forner- democracia elecciones y moderniz

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0=::\-~')¥f:Y/' j - 5 " " : " ' " - " - - ' ~ ~Salvador Forner (coord.)

Democracia, eleccionesy modernizaci6n en Europa

Siglos XIX Y xx

Francisco Acosta • Antonio Barragan "Teresa Camero .. Diego Caro

Salvador Forner • Mariano Garda Andreu .. Aurora Garrido

Rosa Ana Gutierrez .. Raymond Huard .. Maria del Mar Larraza

Concepcion Marcos • Miguel Martinez Cuadrado .. Serge Noiret

Santiago de Pablo eo Maria Antonia Pella" Raffaele Romanelli

Fernando Rosas" Jose-Leonardo Ruiz Sanchez

Fernando Sanchez Marroyo • Pedro Tavares" Javier Tusell

Jose Varela Ortega" Rafael Zurita Aldeguer

CATEDRA

INSTITUTO DE CUl lURA

IUAN GIl -AlBUT

DIPUTACfON PROVINCIAL

AllCANTf

HISTORIAISERIE MENOR

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Sistemas electorales y estructuras sociales.

El siglo X I X europeo

RAFFAELE ROMANElli

L Los HISTORIADORES Y LA REPRESENTACI6N POLlTICA.

UNA CRfTICA

Du ra nt e m u ch o t ie mp o l a h i st or ia p oH ti ca f ue e l o b je to d om in an -t e d e l os e st ud io s h is t6 ri co s . A l i de n ti fi ca rs e c o n e l a co n te cim ie nt o y

c on e l p o de r e st at al , y separar se po r e llo d e l c on ju nt o d e l a v i da s oc ia l,l a h is to ri a p oH ti ca t ra di ci on al h a s id o l a v i ct im a m a s i Iu st re e n l a b a ta -lla llev ad a a ca bo p or lo s historiadores s oc ia le s a f av or d e u na h is to ri ae st ru ct ur al d e m a s l ar ga d ur ac i6 n. E n l os u lt imos af io s , s in embargo ,la h is to ria s oc ia l h a g an ad o m uc ho terre no en e l p a no ra ma d e lo s e s-t ud io s h is t6 ri co s , i gu a lando s e a l a h is to ri a po li ti ca y adqu ir ie ndo i n-e lu so a lg un a s up er io ri da d, p or 1 0 menos numerica. P ero, a p es ar d ee ll o, e n l a a ct ua li dad l a h is to ri a p9litka ba adqn jr idoun nUhY-Q pmta-

~ on is in .o , u na e sp ecie d e r et ou r e n g rd ce q ue a lg un os definen como«l'un de s faits historiographiques majeurs de s qu inz e dernieres annees», •basslndo se cn una concepcion de Ia politjca que i ri a m a s . ,a l la deL aco n- ,

tecim iento . retando la transmisi6n la distribuci6n del Ip od er , s e a de nt ra ri a e n e l a na li si s d e l as c re en ci as ,.n o . ..m a s. . v ores ,t"",,~~-ue conEeren una loentiC lad a Io .s~t~:_una visi."6n:-en )4'_

su ma , en la cu to do es p olitical.

1 J .- F. S ir in el li , « L es c ul tu re s p ol it iq ue s» , e n P r oc e ed in gs R f fh e 1 8 th I nt er na t io n al C o n -

gress o fHi s t or i ca l S c i en c e s, M o nt re al , 1 99 5, pags, 476-478.

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Tanto el enfrentamiento, como la confusion entre ambas interpre-

taciones de 1 0 polit ico, han tenido elefecto de dejar en elolvido elhe-

cho de que las n . . se constru eron sobre \.l~.base de una nueva definicion institucional de las relaciones entre so- \ J~dad y poIi~que quedaban organizadas en tomo a los regimenes X·cons1:J.tucionales, los parla:inentos y a los sistemas politicos. .

Recordemos, de hecho, que cuando hablamos de representaci6n

politica nos referimos a las elecciones a los parlamentos nacionales enelmarco de los sistemas constitucionales. En terminos muy generales,

puede decirse que el objetivo principal de la introduccion del Sistema,.

r~r~sentat1vo. f tR _ ! : ~ ledu~lJ lucha poht~ca-yei .conjunto de las \~re aClOnessocwes a normas comunes, de caracter universal YcoQJJo- fJ

ladas por la opmion publica. Esta transTormacion delapolitica es si-

milar al proceso de codificacion de 1 0 social que acontece en el terre-no de las leyes civiles y administrativas. . ev oHttca tal I

como ha sido conceptualizada entre finales del siglo XVIII y la primera

mitad del XIX, hace referencia a una sociedad fu~rtemente deshomoge-

nea, atravesada de profundos desequilibrios territoriales, econ6ffiicos

. £ s o a a l e s . 2ll:esfudlar Ia representacion p01lt1ca,se plmtea por ella ~el

problema de analizar en que modo los sistemas constitucionales seorientaban a conseguir este objetivo con su actuacion sobre las doctri-

nas, leyesy practicas sociales.

Definir la naturaleza de la represen!~cion ..£.cili!!9L~..Q!ls!i!1!Y-e~r

const tente, una prelnlSa imprescindible para el estudio de la histo-

ria 0 it lc rae! anaYlSISe los-couthdosentre grupos y"partldOS"es,

sin embargo, necesario evitar cualquier consideracion que, mas 0me-

nos implicitamente, contemple las asambleas parlamentariaselectivas

como una proyeccion directa de los intereses, las orientaciones y los

grupos del pais estudiado, Dicho deotra forma, no debe atribuirse a

los resultados de la competicion electoral y a lacomposicion de las ca-(

maras electivas una inmediata significacion social, como suele ocurrir)

en los trabajos de historia poHtica donde.iporejemplo, los partidOS~conservadores son considerados como la expresion de los grupos agra-

rios tradicionales; los liberales, 0~em6cratas libe:ales, co~?represen-

tantes de grupos urbanos progresistas; y los partidos socialistas como

la proyeccion politica de las clases obreras en ascenso, etc. Natural 'lmente, los historiadores son conscientes de que los parlamentos deci-

mononicos no son elegidos con criterios de proporcionalidad, y cono-

cen bien la diversidad de los regimenes electorales. En la historia poll-

tica, los debatesdectorales conservan unoanel central. Pero en

general 1 0 hacen considerando las distintas refo~as como etapas d~~ _- - _ , . . . . _ _ _ _ _ _

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«un proceso de modemizaci6n» que esidentificado sobre todo cOIl:la

,;ampliacion d e l sufragio», entendido como un proceso de progresiva

inclusion de sectores de la poblacion cada vez mas amplios, hasta He-

gar al sufragio universal, primero masculino y despu~s tambi~n feme-

nino. Los «estadios» de este proceso, conforme han side defirudos por

la ciencia politica, serian el resultado de la extensi6n del sufr~gi~, de

la gradual estandarizacion de las normas elector~l~s,del ~1!fragtoigua-

litario universal y de la obtencion de una relacion equilibrada entreelectores y diputados a traves de la representa.cion proporcionaf ..

~n, esta vision no es muy pertinente para el estt:d1? de

la lucha politica. Se trata de una ve~sion elaborada c~~ post~n~n?adal periodo considerado, y muy proxima a la «concepcion sociologies»

de la representacion tipica de la democracia del siglo xx'. Desde estepunta de vista Ia representacion universal del si~o ~ se pro~ecta ha-

cia unas aparentes rakes en el intento de reconstruir sus ongenes y

fundar su Iegitimacion hist6rica. EIproblema ~sque esta lectura ev_0-

lucionista condiciona la seleccion de los matenales y establece una Je-

rarquia de los ejemplos a tomar en consideracion para cada uno de los

distintos paises, y una consiguiente escala de valores. ,

Los modelos de referenda de este proceso son extraidos de la ex- (

periencia de algunos paises de Ja Europa nor~ccide.ntal: por un lado,

Francia, donde los problemas ligados al sufragio universal se plantean

ya durante la Revolucion y despues con caracter definit ive en 1848 y

durante la Tercera Republica; por el otro, Inglaterra, donde las refer-

mas de 1 83 2, 1 86 7 y 1884 ofrecen por elcontrario un modelo de.evo-

lucion mas gradual haci~ los mismos o~jetivos, que.seran pe:fecc~ona- Jdos mas tarde por los SIstemas escandmavos 0 el proporcionalismo

del siglo xx. Quedan en la sombra, como objetos misteriosos y un .

2 s . Rokkan, C i ti ze n s, E l ec ti on s , P a rt ie s , Oslo, 1970, pags. 148·149.3 A partir de esta concepcion sehan desarrollado los e l ec to ra l s tud i e s de caracter esta·

distico, que miden el cornportamiento electoral a traves de la ~istribuci6n de los votos

entre partidos y gropos politicos. Es signifi~ativo que los estudios de est~distlCaelecto-

ral nazcan en torno a los IDOS 69Y70 del SIglOXIX , cuando sepone de relieve el pr~ble-

rna del sufragio universal y de la representacion proporcional. Pero, como explican

S.Rokkan y J . Meyrat en I nt er na ti on a l g u id e t o e le c to r al s ta ti st ic s . G u id e i nt er na ti on a l d e s s t a -

tist iques eleaora les, vol. I, N atio na l e le cti on s in W es te rn E_urope,Paris-LaHaya, Mouton,

Maison des Sciences de I'Homme, 1969, tanto larecogida de los datos como su elabo-

raci6n adquieren interes en una etapa avanzada de la evolucion de los sistemas :~ecto·

rales en relacion a la extensi6n a las rnasas del derecho de voto, la estandarizacion de

los sistemas electorates y la garantia del secreta del voto segun las forrnas alcanzadas en

[aprimera mitad del siglo xx.

