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F Dr . ANTE PAVELIC El COMUNISMO Y EL BOLCHEVISMO EN RUSIA Y EN EL MUNDO .. ERRORES .·. . y

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Las teorías comunistas y la práctica bolchevique en la Rusia Soviética y en la propaganda mundial.Escritos del Poglavnik , fundador de la Ustacha y Jefe de Estado Independiente de Croacia durante la Segunda Guerra MundialLa obra que aquí presentamos no es una de tantas sobre comunismo, es el estudio más completo —y el más interesante— publicado hasta la fecha, donde el autor desmenuza analíticamente las premisas, las bases y las tesis de la ideología comunista; confrontando sus aseveraciones con la razón humana, con las leyes naturales, ab origine, con la filosofía y las normas axiológicas establecidas por eminentes pensadores y eruditos, tamisa el código marxista. Escrita por un profundo conocedor de la materia —que la domina tanto en la teoría como en la práctica—, después de haberla estudiado desde todos los ángulos, bajo todos sus aspectos, en sus enseñanzas explícitas e implícitas.

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    Dr. ANTE PAVELIC

    El COMUNISMO Y EL BOLCHEVISMO EN RUSIA Y EN EL MUNDO

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    Dr. ANTE PAVELIC

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    las toorlaa comunistas y la prctica bolchevique on la Rusia Sovitica y en la propaganda mundial

    EDICIONES VERDA D BUENO S AIRES

  • l r

    Tltul de Ja obra en italiano: Ennon1 E ORRORI

    Comunismo e bolschevismo in Russia e nel mondo

    Traduccin directa por: PROFESOR ANTONIO ASTI FERRAR!

    h cho el depsito que preTiene la ley 11.723. r servados para todos los pases de habla espaola.

    lm r o n la Argentina - Printed in Argentina.

    PREFACIO

    ERRORES Y HORRORES del comunismo. Uno ms! -dir el /retor-, Son ya tantos los tratados, libros, estudios y panfletos sobre el mismo tema que podran llenar bibliotecas enteras!

    No, benvolo lector,' la obra que presentamos no es 1ma de tantas: es el est.udio ms completo -y el ms interesante- pu-blicado hasta la fecha, donde el autor desmenuza analticamente las premisas, las bases y las tesis de la ideologa comunista,- con-/rontando sus aseveraciones con la razn humana, con las leyes naturales, ab origine, con la filosofa y las normas axiolgicas stablecidas por eminentes pensadores y eruditos, tamiza el c-

    digo marxista. Escrita por un profundo conocedor de la materia - que la domina tanto en la teora como en la prctica-, despus dr haberla estudiado desde todos los ngulos, bajo todos sus as-/iectos, en sus enseanzas explcitas e implcitas.

    Verdadera jo:/a literaria, el libro que ofrecemos al pblico d

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    ipropaganda de nefastas consecuencias? Son funestas para el tra-bajador, para la familia y la sociedad, para las instituciones ci-viles y religiosas, culturales y espirituales y, en general, para todo ciudadano.

    Para la mejor comprensin de esta interesante obra, es nece-sario que el lector ahonde la intencin del autor, su mtodo de

    razonar y exponer, la lgica de sus argumentos, la manera de prever el peligro de caer en las redes falaces del comunismo, porque lo hace a guisa de un padre amoroso, que conversa con sus hijos.

    Es verdad, como dijimos ms arriba, que existen infinidad de libros escritos sobre este tema, pero ninguno comparable con la presente obra, porque la mayor parte de sus autores, comunis-tas hasta ayer y desilusionados o despechados hoy, reflejan sus crticas sobre observacines adquiridas en las actividades del rgimen comunista implantado en la U RS S, sts claudicaciones y desvos. Otros, en cambio, se entretienen en demostrar la dife-rencia entre las aspiraciones y aplicaciones de la ideologa y los preceptos comunistas, de acuerdo a Lenn o Trotsky, a Stalin o Tito, llegando cada uno de ellos a diferentes conclusiones, de acuerdo a su modo de pensar o la simpata que le inspira o me-rece uno u otro de los "capos" comunistas.

    El autor de ERRORES Y HORRORES, prescindiendo de los per-sonajes que se presentan a la escena, sean ellos Lenn o Stalin, Trotsky o Tito, sin considerar mayor o menor la crudeza del rgimen comunista, en cualquier pas, sea en cuanto Rusia o Ru-mania, Checoeslovaquia, Hungra o Yugoslavia, aborda el tema de fondo, sin considerar sus races, el comunismo en cuanto tal. Y desvenda la llaga, extrae el pus venenoso, que emana de las enseanzas falaces de sit doctrina perniciosa, lo muestra al lector J' luego de haber rebatido, con rigurosa lgica todas las palabras marxistas, lo instruye en el modo de precaverse de esa podre-dumbre.

    Seala con el ndice los mismos textos marxistas, demos-trando que donde falsamente promete un paraso terrenal a sus

    ,

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    secuaces: el bienestar de los obreros, la abundancia y la vida fcil para todos, all mismo esgrime persecuciones, torturas, pri-siones, esclavitud, dolores y miseria. Para muestra basta un bo-tn, decimos los criollos, y he ah a Rusia sovitica, ejemplo evidente de la experiencia de ms de treinta aos.

    El autor de ERRORES Y HORRORES es el conocido poltico y estadista croata doctor Ante Paveli, quien public esta obra el ao 1939, en italiano, con su traduccin en croata, ambas edicio-nes que obtuvieron mucho xito y fueron acogidas con benevo-lencia por la .crtica, por el pblico de la Pennsula Itlica '.V de Croacia, como tambin por las masas obreras, cristianas y an-ticomunistas de Europa. La actual edicin en castellano est completada y puesta al da, con los nuevos acontecimientos .mce-didos desde entonces, incluyendo un captulo sobre el comunis-mo yugoslavo y sobre el "titosmo", ambos interrogantes de pal-pitante actualidad, acerca de los cuales se escribe mucho y se conoce, en realidad, tan poco, en el pblico sudamericano y tal vez, norteamericano, a pesar de su actual connubio.

    El doctor Ante Paveli es hijo de una familia obrera, oriun-da de la provincia croata de Lika; nacido en la provincia de Her-cegovina. Su juventud y sus estudios secundarios transcurrieron en el gimnasio jesuta de Travnik, Bosnia, donde tuvo que cos-tearse sus estudios con su propio trabajo, terminando con la "laurea" doctoral en la Universidad de la capital croata Zagreb, donde se recibi de abogado. Parece que esas tres provincias, tpicamente croatas, influyeron notablemente en el carcter del joven Paveli, imprimiendo en su alma y en sit corazn las vir-tudes austeras que le caracterizan: perspicacia, vigor, tenacidad, desinters y un acendrado amor a la patria.

    Ya desde el primer tiempo del ejercicio de la abogaca, el doctor Paveli se dedic a la poltica, en la cual tom parte acti-va, especialmente a la terminacin de la primera guerra mundfol, pronuncindose contra el tratado de paz de V ersailles, que aca-rre muchos males a la Europa Central y particularmente a sii patria -Croacia-, que con todas sus provincias histricas, fu

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    tenida, contra su voluntad y sin haber sido consultada, al muy poco glorioso reino de los Karageorgievic de Serbia, para formar parte de Yugoslavia.

    El doctor Paveli organizaba las reuniones polticas, las asambleas de protesta, las conferencias del pueblo amarqado, debido a esa malhadada unin, destacndose como orador in-signe, exaltando con sus discursos, llenos de fervor patritico, a las masas croatas e inflamando a su auditorio. Le acompaaba la juventud, los estudiantes y trabajadores, y toda la inteligencia sin eepcin, le rodeaba y le apoyaba, bajo la divisa: "Separa-cin de Serbia; por el Estado Croata Libre e I ndependiente".

    La gran mayora de los electores de la capital croata -Za-qreb-, lo eligieron diputado y representante en el Parlamento de Be/grado, donde, como en las calles y plaz,as de Zagreb, fus-tig las decisiones del ominoso tratado de Versailles 'V clam por la separacin de Croacia del conglomerado heterogineo que representaba Yugoslavia. Desde los crculos poltico.s de la corte real y de los intransigentes serbios se anienazaba de muerte al joven abogado, defensor desinteresado de obreros y estudiantes, acusados de actividades antidinsticas. Cuando ;t incoada la acusaci't1., en los tribunales de Skoplje, contra los estudiantes macedonios -mientras 70 abogados del pas, atemorizados por las amenazas de los crculos del rey dictador y su camarilla se ?eh usaron asumir la defensa- ah estuvo el Dr. Paveli desafian-te, sereno e impertrrito, dejando afligidos a sus amigos, qite te-man por su vida. Hizo la defensa viril y conscientemente y en el auto de la misma, hizo saber a los representantes de la dic-tadura real, q1te, como su gobierno se haba iniciado con la san-gre de croatas, montenegrinos y macedonios, ellos, tarde o tem-prano, se ahogaran en la suya propia.

    Por eso, debido a serias amenazas de muerte de Parte de tos representantes de la dictadura real, cuya ira lleg dl colmo, se expatri voluntariamente. Y es as como, en los aos r929-1934, encontramos el nombre del doctor Paveli en toda la prensa europea. A diario, la juventud patriota croata abandonaba stt pa-tria, se una a l; y esos inmigrantes encontraron hospitalidad en

    ERRORES Y HORRORES

    Italia, Austria, Blgica, Hitngra, Bulgaria y Alemania. En la frontera de Croacia, se organiz un relevante movimiento libertador, apoyado moral y materialmente por ms de un milln de emigrados croatas diseminados a lo largo y a lo ancho del con-tinente americano. En la guerra declarada entre el doctor Pa-veli y el pueblo croata por un lado, y el rey tirano Alejandro Karageorgievich por el otro, sucumbi ste en Marsella, en 1934.

    Con la desaparicin del rey Alejandro, el pueblo croata se apunt el primer triunfo a su favor.

    Pero la lucha continu sin compromisos. Miles de croatas fueron presos y ahorcados por el rgimen de Belgrado En esa lucha los patriotas croatas se hallaron a veces, en lnea paralela con los comunistas, si bien stos no luchaban contra Yitgoslavia -pues queran una Yugoslavia comunista-:- sino contra la di-nasta .

    Observando el doctor Paveli esa lucha paralela, con su innata intuicin, dijo : "Los conocamos en lucha apro.rimada, ahora los conocemos en la paralela. Ser bueno que conozcamos tambin sus ideas, su modo de actuar. Lo necesitamos saber, porque los comunistas sern nuestr!os fitturos y principales enemigos."

    Y lleg el ao 1941. Yugoslavia entra en la guerra. Pero antes de que los alemanes hubieran cruzado las fronteras yu-goslavas, los patriotas croatas desarmaron el ejrcito del rey Pedro que se hallaba sobre el territorio croata. Y con el gene-ral regocijo del pueblo se proclam el Estado Croata Indepen-diente ~contra la voluntad de Hitler y de Mussolini-, p1ies Croacia, en ese momento; no figuraba en sus planes. Paveli llega del extranjero, aclamado por todo el pue.blo, que pone en sus manos las riendas del nuevo Estado.

    Los acontecimientos dieron razn a Paveli; sus palabras fi:eron profticas. De inmediato a la proclamacin del Estado Croata Independiente, toda la escoria balcnica, capitaneada por los comunistas, se abalanz con todas sus fuerzas sobre roa-cia. Por el odio de nacionalidad y de religin, colaboraron con

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    ellos los adherentes de la dinasta serbia. Pero Paveli, cono-ciendo bien al enemigo y su tctica, lo bata en mil encuentros, y los hubiera aniquilado si no hubiera sido por algunos genera-les italianos que colaboraron con los "cetniks" y con los comu-nistas, y contra Croacia. Y el gobierno de Paveli se mantuvo en el poder, "malgr" todas las dificultades, hasta el ltimo mo-mento, aun despus de la capitulacin de A lemania, cuando las tropas soviticas, a travs de A ustria y Hungra, atacaron .a los croatas por la espalda. Entonces el ejrcito croata se retir, y bajo la presin de la Rusia Sovitica se oblig a Croacia for-mar parte de la Yugoslavia comunista de Tito.

