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El programa
Suite Navarre
Danza que se nutre de nuestra tierra y la abre a los ojos del mundo
Almudena Lobón lleva más de treinta y cinco años de actividad artística en esta tierra, una larga
trayectoria llena de experiencias, recuerdos y éxitos.
El deseo de hacer patente su relación con Navarra se concreta en esta suite, una pieza de danza
contemporánea que ensalza la idiosincrasia cultural de la tierra: sus paisajes, sus costumbres, sus
tradiciones.
Estrenada en 2013, Suite Navarre se propone ahora actualizada en las coreografías y en la selección
musical. Un programa de danza con tonalidades redondas, un espectáculo cuya estructura nace del
paralelismo entre pasado y actualidad, haciendo propias la incontenible energía de la música de
Sarasate, y la moderna tradición de las piezas “folk” (Pello Ramírez y autores varios).
La danza es completa, sin resquicios de teatralidad, exigente con los bailarines y generosa con el
público.
Motivaciones
ALDANZA quiere ser una oportunidad para que el talento, fruto de esta tierra, encuentre aquí
también su desarrollo, realización y razón de ser. En su faceta de “compañía puente”, ALDANZA
ya ha obtenido muchos resultados de éxito, al poder enumerar varios de sus componentes
trabajando actualmente en compañías y ballet de todo el mundo (Ballet de Göteborg, Ballet Estatal
de Rumanía, Manhattan Ballet, etc.).
Los bailarines de la compañía, todos ellos navarros y formados en la escuela de Almudena, se han
volcado con especial entusiasmo en la interpretación de esta coreografía en homenaje a la
importante herencia cultural de nuestra tierra.
El programa es el resultado de una intensa fase de documentación filológica llevada a cabo por el
coreógrafo y la directora artística, con el fin de confeccionar una imagen de la comunidad foral que
llegara al público de manera natural, alejada de estereotipos.
En este sentido el programa cumple con otra función muy importante para Almudena Lobón: la
posibilidad de llegar a contactar con nuevos públicos, proponiendo frases coreográficas para cuya
lectura no se necesitan conocimientos previos de danza, manteniendo, sin embargo, un estándar de
calidad en el trabajo coreográfico.
Un resultado que se alcanza gracias a la calidad y naturalidad de los códigos de movimiento.
El espectador, independientemente de la edad, participa con los ecos de su experiencia y memoria
en este viaje por la tradición y colores de la cultura navarra.
FORMATO DEL ESPECTÁCULO
Almudena Lobón ha optado por un formato reducido (5/6 bailarines) para que el espectáculo se
pueda mover sin limitaciones objetivas por escenarios con distintas infraestructuras, facilitando de
manera considerable el montaje técnico necesario, reduciendo de tal manera tiempos y necesidades
técnicas y favoreciendo la posibilidad de montaje y actuación en un mismo día.
Sinopsis: Souvenirs d’antan. Ecos de sonidos e imágenes antiguas toman cuerpo y relevancia. Páramos de ensoñación mantienen
vivos recuerdos colectivos. Dualidad entre pasado y modernidad de una tierra que se nutre de
tradición conservada más allá del vacuo simbolismo. Con naturalidad y sin estridencias.
Dirección artística y
maestra de danza Almudena Lobón
Coreografía Antonio Calero Música P. Sarasate/P. Ramírez/varios autores Vestuario A. Lobón – A. Calero Escenografía y attrezzo D. Abbondi Idea gráfica José Carlos Díaz de Cerio Diseño y dirección luces Rafa Larumbe Producción ejecutiva Duilio Abbondi Intérpretes Los componentes de ALDANZA son bailarines/as formados por
Almudena Lobón:
Cristina del Pozo (solista) y Marta Aizpun (solista)
Lorien López de San Román, Uxúe Rodríguez
Fernando Casanova, Fermín López
Meritorios (variación “Gigantes”): alumnos/as de la Escuela Danza
Almudena Lobón
estilo: DANZA CONTEMPORÁNEA
duración aproximada: 58 Min.
Presentación
La compañía ALDANZA nace de la experiencia del Joven Ballet de Almudena Lobón, grupo
creado por esta maestra y directora en 1998, cuya finalidad directa residía en proporcionar a sus
componentes (todos ellos alumnos de la Escuela Profesional de Danza Almudena Lobón) una
formación práctica, complemento necesario para una rigurosa preparación artística.
