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65 HOT 64 economics H4 Llegué a Arcos de la Frontera cuando el sol alumbraba el pueblo alojado sobre un alto acantilado, dibujando su silueta dorada en el cielo azul, las torres del alcázar y de las iglesias dominando el horizonte. El Cortijo Faín Viejo, una antigua hacienda con su mo- lino de aceite de oliva, iba a ser mi hogar y sus muros confesaban las memorias del pasado, sus muebles se estremecían con las emociones que han vivido, el agua cantaba en el patio, las piedras del molino se habían detenido en el tiempo ritmado por vibras intemporales. Ese nido de sensaciones era mi hogar para descubrir una de las regiones más soberbias de Andalucía: la provincia de Cádiz. REGIÓN DE LUZ, PASIÓN, ZARANDEO E HISTORIA EMOCIONES DE CÁDIZ Del pasado La mayor parte de los pueblos se llaman “de la Frontera” por formar parte de la región recon- quistada por los cristianos en el siglo XIII, lo que instauró esa línea que los separaba del reino de Granada. Ocupada por los ro- manos, los godos y los árabes, su arquitectura de pueblos blancos fue influenciada por sus habi- tantes a lo largo de los siglos. Alfonso X instaló una prospe- ridad cristiana que sigue hasta nuestros días, creando una fas- cinante región de flamenco, ca- ballos, toros y vinos. Arcos de la Frontera En uno de sus meandros, el río Guadalete ha creado un acanti- lado vertiginoso en cuya orilla se aloja Arcos, encaje blanco eriza- do de torres que pintan el borde del precipicio. Al caminar por sus callejones angostos y aso- marme al balcón de la Peña de Arcos, sentí los murmurios de los edificios que han vivido tan- ta historia: el castillo; la iglesia de Santa María de la Asunción de origen mudéjar con sus puer- tas monumentales, su torre que sufrió los daños del terremoto de Lisboa de 1755, su fascinante retablo y su coro; el Palacio del Conde del Águila de estilo gótico mudéjar. Las antiguas iglesias y palacios clamaban la belleza de su arquitectura y la Puerta Ma- trera revela el vestigio de la mu- ralla árabe. Arcos vibra a cada paso, en las esquinas se encuen- tran columnas romanas, las ven- tanas tienen sus bordes sesgados para ver quién viene y escuchar los chismes, sus bares de tapas retumban con el eco de comen- tarios sobre las corridas, el fla- menco se desliza sobre los muros saliendo de las cuevas, las voces lloran el cante jondo y los recuer- dos de las fastuosas procesiones de Semana Santa de las cofradías animan el corazón de sus habi- tantes. Sus muros nos invaden y su alma nos hechiza al ritmo de palmeadas andaluzas que llenan los bares y en la Taberna Jóvenes Flamencos degusté las famosas ta- pas de Laura. Bodega Huerta de Albalá Arcos es tierra de vinos —como los famosos Jerez, Sherry y Man- zanilla— pero al pie de la Sierra de Grazalema surge la bodega Huerta de Albalá, cuyas viñas peinan las lomas ocres. Son vi- nos de terruño, intenso color y sabor de elaboración artesanal, vinos elegantes, intensos y equi- librados; la bodega luce su Bar- bazul, el Taberner y el rosado BarbaRosa, que degusté mien- tras comía chorizo y queso regio- nal, charlando con los señores de la Guardia Civil, en ese ambiente de sabores refinados. Sanlúcar de Barrameda Intrigante y fascinante es Sanlú- car, lleno de sorpresas y encan- tos a la orilla de la desemboca- dura del Guadalquivir, antigua propiedad de la casa de Medina Sidonia. Del otro lado del río em- pieza el famoso Coto Doñana, esa gran reserva ecológica con su fauna y su procesión de la Vir- gen del Rocío. Desde ese abrigo natural han salido barcos para la conquista de América —Colón en 1498, Magallanes en 1519—, y emigrantes llenos de esperanzas han pisado sus calles donde