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El siguiente trabajo trata acerca de las celebraciones y ritos festivos de otoño e invierno

en la Manchuela Conquense. Esta comarca está situada al sureste de la provincia de

Cuenca y limítrofe con las provincias de Albacete y Valencia.

Territorio de esencias rurales, igual y diferente a la vez, jalonado por los pantanos

de Alarcón y Contreras y flanqueado por los ríos Júcar y Cabriel. Está formado por 33

municipios que se sustentan básicamente del sector primario: ganadería (porcino y

ovino) y agricultura, principalmente cultivo de secano y regadío en el que se cultivan

todo tipo de productos hortícolas como el tomate, la cebolla, etc. El azafrán y el

champiñón son también cultivos importantes de la comarca.

De estos 33 municipios me he centrado en 6 de ellos, los cuales me han parecido

los más interesantes. Los muestro de forma general en un breve índice:

El Herrumblar

Huete

La Pesquera

Minglanilla

Motilla del Palancar

Villarta

Se trata de un trabajo laborioso por ser un trabajo de investigación de un periodo

de tiempo anterior a la Guerra Civil en la que se destruyeron muchos documentos. La

información no es abundante y por ello he tenido que recurrir a las personas más

ancianas de los pueblo (80-90) o a gente mayor (60-70 años) a quienes se lo contaban

sus padres y abuelos, también a alcaldes y a antiguos libros de estos pueblos.

EL HERRUMBLAR

Tras hablar con la máxima autoridad el pueblo, Don Pascasio Plaza Blasco

de 72 años y 36 ejerciendo de alcalde, he podido obtener los siguientes datos de

las respectivas fiestas:

San Antón

Está vigente desde principios del siglo XX y unos cuantos años antes. Es

celebrado el día 17 de Enero, si bien también deben señalarse las vísperas y los días

posteriores a la festividad:

-El día 15 por la noche se tenía costumbre de soltar toros mansos que se usaban

para trabajar el campo (labranza…) por las calles hasta que eran encerrados en sus

cajones.

-El día 16, vísperas de San Antón, se celebraban unas hogueras que constaban

de dos o tres fogatas en cada calle, que antiguamente eran de arena. Los mozos del

pueblo traían ramas para encender las y la comida común eran las patatas asadas en la

propia fogata. Durante toda la noche los jóvenes se divertían tirando carretillas. Debido

al asfaltado de las calles se ha ido perdiendo progresivamente esta tradición; pérdida

también relacionada con la falta de jóvenes que se tienen que trasladar a sus lugares

de estudio.

-El día 17, día de la fiesta de San Antón, por la mañana se sacan todos los

animales a la plaza, sobre todo las mulas (animales de trabajo), para ser bendecidas y

se daban tres vueltas a la Iglesia del pueblo con la imagen de San Antón acompañada

de todos los animales.

Días antes de estos actos era costumbre soltar un gorrino por las calles del pueblo

y cuando parase en cualquier casa, los dueños deberían darle de comer. El animal no

escapaba del pueblo y cuando llegaba el día de San Antón sería rifado entre todos los

vecinos del pueblo usándose así para la matanza.

San Julián

Es celebrado el día 28 de Enero. Esta fiesta se remonta al siglo XV y se cuenta

que existió un hombre (al cuál se le atribuye esta fiesta) humilde y trabajador que se

dedicaba a la fabricación de cestas de mimbre y cañas y el dinero que obtenía de todo

este trabajo lo daba a los pobres. Más tarde emigró a Cuenca, donde sería nombrado

obispo y, posteriormente, santo. Debido a ello se proclamó patrón del pueblo de El

Herrumblar. En ese día se solían comer “sequillos”, que eran típicos dulces comidos

únicamente en ese día, si bien actualmente los podemos encontrar cualquier día o

estación del año.

A principios del siglo XX era propio de este día también celebrar una verbena y la

obra de “moros y cristianos”, costumbre que actualmente se ha perdido. La obra teatral

era representada por las gentes del pueblo que comenzaban a ensayarla 15 días antes.

