el personalismo de karol wojtyla

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El personalismo de Karol Wojtyla. Por Gilberto Rodríguez Barriga. Introducción. El presente ensayo tiene por objeto justificar como filósofo personalista a Karol Wojtyla. Para considerar como personalista a un filósofo se debe partir del principio de que todo su pensamiento gire en torno a la persona, de tal forma que su filosofía se estructure globalmente en torno a esta noción, debe ser la noción esencial en toda su arquitectura antropológica (Burgos, 2007, pág. 141). Por lo tanto lo que se tratará de hacer ver en este ensayo es que Karol Wojtyla, como filósofo, tuvo como centro de todo su pensamiento la noción de persona. Desarrollo. Me parece oportuno recordar que Karol Wojtyla vivió en carne propia los totalitarismos del siglo pasado, por lo que estas circunstancias cooperaron en su pensamiento para reflexionar acerca de la persona y del hombre, más que la lectura y la erudición (Burgos, 2003, pág. 110). Su inhumana experiencia lo determinó de tal manera que en toda su vida intentó resolver problemas concretos que le planteaba el mundo en que vivía (Burgos, 2003, pág. 110). Por ello, uno de las características fundamentales del pensamiento de Wojtyla es que su fuente principal de su pensamiento fue la misma experiencia del hombre (Merecki, 2007). Si bien, la experiencia humana juega un papel importante en la filosofía de Wojtyla, también es necesario precisar que él alimento su pensamiento con pensadores como Tomás de Aquino, Hume, Scheler, Kant y los personalistas franceses (Burgos, 2003, pág. 110).

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Page 1: El Personalismo de Karol Wojtyla

El personalismo de Karol Wojtyla.

Por Gilberto Rodríguez Barriga.

Introducción.

El presente ensayo tiene por objeto justificar como filósofo personalista a Karol Wojtyla. Para considerar como personalista a un filósofo se debe partir del principio de que todo su pensamiento gire en torno a la persona, de tal forma que su filosofía se estructure globalmente en torno a esta noción, debe ser la noción esencial en toda su arquitectura antropológica (Burgos, 2007, pág. 141). Por lo tanto lo que se tratará de hacer ver en este ensayo es que Karol Wojtyla, como filósofo, tuvo como centro de todo su pensamiento la noción de persona.

Desarrollo.

Me parece oportuno recordar que Karol Wojtyla vivió en carne propia los totalitarismos del siglo pasado, por lo que estas circunstancias cooperaron en su pensamiento para reflexionar acerca de la persona y del hombre, más que la lectura y la erudición (Burgos, 2003, pág.110). Su inhumana experiencia lo determinó de tal manera que en toda su vida intentó resolver problemas concretos que le planteaba el mundo en que vivía (Burgos, 2003, pág.110).

Por ello, uno de las características fundamentales del pensamiento de Wojtyla es que su fuente principal de su pensamiento fue la misma experiencia del hombre (Merecki,2007). Si bien, la experiencia humana juega un papel importante en la filosofía de Wojtyla, también es necesario precisar que él alimento su pensamiento con pensadores como Tomás de Aquino, Hume, Scheler, Kant y los personalistas franceses (Burgos, 2003, pág. 110).

La idea de experiencia como fundamento de su filosofía fue determinante. Toda vez que le dio a la ética un fundamento ontológico, de tal manera que la ética deja de ser un producto de la reflexión humana, para convertirse en una reflexión de la experiencia humana, misma experiencia que es evidente, ya que se encuentra en el interior de todo hombre (Burgos, 2003, pág. 112).

Esta novedad de la experiencia la denominó subjetividad, que se opone al subjetivismo. La ética es un hecho objetivo que se suscita en la interioridad humana, en la vida personal e irrepetible (Burgos, 2003, pág. 112). Él siempre estuvo consciente del interior de la persona y se esforzó por integrarlo en su filosofía, con la cual logró conciliar el ser y la conciencia y hace ver que cada persona es un ser único y especial. Pero sobre todo, logró darle una categoría objetiva, es decir, la interioridad del hombre es un hecho que la filosofía no puede ignorar si quiere enfrentarse de manera realista y objetiva con el ser humano, ya que de no ser así, se deja de comprender la verdad del hombre tal cual es (Burgos, 2007, pág. 130).

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“el subjetivismo, tal como lo consideramos aquí, parece consistir en una completa separación de la experiencia y de la acción, en reducir al mero contenido de la conciencia los valores morales, que, como hemos señalado en forma metafórica, germinan en esta acción, así como en la persona. Lo que estamos tratando ahora, se consideró anteriormente como «absolutización» de un solo aspecto. La reducción, que realiza esta absolutización del aspecto de la experiencia, es característica de la actitud mental específica que se da en el subjetivismo y, desde una perspectiva más lejana, en el idealismo (Wojtyla, 1982, pág.71).”

