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FACULTAD DE FARMACIA
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE
TRABAJO FIN DE GRADO
ESTUDIO PREDIMED Y SALUD
CARDIOVASCULAR.
Autor: Amelia Flores Ruiz
Tutor: Sara Bastida
Convocatoria: Julio
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Hipócrates de Cos. (Grecia, siglo V a.C. - Siglo IV a. C.)
Definió “Dieta” como el “Régimen general de vida”, contemplando la interacción
armoniosa de la alimentación, la actividad física, la higiene y otros aspectos del estilo de vida.
Definió una medicina que estaba basada en el uso de las cualidades de los alimentos, para
alterar las funciones del organismo, y así poder curarlo. Desarrolló las bases de la primera de
las ciencias de la alimentación, la Dietética.
"Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina."
"Tus fuerzas naturales, las que están dentro de ti, serán las que curarán tus enfermedades."
"El arte es largo, la vida breve, la ocasión fugitiva, la experiencia falaz, el juicio
dificultoso. No basta que el médico haga por su parte cuanto debe hacer, si por otro lado
no concurren al mismo objeto, los asistentes y demás circunstancias exteriores."
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ÍNDICE
1. Resumen……………………………………………………………………...…4
2. Introduccion y antecedentes…………………………………………………...5
3. Objetivos………………………………………………………………………...8
4. Metodología……………………………………………………………………..8
5. Resultados y discusión
a. Estudio PREDIMED………………………………………………..….9
b. Beneficios del aceite de oliva, los frutos secos y el vino tinto……….11
i. Papel de los polifenoles en la salud cardiovascular…………11
ii. Papel de los frutos secos en la salud cardiovascular.……….12
iii. Papel de los ácidos grasos insaturados en la salud
cardiovascular…………………………………………………13
iv. Papel de la vitamina E en la salud cardiovascular………….15
6. Conclusiones…………………………………………………………………...16
7. Bibliografía…………………………………………………………………….17
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RESUMEN
La “Dieta Óptima” como referente de una dieta equilibrada es un punto clave en la
prevención de las Enfermedades Degenerativas (dentro de ellas, las E. Cardiovasculares,
ECV) en la sociedad actual. Los parametros de Dieta Óptima se determinan en base a estudios
epidemiológicos de intervencion nutricional en “poblaciones de riesgo” y que demuestran el
factor de protección implícito que tienen. A partir de ello se definen parámetros nutricionales
concretos para cada grupo de población, que en cada caso se corresponderá con un modelo de
Dieta Óptima especificamente dirigido para ese grupo.
El estudio de referencia realizado desde hace años para definir “Nuestra dieta Óptima”
basada en nuestra Dieta Mediterránea es el PREDIMED. Definiremos cómo este estudio, que
inicialmente consideraba la Dieta Mediterránea tradicional y posteriormente introdujo la
modificación del perfil graso, incorporando más alimentos con alto contenido en grasas
poliinsaturadas (más pescados grasos y más frutos secos), ha demostrado su efecto protector
tanto frente a la Enfermedad Cardiovascular como frente a otras enfermedades degenerativas
de alta prevalencia en las sociedades occidentales actuales. Este estudio demostró que se
consiguió reducir hasta un 30% la incidencia de episodios cardiovasculares en personas de
edad avanzada con cierta susceptibilidad previa a padecerla. Esta susceptibilidad es medida
por los propios factores de riesgo cardiovascular.
En este trabajo se trata de dar una explicación a este efecto tan beneficioso que aporta el
modelo de Dieta Mediterránea, que consiste en que un buen aceite de oliva virgen, como el
elevado consumo de pescados, hortalizas y verduras frescas, y un alto aporte de cereales y
frutos secos contienen un elevado aporte de componentes minoritarios (polifenoles de
vegetales y especialmente el vino y el aceite de oliva) que mejoran el perfil lipídico de la dieta
y son definitivos en el papel de protección del “extrés metabólico”, frente a los factores
desencadenantes de las E. Degeneraivas.
