foucault: las sociedades disciplinarias
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Las sociedades disciplinariasLa respuesta post-estructuralista de Foucault al determinismo
ntico de lo til
Juan Carlos Gonzlez Caldito
Junio - 2013
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ndice
I. Introduccin a la problemtica foucaultiana ........................................................................ 2
II. El mtodo genealgico ........................................................................................................ 4
III. Vigilar y Castigar ................................................................................................................. 10
Suplicio ......................................................................................................................................... 11
Castigo .......................................................................................................................................... 17
Disciplina ..................................................................................................................................... 23
Prisin ........................................................................................................................................... 33
IV. Las sociedades disciplinarias como extensin ntica .................................................... 38
El mtodo disciplinario como sombras de Dios .................................................................... 43
Tecnologas del yo: Cuidarse de si ............................................................................................ 46
La Naranja Mecnica como ejemplo esttico ......................................................................... 49
V. Bibliografa ............................................................................................................................... 54
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I. Introduccin a la problemtica foucaultianaY ahora qu pasa, eh?Con esta cuestin se inicia cada una de las tres partes de la novela
La naranja mecnica, narrada por su protagonista Alex DeLarge, de Anthony Burguess, elcual practica la ultra-violencia por mera diversin, destrozando todo cuanto ve, ya sean
inmuebles, personas e incluso familiares. Nada le importa y lo lleva hasta el extremo: el
placer del poder, de dominar todo cuanto puede, de destruir configuran su vida. Vive al
margen de la ley y ms all de toda moral compasiva y solidaria hasta que el abuso de
poder, la traicin y el encuentro con la autoridad marcarn un antes y un despus en su
modo de interpretar la vida, pero no el fin. Condenado y encarcelado por un asesinato, el
joven protagonista de quince aos pasa del castigo disciplinario de la crcel a la correccin
de su alma mediante el tratamiento Ludovico, terapia ficticia de aversin asistida mediante
drogas, con la que el cuerpo es tratado para modificar, en ltima instancia, la conducta del
criminal: modificar su alma para reintegrarlo en la sociedad a la cual violent y ser un
miembro til de la misma. El castigo de Alex es corregir su conducta para volver al lugar
del que vino. Sin embargo, la sociedad lo rechaza como criminal, excluyndolo de toda
posible reincorporacin en la misma: el odio, la venganza y la culpa perseguirn al joven
Alex sin poder hacer nada para modificarlo, hasta llegar al extremo de intentar suicidarse
para acabar con su vida, exenta ya, de cualquier tipo de eleccin moral. Pero no muere tras
el intento de suicidio y vuelve a su estado pre-carcelario: sigue teniendo deseos de ultra-
violencia, aunque pronto le desaparecen y se pregunta si puede cambiar de vida, su forma
de encararla, de vivir en ella. El joven Alex ha crecido y cree que ha llegado el momento de
cambiar. La adultez, la libertad de pensamiento le permitir elegir entre el bien y el mal,
entre ser de una manera o de otra.
Por qu La naranja mecnica? Me ha parecido interesante hacer una introduccin esttica de
la problemtica foucaultiana puesto que tras leer Vigilar y Castigarsent la extraa sensacin
de lo que significa la naranja mecnica: convertir en mquinas a todos los liudos [individuos], y que
en realidad todos usted y yo y l y bsame los scharros [nalgas] tenan que ir creciendo de manera
natural, como una fruta1. En otras palabras, la aplicacin de una moralidad mecnica en unos
cuerpos vivos llenos de pasiones, pero de tal modo que esta moral se introduzca de forma
1Burgess, A.: La naranja mecnica. 1976, Barcelona. Ediciones Minotauro. Pgs.: 162163.
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natural en la cotidianidad de los individuos: que ejerzan una moral que les ha sido instruida,
aprendida, incorporada en su alma pero nunca pensada, nunca sospechada, sino,
simplemente, como si fuera la nica moral buena posible, es decir, disciplinar a los
individuos de tal manera que la moral deseada se lleve a cabo de forma automtica,
mecnica y que, adems, parezca que sea natural, o sea, que parezca como si fuera la nica
moral posible. Todo lo contrario de lo que Foucault hace en Vigilar y Castigar pues l
problematiza, pone como problema la moral y la verdad de ella, es decir, relativiza, des-
absolutiza el saber de la moral como saber incuestionable. De ah que Foucault se
cuestione, no su origen, sino su comienzoy lo instaura en los albores del siglo XVII con el
cambio del modo de castigar a los presos que han cometido delito. La cada de las
monarquas absolutas y de los viejos sistemas feudales dieron paso a una nueva clase social
la burguesa que plante una nueva forma de gobernar, as como el crecimiento
demogrfico, una nueva economa emergente y el imperio de la Razn procedente de la
Ilustracin llevaron a modificar, no slo las ciudades y su distribucin, sino tambin las
relaciones de poder. La pregunta recaer en el hombre porque el hombre se ha vuelto el
epicentro del mismo hombre: consiste en saber qu es el hombre. Ya no se trata tanto de
que el hombre se cuide de s, sino que trate de conocerse a l mismo: hay que definirlo,
determinarlo, hay que, pues, objetivarlo. Sern las ciencias humanas, esos nuevos saberes que
ponen al hombre en el centro de sus investigaciones, las que lo definirn, las que intentarndeterminar lo que es. El discurso que quedar oculto tras esta ansia de conocer al hombre
ser la utilidad, el inters: qu motiv a dichas ciencias su aparicin? Segn Foucault, la
preocupacin por la especie humana, el querer conocerla, objetivarla alejndola de las
interpretaciones subjetivas para encontrar una explicacin racional a todo el conjunto,
donde las categoras cientficas se convierten en objeto de atencin pblica, y la
centralizacin en el cuerpo humano para su manipulacin: es el bio-poder, el poder positivo
de la vida, contrario a la muerte/suplicio que ejerca el soberano rey.
He querido introducir el tema del post-estructuralismo de Foucault desde un espacio
esttico porque remite a la hermenutica: permite pensar lo impensable, re-pensar lo ya
pensado: la esttica, como lugar de interpretacin de la verdad, permite llevar a ficcin lo
que tal vez es una realidad. La naranja mecnica puede ser un reflejo de la filosofa de
Foucault puesto que el protagonista es inducido y manipulado mediante la ficticia terapia
de Ludovico y luego excluido de la sociedad. A partir de lo que Alex no deba ser se puede
construir el Alex que debe ser. En palabras de Foucault, estamos ante la creacin de la
normalidad a partir de la definicin de los anormales. All donde est el lmite de la locura, el lmite
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de la criminalidad, all est tambin el lmite de la cordura, de lo legal, en definitiva, de lo
bueno. Estamos ante un ejemplo esttico de como una sociedad disciplinaria quiere llevar a
cabo su ltimo intento para disciplinar, corregir, determinar de forma deshumanizada a la
misma sociedad puesto que est dispuesta a arrebatarle toda posibilidad de cometer el mal
que la sociedad cree como tal mediante el castigo nauseabundo del cuerpo. Pero si la
novela de Anthony Burgess tiene cabida aqu es, precisamente, por la libertad ontolgica de
su protagonista: comienza siendo un chicho amante de la ultra-violencia, encerrado y
castigado en la crcel para luego ser corregida su conducta, es decir, para delimitar su
libertad. Sin embargo, la libertad del protagonista no reside en la cosa, en ser aquello que
debe ser, sino en poder elegir aquello que quiere ser: Alex, como ser humano, no es tan
solo un mero ente que se configura por las estructuras de su sociedad, sino que siempre le
queda su ltima interpretacin, su capacidad de elegir, su querer cuidarse a s mismo, es
decir, Alex es porque como ser es posibilidad de ser. Cul ser la direccionalidad tico-
poltica y filosfica que se deriva del debilitamiento ontolgico de los discursos de la
Modernidad, extendida hasta nuestros das?
II. El mtodo genealgicoLa influencia de Nietzsche sobre Foucault fue, sin duda alguna, notable. En una
entrevista del 25 de octubre de 1982 Foucault consider a Nietzsche como una revelacin
para s que transform su pensamiento y su vida 2, pero patente es tambin el mtodo
filosfico empleado por Foucault: lagenealoga. El mtodo genealgico que Nietzsche inici
fue apropiado por Foucault pero ste lo sistematiz y lo dot de un rgano riguroso,
desplazando la genealoga de la moral que Nietzsche realiz a la genealoga del aparato
punitivo de las sociedades occidentales: Vigilar y Castigar es la prueba evidente de una
investigacin genealgica del ser del hombre objetivado a partir de unos intereses de
control y produccin de la sociedad y del hombre. Pero, qu es el mtodo genealgico?
Al igual que Nietzsche, Foucault problematiza la verdad y la moral, relativizndolas y
despojndolas de su carcter universal, esencial, indiscutible: en ambos, la verdad es
despojada de su supuesta esencia objetiva e inmutable, rebajndose al nivel de la
2FOUCAULT, M.: Tecnologas del yo. Barcelona, 1990. Ediciones Paids Ibrica. Nietzsche fue una revelacin param. Sent que haba alguien muy distinto de lo que me haban enseado. Lo le con gran pasin y romp con mi vida: dej mi
trabajo en el asilo y abandon Francia; tena la sensacin de haber sido atrapado. A travs de Nietzsche me haba vueltoextrao a todo eso.. Pgs..: 146147.
