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    HEREJIAS?

    Matar para vencer? Ensear para convencer.

    A quin? Al adversario que no quiere convencerse? El adversario interesado en no

    dejarse convencer, por aquello de que no hay manera de hacer entrar en razn al que

    ha adoptado una opinin ajustada a sus particulares intereses, es realmente una

    minora. Si tiene fuerza para vencer al proletariado militante organizado, es porque

    tiene a su lado, dispuesto a defenderle su presunto derecho, un ejrcito de

    inconscientes obreros que nacen en nuestras filas. Quitadle con vuestras propagandas

    educadoras este ejrcito y no tendris necesidad de acudir constantemente a la

    violencia para vencerle. Os mata vuestra propia inconsciencia. He visto a bastantes

    hijos de anarquistas ir a misa, seal de que no supieron ser profetas en su hogar. El

    hijo de Palls sent plaza en el ejrcito. Pistoleros exsindicalistas hay alistados en la

    legin africana. Patronos hay que fueron obreros rebeldes y muy violentos. Perfectos

    vividores que se llaman comunistas no faltan por ah. Y as por el estilo,

    inconsecuencias de la inconsciencia o de la granujera que imita al adversario.

    Qu no es posible convencer a todo este ejrcito de esclavos que da la fuerza a la

    minora burguesa que les ordena aplastarnos? Entonces, creis intil la propaganda?

    Una idea es superior a una arma, aunque sta parezca avasallar de momento. No es,

    acaso, una fuerza tambin? El ideal vivifica, el pual mata.

    Lento, demasiado lento este procedimiento proseltico? Indudablemente, pero nohay otro ms seguro. Vencer de momento no es asegurar el porvenir. Adems, qu

    valor tiene nuestro argumento accional si le dais origen y base en una impaciencia, que

    no es ninguna razn? Tened la paciencia y la perseverancia de la gota de agua que

    horada la pea y vuestra minora se convertir en mayora. Vendr un momento en

    que el adversario se quedar casi desarmado. La fuerza actual se habr trasladado,

    desplazado, puesto a vuestro lado. Habris creado una corriente de opinin

    avasalladora y destruido otra, y entonces no requerir de vosotros tanto esfuerzo el

    derrumbe del viejo edificio social.

    Qu hay que imponerse para no ser aplastado? Imposicin no es rebelin. Si erigs laimposicin en suprema ley, acatadla en vuestro adversario. Sed lgicos y reconoced

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    que un ideal no puede tener dos pesos y dos medidas diferentes. Y menos un ideal de

    emancipacin que reprocha precisamente esto al que le cierra el paso con la violencia.

    Solamente en propia defensa? Muy bien, es legtima, pero entonces no ataquis

    sistemtica y constantemente, como si esto formara parte de un cuerpo de doctrina,

    porque significis que no tenis ms anhelo que el de quedar encima. O es quequeris imitar a vuestro adversario? Tenis, pues una mentalidad igual? Hay varios

    modos y maneras de defenderse. Una idea da la vuelta al mundo. Una bala de can

    no la dar nunca. Aquella es, por lo tanto, superior a sta. Veis donde est la

    verdadera fuerza? No os dejis deslumbrar por el rayo que slo ilumina por unos

    momentos el espacio. Llenad el mundo de ideas y la claridad har destacar vuestros

    derechos. Pensad una cosa: que sois una minora de socialista a un lado, y an no del

    todo consciente; de otro una mayora burguesa-obrera, y que no podris jams

    matarla a toda.

    Queris renovar, rehacer, transformar el mundo? Entonces no queris ser tan

    destructores. Porque vuestra accin edificara sobre arena, peor an, sobre un

    cementerio. Edificad sobre los corazones y los cerebros. Esto es lo slido y lo duradero;

    lo otro es accidental y muy transitorio. Tambin puede hacer esclavos, nuevos

    esclavos. Hoy de unos, maana de otros; no harais una transformacin social.

    No dejarse abofetear no es lo mismo que abofetear. Hay ms inteligencia en saber

    sujetar y paralizar la mano que os amenaza, que en levantar la propia. Esto requiere un

    simple impulso, aquello es toda una teora.

    Moral de esclavo resignado? De ningn modo. El proselitismo tenaz y continuo de

    una nfima minora es una reaccin contra la resignacin de la mayora. La ley del

    Talin, en cambio, es un sentimiento viejo, judaico, que lleg a nosotros vehiculado, a

    travs del tiempo, por el cristianismo.

    Qu no siempre es posible prescindir de la violencia? De acuerdo; la bestia acorralada

    tambin muerde, pero el hombre actual no es ya la bestia ancestral que enseaba

    constantemente los colmillos. El cerebro puede encontrar armas mejores.

    Precisamente el cerebro de vuestro adversario ha sabido hallar las necesarias para

    imperar sobre vosotros. Observad como le creen y obedecen los siervos que os

    vencen.

    Matad el espritu de creencia y de obediencia si queris aquel desplazamiento de

    fuerza de que os habl antes.

    Cmo?No sabis cmo impacientes? Qu pronto habis acabado los recursos y los

    argumentos! Os asemejis a los militaristas, que prontamente cortan el nudo gordiano

    a sablazos

    Qu nicamente queris llamar la atencin de la multitud sobre vuestro ideal? Bien,

    pero pensad, repito, que este ideal es la finalidad, lo otro simple medio. No troquis

    los polos, no confundis magnesia con gimnasia.

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    Una sociedad caduca puede vegetar siglos con ideas viejas; pero una sociedad nueva

    necesita, para que tenga el porvenir asegurado, una abundancia tal de ideas nuevas en

    los cerebros de los que, peones o arquitectos, tengan que construirla, que su

    abundancia parezca un aluvin. El Nilo, cuando se desborda, asegura, con sus limos, la

    cosecha de los ribereos habitantes. Un ideal, para ser viable cuando nace, necesitaesparcer el limo de las ideas, una profusin de

    ideas, un desbordamiento de ideas. Sacad la consecuencia. El miedo, en cambio, hijo

    de la obediencia, har obedecer a los esclavos, pero no les redimir de sus ignorancias.

    Y el mundo est lleno de ellas. Y retoan a pesar de todas las podas revolucionarias.

    Dad cuantos aldabonazos queris, si as place a vuestra impulsividad, pero dadlos en la

    puerta y no en el muro. Correrais el riesgo de romperos la cabeza y no abrirais la

    puerta. Se necesita la llave. Forjad sta con el cerebro y tenedla siempre en el bolsillo.

    Y no os embarullis para abrir, que tambin se pierde el tiempo queriendo ir aprisa.Los italianos tienen un refrn que traducido dice: el que va despacio va lejos y llega

    sano. La difusin de todo ideal requiere algo de esto, que no por mucho madrugar

    amanece ms temprano.

