espaÑa vista por les extranjeros

304
íve^^^.:T^^^ '- ^•J^f ••^^'-^• f*i' ^' V ^V-';:%

Upload: poupoudodo

Post on 25-Nov-2015

65 views

Category:

Documents


9 download

TRANSCRIPT

  • ve^^^.:T^^^ '-^J^f ^^'-^

    f*i'

    ^'

    V

    ^V-';:%

  • Vi.j.r,*;

    3,,

    "^ ^

    C . A- !#'

    m'\ ^^"^

  • *-

    r^ ^.

    '>*uf'

    ^^mmmmm

  • Digitized by the Internet Archive

    in 2010 with funding fromUniversity of Toronto

    http://www.archive.org/details/espaavistaporl01garc

  • ESPAA VISTA PORLOS EXTRANJEROS

  • OBRAS DEL AUTOR

    DEL jardn de LAS DOLORAS.crni-cas.1906.

    FRENTE A LA VIDA.crnicas.1908.

    ZARAGOZA EN TRANVA.crnicas.1908.ANTE EL CENTENARIO.crnicas.1908.

    LOS QUE ESPERAN.CUENTOS.1910.CUENTISTAS ARAGONESES EN PROSA.antologa.1910.

    EL VIAJERO DEL SIETE.- novela corta.pu-blicada EN LOS CONTEMPORNEOS.1911.

    REMANSO DE DOLOR.novela.1912.LOS CACHORROS DEL LEN. nove-la.1912.

    VIDA Y MILAGROS DE NUESTRO SEORDON MIGUEL DE CERVANTES.1916.

  • -?,\G(2 j GARCA MERCADAL

    ESPAAVISTA POR LOSEXTRANJEROS

    RELACIONES DE VIAJEROSDESDE LA EDAD MS REMO-TA HASTA EL SIGLO XVI

    BIBLIOTECA NUEVALISTA, 66. MADRID

  • S. L. de Artes Grficas.Cartagena-Madrid.

  • PRLOGO

  • M-i n cualquier pas sera necesario y oportuno empren-der la publicacin de una serie de libros histricos

    con carcter popular, o sea inspirados en fines de divul-

    gacin, escritos en estilo llano y liso y cuyo precio de ven-ta' est al alcance de una masa considerable de lectores;

    pero esta necesidad es mayor en nuestro pas, porque aques muy corto el nmero de personas que saben historia, yaun puede decirse que, en gran parte, la historia, la ver-dadera historia de Espaa est por escribir todava . Lossabios y los eruditos son los nicos que la conocen, por-

    que hay que buscarla en libros y monografas de difciladquisicin, en los manuscritos que guardan archivos ybibliotecas y en obras extranjeras que nadie cuida de tra-ducir al castellano. El pueblo la ignora, y es el pueblo

    quien m.ds conviene que la conozca para que nunca olvide

    como fu regido por sus mandatarios y directores, y tam-bin para que sepa los esfuerzos con que est llamado a

    contribuir al progreso humano, por obligacin de ciudada-

    na y deberes de raza.

    Tal es el propsito a cuya realizacin se encamina la

    Biblioteca Nueva con la coleccin de libros histricos que

    hoy inaugura. Queda as indicado que estos libros no

  • 10 J. GARCA MERCADAL

    sern libros acadmicos, engolados, solemnes, que es como

    hasta aqu han venido siendo, con pocas excepciones, los

    que durante muchos aos se han escrito por los especialis-tas en materia histrica.

    Declaremos que no sern tampoco libros tendenciosos

    llenos de prejuicios polticos y religiosos, inspirados en esepatriotismo que cierra el paso a la enmienda, que oculta

    lo malo, o elogia hiperblicamente lo bueno y aun lo me-

    diocre. Por el contrario, todos ellos estarn escritos con la

    norma nica de la veracidad en las noticias, de la Justi-

    cia en las apreciaciones y de la severidad en los juicios.

    El discurso retrico, enftico, ser reemplazado por el da-

    to, que tiene mayor eficacia, y supera siempre en elocuen-cia a las ms entonadas declamaciones. La cita bien com-pulsada ocupar el espacio destinado por el historiadorde la vieja escuela a sus juicios caprichosos o arbitrarios.La verdad de un hecho, o el perfil de un carcter estarntrazados escuetamente, sin velos que entorpezcan o atenenla visin del lector imparcial, huyndose con igual cuida-do de remilgos pseudo-patriticos que de manchar la rea-lidad histrica con la sombra, negra o roja, del sectarismo-

    Pretende tambin la Biblioteca Nueva que su coleccinest presidida por el inters y la amenidad en deleitosoconsorcio, y con esta mira empezar por.ponerla a salvode toda enfadosa erudicin; de tal modo que al lector nun-ca faltar la cita de las autoridades en que se apoyen na-

    rraciones y asertos, pero sin que haya confusin de lo queson naturales y debidas justificaciones con esos alardes,por minuciosos innecesarios, a los que ciertos investigado-

    res fan la satisfaccin de vanidades, con frecuencia harto

    pueriles. Los autores que honran con su concurso a la

    Biblioteca Nueva no aspiran a xitos de paciencia. Qui-

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 11

    sieran, en cambio, dar a su pblico la nocin clara y pre-

    cisa de los sucesos, los personajes, el espritu, las ideas ylas costumbres pertenecientes a la poca que en cada tomo

    se estudie, y de sobra considerarn logrado su objeto si,

    dentro del mayor rigor cientfico, lo hacen sin merma del

    inters, de la gracia, el calor emotivo y la fuerza dram-

    tica que en ellos se encuentran.

    Puede agregarse que tambin quedar eliminado de es-

    tos volmenes el abalorio de lo puramente extemo, lo in-

    tilmente decorativo, cuanto, en fin, sea vano y deleznable

    engao de los ojos, concedindose por sus autores especial

    preferencia, cuando se trate de pintar un perodo, un acon-

    tecimiento o un personaje histricos, al trazo que fije suaspetto ms esencial, su fase ms caracterstica y su ras-go ms grfico. En un episodio pintoresco, o en una anc-dota ntima est a veces todo el sentido de una vida, y ellos

    suelen tenerms valor histrico que el relato mejor adobadode los hechos oficiales o pblicos en que actu. Baroja hadicho, no sin razn, que a las vidas de hombres ilustre es-

    critas por Plutarco y Digenes Laercio prefera, si las hu-

    biera, unas cartas o unas cuentas del tendero, o de la la-

    vandera de aquellos hombres como medio para conocerlosmejor.Se ha aludido ms atrs a los tesoros de informacin

    que hay en los archivos y bibliotecas nacionales. All se

    nutrirn las pginas de estos tomos. Otros sern resme-

    nos y compendios de obras raras y costosas que hasta hoy

    han estado fuera del alcance del pblico. Y a menudo ve-r el lector que se acude a la cita y recopilacin de testi-

    monios y textos extrajeros, precisamente en abono de la

    certeza y autenticidad de las narraciones. Ah estn Ca-char, Buckle, Dozi, Bergenroth, Mignet y Hume, entre

  • 12 J. GARCA MERCADAL

    otros historiadores extranjeros, ms a fondo conocedoresde nuestros archivos y, en general, de nuestra historia que

    muchos autores espaoles.Se advierte, por ltimo, que la Biblioteca Nueva, para

    mayor garanta de acierto en la realizacin de su empre-

    sa, ha confiado la direccin de la misma a un ilustremaestro en ciencias histricas a la vez que escritor nota-

    bilsimo. Es este D. Ricardo Fuente cuyos mritos, bien

    conocidos, tuvieron la consagracin ms justa y adecua-da al ser nombrado para cargo tan elevado y honroso co-mo el de Director de la Biblioteca Municipal de Madrid.

    El presente volumen espaa vista por los extranjerospertenece a uno de los tipos de libros que figurarn en es-

    ta coleccin, y es una sencilla recopilad n de relacionesde viajeros que desde los ms remotos tiempos pasearonpor nuestro pas su fe de peregrinos, su arrogancia de pa-

    ladines caballerescos, su sagacidad diplomtica, o simple-

    mente su curiosidad y sed de aventuras.

    En su texto hallar el lector reunidos multitud de datos

    y noticias que haba dispersos en centenares de obras y que

    han sido espigados por el Sr. Garca Mercadal, tras de bri-llantes y laboriosas investigaciones. Refirense a los usos

    y costumbres de Espaa, a su situacin poltica y al esta-do de sus distintos elementos sociales, tal y como fueronvistos y juzgados por cada uno de nuestros visitantes.Quiere esto decir que entre sus impresiones las hay de to-das clases, siendo muchas de ellas sorprendentes por ori-ginales o extraas.

  • ESPA5A VISTA POR LOS EXTRANJEROS 13

    Todas, por otra parte, esclarecen en diversos puntos

    nuestro pasado, sin que carezcan del valor e importancia

    ni aun aquellas que ms parecen fruto de la fantasa quereflejo fiel de la realidad, porque nos ayudarn a com-prender como, al difundirse por otras tierras, fue' formn-dose en ellas el concepto que de nosotros tienen sus natu-

    rales.

  • SIGLOS ANTERIORES AL X

  • ILAS NOTICIAS MS REMOTAS

    LOS VIAJES POR ESPAA.LOS PRIMEROS VIAJEROSLOS VASOS APOLINARES.ITINERARIO DE CARA-CALLA.EL TORINS TURRIBIO DE BECCATI, OBIS-PO DE ASTURIAS.LA OPININ DE CICERN.UNAFRASE DEL POETA ALMOHAIDE.LAS RIHLAS RA-BES.ABDELWAHID, ESTUDIANTE EN ESPAA.LOSFRANCOS Y TRASMONTANOS.LA VALENTA DE LOS

    FRANCESES.-EXPEDICIONES DE LOS VIKINGS.

    EL relato de Juan de Gortz que en el siglo x setraslada a Espaa para visitar al califa de Cr-

    doba Abderramn Iii, en nombre y como enviadodel emperador de Alemania, es el primero donde demanera clara y concreta podemos recoger obser-vaciones de viajeros extranjeros sobre Espaa, so-bre sus habitantes, sus ciudades y sus costumbres.Con anterioridad a dicho viaje, del que en su de-

    bido lugar habremos de ocuparnos, y para que pue-dan servir como de introduccin a cuantas noticiashemos de recoger, vamos a enlazar algunas otrasque, utilizadas como elementos de iniciacin, servi-rn para preparar al lector y disponerle a cuanto hade leer despus.

  • 18 J. GARCA MERCADAL

    En la conocida Bibliografa de los viajes a Espa-a y Portugal, del ilustre hispanista Foulch-Del-bosc (1), ctanse hasta 858 obras consagradas a es-ta materia, y de ellas 1.730 ediciones diversas, es-tando los originales redactados en 16 lenguas. (2)Amplanse detalles sobre esta importante cuestinen las notas crticas puestas por el hispanista italiano

    Farinelli al libro Etudes sur l'Espagne de A. MorelFatio, en la Revista crtica de Historia y Literatu-ra espaolas, portuguesas e hispano-americanas (3);en las de F. Adolpho Coelho a la citada Bibliografade Foulch-Delbosc, en la misma revista (4); y so-bre todo en las adiciones hechas por Farinelli a laBibliografa de Foulch-Delbosc, publicadas en larepetida revista (5) el ao 1898, recogidas en volu-men aparecido en Oviedo al siguiente ao, y con-tinuadas en la Revista de Archivos, Bibliotecas yMuseos (6). Todo esto forma un copioso arsenalde interesantes datos, que vienen a dar proporcio-

    (1) R. Foulch-Delbosc.Bibliographie des voyages en Es-pagne et Portugal. Paris, H. Welter, 1896.

    (2) La clasificacin de las ediciones, segn las lenguas enque los viajes estn redactados, es la siguiente: 313 en francs,229 en ingls, 123 en alemn, 107 en espaol, 30 en italiano, 11en portugus, 9 en latin, 9 en holands, 6 en rabe, 5 en dans,

    5 en ruso, 4 en sueco, 3 en polaco, 2 en checo, i en cataln yI en hebreo.

    (3) A. Farinelli.

  • ESPAA VISTA POP. LOS EXTRANJEROS 19

    nes dilatadas al primitivo trabajo del hispanistafrancs.

