enseñanzas del papa francisco no. 73
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Enseñanzas del Papa Francisco. No.73
Enseñanzas del Papa Francisco. No.73
El 23 de septiembre dijo en parte de su homilía:
“Las palabras que Jesús decía sonaban nuevas, como
“nueva” aparecía la autoridad de quien las
pronunciaba. Palabras que tocaban el corazón
y en las cuales tantos percibían
“la fuerza de la salvación” que anunciaban. Por esta
razón, las muchedumbres seguían
a Jesús. Pero también estaban
aquellos que lo seguían “por conveniencia”,
sin demasiada pureza de corazón,
tal vez sólo por las “ganas de ser más buenos”.
En dos mil años no es que este escenario haya cambiado mucho.
También hoy muchos escuchan a Jesús como aquellos nuevos leprosos del
Evangelio que, “felices” con su nueva salud, “se olvidaron de Jesús” que se
las había devuelto.
“Pero Jesús seguía hablando a la gente y amaba a la gente, amaba a la muchedumbre hasta tal punto que dice:
‘Estos que me siguen, esa muchedumbre inmensa, son mi madre y mis hermanos,
son éstos’. Y explica: ‘Quienes escuchan la Palabra de Dios, la ponen en práctica’.
Estas son las dos condiciones para seguir a Jesús:
escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica.
Esta es la vida cristiana, nada más, ¡eh! Simple, simple.
Tal vez nosotros la hayamos hecho un poco difícil, con tantas explicaciones
que nadie entiende, pero la vida cristiana es así:
escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica”.
He aquí porqué –como lo describe el pasaje del Evangelio de Lucas– Jesús replica a quien le refería
que sus parientes lo estaban buscando: “Mi madre y mis hermanos son aquellos que
escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”.
Y para escuchar la Palabra de Dios, la Palabra de Jesús basta abrir la Biblia,
el Evangelio. Pero estas páginas no deben ser leídas, sino escuchadas. “Escuchar la Palabra de Dios es leer eso y
decir: ‘¿Pero qué me dice a mí esto, a mi corazón? ¿Qué me está
diciendo Dios a mí, con esta palabra?”. Y nuestra vida cambia”.
…esto es escuchar la Palabra de Dios, escucharla con los oídos y escucharla con el corazón. Abrir el corazón a la
Palabra de Dios”.
“Los enemigos de Jesús escuchaban la Palabra de Jesús, pero estaban cerca de él para tratar de encontrar una
equivocación, para hacerlo patinar, y para que perdiera autoridad.
Pero jamás se preguntaban: “¿Qué cosa me dice Dios a mí en esta Palabra?”.
…“El Evangelio ha sido escrito para cada uno de nosotros”.
Ciertamente, poner después
en práctica lo que se ha escuchado
“no es fácil”, porque “es más fácil vivir tranquilamente sin preocuparse de las
exigencias de la Palabra de Dios”.
Pistas concretas para hacerlo son los Mandamientos y las
Bienaventuranzas. Contando siempre con la ayuda de Jesús, incluso cuando nuestro corazón
escucha y hace de cuenta que no comprende. Él, “es
misericordioso y perdona a todos”, “espera a todos,
porque es paciente”.
“Jesús recibe a todos, también a aquellos que van a escuchar la Palabra de Dios y que después lo traicionan.
Pensemos en Judas: ‘Amigo’, le dice, en aquel momento en que Judas lo traiciona.
El Señor siempre siembra su Palabra, sólo pide un corazón abierto para escucharla y buena voluntad para ponerla en
práctica”.
Por esto, “que la oración de hoy sea la del Salmo:
‘Guíame Señor por la senda de tus mandamientos’,
es decir por la senda de tu Palabra, y para que yo aprenda
con tu guía a ponerla en práctica”.
El 25 de septiembre dijo en parte de su homilía:
…“Jesús, "regañó mucho" a los que se jactaban.
Para los doctores de la ley, decía que no deben
"pasearse por las plazas" con "ropa de lujo" como
"príncipes". Cuando tú rezas, ponía en
guardia el Señor: "por favor, no te hagas ver,
no reces porque te vean”, “ora en secreto, entra en tu
cuarto”. Lo mismo, se debe hacer
cuando ayudas a los pobres: "No toques trompeta, hazlo a
escondidas. El Padre lo ve, es suficiente".
“El vanidoso: …vive para aparentar.
‘Cuando ayunes –les dice el Señor a éstos– por favor no te hagas el melancólico, el triste, para que todos se
den cuenta. Haz penitencia con alegría, para que nadie se dé
cuenta. Y la vanidad es así: es para aparentar, vivir para
hacerse ver”.
"Los cristianos que viven así para aparentar, por la
vanidad, parecen pavos, se
pavonean”. Se dice “yo soy cristiano, yo soy familiar de aquel
cura, de aquella monja, de ese
obispo,mi familia es una familia cristiana”. "Se jactan".