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humanidad (mediocre, falsa, cruel, interesada, inventiva). El estudio genealgico muestra
como la verdad pertenece al tiempo, es decir, es un invento, un producto histrico. Tanto
Nietzsche como Foucault atacan la esencia profunda de las cosas: para ellos, esta esencia no es,
sin embargo, ms que el concepto elaborado a partir de la igualacin de lo distinto, de la subsuncin de lo
diferente en lo idntico3. Tanto a uno como al otro les inquieta ese impulso hacia la verdad, esa
voluntad de verdad que caracteriza a la voluntad de saber, que no es nada ms que una
tendencia histrica propia de la cultura occidental, iniciada en Scrates y explotada durante
el cristianismo.
La verdad es un sistema de exclusin porque ella supone un lmite para con otras verdades,
otros discursos: todo aquello que no pueda ser asumido por dicha verdad quedar como
falso y, por lo tanto, como excluido de todo posible conocimiento verdadero. Todo
acontecimiento que no se adhiera a esta verdad quedar desplazada al terreno de la
inutilidad, de la nulidad, de la infertilidad: slo la verdad permitir el conocimiento de los
acontecimientos como condicin de posibilidad. Sin embargo, el mtodo genealgico de
Foucault heredado de Nietzsche no busca tanto las condiciones de posibilidad de los
acontecimientos, sino la singularidadde stos: el modo especfico en que su irrupcin o emergencia en
un determinado campo de fuerzas y posibilidades, modifica y reconfigura dicho estado de cosas4es lo que
permite el estudio genealgico. La pregunta de la genealoga, ya en Nietzsche, es la de
cmo fabricar los ideales de la tierra5, es decir, cmo fabricar modos de vivir. No sepregunta por el origensino por el comienzode los ideales y valores: mientras que la metafsica
se pregunta por la esencia, el origen, la genealoga se pregunta por sus comienzos (cmo
empez tal acontecimiento a darse?), ya que para ella las esencias se producen, se construyen
histricamente:
La historia entera de una cosa, de un rgano, de un uso, puede ser as una ininterrumpida cadena
indicativa de interpretaciones y reajustes siempre nuevos, cuyas causas no tienen siquiera necesidad de
estar relacionadas entre s, antes bien a veces se suceden y se relevan de un modo meramente casual.6
Por lo tanto, la verdad es histrica, se construye histricamente, es decir, est sujeta al
tiempo: la verdad pertenece al devenir, se hace y se deshace en el tiempo y su curso.
3Martnez-Novillo, J.R.: Genealoga y discurso. De Nietzsche a Foucault, Nmadas. Revista Crtica de CienciasSociales y Jurdicas, Universidad complutense de Madrid, nmero 26.4Ibd.5Nietzsche, F.: La genealoga de la moral: un escrito polmico. 1997, Madrid. Alianza Editorial. Quiere alguien mirarun poco hacia abajo, al misterio de cmo se fabrican idealesen la tierra? Pg.: 61.6Nietzsche, F.: La genealoga de la moral: un escrito polmico. 1997, Madrid. Alianza Editorial. Pg.: 100.
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Entonces, el mtodo genealgico sustituye al origen, entendido ste como esencia ahistrica,
por un comienzo temporal, histrico.
Pero si la genealoga no es historia porque es un modo de acercarse al cmo empez cierto
acontecimiento, a algo singular, cul ser la relacin de la genealoga con la historia? Lahistoria intenta buscar la integracin de la diversidad en una totalidad cerrada, una
objetividad de las acciones, mientras que la genealoga rechaza todo absoluto objetivizante.
La genealoga es, segn Foucault, gris; es meticulosa y pacientemente documentalista. Trabaja sobre
sendas embrolladas, garabateadas, muchas veces reescritas7, es decir, trabaja sobre terrenos ya
elaborados, sobre verdades ya fundamentadas, reinterpretando minuciosamente aquellas
verdades que parecan inmutables y destrozndolas, desgarrando toda creencia del que est
investigando: reescribe la verdad sobre la que trabaja. Vuelve al inicio de la verdad que se
investiga y en ella descubre su temporalidad, su momento inicial. Se reintroduce el devenir
en lo que pareca eterno del hombre: los sentimientos, los instintos, el cuerpo, las
relaciones, etc., todos ellos tiene una historia, son histricos y, por lo tanto, distintos a lo
largo del tiempo humano ya que se configuran y modulan histricamente. Como dira
Foucault, el sentido histrico reintroduce en el devenir todo aquello que se haba credo inmortal en el
hombre8. Pero la genealoga tiene perspectiva:
Mira desde un ngulo determinado con el propsito deliberado de apreciar, de decir s o no, de seguir
todas los trazos del veneno, de encontrar el mejor antdoto. Ms que simular un discreto olvido delante de
lo que se mira, ms que buscar en l su ley y someter a l cada uno de sus movimientos, es una mirada
que sabe dnde mira e igualmente lo que mira.9
La perspectiva de la genealoga, por lo tanto, sabe desde donde mira, desde donde opina y
construye: aprecia deliberadamente desde un ngulo guiado por su pasin, por sus
intereses. Es re-mirar lo visto, preguntarse de nuevo por lo conocido hasta desconocerlo:
ver lo visto como nunca visto. Se trata de una mirada metdica que pretende satisfacer su
curiosidad, responder sus preguntas a travs de la investigacin concienzuda, con apoyo demateriales y tcnicas. Vigilar y Castigar es, sin duda alguna, un ejemplo del empleo
metodolgico y meticuloso de la genealoga que Foucault hereda de Nietzsche, como hijo
suyo. Por qu hijo suyo?
7Foucault, M.:Microfsica del poder. 1979, Madrid. Ediciones la Piqueta. Pg.: 7.8Ibd., Pg.: 19.9Ibd., pg.: 22.
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Nietzsche puso en sospecha las verdades ms frreas de la tradicin occidental, tanto las
filosficas como las religiosas, morales, polticas e incluso cientficas: critic el objetivismo
de las ciencias y su positivismo, as como la idea de progreso que reinaba en la confianza de
los Estados; destruy el mundo ideal platnico-cristiano con su Zaratustra e inici un
estudio genealgico de la moral que mostraba el resentimiento del cristianismo hacia la
vida, predicando una nueva moral que se preocupara por el hombre en vez de tener el ansia
de conocerse. En definitiva, Nietzsche puso en tela de juicio todas las verdades que haban
reinado durante tanto tiempo en la cultura occidental definindolas, al final, como meras
mentiras inventadas que nos permiten vivir pero que hemos olvidado que son mentiras:
Qu es entonces la verdad? Una hueste en movimiento de metforas, metonimias, antropomorfismos, en
resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas, extrapoladas y adornadas
potica y retricamente y que, despus de un prolongado uso, un pueblo considera firmes, cannicas y
vinculantes; las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son; metforas que se han vuelto
gastadas y sin fuerza sensible, monedas que han perdido su troquelado y no son ahora ya consideradas
como monedas, sino como metal.10
Pues bien, Foucault es hijo de Nietzsche, de su filosofa, en el mismo sentido que ste:
tambin pone en tela de juicio aquellas verdades que creemos inmutables, a saber, las
instituciones que configuran y determinan nuestras sociedades como sistemas de libertad
de los individuos. Las escuelas, los orfanatos, los hospitales, las prisiones, los manicomios,las fbricas, etc., parecen instituciones que permiten el desarrollo y la libertad de los
individuos, pero lo que detrs de ellas impera, lo que las dirige es un saber que, de alguna
manera, nos determina a lo largo de nuestras vidas y nos define: Foucault se pregunta quien
somos en nuestro presente y actualidad.
El mtodo genealgico empleado por Foucault, segn la cual no existe ninguna esencia ni
objetividad de la verdad, sino que sta se forja a travs del hombre, ha permitido al
pensamiento mostrar los procesos de normalizacinde los individuos. Su pregunta, siempreproblemtica, gira en torno a la configuracin del hombre moderno a partir de su contrario:
los anormales (mendigos, desempleados, libertinos, excntricos, homosexuales, locos,
insensatos, enfermos, nios, ancianos, etc., en definitiva, intiles) son necesarios para poder
configurar y determinar qu son los normales. De alguna manera, el ser del hombre se
determina a partir de lo contrario, pero para ello es necesario determinar, primero, a esos
contrarios, saber de ellos, definirlos, es decir, objetivarlos. De ah que la cuestin de la
10Nietzsche, F.: Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. Tecnos, Madrid, 1996.
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locura11sea un tema importante para Foucault, no en su sentido cientfico (qu es la locura?),
sino en encontrarla dentro de la sociedad: es importante para la sociedad colectiva porque
no hay una estructuracin cultural y social de la experiencia de la locura.
Foucault quiso analizar la experiencia histrica y el poder institucional que se ocup de lalocura, as como tambin de los criminales y delincuentes de las prisiones y de otras
instituciones, porque es a partir de ellas que se puede forjar la cordura: lo normal. No
obstante, hay una cuestin que subyace a todo esto: cmo la locura se ha constituido
como un saberobjetivo de la medicina? Cmo el delincuente se ha constituido como un
saber objetivo para la ciencia? Resumiendo: cmo una caracterstica del hombre se ha
convertido en un saber objetivo para las ciencias? Es a partir de las ciencias humanas que se
fij el lmite entre la razn y la locura, entre lo normal y lo anormal, as como tambin se
impuso el castigo como mtodo de correccin. De alguna manera, es a partir que de un
saber se puede ejercer un poder.
