el viaje de galvanita
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CUENTO MASCOTA BIBLIOTECATRANSCRIPT
El viaje de Galvanita
Era sé una vez un bosque en el que había muchas peleas, muchas enemistades, muchas
mentiras, muchos ladrones... etc.
Aunque todo eso ocurria en el bosque, aun así conservaba su belleza. Un dia de
primavera precisamente el 17 de mayo, nació una tortuguita llamada Galvanita.
Ella era muy buena y solo queria que todo el mundo fuese feliz.
Hasta que no cumplió los 12 años, Galvanita no pudo salir del pequeño trozo de bosque
en el que vivia, ya que la madre tenía miedo de que se asustase con todo lo malo que
pasaba fuera del lugar en el que vivia. La primera vez que salió de su casa, fue cuando
su madre le encargó que se acercara a ver a la araña Piruja para que le diese unas
medicinas, ya que la madre de Galvanita se puso enferma y no podia ir ella a buscarlas.
Pero entonces, Galvanita le dijo que ella no sabia donde quedaba la casa de la araña
Piruja y su madre le contestó que seguro que lo averiguaria por ella misma porque es
muy lista. Aunque Galvanita tenia un poco de miedo, salió a buscar lo que su madre le
había mandado.
Galvanita llevaba una cesta para poder meter las medicinas, aunque también llevaba
varias cosas imprescindibles para hacer un pequeño viaje...Como una navajita, una
cuerda, una linterna... O puede que no fueran tan imprescindibles. Entonces, comenzó a
caminar, pasó por un pequeño camino de piedra y de repente, se encontró con unas
hierbas enormes que no le permitían seguir su camino. Desde que Galvanita era
pequeña le habían dado miedo todo tipo de hierbas : altas, bajas, cortas, largas...Ya sé
que pensareis que es imposible que a una tortuga le den miedo las plantas, pero sí, a
Galvanita le daban miedo. Pero entonces pensó: ''Tengo que hacer lo que me ha
mandado mi madre, he de ir a
visitar a la araña Piruja para que
me dé las medicinas''. Entonces se
armó de valor y empezó a apartar
las hierbas para continuar su
camino.
Cuando cruzó las hierbas,
El viaje de Galvanita
encontró un precioso río, aunque, ¡¡recordó que no podía cruzarlo!!. Se puso muy
nerviosa y no sabía que hacer, entonces un camaleón que había en un árbol dijo:
-¡Ei tortuguita!, que te pasa pequeña.
-Eeeh... disculpe señor camaleón, pero nunca he hablado con desconocidos y creo que a
mi madre tampoco le haría mucha gracia que lo hiciera la verdad.-dijo Galvanita un
poco asustada.
-No me llames señor camaleón, llamame Escuinqui-le respondió el camaleón- y por
cierto, no te preucupes por nada seguro que a tu madre no le importaría que hablases
con un animal que solo quiere ayudarte.
-Bueno, vale, esque... mi madre me ha mandado a ir a casa de una tal araña Piruja a
buscar unas medicinas, pero esque, nunca he salido de mi casa y no me conozco el
camino, y ahora encima me encuentro con este montón de agua y no sé como cruzarlo.
-Primero, ese montón de agua se llama río y es el que nos da de beber a todos los
animales que vivimos en la zona michu del bosque, incluido a ti. Y segundo, ¡Como es
posible que una tortuga no sepa como cruzar un río! Se supone que las tortugas sois
muy buenas nadadoras.
-Si, mis padres me estuvieron contando cosas de esas pero, nunca me han enseñado a
nadar.
-Tortuguita tonta, a los animales como tu, no hace falta ni siquiera enseñarle a nadar,
les sale solo, lo unico que tienen que hacer es armarse de valor y lanzarse al agua.
-¿Está usted completamente seguro de eso señor Escuinqui?
-Si, claro que lo estoy...¿Cómo decias que te llamabas?
-Galvanita.
-¡Ah! Vale, Galvanita.
-Bueno pues, vamos a intentarlo. Hasta la próxima Escuinqui a sido un placer
conocerte.