    Qu as tambin, tan callando, puede veniros la muerte y no dejaros ver la obra

    comenzada? Primero nace el padre, viene luego el hijo, despus el nieto y ms tarde el

    tataranieto. Es ley de la evolucin y, qu le haremos!

    Revolucin? Archibin, porque es una modalidad de la evolucin. Hacedla primero en

    los cerebros y lo dems vendr por aadidura. Qu todo es uno y lo mismo? No estoy

    seguro de ello, pero s que estoy muy seguro que una idea da la vuelta al mundo y una

    bala de can aunque derribe todos los hombres y destruya todos los edificios que se

    le pongan por delante, no puede darla. Y no obstante, ya veis, aqulla anda despacio y

    sta deprisa.

    No hagamos como el salvaje que muerde la piedra con que tropieza todos los das por

    no cambiarla de sitio. La minscula gota de agua la disgrega tan guapamente con

    mayor seguridad. Todo requiere su tiempo. Lo esencial estriba en no interrumpir

    nunca la marcha, que las ideas caminan con los zapatos de los vivientes y no con los de

    los cadveres.

    No recuerdo que escritor burgus deca una vez, refirindose a la inutilidad de las

    represiones gubernamentales, que tena ms fuerza un solo ejemplar de La conquista

    del pan, de Kropotkin, que todas las cargas de caballera que pudiera ordenar el

    gobierno. Lo mismo digo. Andando los aos he visto una cosa: que en mi juventud

    ramos pocos, y en fuerza de papel impreso, vamos siendo ms a cada ao que pasa.

    Es aquel desplazamiento de fuerza numrica a que me refer al principio.

    Casi siempre son los jvenes los que se impacientan por no poder llegar en seguida.

    Perdona oh juventud! Que este viejo contradiga un poco tu unilateralidad de miras.

    Mi contradiccin no lleva ms propsito que el sealado de dar una primordialidad a la

    intensificacin de la propaganda.

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    II

    Uno de tantos, que bien pudiera haber ledo mi Hereja anterior, exclamar

    indignado: Qu tanta monserga de propaganda! Estamos hartos de tanta sabidura y

    tanta cultura; ests fuera de la realidad; lo que reclaman los tiempos es accin, accin

    y accin.(1)

    Dejando aparte que el pensar, escribir y ensear es tambin accin, yo dejar que se

    desahogue cuando quiera. Sospecho que el tal entiende por accin matar a alguien,

    cualquiera, burgus u obrero no importa, con tal de que no sea de su creo y parroquia,

    porque para l todo aquel que no se ha dejado marcar en la frente los rotulillos, no

    bastante definidos an, de revolucin y comunismo, es un mal hermano que no

    sabe hacer buena laborlimpiadora de obstculos.

    Pero, en fin, no quiero pecar de suspicaz; tal vez me equivoque y por accin entiendaotra cosa. Este uno de tantos es un enamorado de los rusos; constituyen para l una

    novedad, y como es muy progresivo, toma lo nuevo por lo mejor.

    A ver si puedo meterle en la cabeza que no hay tales novedades bienhechoras. Veamos

    la accin de los rusos en el mejor de los sentidos, es decir, la accin constructora del

    nuevo edificio comunista sustituto del viejo edificio capitalista.

    La accin revolucionaria, tal como sospecho la entiende uno de tantos, ha derribado ya

    este viejo edificio zarista que no haba, tanto apestaba, por donde pinzarle. Hasta aqu

    vamos bien. Regocijmonos. No ms tirana, no ms desigualdad. Por lo menos en

    Rusia, segn reza el entusiasmo revolucionario. Pero yo no s entusiasmarme. Loscolorines de ciertos agentes teorizantes y embaucantes no se deslumbran; son de

    vulgar percal que la crtica destie pronto. Huelen, adems, a sueldo fijo. Y no me

    entusiasmo porque forzado, ya que no acostumbrado, a ser ciudadano de tercer, he

    aprendido muy bien que las etiquetas polticas son muy fciles de pegar, pero que las

    intenciones y las candideces de los hombres no varan tan fcilmente, y esto de la

    dictadura del proletariado, que siempre me oli a engao, semejante a aquel otro del

    gobierno del pueblo por el pueblo, me va resultando una sartn de la tirana cambiada

    de manos. El Zar y su camarilla servidores, por inters individual, del capitalismo ruso,

    o Lenin con la suya servidores, tambin por inters individual, de la nacionalizacin dela riqueza, no consiguen labrar ni mi libertad ni mi felicidad. Y aqu est el libro del

    catedrtico Fernando de los Ros, Mi viaje a la Rusia de los soviets, que no me dejara

    mentir aunque yo quisiera. Que me fusilen en nombre del capitalismo o en nombre de

    la nacionalizacin, si no quiero el uno ni la otra por tener un mejor concepto de la

    futura convivencia social, no veo por donde se afianzan la libertad y el comunismo.

    1. Que esto no es ninguna exageracin ma, por lo menos en Espaa, lo dicenclaramente los hechos. A la masa obrera, sin excluir la anarquista, le estorba, porlo visto, la sabidura. Las revistas Ciencia Social, Revista Blanca y Natura, pasaron

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    a mejor vida, en su infancia, por falta de dineros y de ambiente. Un peridico

    anarquista diario, con una robusta intelectualidad redactora, an no ha sido

    posible en Espaa. Fracas El Productoren Barcelona, muchos aos atrs, fracas

    Tierra y Libertad en Madrid, no hace tantos aos. Una biblioteca con libros de

    autores anarquistas tuvo que crearla en Valencia el burgus F. Sampere. El

    medio anarquista no da ms de s, a pesar de que sus individuales componentes

    tienen la pretensin de estar en la vanguardia.

    Porque aquello tan truculento de las heladas regiones, ni es libertario ni es comunista,

    como algunos pretendan. Es simplemente, una modalidad de colectivismo. De Estado,

    pues ni siquiera se parece al colectivismo de los viejos anarquistas espaoles. Un

    muchacho que se ha pasado por aquellas tierras, que a ellas fue delegado entusiasta,

    vuelve desencantado. Poco falt para que aquellos excelentes y, al decir de algunos,

    modelos revolucionarios, fusilaran materialmente su entusiasmo. Y a tenor de su

    desencanto, digo yo de aquel extrao comunismo con que algunos se llenan la boca,

    esto:

    Yo siempre cre que para asegurar el bienestar de los hombres no se necesitaban ni la

    propiedad privada, ni el capitalismo, ni sus consiguientes instituciones autoritarias; que

    bastaba simplemente, con: la tierra, sus primeras materias, inteligencia, trabajo y

    libertad de iniciativa y de experimentacin para organizar la produccin y el consumo.

