explora ediciÓn septiembre 2015

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#PatrimonioCampechano SAN ROMÁN: BARRIO DE LEYENDA #PatrimonioCampechano BARRIO DE SAN FRANCISCO: DONDE SUS CALLES HABLAN POR SI SOLAS Edición XXI. Septiembre 2015 www.exploracampeche.com.mx #PatrimonioCampechano SANTA ANA; ENTRE PASEOS Y QUINTAS #PatrimonioCampechano #TuristeandoCampeche EL SEÑORIAL BARRIO DE GUADALUPE RUTA MIGUEL COLORADO

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Propios y visitantes buscan el reencuentro con la historia, como si esto fuese una respuesta ante la necesidad de sentirse ligados emocionalmente con los lugares, con el pasado de estos y con el suyo propio. Este deseo de encontrar o mantener algún tipo de vínculo ha traído aparejada la resignificación de algunos conceptos y valores, como la del patrimonio y la identidad cultural, conceptos por los cuales siempre las personas han buscado saber quienes son, a través de la seguridad de pertenencia que les da el hecho de conocer y amar el lugar en donde viven. Encontrar o mantener algún tipo de identidad, encontrar las raíces, aparece como una necesidad generalizada y se manifiesta en diferentes formas, como por ejemplo, en los usos y costumbres heredadas en los barrios típicos y tradicionales que dieron vida a nuestra ciudad capital.

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Page 1: EXPLORA EDICIÓN SEPTIEMBRE 2015

#PatrimonioCampechano

SAN ROMÁN: BARRIO DE LEYENDA

#PatrimonioCampechano

BARRIO DE SAN FRANCISCO: DONDE SUS CALLES HABLAN POR SI SOLAS

Edición XXI. Septiembre 2015www.exploracampeche.com.mx

#PatrimonioCampechano

SANTA ANA; ENTRE PASEOS Y QUINTAS

#PatrimonioCampechano #TuristeandoCampeche

EL SEÑORIAL BARRIO DE GUADALUPE

RUTA MIGUEL COLORADO

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#CampañaRaíz/ Pág. 8#CAMPECHE ES

#PatrimonioCampechano / Pág.10BARRIO DE SAN FRANCISCO: DONDE SUS CALLES HABLAN POR SI SOLAS

#PatrimonioCampechano/ Pág. 22SAN ROMÁN: BARRIO DE LEYENDA

#PatrimonioCampechano/ Pág. 36SANTA ANA; ENTRE PASEOS Y QUINTAS

#PatrimonioCampechano/ Pág. 48EL SEÑORIAL BARRIO DE GUADALUPE

#TuristeandoCampeche / Pág. 60RUTA MIGUEL COLORADO

CONTENIDO:X X I E D I C I Ó N

SEPTIEMBRE2015

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MENSAJE DEL EDITORDE PATRIMONIO E IDENTIDAD CULTURAL

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Te esperamosen nuestras

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COLABORADORESEditor en JefeLaet. Hugo R. Del Río Richaud

Editores AdjuntosLic. Arón Enrique Pérez DuránLic. Roger Mario Moo Yah

Editor Comercial y PublicitarioJorge Richaud Gómez de Silva

Director de Arte y DiseñoLdg. Pedro Ricardo Durán

Staff DiseñoFernando Adrian Villacis

Propios y visitantes buscan el reencuentro con la historia, como si esto fuese una respuesta ante la necesidad de sentirse liga-dos emocionalmente con los lugares, con el pasado de estos y

con el suyo propio. Este deseo de encontrar o mantener algún tipo de vínculo ha traído aparejada la resignificación de algunos conceptos y valores, como la del patrimonio y la identidad cultural, conceptos por los cuales siempre las personas han buscado saber quienes son, a tra-vés de la seguridad de pertenencia que les da el hecho de conocer y amar el lugar en donde viven. Encontrar o mantener algún tipo de iden-tidad, encontrar las raíces, aparece como una necesidad generalizada y se manifiesta en diferentes formas, como por ejemplo, en los usos y costumbres heredadas en los barrios típicos y tradicionales que die-ron vida a nuestra ciudad capital. Dedicamos esta nueva edición de Ex-plora Campeche a la práctica del turismo cultural, que también puede considerarse como turismo patrimonial, pues abarca todo lo que hace referencia al patrimonio histórico y a los monumentos, al legado cul-tural de modo más amplio, legado que se encuentra vivo entre las ca-lles, las esquinas, los parques y la gente de San Francisco de Campeche.