sur- gen palacios, el Castillo de San- tiago y conventos de los que par- tían evangelizadores. Es la cuna del excepcional vino Manzanilla y la ciudad aloja unas inmensas bodegas como la de Barbadillo que produce su Solear y Muyfi- na. Pueblo romántico y noveles- co, es un espejismo entre cielo y mar que se pinta de rojo cuando el sol se hunde en el Atlántico. Su tradición es comer en Casa Bigote, donde me impregné de historia y chismes en ese malecón donde bailan las lanchas que cuentan cómo las cofradías se embarcan al peregrinaje del Rocío. Pesca- dos, langostinos y pulpos saben a gloria porque Sanlúcar de Barra- meda tiene un sabor peculiar que fascina y seduce. Jerez de la Frontera Penetré en el misterio de una ciudad sabrosa al ritmo de fla- menco y me deje llevar por sus encantos. Los gloriosos nombres de bodegas habitan Jerez: Pedro Domecq, Sandeman y su silueta del hombre a la capa, González- Byass con su Tío Pepe cuya si- lueta de botella con sombrero y chaquetilla roja es emblemática. De tradición vinícola desde el tiempo de los fenicios, Jerez ha creado su famoso Jerez, el fino, su brandy de Jerez, su Sherry y también el vinagre de Jerez. En el antiguo alcázar encontré los pa- sos de la cultura heredada de los fenicios, romanos, árabes, judíos y cristianos, cuna del flamenco. Del edificio árabe se conservan las puertas, los baños casi intactos, la mezquita que murmura su histo- ria con la música de su fuente, la torre octagonal y el pabellón. Jerez me llevó a descubrir sus simbólicos barrios, como el gita- no de San Miguel, el elegante de la catedral, el señorial del centro con sus palacios, el flamenco de Santiago; cada iglesia me conta- ba su pasado, la belleza arquitec- tónica de la ciudad me aturdía, los vinos suavizaban mi alma y llegué al Palacio Duque de Abrantes donde se aloja la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre. Durante el espectáculo de esos altaneros caballos que bailaban con emoción y elegancia, mis ojos no parpadeaban, estaba su- mido en su paso, observaba la perfección de su danza, el arte de su doma tradicional. Creada por Álvaro Domecq en 1973, es un fastuoso espectáculo que hechi- za, fascina y absorbe el alma de ver cómo bailan los caballos an- daluces. Jerez es un tesoro cultu- ral y un patrimonio arquitectó- nico enriquecido por su historia, su arte, sus vinos y sus caballos. Puerto de Santa María A la desembocadura del Guada- lete, ese puerto se ennobleció con el comercio con América y los comerciantes se construían pa- lacios, llamándose la Ciudad de los Cien Palacios. Aquí se encon- tró el primer mapa que incluye a América. Ciudad cosmopolita y rica hasta el desmoronamiento Texto y fotos por: PATRICK MONNEY Nació en Agadir, Marruecos y después del terremoto se mudó a Ca- sablanca, donde pasó su infancia y juventud. Después de estudiar en Toulouse, Francia, vivió un año en Burkina Faso haciendo labores sociales. Vivió un año en París antes de ir a Boston. Estudió dos años en Boston University. Se instaló tres años en París antes de mudarse definitivamente a México, hace 28 años. Estudió fotografía en París y Boston. Desde hace 25 años se dedica a viajar por el mundo tomando fotos de paisajes, gente, ciudades y cul- turas. Su filosofía es “los viajes son la mejor escuela de la vida, mien- tras se viaje de manera inteligente”. Ha llegado a las regiones más remotas de Bután, Pakistán, Yemen, Etiopía y Ladakh, durmiendo en monasterios o casas y ha descubierto los rincones más sorprenden- tes de Japón, India, Indonesia y África. Ha hecho exposiciones en la Ciudad de México, Puebla, Houston y publica su trabajo en revistas de México, Francia, España y Dubái. [email protected] Facebook/Patrick monney