    Ahora bien, dado que el gobierno ruso ha andado o anda an negociando emprstitos

    de dinero, como vulgar banquero arruinado por sus despilfarros, con los gobiernos de

    la burguesa europea, quiere decrseme que especie de socialismo es aquel

    comunismo suyo que necesita tan primordialmente del Capital para reconstruir la

    riqueza de la nacin?No quedan all inteligencias tcnicas ni brazos de buena

    voluntad que les ayuden a utilizar las primeras materias? Si el trabajador es all pagado

    mitad en especies mitad en dinero segn sus mritos, cmo se compagina esto, que

    es una especie de colectivismo, con el comunismo y en qu deja de ser igual, en cuanto

    a resultados, este rgimen de salariado del que crease haber derribado all para

    siempre?

    Si el gobierno ruso necesita, para que funcione bien su nacionalizacin de la riqueza, que no es

    lo mismo que socializacin, del Capital y del Salariado, no dice esto bien claramente que, a

    semejanza de cualquier gobierno burgus, el Estado sedicente socialista es incapaz de

    organizar aquella vida comunista que tiene por base aquello tan liberal de: de cada uno

    segn sus fuerzas y a cada uno segn sus necesidades No veo, por este lado, el comunismo

    ruso; pero veo muy bien un Estado, mejor dicho, un gobierno, un partido, un grupo de

    hombres, que adueados de toda la riqueza, mediante una polica mercenaria y un ejrcito

    que les ha dado el poder, dicen a unos ciudadanos de tercera que creen que ya no hay clases.

    Como si un Chitcherin regodendose en Gnova y un antropfago de los campos rusos no

    dijeren lo contrario, esto: trabaja militarmente como yo te ordene y por el salario que

    merezcas, y si no obedeces te racionar el pan y para no morirte de hambre tendrs que

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    comerte a tus hijos. Francamente, me parece demasiado cambiazo esta burla. No se le ocurre

    ms que aun socialista de Estado. O a un burgus disfrazado de comunista.

    Aquel uno de tantos me objetar: el gobierno ruso no puede hacer ms porque la masa obrera

    rusa no comprende el trabajo sin una retribucin individual; por esto ha tenido que organizar

    el trabajo militarmente y mantener, en parte, el rgimen del salariado Con lo cual se

    demuestra que esta masa obrera rusa que en el campo slo quera las tierras de los seores

    para trocar sus productos por dineros y no para que se los requisaran para el ejrcito, y en la

    industria no trabaja sino en fuerza de rublos, no es an comunista; es individualista a lo

    capitalista, es gananciosa al modo de cada uno para s, es egosta como un burgus, no

    altruista como un comunista, es decir, o no estaba ni intelectual ni moralmente preparada

    para hacer una transformacin social en sentido verdaderamente comunista o el partido

    socialista que detenta el poder no ha sabido hacerla evolucionar en este sentido.

    Probablemente son las dos cosas a la vez, y, puntualizando un tanto ms, dir que ni la masa

    obrera estaba preparada para actuar el comunismo ni lo ha querido nunca este Estado

    socialista que indebidamente se llama comunista.Continuar objetando el uno de tantos: una nacin no puede ser libertaria ni igualitaria

    aisladamente. Qu iba a hacer el gobierno de los supuestos sovietsy yo aado este supuesto

    porque no hay tal sovietismo, pues lo mat la mala intencin gubernamental que no quera

    este germen de organizacin comunista libertaria- , que iba a hacer el gobierno de la

    revolucin combatido por todos los gobiernos burgueses que le arman contrarrevoluciones y

    le niegan emprstitos de dinero porque no puede devolver a los extranjeros la propiedad

    privada de que se ha incautado?

    Yo no s lo que poda haber hecho el gobierno de Lenin ni lo que poda haber hecho el

    proletariado ruso; no siendo comunistas no podan hacer ms que amalgamas colectivistas-

    capitalistas y salir del paso con remiendos, componendas, transacciones y oportunismos de

    ocasin; pero s se una cosa: que con la tierra, `primeras materias, instrumentos adecuados,

    inteligencia, trabajo y libertad, una nacin puede intentar hacer comunismo con probalidades

    de dar a las dems un modesto y honesto ejemplo de libertad y de igualdad, aunque no

    obtuviere de momento para sus individuos aquel mximo de bienestar material que les

    facilitara el intercambio con las dems naciones. (En la apartada y aislada Groenlandia hay

    tribus de esquimales que, sin medios apenas de vida, han dado este modesto ejemplo de

    comunismo, y alguna hasta de anarquismo, y una nacin como la inmensa Rusia, granero de

    Europa y depsito de primeras materias, no ha podido dar este ejemplo? A ver, a ver si

    tendremos que confesar que el obrero que todo lo produce oh vacuidad de los tpicos! No

    sabe como producir en cuanto ha eliminado al cochino burgus que le explota), pero que con

    la propiedad de la riqueza en manos de un gobierno, sin inteligencia en las masas, ni buena

    voluntad para echarse a trabajar y producir estos millones de burcratas, policas y soldados

    rusos, sin una mentalidad y una tica, sobre todo una tica, comunistas, y por aadidura con el

    salariado, que es lo mismo que decir sin libertad, se pueden hacer tantas revoluciones y tantos

    ensayos de gubernamentalismo obrero como quieran los pueblos y sus malos pastores, pero

    nunca obtendrn la libertad y la igualdad deseadas y sealadas por el comunismo.

    Vale esto la pena de una hecatombe para los que no queramos ms telas de Penlope? Es un

    edificio sin cimientos ni seso fundamentalmente comunista, o es una de tantas etapas

    conmocionales por las cuales la humanidad atraviesa y camina lentamente, caticamente,como ciego sin lazarillo, hacia un fin que tal vez todos desconozcamos? Avergualo Vargas, que

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    yo ya tengo averiguado una cosa: que hay mucho comunismo sin comunistas por estos

    mundos revolucionarios, como hay mucho republicanismo sin republicanos en el campo de la

    democracia y mucho cristianismo sin cristianos en el campo religioso; que las predicaciones

    que ahora se estilan para exaltar al respetable no conseguirn hacerme confundir la magnesia

    con la gimnasia, y que a mi testarudez de viejo anarquista me atengo, es decir, que antes de la

    accin es el verbo, digan lo que quieran el entusiasmo y la impaciencia de los cndidos que se

    suman como rebaos a la primera revolucin poltica que les sale al paso.