Después de varias actuaciones puntuales, el JBAL se da a conocer oficialmente al público en varias
ocasiones como el Gran Concierto de Año Nuevo (1999, Teatro Gayarre de Pamplona), Gala del
Días de la Danza (1999), óperas y zarzuelas producidas por el Gobierno de Navarra o el
Ayuntamiento de Pamplona, siempre con coreografías de Almudena Lobón (de 2000 a 2002).
Colabora con Jesús Soldevilla y su OPUS III Percussion Ensamble (agrupación musical compuesta
por profesores de la Orquesta Sinfónica de Euskadi y de la Filarmónica de Bilbao) en varios
espectáculos incluidos en el Ciclo de Conciertos Pedagógicos, que culmina con una representación
en la Quincena Musical de San Sebastián (Kursaal, agosto 2000).
A partir del año 2000, Antonio Calero, - quien fue bailarín de la Compañía Nacional de Danza con
Nacho Duato desde 1990 hasta 1999 -, empieza su colaboración con la Escuela y la Compañía de
Almudena Lobón, creando coreografías de Danza Contemporánea para el JBAL, en las que se
evidencia la formación técnica de los bailarines.
En 2001 la compañía actúa en una Gala Itinerante en el ámbito de Escena 2001, los Festivales de
Danza organizados por el Gobierno de Navarra. En el mayo del mismo año el JBAL es llamado a
participar en el Festival Internacional de Danza de Madrid, MADRIDENDANZA 2001.
Después de esta temporada de intensa actividad, Almudena Lobón siente la necesidad de un periodo
de reflexión, necesario para fijar las directrices para un nuevo grupo, que por sus características
lograra una definición más clara en el mundo de la danza actual. Resultado de este periodo de
gestación es ALDANZA.
La nueva formación empieza su vuelo en 2003 en una Gala del Día de la Danza, invitada por la
Asociación de Profesionales de la Danza de Guipúzcoa, y actúa en el XXI Festival de Danza
Almudena Lobón. En 2004 ALDANZA actúa en ESCENA, los festivales de danza organizados por
el Gobierno de Navarra, colaboración que de manera ininterrumpida ha seguido hasta 2016.
En su exordio ALDANZA
presentó dos coreografías de
Antonio Calero, Divertimento y
Mozarabesque, piezas
contemporáneas en línea con el
estilo de la C.N.D.
A lo largo de estos años se ha ido
consolidando el reconocimiento
por parte de público y crítica
hacia el trabajo de la compañía
de Almudena Lobón.
ALDANZA se diferencia en el
panorama dancístico local por su
flexibilidad interpretativa
proponiendo coreografías de estilo clásico y neoclásico, a cargo de la misma Almudena (como Wa
Kei Sei Jaku o Swan Lake Suite), alternándolas con piezas contemporáneas que, salvo “Spiegel Im
Spiegel” de Natalia Viñas, son creaciones originales de Antonio Calero para la compañía.
Entre los trabajos más
significativos del coreógrafo
manchego, recordamos,
además de “Suite Navarre”,
“Touch!”, “Mozarabesque”,
“Cuerpos Sucesivos”, “Panta
Rei”, “Reveries”, “Nada de
Nada, y “Barocco”.
Acompañados por los
alumnos de la escuela de
Almudena Lobón, los
bailarines/as de ALDANZA
han actuado en los roles
principales de “Coppelia”
(2004), “La bayadere” (2005),
“El Lago de los Cisnes”
(2007), “Giselle – las willis”
(2009),”La bella durmiente”
(2011) y “Cinderella “ 2013,
“Don Quijote” (2015) y “La
Sylphide” (2017) en sendas
producciones de gran
formato que Almudena, ha
presentado en escenarios
navarros como el Teatro
Gayarre, el auditorio de
Barañain, el Baluarte (sala
principal) y el Teatro de la
Universidad de Navarra
La compañía cuenta con
bailarines todos ellos
formados por Almudena
Lobón, cuyas distintas
trayectorias enriquecen la
originalidad del trabajo de la
compañía. ALDANZA tiene
en su repertorio coreografías
clásicas, neoclásicas y
contemporáneas.
La Compañía
Director Artístico: Almudena Lobón
Almudena Lobón es alumna de María de Ávila.
Componente del Ballet de Cámara de Zaragoza, entra posteriormente a formar
parte del Ballet Lírico Nacional (hoy C.N.D.).
