filosofia latinoamericana

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3/8/2014 FILOSOFIA LATINOAMERICANA http://www.robertexto.com/archivo19/filosof_latinoam.htm 1/6 FILOSOFIA LATINOAMERICANA archivo del portal de recursos para estudiantes www.robertexto.com enlace de origen Hugo E. Biagini IMPRIMIR Disertación pronunciada en el Instituto de Estudios Avanzados, Universidad de Santiago de Chile. Junio 29 de 2005. Resumen: desde que Alberdi se refirió al filosofar americano, un siglo y medio atrás, dicha expresión ha acumulado una densa carga ideatoria que ha inducido a que todavía hoy se sospeche de quienes cultivan esa preocupación por abocarse a un quehacer escasamente serio y riguroso. Con todo, no cabe negar las frecuentes aportaciones del pensamiento latinoamericano a la cultura filosófica universal. Sin embargo, tales adelantos no parecen haber franqueado notoriamente el estado de cosas descripto por el mismo Alberdi cuando les imputaba a los americanos una actitud pasiva y subalterna ante la tradición intelectual europea. Continúa pendiente una reflexión que nos permita dirimir nuestra propia realidad, desmitificar las afirmaciones que la subordinan inexorablemente a un único sistema socioeconómico o resolver antinomias como la de racionalidad nordatlántica- emotividad sudamericana. Más allá de los cambios estructurales básicos, subsiste el mandato especulativo de perfilar una América Latina sin tantas contradicciones y padecimientos. Rasgos Así como resulta casi absurdo obtener una comprensión íntima de la filosofía a través de meras fórmulas, la expresión ‘filosofía latinoamericana’ encierra un dilema que elude las divisorias tajantes, al estilo de la naturaleza que avanza y se entremezcla más allá de las demarcaciones cartográficas. Desde que Alberdi empezó a referirse esperanzadamente al filosofar americano, un largo siglo y medio atrás, dicha expresión ha acumulado una densa carga ideatoria y ocupacional. 1) Un sentido temático apunta a desentrañar nuestras realidades configurativas, tanto en el dominio de los procesos históricos −movimientos independentistas, revoluciones contemporáneas, etc.−cuanto en su compleja dimensión antropológica (El sentimiento de lo humano en América, Félix Schwartzmann – El problema de América, Mayz Valenilla). Filosofía sobre lo latinoamericano. Sector regionalista, “impositivo” o “afirmativo”, con mucho arraigo en México y centrado en discutir ser y devenir de nuestro subcontinente. 2) Otro significado atiende a los características e inquietudes fundamentales que distinguen nuestra reflexión de otras otras expresiones nacionales, ya sea como una cosmovisión informal ya sea bajo un encuadre de mayor metodicidad. Sentido conceptual: filosofía de Latinoamérica. (desde 15 atributos esenciales –Salazar B. hasta 1 sólo –W. Crawford o H. Davis). 3) Se alude también al decurso, periodización y proyecciones de las corrientes que han arraigado en nuestro suelo −desde escolasticismo h. posmodernismo−, junto a la marcha y posibilidades de la enseñanza filosófica dentro de las instituciones o círculos pertinentes. Sentido doctrinario: filosofía en Latinoamérica (P. Guadarrama, José Echeverría). 4) Paralelamente, hay quienes la conciben como el módulo mediante el cual es asumido y apropiado el pensamiento universal, la tradición occidental o las culturas originarias en particular. Sentido situacional: dónde se filosofa. (D. Picotti, Pensar desde América)

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Filosofía Latinoamericana

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  • 3/8/2014 FILOSOFIA LATINOAMERICANA

    http://www.robertexto.com/archivo19/filosof_latinoam.htm 1/6

    FILOSOFIA LATINOAMERICANA

    archivo del portal de recursos para estudiantes

    www.robertexto.com

    enlace de origen

    Hugo E. Biagini

    IMPRIMIR

    Disertacin pronunciada en el Instituto de Estudios Avanzados,Universidad de Santiago de Chile.

    Junio 29 de 2005.

