el poder de los cuentos - intef - educalabplatea.pntic.mec.es/~aguzman/miguel/cuentos.pdf ·...

20
EL PODER DE LOS CUENTOS Todos conocemos el poder de evocación y de sugestión de los cuentos, su capacidad para convocar imágenes, conjurar temores, hacer aflorar deseos y emociones. Pero es que además los cuentos son un valioso vehículo de integración de lenguajes artísticos. A título de ejemplo voy a presentar algunos tipos de cuentos con diferentes tratamientos. No pretendo exponer todas las actividades realizadas sino sólo apuntar algunas de las múltiples ideas que pueden generar. . Cuentos para un acontecimiento Los cuentos, como muchas producciones artísticas, pueden nacer con ocasión de un hecho señalado. Una nube viene volando” es un cuento colectivo nacido en una clase de primer ciclo de Primaria bajo el efecto de una tormenta real que contemplábamos a través de las ventanas. Observar y hablar sobre lo que se ve, se oye, se huele, se palpa, se siente, es la fuente de conocimiento más directa y lo que va a facilitar toda expresión artística. Ante un hecho especial como es una formidable tormenta, que causa una gran impresión, incluso a través de los cristales, pueden surgir infinidad de actividades teatrales, musicales, plásticas, poéticas. Generalmente la calidad de la producción tendrá mucho que ver con la calidad de la observación . Los comentarios nos ayudan a percibir mejor los distintos sonidos y sus variaciones, los cambios de luz,...Surgen comparaciones, imágenes, emociones. Surge la metáfora y el cuento con las aportaciones de todos. Cada uno se enfrentará luego sólo a la hoja en blanco y una sola de las ideas que han surgido. Entre todos construiremos la secuencia gráfica del cuento, una obra completa con su principio, su clímax y su final.

Upload: doankien

Post on 19-Sep-2018

233 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

EL PODER DE LOS CUENTOS Todos conocemos el poder de evocación y de sugestión de los cuentos, su capacidad para convocar imágenes, conjurar temores, hacer aflorar deseos y emociones. Pero es que además los cuentos son un valioso vehículo de integración de lenguajes artísticos. A título de ejemplo voy a presentar algunos tipos de cuentos con diferentes tratamientos. No pretendo exponer todas las actividades realizadas sino sólo apuntar algunas de las múltiples ideas que pueden generar. . Cuentos para un acontecimiento Los cuentos, como muchas producciones artísticas, pueden nacer con ocasión de un hecho señalado. “Una nube viene volando” es un cuento colectivo nacido en una clase de primer ciclo de Primaria bajo el efecto de una tormenta real que contemplábamos a través de las ventanas. Observar y hablar sobre lo que se ve, se oye, se huele, se palpa, se siente, es la fuente de conocimiento más directa y lo que va a facilitar toda expresión artística. Ante un hecho especial como es una formidable tormenta, que causa una gran impresión, incluso a través de los cristales, pueden surgir infinidad de actividades teatrales, musicales, plásticas, poéticas. Generalmente la calidad de la producción tendrá mucho que ver con la calidad de la observación . Los comentarios nos ayudan a percibir mejor los distintos sonidos y sus variaciones, los cambios de luz,...Surgen comparaciones, imágenes, emociones. Surge la metáfora y el cuento con las aportaciones de todos. Cada uno se enfrentará luego sólo a la hoja en blanco y una sola de las ideas que han surgido. Entre todos construiremos la secuencia gráfica del cuento, una obra completa con su principio, su clímax y su final.

UNA NUBE VIENE VOLANDO Y UN CABALLO

SE METEN POR LA VENTANA ME MONTO EN EL CABALLO

ME GUSTARÍA CORRER POR EL CAMPO, PERO NO PUEDO

PORQUE VIENEN MUCHAS NUBES Y MUCHOS CABALLOS

Y BARCOS

Y MOTOS Y CAMIONES VIENEN VOLANDO

CIERRO LA VENTANA HACEN MUCHO RUIDO

LLUEVE HAY TRUENOS Y RELÁMPAGOS

ES UNA TORMENTA DE CABALLOS PATEANDO Y RELINCHANDO EN MI VENTANA

ME VOY A LA COCINA PORQUE EL MIEDO ME DA HAMBRE Y MI PADRE ME ESTÁ PREPARANDO LA MERIENDA

Un libro, plastificado, con el texto y las ilustraciones de “su” cuento les servirá a ellos y a otros compañeros para rememorar la tormenta

y recrearla imitando su sonido con globos y arroz , timbales, platos, láminas de plástico…

o imaginándola en el mar con los acordes de “El buque fantasma” de Wagner.

Una tormenta en el mar debe ser terrible, incluso si la vivimos dentro del arca de Noé.