Su formación se basa en una muy depurada técnica de danza clásica académica,
resultado de las enseñanzas de su maestra, que Almudena ha enriquecido con la
asimilación de los códigos del estilo ruso, gracias a una fecunda estancia con la
compañía del Kírov, y de los matices típicamente norteamericanos, fruto de las
enseñanzas del maestro David Howard.
Es titulada en Danza Clásica por el Real Conservatorio de Danza de Madrid.
Almudena amplía su formación en Danza Contemporánea y Modern Jazz, entrando en contacto con
estilos como Horton, Limón, Graham, Ailey, Mattox, entre otros. En 1982, decide dedicar su
experiencia a la formación de bailarines, abriendo en Pamplona su propio centro, la Escuela
Profesional de Danza Almudena Lobón. El trabajo pedagógico de Almudena ha sido reconocido a
través de los premios que los alumnos/as que la Escuela ha presentado en concursos nacionales e
internacionales de danza han conseguido en sendas ocasiones: el Gran Prix de Lausanne, el Gran
Premio Montepríncipe, el Concurso Internacional de Danza Ciudad de Zaragoza, el Concurso
Nacional de Danza de Torrelavega, entre otros. Ha sido invitada a impartir clases magistrales por
varias entidades públicas y privadas, entre ellas el Real Conservatorio de Danza de Madrid.
Almudena ha puesto en escena varios ballets del Repertorio Clásico como Coppelia, La Bayadére, y
El Lago de los Cisnes, Giselle, La Bella durmiente del bosque, Cinderella, Don Quijote, La
Sylphide, todos ellos en su versión original.
Entre los trabajos coreográficos de Almudena, sobresalen piezas para Conciertos de Año Nuevo en
el Teatro Gayarre de Pamplona y en el Baluarte, con orquestas en directo, montajes para óperas y
zarzuelas (Rigoletto, El asombro de Damasco, Los Pescadores de Perlas, etc.) y para los Conciertos
Pedagógicos de la Quincena Musical de San Sebastián (junto a OPUS III Percussion Ensamble, en
el Kursaal).
Como complemento a la formación académica, Almudena crea en 1999 el Joven Ballet de
Almudena Lobón, pensado cómo “laboratorio de prácticas” para sus alumnos.
En 2003 la compañía se profesionaliza dando vida a ALDANZA, Almudena Lobón Cía. de Danza,
llegando a ser una verdadera compañía puente para sus componentes.
La sólida formación técnica de sus bailarines hace que ALDANZA se desenvuelva cómodamente
entre Danza Clásica, Neoclásica y Contemporánea, proponiendo de esta manera espectáculos
siempre variados y novedosos.
En 2012 constituye la “Fundación Almudena Lobón por la danza” una entidad sin ánimo de lucro
que tiene como objetivo principal el de permitir a jóvenes con talento y condiciones para la danza
poder formarse independientemente de sus posibilidades económicas, ofreciendo becas para
estudios profesionales de danza en su propio centro.
En 2013 es llamada a participar en el proyecto Imposible Danza, formación que reúne a ex
bailarines de la Compañía Nacional de Danza.
Coreógrafo invitado: Antonio Calero
Antonio Calero es componente de la Compañía Ballet del Atlántico desde 1984 hasta 1989.
Sucesivamente se encuentra en Italia, donde colabora con dos compañías
(Compagnia Mimo di Danza Alternativa y Compagnia Dance Continuum). En 1992
entra en la Compañía Nacional de Danza, dirigida por Nacho Duato, donde se
quedará hasta 1999. Durante esta importante fase entra en contacto con los trabajos
de Jiri Kylián, Mats Ek, Ohad Naharin, William Forsythe, y naturalmente de Nacho
Duato. El año 2000 marca el comienzo de su colaboración con Almudena Lobón,
colaboración que toca la esfera pedagógica - Antonio se hace cargo de los cursos de
Danza Contemporánea y de Jazz en el centro pamplonés hasta el 2004- y
coreográfica, con varias piezas de estilo contemporáneo creadas para ALDANZA.