    Resumen: desde que Alberdi se refiri al filosofar americano, un siglo y medio atrs, dicha expresin ha

    acumulado una densa carga ideatoria que ha inducido a que todava hoy se sospeche de quienes cultivan esa

    preocupacin por abocarse a un quehacer escasamente serio y riguroso. Con todo, no cabe negar las frecuentes

    aportaciones del pensamiento latinoamericano a la cultura filosfica universal. Sin embargo, tales adelantos no

    parecen haber franqueado notoriamente el estado de cosas descripto por el mismo Alberdi cuando les imputaba

    a los americanos una actitud pasiva y subalterna ante la tradicin intelectual europea. Contina pendiente una

    reflexin que nos permita dirimir nuestra propia realidad, desmitificar las afirmaciones que la subordinan

    inexorablemente a un nico sistema socioeconmico o resolver antinomias como la de racionalidad nordatlntica-

    emotividad sudamericana. Ms all de los cambios estructurales bsicos, subsiste el mandato especulativo de

    perfilar una Amrica Latina sin tantas contradicciones y padecimientos.

    Rasgos

    As como resulta casi absurdo obtener una comprensin ntima de la filosofa a travs de meras frmulas, la

    expresin filosofa latinoamericana encierra un dilema que elude las divisorias tajantes, al estilo de la naturaleza

    que avanza y se entremezcla ms all de las demarcaciones cartogrficas.

    Desde que Alberdi empez a referirse esperanzadamente al filosofar americano, un largo siglo y medio atrs,

    dicha expresin ha acumulado una densa carga ideatoria y ocupacional.1) Un sentido temtico apunta a desentraar nuestras realidades configurativas, tanto en el dominio de los

    procesos histricos movimientos independentistas, revoluciones contemporneas, etc.cuanto en su compleja

    dimensin antropolgica (El sentimiento de lo humano en Amrica, Flix Schwartzmann El problema deAmrica, Mayz Valenilla). Filosofa sobre lo latinoamericano. Sector regionalista, impositivo o afirmativo,

    con mucho arraigo en Mxico y centrado en discutir ser y devenir de nuestro subcontinente.2) Otro significado atiende a los caractersticas e inquietudes fundamentales que distinguen nuestra reflexin de

    otras otras expresiones nacionales, ya sea como una cosmovisin informal ya sea bajo un encuadre de mayormetodicidad. Sentido conceptual: filosofa de Latinoamrica. (desde 15 atributos esenciales Salazar B. hasta 1

    slo W. Crawford o H. Davis).3) Se alude tambin al decurso, periodizacin y proyecciones de las corrientes que han arraigado en nuestro

    suelo desde escolasticismo h. posmodernismo, junto a la marcha y posibilidades de la enseanza filosficadentro de las instituciones o crculos pertinentes. Sentido doctrinario: filosofa en Latinoamrica (P. Guadarrama,Jos Echeverra).

    4) Paralelamente, hay quienes la conciben como el mdulo mediante el cual es asumido y apropiado elpensamiento universal, la tradicin occidental o las culturas originarias en particular. Sentido situacional: dnde se

    filosofa. (D. Picotti, Pensar desde Amrica)

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    5) A partir de una perspectiva teleolgica, se levanta como un programa de accin ante circunstanciasconsideradas deficitarias. Orientacin tradicionalista (Wagner de Reyna, Destino y vocacin de Iberoamrica:

    fundar monasterios para salvar la Religin verdadera y la cultura absoluta) o progresiva (Alberdi-Korn:carcter oriundo y aplicado de nuestra reflexin). Filosofa para Amrica Latina.

