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Aceituneras. EL PAPEL DE LA MUJER EN LA AGRICULTURA, PESCA Y ALIMENTACION Nunca ha sido mayor la necesidad de pro- ducir más alimentos, de reducir la pobreza y el hambre. En la agricultura como en el des- arrollo en general, el problema consiste en cómo utilizar plenamente todos los recursos humanos y materiales disponibles. No hay excusa para ignorar la contribución actual y potencial de la mitad de la población mundial adulta, que está formada por mujeres. Esto no es algo que se diga porque vivamos una época llena de reivindicaciones femeni- nas, sino porque realmente creemos que la humanidad tiene una deuda con la mujer. La historia es testigo del papel que, junto con el hombre, ha desarrollado la mujer como factor decisivo del progreso de los pueblos, desta- cándose cada día más como una poderosa fuerza que contribuye de manera determi- nante en el desarrollo social y económico de la humanidad. El reconocimiento de estos hechos ha lle- vado a la F.A.O. a la necesidad de destacar la importancia que tiene la mujer en la agricul- tura, de ahí que este tema «el papel de la mujer» haya sido el elegido para celebrar este cuarto año del Día Mundial de la Alimen- tación. LA MUJER EN LA AGRICULTURA La mujer es en muchos países una gran fuerza agrícola, que desempeña importante función en todos los aspectos del ciclo ali- mentario. Una gran proporción de los alimen- tos (50 por 100) que se consumen en el mundo, se obtienen gracias al trabajo de la mujer en las zonas rurales. Esto es algo que debe ser conocido por todos, para compren- der la injusticia que supone el hecho de que perciban sólo la décima parte de los ingresos mundiales o que posean menos del 1 por 100 de la propiedad. Esta situación de marginación-discrimina- ción es manifiesta, sobre todo, en los países en vías de desarrollo y ello no porque la impida participar en la producción y prepara- ción de alimentos, sino por todo lo contrario, si en las zonas rurales de todo el mundo, el 50 por 100 de la población femenina participa en la producción de alimentos, en algunas zonas rurales de Africa, realizan el 90 por 100 del trabajo. Por tanto, si existe discrimina- ción, ésta consiste, no en el sentido en que siempre se entiende, sino en que se hace recaer sobre la campesina una gran parte del árduo trabajo necesario para mantener a la familia. Afortunadamente esta situación no es tan grave en los países industrializados aunque, desde luego, sí que es cierto que la mujer contribuye a la producción agrícola y alimen- taria mucho más de lo que se reconoce. Esta participación es algo que se sabe, pero que a menudo se olvida. Esto se explica porque: • En parte, los sistemas tradicionales de recopilación de datos estadísticos relativos a la agricultura tienen tendencia a concretarse en la mano de obra asalariada, en la que domina el hombre. La mujer trabaja sobre todo en calidad de «ayuda familiar», por lo que se enfrenta a la injusta situación de no recibir nada por su trabajo o percibe muy poco. Tampoco se refleja en estas estadísti- cas el trabajo estacional, en el que la mujer tiene una gran participación. 122

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Page 1: EL PAPEL DE LA MUJER EN LA AGRICULTURA, PESCA Y … · LA MUJER EN LA AGRICULTURA La mujer es en muchos países una gran fuerza agrícola, que desempeña importante función en todos

Aceituneras.

EL PAPEL DE LA MUJER EN LAAGRICULTURA, PESCA Y ALIMENTACIONNunca ha sido mayor la necesidad de pro-

ducir más alimentos, de reducir la pobreza yel hambre. En la agricultura como en el des-arrollo en general, el problema consiste encómo utilizar plenamente todos los recursoshumanos y materiales disponibles. No hayexcusa para ignorar la contribución actual ypotencial de la mitad de la población mundialadulta, que está formada por mujeres.

Esto no es algo que se diga porque vivamosuna época llena de reivindicaciones femeni-nas, sino porque realmente creemos que lahumanidad tiene una deuda con la mujer. Lahistoria es testigo del papel que, junto con elhombre, ha desarrollado la mujer como factordecisivo del progreso de los pueblos, desta-cándose cada día más como una poderosafuerza que contribuye de manera determi-nante en el desarrollo social y económico dela humanidad.