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Llegué a Arcos de la Frontera cuando el sol alumbraba el pueblo alojado sobre un alto acantilado, dibujando su silueta dorada en el cielo azul, las torres del alcázar y de las iglesias dominando el horizonte. El Cortijo Faín Viejo, una antigua hacienda con su mo-lino de aceite de oliva, iba a ser mi hogar y sus muros confesaban las memorias del pasado, sus muebles se estremecían con las emociones que han vivido, el agua cantaba en el patio, las piedras del molino se habían detenido en el tiempo ritmado por vibras intemporales. Ese nido de sensaciones era mi hogar para descubrir una de las regiones más soberbias de Andalucía: la provincia de Cádiz.

REGIÓN DE LUZ, PASIÓN, ZARANDEO E HISTORIAEMOCIONES DE CÁDIZ

Del pasadoLa mayor parte de los pueblos se llaman “de la Frontera” por formar parte de la región recon-quistada por los cristianos en el siglo XIII, lo que instauró esa línea que los separaba del reino de Granada. Ocupada por los ro-manos, los godos y los árabes, su arquitectura de pueblos blancos fue influenciada por sus habi-tantes a lo largo de los siglos. Alfonso X instaló una prospe-ridad cristiana que sigue hasta nuestros días, creando una fas-cinante región de flamenco, ca-ballos, toros y vinos.

Arcos de la FronteraEn uno de sus meandros, el río

Guadalete ha creado un acanti-lado vertiginoso en cuya orilla se aloja Arcos, encaje blanco eriza-do de torres que pintan el borde del precipicio. Al caminar por sus callejones angostos y aso-marme al balcón de la Peña de Arcos, sentí los murmurios de los edificios que han vivido tan-ta historia: el castillo; la iglesia de Santa María de la Asunción de origen mudéjar con sus puer-tas monumentales, su torre que sufrió los daños del terremoto de Lisboa de 1755, su fascinante retablo y su coro; el Palacio del Conde del Águila de estilo gótico mudéjar. Las antiguas iglesias y palacios clamaban la belleza de su arquitectura y la Puerta Ma-trera revela el vestigio de la mu-

ralla árabe. Arcos vibra a cada paso, en las esquinas se encuen-tran columnas romanas, las ven-tanas tienen sus bordes sesgados para ver quién viene y escuchar los chismes, sus bares de tapas retumban con el eco de comen-tarios sobre las corridas, el fla-menco se desliza sobre los muros saliendo de las cuevas, las voces lloran el cante jondo y los recuer-dos de las fastuosas procesiones de Semana Santa de las cofradías animan el corazón de sus habi-tantes. Sus muros nos invaden y su alma nos hechiza al ritmo de palmeadas andaluzas que llenan los bares y en la Taberna Jóvenes Flamencos degusté las famosas ta-pas de Laura.

Bodega Huerta de AlbaláArcos es tierra de vinos —como los famosos Jerez, Sherry y Man-zanilla— pero al pie de la Sierra de Grazalema surge la bodega Huerta de Albalá, cuyas viñas peinan las lomas ocres. Son vi-nos de terruño, intenso color y sabor de elaboración artesanal, vinos elegantes, intensos y equi-librados; la bodega luce su Bar-bazul, el Taberner y el rosado BarbaRosa, que degusté mien-tras comía chorizo y queso regio-nal, charlando con los señores de la Guardia Civil, en ese ambiente de sabores refinados.

Sanlúcar de BarramedaIntrigante y fascinante es Sanlú-car, lleno de sorpresas y encan-tos a la orilla de la desemboca-dura del Guadalquivir, antigua propiedad de la casa de Medina Sidonia. Del otro lado del río em-pieza el famoso Coto Doñana, esa gran reserva ecológica con su fauna y su procesión de la Vir-gen del Rocío. Desde ese abrigo natural han salido barcos para la conquista de América —Colón en 1498, Magallanes en 1519—, y emigrantes llenos de esperanzas han pisado sus calles donde sur-gen palacios, el Castillo de San-tiago y conventos de los que par-tían evangelizadores. Es la cuna del excepcional vino Manzanilla y la ciudad aloja unas inmensas bodegas como la de Barbadillo que produce su Solear y Muyfi-na. Pueblo romántico y noveles-co, es un espejismo entre cielo y mar que se pinta de rojo cuando el sol se hunde en el Atlántico. Su tradición es comer en Casa Bigote, donde me impregné de historia y chismes en ese malecón donde bailan las lanchas que cuentan

cómo las cofradías se embarcan al peregrinaje del Rocío. Pesca-dos, langostinos y pulpos saben a gloria porque Sanlúcar de Barra-meda tiene un sabor peculiar que fascina y seduce.