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poco aparatosos, las vicisitudes de muchos paises que tuvieron una 1

larga experiencia de sufragio, pero con una historia men os lineal y que 1seadapta en menor medida a los esquemas fundamentales, como son

los paises ibericos con sus imperios americanos 0 los paises germani-

cos, por no hablar de los paises ajenos al area euroatlantica a los cua-

les se fue trasplantando paulatinamente el sistema representative. El

modelo se resiente sin embargo de una especie de comparativismo fie-

ticio derivado de los debates polit icos actuales, que condicionan de

esta forma el analisis con e 1 establecimiento de una jerarquia de valo-

res. Si los casos ingles y frances constituyen la norma, los latinos cons-

tituyen el paradigma negativo de la distorsion (el caciquismo espafiol

del periodo de la Restauracion, que hoy interesa tanto a los historia-

dores, junto con la «corrupcion» de los sistemas latinoamericanos son

los ejemplos clasicos), mientras los sistemas aleman y austriaco, con la

convivencia entre el sufragio universal y la representacion estamental

parecen ofrecer por el contrario un ejemplo de los «residues. de orde-

nes sociales premodemos. La crisis de la representacion sufrida por

muchos paises europeos en la primera mitad del siglo xx, la emergen-

cia de las dictaduras 0de los sistemas de representacion no electiva, se

explican, de forma paralela, como alteraciones graves de dicho proce-so -de bidaspor 1 0 dernas a la reaparicion de impulsos reaccionariosresiduales- a las cuales la segunda guerra mundial habria puesto fin.

2. LA REPRESENTAcrONPoLfnCA COMO CONSTRuccrON

DE lJ\. CIUDADANfA

Aqu i sepropone una lectura distinta del camino seguido por lareo.12£esentacionpolitica, contemplandola no tanto como mecanismo (; ;)

mas 0men os eficiente de «representacion» del orden social, sino mas -,(\jI

bien coin ento de «construcci6n» de la ciudadania .

Recordabamos antes que el objetivo principal de la introducci6n del .~s.s.t.~ma.ep res.ent.ativo en los. r.egimenes constitucionales era ·.elde re-ducir a normas comunes la lucha politica en una sociedad fuertemen-

te deshomogenea, atravesada por profundos desequilibrios sociales",

4 V e as e a e ste r es pe cto A P iz zo rn o, « I s is te mi r ap pr es en ta ti vi: c ri si e c or ru zi on i» , e n

Paro lechiave , num, 5 , 1 99 4, p ag . 6 9, q uie n a firm a g ue « la rep re se nta cio n e s u n m eto do

d e g ob ie mo q ue s e a plic a a s ocic dad es c ara ctcriza das p ar a lg un a fo rm a d e h en did ura

pro funda a de division, P ara s ub san ar es ta h en did ura s e a do pta n lo s rn eca nis mo s d e reo

p r es e nt a. c~on~) .. P i ~z omo u sa e l . t erm in o i ta li an o spacca tura (hendidura) -c leavage en el

. t ex to o ng m al mgles->- e n el s en tid o de l term in o a lem an Entzweiung .

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Desde esta optica, puede decirse que las Ie eselectorales no se ro 0-

nen de hecho «refleiar»la realidad social, reproducien 0 su ivision

interna, sino ue or el contrano tienen la finalidadde ne ar esta d i - .

visi6n dan 0 vida a algo completam.ente diverso y nuevo, ue reCI- V

samente es 1 0 que llamamos «r re . ,n olitica') y que po a- I''mos tam len e rur como un instrumento de «emancipacion de 1 0

polit ico» con respecto a 1 0 social'; Las diversas leye~ electora.les cum-

plen un fin normativo: encamar un mod~lo de re1acIO?e~sociales queno coincide de hecho -y que no se piensa que coincida-> con el

existente. La construccion de la representacion politica es, pues, un

instrumento para la coQ§truccjon de la ciudadania. Que sirve para m-= -troducir al individuo a la naci6n como valores fundamentaIes.

euan 0 serefiere a elecciones polit icas, el iscurso ecimonoruco en-

fatiza siempre un papel de unificacion, de nacionalizaci6n, de sociali-

zaci6n y de educaci6n del ciudadano, en la acepci6n dada al Repres en-

t at iv e G o v er nme n t de J. S. Mill. El fenomeno es r6ximo en arte

coincide con 1 0 ue los his toria ores de ho Haman «construcci6n de

la._identidad naClon ", y que en mu os sentidos sirvepara contem-

plar el cuerpo electoral como una especie de i m ag i ne d c om un i ty , una

comunidad ideal''Si el primer objetivo de la representaci6n politica es el de compo-

ner; el de mediar, las fracturas sociales, fundamental es sobre todo su

negacion, La nueva representaci6n poHtica ignQralas antiguasJotn.las

de re resenta~ion, de tipo municipal, co orati"o () de orden or

consiguiente mega egItIml a a as formas de identidad polltica n?

irfclivlduaI-igualltana, y.no nacionales-l1l1it:affas:--5effiitaOeunproceso

bastante compIeJo,quehipropia aoctiina conceptualiza de forma gra-

dual y con mucha dificultad. Desde nuestro punto de vista, conviene

5 E n es te s en tid o, c om o tam bie n o bs erv a P izz orn o, « pu ed e p are ee r s orp re nd en re

q ue es ta v is io n lib eral, q ue e ntien de la rep re sen tac io n c om o u n p ro ces o d e reu nifie s-

c io n d e l os c om po ne nt es d is pe rs es y d iv er ge nt es d e u na e nt id ad s oc ia l, a ca ba s ie nd o n o

fiUY d iv ers a a la v is io n p rea bs olu tis ta . T am bien e n a gue ! e as o la re pres en tac io n e ra e l

m om ento en el q ue e l E sta do , n orm alm en te s os te nid o p or u na m ultip lic id ad d e fu en -

te s d e p od er, alca nza ba la unidad, E n c ie rt os c as o s ( po r e je mpl o, l as C o rt es c as te ll an a. s)

la c on cie ncia de es ta fu ncio n d e reu nific ac io n e ra tal q ue s e p en sab a q ue e l E stad o ex is -

tia 5610 c uan do e l P arlam en to e stab a reu nid o e n s es io n, C ad a s es io n d e la s C ortes co ns -

tituia o tto rein o. S e fo rm ab a u n n uev o re in o c ad a v ez qu e lo s re pres en ta nte s s e reunian,

D es pu es la a uto ri da d d el E st ad o e ra n ue va rn en te d is pe rs a» (ib id . )

6 L a r ef ere nc ia e s a l os e sc ri to s d e E . H o b sb aw n, N a ti on s a nd n at io na li sm s in ce 1 78 0:

pro g ramme , myth , realiry, C am br id ge , 1 99 0; E. Gellner, N a ti on s a n d n a ti on a li sm , Oxford ,

1 9 83 : v B . An de rs o n, Imag in ed c om m un it ie s. R e fl ec ti on s o n t he o ri gi ns an d spread c f na t uma -

[ism, Londres, 1983.· ~ ~

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subrayar que la reflexion doctrinaria no constituye un objeto cultural

en S 1 mismo, alejado de la practica social, sino que por el contrario se

confunde con la construcci6n del sistema politico y contribuye activa-

mente a modelar los comportamientos e1ectorales ypoliticos, Es un '

proceso de cambio gradual, del cuallos historiadoresfrecuentemente

s610conocen los aspectos mas conceptuales. La expresi6n conceptual

del esfuerzo de nacionalizaci6n asociado a la Construcci6n de la re-

presentaci6n politica es el principio de «prohibicion del mandato im-

perativo». Dicho principio fue proclamado abiertamente en Ia Consti-

tuci6n francesa de 1791 -por el cual cada diputado representa a la

nacion y no al colegio- y aparece tambien implfcitamente en la ape-

Iacion de Burke a los electores de Bristol en 1774 y, aun antes, en las

declaraciones que los representantes W b t i oponen a la idea T o r y de la

representacion/. Solo con el tiempo, a partir de estes fragmentos de rtextos y de experiencias, se elabora u.nadoctrina, mientras que la idea

-con toda la indeterminacion de su contenido- se difunde en la

opinion publica y llega a ser parte integrante de Iaimagen con la cual

l~s candidatos sepresentan a los electores ~urante el siglo y.d~ ~~spr:o-lPIOS comportamientos del electorado. La idea de la «prohibicion del

mandato imperative. concierne por 1 0 demas al modo de entender lanaturaleza de las asambleas parlamentarias y al modo de funcionar de

las mismas. Pero mas complejos son los aspectos tecnicos de esta espe~.

cie de «desterritorializacion» que afectan a la definicion de los colegios

electora~ del electorado, las relaciones entre candi-

datos y electores, y sobre todo el nexo entre el proceso electoral poli-

tico y los poderes territoriales existentes (urbanos, rurales, comunita-

rios, provinciales, etc.). I:a ne2cion de los poderes intermedios no im-

7 S eg iin e l c ele bre d is cu rs o d e B urk e, e l p arla me nto « is n ot a c on gre ss o f am bas sa-

d ors fro m d iffe re nt h os tile in tere sts ; w hic h in te res ts ea ch m us t m ain tain , a s an ag en t

a nd a dv oc at e; b ut P ar li am en t i s a d el ib er at iv e a ss em bl y o f o ne n ati on , w it h o ne i nt ere st ,

th at o f th e w ho le ...», S in e mb argo , de sd e o tro p un to d e vis ta, y a e n 1 69 8 A lg erno n S id-

n ey h ab ia s os re ni do q ue «it is n ot th erefo re fo r K en t o r S u ss ex , L ew es o r M a ids to ne , b ut

fo r the w hole nation, that the m em bers cho sen to serve in these places are sent to ser-

ve in Parliam ent». A mbo s so n citados en A R Birch, Representa tion, L on dr es , 1 97 1,

p ags , 38 ·39 . E n la defens a d el s is te ma n o re fo rm ado , S ir R ob ert Ing lis re petia en 1 831

que: <T his H ouse is no t a co llectio n o f D eputies ( ...) W e are no t sent here day by day

t o r ep re se nt th e o pin io ns o f o ur c on st itu en ts . T he ir l oc al r ig hts , th eir m un ic ip al privil-

g es , w e a re b ou nd to p ro te ct; th eir g en era l in te res ts w e a re b ou nd to c on su lt at a ll tim es ;

b ut n ot th eir w ill, u nlee s it s ha ll c oin cid e w ith o ur o wn d elib era te s en se o f rig ht( ...) W e

a re s en t h ere to le gis late , n ot fo r th e w is hes o f an y s et at m en , b ut fo r th e w an ts a nd th e

r ig h ts . o f alb ( ci t. e n H J ..Hanham, T he N in et ee nt h C en tu ry C on sti tu tio n. D oc um en ts a nd

C o m m e n t a r y , C am br id ge U P,1 96 9, p ag s, 1 40 ·1 41 ).