En la mayora de anlisis la cuestin del poder haba sido simplificada ya que tan slo se
limitaba a definir un poder legtimo o de produccin. Cul es la manera en la que el poder
funciona efectivamente? El poder no es una cosa que se pueda determinar, sino una
relacinque determina la conducta de otrovoluntaria o no voluntariamente -, es decir, uno
puede gobernar a alguien. El poder permite el ejercicio de la gobernabilidad y el saber
justifica dicha gobernabilidad: cmo hemos gobernado a los locos, a los enfermos, a los
delincuentes?
El mtodo genealgico llevado a cabo en Vigilar y Castigares preguntarse por el hombre
actual (qu somos hoy?) viajando al pasado, all donde se iniciaron los cimientos del hombre
moderno: su investigacin consiste en detectar cuales son nuestros modos de reflexin y de
prctica. Se ha preguntado por la lgica que subyace al castigar o encerrar a alguien, ya sea
en una prisin, en un manicomio, o en cualquier otra institucin: es, segn Foucault, la
prisin una herramienta que evidencia nuestro modo de actuar, a saber, el castigo. Al igual
que con la locura, nuestra relacin con la delincuencia, con el delincuente, est
histricamente constituida. Lo que intent Foucault fue integrar nuestras evidencias dentro
de la historicidad, es decir, hacer una genealoga de la locura, del loco, del castigado, del
enfermo, es decir, de los anormales.
11Entenderemos la locura, no como enfermedad mental, sino como el hecho de rebasar los lmites de la
Razn, esta impuesta por una ley del soberano, por un pacto social o por ser, sencillamente, aquello que noencaja y que, por consiguiente, est prohibido o mal visto dentro de una determinada sociedad.
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Surge, entonces, una pregunta elemental: qu fundamenta el poder? Qu lo legitima? De
alguna manera ser el saber que posibilitar ejercer dicho poder en determinado lugar.
Podemos observa que Foucault se escapa de la filosofa moderna de las esferas de Kant
porque ya no se pregunta qu es conocer, sino que hace la historia de la problematizacin:
transforma en problema lo que es evidente. Algo tan evidente como que los criminales
deben ser encerrados en prisiones, los enfermos en hospitales, los nios en colegios, los
adultos en lugares de trabajo, los locos en manicomios, etc., no es sino un modo de
determinar nuestra sociedad de un modo dual: se distingue entre razn-sinrazn
constituyndose, as, el comienzode nuestras culturas occidentales. Dicho de otra manera, se
puede determinar al ser a partir de lo que no es. Nuestra cultura mantiene a distancia la
locura, as como a los enfermos, a los criminales, a los ancianos: se distancian de la
cotidianidad de la sociedad permitiendo a los normales su mayor efectividad. Podramos
decir que no existe civilizacin sin locura: la civilizacin establece lmites y en ellas se dan
las instituciones, encargadas de llevar a cabo tal distanciamiento, acatando aquellas leyes
que se fijaron para su buen desarrollo. No obstante, hay civilizaciones en las que la locura
es pariente cercana de la religin, como nos ense Nietzsche en suNacimiento de la tragedia,
donde Dionisos representaba la locura, la desmesura propia del ser humano. Es justamente
esta desmesura que, a pesar de haber sido incluso una fiesta en la Edad Media (el carnaval),
empieza a tornase una amenaza en el horizonte del siglo XVI y lo albores del XVII:mientras en la poca clsica la locura permiti mantener una actitud escptica ante la razn
posibilitando el repensar aquellas verdades que se postraban como absolutas, en la poca
moderna se vuelve lo contrario a la razn y, por consiguiente, merecedora, no slo de no
ser escuchada ni atendida, sino, adems, de ser incluso excluida de la vida cotidiana. En el
siglo XVII Descartes escriba:
Y cmo podr negar que estas manos y este cuerpo sean mos, si no es comparndome a ciertos insensatos
cuyo cerebro est de tal modo turbado y ofuscado por los negros vapores de la locura, que aseguran
constantemente que son reyes, siendo pobres; que estn vestidos de oro y prpura, cuando estn desnudos;
o que imaginan ser cntaros o tener el cuerpo de barro? Pero stos son locos, y yo no lo sera menos si por
su ejemplo me guiase.12
Descartes consideraba que la locura no perteneca al mbito de la razn y, por consiguiente,
tena que ser eliminada de todo razonamiento posible: slo mediante la razn se poda
alcanzar la verdad. La locura, excluida del pensamiento, tambin es excluida de la sociedad:
12Descartes, R.:Meditaciones metafsicas. Madrid, 2005. Alianza Editorial.Meditacin primera, pg.: 8283.
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slo en una sociedad donde la locura, lo criminal, lo anormal sea excluido podr funcionar
la razn, la lgica, la efectividad en ella misma. Se reza, pues, la mxima de sacar la locura
de la razn. Es a partir de Descartes que la locura queda exiliada.
Sin embargo, no es la locura aquello que interesa a Foucault, sino el paso del uso de lapalabra loco a enfermo mental debido a la introduccin de la medicina: lo que parece una
recalificacin del concepto se trata, en realidad, de una toma de poder. Dicho de otra
manera, la medicina, introducida en las instituciones, es un saber que toma el poder. Es a
partir de la introduccin de la medicina que se recalifica el trmino locura y con ello se
justifica el encarcelamiento de los dementes desde un saber cientfico. Ocurre lo mismo
con los delincuentes, a los que se estudia y se determina, clasificndolos, modificando
tambin la forma de operar el castigo: la punicin ejercida por el poder del rey, del
soberano, que era el que instauraba la ley, vena determinada por su interpretacin, a saber,
se supona un regicidio el hecho de ir en contra de la ley del soberano, con lo que se
torturaba el cuerpo del preso, siendo el cuerpo el medio por el cual el soberano rey
mostraba y ejerca su poder mediante la punicin. Esta forma de ejercer el poder empez a
llegar a su fin en el siglo XVII, puesto que el castigo ces, poco a poco, de ser un
espectculo, una muestra de poder del soberano, pues cogi un aire negativo gracias a los
humanistas, y se inici una nueva estrategia para el ejercicio del poder de castigar. A partir
del siglo XVII se seguir castigando, pero se castigar mejor: se introducir el castigo en eltejido social. Sern las ciencias humanas (psicologa, sociologa, ciencias polticas, ciencias
econmicas, etc.) las que, tras introducirse en las instituciones, permitirn una objetivacin
del ser humano: las ciencias humanas, que se ocupan del hombre, han intentado
objetivarlo, preguntarse por aquello nticodel hombre, es decir, preguntarse por el ente en
cuanto tal. La tarea de la filosofa es problematizar este proceso ntico para devolver al
hombre su libertad ontolgica: el ser no puede ser determinado nticamente, objetivamente
por la ciencia sino que tiene que ser pensado y repensado constantemente, tarea propia dela filosofa. La libertad ontolgica ser la libertad de ser y, por lo tanto, la libertad del
hombre.
III. Vigilar y CastigarCon la llegada de la Razn y la substitucin de Dios por parte de sta, el hombre pasa a
ser algo que se puede objetivar: deja de ser una creacin a imagen y semejanza de Dios que
para saber lo que es se debe conocer qu es Dios (teologa), para ser aquello que, en tanto
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que cosa, en tanto que ente, puede ser observado, estudiado y conocido por s mismo,
independientemente de la divinidad a la que rece (antropologa). El hombre es ese ser que
se fundamenta por su libertad de conocer, sus ansias de saber, y las ciencias, como fuente
de conocimiento, son sus libertadoras. No obstante, en tanto que la Razn es lo que
permite conocer, todo aquello que escape de ella deber ser apartado, no slo del
pensamiento sino, adems, de la calles, de la vida cotidiana, de las prcticas comunes de la
sociedad porque enturbian el progreso de la Razn dentro de la misma. A los que roban se
los encarcela, a los que violan se los encarcela, a los que matan se los encarcela. Se trata de
una tecnologa nueva que pretende controlar, medir, y encauzar a los individuos para
hacerlos dciles y tiles. Cmo? Mediante la constante vigilancia, ejercicios, calificaciones,
clasificaciones, exmenes, etc. Se trata de someter los cuerpos, de dominar las
multiplicidades humanas y de manipular sus fuerzas mediante las instituciones clsicas de
los Estados: los hospitales, el ejrcito, las escuelas, los colegios o los centros de trabajo.
Estamos ante el desarrollo de la disciplina. Se tratar, entonces, de unas sociedades libres
pero erigidas gracias a la disciplina ejercida en los mismos individuos y por ellos mismos.
Suplicio
La redistribucin de la economa del castigo en occidente se inicia entre los siglos XVIII y
XIX, donde comienza toda una serie de reformas de leyes y definiciones de los delitos,caracterizndolos, clasificndolos, determinndolos. Se construyeron nuevas justificaciones
morales y/o polticas al derecho de castigar aboliendo las viejas ordenanzas para construir
un nuevo modo, no slo de pagar por las fechoras, sino de visin del mundo. Dicho de
otro modo, se estaba cosiendo el tejido de una nueva sociedad alejada del mundo clsico,
determinando el ser del hombre. Hubieron muchos cambios, no slo en el castigo, sino
tambin en el encierro de locos y enfermos, pero ahora nos centraremos concretamente en
uno: se estaba gestando la desaparicin de los suplicios, como el sufrido por Damiens13.
