el sistema limbico-memoria, emociones, movimiento y...

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Monografía Curso de Capacitación Docente en Neurociencias Alumna: Lucila Rapallini www.asociacioneducar.com Mail: [email protected] Facebook: www.facebook.com/NeurocienciasAsociacionEducar El sistema límbico: Memoria, Emociones, Movimiento y Aprendizaje Carla Hannaford, en su libro Smart Moves i cita a Antonio R. Damasio ii quien sostiene que la emoción es fundamental en el proceso de razonamiento, e incluso manifiesta sus sospechas de que la humanidad no sufre de un déficit en la nivel de razonamiento lógico, sino, más bien, de un déficit en la comprensión de las emociones que conforman el despliegue de dicho razonamiento. “ Damasio y sus colegas demostraron que cuando las emociones y el cuerpo se disocian del proceso de cognición, desaparecen los comportamientos lógicos y la posibilidad de aprender iii iv . En sus experimentos con pacientes que tenían daño en los lóbulos frontales, particularmente en el área que los conecta con el sistema límbico que procesa las emociones, observaron que, aunque la memoria y el intelecto de los pacientes no se veían afectado, sí se observaban dos efectos notables: no podían tomar decisiones razonables en cuestiones personales y sociales y su capacidad de reacción emocional ante situaciones que los hubieran afectado anteriormente se veía significativamente reducida. Por lo tanto, concluyeron que la capacidad de aprender disminuía cuando las emociones y la sensorialidad estaban disociados del pensamiento porque la capacidad de predecir resultados se ve seriamente afectada cuando no se tienen acceso el contenido emocional de las experiencias vividas. A partir de estos experimentos, Damasio desarrolló su teoría del Marcador Somático en la que sostiene que las emociones proveen de los criterios sobre los cuales basamos la toma de decisiones en nuestra vida ya que le informan a nuestro proceso de cognición acerca de qué es lo conveniente en términos de supervivencia o riesgo. Es decir, la marca emocional con el que una experiencia queda guardada en nuestra memoria está asociada a promover la supervivencia. Cuando planeamos, definimos estrategias, razonamos y creamos nuevas ideas, o sea, cuando aprendemos, recurrimos al cúmulo de experiencias almacenadas a lo largo de nuestra vida. Estas experiencias “guardadas” tienen un componente emocional y evocar las memorias de nuestros éxitos y fracasos producen la sensación física asociada, condicionando nuestras decisiones.

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Monografía Curso de Capacitación Docente

en Neurociencias

Alumna: Lucila Rapallini

www.asociacioneducar.com

Mail: [email protected] Facebook: www.facebook.com/NeurocienciasAsociacionEducar

El sistema límbico: Memoria, Emociones, Movimiento y Aprendizaje

Carla Hannaford, en su libro Smart Movesi cita a Antonio R. Damasioii quien sostiene que “la emoción es fundamental en el proceso de razonamiento, e incluso manifiesta sus sospechas de que la humanidad no sufre de un déficit en la nivel de razonamiento lógico, sino, más bien, de un déficit en la comprensión de las emociones que conforman el despliegue de dicho razonamiento. “

Damasio y sus colegas demostraron que cuando las emociones y el cuerpo se disocian del proceso de cognición, desaparecen los comportamientos lógicos y la posibilidad de aprenderiii iv. En sus experimentos con pacientes que tenían daño en los lóbulos frontales, particularmente en el área que los conecta con el sistema límbico que procesa las emociones, observaron que, aunque la memoria y el intelecto de los pacientes no se veían afectado, sí se observaban dos efectos notables: no podían tomar decisiones razonables en cuestiones personales y sociales y su capacidad de reacción emocional ante situaciones que los hubieran afectado anteriormente se veía significativamente reducida. Por lo tanto, concluyeron que la capacidad de aprender disminuía cuando las emociones y la sensorialidad estaban disociados del pensamiento porque la capacidad de predecir resultados se ve seriamente afectada cuando no se tienen acceso el contenido emocional de las experiencias vividas.

A partir de estos experimentos, Damasio desarrolló su teoría del Marcador Somático en la que sostiene que las emociones proveen de los criterios sobre los cuales basamos la toma de decisiones en nuestra vida ya que le informan a nuestro proceso de cognición acerca de qué es lo conveniente en términos de supervivencia o riesgo. Es decir, la marca emocional con el que una experiencia queda guardada en nuestra memoria está asociada a promover la supervivencia. Cuando planeamos, definimos estrategias, razonamos y creamos nuevas ideas, o sea, cuando aprendemos, recurrimos al cúmulo de experiencias almacenadas a lo largo de nuestra vida. Estas experiencias “guardadas” tienen un componente emocional y evocar las memorias de nuestros éxitos y fracasos producen la sensación física asociada, condicionando nuestras decisiones.