    6) Una ltima acepcin se remite al sujeto latinoamericano que encarna la cuestin (filsofos, grandes maestros,ensayistas, pensadores, el pueblo en su conjunto u otros agentes personales y sectoriales). Filosofa por

    latinoamericanos. 4 variantes: - sistemtica o de los filsofos propiamente dichos partiendo de los fundadores o

    patriarcas Varona, Ingenieros, Deustua, Vasconcelos, Vaz Ferrerira, Molina;- pedaggica o de los profesores de filosofa (predicamento acadmico sin = produccin

    intelectual);- ensaystica o de los literatos, polticos, religiosos y pensadores (s. XIX: Bello, Echeverra,

    Bilbao, Montalvo, Hostos, Mart y XX: Rod, Haya de la Torre, Henrquez Urea, Alfonso Reyes, Jorge LuisBorges, Leonardo Boff, Ernestpo Cardenal);

    - vital o del pueblo en su conjunto (sabidura popular) 7) Por aadidura, se discute la legitimidad de la problemtica misma y el arsenal metodolgico en juego. Sentido

    metaterico. Filosofa de la filosofa latinoamericana: universalidad del conocimiento -junto a la diferenciacin entre filosofa, ideologa y Weltanschauung-;

    emancipacin tcnica de la filosofa ante otras reas del saber (Risieri Frondizi) o rechazo a las actitudesacademicistas (A. Roig);

    mentada unidad de Amrica Latina y sus lazos ideales con el resto del orbe (Tercer Mundo, Europa,

    Estados Unidos, Espaa, Portugal, Indianidad, etc.), ut infra.

    Cuestionamiento y reivindicacin

    Un campo tan intrincado -con autores, obras y cuestiones que comparten a su vez diversos tipos y subgneros

    analticos- ha inducido a que todava hoy se sospeche de quienes cultivan la filosofa latinoamericana como si

    estuvieran abocados a un quehacer escasamente serio y riguroso.Pese a la ostensible carta de ciudadana que esa forma mentis ha ido adquiriendo en las ltimas dcadas,

    mediante su presencia en los foros mundiales y pese a la alta competencia que por su parte ha evidenciado

    nuestra comunidad filosfica en las vertientes ms variadas, subsiste la desconfianza hacia las filosofas nacionales

    y hacia el pensamiento regionalista, por estimarse que tales expresiones son ajenas o se hallan reidas con losclsicos postulados de la universalidad y la objetividad.

    Adems, el triunfalismo neoliberal y la crisis de las utopas han venido a reforzar las tesis sobre la inexistencia de

    un pensamiento filosfico singular de Amrica Latina, de una conceptuacin especfica del ser, el mundo o la

    vida, revigorizndose la ptica decimonnica sobre la irrelevancia de las exteriorizaciones culturales que noprovengan del hemisferio norte.

    Todo ello ha dado pie para que se haya llegado a hablar de la declinacin y hasta del fracaso de la filosofa

    latinoamericana, por hallarse presa de una obsesin injustificada, de un sentimiento y de una visin nostlgicas

    hacia algo que nunca pudo ni podr materializarse.Con todo, no cabe desconocer el espacio acadmico que se ha ganado el pensar latinoamericano ni sus

    frecuentes aportaciones a la cultura filosfica universal.

    Junto a las importantes contribuciones efectuadas a los distintos ismos y ramas de la filosofa sin ms -tanto

    especulativa como prctica-, desde nuestro continente se puede urdir una alternancia constructiva frente a lossignos de agotamiento o debilidad emanados de tantas manifestaciones negativistas del pensamiento

    posmodernizante y afines, tal como se insinu en otros momentos de nuestra historia, cuando Europa se

    encontraba subsumida por las monarquas absolutas, el belicismo, el totalitarismo o las doctrinas irracionales y,

    ms recientemente, por el hedonismo y el consumismo.Ello supone una apelacin a reasumir nuestros mejores legados culturales y su fecunda raigambre parafilosfica,

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    con la esttica modernista fraguada por Mart y Daro, con las premonitorias formulaciones sobre una integracin

    continental atenta a los requerimientos comunitarios, con el ensayismo que ha hurgado crticamente en la realidad

    sin recurrir a estrechos espritus de sistema, con un pensamiento indigenista que ha podido desembarazarse desus lastres etnocntricos para plantarse en la reivindicacin social del aborigen, con un movimiento reformista que

    ha escrito miles de pginas desde un amplsimo espectro ideolgico, adelantndose con creces a la plasmacin

    de una cultura juvenil y de un modelo universitario que ha sido sostenido por connotados exponentes filosficos