Jerez de la FronteraPenetré en el misterio de una ciudad sabrosa al ritmo de fla-menco y me deje llevar por sus encantos. Los gloriosos nombres de bodegas habitan Jerez: Pedro Domecq, Sandeman y su silueta del hombre a la capa, González-Byass con su Tío Pepe cuya si-lueta de botella con sombrero y chaquetilla roja es emblemática. De tradición vinícola desde el tiempo de los fenicios, Jerez ha creado su famoso Jerez, el fino, su brandy de Jerez, su Sherry y también el vinagre de Jerez. En el antiguo alcázar encontré los pa-sos de la cultura heredada de los fenicios, romanos, árabes, judíos y cristianos, cuna del flamenco. Del edificio árabe se conservan las puertas, los baños casi intactos, la mezquita que murmura su histo-ria con la música de su fuente, la torre octagonal y el pabellón.Jerez me llevó a descubrir sus simbólicos barrios, como el gita-no de San Miguel, el elegante de la catedral, el señorial del centro con sus palacios, el flamenco de Santiago; cada iglesia me conta-ba su pasado, la belleza arquitec-tónica de la ciudad me aturdía, los vinos suavizaban mi alma y llegué al Palacio Duque de Abrantes donde se aloja la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre. Durante el espectáculo de esos altaneros caballos que bailaban con emoción y elegancia, mis ojos no parpadeaban, estaba su-mido en su paso, observaba la perfección de su danza, el arte de su doma tradicional. Creada por Álvaro Domecq en 1973, es un fastuoso espectáculo que hechi-za, fascina y absorbe el alma de ver cómo bailan los caballos an-daluces. Jerez es un tesoro cultu-ral y un patrimonio arquitectó-nico enriquecido por su historia, su arte, sus vinos y sus caballos.

Puerto de Santa MaríaA la desembocadura del Guada-lete, ese puerto se ennobleció con el comercio con América y los comerciantes se construían pa-lacios, llamándose la Ciudad de los Cien Palacios. Aquí se encon-tró el primer mapa que incluye a América. Ciudad cosmopolita y rica hasta el desmoronamiento

Texto y fotos por:PATRICK MONNEYNació en Agadir, Marruecos y después del terremoto se mudó a Ca-sablanca, donde pasó su infancia y juventud. Después de estudiar en Toulouse, Francia, vivió un año en Burkina Faso haciendo labores sociales. Vivió un año en París antes de ir a Boston. Estudió dos años en Boston University. Se instaló tres años en París antes de mudarse definitivamente a México, hace 28 años. Estudió fotografía en París y Boston. Desde hace 25 años se dedica a viajar por el mundo tomando fotos de paisajes, gente, ciudades y cul-turas. Su filosofía es “los viajes son la mejor escuela de la vida, mien-tras se viaje de manera inteligente”. Ha llegado a las regiones más remotas de Bután, Pakistán, Yemen, Etiopía y Ladakh, durmiendo en monasterios o casas y ha descubierto los rincones más sorprenden-tes de Japón, India, Indonesia y África. Ha hecho exposiciones en la Ciudad de México, Puebla, Houston y publica su trabajo en revistas de México, Francia, España y Dubái. [email protected] Facebook/Patrick monney

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del imperio español, su épico aire de mar recorre sus callejones. El Castillo de San Marcos fue mez-quita, iglesia fortificada que usó vestigios romanos y quedó aban-donado hasta su restauración en el siglo XX, volviéndose las Bodegas Caballero, que produ-cen su famoso Fino Pavón y el Brandy Chevalier. Las bodegas Osborne reinan y la silueta negra de su inmenso toro negro adorna la entrada de la ciudad. Sus calle-jones huelen a vino y flamenco, la monumental plaza de toros, inaugurada en 1880, compite en fama con la iglesia Mayor Prioral con su magnífico retablo de plata mexicana. Degusté Santa María al ritmo de sus terrazas con tor-tillitas de camarones, piriñaca, ortiguillas, raya al pan frito al compás de las mareas que abra-zan el Guadalete a la sombra de sus leyendas.

Finca Los Alburejos de la familia DomecqIsabel Domecq me recibió en la finca familiar Los Alburejos con su peculiar personalidad y elegancia. En su jeep conocimos los toros de la ganadería brava de Torrestrella, imponentes ani-males poderosos y fantásticos con miradas desafiantes, e Isabel me dio un tour de la finca donde pude admirar los maravillosos caballos, las dos plazas de toros, la capilla, los recuerdos fami-liares y A Campo Abierto, donde la gente puede convivir con ese fantástico mundo de toros y ca-ballos. Isabel, con su gentileza y su erudición, transmitía ese amor a la finca familiar y al arte de los toros y caballos, gran tra-dición de la región.

