ensayo violencia comunal
DESCRIPTION
Ensayo de la Violencia y Estado Comunal.TRANSCRIPT
“Dentro de la revolución todo, dentro de la revolución nada” Construcción del imaginario
de Ciudadanía y Violencia en la constitución del Colectivo de Sectores Populares.
Jonathan A. Maynard – V.17.967.758
Hablar sobre el uso y perspectiva de la violencia en los nuevos núcleos territoriales
del gobierno, se hace un tema de difícil percepción y manejo complejo de la
interpretación sociológica del ejercicio ciudadano. Se vuelve en hecho social, la
reinterpretación de la defensa popular como puntal de refuerzo comunal en esta
arquitectura del poder. Este fenómeno se ha entrelazado entre las reflexiones
fundamentalistas de un estilo de gobierno, con tramas que legitiman acciones de control
acerca de la defensa de un modelo político.
Entender este proceso como un imaginario, se remite a entender este proceso
como un constructo holístico de interacciones, significantes y códigos de comprensión
sociopolítica que otorga implicaciones de carácter ético ante su accionar como
“Colectivo”.
Una de las caracterizaciones que se escurren de la noción grupal del “Colectivo” es
la conceptualización masiva que se ejercen endógenamente entre sus integrantes, hasta el
punto de desarrollarse una sociedad de cómplices de altas proporciones.
Esta visión de complicidad y amenaza constante, es un enclave del pensamiento de
Ernesto Guevara para mantener la activación de los cuadros y fundamentar en sus
militantes, la importancia de carácter prioritario de la revolución por sobre cualquier
orientación. Esto lo caracteriza el Che, cuando enfatiza en su Discurso a las Milicias en
Cabañas, de la Región de Pinar del Rio: “Nosotros tenemos que luchar, para que las grandes
fuerzas exteriores que nos obligan a comprar todo ese armamento y adiestrar a toda la gente que
lo utilice, y a gastar sumas considerables de dinero, para que esa gran fuerza que nos obliga a todo
ese sacrificio, desaparezca. Debemos siempre estar conscientes que mientras el imperialismo
norteamericano mantenga esas características de agresión, no estaremos nunca tranquilos, y
siempre deberemos tener nuestro fusil vigilante al alcance de la mano y cerca de nuestra visita”
(Guevara, 1961)
Este imaginario se vuelve atractivo para el ímpetu del joven, con sus esquemas y
orientaciones. Tanto el muchacho, como individuo en su construcción de identidad como
las manifestaciones colectivas que se adhieren en su búsqueda.
Al mismo tiempo, esta nueva arquitectura socio territorial que implica el escenario
“Colectivo” determina (para sus miembros) una reinterpretación de la ciudadanía y su
participación. Alain Touraine determinaba su acepción de ciudadanía como la
compenetración asociativa y mancomunada una cultura, historia y acervo; generando
cohesión entre sus miembros, derivando en identidad. (Touraine, 2000)
La implicación participativa del miembro, en estas manifestaciones, radica en el
vínculo de participación ciudadana y defensa de los espacios. Esta implicación defensiva
como la intencionalidad ciudadana tiene intensidades reguladas de adhesión que fue
fortalecida a su capacidad como fidelidad a la forma de organización y sus objetivos.
Aunque muchas hipótesis e interrogantes se han vinculado con el hecho del
“Colectivo” como tal, hay que puntualizar la perspectiva del participante que hace vida en
esas organizaciones. El problema radica en hurgar y describir los fundamentos que
sustentan el enlace entre su universo juvenil y el universo colectivo, en sus implicaciones
puntuales que abordan la naturaleza defensiva de los espacios y la internalización con la
violencia. Uno de los derivados de esta dimensión, es la brecha entre la violencia
delincuencial y la violencia política.
Estas formulaciones van de la mano con la naturaleza irreverente y la búsqueda de
espacios para la consonancia política en la construcción de referentes ciudadanos, desde
esos referentes. Otro abordaje general de esta problemática se sumerge en las formas de
participación comunitaria e interpretaciones de ciudadanía que van intrínseca en sus
formas de organización.
Se debe remitir a la esencia de la participación que fecunda estas nuevos métodos
de organización social. Humberto Njaim resume un punto de comprensión entre la
participación y la representación, destacando "la representación como conjunto de
instituciones establecidas por un orden constitucional, las cuales solo pueden modificadas a través
de los postulados establecidos por ese orden y, por el otro, la participación como poder
democrático del pueblo que no admite ser coartado en su irrupción por la institución consagrada".