Entre los factores descritos como asociados al desarrollo de las enfermedades
cardiovasculares (ECV) están los “altos niveles circulantes de colesterol plasmático”. Estos
están correlacionados con el tipo de grasa culinaria (el aceite oliva, muy rico el ácido oleico,
que es un ácido graso monoinsaturado en forma de ácido graso ω-9, MUFA o AGM) y los
ácidos grasos esenciales que componen la dieta a partir de los diferentes alimentos antes
mencionados, donde destacamos los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA o AGP): ácido
linolénico (ω-3) y linoleico (ω-6). De las “proporciones adecuadas de éstos acidos grasos en
el total de la dieta·, depende el “Efecto protector de esta Dieta Óptima” en cada caso.
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INTRODUCCIÓN Y ANTECEDENTES
El concepto de enfermedad cardiovascular (ECV) se refiere a cualquier problema ligado
con el corazón y el sistema circulatorio. Está relacionado directamente con procesos
degenerativos de índole aterosclerótico, causados por la adhesión de monocitos a las células
endoteliales, proceso terciado por varias moléculas cuyo nivel es bajo en células vasculares
normales. Esta regulación se da por varios estímulos mediados por sustancias como las
citocinas y los oxidantes. Cuando estas moléculas aumentan se promueve la adhesión de
monocitos en la pared de los vasos, los cuales migran a través del endotelio en la íntima
vascular y se acumulan para dar lugar a las lesiones iniciales de ateroesclerosis, formando la
placa de ateroma junto con colesterol y lipoproteínas peroxidadas en el interior de los vasos
sanguíneos. A causa de esto se pueden dar obstrucciones de los mismos (infarto) o roturas
(aneurisma). Este efecto será de especial importancia en el caso afectar al corazón y al
cerebro, produciéndose eventos tales como infarto de miocardio, ataques isquémicos,
accidentes cerebrovasculares, etc. (1), que han hecho de esta patología una de las mayores
causas de mortalidad en todo el planeta, siendo los países emergentes los más susceptibles por
la falta de medios y de información sobre lo que son unos hábitos de vida saludable (2).
Hoy tras numerosos estudios epidemiologicos, se sabe que se puede prevenir con la
adopción de prácticas adecuadas en la vida diaria, como son una Dieta Óptima y un sistema
de vida activo, que contrarrestarán el desarrollo de lo que denominamos “factores de riesgo
cardiovascular” (FRCV) (3), definida como “aquella característica biológica o hábito de vida
que incremente la probabilidad de sufrir una enfermedad cardiovascular o morir a causa de
ella”. Estos factores pueden ser clasificados en modificables (también llamados tradicionales
(4)) o no modificables, siendo los primeros los que determinan un mayor interés, ya que
pueden aminorar si se cambian algunos aspectos con un estilo de vida saludable (Tabla 1) (5).
Factores no
modificables
Edad
Factores modificables
Tabaquismo
Sexo Hipertensión arterial
Hipercolesterolemia
Factores genéticos Diabetes Mellitus
Sobrepeso/obesidad
Tabla 1. Clasificación de los FRCV.
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El estudio DARIOS se realizó con el objetivo de medir la prevalencia de estos factores
de riesgo cardiovascular en la población Española. Participaron 28.885 personas de entre 35 a
74 años, y se concluyó que en la primera década del siglo XXI, la prevalencia de hipertensión
arterial, Diabetes Mellitus, Dislipemia, Obesidad y Tabaquismo en España, es muy elevada
(6), y con tendencia a aumentar más aún, tal como se muestra en la Figura 1. Según Reddy KS,
se especula un incremento para los próximos años. En 1990, se produjeron 9 millones de
muertes por enfermedad cardiovascular, y se esperan hasta 19 millones para el 2020 (2).
Todo comenzó con el primer estudio que trató de averiguar las causas y las
características de la enfermedad coronaria, en 1949: el Framingham Heart Study. Fue un
seguimiento bianual de la historia médica de 5.127 adultos, con el fin de establecer unas
recomendaciones orientadas a frenar esta pandemia (7).
El conocimiento de este riesgo ha permitido hasta hoy en día concienciar a la población
de que un estilo de vida saludable puede prevenir y/o paliar la aparición temprana de este tipo
de enfermedades y de muertes por su causa (5), empezando con una buena alimentación, lo
que constituye un punto fundamental para posponer su aparición. Partiendo de ello, diversos
estudios han demostrado que el patrón de “Dieta Óptima” es la Dieta Mediterránea.
