado
privadament. ¿Cuál es el problema? Que entonces cualquiera puede acceder a esos productos sin
pasar por los circuitos de consumo de la industria cultural, que sale entonces perjudicada. Pero,
¿hasta qué punto es ilegal compartir información privada, aunque tenga derechos de autor, si quien
lo comparte no obtiene beneficios? Es fácil resolver el asunto en el caso en que hay alguien
obteniendo beneficios, como el caso de Megaupload. Sin embargo, existen portales que comparten
archivos sin obtener beneficio. Pueden ser cerrados también, al menos en España, por la “Ley
Sinde” y de forma práctica también en USA, por lo que el FBI ha demostrado. Es sencillo
técnicamente, aunque no tanto legalmente, identificar servidores infractores y clausurarlos. Hay sin
embargo un caso todavía más complicado, el de los protocolos de P2P78, que permiten que
cualquier usuario de internet comparta sus archivos con el resto de los usuarios, que pueden
descargar los contenidos de los equipos del resto de las personas conectadas. Lo interesante del
sistema P2P es que los archivos no sea almacenan en ningún servidor, sino en los ordenadores
particulares de los usuarios sin ánimo de lucro, con el único interés de compartir archivos digitales.
Esto es muy difícil de controlar, pues no es sencillo conocer a los usuarios, así como el contenido de
los archivos.
En internet se constituye toda una red de nuevas posibilidades de generación de medios de
78 Siglas del inglés Peer to peer, que significa “de par a par”, “de igual a igual”.
59
individuación, tanto medios asociados que la faciliten, como medios disociados. Las redes sociales,
tales como Facebook o Twitter, como Stiegler remarcaba, dan lugar a una nueva forma de
conexiones reticulares entre las personas, que pueden ser un nuevo medio para el desarrollo de los
individuos psíquicos y colectivos. También es cierto que el pharmakon de las redes sociales puede
resultar tóxico para alguna psiques, derivando en adicciones y otro tipo de patologías psicosociales.
Sin embargo, las posibilidades que abre son novedosas y potencialmente muy positivas después de
decenios de control psicotecnológico por parte de las industrias culturales y sus riesgos no son muy
diferentes a los que ya nos ofrecían por doquier los psicopoderes. En este sentido la piratería es un
fenómeno que, más allá de su legalidad o ilegalidad (lo cual depende de la disposición de los
dispositivos legales con respecto a los dispositivos psicotecnológicos), es inevitable en el marco de
la expansión de las mnemotecnologías digitales. No sólo es posible, desde el punto de vista técnico,
sino que dada la disposición en red mundial de internet y las diferentes herramientas que ofrece, se
ha convertido en una consecuencia necesaria de las nuevas relaciones entre individuos psíquicos y
colectivos que se han formado en este medio virtual. Ahora es posible compartir en cualquier
tiempo y espacio y con todo el mundo cualquier información que sea traducible al lenguaje digital,
y si además se promueve, en principio desde los psicopoderes, en búsqueda de nuevos canales de
control, pero después por los propios individuos psíquicos y colectivos, que los contenidos de esa
información sean productos de las industrias culturales, es sólo cuestión de tiempo; el tiempo en que
la tecnología lo haga viable. La piratería en internet es un producto lógico de las técnicas digitales.
Sigue persistiendo el problema de la destrucción de los productos culturales a través de su
distribución sin retribución a los creadores. A falta de un sistema de recompensas a la creatividad,
esta tiende hacia su desaparición. Sin embargo, como venimos diciendo, el sistema de derechos de
autor está basado en unas industrias culturales que dependen de marcos legales cerrados y
controlables para obtener beneficios de la distribución de sus productos simbólicos. Lo que está en
juego aquí no es la creatividad, sino la industria cultural analógica. Internet ha supuesto, si cabe, un
crecimiento exponencial de la producción cultural, al menos en una serie de campos. Con la
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gramatización analógica no todo el mundo podía producir independientemente de las industrias
hypomnésicas sus propios productos simbólicos, y muchos menos publicar, pero ahora, en internet,
todo el mundo puede mostrar sus creaciones de forma sencilla y con una difusión global,
independientemente de los cánones que imponga el sistema hiperindustrial. Y no sólo eso, sino que
existen numerosas posibilidades de negocios culturales en la red, que ya están siendo explotadas por
empresas y particulares. Se trata simplemente de cambiar el paradigma de la industria cultural, para
adaptarse a los dispositivos digitales que ella misma puso en funcionamiento. Otro tema es que esto
sea posible tecnológicamente.