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tivas,

Ahora bien, el conjunto de estos principios -a los cuales me refe-rire como «convencion individualists» que inspira las normas electo-

rales- debe ser concil iado con larealidad de identidad social y pode-

res efectivos que no son ni individualista-igualitario, ni nacionales ni

fijados geometricamente sobre el territorio, sino enraizados en estruc-

turas de poder fuertemente no igualitarias y territorialmente definidas

por la tradicion. Creo ue este caracter «co orativo» de la sociedad

investida de la representacion p_ Q itic.ano conCleme solamente a la so-

ciedad «tradicionaI», 0 de «antiguo regimen» -como con frecuencia

se tiende a hacer creer-, .§ino gue es una caracteristica de todo tiEo

de sociedad, de modo ue la historia de los sistemas representativos

"decimononico§Jlo esta marcada tanto par la progresrva omo oga-

• cion social que tiende a hacer desaparecer los antiguos sujetos «corpo-rativos», como or la continua ro uesta de nuevas y diversas formas

daagregacion de los sujetoI§les y ~ I i i itereses,De ser ella cierto, la descnpClon «evoutiva» de Ia historia de los

sistemas electorales, atendiendo a una «historia interna», pierde gran

parte de su capacidad explicativa en 1 0 que serefiere alnexo entre po-litica y sociedad. La demuestran, entre otras casas, los desarrollos y las

crisis que han atravesado los sistemas despues de la restauracion de-

mocratica ocurrida tras la segunda guerra mundial, tales como la crisis

del sistema de partidos en las democracias occidentales, la puesta en

discusion de los sistemas proporcionales, el transito a una «democra-

cia del publico» ligada a los media (que recuerda la Iarga experiencia de

las elecciones plebiscitarias)", e incluso la extension de los sistemaselectivos en tantos paises extraeuropeos. Paises con condiciones poli-

ticas y sociales tan lejanas a las de la vieja Europa, a sus procesos po-

liticos y a su jerarquia de valores.

8 « Dem ocracia d el p ub lic o» e s u na e xp res i6 n u tiliz ad a p or B . M an in p ara d ifere n-

c ia r l a a ct ua l f as e d e r ep re se nt ac io n, e n l a c u al lo s c an di da to s s on e le gi do s s ab re la b as e

d e s u im ag en p ub lic a, la co mu nic ac i6 n p olitic s s e a p oya en lo s medics d e c o rn u ni ca -

cion y lo s s on de os d e o pin i6 n, y la s dec is iones politicas so n tom adas so bre la bas e de

n eg oc ia cio ne s d ir ec ta s c an lo s representantes d e lo s intereses privados. Cfr. L a d emo c ra -

zia de i moderni , M ilan , 1 99 2, y P r in c i pe s d u g o v er n e- m ent r e p re s e nt a ti J , P a ri s , 1995.

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Estos desarrollos mas recientes nos llevan a reconsiderar con mas

atenci6n la relaci6n entre formas electorales y estructuras sociales tam-

bien para el pasado, y en particular en la fase decimon6nica de cons-

truccion de la ciudadania politica, y a concentramos no tanto en los

momentos de simple inclusion 0exclusion, sino sobre el dialogo que

se desarrolla entre el «input» individualista y nacionalizante y las es-

tructuras sociales «corporativas» antiguas y nuevas. La historia del su-

a .

°uede ser vista como un escenario sobre el ue se re resenta

una obra a ie a que no con uce a u n eliz final universal, y en a que

s;aesarrotlan algunas de las posiEles configura:ciones que la relacion

entre concepto del mandato y realidad social asumen en los diferen-

tes paises y en las distintas fasesde la historia, can continuos avances

y retrocesos. Las cronologias se hacen inciertas. EI escenario se agranda

enormemente, y obliga a entrar en escena a muchisimos sujetos, prove-

nientes en particular de lospaisesmenores, sobre los cualessabemos po-

quisimo. Se abre, fiindamentalmente, un nuevo objeto de trabajo, so-

bre elcual intento solo ofrecer aqui algunos puntos de discusion",

3. E L SISTEMA CENSITARIO

Sobre el escenario arriba descrito se presentaria el sistema electoral

que paulatinamente sefue configurando desde los inicios del sigloxrx,

En el fondo de la escena se encontraria el rnodelo frances. Esta ima-~:;-~_;...~~~

gen serviria para manifestar la universalidad del sUfragio,la atribuci6n

del voto igual y directo a todos los ciudadanos y la articulacion de los

colegios.electorales con rnetodos racionales, en principio sobre base

poblacional, es decir, sin tomar en consideracion las organizaciones

comunales preexistentes-", Este ult imo modelo -que podria conside-

9 E ste tra ba jo rep ro du ce la tes is q ue p res en te en u n e ncu en tro in tern acio nal q ue

tu vo lu gar e n F lo re nc ia en ab ril d e 1 99 5, cu ya s a etas s e ha ll a n e n pro ces o d e pu blic a-c io n . C fr . R . R oma ne ll i (ed.], H o w d id lh ry be co me v ot er s? T he h is to ry of F r an c bi sc i n M o de rn

E u r op e a n r e pr e se n ta t io n , T he H ag ue -L on do n- Bo sto n L aw I nt ., 1 99 7.

10 P ar a u na r ap id a v is io n d el s is te ma f ra nc es , e[L.A, C ol e y P . C am p be ll, F r en c h e le c-

t or al s ys te m s a n d e le c ti on s s in c e 1 78 9, G o we r, 1 98 9; y M . O f fe rl e, U n h o mm e , un e v oi x? H is -

l o ir e d u s l ft f ra g e u n iv e rs e !, P ar is , G a ll im a rd , 1 9 93 . U n a n ue va r ct le xi on h is to ri og ra fi ca 50-

b re lo s f un da me nto s d el s is te ma s e h a d es ar ro lla do e n to rn o a a lg un os e st ud io s a pa re ci -

d os ca si contemporaneamente en lo s ultirnos afios: R . Hu ar d, L e s lf tf ra ge u ni ve rs e! e n

France, 1 84 8 -1 9 46 , P ar is , 1 9 91 ; P . R o sa nv al lo n , Le s ac re d u c it oy en . H is to ir e d u s lf tf ra ge u ni -

v e rs e ! e n F r a nc e , P a ri s , 1992; A. Garrigou, Le v ol e e t f a v er tu . C o mm en t l es fr an ca is es s on t de -

. o en u s eleaeurs. P ar is , 1 99 2; y P . G ue nif fe y, Le nombre et fa r a is o n . L a r e vo l ut io n fr a nf a is e et

l e s e l ea ion s , P a ri s , 1993.

30

rarse como el producto de un utopismo radical- se difundi6 en toda

Europa (influyendo en gran manera sobre las formas de analisis de los

sistemas electorales en Belgica, Italia, Espana, los estados alemanes

meridionales, etc.). Pero a djcha IDadelQ se superpone un segundo,

ue si eel caso ingles, en el cual son or el contrario las diversas co·

munidades -ya sean estas coun t i e s 0 bo ro u g h s - as que se anzan,

sgugmJdild de vo.t.oentre los individuos, sin reglas universiles y co!].persistencia de la anti a re resentaci6n corporativa".

El conjunto formado por astra iciones par amentarias britanicas

1y las doctrinas politicas y los experimentos que se suceden en Francia

entre la revoluci6n y la monarquia orleanista, ofrece a Europa un mo-

delo de representaci6n que much osHaman «censitario- porque basa el

derecho electoral sobre elcenso definido por elpago de impuestos. La

atribuci6n de la ciudadania politica esta, pues, estrechamente ligada a

los sistemas fiscalesvigentes en los distintos paises, a las formas de im-

posicion y de exacci6n de los impuestos. Pero tambien la naturaleza

de los sistemas fiscales de la epoca ayuda a entender que no es tanto

la riqueza 0 la roduccion 10 ue otor a la ciudadanfa 0ttica n

.. ro ie ammo iliaria y, en articular, la propiedad de la tierra. Tam-

bien en aque os parses en os cua es una econorrua mercanti 0 indus-trial mas desarrollada atribuye mayor peso a los impuestos sobre las

actividades comerciales 0 industriales, la propiedad inmobiliaria per-

manece como la via principal para el derecho del voto. Aunque est

criterio de seleccion de los sujetos politicos se justifique generalmente

con el argumento de la independencia de juicio que garantiza el bie-

nestar econ6mico, 0 el acceso ala instrucci6n y a la cultura, es eviden-

te que el requisite de la propiedad inmobiliaria corresponde a un de-

terminado tipo de enraizamiento socioterritorial. La propiedad de la

tierra, sobre todo en la forma no capitalista vigente en gran parte de

Europa, representa una estructura de relaciones sociales. Con la mis-

rna se incorpora a la figura del propietario «burgues» la responsabili-

dad que deriva de suposicion como vertice de un microcosmos socialconfigurado a base de lazos de dependencia personal y de subordina-

cion productiva. En el mismo sentido deben contemplarse muchas

n . P ar a u na in fo rm ac io n s in te ti ca s ob re e l s i ste m a in gle s, c fr . H.]. Hanham, TheN i -

n et ee nt h C e nt ur y C o ns ti tu ti on . .. , o p. dt., y, del m is mo auto r, "G overnm ent, Parties and

E l ec to r at e i n E n g la n d. A c om m en tary to 1 90 0" , en S . N o ir et ( ed .) , P o l it i ca l s t ra t eg i es a n d

E l ec to ra l R i fO r ms : O r ig in s ifh e V oting Syste m in E urop e in th e 1 9th an d 20 th C entur ies , Ba -

d en -B a de n, N omos V e r la gs ge se ll sc ha ft , 1 9 90 ; y V . B og da no r, « L it er at ure , S ou rc es a nd

M eth od olo gy fo r th e S tu dy o f E lec to ra l R efo rm in the U nited K in gd om », e n S . Noiret

(ed.), op . c i t .