Después de la tempestad, siempre viene la calma y podemos cantar balanceándonos suavemente en un barco de papel A la mar fui por naranjas, cosa que la mar no tiene. Vine toda mojadita de olas que van y viene.

O escuchando en silencio las olas del mar que mueren en un pandero.

UN CUENTO DEL MAR “Marina, la ola saltarina” es un cuento gráfico de Paloma Dilla, para ver, oír, tocar, oler, cantar y contar. Con sus ilustraciones como soporte, se puede contar de muchas maneras. Yo, de hecho, se lo cuento de una forma distinta a cada grupo, incluso versiones diferentes al mismo grupo, lo que provoca reacciones curiosas. Según van creciendo y no les molesta que un cuento pueda tener varias versiones, cada uno quiere hacer la suya. Hoy lo contaremos así: “Érase una ola que vivía en medio del mar y que, como no podía ser menos, se llamaba Marina. A pesar de vivir rodeada de una multitud de olas, Marina se encontraba muy sola. Sola y aburrida. Subiendo y bajando, subiendo y bajando sin parar. Para distraer el aburrimiento se entretenía a veces dando saltos espectaculares, mirando a lo lejos, hasta que cansada de no ver más que mar, sólo mar, mar en todas las direcciones, se dejaba caer rendida y se dormía acunada por el viento.

. Otras veces se dedicaba a saltar dando voces a las nubes, que era lo único diferente que veían sus ojos húmedos. -¡Hola, nube blanca! ¡Buenas tardes! ¿Ves algo interesante desde allá arriba? Normalmente las nubes no la respondían y murmuraban para sus adentros: -Ya está otra vez la pesada de Marina. Pero aquella tarde, la nubecilla blanca que estaba completamente sola bostezando en el inmenso cielo azul, miró con la mano puesta en la frente, a su alrededor y dijo: -Sí, allá a lo lejos, hacia poniente veo un barco. Marina sólo veía el mar y la línea del horizonte cuando saltaba. No obstante se dirigió nadando hacia donde señalaba la nube y al poco tiempo divisó un pequeño barco de vela que parecía venir a su encuentro.

Cuando lo tuvo tan cerca que casi se le echa encima ¡Zas!, de un salto se coló dentro, como hacen de vez en cuando las olas, sin pedir permiso. ¿Y sabéis a quién se encontró allí? (Preguntar da pie a imaginar e inventar situaciones. Puede ser el principio de una narración colectiva que no tiene nada que ver con la prevista por el maestro o la maestra). En nuestro caso, Marina se encontró con un viejo marinero de barba blanca, impermeable amarillo y gorra azul que sacaba su red en la que había un solo pez de colores. Con el inesperado remojón provocado por Marina, el viejo marinero de barba blanca, impermeable amarillo y gorra azul soltó la red y el pez de colores se escapó.

(Todos quieren no sólo ver sino tocar el impermeable, la barba blanca y la red, auténticos) - ¡Perdón!, balbuceó Marina. Pero el viejo marinero de barba....., impermeable... y gorra... no se inmutó. (Las repeticiones nos ayudan a reconocer parajes ya visitados, asientan nuestros recuerdos, son un recurso constante de la poesía, de la música, de todas las artes y, antes que nada, de la naturaleza. A los niños les encantan las repeticiones.) Pues sí, el viejo marinero de barba blanca, impermeable amarillo y gorra azul, canturreaba mientras recogía los aparejos, una canción de su tierra que decía algo así como “Na veira, na veira, na veira do mar hay una barquiña pra ir a navegar” Marina escuchaba en un rincón. Cuando el viejo marinero,........, terminó su canción, sin mediar palabra, Marina comenzó a cantar algo que oyó alguna vez a unos marineros ingleses: “A sailor went to see to see what he could see and all that he could see was the bottom of the deep blue sea” - ¿Te gustaría ver el fondo del mar?, le dijo cuando terminó de cantar. - Me encantaría, respondió el viejo marinero.....

Y Marina se lo llevó al fondo a descubrir algas, corales, pólipos, anémonas, esponjas, caballitos de mar... El pez de colores que escapó de la red les acompañaba. (Verles levantar la gasa del mar y tocar con asombro las algas, corales o perlas, con diferentes texturas, es un poema). De vuelta al barco, el viejo marinero...... sólo atinaba a decir: -No se lo van a creer en el pueblo. ¡Bueno! Payasín Botón sí me creerá. Es mi vieja marioneta ¿Sabes? Me está esperando en el puerto. Efectivamente. Allí estaba Payasín Botón , ¿porqué le llamarían así?, esperando ansiosa a su amigo.