En ella solían salir a relucir todos los problemas vecinales, se recitaba en verso y los

dichos totales de la obra son 102. Esta obra dura una hora y media o dos y es

representada por 8 personas, 4 moros y 4 cristianos. Se narra una batalla entre ambos

bandos, la cual comienza en la plaza del pueblo desde donde salían los cristianos

dirigiéndose hacia el cementerio con el niño Jesús, al llegar el cementerio les

acechaban los moros, quienes comenzaban la batalla y vencían haciéndose así con el

niño. Más tarde los cristianos remontan la batalla de nuevo, pero esta vez saliendo

victoriosos y regresando al pueblo con el niño acompañados del bando moro.

Candelaria (Día de los colmeneros)

Es una fiesta celebrada el día 2 de Febrero. Con este evento se quiere

conmemorar el día en que la Virgen llevó al niño al templo por primera vez tras su

nacimiento, a los 40 días. En El Herrumblar, los colmeneros celebran su día. Éstos

acudían a la iglesia con una vela encendida y la tradición decía que si la vela se

apagaba se sucedería un mal año de colmenas pero si ocurría lo contrario, que la vela

permaneciese encendida, sería un gran año de colmenas.

San Gregorio

Celebrado el día 11 de Febrero. Se celebra en honor a Gregorio II, Papa que en

los tiempos difíciles, bajo el emperador León el Isáurico, trabajó en defensa de la Iglesia

y del culto de las sagradas imágenes y envió a san Bonifacio a predicar el Evangelio en

tierras de Germania. Con esta tradición los campesinos, o cualquier otra persona,

podría predecir el clima que se sucedería durante los 40 días porque cuenta la tradición

que dependiendo del clima del 11 de febrero así serían los 40 días posteriores.

Quintos

Es celebrado el segundo domingo de febrero. En este día cogen el gorro la quinta

entrante donde los jóvenes varones tenían 17 años (un año antes de irse a la mili) y

trasnochan, quedándose toda la noche tirando carretillas en la plaza del pueblo. Los

antiguos quintos lo abandonan el domingo de resurrección, donde se lleva a cabo una

procesión que se denomina “la procesión del encuentro” ya que la Virgen María se

dirige a ver a su hijo Jesús ya muerto y enterrado, y se lo encuentra resucitado en el

camino. La calle en la que se produce el encuentro se denomina “Calle del calvario” y el

lugar se denomina “El chozo”, sitio que se adorna con unas flores que realizan las

mujeres del pueblo uno o dos meses antes con papel y metal y unos arcos verdes. La

procesión se produce a las 08:00h. Entre los años 1940-1950 esta tradición

desapareció, volviéndose a instaurar más tarde y llegando hasta la actualidad.

HUETE

Información obtenida a través del Alcalde-Presidente de Huete, Fernando

Romero González, apoyado en la página web de la propia localidad que ha sido

elaborada gracias a la colaboración de las personas más ancianas que todavía

habitan en ella.

La Virgen de la Merced

Junto a éstas, también se celebra el 24 de septiembre la festividad de la Virgen de

las Mercedes, que, en su origen, constituía el final de las Ferias de San Mateo, hoy

desaparecida como tal.

Esta fiesta en un principio era una feria de ganado, quizá la más importante de la

provincia. Más tarde, cuando comenzó a mecanizarse la agricultura cayó en desuso

creándose en su lugar la fiesta religiosa y popular de la Virgen de las Mercedes.

Organizada y patrocinada por el Ayuntamiento, ocupa un lugar destacado entre otros

actos la exposición de artesanía que se realiza en el popular claustro del antiguo

Convento de Cristo.

SAN ANTÓN

Esta fiesta tiene lugar el día 17 de enero, aunque normalmente se celebra el fin de

semana anterior. Los actos que se llevan a cabo este día son la bendición de los panes,

la Santa Misa y la bendición de los animales. Por último, tiene lugar las subastas del

Ramo que constan de lotes de los diversos productos que ofrecen juntamente con las

garabatas que son los roscos típicos de esta fiesta.

San Blas

Celebrado el 3 de febrero. Este día en Huete equivale al día de Jueves Lardero

celebrado en otros sitios. Es tradición ir al paraje llamado “la Peñuela” para comer el

menú típico de tortilla y chorizo, junto con los familiares o amigos.

LA PESQUERA

Información conseguida a través de Eloy Marco Gadea, músico profesional

de la localidad y Coordinador de la Parroquia de la Pesquera.

