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El Realismo y el Naturalismo

Teoría:

La segunda mitad del siglo XIX

Es importante conocer la situación histórica y cultural de España en la segunda mitad del siglo XIX.

Situación de España.

Situación histórica Situación socio-cultural

- La burguesía, formada por grandes empresarios y terratenientes, es la clase dominante del país. Se instalan en el poder y se vuelven conservadores y moderados.

- Los progresistas, integrados por pequeños empresarios, artesanos y militares de baja graduación, se enfrentan al conservadurismo y a los privilegios de los ricos.

- El proletariado, clase a la que pertenecen los obreros y campesinos, intenta defender sus intereses; socialismo y anarquismo se enfrentan al sistema político dominante. La caída de Isabel II en 1868 abre el camino hacia un gobierno republicano.

- El positivismo, corriente filosófica que surge tras los avances técnicos y científicos, propone la observación rigurosa y la experimentación como únicos métodos para llegar al conocimiento de la realidad. Se desechan las corrientes románticas en las que predominaba el sentimiento y la imaginación. Surge el realismo literario que pretende reflejar la realidad tal y como es. - El evolucionismo es un nuevo método experimental sobre las leyes de la herencia y la evolución de las especies. Este método pretende explicar el comportamiento del hombre. Los escritores naturalistas reflejan estas corrientes en sus obras.

Situación literaria

Los cambios sociales y las nuevas corrientes ideológicas que surgen en esta segunda mitad del sigloXIX influyen en la producción literaria. La fantasía y la subjetividad del Romanticismo, así como la expresión libre de sus sentimientos más íntimos son sustituidos por todo aquello que rodea al hombre. El Realismo y el Naturalismo sustituyen al Romanticismo.

El Realismo

Este movimiento literario aparece en la segunda mitad del siglo XIX, como consecuencia de las circunstancias sociales de la época: la consolidación de la burguesía como clase dominante, la industrialización, el crecimiento urbano y la aparición del proletariado.

Las características básicas del Realismo literario son:

Eliminación de todo aspecto subjetivo, hechos fantásticos o sentimientos que se alejen de lo real.

Análisis riguroso de la realidad. El escritor nos ofrece un retrato riguroso de lo que observa.

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Los problemas de la existencia humana, componen el tema fundamental de la novela realista; ésa es la consecuencia del sumo interés por la descripción del carácter, temperamento y conducta de los personajes.

Surge un tipo de novela en la que se analizan minuciosamente las motivaciones de los personajes y las costumbres.

El novelista denuncia los defectos y males que afectan a la sociedad y ofrece al lector soluciones para detenerlos. Cada autor, según sus ideas, muestra lo que para él es un mal de la sociedad.

El Naturalismo

El Naturalismo surge como una derivación del Realismo, que tenía como objetivo explicar los comportamientos del ser humano. El novelista del Naturalismo pretende interpretar la vida mediante la descripción del entorno social y descubrir las leyes que rigen la conducta humana.

Los escritores naturalistas representan a sus personajes en situaciones extremas de pobreza y marginación, y les gustaba describir los ambientes más bajos y sórdidos con el fin de poner al descubierto las lacras de la sociedad. La descripción de estos ambientes interesaba en la medida que permitía observar cómo influye un medio hostil sobre la forma de ser de los personajes y cuáles son la reacciones del ser humano en condiciones de vida adversas.

Novelistas del Realismo y el Naturalismo

En esta época, la novela es el género literario preferido. Novelistas importantísimos reflejan los profundos cambios sociales en sus obras. No diferenciaremos autores del Realismo y del Naturalismo ya que todos participaron en ambas corrientes por simple evolución.

Juan Valera

Nació en Cabra (Córdoba) en 1824, hijo de una familia noble. Estudió Derecho e ingresó en el cuerpo diplomático, desempeñando diferentes misiones en varios países europeos y americanos. Fue miembro de la Real Academia Española. Comenzó a escribir cuando ya tenía cincuenta años. Murió en Madrid en 1905.