Gestión y producción: Duilio Abbondi
Licenciado en Informática (”Universitá degli Studi di Milano” Instituto de Cibernética), empieza su
actividad laboral en una multinacional, en la que llega a ocupar el cargo de Marketing Manager
para Italia y de Sales Manager en la filial española. Desde1995 se dedica a la gestión empresarial de
la Escuela Profesional de Danza de Almudena Lobón, desempeñando labores de marketing,
publicidad y gestión administrativa. Desde su fundación, es gerente de ALDANZA, Almudena
Lobón Cía. de Danza. En el ámbito de la actividad artística, sea de la escuela, sea de la compañía, es
responsable de los aspectos relativos a la producción para los que se ocupa personalmente de todas
las fases, hasta intervenir en el diseño y la realización de attrezzo y escenografía.
De nacionalidad italiana, reside en Pamplona desde 1992.
Dirección técnica y diseño luces: Rafa Larumbe
En su faceta más creativa, como diseñador de luces cuenta con trabajos para teatro, música y danza:
Fundación Bartolomé de Carranza, Fundación Misterio de Obanos, Acción Cultural de Gobierno de
Navarra, A.G.A.O, etc. Diseña las luces para Compañía de tango Tango Metrópoli (Argentina), para
los Espectáculos de verano en Civican, y para varias coreografías de la compañía de Almudena
Lobón. En el ámbito de las Galas de Danza Almudena Lobón, con quien colabora desde 1997, se
hace cargo de la iluminación de obras cómo Paquita y Beating Foot, y de los siguientes ballets
completos Blancanieves, Gaia, Kyra - El rapto de la Ninfa, Coppelia, La Bayadère, El Lago de los
Cisnes, Giselle – Las Wilis, La Bella durmiente del bosque, Cinderella, Don Quijote en varios
escenarios de Pamplona, como el Teatro Gayarre, el Baluarte, el Teatro MUN.
Los intérpretes
Los componentes de ALDANZA son bailarines/as todos ellos formados por Almudena Lobón en su
“Curso para bailarines profesionales”, resultado de la labor pedagógica con jóvenes talentos
navarros que la maestra viene haciendo desde más de tres décadas.
Cristina del Pozo (solista), Marta Aizpun (solista)
Lorien López de San Román. Uxue Rodríguez, Fernando Casanova, Fermín López
LA CRÍTICA
Otra mirada de la fiesta POR TEOBALDOS – Diario de Noticias. Sábado, 27 de Abril de 2013 Espectáculo de ALDANZA. Dirección artística: Almudena Lobón. Suite Navarre, coreografía de Antonio Calero.
Gráfíca: J.C.Diaz de Cerio. Producción: Duilio Abbondi. Programación: Ciclo Escena del Gobierno de Navarra. Lugar:
Sala de cultura de Noain. Fecha: 21 de abril de 2013. Público: Lleno.
AUNQUE no lo parezca, es, probablemente, esta coreografía uno de los retos más arriesgados a los
se ha enfrentado la larga ya colaboración de Calero con ALDANZA. Y es que introducirse en
hechos tan cercanos, manidos, tópicos y afectivos como las fiestas y deportes populares, -y sobre
todas ellas los Sanfermines-, desde una perspectiva dancística, es algo a lo que uno se acerca con
cierta prevención. Pero Calero sale airoso. No es un ballet muy ambicioso el que propone. Más bien
hace un repaso, con una mirada limpia, de algunas de nuestras tradiciones folklóricas y de los
puntos álgidos de la fiesta, consiguiendo dotar a esos acontecimientos de grandes dosis de sutileza y
elegancia a través de la música, sobre todo, de Sarasate.
La Suite Navarre que da título al espectáculo, está compuesta por tres partes -Tierras, Ritmos,
Fiesta- en las que, a su vez, van encajando los bailarines su narración corporal en diversos pasos a
dos, algún solo, y en el quinteto total; todo con una fluidez y una agilidad, sin sucesión de
continuidad, que dotan a la obra de una unidad fundamental y muy bien pensada para lograr esa
fotografía aérea -o sea de conjunto-, y también de preciosos detalles, de la geografía navarro-
festiva. Una presentación brumosa entre aire y olas, prepara un muy bello paso a dos, sobre el opus
4, Reverie, de Pablo Sarasate: es uno de los momentos álgidos de la tarde, y una muy buena
apropiación balletística del ambiente de salón que rodeaba los recitales de Sarasate.
Calero consigue estilizar hacia el neoclasicismo precisamente eso, los bailes de salón, tan
decimonónicos y, un punto, decadentes, como esas poses que vemos en algunas fotografías del
insigne violinista. Los bailarines lo bordan. A partir de aquí hay mucho de descripción de diversos
momentos étnico-culturales: desde el oscurantismo de algunas costumbres ancestrales, hasta las
celebraciones festivas con bailes tradicionales. Un muy lírico paso a cuatro, seguido de un paso a
dos, pone fin a ese repaso de la tierra.
