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ERMITAS RURALES DE YECLA (I) Francisco Javier Delicado Martínez 55 2 MARTÍN GONZÁLEZ, J. J.: op.cit. 3 PARRA, A.: "Cultura. Patrimonio histórico-artístico regional, un edificio que se cae (I)". Diario La opinión. Murcia, domingo 7 de julio de 1993. p. 35. Si meditáramos sobre el tema (en este país hace mucha falta la meditación y la concienciación). observaríamos que la despoblación del campo y el envejecimiento del edificio son las causas principales de su ruina: la primera por abandono y falta de protección ante el posible vandalismo y la segunda por la necesidad de continuos retejos en las ermitas. No olvidemos -y ahora particularizamos-, pese al clima benigno de Yccla y de Jumilla, que el retraso de estas operaciones por falla de recursos o de celo, inicia daños irreversibles. En poco tiempo una gotera hace combar la techumbre. Las maderas, por lo general en mal estado por el largo tiempo transcurrido, entran en fase ruinosa con gran celeridad. Es una de las excusas que muchas veces se busca para declarar un edificio en ruina. Torres y espadañas ya no se reconstruyen, cuando el uso de la campana ha desaparecido o esta no existe. Mientras que sobre el techo de la vieja ermita anidan palomas adueñándose de su interior, las tejas vuelan cuando el viento azota y el edificio envejece. Es este un patrimonio de particulares en áreas rurales que ha sido con frecuencia objeto de un uso poco noble (almacén para aperos de labranza, establos o depósitos de grano, e incluso garaje) aunque difícil de cambiar, pues esta función ayuda aunque poco vistosamente a su conservación. Como recuerda Martín González acerca de cualquier edificio de carácter histórico, la descripción, la planimetría y la fotografía del monumento constituyen un testigo de cargo y una prueba de control que pueden resultar decisivos a la hora de impedir un derribo. Es evidente que no se podrá proteger todo, pero por lo menos se evitarán derribos clandestinos 2 . Pedro Olivares, que fue Director General de Cultura de la Región de Murcia, en unas declaraciones manifestadas unos años atrás al Diario La Opinión. (Murcia. 7 de julio de 1993). exponía la necesidad de un catálogo patrimonial que evite el expolio y que documente con claridad lo que poseemos, su ubicación y estado actual". En lo que concierne a la comarca del Altiplano, tomamos el testigo y asumimos el reto. De ahí. las páginas que Las viejas ermitas del campo yeclano son fuentes de la memoria y constituyen vestigios de la arquitectura popular del pasado que, pese a su pobreza, interesa conservar. Las páginas que el lector tiene ante sí pretenden dar a conocer a propios y extraños un legado del pasado que, aunque sencillo, ha de constituir parte de esa herencia a transmitir a las generaciones venideras. Confiemos, pues, que las líneas que siguen y el buen criterio de los humanos ayuden a tan noble propósito. 1. PORTICO El patrimonio artístico de las ciudades paulatinamente vasiendo dado a conocer (modélicos los Catálogos de Monumentos dedicados a la Comunidad Foral de Navarra, dirigidos por la Dra. M a Concepción García Gaínza) y el gran público va tomando conciencia de lo que se ha dado en llamar «Bien de Interés Cultural», un legado del pasado a conservar y proteger. Pero, ¿qué ocurre con el patrimonio rural de los municipios, ése que por su escasa prestancia, obra menor o diseminación es relegado a un segundo lugar, y al que rara vez se le presta la atención debida?. Tan solo cuando la depredación causa estragos y ya no hay solución al caso, surge, se alza alguna que otra tímida voz de denuncia pidiendo protección, que con frecuencia podemos leer en notas marginales de las páginas de la prensa diaria. De ahí la acuciante y necesaria catalogación de las obras de arte publicando sistemáticamente el resultado de las investigaciones. El patrimonio rural, en cualquier área o zona de nuestro país, siempre ha sido el gran perjudicado. Sobre esle asunto traemos a colación aquella magnífica conferencia que pronunciara el gran historiador del arle Dr. Juan José Martín González, titulada «Problemas que suscita la conservación del legado arquitectónico y algunas soluciones», impartida en Trujillo en 1977. en donde manifestaba su desasosiego por aquellos edificios devocionales -las ermitas-, enclavados en zonas rurales a las que se le ha prestado escasa atención. cuando vino a decir: «En este ámbito queda un tipo de arquitectura que nos llena de preocupación: las ermitas. La pérdida de uso se acrecienta: emociona ver estos santuarios rurales, rodeados de olmos, hov en el más triste abandono» 1 . 1 MARTÍN GONZÁLEZ. Juan José: "Problemas que suscita la conservación del legado arquitectónico y algunas soluciones". Actas del I Congreso Español de Historia del Arte . Trujillo, junio de 1977.

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ERMITAS RURALES DE YECLA (I)

Francisco Javier Delicado Martínez

55

2 MARTÍN GONZÁLEZ, J. J.: op.cit. 3 PARRA, A.: "Cultura. Patrimonio histórico-artístico regional, un

edificio que se cae (I)". Diario La opinión. Murcia, domingo 7 de julio de 1993. p. 35.

Si meditáramos sobre el tema (en este país hace mucha falta la meditación y la concienciación). observaríamos que la despoblación del campo y el envejecimiento del edificio son las causas principales de su ruina: la primera por abandono y falta de protección ante el posible vandalismo y la segunda por la necesidad de continuos retejos en las ermitas. No olvidemos -y ahora particularizamos-, pese al clima benigno de Yccla y de Jumilla, que el retraso de estas operaciones por falla de recursos o de celo, inicia daños irreversibles. En poco tiempo una gotera hace combar la techumbre. Las maderas, por lo general en mal estado por el largo tiempo transcurrido, entran en fase ruinosa con gran celeridad. Es una de las excusas que muchas veces se busca para declarar un edificio en ruina.

Torres y espadañas ya no se reconstruyen, cuando el uso de la campana ha desaparecido o esta no existe. Mientras que sobre el techo de la vieja ermita anidan palomas adueñándose de su interior, las tejas vuelan cuando el viento azota y el edificio envejece.

Es este un patrimonio de particulares en áreas rurales que ha sido con frecuencia objeto de un uso poco noble (almacén para aperos de labranza, establos o depósitos de grano, e incluso garaje) aunque difícil de cambiar, pues esta función ayuda aunque poco vistosamente a su conservación.

Como recuerda Martín González acerca de cualquier edificio de carácter histórico, la descripción, la planimetría y la fotografía del monumento constituyen un testigo de cargo y una prueba de control que pueden resultar decisivos a la hora de impedir un derribo. Es evidente que no se podrá proteger todo, pero por lo menos se evitarán derribos clandestinos2.

Pedro Olivares, que fue Director General de Cultura de la Región de Murcia, en unas declaraciones manifestadas unos años atrás al Diario La Opinión. (Murcia. 7 de julio de 1993). exponía la necesidad de un catálogo patrimonial que evite el expolio y que documente con claridad lo que poseemos, su ubicación y estado actual".

En lo que concierne a la comarca del Altiplano, tomamos el testigo y asumimos el reto. De ahí. las páginas que

Las viejas ermitas del campo yeclano son fuentes de la memoria y constituyen vestigios de la arquitectura popular del pasado que, pese a su pobreza, interesa conservar.

Las páginas que el lector tiene ante sí pretenden dar a conocer a propios y extraños un legado del pasado que, aunque sencillo, ha de constituir parte de esa herencia a transmitir a las generaciones venideras.

Confiemos, pues, que las líneas que siguen y el buen criterio de los humanos ayuden a tan noble propósito.

1. PORTICO

El patrimonio artístico de las ciudades paulatinamente vasiendo dado a conocer (modélicos los Catálogos de Monumentos dedicados a la Comunidad Foral de Navarra, dirigidos por la Dra. Ma Concepción García Gaínza) y el gran público va tomando conciencia de lo que se ha dado en llamar «Bien de Interés Cultural», un legado del pasado a conservar y proteger. Pero, ¿qué ocurre con el patrimonio rural de los municipios, ése que por su escasa prestancia, obra menor o diseminación es relegado a un segundo lugar, y al que rara vez se le presta la atención debida?. Tan solo cuando la depredación causa estragos y ya no hay solución al caso, surge, se alza alguna que otra tímida voz de denuncia pidiendo protección, que con frecuencia podemos leer en notas marginales de las páginas de la prensa diaria. De ahí la acuciante y necesaria catalogación de las obras de arte publicando sistemáticamente el resultado de las investigaciones.

El patrimonio rural, en cualquier área o zona de nuestro país, siempre ha sido el gran perjudicado. Sobre esle asunto traemos a colación aquella magnífica conferencia que pronunciara el gran historiador del arle Dr. Juan José Martín González, titulada «Problemas que suscita la conservación del legado arquitectónico y algunas soluciones», impartida en Trujillo en 1977. en donde manifestaba su desasosiego por aquellos edificios devocionales -las ermitas-, enclavados en zonas rurales a las que se le ha prestado escasa atención. cuando vino a decir: «En este ámbito queda un tipo de arquitectura que nos llena de preocupación: las ermitas. La pérdida de uso se acrecienta: emociona ver estos santuarios rurales, rodeados de olmos, hov en el más triste abandono»1.

1 MARTÍN GONZÁLEZ. Juan José: "Problemas que suscita la conservación del legado arquitectónico y algunas soluciones". Actas del I Congreso Español de Historia del Arte . Trujillo, junio de 1977.

siguen en ese nuestro constante afán por dar a conocer y divulgar un patrimonio histórico disperso, el de las ermitas rurales de Yecla, al que la atención prestada siempre ha sido nula.

2. LAS ERMITAS: MEDIO RURAL Y COYUNTURA ECONOMICA.

La aparición de las ermitas en el agro yeclano tiene su origen en el siglo XVII (El Carrascalejo, Los Hilos, Los Charquillos. etc.), acrecentándose el número de las edificadas en la última década del XVIII (El Carche, Marisparza, El Pozuelo, La Hoya del Río), último tercio del XIX (Casa Potra) y nueva proliferación en las primeras décadas del siglo XX, donde potentados y terratenientes invirtieron en grandes haciendas: tierras situadas en áreas donde ya existían manantiales de agua o acuíferos (Tobarrillas, El Pulpillo, La Fuente del Pinar. Casa Cañizares,...).

Especialmente el siglo XVIII supuso el poblamiento de los campos, convirtiéndose los cortijos en aldeas con lo que aparece un poblamiento disperso, favoreciendo el reagrupamiento de la población alrededor de las ermitas.

A la vez que disminuye la ganadería se acrecienta la roturación de campos, con un incremento espectacular de la producción de cereales y de aceite, teniendo un gran desarrollo los viñedos en tierras de secano, siendo la cerealicultura la base de la economía y los campos se abren a la colonización por los señores.

Por otra parle, las ermitas requerían para su cuidado y mantenimiento un aval por parle del propietario de la heredad donde éstas se asentaban, que consistía en unas tierras, cuyo producto anual (ya fuese grano, aceite o viña), lasado en maravedíes garantizaba los objetivos señalados (que conllevaba la adquisición de ornamentos; la atención del edificio; los pagos al capellán por la celebración de los cultos y oficios; y otros). A caballo entre los siglos XIX y XX, serán diversos capellanes (el clero secular siempre fue muy crecido en Yecla, sobre todo en el siglo XVIII-). los que funden y doten algunas ermitas: es el caso de Antonio Palao, llamado «el cura Higo», que dota la Ermita de El Calderón en 1902; Antonio Polo Soriano, más conocido por «el cura Mohano». que a sus expensas edifica (?) la Ermita de las Casas de Vellot; y Macedonio Vidal Herrero, que hacia 1915 mejora y reconstruye la del Pulpillo (FIG. 1).

Las advocaciones en su mayoría solían coincidir con la onomástica del propietario de la ermita. En el agro yeclano con frecuencia encontramos varias dedicadas a santos de la orden franciscana, como a San Antonio de Padua, al que se le erigen tres ermitas, y a San Pascual Baylón. que deambuló por estos parajes; así como otras de devoción mariana puestas bajo la advocación de Nuestra Señora de la Concepción. Nuestra Señora del Carmen, Nuestra Señora de los Dolores y Nuestra Señora del Rosario.

Y para la edificación de cualquier ermita era preceptivo la solicitud previa y el permiso correspondiente que autorizaba el prelado de la diócesis tras la oportuna visita

FIG. 1. Ermitas rurales del término municipal de Yecla. Croquis de situación por J. Delicado.

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pastora] al lugar, emitiéndose tras su visura y ante el notario público la escritura de propiedad o título de la ermita, redactadas casi todas en los mismos términos y normativas (que tenían que ser exentas, sin ventanas al exterior: que no se podía pernoctar en las mismas ni sus dueños ni huéspedes; las dimensiones aproximadas; la dotación con el número de tierras a las que se comprometía para su mantenimiento; la decencia en la misma; etc.).

3. LA HISTORIOGRAFÍA Y EL TRATAMIENTO DE LAS ERMITAS DE YECLA EN LAS FUENTES IMPRESAS.

Escasa es la atención que le ha sido prestada a las ermitas del agro yeclano por la historiografía de todo tiempo, careciéndose hasta el presente trabajo de una monografía al uso.

Uno de los primeros autores en proporcionar noticia escueta sobre estos sencillos vestigios de leño y mampuesto es Bernardo Espinal! y García, quien en el último tercio del siglo XVIII y a través de su obra el Atlante Español o Descripción General de todo el Reyno de España (Madrid. 1778). manifiesta en el Tomo I. que dedica al «Reyno de Murcia», acerca de Yecla. que

«fuera de la villa está la Hermila de la Magdalena, v en los Cortijos del campo hay un sin número de otras hermitas. en donde se dice Misa los días festivos»4.

También por mismas fechas o un poco antes, el capitán de infantería c historiador Cosme Gil Pérez de Ortega en su manuscrito Fragmentos históricos de la villa de Yecla (Yecla, 1769). destaca en el capítulo 2o de su obra el Eremitorio o Santuario de la Magdalena, tratando sobre su fundación y describiendo las obras de pintura que acogía5.

A promedios de la centuria siguiente Pascual Madoz e Ibáñez, autor celebrado por su ingente Diccionario Gcográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. (Madrid. 1849. Tomo XVI). dice en torno de la Iglesia parroquial de la Asunción y ermitas del campo:

«En la feligresía que esta parroquia tiene dentro de la población hay seis ermitas -anotamos que eran las de San Roque, Santo Hospital. Nuestra Señora de las Nieves. Santa Bárbara y San Cayetano- v en el campo hay hasta 30»6.

Pocos años después el caótico y visionario Pascual Giménez Rubio en su Memoria de apuntes para la historia de

4 ES PINALT Y GARCÍA. Bernardo: Atlante Español o Descripción General de todo el Reyno de España . Madrid. Imprenta de Pantaleón Aznar. 1778, Tomo I (dedicado al "Reyno de Murcia"), p. 161.

s GIL PÉREZ DE ORTEGA. Cosme : Fragmentos históricos de la villa de Yecla. Yecla. 1769. ms. (Publicado impreso en la Revista de Estudios Yeclanos YAKKA. Yecla. Ayuntamiento. 1992-1993. núm. 4).

" MADOZ E IBÁÑEZ. Pascual: Diccionario Geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Madrid. 1849. Vol. XVI, p. 430.

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7 GIMÉNEZ RUBIO, Pascual: Memoria de apuntes para la historia de Yecla . Yecla. Imprenta de Juan Azorín, 1865. p. 293.

8 SORIANO TORREGROSA, Fausto : Historia de Yecla. Valencia. Impresos Cosmos. 1950, p. 101.

9 ORTUÑO PALAO. Miguel; El habla de Yecla. Murcia. Academia Alfonso X el Sabio. 1987. pp. 121 y ss.: ORTUÑO PALAO. Miguel: Yecla día a día. Yecla. Ediciones Dúo. 1991. p. 356.

