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Haz de tu familia, un hogar de misericordia

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Page 1: Encuentro Cuatro, Haz de Tu Familia, Un Hogar de Misericordi

Haz de tu familia, un hogar de misericordia

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Objetivos:

1) Facilitar algunas herramientas de reflexión que giren en torno a la importancia que tiene el AMOR MISERICORDIOSO DEL PADRE a la familia de hoy, en todos sus contextos y niveles, para así de esta manera contribuir al desarrollo pleno de la Verdad de ese Amor puro dentro de la Familia.

2) Fomentar aún más el conocimiento del Amor de Dios, haciéndolo posible en la educación que se tiene que tener y vivir dentro de la Familia, es por ello, que presentamos unas pequeñas pinceladas de como Dios es ese gran pintor dentro de cada uno de nosotros.

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Con esta invitación del Papa Francisco, se quiere lograr que todos comprendamos que estamos llamados a vivir plenamente la Misericordia de Dios y mostrar con nuestros actos, ese rostro del Padre en medio de la humanidad.

Queremos que puedan mirar como el AMOR MISERICORDIOSO DEL PADRE nos invita a reflexionar sobre el AMOR EN LA FAMILIA, ya que un fruto de la misericordia es el amor.

Necesario es conocer: COMO LA FAMILIA PUEDE LLEGAR A SER UN HOGAR DONDE SE VIVA Y SE TRANSMITA LA MISERICORDIA DE DIOS, DESDE UNA EDUCACIÓN EN EL AMOR.

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La misericordia de Dios no es una idea abstracta, sino una realidad concreta con lo cual Él revela su amor, que es como el de un padre o una madre que se conmueven en lo más profundo de sus entrañas por el propio hijo, un amor “Visceral”, porque proviene desde lo más íntimo, como un sentimiento profundo, natural, hecho de ternura y compasión, de indulgencia y de perdón (Bula Misericordiae Vultus N. 6).

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Hagamos una dinámica:

LA PELOTA IMAGINARIAQue

necesitamos:

Vamos a dividirnos en cinco grupos (el número de integrantes de cada grupo, dependerá del número de participantes en el encuentro) y se propone un responsable por cada grupo.

A cada uno de los responsables de grupo, se le entregará uno de los siguientes pasajes de la Biblia, relacionados con

la Misericordia de Dios: Lc 6, 27-38; Lc 10, 30-37; Lc 15, 1-7; Lc 15, 8-10 y Lc 15, 11-32.

En cada grupo se leerá, reflexionara y discutirá todo lo relativo al pasaje bíblico que le corresponda, tomando en cuenta que esa lectura es para cada uno y su familia, (que me dice a mi y para los míos).

Concluida la actividad por grupo, todos los participantes en el encuentro, se ponen de pie, formando un círculo, el facilitador del encuentro, explica que tiene una pelota imaginaria en la mano, dice el tamaño, su peso, la rebota en el piso y debe preguntar a los participantes, si la pueden ver (imaginar).

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Formado el circulo y vista la pelota imaginaria, el facilitador explica a los participantes que una vez que el lance la pelota al primer participante, cada uno podrá lanzarle la pelota a un compañero, antes de lanzarla lo llamará por su nombre y lo invitará a compartir con los demás sus apreciaciones sobre la lectura que le tocó, éste recibe la pelota y responde, seguidamente nombra a otro, le hace la misma invitación y le lanza la pelota, así sucesivamente, hasta que todos los asistentes, participan. El facilitador puede decidir en cualquier momento el tamaño y peso de la pelota y los gestos de lanzar y recibir deben estar de acuerdo al peso y el tamaño de la misma. Se compartirá en plenaria un resumen sobre lo aprendido de la dinámica, los descubrimientos o redescubrimientos personales y/o familiares.

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Desarrollemos este tema, transcribiendo un ejemplo que menciona el filósofo y teólogo alemán, convertido al catolicismo: Dietrich von Hildebrand, que trata de un caso que se podría titular: “EL MILAGRO DE UN AMOR FIEL”.