TÍTULOS DE REGISTRO DE MARCA ANTE LA SECRETARÍA DE GOBERNACIÓNNúmero 1428355, clase 16. Se aplica a revista (publicaciones periódicas).Número 1428356, clase 41. Se aplica a publicaciones electrónicas de revista en línea. Número 1426196, clase 35. Se aplica a publicidad, gestión de negocios comerciales, administración comercial. El registro de referencia se otorgó con fundamento en los artículos 1°, 2° fracción V, 6° fracción III, 125 y 126 de la Ley de la Propiedad Industrial. De conformidad con el artículo 95 de la Ley de la Propiedad Industrial, los presentes registros tienen una vigencia de 10 años contados a partir de la fecha de present-ación de la solicitud y los mismos podrán renovarse por períodos de la misma duración, en los términos establecidos en los artículos 133 y 134 del mismo ordenamiento legal. La suscripción de los presentes títulos se hace con fundamentos en los artículos 6° fracción III y 7° BIS 2° de la Ley de la Propiedad Industrial; 1°, 3° fracción V inciso b), subíndice ii) y iii) primero y segundo guión respectivamente, 4°, 5°, 11, fracción II y último párrafo y 13 fracción III del Reglamente del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial; 1°, 3°, 4° y 5° fracción V inciso b, subíndices ii) y iii) 1° y 2° guión respectivamente, 17 fracción III, 28 y 31 del Estatuto Orgánico de este Instituto; 1°, 3° y 6° inciso a) párrafos antepenúltimo, penúltimo y último del acuerdo que delega facultades en los DIrectores Generales Adjuntos, Coordinador, Directores Divisionales, Titulares de las oficinas regionales, Subdirectores Divisionales, Coordinadores Departamentales y otros subalternos del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial. Ordenamientos legales cuyas reformas, adicones y modificaciones se encuentran vigentes a la fecha de emisión de los presentes títulos. México, DF a 14 de Enero del 2014

Contáctanos:Calle 63 Núm. 36 entre 14 y 16 Ciudad

Amurallada San Francisco de Campeche, Campeche.Teléfono: 9811036927 y 1459585 [email protected]

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C a m p a ñ a

#CampecheEsR a í z

Explora Campeche cons-ciente de la responsabili-dad que tenemos de legar a nuestros hijos valores que los llenen de amor y orgullo para con su tierra, lanzó desde sus inicios la Campaña Raíz, que tiene como fin rescatar nuestra identidad y revivir en cada uno de nosotros la gran-deza que corre en nues-tras venas campechanas, a través de la magia que nos brinda la fotografía.

Para todos nuestros se-

guidores en Instragram, estrenamos esta sección en la que publicaremos aquellas fotos de concep-to turístico que difundan la belleza de nuestro Cam-peche. Únicamente men-ciona nuestra cuenta en tus fotos y utiliza el has-htag #ExploraCampeche. ¡Listo! Atrévete a creer y comparte al mundo lo ma-ravilloso y único de nues-tro Estado.Y para ustedes, ¿Qué es CAMPECHE? Atrévete a COMPARTIRLO

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Muéstrale al mundo la belleza de Campeche

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Licenciado en Historia con Especialidad en Patrimonio Cultural. Investigador e Historiador.

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Campeche lleva sellada su his-toria en cada huella y en cada lugar, que con el paso del tiempo ha dejado impresa en su rostro cotidiano, en el espacio de sus calles, en sus construcciones, tradiciones y su gen-te.Recorrer la ciudad de San Campeche, es apre-ciar un atardecer en su mar tranquilo, sus murallas y sus barrios, donde se puede es-timar su tranquilidad, la arquitectura de sus viejas casonas y el gusto de los campecha-nos por sentarse en la puerta de sus hogares a platicar, a respirar el aire puro y mitigar el calor al son de una buena charla. Es precisamente ahí, en sus barrios donde Campeche ha crecido, ya que en estos espa-cios se puede percibir el ir y venir de sus ha-bitantes, y donde se puede escuchar cuando aluden con orgullo al barrio al que pertene-cen. Uno de los barrios más antiguos es el de San Francisco, ocupado por la mayor parte de la población indígena maya a la llegada de los españoles en 1517. Aquel domingo 22 de marzo, día de San Lázaro, los españoles, al mando de Francisco Hernández de Córdoba, desembarcaron para abastecerse de agua en el pueblo que los indios llamaban Ah-Kin-Pech en donde el capitán español tomó amis-tad con el señor del pueblo y rescató mantas,

plumas y caracoles engarzados en plata y oro. Los indios les dieron a los españoles ga-llinas, perdices, tórtolas, liebres, gallipavos y otros animales de comer, mucho pan de maíz y frutas. La expedición española estuvo tres días en el pueblo maya asombrados de todas las cosas que veían y las buenas muestras de oro que hallaban. Se hicieron a la vela tres días después de su llegada dejando a los in-dios de Campeche muy contentos y ellos sa-liendo bien pagados (Piña, 2001, p. 31).El barrio de San Francisco es sin lugar a du-das emblemático, en él se oficio la primera misa en territorio firme de América por el capellán español Alonso de González a la lle-gada de los conquistadores, y para significar tan trascendental hecho, los campechanos hicieron levantar una columna conmemorati-va a la entrada del convento franciscano del barrio, que a la fecha existe en la entrada de la iglesia. Cabe mencionar que en el año de 1562 arribó a Campeche Martín Cortés, hijo del conquistador Hernán Cortés, acompaña-do de su esposa. Los marqueses se alojaron en el convento de San Francisco, donde nació el primer nieto de Cortés, el cuál fue bautizado en la iglesia ane-xa.Además del ex convento de San Francisco, este barrio cuenta con otro templo de nom-bre “La Ermita”. Esta iglesia fue construida