10 BLÁZQUEZ MIGUEL. Juan: Yecla en el siglo XVII. Yecla. Tipografía Narsio. 1988. pp. 314-318: BLÁZQUEZ MIGUEL. Juan: Yecla en su historia. Toledo, Editorial Arcano, 1988. Vol. I. pp. 234-235.

Yecla (Yecla. 1865) indicará que

«Hay varios oratorios en casas particulares y muchas ermitas pequeñas en las casas de campo»7.

Ya en el siglo XX son varios los autores que. con mayor o menor fortuna, se han aproximado al lema. Fausto Soriano Torregrosa en su Historia de Yecla (Valencia. 1950). hace sólo mención de las ermitas de la ciudad, y entre las del campo cita la de la Magdalena por haber residido algún tiempo en ella los frailes alcantarinos8. Más explícito es Miguel Ortuño Palao que las reseña en la relación que ofrece de parajes, corlados y sierras en el libro El habla de Yecla (Murcia. 1987), mientras que el mismo autor en Yecla. día a día (Yecla. 1991)9 transcribe aquellas ermitas de las que da referencia Juan Blázqucz en las obras que se dirán y reseña otras existentes en la contornada.

Significación especial para la historia de Yecla adquieren dos obras capitales del historiador y especialista de la Edad Moderna Juan Blázquez Miguel: Yecla en el siglo XVII (Yecla. 1988) v Yecla en su historia (Toledo. 1988). En la primera, que corresponde a su tesis doctoral, documenta las ermitas que pertenecieron al siglo XVII. mientras que en la segunda -un verdadero compendio de la historia de la villa hasta la guerra del francés- hace lo propio con las referentes al siglo XVIII10: centuria en cuya última década asistimos a una fiebre constructiva por este tipo de edificaciones en el campo.

Un suelto (una breve página muy apretada de contenido) del periodista Martín Azorín Cánovas y el maestro Tomás Ruiz Cánovas, titulado «Las ermitas rurales pueden desaparecer. Una treintena se esparcen por nuestro término municipal», publicado en el Boletín Informativo Municipal CIUDAD DE YECLA (Yecla. Ayuntamiento, octubre de 1997, n°7. p. 13), proporciona una somera relación indicativa de las existentes y llama la atención sobre su precario estado. subrayando que si bien son de escaso interés artístico, tienen un encanto romántico (y damos fe de ello, particularizando en un caso: en el del paisaje y entorno poéticos de la Casa del Cura, edificios bellos por su ruina donde la romántica impronta de su fachada, con el tan característico remate y cornisa barroca que la coronaban han sido hechos desaparecer recientemente sin ninguna sensibilidad de las gentes hacia el pasado). Sucinto también (página y mediadedicadas) el capítulo que los mismos autores dedican a las ermitas yeclanas en un artículo nominado «Arquitectura rural en el término municipal de Yecla». que dan a conocer en la Revista de Estudios Yeelanos YAKKA (Yecla. Ayuntamiento. 1992-1993. pp. 92-93). en el que enumeran algunas de las ermitas del campo. y comentan su tipo de arquitectura y estado de conservación.

Por último se destaca -esbozo de publicaciones anteriores- el estudio de documentación llevado a cabo por el citado Juan Blázquez Miguel, en colaboración con el periodista Martín Azorín Cantó, titulado «Ermitas rurales yeclanas», publicado en la Revista de Estudios Yeclanos YAKKA. (Yecla. 1991. n° 3. pp. 59-63). Ambos autores realizan un barrido secuencial documentando y proporcionando noticia de licencias, dotaciones y fechas de erección, de las ermitas edificadas en el agro yeclano durante el siglo XVIII. partiendo de la apoyatura documental conservadaen el Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Yecla.

A nosotros nos resta ahora conjugar el documento con lo que dice el monumento (es mucho lo desaparecido), así como efectuar la datación de aquellas otras ermitas que se levantaron en el transcurso de los siglos XIX y XX. de las cuales algunas hemos venido publicando periódicamente, a través de trabajos sueltos, en alguna que otra revista no especializada de difusión local (Actualidad. Yecla. 1991-1992) y en diversos boletines y programas de fiestas patronales, desde 1992 a 1997.

4. GENESIS Y EVOLUCION DE LAS ERMITAS EN LA DOCUMENTACIÓN HISTÓRICA

Diversas son las ermitas que se extienden por las campiñas y dehesas de Yecla. que se cimentaron en el discurrir de cinco centurias, comprendidas desde el siglo XVI hasta fines del siglo XX. Se procede, pues, en las páginas del presente capítulo, a documentar las propias de cada siglo. citando sólo aquéllas que permanecen en pie o. aunque derruidas, conservan algún elemento arquitectónico que puede ser de interés y permite su datación. Las ermitas de los siglos XVII y XVIII no citadas en este contexto se entienden desaparecidas, por lo que remitimos al interesado, a los estudios del historiador Juan Blázquez, que documenta puntualmente las correspondientes a dichos períodos históricos.

Hay que indicar que de suma importancia para el desarrollo de una parte de este apartado ha sido la tesis doctoral del historiador Juan Blázquez Miguel, Yecla en el siglo XVII. (Yecla. Tipografía Narsio. 1988), que recoge en la misma aquellas ermitas que se erigieron o existían en el mencionado siglo.

Otro trabajo muy válido del mismo autor, realizado en colaboración con el periodista Martín Azorín Cantó, y que venimos reiterando, ha sido el titulado «Ermitas rurales yeclanas» (Revista de Estudios Yeclanos YAKKA. Yecla, Ayuntamiento, 1991. n° 3) que documenta varias de las ermitas que se edificaron en el transcurso del siglo XVIII.

En ambas publicaciones los autores hacen constar la fuente principal de información consultada: el Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Yecla (A.H.P.N.Y.). cuyas siglas e indicación de signatura citaremos, acompañando al extracto o resumen del documento de referencia.

4.1. El siglo XVI v los franciscanos

Sabido es que los franciscanos dominaron la vida religiosa de la ciudad de Yecla durante casi tres siglos, desde 1565 en que se establecieron en el Eremitorio de la Magdalena, hasta su expulsión en 1835 según el decreto dcsamortizador de

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Juan Alvarez de Mendizabal. Como evocación franciscana, además de la Iglesia de San Francisco de Asís, enclavada en la parte baja de la población, que aunque maltrecha subsiste. queda en el recuerdo el que fue primer cenobio o asentamiento de los frailes, la Ermita de la Magdalena, originaria de fines del siglo XV. que. pasamos a documentar (la primitiva ermita del Pozuelo también era del XVI pero al no quedar resquicio de la misma no se incluye en el presente estudio que -reiteramos de nuevo-, se centra exclusivamente en aquellos edificios que permanecen en pie o de los que se conserva algún resto material):

* El Eremitorio de la Magdalena es la ermita rural más antigua de Yecla. ya que en muchos testamentos aparecen donativos para la misma, constando como antigua ya en 1530 (A.H.P.N.Y.. Leg. 1/1). Los franciscanos, llegados a Yecla en 1565. la acondicionaron y ampliaron. Por cédula de 26 de mayo del mismo año el rey Felipe II autorizó que el Concejo de Yecla aportara la cantidad de 50.000 maravedíes anuales de sus propios y rentas para el sostén de la ermita y construcción de un convento, morando en la Magdalena hasta 1582, trasladándose por lo inhóspito y alejado del lugar a la Ermita de San Sebastián, extramuros de la entonces villa, mientras se edificaba el convento nuevo en la parte baja de la población. que se concluiría en 1612 y del que tomaron posesión (consúltese al respecto DELICADO MARTÍNEZ. Francisco Javier: «Una aproximación de los escultores y pintores valencianos a la obra de imaginería de la Iglesia de San Francisco, de Yecla». Archivo de Arte Valenciano. Valencia. 1984, pp. 44-55). Lo viejo del convento de la Magdalena fue derribado hacia 1994.

4.2. Las ermitas del siglo XVII

Tres son las ermitas, en mal estado de conservación. que perviven en el campo yeclano pertenecientes al siglo XVII y que seguidamente relacionamos:

* La Ermita del Carrascalejo sita en el paraje del mismo nombre y cuya advocación se desconoce. Data del año 1605 (y no de 1602). según consta en la inscripción acuñada sobre la piedra del escudo de armas que surmonta el dintel de la puerta. Se halla arruinada, conservando una buena parle de su portada labrada en piedra de sillería.

* La Ermita de los Hitos, dedicada a San José y enclavada en el paraje del mismo nombre, junto a la Venta Nueva y de la que hay noticia en 1622. se conserva en precario estado siendo interesantes las pinturas murales de San Antonio Abad y de San Miguel Arcángel, del siglo XVIII que acoge su interior. Según la documentación aportada por Juan Blázquez la Ermita de los Hitos en el año referido es dejada en herencia por Juana Lorenzo a una hija suya del mismo nombre (A.H.MP.N.Y.. Leg. 4/1).

* La Ermita de Casas de Selva en la Hoya del Mollidar. que creemos se trata de un edificio que se conserva en dicho paraje, acaso modificado, y que Juan Blázquez documenta en 1688 puesta bajo la advocación de San Pedro apóstol, que fue dotado con las aportaciones hechas por Pedro

Puche Carrasco y Catalina Ortuño (A.H.P.N.Y.. Leg. 15/12). Posteriormente, y de acuerdo a los nuevos tiempos, Pedro Serrano Spuche se obliga con lodos sus bienes a cuidar de dicha ermita (A.H.P.N.Y., Leg. 52. 2. fol. 93).

4.3. Auge del siglo XVIII

De las numerosas ermitas que se edificaron o mejoraron a lo largo del siglo XVIII hay que dejar constancia de la relación que sigue, según secuenciación cronológica, habiendo nueve sobrevivido, mal que bien, a la incuria de los siglos. En alguna de ellas su datación en la documentación escrita coincide con la fecha que se inscribe sobre el pórtico que les precede, como es el caso de la del Pozuelo.

* La Ermita del Espinar, con pinturas murales en su interior aunque de arquitectura extremadamente sencilla, es obra que asignamos a la primera mitad del siglo XVIII. Juan Blázquez da noticia de que una ermita bajo la advocación del Dulce Nombre de Jesús fue dotada en 2 de abril de 1734 con 41 fanegas de tierra en el Cerro valoradas en 2,640 reales, junto al Carche. Presenta la techumbre hundida y se halla en mal estado. Formaba parte de una heredad que fue sucesivamente de los Ortega. Portillo y Tomás.

* La Ermita del Arabí (llamada en lo antiguo «de la Veredilla») o de Casas de Ibáñcz, edificada en el paraje del Pozuelo, data de promedios del XVIII. Fue dotada en 1 de octubre de 1748 con ocho ducados de renta cada año, siendo edificada en 1752. perteneciendo al heredamiento de Pedro Palao de Espejo (FIG. 2). (Archivo de José Prats Ibáñcz.

FIG. 2 - "Acta notarial extendida por el notario público Bartolomé Azorín dando te y razón de la bendición, en el año 1752. de la Ermita de la Veredilla (o del Arabí). puesta bajo la advocación de San Antonio de Padua en heredamiento de Pedro Palao de Espexo". Documento dado en la Villa de Yecla. a 7 de junio de 1752.

«Expediente de título de la Ermita del Arabí». Yecla. 1 de octubre de 1748). Fue puesta bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción y posteriormente de San Antonio de Padua. Se conserva en buen estado su estructura arquitectónica. de una gran sencillez. La ermita fue remozada en la posguerra.

* La Ermita de la Balsa, de la que subsiste la caja del edificio en la partida de dicho nombre, data de 1778. puesto que con fecha de 28 de abril del año citado Luis Antonio de Mergelinadotadicha ermita con 6'5 fanegas de tierra, valoradas en 3.900 reales, que proporcionaba una alta renta anual (A.H.P.N.Y., Leg. 9. 2, fol. 71).

* La Ermita de la Casa del Cerro Viejo es una humilde construcción adscribible a promedios del XVIII. o algo más tarde, con restos de pinturas murales en su interior (epítetos doctrinales) y maltrecha en la actualidad. Juan Blázquez da cuenta de que en el paraje de los Cerros del Campo José Díaz Muñoz con lecha de mayo de 1754 dota una ermita con 12 fanegas de tierra en dicha partida valoradas en 2.000 reales (A.H.P.N.Y., Leg. 63.5. fol. 82). Desconocemos si tendrá que ver o no con el paraje de referencia.

* La Ermita de Casa Ygarza (o Yarza). puesta bajo la advocación de San Antonio de Padua. de la Cañada del Pulpillo. Debe corresponderse con la mencionada en el mismo paraje por Blázquez Miguel y Azorín Cantó, quienes la documentan en el siglo anterior, dando cuenta de que que José de Yarza Olazarán en 1688 edifica una ermita en su heredamiento del Pulpillo. dotándola con diez fanegas en el Hondo de la Cañada y otras diez lindantes con las anteriores (A.H.P.N.Y., Leg. 1 12/7). En el siglo XVIII. con fecha 8 de octubre de 1793 Miguel Gil Marco confirma la dotación efectuada por su antepasado Yarza Olazarán. a la Ermita de la cañada del Pulpillo. consistente en 20 fanegas de tierra en esa partida (A.H.P.N.Y., Leg. 1 12/7. folio 174). Hoy derruida en los últimos tiempos fue propiedad de la familia González-Moro.

* La Ermita de Marisparza desapareció a fines del siglo XIX. Estaba situada en el paraje del mismo nombre, en hacienda o Casa del Pintado Díaz. La documentación exhumada por Juan Blázquez refiere que en 22 de junio de 1785 Felisa Pascual Díaz de Alarcos dota una ermita en Marisparza con dos fanegas en la misma partida, tasadas en 3.600 reales. mientras que en 15 de septiembre de 1793 termina su construcción ofreciendo diez fanegas (A.H.P.N. Y.). Leg. 125. 1 folio 122;y Leg. 112,7 lolio 158).Se puso bajo la invocación de Nuestra Señora de la Concepción. Poseía un buen lienzo de la titular que fue vendido hacia 1945 a un coleccionista de antigüedades (Debo y agradezco la noticia al fotógrafo Estanislao Ripoll Díaz, de Yecla).

* La Ermita del Pozuelo o de la Casa Marta en el paraje de igual nombre fue erigida en el año 1794. según reza la inscripción que se halla sobre su pórtico, y puesta bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario. Conservaba un retablo de madera de estilo neoclásico con un buen y gran lienzo de la Aparición de Nuestra Señora del Rosario a Santo Domingo d e Guzmán. del círcu1o de1 pintor de Vicente López,

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que fue sustraído en 1989. siendo una de las ermitas de Yeela mas interesantes en cuanto a su patrimonio artístico mueble y mejor conservado hasta el momento de su expolio. Por otra parte la documentación aportada por Juan Blázquez refiere que en 24 de febrero de 1794 el presbítero Matías Fontes Pérez dota la ermita de Nuestra Señora del Rosario, en El Pozuelo, con una renta de 15 ducados anuales, con cargo al heredamiento de su propiedad, unas 40 fanegas de tierra en dicha partida (A.H.P.N.Y., Leg. 52. 3, folio 37). Por noticia aportada por Pilar Polo Carreres, propietaria que fue en parle de la ermita, sabemos que ésta perteneció en el pasado a Matías Díaz- Marta Cerezo que la edificó, heredando Agueda Díaz-Marta Palao de Espejo.