-Lo mismo digo Galvanita. Hasta pronto.
Entonces, como Escuinqui había dicho, Galvanita se armó de valor y se tiró al agua.
El viaje de Galvanita
Comenzó a nadar como nadie nunca lo había hecho y estaba tan emocionada de que
aprendió a nadar que no queria salir, pero tenia que hacer el recado para su madre.
Entonces, salió del agua y empezó a caminar de nuevo. Justamente a la orilla del río
había dos caminos, uno de tierra, y otro de flores. Como a Galvanita le gustaban los
colores vivos, cogió por el camino vegetal. Depués de unos minutos, se encontró unas
flores altas al lado del camino por el que pasaba, y en una de ellas estaban dos abejas
peleandose. Cada una decia que el polen de la flor le pertenecia a si misma, mientras se
peleaban, Galvanita escucho sus nombres, una se llamaba Maya y otra se llamaba Wili.
Maya decía: - Ni sueñes que te vas a llevar mi recolecta, ¡zangano, que eres un
zangano!
Wili contestaba: - Vamonos, Maya, que tengo sueño y seguro que te metes en algun lío
si nos quedamos mucho tiempo aquí. Te dejo el polen para ti anda pero dejame en paz,
y sí soy un zangano y estoy orgulloso de ello.
-Si claro... lo único que te pasa a ti es que eres un cobarde y lo único que quieres es
acabar cuanto antes para ir a hacer el vago.
-¡NO SOY UN VAGO VALE! ¡ESO QUE TE QUEDE BIEN CLARO MAYA!
-Como que no eres un vago... Si el otro dia casi no haces lo que te mando la reina
porque querias seguir durmiendo.
-Bueno...Vale...Puede que aveces sea un poco vago pero... esque quiero irme ya.
-¡QUE NO WILI! Ya te he dicho que hasta que no coja el polen de 20 flores, no me
voy de aquí.
-¡QUE YO ME QUIERO IR YA!
-¡QUE NO!¡QUE TE HAN MANDADO A QUE ME ACOMPAÑES Y ESO TIENES QUE
HACER!
-¡PUES ME VOY YO SOLO!
-¡PUES NO PUEDES!
-¡QUE SI!
-¡QUE NO!
-¡OLVIDAME!
-¡PUES ESO HARÉ!
-¡Ehy! Chicos basta no os peleeis así. Lo último que quiero es que unos amigos dejen de
serlo por una estúpida pelea-dijo Galvanita.
-Nosotros no somos amigos, y tu quien eres-le respondió Maya.
-Yo soy Galvanita, vosotros ya sé quienes sois y... yo creía que si erais amigos.
-Ya, y yo tambien lo creía-dijo un poco triste Wili.
-Pues creias mal, como voy a ser yo amiga de un zangano.
-Ah, vale, entonces nunca he sido importante para ti.
-Eeh Wili, en realidad si que somos amigos... O eso creo. Pero esque... Siempre te e
envidiado, ojala yo tambien fuese un zangano como tu, esque no hacen casi nada y
nosotras... nos hartamos de trabajar. Siempre os e envidiado a los zanganos por eso e
intentado alejarme de ellos pero, a ti te cojí cariño.
-De verdad dices eso Maya.
-Pues claro que es de verdad.
-Entonces,¿somos amigos sin peleas apartir de ahora?
El viaje de Galvanita
-Pues claro.
-Oh chicos me alegro mucho por vosotros-dijo Galvanita alegremente.
-Ah Galvanita es verdad, no me acordaba que estabas aquí-contestó Maya.
-Si es verdad yo tampoco, por cierto, que haces tu sola por aquí-respondió Wili.
-Pues... esque mi madre me ha mandado ir a buscar unas medicinas a casa de la araña
Piruja y como nunca e salido de mi casa pues no sé donde está.
-Y porque no se lo has preguntado a tu madre-dijo Wili.
-Pues porque mi madre me dijo que yo era muy lista y descubriría por mi misma el
camino.