31

 

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nonnas que asocian el derecho al voto no.s6lo a la :es~d:ncia en u?

lugar, sino a una residencia estable en el nempo (pnnclp~o en teo?-a

contradictorio con la dimension «nacional» por excelencia de la ciu-

dadania politica). De esta manera, .la repr~s~ntaci6~ «in.di~dualist~-~

censitaria», aunque medida en termrn?s anommos e 19ual!tapos (el ru-

vel monetario de los impuestos) refleja la estructu:a «orgaruca» de l~s

sociedades de laepoca que estan fuertement: enraizadas sobr: ~ltern-

torio y en las cuales los representantes son idealmente los dirigentes

reconocidos y «naturales" de la comunidad. . .En muchos casos en los que dentro de este honzonte SOCIale de-

clara en principio el sufragio universal, muchas medidas tecnicas per-

miten despues recomponer en su interior la realidad de las estructuras

;;jerarquicas. Algunos de estos recursos parecen ~er~ente conceptua-

les como la distincion entre d t oy en y a t oy en actifreallzada por los fran-ceses y distintamente modelada a traves de variables como la edad, la

condici6n social, la residencia, etc., rnientras que, tipicamente asocia-

da a los representantes mig ingleses, aparece la idea de «representa-

ci6n virtual-por la cuallos intereses de los electores de Manche~ter?

Sheffield pueden tambien ser «virtualmente» representan!es de los d~-

putados de los rottenbo~oughsl~.A c?~creta; e~tasabstracciones contn-buyen tambien una sene de dispositivos tecnicos menores, que r;n~:e-

cen ser estudiados con mas detalle. Algunos se refieren a la definicion

fonnal de «ciudadano elector», que permite de hecho dar elvoto a sec-

tores determinados de la poblacion, en particular a los hombres adul-

tos independientes y potencialmente cabezas de familia, e~cluyendo a

quienes viven en condiciones estructurales de depe~?enCla, como l~s

sirvientes y las mujeres y, en muchos casos, los militares, Nada rnasignificative como la no consideracion de las mujeres para mostrar el

caracter «corporative» del voto politico, ya que la mayor parte de las

argumentaciones al respecto no discuten la plena titularidad de los ~e.

rechos civilesde las rnujeres como individuos -por otra parte sancio-

nada por la ley civi1-, si bien sefialan la subordinaci6n estructura1 almarido en 1arelaci6n conyugal y en lafamilia 13,

12 Apoyada en el siglo XVl[ por Ios parlamentarios, W 1 . > : & que asi jus tific~b~ ,la o?~·

s icio n a la reforma electoral, Ia Idea de la representacion virtual era la culr~llnaclO~ 1?g1'

ca de la concepcion «nacional» del mandato parlamentano. Cfr. tambien E. Biagini,

«Rappresentanza virtuale e democrazia d i massa: i paradossi della Gran Bretagna vitto-

r iana- , en Q ; ta d em i S t or id , nurn, 6 9, 1 9 88 , pags, 809·838. .

13 Por este motivo la cuestion de la ciudadania politica de las rnujeres guarda rela-

cion c~nelpr~blemad( '.la propiedad. Como consccucncia del caracter patrimonial de

32

Pero eo los sjstemas del SllfragiO muy amplio -casi universal-

otros instrumentos tecnicos enniten indizidualizar a a_uellos a.losue mar decisiones _oliticas reso.n.sabks~ djs·

t inguiendolos de los dema;>.Uno de estes es, par ejemplo, la distin-

cion entre electorado activo y pasivo (entre aquellos que podian votar

y aquellos que podian tarnbien ser elegidos). Si el sistema radical de

tipo frances no distingue en principio los dos derechos, en muchos

paises europeos la distinci6n sfse produce, y por 10general existe unarelaci6n inversa entre la amplitud del e1ectorado activo y la amplitud

del electorado pasivo. En otras palabras, cuanto mas amplia es I a baseelectoral tanto mas 1aley limita a una elite mas restringida la posibili-

dad de ser elegida·Yna jerarquia social sirnilares la confiwrada Ror el

'.sistema de voto indirecto. queeumuchos casosuconstituye labisede

una autentica representaci6n escenica de una sociedad jerarquizada.

Un buen ejemplo de voto indirecto son los setenta articulos que

la Consti tuci6n de Cadiz (1812) dedica a materia electoral'", Produc-to e la olea a revo ucionaria que abole los antiguos 6rdenes, la Cons-

titucion de Cadiz tuvo una corta vida y una escasa aplicacion en Es-

pana (dado que regul6 s610dos elecciones entre 1820 y 1823 de las

que sabemos poco), aunque junto a los textos electorales de laFranciarevolucionaria constituye un modelo en e1que se inspiraron muchos

movimientos Iiberal-democraticos de aquel momento, sin contar que

constituye la base para la extensi6n del sistema representativo liberal

en el continente 1atinoamericano. En la rnisma se establecia un SUfra-igio muy amplio que en principio comprendia a todos los ciudadanos,

quienes sereunian en las juntas de parroquia para nombrar a los dele-

gados que debian a su vez elegir al elector de parroquia. Todos los

electores de parroquia se reunian con gran solemnidad civil y religio-

l a repres en tacion municipa l, en muchos cases las mujeres solas que eran propietarias

(viudas 0 solteras) tenian el voto administrativo, del misrno modo que en algunos casos

[0 tenian los entes morales, Perose trata de un derecho que no se exticnde al derecho

pol it ico , de [0 que se puede extraer la impresion de que el desarrollo de la ciudadania

politica habia l imitado el voto femenino, tambien en los casas en los que la participa-

cion femenina en [ a a dministraci6n de los entes localesfue aumentando a 1 0 largo del

siglo ( H o ll is , L a di es e le c t) . Se plantea a s! l a cuestion del nexo en tre ciudadania municipal

y ciudadania polftica. Por o tra par te , hay que destacar que en general l as muje res titula-

res del derecho de voto no podlan ejercitarlo personalmente, s ino solamente a traves deun representante masculino.

14 Para una prirnera aproximacion a los sistemas e s panol es , c f r. A. Fernandez Domin.

guez, L e ye : d e ct o ra l es e s pa i io l as de d ip ut ad os a C or te s e n e l s i gl o XiX. E s tu d io b i st o nc o y j u ri d ic o p o -

l i t i c o , Madrid, 1992; y J . Vare la Ortega y R. A. Lopez Blanco, «Historiography, Sources

and Methods f or the Study of Electoral Laws in Spain», en S.Noirer (ed.), op . c i t .

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say con pomposos ceremoniales p~r~ elegir-esta ~ez mediante voto

secreto, del cual no se hacia mencion en los es~adlOspr~ce?ent~s-

los electores del distrito, los cuales se reunian a mvel provincial e iban

a la capital para elegir al diputado a Cortes.· .En mi opinion t5:tOS como el de Cadiz ofrecen una repres~nt~-"

cion detallada (en teii 'ninos teatrales) de la forma en la que los pnnCl

12ios n ament es e 1 era Ismo estaban ada tado~ a as c o~ ra-

Clones e os poderes sociales en la Europa de la pnmera mltad d~5 1 0 XIX reconocien 0 a jerarquia e po eres que l~a a las com?r:l-

dades locales a las asambleas nacionales. Por ello, el sistema de ~adlz

tuvo efectos de gran importancia para la insercion de las comumdades

. los si lib al 15mencanas en os sistemas I er es .Puede sostenerse que el ceremonial jerarquico descrito en las nor-

mas de Cadiz representa a una sociedad del antiguo regimen. Sin em-

bargo, recordemos que aquella ley fue asumida como modelo por m:r-

chos movimientos liberales innovadores, a pesar de que sus mecanrs-

mos y ceremoniales no son muy distintos a los descritos I;'ara' e J

sistema de las tres clases (Dre ik la s s enwa? l rech t ) adoptado en P,rusla,gue

distribuia al electorado de cada colegio en tres grupos, segun los im-

puestos pagados, de modo que .cada uno de lo~grup,:s, com~uesto demuy distinto numero de contnbuY:'er:tes,elegia el ~lsmo nume.ro de

e1ectores (Wah lmanner ) . El procedirniento establecia que la pnmera

clase, mas numerosa y pobre, ejercia su voto de forma no s~creta.;n

presencia de las otras dos clases, despues se retiraba, a contlllUaCl0~

votaba la segunda, y por ult imo laprimera, compuesta de muy pocos-b 1 " 16contn uyentes, os mas ncos .Modelos sociales no muy distintos se encuentran, por otro lado, \

en muchos sistemas electorales que, despues del periodo napoleonico, .

[5 Todos los nuevos estud ios sobre los si st emas e lectorales Iat inoamericanos c ri ti -

c an la «nueva Leyenda Negra s egun la cual la repres entac i6 l_l pol it ica moderna :n este

continente fue fundamentalmente un fracaso». Cfr. A. Anmno (coord.), His t o r i c J t : la s

e le c ao n es e n I be ro a mi ri ca ,s ig lo x IX . Di :l a f or ma c i6 n d e l e S p ac io p o/ {~ ic o n a ao n al , Buenos ,Aires,

Pondode Cultura Econ6mica , 1995, pag, 7. Este planteamiento consiste no. solo en

anal izar me jor l a h istor ia de los regiments repre sentat ives en ~e rica Lat ina, sino tam-

bien en encontr ar nuevos principios par a una mejor cornprension del funcionamiento

del s ist ema en Europa_ Cfr ., en es te s en tido , E. Posada-Ca rb6 (ed .) , Electio~s b e f o r e Demo-

crary : T h e His tory c f Elea ions in Europe a n d L a t in Am e; i ca , Londres , Macmillan, 1996.

