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Ficha PuigmiquelTRANSCRIPT
FICHA Título: ÀNGEL PUIGMIQUEL. Subtítulo: Una aventura gràfica Autor: Imágenes, Àngel Puigmiquel; texto, Joan Manuel Soldevilla Medidas: 210 x 270 cm. Idioma: Castellano / Catalán Características: Cartoné. B/N. Color. ISBN: 978-84-942399-6-0 Dipósit legal: B-26242-2015 Páginas: 152 PVP: 24 euros
Joan Manuel Soldevilla (Barcelona, 1964)
Joan Manuel Soldevilla Alberti nació en Barcelona el año 1964 pero vive en Figueras desde
hace más de 25 años. Catedrático de literatura y estudioso de los medios de comunicación de
masas, es autor de diversos libros entre los que se encuentran Abecedari de Tintín, Pagès,
2002; El pare de Carpanta i Zipi y Zape, Pagès, 2005; Univers Hergé ,Pagès, 2005; El mundo
de Escobar -amb Toni Gurial- , Ediciones B, 2008; Som i serem (tintinaires), A contravent,
2013. También ha publicado una gran cantidad de artículos en los que se analiza la
trascendencia de la novela popular y la historieta. Ha sido comisario en diferentes exposiciones
relacionadas con el comic y la literatura popular i ha obtenido diversos premios y
reconocimientos en el campo del ensayo y el periodismo.
Contraportada
Ángel Puigmiquel. Una aventura gráfica, propone un recorrido por la vida y la obra de uno de
los dibujantes más importantes del país. Puigmiquel comenzó su carrera en los años cuarenta,
en plena golden age del tebeo hispánico y poco después marchó a Venezuela donde destacó
como dibujante humorístico y como pionero de la animación publicitaria. De regreso a España
a inicios de los años sesenta, se dedicó al campo de la publicidad, donde se convirtió en una
figura de referencia, pero nunca dejó de dibujar.
Angel Puigmiquel. Una aventura gráfica, recoge una amplia muestra de obra inédita en el
país, de los magníficos dibujos humorísticos y tiras publicadas en la prensa americana hasta
las series de madurez como Sí/No o El terror gris, que nunca vieron la luz.
Prólogo
¡Qué suerte haberle conocido!
Por Luis Bassat
Ángel Puigmiquel fue una persona extraordinaria por partida triple: gran dibujante, magnífico
realizador cinematográfico y excelente ser humano.
Le conocí cuando encargué a Cormorán, la productora que había creado con los hermanos
Ballvé, los primeros spots de Gila para Filomatic. Era el año 1967. Ángel se había hecho
merecedor de una justificada fama por sus dibujos y cómics. Él mismo se definía a veces como
un ninotaire y a fe que lo era. Cuando he podido ver posteriormente el trabajo realizado por
Ángel en este campo, me he quedado gratísimamente sorprendido e impresionado.
Como realizador cinematográfico, Ángel aportó a la publicidad algo muy difícil de conseguir en
el panorama español: el humor. Tenía un sentido del humor enormemente desarrollado.
Bastaba con ver el brillo de sus ojos y su sonrisa cuando había conseguido una toma buena. Es
cierto que el actor con el que trabajábamos, Miguel Gila, era un fenómeno del humor español,
y la relación de Ángel Puigmiquel con Miguel Gila no pudo ser más afortunada. Recuerdo que
trabajábamos muy duro, a veces rodábamos más de un spot al día, y que al terminar a todos
nos apetecía ir a cenar juntos para seguir hablando y riendo. Eso era la prueba de que todos
nos lo pasábamos bien y no queríamos dar la jornada por terminada.
Pienso que en mi vida se ha dado pocas veces la circunstancia de trabajar con dos personas
muy diferentes y que ambas se entendieran bien, entre ellas y conmigo. Pues bien, con Ángel
Puigmiquel y con Miguel Gila sucedió eso. Tuvimos una química perfecta desde el primer
momento y estoy seguro que a ello ayudó el talento de Ángel Puigmiquel, su ingenio.
Como persona, Ángel Puigmiquel fue un diez, honesto, generoso, sincero, familiar y amigo de
sus amigos. ¡Qué suerte haberle conocido!
Cuando me pidieron que prologara este libro, no pudieron hacerme un regalo mejor,
permitirme manifestar en público el privilegio que supuso trabajar con el hombre de la sonrisa
permanente, Ángel Puigmiquel.
Introducción
El talento oculto de Puigmiquel
Por Jaume Capdevila ‘Kap’
Esparcido descuidadamente sobre una mesa rebosante de libros y papelotes viejos en el
mercado dominical de Sant Antoni, donde suelo curiosear en busca de libros con dibujos,
encontré, hace ya algunos años un volumen delicioso. El título, ¡Sonría Usted!, rodeado de
varios rostros de caricaturas risueñas, ya apuntaba maneras. En un rincón de la cubierta, de un
tono cálidamente ocre, entre pardo y oxidado, se podía leer con una letra caligráfica: "Libro
humorístico con ilustraciones de Puigmiquel". Y en el interior, en cada página, una delicada
viñeta de un humor fresco, jovial y, en cierta medida, inocente. Una joya.