-¡Espera! ¿La araña Piruja?-contestó Maya.
-¡SI! Sabes donde está.
-Pues claro, pero está muy lejos de aquí, ni siquiera está en la zona michu del bosque,
se encuentra en la zona cami.
-Oh valla, yo no sé donde está eso.
-No te preocupes, nosotros tenemos un mapa y ya nos conocemos todo el bosque así
que te lo damos a tí-dijo Wili.
-¡De verdad! ¡Muchas gracias!
-¡DE NADA!-repondieron los dos al unísono.
-De verdad muchísimas gracias, me habeis servido de gran ayuda, a sido un placer
conoceros, espero volver a veros pronto.
-Igualmente Galvanita-volvieron a responder los dos al unísono.
Así que Galvanita cogió el mapa que Maya y Wili le habian dado y continuó caminando
por el camino de flores. De pronto, el camino se acabó y había un cartel que decía en
letras mayúsculas: ''ZONA WINIE''. Por eso Galvanita enseguida se dió cuenta de
que había llegado a la zona winie del bosque, y miró el mapa para averiguar
exactamente donde se
encontraba. En él encontró
lo que buscaba pero, en el
mapa ponía que la zona en la
que se encontraba hay
muchos árboles y ella no
había visto ninguno pero aún
El viaje de Galvanita
así, continuó caminando. Después de que pasara poco tiempo vió los árboles que había
pintados en el mapa, así que ya sabía donde estaba. Seguía caminando y de repente,
sintió como el suelo retunvaba, miró hacia atrás y no había nada, miró hacia delante y
tampoco había nada así que continuó andando pero, el suelo volvió a retumbar y
empezó a asustarse un poco por eso aligeró su paso. Pero justamente en ese momento
una enorme ciruela cayó delante de Galvanita y enseguida se dio cuenta que las
ciruelas eran las culpables de que el suelo retumbara.
Como tenía un poco de hambre comenzó a arrancar pequeños trocitos de ciruela con
una navajita que tenía en su cesta por si le hacía falta cortar algo, y esos trozos, los
metió en ella. Después de acabar con las ciruelas, siguió andando y de pronto, encontró
un charco enorme lleno de barro. Eso ya si que ella sabía que no podía cruzarlo, miró el
mapa para ver si podía salir de ese sitió, pero nada, no había otro camino. Pero
Galvanita escuchó una voz que decía: ''Que te pasa pequeña, ¿Porqué estas tan
nerviosa?'' Galvanita miró hacia arriba y vió un mono en lo alto de uno de los árboles.
-Hola señor mono, esque mi madre me ha mandado ha hacer un recado pero me acabo
de encontrar con este charco de barro y no puedo cruzarlo.
-Oh pequeña es imposible que una tortuguita como tu pueda cruzar este montón de
agua, a no ser...
-A no ser que.
-Que lo pases colgandote de alguna liana pero aquí, en esta zona del bosque, no hay
ninguna.
-Ah, una liana, ¿podría servir también una cuerda?-dijo Galvanita sacando una cuerda
de su cesta.
-¡Si! Eso puede servir. Pero como vas a colgarlo.
-Pues no sé... ¡Ah! Usted podría ayudarme, si le doy la cuerda y la cuelga a alguna rama
del árbol podría agarrarme a ella y pasaría por encima del charco.
-Eh...Si...Pero....
-Pero que.
-Es que eso me cuesta un poco de trabajo y aquí a mi me conocen como Marron, el rey
de los trueques.
-¿Trueques? ¿Que es eso?
-Es como un cambio, tu me das una cosa y yo te doy otra.
-Ah vale, pero...¿Que podría darte yo a ti?
-Umm...Pues no sé
-¡Ah, claro! ¿te gustan las ciruelas recien caídas de un árbol?
-¡CIRUELAS! ¡PUES CLARO! Es, se podría decir mi comida favorita.
-Bueno y que te parece si hacemos ese trueque, yo te doy ciruelas y tu me cuelgas la
cuerda en una de esas ramas. ¿Eh, que dices?