    La prensa aliada de esa poca, que no perdon a nadie que no estuviera contra Italia y contra A lemania -importndole poco si es porque no poda o porque no quera hacerlo- tilda-ba al, rgimen del doctor Paveli lo mismo que al de los pacfi-cos demcratas finlandeses- de fascistas y nazistas, a pesar de no ser ni lo .uno ni lo otro, sino patriota croata, que luchaba por los ideales de su pueblo, por una Croacia Independiente.

    Esta es a grandes rasgos la vida poltica del doctor Paveli, eminente conocedor del comunismo, por haberlo estudiado en detalle, en sus actividades y en su tctica, en la teora y en la prctica, y el fruto de esos estudios y de la profunda observa-cin del autor, es la presente obra ERRORES y HORRORES, com-puesta en estilo fcil y llano, accesible tanto a intelectuales como a. obreros, por lo que insistimos en recomendarla clidamente.

    La traduccin castellana, realizada con toda pulcrititd por el profesor AsTI FERRARI, adems de ceirse rigicrosamente a los conceptos originales del Autor, ha conservado el hondo lirismo que subyace en esta bella obra.

    Abril de r95r. LA EDITORIAL.

    l.

    PROLOGO

    No es posible hablar hoy de comunismo sin referirse a. la manera particular de gobernar, a esa especial est:~ctura social, poltica y estatal, originada por la llamada_ Revolucion de Octu.b,re e introducida, en Rusia, por los protagonistas de esta revolucion, con Lenn a la cabeza, despus de la cada del zarismo y la fugaz existencia de la repblica burguesa.

    Del examen de la naturaleza intrnseca de los acontecimien-tos, podemos dediicir que todo aquel!~ que se ligaba al concepto a la doctrina, a los principios comiinistas, debe ser, ahora, ana lizado a travs del prisma de la revolucin bolchevique; de-be ser valorado a raz de las .consecuencias que sta ha produ-cido en Rusia, en Europa y en el mundo, ya sea en la 'l:ida pol-tica, econmica y social de las Naciones, o bien, y especialmente, en la vida moral del hombre.

    El comunismo desde el reino de las teoras, las hiptesis Y lo.s estudios cientf-icos y literarios, ha pasado al campo de la reali-dad, precisamente, a travs del desvo bolch_evique que, ahora, choca con las preconstitudas formas de la vida y contrasta con ta ley de la inercia que rige, en la misma forma, tanto e~ el re-gazo de la humanidad como en el de la naturaleza. Aqu~ el co-munismo pone a prueba su propia fuerza creadora~ medi?n.tc la realizacin de la ntima universalidad que representa la umca Y verdadera razn de su existencia, pues, si no tendiera a tal ge-neralizacin, el comunismo no podra justificarse ni por un ins-tante, ni siqitiera en Rusia.

    En consecitencia, ho.y, ya no se discute acerca del com1.vn.is-mo en cuanto abstraccin, sino, ms bien, sobre aquella ideo-loga comunista que ha asumido manifestaciones concretas - por -iniciativa de los bolcheviques- en un gran pueblo como el ruso,

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    y que se ha extendido a un selecto nmero de pueblos, de menor importancia, que se hallan en el inmenso territorio estatal de Rusia. Ahora bien, cabe pregitntarse si el comunismo podr sos-tenerse en el pas en que ha encontrado su primer arraigo, y, si saliendo de all, podr llegar a universalizarse. Ms importante, sera an saber, si el comunismo ha conducido al pueblo, objeto de stt experimento, la prosperidad y alegra prometidas por sus apstoles, o, si subsistir la esperanza de conseguir la beatitud terrenal. Admitido que esto suceda, podr la felicidad e.~tenderse al resto de la humanidad? Y en qu deber consistir esa felicidad? O ms bien, ese experimento, no habr destrudo aquel bienestar del que algunos go.zaban en Rusia, sin aportar, por otra parte, ventaja alguna a las masas?

    Adems, intentando materializar la utopa comunista, no amenaza, quizs, el bolchevismo destruir los bienes morales y materiales que la humanidad ha conseguido hasta el presente? Quines .son y qu representan esos individuos que pretenden haber beneficiado a sus semejantes, institwyendo un rgimen con-trario al preexistente? En fin, qu partido toma y cmo reac-ciona frente al fenmeno bolchevique ruso, el resto del mundo? ,Qu actitud asumen las otras naciones?

    Estas son las preguntas que se presentan en la actualidad y que esperan respuesta, la que, es de notar, na interesa solamen-te a aquellos que se encuentran en el estrado de la vida poltica y que deliberan sobre la suerte de los pueblos, sino que ataie, en igual modo, a cada miembro de las distintas comunidades nacio-nales y, muy de cerca, a todos los elementos de la colectividad humana. La contestacin, en otras palabras, tiene trascendencia universal, como tambin lo es, necesariamente, el carcter del movimiento bolchevique.

    El gnero humano se encontrar pronto, quizs dentro de un decenio, en la encrucijada en la cual deber elegir el camino a seguir, y tendr, entonces, que optar o por el repttdio de los principios aceptados y observados hasta el presente o bien por stt confirmacin y evolttcin. Cada quien experimentar las con-

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    secuencias quizs irrevocables, de esta decisin; por eso, es ne-, , . . . . .,

    ccsario que cada uno, segun le dicte su conciencia, tome posicion y se enrole en la parte hacia la cual lo gue el sentido de la res-ponsabilidad, frente a s mismo y ante las generaciones futuras.

    Todos deben hacer lo posible para saber, a tiempo, qu sig-nifica y qu esconde el bolchevismo, y por qu trata de impo-nerse con tanta presuncin y tan halagadoras promesas. Pero, iodos deben, tambin, meditar sobre el hecho que, en los prime-ros veinte aos de la actuacin comunista, el rgimen. bolchevi-que ha conseguido, tan slo, desequilibrar las condiciones de existencia de los pueblos y turbar sus recprocas relaciones.

    Es necesario percibir claramente, en particular, lo que se prepara, cul ser el destino de las instituciones y de los valores, que hasta el presente, hemos considerado como resguardo de nuestro patrimonio, en caso que el bolchevismo llegtte a preva-lecer. Si venciera el bolchevismo, el destino de los bienes y de las instituciones tradicionales est sealado: sern aniquilados.

    Si las pginas que siguen, indujeran al lector a reflexionar sobre los argumentos expuestos, se habr logrado la finalidad vislumbrada por el autor.

    Diciembre de 1938. EL AUTOR.

  • I P.Z\RTE

    EL COMUNISMO EN RUSIA EL COMUNISMO

    l ~ l advenimiento del comunismo se remonta, por cierto, 11, l o. 11 lbores de la vida social. Mientras que el hombre pas 1111 11 e. ist ncia solitaria en las cavernas, su crculo social se 1i 111i1 6 al estrecho marco de la reducidsima comunidad de l1L fm ngre, es decir, la familia.

    Ms tarde, el hombre lleg a ser "ente social'', se-1 n la concepcin del filsofo griego, cuando alcanz a te-

    11 t r 11n cierto grado de civilizacin, que di lugar a la ngru-J>llt> i6n en colectividad en base a un concepto muy amplio tl t ln familia, es decir, de pertenencia a la misma estirpe. l 1118 ru ntes histricas, naturalmente, no llegan a documentar 1 Mt' fl i ado primitivo de la sociedad, pero algunas ciencias, JIO I' n1 rLliO de exploraciones geolgicas y antropolgicas, tra-l 11 11 d lograrlo deductivamente. An ms, limitndonos a la 11 1{i. r mota de las edades, a la que se refieren las fuentes li 1.{ 6r i as , ya en ella encontramos la afirmacin de una idea t1o m11nista , sea conceptualmente, o bajo el aspecto de reali-

    ~11t'i6n prctica. R han r egistrado, tambin, expresipnes del comuniSI!J.O

    1 11 In historia antigua de Asiria y Egipto. El mito comunista 111 '/t a interesar, despus, al griego Platn e, incluso, la an-1 i~11a Roma -faro de ciencia y cultura en el mundo, y, al 111 iimo ti mpo, escuela de la razn y palestra de la vida prc-1 M - , ha tenido dos fenmeno S\ co_ncretos de comunismo dig-

  • 111 ANTE PA VELI C

    l lOH d r cordarse. Uno fu la seces10n de los plebeyos por odio 11 los patricios, y el otro la tentativa subversiva de Es-p11 rl1t contra el derecho de propiedad privada, que eonsi-dt raba, entonces, al esclavo, como "res se ipsa movens".

    Tanto en un caso como en el otro, Roma cort por lo 1mu , con un notable sentido de la oportunidad.

    La P!imer_a.).de las dos crisis fu resuelta, elegantemente, por el patriciif Menenio Agripa, quien relat a los plebeyos el aplogo del estmago y los miembros. Esta crisis fu r e-su ]ta con el recurso a la razn. Los plebeyos, si bien pobres y aunque dominados por una idea comunista, seguan siendo si mpre romanos, y, como tales, se conservaban fundamen-1 alment e equilibrados y razonables. La sedicin de Espartaco - por que, en este caso, se trataba d~esclavos y no ca ae'S-p rar que razonaran- fu sofocada con sangre.

    Roma adopt, entonces, soluciones radicalmente diferen-t s, pero igualmente eficaces, en dos hechos exteriormente anlogos.

    E ntre los aspectos histricos del comunismo, o, mejor di ho, relacionados con ste, se pueden 'recordar, tambin, las apariencias comunistas de la doctrina de Cristo. En este aso, se trata sol.amente de apariencias, porque el Redentor

    11 tenda tanto a fines terrenales, al ordenar las relaciones ntre los hombres, como a limpiar las almas de toda mancha,

    para admitirlas en su reino, en lo alto de los cielos. La igualdad de todos los hombres, segn el Nuevo Testamento, fi . r fiere a la igualdad de todos los seres humanos en pre-fH n ia de Dios y en otra vida, por cuanto en sta no es al-

  • IH AN TE P AVELIC ---------- ---------- ------------- --- -

    V, as, se revelaron ciertos idealistas que, basndose so-h1p la igualdad, creyeron poder establecer el bienestar y la frlicidad entre los hombres. Es famoso, a este propsito, el e p l'imento del ,ingls Owen, que quiso practicar, en sus p rop ias industrias, un nuevo sistema de relacin entre el patrono y los obreros.

    La nueva ordenacin de las empresas industriales de wcn, como tambin del sistema respectivo, fueron manco-

    munados bajo la denominaein de "socialismo" . De esto, el neologismo pas a designar la doct rina del moderno orden so-cial, que establece las relaciones entre el cap ital y el trabajo, y sirvi, despus, para definir todo el movimiento econmico-social-poltico del proletariado internacio nal.

    El comunismo, del cual los bolcheviqu es han copiado el sistema estatal ruso, es creacin del judo Carlos Marx. En 1847, Carlos Marx publie su "Manifiesto" que representa el catecismo socialista de la lucha de clases. En el ."Capital", de Marx, se encuentra el socialismo cientfic amente elaborado. Los principios, y los conceptos, de est a obra forman el con-t enido fundamental de la doetrina y de la prctica comunista actuales.