Aquella noche cenaron los tres en la playa y a la luz de la luna se contaron las historias más fantásticas que podéis imaginar. Desde entonces, todas las noches de media luna creciente se reúnen para reír, cantar y contar hechos maravillosos los tres amigos: Payasín Botón, el viejo marinero de barba ....., impermeable ..... y gorra ......, junto a Marina, la ola saltarina.” El viejo marinero no es fácil que venga a clase, aunque no imposible, al igual que Marina. Pero quien sí ha venido es la marioneta que nos enseña todas las canciones habidas y por haber sobre la lluvia, sobre los ríos y las fuentes, sobre los lagos y… sobre el mar”. (Acabamos el cuento tocando la arena de la playa y mirándonos en el espejo de la luna).

“El viejo marinero no es fácil que venga a clase, aunque no imposible, al igual que Marina. Pero quien sí ha venido es la marioneta que nos va a enseñar todas las canciones habidas y por haber sobre la lluvia, sobre los ríos y las fuentes, sobre los lagos, … sobre el mar “. Si por casualidad tras esto aparece en clase una marioneta como la descrita, podemos imaginar el juego que eso es capaz de dar.

El día 3 de octubre de 2005 a las 10,58h se producía en Madrid un eclipse anular. No ocurre a diario. El anterior eclipse anular observable desde España fue el 1 de abril de 1764 y el último eclipse total de sol visto desde Madrid sucedió el 8 de julio de 1842. Para ver el próximo eclipse total de sol desde Madrid habrá que esperar hasta el 12 de agosto de 2026 y estaremos de vacaciones. Parecía, pues, oportuno realzar el acontecimiento, además de con las explicaciones científicas de rigor, de alguna manera que pusiera de manifiesto su carácter “mágico”. Todos los niños contemplaron con sus gafas el espectáculo mientras sonaba, en el momento de máximo apogeo del eclipse, el aria de la Reina de la noche, de La flauta mágica. Acto seguido, Lola, la directora, leyó este cuento. (Hay que decir que ese año había dos profesores que se llaman Luisa y Alfonso) CUENTO PARA UN ECLIPSE Esto era una niña llamada Luisa, de ojos grandes y pelo revuelto, que vivía en Vallecas y le gustaba un niño que se llamaba Alfonso. A pesar de ser vecinos y de ir al mismo colegio “El Quijote”, no encontraba la oportunidad de darle un beso, aunque se moría de ganas. En la calle su madre no le quitaba ojo de encima. Que si cuidado con los coches, que no te tires al suelo, que vamos a comer que se hace tarde... Y en el colegio, ¿qué os voy a decir? Siempre rodeada de chicos, con lo vergonzosa que es ella. Total, que Luisa andaba muy triste y ojerosa. Mas hete aquí que estaba la otra noche mirando las estrellas y pensando en Alfonso cuando va y le dice la luna:

-¡Pero pequeña!, ¿qué cara de pena es esa que tienes? - Pues nada, que no puedo dar un beso a Alfonso porque siempre hay alguien mirando. - ¿Y eso es todo? Mi niña, eso tiene muy fácil arreglo. Mira, mañana a las once menos cinco en punto arréglatelas para estar al ladito de Alfonso. Yo, como quien no quiere la cosa, pasaré distraídamente y me pondré delante del sol. Y como en tu cole todos son muy suyos, se pondrán las gafas de macarras y mirarán hacia arriba para ver quién osa quitarles el sol. En ese momento tú coges y ¡zas! le das un beso. Y eso es precisamente lo que acaba de suceder, pero como todos estabais mirando para arriba os lo habéis perdido. Así que ya sabéis por qué a la luna se le ha ocurrido plantarse hoy delante del sol unos minutos. ¡Y tú, Luisa, al menos dale las gracias! … El siguiente cuento se lo contamos hace un par de cursos a todos los niños, con sus familiares acompañantes, reunidos en el patio, el primer día de colegio. Los comienzos, al igual que los finales, en una actividad educativa (y en muchas otras cosas) son muy importantes y merecen ser cuidados especialmente.