Fue un hombre culto y refinado, de espíritu equilibrado y libre. Su inteligencia y fino sentido estético se manifiestan en su labor como crítico y en su estilo correcto, fluido y elegante; aunque, a veces, adolece de vigor y calor humano.

Su primera obra fue Pepita Jiménez en la que un joven seminarista conoce a una mujer con la que su padre, que es viudo, piensa casarse. El joven va enamorándose poco a poco de ella y, tras largas luchas interiores entre su vocación religiosa y su amor, triunfa el último.

También escribió El Comendador Mendoza, Doña Luz, y una de sus mejores novelas, Juanita la Larga, cuando tenía setenta años.

Juanita la Larga (Juan Valera)

Como de costumbre, jugaba al tute con la madre; como de costumbre, hablaba con Juanita en conversación general, y Juanita hablaba igualmente y le oía muy atenta manifestándose finísima amiga suya y hasta su admiradora; pero, como de costumbre también, las miradas ardientes y los mal reprimidos suspiros de don Paco pasaban sin ser notados y eran machacar en hierro frío, o hacían un efecto muy contrario al que don Paco deseaba poniendo a Juanita seria y de mal humor, turbando su

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franca alegría y refrenando sus expansiones amistosas.

De esta suerte, poco venturosa y triunfante para don Paco, se pasaron algunos días y llegaron los últimos del mes de julio.

Hacía un calor insufrible. Durante el día los pajaritos se asaban en el aire cuando no hallaban sombra en que guarecerse. Durante la noche refrescaba bastante. En el claro y sereno cielo resplandecían la luna y multitud de estrellas, que, en vez de envolverlo en un manto negro, lo teñían de azul con luminosos rasgos de plata y refulgentes bordados de oro.

Ambas Juanas no recibían a don Paco en la sala, sino en el patio, donde se gozaba de mucha frescura y olía a los dompedros, que daban su más rico olor por la noche, a la albahaca y a la hierba Luisa, que había en no pocos arriates y macetas, y a los jazmines y a las rosas de enredadera, que en Andalucía llaman de pitiminí, y que trepaban por las rejas de las ventanas, en los cuartos del primer piso, donde dormían Juanita y su madre.

En aquel sitio, tan encantador como modesto, era recibido don Paco. Todavía allí, a la luz de un bruñido velón de Lucena, de refulgente azófar, se jugaba al tute en una mesilla portátil, pero no con la persistencia que bajo techado. Otras distracciones, casi siempre gastronómicas, suplían la falta de juego. Juana, que era tan industriosa, solía hacer helado en una pequeña cantimplora que tenía; pero con más frecuencia se entretenían comiendo ora piñones, ora almendras y garbanzos tostados, ora flores de maíz, que Juanita tenía la habilidad de hacer saltar muy bien en la sartén, y ora altramuces y, a veces, hasta palmitos cuando los arrieros los traían de la provincia de Málaga, porque en la de Córdoba no se crían.

Benito Pérez Galdós

Nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1843. Se fue muy joven a Madrid donde estudió Derecho. En la capital pasó la mayor parte de su vida dedicándose fundamentalmente a escribir. Murió en Madrid en 1920. Galdós fue un hombre sin prejuicios, abierto a toda idea de progreso y, al mismo tiempo, amaba intensamente a su patria. Vivió de forma tan comprometida con su época que escribió sus obras con la intención de encontrar la raíz de los problemas y explicarlo todo a los demás. Galdós fue un extraordinario narrador, aunque también escribió numerosas obras teatrales.

La producción literaria de Galdóa es enorme. Sólo su narrativa consta de más de setenta volúmenes, clasificados por él mismo en: Episodios Nacionales, Novelas de la primera época y Novelas contemporáneas.

Episodios Nacionales. En estas obras, Galdós pretende ofrecer una visión, en forma novelada, de la historia de España del siglo XIX. Consta de cinco series de diez tomos cada una, salvo la última que quedó interrumpida. Los episodios históricos mejor logrados fueron: Trafalgar, El dos de Mayo, Gerona, Zaragoza.