* La Ermita del Carche de la Casa de la Ermita, en la Boquera del Carche. De gran prestancia y planta de cruz griega centralizada por cúpula, data de fines del siglo XVIII y posee elementos barrocos, obra del arquitecto Pedro Guilabert de hacia 1795. El pórtico, de un solo arco, se ubica sobre la fachada principal y se pone en relación con el existente en la Ermita del Pozuelo (Casa Marta). Sobre el retablo mayor presidía un cuadro de Cristo Crucificado. Consta documentada por Juan Blázquez. quien aporta noticia de que en 25 de febrero de 1795 José Quílez Yarza, clérigo de menores, construye una ermita en El Carche, dotándola expléndidamente con un cuarto de jornal de huerto en el Plano, valorado en 5.800 reales y otro tanto en la Redomilla, con un cuarto de agua para el riego tasado en 6.000 reales (A.H.P.N. Y.. Leg. 132, 3, fol. 27). Uno de sus últimos propietarios fue Antonio Prats Cañizares que la legó a Remedios Verdú Prats. Es la ermita rural de mayor categoría arquitectónica en parajes yeclanos que debiera restaurarse a conciencia, relejando sendas cúpulas del crucero y torrecilla-campanario.

* La Ermita de la Casa de la Hoya del Río, en la Umbría de Peña Blanca, puesta bajo la invocación de la Virgen de Lourdes (a ppios del XX), que anteriormente debió poseer distinta advocación ya que data de fines del siglo XVIII. Juan Blázquez refiere que en 13 de julio de 1797 Catalina Sánchez de Amaya, viuda de José de la Torre Martínez, dota la ermita situada en la Umbría de Peña Blanca con dos fanegas junto a ella, las cuales producen una renta de quince ducados anuales (A.H.P.N.Y., Leg. 132.5, fol. 62). Muy sencilla, con tipología de barraca, permanece en pie y carece de interés artístico.

4.4 El Siglo XIX

Doce son las ermitas que adscribimos al siglo XIX.

* La Ermita de Nuestra Señora del Carmen, de la

casa labor de los Portillos (no el oratorio del interior de la mansión, del XX, que se mencionará), en el paraje de Tobarril las la Baja, es una sencilla y vulgar construcción exenta, de muy de principios del XIX o de fines del XVIII, que perdió su contenido mueble en la última guerra y hoy se halla en precario estado. Sin ningún interés.

* La Ermita de los Hitos, cuya advocación se desconoce (no es la que subsiste dedicada a San José), enclavada en el paraje del mismo nombre, que fue edificada y constituye

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hoy una casa de labranza. Ortuño Palao aporta noticia de que debió erigirse en 1815. perteneciendo en aquella época a Cristóbal Ma Muñoz.

* La Ermita de la Casa de las Cebollas, situada en el paraje homónimo, que estuvo dedicada a la ¿Sagrada Familia? Hoy sin culto, su interior ha sido renovado para vivienda y usos agrícolas. Perteneció durante el siglo XIX a José Azorín Ortega heredando su hijo Juan Azorín Bautista y vendiéndola, por minoría en edad, su tutor y lío Miguel Azorín Ortega.

* La Ermita de las Casas del Cura, asentada nada más atravesar el Portichuelo en dirección a Pinoso, de promedios del siglo XIX (o quizás algo antes), era de estilo tardobarroco por la cornisilla de perfil mixtilíneo. junto a la espadaña, de ladrillo, que coronaba su fachada, hoy impunemente desprovista de tan característicos adornos.

* La Ermita de la Casa de la Andaluza en el paraje de El Cerro, es una ermita que dejó de cumplir su función años atrás, sirviendo para acoger útiles del campo, aunque su estructura arquitectónica se halla en buen estado. Permanece adosada a unas casas de labor en el paraje del mencionado. situado más allá de la Umbría del Factor. El edificio, con cubierta exterior a una sola vertiente, debe datar de la primera mitad del XIX, habiendo perdido lodo su contenido mueble.

* La Ermita de la Casa de los Cuatro Ojos, próxima al paraje de El Madroño y de mediados del XIX. está fechada en este siglo en el interior sobre la puerta de entrada. Fue puesta bajo la denominación de Nuestra Señora de los Dolores y presidía su altar una imagen de dicha advocación, vestidera y de mal fario que hoy se halla, sobre retablo actual, en la giróla de la Iglesia parroquial de la Purísima Concepción, de Yecla. La ermita perteneció a la familia Navarro Torres y su estructura exteriores semejante a la de la Ermita de las Casas de Selva, de la Hoya del Mollidar, aquélla mucho más antigua.

* La Ermita de la Casa Potra fue edificada por el maestro de obras José Mora Parra hacia 1875. siendo una sencilla construcción exenta que se dedicó a San Francisco de Asís, propiedad en el pasado, junio con la casa de labor, de Miguel Azorín Ortega, quien la dejó a sus descendientes. Hoy se halla en el mayor abandono finca y tierras. En ella nada a destacar.

* La Ermita de la Casa de los Pinos (FIG. 3) en la Carrasquilla, está dedicada a San Pascual Baylón. según la inscripción acuñada sobre un azulejo albo de la fachada, que la data en 1879. fecha de su erección. Fue propiedad de Germán Giménez Maestre, heredando su viuda Josefa Verdú (vive), y presenta el interés de su impronta neobarraca en el gracioso juego del remate de la cornisa, con el empleo decurva y contracurva en su perfil y los dos pebeteros que la flanquean.

* La Ermita de la Rabosera (I). de Casa Spuche, en el paraje de la Rabosera. Muy cuidado su interior, debe datar de 1881. lecha de la construcción de la aneja casa de labor y residencia de los propietarios, la familia Spuche. según recuerda

FIG. 3 - Ermita de la Casa de los Pinos, en el paraje de la Carrasquilla. Yecla. Año 1879. (Foto Javier Delicado, 1992).

unos azulejos encastrados en uno de sus muros. La ermita debió ser represtinada tras de la guerra hacia 1940, habiendo perdido la campana de la espadaña que campea sobre la vertiente del tejado.

* La Ermita de Casas de Vellot, ofrendada a San Antonio de Padua en la Herrada del Manco, es una construcción rural que puede datar del último tercio del siglo XIX, que fue propiedad del capellán Antonio Polo Soriano (el cura Mohano), adquiriéndola después el sacerdote (por 1900) José Azorín Yagüe. Consta documentada en 1899 la colocación del Viacrucis cuya licencia fue concedida por el Obispo de la diócesis el día 8 de noviembre. El interior albergaba un buen lienzo de Un Cristo en majestad, traído de tierras de América, en paradero ignorado. La ermita, muy descuidada, debería ser restaurada.

* La Ermita de San Agustín del Minado de la Fuente Álamo, de fines del siglo XIX, fue construida por la familia Soriano Candela, conocidos popularmente por «Caporuchos», quienes vendieron la casa de labranza a Blas «Ríñones». La imagen titular de San Agustín que acogía, atribuida al escultor Venancio Marco Roig, hoy se encuentra en la antesacristía de la Iglesia parroquial del Niño Jesús. La ermita, sin ningun interés artístico ni detalle ornamental de interés, permanece al presente en abandono y semihundida.

* La Ermita de la Casa del Hoyo, que se puso bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen, es obra de fines del siglo XIX que perteneció a Francisco Grau Paya. Hoy propiedad de «Los Saturnos» y semihundida, poseía una arquitectura algo noble, de estilo neoclásico, todavía observable en los elementos de la lachada.

4.5. El siglo XX v el éxodo del campo a la ciudad.

Nueve ermitas y un oratorio son los edificios de arquitectura religiosa rural, de carácter privado, pertenecientes a la vigésima centuria, que documentamos según cronología secuenciada, la mayor parte de ellas levantadas durante la primera mitad del siglo. Tras de la guerra y a partir de los años cuarenta, habrá un abondono del campo, con el consiguiente éxodo de las gentes a la ciudad, y con el auge de la industria

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del mueble en la década de los sesenta quedarán muchas casas de labor abandonadas a su suerte (La Maneta, El Fator, Casas de Selva, El Portichuelo, Caparrota, etc.).

* La Ermita de los Charquillos, desaparecida y de la que desconocemos los propietarios. Fue construida en 1901 por el maestro albañil Francisco Albiñana Sánchez, formando parte c integrada en una casa de labor que subsiste, sobre cuyo tejado todavía permanece una espadaña, a falla de campana. en el paraje de los Charquillos. En dicho paraje existió otra ermita edificada en el siglo XVII -año 1641 - bajo la invocación de «La Expectación de Nuestra Señora». (A.H.P.N.Y.. Leg. 52/2).

* La Ermita del Calderón, dedicada a la Purísima Concepción, localizada en el paraje de El Calderón. Antigua y acaso del XVII. fue remodelada o mejorada en el año 1902, según reseña la inscripción que reza sobre su fachada: «Año 1902». En la misma, retablito de azulejos que representa «La Coronación de la Virgen María por la Santísima Trinidad», del XIX. y procedente de anterior ermita u hornacina de la ciudad. Perteneció al sacerdote Antonio Juan Palao quien la vendió a sus actuales propietarios, los hermanos José y Antonio Martínez Sánchez.

* La Ermita de la Casa Castañona, del paraje de los Torrejones, fue edificada en estilo neogótico en la primera década del siglo y puesta bajo la denominación de Nuestra Señora del Pilar, siendo su propietario Manuel OrtuñoValcárcel y llevándose sus descendientes las obras (?) que albergaba a Madrid. Posteriormente sirvió de garaje y almacén de útiles de labranza, hallándose hoy la finca abandonada.

* El Oratorio de Nuestra Señora de la Saleta, que forma parte y se integra dentro de la mansión y casa de labor de los Portillo, una casona de porte suburbano enclavada en Tobarrillas la Baja. Fue propiedad de José del Portillo y del Portillo y de María de la Saleta Spuche y Lacy. que hoy poseen sus descendientes. Preside dicho oratorio una interesante imagen de Nuestra Señora de la Saleta, talla escultórica que representa a la Virgen María acompañada de dos pastorecillos, obra de José Antonio López Palao de la primera década del XX.

* La Ermita de la Fuente del Pinar en el paraje del mismo nombre, edificada muy a inicios del siglo XX si no lo es de últimos del XIX, perteneció, junto con la finca rústica a la que permane adosada, a Francisco Aynat Albarracín (1866-1916) y Virtudes Portillo, quienes testaron -ermita y hacienda-en favor de la Iglesia, creándose una fundación para administrar estos bienes. Ignoramos la titularidad que ostentó dicha ermita.

* La Ermita del Pulpillo, puesta modernamente bajo el título de San Francisco de Paula, fue reedificada hacia el año 1915 por el sacerdote Macedono Vidal, quizás sobre otra ermita anterior de fines del siglo XVIII. Conservada con gran dignidad, hoy es propiedad, junio con la heredad, del industrial Joaquín Contreras Martínez.

* La Ermita de Casa Cañizares (o de Buenavista). dedicada al Corazón de Jesús, fue construida, también por

1915, a instancias del alcalde conservador Luis Ibáñez Pisana (1866-1937) y su mujer Enriqueta Musso. sus propietarios. Posteriormente fue adquirida la hacienda por José Ruiz Marco, marmolista de Novelda. que la rige. Sobre la fachada de la ermita campea un retablito de azulejos del Sagrado Corazón de Jesús y una espadaña con campana, que debe llevar la inscripción de la data sobre el bronce, lo que nos daría la clave de la fecha exacta de la erección de la ermita.

* La Ermita de la Venta de las Quebradas, con la advocación del Sagrado Corazón de Jesús, es del primer tercio del siglo, de estilo neogótico. que ha sido modernamente (hacia 1980) restaurada, hallándose en aceptable estado de conservación. Desconocemos a sus actuales propietarios, antes de Pedro del Portillo y del Portillo e hija María.

* La Ermita de la Bronquina, ofrendada a San Cayetano. Edificada a instancias del periodista Siro López. Sanjuán en 1956 (fecha que ostenta la campana), es una construcción exenta de estilo neogótico y forma parte de un chalet contiguo, hallándose en buen estado de conservación.

* La Ermita de la Rabosera (II). con la designación de San José, forma parte de la hacienda de Pedro Herrero Spuche. un chalet de reciente construcción, cuya ermita data de 1976, fecha en que fue concedida la licencia, por parte del obispado de la Diócesis de Cartagena, para celebrar misa en la misma.

5. INVENTARIO Y CATALOGACION DE LAS ERMITAS RURALES DE YECLA

Como hemos anotado en algún lugar, trazar el inventario y acometer el estudio detallado de las ermitas que jalonan los campos de Yecla era una tarea urgente y necesaria, nada fácil de realizar, teniendo en cuenta los imprevistos y las dificultades que ha habido que superar (negativa de sus dueños a ser visitadas, riesgo de la integridad física, etc.). aunque sólo por el cúmulo de anécdotas ha merecido la pena.

Treinta y ocho (de ellas, algunas desaparecidas y otras totalmente arruinadas) son las ermitas y oratorios estimados en la presente investigación que mediante su descripción y documentación fotográfica se contribuye al mejor conocimiento de un patrimonio arquitectónico, de carácter popular, hoy tan disminuido, que por diferentes circunstancias había sido olvidado y al que la historia hasta 1988 (será con Juan Blázquez y Azorín Cantó) no le había prestado la debida atención. Las páginas que siguen, pues. pretenden cubrir ese vacío, y ayudar a su difusión y eficaz protección; el de un patrimonio rural e histórico que ha venido sufriendo estragos y depredaciones en los últimos años, y que. caso por caso, iremos comprobando.

El orden onomástico de caseríos, lugares, partidas y parajes que a continuación se ofrece, permite una más rápida localización de la ermita, así como el conocimiento de la advocación que tuvo o tiene y la época o momento de su edificación. Posteriormente, se procede al estudio sistemático y particularizado de cada una de ellas, según un índice alfabético:

5.1. El Arabí. Ermita de San Antonio de Padua. 1752.

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(Casas de Ibáñez).- 5.2. El Ardal. Ermita, s. XIX. (Casa del Fracho).- 5.3. La Balsa. Ermita de Nuestra Señora de la Aurora, s. XIX. (Caserío de la Balsa).- 5.4. La Bronquina.. Ermita de San Cayetano, 1955.- 5.5. El Calderón. Ermita de la Purísima Concepción, reformada en 1902.- 5.6. Cañada del Pulpillo. Ermita de San Antonio de Padua. siglo XVIII. (Casa Ygarza o Yarza).- 5.7. El Carche (Sierra del Carche). Ermita del Carche. 1795. (Casa de la Ermita).- 5.8. El Carrascalejo. Ermita del Carrascalcjo. 1605.-5.9. La Carrasquilla. Ermita de San Pascual Baylón. 1879. (Casa de los Pinos).- 5.10. Casa Cañizares. Ermita del Sagrado Corazón de Jesús. Principios del XX. (Buenavista).-5.11. Casa del Cerro Viejo. Ermita. Promedios del siglo XVIII. (Casa del Cerro).-5.12. Casa de las Cebollas. Ermita, siglo XIX.- 5.13. Caserío del Cerro. Ermita Primera mitad del XIX. (Casa de la Andaluza).- 5.14. Casas del Cura. Ermita, siglo XIX.- 5.15. Casa Cuatro Ojos. Ermita de Ntra. Sra. de los Dolores, siglo XIX. (Casa de los Luna, de la familia Navarro).- 5.16. Casas Potra (¿La Revertiente?). Ermita de San Francisco de Asís. Fines siglo XIX.- 5.17. Los Charqui líos. Ermita de San Antonio Abad. 1901. <Desaparccida>.- 5.18. El Espinar. Ermita, siglo XVIII.-5.19. Fuente La Negra. Oratorio de Ntra. Sra. de la Asunción. Fines del XIX. (Balnear io de Fuente la Negra) <Dcsaparccido>.- 5.20. Fuente del Pinar. Ermita de San Francisco de Asís (?). siglo XIX.- 5.21 .La Herrada del Manco. Ermita de San Antonio de Padua. s. XIX. (Casas de Vellot).-5.22. Los Hitos. Ermita de San José. 1622. Oratorio, siglo XVIII. Ermita. 1815.- 5.23. La Hoya del Mollidar. Ermita. (Casas de Selva).- 5.24. El Hoyo. Ermita de Ntra. Sra. del Carmen, siglo XIX. (Casa del Hoyo).-5.25. El Llano. Ermita. s. XIX. (Casas de Quinlanilla). <Dcsaparecida>.- 3.26. La Magdalena (sierra de). Ermita de Sta. María Magdalena, h. 1530. <Derruida>.- 5.27. Marisparza. Ermita de Nuestra Señora de la Concepción. 1784-1793. (Casa de Pintado Díaz). <No exis to . - 5.28. Minado de la Fuente Alamo. Ermita de San Agustín, siglo XIX. (Villa de San Agustín).-5.29. El Pozuelo. Ermita de la Virgen del Rosario. 1794. (Casa Marta).-5.30. El Pulpillo. Ermita de San Francisco de Paula (antes de San Juan Bautista), siglo XX.- 5.31. La Rabosera. Ermita de San Pascual Baylón. c. 1942. (Casa Spuche).-5.32. La Rabosera. Ermita de San José. 1976. (Casa de Pedro Herrero).- 5.33. Sierra de Salinas. Ermita del Sagrado Corazón de Jesús, hacia 1920.-5.34. Tobarrillas La Baja. Oratorio de Ntra. Sra. de la Saleta. s. XIX. (Mansión de los Portillo). Ermita de la Virgen del Carmen, s. XIX.- 5.35. Los Torrejones. Ermita ele la Virgen del Pilar, fines del XIX. (Casa Castañona).- 5.36. Umbría del Factor. Ermita de San Pascual Baylón. siglo XIX. <Arruinada>.- 5.37. Umbría de Peñas Blancas. Ermita de la Virgen de Lourdes, siglo XIX. (Casa de la Hoya del Río. Campules).- 5.38. Venta de las Quebradas. Ermita del Sagrado Corazón de Jesús, siglo XX.

