filloy, juan - yo yo y yo

Upload: malavida29

Post on 15-Oct-2015

32 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • YO, YO Y YO

    Juan Filloy

    (1971)

    -Bien. Falta exactamente un mes y medio para el 12 de octubre. Los he

    convocado a sesin especial para deliberar acerca de los actos conmemorativos.

    -Moziono que ze haga como siempre la "Romera del Da de la Raza".

    -Permtame. De qu raza?

    -Pues...De la espaola! De cul quiere que sea? Acaso no componemos la

    Comisin Directiva del "Ateneo Hispnico"?

    -Cabal, lo ltimo. Falso, lo primero. Si hay un pas en el mundo que no

    tenga raza, en el sentido castizo y genuino, ese pas es Espaa. Por eso yo

    me opongo a toda celebracin al respecto. El "Da de la Raza" fue una

    creacin paranoica entre las tantas de Hiplito Yrigoyen. Descendiente de

    vascos, autovalorado por el hecho de serlo, la idea delirante se exalt en

    su cerebro.

    Como tena delirio de reivindicacin, su megalomana se amplific al

    extremo de considerar su advenimiento al poder como ndice de un destino

    mesinico.

    Ese impulso de honrarse a s mismo en sus antepasados lo llev a un

    contrasentido flagrante. Al contrasentido tnico de atribuir a Espaa una

    raza que no existe; y a festejarla, de yapa, en un pas aluvional como el

    nuestro, donde tampoco predomina an ninguna definida...

    -Pido la palabra.

    -La tengo, todava. No me interrumpa.

    -Ez que no puedo conzentir...

    -Sufra abnegadamente. Procure dilatar el goce de su carabanchel y su

    habano. Es mejor.

    -Oiga usted.

  • -No interrumpa, le he dicho. No sea terco como un baturro, petulante como un

    andaluz y sobrador como un cataln. No me provea argumentos contra la mocin...

    No ve que Espaa es eso: una mezcla de pueblos contradictorios, de genes

    diferentes, de personalidades antinmicas? No ha pensado que en su marmita se

    cocina un potaje que es en verdad una "olla podrida" de ingredientes dispares y

    repulsivos?

    -Protesto!

    -Prescindiendo de rabes y judos -que es lo mejor que culturalmente ha

    poblado su territorio- perduran en ella residuos, resabios, escorias de

    mltiples invasiones. Cuente. beros, caldeos, fenicios, griegos, romanos,

    cartagineses, levantinos, arios, celtas, vndalos, lanos, suevos, francos, ligures,

    etctera, han hollado el suelo de la vieja Shefarad. Pero no estn todos. Estrabn

    indica cincuenta pueblos distintos entre el Ebro y el Mio;

    Plinio, cuarenta y cinco en la zona lusitana; y Geghart, treinta y una

    naciones repujadas dentro el "cuero de toro" estaqueado en la pennsula.

    Qu "Da de la Raza" puede haber!... Dgame: entre un gallego y un

    andaluz, entre un murciano y un vizcano, entre un menorqun y un astur,

    entre un cataln y un castellano, entre un canario y un aragons, entre un

    seorito de Madrid y un troglodita de Las Hurdes qu afinidades raciales,

    qu conjunciones biolgicas, qu vnculos sentimentales existen? Ninguno.

    Ni el idioma, ni el atuendo, ni las costumbres. Los localismos

    lingsticos, los dialectos, las germanas y otras degeneraciones lugareas

    determinan celos, nfulas de supremaca y otras posturas significativas,

    que revelan que no hay sociedad de Espaa ni affectio societatis ni

    siquiera la "coincidentia oppositionis" que anima al pueblo de otras naciones.

    -Basta de ajilimjilis! Qu se vote la mocin! Yo la apoyo.

    -Un momento. Qu se cree usted? Prepotencias a m! Acaso pretende

    renovar en su beneficio el antiguo escarnio del espritu criollo? Estamos

    por ventura en el siglo diez y siete?... Es curioso. Aun en el espaol ms

    identificado a Amrica pervive la nostalgia de la dominacin de otrora.

    Ni bien alguien de aqu contradice sus designios, aparece el inquisidor.

    Sepa, seor mo, que la civilizacin no recula. Recule usted, si desea, y

    aplaste sus nalgas en el anacronismo. Pero sin interferir en nuestra

    actualidad cada da ms limpia del atavismo hispnico. Sobrada razn nos

    acompaa. El comportamiento de "la madre patria", respecto a la soberana

    intelectual de Hispano-Amrica, es tendencioso y vejatorio. Como ha perdido

    en forma definitiva todo predominio poltico sobre ella, su jactancia la

  • empuja a mantener altivamente su presunto seoro espiritual. De tal modo

    se opone a conocer no slo nuestra literatura, nuestra ciencia y nuestro

    arte; sino, lo que es peor a blindar toda curiosidad espaola al respecto.