16 Un estudio de Thomas Kuhne sobre el funcionamiento del Dretklassmwahlrech t

en Prusia revela extraordinarios aspectos de deferencia y ceremonial en: los comporta-

mientos electorales colectivos hasta la epoca de la Gran Guer ra. CfL Dr~tklassenu:~lrech t

» n d. W 7 a bl ~u lt ur in P re !{ SS m > 1 8 67 c 19 1 4. La n dt ag s wa h le n z w is c he n h o rp o ra ti ue r T ra d it io n un d

p o li t is c h en M a s s e nm a r kt , Dusseldorf, 1993_

34

en el area de influencia fi-ancesa susti tuyeron el sufragio ampliado a l 'doble tumo por uno mas limitado con voto directo, como el frances,

el belga 0el espanol., llegando as i a parecerse al sistema ingles refonna-

do y que a su vez mfluyeron en algunos de los sistemas adoptadost ar nb ie n d es pu es de 1848, como en Italia y Alernania'",

El caso Italiano es significativo por cuanto varios estados italianos

no conceden representaci6n politica hasta 1848, momento en que se

aprueba la Constitucion del reino de Cerdefia, y en los restantes casoshasta 1860, cuando aquella Constitucion se extendio a toda Italia.An-

terionnente, solamente durante las fases revolucionarias habian teni-

do los italianos breves experiencias de regirnenes representativos, ins-

pirados en modelos extranjeros, como la camara consultiva del impe-

rio napoleonico, similar en cierto sentido a la representaciorrpor

«ordenes- del Vormarz aleman, 0 el modelo de Cadiz , aplicado en Si-

cil ia en el afio 1820 18• En 1848, se introdujo un sistema «restringido»

de tipo frances orleanista, es decir, basado en el pnnCipro 19ualitario-

censltano con voto directo con pan dad del electorado actIvo y pa-

SIVO.Es cierto que se trataba e un SIstemaya supera 0por a propla

•evolucion constitucional europea, dado que en ese mismo aiio de

1848 elmodele orleanista habia sido sustituido por el sufragio univer-sal en Francia. Pero para la Italia de la e_poca~4ataba de un sistema

,avanzado ue no se ada to fic ilmente alas c::.ondicio~ dclp~

solo por la escasa experiencra e as iiistituciones representativas, sino

sobre todo porgue faltaba un gmpo de electores-notables Sllficiellte"

ITiente extenso y politicamente maduro. EI electorado se configura I

asi, desde e I prinClplO,con caracterfsticas niuy restrigidas, y la reforma ' e

electoral se convirt io inmediatamente en un asunto candente para la

politica italiana. Los principales problemas en discusi6n en laItaIia de

!asegynda mitad del siglo fueron, por un lado, ' como arpplilr un su -

£Tagioque nacia ya muy restringido res ecto a los modelos coetaneos

europeos y, par 0 0, superar e. ocalismo gue pa eela a po rhca Ita...

-

.-_- .

17 Sobre los si st emas a lemanes, cf r. B_ Vogel , D. Nohlen , R_ Schu lt ze , Wah l en in

D e ut sc h la n d. T h eo ri e- G es c hi ch te -D o ku m en te 1 8 48 -1 9 70 , Ber[in-NuevaYork, 1971. Para una

discusi6n de los sistemas precedentes a 1848, cfr. C. Paolucci, «Between Korperschafienand Census: pol it ic al Representat ion in the German Vormarz», en R. Romanelli (ed.),H ow di d they b e c om e o o te r s i: _ _ , o p . c i t .

IB Sobre la int roducci6n de la Cons ti tuci6n de Cadiz en Sici li a, c fr . G . Candeloro,

S to ri a d e ll 1t al ia m o dem a, II, D a lL t R e st au ra zi on e a lt a R iv ol uz io ne n az io na le , Milan, 1958,

pags._ 75 y ss.;_y A. de Francesco, «Ideolog ic e moviment i pol it ic i» , en G. Sabbatucci y

V. Vidotto (dirs .) , S t o r ia d ' lt a li a , 1, L e p r em e s se d e !! 'u n ir a , Bari-Roma, Laterza, 1994, pagi-

nas 256 y 5S.

3 5

 

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l iana. Aunque todos quisieron adecuar las dimensiones del electorado 1" a 1 ' O $ modelos europeos, durante bastante tiempo no se encontr6 una)

formula que individualizase un grupo politico-electoral homogeneo so-

bre todo el territorio nacional, rnientras que la mayoria de las veces se

bus caron instrumentos para arnpliar el horizonte de la polit ica mas alia

del cerrado mundo del municipio. Con este proposito, en 1882, ade-

mas de arnpliarse ligerarnente el sufragio, fue introducido el escrutinio

mayoritario de lista (pero sin votacion de lista, dado que t;Laexistian

«partidos politicos»). Pero en los colegios electorales asi amphados se re-

produjeron fen6menos de «clientelismo- de los notables, y nueve afios

despues se volvio al sistema de los pequefios colegios uninominales'?

El caso Ita liano muestra la persis tente dif icultad de dar horizontes

maT am 1ios si no ro iamente nacionales ala alitica, sugiere otra

consi eraci6n general sobre la extension del e1ectoradQ;. Lo que m l-

e a cuanto puede haber de anacr6nico en considerar que el sufragio

rest rigido excluya a sectores de la sociedad dispuestos a participar po-

liticamente. Si es cierto que en la fase de la restauracion postnapole6- ,

nica la dimension del electorado fue «reducida» en varios paises en el

momenta de pasar del sistema de voto indirecto al de voto directo, y

que par tanto una parte del electorado fue virtualmente excluida del

Xderecho a voto, es tambien cierto que los procesas de inclusion 0 ex"

elusion formal deben ser valorados asimismo a la luz de los procesos

de «movilizacion» social efectiva y de «participacion» efediva en la 1 \politica, En algunos casos, como se ha dicho, _lamayor amplitud d.el

electorado correspondia a una mayor graduahdad del voto, es decif,

que cuanto mas amplia era la concesion de la ciudadania polit ica tan"

to mas se alejaba a las masas electorales de las decisiones politicas fi"

nales. Desde este punto de vista, se reduce mucho, como resulta ob-

via, la dist incion formal entre electores y no electores. En ot ros casas

19 S ob re e l s is te ma it ali an o, c fr . P . L. Ballini, L e e le zi on i n e ll a s to ri a d 'l ta li a d a ll 'U n it a

a l fa s a sm o . P r c fi l o s t or i co - st a ti s ti c o. B o lo ni a, n ue va e di ci on , 1995, pags. 157-277. N o e~ ~ o-

s ib le d is cu ti r a qu i s i e l « cl ie nte li sm o » i ta li an o ( pa rti cu la rm en te e l d e la I ta li a m er id ic -

n al) ,ju nt o a l c ac iq ui sm o e sp af io l y p or tu gu es , c on st itu ye n f or ma s d el c om po rta mi en to

p o li ti co «me ri d ion a l» 0« l at in o» , d if e re n re .d e l «p a tr ona z go» 0d e l a «c o rr u pc ion » exis-

t en te s e n L os s is te ma s n or de ur op eo s. P ar a u na p rim er a a pr ox im ac i6 n al c as o i ta li an o e n

el c on te xto d e l a h is to ria c om pa ra da , e fr . 1. Gr a zi an o ( d ir .) , C l i en t el i sm o e m t a am en to p o -

l i t ico, M il an , P ir ett i, 1 97 4. P ar a u n d eb at e r ec ie nt e e n e l a m b it o h is t6 ri eo , c fr . E . F ra nz i-

n a, « L e s t ru tt ur e e le m en ta ri d el la c li en te la » , e n R . C amu rr i ( di r. ), La scienza m od er at a. F e-

d el e L am pe ru co e l 'I ta li a l ib er al e, Milan, 1992. V e a se r amb ie n el es tu dio e mp iric o d e

L. Musella , l nd iv id u i, a m ic i, dien t i . R e la zi on i p er so na li e a rc ui ti p ol it ic i i n l ta li a m er id io na le

traOtto r . N 0 7 ! e r . e n t o _ B ol on ia .. 1 99 4. P ar a u n a d is cu si on d el c as o p ort ug ue s, c fr . P . T av a-

r es d e A l me id a, E kifoe s e caaqu i smo n o P o r tu g a l o i to c e n ti s ta ( 1 8 6 8 - 1 8 9 0 ), Lisboa, 1991.

36

pueden observarse muchos modos de actuaci6n poHtica de los secto-

r~s de l~ poblacion priyadQS del voto p O T media de su par ti c ipac i01L

e, :nlos ntuales electorales. Basta recordar a este proposito la presi6n co-

lectiva que podia ejercerse sobre el proceso electoral en un sistema de

voto no secreto coma el Ingles ~pero tam bien en el americana 0 .el

espafiol de Cadiz-", En otros casos, los electores excluidos presionan .

sobre el sistem~ para obtener s~ ~clusion, y de esta forma ParticiPan

1n la lucha ~oht1ca, c~mo ?cumo en las campafias por el sufragio que

han caracterizado la histona francesa de la prirnera mi tad del siglo XI X

o la historia del sufragismo femenino.

E n otros casQs, POt el cootrarjo, Qruma que I a . s normas «jncluyen-

t¥s» no resultaban suficientes para movilizar una efectiva partici a-

cion, am lios sectores e a 0 acton ermanecian e

. os e dicha participacion, ° se excluian por falta de interes. Este era

el caso de Italia, donde el abstencionismo ha sido interpretado como

manifestacion politica, como en el caso del abstencionismo anarquis-

ta, 0 en el del abstencionismo de los catolicos italianos tras la unifica-

ci6n, en el seguimiento de las indicaciones del Papa. Pero falta lap rue-

b~ d~ esta int~rpretaci6n ideologica de Ia no participaci6n, y es muy

dificil de admitir que un electorado poco politizado como el Italianodiera muestra de una alta conciencia polit ica, Como han demostradO

Jlos. historiadores franceses que han estudiado la historia del sufragio

~mlversal de su pais, la «construccion de la ciudadanla» es un cornple-

J~ proce~o socia~, politico y administrativo que ocupa durante dece-

ruos la VIda polit ica de la Tercera Republica", Se made ademas que fe-

n6~enos de exc~usion acontecen tambien en los sistemas de sufragio

umvers~l ~ons~hdado, como mu~stra la caida de la part icipacion que

caractenzo al SIstema representativo estadounidense entre finales del

siglo XI X y principios del xx22•

20 Lo s «n o v ot ~r s" I re cu en te m en re e st dn p re se nt es e n l os r it ua le s e lc ct or al es i ng le se sd es crito s p or F . 0 G orm an , V ot er s, P a tr on s, a nd P ar ti es . T he Unn fo rmend E l e ct o ra l S y s tem

q fH av ov en an E ng la nd 173 4 -183 2, Ox f o rd , 1989. D el r ni sm o a ut or , c fr . t arn bi en « Ca m-

p aig n, R it ua ls , a nd c er im o nie s: th e s oc ia l m ea ni ng o f e le cti on s i n E ng la nd 1 78 0·1 86 0"

en P as t a nd P re se nt , num , 135, m ayo de 1992, pags, 79·115. '