5.1. EL ARABI Ermita de San Antonio de Padua, 1752. (Casas de Ibáñez)

Por la carretera que conduce de Yecla a Montealegre del Castillo y tras ser alcanzada la cota del km. 15 (a la derecha queda el paraje de Los Hitos, con antigua venta -hoy convertida en casa de labranza- y ermita en desuso), nos desviaremos a la

izquierda para tomar el camino del Arabí que lleva al cortijo del Olivar. Alcanzado éste y tras recorrer breve trecho viraremos a nuestra izquierda para introducirnos en un camino de herradura

por el que se accede a las «Casas de Ibáñez», caserío distante 17 kilómetros de la ciudad y emplazado cerca del monte Arabí. en un paisaje en el que predominan los campos de viñedos, de cereales y de olivares, así como pastizales para la ganadería ovina. El caserío está compuesto por un grupo de casas de laboreo, dedos plantas, con balconcillos protegidos por herrajes de los denominados de «buche de paloma» (denominados así por la forma curva que describen), similares a otros vistos en El Carrascalejo y en los Charquillos; corrales y establos para ganado; pozo y ermita con palomar.

Según recoge la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana (Madrid. Espasa-Calpe. S.A.. 1977. Tomo LXX. p. 676). el Caserío del Arabí (pues así se conoce el lugar) contaba en el censo del año 1910 con 24 edificios, muchos ya arruinados, y 65 habitantes.

Notable es el pozo, profundo y de gran capacidad. allí existente, provisto de noria para enganchar caballerías (tracción animal), protegido por un lechado de vigas de madera y cañizo. Un sistema de cuerdas asidas a la noria y una garrucha permiten la extracción de agua mediante pozales. En el exterior, pileta de piedra labrada, de una sola pieza que sirve de abrevadero, fechadaenel borde superior mediante incisión. en el año «1761». Sobre la puerta de trenzado metálico, que protege el acceso al pozo, un cartel recuerda al extenuado errabundo: «Caminante: Te ofrezco el agua que calmará tu sed. Solo te pido que me cuides y me trates bien» (Y en este punto es el historiador quien se permite la licencia, en ese su peregrinar por tierras de España, de sentirse saciado por haber bebido de aquella agua, pura y cristalina, que sació su sed en más de una ocasión, durante las cálidas tardes de eslío, bajo un sol implacable, en ésa su búsqueda de ermitas, para su estudio en dcfensa del patrimonio histórico-artístico. por las campiñas yeclanas).

Por escritura de propiedad o «Título de la Hermita del Araví» (sic), sabemos que a mediados del siglo XVIII el pailón Pedro Palaode Espexo era poseedor de un heredamiento de tierra en el partido, que llamaban en lo antiguo «de la Veredilla». en el paraje del Arabí. campo y enclave situado a dos leguas de la entonces villa. Según manifiesta dicho título, quien administraba aquel heredamiento -especialmente en tiempo de cosechas- solía quedarse sin misa lanío en días festivos como de precepto, al igual que su familia, además de los jornaleros que atendían aquellas tierras, los labradores y gentes de los heredamientos contiguos, por lo que solicitó permiso en 1748 del Obispado de Cartagena para edificar una ermita, siéndole concedida por Juan Matheo López. Obispo de dicha diócesis, la oportuna licencia en dicho año

«para que pueda fabricar en dicho partido una hermila de treinta pies de largo y veinte de ancho, separada de la casa, y sin comunicación alguna a ella, ni a otra, de forma, que no ha de poderse oyr misa, ni por ventana, tribuna, o resquicio alguno, pues nada de estas comunicaciones ha de tener a las casas sino solamente puerta al campo, y sobre ella una campana para convocar a los

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fieles: y asimismo ha de tener los vasos sagrados y ornamentos necesarios para la celebración del Sanio Sacrificio: Y para su subsistencia y reparos, le mandamos dote a dicha hermita en ocho ducados en cada un año, sobre hypotecas seguras, y libres de todo gravamen, otorgando las escrituras correspondientes por ante escrivano que dé fée, de la que se pondrá una copia, o testimonio en el archivo de esta parroquial. v se ha de de lomar razón en el libro correspondiente de fábrica...»"

En el año de 1752 la ermita, que se pondría bajo la invocación de San Antonio de Padua, ya estaba edificada. siendo bendecida por el doctor Roque Palao de Espexo, Theniente Vicario eclesiástico de la villa y hermano del propietario de la hacienda Pedro Palao de Espexo. según se desprende de la lectura del acta notarial de fecha 7 tic junio de 1752, dada en dicho heredamiento, término y jurisdicción de la expresada villa de Yecla. ante el notario público Bartolomé Soriano Azorín. de cuyo contexto transcribimos a la letra lo que sigue:

«oi dia de la fecha, acompañado dicho Sr. Thenienle de Vicario, de los señores Dn Joseph Serrano Expejo. Cura ecónomo de la Yglesia Parroquial de esla dicha villa: de Dn Antonio Marco Santa. Presbítero: Benito López Vicente, sacristán de ella: y otras personas religiosas y eclesiásticas, y de mí dicho Notar io , se eons t i tu ió en el herademiento de dicho Dn Pedro Palao de Espexo. en el que se halla erigida y favricada dicha hermila: Y siendo como entre siete y ocho de la mañana de este día reconoció, y visitó su Merzed la referida hermita. y habiéndola hallado decente, y arreglada, y ornamentada, y con los vasos sagrados, y vestidura sacerdotal, y demás requisitos prevenidos en dicho tiempo v licencia, se dispuso, v formándose procesión decente con dicho acompañamiento de sacerdotes eclesiásticos y religiosos, bendixo la referida hermilatcon las ceremonias. y circunstancias prevenidas en el Ritual Romano: lodo lo qual el referido Dn Pedro Palao Espexo. en el que se halla eligida y favricada dicha hermila: Y siendo como entre siete y ocho de la mañana de este día reconoció, y visitó su Merzed la referida hermila. y habiéndola hallado decente, y arreglada, y ornamentada. v con los vasos sagrados, y vestidura sacerdotal, y demás requisitos prevenidos

11 A.J.P.I. (Archivo de Jose Prats Ibáñez. Yecla). Expediente del Título de la Ermita del Arabí. "Licencia de edificación de una ermita en heredamiento de Pedro Palao de Espexo. en el partido de la Veredilla. término y jurisdicción de la villa de Yecla. otorgada por Juan Matheo. Obispo de la diócesis de Cartagena". Yecla. 1 de octubre de 1748. I h. en f..ms.

en dicho tiempo y licencia, se dispuso, y formándose procesión decente con dicho acompañamiento de sacerdotes eclesiásticos v religiosos, bendixo la referida hermita con las ceremonias y circunstancias prevenidas en el Ritual Romano: todo lo qual el referido Dn Pedro Palao Espexo lo pidió por testimonio, el que doi como dicho

es..."12

(Conviene recordar para los no iniciados, que en aquel entonces -promedios del siglo XVIII- en Yecla la Iglesia parroquial era la de Nuestra Señora de la Asunción, más conocida en lo contemporáneo por «Iglesia Vieja»).

Transcurría 1793, un 12 de septiembre, cuando tuvo lugar la visita pastoral a la ermita (que tenía por titular a Nuestra Señora de la Asunción, en lugar de San Antonio de Padua. tal y como se hace constar en la escritura fundacional) de Ventura Sanchez Amorós, beneficiado Cura propio de la parroquial de Montealegre y Visitador General de la diócesis de Cartagena (en representación del obispo Victoriano López Gonzalo) quien, tras hacer oración en ella, manifestó algunos reparos y en vista de ello

«mandó su merced que se forre la Ara de lienzo crudo, fixándose ésta quatro dedos distantes al labio exterior del frontal; y medio dedo reverso de alto sobre su mesa: que no se ve de la mesa encarnada. haciéndose otra en su lugar, forrándose en lienzo fino; poniéndose en dicho Altar los lienzo prevenidos por rúbrica: que se haga un juego de corporales; y media dozena de purificadores y una casulla de damasco encarnada, contado lo correspondiente: Y por los abusos que ha tocado, v de que a mayor abundamiento está informado se hacen en las hermitas: mandó igualmente que baxo la pena de excomunión mayor «lata sententia ipso facto incurrenda abique ulteriore juridica declaratione». ninguna persona, o personas, duerman en dicha hermita. ni en la sacristía, incluyendo en esta prohivición al mismo celebrante, ni hagan gestión que no sea dirigida al culto divino: y quitándose el palomar que hay sobre dicha hermita. y el uso doméstico de la pieza que a esta le cubre, baxo la misma pena: notificando al Cura esta Providencia para que instruya de ella al patrono, a los Ecónomos, y al Guardián del Combento de este Pueblo, afín de que lo haga presente a los religiosos que están baxo su obediencia. puraque le conste: a cuyo efecto se entreguen a dicho Párroco las dilixencias poniendo en

12 A.J.P.I. Expediente del Título de la Ermita del Arabí. "Acta de bendición de una ermita edificada en el heredamiento de la Veredilla y puesta bajo la invocación de San Antonio de Padua. otorgada ante el notario Bartolomé Soriano Azorín". Yecla. 1 de junio de 1752. I h. en f. ms.

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seguida certificazión de haverlo así executado. las que después pasará al patrono para su custodia...»13

Por el acta o certificación emitida por el notario Angel Santín con motivo de la descrita visita pastoral. conocemos que era propietario de la Ermita de Nuestra Señora de la Asunción el hacendado Bonifacio Palao. habiéndose dado notificación de la providencia de la visita que antecede en misma data al párroco de la Asunción, Francisco Ramón de Moneada y Botia, quien en diligencia firmada en Yecla. en 30 de junio de 1794. certifica que

«haviendo pasado a reconocer la referida hermita en el día veinte de Junio de mil setecientos noventa y quatro. la hallé conforme a lo mandado, forrado el ara, y colocada según rúbrica, los hornamentos reformados, quitado el palomar y lodo uso doméstico de la pieza que lo cubre. quedando en todo decente, y bien dispuesta para zelebrar el Santo Sacrificio de la Misa. Y a su consecuencia fijé sobre la pila del agua bendita, v previne se leiese en la primera misa el cedulón, en que se inserta la excomunión maior «late sentencia ipso laclo incurrenda» impuesta contra los que duerman en la hermita inclusoel zelebrante. v también el mandado de la Santa Visita, en que se proibe se tenga combersacioncs en ella v se haga gestión alguna contraria al decoro debido al lugar sagrado...»1'1

Otras visitas pastorales acaecerían sin incidencia alguna en el transcurso del siglo XIX: una primera tendría lugar el día 14de febrero de 1825, realizada por Luis Santiago Vado, Presbítero beneficiado de la Iglesia Arcedianal de Villena y Visitador en Comisión o representación de Antonio Posadas Rubín de Celis, Obispo de la diócesis de Cartagena. acompañado del notario Roque de Múas. época en que era propietario de la ermita Antonio Palao Moreno: y otra segunda acontecería el día 31 de agosto de 1849, perpetrada por Mariano Barrio Fernández. Obispo de la diócesis, acompañado del Secretario de visita José Ruiz Sánchez, a quienes los dueños del heredamiento (y en representación de los mismos, Pascual Ibáñez Castillo) solicitaron las indulgencias pertinentes ante la devoción que se le dispensa a la imagen que sirve de patrono de laErmita, San Antonio de Padua, siendo concedidos

«cuarenta días de Indulgencia a todas las personas de ambos sexos que devotamente rezaran un Padre Nuestro y

"A.J.IM. Expediente del Título de la Ermita del Arabí. "Certificación de la visita pastoral realizada a la ermita de Ntra. Sra. de la Asunción en el partido de la Veredilla o Arabí campo, por Ventura Sanchez y otorgada por el notario Angel Santín. Yecla. 12 de septiembre de 1793. 2 h. en f.. ms.

'"A.J.P.I. Expediente del Título de la Ermita del Arabí. "Certificación del reconocimiento efectuado en la ermita del Arabí por Francisco Ramón de Moneada y Botía. Cura de la Iglesia parroquial de la villa de Yecla". Yecla. 30 de junio de 1794.

Ave María ante la imagen de San Antonio de Padua. que aquí se menciona: y si a este santo se le hace Novena concedemos oíros cuarenta días de Indulgencia por cada día de Novena: rogando en uno v otro caso a Dios. Nuestro Señor, por las necesidades de la Iglesia y del Estado...» 15

La ermita fue devastada en 1936 perdiéndose su contenido mueble y siendo convertida en pajar. Tras la guerra civil fue reparada, siendo bendecida el 25 de agosto de 1941 por el presbíterílo Angel Muñoz Castillo, coadjutor de la Parroquia de la Purís ima Concepción y encargado accidentalmente de la Iglesia parroquial del Niño Jesús, a cuya jurisdicción corresponde el paraje del Arabí campo. Eran poseedores de la misma en ese tiempo Rodrigo Muñoz Ibáñez y Fausto Ibáñez Maestre, descendientes todos en quinto grado del fundador de la ermita por la rama de Francisca Palao Moreno, consorte de Pascual Ibáñez Castillo.

Hoy. cuando este estudio histórico y artístico abordamos. la ermita del Arabí es propiedad compartida de José Prats Ibáñez. a quien públicamente agradecemos la consulta de la documentación que nos ha proporcionado referente a la escritura fundacional o título de la ermita, y que nos ha ayudado a perfilar su datación y trazar, con precisión y cronología secuenciada. su historia y vicisitudes.