    Celo ridculo que entraa dos cosas: un solapado afn colonialista y la

    consabida antipata de la rmora al progreso!

    -Vaya jeringar!

    -Calumnias. Usted ignora a la Espaa actual. Est en el pinculo del xito.

    -S, en el pinculo del Opus Dei y en el culo de Estados Unidos. Squele

    esa obesa clerigalla parsita del poder y los dlares de las Bases

    Norteamericanas y qu queda? Solamente un pueblo demacrado y la aberracin de

    un prncipe colgado al machete de Franco chocho y fututo. Ya oirn ustedes la

    batahola de gritos, ayes y muertes que provocar la instauracin de ese Don Juan...

    Infatuacin es lo nico que sobra all. Lo triste es que en ese afn protervo, lo

    secundan hasta los leaders del novecentismo espaol: vale decir de las generaciones

    que suean por virtualizar la cultura y el adelanto en medio del marasmo que soporiza

    a Espaa... Spanlo: esta actitud nos molesta, pero no nos daa. Dentro de cincuenta

    aos la produccin intelectual de Latino-Amrica superar de manera tan rotunda a la

    espaola que la antigua metrpolis ser una colonia nuestra en el espritu...

    -Vive Dios! Si el seor presidente no refrena a...

    -...Entonces, es probable, amainarn sus nfulas. Infulas! Empezar por

    concedernos cierta consideracin; pero ya tarde. Porque la latinidad

    americana tiene un rol ms importante que jugar: latinizar a la Amrica

    Sajona. En efecto, el proceso ha comenzado ya. Es notable la deferencia con

    que las clases elevadas del Norte del continente se inclinan hacia los

    centros ms evolucionados de nuestra idiosincrasia. Esa deferencia no es

    condescendencia: es anhelo de congraciamiento, bsqueda de nuestro nivel

    amable. Les imanta nuestra sagacidad aguda y nuestra vida desenvuelta. El

    yanke culto, por ejemplo, embretado en un pragmatismo que hace repugnante la

    realidad mercenaria que padece, se orienta hacia nosotros. Busca subconscientemente

    tal vez las gratas compensaciones que dosa con tanta gracia y equilibrio el hedonismo

    latino. Observen este dato: el auge

    creciente en su medio de la iglesia catlica romana implica la

    dulcificacin de su vida. Ello comporta las compensaciones que ofrece el vicio, el

    pecado y aun las depravaciones, sin las trampas ticas de un protestantismo

    exacerbado por la fiebre puritana. La Amrica Sajona ser tambin una colonia

    espiritual nuestra, ni bien amanezca la hgira en que, por el curso forzoso de una

  • nueva economa mundial, dejen las naciones de ser colonias de la plutocracia y el

    imperialismo.

    -Apareci aquello! Vaymos...

    -Nadie le ataja. Se que a usted le gusta la baraja, el botijo y la verija.

    Vyase. Le esperan la partida de mus, los chatos de manzanillas y las

    chatas del burdel de Felicitas. Vyase; pero sepa que su interrupcin me ha

    ofendido. Quien funda su voto debe ser escuchado. Estoy desarrollando una

    tesis que merece respeto. Respteme! Se lo exijo...

    -Vaya cargozo! Cree uzt que va a azuztarnos como conejoz? Puez hombre...

    -Conejos. S: conejos. Usted dijo la palabra exacta. Espaa es eso nada ms que

    eso, a pesar de su arrogancia: una conejera... Los fenicios que

    arribaron y colonizaron la pennsula en tiempos del rey Salomn,

    encontraron conejos por doquiera, en las costas y en su interior. En

    hebreo, Espaa -Sepharad- significa tierra de conejos. Sepharad se romaniz en

    Sephana o Sepana. Por transposicin, Sepana se convirti en Espana y luego en

    Espaa. Estamos? Spalo usted, que es antisemita, que su patria tiene nombre

    judaico. Tan es as que los judos espaoles: los sefarades o sefaraditas -sefaradim-

    ostentan an ese gentilicio que proviene de Shefarad. Conejos, conejos... Cmo no

    se van a asustar si lo son!

    -De modo que la conquista de Amrica es obra de conejos... Pido un cuarto

    intermedio para rernos.