    Capital, salariado, nacionalizacin, dictadura, partido rivalizando por el poder, diplomticos,

    ejrcito, polica, burocracia, crceles, ejecuciones, miserias, hambres, todo, todo resucitado,

    todo calco, todo burgus, lo odiadamente burgus, con mscara comunista. He aqu a donde

    ha llevado y nos llevar la ignorancia de los ms y la granujera de los menos. La historia se

    repite. Las crticas a prioride los comunistas anarquistas se han confirmado. El hecho ruso nos

    dice claramente que tenamos razn. En fin, vivamos para ver abrazos de ciertos socialismos y

    capitalismos nauseabundos, como antes lo vimos de repblicas y monarquas. Esta pobre

    humanidad no da ms de s. Paciencia y sigamos propagando, que no es buen comunista el queno ve la revolucin y el porvenir a travs del inters de los dems y del de sus hijos. Y

    digamos, remedando, mi reino no es de este tiempo.

    IIILa crtica es fcil, el arte difcil me canturrear un sindicalista malhumurado porque

    no apechugo con el destartalado revolucionarismo de porrazo a lo tun-tun y salga lo

    que saliere Ciertamente, pero hay que apechugar con la crtica y escucharla con

    paciencia, pues in ella an andaramos revueltos con el oso de las cavernas. Es

    descontentadiza, lo s, gruona a veces como la ma, pero estimula el espritu de

    iniciativa. Matarla es matar el progreso.

    Disgregaciones aparte, veamos, pues, como andamos de artistas y factores de

    reconstruccin. En la presente hora confieso ingenuamente que no acierto a verlos ni

    entre los colectivistas-estadistas, ni entre los comunistas-anarquistas, ni entre los

    sindicalistas revolucionarios.

    Con candil se puede ir buscando al hombre nuevo y no se topar ms que con

    hombres hijos de su tiempo y de su medio burgus. Ni terica ni moralmente. Por

    encima de todas las ideologas que decimos sustentar, flota y dirige y domina una

    mentalidad tan embrollada y una tica tan oscurecida, tan propia hechura de nuestro

    medio social, que veo muy difcil desprenderse del tironazo que nos da

    imposibilitndonos ver claro para sentir y actuar el porvenir anhelado.

    Pongamos esto en solfa preguntona: Aqu tenemos el sindicalista partidario del

    sabotaje, del holgazanear en el taller, hasta el hurto de mercancas,

    pensando en como impondr al patrono mayor jornal y menos horas de trabajo, es

    decir, todos estos medios de lucha sugeridos por la presente necesidad de vencer al

    patronato. Conseguir un da con ellos vencerle colectivamente. No es dudoso el

    triunfo ms o menos lejano. Pero dgaseme: no habr adquirido tambin al par deesta victoria hbitos

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    de destruccin, de holganza, de parasitismo, de egosmo individual, de clculo

    mercantil, hbitos completamente reidos con la actuacin de una sociedad comunista

    que requiere trabajo asiduo, previsin, desinters, iniciativa, sabidura, etc.?

    Y este anarquista que slo suea con matar al vil burgus y volarle su propiedad, no

    adquiere asimismo el hbito de lo violento, de lo brutal, el desprecio a la vida,, unningn amor al prjimo?No resultar un completo soldado para un ejrcito rojo, pero

    un mal operador Para el taller comunista? El caso Casanellas, aviador en el ejrcito rojo

    ruso, es muy tpico.

    Y este socialista autoritario que slo anhela imponer la jefatura de su partido, no

    adquiere igualmente el hbito de mandar, de imponer su ley, de despreciar el parecer

    ajeno, de no tener en cuenta que hay a su lado otros seres que pueden tener ideas e

    iniciativas tal vez mejores? No contribuye a formar para maana sbditos y amos?

    La suma de todos estos hbitos, puede da, no ya hoy, ni siquiera maana, el hombre

    nuevo de la nueva sociedad? Imposible de todo punto. Tendramos que ser ngeles yel medio hace de nosotros demonios, y perdneseme la figura religiosa, que hasta en

    el modo de expresar el pensamiento surge el tirn del medio. Santos requerir el

    comunismo y la revolucin le entregar los mortales defectuosos de la sociedad actual.

    Y si la suma de todos estos hbitos que vamos adquiriendo con la lucha, que se van

    filtrando gradual y calladamente en nuestro ser, poco a poco y da tras da,

    transformndonos sin que nos demos cuenta, empeorndonos, se agregan los que ya

    tenamos, qu resultado pueden dar? El gandul, el borracho, el jugador, el ladrn, el

    codicioso, el degenerado, la prostituta, que son legin, no creis, tanto en la clase

    burguesa como en la obrera, podrn obrar nunca como comunistas, aunque una

    revolucin abata el medio social que los engendra? Pensad que todo esto sale a la calle

    en das de revolucin y no para hacer el comunismo, sino para pescar

    individualmente en ro revuelto. No estar aqu el secreto de la resurreccin del

    pasado en todas las revoluciones? No estribar en esto la posibilidad de las

    contrarrevoluciones? No explicar esto que las ms puras teoras se trunquen y

    tronchen con el vendaval de una realidad a la que tal vez no concedieron gran

    importancia los innovadores? No querr esto ensearnos que por encima de todas las

    realidades presentes y futuras el propagandista de un ideal ha de poner su ensueo y

    ejemplo de superacin individual para que se trueque en colectiva? No querr esto

    significar, en suma, que una revolucin no es nada, ni ser nunca nada, si no hay ya,

    desde luego, los hombres santos, permtaseme otra vez la figura religiosa, santos por

    su inteligencia, santos por su bondad, santos por su laboriosidad, santos por su

    desinters, santos por su despego a lo inmediato, santos capaces de no dejarse

    engullir, cueste lo que cueste, por la mezquina realidad ambiente que a tantos seres

    decapita y arranca el corazn? No querr esto sealar a los hombres el camino de una

    moral en consonancia con una mentalidad dada? Porque con frgil arcilla no se

    construyen cimientos ni con vigas de madera podrida se hacen las techumbres

    resistentes.

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    Qu hacer, pues, si todo aquello es inevitable y esto es necesario? Dejarlo todo al

    azar de lo que salga, como quiere mi sindicalista malhumorado. Y me niego,

    precisamente, en nombre de mi innovador ideal anarquista-comunista. Subrayo

    adrede la palabra porque para mi modo de ver el asunto, esto es capital. La renovacin

    social tiene que comenzar por los renovadores, ya antes del estallido revolucionario.Porque si el estallido se produce por mltiples factores e intervienen factores que no

    siempre entraan en una nueva mentalidad y en una nueva moral, si los innovadores

    no han sabido, con el ejemplo tenaz y perseverante de su conducta particular, crear,

    en el mismo seno de este medio social tan defectuoso, un ncleo de ambiente nuevo,

    es decir una corriente de opinin bastante pura y bastante numerosa para

    contrarrestar y sobreponerse, en un momento dado, a las fuerzas del otro medio, la

    labor de la propaganda habr sido estril y la revolucin no podr dar los resultados

    apetecidos.