    (Korn, Ingenieros, Vasconcelos, Taborda, Cossio, Maritegui, Ponce, Frondizi, Roig, Ricaurte Soler) junto arepresentativos intelectuales y estadistas (Palacios, Yrigoyen, Mella, Haya de la Torre, Luis Alberto Snchez,

    Orrego, Ugarte, Arciniegas, Asturias, Henrquez Urea, Rmulo Betancourt, Alfonsn). A todo ese caudal

    creador se le aaden, entre otras irradiaciones ms actuales, una matriz provista de un fuerte bagaje conceptual -

    teora de la dependencia, pedagoga del oprimido, filosofa y teologa de la liberacin- cuyo contenido ha sidoobjeto de dilatadas polmicas e interpretaciones.

    Last but not least, cabe puntualizar la asuncin y problematizacin que ha llegado a ejercer la filosofa

    latinoamericana de su propio contexto, como no siempre pudo hacerlo la filosofa europea que, violentando su

    misma ndole notica, ha pontificado desde una presunta subespecies aeternitatis y ha solido adoptar actitudesingenuas o ideolgicamente interesadas. Frente a quienes como Kempf Mercado -en su Historia de la filosofa

    en Latinoamrica- reclaman olvidarnos de nuestra situacin de americanos y de nacionales para acceder a

    una filosofa perenne, un viejo estudioso del pensamiento iberoamericano, Alain Guy, ha exaltado nuestra

    produccin filosfica ante el desdn que mantuvo Europa hacia ella, destacando la capacidad de esa produccinpara transmitir un sentido original de la existencia mediante tres rasgos capitales: el gusto por la vida y lo

    concreto integral, lejos de las logomaquias y los abusos de la abstraccin; un amor apasionado por la libertad,

    que proyecta alcanzar la emancipacin econmica y social tras haber logrado la independencia poltica; una

    inclinacin esttica fundamental y, a menudo, un don de expresin estilstica de primera calidad sin que nunca laforma disfrace u obnubile el fondo (La filosofa en Amrica Latina).

    Un pensamiento comprometido

    La filosofa de Latinoamrica, en su sentido conceptual, no slo se halla entraablemente ligada a la cuestin

    social sino que esta misma, tomada en su amplia extensin -desde la tica y el derecho hasta la educacin y la

    economa-, ha sido percibida como su clave reflexiva y su atributo esencial. As se ha ido apartandodeliberadamente de supuestos ascetismos gnoseolgicos y axiolgicos, de prescindentes mecnicas notariales,

    frente a la conflictividad humana o a perdurables estructuras de dominacin y nuevas formas de explotacin.

    Se trata de un modus cognoscendi que Carlos Ossandn, en Hacia una filosofa latinoamericana, lo llev a

    sus mximas consecuencias tiene su nutricin (lugar de su hermenutica) no en las Facultades ni en sus curricula, sino -

    para escndalo de los filsofos acadmicos- en la calle, en las poblaciones obreras, en elsindicato, en los pliegos de peticiones, en la proclama, en el partido, en las callampas, en la

    oficina, en las festividades religiosas campesinas, en las reducciones indgenas, etc. Es pues,

    la cultura popular, y no cualquier otra motivacin intrafilosfica o quien sabe cul

    malabarismo sicolgico, la exterioridad que, a nuestro juicio, debe constituir, prefigurar y

    determinar la sabidura filosfica de estas tierras americanas.

    Se procura sortear aqu la inveterada escisin entre conocer y obrar, entre lo universal y lo particular, entre razn

    y sensibilidad, entre saber erudito y vulgar que se halla presente en perspectivas y orientaciones muy dismiles.