Novelas de la primera época. Todas ellas tienen características comunes: tratan problemas políticos y religiosos, profundizan en el estudio psicológico de los personajes y sobre la contradicción entre lo tradicional y lo liberal. Doña Perfecta, La Fontana de Oro, Gloria...

Novelas contemporáneas. La mayoría de estas novelas tienen como eje central de su temática la ciudad de Madrid, sus gentes, sus calles y sus barrios. Fortunata y Jacinta, La desheredada, Miau, Tristana, Misericordia...

Trafalgar (Benito Pérez Galdós)

Entre los soldados vi algunos que sentían el malestar del mareo, y se agarraban a los obenques

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para no caer. Verdad es que había gente muy decidida, especialmente en la clase de voluntarios; pero por lo común todos eran de leva, obedecían las órdenes como de mala gana, y estoy seguro de que no tenían el más leve sentimiento de patriotismo. No les hizo dignos del combate más que el combate mismo, como advertí después. A pesar del distinto temple moral de aquellos hombres, creo que en los solemnes momentos que precedieron al primer cañonazo la idea de Dios estaba en todas las cabezas.

Por lo que a mí toca, en toda la vida ha experimentado mi alma sensaciones iguales a las de aquel momento. A pesar de mis pocos años, me hallaba en disposición de comprender la gravedad del suceso, y por primera vez, después que existía, altas concepciones, elevadas imágenes y generosos pensamientos ocuparon mi mente. La persuasión de la victoria estaba tan arraigada en mi ánimo, que me inspiraban cierta lástima los ingleses, y los admiraba al verlos buscar con tanto afán una muerte segura.

Por primera vez entonces percibí con completa claridad la idea de la patria, y mi corazón respondió a ella con espontáneos sentimientos, nuevos hasta aquel momento en mi alma. Hasta entonces la patria se me representaba en las personas que gobernaban la nación, tales como el rey y su célebre ministro, a quienes no consideraba con igual respeto. Como yo no sabía más historia que la que aprendía en la Caleta, para mí era de ley que debía uno entusiasmarse al oír que los españoles habían matado muchos moros primero, y gran pacotilla de ingleses y franceses después. Me representaba, pues, a mi país como muy valiente; pero el valor que yo concebía era tan parecido a la barbarie como un huevo a otro huevo. Con tales pensamientos, el patriotismo no era para mí más que el orgullo de pertenecer a aquella casta de matadores de moros.

Leopoldo Alas "Clarín"

Nació en Zamora en 1852, de familia asturiana. Estudió Leyes en Oviedo y se doctoró en Madrid. Fue catedrático de las facultades de Derecho de Zaragoza y Oviedo. Fue un hombre culto, de sólida formación universitaria y aguda capacidad crítica que hizo que fuese temido y respetado.

Escribió una novela muy extensa que está considerada como una de las obras fundamentales del Realismo español: La Regenta, en la que Clarín hace un análisis minucioso y detallado del ambiente hipócrita y corrompido de Vetusta, ciudad donde se desarrolla la acción y que puede ser Oviedo. Satiriza a sus personajes que, bajo apariencias honradas, esconden la hipocresía y la maldad.

Clarín también destacó como uno de los mejores escritores de cuentos de su época, en los que analiza el comportamiento de personas malvadas y llenas de hipocresía. Entre ellos destaca ¡Adiós, cordera! En este cuento se nos narran las peripecias de tres amigos felices e inseparables: Rosa, Pinín y Cordera. Dos hermanos gemelos y su vaca Cordera que son felices en las montañas asturianas alejados de los peligros del mundo. Sólo un palo del telégrafo y un tren que pasa de vez en cuando son indicios de ese mundo. Pero un día ese mundo se llevará primero a la Cordera y luego a Pinín. Rosa se quedará sola con su dolor y sus recuerdos.