bajo la advocación de la Virgen María con el nombre de Ermita de Nuestra Señora del Buen Viaje, nombre que según la historia surgió cuando un hombre llamado don Gas-par González de Ledesma, hombre soberbio y tacaño, al realizar un viaje en barco, este naufragó salvando su vida gracias a un hom-bre llamado Fray Rodrigo que le dijo que le rezara a la virgen María y tuviera fe, dándole un relicario con esa imagen antes de que este muriera. Don Gaspar al llegar a tierra firme cambio por completo su forma de vida rega-lando su dinero entre los pobres y mandó a edificar la capilla que a ruego de él se con-sagró bajo la advocación de Nuestra Señora, consagrándose en el altar la imagen del reli-cario Fray Rodrigo.Algo característico y digno de mencionar de este barrio son sus muy famosos portales conocidos como “Los portales de San Fran-cisco”. En el costado oriente, formado por un total de siete arcos de medio punto con dimensiones uniformes y sostenidos por co-lumnas, existían dos establecimientos, el pri-mero de ellos era un café, cantina y salón de billares, mismo que ocupaba los cuatro pri-meros arcos del extremo sur del inmueble, en tanto que los tres arcos restantes forma-ban parte de una cordelería e instalación de molinos. El corredor norte fue ocupado de igual manera por locatarios comerciales y

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como casas habitación (Suárez y Ojeda, 1996, p. 45).Los vecinos del lugar recuerdan que existió ahí una fabrica de aguardiente que perteneció al señor Llovera, siendo que otro señor de apellido Zapata era el que se encargaba de llevar este producto a México donde tuvo gran aceptación. En las inmedia-ciones de los portales existían por el año de 1902, tiendas don-de se curtía el cuero para luego transformarlo en correas, cintos y otras manufacturas, también se instaló una fabrica de refresco denominada “El Águila” y una de galletas conocida como “Dondé” (Sandoval, s/f, p. 2). Dentro de esta área de los por-tales, para inicios del siglo XX, vivió su historia el tranvía que ha-cía su recorrido entre los barrios de San Francisco y Guadalupe. El tranvía tenia carros, indepen-dientes uno del otro, que eran ti-rados por animales de carga con su respectivo conductor de ropa clara de mangas largas y portan-do su sombrero.El 29 de abril de 1897 se le au-torizó al señor Salvador Dondé prolongar el tranvía del cual su empresa era concesionaria, de la plazuela del barrio de San Fran-cisco hasta la plaza de Santa Lu-cia, y en marzo del año siguiente

también se le autorizó conectar por la plaza de San Francisco su línea de la calle de la playa de di-cho barrio con la de la calle Real y prolongar la de Santa Lucía hasta el panteón del mismo barrio.El barrio de San Francisco ha sa-bido conservar sus antiguos es-pacios públicos que con el paso del tiempo se han convertido en símbolos dentro de su sociedad. Tal es el caso del Circo Teatro Re-nacimiento que durante el siglo XX fue un lugar de representa-ciones culturales y de diversio-nes que daba a los campechanos espectáculo, risas y aplausos.Bajo la dirección y diseño del se-ñor Manuel F. Rojas, los señores Cenobio Inclán y Rafael Alcalá Hernández, en sociedad y con una inversión de $47,000 pe-sos, mandó a construir el Circo Teatro Renacimiento. Éste lugar sería uno de los más frecuenta-dos por la ciudadanía de la clase media baja y la clase popular, por la variedad de sus entretenimien-tos. Su edificación comienza el 24 de junio de 1906 en un predio de propiedad particular cerca de la plazuela de San Francisco, destinado a toda clase de espec-táculos. Desde sus inicios el local brindó a la colectividad campe-chana el acercamiento al circo, al teatro, a las corridas de toros, a

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los encuentros boxísticos y posteriormente al cine.El Circo Teatro Renacimiento sig-nificó un lugar de escape, de di-versión, un mundo abigarrado y bullicioso, donde interactua-ban diferentes sectores sociales al asistir a los tan concurridos eventos boxísticos y corridas de toros. Esta interacción no solo se dio en el interior del recinto, sino que también en las cercanías de sus calles, ya que en ellas se ven-dían y compraban todo tipo de mercancías, comidas y bebidas. Cientos de vendedores ambulan-tes anunciaban a gritos sus varia-dos productos.En la entrada del Circo Teatro, siempre estaba abarrotada de puestos que vendían dulces, sombreros, atole, tamales y un sin fin de alimentos propios de los actores sociales que visitaban ese lugar. Era usado y concurrido por personajes de la clase media baja que ocupaban un estatus social gracias al esfuerzo obteni-do a través de una carrera pro-fesional; llámesele profesores, escritores, abogados, etc; y por la clase popular que eran todos aquellos sujetos como los agua-dores, panaderos, artesanos, pregoneros, carpinteros, jorna-leros, que vestidos con su ropa dominguera iban a divertirse es-trepitosamente a las corridas de