La piratería es el producto tecno-lógico de los dispositivos digitales. Produce una
redistribución de los productos culturales, permitiendo así el acceso autónomo e independiente al
banco de memoria de la humanidad. Es una expansión, una liberación de la memoria humana,
secuestrada hasta ahora por los psicopoderes hiperindustriales. Y es además un síntoma de la nueva
reticularidad social que se está formando en los espacios virtuales de internet. También supone un
ataque estructural a los dispositivos de psicopoder impuestos por las industrias culturales. Aunque
en los próximos años se pueden desarrollar nuevas formas de control de los productos simbólicos
por parte de las industrias hypomnésicas, no se puede menospreciar el fenómeno anamnésico que
supone compartir información y datos desinteresada y globalmente, independientemente de las
pautas de los psicopoderes.
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CONCLUSIÓN
Con este breve retrato de la filosofía de la tecnología de Bernard Stiegler hemos querido
traer a la actualidad, tal y como él realiza a lo largo de su obra, la acuciante problemática de la
técnica en relación con problemas ontológicos de nuestro tiempo. Como nos dice Michel Foucault,
el trabajo “hecho en los límites de nosotros mismos debe, por un lado abrir un domino de
investigaciones históricas y, por el otro, someterse a la prueba de la realidad y de la actualidad, para
captar los puntos en los que el cambio es posible y deseable”79. Esto le adjudica a la filosofía
histórica-crítica, “el ethos filosófico propio de la ontología crítica de nosotros mismos”80. Esto es lo
que queremos hoy reivindicar para nosotros y nuestra tarea como filósofos; y para hacer una teoría
crítica del presente debemos, sin duda alguna, atender al fenómeno técnico, que ha atravesado todo
el desarrollo humano.
Un problema que nos parece de una importancia acuciante, como hemos intentado mostrar,
es el del papel del poder en el entramado político-tecnológico de nuestro tiempo. No se trata de una
entidad concreta, sino un fundamento de relaciones entre diferentes elementos y factores, y que por
lo tanto forma parte de su constitución transductiva. A través de estas relaciones, los diferentes
nódulos que forman la red de la realidad cotidiana humana están atravesados por fuerzas y vectores
que la organizan y conforman. Por ello debería considerarse al poder como una idea central de todo
intento contemporáneo de crítica filosófica de nuestro mundo. No es cuestión aquí de erigir a tal
figura como el núcleo de toda filosofía ontológica del presente, pues sería caer en la costumbre de
los filósofos políticos clásicos. Se trata de ver su implicación en todas las relaciones sociales, en los
eventos políticos, en los movimientos económicos. Se trata de hacer una nueva anatomía de las
relaciones de poder a cada momento del presente. Observar qué caminos recorre, qué mecanismos
utiliza, cuáles son sus signos y cómo se incorpora a los cuerpos vivos, a las mentes humanas, a los
productos técnicos y a las organizaciones sociales.
Aquí se inscribe el proyecto Stiegler de articular una Organología general, que pretende dar 79 Foucault, M. “¿Qué es la Ilustración?”. Sobre la Ilustración. Madrid, Tecnos. p. 9280 Ibid. p. 93
62
cuenta de los tres diferentes elementos que definen la existencia humana: los órganos del cuerpo
biológico, los órganos artificiales, es decir los objetos técnicos81, y las organizaciones sociales. La
Organología general es “una teoría global de los órganos vivos y artificiales así como de las
organizaciones”82, es decir, las tres dimensiones de la individuación: psíquica, colectiva y técnica.
