el p edagógico y los d esafíos del presente
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Insumo de discusión.
Octubre 2012
EL PEDAGOGICO Y LOS DESAFIOS DEL PRESENTE
Todos los años, casi en la misma fecha, sale a la palestra la discusión sobre el presupuesto de Chile para
el próximo año. Diversas discusiones, desde todos los sectores políticos nacen para defender sus
porcentajes a repartir en los diferentes ámbitos, y para luego morir en las palabras. Desde hace algunos
años, uno de las partes del presupuesto que genera mayores roces, es el ítem de educación. Ya desde
la revolución pingüina, el 2006, hasta nuestros días, los dineros que destina el fisco para educación,
han sido escenario de ardua discusión a puertas cerradas, declaraciones cruzadas en la prensa,
discursos enardecidos en el congreso, donde rasgan vestiduras acerca de cómo proteger la educación
pública, de que como hay que inyectarle más dinero a la educación, etc. Toda una parafernalia
discursiva de una oratoria progresista, que en los hechos no se refleja.
Podemos ver que siempre se discute la cantidad de dinero que se reparte en educación, se defienden
como gladiadores, cuanto porcentaje se lleva cada universidad. Pero, hay una constante interesante
en esta discusión anual, y nunca se toca el trasfondo del asunto, y es que en nuestro país, financiamos
tanto a universidades de “estatales” como privadas, con dineros de todos los chilenos, el estado nivela
la cancha para que todas las universidades compitan, sin distinción, y esto tanto en los gobierno de la
concertación, como de la alianza, se ha radicalizado sistemáticamente, a pesar de todos los
compromisos con la educación, que todos los 21 de Mayo se anuncian.
Mientras tanto, uno se pregunta si las cosas siempre han sido así y la respuesta es: NO. Más bien esto
comienza en 1981, y mientras KC and the Sunshine Band, se presentaba en la XXII edición del festival
de viña del mar, el régimen militar comienza la “modernización” de las universidades. A través de los
DFL (Decretos con Fuerza de Ley) la dictadura militar, impone una seria de medidas, como la
fragmentación de la Universidad de Chile y la Universidad Técnica del Estado en diversas universidades
regionales atomizadas, cuya relación con el estado solo estaría dado por una débil relación financiera.
A nivel político, las decisiones internas de las universidades serian tomadas por grupos cerrados, con
representantes no elegidos democráticamente (hasta 1990 eran designados por Pinochet), sin tomar
en cuenta las opiniones de los diferentes actores que confluyen y dan vida a las universidades. Otra de
las medidas importante es el autofinanciamiento de las universidades, en las cuales las universidades a
pesar de recibir un aporte estatal, estos deberían ir a buscar financiamiento a través de otros
mecanismos, como el ahorro de presupuesto que genero la despedida masiva de académicos, el cierre
de departamentos, carreras y la supresión de equipos de investigación, el pago de aranceles y de
matriculas
Los últimos datos que podemos encontrar en financiamiento son del 2011, pero nos pueden arrojar
luces acerca del estado actual de las cosas. Por ejemplo, hoy en Chile lo que se gasta en educación no
supera el 4% del PIB (Producto Interno Bruto), en comparación al 7,4% en 1971. De este 4%, nuestra
universidad recibe alrededor del 1,22% del total, lo que se denomina como aporte basal, que en cifras
es alrededor de $5.132 millones de pesos, en comparación con el 2,97% de la Universidad San
Sebastián, el 2,81% de la Universidad Autónoma, y el 2,29 de la Universidad de las Américas1. Este
aporte basal, nos significa como universidad, el 51% de nuestro presupuesto total, y el 49% restante es
Insumo de discusión.
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lo que le ingresa a nuestra universidad como concepto de matrícula y aranceles, que en cifras es
alrededor de 4.663 millones de pesos, vale la pena recordar que la matricula de nuestra universidad,
asciende a un poco mas de 5000 estudiantes.
Ahora la pregunta, desde nuestro pedagógico es ¿Qué mierda se hace con los casi 9795 millones de
pesos de presupuesto? Porque siempre que pedimos algo nos dicen los clásico “no hay plata”, en todos
los tonos, idiomas, y connotaciones, o se tiran al piso y lloran “es que estamos en crisis”, “esta
universidad tiene un hoyo financiero”, que a veces se escuchan como rumores, pero no dejan de ser
una triste realidad de esta universidad de profesores y kinesiólogos. Como olvidar que cada vez que
suben los aranceles (que es todos los años, y que cuando se ponen la mano en el corazón, lo hacen
según el IPC), nos salen con argumentos como “es lo justo” o los ya repetidos “la universidad está en
crisis”, cosa que se nota por la cantidad de profesores taxi que imparten clases, o incluso en cosas
cotidianas, la ausencia de departamentos o equipos de investigación apoyados por la universidad, o
incluso en cosas como cuando se revienta la bomba de agua o el estado deteriorado del pasto por la
falta de agua en nuestra universidad.
Entonces nos quedan dos opciones claras, o nos vamos a la casa y lloramos por la educación pública,
como lo hace el CRUCH desde el año 2000 de manera organizada. O comenzamos a cuestionar la
totalidad del sistema educacional donde predomina las leyes del mercado, las diferencias abismales
sobre el tipo de educación que se entrega y como avanza hacia la privatización total de educación
publica que en definitiva ya no está garantizada por el estado, donde la única forma de poder estudiar
en la educación superior es endeudarse, endeudarse y endeudarse. Es por eso que debemos cuestionar
las formas en como se están tomando decisiones respecto a la repartición del presupuesto a la
educación, quien decide la repartición del presupuesto , cuanto es la cantidad de dinero que va
destinada a la educación ,etc.. No para que lo veamos como una teoría de la conspiración, sino para
ponernos en perspectiva de construir organización en el pedagógico capas de llevar la responsabilidad
colectiva de comenzar a hacernos cargo de cosas como el financiamiento, la gestión, o porque no,
como nuestras mallas curriculares o los reglamentos internos. Todas estas falencias, todos estos
problemas históricos de nuestra universidad, no son eternos, ni menos naturales, solo pueden tener
solución en la acción colectiva, como estudiantes en lucha, he aquí la necesidad de unir fuerzas y luchar
por objetivos transversales, como la abolición de los estatutos UMCE, creados en dictadura y que
perpetúan la lógica elitista y excluyente de la toma de decisiones en el pedagógico que aun perpetúan
la lógica de gastar grandes cantidades de dinero en arreglar tejas y veneno para ratas, o que perpetúan
puestos en esta universidad a profesores apernados, etc.
Por eso el llamado es a organizarse, en tu carrera, en tu facultad, con tus amigos o compañeros a
movilizarse por un cambio estructural en la educación, que sea gratuita, laica, estatal y de calidad con
participación triestamental en la toma de decisiones en nuestras casas de estudio .Salir de la inercia
que le hace un flaco favor a los cambio de fondo que esta universidad necesita.