    Las mximas socialistas son elevadas por los bolchevi-ques a la dignidad de ley y es, con est a ley, que ellos entien-drn r egular el ajuste del mundo. Naturalment e, si la norma-lizacin comunista no pudiera efectuarse de otra manera, se-1a impuesta por la fuerza, justificndose este r eeurso por el bi n que la humanidad conseguira, una vez cumplida la re-volucin. La primera aplicacin seria del comunismo, o, me-,jor dicho , la ms importante de toda la historia, ha tenido h1 gar en la Rusia de hoy; en la Rusia de los Soviet (o de los conscjos) , o sea, en Oriente. No se trata, por cierto, del Or iC'n t 1 ja.no, fabuloso y mstico, sino del que, para el hom-hr cidental, para el verdadero europeo, es el Oriente: lt 11 sia.

    Ali ra nos preguntamos: ~s, por casualidad, o por ins-ti11 t iva intolerancia que el Occi ente rechaza perentoriamen-

    ERRORES Y HORRORES 19

    te (como ha rechazado siempre), las doctrinas que considera perjudiciales para el progreso y para la misma existencia de la sociedad humana, mientras que el Oriente acoje, y cultiva, 'las mismas doctrinas hasta el punto de modificar el rgimen estatal de una gran nacin?

    Si observamos detenidamente, se comprueba que las con-cepciones bolcheviques son productos tpicamente orienta-les y entonces recordamos, tambin, que el Oriente es el

    'J ... ' '

    vivero perenne de los ideales ms absurdos y extravagantes; el terreno de cultivo de fantsticas tierras prometidas y ros de la vida; el jardn de las "aves fnices" y de los nrvanas. Y nos asombra, tambin, el hecho que, en Inglaterra y en Alemania (tierras de cultura y de civilizacin occidentales), i\farx - de origen oriental- eche los comientos del comunis-mo y que, desde Inglaterra misma, divulgue sus cnones.

    Hechas estas observaciones, es lcito suponer que el ger-men de la mala semilla oriental, haya sido llevado -a travs de la secuela de las generaciones de una raza- desde uno de sus vstagos a la huerta aj ena. Las inmensas estepas de la desolada t ierra rusa, que se extiende a travs de toda el Asia, las cien naciones que pueblan aquel mundo, estn, hoy, bajo el poder de los secuaces de Marx, los que llevan all sus ex-perimentos de realizacin comunista, con la finalidad de ex-tender a todo el gnero humano el rgimen que ser modela-do por la experiencia. Mientras tanto, se invita al proleta~ riado internacional a creer que la revolucin comunista es sinnimo de emancipacin y salvacin, y se lo invita a con-tribuir con su bolo, a 'la obra de redencin y a la victoria definitiva.

    EL BOLCHEVISMO

    Conio ya se ha dicho, el comunismo se ha materializado en el bolchevismo y no poda ser de otra manera, pues el con-c

  • 20 ANTE PAVELIC

    trnclucirs~ en fo~ prcticas sino en funcin del segundo. No s, pues, una coincidencia casual que el comunismo haya ncontrado, precisamente en Rusia, terreno adecuado a sus

    propias exigencias. Se afirma -y todos los que escriben so-bre la situacin rusa de hoy lo sostienen- que las condicio-nes polticas, econmicas y sociales caractersticas del rgi-men zarista_ condujeron a la revolucin comunista, pero est' verdad no es absoluta, es decir, que lo es slo en cuanto aquel complejo de circunstancias constitua un elemento favora-ble. La causa principal debe buscarse en otro hecho.

    Al terminar la guerra mundial, la situacin poltica, eco-nmica y hasta social en todos los Estados, era, en verdad, poco brillante y para algunos, an peor, en cierto sentido, que de la Rusia zarista en el momento de su ruina. Ese estado de cosas era peculiar de los pases vencidos y de aquellos que se llaman pobres en materias primas: pobres de pan, en pri-mer trmino.

    Si, no -obstante el ~ntivo de tales angustias, si a pesar de todo aquello que la propaganda bolchevique haba esco-gido con el ms vasto y formidable apresto de recursos, y, tambin, s, a pesar de la casi total conquista del poder de parte del proletariado, en aquellos pases no fueron instau-rados regmenes comunistas, esto quiere decir que, para afir-marse, le faltaba al comunismo algo substancial.

    Este algo, esencial y determinante, est representado por un grupo de algunas docenas de individuos sin escrpulos, dispuestos a sacrificar, no slo los ms grandes fines morales de la humanidad, sino , tambin, algunas decenas de mi-llones de vida. No existan semejantes verdugos en los otros pueblos y, por lo tanto, stos deben considerarse como una sp cialidad del suelo ruso sobre el cual, bajo el terror y el

    hambre que siguieron a la revolucin, realizaron feroces ma-tnnzas, para llegar a la entronizacin de un nebuloso fantas-ma, y para imponer su dictadura.

    Cmo se explica tan triste particularidad? Se podra rr, p nder con varios argumentos; desde aquel inherente a

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    1 s stigmas tnicos hasta el relativo a la desmesurada exten-8 11 territorial; desde aquel que se refiere al clima, hasta el que refleja la situacin geogrfica; en resumen, con argu-m ntos, ya todos citado~ _en la literatura;, para escla7ecer el 8 creto del advenim.iento de la revoluc10n bolchevique en

    ~~ . Mas es necesario preguntarse, tambin, si, en un tern-

    torio didti:U:to del ruso, podra producirse el fenm;no ~as~ rutn. Con la mano en el corazn, es menester decir_: :'O.

    uien conozca un poco la literatura rusa, puede decir si en tra organizacin social sera admitida y tolerada una clas~

  • )) ~ ... ANTE PAVELIC

    111111fp l~O supo emprender, directamente, la lucha contra el hol(h v1~mo, cabe reconocer que, en algunas naciones, las lurgas filas del pueblo sano dieron hombres que, precisa-mc n L en virtud de su filiacin, pudieron enardecer y guiar IH !i masas a la reconquista, alcanzando asf, con la fuerza na-ional, a vencer las malsanas influencias exticas.

    Este hecho honra a estas naciones e inspira la confianza q.u~, .en un momento oportuno, el subversivo enemigo ser de-f :mtivamente derrotado. As que solamente una junta de de-

    lmcuen~es desenfrenados, una banda de bolcheviques, poda lograr imponer a un pueblo el yugo de una esclavitud tan terrible como la que hoy oprime a la Rusia sovitica. Sola-mente con mtodos que repugnan a todo ser humano sen-sible, se poda llegar a establecer un orden bajo el cual se ha podido hundir en la indigencia una parte del gnero humano. Por lo tanto, est probado que el comunismo puede lle()'ar a

    concr~tarse, exclusivamente, a iniciativa, y por obra, de in-c?nscientes, qe energmenos exaltados en una orga de atro-cidad y sangre. El comunismo y su estructura estatal no pueden e~istir sobre la faz de la tierra, sin tipos de esta ca-tadura, sm la v~olencia y sin la superchera. Esto es lo que ha demostrado, mcontestablemente, la crnica de los sucesos rusos desde el estallido de la revolucin bolchevique hasta hoy.

    Sin el bolchevismo, el Estado comunista no ha podido vivir, no vive, ni vivir jams. El estado sovitico mundial concebido por los bolcheviques (que debiera ser instaurado por medio de la revolucin proletaria) en caso de materia-l izarse, no sera ms que la mera prolongacin, al resto del globo, del poder absolutista y dictatorial ejercido por los bolcheviques moscovitas, acompaado de todos los horrores

  • 21 ANTE PAVELIC

    In dPl'

  • 26 ANTE PAVELIC

    instaurado en Rusia pero el proletariado, de ningn modo, ba conquistado el poder.

    No obstante su proclamada dictadura, el proletariado no participa en l ni en lo ms mnimo, ms bien, se ha conver-tido en vctima de los oligarcas del Kremlin, quienes no so-portan en sus asuntos que son, natnralmente asuntos esta-tales, 1a ms leve ingerencia de las masas obreras.

    Por lo tanto, no existe la dicta lnra del proletariado. Aquel proletario que esperase realizarla por medio de Ja re-volucin mundial, se ilusionara ciegamente.

    DOCTRINA Y PRAC'l'ICA

    (En 1903, _e reuni en Londres el Congreso del partido comunista ruso, o sea se convoc a 1m ci rto nmero de jefes socialistas rusos, la mayor parte de Jos cualrs viva en el ex-tranjero, mientras la otra parte, proccdrnt de Rusia cons-titua la delegacin del partido.

    En el Congreso, se manifestaron , y chocaron, dos co-rrientes; en apariencia, el choque parcci6 provenir de una cuestin de forma pero, al ontrario, imrlicaba un profundo disentimiento . entre las dos tendencias, y, pr cisamente, en-tre el concepto de la finalidad de la o trina marxista sos-tenido por una parte por Vladimir lllic Ulianov (llamado Lenn porel apodo de su hermano ahorcado) y, por la otra, contra el parecer de algunos otros jefes.

    El incidente se produjo as: figuraba, en la orde:Q. del da, la redaccin del Estatuto del partido. Cuando se trat de decidir quin podra ser acogido como miembro del mis-mo, los ms moderados apoyaron la tesis de la admisin, tam-bin, de elementos liberales, es decir, de aquellos reconocidos eomo no completamente marxistas.

    Lenn, al contrario, sostuvo que deba ser solamente miembro del partido quien estuviese decidido a sacrificarse por las extremas :finalidades del socialismo, y que una frrea

    ERRORES Y HORRORES 27

    disciplina deba ligar a todos los inscriptos en la rigurosa observancia de este compromiso.

    No habiendo logrado hacer prevalecer su punto de vis-ta; e~ forma inmediata, Lenn recurri a una estratagema. Present la propuesta de fundar, al igual que la Central del partido, con asiento en Rusia, otra Central en el extranjero, tmtre los emigrados, que se considerara como Ja Suprema Cor-te para las cuestiones relacionadas con la doctrina y el tra-bajo organizado. En ese carcter, la Central del exterior. ten-dra la misin de imprimir el rgano del movimiento, Iskr (Centella) y como Lenn, se hallaba en el ('entro de la acti-vidad, entre los emigrados, no habra tardado en ejercer una influencia decisiva en la direccin del diario y por medio de ste, habra podido universalizar sus propias ideas y con-ceptos, en vista de que no poda llegar a la cons cucin de tal propsito con las resoluciones de los cong1csos partidarios.

    Y venci. Entre los presentes, veinticinco votaron a favor de esta

    mocin y veintitrs en contra. Por lo tanto, su propuesta era compartida por la mayora de los presentes, la que vot, im-plcitamente, por los postulados programados por el maxi-malismo, o sea, por el mayor radicalismo de la doctrina so-cial1sta. Y, como en el idioma ruso, al significado de la pala-bra "mayor" corresponde la voz "bolsci", as, desde enton-e es, los que componan la mayora, los maximalistas, se lla-maron "bolcheviques", y, por anttesis, "mencheviqucs" los elementos de la minora, porque "mensci" significa menor.

    De paso observamos que los bolcheviques se encontra-ron siempre en minora en el partido, y fu como minora que tomaron las riendas del poder, por supuesto, usando los m-todos ya mencionados.

    Desde este momento, ya no se trata de comunismo ni de -comunistas tales como aparecan en las discusiones ideolgi-cas, sino de bolcheviques, como se mostraron en accin en Rusia o . sea de comunismo fabricado a su paladar. Segn Ta te~ra com~nista,el. estadio primigenio de la humani7

    .....