toros, al teatro y al box.El Circo Teatro Renacimiento era usado por todos estos persona-jes que querían ser parte de esa novedad artística que se estaba manifestando en Campeche con la apertura de lugares para la diversión y la cultura; y que ade-más con la creación de un espacio propio para el pueblo se podrían manifestar ahí la desfachatez, el desorden, el relajo, la diversión y toda clase de emociones de ma-nera libre.El barrio de San Francisco es una espesura de calles donde sus his-torias se denotan en los nombres de sus esquinas como: la esquina del Cometa, del Wüiro, del Toro, de la Cueva Derrumbada, del Combate, del Perro y de la Cruz Verde. Cada esquina conserva sus anéc-dotas y leyendas que le siguen dando vida con el paso de los años, tal es el caso de la esqui-na de la Cruz Verde ubicada en lo cruces de la calle 10 con calle 33 del mismo barrio. Su historia se cuenta así a través de la plu-ma del poeta Enrique Pino Casti-lla (2010, p. 27-28): los años de 1926-1929 fueron difíciles para México. La guerra civil conocida como la guerra Cristera irrumpió en la región central. En Campe-che como consecuencia de ello, los templos fueron cerrados al

culto y los fieles se organizaron en silencio para continuar con sus creencias. Una gran parte del pueblo mexi-cano tuvo que soportar con he-roísmo y valor persecuciones, tortura y muerte, un panorama triste sentó sus bases en los co-razones de los fieles católicos, a como diera lugar había que man-tener el culto. La cruz, símbolo de esperanza brilló en la oscu-ridad hasta que todo volvió a la normalidad.Y cuando la guerra llegó al final, la fiesta fue mayor, se agigantó la fe y nuevamente las gargantas en plena libertad aumentaron la intensidad de los cantos.En el caso de los moradores de la Ermita, en el barrio de San Fran-cisco, el regocijo se dejó ver al construirle a la cruz un altar en la fachada de una casa. Dicha cruz ubicada en la casa del profesor Ricardo Ávila Briceño es festeja-da el día 3 de mayo. Tres días du-ran las celebraciones, donde los creyentes realizan sus oraciones a plena calle, las festividades son costeadas por los vecinos. Siem-pre el altar está lleno de flores y la cruz de verde.No se sabe el porqué la cruz tie-ne ese color, quizá la esperanza lo represente, esa esperanza que viene acompañando al hombre desde que tiene uso de razón.

El verde es transición, al menos dentro de los símbolos patrios, es un significado de que las cosas a través del tiempo van a mejo-rar.Las celebraciones han decaído, anteriormente desde el primero de mayo arreglaban la calle co-locando sillas para los rezos; las señoras del rumbo preparaban tamales, horchata y toda clase de antojitos para después de las oraciones como una forma más de convivencia y unión entre los habitantes de la cuadra. La maestra María Luisa Pacheco de Campos se encargaba de ser la rezadora, siempre entusiasta, motivaba a los vecinos para pre-parar el día de la Santa Cruz. Los rezos se prolongaban los días 2 y 3 de mayo. Sin embargo, todavía hay devotos que acuden año con año el día de la Santa Cruz a la es-quina de la Cruz Verde.Barrio de San Francisco, tan tra-dicional como vivo que nos invita a conocer su historia y sus espa-cios para sentir el orgullo de ser campechano.

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-Fuentes consultadas-Álvarez Suarez, Francisco. (1912) Anales Históri-cos de Campeche. Tomo I. Gobierno del Estado de Campeche. Pino Castilla, Enrique (2010) Las esuinas de Cam-peche. Gobierno del Estado de Campeche, Secre-taria de Cultura. Piña Chán, Román (2001) Campeche durante el periodo colonial. Colección María Lavalle Urbina.Sandoval Martínez, Fernando (s/f) Los portales de San Francisco. Archivo del Centro Regional Cam-peche, INAH, Campeche.Suárez Aguilar, Vicente y Heber Ojeda Mas (1996) Arqueología Histórica en la ciudad de Campeche. Universidad Autónoma de Campeche.

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1.- Licenciado en Historia

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En el tradicional barrio de San Román se con-templan las huellas de

una historia colonial, fundada en los inicios de la conquista española; este barrio ha es-tado presente en cada una de las etapas históricas de Cam-peche, los vestigios que se encuentran en el barrio con su parque principal, la iglesia, las casas coloniales, sus es-quinas y tradiciones son una muestra de la riqueza cultu-ral e histórica de nuestro be-llo estado.Situado al S.O. del antiguo ca-cicazgo de Ah Kim Pech, se fundó el barrio de un grupo de aztecas que acompaña-ron a Francisco de Montejo el Mozo, a la conquista de este

lugar.Los primeros pobladores se dedicaron a la agricultu-ra y pusieron su mirada fija en el intempestivo mar de las costas campechanas. El nombre del barrio se debe a que, cuando una plaga de langostas azoto la villa, los pobladores decidieron echar suerte al calendario litúrgico para elegir el Santo Patrono del lugar que la protegiera, de esta signo resulto elegido San Román mártir, a quien se le erigió una ermita en el año de 1563.Los vecinos del barrio conci-bieron la idea de tener en la Ermita la imagen de Cristo Crucificado, y para esto, en-cargaron al mercader Juan