21 ~ omo . ej en :~ lo d : la c ola bo ra ci6 n e ntr e h is to ri ad or es y s oc io lo go s p oli tic os e n

e st a r ru s rn a d ir ec ci on , v ea se Exp laau io n du vo te . U n b i lan d e s [ t ud e s e l e ct o ra t es en France

bajo la direccio n de D . G ax ie, P aris, 19 85 . V ease asim isrno A . G arrigo u, Le v o te . . . :

op . CIt., y M . O f fe rl e, « L a n at io na lis at io n d e l a c i to ye nn ete c iv iq ue e n F ra nc e» , e n R. Ro -

manell i (ed.} , H ow d id t hr y b ec om e vo te rs ? . .. , op . ci t .

zz S obre es~ e f en6m eno se ha detenido A . T e sti en «L a crisi dei partiti po litiei di

r na sa n eg h S ta ti U nit i, 1 89 0 -1 92 0" , e n Q ua de mi S to ri a, num . 7 1, ago sto de 1 98 9, pagi-

37

 

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. En la rimera construccion del sistema re resentativo el

! 1 I n a n? e~ t~to el e proce er a nuevas ill~lusiones, sino el de ada tar

\

-e "prmClpio ill IV! U lsta»a ~s e es aSlme ~sSOClaes y a as~rea-....,. dones de res eto de atemahsmo que caractenzan la sOCledadde1~

e~si 1 0 revela tam len e ana ISIS e as pracucas ~ e~tor . ~s:

, la organizacion del voto, los metodos de propaganda, la distribucion

de regalos y de dinero, el ofrecimiento de banquetes, fiestas y ceremo-

nias de todo tipo, son recursos colectivos que secambi~ e~ elm~r~a-do electoral fuera de cualquier 16gicade naturaleza politico-ideologica

o contractual, de tipo individualista y mercantil. Como ya se ha di-

cho, la practica del voto no secreto constituye una !epresentacion te~-

tral muy eficaz de este tipo de relacion. En los pnmeros afios del SI-

glo XIX son muy comunes sin embargo las eleccior:es uncont~st~d,en las

que no hay candidatos contrapuestos. En una sociedad tradicional, ca-

racterizada par fuertes asimetrias «naturales», las elecciones misrnas no

son sino la ratificacion de una preeminencia social reconocida. No es

algo fortuito que las leyes electorales del siglo XIX en .general no re~-

len a traves de procedimientos formales la presentacion de las candi-

daturas ni la campafia electoral . En una comunidad que conoce a sus

dirigentes naturales, la candidatura puede ser un hecho implicito y noes necesario presentarse a los electores sobre la base de un programa.

Es significativo, en este sentido, que en las elecciones francesas de 1791

las candidaturas estuvieran prohibidas, segun una antigua regia del de-

recho canonico, por la cual ser candid~to, ponerse ~n ~v~den~ia,ll~-

mar Ia atencion sobre S1mismo era considerado un pnnClplO anstocra-

tico incompatible con una verdadera democracia radical. No faltan e~

algunos textos electorales de principios del siglo XIX --como en l.a,pn-

mera Constitucion espanola de Bayona~ huellas de la extraccion a

suerte de los candidatos, una practica tipica de los mas antiguos cuer-

pos privilegiados igualitarios". .Los modelos de relaciones sociales representados por el sistema

electoral se percibian de forma mas clara si, siguiendo algunas indica-ciones de los estudiosos franceses, analizasemos con detalle el proce-

n a s 493 -53 6; L a p o li ti ca d e ll 'e s cl us io n e . R i fo r m a m u n i ci pa l e e d e e li no d e ll a par teapaz ione e l e t t o -

r al e n eg li S ta ti U n it i d el p r im o N o ue ce nt o, B ol on ia , 1 99 4; « Th e c on str uc ti on a nd d es co ns -

tr uc ti on o f t he u.s. E le cto ra te i n t he A ge o f M a nh oo d s uf fra ge , 18305-19205», en R Ro -

man el li ( ed . ), H ow di d they become vo ters? .. , op . c it . .

23 P ar a u na t eo ri a d el c ar ac te r a ris to cr at ic o d e l a e l ec ci on c om o s el ec ci on d e l os m e-

j or es r es pe cto a l c a ra ct er i gu a[ it ar io d e l a e xtr ac cio n a suerte,. c fr. B . M an in cirad o .en [a

nota 8.Sobre lasCQTIsecuencias de la ausencia de c an di da tu re s e n l as e le cc io ne s

de 1791, c fr . P . G ue ni ff ey c ita do e n [ a n o ta 10 .

38

dimiento de voto como ritual social. Se trataria de estudiar minucio-iamente el c~oral, desde 1aconvocatoria de los

electores en determinados lugares y dias hasta el procedimiento del

voto. En el caso del voto escrito y secreto, cabria destacar como los in-

dividuos son llamados para entregarlo a la mesa electoral como se

debe escribir Ia papeleta, si esta previamente impresa 0 no: etc. Si el

voto ~o secreto expresa la repres~ntacion ritual de una participacion

colectiva, no por ella el voto escnto secreto realiza automaticamente

el ideal del individualismo politico. Pocos objetos como la cabina

electoral simbolizan hoy de mejor manera el concepto de individuo

abstr~cto, separado de cualquier relacion social, que solo con su con-

c~enClaexpres~ su propia opinion en un pequefio lugar cerrado y ano-

rumo construido alrededor de .su persona. Pero tampoco la cabina

electoral nacio de improviso, sino que tiene una historia. Por 10de-

mas, ~ranmuchos los si?te~as intermedios, que contemplaban almis-

rno tiempo e~reconocmuento del voto y el secreto de la opinion,

como en lo s sistemas de los estados alemanes del Vo rmar z en los cua-

les cada elector depositaba un voto con su propio nombre, 0 una se-

fial, 0 un numero, y solo despues de haber sido publicada la lista de

los que habian votado, los votos eran separados de los nombres sefia-les, 0 numeros, y escrutados. '

Raramente los estudios historicos nos informan sobre estos deta-

lie.s.~oIJYiene sin embargo detenerse un mOmenta en el ptocedj-

Fuento sobre el cual tenemos mas informacion, 1aformacion de las

~ta inscripcion en las listas puede reali~

voluriiaria -en este casa constituye una primera fase de la moviliza-

c~on.electoral y d:l nacimiento de los partidos=- 0 a traves de proce-

dlmlen~os ?e O~clOde tipo administrativo. En este ultimo caso, que

e~el mas dlfl:ndldo, la confeccion de las listas-y par tanto 1aatribu-

CIon de la ciudadania politica- sucede necesariamente sobre una

base local, siendo por 10general tarea desarrollada por los administra-

dores municipales, es decir, por aquella «comunidad interrnedia» de lac~alla «convencion individualists» en principio desconoce su existen-

CIa.En efecto, solo en un Estado administrativo modemo, que ha

llevado a cabo un proceso radical de juridificacion de 10social iden-

tificando a cada ciudadano en particular por motivos fiscales milita-res, etc. , la atribucion de la ciudadania politica es obra del' Estado

(aunque de hecho puede desarrollarse tambien localmentej-".

24 M . _? ~ er le : . «f areconnaisance de la citoyennete civique est le resultat d u t ri omph e

progressir de Ia jundrcisanon ( ja rn ai s t ot al er ne nt a tt ei nt e) e t d on e d e l a c ro is sa nc e d e I 'e f

39

 

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Cuando por elcontrario el proceso de juridificacion es incomple-

to, 0 no existe, la definicion de ciudadania no es soloextremadamen-

te incierta, sino que queda confiada a la naturale.za de ~ ? Spoderes mu-nicipales, que se confirman como la verdadera dnne11:s;on«natural» de

la identidad politica con la que la nueva representacion deb~ u :atar, aveces a naves de procesos de negociacion entre centro y penfe?a. No

por casualidad la ley inglesa de 1832 atribuia esta compet~nC1a a los

o v er se e rs o f t h e p o or , que no ter:ia? na~a que ver CO?l~selecciones, per?

que a falta de un estado administrative, e~anlos u~cos «suJetos.adn:l1- t

nistrativos» presentes en todas las parroqUlas d~lpalS.Para l;:>shistona-

dores de hoy, tanto como para los contem~oraneos de la epo~a, pue-

de resultar dificil extraer el elenco de los «ciudadanos» de las listas ?-e

contribuyentes, registros parroquiales, catastros 0 es~atutos de aSOCIa-

ciones. El status de Burger en la ciudad alemana podia depender de l~

inclusion de los individuos particulares en listas de grupos «c0l)J0ratl-

vOS»formados de distinta forma en una u otra ciudad. No esslemI?re'

ficil individualizar los sujetos politicos indicados en las leyes espano-

las, que pedian al mismo tiempo el requis!to. de «ciudadar:o» (corn?

aquel que reside en la pa? '09Ula 0 en el d~stnt?) y de «vecino», ~n~-

guo termino que a lavez indicaba ser propietano. No ~sme~,os dificil ~componer las listas de el~ctores sobre la base de la cahficaC1o~profe: Isional 0 del pago de los impuestos, que a s~ vez p.ue~en serIm~ues ~

tos locales 0 impuestos nacionales. En e~SIstema ItalIa~o, por eJ.e~-.

plo, las listas eran confeccionadas de oficio p~r la a~~ondad adminis-

. trativa; pero al ser diversos los canales de. mcluslo~, tanto er; I?

relativo al censo como a determinadas «capacidades» ~titulos.academl-

cos, funciones profesionales), la inscripcion autornatica realiz~da p.or

la administracion era bastante dificil , por 10que de hecho la mscnp-

cion, segun censo 0 capacidad, dependia de las peticiones pre~~nta~as

por los particulares, convirt iendose en ms~mento de mO':' lh~aclOn

politica". Debido, por otra parte, a que los impuestos consntuian un

ficacite d'un "etat" neutre, producteur de technologies rationell~s d'iden:m~ation et

d'identites sociales et standardisees». Cfr. «Lanationalisation .dela cnoyennete ~Ivlque ~n