FIO. 5. Ermita de Casas de Ibáñez o del Arabí. Yecla. Año 1752. (Foto J. Delicado. 1993)

La Ermita de Casas de Ibáñez (FIG. 5). también conocida por Ermita del Arabí. en origen puesta bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción y más modernamenmtc de San Antonio de Padua. es un muy sencillo edificio de caja rectangular, con unas dimensiones de 1 1 metros de longitud y cinco de anchura, datando su construcción del año 1752.

De una sola nave alargada con techo o forjado de viguetas de madera y revoltones, presenta cabecera recta y cubierta exterior a doble vertiente de teja árabe. El entramado

15 A.J.P.I. Expediente del Título de la Ermita del Arabí. "Instancia de Pascual Ibáñez Castillo, vecino de Yecla. dirigida al obispo de la diócesis de Cartagena, solicitando indulgencias para la imagen de San Antonio de Padua. y concesión de las mismas por pane del prelado Mariano Barrio". Yecla. 31 de agosto de 1849. I h. en f.. ms.

de la misma aloja -o albergó- en su interior un palomar. El solado de la ermita, primitivamente de losetas de barro, ha sido recubierto de una fina capa de cemento. Un ventano situado en el muro de la izquierda según se entra, o lado del Evangelio, proporciona luz a la estancia.

Formando parte del cuerpo del edificio se integra la sacristía, adosada a la cabecera, con puerta de acceso de madera practicada desde el presbiterio, del lado de la Epístola. que denota, como particularidad, servir de confesonario al integrar una rejilla. Solado de losetas cuadradas de barro y ventanuco protegido por reja. Existió puerta lateral al exterior. hoy tapiada.

La fachada principal, situada a los pies, muy sencilla y sin adornos, presenta puerta de madera de doble hoja. adintelada, rematándose por una cornisa almenada añadida en 1940 sobre la vertiente del tejado y una cruz de misma época en el centro, solución nada afortunada. (En nuestra opinión mejor suerte hubiese corrido la colocación de una espadaña como remate, provista de su correspondiente campana).

Antecede a la ermita un jardincillo con fuente en el centro, protegido por una empalizada o cerca de obra y hierro. Sobre los dos puntales de ladrillo o pilonos que flanquean la verja de acceso figura la fecha en que fue construida por el cantero del Arabí, cuyo nombre desconocemos: «Año 1929».

Como ya se ha recordado líneas arriba, la ermita fue arrasada en 1936, constatándose entre las obras desaparecidas un cuadro del titular de la ermita San Antonio de Padua. óleo sobre lienzo de grandes dimensiones (de aprox. 200 x 120 cms.). copia de Murillo"'. anónimo, que existía sobre el único altar; y un cuadro de San Jerónimo, óleo sobre lienzo, de aprox. 100x80cms.. de autor desconocido, dícese de discípulo de El Greco (?). que se hallaba sobre la panda izquierda o lado del Evangelio.

Las piezas de escultura y de pintura, sin interés artístico, que actualmente acoge la ermita, son las siguientes: Sobre la mesa del altar y en repisa, imagen del titular San Antonio de Padua. escultura en olot de 105 cms. de altura. procedente de las talleres Bachaca, del año 1940. El santo viste el hábito de la orden franciscana, ceñido con cordón en la cintura y lleva al Niño Jesús sobre el brazo izquierdo. Junto a la anterior, y en repisillas. pequeñas imágenes (de entre 25 y 35 cms. de altura) de Santa Rita de Casia, del lado de la izquierda, y de San Ignacio de Lovola. del lado de la derecha. En la mesa del altar un Crucifijo. Otras imágenes advertidas. bien de escayola o pasta de madera y de pequeño formato, son una Purísima Concepción, una Milagrosa, y alguna otra sin identificar.

En las pandas laterales, pinturas murales al fresco del siglo XVIII, representando la del lado del Evangelio a San Pedro; y la del lado de la Epístola a Santa Clara, ambas de tosca factura y arte popular, subrayando que el rostro de la sania Clara todavía evidencia el impacto del hachazo que recibió por mentes turbulentas en los tristes sucesos de 1936. Con unas medidas de 94.5 cms. de alto por 71 cms. de anchura, ambas pinturas, deberían de ser restauradas por profesionales de la

16 A.J.P.I. Expediente del Título de la Ermita del Arabí. "Acta de bendición de la Ermita restaurada de la labor del "El Arabí". término de Yecla". Yecla. 25 de agosto de 1941. I h. en f.. ms. (Existe copia de la misma en el Archivo de la Iglesia parroquial del Niño Jesús, de Yecla).

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restauración. Así mismo localizamos una litografía enmarcada de San Ramón Nonato, acaso del XIX. y varias oleografías sin mérito de Cristo en la Cruz y de la Inmaculada Concepción. En la sacristía un crucifijo pequeño y una mesa de revestir.

Un viacrucis de madera con estampas exorna las paredes del recinto, obradas de mampuesto y pintadas imitando sillar.

De entre las ermitas dispersas del habitat rural en el término municipal de Yccla la Ermita de Casas de Ibáñez o del Arabí. junto con la del Pulpillo. como antiguas, son las que se hallan mejor conservadas y cuidadas (y de entre las modernas. las de la Rabosera y la de la Bronquina, todas edificadas durante el siglo XX).

Las Casas de Ibáñez (en el Arabí campo), casas de labranza algunas de las cuales contaron con almazara y bodega. fueron protagonistas en uno de los pasajes de la novela Carta de Yecla (Murcia. Imprenta Provincial, 1968), escrita por Pilar Polo Carreres (tristemente fallecida en 1997). cuando dice:

«Era un edificio grandote, con dos casas unidas y anchos corrales, la fachada estaba enlucida de blanco hasta la altura de las puertas, y la parte de arriba, que tenía unos balconcillos, de la vivienda de los dueños, pintados de rojo. Un palomar cuadrado sobresalía en el tejado y a la izquierda una recoleta capilla, con su diminuto atrio, lleno de verdolaga, invitaba a la oración, con una cruz en la puerta»17

Como hecho anecdótico de un pasado no lejano cabe reseñar que fueron famosos los bailes que se hacían en el caserío, sobre lodo durante la recolección de la oliva y en época de vendimia18, en las espaciosas cocinas de esta casa labor. «Casa-Malva», como denomina la antecitada escritora en su novela19, y en cuya ermita es noticia se celebró en 1990 la boda de un colono a petición del mismo.

5.2. EL ARDAL Ermita, s. XIX. (Casa del Fracho)

Por el camino del Ardal hoy asfaltado (antiguo trazado que fue de la línea de ferrocarriles de la VAY), que parte desde la carretera de Pinoso a la salida de Yccla. se llega al apeadero del Rosario, en el paraje del Espinar, distante diez kilómetros de la población. Desde este punto, un camino carretero a nuestra derecha nos conducirá, tras atravesar las Casas de Palao. a la casa del Fracho. distante cuatro kilómetros del apeadero reseñado, en el límite ya de la mojonera con Jumilla, en el Hondo del Pozo y paraje del Ardal. donde se halla en despoblado una ermita arruinada, de desconocida advocación, con la techumbre hundida, que debió servir en los

17 POLO CARRERES. Pilar: Carlas de Yecla. Murcia. Imprenta Provincial. 1968, p. 122.

18 ANÓNIMO: "Folklores y festejos: Bailes en la Casa de los Ibáñez". Relatos del ayer. Yecla. Universidad Popular. 1988. p. 16.

19 POLO CARRERES. Pilar: op. cit., p. 122.

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últimos tiempos de cobijo para maquinaria agrícola. Se tienen noticias de que fue expoliada en la guerra civil.

Se trataba de una construcción de caja rectangular, de la que solo permanecen en pie los muros de los costados. obrados de tapial, con huecos o nichos que albergaron esculturas, así como el dintel de la puerta situado a los pies. compuesto por un travesaño de madera de pino a punto de ceder (si no lo ha hecho ya cuando esto escribimos). La cabecera tic la ermita se haya desfigurada al abrirse un gran hueco que permitía el acceso de vehículos.

Observando atentamente lo que de la fábrica resta. sobre los muros del interior se advierten ménsulas de arranque recurvadas, lo que nos hace pensar que la nave cubrió con bóveda de cañón, mientras que al exterior, sobre armadura de leño la cubierta era a doble vertiente y de teja árabe.

Se carece de cualquier documentación acerca de la ermita y obras que en su interior pudo albergar.

5.3. LA BALSA Ermita de ¿Nuestra Señora de la Aurora? , siglo XIX (Casas de la Balsa)

Por la carretera 3223 que discurre de Yecla a Pinoso. a la altura del kilómetro 6'5 y del lado izquierdo de la misma. se ubica un caserío de principios del XIX. con raíces más antiguas, que se conoce con el nombre de Casas de la Balsa. En el mismo y formando parte de una de las casas de labor, en uno de sus flancos esquineros, se ubica un edificio que fue ermita hasta poco tiempo atrás, dedicada a Nuestra Señora de la Aurora (?). por ser el lema representado sobre la pintura que existía en el único altar.

La hacienda, en el transcurso de la centuria pasada. fue propiedad de Pascual López. Domínguez (1850-1946) quien testó en sus descendientes, hallándose algunas de las casas hoy deshabitadas y en desamparo, mientras que olías permanecen ocupadas por labradores al cuidado de lo que producen aquellas tierras de abundantes cereales y viñedos.

El edificio que sirvió de ermita (posteriormente destinado a uso agrícola) permanece en pie y su estructura corresponde a una elevada caja de planta rectangular, que cubre a dos aguas y cuya cumbrera fue habilitada para palomar. Tuvo puerta de ingreso por uno de los costados, mientras que en el testero de los pies una discreta ventana abierta sobre el muro proporcionaba luz a la nave de la ermita.

No hay referencia de otras obras de culto que pudiera acoger su interior.

En 1778 hay noticia de que Luis Antonio de Mergelina dotó una ermita en la partida de La Balsa, con 6'5 fanegas en dicha partida, valoradas en 3.900 reales20.

5.4. LA BRONQUINA Ermita, de San Cayetano. 1955. (Chalet de Siro López Sanjuán)

Por la carretera comarcal 3223 que transita de Yecla a Pinoso y tras acceder a la cota del kilómetro 9.5 un camino

20 BLÁZQUEZ MIGUEL. Juan y AZORÍN CANTÓ. Martín: "Ermitas rurales yeclanas". YAKKA (Revista de Estudios Yeclanos). Yecla. Ayuntamiento. 1991. nº 3. p. 62.

situado a la izquierda nos conducirá tras atravesar las Casas de la Alterca y el Carrascalejo, al caserío de la Bronquina, distante doce kilómetros de la ciudad, en tierras de viñedos.

La aldea se compone de añosas casas de labranza, de tejavana en su mayoría, algunas abandonadas; chalets o casas de recreo y de campo de nueva planta; y una ermita moderna, de propiedad particular; todo entre campos de tierra bronca sin roturar.

El paraje en 1910 contaba con 48 habitantes y refiere Ortuño Palao que estas tierras al cultivarse producen vino de excelente calidad21.

Ya en el lugar y en terrenos de un chalet cercado por un murete y trenzado de espino, junto a la casa, se localiza la Ermita de San Cayetano (FIG. 9), más conocida por «Ermita de la Bronquina» debiendo en nombre al paraje sobre el que

FIG. 9 Ermita de San Cayetano. Paraje de la Bronquina. Yecla. Año 1955. (Foto Javier Delieado. 1992).

asienta, propiedad de la viuda de Siró López Sanjuán (1900-1970), periodista que fue en Yecla.

La ermita, dedicada a San Cayetano, es una construcción reciente, exenta, de estilo neogoticista, edificada de ladrillo y bien conservada, que data de hacia 1955.

De planta rectangular, cabecera recta y techo de perfil trapecial o de artesa invertida, ocupa una superficie de 8,85 metros de longitud y 5 metros de anchura aproximadamente. El pavimento del interior es de baldosas en ajedrazado blanco y negro , con cubierta exterior a dos aguas, de teja moruna.

La fachada principal y única se sitúa a los pies. En su alzado presenta puerta de ingreso sencilla de doble hoja bajo arco gotizante apuntado por el que se accede mediante dos gradas. Surmonta ventana circular con decoración calada y el hastial se remata con cornisa de perfil mixtilíneo con empleo de curva y contracurva, situando bolinches en los extremos. En el centro, espadaña de un solo hueco con campana fechada en 1956. Frontón triangular de remate con pináculos y cruz de obra.

21 ORTUÑO PALAO, Miguel: El habla de Yecla. Murcia. Academia Alfonso X el Sabio. 1987. p. 140.

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La campana sobre la copa de bronce acuña las siguientes inscripciones: «A Mari Carmen y Maribel López Bailón. Madrid. Carabanchel Bajo». Y «A San Cayetano-patrón de la Bronquina. Año 1956».

Zócalo exterior pintado de gris y resto de muros hasta la cornisa enjalbelgados. Recercado de huecos y salientes en tono rosáceo.

A cada lado de la ermita se abren ventanas de arco apuntado que proporcionan luz a la estancia.

Ya en el interior, el presbiterio, al que se llega salvando dos escalones que protege una barandilla de forja, aparece centralizado por una mesa de altar con la imagen del titular San Cayetano ¿ de escayola? y traza reciente. A ambos lados, imágenes de serie en escultura de San Siro y de San Rafael Arcángel. En el rincón izquierdo un confesonario de madera de una sola hoja.

En el cuerpo de la nave y sobre repisas adosadas a los muros, dos imágenes pequeñas esculturadas de la Virgen del Carmen y de Santa Isabel.

Del resto de la estructura arquitectónica, muy sencilla, nada a destacar.

El lugares cada 7 de agosto cita y punto de encuentro de lugareños y vecinos venidos de parajes próximos (el Carrascalejo, Casas de la Alterca y la Revertiente), que celebran las fiestas de la Bronquina coincidiendo con la onomástica del santo titular San Cayetano desde el discurrir de 1950. Fiestas que son las únicas que subsisten en zonas rurales del término municipal de Yecla (a excepción de las de la pedanía de Raspay) sobre las que se ha interesado el costumbrista local José Puche Forte22, en las que tienen -o tenían- lugar las tradicionales hogueras (pese a ser verano) y los bailes populares.

5.5. EL CALDERÓN Ermita de la Purísima Concepción. 1902. (Heredad de los Martínez Sánchez)

Por la carretera comarcal 3314. Yecla-Jumilla, y tras alcanzar el kilómetro 14, dentro ya del término de Jumilla donde se localiza la Casa Venta, giraremos a nuestra derecha para introducirnos por un camino de herradura que parte, junto a un copudo pino, en dirección hacia el paraje de El Calderón, recorriendo tres kilómetros para dar con el caserío, distante diecisiete kilómetros de la ciudad en rumbo suroeste y cercano a las estribaciones de los Picarios, a una altitud media de 800 metros sobre el nivel del mar. El paraje contaba en 1920 con 21 habitantes23.

El paraje aparece presidido por unas casas de labor, propiedad que fue del sacerdote Antonio Juan Palao. más conocido por el «cura Higo», fallecido en 1930, quien vendió las tierras a sus actuales propietarios Juana, Tomás, José y Antonio Martínez Sánchez. A unos 200 metros de éstas y sobre un altozano que envuelve una densa pinada se halla una ermita.

Dicha Ermita está dedicada a la Purísima Concepción. Es una construcción de principios del siglo XX, edificada en el año 1902, según la inscripción que reza en el ángulo superior de la fachada, que fue levantada a expensas del sacerdote mencionado, Antonio Palao.