La adherencia a dicha dieta es inversamente proporcional a la aparición de accidentes
cardiovasculares. Además tiene otros muchos beneficios frente a otras enfermedades tales
Figura 1. Millones de muertes a causa de la ECV en
1990 y expectativas para 2020.
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como la reducción de la incidencia de algunos cánceres, disminución de la inflamación
obteniendo beneficios frente al asma y alteraciones del sistema inmune, y disminución de los
procesos relacionados con el síndrome metabólico, la depresión y otras enfermedades
neurodegenerativas y demencias seniles. Todos ellos son justificados por lo que caracteriza a
esta dieta (Figura 2):
- Alto consumo de pescados grasos, aceite de oliva, rico en ácidos grasos
monoinsaturados, y frutos secos, con alto contenido en ácidos grasos
poliinsaturados, y ambos con baja proporción de ácidos grasos saturados.
- Consumo elevado de hortalizas frescas y frutos secos, que son ricos en
antioxidantes, fibra, vitaminas y minerales.
- Moderada ingesta de proteínas de origen animal, huevos y pequeñas
proporciones de carnes, en especial de cabra y cordero. La mayor parte de las
proteínas son de origen vegetal: de legumbres y cereales.
- Bajo consumo de carnes y lácteos procesados.
- Bajo consumo de dulces, y azúcares simples (ausencia de bebidas azucaradas).
Figura 2. Pirámide de la dieta mediterránea.
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- Agua como bebida preferente (de 4 a 8 vasos de agua diarios).
- Consumo moderado de vino y bebidas alcohólicas de baja graduación (sidra,
cerveza) acompañando a las comidas, altos en compuestos fenólicos y
antioxidantes (8,9).
Además de seguir estos patrones de dieta saludable, se recomienda la práctica diaria
de ejercicio físico (desde 30 minutos a 1 hora, en función del grado de actividad individual).
La Dieta Mediterránea ha demostrado, a través de diferentes estudios, un efecto
preventivo de la enfermedad cardiovascular disminuyendo el riesgo de infarto de miocardio,
así como reduciendo algunos factores de riesgo para el desarrollo de aterosclerosis: mejora
del perfil lipídico, disminución de la resistencia a la insulina, reducción de la concentración
plasmática de moléculas mediadoras de la inflamación; con la reducción del riesgo de
Síndrome Metabólico y Diabetes Mellitus T II (10).
Asi, el Instituto de Salud Carlos III de Madrid financió un estudio multicéntrico
iniciado en 2003 y finalizado en 2011, el estudio PREDIMED (PREvención con DIeta
MEDiterránea), con la participación de algunas industrias alimentarias, que aportaron sus
productos como alimentos para su evaluación en el estudio.
El estudio se inició con la conciencia de llegar a encontrar la mejor evidencia
cientifica para demostrar que la dieta mediterránea tenía efectos beneficiosos sobre la
prevención primaria de la enfermedad cardiovascular, es decir, en personas que nunca han
sufrido un evento cardiovascular (11).
OBJETIVOS
En esta revisión bibliográfica se pretende hacer hincapié en la importancia de seguir
una “Alimentación Óptima” y los beneficios que conlleva para la prevención de
Enfermedades Degenerativas graves como la enfermedad cardiovascular, cuya prevalencia en
la sociedad actual es la causante de millones de muertes al año. En este trabajo nos
centraremos en los beneficios para la salud cardiovascular de la Dieta Mediterránea,
basándonos en el estudio PREDIMED y en los compuestos contenidos en los alimentos más
determinantes para la prevención de estas patologías.
METODOLOGÍA
Para la elaboración de esta revisión bibliográfica se han utilizado: PubMed, que
permite el libre acceso a artículos publicados en la base de datos MEDLINE; y Elsevier, líder
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globar en edición técnica en Medicina y Ciencias de la Salud, donde encontramos libros,
revistas científicas y acceso a numerosas bases de datos. También mediante el uso de
monografías de libros sacadas de Google Books.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Estudio PREDIMED
Se trata de un estudio multicéntrico aleatorizado realizado por 18 grupos de
investigadores. Para llevar a cabo el estudio, se agruparon a 7447 voluntarios en tres modelos
de intervención alimentaria. El rango de edad era de 55-80 años para hombres y de 60 a 80
para mujeres. El criterio de elección se basó en que cada participante debía o ser diabético
tipo 2, o cumplir alguno de los siguientes requisitos:
1. Sobrepeso u obesidad.
2. Antecedentes familiares de cardiopatía precoz.
3. Hipertensión.
4. Elevados niveles de lipoproteínas LDL y VLDL.
5. Bajos niveles de lipoproteínas HDL.
6. Fumar.
Figura 3. Esquema de la metodología del estudio PREDIMED.