  • 28 ANTE PAVEL IC

    dad es el comunismo. Los hombres, han mantenido pri-meramente, entre ellos, relaciones comunistas, segn le-yes y principios comunistas. Ms tarde, separadamente, cier-t os individuos usurparon bienes y determinaron su correla-cin con los mismos mediante la institucin de la proniedad privada, que, en resumen, significa separacin de tal~s bie-nes del usufructo comn y su pasaj a la ilimitada posesin oe determil)-adas personas. Y supu sto que, en el sucesivo e ininterrumpido desarrollo, fueron aumentando los bene-ficiarios de una propiedad particular, los bienes asumieron

    . . ' progresivamente, la fisonoma de obj tos de propiedad pri-vada. Pero, al mismo tiempo, aum ntaba el nmero de los que quedaban desposedos de bicn('s materiales. As, poco a P?co, se formaron dos clases: la de lo propietarios y la de los que nada tenan; de los afo1tn nado. y de los deshe-redados.

    En este estado de cosas, los que no l10Rean nada, tenan que dirigirse a los propietarios para obLC'11 r los medies de subsistencia. Los propietarios no estaban d ii:;puestos a dividir sus bienes, pero, como lo que constituy la propiedad priva-da, por lo comn, no da todo lo que n e Rita la vida del hombre sino mediante obra de cultivo y n disposicin, sino a la del propietario, quien, satisfa-c :cndo, en primer trmino, sus necesidades, formaba, o ad-CJuira, nuevos bienes aumentando su fortuna y cediendo al

    ERRORES Y HORRORES 29 ------------ - --------

    trabajador apenas una pequea parte de lo producido, sin preocuparse si sta cubra sus ms elementales necesidades.

    Y en razn de que el objeto y la explotacin de la pro-piedad se llamase "Capital" y el obrero que la cultivaba "proletario'', las dos clases de ah en adelante se denomina ion "Capitalismo" y " Proletariado" , respectivamente.

    Segn la doctrina marxista, en estos dos grandes com-plejos tuvo su origen la "lucha de clases", lncha incesante que "debe" terminar con la derrota de la clase capitalista.

    Con el creciente desarrollo de la industria, el capital se eircunscribe a unos cuantos, mientras, paralelamente, at men-ta el nmero de los proletarios, pues la concentracin del ca-pital hace surgir el llamado "gran capital" en virtud de la absorcin del patrimonio de los pequeos capitalistas, que terminan por cambiar de estado y volverse, tambin, prole-tarios. La clatse media tiene que desapar ccr. El proletariado debe superar completamente al capitalismo por medio de huelgas, de organizacin prolet aria comunista y, por fin, me-diante la revolucin mundial. D esta manera, el proletaria-do asumir todo el poder poltico, con el que r ealizar el co-lectivismo que, en lenguaje comuni sta, significa que todo el capital forme parte integral de Los bienes del Estado y que toda la humanidad se convierta al proletariado.

    Este, con propios organismos, dispondr del capital y ejercer el gobierno de la sociedad.

    Siempre se ha objetado a loR socialistas que, si bien ellos han sabid exponer su doctrina, al contrario, jams han sa-bido decir, claramente, en qu forma actuara el Estado so-cialista. En particular, no han precisado nunca las modalida-des de la socializacin del Estado y las de su sostenimiento. La objecin est justificada. Cuando el partido socialista en Rusia, tuvo la oportuni-dad de ejercer el propio rgimen, no supo cmo proceder y edi la iniciativa a los bolcheviques.

    Se argumenta que fueron circunstancias especiales las que llevaron al poder a los bolcheviques, pero se puede re":"

  • f

    30 ANTE PA VELIC -------------

    batir esta tesis, por el hecho que las mismas circunstancias podan favorecer a los socialistas. No hay que olvidarse, ade-ms, que los extremistas eran una minora, tanto en ei con-;jnnto del movimiento proletario ruso como en el seno del partido socialista.

    En efecto, los mencheviques fueron siempre numrica-mente ms fuertes, mientras los bolcheviques estuvieron en minora antes y en el momento del advenimiento al poder.

    ~ la cada del rgimen zarista - cada que los socialistas deseaban des~e tanto tiempo y qu , constantemente, prepa-raban, o:gamzando huelgas, actoR t rrorficos y peridicas

    su~leva?10nes de_ la _muc~edumbre p1oletaria- no supieron que a:titud ,asunur ~u que hacer con sus propias doctrinas, ni de que modo, y con cules medio::;, ektabl cer el Estado mar-xista. Frente a los socialistas dudosos e indecisos los maxi-

    mal~stas no perdieron t,iempo en est6t'il s discusines con el Soviet, no se preocuparon de investig-ar si una tesis poda o no llevarse a la prctica, y menos an r pararon si determi-nados sistemas seran humanamente admisibl s. Se trataba de someter a su voluntad a ms de ciento cincu nta millones de ~os ex sbditos del desaparecido Zar; st ra todo lo que mteresaba, en ese momento, y que haba que realizar sin tardanza.

    Por eso, lograron imponer ese rgim n n que imperan actualmente las mximas marxistas, con Ja violencia ms tor-tuosa, es decir,_ empleando sus propios mtodos. Y he aqu, a_hora el comumsmo en accin bajo el aspecto con que ha sa-lido plasmado por sus propias actividades. Para la doctrina marxista, la dictadura del proletariado sera un fenmen 0 transitorio. ~~prese?1tara el medio para llevar a la prctica aquel co!ectiv1smo i_ntegral y aquella socializacin completa

  • 32 ANTE PAVELIC

    preceptos. En el mundo cristiano, el hombre es adecuado pa-ra una vida de mxima perfecci6n y cuando todos los seres fuesen p erfectos, desaparecera la necesidad de cualquier es-tructura social. En realidad, para qu serviran las leyes, los tribunales, las crceles y los gendarmes si no hubiera ms ladrones, extorsionadores y asesinos? Intiles seran los ejr-citos, si todas las naciones fueran morigeradas y si todos se conformaran con lo que tienen. Intiles los Gobiernos, si to-dos los ciudadanos supi.eran cumplir espontneamente con sus obligaciones, si se amaran y se ayudaran recprocamente. Si los hombres fueran todos puros como los lirios, no ten-dran raz6n de ser las luchas, las rivalidades, los odios y las envidias.

    Pero Cristo, en contraposic6n al infierno, donde expia-rn, por toda la eternidad, sus penas los que han menospre-ciado sus leyes y sus mandamientos, ha dejad.o_ enke.ver el

    L paraso, donde los justos ozarn_el premio eterno, pues sa-~ que entre los hombres no s; puede llegar a la" perfeccin. Por lo contrario, los bolcheviques consideran posible

    conseguir la pureza indispensable para la armona del orden poltico-social colectivo y factible, del mismo modo, ele-var el proletariado a la austeridad e integridad absoluta de ias costumbres.

    Por cierto, se han empeado activa y seriamente en su niisi6n educativa. Estn, entonces, en lo cierto o se forjan ilusiones Y Obran de buena fe o nicamente quieren justi-ficar aquel tremendo y catastrfico estado de cosas que es la consecuencia inmediata del gobierno bolchevique 1

    A!!_tes je todoJ es falsa la tesis segn la cual el estado r primitivo de la sociedad hman -se h_abra desarrollado bajo el signo del .. comunismo. Los marxistas niegan que el origen ael hombre sea el que aseguran las doctrinas teolgicas y creen en las teoras cientficas liberal-materialistas. Pero, si se sale de estas premisas, se llega a conclusiones exactamen-te contrarias a las de los socialistas, en virtud de las relacio-

    ERRORES Y HORRORES 33

    nes de los hombres entre s, y con sus asuntos, de los albores de la vida individual y de los comienzos de la social.

    El hombre primitivo de la zoologa el "horno sa iens" > ----- - -- _ ,

    no pod1a mirar como colectivos los bienes naturales que uti-lizaba para las propias elementales necesidades, mas los c on- ) sideraba,_ por ciert?~..:U su ~r~piedad intangible. No habra compartlo la caverna que e egia para su morada con nadie que merodeara, en las mismas selvas, en busca de vivienda. Y como la defenda de las fieras, as la habra defendido con-tra su propio semejante, con la intencin de reservarla para s, para su compaera y para la prole. El habitante de las cavernas no hubiera compartido tampoco el botn de caza porque lo reservaba para alimentarse con su familia. Lo que no poda consumirse se depositaba, en seguida, en la caverna y era guardado para los das en que el mal tiempo no permi-tiera la caza.

    El descubrimiento de vestigios humanos de todas las pocas, atestiguan, exclusivamente, una existencia individual del hombre, sea en el interior de su ha.bitacin rudimentaria, sea en las relaciones externas. De todos los restos de la ms embrionaria civilizaci6n, alimentos, utensilios, herramientas y armas, hallados cerca de los huesos del hombre, y que ste aprovech en aquellas nebulosas lejanas cronolgicas, se de-duce, nicamente, que el troglodita tuvo, como sl!_m vas.to horizonte social, el crculo de la propia familia y que eludi6 ({) lttaae' comn co sus semejantes. ~s i~p,lcit9, enton~s, o el corolario que ~l hombre primitivo no conoci jams la for-ma de vida colectiva. El desarrollo de la persona humana t u-vo, en consecuencii, s principio fuera de todo sistema colec-t ivo y los objetos que servan para la vida del hombre de las cavernas eran de su exclusiva pertenencia. As, a lo menos, ha s1 o asegurado por la ciencia, y, por lo 'tiito, se uede afirmar que, la evoluci6n del hombre, desde el estadio ms-rstico al caracterizado por los signos de una incipiente cC vilizaci6n, se fundaba en la propiedad privada. 'El arreglo de la rstica vivienda y afinamiento de los utensilios domsti-

  • 1 ! 1

    34 ANTE PAVELIC

    cos, han requerido la transformacin de la materia prima en formas siempre ms apropiadas a las exigencias personales que se estaban refinando y el ennoblecimiento del concepto de utilidad. Este trabajo, dirigido en principio por el instin-to, despus por el entendimient o, es, en ltimo anlisis una verdadera y propia lucha contr a las f u rzas adversas de la naturaleza, lucha que el hombre sostuvo in dividualmente, sin ninguna ayuda organizada, y que sirvi para ej ercita~ su vigor fsico y su capacidad mental. Particularmente, esta l-tima, pues la robustez del cuerpo no habra podido, de por s, dar cuenta de los elementos dcsfavon.tb l s de la naturaleza y de la hostilidad de los dems seres vivi nt s que amena-zaban la existencia de los primeros campeo nes de la especie.

    Obsrvese, por otra parte, que la v ida rganizada en co-mn y las relaciones de las comun idacJ c con las cosas en ste como en todo otro perodo civilizaclo, no favorece la ~firmacin de la personalidad. Al cont ra ri o, los primeros hom-bres deban sentirse conducidos a tal a firmacin individua-lista ya por razones de fuerza mayo e, ya por el empuje del ~ instinto.

    La vida social naca al progresar las costumbres, pero slo por evolucin, a travs de la amp liacin del concepto de familia, al de raza y de nacin; todava las fases de esta evo-lucin social tenan como base econmica la propiedad pri-vada individual, o, cuando ms, famil iar. . Por otra parte, las investigaciones histricas retrospec-

    tivas, confirman tal hiptesis en cuanto no ,han podido de-terminar alguna fase, entre las muchas del desarrollo de la sociedad humana, que tuviera como base normal y duradera el orden colectivo, en el sentido que le atribuy la doctrina marxista. Todas las comunidades compuestas naturalmente, o formadas artificialmente por el mismo hombre, tuvieron, en to.das las edades, la finalidad opuesta, es decir, defender lo mismo la propiedad de la comunidad como la de los indivi-duos que formaban parte de ella.

    ERRORES Y HORRORES 35

    La teora de Marx sobre el origen del colectivismo est construda arbitrariamente y sin sostn objetivo alguno. En conclusin, de las investigaciones cientficas se desprende que la propiedad 'privada acompaa al hombre desde su aj>a-ricin en la tierra. El colectivismo no es, entonces, fruto de generacin espontnea ni es debido a un proceso de adapta-cin durante el movimiento ascendente de la vida civilizada. No obstante, los bolcheviques pretenden que el hombre adqui-rir, con la educacin, la conciencia colectiva y comunista.