Ritmos se abre con un extraordinario ejercicio de precisión en la que todo el cuerpo de baile debe
ejecutar unos esquinados movimientos a las órdenes de una percusión en la que subyace la
txalaparta. Sin duda es un buen guiño a lo más moderno de la danza callejera, la que vemos a diario
entre los más jóvenes, traída desde lo más antiguo.
Es una exhibición de disciplina, pero también un episodio entretenido que gusta al público.
Y en el que es fundamental la luz, que es utilizada como una bailarina más.
Fiesta es un excelente maridaje entre lo más popular y lo más culto. Desde el aurresku, un tanto
sublimado por el violín de Sarasate; pero siempre respetando el hieratismo de la solemne danza;
hasta el zapateado que ilustra el encierro: sin duda otro de los momentos más logrados de la tarde.
Ha sido, y será, el Zapateado de Sarasate uno de los fragmentos más coreografiados, sobre todo por
los conjuntos de ballet español; y siempre incidiendo sobre el taconeo, claro. Calero saca a los
bailarines -ellas y ellos- descalzos, con lo que huye del taconeo, lo cual se agradece, y se fija -y
explota- el endiablado ritmo de la pieza para ilustrar la nerviosa, compacta y colorista carrera del
encierro. La coreografía, en su simplicidad, está francamente lograda, porque transmite toda la
intensidad del momento. ALDANZA la ejecuta de maravilla, y quedará como bis de la compañía.
Fue lo más aplaudido.
Los claroscuros del Pobre de Mí, con muchas dosis de melancolía -Le sommeil, op.11 de Sarasete-
ponen fin al espectáculo.
Como siempre, en las producciones de ALDANZA, los detalles de atrezzo -los gigantes-, de
vestuario, de escenografía… están muy cuidados.
Personal técnico de la compañía:
Duilio Abbondi - producción
móvil 609197568 e-mail [email protected]
Rafa Larumbe – dirección técnica
móvil 670057192
NECESIDADES ESCÉNICAS Y TÉCNICAS DEL ESPECTÁCULO
Dimensiones escenario
Ancho embocadura 10-12 m.
Alto embocadura 6.5 m.
Ancho escenario entre paredes 13 m.
Fondo 8 m.
Altura peine 6 m.
Equipamiento escenico
Barras escenografía 2
Barras iluminación 4
Cámara negra sí
Tapiz danza sí
Iluminación y sonido
Potencia acometida 50 kw trifásico + neutro + tierra
Material de sonido (aportado por la compañía) notebook con prg de reproducción
Material de sonido aportado por la sala reproductor de cd
*Notas Las carácteristicas arriba indicadas se han de considerar como el conjunto escénico/técnico
más adecuado para la realización del espectáculo.
En función de las circustancias objetivas de los espacios escénicos, la Compañía puede aportar
variaciones que permitan la realización del espectáculo en condiciones escénicas inferiores a
las indicadas.
PRODUCCIONES ANTERIORES
crítica > danza
FUSIÓN DE ESPIRITUALIDAD
por teobaldos – Miércoles, 6 de Abril de 2011 – Diario de Noticias ALDANZA-Almudena Lobón Compañía de Danza
Intérpretes: ALDANZA-Almudena Lobón Compañía de Danza. Dirección: Almudena Lobón. Programa: Nada es nada,
coreografía de Antonio Calero sobre música de diversos autores. Mozarabesque, Calero/Mozart. Programación: Ciclo
Escena del Gobierno de Navarra. Lugar y fecha: Casa de Cultura de Alsasua. 2 de abril de 2011.