22PUCHE FORTE. José: "Las Fiestas de la Bronquina". ACTUA­LIDAD ( La revista de Yecla). Yecla. septiembre de 1991. n° 6. pp. 22-23

23 ORTUÑO PALAO. Miguel: op. cit., p. 140.

Exenta, de planta rectangular y con solado de losetas de barro, posee unas dimensiones de 10,40 metros de longitud y 3.95 metros de anchura. Armadura interior de parhilera con limas (en forma de artesa) y cubierta exterior a dos aguas con teja árabe. Del lado del Evangelio se acusan al exterior dos contrafuertes por el desnivel del terreno. Sorprende que tanto los muros laterales como los de la cabecera estén obrados de tapial.

Sencilla fachada a los pies encalada con puerta de ingreso adintelada que protege una puerta metálica de una sola hoja. Surmonta un retablo de azulejos de 60 x 60 cms. (9 azulejos de 20 x 20 cms. dispuestos en cuadrado) que debe proceder de alguna hornacina que en tiempos presidió alguna que otra calle de Yecla (o anterior ermita) y que representa La Coronación de la Virgen por la Santísima Trinidad, de principios del siglo XIX, procedente de taller u obrador valenciano, copia de algún cuadro o tabla del pintor Juan de Juanes. Dos de los azulejos se hallan muy deteriorados siendo ilegible la leyenda que campea sobre los mismos, alusiva a su advocación. Carece de espadaña.

En el interior, retablo de madera neogótico de principios de siglo, con imagencitas modernas de la Purísima Concepción, titular de la ermita, copia de la patrona de Yecla. sobre un hueco acristalado. En los laterales del retablo, del lado de la derecha Santa Teresa de Jesús, y del lado de la izquierda San Isidro Labrador, ambas esculturas de serie y recientes.

Al reverso de la puerta de acceso una litografía o cuadro sin mérito de ¿San Cristóbal?

En la sacristía, reliquia (una tibia) de San Bonifacio (?) Adosada a la Ermita subsiste una vieja edificación

que nos hace pensar pueda tratarse de los restos de otra anterior ermita.

En el Calderón era costumbre celebrar durante el verano fiestas y verbenas populares en tiempos de cosechas.

5.6. CAÑADA DEL PULPILLO. Ermita de San Antonio de Padua. ¿siglo XVIII? (Casa Ygarza o Yarza)

En la carretera que enlaza Yccla con Montealegre del Castillo y a ocho kilómetros de la capital municipal, se localiza, junto a la misma y de lado de la derecha, la Casa Ygarza (denominada en otros tiempos Yarza). en un terreno yermo cercado de viñedos, al pie de las Moralillas y muy próximo al Pulpillo.

El caserío se compone de unas casas de labranza que habilitan planta baja y piso, varios pozos ya sin uso y una ermita arruinada. En un pasado no remoto debió ser lugar agrícola de cierta entidad, ya que en 1910 contaba con 23 habitantes24.

La Ermita de Casa Ygarza, que estuvo bajo la advocación de San Antonio de Padua. hoy en evidente y palmaria ruina, es una construcción exenta de disposición rectangular obrada de manipostería, con unas dimensiones de 6 metros de longitud y 5 metros de anchura. Cubierta exterior hundida. A los pies, sencilla puerta adintelada y sobre la mesa

24 Ibidem. p. 142.

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25 BLÁZQUEZ MIGUEL. Juan y AZORÍN CANTÓ. Martín. "Ermitas rurales yeclanas". YAKKA (Revista de Estudios Yeclanos). Yecla. Ayuntamiento, abril de 1991. núm. 3, pp. 62-62.

26 RUIZ MOLINA. Liborio y MUÑOZ LÓPEZ. Francisco: Guía-Museo Arqueológico Municipal Cayetano de Merjelina. Yecla-Murcia. Yecla. Ayuntamiento. 1989. p. 22.

del altar subsiste una hornacina tapiada que albergó una escultura del titular. En el muro derecho, ventano protegido con reja de cruz.

Adosada a la cabecera de la ermita se halla una edificación, obrada en mampuesto, de traza postrera, que albergó un horno, ya sin use).

No hay ningún vestigio artístico que nos permita identificar la época a la que se adscribe la ermita, que no creemos anterior al siglo XVIII. Sí nos han informado que en los últimos tiempos fue propiedad de la familia González Moro.

El historiador Juan Blázquez Miguel aporta noticia documentada acerca de dos ermitas que se erigieron en éste o en parajes próximos: Sobre la primera refiere que el día 8 de octubre de 1793 Miguel Gil Marco confirma la dotación efectuada por su antepasado Francisco de Yarza y Olazarán a la ermita de la Cañada del Pulpillo. consistente en 20 fanegas de tierra en esa partida; y sobre la segunda, que en 14 de diciembre de 1797 Felipe Santiago Muñoz y Azorín dota a la ermita de las Moralillas con el importe de arrendamiento anual de su casa en la plaza, que era la contigua al mesón situado bajo la lonja, que era también suyo, cuyo importe asciende a 300 reales25. ¿Corresponde alguna de las dos noticias referidas a la Ermita de la Casa Ygarza. o se trata más bien de sendas ermitas desaparecidas?. El apellido Yarza nos induce a pensar se trate de la ermita aquí estudiada.

5.7. EL CARCHE (Sierra del Carche) Ermita, fines del XVIII (Casa de la Ermita)

Por la comarcal 3223. que trancurre de Yecla a Pinoso, se accede a la carretera del Ardal que nos conducirá. tras atravaesar el Espinar, a la Boquera del Carche (en otros tiempos paraje conocido como La Graya), situado a 27 kilómetros de la ciudad en dirección sur. Allí, delimitada pol­las sierras de las Pansas y la loma de las Gamellejas, se localiza la dehesa del Carche formadas por tierras de viñedos y labrantío, donde concurre la Heredad de la casa de la Ermita: casa de labor compuesta por una serie de edificaciones rurales que incluye (o incluían) vivienda con sus correspondientes dependencias, granero, aljibe y ermita, dando esta última nombre a la casa de labor, que contó con importantes bodegas. con una extensión de 160 a 180 hectáreas de viñedos.

En lo antiguo, estas tierras, como ha estudiado Liborio Ruiz Molina, corresponden a un establecimiento agrícola romano, habiéndose localizado sillares pertenececientes a algún edificio notable de la época, además de hallarse abundante cerámica romana (terra sigilata)26.

FIG. 13 - Ermita de la Boguera del Carche. Casa de la Ermita. Yecla. Fines del XVIII (Foto Pascual Pérez, 1992).

La ermita (FIG. 13) dala de fines del siglo XVIII y debió ser construida por el arquitecto Pedro Guilabert, discípulo de Lorenzo Alonso, hacia 179527. Es de estilo barroco, llamando la atención por su esbeltez y donaire, siendo arqui­tectónicamente la más importante de cuantas existen en los parajes rurales de Yecla. de aquí que desde estas lineas pidamos un plan de protección y conservación urgente para la misma, cuyas competencias debieran asumir los organismos culturales competentes del municipio o de la región.

De planta de cruz griega, centraliza volteo de cúpula sobre tambor romo que apea sobre pechinas y perforado por vanos cuadriformes al exterior y orbiculares al interior, habiendo sido cegados algunos de los mismos. La cúpula al exterior, presenta en la actualidad su superfice revocada de cemento, habiendo perdido las tejas en gradaciones azules y blancas que la recubrían, tan características en su color de la zona levantina y que han sido reutilizadas (sin ninguna impunidad y desmantelando un edificio de interés artístico) en algunas cubiertas del granero y habitáculos de la casa de labor aneja. En el interior de la ermita destacan las pilastras de orden corintio y el sencillo entablamento denticulado que recerca lodo el conjunto.

Sólida construcción, refuerza las esquinas del edificio, dintel y marco de la puerta de ingreso, labrados en piedra de sillería, mientras que muros y paramentos exteriores permanecen obrados en manipostería y ladrillo, ocultos por diversas capas de enlucido.

A la puerta (de recio maderamen) de ingreso. adintelada, de la ermita, y situada a los pies, antecede un pórtico de un solo arco de medio punto, elaborado en ladrillo y que descansa sobre pilares de sección cuadrada, cubriéndose con un tejaroz a tres aguas, provisto de tejas azules y blancas; pórtico semejante al visto en la Ermita de la Casa Marta en El Pozuelo. Por encima del pórtico y encastrado sobre el muro de los pies se hallaba un escudo heráldico de piedra, del siglo XVIII, desaparecido (o hecho desaparecer) en el transcurso del año 1991. De su expolio se hizo eco el periodista Martín Azorín Cantó a través de las páginas del Diario La Verdad (Murcia. 10 de junio de 1990. p. 21). en un artículo titulado «Yecla: Diversas ermitas rurales han sido expoliadas por falta

:' LOZANO SANTA. Juan: Historia antigua y moderna de Jumilla. Murcia. Manuel Muñoz, impresor. 1800. p.9.

de protección. Arrancado parte del escudo heráldico de la Boquera del Carche». (También el mismo autor da cuenta en otro trabajo periodístico, con el título de «Yecla: Ermitas y viejas casonas sufren ruina y expolio». Diario La Verdad. Murcia, miércoles 26 de junio de 1991. p. 14. del estado de desidia abandono en que se encuentra el patrimonio de la arquitectura rural).

Del ladode la Epístola y junto al presbiterio, torrecilla-campanario (?), cegada, de disposición octogonal con cubierta a ocho aguas y desprovista, como la cúpula reseñada, de tejas que interesaría retejar. Adosado al presbiterio o cabecera permanece una edificación aneja, que debió hacer las veces de sacristía, con cubierta exterior a una sola vertiente y puerta de acceso del exterior, sin entidad alguna, habilitada para almacén, útiles de labranza o maquinaria agrícola en tiempo pasado y cercano. Este lado de la ermita evidencia, por el marco de obra que lo encuadraba visible todavía sobre el muro, haber acogido un retablo de azulejos, hoy también en paradero desconocido.

El interior de la ermita, encalado, muy deteriorado por desprendimiento de la pintura ornamental y humedades (patente y visible recercando vanos y central izando claves de arcos y lunetos), ha perdido el patrimonio mueble que lo exhornó, tres pinturas sobre lienzo, ubicadas una en la cabecera y dos en el crucero, cuyos marcos de madera dorados, vacíos. todavían permanecen presidiendo los altares, cual testigos mudos del ayer. Así el presbiterio se resiente de haber sitio despojado de un lienzo de Cristo Crucificado. óleo de grandes dimensiones, barroco y de autor desconocido. Lo mismo ocurre con las dos pinturas desaparecidas de los lados del crucero, de menor tamaño que el primero y situado en los brazos del crucero sobre altarcillos barrocos, único resto de lo antiguo que subsiste «in situ».

La ermita ha sido documentada por Juan Blázquez Miguel y Martín Azorín Cantó, quienes han constatado en la documentación localizada como con fecha de 25 de febrero de 1795, el clérigo de menores «José Quílez Yarza dota y construye una ermita en el Carche, dolándose espléndidamente con un cuarto de jornal de huerta en el Plano, valorado en 5.800 reales. y otro tanto en la Redomilla. con un cuarto de agua para el riego, tasado en 6.000 realcs»28. Fecha y momento que deben corresponder al de la erección de la ermita, cuya obra debió estar concluida en un espacio no superior a dos años.

También Juan Blázquez aporta noticia de otra ermita que pudo existir en El Carche, o en sus inmediaciones, de fines del siglo XVII. quizás más modesta que la aquí estudiada. cuandodiccque«con fecha de 2 de marzo de 1705, José Quilez de los Ríos dota la ermita que había sido edificada por Elvira Quilez de Amaya. la cual no estaba consagrada a pesar del tiempo transcurrido, con cuatro fanegas de tierra junto a ella en el Carche»29.

Propietarios de la ermita fueron en décadas pasadas Antonio Prats Cañizares, quien tras fallecer la legó junto con las tierras, a Remedios Prats Verdú, y ésta a Carmen Guardiola Verdú y al ingeniero industrial Alberto Albert.

28BLÁZQUEZ MIGUEL. Juan y AZORÍN CANTÓ. Martín: "Ermi-tas rurales yeclanas" YAKKA (Revista de Estudios Yeclanos). Yecla. Ayun­tamiento, 1991. nº 3. p. 61.

29Ibidem, p. 61.

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Entre las ermitas de Yecla conservadas en el habitat rural, esta de la Casa de la Ermita es la de mayor prestancia y entidad, que debiera ser protegida con Nivel 1. dentro de la catalogación de edificios protegidos que viene llevando a cabo el Ayuntamiento de la ciudad.

Próximo al lugar y confrontando con la ermita se halla un interesante aljibe de cimbra con dos pilas de decantación, de gran capacidad, que ha sido catalogado y dado a conocer por el arqueólogo e historiador Liborio Ruiz Molina30.

5.8. EL CARRASCALE.IO Ermita. 1605

Por la carretera comarcal 323 de Yecla a Pinoso y tras alcanzar el kilómetro 9'5, y antes de llegar al Portichuelo, un desvío situado a nuestra izquierda (el de la derecha se dirige a Casas de Potra) nos conducirá, tras vadear las casas de la Alberca. al paraje del Carrascalejo. distante en torno a los doce kilómetros de distancia de la ciudad.

El caserío con denso arbolado, está presidido por una notable casona solariega torreada, acaso de fines del siglo XVIII. distribuida en tres plantas (baja, noble y andana), muy reformada en la actualidad. Presenta en la planta noble balcones con antepecho de forja que apoyan en tornapuntas rectiformes. Las esquinas de la edificación se refuerzan con sillares de piedra caliza. dispuestos en forma de sillares encadenados. En el ángulo de esquina, sencillo reloj de sol. con caracteres numéricos de horas en romano (de los escasos que restan en Yecla. contabilizados, en piedra, los de la Casa del Cura Obispo, de 1804. en El Pulpillo; el de un caserón de la Hoya Hermosa, de 1805: y pintados, en una de las casas de labor deshabitadas de la Casa de las Cebollas, y en la fachada de la Iglesia de San Francisco, de hacia 1748, de Yecla)31. En los aledaños se observan otras construcciones menores formando poblado: casas de labranza de dos plantas con sus proporcionadas bodegas en el subsuelo: un aljibe de sección cuadrada con cuerpo de obra, labrado en piedra de sillería y encalado y rematado por un bolinche; y una ermita antigua que confronta con el caserón torreado descrito.

La Ermita del Carrascalejo. cuya advocación se ignora (y aún desconocen los más viejos del lugar) y a la que da nombre el paraje, permanece hoy y desde muchos años atrás en evidente estado de ruina, quedando semioculta a los ojos del visitante por el denso y tupido manto de hiedra que la cubre (y así se dice, como recordaban los románticos del XIX. que «la ruina se hace bella»). Dala de principios del XVII y es de las más vetustas (por antigua) entre las conservadas del habitat rural de Yecla.

De una sola nave, posee planta rectangular con unas dimensiones aproximadas a los diez metros de longitud y seis metros de anchura. Junto al presbiterio, de cabecera recta, se adosa la sacristía, con la que comunica mediante sendas puertas situadas a uno y otro lado de la desaparecida mesa de altar.

30 RUIZ MOLINA, Liborio: "Aljibes cimbrados en el área de Yecla". I Coloquio de Historia y Medio Físico. Almería. Instituto de Estudios Almerienses. 1989, p. 615.

31DELICADO MARTÍNEZ. Francisco Javier: "Relojes solares en parajes yeclanos". El Yeclano Ausente . Yecla. Imp. La Levantina, enero-marzo 1993. núm. 23. pp. 26-27.

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32 BLÁZQUEZ MIGUEL. Juan: Yecla en tiempos de Felipe II (1556-I598). Yecla. Imp. La Levantina. 1981, p. 29.

El interior presentaba la techumbre plana (hasta hace poco tiempo eran visibles los travesanos de madera de pino). los muros obrados de tapial encalados y un hueco o ventana abierto sobre el muro del lado del Evangelio, hoy tapiado, que proporcionaba luz al recinto. Del presbiterio resta la hornacina abierta en cuarto de esfera, con unas medidas de 133 cms. de altura y 77 cms. de anchura, de lo que se deduce que la imagen titular fue una escultura de talla de madera.