France a lafine du X I X " siecle»,en R. Romanelh (ed.),H ow did they b e c o 1f ! ev o te r s . . .. , o p . =25 EIproblema ha sido objeto de discusion pOIpart~ de algunos hlsto~adores socia-

les que han intentado, sobre la base de distintas ~portaclOnesfrancesas, utilizer las lis~as

como fuentes para el analisis de los grupos sociales, Acerca de,los pnmeros estudl~s

franceses en esta direcci6n, cfr.A. Tudesc, «Labourgeoisie de Brenes sous la m~:marchle

de juillet d'apres Ieslistes electorales censitaires», en C o m it e d e s t r au a ux hi:t e t s a e nt . A ct es

duauatre,-v indt- troisiemecongre s nationa l , 1958; C. H. Pouthas, ~<Lesistesdec~OIales SOliS

la ~onarchie censitaire et leur utilisation», en C om i u, . . B t d l ct in d e fa s e c t i o n d 1 7 1 5 [ 0 1 1 em o -

40

requisite para el derecho al voto, el sistema tributario podia ser mani-

pulado can fines electorales. Es significativo el caso de Belgica, dondee 1 requis ito del pago de impuestos directos estaba recogido en la

Constitucion, de modo que los distintos partidos en elpoder modifi-

caban a su favor no la ley electoral, sino el sistema fiscal. As i un go-

biemo liberal abolia la imposicion sobre los caballos en las zonas ru-

rales, que los domingos eran usados como caballos de tiro por los

campesinos catolicos, mientras las tasas sobre los licores introducidasen Belgica por los catolicos hicieron asi que antes de 1870un elector

de cada ocho fuese un mesonero, con evidentes efectos sobre la orien-racion del electorado-",

4. EL S U FR AG IO A M PU A DO Y L A R EP RE SE N TA CI O N

DE INTERESES

EIanalisis hasta ahora esbozado del primer escenario -el del S U - r tfragio «censitario--e- nos permit~ presentar can mayo! rapidez el se-li\gundo, en elcuaI se busca conClhar la nueva presenCIa de las masas,

can los valores del «modele paternalista».Es muy notable como la opinion pliblica estuvo pw6mdamente

influenciada os hechos ue se desarrollaron entre 1848 1870

Despues de Iairrupcion del sufi-agiouruvers en rancia y de la expe·

riencia napoleonica, en Ia que «los excesos de la igualdad condujeron

a la perdida de la libertad», al miedo a las masas y al «dominic del

mimero», se planteo de nuevo el debate sobre la naturaleza de la re-

presentacion, El tema es muy importante para los estudiosos del pen-

samiento politico, pero para nuestro objetivo nos interesan w;asJ.as

medidas ue durante los decenios si ientes fueron ro uestas, discu-

tidas 0 adoptadas en el campo electoral. Puesto que no se preten ra

slfuplemente «extender» los viejos derechos electorales a las masas, era

d e r ne e t c o n tem p o ra i n e, 1961. Para el caso italiano, cfr, P.Villani, «Cruppi sociali e c1asse

dirigente all'indomani dell'Unita», en S to r ia d ' It a l i« , Annali, I, Turin, 1978; A. Polsi,

«Per 1 0 studio dei ceti proprietari ottocenteschi: le l iste elettorali nel circondario di

Pisa», en Quad t r n i Stor ic i , nurn, 42, septiembre de 1979, pags, 1101-1125;A. Signorelli,

«Partecipazione politica, dirino al voto, affiuenza alle urne: contribuenti ed elettorali a

Catania negli anni settanta dell'800", en Qu a dm z i S t o ri c i,num, 69, diciembre de 1988,pags, 873-902.

26 Sobre elprimer caso, cfr,A. M. Carstairs, A s h or t h is to ry q fE l ec to ra l S y st em s i n W e s -

t e rn E u r o pe , Londres, 1980, pag. 51; sobre el segundo, J . Stengers, «Histoire de la legisla-tion clectorale en Belge»,en S. Noiret (ed.), P o li ti ca l s tr at eg ie s . .. , o p . d t. , pag, 79.

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precise abrir una nueva fase de experimentos de ingenieria electoral,

que a mi juicio seria dificil insertar en los hipoteticos «estadios» de la

historia electoral, 0 clasificar a pr ior i como «progresistas» 0«reacciona-

. r ios», Hay que recordar que a menudo los conservadores eran partida-

rios del sufragio universal en contra del sufragio ampliado, y que en

los paises catolicos, como Italia, se defendia que el sufi-agio no dema-

siado ampliado era mas liberal porque excluia a las masas decampesi-

nos controladas por el clero, un argumento muy utilizado a menu do

contra la inclusion de las mujeres.

Pero §obre todo hay que recorda r que los distin tos sistemas i®i:versal, restr ingido, directo , indirecto, abierto 0 secreto, etc.) no se~_

;~cege1i crouo16gkameBffj "SlnQ r p J e iai'iisten. en varias niveles. El

.SIstema de las tres clases adoptado para las elecciones del Land tag pru-

siano permanecio en vigor en las formas tradicionales indicadas ante-

r iormente, hasta la primera guerra mundial. Pero estas fonnas tradicio-

nales se combinaban can el sistema universal con voto directo igual y

secreta con el cual se elegia el Reichs tag. En este caso, como se puede

observar, coexistian el voto directo y el indirecto, el sufragio universal

secreto y el restr ingido y publico.

~n sistemas de este ti 0, resulta de escasa utilida . tin ir lasformas electorales «tradiclona es» de las «modernas». Cabe recordar

que uno de los mecanismos electorates mas tipicamente modern os, .

estudiado desde comienzos de los afios 60 y despues adoptado por las

democracias, es decir, el metodo aritmetico de contar los votos y asig-

nar los escafios para obtener una representacion -proporcional», fue

originariamente apoyado por las eli tes conservadoras para garantizar-

se al menos una cuota de los escafios parlamentarios frente al peligro

del voto de rnasa-'. AI mismo fin apuntaban muchos mecanismos es·

tudiados a fines de siglo para corregir el peso de los numeros, dando

mas valor a algunos votos individuales con el voto simple y el voto

multiple. Votos individuales afiadidos estaban previstos en muchos

sistemas del pasado, y en Inglaterra y Escocia supervivieron hasta mi-tad del siglo xx. Pero el vote multiple fue introducido en Belgica en el

momenta deadoptar el sufragio universal en 1893. Es un caso signifi-

cativo, porque Belgica esta considerada como uno de los paises que

27 EI problema del recuento maternati co de los votos file ya planteado a f inales del

siglo XVI I I en Fr ancia par Mirabeau, Bir da y Condorcet. No obstante, el nacimiento

del p roporcional ismo volvi6 a produc ir se en los al ios 60 y 80del siglo X I X . Cfr. A. M. Car-

stairs, A sh a rt h i st or y. _ _ o p . G J / , y, p ar a I ta li a, M . S . P ir et ti , Lagiust i z i a d e i n um er i. I Ipropor-

z io n al is m o i n I ta l ia ( 1 87 0 -1 9 2 3) , Boloni a, 1 990 .

42

atravesaron con una secuencia regular las cinco etapas de la evolucion

clasica". La reforma fue muy discutida, tambien porque, como he-

rnos sefialado ya, el nexo entre censo y voto estaba inscrito en la

Constitucion de 1831, as! que la introduccion del sufragio universal

requeria una. ;e~orma co~st itucional. Cuando fue adoptada en 1893,

fueron tambien introducidos los votos afiadidos -no mas de tres por

persona- para el cabeza de famil ia, para quien tuviera una educacion

superior 0para quien pagara impuestos inmobiliarios. Sobre esta base,

en 1899· 1900,901.000 electores tenian un solo voto, 3l3.000 dos vo-

tos y 237.000 tres votos-? Por 1 0 tanto, los votos multiples sobrepasa-

ban los votos individuales.

~i ~ien ~n el ca~o belga esta desigualdad fue pronto abandonada, ~

es Sl~lll~cat iva del mtento de introducir una distorsion del principio

i~allt~O a la bora de aplicar el sufragio universal. Obviamente, esta ') 0distorsion no puede ser cons~de!ada «corporat~va", d~do que los t res

grupos de votantes no constituian grupos sociales distintos, Pero es

discutible si el mismo argumento puede ser adoptado en los casos del

si~tema pn:si~n? de las tres ~lases oen el de las Cur iae vigente en Aus-

rr:a. En pnnClplO, los dos SIstemas tenian una Iogica completamente

diferente, d.ad~ que el primero consistia, como el introducido por losbelgas rnedio siglo mas tarde, en una mera dist ribucion estadistica del

e~ectorado s?bre bases fiscales, m!entras que el segundo separeda mas

bien a un SIstema de ordenes, siendo el electorado dividido en tres

grupo~, represent~ndo respectivamente a los grandes propietarios te-

rr~tementes, ala ciudad, camaras de cornercio e industria, y a la cornu-

nidad rural. En realidad, para averiguar el caracter mas 0menos «CO

g-

porativo- de estos sistemas, tendriamos que estudiarel grado distinti- .

vo de cohesio~ interna de los distintos grupos electorales, adem as de X lsu comportamiento electoral y sus estrategias.

A pesar de estar arraigados en contextos sociales diferentes, los sis: -

.temJs a los que nos hemos referido tienen un elemento en comun,

pues, como hemos dicho, son todos concebidosal objeto de e uili- !brar los efectos del sufra .0 um rs n- .

SQ de las m~sas, de la sc:;gunda revolucion ingustrial y del pa r ry s y st em . J 'Noeran residuos de estructuras sociales «tradicionales»: al contrario

revelaban la tension entre la naturaleza corporativa de 1 ;sociedad y la

28 Segun S. Rokkan , o p . c it ., pag, 149, «only three of the nations-states of the

West passed through these five stages in a regular sequence: England, Belgium, and

Sweden».

29 efr. J. Stengers, op . cit . , pag , 95.

