el otro hitler, anécdotas

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EL OTRO HITLER: ANÉCDOTAS “...Entre Stettin y Pasewalk,a unos 10 kilómetros distante de un poblado,bajo la tormenta y la lluvia,la juventud se ha formado en medio de la carretera porque de alguien y de alguna parte ha oído que el Führer pasaría por allí en su viaje.Se avecinaba la noche y cuando el automóvil del Führer avanzaba por la ruta a toda marcha,con los dos coches que lo acompañaban,se divisaban a lo lejos,entre los árboles,un enjambre de niños que agitaban sus banderas,que al aproximarnos se transformó en una multitud.Encendieron luces de Bengala rojas,azules y verdes,apostándose centinelas delante de la tropa principal,para indicar a la columna que debía parar.A pesar de que el tiempo era sumamente restringido,el F¨hrer impartió la orden de detención y al instante el coche se halló rodeado por un centenar de niños,que no sólo saltaron sobre los estribos sino que hasta treparon encima de radiadores y capots para ver al Führer. Después de haber explorado los tres automóviles,uno de ellos descubrió finalmente al Führer y gritó a voz en cuello:”¡Aquí está,vengan todos!”.Y entonces comenzó el “baile”.El comando de acompañamiento tuvo que intervenir porque algunos chicos llegaron incluso a intentar encaramarse a la capota de lona.El cabecilla del pequeño grupo,el mismo que había reconocido al Führer,dirigió a éste un breve discurso,lleno de bríos y sin timidez alguna.Posteriormente,se abrió paso a una niña vestida de blanco. Esta hizo una profunda reverencia doblando las rodillas y con versos creados por ella expresó la alegría de la juventud por ver al Führer.Por último,la niña hizo entrega a Adolf Hitler de una pequeña cesta con espléndidas manzanas de rojos colores.Profundamente emocionado ,el Führer acarició los rubios cabellos,a raiz de lo cual la niña repentinamente,por exceso de júbilo y felicidad,prorrumpió en sollozos. Lentamente desprendióse la caravana de automóviles del enjambre de niños,y durante un buen trecho pudimos ver en el horizonte las pequeñas figuras agitando sus banderas en saludo de despedida

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EL OTRO HITLER:

EL OTRO HITLER:ANCDOTAS ...Entre Stettin y Pasewalk,a unos 10 kilmetros distante de un poblado,bajo la tormenta y la lluvia,la juventud se ha formado en medio de la carretera porque de alguien y de alguna parte ha odo que el Fhrer pasara por all en su viaje.Se avecinaba la noche y cuando el automvil del Fhrer avanzaba por la ruta a toda marcha,con los dos coches que lo acompaaban,se divisaban a lo lejos,entre los rboles,un enjambre de nios que agitaban sus banderas,que al aproximarnos se transform en una multitud.Encendieron luces de Bengala rojas,azules y verdes,apostndose centinelas delante de la tropa principal,para indicar a la columna que deba parar.A pesar de que el tiempo era sumamente restringido,el Fhrer imparti la orden de detencin y al instante el coche se hall rodeado por un centenar de nios,que no slo saltaron sobre los estribos sino que hasta treparon encima de radiadores y capots para ver al Fhrer. Despus de haber explorado los tres automviles,uno de ellos descubri finalmente al Fhrer y grit a voz en cuello:Aqu est,vengan todos!.Y entonces comenz el baile.El comando de acompaamiento tuvo que intervenir porque algunos chicos llegaron incluso a intentar encaramarse a la capota de lona.El cabecilla del pequeo grupo,el mismo que haba reconocido al Fhrer,dirigi a ste un breve discurso,lleno de bros y sin timidez alguna.Posteriormente,se abri paso a una nia vestida de blanco. Esta hizo una profunda reverencia doblando las rodillas y con versos creados por ella expres la alegra de la juventud por ver al Fhrer.Por ltimo,la nia hizo entrega a Adolf Hitler de una pequea cesta con esplndidas manzanas de rojos colores.Profundamente emocionado ,el Fhrer acarici los rubios cabellos,a raiz de lo cual la nia repentinamente,por exceso de jbilo y felicidad,prorrumpi en sollozos. Lentamente desprendise la caravana de automviles del enjambre de nios,y durante un buen trecho pudimos ver en el horizonte las pequeas figuras agitando sus banderas en saludo de despedida ...sobre una carretera del Palatinado marchan dos hombres del Servicio de Trabajo en direccin a la prxima ciudad.Lejos se encuentra su Campamento y largo es el camino a la estacin ferroviaria.Pero los dos hombres tienen el nimo alegre y silban una cancin, porque van de licencia,al terruo,despus de tarea sana y ardua:In der Heimat,in der Heimat... En ese momento pasa vertiginosamente junto a los dos hombres una caravana de automviles.A esos les va bien,dice uno de ellos,esos llegarn ms rpido que nosotros, manifiesta el otro.Nos hacen seas!, exclaman ambos a un tiempo.Y, efectivamente, los vehculos se detienen y esperan hasta que los hombres,que se dirigen a la carrera,se acerquen. De dnde? Hacia dnde? Suban! Los ojos de ambos se tornaron redondos por la sorpresa,porque quien se halla en medio de la carretera e invita a dos hombres del Servicio de Trabajo a subir a su coche, es el Fhrer. ste hace que le describan su vida y,adems,les pregunta cmo andan las cosas en su Campamento del Servicio de Trabajo.Acerca de esto quiere saber todos los detalles.Ya estamos en la pequea localidad. Los coches paran.Al despedirse el Fhrer se dirige a uno de ellos:Pronto va a llover,no tiene consigo un abrigo? No tengo abrigo civil,mi Fhrer,he estado durante mucho tiempo sin trabajo.El Fhrer se quita su abrigo gris de viaje y lo coloca sobre los hombros de su connacional.Y antes de que este pueda proferir una palabra de agradecimiento,ya la columna de automviles ha partido a toda velocidad.... Inolvidable tambin fue el da en que el Fhrer se hizo presente en la inhumacin de las vctimas de la gran catstrofe ocurrida en el Reinsdorf,a consecuencia de una explosin.En hileras estaban los ataudes de los hroes del trabajo cados. Las banderas ondeaban a media asta,con crespn negro, silencioso se hallaba el fnebre cortejo.En un sitio especial se haban reunido los familiares de los cados.Constitua un espectculo de infinita tristeza contemplar a las madres,padres, hermanos llorando. Al presentarse el Fhrer,la ceremonia fnebre se inici.Desgarraba el corazn el dolor de los familia- res.Hicieron uso de la palabra diversos oradores y sacerdotes.Seguidamente se toc la cancin del Buen Camarada y las salvas en honor retumbaron sobre el campo.A continuacin el Fhrer atraves solo la plaza en direccin a los deudos.Cien brazos se extendieron a su encuentro buscando consuelo. Quedar grabado indeleblemente en aquel que fue testigo de esto,el rostro de profunda tristeza del Fhrer,en medio del dolor infinito.Luego comenz a hablar con cada uno de los hombres y mujeres, dndoles un silencioso apretn de manos.Cada vez ms estrecho se haca el crculo en su derredor.Las lgrimas dejaron de fluir,los seres humanos quebrantados volvieron a erguirse.Aqu el Fhrer con sus manos prodigadoras de consuelo,tom la cabeza de una inconsolable anciana que haba perdido a su hijo,all enderez con algunas palabras bondadosas a un Hitlerjungen,cuyo padre haba caido.Tan fuerte era el consuelo que el Fhrer proporcionaba a los deudos, que stos comprendieron que no estaban solos en su dolor. Cuando luego los familiares alzaron los brazos para el saludo y agradecieron silenciosamente, una vez ms,a Adolf Hitler, Fhrer y pueblo tambin en esa hora de la ms profunda afliccin estaban estrechamente unidos.

http://www.libreopinion.com/members/eboletin/tex5.htm