¡Adiós, Cordera! (Leopoldo Alas "Clarín")

Desde aquel día en que adivinaron el peligro, Pinín y Rosa no sosegaron. A media semana se personó el mayordomo en el corral de Antón. Era otro aldeano de la misma parroquia, de malas pulgas, cruel con los caseros atrasados. Antón, que no admitía reprimendas, se puso lívido ante las amenazas del desahucio.

El amo no esperaba más. Bueno, vendería la vaca a vil precio, por una merienda. Había que pagar o

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quedarse en la calle.

El sábado inmediato acompañó al Humedal Pinín a su padre. El niño miraba con horror a los contratistas de carne, que eran los tiranos del mercado. La Cordera fue comprada en su justo precio por un rematante de Castilla. Se le hizo una señal en la piel y volvió a su establo de Puao, ya vendida, ajena, tañendo tristemente la esquila. Detrás caminaba Antón de Chinta, taciturno, y Pinín, con ojos como puños. Rosa, al saber la venta, se abrazó al testuz de la Cordera, que inclinaba la cabeza a las caricias como al yugo. (...)

El viernes, al oscurecer, fue la despedida. Vino un encargado del rematante de Castilla por la res. Pagó; bebieron un trago Antón y el comisionado, y se sacó a la quintana la Cordera. Antón había apurado la botella estaba exaltado; el peso del dinero en el bolsillo le animaba también. Quería aturdirse. Hablaba mucho, alababa las excelencias de la vaca. El otro sonreía, porque las alabanzas de Antón eran impertinentes. ¿Que daba la res tanto y tantos xarros de leche? ¿Que era noble en el yugo, fuerte con la carga? ¿Y qué, si dentro de pocos días había de estar reducida a chuletas y otros bocados suculentos? Antón no quería imaginar esto; se la figuraba viva, trabajando, sirviendo a otro labrador, olvidada de él y de sus hijos, pero viva, feliz... Pinín y Rosa, sentados sobre el montón de cucho, recuerdo para ellos sentimental de la Cordera y de los propios afanes, unidos por las manos, miraban al enemigo con ojos de espanto. En el supremo instante se arrojaron sobre su amiga; besos, abrazos: hubo de todo. No podían separarse de ella. Antón, agotada de pronto la excitación del vino, cayó como en un marasmo; cruzó los brazos, y entró en el corral oscuro.

Los hijos siguieron un buen trecho por la calleja, de altos setos, el triste grupo del indiferente comisionado y la Cordera, que iba de mala gana con un desconocido y a tales horas. Por fin hubo que separarse. Antón malhumorado, clamaba desde casa:

-¡Bah, bah, neños, acá vos digo; basta de pamemes! -así gritaba de lejos el padre, con voz de lágrimas.

Caía la noche; por la calleja oscura, que hacían casi negra los altos setos, formando casi bóveda, se perdió el bulto de la Cordera, que parecía negra de lejos. Después no quedaba de ella más que el tintán pausado de la esquila, desvanecido con la distancia, entre los chirridos melancólicos de cigarras infinitas.

¡Adíós, Cordera! -gritaba Rosa deshecha en llanto-. ¡Adiós, Cordera de mío alma!

-¡Adiós, Cordera! -repetía Pinín, no más sereno.

-Adiós -contestó por último, a su modo, la esquila perdiéndose su lamento triste, resignado, entre los demás sonidos de la noche de julio en la aldea...

Actividades:

Lectura y comprensión del texto

1ª.- Lee con mucha atención el texto que va a continuación hasta que lo entiendas perfectamente. Utiliza el diccionario si es necesario.