    Con estas indicaciones queda bien claramente en-trevisto el ancho campo por donde los estudiosospueden lanzarse. Aqu vamos a discurrir por l conamplia libertad de meros divulgadores del asunto;sin nimos, no ya de hacer una labor erudita y com-pleta, que habra forzosamente de ser obra de mu-chos aos, sino simplemente con el afn de compo-ner un libro curioso e interesante, que sirva paradeleitar sin fatiga al lector. (1)La primera noticia hemos de recogerla en Hero-

    doto, primer escritor griego que menciona a los cel-tas "(2), hablndonos de una ciudad llamada Pyrene,que haba existido en el declive septentrional de lacadena oriental de los Pirineos, y que desaparecims tarde.Desde los ms remotos tiempos los moradores de

    nuestra Pennsula distinguironse por su intrepidez,

    (3) ganando a todos en cuanto al tiempo y a la te-meridad de que hiciera alarde el cartagins Han-non, quien cinco siglos antes de nuestra era partide Gades y se lanz por las costas de la Libia, qui-z hasta el golfo de Guinea. De vuelta a Cartagohizo grabar su relato en el templo de Baal Molock.

    (i) Para conocer con detalle los primeros tiempos de nuestraPennsula, debe consultarse el hermoso libro Estudios Ibricos,del ilustre espaol D. Joaqun Costa, en donde se contienen am-plias noticias sobre la materia.

    (2) Francesco P. Garofalo.El Occidente segn los antiguosescritores griegos. (Boletn de la Sociedad Geogrfica de Madrid,t. xLi, 1899, pg. 129 y siguientes).

    (3) ngel Lasso de la Vega.Viajeros espaoles de la EdadMedia. (Boletn de la Soc. Geogrfica de Madrid, tomo XII. Pri-mer semestre de 1882).

  • 20 J. GARCA MERCADAL

    Le sigue Himilcon, quien partiendo del mismo sitioremntase hacia el Norte y llega hasta las islas Brit-nicas, dando lugar ambos viajes a valiosos periplos.Se suceden los expediciones por el Mediterrneo

    durante las guerras pnicas, y esto despierta en lasgentes de otros pases curiosidad por visitar nues-tras costas, viniendo a ellas el greco-galo Pytheas,de paso para las islas Oreadas, de las que se presumano haber ms all, y el griego Pausanias, que alcan-za tanto relieve como el logrado por el historiadorHerodoto. (1)

    Sobre viajeros por la Pennsula las ms remotasnoticias que cabe buscar son las del viaje clsico deAvieno, (2), basado en uno griego del siglo VI antesde Jesucristo, y entre los nombres de ilustres visitan-tes de nuestro pas pueden recordarse los de Catao,Polibio, Artemidoro de Efeso, Asclepiades de Myr-leia y Posidonio de Apameia.

    Catao fu cnsul en la Pennsula (234-149 antesdej. C), y las noticias que d de Espaa se con-tienen en sus Orgenes. Polibio (204-122 antes de

    (i) Si nuestro propsito no se redujera a los extranjeros,aqu vendra seguirles el rastro a dos rabes nacidos en Gua-.dalajara en el siglo viii de nuestra era, Ahmed Ben Chalaf elMadiyuris y Ahmed Ben Muzalen Yangui, que estuvieron enOriente; y al sevillano Alzeyat, cosmgrafo famoso; al cordobsAbu Obaid, que estuvo en frica y Asia; al valenciano AbuMohamad Alabderita, que dio un itinerario africano; al granadi-no Aben Isa el Gasani, que viaj por Oriente, al gegrafo AbuRihan el Abiruni, que viaj diversos pases, y a MohoammedBen Aljathir, que descubre el reino de Granada bajo el poder delos Naseritas. (Vase el art. de Lasso de la Vega).

    (2) Rufus Festus Avienus, poeta del siglo iv antes de J. C,autor del poema

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 21

    J. C.) viaj por Occidente en una flota fletada porScipin Emiliano para que pudiese realizar sus es-tudios, insertando en sus Historias cuanto hubo dever en su viaje. Artemidoro de Efeso realiz un pe-riplo por las costas mediterrneas, y al regreso desu expedicin escribi una Geografa contenidaen once libros. Asclepiades de Myrieia fu maestrode Gramtica en la Btica, y Posidonio de Apameia,filsofo, historiador, retrico y maestro que fu delilustre orador Cicern, estuvo en la ciudad de Ca-des durante 30 das para estudiar los mares y exami-nar el ocaso del sol, tratando de adquirir conoci-mientos no solo sobre la tierra visitada sino tam-bin sobre sus moradores. Fu al cabo de SantaMara (Algarbe), a cuyo lugar haba llamado pro-montorio sacro el gegrafo Artemidoro, y todaslas observaciones extradas de la experiencia e in-dagacin con que ilustr su viaje hubo de trasla-darlas a sus Historias.

    Del mons Pyrene hablan Avieno, Silio Itlico yAristteles.

    La nota bibliogrfica que figura ocupando el pri-mer lugar en el repertorio de Foulch-Delbosc, ni-ca anterior al relato de Juan de Cortz, no puede de-cirse sea propiamente la narracin de un viaje, aun-que s noticia interesante sobre un itinerario. Msque a la historia de las letras pertenece a la del arte,es decir, a la arqueologa. Se trata de obra annima,y como la nota es breve, vamos a traducir cuanto

    en ella dice Foulch-Delbosc en el mencionado li-bro: (1)

    El pueblecillo de Vicarello, situado a unos vein-(i) R. Foulch-Delbosc.Obra citada, pg. 5.

  • 22 j. garca mercadal

    tiocho kilmetros a! noroeste de Roma, en la anti-gua Etruria, en la orilla septentrional del lag-o Brac-ciano, el antig-uo lago Sabatinas, era, en la pocaromana, uno de los establecimientos de baos msclebres de Occidente: se las llamaba las Aguasapolinares, Aguce Apolliiiares. En 1852, los je-suitas, propietarios entonces de aquel estableci-miento termal, haciendo reparar el depsito que ali-mentaba una de las piscinas, descubrieron inscrip-ciones votivas, monedas y vasos de plata y bronceque haban sido arrojados como ofrenda a las fuen-tes. Entre aquellos objetos encontrronse cuatrovasos de plata maciza llamados despus los

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 23

    caminos espaoles militares, con expresin de 296pueblos y mansiones, nmero que aumentan losgrabados en los Vasos apolinares, tilsimos paradescubrir la existencia de alg-unos atajos. La topo-grafa antigua se completa con las noticias que pue-den recogerse en Estrabon, Plinio y algunos otroshistoriadores, ya que el Itinerario de Caracalla erael registro del Pretor, es decir, un repertorio don-de no ms se contenan las vas pblicas costeadaspor el Estado. A stas era preciso aadir las veci-nales y las provinciales, para completar la remota

    red de comunicaciones.En la poca romana los barcos remontaban el

    curso del Guadalquivir hasta Crdoba, el del Ebrohasta Logroo y el del Tajo hasta Morn. Pero to-dos estos detalles refirense a los caminos por don-de los viajeros llegaran a nuestra patria, no habin-dose conservado de sus relatos nada que nos puedaguiar.

    Para orientarnos habramos de examinar el mapade Mela con indicaciones de las marinas, el de PH-nio para conocer la divisin poltica y judicial deEspaa, los Vasos apolinares, los itinerarios de An-tonino Caracalla y del annimo de Rvena, y el pe-riplo de Marciano para descubrir la Espaa militar;el mapa de Estrabon para tener idea de cuales eranentonces los centros de la produccin agrcola, co-mercial y minera, preguntando a Ptolomeo qugentes y naciones habitaban el pas, y a Silio yAvieno cules eran sus memorias primitivas. Mascon todo eso nunca pasaramos de conocer la tie-rra, no llegando a saber lo de ella opinado por losextranjeros que hubieron de visitarla.

  • 24 J. GARCA MERCADAL

    Adems de que en la tierra, en muchas de susapariencias presentes, podemos ver un reflejo de suremota vida y realidad antiguas. As lo declar donAureliano Fernndez Guerra en su discurso decontestacin, en la Academia de la Historia, al quepara tomar posesin de su plaza de acadmico hu-bo de pronunciar D. Eduardo Saavedra, sobre eltema Las carreteras romanas de Espaa. (1)

    Hoy

    , deca

    , lo mismo que en la edad fenicia,desde las orillas de Guadalfeo hasta ms all del rioAlmanzora, rinden abundante metal los estribos deSierra Nevada; Asturias y Galicia prcianse de criarlas muas de paso que tanto encomiaba Plinio; comoentonces es rica en pemiles y cecinas Extrema-dura, habitacin del celta pastor de ganado, queatravesaba los ros y lagunas en hinchadas odres;todava no ha degenerado la raza de caballos anda-luces que cant la lira de Claudiano; y an las fa-lernas vides plantadas en los montes malagueospor el obediente celo de procurador romano, con-servan su vigor nativo y su merecido renombre.Guadalquivir ostenta hoy ms florida que en el im-perio de Vespasiano su corona de olivos; todavacomo en los tiempos de Marcial, es famosa la valen-ciana seda; ahora los ferrocarriles van por la mismazona de los caminos romanos; y las alturas de Bai-len han vuelto a contemplar triunfos como los de Es-cipin en Vilches, como los de Alfonso el Buenoen las Navas de Tolosa.

    (i) Aureliano Fernndez Guerra.Discurso-contestacin alde D. Eduardo Saavedra sobre Las carreteras romanas de Espa-a, en su recepcin como acadmico de la Real Academia dela Historia, celebrada el 28 de Diciembre ds 1862.

  • ESPAfJA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 25

    Otra noticia que debemos aqu recoger, sin po-der darla con ms amplitud, es la de que en la pri-mera mitad del siglo V vino a nuestro pas el tori-ns Turribio de Beccati, el cual permaneci aqusin volver nunca ms a su patria. Hubo de sorpren-der a sus contemporneos con tan grande religiny doctrina, que desde muy joven vise elevado a ladignidad de obispo de Asturias. (1)

    Julin Juderas, en su libro La leyenda negra, re-coge el juicio adverso ms antiguo de los expues-tos contra los espaoles. Es del insigne orador ro-mano Cicern, quien opinaba que los espaolesde la Celtiberia eran ms odiosos que los cartagi-neses. A los espaoles que no eran celtberos, lostena por salvajes. En sus discursos trataba muy mala los naturales de Espaa y en sus obras filosficasse exalta al hablar de ellos. (2)Tambin encontramos en nuestra literatura arbi-

    go-hispana numerosa y brillante representacin decierta clase de escritores que, teniendo de historia-dores y de gegrafos, venan a ser en su tiempo loque ahora conocemos bajo el nombre de turistas;solan describir en sus obras las impresiones y en-seanzas que les haban proporcionado sus viajes,realizados unas veces por razones de ndole cient-fica, por motivos religiosos las ms, y muchas porsimple recreo o para distraccin del espritu.

    El poeta Almohaide, en una de sus poesas, dice(i) En la Historia Hispana, de Ambrosio de Morales, apare-

    ce incluida (lib. xi, cap. xxvi) una epstola suya, De Eclesia-rutii Hispanicarum Statu.

    (2) Julin Juderas.La leyenda negra. (Estudios acercadel concepto de Espaa en el extranjero) 2.^ edicin, s. f. pgi-na 200.

  • 26 J. GARCA MERCADAL

    la siguiente frase: As como otros se ven atormen-tados por las penas del amor, yo lo estoy por el de-seo de estar siempre viajando. Esto pasaba muchoentonces... y tambin ahora.

    Las rihlas o libros de viajes contienen noticiassobre la vida ntima de la sociedad musulmana, desus prcticas y costumbres, sus gustos y supersticio-nes, viniendo a ser como libros de memorias dondeel viajero hubo de ir anotando, da tras da, todoslos acontecimientos que vinieron a tropezarle en suviaje.Los editores de Aben Batuta, viajero que nos vi-

    sita en el siglo xiv, dicen que el conocimientontimo de la sociedad musulmana, de sus usos y su-persticiones, hay que buscarlo en los viajeros ra-bes mucho ms que en los historiadores, tan secosy descarnados de ordinario, tan exclusivamente li-mitados a relaciones de batallas, de revolucionespalaciegas y de noticias necrolgicas sobre los gran-des funcionarios y literatos.Todos estos detalles que recogemos en el libro

    de Francisco Pons Boigues, Ensayo bio-bibliogr-fico sobre los historiadores y gegrafos arbigo-es-paoles, (1) muestran una parte del dilatado cam-po de estudio ofrecido a los entusiasmos y afanesdel investigador; pero no ms que una noticia delas mltiples contenidas en tan importante obra caedentro del espacio de tiempo anterior al siglo X. Yes una noticia escueta, sin detalle alguno, la de queEl Marrecoxi (Abdelwahid) vino a Espaa para per-feccionarse en sus estudios, desde Marruecos, y es-

    (i) Francisco Pons Boigues.Ensayo bio-bibliogrfico sobrelos historiadores y gegrafos arbigo-espaoles. Madrid 1898.

