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sábado, 19 de noviembre de 2011
EL SIMBOLISMO DE LA DANZA DEL VENADO
Danza del Venado
Presentación de la danza del venado en San Carlos, Sonora, México.
La Danza del Venado es una danza ritual celebrada por los indios yaquis y mayos de los
estados mexicanos de Sonora y Sinaloa. Ambos grupos se encuentran emparentados entre
sí, y hablan lenguas muy parecidas. Esta danza se representa en ocasión de las festividades
de Cuaresma en las comunidades indígenas, y es una dramatización de la cacería del
venado (héroe cultural de estos pueblos) por parte de los pascolame, agentes de las fuerzas
negativas del universo. Arturo Warman, un reconocido antropólogo mexicano, consideraba
que la música y la letra de la danza del Venado debían haber transitado con muy pocos
cambios desde la época prehispánica hasta la actualidad.
Personajes
Los personajes que intervienen en la danza son los pascola, que van a dar muerte al venado,
y el venado mismo. Tanto unos como el otro llevan un atavío ritual. Los pascola cubren sus
caras con máscaras de madera, decoradas con barbas de ixtle y pintura de color blanco
sobre fondo negro generalmente. Llevan los aperos propios de la caza: arcos y flechas,
además de sus sonajas y cascabeles. El venado, por su parte, va desnudo del torso, descalzo
y lleva los puños cubiertos por pañuelos. A veces se cubre la mitad inferior de la cara con
un paliacate, y, puesto que su tocado le cubre la frente, sólo lleva los ojos al descubierto. El
tocado del venado es la cabeza de este animal, disecada y sujetada a la cabeza del intérprete
con cintas de color blanco. En algunas ocasiones, el maso lleva una especie de capa de
manta blanca de algodón con motivos florales bordados.
Ejecución
Los instrumentos tienen la función de acompañar a diferentes personajes del drama. Como
este es iniciado por los pascola, los instrumentos que empiezan la danza son la flauta, el
tambor de parche y las sonajas y cascabeles que llevan los pascolame. Cuando el venado
entra en la escena (y esto no se ha de entender como un teatro, porque la danza se realiza
en una enramada o en el patio del templo del pueblo), también entran en acción el tambor
de agua y los raspadores, así como el cantador, que relata la historia en lengua yoreme.
Los pascolame, cuando aparecen en escena, simulan con su danza buscar la presa de su
cacería. Cuando advierten que el venado está por entrar, se esconden de él (es decir,
abandonan el escenario, pero acechan entre los espectadores). Al compás del tambor de
agua y los raspadores, el ejecutante del maso imita los movimientos del venado cola
blanca característico de la región: se inclina a buscar agua en el río, otea los alrededores
para asegurarse que no hay peligro y así por el estilo. Finalmente, entran
los pascolame agitando sus sonajas y persiguen y dan muerte a flechazos al venado.
CANTO DE LA DANZA DEL VENADO
Malichi, malichi, malichiCiervo, ciervo, ciervo
Yeu se gueye cai tuca aniapo Al mundo va saliendo de noche
Ca into segua bampo yeyegue Ya no juega el agua ni la flor
(se repite varias veces)
Tuca aniapo yeu ne sica saila Me salí, mi hermano
Cauni tucatane vichacane yeu De noche en su mundo
Ne sica saila Más no vi la noche y me fui, hermano
Ca into segua bampo yeyegue Ya no juega el agua ni la flor
(se repite varias veces)
Teweli nom u cau na bichaca Más no vi la nube azul en el cerro
Caupo ne yeu ne sica saila Y me salí, mi hermano
Sewau ne chasime Y voy siguiendo la flor
Machi jecapo yeu ne sica De día me salí con el viento fresco
Tau na tule saila machiga jecata Y en verdad me gustó, mi hermano
Tua na tule saile El viento fresco
Machigua jecapo ne yeu ne sica Y en verdad me gustó, mi hermano
Sewau ne chasime El viento fresco.
Canto Popular Yaqui
INSTRUMENTACION
Los instrumentos necesarios para la danza del venado son los siguientes:
. flauta es de carrizo de tres agujeros
. tambor de parche; se trata de un tambor de parche con pies de venado o vaca, que es
percutido con una vara de madera por la misma persona que ejecuta la melodía con la
flauta.