Misericordia (Benito Pérez Galdós)

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Tenía la Benina voz dulce, modos hasta cierto punto finos y de buena educación, y su rostro moreno no carecía de cierta gracia interesante que, manoseada ya por la vejez, era una gracia borrosa y apenas perceptible. Más de la mitad de la dentadura conservaba. Sus ojos, grandes y oscuros, apenas tenían el ribete rojo que imponen la edad y los fríos matinales. Su nariz destilaba menos que las de sus compañeras de oficio, y sus dedos, rugosos y de abultadas coyunturas, no terminaban en uñas de cernícalo. Eran sus manos como de lavandera y aún conservaban hábitos de aseo. Usaba una venda negra bien ceñida sobre la frente; sobre ella, pañuelo negro, y negros el manto y vestido, algo mejor apañaditos que los de las otras ancianas. Con este pergeño y la

expresión sentimental y dulce de su rostro, todavía bien compuesta de líneas, parecía una Santa Rita de Casia que andaba por el mundo en penitencia. Faltábanle sólo el crucifijo y la llaga en la frente, si bien podía creerse que hacía las veces de ésta el lobanillo del tamaño de un garbanzo, redondo, cárdeno, situado como a media pulgada más arriba del entrecejo.

2ª.- Escribe el significado de las siguientes palabras.

Ribete

Pergeño

Destilar

Lobanillo

Coyuntura

Cárdeno

Cernícalo

Entrecejo

Autor

3ª.- Escribe un resumen de la vida y la obra de Galdós.

Tema

4ª.- Escribe el tema del texto. Justifica tu respuesta.

Canal

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5ª.- El texto está en prosa. Justifica si es narrativo o descriptivo y no olvides utilizar palabras del texto para apoyar tus razones.

Código

6ª.- Escribe el nombre que reciben las siguientes técnicas descriptivas.

Descripción de los rasgos físicos de un personaje.Descripción de los rasgos morales de un personaje.Descripción de los rasgos físicos y morales de un personaje.

7ª.- Escribe todos los rasgos físicos y morales que se describen y cómo son descritos.

RetratoRasgos físicos Rasgos morales

8ª.- Separa los rasgos que embellecen al personaje de los que lo afean y escribe la imagen que crees que el autor quiere dar de Benina.

Rasgos que embellecen Rasgos que afean

Imagen que pretende dar el autor

Receptor

10ª.- Escribe unas líneas sobre la imagen que tienes tú del personaje ahora que has estudiado el texto.

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Complementa tus conocimientos sobre estos movimientos a través de la siguiente lectura y elabora un cuadro sinóptico sobre ellos

EL ESPAÑOL DE LOS SIGLOS XVIII - XIX

El siglo XVIII. Contexto histórico.

Durante los últimos decenios del siglo XVII y los primeros del XVIII se produce en Europa un cambio importante en todos los órdenes. Los valores y conceptos que presidían la sociedad del Barroco entran en crisis poco a poco, pero irreversiblemente. El cambio parte de Inglaterra y de un conjunto importante de intelectuales que ponen en tela de juicio los viejos valores de la sociedad y del saber tradicionales. Propugnaban unos cambios de ideas y modos de interpretar el mundo que procedían del racionalismo a ultranza de la clase burguesa en ascenso.

En España, el siglo XVIII comienza con el estreno de la casa real borbónica procedente de Francia.La nueva dinastía favorece e impulsa la penetración de la cultura de la Ilustración Francesa y logra que nuestro país se incorpore a la política y cultura europeas. Pronto comienzan las reformas de los ilustrados. España, a principios del siglo XVIII estaba muy alejada de Europa. La sociedad estaba dividida en clases bastante rígidas (aristocracia, clero, labradores, criados, mendigos...); pero al mejorar las condiciones de vida, aumenta la población y aparece una nueva clase social: la burguesía.

Durante el reinado de Carlos III se realizan importantes reformas que consiguen mejorar el

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país. La influencia cultural de la Ilustración francesa llega a través de la Corte Real; los monarcas se convierten en protectores de las Artes y de las Letras. Reflejo de esta preocupación cultural son las numerosas instituciones que, a imitación francesa, se crean en nuestro país durante el Siglo de las Luces: la Real Academia Española, la Biblioteca Nacional, la Real Academia de la Historia , el Museo del Prado...

