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Proa Ítaca –

Etapa 5: T

ravesía 2016 - 2017

Etapa 5: de Frikes (Ítaca, Grecia) a Zelenika (Croacia)

En general se trata de aguas tranquilas. No obstante, hay que prestar atención a los vientos cataváticos cuando hay altas montañas costeras. Estos vientos son bastante más fuertes de lo que pareciera antes de alcanzar las costas. Podemos venir con fuerza 3 o 4 en aguas más abiertas, alejadas de montañas o de estrechos entre islas, y repentinamente, al acercarnos a la costa, encontrarnos que se eleva a fuerza 6 o 7 Beaufort.

Frikes (Itaca) a Kastos. 14 Millas Náuticas.

Fondeamos en Porto Leone, Akatos. Fuerte viento del oeste. Excelente paisaje pero saturado de barcos. En Kastos por segunda vez, tiramos el ancla de proa y nos amarramos con dos cabos a tierra por la popa a la playa (Hay argollas y estacas para tal fin), en el lado contrario al muelle.

Kastos a Vliko (Lefkada). 22 MN.

Fondeo en Kalamos. En Vliko hay una bahía enorme, con más de 200 veleros fondeados o amarrados en unas aguas protegidas, muy tranquilas, entre verdes colinas. El agua también es verde, aunque muy limpia.

Vliko (Lefkada) a Lefkas (Lefkada). 9 MN.

Suave navegación de regreso al plácido canal. El muelle cuenta con torres de agua aunque no hay electricidad. Hay playas muy extensas y hermosas al oeste de la isla, que vale la pena visitar por tierra. Los dos paseos marítimos de Lefkas son muy placenteros para pasear.

Lefkas (Lefkada) a Gaios (Paxos). 31 MN.

Vamos deshaciendo el camino de la venida, recreándonos y quedándonos en los lugares favoritos. En particular Paxos es una de nuestras islas favoritas y Gaios es un lugar especialmente atractivo.

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Gaios (Paxos) a Kerkira (Corfú). 37 MN.

Hicimos escala en Laka, donde encontramos un precioso velero español, grande, de unos 60 pies, con capitán profesional, que nos viene a saludar con la zodiac, al ver nuestro pabellón. Hay menos barcos que en el anterior fondeo en esta bahía, pero sigue siendo, probablemente, el mejor fondeo de la zona. Tranquila travesía, sin apenas viento. Una vez en Corfú, decidimos quedarnos de nuevo en la marina Gouvia, donde nos encontramos con dos barcos amigos que habíamos conocido en Gaios. Saliendo de la marina, en la callejuela de atrás, está la taberna Harris, que tuvieron con nosotros una atención exquisita y cuenta con música griega en vivo. También hay un servicio técnico de Volvo, excelente asistencia técnica general, y un supermercado cercano (AB) que hacen “delivery” al barco. Fondeamos un par de millas antes de arribar, para darnos un baño y tuvimos precaución de hacerlo alejados, al menos, media milla de un cable submarino que figuraba en la carta. Pues bien, no estaba donde debía estar, y tuvimos la mala fortuna de izarlo con el ancla (debía ser eléctrico, pues iba envuelto en un forro amarillo). La resistencia era tan fuerte que nos saltaron los fusibles del motor del molinete. Al llegar a puerto a revisarlo, vimos que se habían quemado algunos cables de la conexión del mando, lo que nos obligó a cambiarlos.

De Kerkira (Corfú) a Kalami (Corfú). 12 MN.

Inicialmente pensábamos continuar hasta Stefanou, pero como encontramos un viento de más de 25 nudos del noroeste, optamos por buscar protección en una bahía más cerrada, así que finalmente fondeamos en la bahía de Kalami, donde aún existe, convertida en restaurante y hotel, la casa donde vivieron los Durrell, en sus años en Corfú.

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Etapa 5: T

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De Kalami (Corfú) a Bar (Montenegro). 156 MN.

Abandonamos el fondeo muy temprano y navegamos por las costas de Albania con pocos deseos de entrar, salvo que fuera necesario hacerlo, en caso de necesitar refugio. Fuimos costeando, contemplando su paisaje, muy árido, comparativamente con Grecia, menos vegetación y montañas muy altas. Larga travesía de 27 horas frente a las costas de Albania hasta llegar a Bar en Montenegro. Tuvimos una noche tranquila con luna casi llena y buena visibilidad. Bastante tráfico de mercantes y mucho pequeño pesquero. Hicimos nuestro cambio de bandera cuando entramos en aguas albanesas como corresponde. Se ven algunas pequeñas calas muy solitarias, nos cruzamos muy cerca a unos pescadores, que nos saludan. Cruzamos las áreas minadas como indica la carta y al llegar a Vlore se ven en la costa infinidad de bunkers, que protegen su entrada. Seguimos nuestra ruta durante la noche y, al amanecer, comienzan a aparecer las oscuras montañas de Montenegro.