    -Ah lo esperaba. La conquista de Amrica, ttulo rimbombante de una

    presunta epopeya, no es ms equivalente de la comn hazaa de venir a

    "hacer la Amrica"... No hubo otro norte ni otro fin. En pos de la riqueza

    inmediata todos los segundones y forajidos de Espaa enderezaron hacia el

    Nuevo Mundo. No vinieron a trabajar -qu esperanza!- sino a medrar como

    enviados reales y encomenderos con el sudor y la sangre de los aborgenes.

    Aqu, en las vastas praderas de la Argentina ningn conquistador ar ni

    sembr nada. Queran oro en pepitas, no en espiga. El capitn Don Francisco de Csar

    y su hermano pertenecientes a la tripulacin de Gaboto, remontando el Ro Tercero

    desde el Fuerte Sancti Spiritu, abominaron los campos ms feraces del mundo en la

    produccin de cereales por la escintilacin de la mica en las montaas de Crdoba y

    San Luis.

    Ellos dieron pie a la leyenda de la "Ciudad de los Csares" y fueron los

    trapalas originarios de la capciosa Trapalandia. Nada de agacharse a romper

    la gleba. Fueron como gerifaltes en zonas opulentas de minas y especies.

  • Queran oro en piritas, no en espigas. Por l pervirtieron todo: la mentada

    honra, la fe caudalosa y la hidalgua nativas. Frente a la caballera

    antigua con magnanimidad quijotesca, la conquista de Amrica constituye el

    ejemplo ms ruin de la caballera del oprobio. No dej crimen ni ignominia

    por hacer. Fue una especie de rebelda demonaca del espaol cansado de

    Dios. Slo unos cuantos frailes -con Bartolom de las Casas a la cabeza-

    mantuvieron su vivencia en el espritu.

    -Usted desvara.

    -Si desvaro yo, desvara Cervantes en el siglo diez y seis y Arturo Barea

    en el siglo veinte. Opinan los mismo. Oigan estos fragmentos. Dice aquel en

    "El Celoso Extremeo"... "Vindose, pues, tan falto de dineros, y aun no

    con muchos amigos, se acogi al remedio a que otros perdidos en aquella

    ciudad -Sevilla- se acogen, que es pasarse a Las Indias: refugio y amparo

    de los desesperados de Espaa, iglesia de los alzados, salvoconducto de

    homicidas, encubridor y cubierta de los jugadores a quienes llaman

    tramposos los peritos en el arte, aagaza general de mujeres libres, engao

    comn de muchos y remedio particular de pocos". Sabroso, no? Dice en "La

    Ruta" el autor de "La Forja de un Rebelde": "La conquista militar de

    Amrica es una vergenza para Espaa, para...

    -Disculpe. Como Presidente le ruego se deje de requilorios y lecturias.

    Vayamos al grano.

    -No ceder. Estoy en mi derecho. No quiero que mi persuasin sea intil;

    que la saliva se coagule en rabia y la rabia se sublime en odio. Es

    menester que el linaje espaol se recobre de sus errores y frustraciones.

    Por qu ha de ser siempre el malogrador de su propio destino? En Amrica

    estn visibles, palmarias, tres fatalidades. La primera emerge despus de

    ocho siglos de lucha contra el moro: de 711 a 1492. No es un anank

    tremendo que, vencida la morisma el 2 de enero de 1492, empiece nueve meses

    despus con el descubrimiento, la lucha por la dominacin de Amrica? Fcil

    advertirlo: la derrota de Boabdil contina en la derrota nutica de Coln... La segunda

    fatalidad emerge del error del Almirante. Qu desgracias comport para Amrica no

    resultase verdadera su escalada en la India asitica! Ello hubiera significado la

    conservacin de la virginidad de este Continente; o tal vez su desfloracin por varones

    mejor dotados... La tercera emerge del duro fracaso de cuatro siglos de conquista y

    colonizacin del Nuevo Mundo. No es irrisorio que el imperio inaugurado por Isabel la

    Catlica se desvanezca en la cama adltera de Godoy y en la patochada de la Guerra

    de Cuba? En la conquista, la magrura de adelantados y sayones arda en fiebres y

  • apuros de fortuna. Esa furia voraz se exacerb con la superioridad que le daban sus

    armas. Y campe hasta la ignominia. Las huestes de Pizarro pusieron herraduras de

    oro a sus caballos. Claro, les costaba poco; nada ms que felona y fechora. Acaso

    fue decente la conducta del propio Pizarro frente a Atahualpa, preso en Cajamarca?