-Por supuesto-dijo Marron bajando rapidamente del árbol.
Entonces, Galvanita le dió a Marron la mitad de lo que había cogido de las ciruelas.
-Uum, que ricas-dijo Marron-Bueno, ahora dame la cuerda para que pueda
colgarla...¿Tu nombre es?
El viaje de Galvanita
-Galvanita.
-Ah vale, Galvanita, pues dame la cuerda.
-Vale.
Así que Galvanita le dió la cuerda a Marron y salió corriendo rapidamente a lo alto del
árbol.
-Yasta Galvanita, ya esta bien atado, ahora puedes cruzarlo.
Galvanita se agarró fuertemente a la cuerda, cogió un poco de carrerilla y se balanceó
sobre el barro sin tocar nada. Se soltó justo cuando llegó a tierra, pero de la normal.
Marron quitó la cuerda de la rama y se la lanzó a Galvanita para que volviese a
guardarla en la cesta.
-Adiós Galvanita, ha sido un placer, hasta la vista.
-Lo mismo digo Marron, adiós.
Aunque Galvanita había perdido la mitad de lo que había cogido para comer, estaba
feliz porque de momento había solucionado todos los problemas que tuvo durante su
camino. Depués de caminar un poco más, volvió a mirar el mapa y se dió cuenta de que
cerca de donde estaba iba a encontrar dos caminos. Luego, pasaron un minuto o dos y
encontró los dos caminos que estaban pintado en el mapa y vió que eran iguales, los dos
de hojas de árboles caídas, lo único en lo que se diferenciaban era que en una había un
cartel que decía : ''Lugar de las mariposas''. Y en la otra decía: ''Lugar de las
luciernagas''. Aunque ubiese preferido coger por el lugar de las mariposas porque son
más coloridas, cogió por el lugar de las luciernagas ya que eran las 9:00 de la tarde y
estaba apunto de hacerse de noche. Entonces, entró allí y vió una especie de flores
que nunca había visto, se quedó observándolas y como eran tan bonitas, arrancó unas
cuantas. Y de repente, de una de ellas, salió un pequeño bichito al que se le iluminaba
el trasero. Galvanita cayó en la cuenta de que seguramente ese pequeño bichito sería
una de esas luciernagas que decía en el cartel de la entrada.
Aquella luciernaga que había salido de la flor le dijo:
El viaje de Galvanita
-¡Oye tu tortuga! ¡Que te crees, que porque seas más grande que nosotras las
luciernagas puedes andar destrozandonos las casas! ¡PUES YO CREO QUE NO
TORTUGA GIGANTE!
-O no lo siento luciernaga, no me había dado cuenta de que esta flor era tu casa, lo
siento de verdad.
-Yo no soy una luciérnaga cualquiera, soy Mini la luciérnaga pero...entonces, me estas
diciendo que no querías destrozarme la casa.
-No claro que no Mini.
-A pues vale, esque me a molestado un poco porque mi hija estaba dormida ahora
mismo.
-A lo siento.
-No pasa nada.
Entonces la hija de Mini salió de su casa pero Galvanita enseguida se dió cuenta que a
su hija no se le iluminaba el trasero igual que a su madre.
-Oye, perdona, se que no es de mi incumbencia pero... porque a tu hija no se le ilumina
su parte trasera igual que a ti.
-A, eso es porque yo soy la única de aquí a la que se me ilumina el trasero.
-Y eso como puede ser.
-Pues...Verás... Esque las luciérnagas que vivimos por esta parte del bosque solo se nos
ilumina el trasero depués de que nos dé la luz eléctrica, y a mi a sido la única a la que
me a pasado eso.
-¿Luz eléctrica?
-Si, luz eléctrica.
-A bueno pues no os preocupéis yo tengo aquí una linterna.
-¿¡DE VERDAD!?-dijeron todas las luciérnagas a la misma vez.
-Si de verdad-dijo Galvanita mientras se sacaba una linterna de la cesta-Venga, ir
pasando por aquí una a una para que pueda iluminaros con la linterna.