El reconocimiento de estos hechos ha lle-vado a la F.A.O. a la necesidad de destacar laimportancia que tiene la mujer en la agricul-tura, de ahí que este tema «el papel de lamujer» haya sido el elegido para celebrar estecuarto año del Día Mundial de la Alimen-tación.

LA MUJER EN LA AGRICULTURA

La mujer es en muchos países una granfuerza agrícola, que desempeña importantefunción en todos los aspectos del ciclo ali-mentario. Una gran proporción de los alimen-tos (50 por 100) que se consumen en elmundo, se obtienen gracias al trabajo de lamujer en las zonas rurales. Esto es algo quedebe ser conocido por todos, para compren-der la injusticia que supone el hecho de queperciban sólo la décima parte de los ingresosmundiales o que posean menos del 1 por 100de la propiedad.

Esta situación de marginación-discrimina-ción es manifiesta, sobre todo, en los paísesen vías de desarrollo y ello no porque laimpida participar en la producción y prepara-ción de alimentos, sino por todo lo contrario,

si en las zonas rurales de todo el mundo, el50 por 100 de la población femenina participaen la producción de alimentos, en algunaszonas rurales de Africa, realizan el 90 por 100del trabajo. Por tanto, si existe discrimina-ción, ésta consiste, no en el sentido en quesiempre se entiende, sino en que se hacerecaer sobre la campesina una gran parte delárduo trabajo necesario para mantener a lafamilia.

Afortunadamente esta situación no es tangrave en los países industrializados aunque,desde luego, sí que es cierto que la mujercontribuye a la producción agrícola y alimen-taria mucho más de lo que se reconoce.

Esta participación es algo que se sabe,pero que a menudo se olvida. Esto se explicaporque:

• En parte, los sistemas tradicionales derecopilación de datos estadísticos relativos ala agricultura tienen tendencia a concretarseen la mano de obra asalariada, en la quedomina el hombre. La mujer trabaja sobretodo en calidad de «ayuda familiar», por loque se enfrenta a la injusta situación de norecibir nada por su trabajo o percibe muypoco. Tampoco se refleja en estas estadísti-cas el trabajo estacional, en el que la mujertiene una gran participación.

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• Como consecuencia de la escasez demujeres profesionales, de la falta de represen-tación en los sectores de toma de decisión,aumenta la posibilidad de que se olviden susfunciones en la producción alimentaria y sedificulta el aumento de participación.

Hay, sin embargo, cifras que dan perfectaidea del nivel real de participación:

— A nivel mundial, en general, la mujerrealiza casi las dos terceras partes del total dehoras de trabajo. Esta participación aumentaen los países en vías de desarrollo, en los quela mujer trabaja mucho más que el hombre entodos los sectores.

— En España, la mujer representa:• El 27 por 100 de la población activa

agraria. Este porcentaje ha aumentado en losúltimos años, pero se debe, sobre todo, a queproporcionalmente han abandonado el campomás hombres que mujeres.

• En conjunto, trabajan en la pesca y laagricultura el 13,5 por 100 de la poblaciónactiva femenina.

• El 28 por 100 de los trabajadores dedica-dos a la industria de la alimentación, bebidasy tabaco.

SITUACION REAL DE LA MUJER

Situación jurídica: No hay discriminaciónjurídica; en teoría, las mujeres pueden ejercersu actividad en calidad de jefes de explota-ción. Sin embargo, en todos los países seconstata que un muy reducido número demujeres dirigen una empresa agraria; así, enEspaña, sólo el 1 por 100 de los jefes deexplotación y el 18 por 100 de los trabajado-res autónomos son mujeres.