    Est lejos entonces de preconizarse, como en las versiones cerradamente espiritualistas, que el ms autntico

    filosofar consiste en replegarse dentro de s mismo y que la libertad pertenece siempre a un dominio recndito

    sustrado a la esfera pblica. Por ende, no deja de tenerse en cuenta la necesidad de instituir un orden equitativo,

    con lo cual se rescata la variable poltica sin contraponerla ineluctablemente a la figura del pensador, el moralistao el cientfico como si fuese una faena en s misma deleznable y perturbadora. Otro aspecto liminar, el de los

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    vnculos del pensamiento filosfico latinoamericano con las modalidades reflexivas del planeta puede enunciarse

    desde diversas tendencias y matices.

    Algunas posiciones se han prolongado en el tiempo, logrando una mayor o menor relevancia acorde con las

    eventuales coyunturas histricas. Una de ellas, propulsada por figuras como Lastarria o Sarmiento y alentada por

    numerosos filsofos contemporneos (Emilio Oribe, Risieri Frondizi, ngel Cappelletti, Alberto Rosales et alia),ha enfatizado los entronques indisolubles con el Occidente europeo y/o los Estados Unidos.

    El acercamiento hacia lo hispnico se observa no slo en el ortodoxo enaltecimiento de la Cristiandad (Wagner

    de Reyna, Agustn Basave, Alberto Caturelli) sino en posturas menos convergentes como las que han propiciado

    Gaos o Maras y Jorge Gracia en la actualidad.

    Otros intrpretes, por distintos caminos, han reconocido o acentuado el ascendiente precolombino, desde

    Ricardo Rojas y Maritegui hasta Rodolfo Kusch o Len-Portilla. Los liberacionistas como Enrique Dussel

    resaltan el parentesco visceral que mantendramos con los pases perifricos por sufrir anlogos padecimientos

    nacionales y societales, con todos aquellos que tienen un pasado comn de lucha contra el mismo enemigo segn planteara Ernesto Guevara en su gravitante discurso de Argel. No han faltado quienes, sin dejar de

    sostener nuestra propia especificidad filosfica, hemos adherido a una configuracin mltiple de la cultura y el

    pensamiento latinoamericanos, en los cuales se amalgaman, avasallantes o enaltecedores, el contenido aborigen

    junto con las filiaciones afro-asiticas y euro-norteamericanas.

    A fines de los ochenta despunta una ambiciosa filosofa intercultural en Alemania, retomada para nuestra Amrica

    por Ral Fornet Betancourt y otros, que procura superar cualquier teorizacin previa monopolizada por una

    nica tradicin cultural la autctona inclusive para abrirse dialgicamente a las diversidades ecumnicas y

    mundanas. Uno de los ltimos estallidos intelectuales, asimilando la trasnacionalizacin capitalista y los procesosmigratorios, cuestiona los encuadres sobre la diferencia entitativa de las culturas y el mismo latinoamericanismo,

    que debe replantearse desde una ptica poscolonial.

    Historiografa

    En cuanto al corpus historiogrfico, el mismo se remonta al siglo pasado en pases donde existi tempranamente

    la preocupacin por rendir cuenta de su propio devenir filosfico, como Cuba, Mxico y Brasil. No obstante, laproduccin principal en torno a la filosofa latinoamericana como tal es mucho ms cercana. Si bien ella se

    insina a principios de nuestra centuria con algunos trabajos panormicos del peruano Francisco Garca

    Caldern, aunque ser en la dcada de 1940 cuando, por motivaciones extra e intratericas, empieza a revertirse

    decididamente la propensin a mostrarse ms al tanto de lo que acontece con el pensamiento europeo -antiguo o

    moderno-, con los intereses especulativos prevalecientes en el mundo noratlntico, que con nuestra misma

    evolucin filosfica. Se suceden entonces las publicaciones -libros, artculos, ponencias, colecciones- dedicadas

    a los estudios filosficos en Amrica Latina, mientras se inauguran facultades y asociaciones para profesionalizar

    la disciplina. Emergen entonces grandes impulsores en la materia de un extremo al otro del continente -Gaos,Zea, Gmez Robledo, Vitier, Cruz Costa, Vita, Oliveira Torres, Wagner de Reyna, Francovich, Francisco y

    Jos Luis Romero, Ardao, Snchez Reulet, Molina-, inclusive con presencia estadounidense (Crawford, Davis,