    Se comprende por todo lo antedicho, que no pretendo que el mundo actual serenueve antes de quitarle las causas de su caducidad y los obstculos para su

    renovacin. Sera tonto pedir a hombres que nada saben de comunismo y anarquismo

    que se comporten como tales; pero no es de tontos, sino de precavidos, pedir a los

    que as se titulan presentemente, que se comporten, el mximo posible para cada uno,

    de modo que los dems hombres puedan ver que son diferentes de ellos; que

    comprendan que no todo es uno y lo mismo y que no tanto da unos como otros para la

    revolucin.

    Nada nuevo digo, lo s; escritores hay en nuestro campo anarquista que han dicho

    todo esto y mucho ms y mejor que yo. Lo recuerdo, porque veo muy abandonado

    este punto de vista, y porque, adems, hace tiempo observo una marcada tendencia

    en los ambientes revolucionarios a aceptar por oro de ley a seres completamente

    inmorales que aunque hagan mil protestas de compaerismo nunca deberan ser

    compaeros nuestros ni deberamos tenerles por tales.

    No confundamos la tolerancia y la compasin con la complacencia y la complicidad. No

    confundamos el respeto a la ajena conducta con la aceptacin de sta, si nos repugna,

    por amor a aquel respeto. No creamos jams que el que piensa bajunamente es digno

    de imitacin por el hecho de que se llame amigo nuestro y a veces nos ayude. La

    mentira, la doblez, la astucia solapada, la chulonera, la imposicin, la deslealtad, la

    vanidad, empleadas, y las hemos visto practicar como medio de lucha, no sern jams

    cualidades superiores, sino bajezas que nos ponen al mismo nivel moral de la

    burguesa decadente que queremos derribar.

    No tengo la ridcula pretensin de escribir el manual del perfecto compaero, porque

    no he olvidado que el hombre no debe erigirse en juez del hombre y condenarle en

    consecuencia. Pero tampoco he olvidado que si pretendemos condenar la actual

    sociedad a que pase a la historia, barrida por una revolucin, los componentes

    individuales que quieren imprimir una direccin a sta tienen el deber moral e

    intelectual de ser superiores a los hombres defectuosos del presente.

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    Superarse es renovarse y renovarse es transformar el mundo. Queremos esto o lo

    otro? Se impone un deslinde de campos intelectuales y de campos morales. No todo es

    uno y lo mismo para nuestra revolucin.

    IVCmo ser ms y mejores? That is the question, que dicen los ingleses. Si yo tuviera la

    clave del secreto! Apuntmosla ligeramente. Un compaero que me lea cuando yo era

    joven y que me lee an ahora que soy viejo, me dice. Has cambiado; antes

    entusiasmabas, ahora desanimas. Replico: los aos pueden haber puesto un poco de

    sordina a la vehemencia de la juventud, pero tambin vino con ellos un mayor espritu

    de observacin y han puesto en mi pluma mayor dosis de reflexin.. Pero

    fundamentalmente, no he cambiado. Estoy, como antes, convencidsimo de que slo

    en el anarquismo-comunista puede hallar la humanidad el trmino de sussufrimientos; pero no quiero entregarme como antes a entusiasmos irrazonados y

    prefiero que la meditacin me de elementos de juicio para encarar el presente y el

    porvenir serenamente, tal como es y quisiera que fuese. Aquello de creer que la

    Anarqua est ah, a la vuelta de la primera esquina revolucionaria, esperando a

    hacernos felices y buenos, es un ilusionismo propenso al desencanto. Las cosas no

    marchan tan aprisa como los deseos. Hay que conquistar estas cosas, y su conquista

    requiere tiempo y perseverancia. No seamos mesinicos. La anarqua no es alguien

    que pueda darnos lo que nosotros no pongamos en nosotros mismos. Y antes es

    necesario conocerse. Es el primer peldao de la escalera de la perfeccin individual,relativa, bien entendido. Y un perfeccionamiento individual es un proceso de

    eliminacin y de asimilacin. Eliminar defectos, asimilar cualidades. Se ve, pues, que

    no trato de desanimar, al contrario, procuro que mi crtica exalte en nosotros un afn

    de ser mejores para obtener mejores resultados en la transformacin social que

    deseamos. Desanimo, si se quiere as, para que no nos entreguemos confiados a las

    seducciones del medio, creyendo que con lo malo se puede fabricar lo bueno, pero

    animo la posibilidad de que busquemos lo mejor. Si esto es una variacin no es nunca

    un cambio de frente.

    Nadie creer que es posible mejorar una sociedad dejando que emporen los hombresque la constituyen S, ya se lo que se me dir: aquello de los viejos, de que cualquier

    tiempo pasado fue mejor No es eso; no creo que la edad de oro est en el

    antropopiteco, sino al final, siempre en el ms all, de la humanidad. Pero en esta

    marcha se pueden sufrir crisis, y yo creo que presentemente, sin ser muy peores que

    antes, atravesamos, empero, una crisis, la de un querer que no sabe bien lo que

    quiere y por esto vacila y se agarra a lo peor que le ofrece el medio social en lugar de

    procurar sanear el medio que nos ahoga a todos, Aqu est la madre de mis jeremiadas

    repitiendo la pregunta: qu hacer para ser ms y mejores?

    En los libros, digo los libros, de nuestros tericos hallaremos la mejora. Pero no

    interpretndolos al dictado de nuestros defectos. Me explicar de modo que

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    podramos llamar grfico: Suponed que yo tengo la pasin del juego, que es un acto

    antisocial, pues consiste en un deseo de meter mano en el bolsillo del prjimo para

    vivir sin trabajar a costa suya, cuando es, en realidad, aquello de que de Enero a Enero

    facilitamos el parasitismo del banquero. Nuestros tericos glosan las excelencias de la

    libertad: He de interpretar su glosa en el sentido de que tengo el derecho de jugar?De ningn modo, pues un derecho que me perjudica a mi en materia de dignidad y a

    los dems en su economa es contrario al comunismo y a la libertad. Suponed tambin

    que me gustan mucho las mujeres. He de interpretar mi libertad en el sentido de que

    todas las mujeres que me gustan las he de considerar como cosa de mi propiedad

    indiscutible de la que puedo usar y abusar a mi antojo sin contradiccin por su parte,

    sin importarme mi parecer e inclinacin, olvidando que si no respeto la libertad de los

    dems los dems tampoco me respetarn la ma.?

