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1 Facultad de Desarrollo e Investigación Educativos Trabajo Final del Profesorado Universitario para la Educación Secundaria y Superior Título del trabajo: El desafío de argumentar en los alumnos universitarios de la carrera de Derecho. Razones que explican su déficit. Alumna: Chávez Emiliana Sede: Centro Mes-año: Agosto, 2013

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1

Facultad de Desarrollo e Investigación Educativos Trabajo Final del Profesorado Universitario para la Educación Secundaria y Superior

Título del trabajo: El desafío de argumentar en los alumnos universitarios de la carrera de Derecho. Razones que explican su déficit.

Alumna: Chávez Emiliana

Sede: Centro

Mes-año: Agosto, 2013

2 Ø RESUMEN

La importancia de la argumentación en la práctica del Derecho resulta

indiscutible, así lo sostienen numerosos ensayos e investigaciones a los que

nos referimos durante el transcurso del presente trabajo.

La preocupación expuesta por los docentes universitarios de la carrera

de Derecho, en cuanto a que sus estudiantes no dominan la construcción de

argumentos, nos permitió problematizar la temática. De allí que, el lector, se

encontrará con que el énfasis está en conocer cuáles son las razones que

explican el déficit en la capacidad argumentativa de estos alumnos de una

universidad de gestión pública de la Ciudad de Buenos Aires, desde la

perspectiva docente.

Se trabajó una metodología de tipo explicativa, efectuándose entrevistas

semi-estructuradas a una muestra de docentes universitarios de la mencionada

carrera, en el marco de muestras no probabilísticas.

Se incorpora este tema en el campo de la reflexión pedagógica puesto

que, la argumentación, se constituye en un contenido procedimental,

absolutamente articulado con lo conceptual y actitudinal.

Un aspecto abordado es la Comunicación, base de todo discurso

argumentativo. Siguiendo esta línea, se plantea desde la perspectiva de Mc

Luhan (1996) los efectos de las tecnologías sobre los procesos de

comunicación. Como así también, nos referimos a la argumentación como una

cuestión de didáctica.

Por otro lado, analizamos las etapas de formación escolar previa del

estudiante universitario, iniciando nuestro análisis desde el Nivel Inicial. Luego,

acudimos al tratamiento que le atribuye la Educación Secundaria a este tipo

discursivo, para remitirnos al concepto de habilidades cognitivas, su desarrollo

en el ámbito educativo e implicancias éticas.

Finalmente, haremos referencia a las competencias de los universitarios

establecidas por el Proyecto Tuning América Latina, ahondando en aquellas

que son imprescindibles para la carrera de Derecho.

Ø Palabras Clave: Argumentación jurídica; comunicación; habilidades

cognitivo-lingüísticas; competencias;

3 Ø INDICE

v Introducción………………………………………………………………………..5

Capítulo 1

1.1.-La argumentación en el marco jurídico………………………………………10

1.2.-Por qué y para que argumentar jurídicamente………………………………11

Capítulo 2. La comunicación

2.1.- Comunicación…………………………………………………………………..11

2.2.- Elementos que integran el circuito de la comunicación……………..........15

2.2.3.- Prácticas comunicacionales intervinientes en el salón de clases.

Reivindicación de la vigilancia epistemológica…………………………..............17

2.2.4.- La comunicación en las metodologías de enseñanza. La argumentación

como una cuestión de didáctica…………………………………………………….21

2.3.- Los efectos de las tecnologías sobre los procesos de comunicación…....25

Capítulo 3- Consideraciones sobre:

3.1.- “Se aprende a argumentar desde el preescolar”………………………...…28

3.2.1.- Argumentación en la Educación Secundaria………………………..…...29

3.2.2.- La importancia de las habilidades cognitivo -lingüísticas para

argumentar………………………………………………………………………..…..31

3.2.3.-Sus implicancias éticas. ……………………………………………….……33

3.3.1.- Las competencias de los alumnos universitarios………………….….….35

3.3.2.- El proyecto Tuning…………………………………………………….……..37

3.3.3 Argumentación en los estudiantes universitarios……………………….….40

Capítulo 4.- Encuadre metodológico

4.1 Método de trabajo ……………………………………………………………….41

4.1.2 Técnicas de recolección de datos y fuentes…………………………….….41

Capítulo 5.- Presentación de resultados

5.1 Datos recogidos …………………………………………………………………43

5.1.2 Análisis…………………………………………………………………………46

4

6.-Conclusiones………………………………………………….............................48

7.- Anexo……………………………………………………………………………...51

8.- Bibliografía citada…………………………………………………………….…..51

9.-Bibliografía consultada…………………………………………………………...55

5

v Introducción.-

Tal como refiere Atienza (2005, p 1) “… la cualidad que mejor define lo

que se entiende por un buen jurista tal vez sea la capacidad para idear y

manejar argumentos con habilidad…”

La argumentación funciona en aquellos campos donde se discuten

puntos de vista, se enfrentan dos o más posiciones, siendo que el que

argumenta pretende convencer a un auditorio de que su posición es la más

razonable, justa o conveniente; es decir, expone los argumentos para hacer

prevalecer sus puntos de vista sobre los eventuales puntos de vista

concurrentes.

En el presente trabajo, partimos de la premisa de que los alumnos

universitarios de Derecho presentan grandes dificultades para expresar de

manera precisa y ordenada, un conjunto de ideas que tenga como

característica una construcción coherente y organizada donde se justifique el

criterio optado por éste.

Esta investigación por lo tanto, tiene como objetivo comprender cuáles

son las razones que explican el déficit para argumentar jurídicamente,

específicamente en los alumnos universitarios de la carrera de Derecho, de una

universidad de gestión pública de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, desde

la perspectiva de los docentes.

Se considera relevante analizar este tema, debido a que, estimamos que

la enseñanza del Derecho sirve para evitar el ejercicio arbitrario del poder,

entendido este último como “acto contrario a lo que es justo o legal, inspirado

sólo en una actitud caprichosa o malintencionada…poder arbitrario como

equivalente de despótico” (Garrone, 2003, p 86).

Es decir, si no estamos de acuerdo con el poder establecido, si

queremos protestar, manifestarnos, expresarnos libremente, en cuanto a un

ejercicio arbitrario de poder, podemos optar entre dos posibilidades: utilizar la

violencia o, la razón. Si hemos optado el camino de la razón, lo mejor será que

nos ejercitemos en su desarrollo, en su defensa, para poder lograr nuestros

fines. Aquí es donde la argumentación jurídica será un ingrediente importante,

incluso indispensable. Nuestro mejor aliado.

6 De allí la importancia de incorporar este tema en el campo de la reflexión

pedagógica ya que, la argumentación, se constituye en un contenido

procedimental, absolutamente articulado con lo conceptual y actitudinal.

Privilegiamos al Derecho como posibilitador de soluciones a los

conflictos que se suscitan en las sociedades. Así el Estado, legisla para

resolver estas problemáticas, siendo que para aplicar esta legislación se

generan dos momentos importantes: Decisión y Argumentación.

La argumentación jurídica sirve para ayudarnos a razonar mejor, para

enseñarnos cómo razonar mejor, cómo equivocarnos menos, cómo identificar

el punto central al momento de enfrentarnos a un problema complejo, cómo

distinguir los tipos de problemas, otros. De modo que, si queremos limitar el

ejercicio arbitrario de poder, a través de la razón, habría que instruirnos en ella.

Sin embargo, aún cuando asumimos teóricamente su importancia,

observamos las dificultades de los alumnos de la carrera de Derecho para el

desarrollo de este tipo de expresión verbal.

Con todo ello, el aporte que se pretende realizar, apunta

específicamente a conocer la percepción del docente en cuanto a cuáles

considera son las razones del déficit para argumentar, de los estudiantes

universitarios de la carrera de Derecho. Para luego relacionar estas

concepciones con la tarea de formar futuros profesionales, teniendo en cuenta

los nuevos modos de comunicación existente.

A menudo se piensa que este tipo discursivo se aprende en las clases

de Lengua y que no es objeto de aprendizaje en las restantes materias que

hacen a los curricula educativos. Sin embargo, tal como sostiene Cruz Parcero

(2012), consideramos que la argumentación se aprende y construye

expresándose y, que el conocimiento de las formas de hablar y escribir en

relación a aquella, es una condición necesaria para su evolución, estimando

indispensable incorporar esta temática a las materias del programa de la

carrera de Derecho.

Un aspecto que necesariamente interviene en la temática que

abordaremos es la Comunicación, ya que en la base de todo discurso

argumentativo, subyace la intención de lograr que nuestro mensaje llegue al

otro, de la mejor manera. Por lo tanto, referirnos a la argumentación sin

contextualizarla en el ámbito de la comunicación sería por demás inapropiado,

ya que, reiteramos, argumentar implica involucrarse necesariamente en el

7 complejo proceso de comunicación. En efecto, la palabra resulta ser el

instrumento de trabajo , por excelencia, que utilizamos todos los involucrados

con la disciplina jurídica. De este modo decimos que, como proceso lingüístico,

la argumentación es un acto de comunicación.

De esta manera, abordaremos dicho tópico en concordancia con

Watzlawick (1981, p 17) en tanto que:

…La comunicación es una condición sine qua non de la vida humana y

el orden social. También es obvio que desde el comienzo de su

existencia, un ser humano participa en el complejo proceso de adquirir

las reglas de la comunicación, ignorando casi por completo en que

consiste ese conjunto de reglas, ese calculus de la comunicación

humana.

Estas palabras nos sugieren que para el hombre es imposible no

comunicar. Durante el transcurso del presente trabajo podrá apreciarse (tal

como nos hemos referido anteriormente) que la interacción es condición

necesaria de la comunicación. Por ello, es que se estipula pertinente revisar los

elementos que integran el circuito de la comunicación.

En esta misma línea, nos planteamos desde la perspectiva de Mc Luhan

(1996) cuáles son los efectos de las tecnologías sobre los procesos de

comunicación; es decir, de qué manera los mensajes, los procesos de

codificación y de recepción y, en definitiva, todo proceso de comunicación

estaría o no determinado, y en qué grado o medida, por las tecnologías de la

comunicación usadas. Para luego, articular dichos conceptos con el uso de las

TICs en el ambiente educativo y su injerencia en el alumnado, considerando

que la introducción de la tecnología y los medios de comunicación masiva han

generado en las últimas décadas, cambios notables en la comunicación, la

cultura, los modelos de comportamiento, los valores.

Por otro lado, analizaremos las etapas de formación escolar previa del

estudiante universitario, abordando el Nivel de Educación Inicial, reconociendo

que aquí ya se verifican indicios de utilización de este tipo discursivo, tal como

lo señala Javier Gonzalez García (2007) en su investigación sobre la

observación de las estrategias de argumentación a partir de la lectura de

cuentos infantiles.

El contexto de la educación superior universitaria de la carrera de

Derecho de una universidad de gestión pública nos remite, asimismo, al

8 concepto de habilidades cognitivas y su desarrollo dentro del ámbito educativo

y sus implicancias éticas (Digistani, 2010), ello conforme nuestra visión de la

argumentación cómo herramienta para la paz y la no violencia.

El aprendizaje de la argumentación requiere aprender a utilizar unas

determinadas habilidades cognitivo-lingüísticas (describir, definir, explicar,

justificar, argumentar y demostrar) que, al mismo tiempo, necesitan el uso de

determinadas habilidades cognitivas básicas del aprendizaje (analizar,

comparar, deducir, inferir, valorar…) (Prat, 1998).

Finalmente, haremos referencia a las características y metas de los

alumnos universitarios, conforme una investigación desarrollada por De la Cruz

(2003) juntamente con una descripción de las competencias de los mismos

establecidas por el Proyecto Tuning América Latina, haciendo especial hincapié

en las competencias específicas necesarias para la carrera de Derecho, cuyo

aporte, consideramos, nos permitirá reflexionar e interpretar las explicaciones

otorgadas por los docentes entrevistados.