Es decir, existe igualdad de derecho, perono de hecho. Por el contrario, las agri-cultoras ejercen más frecuentemente su acti-vidad en calidad de «ayuda familiar » , quellega al 56 por 100 de todas las trabajadorasagrícolas. Hay que poner de relieve que lasmujeres que participan en el trabajo de laempresa familiar y que no ejercen otra activi-dad profesional en el exterior, son considera-das como «sin actividad profesional » y, por lotanto, no tienen ninguna garantía de losderechos laborales mínimos. Afortunadamen-te, hoy van desapareciendo las mujeres como«ayudas familiares » , y van aumentando lastrabajadoras autónomas.

Derechos o prestaciones sociales: En teoría,el trabajo de la agricultura en la explotación,cualquiera que sea el cuadro jurídico, deberíade proporcionarle derechos sociales idénticosa cualquier persona que ejerza una actividadprofesional. Sin embargo, esto no siempreocurre así, y el trabajo que desarrolla es unafuente de discriminaciones, tales como: au-sencia de derecho a indemnizaciones, encaso de incapacidad de trabajo por enferme-dad, maternidad o accidente; falta de segurode desempleo, jubilación, etc.; de modo quesólo las asalariadas pueden reivindicar talesderechos.

Ahora bien, si se quiere asegurar a lasagricultoras la misma protección social que atoda persona que ejerce una actividad profe-sional, no se puede admitir tal situación dedesigualdad. Es preciso que, independiente-mente del cuadro jurídico en el que desarro-llen su trabajo (ya ejerzan su actividad inde-pendientemente o colaboren en los trabajosde la explotación familiar), puedan disfrutarde derechos propios semejantes a los quedisfrutan los hombres, y no como en la situa-

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ción actual que sus derechos sociales sonderivados directamente de los de su esposo.

Acceso a la formación profesional: A pe-sar de que a todos los niveles parece man-tenerse la idea de que por derecho las muje-res y los hombres que trabajan en un mismomedio deberían tener una formación igual oal menos comparable, la realidad no es así yhay una clara distinción entre hombres ymujeres.

Esta situación debería corregirse. La mujerque desea participar en una empresa en suconjunto, debería poder beneficiarse de unaformación adecuada a este fin. Sin embargo,en la mayoría de los casos, se encuentra anteresponsabilidades para las que no está prepa-rada. De ahí la necesidad de desarrollar unapolítica de formación profesional que pudieraconcretarse en áreas de especial importancia,como la gestión de explotaciones, técnicas denuevos cultivos, etc. A modo de ejemplo, hayque mencionar que en la C.E.E. exista un Centrode Empleo de Formación Profesional cuyos obje-tivos prioritarios son la formación y el empleode jóvenes y la formación profesional de lasmujeres.

Ocurre, por lo tanto, que los mismos pro-gramas que son necesarios para la moderni-zación de la agricultura y la transformaciónde los métodos tradicionales en sistemasmodernos de producción y todo lo quesupone desarrollo tecnológico, quizás porrazones de tipo cultural y práctico, se handirigido mayoritariamente hacia los hombres,aún cuando en muchas actividades sea lamujer la que realiza el trabajo.

Es notorio que cuando se intro-duce la mecanización se margina ala mujer, y para comprobar esto, nohace falta ir a los países en desarro-llo, se observa en nuestro país.Curiosamente, cuando se mecanizauna tarea femenina, pasa a ser mas-culina, con tendencia a que la mujerrealice las tareas más penosas, cuan-

Acondicionado de higos para secado al sol.

do lo que debería hacerse es entrenar yformar a la mujer para utilizar esos nuevosmedios que han suplantado a las laborestradicionales.

Además de hacer referencia a la formaciónprofesional hay que aludir, en general, a edu-cación. Esta puede ser, en parte, la causa dela situación que vive la mujer en el campo, enel mar, y que no ocupe puestos de responsa-bilidad. En general, aunque no tanto en lospaíses industrializados, la mujer tiene menosacceso a la educación que el hombre; en elmundo en desarrollo es mayor el número deanalfabetos entre mujeres adultas (68 por100) que entre los hombres (46 por 100).