    Kunz, Whitaker). Paulatinamente, los pensadores latinoamericanos se incorporan a las enciclopedias e historias

    de la filosofa o se los ver actuando en encumbrados congresos y universidades extranjeras. Hacia 1951, en un

    encuentro celebrado en Lima, comienza a centrarse vidamente el debate en torno a la filosofa latinoamericana y

    su convalidacin. Simultneamente, ir creciendo el atractivo hacia la historia de nuestras ideas, en la lnea

    propiciada inicialmente por Jos Ingenieros, renovada por Salazar Bondy, Ricaurte Soler, Arturo Roig, Torchia

    Estrada, Mir Quesada, Gregorio Weinberg y por autores posteriores con diversa importancia protagnica. Unalnea heterognea que, a diferencia del enfoque filosofista, cuida la aproximacin interdisciplinaria y los

    antagonismos epocales hasta concebir a veces esa labor no slo en su menester tcnico-acadmico sino tambin

    como encaminada a incentivar los grados participativos de conciencia nacional y realizaciones sociales.

    Propuestas y realizaciones

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    Al inquirir por los emprendimientos an pendientes en el horizonte reflexivo de Amrica Latina, nos salen al cruce

    algunas cuestiones trascendentales que hacen no slo a una justiciera reelaboracin del pasado sino a nuestra

    misma condicin existencial.

    Por un lado, la adopcin de estrategias propeduticas como las siguientes: abandonar la historia necrfila de

    personajes, sucesos y entelequias para asumir un miraje crtico y normativo; entender que las expresiones y

    piezas intelectuales no son entes cerrados en s mismos sino objetivaciones que van resignificndose conforme alos tiempos; apartarse de las posturas estticas y contemplativas procurando eludir las derivaciones relativistas;

    acceder a la historia socio-cultural para captar los elementos impersonales usualmente excluidos y los

    reduccionismos que se han empleado con propsitos manipuladores. Entre los principales objetivos para encarar

    sobresalen las investigaciones comparadas de expresiones como mexicanidad, peruanidad, argentinidad,

    cubanidad con su funcin prospectiva o innmovilizadora y de los diversos desenvolvimientos filosficos

    nacionales junto a las tendencias doctrinarias particulares. Se contar as con las aptitudes suficientes para

    emprender una historia profunda de la filosofa latinoamericana y caribea como la proyectada

    ensambladamente por Horacio Cerutti donde se pongan a prueba, v. gr., los criterios de periodizacin, lainflamada particin generacional, las llamadas influencias externas y las cuantiosas innovaciones de nuestra

    marcha reflexiva, asuntos trillados como el de los fundadores de nuestro filosofar ante otros orgenes potenciales,

    o tpicos cruciales como el papel que juega el exilio poltico-intelectual as como se estudi el mismo fenmeno

    a lo largo de la filosofa europea. Abordar, en suma, la gama de dificultades metodolgicas suscitadas por

    nuestra historiografa filosfica e intelectual.

    En estos tiempos globalizados, con crisis de sustancialismos y paradigmas, uno de los mayores desafos

    indagatorios tiene que ver con una problemtica como la identitaria, tan consustancial a la cultura y a la filosofa

    latinoamericanas. La nocin de identidad, lejos de constituir un seudoproblema, ha permitido desplazar dudosasexpresiones como las del ser o el carcter nacional, con su pesada carga metafsica y autoritaria. Dicha nocin,

    en su sentido ms positivo, remite a una serie virtual de consideraciones: una aprehensin de la realidad con su

    cmulo de contradicciones, la idea de unidad en la diversidad ms all de barreras tnicas, geogrficas o

    sociales, un fenmeno que surge en relacin con necesidades existenciales de autoafirmacin y que debe

    mensurarse asimismo desde ciertas variables como la disputa por el poder y la reparticin de la riqueza, el

    impulso hacia un activo proceso de humanizacin y democratizacin tendiente a estimular el afianzamiento

    individual y colectivo. Adems de representar un genuino reconocimiento de la mismidad y la alteridad, de la