El presente trabajo se llevará a cabo con una metodología de tipo

explicativa, con un diseño experimental de trabajo de campo, que se realizará

mediante una unidad de análisis: docentes universitarios de la Facultad de

Derecho de una Universidad de gestión pública de la Ciudad Autónoma de

Buenos Aires; la misma se trabajará con entrevistas semi-estructuradas, en el

marco de muestras no probabilísticas. La selección está basada en que reúne

las condiciones para el trabajo, permitiendo la recopilación de información

relevante. Las entrevistas serán realizadas a una muestra de 8 profesores,

siendo un muestreo en cadena (conocido como “bola de nieve”).

Encontramos una amplia gama de trabajos destinados a explicar la

necesidad e importancia de argumentar en derecho, tales como los aportes

realizados por el destacado jurista Manuel Atienza en su libro “Las razones del

derecho, Teoría de la argumentación Jurídica (UNAM, 2005); el análisis de

Licurgo Daniel Solorio Banda en su trabajo “¿Para que sirve la argumentación

Jurídica?”, así como también el artículo del Dr. Rodolfo Moreno Cruz

“Argumentación Jurídica, Por que y para que” (UNAM, 2011), entre otros. Sin

embargo, no hemos encontrado antecedentes específicos sobre el objeto a

indagar: cuáles son las razones que explican las dificultades que poseen los

estudiantes para elaborar este tipo discursivo.

9

De esta manera y, con los resultados obtenidos de las entrevistas antes

mencionadas, este trabajo beneficiará a los docentes universitarios de la

carrera de Derecho, toda vez que, les permitirá trabajar sobre las razones que

se deduzcan, resultando propicio para desarrollar nuevas estrategias

didácticas. Asimismo, contribuirá a generar un modelo en el cual se decidirá

qué es lo que el estudiante necesita aprender para adquirir correctamente este

tipo discursivo.

Finalmente, no nos quedan dudas de que este trabajo permitirá generar

nuevas inquietudes de investigación.

10 Ø Capítulo 1

1.1.-La argumentación en el marco jurídico "No es un error tener opiniones. El error es no tener nada más."

(A. Weston, 1994, pág.15)

Un “buen” abogado debe de saber argumentar, con independencia de la

tarea concreta que realice como juez, como litigante o incluso como profesor.

Para Plantin (1996), la argumentación es un aspecto propio del lenguaje

que debe ser comprendido en consideración de la situación en la que se

produce, en la que el aspecto persuasivo es fundamental.

Según Barreiro y Rotondi (2012, p. 106/107)

“la argumentación es una prosa que presenta

hechos, problemas y razonamientos de acuerdo con una opinión, que normalmente es

la del autor. En general, es posible determinar los cuatro elementos siguientes: análisis

o, por lo menos, presentación de un problema; presentación de hechos y discusiones

que constituyen la base de la argumentación; planteamiento de una solución o tesis y

su desarrollo a través de la exposición de hechos y de argumentaciones lógicas; crítica

de otras soluciones o tesis alternativas”.

Para el Dr. Cruz Parcero (2012) el argumentar en términos generales

significa dar razones; dar razones para poder apoyar las afirmaciones que

hacemos.

Resulta ser una actividad que realizamos todos en la vida cotidiana para

muchas cosas, pero es una actividad central en el Derecho porque, cuando

alguien demanda algo, está exigiendo y necesita presentar razones; cuando un

juez sentencia, necesita dar razones que apoyen porqué está fallando de una

manera determinada, incluso cuando un legislador propone una ley tiene que

presentar razones; en términos generales, todos los funcionarios están

obligados a apoyar en razones sus decisiones importantes, es decir, las

decisiones más importantes que afectan los derechos de las personas tienen

que estar apoyadas en razones.

La argumentación jurídica la podemos entender en dos sentidos: por un

lado, consistiría en esas maneras en que los abogados argumentan, es decir,

dan razones y apoyo a sus decisiones o a sus afirmaciones y, por otro lado, lo

podemos entender como la disciplina que estudia eso que hacen los juristas y

que propone criterios de corrección, propone teorías para explicar qué es y

11 cómo debe entenderse la argumentación jurídica y de qué depende que los

abogados y juristas argumenten correctamente.

1.2.- ¿Por qué y para qué argumentamos jurídicamente?

Tal como indica Moreno Cruz (2011), argumentamos en materia jurídica

porque las disposiciones normativas contenidas en los textos legales tienen

una textura abierta, producto de la ambigüedad, vaguedad, lagunas,

contradicciones del lenguaje jurídico o por las diversas lecturas ideológicas

permitidas por los propios textos, que pueden producir diferencias legitimas, y

en consecuencia disputas.

En cuanto a para qué argumentamos, el autor antes mencionado

concluye: para resolver nuestras diferencias de forma legítima.

Por otra parte, resulta importante destacar que no sólo se argumenta en

contextos jurídicos, sino también en el ámbito de los diversos conocimientos

especializados y aún en el de la vida cotidiana.

Asimismo, no toda situación de argumentación se traduce

automáticamente en discursos argumentativos orales o escritos.

Ø Capítulo 2. La comunicación.

2.1.- Comunicación,

La palabra comunicación proviene del latín “comunis” que significa puesta en común.

Hay que intentar sortear todos los obstáculos para lograr una buena comunicación, base de

todo aprendizaje y comprensión humana.

Toda comunicación implica una interacción con un contexto

determinado:

(…) para comprenderse a sí mismo, el hombre necesita que otro

lo comprenda. Para que otro lo comprenda, necesita comprender al otro (….)

(Watzlawick et al., 1986:37).

En este orden de ideas, recordemos que el derecho como producto de la

realidad social está condicionado por el lenguaje, el derecho es lo que

hacemos, lo que trasmitimos, es acción, es lenguaje, acción comunicativa y

argumentativa.

La primera situación de comunicación del hombre es el llanto del recién

nacido. A partir de allí, la historia del hombre en tanto sujeto afirma que la

12 comunicación para el hombre no es una posibilidad sino una realidad

ineludible. Es decir, que por esfuerzo que uno haga por no comunicar nada

frente a otro ser humano, siempre se estará haciendo un esfuerzo vano. En

otras palabras: para el hombre es imposible no comunicar.

La idea que es indispensable quede clara a continuación, es que la

interacción es la condición necesaria de la comunicación. Los eslabones de la

cadena serían los siguientes: para que el hombre se constituya como sujeto es

indispensable la presencia de otro (s), siempre que coexisten dos o más

sujetos estamos en la presencia de una interacción; entonces, interacción y

comunicación van de la mano.

En el caso de la argumentación, la misma implica necesariamente la

participación de dos o más personas. Si estamos frente a un litigio, por

ejemplo, el mecanismo sería el siguiente: una parte (la actora) denuncia

hechos y argumenta su posición, la otra parte (demanda) arguye su defensa;

ambos en definitiva, lo que intentan hacer es convencer al juez, quien

finalmente con claridad y precisión deberá expresar las razones que

condujeron a la toma de decisión.

Es decir, resulta imposible hablar de argumentación sin contextualizarla

en el ámbito de la comunicación. Quien pretenda argumentar, necesariamente

se está involucrando en el proceso de comunicación, toda vez que el lenguaje

es el instrumento cotidiano de trabajo indispensable de cualquier persona que

se relacione con la materia jurídica.

Tal como indicábamos anteriormente, en cada momento, al ser humano

se le presentan situaciones que determinan necesidades y problemáticas

específicas para ser resueltas. En este contexto, la sociedad demanda al

sistema educativo que sea capaz de formar ciudadanos libres y creativos,

autónomos e innovadores. De esta manera, la educación cumple un papel

preponderante en la socialización de los procesos de formación de las

personas ya que, desde la interacción en sociedad es que los seres humanos

articulan, aprehenden, construyen, crean y establecen procesos comunicativos

necesarios para el desarrollo de la vida misma.

Tanto en las relaciones familiares, laborales como académicas, se

generan múltiples posibilidades comunicativas que contribuyen en los procesos

de adquisición de los conocimientos y en la percepción adquirida con respecto

13 al mundo exterior. Es decir, la comunicación preexiste en toda situación social

donde participan sujetos en formación.

En este sentido, hablar, leer, escribir y escuchar, facilitan el intercambio

y la participación de las personas en entornos sociales (familiares, laborales,

académicas) donde se generan las acciones necesarias para interactuar y

establecer íntima relación con el mundo circundante. Sin embargo, es al

entorno educativo a quien se le encarga directamente de los procesos de

formación en el ámbito comunicacional.

De esta manera, en la actividad pedagógica, la interacción del docente

se torna fundamental al momento de guiar y de encaminar a los estudiantes

hacia la comprensión, la interpretación y la producción de conocimientos dentro

y fuera del aula de clase, siendo relevante el ámbito educativo superior, pues

desde allí se propician espacios de diálogo, fundamentado en la interacción y

en la retroalimentación de los aprendizajes.

Lo expuesto, claramente se vincula con las manifestaciones vertidas por

el Entrevistado N° 1, quien da cuenta de una “culpa compartida” con relación a

las causas que intervendrían en el déficit de los alumnos para lograr

argumentos correctos y ajustados al ámbito que les compete, diciendo al

respecto que “los profesores no incitamos a la búsqueda de un razonamiento o

a la búsqueda de la argumentación o de que el alumno se nutra de otros libros

o que busque el porqué de las cosas”. En esta misma línea, el Entrevistado N°

7 sostiene: “A pesar de su importancia, el desarrollo de la argumentación no

tiene un lugar especial durante la universidad. Hasta se podría decir que no

tiene lugar alguno, a menos que algún profesor tenga la iniciativa individual de

hacerlo durante su propia cátedra. La capacidad se exige de cada alumno, se

espera que la tenga incorporada, pero no se realiza acción alguna para

acompañar su desarrollo”

La importancia de la interacción comunicativa en los entornos educativos

se basa en la enseñanza a partir de la actuación tanto del docente como del

estudiante, donde el primero genera espacios de diálogo e intercambios

permanentes, los cuales contribuyen a la formación de los segundos, en

beneficio de lo académico, lo laboral y de la sociedad toda.

La necesidad de articular los conocimientos con sus procesos de

comunicación, gestados en el interior del aula de clase universitaria, concede al

lenguaje la posibilidad de estructurar procesos de significación e inferencia

14 mediante la interacción pedagógica del docente con sus estudiantes, donde se

propende por la producción y la recepción comprensiva de los actos

comunicativos (orales y escritos) como estímulos en la búsqueda de los

conocimientos.

De lo hasta aquí expuesto, podemos decir que el docente ocupa un lugar

de suma importancia en el ámbito educativo ya que, la adquisición y la

socialización de los conocimientos de sus alumnos, dependerán de cómo éste

fortalezca los procesos comunicativos.

Toda vez que, mediante la utilización de estos actos verbales,

portadores de sentido y a su vez, posibilitadores de la comprensión, el docente

motiva la participación, la interacción y la producción académica del grupo a su

cargo y logra de esta manera, fortalecer la apropiación del tipo discursivo que

nos compete en este trabajo. Pues, tal como venimos sosteniendo,

consideramos que la argumentación se aprende y construye expresándose y,

que el conocimiento de las formas de hablar y escribir en relación a aquella es

una condición necesaria para su evolución; sin embargo, esta práctica requiere

de determinadas habilidades cognitivo-lingüísticas (describir, definir, explicar,

justificar, argumentar y demostrar) que, al mismo tiempo, necesitan el uso de

determinadas habilidades cognitivas básicas del aprendizaje (analizar,

comparar, deducir, inferir, valorar…) (Prat,1998).

La adquisición de la competencia argumentativa se ubica como un tipo

textual de adquisición tardía, propio de los estadios de pensamiento más

formales.

Por lo tanto, la palabra como mediación pedagógica en el ámbito

educativo superior, se instaura en la comunicación como actividad social

humana, primordial en la formación universitaria donde la discusión, el diálogo

y los acompañamientos paraverbales, no verbales, cobran vital importancia

desde la articulación que el docente propicia al poner en escena sus

conocimientos.