. tambor de agua; esta constituido por una calabaza o huaje hueco puesta bocabajo sobre
el agua contenida en una batea con agua, la jicara se golpea con un palo para generar un
sonido grave.
. Raspadores; se emplean en general dos raspadores de madera de unos 30 cm. De
longitud con estrias, que se apoyan con dos medias calabazas huecas que funcionan como
cajas de resonancias. Para producir el sonido son raspadas con varas de madera o metal.
. Sonajas; se trata de sonajas hechas con calabazas huecas rellenas de piedrecillas de rio o
semillas. Las sonajas tiene un mango y son ejecutadas por los pascolame y el maso o
venado.
. Cascabeles; los bailadores se sujetan a los pies una cadena de cascables hechos de
capullos secos de mariposas “cuatro espejos” con piedrecillas dentro. Al ejecutar la danza
los cascabeles suenan.
SIMBOLISMO DEL VENADO DANZANTE
Primero que nada es importante saber lo que es un simbolismo. Un simbolismo es un
conjunto de cosas que se utilizan para dar a conocer creencias o ideas. Los simbolismos del
Venado Danzante, son todos los accesorios que lleva puestos para representar al venado.
Aquí te presentamos algunos de ellos:
Ba-a Jiponia: Es el corazón del venado.
Los raspadores Jirurqias: Son la empalizada seca.
El tambor o Kubaje: Es la respiración del venado.
Las sonajas o Ume Ayam: El nerviosismo o temor del venado.
Los tenábaris o tenebois: El sensible oído del venado.
El taparrabo o rebozo: El cuero del venado.
El rosario: Significa los misterios de la vida.
El cinturón o Riijuutiam: La alegría y ligereza del venado.
Publicado por Luis Benjamín Flores Isaac en 18:12
Etiquetas: danza, danza del venado, venado, yaqui
Música de Pascola:
Al compas de dos violines y un arpa los sones de pascola se hayan generalmente en tiempo
de 6/8; siempre inician con una introducción melodiosa, que cada músico adapta a su gusto
y habilidad, convirtiéndose en su sello personal que distingue a unos de otros, al cual se le
designa como “registro”(Fausto Valenzuela Montaño, Juan José Ríos, Guasave), después de
la preliminar apertura del son, se conforma por compases repetidos por lapso de 20 a 30
minutos, delimitado por el numero de danzantes, sus temas musicales tienen títulos de
plantas y animales de la región, de temas relacionados a su vida cotidiana, de mujeres,
hombres, niños y ancianos, de fenómenos naturales etc. Los principales tonos ejecutados
son: Sol – Betála, Sol Sostenido – Beppa Jíponwa, Do - Woyi, Re – Kurusaroa, Re Sostenido
– Besero jíaawi, La – Tersera bárasti, Mi – Babatuku jíaawi y Si – Chanat Sawali, (Saturinino
Valenzuela Montaño, Juan José Ríos, Guasave).
Los músicos
El conjunto musical que acompaña a ambas danzas se compone de tres o cuatro “paradas”
de músicos. Tienen pegada al frente del sombrero la flor o sewa que debe llevar cada
“oficio” como símbolo de su “estatus”. Un son se inicia en el Altar Mayor11 con violines y
arpa, una vez que hayan pasado a bailar todos los pascolas continúa la segunda parada de
cuerdas; terminando ésta de tocar, sigue el turno del tampole’ero, para finalizar la ronda
con los ma’asobuikle’erom o cantavenados (figura 9).