Bar es un gran puerto con un área comercial y militar importante (muchos barcos de guerra de otra época, amontonados literalmente allí), al lado del puerto deportivo. En pantalanes antiguos, de cemento, nos hacen abarloar, lo que nos parece un desperdicio de espacio y una cierta falta de organización. La marina está descuidada, y los servicios en mal estado.

Una vez llegamos a la capitanía, nos indican con poca precisión donde ir para hacer los trámites de inmigración en Montenegro antes de registrarnos. Caminamos en su busca y tuvimos que preguntar por los edificios de Inmigración, en varias ocasiones, pues no estaba nada fácil localizarlos y las indicaciones fueron muy poco precisas. No hay carteles que los indiquen.

La burocracia que nos encontramos fue sorprendente. ¡Vaya comienzo! Llegamos a las 8 a.m y pasamos toda la mañana con los trámites de inmigración, en idas y venidas a las diferentes dependencias. Se siente el peso de su pasado reciente en la forma exigir y de resolver cualquier situación.

La ciudad es moderna, con la mayoría de edificaciones en barriadas, con una arquitectura de los años 70, con esa impronta de los países del este europeo, en su aspecto gris y en su dinámica, aunque cuenta con un lindo paseo marítimo y un marco montañoso agradable, a su espalda.

Bar a Budva. 16 MN.

Vamos con mucha ilusión, dicen que es la más chic del mediterráneo. Hacemos un fondeo en Maljevik. Decepción en Budva. El lugar, geográficamente, es agradable, pero la marina deja mucho que desear. La ciudad está sobrepoblada de gente, así como sus pequeñas playas, muy comercial. Se ve sucia, sin encanto.

Budva a Bigova. 11 MN.

Quedamos en encontrarnos aquí con los amigos del “Seny”. Se trata de una pequeña y preciosa bahía, donde hay un restaurante, con un muelle, donde entran dos o tres barcos. Nos abarloamos a nuestros amigos, y en la noche vamos a cenar al restaurante. Muy tranquilo y agradable. Se puede fondear también en la bahía, donde hay más barcos.

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Bigova a Morinj. 19 MN.

Muy pintoresco todo el trayecto, por un mar interior con una forma muy peculiar, profundo y protegido, que se mete hacia el continente y queda envuelto por enormes montañas. A la entrada nos acercamos a Zelenica y seguimos fiordo adentro, dejando Tivat por nuestro estribor (bello pueblo). Vemos astilleros o diques con barcos desvencijados, que han quedado allí, para siempre. En las orillas se ven pueblitos antiguos, algunos muy simpáticos. Morinj, en el extremo interior occidental, justo el opuesto a Kotor, tiene un pequeño muelle público. Entran dos o tres barcos, sin agua, ni electricidad, pero un lugar encantador, con un paisaje que recuerda a Noruega y con unas vistas soberbias. Lo mejor de Montenegro, en un nuestra opinión. Hay un restaurant muy lindo y moderno muy cerca, sobre el agua, y una angosta carretera pasa por al lado, pero no rompe la magia del lugar, muy apacible y tupido. Da la sensación de estar en un gran lago. El agua está muy fría en la superficie, a causa de un manantial que brota de la montaña y vierte aquí. Al noreste y al este nos custodian dos enormes montañas, verticales como paredes, que le dan un aspecto irreal, como parte de una escenografía. En caso de que sople un fuerte Bora, no debe tener buena protección.

Morinj a Kotor y regreso a Morinj. MN.

En la ruta pasamos por Perast, hermoso y pintoresco pueblito, con una pequeña isla con una iglesia al frente. Recomendable escala. La ciudad de Kotor es medieval y pequeña. Cuando desembarcan los pasajeros de tres enormes cruceros, abarrotan las calles hasta hacerlas intransitables y colapsarlas. Recupera su armonía y paz cuando zarpan. La marina de Kotor está más organizada, pero tampoco se muestran muy simpáticos. Les planteamos quedarnos un día adicional a la reserva que habíamos hecho, pues la meteorología no está clara, y prácticamente nos echan, con cajas destempladas, alegando que está todo reservado que no hay lugar, y nos obligan literalmente a irnos.

Volvemos a Morinj y decidimos quedarnos unos días en este maravilloso y pacifico lugar.

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Proa Ítaca –

Etapa 5: T

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Morinj a Zelenika. 8,6 MN.

Aquí nos abarloamos a un muelle desolado, enorme, desproporcionado para el tamaño de nuestro barco. Con noráis para grandes cargueros. Vamos primero a una ventanilla en el propio muelle y luego a otro edificio cercano a completar el trámite de salida de Montenegro, increíblemente rápido y fácil, frente a lo laborioso que fue el ingreso.