La ermita manifiesta su impronta renacentista a través de los restos que subsisten de la portada, labrada en piedra de sillería y compuesta por una puerta de ingreso adintelada, encima de la cual ostenta en relieve un escudo de armas algo deteriorado, con un pino y una campana, coronado por cimerado yelmo, con una inscripción y el año de la erección: «SIVA ORA PRO. 1605» (y no 1602 como equívocamente anotaron Blázquez Miguel y Azorín Cantó).

Adosadas a la fábrica de la ermita (que poseyó cubierta exterior a dos aguas) persisten dos construcciones modernas, con cubierta a una vertiente, destinadas para guardar aperos y otros útiles de labranza.

La casona solariega reseñada como la ermita debieron de pertenecer a algún caballero hidalgo, según atestigua el escudo de armas sobre la segunda localizado, quizás pertenecientes a familias de los Azorines. Históricamente, y en torno del paraje, solo hallamos noticia documentada en las «Relaciones Topográficas de 1575», que mandara hacer el rey Felipe II. y que han sido dadas a conocer por Juan Blázquez, señalando, dando respuesta al capítulo 25 de las mismas, que el cortijo del Carrascalejo pertenecía -hablamos de la segunda mitad del siglo XVI- a los herederos de Francisco Olivares.

La Ermita del Carrascalejo (que aunque muy sencilla tiene de interés la portada), constituye un vestigio histórico del pasado a conservar, al menos lo que subsiste. Por ello sería de desear la preservación limpia de su entorno, evitando se convierta éste en un vertedero de desechos y basuras, tal como advertimos en la parle trasera de la ermita, cuando la visitamos en el umbral de 1995 con el fin de realizar el estudio que aquí hemos expuesto.

5.9. LA CARRASQUILLA Ermita de San Pascual Bavlón. 1879 (Casa de los Pinos)

Por la carretera de Yecla a Fuenteálamo y a una distancia de nueve kilómetros de la población, un camino ele herradura situado a nuestra derecha nos conducirá a la Casa de los Pinos, lugar de dehesas y pastizales apartado diez kilómetros de la ciudad en dirección noroeste y próximo a los cortijos de los Olmos y de la Carrasquilla, en el paraje de éste último nombre. No lejos, se divisan los cerros de las Atalayas. Atendiendo a la historia, el paraje aparece reseñado a fines del siglo XVI en las «Relaciones Topográficas de la villa de Yecla». mandadas hacer por el monarca Felipe II. donde, en la respuesta al capítulo 19. que trata de las sierras existentes en el término de la villa, se menciona acerca de la sierra del Puerto de la Carrasquilla «que está a legua y media desta dicha villa a la mano izquierda del poniente en poca distancia»32.

El caserío está compuesto por alguna que otra casa de labranza del siglo XVIII. con fachada encalada y puerta de acceso bajo arco de medio punto desfigurado, cobertizos para ganado y una ermita del último tercio del siglo XIX. Pinada y al j i be cercanos. Sobre uno de los portones del aprisco o establo campea un discreto azulejo del patrón de los animales San Antonio Abad, orlado con cenefa de tono azul, de factura reciente.

FIG. 20 Ermita de San Pascual Baylón, de la Casa de los Pinos en el paraje de la Carrasquilla. Yecla. Año 1879. (Archivo Fot. Javier Delicado. 1992).

La Ermita de la Casa de los Pinos (FIG. 20). dedicada a San Pascual Baylón (según recuerda un azulejo con la fecha de construcción colocada sobre la lachada) y pobre. aunque bella en su discreta significación arquitectónica, es una sencilla estructura de planta rectangular que permanece adosada a otras construcciones rurales de tejavana en la cabecera y costado derecho. Ocupa en planta unas dimensiones de 6,25 metros de longitud por 4.42 metros de ampiaría y data del año 1879.

De una sola nave posee cabecera recta y cubierta a dos aguas. Muros de mampostería enjalbelgados en el exterior. El interior no pudo ser visitado al no localizarse a los guardacaseros ni disponer de la llave correspondiente.

La fachada, de impronta neobarroca. queda centralizada por la puerta de acceso en madera de doble hoja. bajo arco adintelado. Encima, óculo protegido por reja de cruz con ventano interno cuadriforme y cornisa superior de quebrado perfil con empleo de curva y contracurva. El hastial alojó una espadaña ya perdida. En el remate diminuto azulejo blanco, roto en el ángulo inferior izquierdo, con la inscripción en azul: «HERMITA / DE / S(A)N PAS(CU)AL BAYLON /EDIFICADA/AÑO 1879». Sobre los pilares o contrafuertes de las esquinas sendos pebeteros de remate maltrechos.

Entre las imágenes que alberga o acogió la ermita se noticia un San Pascual Baylón, talla escultórica en madera de aproximadamente 120 cms. de altura, titular de la misma; y un lienzo antiguo de advocación desconocida ¿acaso un «Buen Pastor»?, dícese trasladado por sus dueños a Yecia.

La Ermita de la Casa de los Pinos (que era atendida por el capellán Juan Ibáñez Azorín) fue propiedad del medico Germán Giménez Maestre (Yecla. 1908-1981). que fue muchos años presidente de la Asamblea Local de la Cruz Roja y a cuya memoria fue dedicada una calle en Yeela, en el barrio del Sol33, heredando su viuda Josefa Verdú Díaz.

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Aquí cada 17 de mayo (onomástica de San Pascual Baylón) hasta 1975 se vino celebrabando fiesta en honor de] santo con la tradicional misa, además de la gazpachada y bailes con verbena.

Remontándonos al siglo XVIII hay que hacer mención que en el paraje de la Carrasquilla se había edificado olía ermita en el año 1740, cuyo paradero ignoramos (acaso tenga que ver con unas ruinas anejas a la cabecera de la ermita aquí estudiada) y acerca de la cual se habían perdido sus escrituras. Ello nos es conocido por la aportación documental de Juan Blá/quez Miguel, cuando apunta que en 19 de septiembre de 1793 doló Miguel Gil Marco dicha ermita con cinco fanegas de tierra34.

5.10. CASA CAÑIZARES Ermita del Sagrado Corazón de Jesús, de principios del XX. (Buena vista)

Por la carretera comarcal 3223 de Yeela a Pinoso (magníficamente asfaltada en el tramo que corresponde al término municipal de la primera), y tras alcanzar la cota del kilómetro 14*5, del lado de la derecha hallaremos la. en otro tiempo, denominada Casa Cañizares, hoy Buenavista. lugar cercado por su actual propietario (lo es José Ruiz Marco. marmolista de Novelda) que dispone de casa de labranza. chalet o residencia de los propietarios, depósitos de agua y una ermita moderna de principios del siglo XX. que protege, a ambos lados, una densa arboleda. Cercano al lugar, y por un camino forestal, con el que también comunica la Casa Buenavista. se localizan las Casas de Selva, caserío en parle abandonado, y ambos (Buenavista y Casas de Sel va) enclavados en el paraje conocido por la Hoya del Mol I ¡dar (por deformación en el habla popular, del Moñigal). en terrenos de desniveles que delimitan la Herrada de la Sierra.

Casas y ermita fueron propiedad en otro tiempo de Luis Ibáñez Pisana (1866-1937), alcalde conservador que fue de Yeela en la década de los años diez, y de su mujer Enriqueta Musso, pasando después la propiedad a ser adquirida por Eduardo Cañizares Clavijo.

La Ermita (FIG. 22). dedicada al Sagrado Corazón de Jesús, es un edificio que data de hacia 1915. de planta rectangular, bien proporcionado y de una sola nave de cabecera recta que cubre a dos aguas, con unas dimensiones tic 9"8() metros de longitud y 5 metros de anchura, con los muros exteriores encalados. Sobre la fachada, situada a los pies, con ingreso bajo arco de medio punto, con resalles de ladrillo visto y puerta de forja acristalada. preside un retablo moderno de azulejos dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, y sobre lo alto una espadaña provista de campana. Detrás, junto a la cabecera. se dispone la sacristía, con cubierta exterior a una vertiente.

El interior de la misma, que no pudimos visitar (domingo 5 de abril de 1991) por las escasas facilidades dadas de quien atiende la propiedad (y que aún así agradecemos el

33 ORTUÑO PALAO. Miguel: Yecla. día a día. Yecla, Ediciones Dúo, 1991. p. 18.

34 BLÁZQUEZMIGUEL.Juan y AZORÍN CANTÓ.Martín:"Ermi-tas rurales yeclanas". YAKKA (Revista de Estudios Yeclanos). Yecla. Ayuntamiento, 1991, n° 3. p. 62.

F'IG. 22 - Ermita del Sagrado Corazón de Jesús. Casa Cañizares, hoy Buenavista. Yecla. De hacia 1915 (Foto Javier Delicado, abril de 1991).

haberla podido fotografiar externamente), se halla algo descuidado, ignorando las obras de escultura o de pintura que pueda aeoger.

Es éste uno de los parajes más bellos y fértiles del agro yeclano y la ermita de Cañizares reunía a muchos colonos de la contornada en días festivos, que acudían a cumplir con el precepto dominical de oir misa.

5.11. CASA DEL CERRO VIEJO Ermita. Promedios del siglo XVIII (Casa de la ¿Capellanía?)

Tomando la carretera que conduce de Yecla a la Fuente Álamo y tras recorrer cuatro kilómetros, un desvío a nuestra izquierda nos conducirá a la Umbría del Factor (o Fator) que atravesaremos, prosiguiendo el itinerario por camino terrero unos diez kilómetros con un paisaje pedregoso. bordeando las estribaciones del Cerro de los Picarlos y de la sierra de la Magdalena, que nos llevará por una rambla, tras pasar la Cañada del Puerto, al paraje de la Casa del Cerro Viejo, donde unos copudos árboles saldrán a nuestro encuentro, un caserío fantasmal, sin vida, en el que se agrupan varias casas de labor, un aljibe moderno de grandes dimensiones que todavía sigue recogiendo agua de lluvia de los tejados próximos (a tenor del entremado de cañerías que allí haya instalado) y una ermita, que pasa desapercibida para el viajero.

La ermita, cuya advocación quizás se pusiera bajo el Dulce Nombre de Jesús y que permanece adosada a una nave industrial, ha venido utilizándose en los últimos años como vivienda, con paredes medianeras levantadas en su interior para este fin. hallándose en la actualidad abandonada y no conservando ningún elemento de interés ni arquitectónico ni artístico.

La fábrica, muy sencilla, obrada de manipostería, es de planta rectangular, con unas dimensiones aproximadas de 8 metros de longitud y 4 metros y medio de anchura, de una sola nave, con techo plano de viguetas de madera con revoltones y cubierta exterior a doble vertiente de teja árabe. La primitiva puerta de acceso se halla desfigurada al haber sido tapiada (el hueco interno fue utilizado como alacena) y haberse modificado el ingreso de la misma, viéndose desplazado algo hacia la derecha, donde se ha abierto un nuevo hueco que queda descontextualizado respecto del eje central de la fachada. De

igual modo fue alterada la fisonomía de la espadaña del remate (que debió albergar una campana), sirviendo de palomar y de tiro de chimenea, que permanece rematada por una cruz con veleta de forja, circunstancia ésta que nos indujo pensar se trataba -como lo es- de una ermita, acaso de fines del siglo XVIII. por las pinturas murales que conserva.

En las paredes del interior y del lado de la Epístola o derecho según se entra, restos de disertaciones teológicas o epítetos doctrinales escritas en castellano, muy sencillos. difíciles de interpretar, al haber permanecido ocultos por sucesivos repintes, y que podrían recuperarse. En dos de ellas todavía pudimos leer: «Por maldecir / de tal grado (?) / serás condenado». Y: «De pie... /.. dislocado».

Y acaso esta ermita se corresponda con la reseñada por Blázqucz Miguel y Azorín Cantó, cuando refieren que en el Cerro del Campo el 20 de mayo de 1754. José Díaz Muñoz ofrece doce fanegas en dicha partida valoradas en 2.000 reales para la dote. (AHPNY.. Leg. 63, 5, fol. 82).

Debemos la loralización de la ermita reseñada, y correspondiente visita, al amigoCosme Muñoz Ortega, perfecto conocedor del agro yeclano y honesto ciudadano muy interesado por el arte y la cultura de su tierra, a quien dedicamos estas líneas y agradecemos de buen grado el tiempo que nos dedicó y su atención.

5.12. CASA DE LAS CEBOLLAS. Ermita ¿de la Sagrada Familia?, siglo XVIII

Por la carretera comarcal 3223 que transcurre entre Yecla y Almansa. y tras alcanzar la cola del kilómetro 12. tomaremos a nuestra derecha la traviesa (en época romana, el trazado de la Vía Augusta) que, procedente de Moniealegre del Castillo, se dirige hacia Caudete, protegida por firme asfáltico, para, tras recorrer cuatro kilómetros (del lado de la izquierda avistaremos la Fuente del Pinar), acceder a la Casa de las Cebollas, añejo enclave asentado en terreno bronco y yermo, y situado en el lado derecho de la traviesa mencionada, a escasos cuatrocientos metros de distancia, limítrofe con el término municipal de Caudete. en la divisoria provincial (o de Comunidades) de Murcia y Albacete, alejado diecisiete kilómetros de la ciudad de Yecla en dirección norte, a una altitud de 750 metros sobre el nivel del mar y cruzada por la rambla que desciende desde la Fuente del Pinar.

El caserío, lo viejo del lugar, queda conformado por unas desvencijadas casonas ele labranza de fines del siglo XVIII. con un reloj de sol con su gnomo sobre una de las esquinas, anejos corrales y pozos secos. Enfrente, una ermita de época coetánea dcsacralizada y utilizada hoy para vivienda o trasterío.

La Ermita de la Casa de las Cebollas, de desconocida titularidad (aunque siempre presidió su altar un cuadro de «La Sagrada Familia», compuesto por la Virgen con San José, el Niño Jesús y San Juanito) se halla orientada hacia el sur. siendo un sencillo edificio de caja rectangular, que posee unas dimensiones de 9'20 metros de longitud y 5'23 metros de anchura, obrado de mampostería, que cubre a doble vertiente con teja moruna.

Datable en la segunda mitad del siglo XVIII. la cabecera (cuya techumbre permanecía hundida en nuestra última visita acaecida en 1994) es plana y presenta al exterior

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contrafuerte alamborado, donde se abre un hueco o ventano para la iluminación de lo que pudo ser la sacristía. Exento el edificio en origen, del lado de la izquierda se le adosó un cobertizo para carros, mientras que en el lado de la derecha se ha edificado un techado que alberga útiles y aperos de labranza.

Sencilla fachada a los pies con puerta de ingreso central izada bajo arco adintelado, modificada. Sobre el remate restos de una espadaña desprendida, de un solo hueco.

Sobre el único altar existía un lienzo de La Sagrada Familia, representando a la Virgen María, San José, el Niño Jesús y San Juanito, pintado al óleo, de 144 x 103 cms., obra del siglo XVIII y copia de algún grabado de la época, hoy conservado en colección particular de Yecla.

Según nuestras notas históricas obtenidas por transmisión oral, el caserío perteneció en la pasada centuria a José Azorín Ortega, quien tras fallecer y por ley de mayorazgo heredó su hijo mayor Juan Azorín Bautista, menor en edad. siendo tutor su lío Miguel Azorín Ortega, que vendió la finca35.

La ermita carece de interés artístico y ningún vestigio mueble (pinturas, tallas) «in situ» conserva del pasado, habiendo sido transformado su interior, que hacia 1950 fue convertido en almacén de grano.