    Ellos no ofrecen fundamento r eal alguno de lo que afirman, pero, reteniendo el poder, se han lanzado ciegamen-te a experimentar su doctrina, sometiendo a la prueba, la nacin rusa entera hasta el punto de minar su vitalidad.

    El anteriormente mencionado industrial ingls Owen, que en el crculo de sus propias empresas industriales se ba-saba en las experiencias de naturaleza socialista, arriesgaba, por lo menos, el patrimonio personal, sin perjudicar intereses ajenos, pero los maximalistas moscovitas arr iesgan a una sola carta, el destino de cientocincuenta millones de hombres -la historia mmca ha r egist rado una partida ms azarosa-y estn decididos, sin freno, y con la mayor indiferencia, a jugarse los destinos de la humanidad entera.

    El estudio, la educacin y la disciplina pueden, sin duda, causar grandes cambios en el carcter tico y en las atvicas lneas somticas del hombre, pero existe una barrera que nin-guna ciencia y ninguna tcnica humana pueden salvar. Como el talento es impotente para cambiar el curso de ciertas leyes naturales, aunque eso pudiera arrebatar secretos que asom-braran, as, y con mayor razn, el hombre no puede cambiar ciertos caracteres de su propia ndole.

    A travs de miles de generaciones, el hombre ha lleya_do

    /

    en sSellu originano impuls

  • 36 ANTE PAVELIC

    Ahora bien, si los bolcheviques rusos no convencen cuan-do aseveran que llevarn a cabo la obra de proletarizacin interna e internacional, infunden, con su mala f e y sus malas acciones, el convencimiento contrario: el de su inevitable de-cadencia. Se exhiben en la enseanza de la virtud socialista, considerada condicin esencial para hacer crecer y prosperar una idealista estructura social comunista.

    Pero: Quines son estos docentes Y D e aquella centuria que fund la constitucin poltica vigente en Rusia, sobrevi-ven, tan slo, una decena.

    Dnde estn los que desaparecieron? Han sido fusila-dos, y, tmese nota, no por orden del Zar, s in por los mismos tribunales revolucionarios, como traid r s a l proletariado. Los ms autorizados, los ms intrpid i;; , los ms convictos marxistas, los benemritos del paraso l ninista, los autoriza-dos pedagogos de las masas, han s ic.1 ndenados, y ajusti-ciados, por traicin a los principios omunistas, por pretendi-do atentado a los intereses a l pu >blo, y , tambin, por el deli-to de espionaje a favor d los Bxtnd s apitalistas. La sangre de ellos est an calicnt n l patio d la Lubianka.

    Los sobrevivientes d s l'ilarn maana delante del pelotn de ejecucin y, mR tard , los ma stros y los discpulos, pues, como dice un viC'jo prov

  • 38 .A N T E P A V E L l C

    la satisfaccin de ver si tendr xito el experimento del re-surgimiento 1

    Cul de los tres casos se aproxima a la verdad 1 Los tres. Los catequistas de Mosc nunca se pusieron de acuerdo entre ellos sobre cada principio ni sobre el conjunto de las doctri-nas. Ninguno de ellos ha credo jams en la justicia y tn el sustentamiento de las teoras basadas, nicamente, en una especulacin abstracta y en la negacin de tendencias radica-

  • 40 ANTE PAVELIC

    mfo i111n necesidad cotidiana. Quien da al Estado ms de lo quo r r spon e, es refr1 udo como aquel que ofrece menos,

    n s libra de que pueda tener menor recompensa en el UHO de que sean juzgadas menores sus necesidades.

    Los bolcheviques, al principio, arreglaban las condiciones d trabajo inspirndose en tales principios. En consecuencia, aconteca que Fulano y Zutano, despus de haber trabajado ambos durante el mismo tiempo, eran pagados con igual can-tidad de "cervonzi", con lo que despus obtenan idntico plato de potaje e idntico gorro de pelliza.

    Por consiguiente, eran en apariencia perfectamente igua-les, mas Fulano ejecutaba en la misma unidad de tiempo, la mitad del trabajo de Zutano.

    Bien pronto, se constat que el nmero de los Fulanos era, cuando menos, doble del de los Zutanos, que la produc-cin sovitica se paralizaba, que la escasez de los artculos de primera necesidad se haca sentir cada da ms.

    Los trabajadores del agro, naturalmente no eran exclui-dos de observar la regla general, y, por lo tanto, el espectro del hambre asom en el horizonte de la vida rusa, haciendo peligrar la estabilidad del rgimen extremista.

    Entonces, el bolchevismo se vi obligao a revocar eL sistem a i gualitario dictado por la dictadura marxista, Y a r eestablecer el aborrecido sistema burgus, de la compen.sa-cin proporcional a la cantdad, o utilidad, de lo producido y a la eficiencia del productor.

    El sistema capitalista fu restablecidot Jlr~cisamente, cuando 8e Tnici la aplicacin de '1a primera "Pia.tilietka"_

    ~ilan econmico quinquenal) ideada por el Gobierno Sovi-tico, para salvar la pro(!uccin .. El plan quinquenal estable-a, minuciosamente, todo lo que deba cumplirse durante un

    lustro, en todas las actividades de la produccin, y, ms en g neral, en cada rama de la actividad estatal. De~ bue~ xi-to, an parcial, de este plan dependa la superv1venc1a del r gimen por un cierto tiempo, por eso, era menester concen-

    ERRORES Y HORRORES 41

    trar, en l, todas las fuerzas disponibles y realizar el mximo posible del programa presupuesto.

    !'ara incitar a, los obreros al trabajo y mejorar el resul-tado, fu en seguida adoptado el criter io de compensar, ms 5 ampliamente, Ja mayor capacidad. A esta equitativa r emune-racin, los bolcheviques la denominaban "carcter social", mas, en realidad, su ' principio t erico ha sido vulnerado a pesar del hecho de no estar enunciado con la nomenclatura de los rgimenes burgueses.

    Por otro lado, el criterio marxista de la r etribucin re-lativa a las supuestas- estereotipadas necesidades y no al m-rito efectivo, es contra l naturaleza. Por lo t anto su a li-~cin deba p"rovocar, inevitablemente, situaciones anQ.r_J!!a-les. Esto desconc e dos fenmenos peculiares e inmutables que tienen su origen en lo ntimo de cada ser viviente-y q~e, inexorablemente, regulan y perpetan la vida. Estos f enme-nos son: ~a competencia y a seleccin.

    En cualquier lugar que se encuentren, dos seres seme-jantes inician, entre ellos, una compet encia. Esta es indes-tructible desde ese microscpico hongo que vive un instante en la millonsima parte de una gota de agua, hasta llegar al ms co'mplejo organismo viviente representado por el hombre.

    Dos micelas, invisibles a simple vista, rivalizan para asi-milar cada una, una porcin mayor de la humedad de aque-lla pequesima gota en la que se han encontrado juntas, conducida, cada uno, por la irresistible y misteriosa t enden-cia a hacerse ms grande, ms fuerte y ms bella. Si pudi-ramos contemplar estos microorganismos, si pudiramos co-tejarlos entre ellos y con los miles de millones de hongos de la misma especie, no hallaramos dos de ellos completamente iguales, en la forma y en las dimensiones. Rivalizan y luchan haciendo esfuerzos incesantes para llegar a superarse, para tener cada uno ms vitalidad que el otro, para reproducirse n otros individuos que seguirn, por su parte, rivalizando

    y compitiendo eternamente.

  • 1

    42 ANTE PAVELIC

    l protozoario al hombre, todos los seres mantien_e1:1 esta , , da obedeciendo a una ley no escrita, no codificada, ' lhl n ' d" d la

    mfoi inderrogable, lo mismo en los i1:1, ivi uos como. en . sp ce. Esta norma predo~ina, t~mbien, en 1~ convivencia

    humana. Rivalizan entre s1 los suJetos, las estirpes, las na-ciones y las razas. .

    Puede decirse que, en el cuerpo del mi~m? hombre, se desarrolla una continua competencia entre distmtos elemen-tos. Antes de haber alcanzado un cierto grado de cultura, el hombre imputaba las propias enfermedades a fuerzas Y agen-tes misteriosos, mientras la medicina moderna s~be, con se-

    "d d que el cuerpo humano es teatro de contmuas luchas guria, t entre elementos tiles y elementos dainos; los conocimien os actuales nos dicen que la salud y el estado morboso depen-den, respectiva y nicame~te,. del r~sul.t~do de e~to~ anta-gonismos. Competencia y rivalidad s1gmflcan movimiento Y trabajo. . , . .

    La incoercible y espontnea tendencia a lo .m~Jor iml?one el certamen y ste, a su vez, foment~ l~ labo~10sid~d. Si no fuera por esta competencia no habria ~c~nt:vo m p~r~ . el trabajo ni para el progreso. Cuando esta eh~mada. artific10-samente la posibilidad del mejoramiento -fm hacia el cual el hombre tiende espontneamente- , va a faltar competen-cia y con ella el entusiasmo sobre el cual hacer palanca pa;ra la ~xplicacin' de todo gnero de actividad. ~n consecuencia,

    d b1ta y declina la voluntad de trabaJar, hasta el es-se e i i , ' . d tancamiento de todo adelanto civilizado pnmero, y, espu s, hasta la completa decadencia. . .

    El mencionado procedimiento no se puede in:ped1r o mo-dificar con la fuerza y tampoco c?;i el, razonamiento. ~l ra-zonamiento puede incitar a la accion ~olo por breve tiempo, y slo a un determinado y pequeo nucleo de personas ~uy razonables; sin la emulacin o sin la fuerza, no se o~tiene d las masas un constante y voluntario apego al trabaJO.

    Por otra parte, . cabe creer, que, tampoco en el :ipstado marxista, la intensidad y continidad de las obras, puedan

    ERRORES Y HORRORES 43

    afianzarse por mucho tiempo en la imposicin o en_la doctri-1 na pura. La inspiracin del hombre, aquella inclinacin que / ioempuja, ms o menos a sabiendas, hacia el mejoramiento vencer la influencia de la teora y la constriccin de los po-deres pblicos, si no de otro modo, con una resistencia pasiva.

    En la Rusia actual, el pueblo es obligado al trabajo me-diante la coercin. Los bolcheviques no han podido, por aho-ra, obligar a nadie a considerar el trabajo como n ecesidad moral, y muy insignificante es, ciertamente, el nmero de los q"Q.e se aplican a una tarea diaria por conviccin doctrinaria.

    La presin que obliga a los hombres a trabajar provie-ne del poder estatal. Esta comprobacin basta para demos-trar, convincentemente, cmo es precaria la solidez de tal sistema de trabajo.

    En efecto, como son innumerables las causas por las que puede ceder y tambalear el poder poltico, as, tambin, son ilimitadas las probabilidades de neutralizacin de su autori-dad. ,Y, cul es, entonces, el trabajo que inhumanizado po-dra sobrevivir, con idntica eficacia, a la desaparecida fuer-za coercitiva ?

    Ahora bien, si los Estados, las formas de gobierno, los poderes en sus ms variadas concepciones, pasan como me-teoros en las escenas de la historia humana, son dos los pun-tos principales de esta historia que se pasean invictos sobre la escena misma: la humanidad y el trabajo.

    , Quin podra garantizar la eficacia de ese factor. que, segn la tesis maximalista tendra que sujetar a los hombres en sus ocupaciones, contra las leyes de la naturaleza, contra los elementos fundamentales del espritu, los que, con las primeras, concurren a regular el desenvolvimiento de toda clase de actividad ~ Estamos seguros, y nuestra seguridad es una lgica presuncin que, abolida la esclavitud del trabajo con la supresin del respectivo aparato blico, quedar la sociedad -con la virtud y los vicios que la han caracteriza-do desde sus ms remotos orgenes- que ajustar de nuevo

  • 44 ANTE PAVELIC

    la pr p ia laboriosa aplicacin a las aptitudes y tendencias in-natas, y no a los programas tericos de una escuela.