Los pueblos de la región costera: Medina Sido-nia, Tarifa, Vejer de la FronteraComo nieve sobre la cima de la colina, Medina Sidonia se es-curre como derretido por el sol poniente. Sus callejones blancos suben al pico coronado por su iglesia, pasando la antigua mu-ralla árabe, alcanzando la plaza del ayuntamiento. Fundada por fenicios, se volvió romana en el siglo III a. C. y la hermosa mi-rada de la Agripina de mármol nos cuenta esa vida visigoda, árabe, cristiana; formó parte del Señorío de los Duques de

Medina Sidonia en 1440. Como atravesando las ventanas de la historia recorrí la antigua calza-da romana, el castillo, la mura-lla y su Arco de la Pastorela, las caballerizas del Duque, la Torre de Doña Blanca de Borbón. La gótica iglesia de Santa María la Coronada esconde los restos de una mezquita sobre la que se sentó, otras iglesias se asoman en los callejones y destaca la er-mita visigoda de los Santos Már-tires. Medina Sidonia me abrazó con su pasado como un hechizo árabe, un baile gitano y un canto gregoriano.Un centenar de buitres vigilaban el Estrecho de Gibraltar cuando me asome a ese Balcón de Euro-pa para observar las costas de Marruecos a tan solo 14 km de distancia; al este punteaba el pe-ñón de Gibraltar y al sur, el Dje-bel Musa, una de las columnas de Hércules. Delfines, orcas, ca-chalotes y rorcuales transitan el estrecho que vibra al ritmo de los transbordadores que unen Alge-ciras o Tarifa a Ceuta o Tánger. Tarifa fue Baelo Claudia y sus vestigios romanos, su muralla y el castillo cuentan las historias de la llegada de Tarif Abu Zara en 710, la defensa de la ciudad por Alfonso Pérez de Guzmán, que sacrificó a su hijo para no en-tregar la ciudad, y los callejones describen los cambios de mez-quitas a iglesias, la vida de los ju-díos y la partida de los musulma-nes. Pasé por la Puerta de Jerez, vestigio benimerí del siglo XIII con su arco de herradura, subí al castillo para sentir el corazón del islam latir en sus piedras que observan la Isla de las Palomas y el vaivén del ferry. En sus calle-jones y placitas encontraba res-tos árabes, música de flamenco, ventanas cristianas o puertas judías, recorría un libro roma-nesco, asomándome al mundo tormentoso de los conflictos, descubriendo una ciudad de pa-tios y jardines escondidos donde se refugia el viento de dos mares. Tarifa es una joya que alumbra el estrecho donde se refleja el sol de los dos continentes.En un altero cerro cerca del mar de Barbate, Vejer de la Frontera pinta de blanco la cima con los callejones empinados que pasan por la muralla árabe, construida después de la batalla de Janda, cuando el rey Rodrigo entregó la región a los árabes en 711. De nuevo cristiana, fue testigo de la famosa batalla de Trafalgar, ganada por los barcos ingleses.

Me perdí en su recinto histórico para sentir sus fábulas, saborear el olor a jazmín, descubrir sus ta-pas y jamones ibéricos, escuchar las conversaciones y los ecos del pasado. De calles blancas en igle-sias, pasaba por las puertas de la muralla y desde el castillo desli-cé mi mirada sobre los techos de ese pueblo blanco que desafía el horizonte. En la hermosa Plaza de España, a la sombra de sus palmas y bajo el mundanal ruido de los co-mensales, me dejé hechizar hasta escaparme de su sortilegio, huyen-do de los fantasmas del pasado.

CádizTómbolo entre el infinito del Atlántico y la inmensa bahía, Cá-diz surge entre los reflejos del sol sobre las olas y el espejismo la-gunero. Atada a tierra firme por el Caño de Sancti Petri, la ciu-dad es una “Sirena del Océano”, como la nombró Lord Byron, que surge entre aguas, cargada de misterio e historia, considera-da como una de las ciudades más antiguas de Europa con más de 3000 años, llamada también “Ta-cita de Plata”. Pasando la Puerta de la Tierra que perfora la mura-lla con sus arcos, me perdí en sus callejones hasta llegar a la cate-dral, subí a su torre para admirar esa península de techos blancos, torres antiguas con miradores, rodeada de agua plateada y azul, protegida por su muralla. Fun-dada por los tirios justo después de la guerra de Troya, resplande-ció en su época romana y lucía teatros, acueductos, templos; era una ciudad próspera y muy po-blada. Decayó en su periodo visi-godo, se achicó, se amuralló y fue conquistada en 711 por Tariq ibn Ziyad, volviéndose un tranqui-lo puerto árabe. Cristianizada, recibió a los astilleros reales de la Corona de Castilla y su poder económico surgió con el descu-brimiento de América y el auge del comercio, obteniendo el mo-nopolio comercial con América, sede de la Casa de la Contrata-ción y Flota de Indias.La catedral es su reina, los ca-llejones donde el viento a veces aloca sus muros llevan al Teatro Falla, de estilo neomudéjar que compite en belleza con el inmen-so Teatro Romano. Caminaba sin rumbo, sintiendo el carácter de la ciudad, desembocando en placitas, descubriendo palacios, castillos, baluartes y la Torre Tavira desde la que se comunica-ban con señales de banderas con