Desaparece la mutilacin, la tortura, el espectculo pblico del sufrimiento del preso poco a
poco. Nos encontramos ante una variacin del modo de castigar procedente de la Edad
Media, donde el soberano rey era el dictador de las leyes y ltimo responsable de aplicarlas:
Unos castigos menos inmediatamente fsicos, cierta discrecin en el arte de hacer sufrir, un juego de dolores
ms sutiles, ms silenciosos, y despojados de su fasto visible, merece todo esto que se le conceda una
consideracin particular, cuando no es, sin eluda, otra cosa que el efecto de reordenaciones ms profundas?
13Foucault, M.: Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisin. Capital Federal, 2002. Siglo XXI Editores. Pg.: 68.
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Y, sin embargo, tenemos un hecho: en unas cuantas dcadas, ha desaparecido el cuerpo supliciado,
descuartizado, amputado, marcado simblicamente en el rostro o en el hombro, expuesto vivo o muerto,
ofrecido en espectculo. Ha desaparecido el cuerpo como blanco mayor de la represin penal. A fines del
siglo XVIII, y en los comienzos del XIX, a pesar de algunos grandes resplandores, la sombra fiesta
punitiva est extinguindose.14
As, estamos ante la desaparicin del espectculo punitivo ya que el castigo deja de ser un
teatro como el de Damiens puesto que empieza a considerarse de forma negativa: la
ejecucin pblica se percibe, a partir de entonces, como un foco en el que se reaviva y
engendra la violencia. Constatamos un cambio en el modo de castigar pues el castigo pasar
a ocultarse dentro del proceso penal, no sin consecuencias:
1) Se abandona el castigo que penetra en la vida cotidiana para entrar en laconciencia abstracta, pensativa, imaginativa de la sociedad y sus instituciones.
2) Se pretende que el castigo sea mejor, ms efectivo, para evitar posibles delitos enel futuro.
3) Y uno de los puntos ms importantes es que la nueva forma de castigar penetraren la conciencia de la gente engendrando una incgnita en ellos (qu me harn?)
lo cual debe procurar apartar del crimen a los individuos.
Se tratar, en definitiva, de modificar el modo de castigar con la intencin de sanar, de
curar, de corregir, de modificar y encauzar la conducta de aquellos individuos que se hayan
saltado las reglas, es decir, de los presos, de los delincuentes, de los criminales.
No obstante, el cambio no es radical puesto que se suprime el suplicio pero no el castigo
como tal: no tocar ya el cuerpo, o lo menos posible en todo caso, y eso para herir en l algo que no es el
cuerpo mismo15. Hasta el siglo XVIII aquel que padeca el castigo era el cuerpo, se lo
torturaba, pero sin ninguna otra intencin que devolverle el dao que el delincuente haba
causado a la sociedad y, por consiguiente, al rey; pero a partir de ahora, el cuerpo ser el
instrumento, el medio que, bajo la privacin de su libertad y forzado a trabajos obligados y
prohibiciones legales, se utilizar para la cura y la correccin (saneamiento) de la conducta
de los presos, es decir, se modificar el alma a travs del cuerpo donde el dolor y la muerte
no sern la finalidad del castigo, sino la correccin de su conducta. Se substituye, pues, al
verdugo por el tcnico: vigilantes, mdicos, capellanes, psiquiatras, psiclogos, educadores,
etc. Nos encontramos, por lo tanto, ante un doble proceso: la desaparicin del espectculo
14Ibd., pg.: 10.15Ibd., pg.: 13.
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y la anulacin del dolor. Este ser el nuevo mtodo de castigo moderno, pero el castigo, la
privacin e incluso la eliminacin de los derechos a travs del castigo seguir ejercindose
al igual que en pocas anteriores. Estamos ante una nueva moraldel acto de castigar.
Ya la guillotina es el ejemplo de ir hacia la igualdad en la muerte, reduciendo el espectculoy minimizando el dolor, adems de favorecer la economa del castigo y, por consiguiente, la
economa del Estado, tanto monetaria como del tiempo. No obstante, sigue siendo la
muerte la finalidad de dicho castigo, sin posibilidad de corregir al ejecutado aunque
informando, amenazando, avisando al pblico que ve la ejecucin, a saber, la sociedad. A
partir de ahora, con el cambio de castigo donde el suplicio del cuerpo ya no es la finalidad
ltima sino la correccin de la conducta del delincuente para devolverle, en modo de
deuda, a la sociedad la culpa, el desorden que ha generado en ella, el castigo no desaparece
(la accin sobre el cuerpo sigue ejercindose), pero se elimina de la escena pblica, se
encierra, se esconde el castigo. Ya no es la pena del cuerpo la meta del castigo, sino que ha
tomado como objeto principal la prdida de un bien o de un derecho, aunque un castigo
como los trabajos forzados o incluso como la prisin mera privacin de libertad, no ha funcionado
jams sin cierto suplemento punitivo que concierne realmente al cuerpo mismo: racionamiento alimenticio,
privacin sexual, golpes, celda16. El dolor no ha sido eliminado completamente de las prisiones
pues es justo que un condenado sufra ms que los otros hombres debido a sus crmenes. El
condenado ser condenado y pagar su deuda para con la sociedad, pero esta vez no lohar con su muerte sino con su transformacin: la finalidad de la creacin de las prisiones
es volver tiles, productivos, es decir, hacer individuos de provecho para la ciudadana a
aquellos individuos que estaban ms all de los lmites que marcaba la ley, incluso ms all
de la misma moral. El castigo ya no se har en el cuerposinopor elcuerpo: el castigo no ser
corporal sino que estar dirigido alalma del delincuente. De ah que Foucault se pregunte
qu ser un castigo no corporal?
La tesis de Foucault es que la atenuacin de la severidad de los castigos se ha realizado paralograr ms humanidad en dicho fenmeno. Es cierto que se ha buscado la disminucin
de la intensidad del dolor pero no el cambio de objetivo, de finalidad: castigar, pero castigar
mejor. A partir de ahora, el castigo tendr siempre como meta ensear, re-educar: el castigo
que conduca a la muerte pretenda advertir a la sociedad (si no acatas la ley, te enfrentas al
soberano, y la muerte ser su venganza: mira como descuartizamos a este individuo, no
quieras ser como l), mientras que el castigo que se empieza a engendrar en el siglo XVIII
16Ibd., pg.: 17.
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reza algo muy distinto, a saber, castigar para aprender, para que el culpable aprenda que
dicho delito no est bien y que, por lo tanto, tiene que aprender a no cometerlo otra vez
(sers castigado por tus delitos y tu castigo ir arreglo a tus delitos, as aprenders, en el
futuro, qu es lo que no debes hacer). Para poder realizar tal cambio fue necesario, no slo
modificar el castigo, sino tambin ocuparse del objeto crimen, ya que dicho concepto ha
sido profundamente modificado en dos siglos:
Bajo el nombre de crmenes y de delitos, se siguen juzgando efectivamente objetos jurdicos definidos por el
Cdigo, pero se juzga a la vez pasiones, instintos, anomalas, achaques, inadaptaciones, efectos de medio
o de herencia; se castigan las agresiones, pero a travs de ellas las agresividades; las violaciones, pero a la
vez, las perversiones; los asesinatos que son tambin pulsiones y deseos. Se dir: no son ellos los juzgados;
si los invocamos, es para explicar los hechos que hay que juzgar, y para determinar hasta qu punto se
hallaba implicada en el delito la voluntad del sujeto.17
No slo se juzga y condena el acto, sino tambin la voluntaddel individuo y, con ella, la
voluntad de todos pues esas pasiones, esos instintos pueden darse en todos los hombres ya
que todos somos individuos. Pero lo que realmente se juzga no es el acto, sino las causasde
los actos mismos: sus causantes, a saber, las pasiones que los motivan. As, el castigo no
slo est destinado a sancionar el delito, sino tambin a controlar al individuo, a neutralizar
su estado peligroso y no cesar en ello hasta obtener el cambio deseado: se pretende
normalizara los a-normales.
Durante la Edad Media, juzgar era establecer la verdad de un delito, determinar su autor y
aplicarle una sancin legal; en la era Moderna, estos puntos han cambiado sustancialmente:
se establece qu hecho se ha cometido y en qu realidad inscribirlo (si es un psicpata, o ha
sido un delirio, una perversidad, etc.), as como buscar las causas que lo han originado, ya
sea en el autor o en otros. Adems, ya no se busca una sancin sino una correccin y que
sea, sobre todo, la ms apropiada, la ms eficaz, la ms segura para cambiar la conducta del
sujeto encarcelado: se trata de crear un complejo entramado cientfico-jurdico. Foucault se fijaen un ejemplo: la manera en que la cuestin de la locura ha evolucionado en la prctica
penal, ya que bajo la locura el delito puede ahora desaparecer. Se razonar del siguiente
modo: si se es culpable, no se est loco; si se est loco no se puede ser culpable. Se excluye
a la locura de la culpabilizacin, ya que sta slo puede darse en el mbito de la Razn, es
decir, se es culpable cuando se sabe lo que se est haciendo y, aun as, se sigue haciendo.
Pero para determinar la locura es necesario, ante todo, saber qu es, es decir, estudiarla,
17Ibd., pg.: 19.
