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El Santo Rosario. EL SANTO ROSARIO

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El Santo Rosario.

el santo RosaRio

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MaRía, nuestRa MadRe

Todos los seres humanos, en especial los mexicanos, tenemos la figura de la Mamá en un plano muy importante de nues-

tra vida. Tan es así que cuando llegamos a tener algún conflicto podemos permitir casi de todo, menos que se toque la figura de la madre. De la que nos dio la vida y que sabemos nos ama.

Así como nosotros, Jesús, siendo verdadero Dios y ver-dadero Hombre, necesitó una madre de carne y hueso, una Madre verdaderamente humana, que lo formara y lo ed-ucara, y así cumpliera con todas las tareas que una madre hace con sus hijos para que estos sean hombres de bien.

Para realizar este papel tan importante (de ser la Madre del Señor Jesús), María tenía que estar a un nivel suficien-temente alto para cumplirlo –porque es un hecho que lo sucio no puede contener lo limpio–, así que el Señor Dios la preparó desde el momento de su concepción, liberándola del pecado original. Tenía, María, que estar en un nivel de gra-cia suficiente para que el mismo Dios se recreara en ella.

María es la más santa entre los santos, porque tiene la gracia de Dios, ella es la llena de gracia (Lc 1, 28). No hay criatura, a excepción del Señor Jesús, más alta que ella… Ni los ángeles, ni los santos, ni todos los que conforman los coros celestiales.

Pero esto no hace ser a María como ‘dios’. Ella es una agracia-da de Dios, y ella así se reconoce. Ella es la humilde servidora que obedientemente practica la voluntad del Padre (cfr. Lc 1, 47-48). Ella es, de todas la madres de la tierra, la numero uno.

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Nosotros, los católicos, aceptamos a María, la Madre de Dios, como nuestra Madre desde aquel momento en que el Señor Jesús, estando en la Cruz, nos la entregó en la persona del Apóstol San Juan a la humanidad entera (cfr. Jn 19, 26-27).La respetamos tanto como se le respeta a una madre (cfr. Lc 1, 48), es por eso que le rendimos un culto de super-ve-nereción (del griego Híper-dulía), ya que además de ser nuestra Madre es nuestra perfecta intercesora (Jn 2, 3-5).María no es la salvación, ella es sólo el conducto que nos lle-va al que Sí es la Salvación. Ella es el mejor camino que nos lleva a Cristo. Ella es la puerta del cielo. ¡Que dicho-sos nosotros de tener tan admirable mujer por Madre! Nosotros, los mexicanos somos testigo de ello, ya que María, en nuestra historia, es quien nos ha presentado a Cristo. De su boca hemos escuchado que su amor de Madre no nos deja solos:

“Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige, no se turbe tu corazón, no temas esa enfermedad, ni otra alguna enfermedad y angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra?¿No soy tu salud?¿Qué más te falta?”.1

1 Cuarta aparición de la Virgen a San Juan Diego. Nican Mopohua

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Nuestra fe propone cuatro dogmas sobre la Virgen María:

1. Su inmaculada concepción: es la única mujer a la que Dios le permitió ser concebida y nacer sin pecado original porque ella sería la Madre de Cristo. (Puede consultar en el Catecismo de la Iglesia Católica nn. 490ss)2. Su virginidad perpetua: María concibió por obra del Espíritu Santo, por lo que siempre permaneció virgen.(Puede consultar en el Catecismo de la Iglesia Católica nn. 499ss)3. Su maternidad divina: la virgen María es la verdadera Madre de Jesús.(Puede consultar en el Catecismo de la Iglesia Católica nn. 495ss)4. Su Asunción a los cielos: la Virgen María, al final de su vida, fue subida en cuerpo y alma al cielo.(Puede consultar en el Catecismo de la Iglesia Católica nn. 966ss)

La devoción a la Virgen María“La piedad popular a la Santísima Virgen, diversa en sus expre-siones y profunda en sus causas, es un hecho eclesial relevante y universal. Brota de la fe y del amor del pueblo de Dios a Cris-to, Redentor del género humano, y de la percepción de la mis-ión salvífica que Dios ha confiado a María de Nazaret, para quien la Virgen no es sólo la Madre del Señor y del Salvador, sino tam-bién, en el plano de la gracia, la Madre de todos los hombres.” 2

Hay muchas formas venerar a la Santísima Virgen María, pero será muy importante siempre cuidar que cada acto de piedad nos remita inmediatamente a amar más al Señor Jesús, nuestro Salvador. Una de las más importantes y cercanas a nosotros es el rezo del Santo Rosario, que no es otra cosa que meditar, acom-pañados de la Madre del Cielo, los acontecimientos salvíficos de la vida de Jesús. Es una oración bella, de la cual su esencia es la contemplación. El Rosario siempre es y será Cristo-céntrico.