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Dos de los modelos seguían las recomendaciones de una dieta mediterránea,
diferenciándose en que uno la suplementaba con aceite de oliva virgen extra (2.543
participantes) y el otro con frutos secos (2.454 participantes). Fueron comparados con un
tercer modelo basado en una dieta baja en grasas, tanto de origen animal como vegetal (2.450
participantes) de acuerdo con la Guía de la Asociación Americana del Corazón; el modelo de
dieta que hasta entonces se había usado para la prevención de enfermedades cardiovasculares,
cánceres y otras enfermedades degenerativas.
Los dos primeros modelos no tienen restricción de energía, ya que el objetivo no es
una bajada de peso, sino intentar demostrar los beneficios de estas dietas es la salud
cardiovascular, en comparación a una dieta que sí tiene dicha restricción.
Algunas industrias alimentarias participaron con la aportación del aceite y los frutos
secos. Hojiblanca y Patrimonio Comunal Olivarero regalaban 1L de aceite de oliva virgen
extra por semana, mientras que de los frutos secos se encargaron, dando un total de 30g por
día: the California Walnut Commission de las nueces (15g), Borges de las almendras (7.5g) y
La Morella Nuts de las avellanas (7.5g). Además de estas cantidades, se incluía también un
extra para los familiares. Sin embargo, los participantes pertenecientes al grupo de la dieta
control recibían otro tipo de compensación no comestible.
La media de tiempo de seguimiento a cada participante fue de aproximadamente 5
años. Debían acudir a sesiones informativas cada determinado tiempo para asegurar el buen
cumplimiento de la dieta asignada.
Una vez acabado el estudio en 2011, se vió que los dos grupos que habían seguido las
pautas de una dieta mediterránea, tuvieron una buena adherencia a ellas. Hubo 96 casos de
accidente cardiovascular en la dieta suplementada con aceite de oliva virgen extra, 83 en la
suplementada con frutos secos, y 109 en el grupo control. Un total de 288 eventos en una
población de 7.447.
El accidente cerebrovascular (ACV) fue el evento cardiovascular más predominante
de este cohorte, y se ve significativamente reducido. Por tanto, el estudio PREDIMED,
demuestra por primera vez, con un diseño aleatorizado, que una dieta mediterránea
enriquecida tanto en aceite de oliva virgen extra (MUFA) como en frutos secos (PUFA), es
útil en la prevención primaria de las enfermedades cardiovasculares y reduciendo éste en un
30% su aparición (11).
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Beneficios del aceite de oliva, los frutos secos y el vino tinto.
Los efectos sobre la salud cardiovascular del aceite de oliva son debidos en su mayor
parte a su alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados, fundamentalmente el ácido
oléico, y en compuestos bioactivos como los polifenoles (12). Los compuestos fenólicos
también son los responsables del beneficio que aporta el vino tinto, que como ya hemos
comentado en apartados anteriores, también forma parte de la dieta mediterránea tradicional
(13). Los frutos secos son ricos en proteínas de origen vegetal, fibra, minerales y otros
componentes, y aportan un perfil lipídico rico en ácidos grasos poliinsaturados, en el cual
reina el ácido linoléico y linolénico, n-6 y n-3 respectivamente, con buenas propiedades para
la salud cardiovascular (14).
1. Papel de los polifenoles en la salud cardiovascular.
Los polifenoles son compuestos bioactivos con capacidad antioxidante, que
proporcionan efectos saludables en el sistema cardiovascular. Esta acción antioxidante
justifica su efecto vasoprotector y vasodilatador; además de sus acciones antitrombóticas,
antiinflamatorias, antiateroscleróticas y antiapoptóticas.