Quien comunica algo se compromete con lo dicho, ya que enuncia,

propone, delimita y referencia puntos comunes entre lo expresado y las

expectativas del oyente, quien espera señales que le permitan comprender y

acceder a la información suministrada. Es decir, se compromete a expresar sus

ideas organizadas de manera tal que, se perciba un hilo conductor y una

15 continuidad temática con la cual el interlocutor pueda comprender sin dificultad

y así, favorecer sus aprendizajes.

2.2.- Elementos que integran el circuito de la comunicación

Los elementos presentes en cualquier situación comunicativa

constituyen lo que se denomina circuito o esquema de la comunicación. Se

debe tener presente que en este trabajo se hará hincapié en el campo de

estudio de la comunicación educativa. Centrándonos en el análisis de las

relaciones que se establecen entre educación y medio de comunicación, o

bien, en el uso de materiales audiovisuales en el proceso de enseñanza y de

aprendizaje, como así también sobre las prácticas comunicativas que

intervienen en estos procesos.

Destacamos los aportes de Charles Creel (1988) para enfatizar la

importancia de hacer “un análisis de los elementos que intervienen en los

procesos de comunicación que se llevan a cabo en la educación,

concentrándonos en el ámbito natural donde se realiza el aprendizaje: el salón

de clases”.

La autora antes mencionada, refiere que el modelo tradicional de

comunicación lo que ha efectuado es retomar los modelos de comunicación

más sencillos y “adecuarlos” a la situación educativa.

Es decir, se traslada el modelo de comunicación que incluye los

elementos básicos del proceso, al ámbito de la educación formal. Teniendo

como resultado el siguiente circuito:

16

Así, Charles Creel (1988) sostiene que este circuito comunicativo

consiste en la transferencia de información del emisor-maestro a los

receptores-alumnos, para lograr que los educandos internalicen determinados

contenidos, considerados valiosos dentro de un contexto institucional

determinado.

El modelo señalado se corresponde con un modelo pedagógico

tradicional que toma como base la transmisión unidireccional de contenidos.

Basado principalmente en la transmisión vertical de conocimientos. Ello, implica

relaciones de comunicación en las que el maestro ocupa el papel de emisor, el

alumno de receptor pasivo, siendo que en esta relación resulta imposible el

intercambio de papeles.

Tal como sostienen los entrevistados, por momentos, pareciera que

prima en las clases este tipo de comunicación, donde el docente no dialoga con

sus alumnos. Únicamente se trata de clases expositivas donde los estudiantes

no tienen posibilidad de expresarse. Así el entrevistado Nº 3 sostiene que una

de las razones que explicarían el déficit deviene de: “…la falta de comunicación

en distintos ámbitos donde el joven tenga que explicar decisiones, dar razones,

etc.….”

De la misma manera, el entrevistado Nº 2 nos decía: “…se debe al

modelo de educación tradicional que tenemos en nuestras aulas, en ellas

tenemos jerarquizados los roles en donde lo que dice el docente se toma como

lo “supremo” y se repite, ya que es este quien pone la calificación final y quien

determina si se pasa o no la materia…”

Claramente, puede observarse que lo antes mencionado queda

directamente ligado a este modelo tradicional, en donde el docente no

proporciona la posibilidad de que el alumno se interrogue, que conozca

posturas de diversos autores para así tomar posición y justificar la misma,

permitiéndole de esta manera ser un alumno crítico capaz de sostener con

coherencia una decisión.

Sin embargo, y en concordancia con Charles Creel (1988) consideramos

que “La participación no sólo implica, como muchas veces se le ha

interpretado, intercambio de información o la intervención verbal del alumno; la

participación se logra cuando la acción pedagógica toma como base el diálogo”

17

2.2.3.- Prácticas comunicacionales intervinientes en el salón de clases. Reivindicación de la vigilancia epistemológica.

Entender el complejo circuito de comunicación en el aula, implica

conocer una multitud de prácticas que intervienen y que pueden ser abordadas

desde una perspectiva teórica que expliquen las razones del déficit en la

argumentación de los universitarios.

El salón de clases resulta ser el espacio natural en el que se llevan a

cabo los procesos de educación formal. Allí es donde se desarrollan prácticas y

procesos de comunicación que rebasan el simple intercambio de palabras.

Ello, en virtud de que en el lenguaje que utilizan y en los contenidos que

elaboran, se ponen en juego las condiciones concretas de maestros y alumnos,

su formación y su trayectoria académica, sus historias sociales y personales,

sus recursos materiales e intelectuales, su identidad, expectativas tanto como

individuos y como miembros de una comunidad educativa.

También, estos procesos y prácticas de comunicación suponen un

proceso de interacción en el cual los interlocutores tengan una posición dentro

de la relación educativa en la que, muy a menudo, el alumno se encuentra en

desventaja, toda vez que es el docente quien establece las reglas en esta

relación educativa.

En este marco, consideramos fundamental relacionar lo expuesto con el

concepto de trasposición didáctica de Chevallard (1991), ya que su importancia

reside en el quiebre de la ilusión de correspondencia entre el saber que se

enseña y el conocimiento específico de la disciplina en el ámbito académico. La

transformación de los conocimientos en su proceso de adaptación supone la

delimitación de conocimientos parciales, la descontextualización y finalmente

una despersonalización.

El autor sostiene que un determinado elemento del saber (sabio) debe

sufrir adaptaciones y transformaciones para convertirse en una versión

didáctica del mismo. Es decir, el objeto de saber se transforma para convertirse

en objeto a enseñar. Aún, luego de su designación como objeto a enseñar,

continúa la transposición de éste, ahora como objeto de enseñanza, para luego

convertirse en objeto enseñado.

De esta manera, se produce entonces un saber separado de los

orígenes históricos, de la red de problemáticas, de las necesidades y de los

18 usos donde halla su sentido, en la esfera del saber sabio, para convertirse en

un saber enseñado, descontextualizado, despersonalizado y a -histórico.

Gomez Mendoza (2005) señala que según Chevallard, cada año, al

momento del inicio del ciclo escolar, se forma un nuevo sistema didáctico

constituido por: el saber, el docente y el alumno. Alrededor del programa (que

va entonces a designar el saber a enseñar), un nuevo contrato didáctico se

renueva entre un docente y sus alumnos. Sin embargo, este sistema didáctico

inmerso también en un ambiente, constituido especialmente por el sistema de

enseñanza, se encuentra inserto en un sistema más amplio: la sociedad (la

familia, mundo político, medios de comunicación, “sabios”, etcétera). El sistema

didáctico situado en el seno de un sistema de enseñanza debe entonces

confrontarse regularmente al debate social. Esta confrontación se hace por la

intermediación de una cierta categoría de individuos que van a enfrentarse “a

los problemas que nacen del encuentro con la sociedad y sus exigencias”.

(Chevallard, 1985, p. 23).

Nótese, lo advertido por el Entrevistado N°3: “…el alumno no desarrolla

esta capacidad sino que meramente reproduce la argumentación de los autores

de los libros que se le exige que estudie, sin que se procure el incentivo de esta

capacidad. Esta deficiencia es más marcada en los alumnos que estudian la

especialidad penal, pues al desarrollar los "casos prácticos" a los efectos de

determinar si en un caso en particular estamos frente a la comisión de un

delito, el alumno es enseñado a chequear la concurrencia de los llamados

estratos que lo componen, sin mayor detenimiento en la argumentación para la

existencia o no del mismo. Luego, en el ejercicio de la profesión se encuentra

con una incapacidad absoluta para argumentar siquiera una apelación….”.

En este sentido, consideramos que debe efectuarse una revalorización

de este concepto en los docentes universitarios de la carrera de Derecho, en

tanto y en cuanto, el saber enseñado puede alejarse del sabio y volverse

obsoleto. Tal como sucede con el ejemplo antes señalado.

La evidencia anterior nos obliga a señalar que, la forma como estos

procesos de adaptación y transformación de objetos saber, a objetos de

enseñanza debe ser sometida a una estricta atención, denominada “vigilancia

epistemológica”. En otras palabras, implica la atenta mirada que debe haber

respecto a la brecha existente entre el saber académico y el saber a enseñar.

19 Para de esta manera, lograr evitar la reiteración de situaciones como las

mencionadas por el Entrevistado N°3.

Volviendo la mirada específicamente al aula, allí confluyen, al menos,

cuatro universos lingüísticos, que poseen su propia lógica y racionalidad:

1.- El lenguaje escolar

2.- El lenguaje magisterial

3.- El lenguaje de los alumnos

4.- El lenguaje de los textos y materiales auxiliares

Estos cuatro universos pueden estudiarse de manera aislada, pero es en el

interjuego de los mismos donde se produce el proceso educativo. Además en

este proceso relacional se transforman los lenguajes, adquiriendo nuevas

funciones y significados.

Las afirmaciones expuestas precedentemente, adquieren mayor fuerza

cuando, dentro del marco del enfoque pedagógico concebimos la importancia

de atender a la argumentación como un tipo discursivo que se constituye en un

contenido procedimental, articulado con lo conceptual y actitudinal. De esta

manera, el significado de contenido que empleamos en este trabajo es el

propuesto por Coll (1987), en el que no sólo se incluye lo que habitualmente se

conoce como el saber, que coincide con el conocimiento conceptual, sino que,

además, se incorpora lo que tiene que ver con el saber hacer, o conocimiento

procedimental, y el saber valorar, que se refiere a las actitudes, valores y

normas.

Como se puede inferir, los contenidos conceptuales conforman el

entramado científico que trata de explicar la realidad natural. En ellos se

incluyen: hechos, datos, conceptos, leyes, teorías. El aprendizaje de los

diversos contenidos conceptuales varía mucho entre las categorías citadas, ya

que mientras que los hechos y datos se aprenden fundamentalmente por

repetición, los conceptos, las leyes y las teorías requieren la comprensión de

significados y en su anclaje con los conocimientos previos de los alumnos

(Pozo 1992).

En cuanto a los procedimientos, tal como adelantábamos, son los que

conforman el saber hacer. En esta categoría de contenidos podemos

identificar: la búsqueda de información, la aplicación de estrategias al abordar

un problema, el manejo de aparatos, el diseño de experiencias buscando un

objetivo, la aplicación de algoritmos, otros.

20 El dominio de un procedimiento se muestra cuando se aplica de manera

automática, pero, de igual forma que ocurre con los conceptos, la adquisición

de esta automatización se produce de manera gradual, por lo que, se hace

necesaria la evaluación de su progreso a lo largo del tiempo, lo que llevará a la

necesidad de secuenciar su aprendizaje y, por tanto, explicitar los criterios de

secuencia y progresión utilizados en el diseño de las actividades de evaluación.

Resulta complejo evaluar el conocimiento de un procedimiento por sí solo, ya

que en reiteradas oportunidades, tal como sucede con el ejercicio de la

argumentación, para aplicar el procedimiento se necesita conocer los

conceptos, sin los cuales no se puede resolver.

Asimismo, cabe señalar que existen procedimientos que presentan un

componente más motriz, como el manejo correcto de aparatos, instrumentos u

objetos, mientras que en otros predomina el componente más cognitivo, como

los que requieren operar con símbolos, ideas, imágenes o, en general, con

informaciones. Este segundo tipo podemos encuadrar al tipo discursivo que

nos interesa, toda vez que los alumnos pueden desarrollar mediante ellos

habilidades de búsqueda de información, de investigación, de comunicación de

ideas, de toma de decisiones, o de desarrollo de habilidades sociales u

organizativas.

Los valores, actitudes y normas son el tercer tipo de contenidos con los

cuales los alumnos pueden aprender a «saber valorar». La adquisición de

actitudes puede ser difícil de conseguir durante el proceso de aprendizaje ya

que están implicados factores afectivos y sociales y no siempre el

razonamiento es capaz de producir en las personas el cambio actitudinal

esperado; - conforme avance el desarrollo del presente trabajo, podrá

observarse que se atenderá al desarrollo de estas consideraciones,

específicamente en el apartado 3.23 -. En cuanto a la evaluación de actitudes,

presenta características similares a las de los conceptos, ello en virtud de que

se trata de comprobar en qué grado se ha producido durante el aprendizaje , la

comprensión de los conocimientos en que se basa la actitud.