Solemos diferenciar pensamiento de emoción cuando esta distinción, en realidad, no existe. De hecho, es posible afirmar que la conciencia llega después que la emoción si observamos como son procesados por el cerebro los estímulos que provienen del exterior. La investigación que están llevando adelante las neurociencias va logrando explicar cómo y por qué un rico desarrollo emocional es esencial para comprender el pensamiento racional, nuestras relaciones, la imaginación, la creatividad e, incluso, la salud física. Hay científicos que afirman que las emociones son fundamentales para el pensamiento, y no un “aditivo” como habitualmente se creía.

A nivel físico, los estímulos del mundo exterior son filtrados por el Sistema Activador Reticular Ascendente que observa los cambios en el entorno y le informa al cerebro acerca de los peligros u oportunidades. Una vez que los estímulos han pasado ese filtro llegan al tálamo.

En palabras de Carla Hannaford “las emociones se encuentran en la intersección entre el cuerpo y la mente” ya que la mayoría del procesamiento emocional ocurre en el sistema límbico. El sistema límbico se conecta con la neocorteza o cerebro racional lo que permite el procesamiento emocional cognitivo. El sistema límbico también determina la liberación de neurotransmisores al sistema inmune.

El sistema límbico está formado por 5 estructuras cerebrales:

El tálamo, que participa de la transmisión de la información de los sentidos (menos el olfato), de la transmisión de los impulsos motores de la corteza cerebral a través del tronco cerebral a los músculos. También interpreta el dolor, la temperatura, las sensaciones de presión táctil, y sirve a las emociones y a la memoria.

El hipotálamo controla la glándula pituitaria y la temperatura corporal normal, la ingesta de comida, la sed y los estados de sueño y vigilia. También permite que en estado de emergencias el cuerpo logre fuerza y rendimiento increíbles.

La amígdala conecta áreas del cerebro involucradas en procesamientos cognitivos con aquellas involucradas en las manifestaciones corporales de las emociones. Esas emociones producen memorias y controlan bioquímicamente el envío y migración de monocitos (un tipo de glóbulos blancos) que son cruciales para el sistema inmune.

El hipocampo es donde ocurre el crecimiento de nuevas células nerviosas. Allí se utiliza la información sensorial proveniente del tálamo, la coordinación motora del ganglio basal y las emociones del hipotálamo para formar memorias a corto plazo. La memoria a corto plazo, con la activación nerviosa del hipocampo puede luego guardarse como una memoria a largo plazo en el cerebro y el resto del cuerpo. Se ha descubierto actividad durante la vigilia y el sueño en esta zona, lo que daría cuenta de que tanto en un estado como en el otro nuestros recuerdos se fortalecen.

El ganglio basal conecta y organiza los impulsos entre el cerebelo y el lóbulo frontal colaborando con el control de los movimientos corporales. Facilita el control motor fino de los músculos faciales que permiten expresar nuestros estados de ánimo y de aquellos músculos a partir de los cuales se construyen memorias de trabajo.

El procesamiento cognitivo-emocional es bioquímico. Los neurotransmisores están íntimamente relacionados con la función cognitiva. Según como percibamos una situación se segregarán diferentes neurotransmisores. Algunos neurotransmisores (adrenalina, cortisol, entre otros) se generan en situaciones percibidas como peligrosas y estos disminuyen la

capacidad de aprender y recordar. Otros neurotransmisores (dopamina, GABA, acetilcolina, y otros) segregados cuando la situación es percibida como una aventura o una oportunidad de aprendizaje contribuyen a establecer y reorganizar redes neuronales que nos permiten pensar y recordar.

La complejidad del entramado del sistema límbico da cuenta de que para poder aprender y recordar algo es necesario el ingreso de información desde los sentidos, la conexión emocional y el movimiento.

Existe una conexión entre la conciencia sensorial y las emociones que constituyen nuestras memorias. La imaginación, los sueños y el conocimiento emergen de los complejos procesos que se dan en el sistema límbico.

A través de nuestra memoria vamos construyendo nuestro mundo/realidad interior y en función de esa realidad vamos evaluando y delineando nuestra realidad exterior.

Cada vez más científicos sostienen que las memorias no son guardadas en un solo lugar del cerebro, sino que se construyen interconexiones neuronales que se gatillan juntas en todo el cuerpo. Expertos, como Candance Pertv, relacionan las memorias a “hologramas” de nuestro propio sistema completo, donde cada parte está conectada a cada una de las otras partes. Estas redes estarían en constante modificación y elaboración por lo que podemos relacionar ideas y recuerdos en infinita cantidad de combinaciones.