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 27

    tuvo el ao 605 en Sevilla y el 606 en Crdoba,regresando a su patria en 610.Durante los siglos que llen el porfiado empeo

    valeroso de lucha tenaz contra los musulmanes quehaban cruzado el Estrecho con Tarik y penetradoen la Pennsula, los extranjeros venidos a Espaafueron muchos, juntndose aqu los guerreros delNorte para combatir, unidos con los espaoles al

    enemigo comn de Europa, tan gravemente amena-zada de invasin.

    Farinelli hace notar (1) cmo, aun siendo lar-ga esta comunicacin entre espaoles y extranjeros,tanto en sus costumbres, como en la vida ntima

    respectiva, permanecieron entre s extraos los unosa los otros; y seala la presencia en nuestra patria

    de los que dieron origen a los Francos o Transmon-tanos; estos eran aquellos que, no obstante su ca-

    rcter de forasteros, por haber ganado un trozo detierra en Espaa llegaban a olvidarse por completode su patria, acabando por avecindarse en la Pe-nnsula.

    Los franceses gozaban en Espaa fama de valien-tes, y as nos lo dan a entender unos versos delPoema de Alejandro (col. 1.635 sigs.) que dicen:

    Los pueblos Despanna mucho son ligeros.Parecen los franceses valientes caballeros...

    Engleses son fremosos, de falsos corazones,Lumbardos cobdiciosos, alemanes fellones.En el ao 843 una expedicin de normandos (2)(i) a. Farinelli. Notas crticas. (Revista crtica de Histo-

    ria y Literatura espaolas, portuguesas e hispano-americanas.

    Ao II, nm. i).(2) Sobre las expediciones de normandos debe verse el libro

    de Fernndez Duro, L,i marina de Castilla, jSg4..

  • 28 , J. GARCA MERCADAL

    despus de dejar arrasadas las costas de Francia,trasldase a Espaa para desembarcar en Asturias,siguiendo hasta Lisboa, cuya ciudad sitian, arrasan-do todo el pas. El rey Ramiro de Asturias compr,pagndola a bastante buen precio, la paz con losVikings, que eran entonces los reyes del mar; paraquitarse de encima tan molestos huspedes puso enjuego la astucia por un lado y los impulsos de la co-dicia por otro, indicndoles el rico botn que a susincursiones brindaba la tierra de los moros; por esoal siguiente ao los normandos remontaban el cursodel Guadalquivir y se apoderaban de Sevilla y susarrabales. (1)

    Los Vikings, que profesaban la religin de Odio,hallbanse uniformemente provistos de cuatro armasofensivas; el hacha, la espada, la lanza y el arco; y deuna sola arma defensiva; el escudo. Sus buques eranhermosas galeras de remos, con un equipaje de cien-to cincuenta a doscientos hombres. Muy alargadas,muy altas y muy encorvadas en la popa y en la proaestaban artsticamente trabajadas, pintadas y dora-das en los extremos.De todo esto nos da noticias Adolfo Hillmann en

    su trabajo sobre Relaciones histricas entre Espaay Suecia, (2) sealando cuales fueron las expedi-ciones realizadas a nuestro pas por los Vikings.

    (i) Puede verse sobve estas expediciones escandinavas el es-tudio publicado por A. Strindberg, Relations de la Sude avecl'Espagne et le Forus;a! jiizqu'a a fin dii .YF///ene sicle, in-serto en el Boletn de la Real Academia de la Historia, t. XVIIpgs. 321 y sigs.)

    (2) Adolfo Hillmann.Relaciones histricas entre Espaa ySuecia. (Rev. crt. de H.^ L.^ Ao iii. Junio a Sepbre. nms. VIa IX. i8q8.

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 29

    La primera en 844, la segunda en 859, mandadapor Hasting- y Bjorn Jarnsida, hijos del rey RagnarLodbrok, la tercera en 964, y la cuarta, que estuvoformada por cien barcos, en 968, segn lo que pue-de verse apuntado en las sagas nrdicas.

    Estas son las noticias que, con anterioridad alviaje de Juan de Gortz y ms o menos de cerca re-lacionadas con el asunto de que tratamos, hemoscreido dignas de ser traidas a colacin como antece-dente lgico y natural de cuanto vamos a escribircontinuacin.

  • SIGLO X

  • II

    LA CORTE DEL CALIFA DE CRDOBAABDERRAMN III.

    ABEN-HAUCAL.

    ^JUAN DE GORTZ, EMBAJADOR DELEMPERADOR DE ALEMANIA OTN I; SU VENIDA AESPAA.DIFICULTADES PARA VER AL CALIFA Y C-MO SE TRATABAN CON L LOS ASUNTOS.EL SISTE-MA DE DAR LARGAS.LA TENACIDAD DE UN EN-VIADO FRENTE A LA ASTUCIA DE LOS PALACIEGOS.SE ACONSEJA A LOS ENVIADOS NO HACER SEASA LAS MUJERES.EL CALIFA NO QUIERE ADMITIR MSQUE LOS PRESENTES.LA CONSULTA AL EMPERADORY SU RESPUESTA.DE SEGLAR A OBISPO.EL ENVIA-DO NO QUIERE CORTARSE EL PELO Y EL CALIFA RE-CONOCE LA FIRMEZA DE SU CARCTER.CMO SERECIBA A LOS EMBAJADORES EN LA CORT DE CR-DOBA.EL CALIFA RECOGE LOS PRESENTES Y EL EN-VIADO SE VUELVE A SU PAS.GERBERTO (SIL-

    VESTRE II).

    /y BEN-HAUCAL fu un notable viajero oriental* * que visit nuestro pas en tiempos de Abde-rramn (912-961 a. de J. C.) y aunque elogia lascondiciones naturales de Espaa, habla con algnmenosprecio de sus habitantes, suponindoles su-

  • 34 J. GARCA MERCADAL

    midos en la indolencia y faltos de entereza y valorpara defenderse de sus enemigos. (1)

    Almakkari le cita, entre otras veces, al describirla Espaa musulmana en general y la ciudad deCrdoba en particular. (2)En la vida del monje Juan de Gortz, escrita en el

    siglo X por el abad de San Arnulfo Juan, se refierecon todo detalle el viaje de aqul a Espaa (3) encalidad de enviado del emperador Otn i de Ale-mania a la Corte del califa de Crdoba. (4)Juan de Gortz viene a Espaa el ao 950. Aunque

    infiel, el rey rabe de Espaa Abderramn iii habaenviado al rey Otn una embajada portadora de ri-cos presentes, de paso que solicitaba su amistad.En la corte alemana se pens en devolver la visita,para lo cual deban enviarse dos legados que, atiempo de presentar las cartas del Emperador, de-ban interponer cerca de l sus consejos evanglicospara apartarle de la impiedad. Hubo bastantes vaci-laciones para la eleccin de personas sobre quienesdepositar tan delicada y aun peligrosa misin, sien-do por fin elegido el monje Juan de Gortz, a quiendeban acompaar un dicono llamado Garamano y,para servir a ambos de gua, un habitante de Ver-

    (i) Gay, 1. 95.

    (2) La obra de Aben-Haucal ha sido impresa en Leyden(1873-75)-

    (3) Embajada del Emperador de Alemania Otn i al califa deCrdoba Abderramn iii, Madrid; imp. de Rivadeneyra, 1872in. 8.. (Exrracto de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Mu-seos.Primera poca. Tomo 11, nmeros 5, 6, 7, 8 y 9.) Tra-duccin de A. Paz y Meli.

    (4) Este viaje se encuentra en un cdice en pergamino en laBiblioteca Nacional de Pars, y se ha incluido en la obra Mo-numento.

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 35

    dun llamado Ermenardo, conocedor de la ruta porhaberla hecho otras veces.Componan la caravana cinco caballos, tres para

    montar y dos para llevar los equipajes de los viaje-ros. En Champagne juntronse los tres expediciona-rios y desde all dirigironse a Espaa por Langres,Beaune, Dijon y Lyon.Llegados a Barcelona de!:uvironse en ella quince

    das, dando tiempo a que un mensajero enviado aTortosa, primera ciudad del rey sarraceno, regresa-se con la autorizacin para proseguir el viaje. Elretraso del emisario les llev a seguir la ruta hastaTortosa, en donde tuvieron que aguardar un mespara que, enterado de su llegada Abderramn lii,autorizase la continuacin de su viaje, que prosiguentre honores de los pueblos y ciudades cruiadoshasta Crdoba, donde se les haba preparado pa-ra su alojamiento una posada distante del palaciodel califa como unos dos mil pasos.

    Alarmados por el tiempo que pasaba sin ser re-cibidos por Abderramn, hubieron de inquirir paraconocer las causas de semejante demora, contes-tndoles que habindose detenido tres aos a losembajadores rabes enviados a Alemania, el califahaba resuelto que ellos aguardasen tres veces aqueltiempo, es decir, nueve aos!

    Gentes de palacio visitbanles en tanto con ni-mo de ver si lograban sonsacarles arteramente cualera el objeto de su viaje, poniendo en prctica to-das las astucias de la ms refinada diplomacia mu-sulmana; mas no logrando apesar de esto vencer laimpenetrabilidad a prueba de sagacidades palacie-gas de los enviados alemanes, esparcise la noticia.

  • 36 J. GARCA MERCADAL

    que hubo de resultar cierta, de que, aun no habien-do dicho nada los alemanes, los palaciegos rabes losaban todo, pues cierto presbtero de la embajadarabe, que con ellos regresaba, gan su confianzadurante el viaje, se hizo franquear algunas de lascartas que los enviados traan, y robndoselas losabandon en Zaragoza, adelantndoseles y entran-do en Crdoba antes de que ellos llegasen-Los enviados alemanes trataron de ver al rey pa-

    ra salir de dudas respecto a la situacin en que seencontraban. Era algo extremadamente difcil llegarhasta l, pues haba la costumbre de que todos losasuntos se tratasen por cartas llevadas a su destinopor esclavos de cmara. Djoles el Rey no tener msnoticia que la de su llegada, lo cual fu para tran-quilizarles.

    Mas todo ello era uno de tantos pasos de la astu-cia, pues el califa comision al judo Hasden, elhombre ms sagaz que nunca los nuestros vieran nioyeran >, para que averiguase cuanto hubiera, ganan-do la confianza, mediante el empleo de su recono-cida sagacidad, de los mismos extranjeros.

    El judio Hasden trat de convencerles de quenada deban de temer mientras estuviesen en ia cor-te de Abderramn y aun dentro de los lmites de sureino, asegurndoles que una vez terminada su emba-jada volveran a su pas con los mismos honores quese les haban dispensado a su llegada. Hzoles mu-chas advertencias respecto a las costumbres de aque-llas gentes y a la conducta que ante ellos deberanobservar, aconsejando a los ms jvenes que seabstuviesen de todo trato o accin licenciosos, por-que todo llegara al momento a noticia del Rey, por

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 37

    insig-nificante que fuese; que si se les permita salirpor la ciudad, no respondiesen ni aun por seas acualquiera chanza de las mujeres, porque nada serams terrible para ellos, y que no se extralimitasenen lo ms mnimo de las prescripciones que les fue-ron impuestas, porque esto sera en ellos ms nota-do, y una vez presos, de nada les servira su cualidadde embajadores>.

    Juan de Gortz se franque al judo, confesndoleque traa ricos presentes y una carta. A los pocosmeses volvi a visitarles un obispo llamado Juan, elcual les comunic una orden del Rey para que sepresentasen ante l, mas con la condicin de no serportadores ms que de los presentes. Juan de Gortzno quiso presentarse sin la carta, en cuyo texto re-batanse las blasfemias contenidas en la embajadaque Abderramn lil haba enviado.De seis a siete semanas pasaron antes de que el

    califa hiciese nuevas gestiones, que consistieron ennuevos emisarios para conocer si el monje alemnse allanaba a quedarse con la carta en el bolsillo.Conocida que fu la inquebrantable firmeza de losenviados, el Rey, aprovechando un domingo de granfestividad en que, rodeados de doce sayones, per-mitaseles acudir a la iglesia, enviles una carta lle-na de amenazas, del tamao de una piel cuadradade carnero. Juan de Gortz guardse la carta y no laabri hasta regresar a casa, despus de haber co-mulgado; en ella comunicbasele que si era conde-nado a muerte, no quedara un solo cristiano con vi-da en Espaa, pues todos seran pasados a cuchillo.