De las viejas casas de labranza anejas, de dos plantas. nada a destacar, hallándose hoy arruinadas.

En el entorno de la Casa de las Cebollas, hoy una heredad agrícola, se ha hallado cerámica de época romana. existiendo un minado de agua próximo.

Colindante con Caudete (Albacete) se encuentra la Ermita de Casa Tallada, de traza moderna y perteneciente a aquél término.

5.13. CASERIO DEL CERRO Ermita. Primera mitad del XIX. (Casa de la Andaluza)

Por la carretera que discurre de Yecla a Fuenteálamo y tras caminar cuatro kilómetros, un desvío a nuestra izquierda nos llevará a la Umbría del Factor (o Fator), paraje que atravesaremos, continuando por camino de herradura un largo trecho (unos ocho kilómetros) que nos conducirá al Caserío del Cerro (Casa de la Andaluza), una hacienda de labor antigua, cuya ermita allí enclavada no creemos anterior al siglo XIX.

La ermita ocupa uno de los flancos esquineros del grupo de casas de labranza. Obrada de tapial y de notables proporciones, presenta planta rectangular y cubierta exterior a una vertiente, con las superficies exteriores revocadas de cal.

El acceso se sitúa a los pies en el centro con puerta de ingreso adintelada. Encima, sobre la lisa superficie de la fachada, se abre un óculo que sirve de cámara de ventilación de las cubiertas, mientras que en la panda del lado de la izquierda se abren dos ventanas que describen arquitos de medio punto, y cuya función es la de proporcionar luz al recinto interior. En la cúspide del pilar de esquina o contrafuerte de la fachada se inscribe una discreta cruz de forja con veleta.

El interior de la ermita, hoy utilizado como granero y albergue de utillaje vario del campo, conserva adosado al

35 Agradezco estas noticias a Francisco Azorín Albiñana, abogado y bibliotecario, de Yecla.

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muro de la cabecera restos de un altar de obra, entre pilastrillas de yeso que disocian sobre el muro, y en relieve, arcos de medio punto que albergaron o enmarcaron pinturas sobre lienzo, cuya advocación desconocemos.

La fábrica del edificio, con el techo plano, que ha sido rebajado, se halla en buen estado de conservación y carece de interés artístico.

5.14. CASA CUATRO OJOS Ermita de Nuestra Señora de los Dolores, s. XIX. (antes Casa de los Luna)

Por la carretera de Yecla a Fuenteálamo y tras sobrepasar diez kilómetros de recorrido tomaremos un desvío a nuestra izquierda, por camino de herradura que conduce hacia la aldea de El Madroño. En dicho trayecto, y antes de llegar a la anterior, localizaremos la Casa de los Cuatro Ojos (así denominada por utilizar gafas uno de sus propietarios en tiempo pasado), distante doce kilómetros de la ciudad y cercano al caserío del Pozuelo.

El lugar y sus aledaños fue propiedad en la primera mitad del siglo XX de María y Serafina Navarro Torres (algunos de los miembros de esta familia residieron en Valencia), que dejaron en herencia, una parte de la finca en usufructo a los PP. Jesuítas y luego a los Misioneros de Bombay. y otra parte a su sobrino Pablo Ubach Navarro, quien vendió posteriomente a Juan Albujer Navarro, labrador que durante años había cuidado de las tierras, vendiéndolas también posteriomentc.

El caserío dispone de un grupo de casas de tejavana. una ermita adosada, aljibe y vivienda que cuando nosotros visitamos la casa en el verano de 1992 se hallaba en remodelación. El entorno lo conforman viñedos, árboles frutales (perales) y pastizales.

La Ermita de la Casa de los Cuatro Ojos, puesta bajo la advocación de Nuestra Señora de los Dolores, es un edificio obrado de manipostería y enjalbelgado. de planta rectangular, con unas dimensiones de 10.70 metros de longitud y 4.52 metros de anchura, datando su construcción de la primera mitad del siglo XIX. y de estructura exterior pareja a la Ermita de las Casas de Selva, en la Hoya del Mollidar.

De una sola nave (no pudimos contemplar el interior por no disponer su entonces propietario de la llave correspondiente), con lecho de viguetas de madera ocultas por cielo raso, presenta cabecera recta y cubierta exterior a doble vertiente de teja árabe, hoy hundida y en reparación la parle posterior. El entramado del viguerío alberga un palomar. Dos ventanucos exteriores situados de lado de la izquierda y protegidas por reja proporcionan luz al recinto.

La lachada principal se sitúa a los pies y presenta puerta de acceso centralizada de madera, de una sola hoja, bajo arco adintelado. Sobre el alero del tejado una espadaña desprovista de campana (que se rompió) y rematada por una veleta de forja.

Entre las imágenes que albergó la ermita se citan (sobre la mesa del altar barroca, de las denominadas «de barriga» por la forma que adoptan), una Virgen de los Dolores. titular de la misma, tosca hechura de bastidor de mediados del XIX, revestida con manto negro, de la que se hizo donación hacia 1940 a la Iglesia parroquial de la Purísima Concepción

o Iglesia Nueva de Yecla. donde hoy preside uno de los aliares de la girola; y una pintura antigua, en paradero desconocido, de la Inmaculada Concepción, óleo sobre lien/o. del que desconocemos época y autoría. Sencillo via crucis en cuadritos de estampa e inscripción mural, con caracteres en negro contra el muro testero de los pies, en el que se podrá leer: «Siendo mayordomos de la Virgen... 18(90)» (?)36.

Formando parte del cuerpo del edificio se integraba la sacristía en el lado de la derecha, que comunicaba con la casa de labranza aneja.

5.15. CASAS DEL CURA Ermita, s. XIX.

Por la carretera comarcal C-3223 que transcurre de Yecla a Pinoso hoy completamente remozada, y tras atravesar el Portichuelo, accederemos a la cota del kilómetro 12. lugar donde se ubica las Casas del Cura, bello paraje por las casas arruinadas que allí subsisten, distante doce kilómetros de la ciudad (dos leguas para los antiguos) que permanece del imitado por la Hoya del Mollidar (del Moñigal, según el decir popular) y la Herrada de la Sierra. Para allegarse al lugar en cuestión. que se identifica desde la carretera a nuestra derecha, dejaremos a nuestra izquierda la carretera comarcal, y recorreremos escasos cincuenta metros de camino de herradura, entre viñedos y olivares, para dar con el caserío que preside un añoso y esbelto ciprés.

Bosquejando noticias, apuntando rebuscas acerca del paraje, traemos a colación la sorpresa que éste causó en Ismael Galiana, periodista del Diario «La Opinión de Murcia», quien en el fascículo núm. 4 titulado «Campos de Yecla» de la obra La Región de Milicia, pueblo a pueblo (Murcia. La Opinión. 1990. Tomo I. p. 102). describe el lugar, paisaje y paisanaje, según sigue, que con funde con el ele «Casas de Selva», incluida la fotografía que reproduce:

«Giramos en el cruce con el camino que lleva a Villena. Verdes praderas que se pierden casi en el horizonte ele la Sierra del Serral. Extensiones ele pastos y bosquecillos ele árboles forman el panorama que nunca hubiéramos soñado como divisable en esta Yecla manchega y levantina pero no inglesa. Un paisaje de campo de golf.

Y a cincuenta metros de la cinta asfáltica. Casas de Selva (Casas del Cura, debe decir). Hemos dado con ella.

Ni un alma, total abandono. La torre torcida de un palomar que fuera antaño. Un aljibe que sigue recogiendo para nadie agua de lluvia. Cuatro casas que se caen a pedazos. Aquí nacerían, aquí crecerían, aquí se multiplicarían los de Selva, pero aquí murió también todo rastro de vida».

36 Debemos muchos de los datos aquí relacionados sobre la Ermita de la Casa de los Cuatro Ojos a la lúcida memoria de Argimiro Azorín Pérez. de Yecla.

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FIG. 31-Ruinas de Casas del Cura y Ermita. Yecla, (Foto Archivo Javier Delicado, abril de 1992).

fachadas que en otro tiempo permanecieron encaladas o pintadas en tonalidades azul, rosa o malva según era el gusto de pintar las fachadas a fines del XIX; algún que otro establo semihundido: una ermita y un aljibe con su pílela de piedra, junto a un ciprés centenario: lodo en propiedades que fueron ele Pedro o Julián Palao. Cual perpetuo vigía permanece un palomar quebrado que asoma por encima de los tejados. Campos de viñas y surcos de labrantío componen el resto. Y junto a su apelativo y un número de teléfono, en graffili. un texto recuerda o recordaba: «Se compra teja de cañón vieja». Si el paraje es digno de ser llevado al lienzo por esas casas rurales ruinosas conservadas (y así procedía una joven pintora que coincidió en una de nuestras visitas investigadoras -a la que luego seguirían otras- en el acontecer de abril de 1992). no le anda a la zaga la añosa ermita, bella por su sencillez (ahora desfigurada, como se dirá) y la romántica ensoñación del entorno desvencijado.

La Ermita de Casas del Cura, de ignorada advo­cación ¿acaso de San Pedro apóstol?, hoy sin culto alguno y de estilo tardobarroco, obra de promedios o de fines del siglo XIX. es un edificio de planta rectangular, anexionado a unas casas de labranza, que posee unas dimensiones de 6,91 metros de longitud y 3,73 metros de anchura. La cubierta exterior, de teja árabe, es a una vertiente.

El interior, que nos fue negado ver por quien aquellas tierras regentaba (pese a saberse de nuestro noble fin para su estudio y catalogación), presenta techumbre plana y cabecera recta, según es lo usual en la tipología de ermitas rurales que permanecen anexionadas o formando conjunto con casas de labor, rara vez aisladas. Ignoramos lo que puede o pudo albergaren cuanto a imágenes, altares o retablos (acaso alguno obrado en yeso), aunque no erraríamos al apuntar que desde tiempo pasado dicho recinto (acaso desde la guerra civil) ha venido utilizándose para cobijar aperos de labranza o destino de cochera, tan común también en otras ermitas dispersas por el agro yeclano. y habida cuenta de la puerta de entrada. demasiado grande para puerta de ermita, que sería agrandada posteriormente.

Lo viejo del edificio de las Casas del Cura (FIG. 31 ). toponímico que desconócese a qué obedece (quizás algún clérigo con posesiones que junto a ellas edificó una ermitita). está formado por tres o cuatro casas de labranza adosadas que habilitan planta baja y andana, tejados a una vertiente y

La fachada, situada a los pies de la ermita, obrada de mampuesto y ladrillo como toda la caja del edificio y enfoscada de azul, ostenta puerta de ingreso de madera de doble hoja claveteada, bajo arco adintelado de leño. Surmonta -mejor dicho surmontaba, por que ya es pasado y no existe- un gracioso remate de obra con empleo de curva y contracurva en la cornisa y una espadaña de un solo hueco, de ladrillo, que perdió la campana en época incierta y que reproducimos en una instantánea de 1992, documento gráfico que ya es historia. puesto que la referida cornisilla, habida cuenta de la actitud de sus actuales propietarios, intolerantes con el mundo de la cultura, fue desmantelada en el transcurso de 1997, privándola del sello barroco, sencillo pero identificadorde una época, que la exornaba.

En la parle posterior de la ermita, casas de labranza de nueva planta encaladas, confrontando con algún que otro añoso aljibe.

Juan Blázquel Miguel y Martín Azorín Cantó aportan noticia de que el 6 de julio del año 1798 Francisco Muñoz Vicente Ibáñez dota una ermita situada en el Portichuelo con una viña sita junto a ella, valorada en más de 7.000 y cuya renta anual es superior a los quince ducados37. De otra parte, son varias las entidades de población con ermita que surgieron en el ayer y quedaron registradas a lo largo y ancho de la cercana Hoya del Mollidar: es el caso de las Casas de Selva, la Casa de Cañizares (hoy Buenavista, con ermita de hacia 1915), la Venta de las Quebradas, etc.

5.16. CASAS POTRA Ermita de San Francisco de Asís (de fines del XIX)

Por la carretera comarcal C-3223, Yecla-Pinoso, se accede al Portichuelo (km. 9'5) y desde allí un desvío situado a nuestra derecha nos conducirá. tras recorrer escasos doscientos metros, al paraje de Casas Potra, distante en torno a los diez kilómetros de la ciudad.

El caserío, asentado en el llano, lo conforma un grupo de casas de labranza abandonadas, algún que otro aljibe y una ermita ya sin culto. Acompaña al entorno una zona de arbolado, amplios campos de viñedos y delimitando el horizonte, los Cerricos del Campo y la Sierra del Serral.

Escasísimas por raras son las referencias documen­tales que pueden hallarse en torno al paraje de Casas Potra. Bajo este toponímico, de entre la abundante bibliografía consultada sobre Yecla, tan solo encontramos escueto registro a través de Miguel Ortuño Palao cuando menciona en su obra El habla de Yecla (Murcia, Academia Alfonso X el Sabio, 1987). entre los toponímicos de otros parajes el de «Casa Potra. Con ermita»38. Cabe pensar que el paraje que estudiamos pudiera tener en época pretérita otra denominación o fuese de nueva colonización en época más reciente.

La Ermita de Casas Potra, puesta bajo la advocación de San Francisco de Asís, es una construcción exenta que se debe al maestro de obras José Mora Parra (1837-1897), también tallista, y que sería edificada hacia 1875. De planta reclangular y muros obrados de tapial, posee unas dimensiones

37 BLÁZQUEZ MIGUEL. J. y AZORÍN CANTÓ. M: op. cit, p. 63. 38 ORTUÑO PALAO. Miguel: El habla de Yecla. Murcia. Academia Alfonso X el Sabio. 1987. p. 143.

39 Debo estas noticias artísticas a la historiadora de arte María José López Azorín. de Yecla. descendiente en línea directa de la familia Azorín Fornet, propietarios de la Casa Potra.

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de 7,17 metros de longitud y 5,50 metros de anchura. Con estructura bien conservada, desde la posguerra se ha venido destinando para albergar útiles y pertrechos de laboreo (remolques de tractores).

El interior, de cabecera recta, presenta la techumbre plana con el entramado de madera (travesaños) a la vista. estando desprovista hoy de cualquier elemento u ornato religioso (mesa de altar, lienzos, etc.) al haber sido destinado el recinto a usos agrícolas.

Sencilla fachada a los pies con puerta de ingreso adintelada y agrandada, de doble hoja, surmontada por ventana rectangular y óculo encima (como cámara de ventilación para la techumbre), desprovistos de cualquier elemento decorativo. Cubierta exterior a doble vertiente y de teja árabe.

Sobre su único altar con frontal de madera presidió una pintura antigua de San Francisco de Asís, óleo sobre lienzo perdido en la guerra civil, como todas otras piezas de la ermita. Como pieza de orfebrería interesante albergó un cáliz del siglo XIX. hoy en paradero desconocido. También poseyó una armariada para ornamentos religiosos39.

La ermita y heredad de la Casa Potra fueron propiedad de Miguel Azorín Ortega, quien testó en herencia a favor de José Azorín Fornet y éste en sus hijos, entre ellos en el farmacéutico Juan de Dios Azorín Molina.

Dejamos constancia de que para poder edificar una ermita en el campo, predio o heredades, se precisaba poseer el correspondiente permiso o licencia del obispado de Cartagena, que se obtenía en las visitas pastorales que realizaban los prelados o visitadores representantes. Las ermitas u oratorios rurales solían ser dotadas con alguna cantidad estipulada de dinero o su valor en tierras, con cuyo beneficio o producto se aseguraba su conservación y función (mantenimiento del culto religioso, adquisición de ornamentos nuevos, pago al celebrante, etc.). y ello se hacía constar o se especificaba en el correspondiente Título o Escritura de propiedad de la ermita.