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Educar a los hijos constituye una de las tareas más complejas con las que se enfrentan todos los padres. Es un camino lleno de alegrías y satisfacciones pero también de constantes retos a los que nos vemos sometidos como padres frente al desarrollo y crecimiento de nuestros hijos en un entorno social en constante cambio. Hay una tendencia generalizada por parte de los padres a culpabilizarse cuando las cosas no van bien con los hijos. Se cuestionan sus modelos educativos y se pregunta por qué en uno de sus hijos ha funcionado bien y en el otro hermano/a no han conseguido los mismos resultados. 1- La Conducta es fruto de la Naturaleza y la Crianza. 2- Entonces, ¿qué podemos hacer para mejorar la conducta de nuestros hijos? 3- Temas publicados al respecto. 1- LA CONDUCTA ES FRUTO DE LA NATURALEZA Y CRIANZA

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Educar a los hijos constituye una de las tareas más complejas con las que se enfrentan todos los padres. Es un camino lleno de alegrías y satisfacciones pero también de constantes retos a los que nos vemos sometidos como padres frente al desarrollo y crecimiento de nuestros hijos en un entorno social en constante cambio.

Hay una tendencia generalizada por parte de los padres a culpabilizarse cuando las cosas no van bien con los hijos. Se cuestionan sus modelos educativos y se pregunta por qué en uno de sus hijos ha funcionado bien y en el otro hermano/a no han conseguido los mismos resultados. 

1- La Conducta es fruto de la Naturaleza y la Crianza.2- Entonces, ¿qué podemos hacer para mejorar la conducta de nuestros hijos?3- Temas publicados al respecto.

1 - L A C O N D U C T A E S F R U T O D E L A N A T U R A L E Z A Y C R I A N Z A

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Cada hijo nace con unas características de temperamento que en cierta medida le predisponen a manifestarse de determinada manera ante diferentes estímulos. Hay niños que nacen más tranquilos e introvertidos, mientras otros, desde sus primeros días, se muestran inquietos, nerviosos, hiperactivos y de difícil conformar. Las variables consideradas en la naturaleza suponen la herencia genética pero también otras características como algún problema orgánico que pueda resultar de un trauma o infección perinatal. Por su parte en la crianza intervienen todos los factores ambientales que abarca desde la propia familia, los estilos educativos de los padres, el aprendizaje, el entorno social y cultural y, especialmente las experiencias que el propio niño va teniendo a medida que interactúa con todos estos factores.En todo caso cada niño es un ser individual, único, irrepetible, ya que a su peculiar genética o biología se van a unir una serie de experiencias con su entorno que él sólo va a vivir y a integrar de una determinada forma. Situaciones similares pueden ser vividas o recordadas de diferente forma según las características o temperamento de cada niño. El temperamento es el estilo conductual o la reactividad que manifiesta el niño cuando interactúa con su ambiente. Es, por tanto, la tendencia constitucional del individuo a reaccionar de cierto modo ante su ambiente.

Durante muchos años hemos asistido a numerosas explicaciones del desarrollo de la conducta de los niños en base muy centrada en los factores ambientales. Así cuando las cosas no han ido como debieran en la educación de nuestros hijos, se ha mirado inmediatamente a los padres como figuras principales del ambiente del niño. Aunque sí es cierto que unos malos estilos educativos parentales pueden determinar problemas de conducta en los niños, no menos cierto es que ciertas cualidades de temperamento en algunos hijos, hacen que el niño resulte “difícil” al margen de las habilidades que tengan los padres.

2 - Q U É P O D E M O S H A C E R P A R A M E J O R A R C O N D U C T A

Hemos comentado ya que la conducta es fruto de la interacción de las características personales en interacción con los factores ambientales. Evidentemente los factores genéticos u orgánicos

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(traumatismos, secuelas enfermedades, etc.) no vamos a poder modificarlas pero sí podemos actuar sobre los diferentes factores ambientales o del entorno para mejorar las cosas.

La mayor parte de la conducta puede ser modificada a través de la aplicación de ciertos principios psicológicos, especialmente los del aprendizaje e independientemente de los factores orgánicos o genéticos que se den.

Ser padres es una de las cosas más maravillosas que nos puede suceder, no obstante, es también un reto, un oficio que hay que aprender y mejorar. Por tanto, requiere un proceso de instrucción que requiere reflexión, sentido común, adquisición de conocimientos y su puesta en práctica.Evidentemente, no es posible ofrecer una respuesta inequívoca a cada situación problemática, pero el aprendizaje de ciertas habilidades y, cuando sea necesaria, la orientación de un profesional de la psicología, nos ayudará de forma eficiente. No son “las palabras” las que más educan, sino el ambiente familiar en general y el ejemplo que los padres como personas somos capaces de dar a nuestros hijos. El ejemplo y la conducta personal, pues, es lo que va ir conformando la personalidad del niño. Por tanto, la madurez de los padres, el clima emocional, la vinculación afectiva, son los elementos clave más que las palabras y los razonamientos. 

Para profundizar más en todos estos aspectos y encontrar orientaciones respecto a las diferentes situaciones o retos que se nos pueden plantear en la crianza de nuestros hijos, pueden consultar los diferentes temas expuestos en esta sección y que se detallan a continuación.