    tradicin y la continuidad junto con la ruptura y el cambio, apunta tambin a la introduccin de mejoras gradualeso estructurales en las condiciones de vida. Implica una sntesis dialctica que procura superar los planteamientos

    discriminatorios tanto del populismo fundamentalista que idealiza la existencia de masas o culturas vernculas

    homogneas y desalienadas como de la ciega adscripcin a los modelos exgenos del progreso y la

    modernizacin conservadora. Es una visin de la identidad como presupuesto regulador y directriz fundado en

    una complejsima construccin histrica. Bajo tales lineamientos, el proceso identitario se conecta con la funcin

    utpica, en tanto ambos simbolizan aspiraciones para transformar el statu quo. Por consiguiente, la causa de la

    identidad trasciende el discurso de la intelligentzia y puede ser calificada, con Pablo Gonzlez Casanova, como

    gran proyecto civilizatorio.

    Me promulgo por un tipo de pensamiento que contribuya al abordaje de ciertas empresas primordiales: dirimir

    nuestra propia realidad, desmitificar las aseveraciones sobre el carcter axiomtico del capitalismo y de cualquier

    otro sistema opresivo, resolver antinomias como la de racionalidad nordatlntica-emotividad sudamericana y

    otras variantes anlogas de la sumisin. Ms all de que tales demandas tericas reclaman modificaciones

    sociales bsicas, subsiste el siguiente mandato especulativo: perfilar una Amrica Latina sin tantas discordancias yprivaciones.

    Se trata de alcanzar una meditacin encarnada que, adems de moverse al comps de un panorama filosfico

    mundial poco edificante, forje categoras que den cabida a los anhelos populares, a las cosmovisiones afro-

    aborgenes, a las propuestas de los movimientos civiles, a las utopas americanas, en el sendero innovador

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    abierto por el modernismo, la Reforma Universitaria y los precursores de nuestro filosofar que lograron avanzar

    pese a carecer de los mltiples medios institucionales y comunicativos surgidos durante las ltimas dcadas.

    En la actualidad, Eduardo Devs, propulsor permanente de nuestra fusin acadmica y cultural al estilo de un

    Francisco Romero, Leopoldo Zea y otros ha efectuado, en su meticuloso panorama continental, una crtica

    metodolgica, un original encuadre dialctico y una sensible ampliacin cognoscitiva dentro del campo del

    pensamiento latinoamericano, sealando en l diversas carencias constitutivas y abordando cuestionestradicionalmente ajenas, poco cannicas o novedosas, como el factor identitario econmico, el discurso en torno

    al gnero, la visin teosfica, las universidades obreras y populares, el multiculturalismo y la mestizofilia, etctera.

    Por mi parte, ms modestamente, he venido enfatizando las aproximaciones del filosofar latinoamericano al

    pensamiento alternativo, dada la riqueza terico-prctica con que cuenta este ltimo para designar tanto las

    actitudes contestatarias como las postulaciones evolutivas y los encuadramientos que postulan el cambio de

    estructuras; lo cual desembocar en una obra enciclopdica ad hoc que me encuentro abordando con la

    colaboracin de numerosos investigadores y bajo la generosa direccin conjunta de don Arturo Roig.

    En definitiva, estoy planteando una reflexin verdaderamente integral que recupere las distintas acepcionesimplcitas por esa peculiar variante reflexiva denominada filosofa latinoamericana y caribea con sus aludidas

    acepaciones; un pensamiento que, desde el mismo Alberdi en adelante, no denota una pura contemplacin sino

    un modus cognoscendi para decidir y actuar; un programa enraizado socio-histricamente tendiente a afirmar un

    nosotros frente al statu quo y que ponga n juego la capacidad comunitaria para subvertir un estado anmalo de

    cosas, donde, segn ha sostenido Eric Fromm, el hombre pueda ser mucho aunque tenga poco; con intelectuales

    que, como preconizamos en el Corredor de las Ideas, denuncien la marginacin y se enrolen en las empresas

    populares, aunando ciencia y conciencia, anlisis y pronunciamiento.

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