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observarla mediante sistemas y mtodos meticulosos. Se tratar, en ltima instancia, de
objetivarla y, para ello, los centros de encierro y exclusin (prisiones, manicomios, asilos,
hospitales, etc.) sern las piezas claves para lograr los fines cientficos apropiados. Se
precisar, por lo tanto, de un saber que la pueda definir, y ese saber ya no vendr dictado
por el poder que juzgaba, sino por otro saber: el del mdico, el del psiclogo, el del
psiquiatra. Ya no es el juez quien juzga sino los expertos, los cientficos que estudian al
hombre, a pesar de que se diga que no juzgan sino que ilustran la sentencia del juez, pero
son estos expertos los que determinan el estado del sujeto juzgado: a ellos toca decir si el
sujeto es "peligroso", de qu manera protegerse de l, cmo intervenir para modificarlo, y si es preferible
tratar de reprimir o de curar18. El poder de juzgar ha sido transferido a otras instancias gracias
a su saber. Es lo que se conoce como el progreso del humanismo o el desarrollo de las
ciencias humanas.
El castigo que se comenz a practicar a partir del siglo XVIII recoge cuatro puntos
esenciales:
1) Es una funcin social compleja.2) Requiere de una tctica poltica.3) La tecnologa del poder est subordinada a la humanizacin.4) Se hace el estudio del alma como transformacin del cuerpo en relacin a las
distintas relaciones de poder.
Podemos hablar de una economa poltica del cuerpo, ya que ste, a parte de su estudio
biolgico, tambin puede ser estudiado considerndolo como inmerso en un campo
poltico, de decisin: las relaciones de poder operan sobre l una presa inmediata; lo cercan, lo marcan,
lo doman, lo someten a suplicio, lo fuerzan a unos trabajos, lo obligan a unas ceremonias, exigen de l unos
signos19, es decir, los cuerpos estn sometido a la produccin, pero el cuerpo slo es til en
la sociedad cuando es productivo y est sometido. Los centros de encierro y exclusin para
la prctica punitiva tendrn, como ltima finalidad, la creacin de cuerpos dciles, y el
encargado del someter a los cuerpos, a los individuos, de volverlos dciles, ser el poder,
pero para que ste pueda justificarse, para que su discurso pueda considerarse bueno,
verdadero, necesitar del saber, de la ciencia que transforme sus prcticas en verdaderas: las
tecnologas del cuerpo derivadas del saber (mdico, psiquitrico, estudiantil, econmico,
etc.) permitirn que el poder se ejerza dentro de la sociedad, en ella misma, ejercindola en
18Ibd., pg.: 23.19Ibd., pg.: 26.
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aquellos sujetos considerados anormales por no ser productivos, por no ser tiles. Se los
intentar construir a partir de las instituciones donde el poder se ejerce de forma jerrquica.
Con lo cual, el poder no es una cosa que se posea, ni que se hereda, no es tampoco un
privilegio, sino que el poder invadela sociedad, invade a los individuos, pasa por ellos y a
travs de ellos, es decir, el poder es una estrategia que permite dirigir a quien se le ejerce tal
poder. ste poder requiere del saber, porque lo justifica, pero a su vez, el poder produce
saber porque es a partir de su ejercicio que se puede conocer mejor. Es gracias a las
instituciones donde el poder se empieza a ejercer, donde se pueden poner en prctica las
aptitudes de las ciencias que estudian a los individuos considerados anormales: este saber
que se crea en las instituciones es gracias al poder que en ellas reside y, a su vez, el saber
fortalece el ejercicio del poder.
De alguna manera, podramos afirmar que el alma, concepto filosfico tan discutido, tiene
una importante relevancia en nuestras sociedades occidentales, pero no por su aire mstico
o religioso, sino porque el poder que se ejerce sobre los que se castiga, a los que se vigila,
educa y corrige, permite un cambio en sus conductas que se introduce a travs del cuerpo y
en el cuerpo se manifiesta, pero incluso sin tocarlo, sin ejercer directamente en l, sino que
va dirigido al alma. Pero esta alma se separa de la cristiana: ya no es un alma que nace
culpable, sino que nace de procedimientos de castigo, de vigilancia, pena y coaccin. Nos
encontramos ante un fenmeno nuevo: el alma ser la prisin del cuerpo.
Como hemos descrito, es el cuerpo el que es castigado: a partir del siglo XVIII se castiga al
cuerpo para corregir el alma, pero anteriormente el castigo pasaba siempre por lo mismo,
tuviera una finalidad u otra: el suplicio del condenado. Qu es un suplicio? Un pena
corporal, dolorosa, ms o menos atroz. Anteriormente al siglo XVII toda pena, ms o
menos seria, deba llevar con ella algn suplicio: el suplicio descansa sobre todo en un arte
cuantitativo del sufrimiento20. La finalidad del suplicio era volver infame al condenado, siempre
arrastrando su castigo, su condena, a travs de marcas, cicatrices, mutilaciones, o con lamisma muerte. El castigo con suplicio no buscaba reconciliar el delito con la sociedad ya
que los signos no deban borrarse. Era, en ltima instancia, la manifestacin del poder que
castigaba. Pero el suplicio no quedaba exento de funcionalidad: deba manifestar la verdad
del delito. De algn modo, y siguiendo la doctrina cristiana, el cuerpo ya estaba condenado
tras el crimen, pero todava poda salvarse el alma:
20Ibd., pg.: 33.
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El suplicio es una anticipacin de las penas del ms all; muestra lo que son, es el teatro del infierno; los
gritos del condenado, su rebelin, sus blasfemias, significan ya su irremediable destino. Pero los dolores de
aqu abajo pueden valer tambin como penitencia para disminuir los castigos del ms all: tal martirio,
si se soporta con resignacin, no dejar de ser tenido en cuenta por Dios.21
El suplicio judicial hay que comprenderlo tambin como un ritual poltico, ya que es otra
de las ceremonias por las que se manifestaba el poder, con lo cual, el delito no slo atacaba
a la vctima sino, adems, al soberano, debido a que la ley era como si fuera la voluntad del
soberano rey: el infractor de la ley atentaba contra el soberano mismo y ste caa con toda
su fuerza sobre el acusado. Era la prctica de la poltica del terror. Tras la condena y el
castigo, pasando por su debido suplicio, no se restableca la justicia tras el crimen del
condenado, sino que se reactivaba el poder del soberano. Hasta el siglo XVIII hay que
concebir el suplicio como un operador poltico. Qu razones llevaron a sustituir las penaspor el suplicio y la vergenza por unos castigos que reivindicaran el honor del ser humano?
El protagonista del suplicio no era el condenado sino el pueblo que lo vea, que era
espectador, porque era el mensaje de advertencia que el soberano ofreca a la sociedad: sin
espectculo el suplicio no tenda sentido para aterrorizar y amenazar al pueblo. Pero as
como el pueblo poda colaborar en el suplicio avergonzando al acusado y recibir el mensaje
amenazante del soberano, tambin poda revelarse contra el suplicio por considerarlo
injusto. De alguna manera, era un modo de maldecir al poder y a sus ejecutores, ya que lamultitud poda agolparse en torno del patbulo, con lo cual, no es nicamente para asistir a los
sufrimientos del condenado o azuzar el furor del verdugo: es tambin para or cmo aquel que no tiene ya
nada que perder maldice a los jueces, las leyes, el poder y la religin22. As como el criminal era visto
siempre como un malhechor por el soberano, los ricos, los magistrados, etc., tambin era
visto muchas veces como un hroe, un luchador silenciado por la justicia que deca, a viva
voz, lo que el pueblo senta en contra del poder.
Castigo
Las protestas contra los suplicios se pueden encontrar en todas partes, sobre todo a partir
de la mitad del siglo XVIII. A partir de entonces ya no se quiere que la justicia se vengue,
sino que castigue realmente. Incluso con el peor de los asesinos existe algo digno de
respetar: su humanidad. Para los humanistas, el castigo ya no es la tortura pblica del
21Ibd., pg.: 44.22Ibd., pg.: 57.
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criminal, sino el trabajo pblico, puesto que el criminal sera puesto a trabajar en las rutas, los
canales y las plazas pblicas de Francia. Sera visible y viajara a travs del pas, portando consigo las
representaciones de sus crmenes. La sociedad se beneficiara con su trabajo y su leccin23. Ahora el
hombre, no slo es la medida de las cosas, sino tambin del poder, del usodel poder.
El exceso de abuso de poder por parte del soberano, por ejemplo mediante los suplicios y
los castigos considerados injustos o desproporcionados, llevaron a reformular el ejercicio
del poder: no es la crueldad, sin embargo, lo que lleva a reformarlo sino que se hace una
crtica a la mala economa del mismo. El exceso y abuso de poder no permite gestionar
debidamente el Estado, pero detrs de todo existe una pregunta: gestionarlo para qu?