Los Santos Inocentes

El día 28 de Diciembr los quintos de ese año se vestían con un calzado deportivo

de la época y un sombrero con cintas de colores. Uno de los quintos era nombrado

como “el carántula”, que iba con un disfraz con el que nadie lo conocía. Su misión era ir

de casa en casa con una escobilla y no hablaba con nadie y llevaba una “cenacha” de

pleita en la cual la gente le daba donativos en dinero o comida, dulces como

magdalenas y otros típicos. El resto de los quintos improvisaba en la pared de la iglesia

una orca hecha con palos y una carrucha y la gente, con la finalidad de gastar bromas a

los vecinos del pueblo, daban un donativo a los quintos para que estos llevaran a la

orca a otro vecino, o a alguien que odiaban y a la vez estos vecinos para deshacer su

condena daban otro donativo a los quintos. Con el dinero recaudado se hacía una misa

a las ánimas y el resto lo gastaban en comida para ellos.

Esto lo hacían hasta el mediodía y por la tarde realizaban un pasacalle por todo el

pueblo y la gente daba donativos a los músicos para que parasen en su puerta a

tocarles una canción o para a veces bromear y hacer que una moza bailase con un

mozo o cosas así.

Por la noche, para terminar el día, se hacía una verbena a la que acudía gente de

todos los pueblos de alrededor por ser una fiesta que no se celebraba en ningún otro

sitio de la comarca.

MES DE ENERO:

La costumbre dictaba que desde el primer día de Enero hasta la fiesta de San

Antón, durante todas las noches se bailara el “Baile de la Jota” en varias casas del

pueblo, utilizando como instrumentos un almirez, con una botella de Anís y una

zambomba y los jóvenes cantaban la jota típica del pueblo y la bailaban con las mozas.

San Antón

El día 16 de Enero, víspera de San Antón, se hacían hogueras por las calles,

sobre todo en las calles de los que habían comprado caballerías nuevas para el campo

y en esas calles se repartía el “Puñao”, (consistía en garbanzos, trigos y palomitas de

maíz y, como la misma palabra indica, se repartía a “puñaos”), acompañado de un vaso

de vino.

El día 17, día de San Antón, después de comer se hacía una “Joya”, tradicional

carrera, con las caballerías jóvenes que se habían comprado. Las personas mayores,

como ya no podían participar, salían con su caballería y daban una vuelta a la Iglesia

para que el Santo guardase a su animal.

La Candelaria:

Es la Patrona del Pueblo y antiguamente se le hacía una misa y después la

procesión en la cual se rifaba una tarta y una pareja de palomas y el importe de la rifa

se daba para gastos de la Iglesia. Actualmente sigue todavía esta costumbre.

COSTUMBRES DE INVIERNO;

Durante los domingos de Invierno entre Enero y hasta más o menos el tiempo de

Cuaresma los hombres casados del pueblo tenían costumbre de hacer competiciones

como el “tiro de la Bola”, que lo hacían en el Camino Real para ver qué grupo llegaba

más lejos con la bola. Otra de las costumbres que también se hacían los domingos era

jugar a la pelota con la mano en la pared frontal de la Iglesia y al terminar la

competición lo celebraban tomando cacahuetes y vino.

Carnaval:

Cada uno se disfrazaba, o más bien ocultaba su identidad con cualquier cosa que

tenía en casa para pasar desapercibido, pero era obligatorio ir enmascarado. Se

hacía un baile en el cual todos bailaban sin saber si su compañero de baile era chico o

chica.

MINGLANILLA

Información obtenida tras hablar con el alcalde del pueblo: Pedro José Sáez

Rivera, gente anciana que recurrió a sus recuerdos o a lo que sus padres les

contaban, como Vicenta Temporal Burgos (88), Elisa Redondo Gabaldón (72) y

Emilia Soriano Martínez (95) y un libro elaborado en 1998 sobre vida y costumbres

de Minglanilla en el pasado por el antiguo alcalde Rogelio Pardo Gabaldón.