(Njaim, 2007)
A pesar que el mismo Njaim determina que esta importancia participación no fue
el punto determinante para alcanzar la Asamblea Constituyente que genero la brecha
política de hoy, fue la promesa de la defensa de recursos naturales, combate a la
corrupción y reforma de instituciones de mayor trascendencia (Partidos Políticos, FFAA,
entre otros) este imaginario de subversión institucional y espíritu de manejo más cercano
del poder ha sido de los sustentos conceptuales de la Revolución Bolivariana. (Njaim,
2007)
Barroso, con redacción tajante y paternalista, califica el escenario democrático
como un imaginario desde el descontento, el simplismo y la poca formación de sus
organizaciones como líderes, derivan en frutos de marginalidad en el ejercicio colectivo,
desidia en las problemáticas generales y perversión de las normas o acuerdos de
convivencia sociopolítica (Barroso, 2007). Desde allí, se pueden enclavar un foco de
renovación ciudadana que se aferre en la marca de “Democracia Participativa”
interpretando ese estadio de ciudadanía como el principio de gozar de recursos esenciales
para ejercer sus derechos y deberes. (Moreno, 2003)
Desde un crisol de ciudadanía y participación, se lanza una arquitectura de
organización local que nutre y materializa ese ideario de participación desde 2
orientaciones: El consejo comunal como órgano nuclear de poder del estado, y
movimientos sociales como el refuerzo aglutinador de masas hacia una nueva
arquitectura del poder, de personalidad subversiva y fundamentada en la perennidad
revolucionaria.
Movimientos sociales entendidos como actores políticas no institucionales que se
unifican en una lógica comprensiva de promoción o oposición de estructuras sociales, a
través de corrientes de movilización constante. (Godas, 2003). Y su finalidad es explicada
por Inmanuel Wallerstein al comentar “hacer política, es antes de nada tratar de cambiar las
relaciones de poder en un sentido más favorable a los intereses – y podríamos agregas, las
preferencias de valor – del grupo que promueve una determinada causa, reivindicación o protesta
para reorientar los procesos sociales” y esta noción caracterizada de dichos movimientos
sociales, se destaca una clara orientación de comportamiento colectivo de firme
evocación a su fase de consolidación, donde remitían a cimientos de la producción
económica y políticas distributivas (Godas, 2003)
Viendo el estigma burgués que revestía el carácter de la organización burocrática
(Guevara, 1961), se potencia el foco de movimiento social bajo preceptos territoriales y
con aparataje de núcleos o polos de acción focal.
Desde allí, la diáspora de reivindicación se hizo plataforma para irse masificando
como modo de congregación y hacerlo referencia en la idiosincrasia poblacional y espacial
que se adapte mejor. De esa concepción, nace la dimensión del “Colectivo”. La
caracterización de colectivos se constituye en variables interdependientes que favorece su
identificación: A.) Movilización focal en un entorno territorial fijo; B.) Orientación de
resistencia insurgente, usando una mixtura entre reivindicación social y adaptación de la
lucha de clase; C.) Una perspectiva funcional entre acción de intervención social (o acción
comunitaria) y su demarcación socio-demográfica de los espacios.
La movilización focal permite orientar el control de los recursos y vías de acceso
del espacio. Siempre se fundamentan estas formas de control, ante la intervención
ausente de las instituciones republicanas ante sus requerimientos básicos. Se puede
aproximar a las orientaciones de solidaridad mecánica de Durkheim, donde el colectivo
articula la fuerza autosuficiente de una comunidad como mecanismo de respuesta ante
sus necesidades y requerimientos, con un costo de libertades y derechos que se costea
muy alto.
La resistencia insurgente es un recurso de constante recurrencia en su discurso
como fundamento de existencia como de organización. A modo de explicación sustantiva,
Moleiro explica en lo que denomina “Avatares del Pensamiento Marxista” en los cuales
plantea lo siguiente: “1.- La teoría revolucionaria pierde su carga crítica y se convierte en un
instrumento pasivo, destinado a justificar acciones del poder constituido. Este necesita justificarse
y echa mano de ella, ya que bajo su nombre se adelantó la Revolución. De allí en adelante, la teoría
dejará de ser el modo de explorar lo real y pasara a convertirse en un reservorio propicio para que
las actuaciones de la Dirección Partidaria y Estadal encuentren una coartada oportuna, una
referencia justificante, una afirmación anterior que las enmarque y las absuelva.” (Moleiro, 1983)
Lo que determina la cita es ubicar a la insurgencia primigenia que legitima la existencia de
dichas agrupaciones, como un fenómeno enmarcada en una fachada coyuntural que se
recubre de una épica revolucionaria que parte de una realidad concreta pero que se
desliga poco a poco, mientras desnuda propósito principal: Captación y control de actores,
factores y vías de interacción social, a favor de los términos de la agrupación.