Cano de Coca Gaytán que consiguiera una imagen en los puertos en donde el acos-tumbraba comerciar; es así que en el puerto de Alvarado consiguió dicha imagen, de ahí se traslado a la Villa Rica de Veracruz, de donde zarparía para Campeche; salió el 13 de septiembre de 1565 y duran-te el trayecto fue sorprendi-do por un fuerte temporal, y según la leyenda el Cristo se hizo cargo del timón y navego todo el trayecto, arribando a las costas campechanas el día 14 de Septiembre, en un lapso menor de 24 horas, tiempo extraordinario parar los viajes de la época.Atribuyéndole el milagro co-menzó a formarse la venera-

ción en torno a esta imagen, hasta convertirla en la ima-gen icónica del fervor religio-so en Campeche.La fiesta del Cristo Negro de San Román, es la festividad más importante de Campe-che, el Cristo se ha converti-do en el patrono de la ciudad, superando a otros como la In-maculada Concepción o a San Francisco. La fiesta de San Román, tanto en lo religioso como en lo popular congre-ga a cientos de vecinos que disfrutan y solemnizan esta ceremonia. En lo religioso se observa la bajada de la ima-gen, sus alboradas por las noches, los solemnes actos litúrgicos, el paseo del santo patrono por las aguas tran-

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“ ¡Oh, barrio de San Román!¡Oh barrio del Cristo Negro!Donde una estrella fue rosa,

Y fue capullo primero”

Romance Negro

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quilas de la bahía de Campe-che, el repique de campanas y juegos pirotécnicos que anuncian la llegada de los gremios a la casa del Señor de San Román.En lo popular, los juegos me-cánicos de atracciones Roca, las famosas loterías, los jue-gos de canicas y tiros con ri-fle, los expendios de comida, de licores, las venta de ropa, trastes, la tradicional rueda de la fortuna en frente de la iglesia, el carrusel y cómo olvidar los voladores de Pa-pantla que durante años fue-ron un atractivo primordial para los sanromaneros.Junto a la iglesia de San Ro-mán se encuentra el parque cuya construcción data de

1888, el primer nombre del parque fue el de “Pedro Ba-randa”, y se inauguró el 16 de septiembre de ese año. Las rejas fueron traídas de Bél-gica y la constituía un kiosco de mampostería y techo de tejas. Para el año de 1942 el parque sufrió remodelacio-nes, se ampliaron las calles circundantes y se dotó de bancas de mampostería re-vestidas con mosaicos; se le hizo nuevo piso de cemento dejando espacio para los jar-dines y se le dotó de nueva instalación eléctrica, además se le rebautizó con el nombre de “Vicente Guerrero” el cual mantiene hasta la actualidad. Durante el gobierno del Lic. Carlos Sansores Pérez, se lle-

vó a cabo otra remodelación, construyéndole alrededor del kiosko cuatro fuentes y cuatro arriates, rodeados de bancas con respaldo de hie-rro; el parque es parte esen-cial de la traza urbana del barrio, en el se llevan a cabo eventos sociales y realiza la función de esparcimiento so-cial a los vecinos.Otro de los lugares con mu-cha historia y recuerdos es el paseo de los Héroes cons-truido durante el gobierno del general Manuel Rivera (1913-1914), formado de dos largas calzadas laterales que comenzaban frente a la calle Galeana, hasta frente al cir-cuito Baluartes o “puerta de San Román, en su centro hay

dos calzadas que quedaban divididas por el obelisco dedi-cado a los Héroes de la patria. Este paseo adornado con grandes almendros cobijó a estudiantes que pasaban ho-ras estudiando o eran presa de un coloquio particular ex-tra clases; durante los años 30ºs las fuentes que exis-tían fueron destruidas para dar cabida al hermoso tea-tro al aire libre con alegorías mayas. De la vasta arboleda del paseo de largas y anchas aceras que dan merecidos vientos dejan oír el susurro alegre de aquellos días don-de los niños jugaban y corrían por sus aceras.Durante el gobierno del Cnel. Ortiz Ávila fue remodelado el

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paseo, denominándolo “Centro Cívico Dr. Héctor Pérez Mar-tínez”, quedando a espaldas de donde hoy se encuentra la “Concha Acústica”.Las historias de este barrio han pasado de generación en ge-neración, son muchos los relatos que se han convertido en verdaderas leyendas, personajes singulares, héroes locales, todos se han matizado para darle realce al barrio sanroma-nero, uno de estos actores sociales es Jacinto Canek, quien según los datos históricos nació en el barrio de San Román, y su nombre original fue Jacinto Uc de los Santos, y llegó a Mérida acompañado de un fraile, siendo alojado como otros muchos, en el Convento Grande de San Francisco de Mérida.Debido a su temperamento rebelde fue expulsado y se con-virtió en tahonero. Inteligente, educado y audaz, asume el li-derazgo de un movimiento espontáneo gestado por las condi-ciones de injusticia social y de sometimiento en que vivían los mayas en la época colonial en Yucatán.Canek encabezó en Cisteil (cerca de Sotuta), el 19 de noviem-bre de 1761, una rebelión indígena contra el dominio español y murió ejecutado el 14 de diciembre de ese mismo año, tras suplicio al que fue sujeto por disposición del brigadier José Crespo y Honorato, gobernador de Yucatán en turno. Digno de resaltar la vida de este líder que nació en el barrio de San Román que a través de sus ideales logró conjugar en torno suyo a los principales caciques de la península, quien nunca

ceso las ansias de liberación de los mayas oprimidos.Román el pirata era de los piratas más osados entre la tripulación de Lorencillo, era originario del la ciudad de Campeche, y un día entre los objetos saqueados de Cam-peche encontró un cuadro del Cristo Negro, comprendió porque inconscientemente había escogido ese nombre de guerra, el santo se volvió una pesadilla en sus pensa-mientos y le nació un odio fe-roz y un deseo de venganza en su mente enferma. Desde entonces buscó la oportuni-dad de llegar al Santuario para hacerle afrenta y dañarlo.