Depués de que Galvanita iluminara con la linterna a todas las luciérnagas, todas
estaban muy felices porque por fin, depués de tanto tiempo, el trasero se les
iluminaban. Luego Mini le dijo a Galvanita:
-Muchas gracias tortuga.
-De nada, y llamame Galvanita por favor.
-Vale Galvanita, nos has ayudado mucho y siempre que lo necesites nosotras te
ayudaremos.
-Pues...ahora que lo dices...necesito dormirme en alguna parte esque, se ha echo de
noche y estoy muy cansada.
-No te preocupes Galvanita, ahora mismo le mando a mis compañeras para que te hagan
una cama para tí.
-Muchas gracias Mini.
Entonces, Mini gritó fuertemente: ''¡LUCIÉRNAGAS! ¡VAMOS, MOVEOS, TENEMOS
QUE HACER UNA CAMA PARA LA QUE NOS HA DADO LUZ, GALVANITA!''.
El viaje de Galvanita
¡¡SIII!!-respondieron todas.
Depués de diez minutos, Galvanita ya tenía su cama hecha, como las luciérnagas no
tienen muchas cosas para hacer camas, cogieron hojas, ramitas, flores... etc. Y allí se
durmió Galvanita perfecta y comodamente. A la mañana siguiente, Galvanita se
depertó cerca de las doce de la mañana, a esa hora, las luciérnagas estaban dormidas
y como le daba pena despertarlas se fue silenciosamente sin que nadie se enterara.
Cuando caminó durante un poco de tiempo se paró para mirar el mapa pero algo no le
coincidia, en el sitio en el que se encontraba debería estar el cartel en el que decía
zona cami pero, aunque no lo había visto se paró en ese lugar para mirar por todas
partes a ver si lo encontraba, dió tres vueltas, y luego arriba, se escuchó un ruido
fortísimo, entonces Galvanita miró hacia arriba y vió un aparato volador que en su
casco llevaba unas hélices que giraban rápidamente y permitía que volase. Pero
Galvanita se dió cuenta de que en la parte de las puertas ponía zona cami. ''Si, por fin
llegué'', pensó Galvanita.
Alegre y rapidamente Galvanita pasó por esa zona, y encontró una enorme telaraña,
por eso mismo supo que ahí es donde se encontraba la araña piruja.
-¿¡Hola!? Soy Galvanita, la hija de tu amiga. ¿Estas ahí araña Piruja?
-Si si estoy. Quien me llama.
-Ya te dije que soy la hija de una de tus amigas, me llamo Galvanita.
-Oh si la hija de mi amiga tortuga ¿No?
-Si.
-Madre mia como has crecido desde que te vi cuando eras un bebé.
-Oh me encantaría que me contase historias pero esque mi madre está muy enferma y
necesita unas medicinas.
-¿Unas medicinas?
-Si.
-Pues espera aquí que ahora mismo te las traigo.
Cuando pasó dos minutos Piruja volvió con las medicinas.
-Toma, aquí tienes tus medicinas.
El viaje de Galvanita
-Muchas gracias Piruja.
-De nada Galvanita.
-Bueno pues me voy ya. Adiós.
-No de eso nada, te llevo yo a tu casa, verás como llegas antes .
-¡De verdad!
-Por supuesto.
-Oh gracias.
-No hay de que, espera un momento.
-De acuerdo.
-Ya está, venga, vamonos.
-¡VAMOS!
Entonces la araña Piruja agarró fuertemente a Galvanita y lanzo una especie de hilo
pegajoso que se pegó a la rama de un árbol, y así sucesivamente. En media hora
Galvanita ya estaba en su casa, le dió las medicinas a su madre y se puso buena, y ya
que había echo muy buenos amigos, los invitó a todos a una fuesta estupendo que hizo
en su casa por todo lo que le habían ayudado.
¡GRACIAS A TODOS POR HABER ESCUCHADO MI HISTORIA! ¡ESPERO QUE OS
HALLA GUSTADO!
Hecho por Gloria Sáncez Fernández, curso 6º.