La compañía de danza ALDANZA tiene un repertorio tan consolidado y potente que da gusto volver sobre él
para disfrutarlo. Nada es Nada nos sorprendió en la anterior edición, y hoy, al revisitar esta coreografía de
Calero, constatamos que su fuerza expresiva y visual no ha decaído un ápice, al contrario, superado ese
primer momento sorpresivo, ahondamos en nuevos descubrimientos y nuevas evocaciones. Hay que decir, en
primer lugar, que está estupendamente bailado en todos sus componentes, que los cuadros -diversos,
contrastados, en alternancia allegro-adagio- se suceden con independencia y originalidad en cada uno, pero
dentro de una estética de conjunto -luz, vestuario, y el hilo conductor de los bancos-. El predominio de la
música francesa -Massenet, Bell, Piaf- nos remite -por lo menos a los de la generación que ronda los sesenta
años- a cierta nostalgia y también a aquella sensación de libertad que venía de París. A la presentación potente
con los bancos iluminados del cuerpo de baile, sigue un número con predominio masculino: es espectacular y
rotundo, a la vez que está cargado de lirismo. El tema tan romántico y bello del violín, que podría devenir en
cierta melosidad, se carga de una poética de fuerza masculina francamente elegante, con elevaciones de la
bailarina por parte de los tres protagonistas. No es menos impactante la preciosa contradicción de la falda
espumosa en la fortaleza masculina del bailarín, doblegada aquí al ensueño, al misterio, al exotismo, a la
ambigüedad. Excelente solo del bailarín que demuestra autoridad, libertad y convicción para desarrollar la
coreografía.
El romántico paso a dos pegado al banco nos evoca situaciones cotidianas en cualquier parque, eso sí
sublimadas, en su estilización coreútica. ¿Quién no ha soñado con París, sus inmortales canciones, sus teatros,
sus calles y luces?, parecen decirnos, con humor, los bailarines-clows. La obra termina con un tour de force
entre toda la compañía y el obstinado ritmo impuesto por la música. Sería fácil sucumbir a la precipitación,
pero los bailarines, concentrados y dando el físico hasta el agotamiento, controlan ese final, un tanto
estresante, pero muy potente y mirando al futuro. El caso es que esta Nada nos evoca, nos entretiene, nos
anima, nos gusta y nos esponja el ánimo mucho.
Mozarabesque se interna en la espiritualidad, tanto la que nos llega de lejanas culturas, como la occidental. La
coreografía se envuelve nada menos que del Réquiem de Mozart. Algo bastante peligroso. Rara vez se
alcanza la altura visual de semejante música. Pero aquí Calero sale airoso al fusionar el ritual y música
orientales con Mozart.
Hay escenas de una gran potencia visual, como la salida a escena de las mujeres arrastradas sobre las telas. La
coreografía descansa sobre el elemento masculino, muy bien vestido -entre túnica talar y desnudo hinduista- y
con una danza de solemnidad litúrgica en algunos momentos, y de fuerte expresión dramática -los más-,
donde el sudario toma protagonismo. Con ese elemento tan simple, los bailarines transmiten el dolor y el
desasosiego de la muerte, pero también la esperanza y blancura de la luz en la otra vida. Es una pieza en
lenguaje contemporáneo de fuerte ritmo, con alternancias espaciales de suelo y saltos, densa, comprimida, con
acierto e importancia de la iluminación -calidez, oscuridad, frialdad-. Es obra coral. Intensa. Trascendente.
Como siempre ocurre con esta compañía, los bravos y los excelentes comentarios se sucedieron al finalizar el
espectáculo.
crítica > ballet – Diario de Noticias – Lunes, 20 de Junio de 2011 –
‘La bella durmiente del bosque’ Almudena Lobón, Escuela Profesional de Danza. Ballet en tres actos: coreografía de Almudena Lobón (aprés Marius
Petipa), música de P. I. Tchaikovsky. Demostraciones de danza clásica y modern jazz con coreografías de Almudena
Lobón y Manuel Cancela sobre música de Beethoven y ritmos modernos, respectivamente. En la ‘Bella Durmiente’,
Amaia Remón e Iñaki Cobos encabezan un extenso reparto. Escenografía, atrezzo y producción: Duilio Abbondi.
Gráficas: J.C. Díaz de Cerio. Vestuario: Mora/Lobón. Tocados: Rius/Paños. Luces: R. Larumbe. Ayudante de dirección:
M. Sáinz. Dirección: Almudena Lobón. Auditorio principal de Baluarte. 18 de junio de 2011.
por TEOBALDOS
La nueva producción de la Escuela Profesional de Danza Almudena Lobón ha vuelto a sorprendernos, y
supone un peldaño más en la categoría del espectáculo que ofrece esta escuela al final del curso. A la
disciplina, el progreso en el aprendizaje de las nuevas incorporaciones y la consolidación de los alumnos
antiguos, a los que nos tiene acostumbrados año tras año, en esta ocasión se ha añadido una extraordinaria
producción diáfana, limpia, fluida que solucionaba estupendamente no solo los bruscos saltos temporales del
libreto, sino los cuadros de transición de la obra. Una producción que unía, con coherencia y sin traumas,
tradición y modernidad. Una producción que quitaba hojarasca al bosque para dejarlo en unos oníricos
bambúes, imponiendo un espacio amplio y desnudo para que brillara la danza. Una producción, por lo tanto,
doblemente arriesgada, porque al dejar el fondo en blanco -siempre muy bien iluminado-, los defectos -en este
caso las virtudes- se ven más. Y es que sólo si se posee un cuerpo de baile que solucione con solvencia el
exigente material coreútico, se puede correr el riesgo de tan espectacular montaje.
De una obra larga, como es La Bella Durmiente, muy ceñida a los cánones clásicos, sin excusas ni
divagaciones que no sean las puntas, los emportés, los exigentes giros etc., lo mejor que se puede decir es que,
en un noventa por ciento de la representación, uno se olvida del concepto de escuela y se siente inmerso en la
historia. El colorido, el movimiento, el continuo fluir de escenas que impone la música, el sorprendente
atrezzo -el barco-concha por ejemplo-, el vestuario, el transformismo lumínico, la poesía, en fin, del
espectáculo, enganchan al espectador durante las casi tres horas que dura.
Con el apunte del prólogo, en el que la bella durmiente aparece en una camilla, ya se insinúa la diferencia con
otras puestas en escena convencionales. La escena del bautizo es una alegría para los ojos: los siempre cálidos
tonos pastel -aligerados de almidón- y el detalle de la golina en los hombres, también nos sorprende para bien.
En esa pulcritud, surge la danza poderosa, de amplio vuelo, canónica y de masculina hermosura de los
príncipes amigos. Llenan de sobra el magnifico tutti orquestal de Tchaikovsky. Sigue el paso a siete de las
damas de honor: un delicado y etéreo círculo sobre puntas. Una tupida red de criaturas hace y deshace
simetrías que aportan colorido, trazos lineales de danza que enriquecen la fiesta. Todo en un orden que -dado
el número- no deja de ser milagroso. Teresa Torres -entrando en el apartado de solos- compone sus dos
personajes (hada Lila, pájaro azul) desde una esbelta elegancia, con una envergadura de impactante presencia.
Su paso a dos con Egoitz Segura subió el listón. Egoitz se consolida en un estilo muy clásico y también
elegante, y demuestra control y fuerza: sus emportés sobre el hombro fueron espectaculares, bien hechos. Para
fuerza, soltura y valentía en los saltos, la de Marcelo Martínez. Sorprende su seguridad, su amplio recorrido
por un espacio que acota a su antojo. Marta Sáinz y él se marcaron un paso a dos en el Gato con botas
extravertido y lleno de gracia. Marta Aizpún se luce, también en el hada Verde. Pajes y duendes obedientes,
tejedoras, mariposa, las damas de las cortes, el resto de los amigos del príncipe… imposible nombrar a todos.
Y el bien logrado contrapunto oscuro de Carabosse y su séquito. Iñaki Cobos como príncipe Desiré añade a su
innata elegancia una impagable técnica que consolida los giros y saltos y hace que parezcan fáciles, siempre
al servicio de un fraseo impecable. Las figuras tejidas con la protagonista tanto en las elevaciones, como sobre
la rodilla, bellísimas. Amaia Remón -Aurora, la bella durmiente- me impresionó con su plante sobre la punta
en la recepción de los príncipes. Hizo gala de una extraordinaria profesionalidad. Y confió en el diálogo con
su partenaire firmando un paso a dos en la boda de esos que se sobran de lirismo, luminosidad y belleza.
El próximo año se cumple el treinta aniversario de esta Escuela Profesional de Danza, previsiblemente se
repetirá esta producción. Todo aficionado a la danza, y el que quiera aficionarse, debe verla. Será en un
ambiente de celebración y agradecimiento a Almudena.
Un paso por delante. Ballet de Almudena Lobón
por TEOBALDOS – Diario de Noticias Lunes, 8 de Marzo de 2010
Intérpretes: ALDANZA-Almudena Lobón Cía de danza. Dirección artística: Almudena Lobón. Programa:
"Mañana más": coreografía de A. Lobón "aprés" M. Petipa. "Nada es nada": coreografía de Antonio Calero.