Una persona conocida, que vivía un matrimonio feliz, quedó gravemente herida en un accidente automovilístico. Estuvo en coma varios meses; las graves lesiones del cerebro y la parálisis total que padecía hacían pensar que era un caso desesperado. El médico dijo al marido que no se recuperaría nunca. Por eso, en el caso de que no muriera enseguida, debería prepararse para alojarla en una residencia destinada a personas que solo tienen vida vegetativa. El marido no quería saber nada de todo esto.Desde el principio, tras su trabajo, pasaba cinco horas junto a la cama de su esposa y explicó que no renunciaría de modo alguno y que, de que siguiera con vida, quería traerla de nuevo a su casa. La mujer sobrevivió a las lesiones y, a los ocho meses, volvió a su hogar. Al principio, casi completamente paralítica, pero con la inteligencia totalmente despierta. Después de varios meses de asistencia conmovedora por parte de su marido y de sus hijos, ella pudo volver a desempeñar su profesión.

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EDUCAR PARA EL AMOR: (1 Jn 4, 7-21)Queridos míos, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, pues Dios es amor. Miren como se manifestó el amor de Dios entre nosotros: Dios envió a su Hijo único a este mundo para que tengamos vida por medio de él. En esto está el amor: no es que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó primero y envió a su Hijo como víctima por nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos mutuamente. A Dios no lo ha visto nadie jamás; pero si nos amamos unos a otros, Dios está entre nosotros y su amor da todos sus frutos entre nosotros. Y ¿Cómo sabemos que permanecemos en Dios y él en nosotros? Porque nos ha comunicado su Espíritu.Pero también hemos visto nosotros y declaramos que el Padre envió a su Hijo como Salvador del mundo. Quien reconozca que Jesús es el hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios.Por nuestra parte, hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él. Dios es amor: el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.Cuando el amor alcanza en nosotros su perfección, miramos con confianza el día del juicio, porque ya somos en este mundo como es Él. En el amor no hay temor. El amor perfecto echa afuera el temor, pues hay temor donde hay castigo. Quien teme no conoce el amor perfecto. Amemos, pues, ya que él nos amó primero. Si uno dice “Yo amo a Dios”, y odia a su hermano, es un mentiroso. Si no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve. Pues éste es el mandamiento que recibimos de él: el que ama a Dios, ame también a su hermano.

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El texto que acabamos de leer, se puede designar como el núcleo y punto culminante de su primera carta. Y lo es principalmente por la expresión de que “DIOS ES AMOR”.En la base de la familia está el amor. Y el amor no es solo un valor humano, para nosotros los creyentes Dios mismo es amor y todo amor hace referencia a Él.

Como vemos, el tema del amor domina toda la secuencia de 1 Jn 4, 2-21. ¿De donde viene el amor? ¿Cómo se manifiesta? ¿Podemos amar a Dios? ¿Hay que partir del amor a Dios para llegar al amor al prójimo? ¿Puede decirse que amar al hermano es un signo del amor de Dios?

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En el numeral 8 de la Bula del Jubileo de la Misericordia, el Papa Francisco expresa claramente: “Este amor se ha hecho ahora visible y tangible en toda la vida de Jesús. Su persona no es otra cosa sino amor. Un amor que se dona y se ofrece gratuitamente. Sus relaciones con las personas que se le acercan dejan ver algo único e irrepetible. Los signos que realiza, sobre todo hacia los pecadores, hacia las personas pobres, excluidas, enfermas y sufrientes llevan consigo el distintivo de la misericordia. En Él todo habla de misericordia. Nada en Él es falto de compasión”.

Leemos en Mt 19,6 ; que Jesús afirma: “Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre” con esto indica que es Dios quien pone en el corazón del hombre y de la mujer, el amor y la voluntad de mantener fielmente esa entrega (lectura: El milagro de un amor fiel). Pero esto no siempre se realiza. No todas las personas ven el matrimonio en el plan de Dios, no todos lo asumen como vocación y misión. Si esto se diera, otra sería la realidad.