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Un 13 de septiembre, que la tropa de Lorencillo embarcó en las costas campechanas, Román el pirata enfilo directo a bus-car al Santo Cristo, aprovechando la oscuridad de la noche y que los guardias dormían, llegó hasta donde se encontraba la imagen de Cristo, sacó su cuchillo de mar , para dejar un rasguño en la estatua del redentor y de pronto sintió que los músculos de la rodilla y el brazo le temblaban, perdió el equi-librio y con estrépito dejo caer el cuchillo, lo que ocasiono que los guardias se despertaran , como pudo recogió el cuchillo se levanto y salió huyendo hasta llegar a un callejón donde cruzo para la playa.Muchos años después aquel pirata regreso a su tierra, ya no era el temido pirata, pero aun tenía una ofrenda pendiente, un día que el Cristo Negro estaba en procesión, detrás de un callejón un hombre detuvo la marcha, ofreció al Cristo un cu-chillo de oro con mango incrustado de rubíes, el cual llevaba una inscripción que decía “Nadie Puede Vencerte”, desde en-tonces es conocido como el callejón del Pirata.Así el barrio de San Román es un barrio tradicional llenó de recuerdos e historias, es el barrio escogido para albergar al Cristo Negro figura característica de los campechanos, es sin duda un barrio de leyenda.

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-Referencias-Escoffie Castillo, Manuel; San Román barrio tuyo como mío; H. Ayuntamiento de Campeche; Cam-peche, 1995. p, 119

Pérez Galaz, Juan de Dios; Diccionario Histórico y geográfico de Campeche, Gobierno del Estado de

Campeche, México. 1997.

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1.- Lic. En Historia

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En los alrededores del centro de la ciudad Campeche se componen los barrios tradi-cionales, lugares que alber-

gan una tradición e historia particu-lar, llena de recuerdos y anécdotas que se prolongan más allá del tiem-po y la distancia. Santa Ana es el barrio de las inolvidables fiestas de mayo en honor a la Virgen de las An-gustias, el barrio de las quintas y las hortalizas, de las noches de fiesta, de las familias campechanas y de la festividad del gran Poder de Dios.En el siglo XVII, el barrio de Santa Ana comenzó a poblarse, proba-blemente de algunas familias de sirvientes, peones, agricultores. La iglesia que da nombre al barrio co-menzó a construirse en agosto de 1755, con los 500 pesos que dejó en su testamento el gobernador de Yu-catán don Antonio de Figueroa.Poco a poco Santa Ana se fue con-

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“Pasando por el barrio de Santa Ana

Con un remoto anhelo que nos cubra

De barro el cuerpo y beatitud el alma”

Pentacordio de estrellas

“Pasando por el barrio de Santa Ana

Con un remoto anhelo que nos cubra

De barro el cuerpo y beatitud el alma”

Pentacordio de estrellas

virtiendo en un vergel, pues muchas familias edificaron ahí sus fincas de recreo, una de las más importantes fue la del general francisco de Pau-la y Toro, que en la actualidad aun se observa y es conocida como la quinta del “Toro”, debido a la buena tierra y la cantidad de pozos que se encontraron en los alrededores de la iglesia, las familias de los vecinos adinerados fundaron grandes huer-tas, fincas con cantidad de árboles frutales; de estas inmensas huertas recordamos los fincas de Belén, Ave María, Las Flores, San Esteban, Villa Conchita, etc.Santa Ana fue durante muchos años famoso por sus quintas, pero tam-bién estaban sus fiestas populares, especialmente la dedicada a la vir-gen de las Angustias que después de la de san Román era de las más visitada por los campechanos, no se sabe en qué momento de la historia

del barrio el culto a la Virgen de las Angustias supero a la misma patro-na del barrio la madre de la Virgen María, Santa Ana. Desde el inicio de las festividades el parque pertene-cía adornado de colores, los gremios entraban cantando a la iglesia, el re-pique de campanas y el estruendo de los voladores, llenaban de alegría a este pintoresco barrio.En cada barrio están también las esquinas famosas, con los nombres extraídos de anécdotas y sucesos particulares, las cuales con el paso de los años se convierten en sitios icónicos de cada barrio. Santa Ana cuenta con una de las esquinas más famosas de Campeche, la esquina del tropezón, ubicada entre el cru-zamiento de la calle república x Ni-caragua. La historia de este nombre se remonta a finales del siglo XIX, cuando se instalo el tranvía urbano de Campeche y los rieles pasaban