    Apesar de tales intimaciones no cedi el enviadoalemn, sino que contest con una larga carta al Rey,

  • 38 j. garca mexcadal

    que ste someti a sus consejeros, uno de los cua-les fu de parecer se consultara al propio emisario,el cual repuso lo siguiente: Que enve vuestro Reyuna embajada al Emperador, nuestro seor, paraqu ste me comunique lo que debo hacer del en-cargo que de l recib y, vistas de nuevo sus cartas,obedecer a cuanto se me ordenare.Aceptado que fu el consejo ofrecise a realizar

    el viaje un servidor de palacio llamado Recemun-do, despus de informarse cerca de los enviadossobre distintos extremos referentes al pas y cor-te que deba visitar, pidiendo por ello una iglesiavacante por muerte de su obispo, pues Recemundoera catlico. Obtuvo su peticin, vindose por estacausa convertido de seglar en obispo.

    Costle el viaje de ida diez semanas, aguardandodesde fines de Agosto hasta pasada la Natividad pa-ra ser recibido por el Emperador en su palacio, deFrancfort, Elogise al legado y se le escribieroncartas ms suaves, indicndole prescindiese de lasprimeras y se presentase a Abderramn solo con losregalos, procurando por cualquier medio ajustar pazy amistad.

    El espaol Recemundo sali de Gorce poco an-tes del domingo de Ramos (956, Marzo, 30) y llega Crdoba a principios de Junio, acompaado deun verdunense llamado Dudo, encargado de llevarlos nuevos regalos e instrucciones. Estos nuevos en-

    viados quisieron nada ms llegados visitar al Rey,pero ste no mostraba tener mucha prisa por reci-bir la embajada, cuando les dijo:De ninguna manera; presntense antes con los

    primeros despachos o regalos, los que por tanto

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 39

    tiempo han dilatado este asunto, y luego, a su vez,seguirn los segundos; bien entendido que no po-drn venir a mi presencia stos, sin que antes hayanvisitado a aquel religioso que tan constante se hamantenido durante tanto tiempo, y consoldole conlas noticias de su patria y amigos, de su rey, y delas instrucciones que de ste reciba.Juan de Gortz recibi rdenes para visitar, por

    fin, al rey, previo corte de pelo, lavatorio de sucuerpo y poner algo ms cuidado en su vestido.Juan negse, y todos temieron que en este empeose entercase por tanto tiempo como en el anterior.El Rey envile diez libras para que se adecentase,pero las reparti entre los pobres y contest al emi-sario, de Abderramn. No desprecio el donativo del Rey, pero no

    usar otro traje sino el que a un religioso es permi-

    tido usar, ni me pondr manto o prenda alguna deotro color que no sea el negro.Cuando el Rey recibi esta respuesta, convenci-

    do, hubo de decir: Reconozco en esas palabras la constancia de

    su nimo. Con mucho gusto le ver, pues, si se pre-senta vestido con su sayal, y an me agradar msas que con otro traje diferente.Por ltimo lleg la ocasin de ser recibido y de

    la recepcin se ocupa del siguiente modo:Diferentes flas de soldados, ocupaban por am-

    bos lados todo el camino que mediaba desde el alo-jamiento hasta la ciudad, y desde sta hasta el pa-lacio real; la infantera en primera lnea, fijas laspicas en tierra, blanda en sus manos a gran distan-cia ciertas lanzas y armas arrojadizas, ejecutando un

  • 40 J. GARCA MERCADAL

    simulacro militar; seg-uan despus otros soldadosmontados en mulos y armados a la ligera, y tras s-tos la caballera, haciendo relinchar y piafar a suscorceles con las espuelas. Adems, unos moros, quepor su extrao aspecto atemorizaron a los nuestros^ejecutaban diferentes escarceos o ejercicios milita-res, que a aqullos les parecieron maravillosos, le-vantando una gran polvareda por el camino, ya desuyo bastante empolvado por lo seco de la estacin,porque era el solsticio de verano.

    En la puerta de palacio fueron recibidos por losgrandes de la Corte, y sobre alfombras y por entretapices llegaron a la cmara donde les esperaba elRey, solo, como una divinidad, recostado en un co-jn. Dio a besar a Juan la palma de la mano, favorel ms alto, pues no lo dispensaba ms que a losms elevados personajes, y mostrsele muy amabley obsequioso, dicindole que en cuanto haba rea-lizado no obrara por odio a su persona, sino porcausas ajenas a su voluntad, ofrecindole la conce-sin de cuanto pidiese.Juan de Gortz gan la voluntad del Rey, que no

    acept el que, segn era su deseo, el emisario vol-viese inmediatamente a su pas, pues hubo de mos-trar deseos de conversar con l en varias otras oca-siones. Despus fueron introducidos los segundosenviados, que ofrecieron al monarca rabe nuevospresentes, y una vez terminada su entrega ambasembajadas regresaron a su hospedaje.De cundo y cmo regres Juan de Gortz a su

    patria nada se sabe. Probablemente la narracin es-crita terminse cuando la embajada poda tambinconsiderarse como terminada.

  • ESPAfJA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 41

    El Papa Silvestre ll, llamado Gerberto fuera delpontificado, fu el hombre ms sabio de su tiempoy el primer francs que alcanz a sentarse en el tro-no de San Pedro, (1) gobernando la iglesia desde999 al 1003. En combatir la simona y la vida pocomoral de algunos presbteros, ocup buena parte desu gobierno, promoviendo con gran entusiasmo laidea de las Cruzadas.

    Estuvo en Espaa en los aos de su educacin,contenindose las noticias sobre su estancia y viajespor la Pennsula en unas cartas escritas desde nues-tro pas. (2) Trjole a Espaa el deseo de comple-tar sus conocimientos en las ciencias matemticascerca de los maestros de la escuela de Vich, (3) yla astronoma, ciencias que haban alcanzado granflorecimiento en manos de los sabios rabes, y lle-g a ser tal su erudicin, que hubo de ser tenidopor muchos como hombre sobrenatural, y tachadode brujo o hechicero.

    (i) Historia de la Iglesia por S. E. el Cardenal HergenrotherBiblioteca Teolgica del siglo xix. Madrid, 1885. Tomo iii,pgina 192.

    (2) Lettres de Gerbert (983-997) J. Havet, Pars 1889.

    (3) A. Rovira y Virgili. El nacionalismo cataln. Barcelona,,pgina 54.

  • SIGLO XI

  • III

    EL RASTRO DE UN SOLO VIAJERO

    EL CAMINO FRANCS.LAS VENTAS, LOS VENTEROSY SUS trapaceras.GATO POR LIEBRE.LOS MON-JES FRANCESES.ESPAA, TIERRA DE CONQUISTA.

    NOTCIAS DE LOS VASCOS. EL VIAJE DE SANTOOLAVO.

    POR los remotos aos de la undcima dcada ysiguiendo la ruta de Santiago, cuantos venan

    a viajar por tierras de Espaa hacanlo empujadospor el estmulo de su fe, guindoles en su xodo elirresistible deseo de adorar las cenizas del Apstolante el mismo sepulcro de la baslica compostelana.

    Tanta debi ser por aquel entonces la afluenciade franceses por dicho camino de peregrinacin, oacaso en razn a ser tenidos como tales cuantoscon traza de gente extranjera visitbannos, que en-tre los espaoles dise en la costumbre de conocercon el nombre de camino francs a la via que,despus de cruzar por Pamplona, Burgos, Castroje-riz, Sahagn y Astorga, iba a terminar ante los mu-ros de Santiag3 da Conioostela, a dos pasos del fi-nibusterre del mundo entonces conocido.

  • 46 J. GARCA MERCADAL

    En tan lejanos tiempos ha de buscarse la fuentedonde brotan por primera vez las lamentaciones, delabios extraos desprendidas, y que con tanta fre-cuencia hemos de ver repetidas durante los sigilosposteriores, con las que se viene a motejar y ponerreparos a los albergues espaoles; aquellas pobres,cuanto mal provistas hosteras castellanas, alzadasen la margen de las rutas frecuentadas por los pere-grinos, donde, aparte no encontrarse ms cosa pre-parada que el agua y el fuego, pues estos elementoss estaban en todo momento preparados y no erapoco lograr en poca de tan extremosa penuria, erff,frecuei te ser acogidos los transentes con toda cla-se de trapaceras por parte de venteros y de vente-ras. As fu como lleg a ser frase corriente en se-mejante poca, que de labio en labio empujaba elcomentario acerbo y mordaz de cuantos renovban-se en el ir y venir de las peregrinaciones, la de queen el camino francs el gato se vende como car-ne, con lo que bien a las claras se deja indicadocuan viejas son en el mundo las argucias y embe-lecos de la simulacin culinaria, que a tantos tienehechos ricos, para prueba y castigo de estmagosde bronce.

    Por el mismo camino francs debieron trillar ala apostlica o cabalgar orondos en muas de repo-sado andar los monjes de la Galia, salidos de Clunyy del monasterio de Claraval, cuya venida a Espaae influencia ejercida en Castilla, sealse prontocon reformas en la liturgia visigtica, la que hubode verse desechada para seguir el rito galicano.Tambin por este mismo camino se entr en

    nuestro pas, aunque desvindose de aqul hacia

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 47

    donde la solicitud de sus empresas belicosas llegabaa requerirla, abundante tropa desenvuelta de gentesde guerra, aislados paladines o guerreros en faccin,llegados con ansias de botn para colaborar con losespaoles en la obra de detener el curso del des-bordado torrente de los hijos del Profeta, realidadconquistadora en Espaa y amenaza de Europa.Tomada la nuestra como tierra de conquista, co-

    mo campo de lucha, quienes aqu venan de fuerapara combatir al pueblo infiel, una vez terminadoslos combates y recogida su parte de botn, solantornarse a sus respectivos pases, sin mostrar la me-

    nor curiosidad ni el ms pequeo inters hacia latierra que hubieron de elegir para escenario de sushazaas guerreras.De labios de los viajeros venidos por entonces a

    Espaa, apenas si cabe recoger las ms ligeras im-presiones, pues hombres de guerra mostraron noestar solicitados por ms preocupacin que la delas armas. Apenas si cabe apuntar algn ligero de-talle sobre las armas y el vestuario de los vascos,sus javalinas, sayos y abarcas, e igualmente sobresu devocin, apuntaciones que repiten ms tardelos viajeros de la siguiente centuria.

    Forzados al detalle acaso no cupiera traer a cuen-to, como repertoriada por la solicitud de los erudi-tos, ms noticia que la del viaje realizado por SantoOlavo en 1014, citado en una Memoria del Congre-so internacional de Orientalistas. (1)

    (i) Adam Kristoffer Fabricius.

    La connaisanee de la pe^

    ninmla espagnole par les hovimes du Nord.Imprenta Nacio-nal. Lisboa, 1892 Memoria presentada en la lo.^ sesin del Con-greso internacional de Orientalistas.

  • SIGLO XII

  • IV

    LAS ESCUELAS DE MAGIA EN TOLEDO

    UN LABORATORIO DE CIENCIAS OCULTAS.EL FIL-SOFO GERARDO DE CREMONA. KL COLEGIO DETRADUCTORES.LO QUE ESTUDIABAN LOS CLRIGOSY DONDE LO ESTUDIABAN.LA IGNORANCIA DELCASTELLANO.LAS PEREGRINACIONES A COMPOSTE-LA DE LOS CRUZADOS.EL NORMANDO SIGURD, YSU VIAJE A TIERRA SANTA.FRANCESES Y ALEMA-NES FNCENSE POBRES PARA BUSCAR EN ESPAA LADOTE DE SUS HIJAS.LAS SIRENAS DEL CANTBRICO.UN CAMPO QUE RENTA PARA LOS POETAS.EL

    PRIMER PEREGRINO SUECO.