El calendario festivo de Minglanilla presenta una tipología de fiestas populares y

religiosas muy similar a la de cualquier zona rural de la provincia de Cuenca. Con todo,

sí que hay unas celebraciones propias que merecen ser comentadas. Vamos a describir

todas aquellas que hemos conseguido recoger de informantes del pueblo y siguiendo

el paradigma más clásico de estudio de la tradición, es decir, su análisis y

contextualización por ciclos festivos anuales.

CICLO DE OTOÑO:

La Virgen del Pilar:

Se celebra el día 12 de Octubre y es la patrona de la Guardia Civil. A principios del

siglo XX, la Guardia Civil rendía homenaje a la Virgen del Pilar llevándola en procesión

desde la capilla del patio del cuartel a la Iglesia Parroquial donde se celebraba la Santa

Misa, acompañados por el pueblo y las Autoridades locales. A continuación se

recorrían las principales calles de la localidad de nuevo en procesión a hombros de los

guardias de la localidad y acompañados por los vecinos y autoridades, terminando de

nuevo la procesión en la capilla del cuartel donde se quedaba la Virgen hasta el año

siguiente. A continuación los guardias ofrecían un vino de honor en el patio del cuartel a

la gente del pueblo. Actualmente la fiesta se sigue celebrando pero ya sin procesión y

no para todo el pueblo, si no a título privado.

Santa Cecilia:

Se celebraba el día 22 de Noviembre y, aunque no era día festivo, los músicos de

la localidad desde finales del siglo XIX, cuando se fundó la banda de música, lo han

celebrado este día pidiéndose vacaciones o ausentándose de las clases ese día para

poder celebrar su fiesta. Los músicos de la localidad, tras la fundación de la Banda

Municipal de Música de Minglanilla, tomaron como patrona a Santa Cecilia y el día 22

de Noviembre celebraban un pasacalles por todo el pueblo, celebraban la Santa Misa

en su honor, en la cual participaban también tocando obras religiosas y procesionaban

con la imagen de su patrona. En los años de la guerra, a pesar de partirse la banda en

dos bandos, la de arriba y la de abajo, la festividad siguió celebrándose. Al acabar la

guerra, la banda volvió a unificarse y la fiesta continúa celebrándose actualmente. Ese

día también los músicos se juntaban todos a comer con sus familiares y ofrecían un

concierto a la localidad. Esta banda es de las más antiguas en la manchuela

conquense.

Día de los Difuntos:

Todos los años se hacían las honras a los familiares difuntos. Era el día de Todos

los Santos, un día muy especial para aquellas familias que hubieran perdido algún ser

querido. En las casas se encendían velas y “palomillas en aceite”. Las campanas de la

Iglesia doblaban durante todo el día. No se trabajaba ni se salía a cazar. Y todos los

vecinos del pueblo visitaban el cementerio llevando flores a sus difuntos. En los días

anteriores a la festividad los vecinos bajaban a limpiar, pintar y preparar el cementerio

para esa fecha. El día 1 de Noviembre el cura rezaba el Rosario en la capilla del

cementerio y posteriormente se empezó a celebrar la Santa Misa en la explanada del

cementerio a las 4 de la tarde, costumbre que todavía sigue. Durante los 9 días

siguiente la gente del pueblo hacia un novenario rezando el Rosario en la capilla del

cementerio para ganar la indulgencia por sus difuntos.

Santa Bárbara:

El día 4 de Diciembre los quintos se juntaban por última vez antes de irse a la mili

en el día de la patrona de infantería, la cual adoptaron ellos también como patrona.

Cabe resaltar que en la antigüedad Santa Bárbara fue patrona de Minglanilla, ya que el

primer núcleo urbano que se conoce históricamente de Minglanilla estuvo situado

donde en la actualidad está la ermita de Santa Bárbara, en un paraje fuera de la

localidad. Durante este día los quintos eran los que “mandaban” en el pueblo y se les

permitía hacer bromas de todo tipo. Se decía la misa en la ermita y a su término se

repartían las caridades bendecidas por el sacerdote. Era costumbre entre los quintos

romper una bandera y llevarse cada uno un trozo de ella como amuleto.

