enseñando con amor
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ENSEÑANDO CON AMOR
Educar con amor es, ante todo, tomar al infante como un ser humano; un ser
humano que merece el mismo cariño y el mismo respeto que toda persona adulta.
Educar con amor es vernos reflejados a nosotros/as mismos/as en el infante y recordar aquellos tiempos en los que deseábamos con profundo anhelo un beso, una caricia, un abrazo, una aprobación... un te quiero.
Educar con amor es respetar el desarrollo del infante, sin forzar. Existen métodos pedagógicos que nos permiten hacer que el niño o la niña aprenda ciertas habilidades antes de lo que les creíamos capaces. Si puede avanzar la pedagogía y lograr esto sin causar problema alguno en ellos/as, por mi bien; si no, mejor dejar crecer y esperar con sabia paciencia.
Educar con amor es educar hacia la autonomía, hacia la libertad del educando. Ahora bien, autonomía no significa ausencia. Podemos estar con nuestro/a niño/a animándole a hacer las cosas por sí mismo/a, pero apoyándole, haciéndole saber que nosotros/as, sus educadores/as, sus padres, sus madres, estamos ahí, y que le ayudaremos si precisa ayuda.
Educar con amor es pensar que el educando ya crecido no viene a nosotros/as vacío/a. Es pensar que lleva algo ya escrito en su mente: ideas y emociones. Es respetar ambas cosas. Es tener en cuenta que nuestro/a niño/a también tiene un cerebro que le permite generar ideas y sentir. No hay que centrarse meramente en la educación intelectual, ni tampoco exclusivamente en la sentimental. Educar en ambas cosas a la vez es posible.
Educar con amor es permitir moverse al infante. Es permitirle satisfacer su curiosidad y explorar el mundo, cual arqueólogo/a adentrándose en un nuevo mundo lleno de tesoros aún por descubrir.Educar con amor no es amarrar a nuestro educando. No es tejer una cadena, ni siquiera lazos. Es construir un puente que nos permita estar en contacto, al mismo tiempo que nos permite ser tú y yo por separado. Educar con amor consiste en desear lo mejor para nuestro educando y aceptarlo tal y como es, sin pretender cambiarle para nuestro propio gusto, ni utilizarle para nuestros propios fines. Educar con amor es mostrar interés y preocupación por el infante, sin llegar a hacerlo de forma exagerada y extremista, hasta el punto de anularle.
Educar con amor es como hablar en susurros, cual dos amantes hablándose labio a labio; sin gritos, sin prepotencia ni pedantería. Con humildad y delicado afecto.Educar con amor es agacharnos y ponernos a la altura del infante. No podemos pedirle que éste/a se ponga a nuestro nivel, como si de una persona adulta se tratase, pero siempre podemos hacer que el mundo sea un poco más pequeño, a su medida. Porque a veces, para ayudar a crecer, hay que agacharse.