Dentro de los polifenoles nos encontramos con varios grupos: ácidos fenólicos,
estilbenos, lignanos, alcoholes fenólicos y flavonoides (15).
Algunos flavonoides, como la quercetina, asumen este poder antioxidante. Actúan
neutralizando especies reactivas de oxígeno e interfiriendo en sistemas de detoxificación
celular, inhibiendo enzimas generadoras de radicales libres.
Como consecuencia de esta acción antioxidante se van a dar efectos vasodilatadores.
Destacamos el resveratrol y la quercetina, que funcionan estimulando el aumento de las
concentraciones intracelulares de calcio en las células endoteliales, mediante la activación de
los canales de K+ o inhibiendo los canales de Ca2+ ATP dependientes del retículo
endoplasmático. De esta manera se genera óxido nítrico (NO) en el endotelio, lo que
promueve también un efecto hipotensor. Además, hay otras dos formas descritas por las
cuales modulan los niveles de NO y producen el aumento del GMPc, causando la
vasodilatación: la primera es que actúan sobre las fosfodiesterasas, inhibiéndolas (estimulan la
formación de GMPc); y la otra es que incrementan los niveles del enzima óxido nítrico sintasa
endotelial (eNOS) (incremento de la liberación de NO) (16,17).
La acción antiaterosclerótica se debe a que los polifenoles se unen a las LDL
evitando su oxidación, de modo que frena la aparición de placas de ateroma formadas por
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lípidos y colesterol, que obtruyen los vasos sanguíneos, propias del proceso aterogénico. Se
ha demostrado que los polifenoles del aceite de oliva virgen y virgen extra son capaces de
reducir la actividad del enzima principal implicado en la síntesis de colesterol, la HMG-CoA
reductasa (18). Asimismo, producen una mejora en el perfil lipídico, produciendo un
incremento en la concentración de colesterol HDL (19). Concretamente el resveratrol, uno de
los principales polifenoles del vino (perteneciente al grupo de los estilbenos), ejerce esta
función protectora del endotelio vascular. Se ha demostrado que la ingesta continuada de vino
tinto durante las comidas, modula la lipemia postpandrial y reduce significativamente el nivel
de oxidación de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) (20). Este compuesto se ha visto
implicado también en el proceso antiinflamatorio, junto con otros como la quercetina.
Inhiben la biosíntesis de prostaglandinas, bloqueando la acción de enzimas como la
cicloxigenasa (COX) y la lipooxigenasa (LOX), que aumentan cuando hay estrés oxidativo, y
con ello la liberación de moléculas proinflamatorias. La ingesta de polifenoles se mide por la
TPE urinaria (Total Polyphenol Excretion), y se asocia con la disminución de biomarcadores
inflamatorios, es decir, que su consumo ejerce un efecto antiinflamatorio dosis-dependiente,
mejorando los factores de riesgo cardiovascular, como la presión arterial y el perfil lipídico.
Disminuye la mortalidad y reduce el riesgo de sufrir ateroesclerosis.
El efecto antiagregante y antitrombótico también es importante para la prevención del
proceso aterogénico. El hidroxitirosol, un polifenol que se encuentra en el aceite de oliva
virgen extra tiene la capacidad de inhibir la agregación plaquetaria y reducir la formación de
una molécula inflamatoria relacionada con procesos tromboticos del endotelio vascular, el
tromboxano B2 (21).
2. Papel de los frutos secos en la salud cardiovascular.
La mayor parte de los frutos secos son muy ricos en L-arginina, un precursor
endógeno del NO, que, como ya hemos visto anteriormente, tiene actividad vasodilatadora y
antiagregante plaquetaria. El incremento de los niveles de arginina, hacen que la relación
arginina:lisina sea baja, lo cual contribuye a la reducción de la concentración plasmática de
LDL-colesterol. Ademas, algunos de ellos, como los cacahuetes o las nueces, son ricos en
acido fólico, que contribuye a la desintoxicación de homocisteína, reduce sus
concentraciones. Se trata de un aminoácido azufrado cuyo exceso provoca la acumulación de
azufre en plasma cuando el nivel de ácido fólico es más bajo de lo normal, actuando con sus
propiedades aterotrombóticas.