Como hemos dicho antes con este día se ponía fin al calendario festivo de los

quintos, ya que en otros momentos del año también tenían otro tipo de fiestas. Estos se

reunían durante la semana anterior a la fiesta, teniendo como punto de encuentro

alguna cocinilla de las casas de sus padres. Se nombraba a un mayordomo, que era el

que mandaba y al que todos obedecían. Éste no era quinto, sino algún familiar de uno

de ellos que además daba zurra gratis y caridades. Durante esos días, el pueblo era de

los quintos, perdonándose cualquier desavenencia que surgiera con algún vecino o con

alguna de las mozas. En el tiempo que duraba esta semana, los quintos pedían comida

y dinero por las calles, por lo que era habitual verlos portando alguna ristra de

longanizas, algún conejo, panes redondos, etc. Guisaban y comían juntos, aunque a

veces alguna de las madres echaba una mano con las sartenes. La caridad, que como

hemos dicho antes se repartía en la misa del día 4, era un rollo amasado sin levadura

con agua de anís que, después de ser bendecido por el cura, se decía que tenía

cualidades protectoras o benéficas y por ello se utilizaban para ahuyentar tormentas,

para sanar animales, para proteger del pedrisco o para que las aguas de los pozos

fueran potables.

La Purísima:

El día 8 de Diciembre se puede decir que era el preámbulo al ciclo invernal de

fiestas que empezaría con la Navidad en el ámbito de fiestas de tipo religioso. No se

trabajaba al ser festivo y se acudía a la Iglesia a escuchar la Santa Misa. Se hacían

bailes muy participativos (a principio de siglo llegó a haber cuatro salones de baile: El

ramillete, La alegría, La cueva y La caña real).

CICLO DE INVIERNO

Nochebuena:

Esta noche se juntaban las cuadrillas de amigos para cenar en alguna cocinilla. La

comida principal estaba basada en el pollo que ellos mismos se guisaban. Después de

cenar se pedía el aguinaldo con cantares.

El aguinaldo se pedía a familiares como a cualquier persona del pueblo, Se pedía

en especie y solían dar tocino, morcillas, chorizos, magdalenas, tortas, etc. Para cantar

se acompañaban de zambombas que construían días antes con pieles de cordero o

conejo tensadas sobre la boca de una tinaja pequeña o puchero a las que se les

incrustaba una caña con penca que se ataba con un bramante; a la piel se le daba

flexibilidad frotándola con ajo y arrimándola a la lumbre para coger la tensión necesaria

y conseguir así el sonido adecuado.

San Antón:

El dicho popular “hasta San Antón pascual son”, definía muy bien el principio y fin

de dos etapas invernales diferentes. La víspera de la fiesta se hacían hogueras por las

calles donde se asaban patatas. Una broma común de esa noche era tirarse harina

unos a otros en lo que se llamaba “carrastolientas”. El día 17 de enero estaba dedicado

a los animales. Se hacía misa y se bendecían mulas, borricas, perros, etc. Se

subastaba el gorrino de San Antón que había sido criado por todos los vecinos del

pueblo ya que anteriormente andaba suelto por el pueblo y los vecinos cuando se

posaba en la puerta de su casa le daban de comer. También se celebraban carreras de

caballos y mulas.

San Blas:

El 3 de Febrero estaba dedicado a este santo. Se le llevaba un manojo de romero

al cementerio para que San Blas conservara la garganta. Se oía misa en la ermita del

cementerio y allí mismo el cura bendecía el manojo de romero. Después se colgaba el

manojo de romero en ventanas y balcones de cada casa.

Carnavales:

El período de carnaval no era sino una despedida de la diversión, del comer y del

beber, ya que la Cuaresma iba a imponer sus rigores de ayuno y abstinencia.

Los días tradicionales del Carnaval de Minglanilla eran lunes, martes y domingo de

piñata. El lunes sólo celebraban el Carnaval las mujeres que se disfrazaban, las cuales

daban distintas vueltas por las calles del pueblo terminando en la calle Real. El martes

y el domingo de piñata se unían los hombres. Se disfrazaban con sábanas y trapos

viejos y se reunían en la calle Real. Se hacía baile al son de dos guitarras y un

acordeón. Las máscaras bromeaban tirando naranjas y harina a la gente, y tiznaban las

caras de los que no iban disfrazados.