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EL FUNDAMENTO DEL AMOR:Volviendo a la lectura 1 Jn 4, 7-21, podemos ver que al apóstol Juan nos ratifica que Dios-Amor es fuente del amor y fuente de la fe, cuando en los versículos 7 y 8 leemos: “ Queridos míos, amémonos unos a otros, por que el Amor viene de Dios. Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, pues Dios es Amor”.Y en los versículos 11 y 12, leemos: “ Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos mutuamente. A Dios no lo ha visto nadie jamás, pero si nos amamos unos a otros, Dios está entre nosotros y su amor da todos sus frutos entre nosotros”.

Para darnos a conocer la naturaleza del amor, del que Dios es la fuente y origen, el apóstol Juan, muestra como lo ha practicado Dios. Se hizo visible al enviar a su Hijo para la salvación del mundo. Este singular acto amoroso de Dios es norma y modelo para el amor de los cristianos. El Papa Francisco lo expone claramente: “Lo que movía a Jesús en todas las circunstancias no era sino la misericordia, con la cual leía el corazón de los interlocutores y respondía a sus necesidades más reales”. (Bula Misericordiae Vultus N 8).

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EL AMOR EN LA FAMILIA:

Lo que se afirma en la lectura de 1 Jn 4, 7-21, podemos aplicarlo fácilmente a las relaciones y vivencias en la familia. El amor entre esposo y esposa, al amor de los padres para con los hijos. ¿Qué más prójimo que estos?. El amor es lo que constituye la familia. El amor humano hay que plantearlo siempre en sintonía con el amor de Dios. Esta es sin duda una grave deficiencia en muchas familias: prescinden del horizonte de Dios, del horizonte de la fe, como si Dios no tuviera nada que ver con ellos. Si queremos un amor auténtico, profundo y duradero, debe estar fuertemente arraigado en Dios.

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LA FAMILIA FORMADORA DE PERSONAS:Es deber de los padres crear un ambiente de familia animado por el amor, por la piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezca la educación integral, personal y social. Cada ser humano, tiene la obligación de conocer lo esencial a toda persona humana en la que sobresalen los valores de la inteligencia, de la voluntad, de la conciencia y de la fraternidad; la familia es el primer lugar donde se infunde esta educación.

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CULTIVAR Y EDUCAR PARA EL AMOR:

El amor hay que cultivarlo y educarlo. El ámbito adecuado del cultivo del amor es la familia misma. Pero : ¿Cómo puede ser este el ambiente adecuado cuando la familia es a menudo inestable o incompleta? Familias donde falta el amor y se repiten escenas de violencia y maltrato. Familias donde falta el padre.Entonces nos preguntamos: ¿Quién educa para el amor?, no es la escuela y menos la calle. ¿Quién puede ofrecer un ambiente de relaciones sanas, fraternales, donde se pueda crecer en el respeto, la aceptación y la amistad; donde puedan nacer sentimientos de amistad y de amor?. Es la familia.

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CONCLUSIONES:

“Redescubramos las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos”. Y no olvidemos las “obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos.No podemos escapar a las palabras del Señor y en base a ellas seremos juzgados; si dimos de comer al hambriento y de beber la sediento. Si acogimos al extranjero y vestimos al desnudo. Si dedicamos tiempo para acompañar al que estaba enfermo o prisionero (Mt 25, 31-45). Igualmente se nos preguntará si ayudamos a superar la duda, que hace caer en el miedo y en ocasiones es fuente de soledad. Si fuimos capaces de vencer la ignorancia en la que viven millones de personas, sobre todo los niños privados de la ayuda necesaria para ser rescatados de la pobreza. Si fuimos capaces de ser cercanos a quien estaba solo y afligido. Si perdonamos a quien nos ofendió y rechazamos cualquier forma de rencor o de odio que conduce a la violencia. Si tuvimos paciencia siguiendo el ejemplo de Dios que es tan paciente con nosotros y finalmente si encomendamos al Señor en la oración a nuestros hermanos. (Bula Misericordiae Vultus N 15)