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El contenido en fibra, insoluble en su mayor parte, evita el estreñimiento y contribuye
también a la salud cardiovascular. Con su viscosidad disminuye la absorción de ácidos
biliares, colesterol y grasas saturadas, además de favorecer la regulación de la glucosa
sanguínea.
En cuanto al contenido en minerales, proporcionan altas cantidades de magnesio y
cobre, que mejoran la resistencia a la insulina, reducen la presión arterial y previenen las
arritmias ventriculares. Las almendras y avellanas son fuente de α-tocoferol (vitamina E), que
ejerce un potente poder antioxidante; mientras que, las nueces tienen altos niveles de su
isómero γ-tocoferol, cuya función es incrementar la óxido nítrico sintasa, y con ello el NO,
ejerciendo su actividad hipotensora y vasodilatadora (22,23).
La vitamina E la encontramos tanto en el aceite de oliva como en los frutos secos en
forma de tocoferoles, siendo el α-tocoferol el más activo con respecto a su actividad
antioxidante. Evita la peroxidación lipídica de las cadenas grasas de los fosfolípidos de
membranas celulares, protegiendo a los tejidos del daño oxidativo. Actúa como captador de
radicales libres donando su hidrógeno fenólico al radical peroxilo, rompiendo la reacción en
cadena y evitando la peroxidación de los ácidos grasos poliinsaturados de las membranas
(24).
Con respecto a la mejoría del perfil lipídico, uno de los responsables son los
fitoesteroles, destacando el β-sitosterol. Estos compuestos reducen la absorción del colesterol,
sus concentraciones séricas y las de LDL-colesterol, además de prevenir la acumulación de
lípidos en la pared arterial. Otra de sus propiedades es que producen un incremento de las
lipoproteínas de alta densidad (HDL). Esta acción se debe a que los fitoesteroles tienen
similaridad estructural con el colesterol (contienen el ciclopentanoperhidrofenantreno),
actuando competitivamente en su absorción, haciendo que éste no se absorba y sea eliminado
con las heces. Igualmente, inhiben la actividad del enzima encargado de la reesterificación del
colesterol, la acilCoA-colesterol-acil transferas (ACAT), necesaria para su incorporación a los
quilomicrones (25).
3. Papel de los ácidos grasos insaturados en la salud cardiovascular
A parte de los componentes ya nombrados, tanto el aceite de oliva como los frutos
secos contienen una porción lipídica que influye notablemente en la salud coronaria. Esta
porción lipídica está compuesta por ácidos grasos insaturados: monoinsaturados (AGM),
concretamente al ácido oléico, y poliinsaturados (AGP), el ácido linoléico (ω -6) y linolénico
(ω -3).
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El consumo de ácidos grasos insaturados protege de la enfermedad cardiovascular y
los ω-3, en particular, tiene efecto antiarrítmico. A pesar de las insaturaciones, no aumenta la
susceptibilidad para la oxidación de las LDL, sino que se ha demostrado que el consumo de
nueces (en las que el ω-3 es mayoritario) y otros frutos, inhibe esta oxidación y los procesos
relacionados con la arteriosclerosis (26).
Los ácidos grasos poliinsaturados son aquellos en los que encontramos dos o más
dobles enlaces en sus cadenas carbonadas. Entre ellos destacamos dos tipos: el ácido linoleico
(ω-6) y el ácido linolénico (ω-3). Ambos son ácidos grasos esenciales para el ser humano, ya
que por sí mismo no los sintetiza y tienen que ser aportados por la dieta. Este tipo de ácidos
grasos nos los podemos encontrar en los frutos secos, tales como nueces, almendras y
avellanas (los usados en el estudio) (27).
En uno de muchos metaanálisis, en el que participaron 13.614 pacientes que sufrieron
un total de 1.052 eventos coronarios, se concluyó que por cada 5% de incremento en la
ingesta de AGP ω-6 en sustitución a los AGS, se reduce un 5% el riesgo coronario. Así como
éste, otros estudios reespaldan su consumo (28).