Los patrones de base de nuestra memoria se forman a medida que vamos experimentando sensorialmente nuestro entorno cada vez con mayor detalle. Diferentes áreas del cerebro notan sensaciones específicas y se configura un entramado que nos permite evocar esas sensaciones en conjunto como un recuerdo. Los patrones están asociados al área cerebral específica donde se procesa la información sensorial (por ejemplo, lóbulo occipital para las sensaciones visuales, lóbulo temporal para el sonido, etc.), entonces, cuando evocamos un recuerdo, las imágenes, sonidos, palabras, aromas, movimientos y emociones proceden de distintos lugares del cerebro pero están neuronalmente unidas para formar ese recuerdo. Y ese recuerdo puede conducir a otro recuerdo gracias a la complejidad de la red neuronal.

De acuerdo con este modelo, es así como integramos nuevos aprendizajes. Los patrones ya existentes se convierten en “soporte” de las nuevas conexiones, son referentes para comprender la nueva información. Cuando al cerebro se le presenta algo nuevo, evoca las experiencias pasadas y una demostración simultanea de los patrones con los que cuenta en las diferentes áreas del cerebro. Así la nueva información puede ser integrada a los patrones existentes, enriqueciendo las conexiones nerviosas y complejizando la visión de las situaciones a partir de esa experiencia.

La información que ingresa a la UCCM comienza siendo una memoria a corto plazo y es en el sistema límbico dónde las imágenes sensoriales son combinadas con el componente emocional y le agrega información para la supervivencia. Si dicha información es valorada se convierte en un nuevo patrón desde el que se reorganizan los patrones anteriores. Estas reorganizaciones de patrones es lo que da lugar a la memoria a largo plazo en los sistemas de información de nuestra UCCM. Estos patrones son la base del aprendizaje (un 90% se adquieren en los primeros 5 años de vida).

Las memorias episódicas despiertan conexiones en todas las áreas del cerebro y tienen un componente emocional adicional que aparentemente es necesario en el desarrollo de las

memorias más complejas. Los recuerdos parecerían estar más accesibles desde cuando son episódicos que cuando están ligados a la mera repetición. Por lo tanto, para recordar algo eficientemente, es mejor conectarlo a episodios sensoriales, emocionales o físicos.

Los patrones de cada persona son únicos y específicos. La cantidad de patrones posibles es infinita. Estos patrones determinan como procesamos y como actuamos en el aprendizaje. Estos patrones pueden ser modificados, reorganizados y recortados para ganar eficiencia. Es decir, con el aprendizaje vamos desarrollando neuroplasticidad y modelando las redes neuronales que son la base de nuestras creencias y, de alguna manera, condicionan nuevos aprendizajes. El sistema límbico, con las conexiones emocionales a todas las otras áreas del cerebro, permite el desarrollo de esos patrones.

Cuando se presentan nuevas ideas, la posibilidad de hablar acerca de ellas y “darles sustancia” junto con otras personas permite mayor comprensión y las ancla en la memoria. La exploración y expresión de las emociones es necesaria en el desarrollo del sistema límbico y sus conexiones con otras áreas del cerebro. No nacemos con esta capacidad plenamente formada y necesitamos desarrollar las redes neuronales que sostienen el procesamiento emocional por medio de experiencias. Desde una edad temprana el desarrollo del sistema límbico es lo que permite que podamos establecer relaciones y vincularnos con otras personas y con el medio ambiente lo que es imprescindible para garantizar nuestra supervivencia personal y como especie.

Esto tiene una implicancia educativa enorme ya que el ambiente emocional en el que se pretenda desarrollar el proceso de aprendizaje será determinante para lograr el aprendizaje y el aprendizaje que tenga lugar tendrá luego impacto en el ambiente. Los expertos en desarrollo infantil concuerdan en que el único factor incuestionable en lo que respecta a progresos significativos en el aprendizaje y desarrollo intelectual es una relación de confianza y seguridad con sus educadores. Aquellos alumnos que se sienten respetados, a salvo y valorados se sienten motivados a aprender, y una vez que experimentan un compromiso emocional con el aprendizaje, aprenderán porque sienten placer al aprender y nuestra Unidad Cuerpo Cerebro Mente, ama aprender.

i Hannaford, Carla. (2005) Smart Moves. Why Learning Is Not All In Your Head. 2nd Edition. Salt Lake City, Utah, U.S.A. Great River Books. ii Damasio, Antonio R. Descartes’Error and the Future of Human Life. Scientific American, 1994, October, p. 144 iii Damasio, Antonio R. Descartes’Error: Emotion Reason and the Human Brain. NY, Putnam, 1994, p. 205-223 iv Damasio, Antonio R. The Feeling of What Happens: Body and Emotion in the Making of Cosnsciousness, NY. Harcourt Brace, 1999 v Pert, Candance, (1997) Molecules of Emotion. NY. Touchstone. pp 145-147