Los instrumentos de cuerda (labele’erom: laaben = violín)12 se ubican al lado norte de la
ramada; generalmente,13 cuando hay otra “parada” de violines y arpa se colocan al lado
sur. Siempre que inician las danzas, los músicos del Altar Mayor son quienes abren una
fiesta, comienzan con el son del canario, y con ellos, los pascolas danzan primero. Estos
músicos se sientan en una banca traída de la iglesia. El violín se relaciona con una mujer
vestida de blanco llamada Malía o María, que de acuerdo con un violinista mayor,14 se le
aparece al músico en el monte o den- tro de una cueva. También se vincula con la culebra
prieta babatuko (Drymarchon corais). Para los mayos de Sinaloa, el arpero se relaciona con
un “chalecudo”, una especie de lagartija (Chávez s/f: nota 16: 43) o con una iguana (Medina
2005: 376; Matuz s/f: 27), por las uñas o dedos con los que rasga las cuerdas del arpa. Para
los mayos del sur de Sonora, el arpero es como una tarántula, pues este arácnido “vive
dentro del hoyo del arpa”; además, las extremidades del animal se asemejan a los
movimientos dactilares del músico (figura 10).
Un tambor de doble parche y flauta de carrizo son los instrumentos principales del
tampole’ero. Éste acompaña los ritmos del pascola al terminar su turno el arpa y violín. El
diámetro del tambor abarca sesenta centímetros aproximadamente, los parches son de
cuero de chivo (Capra hircus); el aro del tambor está hecho de un árbol llamado guásima
(Guazuma ulmifolia lam) y con cuerdas de cuero amarran los parches en forma de zigzag
sobre el contorno exterior del tambor. Este músico se relaciona con una especie de roedor
llamado tori en lengua yoreme, que de acuerdo con un informante tambole’ero, “sale por
ahí del medio día y se oye al tori cantar, como el sonido de la flauta; y con su patita golpea
el piso. Es- te animalito hace su nido debajo de las pitahayas, en la tierra”.16 El tampole’ero
se ubica al lado este, hacia la sierra, donde sale el sol, sentado sobre el suelo y recargado en
una tabla de aproximadamente metro y medio de largo (figura 12).
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LOS JUDIOS
Los padres misioneros, persuadiéndolos e instruyéndolos, lograron hacer de los indios,
profesantes muy activos y decididos del catolicismo; les volvieron en este punto
temperamental y, en cuanto al tópico, les formaron y encauzaron su costumbrismo
devocional en el que, como nota típica pintoresca y llena de interés y ambiente, figura la
entusiasta celebración de Semana Mayor. Se trata en este evento de una representación
formal del gran drama religioso de la pasión de Cristo, en el que actúa en forma
espectacular una comparsa de indios con su indumentaria de carácter.
Dentro del templo los judíos son irreverentes y guardan muy poca compostura. En el
campo, frente al templo, tienen mayores libertades y se entregan al regocijo. Son perfectos
histriones: sus actos son festivos y chuscos; nunca están quietos, sino que se entregan a una
continua agitación bailando, brincando y haciendo faramallas con la mímica de los mudos;
tañen cualquier instrumento pequeño, como algún violincillo, o algún organillo de boca
(harmónica); lucen y hacen festejo de cualquier objeto raro vistoso que pueden ostentar,
para divertir a los espectadores; procuran, en fin, exhibirse en mil detalles jocosos,
ejecutando cosas risibles; pero todo en absoluto silencio y atentos siempre a las órdenes de
su capitán y al invariable proceso de las ceremonias, bajo pena o riesgo de ser azotados por
los chicoteros que tienen la misión de vigilarlos.
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Música de Matachín:
Para la modalidad de los sones de matachín, son tres hombres yoremes quien integran este
conjunto musical. El músico mayor será quien armonice la pieza escogida a través del
violín, lo acompañaran en los compases el violín segundo y por último con la guitarra de 6
cuerdas metálicas, el guitarrero. Los sones al igual que en el modo de pascola también
tienen presencia aquí, pero cabe señalar que en su lista musical existen sones propios.
DANZA DE LOS MATACHINES
La danza de Matachines es diferente a la de los Matlachines, ya que es de procedencia
española y está considerada como una danza religiosa cristiana.
La celebran los indígenas mayos y yaquis todos los domingos desde la última semana de
noviembre hasta el 24 de diciembre cuando culmina la Navidad. Los danzantes se colocan
en dos hileras. La música proviene de dos violines que establecen un diálogo, una guitarra o
un arpa lleva la melodía y un ayal (sonaja mayo).