Los ω-6 son cardioprotectores y su nivel recomendable de ingesta está entre un 5 y 8%
de la energía. Es el ácido graso poliinsaturado que encontramos en mayor proporción en los
frutos secos. El ω-3, en cambio nos lo podemos encontrar también en pescados grasos (por
eso se recomienda tomar grasa animal procedente del pescado y no de la carne), pero
asímismo tiene su origen vegetal en alimentos como nueces, semillas y vegetales de hoja
verde. Se recomienda que englobe entre un 1 y 2% de la energía. El ácido linolénico
promueve la liberación de NO y reduce la formación de radicales de oxígeno, evitando la
formación de placas de ateroma. La relación de ingesta adecuada entre ambos ácidos
esenciales es de 1:5(29).
Los ácidos grasos monoinsaturados, a diferencia de los poliinsaturados, sí son
sintetizados por el organismo, por lo que no son ácidos grasos esenciales. Sin embargo, la
ingesta de ácido oleico contribuye al mantenimiento estructural de las membranas celulares.
Según Terés S. et al, existe evidencia experimental en modelos animales de que el ácido
oléico tiene un efecto hipotensor ligado a su incorporación en membranas y la regulación de
la señalización celular (30).
Se ha visto en cantidad de estudios la relación que existe entre la ingesta de ácidos
grasos saturados y el aumento de las concentraciones de colesterol total, las LDL, moderado
de las HDL, y el cociente colesteroltotal: colesterol HDL, lo cual supone un incremento
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notable del riesgo cardiovascular. Pero estos estudios nos han demostrado que la sustitución
de este tipo de grasa por la considerada como más saludable, es decir, los AGM o los AGP,
produce una bajada de los niveles de colesterol total, el LDL y mantienen, incrementan
(AGM) o disminuye (AGP), ligeramente, el HDL, por lo que el cociente colesterol total:HDL
se reduce.
La misma operación se ha hecho sustituyendo los AGS por hidratos de carbono, pero
los resultados obtenidos en comparación con la sustitución por los ácidos grasos insaturados,
no fueron tan buenos. Se vió que se daba la disminución de la concentracion de colesterol,
tanto HDL como LDL, pero que no cambiaba el cociente colesterol total: colesterol HDL. Por
tanto esta última sustitución no disminuye tan marcadamente el riesgo de padecer enfermedad
cardiaca crónica (29).
4. Papel de la vitamina E en la salud cardiovascular.
La vitamina E se encuentra en estos alimentos en forma de tocoferol. Su carácter
liposoluble explica su asociación a los lípidos. La ingesta diaria recomendada para un adulto
es de 15 mg. Se absorbe en el intestino y llega a la sangre unida a los quilomicrones, pero
sobretodo se encuentra formando parte de las lipoproteinas de baja densidad y actúan
captando los radicales libres, como neutralizadores, de manera que se evita la peroxidación de
las LDL. A este proceso protector se debe su capacidad antiaterogénica, por la reducción del
estrés oxidativo. Este poder antioxidante es propio del α-tocoferol, el que se encuentra en los
frutos secos, como se ha explicado en el apartado 2.
Según Páramo JA et al., también se ha demostrado en varios estudios que a parte de
este efecto antioxidante, la vitamina E actúa como regulador de la activación plaquetaria,
inhibiendo la agregación.
El γ-tocoferol se encuentra en el aceite de oliva y produce una mejoría de la
disfunción endotelial. Eleva la biodisponibilidad del óxido nítrico y/o prolonga su vida media.
Asímismo modula la expresión de genes, entre ellos la expresión génica de la NOS,
incrementando la síntesis de esta enzima productora del potente vasodilatador (31).
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CONCLUSIONES
La enfermedad cardiovascular es un problema creciente en las sociedades
globalizadas, debido a los hábitos de vida poco saludables, como fumar, no tener una vida
activa ni practicar ejercicio físico de forma regular, a lo que se suma una alimentación que no
sigue el Patrón de una Dieta Óptima. En este trabajo vemos cómo una alimentación saludable
pesa mucho más sobre la salud de lo que pensamos, y que determinados alimentos como el
aceite de oliva, los pescados, los frutos secos y el vino, tienen componentes que pueden
ayudar a la prevención de estas graves patologías de nuestra sociedad actual. Concluimos que
cada uno de ellos ejerce una acción beneficiosa, disminuyendo el colesterol, las lipoproteínas
de alta densidad y reduciendo el estrés oxidativo, y con todo ello la aterogénesis, que es la
principal causante de esta enfermedad.
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