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~~\\onvenci6n individualista que habia dominado desde el inicio la no-cion misma de representaci6n politica y que, en la segunda mitad del

siglo, estaba asumiendo nuevos aspectos.ms posible decir que en este largo periodo .el paradigma indivi- -

dualista habia vencido, como sugiere una visi6n democratica desde el

siglo xx?En parte, y sin lugar a dudas, es asi, Sin embargo, muchos in-

Qicios sugieren que el principio individualista y el organiaSta coexis-

t it ion a traves de los dos siglos de historia de la representaci6n hastala crisisde los regimenes liberales del s' , cuando en media Euro- J

pa eron expenmenta os nuevos proyectos de representaci6n de na- !turaleza declaradamente «corporativa», como los elaborados en la Ita-I

lia fascista, en el Portugal de Salazar, en la Espana franquista 0 en la.tr

Francia de Vichy".Desde la mitad del siglo XIX, y de manera creciente despues de los

anos 60 , la critica a la «leyde los nurneros» llev6 a poner en discusi6n

la naturaleza misma de la representaci6n politica. El Ma n if is te d es S o i-

xan t e , redactado por un grupo de obreros parisienses en 1864 -y que

Pierre Rosanvallon considera «uno de los textos politicos mas impor-

tantes en la Francia del siglo XIX»31_ abre el camino ala reivindica-

ci6n de las candidaturas directas de los trabajadores como tales, y por

tanto constituye un rechazo a la noci6n misma de representaci6n po-

litica. En una carta enviada siete afios mas tarde a la R evu e d e d eu x !

Monde s , el historiador Foustel de Coulanges sugeria que el desprop6- '\"sito del sufragio universal podia ser resuelto atribuyendo la represen- "

taci6n no a los colegios territoriales, sino a los intereses:

Depuis quatre-vingt ans nous n'avons su partager le corps elec-

toral que suivant les divisions rnaterielles et tres superficielles du te-

rritoire; il s'agit de Iepartager suivant Ies divers inten~tset les diver-

ses classes qu'il renferrne. II n'y a pas assez d'unite dans la popula-

tion francaise pur qu'on puisse exigerqu'elle ait les memes deputes

et la rneme opinion. La societe mod erne est composee d'elementstres complexes, Nous ne semmes pas tin peuple; nous sommesdix

ou quinze peuples qui vivons sur le merne territoire, qui nous m e -

30 S o br e l as e la bo ra ci on es c o ns ti tu ci on al es c o rp o ra ti va s i ta li an as , c fr . A Aq ua ro n e,

L ' o rg an i z z a z io n e d e n o s t a io t o t a l it a r io , T ur in , 1 9 65 , pags, 151 -154 ; P . P omb en i, Demagogia

e ti ra nn id e. U n o s tud i o su1 1 a forma - pa rt i t o d e l fa s d smo , B o lo n ia , 1 9 94 , pigs. 173-178; F. Per-

fetti, La C amera deifa sci e d e l l e corporaz ioni , R or na , 1 99 1. Cfr, t am b ie n M . C oi nt et, Le

Con s e i l Nationa l d e V ic ! Jv, 1 940 - 1 944 , P a ri s , 1989 .

31 P . R os an va lla n, - L a q ue st io n s yn dic ale . H is to ire e t a ve nir d 'u ne fo rm e s oc ia le , Paris,

1 98 8, p ag , 2 04 , n ota .

4 4

Ions, mais qui diffhons d'interets, d'habitude, de maniere de pen-

ser, et rneme de langage'",

Estos ejemplos quieren s610sugerir que de los lados opuestos de •

la alineaci6n polit ica, desde el ala izquierda del movimiento obrero

hasta Ia opini6n liberal-conservadora, nace una nueva solicitud de for-

mas de representaci6n mas organicas y «fisiologicas»que hadan refe-\

rencia no a Iacohesi6n de las comunidades naturales 0 a las tradicio-nales divisiones clasistas 0 territoriales, sino a las nuevas fracturas so- '. Jciales que atravesaban la sociedad contemporanea, y a las que se l"queria dar representaci6n. Me pareee que se trata de un punto de in-

flexion muy significativo, ya que volvieron asi a estar de actualidad •

muchos conceptos del pensamiento contrarrevolucionario, junto a

otros de la tradici6n radical --mmo la demoeracia direeta, el manda-

to imperativo y el rechazo de la representacion. En esta vuelta atras

no era el sufra '0 uni '

sentaelon tem on .--- ..- - -

• Estas corrientes nuevas de opini6n reflejaban los cambios sociales

que daban un nuevo contenido a 1 0 que suele llamarse «intereses C O T -

porativos», Se recordara que hem os definido fa r esentaci6n oHti-

ea comO un instmmeuto para g a r € 9 Il f1 I€ s i6 n liIR.itariaa intereses rrag-

m:;;;tarios en el ambito naeional. Ahora bien, 9urante la segunda

mltad del siglo XIX, la naturaleza misma de esta rragmeii'taC16n,de esT

f.t:actura,esta a cam 1an q. n ugar e os intereses mas tra icion

les, que conservaban algunas huellas de los 6rdenesantiguos 0 eran

expresi6n de poderes territoriales, estaban surgiendo otros nuevos, ex-

presi6n de grupos economicos y sociales mas modemos. Los historia-

dares y los cientfficos sociales han discutido mucho sobre el tema de

los intereses organizados y de su papel en los sistemas politicos con-

ternporaneos, A este aspecto quisieramos llamar la atenei6n no tanto

sobre el problema del papel del corporativismo en el ambito de los sis-

temas constitucionales contemporaneos, sino sobre todos aquellos

proyectos 0 propuestas de refonna que sugerian abandonar la repre-

sentaci6n politica y adoptar nuevas formas de expresion politica del

poder. Es este un tema descuidado por los historiadores, que quiza 10

32 L a c art a a pa re ce p ub li ca da e n F. Hartog, Le XIX s iid e e t Ib is to lre . L e c as F us td d e C o-

lange, P ar is , 1 98 8. E I t e xt o c ita do s e e nc ue ntr a e n l a p a g. 2 76 . P . R o s an va ll on , L e s a cr e du

c it oy en . .. , o p . c u. , pag, 322, cira el m ism o tex to en un c a ta l og u e d e s n o s ta l gi e s q ue s ig ue a la

conmocion de 1871.

4 5

 

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han considerado de escasa importancia en los debates politicos de

aquel tiempo, probablemente porque a pesar de la difusi6n de las pro-

puestas de representaci6n «corporative», y del hecho de que sefialaran

las contradicciones constitutivas de la representacion polftica, en rea-lidad no se tradujeron nunca en reformas constitucionales eficaces y

operantes, ni siquiera en aquellos paises donde la crisisdel regimen li-

beral dej6 espacio a nuevos experimentos constitucionales.

Pero, a pesar de esta incapacidad de producir una reforma general

del sistema, la nueva «opinion corporativa» sometio.a una dura prue-

ba el fundamento mismo de la moderna representacion poHtica y de

hecho influy6 en numerosas innovaciones institucionales introduci-

das en los regimenes representativos democraticos,

Si bien es cierto que la representacion politica es un instrumento

para reconducir hacia launidad intereses fragmentarios del ambito na-

cional, es necesario reconocer que desde hace dos siglos este esfuerzo

continuamente renovado no ha alcanzado nunca su objetivo, La con-

venci6n nacional e individualista sobre la que se basa el concepto de

representaci6n politica ha debido siempre confrontarse con formas de

identidad social que en diverso modo la contradicen. Esta dialectica

entre el principio y la realidad social no parece destinada a deshacer-se, y es el fundamento mismo de la historia de la representaci6n y de

~

,~os sistemas representativos. Ello sugiere a los historiadores de hoye que han de leer la historia de los sistemas electorales abandonando el

esquema evolutivo clasico, «progresista» y, por 1 0 tanto, ree1.aborando

su jerarquia de valores y emprendiendo asi el camino de un verdade-

ro estudio comparativo de los diversos casosnacionales.

46

Las practicas del sufragio universal en Franciaentre 1848 y 1914. Avances pioneros, novedades

provisionales, proyectos inacabados

RAYMOND HUARD

En Francia, la instauraci6n del sufragio universal , al menos en su

acepci6n masculina, resulto particularmente precoz. Las experiencias

de las epocas revolucionaria e imperial fueron efimeras, perturbadas

por las circunstancias politicas 0 tergiversadas por e1autoritarismo na-

poleonico'. Por el contrario, a partir de 1848, lavida politica francesaestuvo dominada de forma continua por el ejercicio del sufragio uni-versal. En lamayor parte de los demas paises europeos, este ultimo no

fue establecido hasta finales del siglo XIX. Durante varias decadas,

Francia pudo servir de modelo a los paises vecinos 0 lejanos, 0, en

todo caso, ser considerada como un terreno experimentaL El estudio

I S o br e l as e le cc io ne s e n l a e po ca r ev o lu ci on ar ia , v ea se P at ri ce Gu en if fr ey , L e n om -

b re e t fa ra ison, fa R e v ol u ti o n f t an f a is e e t l es e7ections, P ar is , 1 9 93 , 5 5 9 pags, S o br e l a h is to ri ai nt ele ct ua l d el s uf ra gio e ntr e 1 78 9 y 1 81 5, v ea se P . R os an va llo n, L e S a cr e d u c u oy en , Pa-

ris , 1 99 2, pa gs . 1 1 a 20 5. S ob re Ia p ar ti ci pa c i6 n r ea l, cfr, M. Ed el s te in , «L ' ap p re n ti s sa g e

d e la c it oy en ne te : p art ic ip ati on e le ct or al e d el c ar np ag na rd s e t d es c it ad in s 1 78 9- 17 93 »,

e n M . V o ve lle ( dir .) , L 'Im ag e d e U ! R i v ol u ti o n f ta m ; ai s e, t. I , Pa r is , J9 8 9, p ag s. 1 5 -2 5 ( tr ab a-

jo s c om pl et ad os d es de e nt on ce s p or e stu dio s lo ca le s) . D el m is rn o a uto r, « La p ar tic ip a-

t io n e le cto ra le d es F ra nc ai s 1 78 9· 18 70 ", e n R e vu e d 'H i st oi re m o dem e e t c o nt em p or ai ne , oc -

tu bre de 1 99 3, pags, 6 29 -6 42 . M . C ro ok , « Le s F ra nc ai s d ev an t Ic v ote . P ar ti cip at io n e t

p rat ique e lec tora l e it I'ep cq ue d e la R ev olu tio n" , e n L e s P r at iq u es p o lu iq u es e n p r ov in c e al 'i po q ue d e fa Revo lu ti on f ta n fa i se , M onr pe ll ie r, 1 9 89 , pags, 2 7 -3 7 . G . P ou rn ie r, Democratie et

v ie m un ic ip al e e n L a n ga cd oc d u m il ie u d u x Vl lI em e a u d eo ut d u x i xemc , T ou lo us e, 1 99 4, 2 v olu -

m en es 4 54 y 4 7 7 p ag s,

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