Finalmente, cabe señalar que, la institución educativa de ninguna

manera actúa en forma aislada en la formación de los alumnos, sino que forma

parte de una red de instituciones que están implicadas en la educación.

La educación es un proceso social que no está a cargo de manera

exclusiva de una sola institución, sino que es resultado de la interrelación de

21 varias que se entrelazan en un complejo entramado. Estas instituciones crean,

reproducen y difunden conocimientos, habilidades, valores, normas, actitudes y

conductas que buscan afectar a los destinatarios de su acción.

Ø 2.2.4.- La comunicación en las metodologías de enseñanza. La

argumentación como una cuestión de didáctica.

La relación de comunicación implica diversos procesos de interacción

social, a través de los cuales se interrelacionan las lógicas de exposición de

contenidos pedagógicos y las formas y medios de transmitirlos, con las lógicas

de apropiación de los contenidos y la consecuente asimilación, resignificación,

negociación y/o rechazo por parte del receptor de los mismos.

En total oposición al modelo tradicional que habíamos enunciado, ahora

trataremos la denominada “metodología participativa- activa”. Este tipo de

metodología busca propiciar que el flujo de información también circule del

receptor (alumnos) al emisor (maestro), para lograr mayor participación y

retroalimentación por parte de los estudiantes.

La búsqueda de participación del alumnado en el proceso educativo,

responde a un modelo que enfatiza el proceso de interacción entre las

personas. Se corresponde a un modelo de comunicación horizontal y dialógico,

donde tanto receptor como emisor pueden cambiar sus roles con dinamismo.

Esta forma de trabajo concibe a los participantes de los procesos como

agentes activos en la construcción del conocimiento y no como agentes

pasivos, simplemente receptores.

Esto se corresponde con las manifestaciones que el entrevistado Nº 2

hace al respecto: “…lo mejor que podemos hacer como docente es formar

alumnos con criterio e ideas propias, que absorban conocimiento pero que a la

vez puedan cuestionar, criticar, estar de acuerdo o no con el conocimiento que

les trasmitimos...”

No podemos dejar de recordar que para Freire (1972), la palabra tiene

dos fases constitutivas indisolubles: acción y reflexión. Ambas en relación

dialéctica establecen la praxis del proceso transformador. La reflexión sin

acción, se reduce al verbalismo estéril y la acción sin reflexión es activismo. La

palabra verdadera es la praxis, porque los hombres deben actuar en el mundo

para humanizarlo, transformarlo y liberarlo.

22

En este sentido, el Entrevistado N° 6 propone: Yo tengo mi propia

propuesta… se trata de articular talleres de debate…Es una actividad preciosa,

que obliga a los alumnos a tomar una postura, que no siempre es la de ellos, y

a buscar argumentos para defenderla…cuánto más rico cuando esta postura es

impuesta! Yo la enseño donde trabajo y los resultados son asombrosos. Los

alumnos no solo aprenden a argumentar, sino además a escuchar, rearmar los

argumentos según la postura del otro equipo y a adoptar criterios y formas de

comunicarse que atrapan a cualquier público. El equipo que convence al

jurado, gana, por más descabellada que sea su propuesta. El secreto está en

saber argumentar.

Este enfoque metodológico implica un modelo que tiene como base

relaciones que promuevan el desarrollo de las capacidades comunicacionales

de los educandos, de sus capacidades creativas y reflexivas, y que provoquen

el cuestionamiento, la curiosidad y la imaginación. De esta manera se busca

propiciar la participación activa de los educandos en su propio proceso

educativo y formativo.

Sobre las bases de las ideas expuestas, Grisolía y Bernasconi (2007)

refieren que, para un buen ejercicio profesional, resulta imprescindible que el

abogado sepa utilizar correctamente la palabra, ya que por medio de ésta

asesorará clientes, negociará con la contraparte, explicará los hechos

ocurridos, argumentará sobre los derechos de sus asistidos y convencerá al

juez sobre la justicia de su caso. La palabra, para el abogado, es su arma, su

herramienta de trabajo más preciada.

De allí la importancia del buen uso de ella en su expresión escrita y oral,

cuidando el estilo, la sintaxis y sus formas. Deben adquirir un estilo forense

claro, persuasivo, respetuoso. No obstante, hay quienes piensan que el

aprendizaje de la expresión es espontáneo, que no es posible una enseñanza

sistemática de la expresión oral y escrita y que, independientemente de los

esfuerzos que se hagan, finalmente hay alumnos que saben expresarse

correctamente y otros que no saben ni sabrán jamás.

En otra línea de pensamiento -a la cual adherimos- se afirma que todos

los alumnos son capaces de mejorar sustancialmente su expresión, siempre y

cuando se les ofrezca una enseñanza adecuada. El problema reside en cómo

enseñar la expresión oral y escrita. Al respecto, sostenemos que la

competencia argumentativa no se alcanza de modo obligatorio, ya que es

23 producto de un aprendizaje que depende, entre otros factores, tanto de la

importancia que se le asigne en los ámbitos educativos como del lugar que

ocupan en una sociedad las prácticas de argumentar, de persuadir y convencer

por medios verbales.

Afirmamos que el aprendizaje de la argumentación implica una ampliación

de las habilidades comunicativas del sujeto. Sin embargo, la adquisición no

incide sólo en el ámbito de la interacción comunicativa. Insistimos en que las

diversas formas discursivas funcionan también como formas de representación

mental, traducen procedimientos conceptuales del sujeto (Wertsch, 1993). De

modo que la argumentación puede concebirse como un instrumento

proporcionado por una cultura para desempeñar funciones tanto comunicativas

como cognitivas específicas en los ámbitos socioculturales concretos que las

demanden.

Jorba y Sanmartí (1996) sugieren ayudar al alumnado a mejorar sus

producciones orales o escritas desde todas las áreas curriculares, a fin de

tender a la evolución de las representaciones de los alumnos hacia un

aprendizaje significativo y por ende su aplicación en las decisiones tomadas en

su vida diaria.

Asimismo, cabe señalar que cada género discursivo presenta elementos

característicos que exigen aprendizajes específicos. En este caso, la

argumentación se distingue de otros géneros discursivos por numerosas

estrategias expresivas y propiedades lingüísticas.

Si buscamos desarrollar el pensamiento crítico, deberíamos enseñar a

identificar y a elaborar argumentos convincentes y coherentes con

justificaciones y fundamentaciones relevantes, como también a comunicar

decisiones usando un lenguaje apropiado de acuerdo al contexto y a las metas

o intenciones.

Pozo y Postigo (2000) sugieren plantear actividades comunicativas

particulares con formato de debate o discusión.

Rivero García y Sousa Lima (1995) recomiendan situaciones en la que

los alumnos deben ponerse en lugar del otro (juego de roles) y además,

estrategias de análisis del discurso oral y escrito para que puedan interpretar,

por ejemplo, textos que propone el docente en el aula, publicidades, además

24 de las propias argumentaciones, mediante actividades de reflexión y meta

análisis (Cotteron, 1995).

Ogborn (1996) agrega que en la exposición y contraste de teorías, los

alumnos aprenden a mejorar sus puntos de vista y a argumentar críticamente

sobre éstos. (Pozo y Rodrigo, 2001).

Como podrá advertirse, en el capitulo 3 señalamos un estudio donde se

muestra un desnivel entre el desarrollo de las capacidades argumentativas en

lo oral y en lo escrito. Señalamos que, un niño, es capaz relativamente pronto

de defender en una conversación su punto de vista sobre un tema que le

concierne (por ejemplo, intentar convencer a sus padres de que le compren un

juguete); puede adaptar sus argumentos, casi sin dificultades, a la oposición

que encuentra en cada respuesta de los adultos. Por ello reiteramos que, en el

dialogo argumentativo, la presencia de los dos interlocutores “cara a cara”

aparece como fundamental para facilitar la toma en consideración del punto de

vista del otro y la adaptación a ese punto de vista. Por el contrario, es mucho

más difícil para el niño producir un monólogo argumentativo escrito (por

ejemplo, escribir una nota formal de reclamo).

En el diálogo argumentativo oral, el niño se adapta con una mayor

facilidad y de manera inmediata a la posición del adversario, mientras que en

las situaciones de escritura argumentativa debe realizar un esfuerzo mucho

mayor para identificar la finalidad y el destinatario del texto. Según Dolz y

Pasquier (1996) es por esta razón que los psicólogos se muestran pesimistas

cuando analizan la evolución “natural” del texto argumentativo escrito. Dado

que, según ellos, hacia los 10/11 años los niños son capaces de exponer una

opinión; a los 13/14 años comienzan a modalizar su texto y a distanciarse de él;

a los 16 años, finalmente, dominan la negociación.

Sin embargo, los especialistas en didáctica critican aquel pesimismo de

los psicólogos, explicando y mostrando que la complejidad interna de la

argumentación no es la única causa del tardío desarrollo de las capacidades

argumentativas. Dolz y Pasquier (1996) sostienen que, hasta ahora, “la escuela

primaria no ha enseñado nunca, de manera sistemática, el texto

argumentativo”. Destacan que no sólo no se enseña, sino que tampoco

aparece en los libros de lectura de los alumnos, siendo su presencia

prácticamente nula hasta el secundario.

25

Los juicios de valor y las opiniones morales continúan siendo

expresados a través de los cuentos de manera indirecta, sin que el autor

asuma como suyas sus opiniones (Dolz y Pasquier 1996). De esto se deriva la

censura de los textos de opinión, como práctica escolar.

La argumentación es considerada como fuente de conflictos y contraria

a la neutralidad, cuando puede constituir un medio de resolver o de negociar

los conflictos y de canalizar, a través de la palabra, la agresividad de los

alumnos. Curiosamente, se aceptan mejor las formas indirectas de

manipulación que las estrategias discursivas dirigidas a convencer y persuadir

(Dolz y Pasquier 1996).

Resulta interesante formularse el interrogante que plantean los autores

antes mencionados: ¿es suficiente poner a disposición de los alumnos textos

argumentativos para que sean leídos, observados y analizados? De la sola

lectura del presente trabajo y conforme la bibliografía recavada, la respuesta

sería que no.

Actualmente, y tal como se mencionada al inicio de este acápite, existen

nuevas propuestas que insisten en la importancia de la interacción entre las

actividades de lectura y escritura.

Por último y retomando a Dolz y Pasquier 1996:

“…si, en las primeras etapas, el dominio de la

argumentación oral y de la lectura constituye la

base del aprendizaje de la escritura de textos

argumentativos, también es verdad que las

actividades de producción de textos

argumentativos transforman la práctica del

debate oral y permiten igualmente mejorar su

comprensión…”.

2.3.- Los efectos de las tecnologías sobre los procesos de comunicación

No se puede ignorar que los medios de comunicación son uno de los

agentes socializadores más importantes. Los medios masivos están presentes

en la vida de los alumnos. Están de manera cotidiana, proporcionando

referentes para interpretar el mundo que los rodea, para conformar un universo

de valores y para construir una identidad compartida.

26 Sobre la base de esta idea, la Entrevistada N° 5 indicó: “…Los chicos

parecen tener limitaciones a la hora de desarrollar ideas, pero creo tiene que

ver con esta generación informática donde el uso de la palabra está restringido

a una comunicación codificada en signos, no se lee como se leía antes...”

Al mismo tiempo, el Entrevistado N° 7 señala: “…Las nuevas formas de

comunicación ocupan sin duda un lugar importante. La prioridad de lo visual, de

lo gráfico frente a la palabra escrita, los mensajes cortos, la inmediatez actual.

El descenso de la lectura entre los jóvenes tampoco ayuda al desarrollo en su

capacidad de expresión y argumentación….”