2 Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia, n. 183 (Congregación para el culto divino y la disciplina de los Sacramentos).

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“El Rosario es mi oración predilecta. ¡Plegaria maravillosa! Mar-avillosa en su sencillez y en su profundidad. En esta plegaria repetimos muchas veces las palabras que la Virgen María oyó del Arcángel y de su prima Isabel. Palabras a las que se asocia la Iglesia entera. [...] En efecto, con el trasfondo de las Avemarías pasan ante los ojos del alma los episodios principales de la vida de Jesucristo. [...] Al mismo tiempo nuestro corazón puede incluir en estas decenas del Rosario todos los hechos que entraman la vida del individuo, la familia, la nación, la Iglesia y la humanidad. Expe-riencias personales o del prójimo, sobre todo de las personas más cercanas o que llevamos más en el corazón. De este modo la sencil-la plegaria del Rosario sintoniza con el ritmo de la vida humana.”San Juan Pablo II29.10.1978

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el santo RosaRio

Empezamos con:En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén

Ven Espíritu Santo llena los corazones de tus fieles y enci-ende en ellos el fuego de tu amor.V- Envía Señor tu Espíritu y todo será creado.R- Y se renovará la faz de la tierra.

Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible e invisible.Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios,nacido del Padre antes de todos los siglos:Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero,engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,por quien todo fue hecho;que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Vir-gen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificadoen tiempo de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado,y resucitó al tercer día, según las Escrituras,y subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre;y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,y su reino no tendrá fin.Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijorecibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profe-tas.Creo en la Iglesia que es una, santa, católica y apostólica.Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los peca-dos.Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.Amén.

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Acto de ContriciónSeñor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, me pesa de todo corazón haber pecado, porque te ofendí a ti, que eres tan bueno y que tanto me amas, y a quien yo quiero amar sobre todas las cosas.Propongo firmemente, con tu gracia, enmendarme y alejarme de las ocasiones de pecar, confesarme y cumplir la penitencia. Confío me que me perdonarás por tu infinita misericordia. Amén

o bien:

Yo confieso, ante Dios todo poderoso y ante ustedes hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a San-ta María, siempre virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén.

El Señor todo poderoso tenga misericordia de nosotros, per-done nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén

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El Santo Rosario consiste en rezar un Padre nuestro y diez Ave-marías en cada misterio. Al finalizar cada misterio (decena) se proclama un ‘Gloria al Padre…’ y puede recitarse alguna jacula-toria y la oración de Fátima.

Aquí están los elementos mencionados:

Padre NuestroPadre Nuestro, que estás en el cielo. Santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.

Ave MaríaDios te salve, María. Llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GloriaGloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración de Fátima:“Oh Jesús mío, perdónanos nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno. Lleva todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu divina misericordia”. Amén.

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Misterios Gozosos (Se rezan los lunes y sábados)

1. La encarnación del Hijo de Dios. (Lc 1, 26-38)El ángel le ha anunciado y propuesto a María el proyecto de Dios. Él mismo le ha indicado su vocación. En este momento la salvación de la humanidad depende de la respuesta libre de María. Cuando María dice: “Hágase en mí según tu palabra” comienza nuestra Redención.2. La visitación de María a santa Isabel. (Lc 1, 39-45)María es la mujer que sirve y que acompaña, eso mismo hizo con Isabel, la madre de Juan. En ambas el Señor Dios había ob-rado de una forma extraordinaria: en Isabel, la mujer adulta, y en María, una jovencita, se cumplía lo que el ángel había anun-ciado: “Para Dios no hay imposibles” (Lc 1, 37).3. El nacimiento del Hijo de Dios. (Lc 2, 16-20)Todos esperaban que el Mesías llegaría como un poderoso guerrero y se convertiría en un líder político. Sin embargo, el plan de Dios no es el mismo que el de los hombres, y decidió que el Cristo naciera en un pesebre. El Mesías esperado no era rico en monedas, era rico en gracia.4. La Presentación del Señor Jesús en el templo. (Lc 2, 22-24)María y José cumplían con todo lo que la ley indicaba. Ellos, a pesar de tener consigo al Rey de Israel, la ofrenda que present-aban en el templo era sencilla y pequeña. Este niño, que salvará a la humanidad, ha ofrecido lo que los más pobres podían ofre-cer: dos palomas.5. EL niño Jesús perdido y hallado en el templo. (Lc 2, 41-51)Jesús conocía su condición divina, Él sabía a lo que venía, y todos se asombraban de Él. Jesús, siendo Hijo, nos presenta a un Dios cercano y familiar: un Dios al que podemos llamar Padre.