    Conquistada la ciudad de Toledo en 1085, quedconvertida en un verdadero centro literario. A lacudan, tanto espaoles como extranjeros, cuantosdeseaban ampliar sus conocimientos en las escuelasmgicas, pues Toledo habase transformado en unverdadero laboratorio de ciencias ocultas, cuyo cr-dito de tal manera se hallaba extendido por Occi-dente, que era cosa frecuente ver llegar de remotospases estudiosos aspirantes a graduarse en Toledode la tan difcil como poco conocida ciencia astro-lgica.

  • 52 J. GARCA MERCADAL

    Entre estos extranjeros, huspedes con tal motivode Espaa, llegados a estudiar en la escuela toleda-na durante el siglo xil, puede citarse a Gerardo deCremona, una de las mejores inteligencias de laEuropa medioeval, siendo de lamentar no haberseconservado relato alguno conteniendo las impresio-nes de ste y de otros viajeros no menos interesan-tes de su poca.

    Gerardo de Cremona dedicse al estudio de lafilosofa, viniendo a Espaa para completar el acer-vo de sus conocimientos cientficos con las ensean-zas que se daban en las escuelas rabes de Toledo.En ellas hubo de aprender la lengua rabe, ocupn-dose de traducir al latn gran nmero de obras desus maestros relativas a matemticas, astronoma,astrologa y medicina (1114-1187).

    Raimundo, arzobispo, (1126-1150) fund en la ca-pital toledana el colegio de traductores, del cualhubo de salir toda la cultura de los rabes para ex-tenderse y difundirse en el Occidente cristiano. Pe-dro el Venerable, abad de Cluny, encarg a un ju-do la traduccin del Coran.

    Quienes de todas las naciones venan a Toledopara estudiar la magia, luego, de vuelta en sus res-pectivos pases, poseedores del secreto de las artesocultas y por ello gozadores de gran predicamento,extendan la fama de las aulas toledanas, formndo-se en torno a tales estudiosos como una leyenda desupersticin y brujera que adjudicbales pactos se-cretos con Satans.

    Los clrigos, dice Helinand, van a Pars para es-tudiar las artes liberales, en Orleans los autores cl-sicos, en Bolonia el derecho, en Salerno la medicina,

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 53

    en Toledo los diablos y en ninguna parte las buenascostumbres.La ignorancia del castellano hizo que los clrigos

    franceses, al volver a su pas, nada supiesen de todala labor jurdica y astronmica de Alfonso X elsabio, por estar escrita en lengua que desprecia-ban. No nos tomaron en serio. Se nos considerabaexclusivamente como un pueblo de guerreros en elque no haba escritores. Hasta Corneille Europaignor al Cid.Al fin de un opsculo impreso en Pars por 1506

    (1) recurdase la escuela de magia de Toledo y lacueva misteriosa de Salamanca.

    Continuaron tambin durante este siglo las pere-grinaciones al sepulcro de Santiago, uno de los mo-tivosprincipales que influyeron durante los siglos me-dios para hacer venir extranjeros a Espaa. Antes deocuparnos con detalle del viaje de Aimerico Picaud,recogeremos la noticia de que en 1107 visit Gali-cia, Ibiza y Menorca la expedicin del normandoSigurd, navegante por las costas espaolas en suviaje a Tierra santa.

    Por cierto que no ha de creerse fueran gentes debuenas costumbres todas las que llegaban a cruzarla frontera pirenaica con la intencin de dirigirse enromera a Compostela. Morel Patio dice a este pro-psito lo siguiente: Muchos salan alegremente enbusca de aventuras y, fingindose mendigos, enri-quecanse a expensas de los indgenas, recogien-do una cita del libro Discursos del amparo de los

    (i) De artibus magicis ac magonttn malejicus opus praecla-missinntm eximii sacrae legis desquito} is Magniri Bernardi Ba-sin, Caesaraugustanenss. Ecclesiac Canonici.

  • 54 J. GARCA MERCADAL

    legtimos pobres y reduccin de los fingidos, deCristbal Prez de Herrera, obra muy rara y curio-sa, en la que se dice lo siguiente: Excusarse hanlos franceses y alemanes que pasan por estos reinoscantando en cuadrillas, sacndonos el dinero, puesno lo llevan todas las gentes de este jaez y hbito;y se dice que prometen en Francia a las hijas en do-te lo que juntaren en un viaje a Santiago de ida yvuelta, como si fuesen a las Indias, viniendo a Espa-a con invenciones.A 1147 pertenecen las noticias contenidas de una

    obra (1) guardada en la Biblioteca del Colegio delCuerpo de Dios en la Universidad de Cambridge,en la que se dan detalles sobre el viaje de los cru-zados por el Norte y Occidente de la Pennsula, ha-blando de las sirenas que se mostraban a los nave-gantes en el mar Cantbrico, del fuego de San Telmo,de cierto pez elctrico y de los baos de mar en lafoz del ro Duero. Tras esta cita de Coelho seapuntan otras dos relaciones (2), en las que se en-cuentran algunas interesantes noticias sobre luga-

    (i) Crucestgnati Ang^lici Epstola de expugnatione OlisipenisCodex 470.

    (2) Epstola Arttul/i ad Milenem Mrinensem Episcopum, de1 180.Coleccin Portugalise Monumenta histrica. Scriptores(Vol. 1. pgina 405-407),De itinerare navali de eventibus di que rebns a pereg^inis He-

    rosolymum patentibusfortiter gestis narratio, relato annimo pu-blicado por Constancio Gzzera en las Memorie del l'Acade-mia delle Scienze di Torino. (Ser. 11. t. 11. pg. 177, sig. 1840)cuya traduccin portuguesa se titula Relacao da derrota naval,facanhas e successos dos cruzados que partirao de Escalda paraa Terra Santa no anno de 1189 escripia en latn por hura dosraesmos cruzados. Traducida y anotada por Juan Bautista de Sil-va Lpez, Lisboa, 1884.

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 55

    res de la costa espaola o prximos a ella, desdeGijn a Barcelona, visitados por viajeros de paso alas Cruzadas.

    Para que veamos cmo en aquellos tiempos y porlo que se refiere a la vida que llevaban los rabesen Espaa habanse perdido los hbitos y tradicio-nes literarias, vamos a recoger una ancdota curiosaque cuenta Ald-ul-Wahid, y es la siguiente:Mohammad ben Habus lleg a Silves sin haber

    comido en tres das, y habiendo preguntado el poe-ta viajero por alguna persona caritativa capaz defavorecerle y ayudarle en tan extrema situacin, in-dicronle la morada de Ebn-Al-Malah. Pidi enton-ces pergamino y pluma, y escribi unos versos conlos cuales se dirigi a la casa de aqul a quien lehaban anunciado como su posible protector, siendorecibido en ella muy afectuosamente y preguntadopor su patria y profesin.

    Ebn Habus contest que era un poeta pobre, yley a Al-Malah los versos que en su honor habacompuesto, siendo por l esplndidamente obse-quiado con 700 adinares morabities, y entregndo-le adems 40 mitscales dicindole: Estos ltimosson de parte ma-No comprendiendo el afortunado vate-viajero la

    significacin de aquella frase, Al-Malah se la expli-c dicindole cmo tena dedicada una finca queproduca 100 adinares anuales al obsequio de lospoetas, y que en siete aos no se haba presentadoninguno, por lo cual se haba reunido aquella can-tidad que le corresponda de derecho. Los 50 mits-cales eran particular obsequio tomado de sus aho-rros.

  • 56 J. GARCA MERCADA

    L

    Ya finaba el siglo cuando estuvo en Espaa elprimer sueco que hizo peregrinacin a Santiago deCompostela, cuyo nombre no se ha conservado endocumento alguno, sabindose tan solo era un cl-rigo, familiar del obispo Eskil.

  • VEL ROMERO DE SANTIAGO

    MAS romeras a SANTIAGO DE COMPOSTELA.ELBENEDICTINO AIMERICO PICAUD Y SU COMPAERADE PEREGRINACIN.LA OFRENDA DEL CDICE DECALIXTO II.CAMINOS DE SANTIAGO.LO QUE CAN-TABAN LOS PEREGRINOS.LA LEYENDA DE CARLOMAGNO Y EL DOLO DE CDIZ.LENGUA Y COSTUM-BRES DE LOS VASCOS.LOS NAVARROS, GENTE BR-BARA.EL PRIMER DICCIONARIO DE VASCUENCE.

    ORIGEN DE LOS VASCOS.EL PQR QU DEL NOMBREDE NAVARROS*.

    ENTRE 1138 y 1140, despus de haber estado enItalia para recabar del Papa Inocencio II una

    epstola o cdula, a la que muy pronto hemos dereferirnos, viene a Espaa el monje benedictino Ai-merico Picaud, natural de Partheney le Vieux, cercade Poitiers, llamado por otro nombre Oliver deIscn. No viene solo. Acompalo una mujer, Gi-berg-a, peregrina desde tierras de Flandes.Son portadores del cdice, cuya primera copia hi-

    zo el Papa Calixto li, que se conservara en la bas-lica compostelana, trado como ofrenda al Apstol

  • 58 J. GARCA MERCADAL

    y ofrecido por ambos peregrinos en redencin desus almas pecadoras. A continuacin del cdiceaparece una epstola de Inocencio II, la que fuerona buscar a Roma antes de penetrar en Espaa, ypor ella son excomulgados y anatematizados, nosolo cuantos osaren inquietar a los portadores deldocumento pontificio mientras a su destino llega-ba, sino igualmente a quienes despus pretendieransacarlo o robarlo del sagrado lugar donde debaser depositado.

    El quinto libro del cdice de Calixto II, trata delos diversos ritos y variadas costumbres de las gen-tes que iban en peregrinacin, de los caminos eu-ropeos que servan a las caravanas peregrinantes, lamayora de los cuales afluan a Puente la Reina, delas ciudades, castillos, burgos y montes por dondesolan atravesar cuantos a Santiago se dirigan, de\a buena o mala condicin de las aguas que en elcamino se encontraban, de los peces, de los hom-bres, de las tierras y de los alimentos; y adems, delos cuerpos de venerables y venerados santos queencontraba en su ruta el romero de Santiago, comojalones para la devocin, entre los que se cita aSan Gil y San Martn.

    Contiene adems el mismo libro quinto, la topo-grafa de la ciudad compostelana, el nombre y n-mero de las aguas que la fertilizaban, sin olvidar lafuente llamada del Paraso. Describe igualmente laplanta y forma de la Catedral, lo suficiente para quepueda uno formar idea de cmo era en tan remotapoca.En 1173 el monge Arnaldo del Monte que acu-

    di en peregrinacin a Santiago desde el monaste-

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 59

    rio cataln de RipoU, sac una copia de este quintolibro; tambin tuvo una copia el P- Mariana, a quienhubo de envirsela desde Zarag-oza el erudito Bar-tolom Morlanes, y en tanta estima lleg a tenerla,que declar apreciarla ms que el oro y las pie-dras preciosas. Tambin vio este cdice Ambrosiode Morales, quien puso reparos a su autenticidad. (1)

    Tras la epstola de Inocencio ii aparecen en elcdice el himno y coro que cantaban los peregri-nos, cuyo texto latino publican el P. Fidel Fita yD. Aureliano Fernndez Guerra, (2) y que ha publi-cado y traducido Vctor Leclere en su HistoriaLitteraire de France. (3)

    El texto latino del himno es como sigue:

    DE SANCTO JCOBO:

    Dum pater familias,Rex universorum,Donaret provincias

    Jus apostolorum;Jcobus Hispanias,Lux, illustrat, morum.

    Primus ex apostolisMrtir Jerosolimis,Jcobus egregioSacer est martirio. (4)

    (i) Crnica general di Espaa. (1. ix. c. vii. m. 65)(2) P. Fidel Feta y A.Fernndez.

    Recuerdos de un viaje aSantiago de Galicia.

    (3) Vctor 'Le.cltXQ-Histoire Literaise de France, Paris, 1874.Tomo XXI, pg. 276.

    (4) Este estribillo se repite en las cuatro ltimas estrofas.

  • 60 J. GARCA MERCADAL

    Jcobi GalleciaOpem regat piam;Glebe cujus gloriaDat insignen viam,Ut precum frequentiaCantet melodiam.

    Herru Sanctiagu!Grot Sanctiagu!Eultreja, esuseja!Deus, adjuva nos.