Entonces, Stiegler pretende dilucidar cuáles son las relaciones actuales del hombre con la sociedad,
con su cuerpo y con la técnica, para lo que se remonta genealógicamente hasta los primeros pasos
del hombre sobre la Tierra. Y todo ello no se queda sólo en la mera teoría, sino que hay una
pretensión real de conocer las condiciones de individuación del presente para poder generar
propuestas políticas con objeto de poder mejorar la situación. A ello se deben sus proyectos tanto
dentro de sus diferentes puestos institucionales, como desde la asociación Ars Industrialis. Stiegler
quiere conocer el presente y, en la medida de lo posible para un trabajador eminentemente teórico,
cambiarlo. Es dentro de este modo de concebir la filosofía en el que queremos incluirnos y por eso
lo hemos analizado aquí.
Sin embargo, lo que más nos interesaba destacar en este trabajo son las implicaciones
teóricas acerca de la figura del poder y su posible aplicación hacia análisis concretos sobre la
realidad. Hemos observado cómo en la filosofía de Stiegler todos los elementos de los que hace uso
en su discurso no se definen nunca definitivamente, sino que hacen referencia siempre unas figuras
a otras. En su filosofía casi todo es transductivo y dinámico, no hay nada terminado y definitivo,
ninguna esencia que rescatar de la anamnésis. El hombre evoluciona en función de la técnica tanto
como la técnica en función del hombre, la individuación psíquica queda determinada por la
individuación colectiva, y viceversa, así como toda individuación es al mismo tiempo técnica y toda
técnica es al mismo tiempo individual. Es entonces una filosofía que se define por las relaciones,
más que por los términos. Y el poder es un fundamento relacional. Si bien es cierto que en la
filosofía el poder aparece históricamente tarde, pues sólo se ve en la última época de gramatización,
en forma de psicopoder, se reconocen otras formas de poder, entre otras, el biopoder de las
81 “Entes inorgánicos organizados”.(El pecado de Epimeteo,op. cit., p. 35)82 Stiegler, B. “Desire and Knowledge: The Dead Seize the Living”. Edición electrónica,
http://www.arsindustrialis.org/desire-and-knowledge-dead-seize-living
63
sociedades industriales, que descubrió Foucault. Con la idea de psicopoder Stiegler pretende dar
cuenta de gran parte de las patologías de nuestro tiempo, tanto psíquicas como sociales y, en último
término, estructurales y sistémicas. A través de un diagnóstico ontológico crítico de la situación
tanto de los individuos como de las estructuras técnicas en la era digital, nos pretende abrir los ojos
acerca del mundo al que nos enfrentamos. Un mundo inherentemente técnico, pues los hombres
hacen mundo a través de la técnica y los procesos de exteriorización que vienen asociados
intrínsecamente a ella.
En este sentido hemos querido recuperar la figura de psicopoder de Stiegler, para lo que
hemos hecho un repaso de algunas de las ideas más importantes de su pensamiento que, creemos,
fundamentan esta noción. Hemos dejado algunas ideas sin tratar, como las del proyecto de
organología general que hemos citado un poco más arriba, por el interés de ser lo más claros que
fuera posible respecto a la idea de psicopoder y sus implicaciones para con las teorías críticas del
presente. Y con este objetivo la pusimos en relación, ya que las últimas obras de Stiegler lo
justifican83, con la idea de biopoder de Foucault y, junto con ella, empleamos las ideas de
microfísica del poder y de dispositivo que nos resultaron útiles para dibujar las condiciones
ontológicas de la técnica con relación al poder. Con este conjunto de ideas creemos que se puede
abordar de forma sistemática el estudio filosófico-crítico de fenómenos tecnológicos y sociales
desde una perspectiva que no se desvincule de los aspectos políticos (en el sentido microfísico de
Foucault) y estructurales. Con ello en mente hemos trabajado el tema de las nuevas tecnologías
digitales, en tanto que es un nuevo tipo de dispositivo farmacológico en la historia de la
gramatización, y hemos concretado el análisis en torno de un fenómeno estrechamente ligado a ello,
como es la piratería informática, que está atravesado de mecanismos tecnológicos, flujos de
psicopoder e intereses a contracorriente, por parte de individuos no alineados con las industrias
culturales. Aunque queda mucho que decir al respecto, tanto de este fenómeno como de otros no
mencionados implicados en la evolución digital de la tecnología, esperamos que hayan quedado
dibujadas las líneas principales de una posible investigación posterior que dé cuenta de todas las
83 Véase Supra. nota 53
64
implicaciones sociopolíticas y estructurales que haga justicia a las necesidades que tenemos de
conocer nuestro presente histórico hasta el nivel de sus conexiones capilares.