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Misterios Dolorosos (Se rezan los martes y viernes)

1. La Oración de Jesús en el Huerto. (Mt 26, 36-45)El Señor Jesús al saber que el paso siguiente era muy difícil sentía tristeza y angustia. Él, en los apóstoles, nos pide que le acompañemos en la oración. Así también, pide el auxilio de Dios. Nunca deja de obedecer a al Padre, que lo envió. Este paso de la Cruz, será necesario para limpiar nuestros pecados.2. La Flagelación del Señor Jesús. (Jn 19, 1; Mt 27, 18-19)Cristo, entre burlas, golpes y escupitajos, era consciente de que lo que hacía era necesario. Cada llaga en su cuerpo era acepta-da profundamente por el amor inmenso que sólo el corazón divino y humano que en Él latía podía contener.3. La Coronación de Espinas. (Mc 15, 16-20)Los soldados escupían al hombre que todos tachaban de crimi-nal. Se burlaban de Él y lo coronaron con la dolorosa corona de espinas, que se hizo preciosa al tocar la piel de nuestro Señor y llenarse de la Sangre del Salvador.4. El Señor Jesús con la Cruz a cuestas. (Mc 15, 21-22)El camino no era breve ni sencillo. El pueblo estaba de fiesta por que se estaba haciendo justicia el ‘delito’ de anunciar el Amor y la Salvación de la humanidad.5. La Crucifixión y Muerte de nuestro Señor Jesu-cristo. (Mt 27, 50)Aquí tiene plenitud el sacrificio infinito e inigualable. El Corde-ro es inmolado. Jesús entrega su vida para que los hombres tengamos vida. Ese Madero pesado y precioso sostiene el pago por del pecado de la Humanidad.

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Misterios Luminosos (Se rezan los jueves)

1. El Bautismo del Señor en el Jordán (Mt 3, 16-17)Jesús es bautizado y el Señor nos revela que es su Hijo: el verdadero siervo que anunció el profeta. Él es Mesías de Isra-el.2. La autorevelación en las bodas de Caná. (Jn 2, 3-5)Es el momento (que podemos llamar ‘adelantado’ por María), en que Jesús inicia su vida pública. Aquí nos deja entrever que el Reino de Dios estaba llegando a la Tierra.3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión. (Mc 1, 14-19)Jesús anuncia sin cesar el Reino de Dios… Él quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Comparte una doctrina distinta: la doctrina del amor.4. La Transfiguración de Jesús. (Lc 9, 29-35)“¡Este es mi Hijo amado, escúchenlo!” Blanco y resplandeci-ente es el Señor en su gloria, el camino a ella es poner en práctica lo que hemos escuchado de Él.5. La Institución de la Eucaristía (Mt 26, 26-27)Jesús sabe que sin alimento el ser humano se muere. Es por eso que se ha quedado con nosotros para siempre como ver-dadera comida: es la comida del espíritu. Él nos ha enviado a compartir este Pan por todas las naciones. ¡Qué humanidad tan dichosa por haber recibido este regalo incomparable y sublime de parte de Dios!