El matachín viste camisa y pantalón de colores, usa paliacate amarrado a la cabeza,
huaraches, un ayal o sonaja en la mano derecha y una palma en la izquierda. En la cabeza
llevan una corona hecha de carrizo perforado, adornado con espejos y listones de colores
que les llegan a la altura de la rodilla.
LA DANZA DE LOS MATACHINES, EN LA CULTURA CAHITA DE SINALOA
La pascua de Navidad los indios la festejan con vistosos y hasta elegantes bailes de origen
sálico; fueron importados por los misioneros, quienes los enseñaron a los indios,
probablemente con la mira principal de que éstos prescindieran de algunos de sus bailes
gentílicos poco edificantes y nada convenientes al orden cristiano.
Los matachines, que también suelen llamarse malinches, de igual manera que los judíos,
ingresan con los de su grey en virtud de una manda o promesa religiosa formulada por
tiempo determinado. La presentación del matachín es atractiva, vistosa, limpia: lleva por lo
general traje blanco (pantalón y camisa), los pies calzados, en su cabeza una corona de alto
penacho con adorno lucidor de listones, espejos y papeles de colores y en sus manos un
plumero, llamado MASSA y una sonaja (maraca) de ayal o tecomate.
Estos danzantes, durante la ejecución, hacen las mudanzas y evoluciones del baile
siguiendo los compases de las piezas ad hoc, piezas melodiosas y rítmicas, aunque
monótonas, que de su escasísimo repertorio ejecuta un conjunto de arpas y violines, al que
a últimas fechas se agrega a veces la prosaica guitarra. Para bailar se dispone al grupo en
dos filas paralelas, en fondo, al frente de las cuales se coloca el monarca en medio de sus
dos segundos en jerarquía. También a veces se baila en formación de tres en fondo, en
líneas desplegadas, en círculo y en cuadro, con movimientos y aspectos muy vistosos. El
monarca es la cabeza a cuyo cargo está la dirección de la danza; sirve de guía en todos los
cambios y movimientos del baile durante el cual, y conservando el enfilamiento,
alternativamente los matachines avanzan y retroceden con pasos cortos, hacen giros y
medios giros, reverencias o inclinaciones de cuerpo y zapatean conforme el compás lo
indica. Con absoluta uniformidad y precisión sigue aquel conjunto animado con la
modulación poco variable y el ritmo de la pieza, larga, larguísima, todo lo cual se hace con
maestría, y a largos trozos los danzantes hacen acompañamiento a la música, valiéndose de
sus ayales o maracas. Los plumeros, montados sobre alambres o varas, ensartados en un
mango de madera, son a modo de armas de las generaciones primitivas de alguna raza
indígena, que lucen, ya en las manos o sobre los hombros de los danzadores. El primer
domingo del mes de noviembre de cada año es cuando hacen su aparición en la iglesia para
celebrar sus bailes, de manera obligatoria, y siguen concurriendo domingo a domingo hasta
que se llega el 24 de diciembre, en cuya noche se amanecen entregados a la danza. A partir
de esa fecha los bailes se hacen sin interrupción casi, día y noche, hasta el último día del
año.
El día 1 de enero, en que ya se dan por clausurados o terminados los festejos de la Pascua,
los llamados fiesteros -de los que se hablo con anterioridad- cuelgan a los matachines, al
cuello, unas sartas de esquite o flores de maíz reventado. Dos o tres semanas más tarde los
matachines devuelven a los fiesteros la cuelga, colocándoles sobre el hombro o la nuca
canastos de comida. Y, para finalizar, cuando han transcurrido otras dos o tres semanas,
toca a los fiesteros el turno de corresponder a los matachines, de suerte que en total se
hacen tres colgazones, nombre alusivo éste que lleva la fiesta de que se habla.
Las fiestas de las colgazones se hacen en la casa de la fiesta o enramada que para sus
mitotes y diversiones o eventos sociales tienen destinada los indios en cada una de las
viejas parroquias o misiones de los pueblos de su reducción, no necesariamente junto a la
iglesia. Las colgazones, dado su espíritu festivo, resultan muy animadas y se amenizan
invariablemente con los bailes que los indios acostumbran, de
matachines, pascola y venado, sin que en la fiesta llegue a faltar la comilona de carne asada
de res, o de guacavaqui, lo cual es cosa obligada que contribuye al lucimiento y es
apetecida.