    Jcobo dat pariumOmnis mundus gratis;Ob cujus remediumMiles pietatisCunctorum presidiumEst ad vota satis.

    Primus ex apostolis, etc.

    Jcobum miraculis,Que funt per illum,Arctis in periculisAcclamet ad illumQuisqus solvi vinculisSperat propter illum.

    O beate Jcobe,Virtus nostra ver,Nobis hostes remove,Tuos ac tuere,Ac devotos adhibeNos tibe placer.

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 61

    Jcobe propicio,Veniam speremus;Et, quas ex obsequioMrito debemus,Patri tam eximioDignas laudes demus.--Amen>. (1)

    (i) He aqu la traduccin del himno, debida a don LuisMarco.

    DE SANTIAGO

    Cuando nuestro Padre,rey del Universo,

    diera a los apstolesprovincias en reino,

    ,

    Jacobo en Espaaes luz de los b7ienos.

    El primer apstolmrtir de Salem,lago egregio, Sacro

    su martirio es.

    Galicia a Jacoboruega en obra pa;la gleba a su gloria

    le da insigne va,do el frecuente rezocante meloda

    Oh seor Santiago!Oh magno Santiago!Y adelante, ea!Y arriba, sus, ea!Dios aydanos.

    Todo el mundo gratisparias da a Jacobo;para su remedio,soldado piadoso.

  • 62 J. GARCA MERCADA L

    En el cdice se contiene la leyenda de CarioMagno, revivida como cierta por los poetas y no-veladores del siglo XI, para levantar el espritu p-blico, y se habla del dolo de Cdiz.En las Gestas Carlovingias se habla de Talavera

    de la Reina, que he lugar de Moytas froytas>, dePetrosa (Los Pedroches) en que facen moy boaprata y de Lucerna, que agora chaman Lurroes,^

    bstele el presidio

    de cumplir sus votos.

    El primer apstol, etc.

    Jacobo milagroshcense por l,quien se ve en peligrosaclmale a l,desatar sus lazos

    espralo de l.

    El primer apstol, etc.

    Oh santo Jacobo,nuestra sola fuerza,

    a los enemigosaparta, haz que mueran,

    y que tus devotosagradante muestra.

    El primer apstol^ etc.

    Jacobo propicio,Su venia esperemos;y, cual por obsequioas lo debemos,a este Padre eximiodignas laudes demos.

    El primer apstol, etc..

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 63

    que ocupaba la cima de la sierra de Credos y, des-truida por una conmocin de carcter volcnico,que atribuyen las Gestas a la maldicin de CarioMagno, qued convertida en la famosa laguna queen ellas se describe con todo detalle y exactitud.No se trata de una fbula esto del dolo de C-

    diz. Segn all se explica el penodo antigo, rodeadopor el mar, junto a la entrada de la baha, consistaen un pedestal o columna alta de cien codos, com-puesta de pilares de roca, sobrepuestos unos a otrosy soldados con hierro y plomo. Estos pilares tenanquince codos de circunferencia y diez de altura.La estatua era de bronce dorado y su talla de

    nueve pies. Dice la leyenda, con frase grfica, queera de alto cuanto puede volar un cuervo. Las sa-gas la llaman Karl (varn anciano, seor), descri-biendo su aspecto como el de un hombre todo ma-gestad y del que se desprende una impresin defiereza. Su rostro encarbase con el Medioda, esdecir, hacia el puerto de Cdiz, probablemente des-de la punta de San Felipe, teniendo una gran llaveen la mano derecha.

    Los moros solan decir que aquel dolo habaloconstruido Mahoma con sus propias manos. La manoderecha del dolo ofreca la particularidad de tenerel dedo pulgar libre del cuidado de sostener la lla-ve, lo cual hubo de tomar Muza, cuando desembar-c en Cdiz para conquistar Medinasidonia, comofeliz presagio de que aquella llave iba a abrirle laspuertas del reino visigodo, ya medio deshecho porTarik.

    Tres siglos despus Olo Haraldson, despus dedesvastar las mrgenes del Mio y la costa portu-

  • 64 J. GARCA MERCADAL

    guesa, so al pie de la estatua que su espritu man-dbale no seguir adelante, no cruzar el Estrecho yregresar a su patria para ceir la corona de Norue-ga e Islandia, cuyo consejo hubo de seguir.La estatua sigui en su puesto hasta 1145, en cuyo

    ao, y ms por codicia al suponerla de oro que porreligioso celo, hubo de derribarla y deshacerla elalmirante Ali-ebn-sa-ebn-Maimn, que se habapronunciado en Cdiz.En el ltimo libro del cdice descrbense los ca-

    minos europeos que afluan a Santiago de Galicia,las casas donde los peregrinos solan pernoctar en-tre jornada y jornada, los ros de aguas sanas o per-judiciales, y todo cuanto poda interesar al romero;y en el captulo Vil se da noticia de la lengua ycostumbres de la gente vascongada, inventarindo-se algunas voces propias del pas vasco-navarro, yse aade: Los navarros son gente brbara... more-na de color... enemiga de la nuestra francesa en to-das las cosas. Por un maraved, un navarro o un vas-congado, dara la muerte a un francs, esto es, sipudiera*.

    En la descripcin de algunas costumbres del pasvasco-navarro el autor de estas notas a que nos re-ferimos mustrase atacado de una animosidad ver-daderamente extremada, pues los trminos en quese expresa no pueden ser ms desvergonzados. Ac-sales de monstruosa lubricidad, de borrachos y deprfidos, y dice tener aqullos una crueldad y gro-

    sera de salvajes ms que de rsticos, que, sin em-bargo, no amenguan su valor en la guerra, ni la re-ligiosidad hasta cierto punto...

    El remilgado carcter francs no poda soportar

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 65

    que los vasco-navarros comiesen sin cuchara ni te-nedor, revolviendo todos los manjares en el mismoplato y bebiendo todos en un mismo vaso, juntndo-se todos en torno a una mesa, amos y criados, ha-ciendo gala de fraternal ig-ualdad. Tampoco eran desu gusto las negras mantas de lana con que envol-van sus cuerpos, las abarcas de cuero crudo conque calzaban sus pies, y los gregescos o bragas ala escocesa que solan completar su atavo.

    Distingue entre navarros y vascos, afirmando questos ltimos son ms blancos de tez que aquellos,bien que unos y otros se semejen en la manera decomer y vestir, y en el lenguaje. Si los veis comer,diceos parecern manadas de puercos; si ha-blar, jaura de perros que ladran.A continuacin copia las palabras que del lengua-

    je de los vascos ha recogido en su viaje, y su in-ventario puede considerarse como el primer diccio-nario de vascuence, que a continuacin reprodu-cimos:

    Andrea, seora: Andrea Mari, Madre de Dios;literalmente Seora Mara: Aragui, carne: Araign,pez: Ardum, vino: Ancon, azcona: Belater, pres-btero: Eche, casa: Elicer, iglesia:, Erequi, rey:Gari, trigo: Joan, amo, dueo, seor: Joan dom-neyacue, seor Sant-Yago: Z.at;are abarca: OrguUpan: Sai, manta: Urci, Dios: Uric, agua.

    Sobre el origen de los vascos y el por qu delnombre de navarros, el autor de este viaje dicelo siguiente:

    Suele contarse que los vascongados desciendende los escoceses, a quienes se asemejan en las cos-tumbres y en la figura y complexin de los cuerpos.

  • 66 J. GARCA MERCADAL

    Julio Csar, segn es fama, queriendo subyugar lospueblos de las Espaas, que se resistan a pagarletributo, envi con este objeto tres cuerpos de tro-pa: nubianos, escoceses y los del pas de Cornua-Ues. Mandles que a los varones pasasen al filo dela espada y se reservasen las mujeres. Llegado quehubieron por mar, echaron a pique sus naves y de-vastaron toda la regin Pirenaica y del Ebro com-prendida entre Barcelona y Zaragoza, Bayona y losmontes de Oca. No pudieron ir adelante porque seles opusieron los castellanos, y vencindolos, los arro-)aron de sus fronteras. Huyendo los invasores fueronacorralados entre Njera, Pamplona y Bayona, hacala costa del mar, y se tendieron por Vizcaya y porlava; y establecindose all, edificaron muchas for-talezas, matando a los varones y procreando de lasmujeres hijos de raza esprea, que por esta razn sellaman Navarros, esto es, nacidos de estirpe no ver-dadera (non vera). Y en prueba de ello los mismosnavarros llegan a confesar que vinieron de una ciu-dad etipica, llamada Naddaver; la cual fu conver-tida al Seor por la predicacin del Apstol y Evan-gelista San Mateo.

    Hasta aqu el romero de Santiago, a quien comose v deben ingratas ausencias los antepasados deVasconia y de Navarra.

  • VI

    EL EDRISI Y SU GEOGRAFA UNIVERSAL

    ESPAA EN LA EDAD MEDIA, SEGN EL ESTRABONRABE.COMO SE HIZO EL ESTRECHO DE GIBRAL-TAR.LAS CIUDADES DE LA ESPAA RABE.SUAGRICULTURA, INDUSTRIA Y COMERCIO.LA ESPA-A CRISTIANA.NOTICIAS INTERESANTES, RARAS Y

    CURIOSAS.

    A principios del siglo xii vino al mundo, en Ceu-ta, Abu-Abd-alla-Mohanried-Al-Edrisi, biznie-to del rey moro de Mlaga Edris II, a quien se le hallamado el Estrabon rabe por el gran tratado deGeografa universal, concluido en 11 54, y escrito porencargo del gran Rugiero de Sicilia, con la experien-cia de sus muchos viajes. En la parte dedicada a Es-paa (1) cabe estudiar con fruto cuanto concierne ala geografa de Espaa en la Edad media.

    Coincidiendo con los antiguos gegrafos, el Edrisise representa a nuestra pennsula, llamada del Anda-

    (l) Eduardo Saavedra. La Geografa de Espaa del Edrisi.(Bol. de la Soc. Geogrfica de Madrid, tomos x, xi, xn, xiii, xiv,XVIII y XXVII.)

    Deseripein de Espaa, por Abu-Abd-alla-Mahomed-Al-drisi.Versin espaola por D. Antonio Blzquez, Madrid, 1901.

  • 68 J. GARCA MERCADAL

    lus, de forma triangular, y como aquellos divide almundo en siete fajas paralelas al Ecuador, denomi-nndolas climas. Cada uno de ellos se subdivide endiez secciones, contadas de Occidente a Oriente.La pennsula se divide en dos porciones separadaspor Las Sierras, larga cadena de montaas diviso-ria entre las cuencas del Tajo y del Duero, al Nortede la cual estn los reinos cristianos, Castilla, en laprimera seccin del quinto clima, y al sur las tierrasrabes, Espaa, en la primera seccin del climacuarto.

    Las provincias en que se divida la Espaa rabe(1) eran las del Lago, Sevilla, Campania, Osuna,Raya, las Alpujarras, Pechina, Elvira, Paramera,Todmir, Cuenca, Alcira, Murviedro, Catim, Las

    (i) Las provincias comprendan lo siguiente: la del Lago(Tarifa, Algeciras, Cdiz, Arcos, Jerez, etc), la de Sevilla, limtro-

    fe de Aljarafe (Huelva), la de Campania (Crdoba, Ecija, Baena,Cabra, Lucena), la de Osuna (Osuna y Lora), la de Raya (Mla-ga, Archidona, Marbella), la de las Alpujarras (Jan), con muchoscastillos y ms de 600 aldeas que cultivaban la sedera, la dePechina (Almera), la de Elvira (Granada), la de Farmera o Pa-ramera (Baeza), el pas de Todmir (Murcia, Orihuela, Cartagena,Lorca, Mua y Chinchilla), el de Cuenca (Orihuela, Elche, Ali-cante, Cuenca y Segura), la provincia de Alcira (Jtiva, Jcar yDenia), la de Murviedro (Valencia, Murviedro y Burrianaj, la delos Catim Alpuente Snnta Mara), la de Las Cuevas (Zorita, Hitay Calatrava), la de Balahita (Pedroches), la de al-Garb (SantaMara, Mrtola y Silves), la del Castillo (Evora, Badajoz, Jerez,Mrida y Coria), la de al-Balt (Medellin), la de Blata (Santarem,Lisboa y Cintra), la de las Sierras (Talavera, Toledo, Madrid,Alfamin, Guadalajara, Ucls y Huete), la de Arnedo (Calatayud,Daroca, Zaragoza, Huesca y Tudela), la de los Olivares (Jaca,Lrida, Mequinenza y Fraga), la de Las Puertas (Tortosa, Tarra-gona y Barcelona). Y por ltimo, la de Marmaria (Tiscar, Caset-Un y Cutanda).

