Ética e investigación contable
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Barquisimeto, 11 de Septiembre 2002. Página A2
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En el ámbito de la contaduría pública venezolana, entiéndase Universidad,
gremio y libre ejercicio de la profesión, es común escuchar la frase ¿Para qué
investigar, sí existen las normas? Expresión está utilizada cuando la
investigación en contabilidad es el tema tratado, -y no es para menos, - son
tantos años sometidos al pragmatismo de la escuela anglosajona, dejando a un
lado el pensamiento, la ética y ciencia contable, que incluso se ha llegado hasta
el punto de pretender reducir la profesión a una técnica.
Sin embargo, este proceso reduccionista de la contabilidad a una técnica,
similar a las operaciones aritméticas de suma y resta, esta en shock debido a
que la “Holopraxis de la Auditoría” hizo mutis, en los EE.UU., ante los
enredos de Enrron, la suma cero de Xerox, lo intangible e in-contable de
WordlCom y otros escándalos contables Bush-cados, donde las Big Five o
cinco grandes firmas transnacionales de auditoría, se supone jugaron un papel
determinante. ¡Claro que la contaduría está en crisis!. Para un buen amigo y
colega la crisis ésta en el pensamiento contable; para otros es necesario volver
a la ética.
El problema hay que ubicarlo, entre otros aspectos, tanto en el pensamiento
contable como en la ética profesional. La contabilidad requiere en opinión del
catedrático español Dr. Tua Pereda, de una Teoría General compartida, donde
los principios contables tengan validez de acuerdo a los objetivos planteados, y
dejen de tenerla cuando tales objetivos se modifiquen. Actualmente expresa
Tua Pereda “los principios contables, en su versión más tradicional, no forman
parte de la teoría general sino que, por el contrario, son tan solo asunciones
instrumentales que hay que situar en aplicaciones específicas”. Cabe
preguntar ¿con pilares cómo éstos, se sostiene la estructura?.
La investigación contable, de cara al proceso de globalización económica, tiene
una tarea fundamental a fin de “sostener la estructura”, la cual no es otra que,
investigar la correlación entre el entorno económico-social y los sistemas de
contabilidad, y determinar los efectos de la economía particular de cada
nación, en las normas contables que se pretenden, en el mejor de los casos
crear, aunque lo frecuente es traducir, adoptar o adaptar las normas
internacionales de contabilidad. En el caso venezolano, al parecer la idea es
tropicalizar.
La necesidad de volver a la ética, traduce en el fondo una de las intríngulis de
la práctica global de la auditoría y la contabilidad por parte de las firmas
transnacionales: La información como fuente inagotable de riqueza y poder.
Basta recordar las Ocho Grandes del autor estadounidense Stevens y leer la
obra del contador público venezolano Laya Baquero. En estos tiempos ésta
bibliografía es escasa, no obstante en el gremio y la Universidad hay quienes
aún “mirando al sol de frente, conservaron la memoria”, como dice la canción.
La interrogante ¿Para qué investigar, sí existen las normas? No debe ser un
argumento esgrimido para eludir la responsabilidad que como contadores
públicos tenemos con la sociedad y la profesión. Esta frase expresada con
signos de interrogación retumba en los recintos académicos como la negación
de la Universidad. Por eso y otras razones no tratadas en este artículo, es
propicio caminar en la senda de la ética e investigación contable.