    Acaso es hidalgo aquel pacto ominoso de rescate, hecho notarialmente, para liberarlo

    del cautiverio? Prescott cuenta que los tesoros de oro y plata, que le entregaron los

    sbditos del Inca, superan los 15.500.000 dlares actuales. Y todo para qu? Para

    burlarse, fementido; bautizarlo con el nombre Juan; y "ajusticiarlo" a garrote vil...

    Estos irritantes datos histricos, evidencian que los espaoles introdujeron en la vida

    arcaica de los indios tres cosas inditas: el expolio, el crimen y la muerte,

    desconocidos antes como medio de enriquecimiento. De ah que el horror generalizado

    paraliz el milagro de viejas culturas manifiestas en Uxmal, Campeche, Chichn Itz;

    en Tiahuanacu, Cuzco y Machu Pichu. "Cmo lloraron las quenascuando cant la

    guitarra! En la tierra de los indiosno queda ni fuego ni agua! El oro se lo llevaroncon

    el fierro de la espada.

    Llegaron hombres por mar con la novedad del alma y con diezmos y primicias torres

    y altares levantan! Cmo lloraron las quenas cuando cant la guitarra!" Adelantados,

    corregidores, encomenderos y beneficiarios de mercedes reales, organizaron el

    vasallaje. El clero santific la explotacin cumplida por esa hez de cinco slabas. El

    dogma fue aliado, socio y cmplice de iniquidad. Hubo frailes relapsos y beatos

    perdularios a granel. Sin ir ms

    lejos, en la fundacin de Buenos Aires estuvo Rodrigo Cepeda y Ahumada,

    hermano de Santa Teresa; y en la de San Luis, un hermano de Ignacio de

    Loyola. Recuerdo otra vez a Juan Draghi Lucero para virtualizar con sus

    versos la ignominia: "Pesada Cruz de Castilla todo lo sec tu sombra!

    -Qu fue del mundo aborigen? Venga Jess y responda!"

    No vino, por cierto. Vino la caterva que lo detracta. La caterva de los

    adelantados, corregidores, encomenderos y beneficiarios. La caterva

    avariciosa y criminal. Pues lo mejor de Espaa, despus de la morisma y la

    judera, "el ilusionado populacho de aguardiente y buuelo", se no vino.

    As, el manso comunismo autctono y sus tradiciones milenarias fueron

    arrasadas. Y se dio hasta la irrisin de reputar obra de salvajes las

    civilizaciones pre-colombinas que pasman todava por la majestad de sus

    templos, la sabidura de sus cdices y el vitalismo genial de su

    estatuaria! Menos mal que el papa Pablo II, en bula expandida en 1536,

    modific la plana declarando que debera tenerse por "hombres verdaderos" a los

    nativos de Amrica... De no ser as seguiran siendo bestias de carga;

    o quizs, esos seres imprecisos, hermafroditas, que vio Le Moyne; a los

    cuales -no pudiendo ser empleados como guerreros ni como mujeres- propona se les

    asignara "ocupaciones intermedias"... No quiero abrumarles...

  • -Pues qu est usted haciendo?

    -... con referencias prolijas acerca del rol de la iglesia en la conquista.

    La Libertad permite los desmanes del fanatismo; pero el fanatismo en el

    poder suprime libertad enseguida. La inquisicin se instal en Amrica. La

    catequizacin dio paso a la persecucin. Hubo pocos logros, sin embargo.

    Mejor, ninguno. El evangelio no penetr en la mente aborigen.

    Choc en su idioma y su parquedad. Impermeable a los mitos cristianos, slo la

    impresion su ritual pintoresco. La obra misional fracas de tal modo

    por completo. Se explica as que la iglesia apostlica no tuvo en Amrica

    ninguna figura representativa. Limitndome a esta parte del continente,

    dganme: hubo algn santo mataco, alguna virgen guaycur, algn martir

    pehuenche, algn beato querand, algn obispo huarpe, algn primado mocov, algn

    cardenal toba que pueda recordarse? En absoluto. Por lo dems, qu gan la iglesia

    bregando porque los indios creyeran en San Jos en vez de Viracocha y en Santa

    Eufemia en vez de Pachacamac? Nada ms que embarullarles las meninges con

    nuevas supersticiones. Por eso captaron y odiaron por igual la soberbia de los

    conquistadores y la falsa de los sacerdotes. Era la misma herramienta de expolio y

    exterminio manejada de manera distinta. Tcticamente el repudio se hizo general. Y