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 69

    Cuevas, Balahita, al-Garb, del Castillo, al-Balt, Ba-

    lata, de las Sierras, Arnedo, de los Olivares, de lasPuertas y de Marmaria. El conjunto de todas estasprovincias se llamaba Andaluca, y a Toledo, capi-tal de Espaa en tiempo de cristianos, lo seala co-mo centro de la pennsula, pues dice distaba 9 jor-nadas de Crdoba, de Santiago, de Valencia, de Ja-ca y de Almera.De la parte septentrional de la pennsula cita El

    Edrisi los pases de Galicia, Portugal, Castilla, elPoitou y la Gascua como tierra de los francos. Ycomo lmites habla del mar de Siria (Mediterrneo) ydel Tenebroso o mar de los ingleses, (Atlntico) enel que ningn ser humano se atrevi a penetrar, porlas dificultades que oponen a la navegacin las pro-fundas tinieblas, la altura de las olas, la frecuencia delas tempestades, los innumerables monstruos que lepueblan y la violencia de sus vientos. Apesar deesto aade a rengln seguido que ese Occeano, des-crito tan envuelto en misterios, est sembrado degran nmero de islas, algunas habitadas.

    Es curiossima la versin que d de cmo se hizoel Estrecho de Gibraltar, achacndole la obra algran Alejandro. Este reyescribehizo venir in-genieros y les indic el lugar donde hoy est el es-trecho, pero que entonces estaba cubierto de tierra,y les orden medir y comparar el nivel de los dosmares, encontrando algo ms elevado el del Atln-tico; se escav el terreno, se construy un canal en-tre Tnger y Espaa y se continu la escavacinhasta llegar al pie de los montes espaoles, constru-yendo all un muro de piedras y cal. La longitud deeste muro era de 12 millas, distancia igual a la que

  • 70 J. GARCA MERCADAL

    separaba los dos mares, y tambin se construyotro enfrente, es decir en la costa de Tnger; desuerte que la distancia que quedaba entre los dosmuros era solo de 6 millas. Cuando se terminaronestas obras se abri paso a las aguas del Ocano,y efecto del desnivel avanzaron entre los dos muros

    y penetraron en el Mediterrneo, ocasionando unainundacin, por consecuencia de la cual, muchas vi-llas situadas en las costas quedaron sumergidas, ygran nmero de personas perecieron ahogadas, por-que las aguas se elevaron cerca de 11 estados porencima de los muros.

    El Edrisi declara haber visto con sus propiosojos el muro de la parte de Andaluca, que hizo me-dir Ar-Rabi, y navegado a lo largo de todo el es-trecho.

    Al describirnos las ciudades de la Espaa rabe ycitar a Crdoba, capital y metrpoli de los musul-manes, asiento del califato, El Edrisi hace de sushabitantes el siguiente elogio : Poseen en el msalto grado la elevacin y el esplendor. Dominan-tes intelectuales de la regin y consumidos en la pie-dad, son renombrados por la pureza de su doctrina,la exactitud de su probidad, y la belleza de sus tra-jes, tanto en la manera de vestir y sus monturas, co-mo en lo que toca a la elevacin de sentimientosque manifestan en sus reuniones y e sus socieda-des, as como en la eleccin de los alimentos y be-bidas: aadid a esto que estn dotados de un ca-rcter amable, de las maneras ms distinguidas, yque jams en Crdoba han faltado sabios ilustres nipersonas notables. En cuanto a los negociantes, po-seen riquezas considerables, habitaciones amuebla-

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 71

    das suntuosamente y no son movidos ms que poruna noble ambicin.Todo esto, que El Edrisi haba visto en Crdoba,

    al tiempo de escribir su obra la discordia lo habadestruido.

    Dos grandes ciudades ms contaba la Espaarabe, entre las ms poderosas, Almera y Zaragoza.Almera fu la principal ciudad de los musulmanesen tiempo de los almorvides, (1) contando con 800telares donde se trabajaba la seda, industria enton-ces de gran importancia. (2) Las telas fabricadas co-nocanse con los nombres de holia, dibaele, sikla-ton, alhispaeni y alchorcheni, existiendo tambinindustria de utensilios de cobre y hierro. Los alme-rienses eran gente rica, que pagaba ai contado conmayor facilidad que en ninguna otra ciudad. El te-rreno era malo, pues pareca como si lo hubiesenpasado por una criba y no conservaran ms que laspiedras. Despus de la conquista por los cristianosla ciudad qued totalmente arruinada.En cuanto a Zaragoza el gegrafo rabe nos ha

    dejado la siguiente descripcin:Zaragoza es una de las principales ciudades de

    Espaa. Es grande y muy poblada. Sus calles sonanchas y sus edificios muy hermosos. Rodanla jar-dines y vergeles. Las murallas de esta ciudad estnhechas de piedra y son muy fuertes: ha sido edifica-da a orillas del gran ro llamado Ebro... Este ro pro-cede en parte del pas de los cristianos, en parte de

    (i) Puede juzgarse de su importancia recogiendo el dato deser 970 posadas las que pagaban el impuesto de vino a la admi-nistracin.

    (2) En la jurisdiccin de Jan seala El Edrisi la existenciade 3000 alqueras donde se cultivaban los gusanos de seda.

  • 72 J. GARCA MERCADAL

    las montaas de Calatayud, y en parte de las nme^diaciones de Calahorra. La reunin de estas diver-sas corrientes de agua se efecta sobre la ciudad deTudela. Zaragoza lleva tambin el nombre de AI-medina Albaida (la ciudad blanca), porque la mayorparte de sus casas estn revestidas de yeso o cal...Una de sus particularidades ms notables es queall nunca se ven serpientes. Cuando un reptil deesta clase se le transporta de fuera y se le introdu-ce en la ciudad, muere al instante. Existe en Zara-^

    goza un gran puente, por el cual se pasa para entrar

    en la ciudad, la cual posee fuertes murallas y so--

    berbios edificios.Pueden aadirse como ciudades ricas Valencia,

    habitada por mercaderes y cultivadores, con gran-des bazares y puerto muy frecuentado; Mlaga, cu-yos higos de Raga exportbanse a Egipto, Siria y laIndia; Lucena, cuyos habitantes eran todos judos;Sevilla, que haca gran comercio del aceite, cose-chado en la regin de Aljurafe, territorio de 40 mi-llas de largo y 12 de ancho, hasta Niebla, plantadotodo l de olivares e higueras; Orihuela, donde segozaban todas las comodidades de la vida. Comociudades baratas distinguanse Calatayud y Daroca,habiendo en Jan gran abundancia de carne y demiel.

    Tenan grandes bazares Huelva y Trujillo, fuertesmurallas Badajoz, Lrida, Peiscola, Tortosa, Cala-tayud, Niebla y Mlaga, y una buena guarnicinCastelln. Era castillo fuerte Madrid, pero el msimportante de todos el de Tiscar, cerca de Baza,por lo inaccesible. Gozaban fama de hospitalarioslos habitantes de Silves, rabes del Yemen, y de

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 75>

    hermosas e inteligentes las mujeres de Chinchilla,que fabricaban unos tapices de lana que no podanser imitados por la calidad del aire y de las aguas,siendo los que les seguan en estima los fabricadosen Cuenca.La industria estaba representada por Jtiva, de

    donde se exportaba el mejor papel del mundo, porlos molinos de Talavera y Murcia, estos ltimosconstruidos sobre navios, como los de Zaragoza,por cuyo motivo eran transportables, por la loza do-rada que sala de Calatayud, por los astilleros deTortosa, junto a cuya ciudad se alzaban montes cu-biertos de grandes pinares, cuya madera era exce-lente para la construccin de artesonados, (1) arco-nes, arboladuras y antenas de buques de gran porte

    y para construir ingenios militares, como bastidas

    cuervos, (2) escalas y otros.

    En las montaas de Quesada, cerca de Baeza,cortbase madera para hacer cazuelas, jarras y pla-tos, de los que se haca gran consumo tanto en Es-paa como en frica; y de Magn, pueblo prximoa Toledo, sacbase una tierra para quitar manchasde grasa, agradable al paladar, que se enviaba aEgipto, Siria y Turqua.

    La minera estaba representaba por las minas demercurio y cinabrio junto al fuerte de Abal, a una jor-nada de Crdoba, de 250 brazas de profundidad, enlas que haba hornos donde se funda y sublimaba

    (i) De los pinares de Tortosa procedan las vigas de la te-chumbre de la famosa mezquita de Crdoba.

    (2) Mquina de guerra usada en la Edad Media. Consista enuna prtiga con garfios de hierro para hacer fuerza en las piedrasde la muralla y arrancarlas de su sitio.

  • 74 J. GARCA MERCADAL

    el mercurio, ocupando un millar de obreros; las deplata y oro en Hornachuelos; las de cobre y hierroen los montes de Toledo, y las de hierro en Cons-tantina. Junto a estas estaba el fuerte de Firris, don-de exista una clebre cantera de mrmol blanco yveteado.

    Los rabes cultivaban la tierra y obtenan de ellaexquisitos frutos, siendo celebrados los higos y uvasde las huertas levantinas, y muy elogiada la fertilidaddel territorio de Alfondon, cerca de Cartagena, endonde bastaba una lluvia para que madurasen frutosde superior calidad. Eran tambin celebradas las pe-ras de Dolar, que alcanzaban el peso de una libra, lasnueces de Ferreira, que no necesitaban abrirse, elazafrn que se coga en Baeza y en Guadalajara, elesparto de Alicante y la madera de los montes deSilves.

    Famosos eran los arsenales de Denia, de cuyopuerto sala la escuadra en tiempo de guerra, y lastermas de Alhama de Granada, las de ms calordel mundo.Tan industriosos los rabes en el arte de la con-

    duccin de aguas, eran famosos sus acueductos- Elde Mrida era muy importante, habiendo practicadoencima de sus arcos otros abovedados, comunican-do la extremidad del acueducto con el interior deJa ciudad, de tal modo, que los hombres y ani-males al pasar sobre las bvedas resultaban invisi-bles. El de Toledo se compona de un solo arco,bajo el cual las aguas corran violentamente, hacien-do mover en la extremidad del acueducto una m-quina hidrulica que elevaba las aguas a 90 estada-les de altura, penetrando en la ciudad.

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 75

    Las montaas extendidas desde Medinaceli aCoimbra estaban ocupadas por gran cantidad de car-neros y bueyes, de proverbial g-ordura.De la Espaa cristiana el Edrisi nos habla con

    elogio de los ros gallegos; en el de Lrez, aunquepequeo, fondeaban grandes barcos, y en el deSantiago, formado por el Ulla y el Sar, las grandesnaves penetraban veinte millas hasta Cesures, en

    cuyo sitio exista un puente de cinco arcadas, tanaltis, que bajo ellas pasaban los buques sin abatirlos palos.

    Tambin nos traslada algunas interesantes noti-cias de la iglesia de Compostela, que no cede entamao, ms que a la de Jerusaln y rivaliza con eltemplo de la Resurreccin (Santo Sepulcro), por lahermosura de las fbricas, la amplitud de su distri-bucin y lo crecido de sus riquezas y de los dona-tivos que recibe. Era iglesia muy rica, pues sealala existencia en su tesoro de 300 cruces labradasde oro y plata, incrustadas de jacintos, esmeraldasy otras piedras preciosas, ms cerca de 200 imge-nes en oro y plata.

    Ciudades castellanas eran Len, principal y prs-pera, cuya gente belicosa, noble y prudente, hacagran trfico de ganado; Sahagn, populosa forta-leza, de agradable aspecto y cmodo hospedaje;Burgos, grande, fuerte y opulenta, muy visitada deviajeros y rodeada de abundante viedo; Avila ySegovia, que no eran propiamente ciudades sinoconjunto de aldeas, y cuyos vecinos servan en lacaballera del seor de Toledo; Huesca, hermosa yfloreciente, con mercados concurridos, en los que sehaca activo comercio; Tarragona, ciudad de judos.