Años más tarde, en el Salón del Cómic de Barcelona tuve la oportunidad de conocer
personalmente a Ángel Puigmiquel, me lo presentó Alfons Figueras. Puigmiquel era un anciano
afable, encantador, charlatán, jovial y, de alguna manera, inocente. Joan Navarro acababa de
publicar El ladrón de pesadillas y otras historias, un álbum que reunía algunas de sus
historietas publicadas en las revistas de la editora Consuelo Gil durante los años 40, entre las
que se encontraba El ladrón de pesadillas que, según Salvador Vázquez de Parga, constituye
«un intento de sublimación estilística».
Entre estos dos momentos ya había tenido tiempo de descubrir quién fue Ángel Puigmiquel y
atesorar algunas muestras de su extraordinario talento. La inteligencia del dibujante versátil,
del humorista amable, del creador de historietas imaginativas y dinámicas. El talento de un
espíritu creativo, de imaginación fértil y pluma acertada. De un dibujante de raza, de trazo
minucioso y expresivo, capaz de regalarnos composiciones vibrantes estructuradas con una
gran pulcritud compositiva y experto en componer viñetas de gran complejidad, pero de
apariencia sencilla y fácil.
El talento de un gran creador, sí, pero acompañado de la capacidad de trabajo, del esfuerzo
constante, de las ganas de superación, de la exigencia máxima, de la curiosidad infinita más
allá del dibujo -no me toca a mí ni aquí glosar el Puigmiquel fotógrafo, animador, publicista ...-
y la viñeta. El talento de Puigmiquel, por una serie de circunstancias, está lejos del alcance de
la mayoría de lectores de nuestro país ya que se desarrolló hace demasiado tiempo -entre
1941 y 1949- en revistas hoy casi olvidadas como Chicos , Mis Chicas, Cubilete, Leyendas o
Búfalo y, además, lejos de nuestras fronteras. Puigmiquel se libró así de la maldición de los
dibujantes de historietas y chistes que son conocidos a través de los medios que publican sus
dibujos hasta tal punto que muchas veces el nombre del artista queda indisolublemente
vinculado a la revista y le acompañará como un epíteto definitorio (Coll "del TBO" o Boixcar
"de Hazañas Bélicas").
Pero su obra nunca encontró, tampoco, un altavoz a su medida, un canal mediante el que
llegar a los lectores de nuestro país. De este modo, su talento resta oculto, apreciado
únicamente por conaisseurs, sibaritas y privilegiados. Y para los venezolanos. Porque, eso hay
que decirlo, en Venezuela la obra de Puigmiquel llegó a tener un eco colosal precisamente
porque se acomodó a publicaciones de gran difusión en ese país com el diario El Nacional, la
revista Tricolor u otras publicaciones como Venezuela Deportiva o El Gallo Pelón.
Pero la vida fue apartando a Puigmiquel de la prensa ya que desplegó su talento en el cine de
animación y la publicidad. Y a su regreso a Barcelona, al frente de los estudios Cormorán,
dedicó todo su tiempo y energía al mundo de la publicidad.
Es así como nos encontramos ante un creador colosal con una obra muy poco conocida por el
gran público de este país. Esta paradoja ya la apunta el excelente trabajo introductorio de Joan
Manuel Soldevilla en el libro que tiene en sus manos. Soldevilla se zambulle en la historia y
despliega, como es habitual en él, su capacidad de análisis para presentar y contextualizar la
obra de Puigmiquel al lector de hoy. Lo hace de forma intensa y didáctica, en un volumen que
reúne una muestra importante de la obra de Puigmiquel, diversa en estilos y temáticas, y
también amplia en el aspecto cronológico. Es un material que su mujer, Cristina Durbà, ha
decidido, con muy buen criterio, ceder a la Biblioteca de Cataluña, asegurando así que este
patrimonio quede preservado para las futuras generaciones.
Nos encontramos, pues, ante el primer libro que permite captar de forma global la grandeza
de Puigmiquel. Otros volúmenes publicados con anterioridad, desde el vetusto ¡Sonría Usted!
en los años cuarenta a El ladrón de pesadillas, que recoge tan sólo su vertiente de historietista
en unas publicaciones muy concretas, nos dan únicamente una visión parcial de la capacidad
creativa, de la habilidad gráfica y del enorme talento de Puigmiquel.
Por eso vale la pena destacar la importancia de este libro, que pretende acercar por primera
vez la obra de uno de nuestros grandes valores de la historieta a un público generalista. La
huella de Puigmiquel, una huella honda y perdurable en la historia de la historieta, una huella
que hasta ahora sólo habían podido apreciar con detalle unos pocos privilegiados, llega hoy a
todos los lectores y lo hace en una edición muy cuidada, marca de la casa de esta joven
editorial y con empuje que es Diminuta.
Yo sólo puedo añadir: pasen la página y disfruten de la lectura.