Pero ¿tu vida con el Señor? ¿Cómo rezas? Tu vida con las obras de misericordia,
¿cómo va? ¿Visitas a los enfermos?”.
Es por esto que Jesús “nos dice que debemos construir nuestra casa, es decir, nuestra vida cristiana sobre la roca,
en la verdad".En cambio, "los vanidosos construyen la casa sobre la
arena y la casa cae, la vida cristiana se cae, resbala, porque no es capaz de
resistir a las tentaciones".
"Cuántos cristianos viven para aparentar.
Su vida parece como una burbuja de jabón. ¡Es hermosa
la burbuja de jabón! ¡Con todos los colores que
tiene! Pero dura un segundo y luego
¿qué? También cuando nos fijamos en algunos
monumentos fúnebres, pensamos que es vanidad,
porque la verdad es volver a la tierra desnuda, como decía el
Siervo de Dios Pablo VI.
Nos espera la tierra desnuda, ésta es nuestra verdad final. Mientras tanto ¿me enorgullezco o hago algo?
¿Hago el bien? ¿Busco a Dios? ¿Rezo? …
…"La vanidad, siembra un mal malestar, quita la paz. Es como aquellas personas que se maquillan mucho
y luego temen que la lluvia les quite todo”. "No nos da paz la vanidad sólo la verdad nos da la paz".
La única roca sobre la que construimos nuestra vida es Jesús.
"Y pensamos en esta propuesta del diablo, del demonio, que también tentó a Jesús en el desierto: la vanidad" y le
dijo al Señor "ven conmigo, subamos al templo, hagamos el espectáculo;
te tiras abajo y todos creemos en ti". El diablo había presentado a Jesús "la vanidad en una bandeja". La vanidad,
"es una enfermedad espiritual muy grave".
"los Padres egipcios del desierto decían que la vanidad es una tentación contra la que
hay que luchar toda la vida, porque siempre vuelve a sacarnos la verdad. Y para
entender esto decían es como la cebolla. La agarras y la
empiezas a pelar. Y pelas la vanidad hoy,
un poco de vanidad mañana y toda la vida pelando la vanidad
para vencerla. Y al final eres feliz:
me quité la vanidad, pelé la cebolla,
pero el olor se queda en tu mano. Pidamos al Señor la
gracia de no ser vanidosos, de ser verdaderos,
con la verdad de la realidad y del Evangelio”.
El 26 de septiembre dijo en parte de su homilía: “No se puede comprender a Cristo Redentor sin la cruz,
sin que esté dispuesto a llevarla con Jesús”. Cristiano es igual a “cireneo”.
El hecho de tener fe está en esta identificación: se pertenece a Jesús si se sostiene con Él el peso de la Cruz. De lo contrario
se recorre una vía “buena” aparentemente, pero no “verdadera”.
...Es ésta, la “pedagogía” que Jesús utiliza para
“preparar los corazones de los discípulos, los corazones de la gente,
para comprender este Misterio de Dios”.
“Es tanto el amor de Dios, es tan feo el pecado, que Él nos salva así: con esta identidad en la Cruz.
No se puede comprender a Jesucristo Redentor sin la Cruz:¡no se lo puede comprender! Podemos llegar a pensar que es un gran profeta, hace cosas buenas, que es un santo.
Pero a Cristo Redentor sin la Cruz no se lo puede comprender.
Y los corazones de los discípulos, los corazones de la gente no estaban preparados para entenderlo. No habían
entendido las Profecías, no habían entendido que, precisamente era Él,el Cordero para el sacrificio. La gente no estaba
preparada”.
Sólo el Domingo de Ramos Cristo permite a la muchedumbre que diga
“más o menos” su identidad, con ese “Bendito Aquel que viene en el nombre del Señor”. Y esto porque dijo, “si esta gente no grita, ¡gritarán las
piedras!”.
…“Poco a poco”, Jesús nos “prepara para entenderlo bien”.
Nos “prepara para que lo acompañemos con nuestras cruces en su camino hacia la redención”.
“Nos prepara a que seamos cireneos para ayudarlo a llevar
la Cruz. Y nuestra vida cristiana sin esto
no es cristiana.…‘Jesús es el gran profeta, también nos ha salvado.
¡Tú con Él! Recorriendo el mismo camino. También nuestra
identidad de cristianos debe ser custodiada y no crean que ser
cristianos es un mérito,es un camino espiritual de
perfección. No es un mérito, es pura
gracia”.
El 27 de septiembre dijo con ocasión del congreso eucarístico:
…"hoy hay una gran falta de
esperanza en el mundo, por ello la humanidad necesita escuchar el mensaje de nuestra esperanza
en Jesucristo.
La Iglesia proclama este mensaje con ardor renovado, utilizando nuevos métodos y nuevas expresiones.
Con el espíritu de la ‘nueva evangelización’, la Iglesia lleva este mensaje a todos y, en especial, a los que, aun habiendo
sido bautizados, se han alejado de la Iglesia y viven sin referencia a la vida
cristiana".