Pero Karol Wojtyla tuvo la necesidad de pasar de la ética a la antropología, ya que para renovar la ética es necesario también renovar la antropología. Toda vez que la ética es experiencia personal de la persona. Y por ello es necesario renovar la visión de la persona. Karol Wojtyla quitó el carácter objetivo y estático de la filosofía clásica, para darle cabida a la acción como medio para acceder a la persona, ya que por medio de la acción es posible conocer a la persona, por que la persona se hace en la acción (Burgos, 2003, pág. 115).

Su antropología es radicalmente empírica, pero empírica no en el sentido moderno que se identifica con las impresiones sensibles, sino de la experiencia en el momento del fenómeno sensible, que de todo el hombre emergen las experiencias y él está presente en cada una de ellas (Merecki, 2007, pág. 14). Su primera y principal fuente de la filosofía del hombre es la experiencia del hombre, esto es, hace filosofía a partir del hombre. No se experimenta nada exterior sin experimentarse de alguna manera a sí mismo. Pero no cae en el idealismo, porque se mantiene fiel a la experiencia (Merecki, 2007, pág. 14 y 15).

De la subjetividad, Karol Wojtyla pasa a la intersubjetividad, a una comunión de personas. Hace una filosofía social (Burgos, 2003, pág. 116). El hombre que se revela en su actuar, lo hace junto con otros, ya que no es posible concebir un actuar en aislamiento. La persona de naturaleza social actúa junto con otros y los otros reconocen al sujeto de la acción como persona y se revela una verdad esencial: los otros constituyen la propia realidad (Zorroza, 2007, pág. 189).

“La expresión «junto con otras personas» no tiene la precisión necesaria ni describe suficientemente la realidad a que se refiere, pero de momento es la más adecuada, pues llama la atención sobre las diferentes relaciones comunitarias o sociales en que se ven inmersas generalmente las acciones humanas. Naturalmente, esto es consecuencia directa y natural del hecho de que el hombre vive «junto con otras personas»; en realidad, podemos llegar a decir que existe junto con otros hombres. El sello de la característica comunitaria –o social- está firmemente impreso en la misma existencia (Wojtyla, 1982, pág. 306).”

Finalmente dio el pasó a una antropología dual, basándose en una antropología teológica. No existe una única persona humana, sino dos: hombre y mujer. Ambos iguales en cuanto a personas, pero fundamentalmente diferentes pero complementarias. Con esto llega a afirmar que el hombre se hace imagen y semejanza de Dios no sólo por su humanidad sino por su comunión entre hombre y mujer (Burgos, 2003, pág. 118).

Conclusión.

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Karol Wojtyla, junto con toda la escuela a la que perteneció, Escuela de Lublin, tuvo el compromiso fundamental de defender los derechos del hombre contra toda teoría que disolviese su dignidad particular (Burgos, 2003, pág. 108). Con esto es claro ver que Karol Wojtyla fue un filósofo personalista con una tradición tomista abierta al dialogo que toma en serio el problema del hombre.

En su obra principal Persona y acción, se encuentran rasgos evidentes de su pensamiento personalista. En esta obra Wojtyla presentó una nueva forma de ver a la persona sin reducirla a cosa y a objeto; integro en su antropología las dimensiones corporales y afectivas; así como la persona en sus relaciones intersubjetivas y comunitarias. Con esto resulta evidente que la filosofía de Wojtyla es personalista.

Su pensamiento estuvo centrado en la noción de persona pero desde una óptica distinta, desde la experiencia interna del hombre, lo que denominó subjetividad que lo opone al subjetivismo que cae en el idealismo. Esa noción de la experiencia interior de la persona la desarrolló en toda su filosofía, tanto en la ética como en su Antropología Filosófica, porque para tomar en serio el estudio del hombre y conocerlo con verdad en necesario conocerlo desde su experiencia interior como un hecho objetivo.

Referencias.

Burgos, J. M. (2003). El personalismo. Madrid: Palabra.

Burgos, J. M. (2007). La antropología personalista de persona y acción. En J. M. (ed.), La

filosofía personalista de Karol Wojtyla (págs. 117-143). Madrid: Palabra.

Merecki, J. (2007). las fuentes de la filosofía de Karol Wojtyla. En J. M. Burgos, La

filosofía personalista de Karol Wojtyla (págs. 13-24). Madrid: Palabra.

Wojtyla, K. (1982). Persona y acción. Madrid: BAC.

Zorroza, M. I. (2007). Exigencia de justicia: El compromiso por el otro como persona. En J.

M. Burgos (ed.), La filosofía personalista de Karol Wojtyla (págs. 183-192).

Madrid: Palabra.