    Entretanto, millones de personas, siempre tratadas como b stias, deben prestarse a las rigurossimas experiencias bol-

  • J

    ANTE PAVELIC

    por ('! m ntos contrarios divididos e~ ~os categoras. Perte-tH'

  • 48 ANTE P AVELIC

    Esta es la explicacin de todo lo que, actualmente, pasa en Rusia.

    El gobierno bolchevique ha transformado la industria en casi la nica forma de actividad, y la nica manera de pro-duccin del pas. Todo cuanto se presta para esto se organiza en empresas industriales, desde la agricultura hasta el es~aso desayuno que tendra que restablecer y fortalecer los miem-bros cansados del obrero ruso cada maana, antes de su ingreso al taller, donde se echan las bases de la prosperidad colectiva que, segn los dirigent 'S - tmese not a- , no lo beneficiarn a l, sino a las genera i n s futuras.

    El gobierno bolchevique levanta, n todo el territ orio so-vitico, grandes fbricas para cada tipo d produccin . ~ada fbrica es un monstruo que, diariam nt , ngulle un enJam-bre de torvos esclavos, antes ortodo s y rusos del Zar y , ahora, apstatas sin Dios y sin convic ion s bolchevi~u~s.

    Se necesit a levantar, en todas part s, establecumentos fabriles a fin de que la industria absorba la mayor parte de la poblacin arrancada de la aldea, de la familia, del campo y de la intimidad de la pequea ofic in a art sana de manu-facturas caseras, para transformarla n una insensible masa que no debe tener ms corazn que 1 inauimaJo m~canismo al que sirve, y ms alma que los objetos qu m cmcamente contribuye a producir, compitiendo a las monstruosas ma-quinarias.

    Es necesario hacer concurrir, juntas, amontonar todo el pueblo, hombres, mujeres, viejos y j~cncs, e~ las fbri~as, a fin de que, entre los compaeros de mfortumo, se con:ier-tan en simples nmeros que sea posible llevar de un folio al otro de las contabilidades industriales y de los polticos bol-cheviques; a fin de que se conviertan en mudos y sordos en el bullicioso vrtigo de los rodantes motores; para restarles la facultad de pensar; para ahogar su personalidad en la agi-tada marea de los compaeros y transformarlos en dciles ovejas e insensibles autmatas. . .

    All cada uno est sometido, en todos sus propio~ mov1-

    ERRORES Y HORRORES 49

    mientos, bajo el ojo siempre vigilante de los dirigentes y espas que escrutan cada mirada que pueda, aunque fugaz-mente, haberse echado al soslayo; r ecogen todo suspiro que pueda entraar algn deseo no comunista o algn inad-misible resentimiento; registran cada palabra que se haya filtrado a travs de dientes apretados, qne puedan significar desaprobacin o censura para el rgimtn, g nerosamente do-nado, por los bolcheviques. Cada uno de ::;tos desahogos del alma, representa un delito contra los intercR s del proleta-riado y contra la Patria proletaria - as, los bolcheviques bautizaron a la Rusia roja- y cualquiera que se haga cul-pable de l, en vez de regresar a "casa'', dc::;dr la ffrica enfi-la hacia la puerta de la G. P. U., que no RC' r eabre nnnca para despedir ~. sus huspe~les~a~ctiviclatl inclu stria~ ~ebe mar-char con mcesante rapidez y ansorber to

  • ANTE PAVELIC

    l'or H m .jante camino est previsto, bajo el poder san-11 i1111 r i o d los bolcheviques de Mosc, el triunfo del Estado

    Hovi l t

  • 'j

    ANTE PAVELIC

    111111plin1i nto de uno de los milagros que no pueden verifi-111 nw n el tan celebrado "Paraso" comunista.

    oigamos, en fin, a los llamados despreocupados obser-vudor s de las ms diferentes naciones, satisfechos y descan-Httclos, bien limpios y bien vestidos, enumerar, en sus libros y ('n sus conferencias, las fabulosas cifras inherentes a los tractores, a las mquinas, a las chimeneas que Rusia produ-c, o levanta, con el trabajo forzado; los omos ensalzar los pretendidos enormes progresos, conseguidos por la estructu-ra social y econmica comunista.

    En base a estos datos que les han sido suministrados, se rntiende, por las competentes oficinas soviticas, esos escri-tores sueltan loas a la sabidura, y a la habilidad, de los diri-gentes bolcheviques y glorifican la doctrina marxista que presentan coronada de una guirnalda de victorias sobre los conservadores, y sobre la putrefaccin de los regmenes na-cionalistas.

    Naturalmente, esos observadores callan las infamias, las torpezas, los asesinatos y los llantos; por supuesto, los obje-tivos informantes, no mencionan cunta dignidad humana ha bido sacrificada en las sediciosas contiendas y por la desen-frenada avidez de poder de un puado de malhechores; omi-ten poner de relieve que; no obstante la produccin de los artculos industriales, no se mejora un pice la situacin ma-terial y moral de la gran mayora de los sbditos i'uso:" .. Ol-vidan, los apasionados refrendarios, poner en evidencia que la concentracin de toda la vida en un fabuloso industria-lismo, multiplica, pavorosamente, el peso de este instrumen-to que, en la prctica, sirve para eclipsar todos los valores l icos, preparando a la humanidad para hacerse esclava de la mat

  • ANTE PAVELIC

    dcd\111(1 r la propia hegemona. Y esto no poda organizarse C'Oll Ul r pudio de grados y jerarqa,- como- queran las teo-l"IH munistas, sino, al contrario, solamente en base al mo-dolo l los que presidan la aborrecida sociedad nacionalista.

    Por otra parte, los contrasentidos no paran aqu; los bolcheviques han tron'ad.,Yarrojado rayos, contra los me-anismos policiales de los regmenes burgueses. No obstan-

    t , llegados al poder, instituyeron la polica ms poderosa y r finada que la mente humana pudiese concebir, y es este organismo el que forma el tejido conectivo de todo elemento en la actual vida rusa.

    1 Los maximalistas, durante el perodo de su propaganda,

    t han censurado, con fanatismo, las deportaciones a Siberia, pero, bast que conquistaran el poder poltico de la Nacin, para enviar ms gente a Siberia en veinte aos, que los Zares en doscientos.

    Cuando el rgimen burgus, amenazaba a los homicidas con la pena capital, afirmaban que sta era la mayor de las infamias, y ahora, la decretan hasta en las ms leves transgre-siones polticas. Se podra asegurar que los bolcheviques, en sus obsesiones ind11strializadoras, han industrializado, tam-bin, la deportacin y las ejecuciones capitales.

    La elefanta'sis industrial es una consecuencia directa del progreso tcnico, pero el fenmeno no debe estimularse hasta absorber todas las actividades pblicas, y tampoco de-be convertir la tierra en un establecimiento industrial.

    Al refinarse el ingenio humano, el progreso mecnico se desarrolla, previosamente, por etapas, y su crecimiento es beneficioso si no sobrepasa el lmite, definido normalmente por las verdaderas necesidades sociales, y si vuelve a entrar, como factor de armona, en el complejo equilibrio de la mo-derna vida cvica. Es necesario recordar, adems, que la vida no se manifiesta exclusivamente como un ciclo de consu-

    . micin de productos tecnolgicos; ella es, tambin, una pa-f stra de experimentaciones espirituales, a travs de las cua-l R, Ja perfeccin de las .prerrogativas originarias faculta al

    ERRORES Y HORRORES 55

    hombre para escalar, cada vez ms, sublimes cumbres y rego-cijarse en la inefable embriaguez de la ascensin.

    Por esto, la expansin del industrialismo se hace malsa-na, enfermiza, cuando sobrepasa los trminos de una razo-nable proporcin entre los bienes materiales y espirituales, hasta trastornar las relaciones de equidad entre los hombres, y hasta romper todo lazo consagrado entre el hombre y las cosas que lo rodean.

    El agua es necesaria tambin, mas, para nuestro gozo, no es necesario, absolutamente, que nos llegue bajo la forma de un diluvio.

    Tambin el fuego nos es indispensable, mas ,a quin se le ocurrira aumentar nuestras comodidades haciendo del mundo una hoguera 1

    Y bien, lo que los bolcheviques quieren hacer, en el or-den productivo, tiene todo el aspecto de un colosal incendio industrial que, si pudiera propagarse, reducira a cenizas la humanidad y sus fbricas.

    Los marxistas comunistas no tendrn nada que repro-charse si su frentico propsito fuera aventajado; en efecto, no podran soplar en el fuego con ms frentica energa.

    Mientras tanto, se constata en Rusia que, Jos efe(ltos del exagerado industrialismo son el reverso de los preanunciados por los secuaces de Lenn ; el delirio de la mecanizacin no slo no ha reforzado las bases econmicas del pueblo, sino que ha asumido la semblanza y la funcin de un moderno sistema de esclavitud.

    EL BOLCHEVISMO Y LA TIERRA

    En la vspera de la revolucin bolchevi~ en el cre-psciiIO que sigui al ocaso def zarismo, Rusia estaba an indecisa sobre el camino a seguir. Cuando el pas se hallaba en plena efervescencia revolucionaria -en razn de que el movimiento, no bien definido, se complicaba por la prolo-' gacin de una guerra que no daba indicios de un prximo~

    -

  • AN TE PAVELIC

    l' i11 , y rn nos, de una segur vi~oria-, la mayor incgnita, p 11 111 1 odos, era el campesino ruso.

    Por un lado es1aban, unos frente a otros, los ciudadanos, J 11 h 111 u sfa y los proletarios de la industria, con el pual t1 1i1.r i los dientes, para disputarse, en el terreno de la insu-1te i6n, el poder sobre cerca de ciento cincuenta millones de hombres, entre los que ellos mismos no eran ms que una 111 i nora insignificante; ni ms ni menos que una gota de agua n un amplsimo prado. Por otra parte, SR toda el rea del pas, se encontraba la masa de los ampesin_?S, que formaban asi t odo el ejrcito del frente, proponindose defender la "Mtuscka Rossa" (la Madre Rusia), del enemigo exterior, mientras a sus espaldas, producan intrigas los revoluciona-rios de oficio y los que, habiendo saboreado la dulzura del poder, luchaban entre ellos, para asir el manto de la sobe-r ana, el peplo y la mano de una bellsima princesa, ya no coronada, pero, an, adornada de un irresistible encanto.

    ,Qu dir, pues, el buen "Mugik" a su regreso a la casu-cha de madera y paja ubicada en el extremo lmite de la de-i;olada estepa, al encontrar un nuevo estado de cosas~ ,Qu dir l que, despus de un ao de la proclamacin de la re-pblica, tendr que seguir encendiendo, cada noche, la lm-para delante de la imagen de la Virgen, por la salud del "Bat iuska Zar" (Padre Zar) -todopoderoso, patrn y lugar-teniente ele Dios sobre la t ierra-, que, a su modo de ver, es 1an "'rande como la misma Rusia, ms rico que todos los b "brini" (latifundistas) del mundo, tan bueno como la subh-m alma popular, y santo y eterno como la sagrada orto-doxia 1

    'l'odos los rebeldes estn convencidos de llegar y domi-IHU' al pas sin la ayuda de este modesto y pacfico filsofo dr las largas y fras vigilias de la estepa, mas, persiste la d1idn si ser o no posible mantener el dominio sin l. Falta i;11 b 1 s l aceptar el nuevo estado de cosas, sin el Zar ante q 11 irn postrarse besando la gleba que han rozado sus pies, in IH~ imocnes de la "Bogorodza" (Vir gen) milagrosa,

    ERRORES Y HORRORES 57

    cerca de las cuales el "Krestianin" mitiga el dolor y consue-la la tristeza, sin, por fin, el padre Igumano que, extendidas las palmas, con su mstico canto, consuela al devoto y su-persticioso mugik ele. las miserias t errenales y lo levanta a la felicidad del reino excelso de las almas, cubrien do, as, con el brillante velo de la ilusin, el rduo camino del t rnsito mortal.