Además de ampliar los estudios acerca de los dispositivos digitales contemporáneos,
creemos que existen otras líneas de investigación abiertas por las temáticas que este trabajo ha
tratado. Respecto a la idea de psicopoder, sospechamos que, aunque enormemente útil para lidiar
con los complejos problemas de nuestro tiempo, se queda corta para la construcción de una idea
más global del poder, a pesar de que tal posibilidad no sea justificada ni por el pensamiento de
Stiegler, ni por el de Foucault, que siempre renegó de toda teoría general. Entre otros motivos se
puede sospechar un giro psicologicista. Aunque en la filosofía de Stiegler la dimensión psíquica está
siempre mediada por la colectiva y la técnica, adquiere una gran relevancia en sus análisis acerca de
nuestro presente y de nuestro pasado más inmediato. Se justifica este interés por el psicopoder en
función de un desplazamiento de los objetivos primarios de las estructuras de poder, que pasaría de
un interés por los cuerpos por parte del biopoder disciplinario a un interés por las mentes por parte
de un psicopoder de control.
No obstante, nos encontramos con que se puede hacer una genealogía de los mecanismos de
biopoder más allá de la Ilustración. Giorgio Agamben recoge el testigo del concepto de biopoder y
lo lleva a los inicios del pensamiento político, hasta la polis griega en la que la vida simplemente
biológica, zoé, no tenía nada que ver con la vida humana dentro de la sociedad, la bíos84, y
conectándolo con el problema de la soberanía: “se puede decir, incluso, que la producción de un
cuerpo biopolítico es la aportación original del poder soberano. La biopolítica es, en este sentido,
tan antigua al menos como la excepción soberana”85. Si se demuestra legítima tal ampliación
histórica de los análisis biopolíticos, la noción de psicopoder queda abierta a dos posibilidades. O
bien es un término más restrictivo que el de biopoder, en el sentido de que éste implica un poder
sobre la vida en general, y el psicopoder sería su aplicación en un aspecto de la vida humana, con lo
que depende de la estructura del biopoder de cada época para que aparezcan formas significativas
84 Agamben, Giorgio. Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida. Valencia, Pre-Textos. 2006. p. 985 Ibid. p. 16 (Las cursivas son del autor)
65
de psicopoder. O bien, el psicopoder es realmente análogo al biopoder, para lo que se necesita una
teoría de la individuación que ofrezca una contraposición de la bíos y la psyché que las sitúe como
análogas, o al menos irreductibles. Creemos que en la obra de Stiegler están en tensión ambas
posibilidades. Por un lado nos encontramos su teoría de la individuación, fundamentada por una
genealogía antropológica de las técnicas, que ofrece una posibilidad de analogía (o irreductibilidad)
entre la psique y la vida corpórea, de la que se haría cargo una teoría biopolítica. Por otro lado, en el
análisis del capitalismo hiperindustrial de las sociedades de control y sus mecanismos de
psicopoder, éste término puede quedar relegado, en función del giro psicologicista que
sospechamos, a un elemento de la figura más amplia de biopoder. Sin embargo, la búsqueda de
solución a esta tensión es una tarea todavía por hacer.
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