Literatura

- Se considera a los escritores griegos y latinos como modelos a imitar. Es un retorno a los clásicos grecolatinos. - Se da preferencia a la razón frente a los sentimientos, y se imponen reglas a las que se deben ajustar las obras literarias. - Se rechaza lo imaginativo y lo fantástico, se escribía para educar. La literatura de la Ilustración tiene un marcado carácter crítico, didáctico y moralizador.- La producción literaria es escasa: apenas se escriben novelas, la poesía no ofrece ningún interés y muy pocas obras de teatro tuvieron éxito.

En poesía por considerarse de mal gusto expresar sentimientos, los poetas de este movimiento adoptan dos temas: el bucólico o pastoril (se ensalza la naturaleza) y la fábula (con el objetivo de ofrecer al lector consejos y enseñanzas morales puestas en boca de animales). En el primero destacan Tomás Fernández de Moratín y Juan Meléndez Valdés, que es el autor de una égloga (poema de tipo amoroso puesto en boca de pastores) titulada Batido, nombre que utilizó el poeta como seudónimo; en la fábula destacan Félix María Samaniego (La cigarra y la hormiga) y Tomás de Iriarte (El burro flautista).

En prosa predomina la crítica y el ensayo. El monje benedictino Fray Benito Jerónimo Feijoo insiste en el valor de la razón y la experiencia en la búsqueda de la verdad, oponiéndose a supersticiones, milagros y falsas creencias religiosas, sobre todo en su obra El teatro crítico universal. En el ensayo encontramos a José Cadalso , y sus famosas Cartas marruecas, primera manifestación española del ensayo breve, irónico, de contenido ideológico y estilo personal. Por su parte, Gaspar Melchor de Jovellanos , estudia los problemas locales, la construcción de carreteras o la explotación de las minas, así como el paisaje, la historia y la vida económica, destacando en este último terreno, donde aparece como el primer economista español de su tiempo.

El teatro se somete a las rígidas normas del clasicismo, por lo que adopta la regla de las tres unidades que Lope de Vega había roto en el Barroco. Desaparece de las obras de teatro todo tema imaginativo y fantástico, así como la mezcla de lo trágico y lo cómico. Surge un teatro exclusivamente didáctico. Destaca sobre todos Leandro Fernández de Moratín , cuya obra El sí de las niñas plantea el problema de la educación de la mujer y su libertad para elegir marido, con una técnica teatral irreprochable.

El siglo XIX. Primera mitad: El Romanticismo.

El romanticismo fue una reacción fuerte a la tradición establecida; defendía la libertad del individuo. Lo subjetivo, lo irracional y lo imaginativo empezaron a abrirse paso en un movimiento que planteó un cambio total hacia lo humano, la naturaleza y la belleza inalcanzable, ideal y sublime. Los artistas románticos buscaron una huida de la realidad que les rodeaba, dando rienda suelta a la fantasía, la emoción y el encuentro con la naturaleza y la historia remota.

En política se desarrollaron vivamente los nacionalismos que buscaban los rasgos peculiares de los pueblos y rechazaban la uniformidad del dominio imperial tal como había sido concebido por Napoleón. En su reacción frente a la etapa anterior, el romanticismo planteó una ruptura con el equilibrio. En España existe un romanticismo popular, más como un sentimiento que como un sistema de pensamiento. Éste vino determinado por la invasión de España por las tropas napoleónicas. La Guerra de Independencia Española fue la primera guerra romántica de la Historia, llevada a cabo por el pueblo, organizado espontáneamente en guerrillas para combatir al invasor extranjero. Ese romanticismo popular es de fecha temprana, idealista, liberal y produjo la primera Constitución Española, promulgada en Cádiz en 1812. Esto ocasionó duros enfrentamientos entre los partidarios de la reforma, llamados liberales, y los partidarios de que no se aplicara la Constitución, llamados absolutistas. A la cabeza de estos últimos se encontraba el propio rey, Fernando VII, que gobernaba con un poder totalmente absoluto.