Semana Santa:

La Semana Santa es una fiesta religiosa móvil que se hace coincidir

tradicionalmente con el primer plenilunio del mes Nissan judío, ya que se cree que

Jesucristo murió en noche de luna llena de ese mes. Hemos incluido esta fiesta como

fiesta de invierno porque algunos años se celebra en los últimos días de la estación.

También en ella participan los quintos y aunque acaban en la noche del Sábado Santo,

durante las semanas de cuaresma y la misma Semana Santa van participando en

distintos actos.

A principios del siglo XX la procesión de Jueves Santo tenía la característica

principal de que eran los quintos los que sacaban la imagen del Nazareno, costumbre

que actualmente todavía sigue y que al llegar la procesión de nuevo a la puerta de la

iglesia para terminar los quintos daban vueltas al árbol de la plaza corriendo con la

imagen del Nazareno como demostración de que todavía les quedaban fuerzas para

seguir.

La noche del Sábado Santo o Sábado de Gloria que se decía tradicionalmente. El

día más importante de los quintos durante todo el año era esta fiesta. Recogiendo

diferentes elementos de la tradición más antigua, van a ser los encargados de realizar

las albricias y los arcos de la puerta de la iglesia y la ermita. Por suerte, esta es una

tradición que, con algunos cambios, se mantiene todavía en Minglanilla. Las albricias

eran unos manojos de trigo adornados con algunas cintas o banderines. Se colocaban

en el tejado o encima de la puerta principal de la casa. Para ello era inevitable que el

quinto subiera al tejado, lo que acarreaba muchas veces algunos destrozos y roturas de

tejas, cornisas, etc. La albricia era una forma de declarar el amor el mozo a la moza,

dando cierto compromiso a una nueva relación de noviazgo. Durante esa noche el

mozo pasaba largos ratos en la esquina más cercana a donde había puesto la albricia

con el fin de que no viniera otro mozo y se la quitara. Si al padre de la chica no le

gustaba quien había puesto la albricia, se encargaba rápidamente de quitarla para que

a la mañana siguiente no la viera nadie. Esto ocasionaba muchas veces huidas

desesperadas por los tejados o por las calles. Cuando la albricia que se colocaba era

de cebada, en vez de trigo, su significado adquiría tintes despectivos o despreciativos,

llegando incluso a poner restos de animales muertos que se obtenían en los huevares

del pueblo. También los quintos ponían en la torre de la iglesia y colgados desde el

campanario las albricias a la Virgen de la Piedad, patrona de la Parroquia.

Esa misma noche también los quintos ponían pinos en la puerta de la Iglesia

parroquial desde donde al día siguiente partía la procesión del encuentro y en la puerta

de la ermita del Santo Cristo, lugar donde se produce el encuentro de la Virgen y Cristo

resucitado. Hacían hoyos en el suelo donde clavaban y ponían pinos que ellos mismos

habían traído días atrás del monte y los engalanaban con arcos formados con cañas,

ramas de boj y desmayo y unas banderas que ellos mismos hacían con cañas y papel

de seda. Cada quinta se esforzaba porque sus pinos fueran los más altos y más

gordos. Esto tenía doble significado ya que, por un lado, demostraban la fuerza y la

pericia de poderlos traer del monte, y por otro, terminada la fiesta, esos pinos eran

vendidos y con el dinero obtenido los quintos hacían una gran comida, así que cuanto

mayor fueran los pinos más ganancia se conseguía.

Domingo de Resurrección:

El Domingo de Resurrección, de madrugada, los quintos y todos los vecinos que

así lo quisieran colocaban los “judas” que se solían

poner en los balcones de las casas que estaban en el

trayecto que iba a recorrer la procesión del

Encuentro. Los “judas”, eran peleles hechos con ropa

vieja y rellenos de paja, dando forma a una persona.

También se realizaba la procesión del

Encuentro. Se sacaban dos imágenes, la de la Virgen

y El Niño de la Bola. A la Virgen la portaban a

hombros las mozas solteras y al Niño de la Bola las

madres de los quintos. El Encuentro se hacía en los

arcos que habían hecho los quintos en la puerta de la

ermita. La Virgen iba de luto hasta encontrarse con el

Niño y en ese momento se lo quitaban. Ana Vanessa Nuévalos

MOTILLA DEL PALANCAR

Esta información ha sido conseguida gracias a la labor de Aurelia Martínez

Febrero, miembro de la Hermandad de San Antón y socia de la cofradía de la

Inmaculada Concepción de Motilla.