Programación: Ciclo Escena del Gobierno de Navarra. Lugar y fecha: Cines Golem Los Llanos de Estella.
5 de marzo de 2010. Público: Buena entrada.
A estas alturas de la trayectoria del ballet de Almudena Lobón, el espectador se enfrenta a un espectáculo de
ALDANZA con el convencimiento de que va a disfrutar de belleza y clasicismo, por lo menos. Pero, y a pesar
de los años transcurridos, siempre hay sorpresas. Siempre van un paso por delante. Y es que, en el arte -como
en el amor-, lo que no avanza, retrocede. Esta vez, en la función presentada para Escena 2010, se destila el
más puro clasicismo, y se estrena una soberbia coreografía de Calero. Ambos programas muy bien resueltos
por el cuerpo de baile y los solistas. Mañana más son tres "pasos a dos", cumbres del repertorio,
desenfadadamente presentados a partir de una barrendero, y muy bien ambientados por una precisa y preciosa
filmación de los propios bailarines que se preparan para el ballet. Denise Fuentealba y David Mejías abren la
exhibición con un Corsario noble y poderoso, que contrasta delicadeza y fortaleza. Amaia Remón y Egoitz
Segura subrayan un exacerbado y casi insolente romanticismo en su Harlequinade. Y Garazi Ostiz e Iñaki
Cobos firman un espectacular Quixote de altura y giros virtuosos, de esos capaces de trepar a las nubes. En
definitiva, certeza técnica, musicalidad y hermosa juventud. Es una primera parte de verdaderas delicatessen
para los balletómanos. Y para los que se acercan por primera vez, nada mejor que este viaje rápido y de alto
nivel por las cumbres.
Y como la compañía ya ha sentado cátedra con dominio clásico, puede enfrentarse a la multicultural,
ecléctica, melancólica a ratos, francesa y universal, variada y original coreografía de Nada es nada propuesta
por Calero. No se trata sólo de enfrentarse a las diversas exigencias físicas -musculares- y estéticas de la
decena de cuadros que componen la obra; sino que hay que asimilar -en cuestión de minutos- el cambio de
estado de ánimo, de situación, de contenido emocional. Y transmitirlo. Calero aborda su propuesta desde esa
declaración de humildad de que todo pasa, del "sic transit gloria mundi". Pero lo cierto es que aquí todo es
mucho. Y todo esta medido al milímetro. Comprimido en lo fundamental. Y expuesto con una fluidez que no
deja respiro al espectador. Introduce aparatos en escena: unos simples bancos que, bien iluminados, enmarcan
y dan soporte a unos bailarines que los incorporan a la danza como un elemento más de su movimiento. Como
he dicho, todo fluye con extraordinaria belleza, en un corpus uniforme que, sin embargo esta formado por
partes bien distintas. Pero no puedo resistirme a señalar algunos momentos que me parecieron especialmente
magistrales, dentro de la alta meseta que es esta obra. El contraste entre la danza rotunda de los tres chicos
ante el abrumador lirismo de la propuesta musical, es magnífico. Se huye de la blandenguería. El paso a dos
de Amaia y David es de lo mejor de la tarde, el tempo logrado por esta pareja, que se deja caer y no caer en el
banco, es de una ternura emocionante. Impactante la pose de Iñaki Cobos desde su posición de espaldas. Me
parece logradísimo el giro radical de la música barroca que se aloja en el vestuario de este bailarín, para
devenir en la poderosa trascripción corporal del aria de Manon Lescaut de Puccini, bailada con una virilidad y
una fuerza que da autoridad al ornamento. Siempre hemos dicho que es muy difícil -y muy hermoso cuando
se consigue- conjugar bailarín y falda larga. Rien de rien, la famosa canción francesa, sirve de base a una
desengrasante coreografía jocosa en la que los bailarines se divierten. Por no decir que todo es perfecto, el
fragmento de percusión bailado por las tres chicas parecía pedir un poco más de dureza. La misma que pide
ese final tremendo, de simetría y cartabón que cierra la obra. En fin, Calero incorpora a su opus una de las
más trepidantes, logradas, personales y entretenidas coreografías. Aplausos y bravos para los intérpretes. Sin
duda un programa ideal para el ciclo. La gente se identifica enseguida con la propuesta clásica. Y se abre a lo
más nuevo. Siempre de forma comprensible.
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