ELIO ANTONIO Y LA AVENTURA DE LA LENGUA

En las praderas verdes y extensas una figura se veía por un camino de piedras y fango.

Era un coche de caballos viejo, con Elio Antonio, dispuesto a ver a su familia y amigos.

-¿Falta mucho señor?

-Sí, más de dos días.

-Es importante saber esperar…

-¿Podría ir un poco más rápido? Solo un poquito más. Quiero llegar pronto a Nebrixa

para ver a mis amigos y familiares.

-Señor Elio Antonio, ya vamos lo más rápido que podemos ir. Los caballos cargan

demasiado peso.

-¿Por qué zona vamos?

-Iremos cruzando la frontera entre Castilla y Andalucía.

Quedando poco para llegar Elio Antonio pensó que volver a Nebrixa era lo mejor que

había hecho en los últimos años.

- Fue duro enseñar a los discípulos de Juan de Zúñiga –le dijo Elio Antonio al cochero.

Dos días después llegaron a Nebrixa. Tras despedirse del cochero Elio Antonio se fijó

en sus paisanos que parecían tristes y apagados.

-Todo ha cambiado bastante desde que marché a la Universidad de Salamanca…¡Tengo

que hacer algo!

Elio Antonio estaba preocupado,a lo mejor sus paisanos le daban la respuesta de lo que

ocurría. De repente…

-¿Señor?

-…

-¡Señor! ¡Le estoy hablando!

-“¿Quid est?”

-“¿Qué?”¡Me está hablando en latín! ¿Cómo es posible? No lo entiendo.

Elio Antonio se quedó pensando en cómo los nebrixanos seguían hablando en latín.

-Será que mi libro de Gramática Española no habrá llegado aquí.

Entonces Elio Antonio tuvo una gran idea:

-¡Haré un libro de traducción del latín al castellano!

Un mes después…

-¡Ya está! Por fin he terminado…tras un largo mes de trabajo ya tengo el primer libro,

aunque hay un problema… solo he escrito uno y no hay para todos.

Elio Antonio pensó toda la noche hasta que se quedó dormido…

-¡Ya lo tengo! Hablaré buscaré a quién ha inventado lo que necesito… la imprenta.

Pero no sabía muy bien como encontarlo…

Pasado un tiempo descubrió que era Gutenberg y que acaba de morir aunque decidió

utilizar su invento. Después de unos años había una montaña de libros que esperaban ser

leídos. Ya de vuelta a su pueblo, Elio estaba muy feliz porque traía lo que

necesitaba,pero pensó:

-De momento unos pocos privilegiados pueden permitirse ir a la escuela, ¿por qué no

montar la mía?

Así fue como nació la primera escuela que se llamó Elio Antonio de Nebrixa y Elio

Antonio trajo el castellano escrito a Nebrixa.

FIN

Francisco José Fernández Gil