    Mientras los liberales y los republicanos de cada gradua-cin disputaban, y se acolaraban, por el rol q ue haban reci-tado despus de la cada del Zar, los bolcheviques ideaban la trampa apta para capturar la inexperta y crdula pr esa, si bien gigantesca, que vive en la vastsima superficie de Rusia.

    En su manifiesto, dirigido a la Junta Directiva bolche-vique, Lenn lanza, desde su refugio, en fins, la proclama: "La paz para los pueblos, el poder par a los Soviet, el pan para los hambrientos, la tierra p ar a los campesinos!".

    Con esta frmula, que logra un fulmneo asentimiento, se tomarn por asalto las barricadas detrs de las que se esconde el poder futuro.

    El poder a los Soviet, el pan a los hambrientos, repre-~entan las calamidades qu e atraen a un manojo de proleta-rios, que languidecen a la espera del poder dictatorial que le corresponde incondicionalmente -segn la doctrina marxis-ta de que han sido alimentados por los propagandistas so-cial-comunistas desde antes de la guerra ruso-japonesa- y que debe, ahora, concretarse en los Soviet.

    IJas otras dos maravillosas promesas: "la paz a los pue-blos y la tierra para los campesinos", estn dirigidas al Mugik que an se halla en armas en la frontera y al de lejanas aldeas y alqueras.

    El sugestivo apotegma dirigido a los combatientes est en n'ttnra relacin con las circunstancias: e.s la guerra ~ Seis millones de campesinos se arrastran, tod,ava: en las !r_in c_e.'.'"' ras;-en-el- barro;-en el agua y!C:ta nieve, rastreando entre los eilreJados, soportando ' ~l fUego enem!go, para morir ame-_,

  • ANTE PAVELIC

    1 b mbardeados por los caones, aho-1 rnllnclos por los fusi es, 0 d atormentados d. dos por las epi emias, 'ltcl s por el gas, iez~a , ma parte la verdadera razn p r el :fro, sin saber? ~u en mmi ' d este t;rrib~ ~upl:~~erdad, que defendan al Zar, pero,

    Ilab1an ic o, cuenta del peligro que amenaza al ~.~:U~ p~=d~~r}:~:ndo todo su pueblo re~a y canta todos au, ms " O'e 'zari chran" ~ (Dios proteJa al Zar). .

    los dias: Bo,,, ' 1 d menazar y herir~ Su imperio . Quin entonces, o pue e a . 10' b ' , .ble en su palac10 que parece co ,.,ar

    es grande .Y el maclce~i 1 ' omo los castillos encantados de entre la tierra y e cie o, c las hadas. n arte de la :frontera, :frente al Mugik, ~stn l~s

    En gra ~ d. uienes tampoco le odian; mas soldados, a quienes nol~ ia Y &e conversar y rendir hosanna bien, con mucho~ de ~ i pu; " Despus de tres aos de ho-al Zar y a la "Matus.c a :s1aa. el Zar no existe, que ha he rrible :matanza, le dicen qd ly tal del ejrcito y de los h b ndono del trono, e a capi ' . . , d c o a a . 1 . s necesario secruir batien o-cam esinos, pero que o mismo e . ,.,

    P . :fidelidad a los grandes aliados. . se, y morir, p~: 1 te llega el embriagador mensaJe de

    Cuando, ma men d' 1 nto de los coros angelicales: ' L , na como un u ce ca " p enin, sue , 1,, "paz a los pueblos . az

    " N , s muerte no mas guerra . ' 1 o ma ' d , de la ms cruenta matanza que

    al mugik ru~o, q:ie es~ue~ vivo v sano al seno de la fami-registra la h~storia, vol:~radonde ~o oir ms el sombro es-lia, en las leJana~ estep '1 1bido mortal de las balas, Y don-truendo de los canones y e si . a d Pero hav ms, de hallar, :finalmente, la P~. y lla segun a a.lrededor del fo-

    . d d los hiJOS o esperan an. Esa casita. on e 1 r nta hasta ahora propiedad O'n y aquella tierra que os a ime ' 1 de knut. vendr d 1 "barn" que reclama el tributo a go ~es , ' ~ , lo

    e . d r ue as lo quiere Lenm y etSi a ser de su propieda ' P? q L ' y viva el co" quiere el comunismo. Viva, entonces, emn .

    . , 1 mumsmo . . brados del labrador ruso, apa:ece . a

    Ante los OJOS asom helar Se volver propietario, visin que no osaba tampoco an .

    ERRORES Y HORRORES 59

    dueo de aquel terrn que ha empapado de sudor, ser li-bre, no ms vasallo del orgulloso "brin" que dispona de l y lo trataba peor que a sus bestias, se volver, :finalmente, digno de la figura humana que reviste; en breve, se sentir hombre.

    Si alguien hubiera osado conducir, con los mismos ali-mentos, aquella mirada de campesinos contra los pocos locos gritones de Petrogrado, stos hubieran sido pulverizados. Al .contrario, no solamente no hubo nadie que condujera a los "mugik", sino todo concurri a echarlos en brazos de los bol-cheviques, no habiendo nadie captado el sentido histrico del momento, :faltando a todos la sensacin del nuevo espritu que el campesino haba plasmado en el frente, y que volva del frente, despus de haber arrojado la mochila y el fusil.

    Dichosos por la promesa de la tierra, los campesinos se retiraron-ir las aldeas a contemplar con ojos amorosos aquellos campos que, despus de haberlos fecundado servilmente du-rante siglos, ahora eran de ellos y ~jaron que los bolchev!-ques, sin ser molestados, se instalaran all donde, hasta ayer, _

    -estaoa entronizado el Zar, con su pompa y su squito. Despus, sobrevino la traicin, lo ms vergon~oso que un

    hombre pueda cometer: la de la palabra empeada. ~ g__m.fu la tierra a los campesinos, como haba sido promej;jdo al dar los primeros pasos hacia erKremlin, porque las aldeas y las fincas rurales se hacen, dentro de poco, "objetos" de expe-rimentacin, de la misma manera que las fbricas, las indus-trhs y los operarios. Sacados de los latifundios, el agro ruso no se reparte entre los agricultores sino que es colectivizado, to que, en la jerga bolchevique, significa "a ilimitada dis-posicin del Estado". En consecuencia, prcticamente, el gru-po de - los extremistas detentan el mando, se ha hecho due-o absoluto de la tierra y de todo lo que ella produce; trans-forma la campia en una nica inmensa fragua de prduc- -

    in agrcola y hace de los aldeanos un-a grey de proletarios on todas las consecuencias que derivan de tal proletariado~

    Del ex siervo de la gleba, vasallo del feudo, no se ha

  • (i() ANTE PAV E LIC

    111

  • ( .. , i. .. ANTE PAVELIC ----------------------------

    i'inalrnente, no todas las naciones deben ser prevalente-m nt industriales, y los astutos dirigentes, por norma, con-du n a cada una de ellas en el camino, por el cual, puede H r m jor dirigida con las dems, hacia una meta comn de ui nestar. Pero, los bolcheviques han seguido "otro viaje" y el he-cho es comprensible cuando se considera quines son los componentes del grupo que ha usurpado el poder. Recorrien-do la lista de sus nombres, se ve que ninguno de ellos perte-nece a la clase que, con el propio brazo, fecunda la tierra O'eneradora de la Vida. Desde Lenn, que proviene de la pe- quea burguesa, hasta Staln, encontramos centenar~s de de:fensores del bolchevismo, ninguno de los cuales desciende de la Diosa Gea. ,Cmo pueden, entonces, tener conocimien-to del inmenso tesoro contenido en cada surco del terreno arado? Del espritu de pequeo burgus de Lenn, no poda le-vantarse una voz resonante sobre la infinita extensin de los campos, confundindose con la extensa armona de la uatu. raleza, sus perfumes, sus coloridos, con la sinfona de sus cantares, con el sortilegio de sus auroras, con la poesa de sus ocasos. Al contrario, no podr surgir, en l, la ambicin de correr en el vrtigo de la vida urbana que refleja el caos de una extravagante industrializacin, ambicin derivada de una tonta vanidad provinciana de sustituir las polvorientas y angostas calles por grandes arterias, pobladas _de_ gent~ apu-rada saturadas de trfico, ruidosas por el movimiento mten-80 y 1 enervante. Por otra parte, es una inextinguible e insa-ciable aspiracin de cada autoridad de la aldea, en cada parte del planeta, y en todo tiempo.

    Del limitado horizonte ele un jornalero industrial, no po-da salir, por la fuerza ele los hechos, sino el sueo de excel-sas chimeneas, de poderosas maquinarias, ele inmensos altos l1ornos en los cuales fundir y empastar materias ... y hombres. A n1 lo"'amente del utilitario espritu de los comerciantes in-t 1r111iclonales ~o poda surgir otra cosa que la comercializa-

    ERRORES Y HORRORES 63 --------

    cin Y la monetizacin de todo bien, adems de la fobia des-tructora de lo que est ligado a la campaa con la sanO're con la fe Y con ~l amor en la inalterable euritmia de ]a Na~ turaleza, de la Vida y del Espritu.

    & Cu~ i:s, hoy, la fisonoma de la actividad camp~ ~bJ ~ . regnnen bolchevique7 El Gobierno ha declarado al

    :;!:gr~ bien del Es_taclo y solamente all, donde no ha podiao realizar. ~u do?~rma, ha de_jado, que lps agricultores, todava por un cierto tiempo, cultiven la tierra en la cual se encon-traban. Mas: estos trc;_bajadores no son independientes ms que en apariencia,, no pudiendo disponer, en ningn momen-to, de los. ~r~!os del suelo que cultivan, pues, stos, segn as leyes sovieticas, pertenecen al Estado. Razn por la que en el moment~, de la _cosecha, los agentes del Gobierno confi~can la proclucc:on, deJando lo mnimo indispensable a su susten-

    ~ He aqm la ca~rna por la que el agricultor no produce ms e los que necesita y trata de esconder en seguida lo u

    recoge. Por otra parte, la figura del trabajador rural: se ~e~ senta r_aramente bajo este aspecto, que ahora, ms bien, pue-de decirse que ha desa~arecido por completo. . ~ ~.11.l;:. de &.gnc.mlt,:!!l'Q. se f)ncuentra en los llamados

    b1;pes ~lc:_:;:-1sta~ Aqu, l~~oviet distribuye~ a los traba-J. ores e c~mpo, e~ arrencurmiento o en cultivo en comn, a aquellas mism~s tierras que antes trabajaban individual-mente, por propia cuenta, o por cuenta del feudo v los la-brad.ores deban retribuir al Estado, como canon ' ele a;ren.

    d~nnento los product~~ del suelo cultivado en comn, reci-b;endo, ~n compensac10n, una retribucin mixta en mercan-cias ~ dmero. ~ero, lo que reciben en especies no basta a sus necesidades, m~entras, a menudo, no pueden comprar casi nada_ con el dmero, de manera que, tambin en este caso,

    tern~man por. ocult.ar ~a produccin, corriendo el riesgo de la carcel, de ir_ a S1bena y del fusilamiento.

    ~J_e_:;:.c.er _trpo d~~ ~onduccin agrcola est,. constitudo por la A. :T.~.L. que es una espcie ae 'Co~ti;a en la aue ia desaparecido hasta el ltimo vestigio de propiedad pi:ivad.