    poco a poco

    toda la Amrica india estuvo madura para insurgir contra la piltrafa

    engolada del poder civil y la virtud farisaica del poder esclesistico. No

    voy a extenderme en reproches. Deseo que ustedes mismos los formulen en su

    intimidad oyendo uno de los documentos ms infames de la historia

    universal: la sentencia del inquisidor Areche contra Jos Gabriel Tupac

    Amaru y su familia. Y mientras imaginan la escena macabra, que observen

    tambin la serena ufana de los caballeros con la Cruz de Santiago al pecho

    y la impasibilidad de los dignatarios de nuestra Santa Religin que la

    presencian. Dice as: "Yo condeno, a Jos Gabriel Tupac Amaru, a que sea sacado a la

    plaza principal y pblica de esta ciudad, arrastrado hasta el lugar del suplicio donde

    presencie la ejecucin de las sentencias que se dieran a su mujer, Micaela Bastidas,

    sus hijos Hiplito y Fernando Tupac Amaru, a su to Francisco Tpac Amaru, a su

    cuado Antonio Bastidas y algunos de los

    principales capitanes o auxiliadores de su inicua y perversa intencin o

    proyecto, los cuales han de morir en el propio da; y concluidas estas

    sentencias, se le cortar por el verdugo la lengua, y despus amarrado

    atado por cada uno de los brazos y pies con cuerdas fuertes y de modo que

    cada una de stas se pueda atar, o prender con facilidad a otras que pendan

    de las cinchas de cuatro caballos; para que, puesto de ese modo, o de

    suerte que cada uno de stos tire para su lado, mirando a unas cuatro

  • esquinas, o puntas de la plaza, marchen, partan o arranquen de una vez los

    caballos, de forma que quede dividido el cuerpo en otras tantas partes,

    llevndose ste, luego que sea hora, al cerro o altura llamado Picchus, a

    donde tuvo el atrevimiento de venir a intimidar, sitiar y pedir que se le

    rindiese esta ciudad, para que all se queme en una hoguera que estar

    preparada, echando sus cenizas al aire, y en cuyo lugar se pondr una

    lpida de piedra que exprese sus principales delitos y muerte, para sola

    memoria y escarmiento de su execrable accin. Su cabeza se remitir al

    pueblo de Tinta para que estando tres das en la horca, se ponga despus en

    un palo a la entrada pblica de l; uno de los brazos a Tungasuca, donde

    fue cacique, para lo mismo, y el otro para que se ponga y ejecute lo propio

    en la capital de la provincia de Varabaya; envindose igualmente, y para

    que se observe la referida demostracin, una pierna al pueblo de Levitica

    en la de Chumbivicas, y la restante al de Santa Rosa en la de Lampa"

    Frente a esta calaa de verdugos qu "Da de la Raza" podemos celebrar?

    Empero, no es la muerte en s lo que conturba, sino la espantosa

    teatralidad de ese auto de fe humano. La muerte no asust jams a los

    pueblos del imperio incaico ni del imperio azteca. era elemento de la

    liturgia, ofrenda efectiva a deidades propicias. Tanto en Tahuantisuyo como

    en Anhuac; morir fue un espectculo de amor, de amor admirable, admirado por la

    comunidad entera. Incluso constitua un honor sucumbir en el ara patricia, en

    homenaje al fervor o bienestar colectivo. Pero morir en el

    escarnio, debido a la fuerza de odio o a la furia de pasiones perversas, es

    algo que transforma y espeluzna. Es paroxismo de monstruos! La afrenta a

    la civilizacin que significa esa sentencia, se multiplica en el prolijo

    detalle de la crueldad. El holgorio de la venganza, del furor hispanicus,

    culmina all, en esa plaza de Cuzco, el 18 de mayo de 1781, entre la

    borrachera de chicha de la soldadesca y la ebriedad de sangre de los

    mandones. No traten ustedes de disimular su efecto. El alcohol de la

    soberbia hace estrago todava. Aunque disimulados, conviven entre nosotros

    peninsulares con las mismas taras de los aborrecidos "godos", "chapetones"

    y "maturrangos". Ese atavismo brota en estas ridculas celebraciones del

    "Da de la Raza" y en el culto anacrnico de "la Hispanidad". Por eso me

    opongo con razones de peso y documentos que dejan amargo el gaote.

    -A propsito...Ea, mozo! Otro carabanchel. Usted quiere tomar algo?

    -Yo? Tomara las de Villadiego...

    -No me dirijo a usted, sino al... diserto disertante.

  • -Yo tomo las cosas en serio. Detesto la chunga. Por chancear con todo,

    merced a la fecundia que dispone su orgullo, Espaa est donde est; en la

    rabadilla del mundo, prxima al ano de la especie.