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sobre esta arteria; no mucho tiem-po después una señora tropezó con los rieles del tranvía y al caer re-sultó muerta, los vecinos del lugar dado el acontecimiento, optaron por ponerle al sitio “el tropezón”, des-pués el Sr. Edgar Sánchez Blanquet, conociendo esta historia, denomino a su tienda de abarrotes como el mismo nombre.La historia que da nombre a otra esquina famosa en Santa Ana, es la aparición de un santo sobre la calle Coahuila por Nicaragua, en la casa del Sr. Canto, donde tenía un nicho con varios santos; un día se apare-ció uno, no sabemos cual santo, y en honor a este milagro el señor mandó colocar sobre la barda una cruz de color verde para conmemo-rar tan grande prodigio, es así que la esquina seria conocida como “la esquina de la cruz verde”. Con el transcurrir de los años la mo-

dernidad llegaba a Campeche, y en Santa Ana se construiría un lugar que simbolizaba los nuevos aires de innovación, la alameda de Santa Ana, como espacio de recreo y es-parcimiento, se construyo en 1830

por iniciativa del general Francisco de Paula Toro y diseñada por Juan Estrada, tenía una forma rectangu-lar de 380 metros de largo, una glo-rieta en medio y en ella la escultura natural, tallada en madera y yeso, que representaba a una india coro-nada con plumas, con arco y carcaj provisto de flechas, estaba cerrada por una reja y contaba con bancas de piedras; este lugar rápido se con-virtió en un lugar frecuentado por la clase alta. Junto con la alameda se construyo, quizá el puente más po-pular de los que existen en la ciudad, conocido como el “puente de los pe-rros”, debido a las cuatro figuras de canes de existen en los extremos de su parapeto de piedra, al inaugurar-lo se le dio el nombre de “puente de la Merced de Santa Ana, en honor de la esposa de don Francisco, doña Mercedes López de Santa Ana y fue construido por el alarife José de la

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Luz Solís. Este puente cruzó sobre el canal de desagüe del barrio, se puede decir que es una continuación de la Alameda, así el puente se convirtió en un punto de integración entre el barrio de Santa Ana, la alameda y el resto de la ciudad.A finales del siglo XIX, la imagen de la India ya había sido removida, había solo un faro en el centro de la Ala-meda, como parte del proyecto nacional de celebrar el centenario del natalicio de Benito Juárez se mando a erigir una estatua de bronce del Benemérito en la Ala-meda, estatua que al presente se conserva.

Actualmente el puente y la Alameda han perdido luci-dez, debido a la embestida pavimentadora de la ciudad, ya solo quedan recuerdos de los años donde las señori-tas y los carruajes formaban parte de paisaje cotidiano de la vida social en Campeche, pero a pesar de los años y los cambios urbanísticos de la ciudad los canes aun se mantienen en actitud protectora vigilando la entrada al barrio de Santa Ana.

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-Referencias-Pérez Galaz, Juan de Dios; Diccionario Histórico y geográfico de Campe-che, Gobierno del Estado de Campeche, México. 1997.

Mendoza Novelo, Adely; La percepción imaginaria de los campecha-nos, La Alameda y el sistema de fortificaciones durante el siglo XIX, en Campeche una ciudad en la península, coordinadora Ivett García; p. 125-150, Gobierno del Estado de Campeche, México, 2010 Pino Castilla,

Enrique; Las Esquinas de Campeche

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1.- Licenciado en Historia con Especialidad en Patrimonio Cultural. Investigador e Historiador.

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“El barrio de San Francisco bravucón y pelionero

pero siempre tan leal;

Santa Ana con sus frutales,

y ese de Santa Lucía laborioso y muy cabal.

El suburbio de la Ermita.

Y el barrio de Guadalupe con su porte señorial…”

(William Valladares Reyes).

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Cemento, cal, arena, tierra, madera, metal… estos po-drían ser los elementos para construir cualquier rincón

de alguna ciudad. Sin embargo, la construc-ción de espacios urbanos es más profunda y compleja que la albañilería de nuestros tiem-pos. Implica, entre otras cosas, una apropia-ción física y mental de un área determinada, la cual va siendo dotada de características palpables y abstractas. Mientras las prime-ras pueden apreciarse en la arquitectura o en el mobiliario urbano, las segundas se en-cuentran en poemas, ilustraciones o cancio-nes. Odas, melodías o imágenes que pueden reflejarnos la construcción simbólica de una ciudad entera o de un sector de ella, como son los barrios (Novelo, 2010, p. 99).El barrio de Guadalupe ubicado en lo que fue un espacio costero, ha sido conocido como el barrio señorial, a partir de la famosa canción “Las torres de Catedral” de José Narváez Márquez, escrita a mediados del siglo XX.Con la fundación de Campeche por parte de Montejo “El Mozo” en 1540, la configuración

de la población no sólo consideró el centro de la villa, también se ocupó de los lugares aledaños. El primer espacio que Francisco de Montejo organizó fue el asentamiento indí-gena de Can Pech, habitado por los natura-les, y que fue conocido años después como el Campechuelo. Es importante explicar que la política española pretendía una separación física y jurídica entre los indígenas y blancos para evitar la contaminación de los primeros por los vicios de los segundos, lo que dio ori-gen al esquema de las dos repúblicas: la re-pública de españoles y la república de indios. Los barrios de San Francisco, Santa Ana, San Román y Santa Lucía fueron creados por dos formas. La primera fue por medio de las con-gregaciones de indios naturales y, la segunda, por tlaxcaltecas y mexicas que acompañaron a los españoles a la conquista de la Penínsu-la de Yucatán. Más tarde, los negros traídos como esclavos o servidumbre enriquecieron la conformación de dichos barrios (Novelo, 2010, p. 103).En contraste con las parcialidades indígenas, se formó lo que años después se convertiría