Literatura

EL movimiento literario del Romanticismo transcurre en la primera mitad del siglo XIX y se originó en Alemania e Inglaterra. Contra el racionalismo francés del siglo anterior, que sometía al arte a reglas rígidas, el escritor romántico reacciona, expresando sus sentimientos. Los románticos toman como modelos a los clásicos: la literatura medieval, el Romancero, la Biblia, el pasado histórico... El autor romántico, al hacer prevalecer los sentimientos sobre la razón, manifiesta libremente sus emociones más íntimas, dando

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prioridad a la melancolía y a la desesperación.

Los temas que prevalecen en el Romanticismo son:

· La soledad: los románticos huyen de la realidad mediante el refugio en sí mismos, lo cual justifica la preferencia por lugares solitarios como castillos, cementerios, jardines, espacios apartados o recónditos y oscuros...

· La naturaleza: participa de los propios sentimientos del poeta y se convierte en una compañera con la que se comunica. Prefiere una naturaleza que conecte con sus sentimientos tumultuosos; por eso buscan paisajes agrestes, noches tormentosas, mar tempestuoso, ambientes nocturnos y sepulcrales, ruinas de castillos medievales...

· El amor: Se idealiza el amor hasta el punto de considerar a la mujer como un ser que lleva a Dios. El amor es considerado como un principio divino.

· La libertad: El romántico siente una fuerte admiración por todos aquellos seres que están fuera de la ley (piratas, bandoleros, vagabundos), a los que considera como verdaderos símbolos de la libertad.

La lírica será el género preferido de este movimiento. Sus características principales serán: la evasión de la realidad, la libre manifestación de los sentimientos íntimos, provocar dolor, tristeza al lector y el uso del romance.

Uno de los máximos exponentes de la poesía romántica es José de Espronceda (Almendralejo, Badajoz, 1802-1842). Entre sus obras destacan: El diablo mundo, El estudiante de Salamanca. Es una obra que tiene dos mil versos, La canción del pirata, poema muy conocido, lleno de energía en el que canta la libertad individual. El ritmo de sus versos es rápido y alegre, y podría sugerir el movimiento del barco sobre el mar.

Otro poeta clave es Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836-1870). A través de un lenguaje natural, simple, Bécquer nos comunica su intimidad: sus anhelos, sus ensueños, su melancolía, su alegría, su insatisfacción. Sus poemas son muy breves. Su poesía es en apariencia sencilla y humilde y elimina todo lo innecesario hasta llegar a la palabra justa y sincera que expresa un mundo poético rico y profundo. Su obra poética (Rimas) consta de 78 rimas utilizando un estilo sencillo pero con gran sentimiento. En prosa escribió: Cartas desde mi celda, la celda que ocupó en el monasterio de Veruela donde pasó un tiempo para reponer su salud. Y sus Leyendas, escritas con una prosa de gran lirismo y sobriedad.

Rosalía Castro (Santiago de Compostela, Galicia, 1837-1885) es la poetisa femenina más representativa del Romanticismo. Si figura como una de las mejores poetisas de nuestra literatura es por tres libros de versos, dos escritos en gallego: Cantares gallegos y Follas novas (Hojas nuevas) donde expresa la nostalgia por su tierra; y uno en castellano: En las orillas del Sar donde expresa sus ideas sobre el amor, el dolor, la injusticia y la muerte.

En teatro destaca José Zorrilla (Valladolid, 1817-1893). Utiliza temas de la historia nacional. Sus obras teatrales presentan los rasgos propios del drama romántico.

Escribe exclusivamente en verso. Escribió la obra mas representativa del teatro romántico y la más representada en los teatros: Don Juan Tenorio; famoso aventurero y conquistador de mujeres.

En prosa tenemos a Mariano José de Larra (Madrid, 1809-1837). Debe su fama a los artículos que publicó en los periódicos de su época. Suelen agruparse en tres apartados: artículos de costumbres, artículos políticos y artículos literarios. Algunos ejemplos son: Vuelva usted mañana, en el que satiriza la pereza y la burocracia española; Casarse pronto y mal, en el que critica la vida familiar siendo un reflejo de su triste experiencia matrimonial; El día de difuntos de 1836, donde ataca diversos aspectos de la política nacional.