La Inmaculada Concepción:

Es la patrona de Motilla del Palancar. Esta fiesta era y ,de hecho, a día de hoy

sigue siendo meramente religiosa a pesar de ser la patrona de Motilla.

La Festividad es el día 8 de Diciembre y antiguamente 9 días antes se pedía por

todas las casas del pueblo dinero para adornar la imagen de la Virgen o ponerle un

manto nuevo y el pueblo solía colaborar mucho.

Durante todo el año la Virgen permanecía en su ermita, en la carretera que va a

Campillo, y 9 días antes de la fiesta se bajaba en procesión a la Iglesia Parroquial

acompañados por la banda de música y se hacía durante esos días un novenario.

La fiesta estaba concentrada en los días 8 y 9, durante los cuales se hacía una

misa a las 12 de la mañana y otra a las 4 de la tarde, se sacaba en procesión la Virgen

hasta el “Riato” donde los mozos le cantaban la Salve y se volvía después a su ermita

donde se hacía una subasta de andas. Se acostumbraba a llenar la ermita esos días de

flores y se vendían detalles de la Virgen. Con el dinero recaudado se arreglaba y se

mantenía la ermita.

También era costumbre que en la misa del día 9 vinieran a concelebrarla todos

los sacerdotes de la comarca.

San Antón:

En la fiesta de San Antón salían los quintos con burras, mulas o el animal que

tuviese cada uno y lo adornaban con mantas y los arreglaban.

El quinto más joven llevaba en su burro la merienda, los “tostones” (trigo frito con

cañamones y sal, mezclados con garbanzo tostado y cacahuetes) y hacían una

hoguera en la ermita y luego después hacían baile.

Cada uno de los quintos llevaba también encima un rollo, que era lo típico de la

fiesta.

La gente que criaba animales para la matanza, si durante la crianza el animal no

se le moría donaban luego parte del animal cuando hacían la matanza y se hacía una

subasta con esas donaciones con la que los que organizaban la fiesta de San Antón y

con ese dinero se ayudaba a los pobres, tradición todavía hoy vigente y que ahora se

dona a alguna ONG.

También era tradición por San Antón soltar un “gorrinote” que los vecinos al pasar

por sus casas iban alimentando y luego este día se rifaba entre los vecinos del pueblo.

La gente también llevaba el día de San Antón los animales a la Iglesia para que

les dieran la bendición.

VILLARTA

Información obtenida gracias a la labor cooperativa del alcalde actual de la

localidad: Luis Miguel Lerma Gómez

FIESTA DEL SANTO NIÑO:

Se celebra el Tercer Domingo de Enero, es la fiesta del patrón del Pueblo. El

Sábado por la noche se hacía una misa y después de esta, los hermanos del Santo

Niño se iban de merienda y posteriormente se hacía una verbena. Al día siguiente se

sacaba en procesión al niño acompañado por la banda de música y los Hermanos del

“Dulce Nombre de Jesús”. Se repartía PAN BENDITO para todos los asistentes.

CONCLUSIÓN

He de concluir mi trabajo afirmando que me ha aportado bastantes conocimientos

acerca de nuestras generaciones pasadas y su modo de vida, también he logrado

entender, quizás, el porqué del pensamiento que presentan muchos de nuestros

abuelos hoy en día y que nosotros no llegamos a comprender.

Respecto al material utilizado he encontrado algunas dificultades debido a la

escasez de material bibliográfico, salvo en Minglanilla, bien porque nunca habían

existido documentos en las localidades que he consultado o bien porque habían sido

destruidos en periodo de guerra o posguerra. Por todo lo anterior no he podido

incorporar mucho más material fotográfico y tuve que recurrir a un estudio de campo

entrevistando a personas relevantes de ayuntamientos y a ciudadanos de avanzada

edad (mencionados durante el trabajo). Estas últimas recuerdan todo lo vivido en el

pasado con mucho sentimiento y de manera anecdótica, nostálgica y detallada por ser

recuerdos memorables, lo que pensé que podría aportar mucha más originalidad a mi

trabajo, pero a la vez lo ha hecho más costoso.