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para el control de buques. En El Faro, restaurante de tradición, degusté los mariscos y pescados y en la noche salí a tapear por los barrios de la Viña y del Pópulo, escuchando voces y risas que mezclaban sus conversaciones con el flamenco que brotaba. Cádiz es una canción, un buque de piedra que navega entre dos aguas y baila al ritmo de su acen-to y su misterio, es un hechizo que marea hasta poseer el alma.

Pueblos BlancosEn la sierra de Grazalema, don-de pinos y encinos cantan la gloria del paisaje, recorrí la ruta entre pueblos blancos y montes rocosos. Ubrique, en el fondo

de su valle, es un espejismo que escurre de los montes y esconde entre sus callejones al Museo de la Piel, que cuenta la historia de la famosa marroquinería desde el curtido de la piel hasta la fabrica-ción de objetos delicados. Cerca se encuentran la ciudad romana de Ocuri, la fortaleza árabe de Cardela, la plaza de toros luce la estatua de Jesulín, el torero em-blemático del pueblo. Benaocaz vibra en lo alto de la sierra, en Villaluenga del Rosario fabrican el queso de cabra y Grazalema es pueblo injertado en un barranco que baja hacia un valle, salpicado de iglesias y placitas invadidas por la gente que tapea. Alcancé Ronda, ese fabuloso pueblo que ha vivido todas las invasiones y

reconversiones, modificando su mezquita en iglesia, uniendo sus dos barrios por puentes monu-mentales, creando su sabor con su plaza de toros y sus callejo-nes. Setenil, Algodonales, la ruta me aturdía y descubrí Zahara de la Sierra, alzada sobre su peñón como una nube entre olivos, un nido de callejones y miradores, de escondrijos celados en ecos de su historia. En Oleum Viride, productor artesanal de uno de los mejores aceites de oliva de la región, observé el proceso de su fabricación desde la llegada de las aceitunas hasta probar el ex-quisito aceite.Mi estancia en Arcos se acaba-ba, tomaba el AVE hacia Madrid con la tristeza de dejar a un ami-

go. Como dice la sevillana “algo se muere en el alma, cuando un amigo se va… Y va dejando una huella que no se puede borrar”. Cádiz me había recibido con su caluroso abrazo, el Cortijo de Faín Viejo, verdadero nido de dulzura, lujo e historia, me aco-plaba para revivir las fábulas de mis días, Arcos, Sanlúcar, Jerez y sus caballos, Isabel Domecq, Ta-rifa, los bosques de alcornoques, la cocina regional, el flamenco… todos eran parte de mí y me ha-bían hecho crecer, madurar, en-riquecido por sus emociones. Y la canción sigue: “no te vayas to-davía, no te vayas por favor, que hasta la guitarra mía llora cuan-do dice adiós”.

GUíA DE CÁDIZ

LOCALIZACIÓNProvincia de Cádiz, en el suroeste de Andalucía, capital Cádiz.

INTERÉS GENERALVestigios romanos, vestigios árabes, iglesias fascinantes, res-tos de castillos, vinos de Jerez, manzanilla, aceite de oliva, una cocina muy original, flamenco, pueblos blancos, corridas de to-ros, playas, la Semana Santa en Arcos, Sanlúcar de Barrameda, las ferias.

DATOS PRÁCTICOSEuro; no requiere visa; siete horas de diferencia con México; idioma español.

CÓMO LLEGARAeroméxico, Air France e Iberia ofrecen vuelos diarios a Madrid. RENFE ofrece un excelente servi-cio de trenes, como el AVE, con los que se llega a Cádiz en cuatro horas (www.renfe.com) y luego se renta un coche (www.europcar.es) para recorrer la región.