en el barrio de Guadalupe. Este lugar, a dife-rencia de los cuatro restantes, no tenía pobla-dores indígenas. Era un paraje semi-solitario ocupado por árboles tintóreos, algunos yaci-mientos de cal y un camino que, de la villa, llevaba al barrio de San Francisco (Proceso contra Antón Martín, 1576, citado en Novelo, 2010, p. 103). Entre el barrio de San Francisco y la villa, existía un espacio deshabitado paralelo a la playa de una extensión aproximada de una milla. Era la frontera necesaria entre el pue-blo maya y la población española; precisa-mente porque carecía de habitantes y estaba suficientemente cerca de la villa, don Pedro Martín de Bonilla, eligió este lugar para es-tablecer un solitario oratorio dedicado a la virgen de Villuercas, Extremadura, España. Pedro Martín de Bonilla, quien era vecino de Campeche, encomendero de los pueblos de Cenote y Mopilá, además de miembro del ca-bildo campechano, pidió licencia al Goberna-dor de Yucatán y al Obispo para construir la ermita, quienes autorizaron la edificación en el mismo año. La construcción primitiva fue

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a base de materiales perecederos, los cuales fueron sustituidos rápidamente por piedra, pues antes de concluir el siglo XVI, Fray Gre-gorio de Montalvo informó a su majestad que la ermita era muy pequeña, pero fabricada en piedra (Novelo, 2010, p. 104-105).Al llegar el siglo XVIII, la política española in-fluyó en el inicio del proceso de poblamiento definitivo de los alrededores de la ermita de Guadalupe con la aceptación de inmigrantes de las Islas Canarias que fueron llegando al puerto de Campeche, integrados por hom-bres casados y solteros, encontraron en la zona cercana del templo de Nuestra Señora de Guadalupe el área ideal para su estableci-miento. Los recién llegados no se integraron urbanamente con la población española de la villa que ya tenía el control, ni se mezclaron con los indígenas, aun cuando eran personas muy pobres. Finalmente, aunque el número de los nuevos vecinos disminuyó a causa de las numerosas muertes que ocasionó las epi-demias, estos lograron permanecer en el si-tio, concentrándose alrededor de la iglesia y del camino que iba de la villa al barrio de San

Francisco. Este asentamiento aunque marcó el inicio de la conformación del barrio, ape-nas logró consolidar el vecindario. Para 1759 los habitantes del barrio de Guadalupe me-joraron sus viviendas al sustituir las chozas de palos por casas a base de piedra, cantería y mampostería, las cuales fueron descritas por el ingeniero Juan de Dios González en 1776 y que permitieron notar la apropiación física del barrio de Guadalupe. Sumado a este proceso palpable, también la apropia-ción mental o simbólica del espacio se hace presente, inicialmente, con el reconocimiento de los propios habitantes como vecinos del barrio y, de igual forma, de la confirmación de las autoridades como miembros de ese vecindario (Novelo, 2010, p. 108).Una de las fiestas más grandes que realiza hoy en día el barrio guadalupano es la del 12 de diciembre. Miles de peregrinos llegan con un sólo objetivo: venerar a la Virgen de Guadalupe, cantarle las mañanitas y hacerle promesas. El fervor, la alegría y la emoción inundan el recinto guadalupano, que cada año se va viendo más pequeño ante el torrente

de fieles que llegan desde distintos puntos de la Península como Halachó y Te-cax, Yucatán, sin olvidar a los del interior del Estado, para dar inició formalmente el éxodo hasta la Basílica en la Ciudad de México, para venerar a la virgen del Tepeyac. Sin lugar a dudas la Iglesia de Guadalupe, ubi-cada en el populoso barrio del mismo nom-bre se ha vuelto paso obligado de peregrinos en busca de fe y de su propios caminos. Barrio de Guadalupe, ¡barrio que es un ba-luarte y atalaya por el porte de su nombre y el origen de su raza!

-Fuentes consultadas-Proceso contra Antón Martín por casado dos veces, 1576, en Archi-vo General de la Nación, Inquisición, tomo 105, exp. 6.Novelo Sánchez, Humberto (2010) “Construyendo espacios urba-nos: la transformación del barrio de Guadalupe en Campeche” en Campeche una ciudad en la Península. Coordinadora Ivett García. Colección Bicentenario.

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AntecedentesEl sur del estado de Campeche en cuanto a su población, se formó a través de la conformación de mon-terías que no eran más que los lu-gares donde hombres pernoctaban en su afán de domeñar la naturaleza en aras de sacar del tronco lechoso del chicozapote, la rica savia que se conformaría luego de un proceso arduo en las apreciadas maquetas de chicle.

San Miguel Colorado fue, según tes-timonios orales y escritos confor-mado durante la década de los años cuarenta, gracias a los chicleros contratados en municipios de Cam-peche y el Camino Real principal-mente. De este lugar llama la aten-ción su tierra roja y fértil, propicia para la agricultura, pero también los cenotes y aguadas que forman una especie de asombroso collar turquesa y aguamarina que rodean al poblado y que le da su particula-ridad más distintiva.

RUTA MIGUEL COLORADO

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