Para que sea productivo. El verdadero objetivo de la reforma
no es tanto fundar un nuevo derecho de castigar a partir de principios ms equitativos, sino establecer unanueva "economa" del poder de castigar, asegurar una mejor distribucin de este poder, hacer que no est
ni demasiado concentrado en algunos puntos privilegiados, ni demasiado dividido entre unas instancias
que se oponen: que est repartido en circuitos homogneos susceptibles de ejercerse en todas partes, de
manera continua, y hasta el grano ms fino del cuerpo social.24
El reacondicionamiento del poder de castigar, de su ejecucin, para volverlo ms regular y
no dejado a la deliberacin del soberano, los magistrados y los jueces. Resumidamente, es
preciso que aumente el efecto del castigo y del ejemplo pero disminuyendo su costo
econmico y poltico. Esta reforma, entonces, se hace desde dentro, desde ellos mismos, a
saber, desde el poder mismo. La reforma no es ms que una extensin de su ejecucin
anterior, con un nuevo objetivo: regularlo, hacer del castigo una funcin regular, coextensiva a
la sociedad; no castigar menos, sino castigar mejor; castigar con una severidad atenuada quiz, pero para
castigar con ms universalidad y necesidad; introducir el poder de castigar ms profundamente en el cuerpo
social25. Esta regularidad del castigo tuvo que convertir en crimen todo ilegalismo, ya fuera,
por ejemplo, el abandono del patrn por parte del obrero, de los criados que huan de sus
amos, de los soldados desertores, etc. Este ilegalismo aumentaba, obviamente, lacriminalidad. El ilegalismo de los derechos, pues, se transformaba en un ilegalismo de
bienes y haba que castigarlo: con la burguesa el poder econmico marcar el camino. Se
podra decir que los ilegalismos se han estructurado con el desarrollo de la sociedad
capitalista. Ahora es la burguesa quien toma el poder, reservando el ilegalismo de derechos.
23Dreyfus, H.:Michel Foucault: ms all del estructuralismo y la hermenutica. Buenos Aires, 2001. Ediciones NuevaVisin. Pg.: 180.24Foucault, M.:Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisin. Capital Federal, 2002. Siglo XXI Editores. Pg.: 74.25Ibd., pg.: 76.
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El nuevo enfoque econmico y productivo de la burguesa tambin transforma los castigos
ya que se afirma la necesidad de definir una estrategia y unas tcnicas de castigo en las que una economa
de la continuidad y de la permanencia remplacen la del derroche y del exceso 26.
A partir de ahora, en el nuevo mundo donde los soberanos han cedido el poder a losnuevos gobiernos democrticos, republicanos y/o parlamentarios, donde el rey absoluto ha
dejado de tener vigencia, el castigo tiene que ser efectivo, ejemplar, econmico y
humano, y es mediante la aceptacin del contrato social que el ciudadano acepta, para
siempre, estas leyes. El criminal es, pues, quien rompe el pacto, volvindose enemigo de la
sociedad pero es partcipe (o lo fue) del castigo que se le impondr: ahora el ciudadano es
responsable de su propio castigo, tanto por el acto criminal como por el tipo de castigo que
se le impondr. Ya no se comete un delito contra el soberano sino contra la sociedad y la
mejor forma de pagar las culpas ser devolviendo a la sociedad su justicia, es decir, el
derecho de castigar ha sido trasladado de la venganza del soberano a la defensa de la sociedad27. En otras
palabras, el crimen que se realiza, no se le hace slo al individuo que es vctima, sino al
cuerpo social en tanto que se desobedece ley que representa a la totalidad de la ciudadana.
Es considerado como un ataque de un ciudadano al conjunto de la sociedad y, por
consiguiente, el delincuente tiene una deuda para con su ciudadana: esa deuda la pagar
mediante su castigo y su castigo ser el abandono de lo que es, corrigiendo su conducta
para volver a ser un ciudadano normal dentro de los lmites de la ley.
Dnde est el lmite, la moderacin de la pena? Con el soberano, la moderacin resida en
l mismo, pero a partir de ahora residir en el corazn de los hombres, en su humanidad. La
venganza deja de ser productiva para la sociedad, y slo un castigo que sea capaz de reparar
el mal hecho a la sociedad ser til. El crimen introduce el desorden en la sociedad, con lo
cual, para que el castigo sea til, debe tener las consecuencias del delito: intentar castigar de
tal manera que no se repita el crimen, es decir, castigar para impedir su repeticin. Se ha
desplazado la mecnica del ejemplo en el castigo: en el suplicio se repeta el crimen, serepresentaba otra vez; ahora se trata de evitar la repeticin del crimen en el futuro. As,
debido a que la finalidad del castigo es evitar la reincidencia, se tiene, pues, que tener en
cuenta aquello que esel criminal en su naturaleza, en s mismo: como es su voluntad. Es
decir, habr que buscar los caracteres singulares de cada delincuente un mismo crimen
puede ser realizado por dos personas completamente distintas, ya sea en la escala social, en
26Ibd., pg.: 81.27Ibd., pg.: 84.
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la personalidad, el lugar, el momento, etc. -: habr que individualizar a cada criminal. De
alguna manera, lo que comienza a esbozarse ahora es una modulacin que se refiere al propio infractor,
a su ndole, a su modo de vida y de pensamiento, a su pasado, a la "calidad" y no ya a la intencin de su
voluntad28, es decir, se empieza a determinar el ser del criminal, del hombre criminal. Para
cada crimen se crear una ley penal y un castigo: se encasilla el ser del hombre en una
determinacin legal. Pero, cmo aplicar leyes fijas a individuos singulares?
Se tratar de alcanzar la objetivacinde los delincuentes y los delitos: se puede conocer al
delincuente bajo criterios especficos y esta objetivacin nace en las tcticas del poder y su
ejercicio. Se iniciar la sumisin de los cuerpos por el control de ideas: un dspota imbcil
puede obligar a unos esclavos con unas cadenas de hierro; pero un verdadero poltico ata mucho ms
fuertemente por la cadena de sus propias ideas29. Todo un nuevo ejercicio del poder est en
marcha: se trata de someter a los cuerpos dciles, que no son delincuentes, bajo un
discurso que dice verdad, es decir, a partir de la objetivacin de lo anormal de la sociedad,
de aquello que debe de ser evitado, se podr encasillar lo que es el hombre normal y
dirigirlo en la sociedad como un instrumento de conduccin de la misma. Pero este
discurso, que se origina en el seno de las instituciones bajo el mando de las ciencias
humanas, cala mucho ms hondo de la superficie de la sociedad hasta llegar a los sujetos: el
discurso, que se traduce como verdad, producido por las instituciones, ser asumido,
adquirido, apropiado por los sujetos libres.
Esta nueva forma de castigar que se est gestando, este nuevo arte de castigar debe
apoyarse en una tecnologa de la representacin, es decir, encontrar a cada delito su castigo
correspondiente. No obstante, para que dicho castigo sea efectivo, para que funcione tiene
que seguir varios puntos: tiene que ser lo menos arbitrario posible y la mejor solucin es
que el castigo derive del crimen; debe apoyarse en el mecanismo de fuerzas, es decir,
disminuir el deseo que hace atractivo el delito ofendiendo el orgullo que llev a hacer el
delito, ensear al preso lo que es perder la libertad y aprender a ganrsela; se requerir,adems, de la utilidad de una modulacin temporal, es decir, la pena debe transformar al
delincuente en un ser til para la sociedad, y para ello debe de trabajarse, prolongarla en el
tiempo; es importante que estos signos sean aceptados y redistribuidos por todos, con lo
cual el castigo debe parecer natural e interesante, que de alguna manera parezca que repone
al desorden que ha generado a la sociedad, como si el condenado fuera un esclavo puesto al
28Ibd., pgs.: 9293.29Ibd., pg.: 96.
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servicio de todos, es decir, un siervo al servicio del Estado. Mientras el terror era el soporte
del suplicio, ahora lo ser la leccin, el discurso, la moralidad, pues en el castigo se vern las
leyes de todos, con la finalidad de que la sociedad aprenda del castigo si pasa por l. Slo
as se podr, entonces, invertir el herosmo de algunos criminales que se enfrentaban al
soberano: el crimen no podr aparecer ya sino como una desdicha y el malhechor como un enemigo a
quien se ensea de nuevo la vida social30 puesto que el criminal ya no ataca la voluntad del
soberano sino el orden, el pacto, el contrato de la vida social, es decir, a la sociedad misma.
Esta ser la nueva forma de castigar: para cada delito, una ley, y para cada criminal su
castigo. De alguna manera podemos ver como el determinismo ntico hace hincapi a
partir de las acciones: se determina aquello que escada uno a partir de lo quehace, e incluso
se puede determinar al ser del hombre desde su propia naturaleza como si sta existiera ya
que se castiga la voluntad como si esta fuera de una determinada manera y slo pudiera
corregirse para ser determinada conforme al pacto social: la libertad ontolgica propia del
ser humano queda cercada en un marco legal que separa entre buenos y malos, entre tiles
e intiles, entre gente de bien y delincuentes. Dicho de otro modo, se intenta que cada
castigo sea instructivo, no slo al condenado, sino tambin a la sociedad: se trata de un
condicionamiento del ser de los individuos para alcanzar una modalidad moral, una
ontologa secuestrada para la supuesta utilidad del orden de la sociedad. El teatro del
suplicio ha sido sustituido por una gran arquitectura cerrada, compleja y jerarquizada comoes la prisin (en todas sus formas), la cual est inmersa en las redes del Estado. Nos
hallamos, pues, ante una nueva forma de dominar el cuerpo completamente distinta.
Ahora, sea cual sea el delito, se encierra al delincuente. Posteriormente se pensar un
castigo apropiado, aquel que le pertenezca, para su propia cura. Pero todos los delincuentes
pasan por el mismo criterio, la misma puerta: el encierro del cuerpo para modificar el alma.