    -No le permito. Faltas de respeto, no!

    -No haga caso. Qu puede esperar de un renegado que profana el dulce

    nombre de Espaa?

    -Dulce nombre! Suman dislates tras dislates... Casi todos los vocablos que

    terminan en "aa" tienen en nuestro idioma significado maligno, acepciones

    perversas, semntica peyorativa o repelente. Oigan, si no: Alimaa, piraa, araa

    (Espaa) enmaraa, guadaa, daa (Espaa) artimaa, patraa, saa (Espaa)

    cizaa, apaa, maa, engaa (Espaa)

    Por ende, djense de bravuconadas. Ya no amedrentan. Menos a quien vocifera su

    derecho. Porque es la pura expresin de verdad y justicia cuanto he dicho y dir, pese

    a quien pese. Desde Ro Grande a Ushuaia, somos

    doscientos ochenta millones de seres desconectados de Espaa.

    A fin de este siglo, seremos quinientos millones que la habrn radiado para

    siempre. Mal o bien estamos instituyendo un nacionalismo continental de

    "cuo propio", por su ciencia, su arte, su tcnica, su promocin

    industrial, y, sobre todo, por una economa peculiar que allanar todos los

    sectores de la necesidad. Nada de tutela ni de paternalismo, entonces!

    Sobre los veinte millones de kilmetros cuadrados, ni rastro quedar del

    estigma de Alberdi: "En Amrica todo lo que no es europeo es brbaro";

    porque la emancipacin espiritual ser completa; y porque estar vigente el

    sueo de Bolivar, el hermoso sueo de haberse confederado en la paz y el

    progreso toda la Amrica Morena.

    -Habr dezcatao!

    -Very well, hijo... de yankee.

    -La Amrica Rubia no nos interesa. Ms an, la detestamos. Es la Amrica

    Acreedora, la Amrica que exprime a la otra; la Amrica Deudora, vctima de

    su usura y sus maniobras. As como el prcer venezolano la excluy de su

    clebre discurso de Angostura, el 15 de febrero de 1819, nosotros

    prescindiremos de ella en su tiempo, superando sus turbios procedimientos

    de coaccin y predominio financieros, que an nos acogotan.

    De tal suerte, la idea de patria que naci con Tupac Amaru, se consolidar

    aqu, aqu, para beneficio de la humanidad. Que ese malogro y esa prdida

  • les escuece a ustedes? No cabe duda. Sufran, por ende, la culpa que

    proviene de la presuncin de su temperamento. Cada espaol se cree nico,

    irremplazable. Dominante, confiesa haber recibido el don divino de serlo.

    Altanero, ordena, no suda. Inexorable, mata sin lgrimas. La rebelin de la

    Indoamrica es la rebelin del sudor y las lgrimas contra el rol mesinico

    que ustedes se irrogaron. Su nostalgia irascible ya no cuela... Indoamrica

    que es ya el continente del pasado maana, ser la gran reserva del

    porvenir dentro de un siglo. Entonces, al hacerse un balance estricto de la

    historia, se constatar que los conquistadores no fueron Corts, Pizarro,

    Alvarez Cabral, Pedro de Mendoza, sino Humboldt, Bompland, Agasiz, Azara...

    -Ha mentado un espaol!

    -....Darwin (que tom mate y galop a la par de nuestros gauchos) y todos los

    extranjeros que vinieron al Nuevo Mundo, se adaptaron en su suelo; y doblando la

    cerviz en la mancera o la pluma, lo fecundaron con trabajo y sacrificio. No puedo

    callar estas evidencias. Sera cobarda omitirlas por comodidad o desidia. Mi valor civil

    se inspira en la valenta de un ser agregio: alzado del rebao espaol, de la grex

    asinorm que vino a consumar atropellos, rebuznar y dar coces en la conquista. Ese

    hombre -ustedes lo saben muy bien, pero lo rehyen y zahieren- fue el padre

    Bartolom de las Casas. Los espaoles genuinos estn con l. Mi porcin ibrica le

    rinde pleitesa. Pienso en el coraje que haba que tener en pleno siglo XVI, propiedad

    de una monarqua autocrtica apoyada por la Inquisicin, para cuadrrsele y lazarle

    una anatema del calibre de su "Breve relacin de la destruccin de las Indias". Su

    arrojo de sinceridad raya lo sublime. Por algo se le ha llamado "Campen de las

    Indias", "Padre y Doctor de la Americanidad". No comprendo a fondo el poder

    inhibitorio que tuvo su obra; pues pasm la mente de las autoridades y el brazo de los