Fragmento del artículo Apuntes de la Vida Indígena, por Filiberto Leandro Quintero;
Tomado del libro: Antología Histórica Sinaloense, Bonilla Zazueta, Marta Lilia
(compiladora), Gobierno del Estado de Sinaloa, AHGES, 2008.
- See more at: http://sinaloamx.com/la-danza-de-los-matachines/#sthash.irh9RdRg.dpuf
La Danza de los Matachines es producto del sincretismo religioso autóctono y católico. El
Matachín porta una palma, un bule, y baila al son de la música de guitarras, violines,
vihuelas y bandolón; o puede ser únicamente con guitarra y violín.
La danza la dirige el Monarca, que es la persona que ocupa la posición número uno entre
dos filas de Matachines, las cuales oscilan entre 5 y 10 cada una, siempre guardando la
paridad. Los danzantes portan un bule en la mano diestra y una palma en la otra, con la
cabeza descubierta o con pañuelo rojo. Cada uno mueve el bule de forma circular, al
unísono; y los movimientos de la palma siempre van de la altura del pecho a bajarla o
subirla ligeramente, siempre de manera coordinada con los demás. Estos movimientos se
acompañan de vueltas, remates y simulaciones de remates con los pies, que también
emiten un sonido, de igual manera coordinada.
Para ser Monarca se requiere ser destacado en la danza, o bien heredar el compromiso. En
el caso de los músicos, también deben tener conocimientos del estilo de la danza, y casi
siempre un violinista dicta el ritmo de la música.
Algunas canciones populares que bailan los Matachines en el pueblo de Baca son La Pica
Perica y Gavilán Pollero, entre otras.
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DANZA EL COYOTE
El baile indígena de el coyote es mucho menos común y atractivo que el del venado, sin
dejar de ser por ello una producción de realce artístico dentro del estilo primitivo, a través
de la interpretación mímica. El danzante, llamado coyote, se caracteriza para actuar dentro
de su papel cubriéndose la cabeza y la espalda con una piel de coyote coronada de un
penacho de plumas; y lleva además un arco grande y su flecha, sobre el cual baila a
horcajadas. Se ajusta el bailador durante el desarrollo de la danza al compás de la pieza
musical, y con mucho dominio y penetración del asunto va imitando los movimientos y
actitudes peculiares del coyote, cuáles son algunos de sus hábitos, mañas, astucia, y
también su presencia y carácter. Despliega ágilmente sus movimientos interpretativos
apoyándose en un coro de voces, de dos o tres cantantes, que acompañan su canto ad hoc
con unos raspadores, como en la danza del venado, y con una caña de carrizo sobre la cual
descargan con un palillo golpecitos según el ritmo. Por otra parte, el coyote ilustra su
representación por medio de la charla o la onomatopeya del caso, especialmente cuando se
trata de una composición escénica cómica, en la que, además, intervienen o figuran el
pascola, los perros y el venado, cada uno dentro de su papel esencial. Fragmento del
artículo Apuntes de la Vida Indígena, por Filiberto Leandro Quintero; Tomado del libro:
Antología Histórica Sinaloense, Bonilla Zazueta, Marta Lilia (compiladora), Gobierno del
Estado de Sinaloa, AHGES, 2008. - See more at: http://sinaloamx.com/danza-del-
coyote/#sthash.ovHTii7Y.dpuf
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Música y canticos del pueblo Yoreme.
Para el grupo Yoreme, la rica sonoridad musical que reproducen sus músicos tradicionales
e interpretan sus danzantes, está estrechamente ligada a los sonidos emanados de la
naturaleza y dedicados a los ritos efectuados dentro de su religiosidad. Sonidos hechos
alabanzas colectivas y un orgullo reforzador de la identidad de los hombres respetuosos,
nacidos en este polvo de la tierra, los Yoremes. Así pues los sones de pascola con violín y
arpa, el tambor y la flauta en su resonancia al uníoslo, las percusiones y las voces que
repiten los antiguos cantos de venado, y los últimos cantadores de coyote, entonan bajo la
ramada, la vida de los seres que existen en el mundo del juyya ania; y los ojos de los chicos
y los grandes se asombren así como lo hicieron sus antepasados y el ciclo de la vida del
pueblo Yoreme siga su curso.