En España, según datos del año 1983, en elmedio agrario y pesquero, el 10 por 100 delas trabajadoras son analfabetas; el 62 por100 tienen sólo estudios primarios, y sólo habíansuperado este nivel el 6 por 100.

Estas cifras contrastan con el resto de lapoblación activa femenina, en la que un 32por 100 tiene estudios medios y superiores.

El acceso a las organizaciones agrarias yCooperativas

El acceso a las organizaciones profesiona-les está casi reservado a los jefes de explota-ción. Sean hombres o mujeres, no existe nin-gún tipo de discriminación formal; sin embar-go, los hechos demuestran que las agricul-toras son muy poco numerosas en estosorganismos; en general, en todo lugar dondese toman decisiones y, en particular, en lospuestos de responsabilidad. Una vez más, por

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Dibujo de Zabaleta (1907-1960). Colección Castaño Fradesen Tamarite (Huesca).

derecho no existe discriminación, pero sí dehecho.

Algo semejante ocurre con las cooperativas,donde también es débil el grado de participa-ción de las mujeres. Ellas participan cuandoson las empresas y no los individuos los quetienen la calidad de miembro.

A todas estas condiciones que definen eltrabajo y la labor de la mujer en el medioagrario y pesquero hay que unir algo más nodirectamente ligado al propio trabajo, peroque agrava aún más la situación. Es el hechode que la mujer se ve obligada a combinar supropio trabajo, en la producción y transfor-mación de alimentos, con las tareas domésti-cas, que deberían realizarse más solidaria-mente. Estas tareas, aunque indispensables,pasan inadvertidas y son subestimadas, hastael punto de que los pocos programas de losque incluyen a la mujer no tienen en cuentaestas tareas tradicionales de madre y trabaja-dora en su propio hogar, para las que hayuna carencia casi total de servicios sociales

que faciliten el trabajo, como guarderíasinfantiles, por poner un ejemplo.

Aunque lentamente, se están haciendo pro-gresos y existe todo un programa de accio-nes desarrolladas por numerosas organiza-ciones internacionales, que recomiendan di-versas actividades para integrar a la mujer yque demuestran al menos que el tema em-pieza a ser considerado. He aquí algunos:

• En 1975, la O.I.T. aprobó una Declara-ción y una Resolución encaminadas a promo-ver la igualdad de oportunidades y la igual-dad de trato para los trabajadores. Losaspectos prioritarios: eliminación de la dis-criminación contra la mujer en los sistemasde seguridad social y la aplicación del princi-pio de igualdad en los salarios.

• En diciembre de 1975, la Asamblea Ge-neral de la O.N.U., proclamó el período 76-85como el Decenio de las Naciones Unidas parala mujer, con el tema: « Igualdad, desarrollo ypaz».

• En las recomendaciones referentes a laintegración de la mujer en el desarrollo ruraldentro de la Conferencia Mundial sobre Re-forma Agraria y Desarrollo Rural (1975), sepuso de relieve la opinión de la F.A.O. sobreesta cuestión, que afirma que r<la igualdadentre hombre y mujer es uno de los princi-pios rectores de la organización».

Efectivamente, quizás hay que atribuir a laF.A.O. el mayor interés en todo lo relacio-nado con la mujer, la agricultura y la alimen-tación. Es en realidad la organización promo-tora de cuantas actividades se desarrollan enel mundo en torno a este tema. Sus teorías alrespecto nos sirven para resumir un pocotodo lo que venimos diciendo y para sacarcomo conclusiones:

— Lo primero a hacer es reconocer su tra-bajo y tomar conciencia de la importanciaeconómica y social del mismo, como condi-ción previa para desarrollar una política deigualdad de tratamiento, de la que siempre sehabla.

— Hay que proporcionar a la mujer, traseste reconocimiento, los medios necesariospara que, aumentando su eficacia y producti-vidad, permitan realmente su participaciónplena como agente productivo que, además,tenga una repercusión directa sobre su propionivel de vida y el de sus familias.

Rosa Fernández LeónSubdirectora General del Mercado Alimentario

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