    No hablo a humo de pajas. Yo he odo a quien, llamndose anarquista, crea tener

    derecho a satisfacer una satiriasis que le devoraba Era su libertad, su placer, deca, yno vea ms deber para con el prjimo que ste su patolgico y monstruoso derecho a

    perjudicar a seres dbiles en nombre de su mala interpretacin de los conceptos

    libertad y derecho. Y as por el estilo podra citar un millar de casos y ejemplos. Aplicad

    este espejo a vuestros deseos, pasiones e inclinaciones y sabris daros cuenta de si son

    defectos o cualidades, si cometis actos sociales o antisociales. En los libros, pues, de

    nuestros tericos, interpretando los principios e ideas expuestas buscando en ellos

    consejos y normas de conducta, es como yo he conseguido sacudirme de encima

    algunos de mis juveniles defectos.

    Mejorados por el estudio, por la observacin de nosotros mismos y de lo que nos

    rodea, constantemente analizando y deduciendo, conseguiremos poder dar aquel

    ejemplo de conducta a que me refer y que sera la mejor de todas las propagandas.

    Esta y al oral y la escrita deben ser hechas concienzudamente y con perseverancia, a

    prueba de desalientos. La gota de agua que horada la pea. Una propaganda hecha

    por hombres inteligentes y no por vanidosos que se crean tales, sumara poco a poco a

    su lado todo la que de bueno y dormido hay en los hombres. Una propaganda de

    estridencias podr en su conducto auditivo gran cantidad de ideas sanas, pues el que

    chilla constantemente hace como los nios que alborotan y no piensan.

    S, ya s que la multitud gusta del ruido de tambores, que ms fcilmente corre a ver

    un desfile de soldados o unos fuegos artificiales que se detiene ante un Ateneo, pero

    peor sera que para atrarnosla nos juntramos a su correra y nos embabiecramos

    como luminarias. No faltara quien nos limpiara el bolsillo dejndonos a todos sin

    libertad y sin igualdad cuando ms creyramos, deslumbrados por los artificiosos

    juegos, que los tenamos bien asegurados.

    Probablemente los acontecimientos seguirn la trayectoria comenzada a pesar y en

    contra de lo que llevo dicho.

    No me importa. Si consigo sustraer a las falsas trayectorias un solo espritu, un solo

    corazn, me doy por satisfecho. Seremos ya dos donde antes no haba ms que uno.

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    VEstos apuntes parecern herejas a todos aquellos revolucionarios que sugestionados

    por el faro ruso y pretendiendo crear frentes nicos son, como dice el camaradaFabbri, ms revolucionarios que anarquistas, y yo agrego ms destructores que

    constructores. En el propio seno del revolucionarismo imperante hay derecho a la

    hereja cuando la fuerza se erige en suprema ley y pretende ahogar toda crtica

    creyendo dogmticamente que no hay ni debe haber un ms all proseltico e imponer

    a todo el mundo un solo criterio e imponer a todo el mundo un solo criterio y un solo

    mtodo revolucionario. An lo que nos parece ms evidente de nuestros propios

    juicios debemos someterlo al anlisis y a la crtica. Todo aquel que haya abandonado

    una idea para aceptar otra mejor, comprender la necesidad de esta heterodoxia. El

    cerebro humano est sujeto a errores y a sugestiones que en fuerza de repetirlosacaban por axiomatizarse y desviarnos del camino que pretendamos seguir.

    Ahora bien: ya he antedicho mi parecer sobre la revolucin rusa, y agregar ahora que,

    desde mi punto de vista, o sea, considerando que una revolucin que no aporte a

    todos los hombres un progreso en materia de libertad y de igualdad no es

    verdaderamente una revolucin tal como siempre nos la han enseado a desear los

    tericos del socialismo-anarquista, sino un mero cambio social, no creo que los que as

    nos adjetivamos debamos tomarla por gua y norma de nuestra accin revolucionaria

    futura. Yo no temo el calificativo de contrarrevolucionario con que la aviesa intencin

    gubernamental pretende sellar los labios de los que no estn conformes con su obrade aplastamiento de libertades. Temo ms bien a mi conciencia que me dicta no

    colaborar, ni por un espritu revolucionario a mi modo de ver mal entendido, con los

    fautores de nuevas tiranas. Que las soporten aquellos que no estn capacitados para

    la vida de la libertad y que contribuyan a crearlas aquellos cuyo servilismo se aviene

    con la desigualdad, all ellos con la responsabilidad de su cortedad de vista. No son

    an mayores de edad, revolucionariamente hablando, aunque hayan derribado un

    imperio para todos nefasto, y no lo son porque han contribuido a crear otro de

    diferente calaa (No estn en la Tcheka los detritus del zarismo? No estarn tambin

    en el gobierno, en la burocracia y en el ejrcito rojo? Es de presumir).

    Pues precisamente de estos y de sus directores arranca la idea de un frente nico

    para el proletariado mundial. Todo el desprecio que me merecen el capitalismo y la

    burguesa, no es capaz de hacerme tragar ni la viabilidad ni la utilidad de este

    propsito. Dir el porqu de mi hereja. Un frente nico puede formarse de dos

    modos: por una unanimidad de convicciones ideolgicas en la masa popular o por

    imposicin autoritaria de una minora sobre esta masa. Desde luego este ltimo

    propsito no puede caber en la mollera de ningn socialista-anarquista, por muy

    partidario que sea de la unin proletaria. Si hay anarquistas que lo patrocinen es

    porque su revolucionarismo es autoritario. Empuan un ltigo, no siembran un ideal.

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    Quieren derrocar el capitalismo, pero no ven que cierran el camino a su comunismo

    libertario para abrirlo al socialismo gubernamental.

    Ahora bien: es posible y deseable un frente nico que en la actualidad estara

    formado por elementos antagnicos en la finalidad socialista que persiguen? Si el odio

    a la burguesa les hace enfundar y callar su antagnica finalidad, constituirn,indudablemente, una fuerza, pero ser la fuerza de un rebao y, por este lado, darn

    nacimiento a nuevos malos pastores, es decir, se abre, como ya antedigo, el camino al

    gubernamentalismo, no a la libertad. Esta fuerza as creada podr derrocar la sociedad

    actual, pero llevar en germen en su seno el remedo de ella, el calco de ella, su

    resurreccin acaso. No habr, por tanto, progreso, sino cambio. Esto podr ser muy de

    la conveniencia de los malos pastores, pero por las razones que tambin antedichas

    tengo, no es revolucionarismo. Los rebaos que apestan a lana sucia, ideolgicamente

    hablando, merecen ir al matadero. Sus balidos parecern por un momento rugidos,

    pero no pasarn de remedos de rugido. Ya les volver a sus balidos naturales el ltigoque hayan encumbrado al poder.