Cabe la interpretación gramsciana acerca de la lucha política, donde los colectivos
entran a evocar su filosofía de resistencia contra la estructura burguesa que la democracia
muestra. Gramsci explica la resistencia hindú en contra de los ingleses bajo 3 estilos
estratégicos: 1.- Movimiento; 2.- Posición; 3.- Subterránea; explicando que el boicot o
acciones de censura colectiva se determinan como acciones de posición, las huelgas o
marchas son guerras de movimiento y el abastecimiento de armamento como la
preparación de su uso es una muestra de guerra subterránea. Los colectivos plantean
estas tres herramientas, haciendo su adaptación a esta postura: Su desarrollo de acción
comunitaria y foco de empoderamiento en producción focal como un instrumento de
lucha de posición. Les permite darle ocupación a espacios y darle influencia poblacional y
espacial para que sus frutos puedan consolidar un puente de control hegemónico sobre el
entorno. 2.- La premisa de lucha de clases y su forma de organización como resistencia se
presenta como una amenaza constante y un estado de paranoia como forma de lucha de
movimiento. Donde toda acción contraria a sus intereses, pueden verse como una señal
de reacción y justificar la radicación de esa manifestación. 3.- La reivindicación de la
milicia popular y la diversificación del uso legítimo de la violencia, hacia organizaciones
populares que mantienen la premisa de insurgencia popular es lo que se orienta como
representación de la guerra subterránea, donde diversos testimonios han reportado el
suministro armamentístico que ejerce presión en los sectores populares. (Gramsci, 1977)
La postura acerca de la concepción de la violencia tiene semejanza con un puntal
antagónico a las cimientes socialistas donde se enmarcan los colectivos, específicamente
en los escritos de José Antonio Primo de Rivera, pensador del Falangismo Español. Este
consideraba que “La violencia no es censurable sistemáticamente, Lo es cuando se emplea
contra la justicia. Pero hasta Santo Tomas, en casos extremos, admitía la rebelión contra el tirano.
Asi pues, el usar la violencia contra una secta triunfante, sembradora de discordia… ¿Por qué va a
descalificar el sistema que esa violencia impere?” (Primo de Rivera, 1933) Esto sumado con la
priorización guevarista de una organización de resistencia masiva, popular e insurgente, el
juego de polarización actual contribuye al reduccionismo maniqueo que avale las
reacciones ante amenazas burgueses que atenten contra la estabilidad que garantiza ese
modo de vivir.
Desde este aspecto, el efecto de Polarización se entiende bajo 3 características
claves: 1.- Estrechamiento del campo perceptivo: Donde todo se torna en un campo
maniqueo de “Ellos Vs. Nosotros”; 2.- Asignación de una fuerte carga emocional a los
objetos o escenarios, con referencia dicotómico y simplificado; 3.- El Involucramiento
personal a la trama dicotómica que se genera. (Lozada, 2011) y en este escenario
dicotómico, ellos formulan una personalidad organizacional que orientan su focalización:
“El grupo de trabajo La Piedrita es una organización de hombres, mujeres, niños, niñas
y adultos mayores, dispuestos día a día a dar lo mejor de sí por un mundo mejor y un futuro
distinto enmarcado en el camino Revolucionario Bolivariano y Guevarista, defensor de los
principios del hombre nuevo, luchadores y practicantes del trabajo voluntario, una
organización que trabaja con su propio músculo sin depender de terceros. Nuestra mayor
fortaleza es nuestra comunidad que respalda todos los días la labor social, cultural y
humanitaria que hacemos los militantes del colectivo y nuestro líder Valentín Santana”
(Colectivo La Piedrita, 2014)
En el ejemplo de personalidad organizacional, su público militante como receptor
se ubica en un escenario global donde no escatima edad, sexo u oficio para la
construcción de un mundo mejor, bajo precepto Bolivariano y Guevarista (excluyendo
explícitamente a cualquier otra denominación o fundamento de agrupación sociopolítica)
determinado el trabajo social como herramienta emancipadora para el hombre nuevo.
Sin embargo, podemos tomar una raíz de interpretación de la defensa integral de
la nación como foco organizacional e intrínseco de su accionar:
“El problema sobre las bandas armadas o la defensa integral de un pueblo tienen
demasiados matices: Solo un mitómano consumado se atrevería a decir que sectores
parapoliciales infiltrados en el movimiento popular, son revolucionarios debido a su carácter
de “fuerzas vivas, chavistas y armadas”, nosotros creemos fehacientemente en la propuesta
del Comandante Chávez, del General vietnamita Vo Nguyen Giap quien planteaba bajo tres
fases del desarrollo de la guerra popular del pueblo, 1) Núcleo de defensa popular, que para
nosotros serían los Colectivos, UBCH, mesas técnicas de agua, Consejos Comunales, etc.