Strate (2012) afirma: “los medios en un sentido amplio, son extensiones

del ser humano, y también amputaciones, ya que la tecnología funciona, en la

práctica, como prótesis”

Efectuando un análisis sobre el aforismo de Mc Luhan “El medio es el

mensaje”, Lance Strate nos explica que esta frase consiste en el planteo que

ofrece el autor sobre los estudios de los medios. Así, constituye una metáfora

en la que “mensaje” representa a “medio”, trasladándonos al planteo de cada

medio en particular, cuál es el mensaje que transmite y que efecto produce.

Asimismo, la yuxtaposición de medio y mensaje (que suelen considerarse

como dos elementos diferentes en el proceso de comunicación, tal como

señalábamos con anterioridad), nos pide que “…reconsideremos su posición y

evaluemos si realmente son fenómenos separados, diferentes e

independientes, o si existe una suposición básica y errónea que desemboca en

una división falsa, de la misma manera que dividimos equivocadamente mente

y cuerpo, o racional y emocional…” (Strate , 2012).

Mc Luhan refiere a las tecnologías de los medios como extensiones

nuestras, que son producidas por nosotros a nuestra imagen. Pero lo

olvidamos, nos alienamos de nuestras creaciones y, a menudo, nos

enamoramos de ellas sin darnos cuenta de que solo sentimos pasión por el

entusiasmo inicial que produce la adopción de las nuevas invenciones, sin

darnos cuenta de nuestra conexión con los medios de comunicación, que se

extiende a los sentidos. Se trata de un entumecimiento de la conciencia, que

nos convierte en sonámbulos.

Carecemos de la sensibilidad no sólo hacia la naturaleza de las

innovaciones, sino también hacia sus consecuencias. Cada extensión también

es una amputación, según Mc Luhan, ya que las tecnologías funcionan, en

27 efecto, como prótesis. Sin embargo, a medida que extendemos los cuerpos,

nuestras extensiones nos retroalimentan y nos alteran significativamente en

muchas formas.

Es decir, cada beneficio tiene un costo. Siempre hay un precio que pagar

por las ventajas que conllevan las invenciones, y los medios, según Strate

(2012) incrementan los efectos negativos que son inseparables de los

positivos.

Numerosos autores sostienen que Mc Luhan se opuso a las críticas

sobre los medios, tanto para alabar como para condenar a la tecnología . Puso

su énfasis en comprenderlos.

Para Strate (2012) “el medio es el mensaje” significa que los medios

ejercen la mayor influencia sobre nosotros, individual y colectivamente. Afectan

nuestra manera de percibir, trasladándonos de una percepción equilibrada

orientada a la palabra hablada y el espacio físico, a un espacio de visualización

reforzado y caracterizado por un punto de vista fijo, interpuesto por la

alfabetización y la imprenta, y nos vuelve a sacar de esa modalidad con el

advenimiento de los medios electrónicos. Afectan nuestra manera de pensar,

desde la mentalidad concreta y global, característica de los miembros de las

culturas orales, hasta el pensamiento abstracto, analítico y lineal que fue

posible gracias a la alfabetización, y a nuevas formas de pensamiento

ecológico en la era de la electricidad.

Sin embargo, y después de este complejo entendimiento que intentamos

plasmar sobre las reflexiones de Mc Luhan y los medios de comunicación,

consideramos importante sostener que los recursos tecnológicos no

reemplazan a la palabra, sí deben ser aprovechados para el proceso educativo,

pero de ninguna manera su utilización sustituirá la importancia que tiene el

intercambio verbal para la construcción de este tipo discursivo.

De ninguna manera el precio que debe pagar la educación por el uso de

las tecnologías, debe ser el fracaso en los alumnos para argumentar. Por el

contrario, su uso debería ser un facilitador. Para ello, se precisan planes y

proyectos que no sólo absorban el acceso a la información, sino también

enseñen los principios y estrategias que ayuden a los alumnos a decodificar,

analizar, evaluar y producir comunicación en una multiplicidad de formas.

28 Ø Capítulo 3- Consideraciones sobre:

3.1.- “Se aprende a argumentar desde el preescolar” (Prensa Escuela El

Colombiano)

Javier Gonzalez García (2007) en su investigación sobre la observación

de las estrategias de argumentación a partir de la lectura de cuentos infantiles

a maestras y alumnos de dos escuelas públicas de Burgos (España), concluye

que los niños de 5 a 6 años son capaces de emitir valoraciones justificadas y

señala que el razonamiento posee una génesis argumentativa o, dicho de otro

modo, la argumentación precede al razonamiento. Así, el autor expresa que el

aprender a argumentar está en la base del aprender a pensar.

En esta misma línea, Diez (2002), partiendo de un estudio longitudinal

sobre “la construcción conjunta del conocimiento en el inicio lecto escritor”,

apunta sobre los beneficios de atender al proceso de argumentación en el

aprendizaje de la lecto escritura y destaca la capacidad de argumentación de

los niños de educación infantil en la resolución de tareas de escritura realizadas

colectivamente, a pesar de la dificultad que entraña la presentación de estas

explicaciones en actividades formales en niños de tan temprana edad.

Sin embargo, tal como señalan Dolz y Pasquier (1996), en el dialogo

argumentativo, la presencia “cara a cara” de los interlocutores resulta

fundamental para facilitar la toma en consideración del punto de vista del otro y

la adaptación a ese punto de vista. Contrariamente, producir un argumento

escrito para un niño deviene mucho más difícil, ya que en este caso y, tal como

señalan los autores, el mismo deberá:

- Anticipar globalmente la posición del destinatario.

- Justificar y desarrollar su punto de vista con un conjunto de argumentos.

- Refutar eventuales argumentos en contra.

- Planificar la sucesión de los argumentos y su articulación.

- Negociar una posición aceptable para todos.

De aquí se desprende que en el diálogo argumentativo oral, el niño se

adapta con una mayor facilidad y de manera inmediata a la posición del

adversario, mientras que en las situaciones de escritura argumentativa debe

realizar un esfuerzo mucho mayor para identificar la finalidad y el destinatario

del texto.

29 Actualmente, en la enseñanza predominan las actividades de lectura y

escritura de textos narrativos.

La hipótesis implícita de los que reducen las actividades de la escuela

primaria al relato y a la descripción es que existen una graduación-progresión

entre estos géneros discursivos, considerados como accesibles y atractivos

para los alumnos, y otros discursos más complejos como la explicación y la

argumentación.

3.2.1.- Argumentación en la Educación Secundaria

Siendo que este trabajo pretende conocer cuáles son las razones que

explicarían el déficit en la argumentación de alumnos universitarios de la

carrera de Derecho, consideramos necesario incluir brevemente la relevancia

que le otorga la Educación Secundaria al tratamiento de este tipo discursivo.

Toda vez que, tal como podrá observarse de las entrevistas efectuadas,

algunos docentes manifiestan que el déficit en la argumentación de sus

alumnos deviene de las aulas de nivel medio, donde, según afirman, este

género se encuentra totalmente ausente.

Santillán, Del Valle Manssur, Puentes y Vargas (2006) en su trabajo

denominado “La argumentación en el polimodal: estudio de casos” sostienen

que en escuelas de nivel medio, se asiste cotidianamente, a charlas docentes

donde los profesores se quejan por “la pobreza del lenguaje, la limitación en el

vocabulario, las expresiones incorrectas y las respuestas superficiales carentes

de argumentos por parte de los alumnos en horas de clase” (pág. 2).

Sin embargo, dichos autores advierten que la práctica argumentativa es

contextualizada, a diferencia del argumento deductivo donde el contexto es

irrelevante. Ello en virtud de que “…es el diálogo de pasillo o de recreo donde

se emplean argumentos fuertes a diferencia de los utilizados en el aula, con

características sumamente débiles…” (pág. 2).

El trabajo efectuado por los autores antes mencionados se propuso

investigar acerca de la capacidad argumentativa de los alumnos de la

Educación Polimodal y las estrategias que utilizan los docentes para lograr en

ellos la adquisición de la misma. Para ello seleccionaron dos colegios privados

y dos de gestión pública. Así, su labor consistió en la elaboración de una

encuesta en la que se trabajaron temas tales como: La importancia de la

escuela; El rol de los medios de comunicación en la vida cotidiana; La relación

30 con sus pares; Valores tales como la amistad, honestidad y; El ideal de

profesión.

De su análisis dedujeron que “…los jóvenes argumentan desde lo

emotivo y desde las propias experiencias, careciendo de una estructura teórica

que les permita dar buenas razones que sirvan de sustento a sus

afirmaciones”. (pág. 7).

Por otro lado, observan “…una mezcla no diferenciada entre lo que

afirman como tesis y las proposiciones que sirven de sustento a ella…” también

“se observa la carencia de un soporte teórico” (pág. 7).

En síntesis, estas observaciones les permiten inferir que, pese a que una

de las premisas del discurso argumentativo es partir de proposiciones fiables -

es decir, no acudir a la inventiva o a lo sentimental sino a proposiciones con un

buen soporte de realidad, sin embargo los estudiantes intentan argumentar

utilizando un contenido pura y exclusivamente emotivo que además, posee una

inadecuada estructura en la organización lógica de las premisas. Asimismo, la

carencia de soporte teórico remite a la falta de lectura, siendo que en la

argumentación el recurrir a las fuentes resulta de vital importancia.

Por último, estos investigadores destacan que efectuado un aná lisis de

los contenidos curriculares de algunas disciplinas, se observó que en ellos se

explicita, como método de desarrollo el discurso argumentativo. Esto les

permite sostener como hipótesis que “es probable que el problema resida o en

la línea de bajada al aula de los contenidos por parte de los docentes, o a la

falta de práctica, o a la falta de traslación de los contenidos a las distintas

situaciones de la vida cotidiana, por parte de los alumnos” (Pág. 7).

Aquí, no nos cabe efectuar un análisis de los motivos que darían cuenta de los

problemas que poseen los alumnos de la educación media para argumentar,

como así tampoco nos corresponde estudiar cuales son las causales que

provocarían la ausencia de desarrollo de este tipo discursivo pese a

encontrarse expresamente indicado en los contenidos curriculares. Sin

embargo, y tal como lo expresábamos al comienzo de este acápite, esta breve

referencia nos permite tener una visión más amplia de la situación en que se

encuentran los alumnos en forma previa al ingreso a la educación superior. En

efecto, esta resumida referencia que hemos realizado da cuenta de las

manifestaciones vertida por el Entrevistado N° 4 quien manifiesta al respecto:

“Existe una razón que es fundamental y que he observado sistemáticamente a

31 lo largo de los años. La misma es la mala formación de base de los alumnos

que llegan a la universidad. Con esto me refiero que los alumnos no han

desarrollado una correcta articulación del castellano en general y esto se

traduce de una manera agobiante a los intentos de argumentar correctamente

en el nivel superior. Se evidencia una gran diferencia entre aquellos alumnos

que han tenido una adecuada enseñanza en los niveles primario y secundario y

aquellos que no”.

3.2.2.- La importancia de las habilidades cognitivo-lingüísticas al momento

de argumentar.

Tal como sostiene Digistani (2012) la acción de pensar está íntimamente

relacionada con las actitudes, los valores y las motivaciones que son, en

definitiva, los aspectos que traducen el binomio pensamiento-voluntad, en

consecuencias prácticas.

Asimismo, cabe señalar que Piaget (1980) en su teoría de desarrollo

cognoscitivo, plantea que el ser humano evoluciona a través de estadios

secuenciales de madurez cognoscitiva. Podemos decir, entonces, que el

desarrollo consiste en una serie de etapas, cada una de las cuales constituye

una mejor organización cognoscitiva que la anterior, la etapa siguiente toma en

consideración todo lo que había presente en la etapa anterior, organizándola

en una estructura más compleja y equilibrada.

Las habilidades cognitivas son un conjunto de operaciones mentales,

caracterizadas porque su desarrollo se manifiesta en demostraciones prácticas

y reales del hacer de una persona. Es decir, implican lo que una persona sabe

hacer y el grado en que lo hace. Por lo tanto, las habilidades son observables y

evaluables. Cubren un amplio espectro de conductas del hacer humano, ya que

van desde las formas de pensamiento, hasta la mecánica de ciertos

comportamientos específicos.