En sus ritos, cantos y danzas, el papel de la naturaleza, como ente proveedor de su mundo,
se expresa en el carácter que desempeñan danzantes como El Venado y El Pascola. Es un
mundo donde se canta a las flores, a las aves y a los venados.
la acción de los jesuitas, a la fe católica reflejada en la veneración de ciertas divinidades
como la Santísima Trinidad, San José, San Francisco, etcétera; ambas influencias,
amalgamadas, interactúan en sus tradiciones, fiestas y creencias
narran las acciones que tienen los animales y aves por el cielo, la sierra, el valle y el mar; en
un sentido, es una travesía por el juyya ánia
Fiestas
La vida ceremonial de los yoremes es de suma importancia, prácticamente todas las fiestas
tienen vínculos con la Iglesia católica y su calendario litúrgico. En estas fiestas se expresan
diversos elementos en espacios rituales delimitados según la ocasión y tipo de festividad:
danzas, procesiones, orquestas, imágenes de santos, etcétera. Entre las fiestas más
importantes se encuentran: Semana Santa, Santísima Trinidad, San José, San Ignacio de
Loyola, la Santa Cruz, Virgen de Guadalupe, Día de Muertos y la Cuaresma.
Estas fiestas expresan diversos elementos en espacios rituales delimitados como son la
propia iglesia, el campanario, el espacio para el conti o procesión, donde también danzan
los matachines organizados en cofradía; la ramada o ramadón donde se interpretan las
danzas de pascola y venado y donde están las paradas de los músicos (de flauta, de tambor,
de arpa, de violín, de raspadores y de tambor de agua) que acompañan la ceremonia; las
casitas de los fiesteros donde a lo largo de la fiesta viven y preparan la comida para ellos,
los visitantes y los participantes de las ceremonias.
Cosmogonía y religión
La visión del mundo mayo tiene dos grandes influencias que se han ido transformando
mutuamente hasta adoptar un rostro profundo y complejo en sus significados. En sus ritos,
cantos y danzas, el papel de la naturaleza, como ente proveedor de su mundo, se expresa en
el carácter que desempeñan danzantes como El Venado y El Pascola. Es un mundo donde se
canta a las flores, a las aves y a los venados. Otra influencia se debe, desde la acción de los
jesuitas, a la fe católica reflejada en la veneración de ciertas divinidades como la Santísima
Trinidad, San José, San Francisco, etcétera; ambas influencias, amalgamadas, interactúan en
sus tradiciones, fiestas y creencias.
Conclusiones
Los diversos mensajes que emiten las danzas de pascola y venado van encaminados, como
hemos visto, hacia el culto a un mundo natural de donde provienen los sones, danzantes,
músicos e instrumentos musicales y desde donde se erigen las fiestas religiosas de los
mayos. A la vez, las danzas son parte integral de la vida cultural de los mayos, en tanto que
sólo se pueden entender en su contexto social total, dentro del sistema religioso yoreme. Es
a través de las danzas donde se da una comunicación entre los individuos y los seres
sobrenaturales de manera recíproca: se ofrece la fiesta al santo patrón con el fin de que
éste mande prosperidad y salud, principalmente. También se establecen relaciones entre
las personas y el contexto sobrenatural, ya sean divinidades (santos patronos) o el juyya
ánia y sus habitantes (animales del monte). El “recorrido” que hacen las danzas por medio
de las veladas en los hogares mayos se puede entender como un viaje territorial
relacionado con los trayectos realizados por los músicos a través de los sones y cantos en
las danzas, pues narran las acciones que tienen los animales y aves por el cielo, la sierra, el
valle y el mar; en un sentido, es una travesía por el juyya ánia, pues todo el referente
material alude a ello: la danza como el mundo natural, la posición de cada músico en los
cuatro altares, los instrumentos alusivos dentro del campo vegetal o animal
(metáfora/metonimia) y finalmente, la indumentaria y parafernalia de los danzantes.