El castigo tendr como pedagoga el trabajo, inculcando la idea de que el trabajo permite
vivir tanto al individuo como a la sociedad: las prisiones son instituciones muy costosaseconmicamente y con el trabajo de los presos se costear parte de su gasto. Como dira
Dreyfus, las prisiones deban ponerse a trabajar para pagar si propia correccin31. A los que han
cometido delito se les instruir en el trabajo por ser en su mayora holgazanes y
vagabundos, desertores del Estado y de los seores burgueses. Como anot Foucault, se
30Ibd., pg.: 104.31Dreyfus, H.:Michel Foucault: ms all del estructuralismo y la hermenutica. Buenos Aires, 2001. Ediciones NuevaVisin. Pg.: 181.
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trata de una reconstruccin del homo oeconomicus: se quiere hacer una utilizacin econmica
de los criminales corregidos. La solitud del preso le ayudar a recapacitar sobre sus
fechoras, despertando en l la conciencia moral, religiosa. Los presos trabajarn durante el
da, redirigiendo su alma mediante oficios religiosos y meditando en soledad y silencio en
sus celdas durante la noche. Se castiga al cuerpo, se corrige el alma y todo bajo una
mxima: trabajar para vivir. Los presos desobedientes, agresores del orden social,
entorpecedores de la paz y de la productividad de la vida social, pasan de ser intiles para la
sociedad que los encarcel a entrar en un programa de reinsercin a la misma, es decir, para
serle til a ella, de nuevo o por primera vez. La prisin, que era un aparato administrativo,
ser tambin modificadora de espritus. No obstante, lo ms importante, sin duda, es que este
control y esta trasformacin del comportamiento van acompaadosa la vez condicin y consecuenciade
la formacin de un saber de los individuos32: se estudia y observa su conducta, siendo la prisin
tambin un observatorio, y se divide a los presos segn su conducta, peligrosidad y
saneamiento, individualizndolos, ejerciendo en ellos otro poder que deriva de un saber.
Las prisiones tiene varias intenciones: no pretenden borrar el delito sino evitar que se repita
mediante dispositivos dirigidos al futuro para prevenirlos, siendo ste el fin ltimo del
castigo. En qu punto recae la pena? Por qu ejerce fuerza sobre el individuo? Por las
representaciones: se le representan sus intereses, sus ventajas, si acata las rdenes de la prisin,
y sus desventajas si se opone. Se representa su futuro si acepta y lleva a cabo el castigo, esdecir, la modificacin de su alma. Pero la pena se aplica sobre el cuerpo, sobre su tiempo,
sobre las actividades que ejerce cada da: el cuerpo y el alma, como principios de los
comportamientos, forman el elemento que se propone ahora a la intervencin punitiva33. Se trata de una
manipulacin reflexiva del individuo. Para ello es necesario conocer el principio de las
sensaciones, de las pasiones del cuerpo. Se trata de construir sujetos obedientes, sometidos
a hbitos, que actan, finalmente, de forma automtica sobre ellos mismos, es decir,
fabricar cuerpos dciles: el castigo ya no busca la representacin pblica significativa y la enseanzadidctica moral, sino intentar la modificacin de la conductatanto del cuerpo como de alma a travs de
la aplicacin precisa de tcnicas administrativas de saber y de poder34. Qu se pretende, entonces,
corregir al individuo para solucionar el mancillado pacto social, o formar un sujeto
obediente? Con la prisin se pretender institucionalizar el poder de castigar, es decir, se
32Foucault, M.:Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisin. Capital Federal, 2002. Siglo XXI Editores. Pg.: 118.33Ibd., pg.: 120.34Dreyfus, H.:Michel Foucault: ms all del estructuralismo y la hermenutica. Buenos Aires, 2001. Ediciones NuevaVisin. Pg.: 182.
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pretender convertir en un aparato del Estado, de inters pblico. En todo caso, a finales
del siglo XVIII existan tres maneras de organizar el poder de castigar:
a) La que se apoyaba en el viejo derecho monrquico, el antiguo mtodo de venganza.b)
Una especie de ciudad punitiva que intenta arreglar el pacto social violado mediantela observacin ciudadana de los delincuentes trabajando en las calles constituyendo
un juego social con la intencin de evitar, corregir, y volver til al delincuente para
el servicio de la sociedad.
c) Una instruccin del preso hacia la obediencia del poder, previniendo, corrigiendo yvolviendo tiles tambin para el servicio de la sociedad, pero en instituciones
cerradas, inmersas en la sociedad pero ocultas a ella.
Ser el tercer modelo, segn Foucault, el triunfante: Cmo el modelo coercitivo, corporal,solitario, secreto, del poder de castigar ha sustituido al modelo representativo, escnico, significante, pblico,
colectivo?35, cmo se ha impuesto el castigo fsico substituyendo el juego social?
Disciplina
Para poder llevar a cabo la correccin de la conducta del sujeto habr que someter su
voluntad bajo un estricto mtodo que doblegue su mpetu. Se necesitar, no slo de un
aparato punitivo, de una institucin, sino de una disciplinaa la que el castigado se someta y
se rija por ella para re-educar su propia conducta. Foucault toma como ejemplo las
disciplinas militares que a partir del siglo XVIII se desarrollan, donde se fabrica el cuerpo
militar: ha dejado de ser el campesino par ser el soldado. El filsofo francs no slo se fija en
el modelo de la prisin para ver donde se instala el castigo, sino que ste se instala all
donde la disciplina debe imponerse: all donde toda institucin requiera de la disciplina, el
castigo aparecer como herramienta de direccin.
Se iniciarn mecanismos que conduzcan a la docilidad del cuerpo para su manipulacin:
ser dcil aquel cuerpo que pueda ser sometido, utilizado, transformado y perfeccionado
para los intereses que sean necesarios, para los que el cuerpo se haya transformado. Esto
no es nuevo, ni es la primera vez que el cuerpo se manipula para los intereses del Estado,
del Imperio y/o de la cultura, pero s que es cierto que a partir del siglo XVIII aparecen
nuevas tcnicas: aumenta la escala de control, trabajando cada una de las partes del cuerpo;
el cuerpo se torna objeto de control, buscando la eficacia de la organizacin interna, es
35Foucault, M.:Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisin. Capital Federal, 2002. Siglo XXI Editores. Pg.: 123.
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decir, el ejercicio sobre los cuerpos (correccin ininterrumpida, constante). Las disciplinas
han existido siempre, pero ahora son las frmulas generales de dominacin: es distinta de la
esclavitud porque no es la apropiacin del cuerpo; distinta de la domesticidad porque no
est bajo el capricho del amo; distinta, tambin, del vasallaje porque no atae tanto a las
operaciones del cuerpo, sino a lo productos del trabajo; y distinta del ascetismo y las
disciplinas monsticas ya que stas pretenden ms renuncias que el aumento de la utilidad,
siendo el dominio de uno mismo la finalidad ltima de las disciplinas. Con las disciplinas
modernas nace el arte del cuerpo humano en tanto que se ha transformado el castigo desde
la modernidad. stas pretenden aumentar la capacidad del cuerpo. Son disciplinas
inocentes en apariencia ya que son la respuesta a las preguntas de distintos intereses: hacer,
preparar, crear los cuerpos ms capaces para aquellos intereses que los determinan, pero,
aumentar la capacidad de los cuerpos bajo qu intereses?
El detalle minucioso, el arte de trabajar lo pequeo, cada parte del cuerpo, incluso aquello
que no se ve: una nueva microfsica del poder se est generando, a saber, la disciplina de las
partes del cuerpo, el adoctrinamiento y la manipulacin de ste para alcanzar una mayor
eficacia y productividad de los intereses originarios que promovieron tales disciplinas.
Adoctrinar los cuerpos estudiantiles para que aprendan mejor; manipular los cuerpos
militares para que maten mejor; transformar los cuerpos enfermos para que vuelvan a la
sociedad mejor; instruir, vigilar y premiar o castigar a los cuerpos de los obreros para quetrabajen mejor y produzcan ms, evitar la delincuencia procurando un castigo mejor
dentro y fuera de las prisiones, etc. Ser preciso todo un conjunto de tcnicas, de saberes y
procedimientos. Son justo estas pequeeces, estos detalles que en otras pocas no tenan
importancia, de donde ha nacido el hombre del humanismo moderno. As, la disciplina
requiere de todo un clculo de los individuos en el espacio y, para ello, se usarn varias
tcnicas:
1) Requiere clausura: un lugar propio en el que pueda realizarse, como las prisiones, loshospitales, las escuelas, los centros de trabajo, los cuarteles, la fbrica, etc., con un
objetivo muy claro: obtener de ellas el mximo de ventajas y de neutralizar sus inconvenientes
[]; deproteger los materiales y tiles y de dominar las fuerzas de trabajo36.
2) La clausura no es ni constante, ni suficiente: son mucho ms flexibles, repartiendoel espacio disciplinario en tantas parcelas como cuerpos hay: es preciso anular los
efectos de las distribuciones indecisas, la desaparicin incontrolada de los individuos, su circulacin
36Ibd., pg.: 131.
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difusa, su coagulacin inutilizable y peligrosa; tctica de antidesercin, de antivagabundeo, de
antiaglomeracin37. Son procedimientos para conocer, dominar y utilizar a los
individuos e incluso la soledad ser la compaera de la disciplina.