Las habilidades permiten generar estrategias para determinar cuándo se

puede seguir un procedimiento probado y cuándo hay que buscar nuevas

alternativas. Lo que implica la reflexión y la toma de decisiones fundada.

La habilidad para producir una argumentación adecuada involucra el

dominio de estrategias verbales que harán posible un despliegue convincente

de las ideas o creencias en conflicto. Para aprender a producir

32 argumentaciones se requiere aprender a utilizar unas determinadas habilidades

cognitivo-lingüísticas (describir, definir, explicar, justificar, argumentar y

demostrar) que, al mismo tiempo, necesitan el uso de determinadas

habilidades cognitivas básicas del aprendizaje (analizar, comparar, deducir,

inferir, valorar…) (Prat,1998).

La adquisición de la competencia argumentativa se ubica como un tipo

textual de adquisición tardía, propio de los estadios de pensamiento más

formales.

Tal como señalábamos anteriormente, si bien es cierto que desde niños,

los sujetos aprenden a justificar sus conductas, desde el punto de vista

discursivo textual se trata apenas de protoargumentaciones que combinan

conductas verbales y no verbales tales como la insistencia, la repetición, el

contacto físico, el llanto. (Silvestri, 1997).

El aprendizaje de la argumentación amplia las habilidades comunicativas

a la vez que, como otras formas discursivas, traduce procedimientos

conceptuales de los sujetos (Wertsch, 1993).

Stipcich (2008) destaca que la argumentación es una forma particular de

discurso que surge de un motivo o necesidad, que determina acciones

concretas para responder a una intencionalidad. Esta intencionalidad demanda

operaciones cognitivas ubicadas en una determinada situación sociocultural

permitiendo no sólo la comunicación con el mundo, sino también la

transformación y recreación de la realidad natural y social.

Tal como indicábamos, para poder argumentar se requiere de la

regulación de procesos tales como la abstracción, la generalización y la

particularización según las demandas de la situación presentada para el

debate. Es decir, “se necesita resituar los conceptos aprendidos y formulados

en un cierto nivel de abstracción hacia otros niveles diferentes” (Stipcich ,2008).

Resulta ser una operación compleja que sólo llega a dominarse hacia

finales de la adolescencia (VIGOTSKY, 1963), dado que, recién en esta etapa,

se encontrará preparado para efectuar tareas mentales que resultan

obligatorias para dominar operaciones específicas que requiere la

argumentación. Estas operaciones involucran básicamente tres aspectos: la

exigencia de razonamiento formal, la complejidad representacional,

la especificidad de dominio y, además, exigencias de competencia

discursiva que la argumentación comparte con otros géneros.

33

3.2.3.-Implicancias éticas.

Incrementar o desarrollar en un amplio sentido las potenciales de los

estudiantes debería constituirse en una prioridad. Para lograr este desarrollo,

existen una serie de estrategias de aprendizaje donde el estudiante es un

sujeto activo, situado; y el docente, un mediador o ayudador, entre el

conocimiento y la construcción interna del mismo. Entre estas estrategias se

encuentran: Análisis de textos, mapas conceptuales, la elaboración de ideas, la

formulación de preguntas, las propuestas de solución, el aprendizaje basado en

problemas, entre otros.

Resulta importante considerar lo expuesto por la Lic. Digistani en su

trabajo Desarrollo Cognitivo: Implicaciones éticas, en cuanto a que “toca a la

educación entonces, a través precisamente del desarrollo cognoscitivo, ayudar

al individuo a ser capaz de pensar lógica, clara y profundamente, así como a

clarificar sus valores utilizando sus habilidades para evaluar y formar sus

criterios (2012, p 1)

El comportamiento humano está sujeto en gran medida al desarrollo

cognoscitivo del individuo, así como también a las influencias sociales y

situaciones del medio donde se mueve la persona.

Por lo tanto, y retomando la idea de que el derecho es la búsqueda de

soluciones a los conflictos que se suceden en las Sociedades y que la

argumentación es un medio de control en un estado democrático de derecho,

“… allí donde no es posible la obtención de verdades o

certezas como consecuencias de meras operaciones lógicas,

de la aplicación del método científico-natural, de intuiciones

valorativas o de la pura emotividad, se impone partir de la

necesidad de construir permanentemente los criterios

prácticos de lo justo en un proceso social de participación y

diálogo, de constante intercambio de razones y justificaciones,

de argumentación…”. (García Amado, citado en Aplicación del

Derecho y Justificación de la Decisión Judicial de Victoria

Iturralde Sesma, Valencia, 2003.).

Es fundamental aquí el papel de las instituciones educativas en cuanto a

su función en el crecimiento personal y social de los estudiantes. Ya que, si un

sistema de valores está fundamentado en la razón, ésta seguirá

desarrollándose y consolidándose. Caso contrario, si los estudiantes de

34 derecho, son formados sin una escala de valores éticos, desatendiendo las

áreas afectiva social y moral, podrían éstos convertirse en una amenaza para

la paz social.

No cabe mejor aquí que citar al jurista y docente Uruguayo Eduardo J.

Couture que, en los “Mandamientos del Abogado” expresa:

1. ESTUDIA. El Derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus

pasos, serás cada día un poco menos abogado.

2. PIENSA. El Derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.

3. TRABAJA. La abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de las causas

justas.

4. PROCURA LA JUSTICIA. Tu deber es luchar por el derecho, pero el día que

encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia.

5. SÉ LEAL. Leal para con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que

comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aún cuando él

sea desleal contigo. Leal para con el juez, que ignora los hechos y debe confiar

en lo que tú le dices, y que, en cuanto a derecho, alguna vez que otra vez,

debe confiar en el que tú le invocas.

6. TOLERA. Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que

sea tolerada la tuya.

7. TEN PACIENCIA. El tiempo se venga de las cosas que hacen sin su

colaboración.

8. TEN FE. Ten fe en el derecho, como el mejor instrumento para la

convivencia humana; en la justicia, como destino normal del derecho, en la paz

como sustitutivo , bondadoso en la justicia. Y sobre todo, ten fe en la Libertad,

sin la cual no hay derecho ni justicia, ni paz.

9. OLVIDA. La abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras

cargando tu alma de rencor, llegará un día en que la vida será imposible para ti.

Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.

10. AMA A TU PROFESIÓN. Trata de considerar la abogacía de tal manera

que el día en que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor

para ti proponerle que se haga abogado.

35

3.3.1.- Las competencias de los alumnos universitarios.

Consideramos más que necesario para este trabajo indicar cuá les son

las competencias que los estudiantes universitarios deben adquirir durante su

pasaje en la educación universitaria. Ello, en virtud de que sólo de esta manera

lograremos los futuros docentes trabajar la implementación de nuevas

estrategias metodológicas, que nos permitan lograr la adquisición por parte de

los alumnos de dichas competencias.

De la Cruz (2003) en su trabajo, aporta información sobre cuáles son las

características de este actual alumno universitario, destacando su papel activo

en el aprendizaje, su carácter autónomo en la búsqueda de información y en la

generación de nuevos conocimientos, su capacidad de reflexión, de aplicación

de estrategias adecuadas ante la resolución de problemas y dificultades que

puedan acontecer, su cualidad cooperativa y su sentido de la responsabilidad

que le acompaña en todas su facetas del aprendizaje.

Alonso (2001) señala que los estudiantes universitarios, en la actualidad,

persiguen diferentes metas a lo largo del proceso de enseñanza-aprendizaje,

con las que pretenden lograr el éxito en la realización de las actividades

académicas. De esta manera y casi primordialmente buscan obtener

calificaciones positivas. Lógicamente consideramos que resulta ser una meta

importante; sin embargo, el inconveniente radica en que el foco se ha lla en

aprobar la asignatura, más que en obtener una buena calificación. Esta

situación demuestra por qué los alumnos aprenden de forma memorística y en

el menor tiempo posible.

García Ruiz (2006) sostiene que de este modo, los estudiantes buscan

preservar su autoestima e incrementarla si es posible, preocupándose por tener

éxito, tanto personal como social, siendo que esto genera una distracción en la

dirección de la meta, que debería ser: comprender y dominar la materia.

En un segundo lugar, podríamos decir que la adquisición de

conocimientos y competencias es otra de las metas que se plantean, sin

embargo, no buscan aprender cualquier conocimiento, sino sólo aquellos que

consideran les resultan útiles y relevantes para lograr sus objetivos y que les

permitan ser aplicados en forma práctica. “Busca comprender y experimentar

que su competencia aumenta al dominar la materia, lo que le motiva ante la

resolución de problemas o la superación de dificultades. La aceptación,

36 atención y ayuda del profesor es necesaria para motivarle frente al estudio, lo

que le estimula al estudiar y intentando comprender y aprender, no sólo par

aprobar” (García Ruiz, 2006, cap3).

Por otra parte, estudiar por propio interés es uno de los aspectos que

más satisfacen al alumno, toda vez que cuando siente que debe aprender por

imposición se desmotiva rápidamente. Recién durante el último curso de la

carrera, el estudiante comienza a preocuparse por su incorporación al mercado

laboral.

En este marco, García Ruiz (2003) tras efectuar un análisis de diversos

autores y textos señala cuáles son las competencias que consideran

fundamentales para que los alumnos universitarios desarrollen. Las mismas

son:

COMPETENCIAS DESCRIPCION

RESPONSABILIDAD

Debe estar presente en todo estudiante universitario la responsabilidad por su propio aprendizaje, entendiendo este concepto como la capacidad de toma de decisiones, sopesando y asumiendo las posibles consecuencias.

AUTOCONFIANZA

Capacidad de confiar en las propias posibilidades. Se puede potenciar o desarrollar esta competencia a través de técnicas en las que el alumno vea recompensado su esfuerzo, en las que obtiene los resultados esperados.

CAPACIDAD DE RESOLUCION DE PROBLEMAS

Capacidad para tomar decisiones en una situación en la que existen dos o más alternativas para lograr una meta determinada. Esta capacidad requiere de una serie de capacidades implícitas como son la identificación o comprensión del problema planteado, la identificación o generación de las posibles alternativas, la deliberación sobre la opción mas adecuada, la planificación o adopción de la decisión y finalmente la ejecución

HABILIDADES COMUNICATIVAS (COMPRENSION INTERPERSONAL)

Capacidad para entender y ser entendido por los hablantes de una comunidad lingüística, que implica competencias más específicas (de índole lingüística, pragmática, psicolingüística y sociolingüística).

37

RAZONAMIENTO CRITICO

Capacidad para valorar un objeto, obra, argumento, etc, en relación con criterios o normas comúnmente admitidos; supone el análisis previo en el que se haya distinguido lo principal de lo secundario e identificado las relaciones entre las partes.

FLEXIBILIDAD Capacidad de adaptación a diferentes situaciones, contextos o personas, en las que se debe obtener un mínimo nivel de éxito, en función de los objetivos propuestos.

TRABAJO EN EQUIPO

Conducta de un grupo en su conjunto, o bien conducta de un individuo en cuanto que está influenciada por su pertenencia a un grupo. Supone la capacidad de organizar diversas situaciones o problemas que se plantean, la capacidad de sentirse perteneciente a un grupo y de participar en las tareas propuestas.

INICIATIVA

Disponibilidad para asumir y llevar a cabo diferentes actividades. Capacidad de persistir en la ejecución de una actividad o en la consecución de un objetivo a pesar de los obstáculos que puedan surgir.

PLANIFICACION

Capacidad para analizar el trabajo a realizar, diseñando una estrategia adecuada para lograr su consecución de una manera eficaz, sin desperdiciar recursos, tiempo o esfuerzo.

INNOVACION/CREATIVIDAD Capacidad para crear nuevas posibilidades o soluciones ante un problema, según líneas nuevas o no convencionales.