    Qu as, pues, no es posible la revolucin porque el adversario nos coger siempre

    desunidos? Yo prefiero ir solo a mal acompaado. Si he de desunirme despus, a qu

    unirme ahora? Si no quiero las ataduras burguesas de ahora, qu deber me obliga a

    crear las proletarias de maana, si de antemano las veo seguras por el camino de una

    unin rebaera? Cierto que la unin hace la fuerza pero de quin? La unin del

    rebao hace la fuerza de los malos pastores; la unin de un partido hace la fuerza de

    un partido, pero la unin de varios partidos diferentes y por aadidura de antagnica

    finalidad? de cul partido har la fuerza, a cual partido dar el triunfo la revolucin?

    A los que noble y desinteresadamente se sacrifiquen por ella o a los que traten de

    explotarla? A este respecto el desarrollo de la revolucin rusa puede aleccionarnos. All

    el triunfo es de los ms listos y cucos que se entronizan en el horizonte rusoVeis

    como no siempre la unin hace la fuerza de los factores revolucionarios de

    verdadero progreso social? A mi hereja me atengo. A mi ideal me aferro. Soy apoltico

    en todo momento y lugar. Que estalle como y cuando sea la revolucin, nadie evitar

    lo inevitable, pero antes y durante la revolucin continuaremos con nuestro

    proselitismo por el socialismo-anarquista, que cuanto ms se haya, no enfundado la

    lengua para obtener uniones artificiosas, sino propagado atrevida y profusamente por

    todas partes, ms probalidades tendr, no de imponerse al modo autoritario de las

    dems fracciones revolucionarias, sino de convencer a tirios y troyanos de la bondad

    de su filosofa y de la utilidad de actuarlo.

    Como el que ms deseo yo la unin obrera, pero este frente nico y este sindicato

    nico me han sido siempre antipticos e insoportables. Tan insoportables como el

    sindicato libre, incubado por los desaciertos de aquel y servilmente al servicio de la

    patronal. Pistolas y pistolas homicidas que no resuelven el problema de dar ideas a

    quienes careciendo de ellas lo escamotean violentamente sin solucionarlo. Estos frente

    nico y sindicato nico hieden a gregarismo y centralismo a la lengua. Son unionismo

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    de cuartel. Por esto la multitud, que tiene siempre algo de rebao cuartelero, hasta

    cuando se rebela, tiene simpatas por ellos,. Pero rascad un poco su corteza y salen el

    caudillo y el dictador, y el recaudador de contribuciones que les proporciona la vida

    parasitaria y el polica que les guarda las espaldas. No tiene esto nada que ver con el

    anarquismo y su federalismo. .Y para un frente proletario nico naturalmenteconstituido, es decir, de unidad ideolgica, que sea garanta de una finalidad

    revolucionaria consciente en la masa proletaria falta mucho trecho a recorrer y mucha

    propaganda que hacer, si es que pueda obtenerse jams esta mayora compacta y

    unida por un solo ideal, pues el pensamiento humano har surgir siempre minoras

    descontentas del presente de su tiempo. Pasa en esto de la unin revolucionaria como

    en los

    matrimonios: toda unin que no se basa en una comunidad de ideas, de sentimientos

    y de objetivos, trae aparejada el divorcio. Un frente nico solamente para casarse, esdecir, tambin, la conveniencia y la creacin del hogar y la educacin de los hijos, o

    sea, la creacin de la sociedad futura. Y si, como en el matrimonio, un partido tiende a

    implantar el autoritarismo y otro el libertarismo, uno la desigualdad y otro la igualdad,

    la unin dar la esclavitud de uno a otro y no una resultante armnica. Los hijos

    pagarn los errores de los padres. Perpetuarn sus esclavitudes.

    VI

    Al llegar aqu me doy cuenta de que discurro como si la revolucin estuviera aqu

    agachada detrs del primer conflicto serio que se presente y dispuesta a arrojarse al

    cuello de la burguesa y estrangularle sus instituciones. Soltemos otra hereja. No creo

    en la inminencia de una revolucin tal como la llevo definida. Hay capitalismo para

    rato porque hay mucho burguesismo obrero todava. No sufre un espejismo nuestro

    ardor revolucionario? El espejismo de la caravana que en el abrasado y arenoso

    desierto, secas sus fauces por la sed, ve en la lejana los oasis, que crea su ardorosa

    imaginacin? Tal vez este espejismo mueva a andar a las multitudes, pero

    serenmonos un poco y discurramos. No sea que confundamos revuelta popular conrevolucin, mera rebelda de esclavo cansado de arrastrar su cadena con plan de

    cerebro consciente de lo que se propone. Porque lo primero dar inevitablemente de

    bruces en un autoritarismo; lo segundo podra dar libertarismo.

    Por lo que a nuestro pas se refiere hay tres fracciones que se llaman revolucionarias,

    el recin creado partido comunista, los socialistas-anarquistas y el sindicalismo que

    dice bastarse a s mismo. (Abramos aqu un parntesis criticn. Uno de los leaders de

    este sindicalismo, declar tiempo atrs, sin protesta por parte de los otros, que el

    socialismo y el anarquismo haban fracasado. En el Congreso sindical de Madrid, la

    mayora de sus delegados se pronunci por el anarquismo y su tctica, que essocialismo. Toda la accin sindical de estos ltimos tiempos ha sido dictatorial, y por su

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    preferencia en elevar los salarios, materialista, es decir, marxista, que tambin es

    socialismo. En qu quedamos? Ha fracaso el socialismo? Optamos por el

    socialismo? Y por cual? El gubernamental o el anarquista? Que as es este

    sindicalismo que no necesita de ajenas doctrinas, probablemente porque no tiene ms

    aspiracin que las pesetas burguesas que le den el derecho obrero a todos los vicios.As se ha escrito. (1)

    1. A los que sueen con el dinero de los burgueses, sea creyendo cndidamente que conl pueden beneficiar la propaganda o sea ya no cndidamente para eximirse de ser

    explotados, quiero recordarles las profticas palabras de Kropotkin que el camarada

    M. Corn reproduce en su artculo Kropotkin y Rusia, del nmero extraordinario de

    Les Temps Nouveaux (Pars, marzo 1921) consagrado a la memoria del fallecido

    maestro y cuya elevada moral hago ma y aconsejo ardientemente:

    En 1904 se efectu en Londres un Congreso de anarquistas rusos, mejor dicho, ni

    congreso puede llamarse, pues fue una simple reunin de unos cuantos camaradas

    que all fueron para hablar con Kropotkin de los asuntos rusos. Ciertas cuestiones

    candentes provocaban grandes divergencias de opinin, una sobre todo: se puede, en

    beneficio de la propaganda, recurrir a las expropiaciones, o dicho de otro modo, al

    saqueo de los Bancos o de los burgueses? La mayor parte de los partidos rusos

    admitan esta tctica, con o sin reservas, y la mayora de los grupos anarquistas en

    Rusia la admita igualmente. Kropotkin se pronunci clara y enrgicamente en contra.