CUÁNDO IRLa mejor temporada es de sep-tiembre a noviembre y de marzo a junio; el verano puede ser muy caliente, con temperaturas de 40° C y el invierno es frío y lluvioso.

INFORMACIÓNOficina Española de Turismo, Francisco Petrarca 240, México, tel. 5249 1270 www.spain.info [email protected] www.cadizturismo.com www.turismoarcos.es www.turismovejer.com www.turismoelpuerto.com www.turismojerez.com

www.sierradeubrique.com www.guiadetarifa.com www.sanlucardebarrameda.es

DÓNDE DORMIRCortijo Faín ViejoD. Carretera de Algar km 3, Arcos de la FronteraT. +34 639 670 860 (Ana Zalba), +34 911 880 752, +34 956 700 318M. [email protected] [email protected]

Parador de Arcos de la FronteraD. Plaza del Cabildo s/n, Arcos de la FronteraT. +34 956 702 264 www.parador.es

Hotel Ritz Madrid BelmondD. Plaza de la Lealtad 5, MadridT. +34 917 016 767M. [email protected] www.ritzmadrid.com www.orient-express.com

DÓNDE COMERParador de Arcos de la FronteraD. Plaza del Cabildo s/n, Arcos de la FronteraT. +34 956 702 264 www.parador.es

Casa BigoteD. Bajo de Guía, Sanlúcar de BarramedaT. +34 956 362 696M. [email protected]

Taberna Jóvenes FlamencosD. Dean Espinosa 10, Arcos de la FronteraT. +34 657 133 552M. tabernajovenesflamencos@gmail.comtabernajovenesflamencos.blogspot.com.es

Restaurante Goya y Terraza en el Ritz Orient ExpressD. Plaza de la Lealtad 5, MadridT. +34 917 016 767

M. [email protected]

Mesón de la MolineraD. Arcos-El Bosque Urb. El San-tiscal, Avenida Sombrero de Tres Picos 17, Arcos de la FronteraT. +34 956 708 002M. [email protected]

AlcaravánD. Calle Nueva 1, Arcos de la FronteraT. +34 956 703 397

El FaroD. San Félix 15, CádizT. +34 902 211 068M. [email protected]

SITIOS RELEVANTESFinca Los Alburejos de DomecqD. A-396, km 1, Medina SidoniaT. +34 956 304310www.alvarodomecq.comM. [email protected]

A Campo AbiertoD. A-396 km 1, Medina SidoniaT. +34 956 304 312www.parador.es

Parador de Arcos de la Frontera (show de toro bravo y caballo)D. Plaza del Cabildo s/n, Arcos de la FronteraT. +34 956 702 264 M. [email protected]

Bodega Huerta de AlbaláD. Carretera CA 6105 km 4, Arcos de la FronteraT. +34 956 101 300M. [email protected]

Bodegas BarbadilloD. Sevilla 6, Sanlúcar de BarramedaT. +34 956 385 500M. [email protected]

Bodegas SandemanD. Pizarro 10, Jerez de la FronteraW. www.sandeman.es

Fundación Real Escuela Andaluza del Arte EcuestreD.Avenida Duque de Abrantes s/n, Jerez de la FronteraT. +34 956 319 635M. [email protected]

Museo de la Piel de UbriqueD. Convento de Capuchinos, Ave-nida de Herrera Oria s/n, UbriqueT. +34 956 461 290museodelapiel.blogspot.com www.museodelapiel.com

Oleum Viride (bodega de aceite de oliva)D. almazara Molino del Manzani-llo, Alta 10, Zahara de la SierraT. +34 647 823 336M. [email protected]

Torre TaviraD. Marqués del Eeal Tesoro 10, CádizT. +34 956 212 910M. [email protected]

Bodega Luis CaballeroD. San Francisco 32 y Castillo de San Marcos en Plaza Alfonso X el Sabio en Puerto de Santa MaríaT.+34 956 861 751www.caballero.es

Ruta del Vino y Brandy del Marco de Jerezwww.rutadeljerezybrandy.es www.enomap.com

Real Plaza de Toros del Puerto de Santa MaríaD. Plaza Elías Ahuja s/n, El Puerto.

Fundación Casa Medina SidoniaD. Plaza Condes de Niebla 1, San-lúcar de BarramedaT. +34 956 360 161www.fcmedinasidonia.com