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Pensemos y reflexionemos: ¿Practicamos en nuestras familias estos actos de misericordia? ¿Enseñamos a nuestros hijos cual debe ser su comportamiento ante estas circunstancias? Leamos nuevamente cada frase y muy internamente, meditémosla y veamos hasta donde cada uno de nosotros podamos ser juzgados por Dios por no practicar la misericordia en nuestros hogares, con los miembros de la familia. Con nuestro entorno.

No olvidemos las palabras de San Juan de la Cruz: En el ocaso de nuestras vidas, seremos juzgados por el amor.

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Como se puede notar, la misericordia en la Sagrada Escritura es la palabra clave para indicar el actuar de Dios hacia nosotros. Él no se limita a afirmar su amor, sino que lo hace visible y tangible. El amor, después de todo, nunca podrá ser una palabra abstracta. Por su misma naturaleza es vida concreta: intenciones, actitudes, comportamientos que se verifican en el vivir cotidiano. La misericordia de Dios es su responsabilidad por nosotros. Él se siente responsable, es decir, desea nuestro bien y quiere vernos felices, colmados de alegría y serenos. Es sobre esta misma amplitud de onda que se debe orientar el amor misericordioso de los cristianos. Como ama el Padre, así aman los hijos. Como Él es misericordioso, así estamos nosotros llamados a ser misericordiosos los unos con los otros.(Bula Misericordiae Vultus N 9).Iluminación Bíblica: Mt 5, 7; Lc 6,

36; Sal. 25, 6.

¿Realmente amo a Jesús como Señor de la Misericordia? ¿Cómo es mi amor por Él, de palabra, de acción, de corazón o superficial, débil de acuerdo a las circunstancias?

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¿En que forma pueden los padres realizar en el hogar la formación catequética de sus hijos?

¿Qué momentos importantes debe aprovechar la familia para hacer crecer a sus hijos en la misericordia?

Compromiso: que lo que haz descubierto o reafirmado sobre la misericordia de Dios, te sirva para iniciar o reforzar en tu hogar la práctica de la misericordia. Te invitamos a comprometerte a leer el texto completo de la Bula Misericordiae Vultus (el rostro de la misericordia), lectura interesante y necesaria en estos tiempos difíciles.

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Cantemos:

DAME UN NUEVO CORAZÓN SEÑOR,UN CORAZÓN PARA ALABARTE,UN CORAZÓN PARA SERVIRTE,YO QUIERO UN NUEVO CORAZÓN SEÑOR,LIMPIO COMO EL CRISTAL, DULCE COMO LA MIELUN CORAZÓN QUE SEA COMO EL TUYO SENOR.

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Oración por la Familia

Dios, Creador del cielo y de la tierra, Padre de Jesús y Padre nuestro, Bendito seas Señor, porque por tu Infinita misericordia te has inclinado sobre la familia humana y nos has dado a Jesús, tu Hijo, nacido del seno de la familia de Nazaret, nuestro salvador y amigo, hermano y redentor.Padre bondadoso, humildemente te suplicamos por nuestras familias, que te dignes llenarlas de todas las verdades, en perfecta paz. Donde haya mancha, purifícala! Dónde esté en error, dirígela! Y en todo extravió, refórmala! En lo que sea justa, establécela! En cuanto carezca, provéela! Y cuándo esté dividida, únela! Por amor de tu Hijo que murió y resucitó, y vive siempre para interceder por nuestras familias.Omnipotente Dios, que nos has dado esta buena tierra por heredad, bendice las familias de nuestro país, con labor honrada, conocimiento profundo y sanas costumbres. Guárdanos de toda violencia, discordia y confusión de orgullo y arrogancia y de todo mal camino.Defiende nuestra libertad, y forma una nación unida a imitación de la familia de Nazaret. Amén.