(pueblo organizado), 2) El Ejercito Regional, que podríamos entender debe convertirse en la
Milicia Bolivariana, 3) El Ejército de Liberación Nacional, tarea histórica de nuestras Fuerzas
Armadas Bolivarianas (Ejercito Libertador) esto es disciplina político militar, así concebimos la
DEFENSA INTEGRAL DE LA NACION estas son nuestras unidades de combate del pueblo real en
armas, no bandas anárquicas que bien podrían hacerle un flaco favor a la derecha
discúlpenos.” (Colectivo Alexis Vive, 2014)
La predisposición de la constitución del colectivo como un instrumento o engranaje
de la defensa integral de la nación, dota de logística y orientación en la formulación de
esta faceta bélica que debe predisponerse en los colectivos. Dichas 3 fases del desarrollo
de la guerra popular del pueblo se conjugan con los escenarios de lucha política
gramscianas: El Núcleo de Defensa Popular como lucha de posición; El ejército regional
como lucha política de movilización y el ejército de Liberación Nacional como papel de
lucha subterránea pero como puente de suministro y abastecimiento de recurso bélico.
Dentro del marco de polarización, todo lo que circunda dentro y fuera de su órbita
ya configura una polarización mucho más radical. Las manifestaciones que no puedan ser
canalizadas o consolidarse en los preceptos de dichos núcleos, deben ser controlados por
ser vistos como una amenaza reaccionaria al manejo del universo de factores generados
como preexistentes.
A manera de conclusión, se puede alcanzar la interpretación democrática de los
grupos “Colectivos” desde el tamiz de las 3 variables encuadradas:
La democracia se plantea desde un marco de participación popular, por el trabajo
comunitario y el empoderamiento autónomo que ellos promulgan como poder
constitutivo del pueblo. Por ende, la interpretación de la fuente etimológica del “Poder del
Pueblo” ellos lo abordan desde la respuesta autónoma de sus propias problemáticas. No
plantean marcos adheridos a la democracia como la alternabilidad, presencia heterogénea
de la diversidad societal. Ellos homogenizan al conglomerado gremial en una sola
necesidad, bajo la tradición sovietizante de digerir las necesidades de la población hacia
los intereses de los colectivos.
La ciudadanía se determina en el nivel de compromiso y cohesión que este le
inculca a la organización. Su desarrollo de derechos y deberes se empoderan en la medida
en que estos le son adheridos por conexión organizativa a la esencia de dichas
organizaciones.
La violencia la contemplan como una herramienta utilitaria de emancipación
contra las apetencias burguesas, como forma de capitalización insurgente hacia
escenarios superiores de reivindicación popular y ellos regularan su accionar, según sea la
amenaza y la radicación de cualquier contradicción que vulnere su cohesión homogénea
societal.
BibliografíaBarroso, M. (2007). Autoestima del Venezolano. Caracas: Editorial Galac.
Colectivo Alexis Vive. (2 de Noviembre de 2014). Carta abierta a Roland Dennis y a quienes pretenden enlodar la historia del barrio, del Colectivo, de la Comuna. Recuperado el 13 de Noviembre de 2014, de Colectivo Alexis Vive: http://colectivoalexisvivecarajo.blogspot.com/
Colectivo La Piedrita. (2014). Nosotros. Recuperado el 13 de Noviembre de 2014, de La Pïedrita 95.3: http://www.lapiedrita951fm.info/la-piedrita/nosotros/
Giner, S. (2001). Teoria Sociologica Moderna. Madrid: Ariel.
Godas, X. (2003). Los Movimientos Sociales. En S. Giner, Teoria Sociologia moderna (págs. 493-511). Madrid: Ariel.
Gramsci, A. (1977). Escritos Politicos (1917-1933). Madrid: Siglo XXI Editores.
Guevara, E. (1961). Discurso a las Milicas en Cabañas, en Pinar del Rio. Ernesto Che Guevara, Escritos y Memorias (pág. 32). La Habana: Editorial de Ciencias Sociales.
Lozada, M. (2011). ¿Nosotros o Ellos? Polarización social y el desafio de la conviencia en Venezuela. En M. Lozada, Polarización Social y Política en Venezuela y en otros Paises. (págs. 23-40). Caracas: Publicaciónes UCAB.
Moleiro, M. (1983). La Izquierda Superada. Caracas: Ateneo de Caracas.
Moreno, L. (2003). Ciudadania, Desigualdad Social y Estado de Bienestar. En S. Giner, Teoria Sociologica Moderna (págs. 527-533). Madrid: Ariel.
Njaim, H. (2007). Democracia Participativa. Caracas: Universidad Metropolitana.
Primo de Rivera, J. A. (1933). La Violencia y la Justicia. En J. A. Primo de Rivera, Obras Completas (pág. 148). Madrid.
Touraine, A. (2000). Que es la Democracia? Mexico: Fondo de Cultura Economica.