    Puso a los camaradas en guardia contra la desmoralizacin que estos procedimientos

    introduciran en los ambientes revolucionarios, habl de las vidas preciosas de los

    jvenes sacrificados de este modo al dinero, y sobre todo, demostr la contradiccin

    entre esta tctica y el gran principio del trabajo, nica base de la vida social. Nuestrapropagandadeca- no tiene necesidad de este dinero. Nuestros peridicos deben estar

    sostenidos por sus lectores, por los obreros, por los que simpaticen con nosotros; nada

    tenemos que ver con el dinero de los burgueses, sea dado o robado. Y nos cont como

    el Revolt comenz con unos cuantos francos en caja, lo que no le impidi convertirse

    en el punto de partida de toda nuestra propaganda. Y Kropotkin aconsej a la juventud

    no meterse por este peligroso camino. Desgraciadamente, sus advertencias fueron

    vanas. Los jvenes decan: Seremos tan prudentes, tan escrupulosos y conscientes,

    que ninguna desmoralizacin podr invadirnos Y, en efecto, lo eran; pero pudieron

    impedir que otros se mezclaran a ellos, incapaces de mantenerse a igual altura? Ms

    tarde, muchos de ellos pudieron darse cuenta, por propia experiencia, de cuanta razn

    tena Kropotkin; pero en aquella poca los enemigos de las expropiaciones podan

    contarse con los dedos.

    -------------------------------------------------------

    Oh manes de Palls y de Angiolillo! Siquiera vosotros, a pesar de vuestra contradiccin

    doctrinal, no llevabais vuestro ideal en el estmago y por esto disteis noblemente vuestras

    cabezas! Los tiempos cambian y la accin tambin. Cerremos el parntesis y sigamos). Cada

    fraccin grita y alborota a su modo tendiendo a ejercer una hegemona sobre la multitud.

    Tienen, realmente, sta su lado? Es dudoso. Elfascismo nacionalista en Italia, por ejemplo, y

    los innumerables no-sindicados de todos los pases?, no demuestra que hay una masa obrera

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    que no es an socialista y que capitaneada por los Mussolini de todas las naciones es materia

    dispuesta a contrarrestar la accin de los revolucionarios? Hay millones de proletarios que no

    saben nada de comunismo, de anarquismo ni de sindicalismo. Buena parte de sus mismos

    adeptos lo saben de modo muy confuso y vago. Una investigacin sobre este particular sera

    muy instructiva. Descorazonadora tal vez. El vocero de los conspicuos de cada fraccin no

    debe engaarnos. Aunque me digan y repitan aquello tan sobado de que la emancipacin de

    los trabajadores ser obra de los mismos obreros, yo veo y palpo que la gran masa obrera

    tiene an el cerebro por emancipar, y el corazn inyectado con cocana de inters particular. A

    tiros podr andar todo esto con o contra la burguesa ensanchando las grietas de sus

    instituciones de muerte, pero es dudoso que instauren la libertad y la igualdad. Faltan

    maestros y propagandistas para esta multitud ignorante y sobran caudillos que la lleven al

    combate, acaso con su cuenta y razn particularistas.

    Nos basta a los anarquistas este guirigay para una revolucin? Muy contentadizos somos.

    Mucho temo que con todos estos elementos la revolucin se precipite leed a Kropotkin el

    juicio que le merece la revolucin rusa- por cauces imprevistos y desastrosos para la causa dela libertad. Qu puede predominar en una revolucin efectuada por estos tres elementos:

    comunismo gubernamental, socialismo-anarquista y sindicalismo dictatorial, diluidos en una

    gran masa de inconscientes? Un apetito desordenado o una consciencia reconstructora?

    Soltar otra hereja; tengo miedo a que el resultado sea, no la emancipacin de los obreros

    mismos, sino el triunfo de una mezcla de granujera burguesa-obrera que haga bueno el

    dominio capitalista. Camarada americana Emma Goldman: t que durante tu viaje a Rusia

    pudiste comprobar y afirmar despus que en un rgimen burgus hay ms libertad que en

    aquel rgimen llamado proletario, dame la mano y aydame a sacudirme los varapalos de los

    que me llamarn, si no traidor, por lo menos pesimista!

    Qu no se puede hacer ms? Ya, ya me sangr en salud diciendo anteriormente que a pesar y

    en contra todos mis deseos de los acontecimientos seguirn la trayectoria comenzada. Pero

    que le voy a hacer yo si teniendo el ntimo convencimiento de esto considero un deber poner

    en guardia a los camaradas anarquistas para que redoblen con preferencia su ardor proseltico

    a fin de evitarlo en la medida de lo posible? Otro gallo nos cantara si los milloncejos gastados

    en ruidosidades, en juergas de legativas, en burocratismos inmorales, etc., se hubiesen

    empleado en creacin de escuelas de tecnicismo profesional, en revistas que estudiaran y

    ensearan el mecanismo de la organizacin del trabajo y distribucin de la riqueza, en

    bibliotecas de manuales de oficio, etc., todo lo que poda ir habituando al obrero a prescindir

    de la direccin burguesa sin esperar el deseado maana revolucionario que le coger

    desprovisto de todos estos conocimientos y que precisamente causara en el adversario la

    sensacin dignsima de que es algo ms que una fuerza brutal y ciega, muy corajuda, si as

    quiere apreciarse, pero muy fcilmente expuesta a sufrir los revolcones intelectuales de los

    defensores del rgimen capitalista. Ms temibles seramos por aquellos conocimientos que por

    este coraje y no nos expondra al bochornoso espectculo de una revolucin proletaria

    entregndose poco a poco, por dura necesidad de la vida, a la iniciativa capitalista-burguesa

    para reconstruir la hacienda rusa

    Sea como fuere, tengo, no obstante, confianza, no en lo inmediato, sino en lo lejano. Algn da

    los hombres sabrn y querrn ser hombres y vivir como hombres libres e iguales. Lo que ha

    sabido hacer en pequea escala una tribu esquimal, puede hacerlo la humanidad en grandeescala cuando sepa y quiera. Pero es cuestin de que se sepa y quiera, y el deber

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    verdaderamente revolucionario del socialista-anarquista es ayudarla a saber y querer este

    propsito. Que fuera de ste, tragedia, tragedia y tragedia. Y la humanidad debe dar, dar

    algn da algo ms que calvarios sin redencin.

    Agosto, 1922

    Jos Prat

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