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Misterios Gloriosos (Se rezan los miércoles y domingos)

1. La Resurrección del Señor. (Jn 20, 8)‘Sin la Resurrección sería vana nuestra fe’, argumentaría san Pablo. Por la Por la Resurrección somos testigos de que el Señor venció la muerte y las tinieblas. Jesús ya ha aniquilado el peca-do. Por eso creemos que somos Salvos. ¡Bendito amanecer del tercer día que nos dejó conocer nuevamente la luz de la vida!2. La Ascensión del Señor. (Hch 1, 7-9)Dado ya el paso de la Muerte y Resurrección, Jesús volvía al Padre, dejando como testigos de Sí a sus discípulos, a quienes envía a proclamar la Buena Nueva.3. La Venida del Espíritu Santo. (Hch 2, 3-4)El Espíritu Santo, enviado por Cristo, les dio sus dones a los Apóstoles para que pudieran dar a conocer el Evan-gelio a todas la humanidad dispersa en la Tierra.4. La Asunción de María a los Cielos.El Señor Jesús, que subió al cielo, premió con la misma gracia a su Madre, que tenía una dignidad más alta que la de los ángeles.5. La Coronación de la Santísima Virgen como re-ina del cielo y de la tierra. (Ap 12, 1)¡María es la nueva Eva! Ella es la reina del cielo y la re-ina de la tierra, la que sirve, la que escucha, la que ama y ora en silencio, la que nos enseña el camino más rápido para llegar a Cristo.

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A continuación ofreceremos el siguiente Padre Nuestro y tres Aves Marías por las intenciones del Santo Padre y de nuestro Obispo:

Padre NuestroPadre Nuestro, que estás en el cielo…

Avemarías-Dios te salve, María Santísima, hija de Dios Padre. Virgen purísima y castísima antes del parto, en tus manos encomen-damos nuestra fe, para que la ilumines, llena eres de gracia…

-Dios te salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo. Virgen purísima y castísima durante el parto, en tus manos encomen-damos nuestra esperanza, para que la alientes, llena eres de gracia…

-Dios te salve, María Santísima, Esposa de Dios Espíritu Santo. Virgen purísima y castísima después del parto, en tus manos encomendamos nuestra caridad, para que la inflames, llena eres de gracia…

-Dios te salve, María Santísima, templo, trono y sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida sin la culpa del pecado original…Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti clamamos los desterra-dos hijos de Eva; a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas y divinas gracias de Nuestro Señor Jesucristo. Amén. __

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Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedadSeñor, ten piedad. Señor, ten piedad.Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.Dios, Hijo, Redentor del mundo, Dios, Espíritu Santo, Santísima Trinidad, un solo Dios,

Santa María, ruega por nosotros.Santa Madre de Dios,Santa Virgen de las Vírgenes,Madre de Cristo, Madre de la Iglesia, Madre de la divina gracia, Madre purísima, Madre castísima, Madre siempre virgen,Madre inmaculada, Madre amable, Madre admirable, Madre del buen consejo, Madre del Creador, Madre del Salvador, Madre de misericordia, Virgen prudentísima, Virgen digna de veneración, Virgen digna de alabanza, Virgen poderosa,

Virgen clemente, Virgen fiel, Espejo de justicia, Trono de la sabiduría, Causa de nuestra alegría, Vaso espiritual, Vaso digno de honor, Vaso de insigne devoción, Rosa mística, Torre de David, Torre de marfil, Casa de oro, Arca de la Alianza, Puerta del cielo, Estrella de la mañana, Salud de los enfermos, Refugio de los pecadores, Consoladora de los afligidos, Auxilio de los cristianos, Reina de los Ángeles, Reina de los Patriarcas, Reina de los Profetas, Reina de los Apóstoles, Reina de los Mártires, Reina de los Confesores, Reina de las Vírgenes, Reina de todos los Santos, Reina concebida sin pecado original, Reina asunta a los Cielos, Reina del Santísimo Rosario, Reina de la familia, Reina de la paz.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad y misericordia de nosotros.

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V: Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. R: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y divinas gracias de nuestro Señor Jesucristo.

OraciónTe rogamos, Señor, que infundas tu gracia en nuestros cora-zones, para que, así los que por anuncio de tu ángel hemos conocido la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, seamos lleva-dos por los méritos de su Pasión y su Cruz a la gloria de la Resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración por las vocaciones¡Oh Jesús!

Pastor eterno de las almas, dígnate mirar con ojos de misericordia

a esta porción de tu grey amada.Señor, gemimos en la orfandad,

danos vocaciones, danos sacerdotes y consagrados santos.

Te lo pedimos por la Inmaculada Virgen María de Guada-lupe,

tu dulce y santa Madre.¡Oh Jesús!

Danos sacerdotes y consagrados según tu corazón.Amén.

Terminemos con la señal de la cruz:Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbra-nos Señor, Dios Nuestro, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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