    1

  • 64 ANTE PAVELIC

    ~n el R.T.E-L., ~ encuentran reunidas vastas extensiones de terreno bajo una nica administraein y los labradores, all ocupados, son los obreros de este ente, son verdaderos proletarios asalariados, segn las normas generales del sis-tema bolchevique, y del ordenamiento colectivo. El centro de la hacienda no est ms formado . por la aldea sino por la ciudad, o mejor, por un ncleo de habitantes que tiene las caractersticas ms malsanas de la ciudad.

    En esta forma de conduccin, no existe ms quien dirige, sino slo quien administra. Es intil decir qn la administra-cin se practica con la mentalidad burocriitiea y con los cri-terios que son tpicos del desorden, de la lentitud y de la complejidJld del espritu ruso. El trabajador no es ms, aho-ra, un hombre libre; ha sido transformado C'n nn siervo de los dirigentes rojos, que pagan su trabajo on poco dinero y poco alimento. ~rta Y~ltim._a._form_a, de constitucin p~:va "t'aria es_ a ...qu ~~encuen!ra en los "poder es e~s''. ~ nos dan la semblanza de la industria agrcola extendi-da en su significado ms literal y, al mismo tiempo; ms in-congruente.

    En efecto, en este caso, no se puede hablar ni de colonos ni de campo, y aquellos que trabajan son proletarios agre-gados exclusivamente a las mquinas.

    Las "chacras" son modelos para la Kistemtica intensi-ficacin productiva, mientras que las escu elas deben educar al obrero rural como puro proletario para transformar la categora ms numerosa, ms humana y conservadora, en una multitud fra y embrutecida, en una palabra, proletaria.

    Las "chacras estatales" tienen una especfica atribucin: sirven a la produccin de trigo para exportar. En estas cha-cras, no se puede sustraer la prod11ccin al Estado, debido a la rgida administracin de los agentes del Gobierno, y, con

    l crrano recogido en ellas, se procura el oro necesario para los gastos de armamento y propaganda en el exterior.

    _________ E_R_R_o_R_E_s __ Y_H_o_R_R_O_R_E_s __ ___:_ ___ -=65

    Pero, la estructuracin de las "chacras" no est' 1 . , a circuns-

    cripta a a sola :func10n interna; deben servir como modelo y como escuela, tambin para el resto del mundo e t 1 , , n vis a a a epoca en la que to~~s las naciones, por medio de la lucha

    de clas~s Y la .revoluc10n proletaria, estarn a merced de 1 moscovitas rOJOS. os

    As, en un pas eminentemente agrcola, janto a la clase de los colonos, se destruye el muro maestro de un d. :f" 1 r ec10 e i-1c10 socia , la reserva de enormes riquezas materiales v la

    platafori;ia de una renovacin de las fuerzas nacionale~. Segun el concepto bolchevique, el cultivo de la tierr

    debe ef~ct~arse con la falsilla del sistema adoptado en lo~ e~ta~lec1mientos industriales. Las normas que rigen. en las fabricas, deben extenderse al ambiente rural ]as l~ regulan 1 d d 1 b ' yes que a vi a e o rero industrial, deben disciplinar 1 del colono. ' a

    El agricul Ql'. ~s . .des~rraigado de la tierra y transforma. do en o_ :ero des_heredado_ para hacerlo esclavo del dador O.~l tra~aJO, ~n e~te caso, del gobierno marxista, que po-dr

    2._~syqn~r de el ahment~~olo si es sumiso,_ dejndolo morir de hambre,_ a~nque platomcamente, si fuera rebelde. -

    No existiendo ms la propiedad no tendra' ' b ' ' mas privi-1eg1os y o tendra trabajo y pan solamente si los amo

    ' d ' ' S rOJOS querran conce erle estos beneficios.

    - Mientras el labrador est apegado a la tierra, piensa y l sue:11a en ella Y de ella vive; en realidad, el agricult or prole-tarizado se encuentra con ella en muy distinta relacin.

    El campo se transforma, para l, en una fragua a la que se traslada ~ trabajar -obligado por el espanto del ayuno ~.la pesadilla de la Siberia- al silbato de la sirena \1-' o al tamdo de la campana para pasar alli' 1 h ' t ' ' , as oras .pres-

    ~r1 as, ~ una ve~, terminadas, echa los enseres para consumir a medida porcion de alimento y subdividir las reO'uladas

    horas de reposo ei.;i.tre el sueo y la cultura bolcheviqu:. :M:ien-t:as tanto, no le mteresa ms lo que sucede en el campo -tiene, para l, ms importancia el destino de los anim~l:~

  • 66 ANTE PAVELIC

    que lo acompaan y lo ayudan en la labor diaria. Esto co-rresponde a otro "tovarisc" que los cuidar o no, en las ho-ras establecidas. El es labrador y no tiene nada en comn con la tierra, con sus frutos y con sus bestias, fuera de las horas establecidas; en estas horas, trata las herramientas del oficio como el obrero trata el hierro, las casas, los fardos de algodn, las piezas de pao, las ru das, la goma, y as todo

    L lo dems. Todo esto es natural 1 Es esto sano y normal 1 Puede

    tal sistema conducir a la perfeccin y a la prosperidad? Nunca!

    El material que el obrero utiliza n la fbrica es materia esculida, fra, inerte, y es admisibl r qn sufra ese t r at o de varte del trabajador que no expcri m n ta, por la misma, nin-gn acercamiento espiritual.

    El no debe infundir en la matNiu la propia alma y el propio sentimiento, ni parte alguna el

  • 68 ANTE PAVELIC

    nmica y administrativa, y sobre los que se apoya la disci-plina; la poltica y. . . la defensa de la nacin.

    Puede parecer increble, pero el horizonte espiritual del campesino es vastsimo. Los muros de las fbricas cierran la visin sobre lo que est fuera del estrecho ambiente al que el obrero acude, a una habitacin rida, y, a menudo, penosa. La mirada del cultivador se extiende sobre ins amplios ho-rizontes, bajo lo infinito del firmamento, y penetra en la tie-rra, y en la Vida, sin que existan, para l, las limitaciones y las barreras de las prescripciones.

    El obrero vence, con la energa de los propios msculos, a la materia apagada, mientras el labrador lucha con la na-turaleza que lo obliga, con la pr ti ca de su parte, a com-prometer, adems de la fuerza fs ica, la de la mente y del espritu.

    La naturaleza, con la propia maravillosa facultad crea.. dora, le ensea la simetra, la armona, la constancia, la pa. ciencia, la lgica y la prudencia, pu s, en el mundo natural, todo es fundamentalmente simtrico, armnico, racional, cons-tante y lgico. De los nidos de los pjaros a las galeras sub-terrneas de los topos, del brotar del delgado hilo de hierba al vigorizar de la encina a cuya sombra descansa del rudo trabajo, todo para el agricultor es sabidura que nace del muy docto libro de los sucesos naturales, de los que apren-de la ciencia ms profunda y la ms ilustre filosofa.

    Es poeta, porque su alma vibra ante el aparecer y decli-nar del sol, por los vagidos en la cuna del recin nacido y por el mugido del ternerito en el establo. Es msico porque, en lo ntimo, compone un cntico. con el murmullo del arroyo que riega el campo y con el zumbido de las abejas que le proporcionan la miel; es artista porque le agrada adornar con flores su casita, y, por fin, es filsofo porque asimila la filo-sofa del sentido de la majestad y del misterio de cu,anto lo rodea. La ternura es natural en l, por cuanto se desenvuelve en un ambiente impregnado de belleza, de dulzura y de mag-nificencia; existe, en l, el sentido de la justicia, pues debe

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    administrarla; de la piedad, porque en el campo se mide la pequeez del hombre frente a las fuerzas soberanas de la naturaleza. El campesino ensea el respeto, pues ste preside las relaciones entre hijos y padres; ensea la devocin, pues es creyente; el cuidado del orden, pues, en su mundo, el orden tiene valor de norma y ejemplo, y, en fin, tiene muy vivo el espritu de la independencia, pues su bienestar de-pende de s mismo y de la voluntad de Dios.

    En el autntico campesino se renueva la personalidad del romano Cincinato dispuesto a dejar el arado por el cui-dado del gobierno del Estado. Roma, en todos los tiempos, fuente de luz civilizadora, es, tambin hoy, maestra en el arte de gobernar los pueblos. Pero, su fuerza y su gloria, la misma posibilidad de su progresivo afianzamiento sobre los otros pases, ha descansado siempre sobre la agr icultura, so-bre la propiedad privada de la tierra, sobre los pequeos propietarios labradores. Entre estos ltimos eran reclutados los legionarios de aquel irresistible ejrcito 'que conquist el mundo, pues, hay que recordar, que sin campesino no hay soldado, y, precisamente, de la gran familia labrie"'a salieron los jueces, los estadistas y los administradores m'.s insignes de Roma.

    La antiqusima tradicin del surco con el que Rmulo demarc el primer cercado urbano, no puede, quizs, ex-presar la idea que Roma es eterna porque fu fundada con el arado? No significa, quizs, que el arado demarca 1os lmites de la grandeza y el podero romanos? En verdad, mientras los ciudadanos de Roma pasaron con indiferencia de la zapa a la lanza, de la hoz al arco y a la espada, del arado al gobierno y al senado, mientras las invictas guilas desplegaron sus vigorosos vuelos sobre Cartago y sob;e Al-bin, mientras, en fin, los antiguos guerreros no fueren subs-titudos por proletarios mercenarios, Roma fu invencible.

    En cambio, qu han hecho los bolcheviques del novel Atlante que sostienen sobre sus espaldas, todo el peso de la constitucin social del globo 1 Le han inoculado, en las ve-

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    nas, 1 veneno que extermina su fuerza, le han atado de pies y rnnnos, y ahora, excavan, debajo de l, la fosa que lo debe 'n ullir.

    Lo han despojado de todo lo que representaba su pa-1 rimonio y su valer, transformndolo en un errante proleta-rio, un esclavo, un utensilio incapaz de transmitir la vida, desde el momento que l mismo no vive ms.

    En esto consiste, principalmente, la diablica y brbara maquinacin bolchevique, con la que empez la nefasta obra de la invalidacin de la cultura y de la civilizacin.

    EL BOLCHEVISMO Y LA CONCIENCIA

    En todas sus manifestaciones, el hombre demuestra vi-vir dos existencias: una material, ligada a los elementos de la naturaleza y supeditada a sus leyes -vida fsica- y otra espiritual, trascendente a las cosas, dotada de una di1:1mic.a independiente de los elementos naturales y no sometida dl-1ectamente a sus normas. Por lo tanto, ninguna doctrina materialista es suficiente para explicar, y resolver, el proble-ma de la vida tica innata en el hombre y en todas sus ex-teriorizaciones espirituales.

    Los bolcheviques han negado todo arraigo de vida dual; han declarado que el hombre es Un. animal simple que vive solamente la vida material, sin alma, sin ideales, e, implci-tamente, sin ningn fin ms all del corporal, del inmediato y del temporal. Ellos son naturalmente, completamente li~res

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    Jlo.sta la anulacin de la fe ha sido dfgent!l_y_llled.i.ta_::_ dnnHn l organizada, en Rusia.

    La pertinente misin ha sido confiada a una institu~in li p . ial, los "sin Dios", que procede ridiculizan~o l~s rit~s

    y los entes religiosos, tratando de demostrar la mex1s.tencia d la Divinidad mediante exhibiciones pardicas o d1rect~m nte escandalosas, pasa disuadir a la gente de la creencia n una resurreccin despus de la muerte fsica. Son miem-

    bros de esta organizacin los "ateos activos" que se valen d cualquier medio para arrancar del corazn todo principio