  • 76 J. GARCA MERCADAL

    amurallada con mrmoles, blancos y negros, de lopoco que se v en el mundo, y en cuyos alrede-dores haba unas sabandijas muy dainas; y Barce-lona, a la entrada de cuyo puerto haba tales esco-llos que era grave peligro penetrar en l sin prc-ticos muy experimentados.

    Los Pirineos eran llamados montes del templode Venus, por el que haba en Port Vendres, y seextendan desde el mar Tenebroso o de los ingleses(Cantbrico), hasta el de Siria. Llambanse tambinmontes de las Puertas, y sus puertos eran cuatro: el deJaca, que no era el actual de Canfranc, pues lo citadespus, sino probablemente el Col de la Perche,por donde iba en la Edad Media el camino llamadoStrata Francisea, el Portus asperi en el cdice deCalixto, Sumport o puerto de Canfranc, que toma-ba el nombre de spero del valle francs de Aspe,el Cicreo, en Roncesvalles, del valle de Cize (Val-cari os), y el de Bayona, puerto de Maya en el va-lle del Baztan.

    Estas vienen a ser, como en resumen, las indica-conas geogrficas que la obra del Edrisi nos con-serva de la Espaa medioeval. Adems encontra-mos en su libro algunas noticias interesantes, raras

    y curiosas, de las que haremos rpida mencin antesde terminar este captulo.

    Habanos El Edrisi de la isla de Omm-Hakim,situada frente a Ceuta, la que siendo llana y muybaja, posea un pozo de agua dulce, muy profundoy abundante. Tambin se ocupa de los diez cuervosque daban nombre a una iglesia, a siete millas de Sil-ves, en el Algarbe, sobre cuyo tejado permanecaninmviles y sin alimentarse, mientras los sacerdotes

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 77

    daban de comer a los viajeros, pues impona la cos-tumbre la aceptacin de la comida.En la ciudadela de Mrida haba, sobre la sala de

    recepciones del palacio, una habitacin llamada lacocina, a donde llegaba el agua por un canal, vi-niendo sobre ella los platos de oro y plata que con-tenan los manjares hasta colocaree delante de lareina- Una vez servidos los platos volvan a poderdel cocinero, para su lavado. En la muralla haba unpequeo edificio con una torre, para guardar el es-pejo de la reina, cuyo circunferencia de 20 palmosgiraba sobre unos goznes en sentido vertical.

    Sobre las riquezas que los musulmanes encontra-ron en Toledo dice eran incalculables, apuntandoentre otras 170 coronas de oro, perlas y piedraspreciosas, mil sables adornados con perlas y rubes,gran cantidad de vasos de plata y oro, y la mesa deSalomn, formada por una sola esmeralda. En eltesoro de la mezquita de Crdoba haba un ejem-plar del Corn que por su mucho peso apenas po-dan alzar entre dos hombres, hallndose encarga-dos de su traslado a un pupitre dos servidores, quecaminaban precedidos de un tercero portador deuna antorcha. En la mezquita haba 16 pregoneros,estando una pareja de ellos constantemente deguardia en la torre del muezzin.

    Estas son las ms interesantes noticias que nosha conservado, de la Espaa del siglo Xll, la obrageogrfica del Edrisi.

  • SIGLOS XIII Y XIV

  • VII

    SANTIAGO SIGUE ATRAYENDO PEREGRI-NACIONES

    VIEJOS ITINERARIOS DE PEREGRINOS.EL DAMAS-QUINADOR Y SU VENIDA 4 ESPAA.VIAJES DE UNAPRINCESA NORUEGA Y DOS SUECAS.SANTIAGO, CA-BO DEL MUNDO.LAS MISERIAS PORQUE LOS PERE-GRINOS PASABAN.UNA FAMILIA DE SANTOS SUE-COS.UN VIAJE A PIE QUE DUR DOS AOS.VIAJEDE UN EMBAJADOR ALEMN.L TUNECINO ABEN-

    JALDUN.UN ANTECESOR DE LOS PECCI.

    LA misma corriente de religiosa devocin que du-rante el siglo anterior se haba encauzado hacia

    la ciudad santa de Compostela, empujando un ver-dadero rio de gentes, durante las dos centurias si-guientes sigui llenando de peregrinantes las ru-tas que hacia dicho lugar se dirigan; pues si enmuchos pueblos del Norte naci por entonces elestmulo religioso de visitar los Santos Lugaresde Jerusalem, la gran distancia que los separaba deTierra Santa hizo que los Pontfices, queriendo fa-cilitar el ejercicio de tan piadosa prctica, permi-tiesen a los peregrinos cumplir sus votos y ofrec-

  • 82 J. GARCA MERCADAL

    mientos en estaciones ms prximas, siendo una deellas, entre las ms sealadas, la ciudad de Santiagode Galicia.De 1217-18 existe un Itinerarium (1) del viaje

    que hicieron ciertos peregrinos de Groninga, en elque se habla de una correra efectuada por las cos-tas de Espaa y Poitugal.Abu-Abdall Mohammed el Damasquinador

    (1256-1327) estuvo en Espaa, visitando las tierrasconquistadas por los rabes y dando noticias deellas en su Cosmografa. (2)

    Describe los pueblos de Granada, aadiendo queElvira estaba situada en medio del Andalus, y sela llamaba Damasco por la semejanza con muchosde sus ros y plantas. (3)La princesa Cristina de Noruega vino, en 1256, a

    Espaa, para casarse con uno de los hermanos delrey Alfonso X el Sabio. Sobre los viajes a Espaade los embajadores alemanes enviados a Alfonso Xen 1258; los de Reo-na y del marqus Guillermo deMontferrato (1272-1280); sobre los pretendidos deGuido Cavalcanti y de Petrarca a Espaa y los ver-daderos de Brunetto Latini en 1260 (Tesorettocap. i) y de Bonifacio Calvi, puede verse un artculode Farinelli. (4)

    Hacia 1270 vienen a Espaa dos mujeres suecasde sangre rea],Jngrid y su amiga Melchtild, a las que

    (i) Publicado en Mathaci, Veterts Aevi Analectn.

    (a) Cosmograpkie, publicada por Mehren: St Ptersbourg,

    1 886, texto rabe.

    (3) J. F. Riao.LA ALHAMBRA. Estudio crtico de lasdescripciones antiguas y modernas del palacio rabe. Revista deEspaa. Tomo xcvii. Madrid 1884.

    (41 Glorn, Slor, dtlla lett.r, ital, xxiv, 202 y siga.

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 83

    acompa para protegerlas en tan larga jornada unamultitud de jvenes de noble condicin y origen.Este grupo de peregrinos no solo vino hasta Santia-go de Composteia haciendo el viaje a pie, sino quedesde Galicia marcharon en la misma forma a Ro-ma y de all a Jerusalem, haciendo el viaje de vueltaa su pas en las mismas condiciones.

    El efecto producido por esta dura peregrina-cin fu grande, ejerciendo edificante influencia en-tre sus convecinos y conciudadanos. A su regreso aSknninge, ciudad sueca de mucha importancia en laEdad media, Jngrid hizo actos que fueron conside-rados como verdaderos milagros, fundando en lamisria ciudad un convento de religiosas de la or-den dominicana, al que hubo a su muerte de dejarcopiosamente dotado con pinges rentas.

    Morel Patio dice que un viaje a Santiago era enesta poca para los alemanes algo tan penoso yatrevido como un viaje al cabo del mundo. Por algoFinisterre se hallaba en Galicia. Recuerda cierta le-yenda poetizada por Pamphiius Gengenbach: Ja-kobsbrder, muy semejante a otra holandesa suma-mente antigua. En ella se hace una pintura en extre-mo humorstica de las abstinencias, trances apurados

    y miserias infinitas porque se vean obligadas a pa-sar cuantas personas se dirigan en peregrinacin aSantiago de Composteia.

    Y, sin embargo, venciendo los obstculos de tantrabajosa peregrinacin, la fe era tan grande y tanfuertes los deseos que sentan aquellas gentes porrealizar el viaje a Santiago, que visitar el sepulcrodel Apstol y consagrarse a l era una de las msrisueas esperanzas de que se llenaban por entonces

  • 84 J. GARCA MERCADAL

    las vidas de los devotos habitantes del Septentrin.Pero aquella devocin

    de los franceses es ya.Desde Cario Magno ac,la ms devota estacin.Que l allan los caminosde Moros y salteadores...

    deca un personaje de una comedia de Lope deVega. (1)A principios del siglo XIV el senescal Birger Per-

    son y su mujer Jngeberg, ambos de sangre noble,visitaron el sepulcro de Santiago. Estos dos piado-sos peregrinos fueron padre y madre de Santa Birgi-tu, la que acompaada por su marido Uf Gudmar-sen hizo la misma peregrinacin, acompandolesun nmero considerable de clrigos yseglares, hom-bres y mujeres, que formaron devotamente en su s-quito.

    El viaje se hizo a pie y dur dos aos.Santa Birgitu fu la nica santa sueca, haciendo

    peregrinacin hasta Jerusalem cuando contaba laavanzada edad de 71 aos, y falleciendo en Roma,en 1373, en el viaje de regreso. Fu canonizada alos dieciocho aos de su fallecimiento. Todas estasnoticias estn recogidas de un estudio redactadopor Adolfo Hillmann acerca de las Relaciones his-tricas entre Espaa y Suecia. (2)En 1312 viene a Espaa el embajador Konrad von

    Wiener Neuetadt, con objeto de negociar y prepa-rar las fiestas que deban realizarse con ocasin del

    (i) La Francesilla (acto iil escena 3.*)

    (2) Revista crtica de Historia y Literatura (Ao iii. Junio aSeptiembre. Nms. vi a ix. 1898.)

  • ESPAA VISTA POR LOS EXTRANJEROS 85

    matrimonio de Felipe el Hermoso con Isabel deAragn, hija del rey Don Jaime l. De este viaje hayunos preciosos documentos, sacados en gran partedel Archivo de la Corona de Aragn.

    Dlos viajes a Espaa, en 1332-1351, de Friedrichder Chronzpeck (Chrewtzbock, Krebsbes) hablanunas poesas de P. Suchenwirth.De la mitad del siglo XIV datan unas cartas muy

    curiosas, escritas desde Espaa por Simone di An-drea de Prato y Cristfano de Barberino.En 1362 estuvo en Granada Abon-Jaldun, tune-

    cino por nacimiento aunque sevillano de origen.Fu all muy bien acogido de Aben Aljatib, secre-tario y ministro del rey Mohammad V, quien le en-comend la realizacin de una embajada cerca delrey don Pedro. Dice Aben-Jaldun que Badis fuel que ensanch y convirti a Granada en ciudad yel que rode de murallas su Alcazaba, y edific susalczares, y compuso las torres de su recinto mura-do. (1)En 1390 Alonso Fernndez Pecha, nombrado

    obispo de Jan por Inocencio vi en 1360, de la es-tirpe de los Pecci, acompa a Santa Brigitte, co-mo confesor que era suyo, en su peregrinacin aCompostela.Y estas son las escasas noticias de viajeros ex-

    tranjeros en Espaa que cabe traer a cuento duran-te estas dos centurias.

    (i) J. F. Riao. Estudio anteriormente citado.

  • SIGLO XV

  • VI

    VIAJES DE EXTRANJEROS EN EL SIGLO XV

    EL espritu aventurero Y LA CABALLERA ROMN-TICA.DOS CABALLEROS FLAMENCOS ACUDEN A LOSTORNEOS ESPAOLES.OTRO CABALLERO DE SUABIAVIENE A ESPAA PARA PELEAR CONTRA LOS MOROS.

    "PEREGRINO ALEMN QUE HUYE DE LA PESTE.UNBARN BOHEMIO NOS VISITA, DEJANDO ESCRITO DESU VIAJE UN RELATO SUMAMENTE CURIOSO.EL GE-NERAL DE LOS TRINITARIOS.MERCADER FLAMENCOA PUNTO DE PERDER LA CABEZA EN PORTUGAL.UNHRCULES POLACO O EL HOMBRE DE LA LANZA.ELRELATO DE UN REY DE ARMAS.LA VISITA DE UNOBISPO ARMENIO.LOS ANTICUARIOS ERUDITOS.

    DEFENSORES DE LA ESPAOLA GRANDEZA.

    EL sigflo XV selase en e! inters de muchosde los viajeros que visitan por entonces nues-

    tra patria por la exaltacin del espritu aventurerode ciertos jvenes paladines, acudidos al olor de lalucha contra los moros, como respuesta a las notasque los monarca