El 28 de septiembre dijo: …"los ancianos, los abuelos tienen una
capacidad para comprender las situaciones más difíciles: ¡una gran capacidad!
Y cuando rezan por estas situaciones, su oración es más fuerte ¡es poderosa!"
"a los abuelos, que han recibido la bendición de ver a los hijos
de sus hijos, se les ha confiado una gran tarea: transmitir la experiencia de
la vida, la historia de una familia, de una comunidad, de un pueblo;
compartir con sencillez una sabiduría, y la misma fe: ¡el legado más precioso!
¡Felices esas familias que tienen a los abuelos cerca!"
"El abuelo es padre dos veces y la abuela es
madre dos veces. Y en aquellos países donde la persecución religiosa ha
sido cruel, pienso por ejemplo en Albania…en aquellos países han sido
los abuelos los que llevaban a los niños a bautizar a escondidas, los que les dieron la fe
¡Qué bien actuaron! ¡Fueron valientes en la persecución y salvaron la fe en esos países!"
"no siempre el anciano, el abuelo, la abuela, tiene una familia que puede acogerlo.
Y entonces bienvenidos los hogares para los ancianos...con tal de que sean verdaderos hogares, y ¡no prisiones!
¡Y que sean para los ancianos y no para los intereses de otras personas!
No debe haber institutos donde los ancianos vivan olvidados, como escondidos, descuidados".
“Me siento cerca de los numerosos ancianos que viven en estos institutos,
y pienso con gratitud en los que los van a visitar y los cuidan.
…¡Hace tanto bien ir a visitar a un anciano! Miren a nuestros chicos: a veces los vemos desganados y tristes; van a visitar a un anciano, y
¡se vuelven alegres!"
Sin embargo, "también existe la realidad del abandono de los ancianos:
¡cuántas veces se descarta a los ancianos con actitudes de abandono que son una verdadera eutanasia escondida!
¡Es el efecto del descarte que tanto daño hace a nuestro mundo.
Se descarta a los niños, a los jóvenes y a los ancianos con el pretexto de mantener un sistema económico
"equilibrado", en cuyo centro no está la persona humana, sino el dinero.¡Todos estamos llamados a contrarrestar esta cultura del
descarte!"
…"Estamos llamados a construir… una sociedad diversa…que no necesita descartar a los débiles de cuerpo y mente,
aún más,una sociedad que mide su propio "paso" precisamente sobre
estas personas".
…Un pueblo que no custodia a los abuelos y no los tratan bien no tiene futuro: pierde la memoria, y se desarraiga de
sus propias raíces. Pero cuidado: ¡ustedes tienen la responsabilidad de mantener vivas estas
raíces en ustedes mismos! Con la oración, la lectura del Evangelio, las obras de
misericordia. Así permanecemos como árboles vivos, que aun en la vejez
no dejan de dar frutos".
El 28 de septiembre dijo en parte de su homilía: El Evangelio que acabamos de escuchar, lo acogemos hoy como el Evangelio del encuentro entre los jóvenes y los
ancianos: un encuentro lleno de gozo, de fe y de esperanza.
María es joven, muy joven. Isabel es anciana, pero en ella se ha manifestado la misericordia de Dios, y, junto a con su esposo Zacarías, está en espera de un hijo desde hace
seis meses.
También en esta ocasión, María nos muestra el camino:ir a visitar a la anciana pariente, para estar con ella,
ciertamente para ayudarla, pero también y sobre todo para aprender de ella, que ya es mayor, una sabiduría de vida.
La ‘Sagrada Escritura´ recuerda de varios modos el cuarto mandamiento:
«Honra a tu padre y a tu madre: así se prolongarán tus días en la tierra, que el Señor, tu Dios,
te va a dar» (Ex 20,12).
No hay futuro para el pueblo sin este encuentro entre generaciones,
sin que los niños reciban con gratitud el testigo de la vida por parte de los padres. Y, en esta gratitud a quien te ha
transmitido la vida, hay también un agradecimiento al Padre que está en los
cielos.
..." La Virgen María nos muestra el camino:
el camino del encuentro entre jóvenes y ancianos.
El futuro de un pueblo supone necesariamente este encuentro:
los jóvenes dan la fuerza para hacer avanzar al pueblo, y los ancianos robustecen esta
fuerza con la memoria y la sabiduría
popular.
En twitter dijo:Cuando en una sociedad falta Dios,
incluso la prosperidad va acompañada de una terrible pobreza espiritual.
Jesús comprende nuestras debilidades,
nuestros pecados, y si nos dejamos perdonar Él nos perdona.
La tendencia a estar centrados en nosotros mismos y en nuestras ambiciones personales, quizás sea muy
humana, pero no es cristiana.
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Que Dios te llene de bendiciones. Y que permanezcamos unidos en el
amor a Jesús.
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