El siglo XIX. Segunda mitad: El realismo y el naturalismo.

En Europa se produce durante la segunda mitad del siglo XIX un rápido crecimiento económico propiciado por la expansión económica. Este avance de la industrialización está también ligado a la intensificación del comercio y el progreso técnico junto a la consolidación del poder de la burguesía. La clase social, el proletariado, también se organiza y aparecen los primeros sindicatos que tienen por objeto la protección de

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los derechos obreros.

España se caracteriza en esta época por el rápido crecimiento de la población que, sin embargo, no es tan fuerte como en el resto de Europa. No se produce ningún desarrollo económico ni industrial. Las únicas regiones en las que se aprecia algo de industrialización son Cataluña y el País Vasco. El auge de la burguesía es mas tardío.

La situación política es muy complicada. En 1868 se produce una Revolución (la Gloriosa) y es destronada Isabel II (hija de Fernando VII). En 1869 se proclama otra Constitución donde se amplían las libertades. Se produce la III Guerra Carlista. En 1875 se restaura la Monarquía y se establece el turno de partidos en el gobierno: conservadores y progresistas.

Los cambios sociales y las nuevas corrientes ideológicas que surgen en esta segunda mitad del siglo XIX influyen en la producción literaria. La fantasía y la subjetividad del Romanticismo, así como la expresión libre de sus sentimientos más íntimos son sustituidos por todo aquello que rodea al hombre. El Realismo y el Naturalismo sustituyen al Romanticismo.

El Realismo

Este movimiento literario aparece en la segunda mitad del siglo XIX, como consecuencia de las circunstancias sociales de la época: la consolidación de la burguesía como clase dominante, la industrialización, el crecimiento urbano y la aparición del proletariado.

Las características básicas del Realismo literario son:

-Eliminación de todo aspecto subjetivo.-Análisis riguroso de la realidad.-Los problemas de la existencia humana.

El novelista denuncia los defectos y males que afectan a la sociedad y ofrece al lector soluciones para detenerlos.

El Naturalismo

El Naturalismo surge como una derivación del Realismo, que tenía como objetivo explicar los comportamientos del ser humano. El novelista del Naturalismo pretende interpretar la vida mediante la descripción del entorno social y descubrir las leyes que rigen la conducta humana. Los escritores naturalistas representan a sus personajes en situaciones extremas de pobreza y marginación, y les gustaba describir los ambientes más bajos y sórdidos con el fin de poner al descubierto las lacras de la sociedad. Para estudiar a los escritores no los vamos a dividir en los dos movimientos, puesto que todos participaron en ambas corrientes por simple evolución.

Estos son los más importantes:

Juan Valera (Cabra, Córdoba, 1824-1905). Su primera obra fue Pepita Jiménez en la que un joven seminarista conoce a una mujer con la que su padre, que es viudo, piensa casarse. El joven va enamorándose poco a poco de ella y, tras largas luchas interiores entre su vocación religiosa y su amor, triunfa el último. También escribió El Comendador Mendoza, Doña Luz, y una de sus mejores novelas, Juanita la Larga, cuando tenía setenta años.

Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 1843-1920). La producción literaria de Galdós es enorme. Sólo su narrativa consta de más de setenta volúmenes, clasificados por él mismo en: Episodios Nacionales, Novelas de la primera época (Doña Perfecta, Gloria...) y Novelas contemporáneas (Fortunata y Jacinta, Misericordia...).

Leopoldo “Alas” Clarín. Escribió una novela muy extensa que está considerada como una de las obras fundamentales del Realismo español: La Regenta, en la que Clarín hace un análisis minucioso y detallado del ambiente hipócrita y corrompido de Vetusta, ciudad donde se desarrolla la acción y satiriza a sus personajes que, bajo apariencias honradas, esconden la hipocresía y la maldad.

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