    verdugos. Tal vez, por ser expresin de la verdadera conciencia hispnica, fren los

    impulsos de reprimenda y castigo, que a la sazn afloraban por un tiquis miquis

    cualquiera, llevando a la muerte a quien osaba mirar de reojo a un hidalgo. Sin duda:

    nada mortifica y desarma tanto como la verdad! Lo cierto es que nadie se atrevi a

    desmentirle. Las refutaciones que se intentaron fueron muestras de lacayismo ms

    bajuno. Y los vindicadores de ex profeso o de oficio -que avanzaban en lnea borrosa y

    sinuosa, desde el servil Gins de Seplveda hasta el probo don Ramn Menndez

    Pidal- no han hecho ms que defensas tardas, inoperantes, frente a la virtualidad de

    su requisitoria. Por consiguiente, las afirmaciones del gran dominico siguen en pie,

    alumbrando en todos sus repliegues la ignominia. Narra en su "Breve

    relacin" la miseria moral de cuantos vinieron a "civilizarnos".

    "No me acuerdo cognocer hombre piadoso para con los indios. Eran

  • crudelsimos, sin misericordia, slo teniendo respeto a hacerse ricos con

    la sangre de aquellos mseros".

    -Esto es inaudito!

    -Uzt, zo dezcaztao, qu ez entonzez?

    -Si fuera espaol, debemos desespaolizarle.

    -Seor Presidente: una mocin de orden. Propongo...

    -Tolermosle todava un momento. Recuerden lo que dijo Unamuno: "Hablar mal

    de Espaa es espaol". Por lo que vomita, no cabe duda que lo es.

    -De cualquier modo, con semejantes ideas es un sarcasmo que conviva

    nuestros ideales.

    -Despacio, despacio. Soy hijo de gallego. Segn los estatutos tengo tanto

    derecho como ustedes para pertenecer a este Ateneo. Mas no se alegren

    demasiado. Mi madre es suiza, mi mujer rumana, mi suegra polaca, mi suegro

    holands y mis hijos: uno canadiense, otro brasilero y la ltima egiptana.

    -Gitana?

    -Hasta cierto punto: egiptana, nacida en Egipto. La etimologa de gitana

    proviene de all. Como ven, no soy espaol. No me interesa, por tanto, la

    cita de Unamuno. Ni Unamuno mismo. Me pudren los tipos atrabiliarios de su calaa,

    que discrepan con todo, por pasin no por razonamiento. Unamuno discrep hasta

    con la Revolucin Espaola del 30! As vio con gusto, a travs de su tirria, el

    alzamiento de Franco contra ella.

    -Uzt delira.

    -Delira? Si lo conocer... Cuando muri -el 31 de diciembre de 1936-

    contemplaba el chisporroteo de la lea en la chimenea de su casa. Muri sin

    exhalar un suspiro. Quien lo acompaaba lo advirti porque no retiraba la

    pierna, cuya pantufla haba tomado fuego. Exactamente como ustedes. Hace

    rato que est muerto el orgullo espaol. Tiene las dos piernas quemadas;

    pero no sienten el tufo de la chamusquina...

    -Vaya... Vaya...

  • -No soy espaol. Segn he explicado, mi familia parece las Naciones Unidas en

    asamblea general permanente. Pero, con todo, siento gemir en m la saudade gallega.

    Amo a Galicia sobre cuantas regiones del planeta he

    conocido. En el solar de mi padre -ventisca, breas, lodo- he abrevado una

    dicha rstica pocas veces saboreada en otras partes. An encandilados mis

    ojos por el lampo del alfanje de las ras, penetr al fundo celta de

    Cortejada. Santiago yaca a la distancia de un campus stellae velado por la

    morria. Silleda, ms cerca, como un casero medieval esfuminado por la

    bruma. Cuando traspuse la casa natal de mis ancestros -mitad cueva cavada

    en la roca, mitad dolmen de lajas de encina asadonada- tembl todo ante su

    miseria augusta. Bullan en la cocina, alimentada por regiones las ollas

    colgadas de un potaje milenario. No hubo efusin. Comimos en silencio. En

    un silencio que sublimaba el hambre de quienes vinieron a Amrica y la

    terquedad de quienes permanecieron fieles al fro, al lodo y a la breas de

    Galicia.

    -Hombre! Esta tirada lo vindica.

    -Como pactaban los antiguos caballeros, jurando sobre hostia consagrada,

    luego partida en dos y consumida, yo convendra con usted si...