Recibimos a los alumnos con música, a cargo de uno de nuestros músicos amigos, el violonchelista Francisco Morote, buscando unir así la magia de la música a la magia de las palabras. La irrupción de un personaje fantástico, protagonista de una historia, en medio de la clase puede dar pie a un sinfín de actividades artísticas. Cuento para comenzar el cole Hace poco leí en un diario de la prensa imaginaria la siguiente noticia: “Un lagarto se ha escapado de un poema de Federico y se ha ido de vacaciones a Gandía, porque, según ha declarado, el verano es para tomar el sol en la playa y no para pasárselo metido entre las páginas de un libro”. Me picó la curiosidad y aprovechando que yo también estaba de vacaciones en Gandía decidí buscarlo y seguirle la pista. No me costó mucho encontrarlo porque era el primero en pisar la playa y el último en dejarla. Allí estaba cada mañana con sus gafas de sol, su bañador hasta las rodillas, su nevera, su toalla y su inconfundible aire de lagarto. Nos hicimos amigos enseguida y hemos pasado muchas horas juntos, jugando a las palas, comiendo helados, paseando por la playa y tomando el sol hasta que, a finales de agosto, le dije que me venía a Madrid antes de que lo hiciera todo el mundo, para no pillar caravana. A Fede se le puso la cara triste. Entonces lo reconocí como uno de los auténticos lagartos de Federico, “lágrimas de cocodrilo, meditando”. -Me voy contigo, me dijo de repente, estoy harto del campo y quiero meterme en la vorágine de la ciudad. - Tú verás lo que haces, le dije y me lo traje a Madrid. Lo llevé al Corte Inglés y se compró un patín, una gorra, una mochila y unos vaqueros anchos con muchos bolsillos para meter las "chuches", el móvil y las gafas de sol. El otro día se presentó en el colegio El Quijote pidiendo matricularse porque, dice, en este cole hay mucho cuento y mucha poesía y que él se va a encontrar como en su casa. Creo que Juana lo matriculó sin ponerle muchas pegas, pues Juana es así. Por lo tanto es muy probable que hoy esté sentado entre nosotros el lagarto Fede con su gorra, con su mochila, con sus gafas de sol. Lo reconoceréis porque viene un poco moreno de la playa y trae un aire de placidez en la cara como de quien se ha pasado el verano sin dar un palo al agua. Pero sobre todo lo reconoceréis porque cuando habla dice cosas como

“Las alamedas se van pero dejan su reflejo.

Las alamedas se van pero nos dejan el viento”

o “Sobre el cielo verde,

un lucero verde, ¿qué ha de hacer, amor,

¡ay! sino perderse? El lagarto Fede es un tío “guay”, muy legal. Creo que es un buen fichaje. A él y a todos vosotros, el cole os da la bienvenida. Este curso hemos recibido a nuestros alumnos y familiares regalándoles a cada uno un marcador de páginas, con un sugerente dibujo gentileza de nuestro amigo pintor y diseñador Siro y les hemos leídos el siguiente cuento de bienvenida con el acompañamiento musical de la guitarra de Sergio y la sonorización de nuestro incondicional Chiqui: UNA DE PIRATAS Esta historia, rigurosamente cierta, es la de unos piratas, los mejores navegantes de los siete mares, los más atrevidos, los más incansables buscadores de tesoros. Habían hecho durante años lo que todos los piratas: hundir barcos enemigos, beber ron, luchar contra las tempestades, tatuarse el cuerpo, perder un ojo, ponerse una pata de palo, pero, sobre todo, BUSCAR TESOROS.

En todo habían tenido un resonante éxito. En todo… menos en lo de encontrar tesoros. Pero su vida cambió el día que cayó en sus manos un extraño pergamino con una aún más extraña inscripción medio borrada en la que se leía “ MAR ADENTRO, EL MAYOR TESORO” y un símbolo parecido a un caracol. Sin pensarlo dos veces partieron, mar adentro, rumbo a la isla Caracol. Y en la isla Caracol… no encontraron ningún tesoro. Fue el pirata más viejo de la tripulación quien dijo: “Eso no es un caracol, es una serpiente enroscada”. E inmediatamente pusieron rumbo, mar adentro, hacia la isla Serpiente. Y en la isla Serpiente… no encontraron ningún tesoro. Entonces alguien se atrevió a decir: “Eso no es una serpiente enroscada, es un sombrero chino. Y partieron hacia el mar de la China. Pero naturalmente allí… no encontraron ningún tesoro. Agotados, enfermos y a punto de naufragar los descubrió un pescador de perlas. Tras reanimarlos con una bebida tonificante sin alcohol, les preguntó qué buscaban. Ellos le enseñaron el mapa y ante su asombro el pescador de perlas descifró inmediatamente el enigma. “Aquí no pone MAR ADENTRO sino MÁS ADENTRO y este símbolo no es un caracol, ni una serpiente, ni un sombrero chino, es una espiral que enseña el camino hacia el interior. ¡Seguidme!” Y sin más, bajó a la bodega, levantó unas tablas y ante los ojos atónitos de los piratas apareció el mayor tesoro, guardado allí desde la construcción del barco. Hoy el pescador de perlas tiene nombre de mujer y se llama…(Aquí la larga lista de profesoras y escueta de profesores)…………………… y estamos aquí con vosotros y vosotras (un poco piratas ¿no me negaréis?) para ayudaros a descubrir el tesoro que todos y todas sin excepción lleváis dentro.

Así que ¡BIENVENIDOS… Y FELIZ AVENTURA!