3.3.2.- El proyecto Tuning

El proyecto Tuning América Latina surge en un contexto de reflexión

sobre la Educación Superior, tanto a nivel regional como internacional. Hasta

finales de 2004, Tuning había sido una experiencia única de Europa. Según el

Informe Final de la Fase 2 del proyecto europeo, se entiende que, en inglés

“tune” significa “sintonizar una frecuencia determinada en la radio; también se

utiliza para describir la “afinación” de los distintos instrumentos de una

orquesta, de modo que los intérpretes puedan interpretar la música sin

disonancias”.

38

Se generó un espacio para permitir “acordar”, “templar”, “afinar” las

estructuras educativas en cuanto a las titulaciones de manera que estas

pudieran ser comprendidas, comparadas y reconocidas en el área común

europea. Tuning quiere reflejar esa idea de búsqueda de puntos de acuerdo, de

convergencia y entendimiento mutuo para facilitar la comprensión de las

estructuras educativas.

Tuning América latina según sus autores es no sólo un proyecto, sino

también una experiencia. Un proyecto que ha congregado a importantes

representantes de la educación superior, debatiendo de forma conjunta los

aspectos más significativos de los sistemas universitarios, y teniendo como

objetivo último la mejora de la educación. Por esta forma de buscar consensos,

Tuning ha sido también una positiva e intensa experiencia de diálogo, por una

parte entre los países lationoamericanos, que han desarrollado una mayor

capacidad para entenderse teniendo en cuenta la perspectiva de cada uno de

los participantes, y por otra de Europa con América Latina, estableciendo

canales de comunicación fluidos que permiten un mayor conocimiento de

ambas realidades.

El inicio de este proyecto latino americano esta dado por la búsqueda de

puntos comunes de referencia, centrados en las competencias.

Decidimos tomar como referencia este trabajo, no sólo por su gran

reconocimiento y prestigio, sino también porque contó con la participación de

Argentina y dentro de las áreas de conocimiento trabajadas se utilizó, entre

otras al Derecho.

El capítulo 4 ápice 3 (Pág. 109/131) del mencionado proyecto está

destinado a las competencias específicas y enfoques de enseñanza,

aprendizaje y evaluación en el área de Derecho. Durante su investigación se

abocaron a identificar: 1.- las concepciones curriculares que adoptan las

instituciones de enseñanza y, 2.- los perfiles de titulación y ocupaciones

habituales ejercidas por los graduados.

En cuanto al punto 1, el informe llega a una conclusión importante:

“la dogmática jurídica ha sido la matriz teórica dominante en la

mayor parte de las facultades o cursos, con énfasis metodológico en la transmisión de

contenidos teóricos por parte del docente y la absorción de éstos por el estudiante. No

hay una aproximación sistematizada entre la enseñanza y los procesos de

aprendizaje, que, en la mayoría de las instituciones, son aún muy conservadores

39 fundados en una metodología de asimilación acrítica de proposiciones teóricas, o

memorización de normas jurídicas. El ordenamiento jurídico, o sistema normativo es

comúnmente el eje estructurante de disciplinas que se organizan como reflejo de

campos jurídicos tradicionales”

Este grupo de trabajo elaboró un minucioso informe con resultados

sobre una encuesta realizada acerca de las competencias específicas de esta

disciplina que aquí nos interesa. En ella se elaboró un listado de 24

competencias específicas para el área. Siendo que con el propósito de verificar

su validez, se procedió a realizar una consulta (a académicos, empleadores,

estudiantes y graduados) en cuanto al nivel de importancia atribuido a cada

una de las competencias y grado de realización de las mismas.

Invitamos a los lectores a tomarse unos minutos para mirar los

resultados, aquí, por lógicas razones, nos detendremos en las seis (6)

competencias más importantes en los cuatro grupos consultados, a saber:

LAS SEIS COMPETENCIAS MAS IMPORTANTES EN LOS 4 GRUPOS CONSULTADOS 1.- Capacidad de razonar y argumentar jurídicamente

2.- Actuar de manera leal, diligente y transparente en la defensa de intereses de las personas a las que representa

3.- Conocer, interpretar y aplicar los principios generales del derecho y del ordenamiento jurídico

4.- Ser conciente de la dimensión ética de la profesión jurídica y de la responsabilidad social del graduado de derecho y actuar en consecuencia

5.- Capacidad de tomar decisiones jurídicas fundamentadas.

6.- Capacidad para redactar textos y expresarse oralmente en un lenguaje fluido y técnico, usando términos jurídicos precisos y claros.

Sobre dichas competencias, los investigadores consultaron el grado de

realización de las mismas, siendo que los cuatro grupos fueron coincidentes en

manifestar que las competencias de mayor grado de realización fueron:

a.- Actuar de manera leal, diligente y transparente en la defensa de

intereses de las personas a las que representa; b.- conocer, interpretar y

aplicar los principios Generales del Derecho y del ordenamiento Jurídico.

Es decir, el grado de realización revela una actitud crítica referida al

proceso de formación profesional y la necesidad de operar un cambio profundo

40 en la enseñanza del Derecho en América Latina, que permita el desarrollo de

las competencias consideradas más importantes.

Nótese que la primera competencia considerada como primordial resulta

ser “Capacidad de razonar y argumentar jurídicamente”. Según este proyecto

la misma revela “la valoración del rol del abogado como profesional que facilita

la solución de problemas jurídicos, para lo cual no basta el conocimiento de

normas o principios relevantes, sino que es necesario, además, ser capaz de

construir argumentos acordes a las exigencias de la cultura jurídica imperante y

de las expectativas sociales”1

3.3.3 Argumentación en los estudiantes universitarios.

En nuestro trabajo tenemos como finalidad conocer cuáles son las

razones que explican el déficit en la argumentación de los estudiantes

universitarios de la carrera de derecho de una universidad de gestión pública.

Para ello, el proyecto Tuning Latinoamérica nos resulta facilitador de algunos

indicadores, ya que si retomamos las 6 competencias más importantes

seleccionadas por 4 grupos dedicados al ámbito del derecho, donde fueron

consultados los estudiantes, se deriva que la competencia principal por

excelencia es “Capacidad de razonar y argumentar jurídicamente”, sin

embargo, no debe pasar por desapercibido que dentro de esta selección hay

dos competencias más que están íntimamente ligadas al ejercicio de la

argumentación y ellas son: 5.- Capacidad de tomar decisiones jurídicas

fundamentadas y 6.- Capacidad para redactar textos y expresarse oralmente

en un lenguaje fluido y técnico, usando términos jurídicos precisos y claros.

Es decir, 3 de las 6 competencias elegidas, refieren a la importancia de

argumentar en el ejercicio del derecho. Por lo tanto, no nos quedan dudas de

que esta competencia resulta de vital importancia para los alumnos.

El inconveniente radica en el reconocimiento de su no realización, tal

como se mencionaba anteriormente. De aquí se deriva nuestro interés en

conocer las razones que explicarían dicha situación. Nos preocupa que esta

competencia no se desarrolle y que, aún siendo reconocida la misma como

trascendental en el ejercicio de esta profesión no surjan nuevas estrategias

metodológicas, que nos permitan lograr la adquisición por parte de los alumnos 1 página 125

41 de dicha competencia. Su importancia radica en que el grado de competencia

argumentativa que se alcance permitirá al alumno no solo desempeñarse con

mayor eficacia en tareas comunicativas de resolución de conflictos de opinión,

sino también en tareas mentales de razonamiento cuando se encuentran en

juego distintos puntos de vista o sistemas de creencias.

Ø Capítulo 4.-Encuadre metodológico

4.1 Método de trabajo

Se realiza un trabajo de investigación con un abordaje cualitativo y de

nivel explicativo.

El abordaje cualitativo, privilegiando las entrevistas semi estructuradas,

permite complementar la revisión bibliográfica relacionando los postulados

teóricos con la empiria. En este sentido, se enfatiza la construcción de los

datos desde el propio análisis de las entrevistas realizadas. El diseño

explicativo va más allá de la descripción de conceptos o fenómenos o del

establecimiento de relaciones entre conceptos; está dirigido a responder a las

causas de los eventos físicos o sociales. El interés se centra en explicar por

qué ocurre un fenómeno y en qué condiciones se da este, o porqué dos o más

variables están relacionadas.

Indagaremos en un aspecto de la realidad, explicando su significatividad

dentro de una teoría de referencia, a la luz de leyes o generalizaciones que dan

cuenta de hechos o fenómenos que se producen en determinadas condiciones.

El presente trabajo se llevó a cabo con una metodología de tipo

explicativa, con un diseño experimental de trabajo de campo, que se aplicará a

la unidad de análisis: docentes universitarios de la carrera de Derecho, en una

muestra conformada por ocho (8) docentes universitarios de gestión pública de

la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

4.1.2 Técnicas de recolección de datos y fuentes

La muestra está compuesta por ocho (8) entrevistas efectuadas a

profesores de la carrera de derecho de una universidad de gestión pública de la

Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

42 La selección está basada en un muestreo en cadena (conocido como

“bola de nieve”), permitiendo la recopilación de información relevante . En

cuanto al tipo de muestra que se refiere se utilizarán aquella del tipo no

probabilísticas.

La forma de trabajo de la unidad de análisis será bajo la modalidad de

las entrevistas semi-estructuradas, para que permita la posibilidad de

repreguntar y de esta manera evitar respuestas infértiles.

El instrumento consta de cuatro (4) preguntas guía a fin de abordar los

objetivos del presente trabajo.

Ø PREGUNTAS

43

Ø Capítulo 5.- Presentación de Resultados

5.1 Datos recogidos

Importancia asignada a la Argumentación

Lugar que ocupa en el proceso de enseñanza

Observación de dificultades

Razones que explicarían el déficit

Es más que necesaria…es una parte del derecho... no seria posible imaginar un abogado que no tenga argumentación porque el derecho se basa en la argumentación y en como cada uno interpreta el derecho así que es más que necesario, es fundamental.

Depende de la vocación de cada uno. No existe una materia destinada a tal fin

Si, “El alumno, como un actor, recita un libreto de memoria…”

Culpa compartida de profesores y alumnos. Falta de lectura. Ausencia de visión de futuro. Carencia de una materia obligatoria en el ejercicio de la oratoria o algunos talleres obligatorios en la universidad

Fundamental. Quien mejor argumente tendrá más posibilidades de ganar al momento de litigar

No ocupa un lugar central. depende del docente poder desde su materia generar algún grado de argumentación

Si, el alumnado, en su mayoría, repite de memoria."...Mas de una vez preguntas: explícalo con tus palabras y no pueden hacerlo"

El déficit se debe al modelo de educación tradicional que tenemos en todas las instancias de educación, ya que se enseña desde lo teórico y lo practico pasa a último plano. Las instituciones y los educadores no formamos mentes críticas que puedan preguntarse los porque. El déficit se trae desde las instituciones del colegio primario y secundario.

44

Muy necesario.

Debería ocupar un lugar primordial en el proceso de enseñanza y formación de un abogado. El alumno no desarrolla esta capacidad sino que meramente reproduce la argumentación de los autores de los libros que se le exige que estudie, sin que se procure el incentivo de esta capacidad.

Si, les cuesta razonar sus respuestas que son dadas casi en forma automáticas y sin dar argumentos sólidos

La falta de lectura, la falta de comunicación en distintos ámbitos donde el joven tenga que explicar decisiones, dar razones, etc. "Seguramente el déficit comienza en la casa y persiste en los años de enseñanza, si es que no se hace hincapié en la enseñanza de la argumentación".

Resulta fundamental

Ocupa poco tiempo en el periodo de formación de los abogados. El mismo se desarrolla indirectamente a través del trabajo de los docentes en las distintas materias pero sin una articulación planificada a nivel institucional.

Importantes dificultades. Especialmente a la hora de articular elementos fundamentales para el ejercicio de la profesión

Mala formación de base de los alumnos que llegan a la universidad. "...los alumnos no han desarrollado una correcta articulación del castellano en general y esto se traduce de una manera agobiante a los intentos de argumentar correctamente en el nivel superior..."