    -Qu hostias ni qu hostias! No transigir nunca con usted ni con ustedes.

    Amrica es el gran vaciadero! Si en un hogar como el mo gravitan nueve

    nacionalidades y cinco razas diferentes, fenmenos comn en la Argentina y dems

    pases, qu "Da de la Raza" podemos celebrar?

    Cmo aceptar la presuncin espaola de condensar una raza en su seno si,

    igual que en el Nuevo Mundo, su territorio fue crisol donde fermentaron

    cien razas puras y espreas? Espaa es quizs la nacin ms mestiza de

    Europa; como Amrica es, no digo por excelencia, el Continente ms mestizo del

    orbe. Y ello sin contar las distintas razas autctonas y los torrentes de sangre africana

    que vertieron en su entraa los negros...

    Amrica es el gran vaciadero! Comenzaron los espaoles arrojando aqu toda su

    escoria de sujetos miserables que caba en la sentina de carabelas y

    bergantines. Aqu echaron races; mezclndose con las indias, teniendo

    hijos con ellas, sufriendo en comn el expolio de mandones y sayones. Esa

    gentuza fue la que coloniz la tierra ibero-americana. Colonizar en el

    sentido arcaico de establecerse y poblarla, no cultivarla. De ah que no se

    afincaran sino en zonas montaosas, en pos de metales preciosos. Da pena

    comparar esa colonizacin con la efectiva del norte continental, llevada a

    cabo por varones de fe sana y robusta, que, una vez llegados a sus costas,

    encararon a las planicies con sus mujeres, su familia y sus herramientas de

  • trabajo... Amrica es el gran vaciadero! Arribaron despus los galeones

    negreros, en miles de horrendas, pestilenciales y mortferas travesas,

    para descargar en ella la carga sobreviviente. Haba que reemplazar al

    indio hermtico y altivo -que sabote por instinto a todos los invasores-

    con el negro dcil y de sudor fcil. El fue la verdadera bestia de carga.

    Mienten a sabiendas quienes postulan que la emancipacin de Amrica fue

    obra de los espaoles relapsos. Empezando por Guatimozn, Atahualpa,

    Caupolicn, Sacresaxiga (respectivamente en Mxico, Per, Chile y

    Colombia); y siguiendo por Jos Gabriel Tupac Amaru, por Tiradentes y por

    los pioneros libertarios de Hait, fueron indios, negros y mulatos los que

    inauguraron la independencia de Amrica. Su consolidacin s fue mestiza,

    criolla... Amrica es el gran vaciadero! Vinieron, en fin, en mltiples oleadas

    inmigratorias, los desechos sociales de pases de Europa y Levante. Vienen

    an; pero ya restrictivamente a travs de filtros y cribas de seleccin

    ideolgicas y eugensica. Todo hierve todava en el "melting pot", como

    dicen los yankes. La colada no se ha realizado en ninguna parte del

    continente. No hay un tipo racial representativo ni en el norte, ni en el

    centro, ni en el sur. Los socilogos observan el pasado y se desencantan. Los

    etnlogos escrutan el provenir y se desesperan. Yo miro el presente y les pregunto:

    qu raza desean conmemorar? qu raza merece ser festejada aqu?

    -Buenos, basta!

    -Moziono que ze vote mi mozin, zeor Prezidente.

    -Cmo votar! No he terminado an.

    -Hombre. No se enfade, por favor. Sabemos muy bien que Espaa es un queso

    hecho con cien leches diferentes. Pero necesitamos un pretexto, varios pretextos al

    ao, para tapar nuestras deudas. Usted sabe que la Romera del 12 de Octubre

    produce buenos beneficios. Paga el dficit que da el casino, los "clavos" de los socios y

    las filtraciones de cada ejercicio. Solventa las cuantiosas erogaciones del aguinaldo,

    de los despidos sin preaviso y las vacaciones de los empleados.Y sobre todo, costea

    nuestras fiestas, los juegos florales, las tertulias familiares y la atencin de visitantes

    ilustres. Necesitamos plata. Mucha plata, entiende? Djese, por consiguiente, de

    oposiciones filosficas. votemos, entonces, la mocin: se hace o no se hace la

    romera? Levanten la mano los que estn por la afirmativa.

    -Jams! Antes, me la corto!

    -Aprobada, con un voto en contra. Se levanta la sesin.

  • -Abur! Ya era tiempo!

    -Dioz premie nueztra pazienzia!

    Del libro "Yo, yo y yo", Juan Filloy, Crdoba, Argentina. Ao 1971