Fundamental

No existe ninguna materia que apunte al desarrollo de esta capacidad

Sí muchas dificultades. Parecen tener limitaciones a la hora de desarrollar ideas

"tiene que ver con esta generación informática donde el uso de la palabra esta restringido a una comunicación codificada en signos, no se lee como se leía antes"

45

Es muy importante. "...Nadie más que un abogado puede defender su causa, nadie le va a susurrar al oído como debería exponer aquello por lo que brega…"

Esta capacidad no está del todo desarrollada en los jóvenes abogados porque, o bien no se la enseña o practica en las facultades, o los estudiantes subestiman la importancia del poder de argumentación, anteponiendo otros intereses o urgencias en la facultad y relegando este aspecto.

Sí, hay muchas dificultades. Se debe a la confluencia de varios motivos. El concepto de pararse a pensar, a observar y a plasmar en palabras aquello que se percibe, ha mutado.

Pensar, observar y comunicar ya no tienen el mismo sentido y esto puede explicarse desde el fenómenos de las redes sociales, donde lo instantáneo predomina por sobre lo reflexivo. Así, contesto al instante aquello que se me plantea y no solo con escasez de palabras, sino además, de letras. Por otro lado, creo que en el recorrido de este camino que comenzamos en materia educativa que intenta que cada vez más jóvenes terminen la escuela secundaria, quedamos entrampados en los resultados. "...Ya no importa en qué medida los alumnos logran los objetivos, sino que simplemente los logren. Así es como escriben más o menos, hablan más o menos, producen más o menos..."

Fundamental

“el desarrollo de la argumentación no tiene un lugar especial durante la universidad. Hasta se podría decir que no tiene lugar alguno, a menos que algún profesor tenga la iniciativa individual de hacerlo durante su propia cátedra…”

“Definitivamente… El déficit en una buena expresión oral o escrita, y la pobreza de vocabulario les impide darse a entender, a pesar de haber estudiado la materia y comprender los conceptos principales”

“…se observan algunas razones principales. Las nuevas formas de comunicación ocupan sin duda un lugar importante. La prioridad de lo visual, de lo gráfico frente a la palabra escrita, los mensajes cortos, la inmediatez actual. El descenso de la

46

lectura entre los jóvenes tampoco ayuda al desarrollo en su capacidad de expresión y argumentación.

Imprescindible y necesaria

Creo que el desarrollo de esta capacidad durante el proceso de enseñanza a lo largo de la formación del abogado es prácticamente nulo, en la mayoría de los docentes de la carrera ni siquiera se plantea su ejercicio en sus planificaciones o programas de cátedra. Por lo que, dependerá del docente en interesarse en que sus alumnos adquieran correctamente esta competencia, siendo que para eso necesita dedicarle el tiempo correspondiente.

Sí,… Sobre todo cuando se les pide que efectúen producciones escritas, ahí es donde se observan respuestas superficiales carentes de argumentos, además de que tienen una gran limitación en el vocabulario.

Sintetizan al máximo los conceptos, Acuden a guías y resúmenes, “muchas veces, los trabajados no son realizados por el propio alumno, lo cual no permite que estos completen el proceso de aprendizaje necesario para adquirir, no sólo conceptos, sino un conocimiento integrado”. Predomina el uso de la televisión, las redes sociales y los juegos electrónicos dejándole un espacio casi nulo a la lectura y la escritura. Tal es así que solo asocian a la tecnología como un espacio de recreación y entretenimiento.

5.1.2 Análisis

De las entrevistas realizadas y, conforme 4 dimensiones deducidas

podemos inferir que:

a) para los entrevistados -docentes universitarios de la carrera de

derecho- resulta indiscutible la importancia que se le asigna a la Argumentación

en el ejercicio del rol del abogado. Así, la destacan como: Fundamental,

Importante, Más que necesaria, imprescindible.

47

b) En cuanto al lugar que ocupa el desarrollo de la argumentación en el

proceso de enseñanza, destacan que no existe absolutamente ninguna materia

que se aboque específicamente al tratamiento de esta capacidad. Es decir, de

alguna manera se destaca su ausencia a nivel del curriculum, siendo que tal

como lo habíamos anticipado, la argumentación es un ejercicio que se realiza

todos los días en ámbitos variados. Se la trata como si fuera algo externo a la

materia de cada uno. Sólo algunos destacaron que se la puede trabajar de

manera indirecta; esto evidencia que depende de la decisión de cada uno de

ellos en lograr que sus alumnos desarrollen esta competencia.

c) Todos afirman observar dificultades. Por mencionar algunas: no

pueden articular conceptos, repiten de memoria, no pueden expresarse con sus

propias palabras, limitaciones para desarrollar ideas, respuestas automáticas,

respuestas superficiales carentes de argumentos, déficit en la expresión oral o

escrita, pobreza de vocabulario.

d) En cuanto a las razones, se reitera que el déficit se trae desde las

instituciones educativas de nivel primario y secundario.

Posteriormente, encontramos respuestas variadas:

Ø Culpa compartida de profesores y alumnos;

Ø Las instituciones y los educadores no formamos mentes críticas

que puedan preguntarse los porqué;

Ø Falta de comunicación;

Ø Los alumnos no han desarrollado una correcta articulación del

castellano en general y esto se traduce de una manera agobiante

a los intentos de argumentar correctamente en el nivel superior;

Ø Pensar, observar y comunicar ya no tienen el mismo sentido y

esto puede explicarse desde el fenómenos de las redes sociales,

donde lo instantáneo predomina por sobre lo reflexivo; predomina

el uso de la televisión, las redes sociales y los juegos

electrónicos dejándole un espacio casi nulo a la lectura y la

escritura;

Ø Acuden a guías y resúmenes;

48

Ø No importa en qué medida los alumnos logran los objetivos, sino

que simplemente los logren.

De estas afirmaciones se desprende que: en gran medida se alude a

una falla de comunicación, ya que los alumnos no tienen los recursos

lingüísticos necesarios para hacer uso de esta capacidad, que podría deberse

al uso de las redes sociales dado que estas nuevas formas de interacción,

propiciadas por las nuevas tecnologías se abren paso, relegando a las otras.

Asimismo se destaca que el docente no incentiva la reflexión, el diálogo,

la discusión. Por otra parte, la idea de culpa compartida, parece estar

planteada a través del abordaje de la enseñanza desde el modelo tradicional

de comunicación, al que nos referíamos en el primer capítulo. Los alumnos solo

son meros receptores de información, es por ello que “El alumno, como un

actor, recita un libreto de memoria…” (Entrevistado Nº 1).

6.- A modo de conclusión:

Aunque no pretendemos dar conclusiones contundentes sobre los

aspectos abordados en las entrevistas realizadas pues, para ello sería

necesario profundizar en algunos datos que por sí mismos resultan

insuficientes, queremos resaltar, los siguientes hallazgos derivados de este

trabajo:

La argumentación jurídica, estaría casi excluida en la metodología de la

enseñanza del derecho, según los aportes de los docentes. Basándonos en

nuestra tradición positivista, ésta se ha centrado más en enseñarnos qué es lo

que dicen las leyes y en que el estudiante aprenda lo que exponen algunas

teorías; pero aparentemente y conforme los datos recogidos, no se ha logrado

superar dicha instancia en el estudio del derecho, es decir, de adquirir

conocimientos a aprender el cómo usar los mismos, permitiéndonos apoyarnos

en él y así presentar nuestros argumentos.

Actualmente, predomina la reproducción de contenidos sobre el

desarrollo de planteamientos o ideas autónomas. A nuestra educación le falta

la parte más activa, más práctica. Y allí, es donde radica la importancia de la

formación en argumentación, es decir, la argumentación no debe ser una

materia que se enseñe aislada de las demás sino que debe ser una manera de

enseñar el derecho (civil, penal, administrativo, entre otros). Consideramos que

49 tenemos que transformar nuestra educación para que el alumno pueda usar

esas normas, sepa interpretarlas, pueda presentar buenos alegatos, buenas

argumentaciones. Porque esa es la manera en que se formaran verdaderos

abogados.

Pensemos en lo que ocurre en los países del Comon Law, por ejemplo

en Estados Unidos, al estudiante en cada materia se le enseña a presentar

casos y a defenderlos, siendo que esto sucede en todas las ramas del derecho.

Cada materia le enseña al estudiante a usar el derecho, la jurisprudencia, los

precedentes, etc. A utilizarlo para defender algún caso, a veces hipotético,

otros reales y, en ese modo de enseñanza, el estudiante va aprendiendo a usar

argumentos, a utilizar criterios que le permitan decir: aquí no puedo hacer una

interpretación así tengo que elegir otra, a confrontar sus opiniones con las de

otros estudiantes, a debatir entre ellos, utilizando los contextos de debate para

fomentar la adquisición de este tipo discursivo.

Consideramos que esta manera de enseñar es más interesante y

efectiva, porque propone al alumno ver al derecho en acción. Generalmente no

nos enseñan a usar la teoría para la práctica, esto se traduce en que la calidad

del litigio en Argentina sea teóricamente pobre. Porque no se nos ha

enseñando a que la teoría no ha sido desarrollada en vano, sino que la misma

existe para usarla y la buena teoría debe ser usada. Pero esto se aprende, se

tiene que enseñar y lo tenemos que enseñar los profesores de Derecho.

La repetición y memorización de los textos dogmáticos y de la ley

positiva, son el patrimonio común de la enseñanza del derecho todavía hoy,

con una serie de modificaciones que no logran articular un sistema que

perfeccione el conjunto.

Cabe señalar que, no basta tener una materia de argumentación jurídica

sino que la misma debe repercutir en la forma de transmisión de los

contenidos.

Por otro lado, tampoco pretendemos restar valor a las clases

magistrales, una sólida exposición resulta insuperable en algunos aspectos.

Simplemente sostenemos, que no debemos descartar que los profesores

planten retos, formulen casos. Creemos que no resulta útil proponer, por

ejemplo, la redacción de una demanda, ya que la educación no es

familiarizarse con los formatos; lo importante es que aprendan a resolver

casos.

50 Otro aspecto importante, es la responsabilidad que nos toca como

docentes de educar a las generaciones futuras, en un mundo endeble e

inestable. Llamativo resulta, que tan sólo dos de los entrevistados, adviertan

que el déficit no sólo responde a causales que podríamos denominar

“externas”, cómo la tecnología, los bajos niveles que alcanzan sus estudiantes

en los anteriores niveles educativos, pobreza en el lenguaje , entre otros, sino

que hagan referencia a la “Culpa compartida” y a que “no formamos mentes

críticas que puedan preguntarse los porque”. Esto nos lleva a decir

nuevamente que, este tipo discursivo debe atravesar la asignatura que a cada

educador le compete, debe ser un ejercicio diario en la labor docente. Esperar

que los alumnos logren hacer uso correcto del mismo en forma autónoma,

resulta insólito.

Durante el desarrollo del presente trabajo , se pudo mostrar que hay

metodologías que permiten trabajar la argumentación y que dicha competencia,

en forma relativa, resulta ser empleada desde la niñez. Por lo tanto, vale la

pena insistir en que cada docente busque enriquecer su tarea, con una

formación complementaria a la propia disciplina, que seguramente redundará

en una mejora esencial de la enseñanza de la argumentación

Claro está que lo expuesto no lo explica todo, la complejidad, del propio

objeto de conocimiento (argumentación jurídica) habrá de combinarse

armónicamente con la complejidad del proceso enseñanza y de aprendizaje .

51

Ø ANEXO

Entrevista semi-estructurada Preguntas

Según su Criterio, ¿considera el ejercicio de la argumentación como necesario para el rol del abogado?

¿Qué lugar ocupa el desarrollo de esta capacidad en el proceso de enseñanza durante el período de formación del abogado?

Ud. ¿Observa dificultades en el aprendizaje de la argumentación en sus alumnos?

¿Cuáles son las razones que explicarían el déficit de los alumnos?

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