3) Se requiere de emplazamientos funcionales: vigilar, pero tambin crear espaciostilesdonde no slo se distribuyan los cuerpos sino que su manipulacin sea eficaz.
En hospitales (segn enfermedades, sexo edad, etc.), en fbricas (segn criterio de
produccin), en escuelas (segn edad y capacidad de aprendizaje), en prisiones
(segn la gravedad del crimen, segn el sexo) etc., ejemplos en los que en su
correcta distribucin de emplazamientos funcionales han permitido su gran
expansin y crecimiento (la gran industria, los grandes hospitales, grandes
multinacionales, etc.).
4) Los elementos disciplinarios son intercambiables, ya que cada uno se define por ellugar que ocupa en una serie: la disciplina individualiza los cuerpos por una localizacin
que no los implanta, pero los distribuye y los hace circular en un sistema de relaciones38.
Foucault toma como ejemplo las escuelas, en las que se individualiza a los alumnos
en fileras de uno, permitiendo as hacer de la escuela una mquina de aprender,
adems de un lugar donde vigilar, jerarquizar y recompensar.
Se aprecia que la disciplina organiza el espacio repercutiendo en el control de los cuerpos,
permitiendo transformar la inutilidad, la confusin, la peligrosidad en multiplicidadesordenadasenfocadas a extraer la mxima utilidad de ellas dentro de unas determinadas
tareas. Se trata, pues, de imponer un orden para recorrerlo y dominarlo, reconociendo al
sujeto como individuo, ya que esta es la condicin primera para el control y el uso de un
conjunto de partes distintas: es la base de la microfsica del poder. Para ello ser necesario un
control, sino absoluto, lo ms regulado posible de la actividad. El empleo del tiempo, como
las comunidades monsticas, estableciendo ritmos, obligando a ocupaciones determinadas,
regulando los ciclos de repeticin, etc. No obstante, las herencias religiosas se modifican: seafinan las horas (el reloj con su divisin del tiempo) para su mayor control y castigo, es
decir, se construye un tiempo til. Esto repercute en el acto, introduciendo el tiempo en l,
intentando asegurar que el acto se haga, controlando desde el interior su desarrollo y sus
fases: se define una especie de esquema anatomo-cronolgico del comportamiento39 que se puede
apreciar en la precisin de los desfiles militares por ejemplo. Se define, tambin, el acto de
37Ibd., pg.: 131.38Ibd., pg.: 134.39Ibd., pg.: 140.
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cuerpo, midiendo su distancia, su tiempo, su direccin, etc.: el tiempo cronometrado se
introduce en el cuerpo. Esto conlleva un establecimiento de correlacin del cuerpo y del
gesto, buscando eficacia y rapidez, dejando de banda lo ocioso y la inutilidad. Estamos
hablando, pues, de una articulacin de cuerpo-objeto, objetivando el cuerpo, definiendo las
relaciones del cuerpo con los objetos: como tomar el fusil, como coger el lpiz para
escribir, como sentarse para trabajar, etc., siempre con una finalidad muy clara, a saber,
hacer las tareas pero hacerlas mejor. Se trata, en ltima instancia, de una utilizacin exhaustiva
del tiempo para lograr ser ms tiles: cuanto ms se descompone el tiempo, mejor se
controla. En definitiva, se est creando un cuerpo nuevo, un cuerpo mecnico y, en
consecuencia, se ofrece a nuevas formas de saber, entrando en el terreno de la
micropenalidad donde cualquier cosa es potencialmente punible.Ejercicio, autoridady utilidad
son las mximas de las disciplinas, modificando, as, las disposiciones orgnicas del cuerpo
para un uso determinado. Pero las disciplinas, adems de organizar el espacio e introducir
el tiempo en los cuerpos, tienen que ser comprendidas como aparatos de sumar y
capitalizar el tiempo, lo cual se logra mediante tres procedimientos:
1) Dividir la duracin en segmentos, por ejemplo, edades.2) Organizarse bajo un esquema.3) Finalizar estos segmentos temporales, indicando si el sujeto ha pasado la prueba
o no, es decir, examinndolos.
Estos rasgos los encontramos tanto en el ejrcito, como en las escuelas, como en el trabajo:
se trata del adoctrinamiento de los cuerpos. As, los procedimientos disciplinarios hacen
aparecer el tiempo lineal, ahora evolutivo, una lnea que conduce hacia un progreso que
aumente las capacidades de la sociedad: una macro y una microfsica de poder han permitido []
la integracin de una dimensin temporal, unitaria, continua, acumulativa en el ejercicio de los controles y la
prctica de las dominaciones40. Es el ejercicio el medio por el cual las disciplinas penetran en
los cuerpos, perpetuando una caracterizacin del individuo. El ejercicio permitireconomizar el tiempo para que sea til y ejercer el poder sobre los individuos por medio
del tiempo impuesto que les penetra. El ejercicio ya no busca el ms all terrenal (la
salvacin que predicaba la moral cristiana), sino el ms all temporal, la mejora de la
sociedad: una felicidad ucrnica, y no utpica, supedita el control del cuerpo, pero que
nunca acaba de alcanzarse puesto que siempre se puede mejorar.
40Ibd., pgs.: 148149.
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Adems del control del cuerpo por el tiempo y del ejercicio como medio para alcanzar
dicha tarea, la disciplina tambin permite obtener un aparato eficaz ya que el cuerpo
singular se puede colocar, mover, articular sobre otros, donde el cuerpo est en relacin
con otros. Su funcin se determina en esa relacin: piezas de un todo donde el tiempo de
unos se ajusta al de los otros y viceversa, para obtener mayor eficacia. Pero esta
combinacin exige un sistema preciso de mando que se encargue de llevarlo a cabo.
Resumiendo, la disciplina fabrica individuos, a seres bajo cuatro caractersticas comunes:
primera, la distribucin del espacio (celular); segundo, la definicin de las actividades
(orgnica); tercero, la economizacin del tiempo (gentica); y por ltimo, de todo ello se
requiere de la composicin de las fuerzas (combinatoria). Para ello es preciso el uso de
cuatro tcnicas: separar, ordenar, ejercitar y siempre mediante tcticas, siendo sta la base de
todo.
Hemos credo que el progreso kantiano ha venido dado por la Razn, pero esta Razn
estaba subordinada a unos intereses particulares, es decir, que rezaba a un tipo de
racionalidad: la completa distribucin, jerarquizacin y manipulacin de los individuos y de
la sociedad para lograr su mejor produccin. La paz civil no se ha dado por la Razn sino
por el control:
Los historiadores de las ideas atribuyen fcilmente a los filsofos y a los juristas del siglo XVIII el sueo
de una sociedad perfecta; pero ha habido tambin un sueo militar de la sociedad; su referencia
fundamental se hallaba no en el estado de naturaleza, sino en los engranajes cuidadosamente
subordinados de una mquina, no en el contrato primitivo, sino en las coerciones permanentes, no en los
derechos fundamentales, sino en la educacin y formacin indefinidamente progresivos, no en la voluntad
general, sino en la docilidad automtica.41
Esto supone, en cierta medida, el xito del poder disciplinario, el cual se debe al uso de
instrumentos simples, como la inspeccin jerrquica, la sancin normalizadora y su
combinacin: el examen. La introduccin del tiempo en el cuerpo y el ejercicio comoproceso para disciplinarlo requiere de la examinacin del mismo proceso para saber si se ha
logrado tal objetivo o no. Se trata de ver el cuerpo, observarlo en todo su proceso, pero sin
que el que vea sea visto: estamos ante el nuevo modelo de vigilancia.
Foucault se fija en el modelo militar: el campamento es el diagrama de un poder que acta por el
efecto de una visibilidad general42. Pero tambin lo podemos encontrar en el urbanismo, en las
41Ibd., pgs.: 156157.42Ibd., pg.: 159.
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ciudades obreras, en los hospitales, asilos, prisiones, etc., todas bajo un mismo principio: el
encaje espacial de las vigilancias jerarquizadas. Ya no se pretende la admiracin esttica del
poder, como podan ser los palacios seoriales, que vigilaban el exterior, sino que ahora se
precisa de un control interior: hacer visibles a los que estn dentro, es decir, los que
componen la sociedad, una comunidad, un colectivo. Por ejemplo, un hospital, el cual ya
no es el lugar donde se cobija la miseria, sino el lugar donde, mediante el cuidado y la
vigilancia, se examina a los enfermos constantemente para su final curacin. Lo mismo
ocurre en las escuelas: se educa a los nios pero siempre bajo la mirada del vigilante-
profesor que los evala examinndolos, es decir, determinando si son aptos o no segn los
criterios de lo que se ensea. Tambin en las fbricas se vigila para una mayor produccin:
la vigilancia no recae en la produccin, sino en los hombres, en su habilidad, examinando y
determinando la manera de trabajar, la conducta del obrero. Es la vigilancia en la fbrica un
modo de economizar la productividad, de no pagar la inutilidad. Resumiendo, las
instituciones disciplinarias han actuado como una mquina de control que ha vigilado la
conducta de los vigilados, de los productores, para alcanzar los fines que la institucin
impone. Obviamente la vigilancia no se inventa en el siglo XVIII, pero con el poder
disciplinario que se perfecciona a partir de este sujeto, la vigilancia es un instrumento clave,
necesario para la finalidad de las disciplinas.
La examinacin constante, la vigilancia de los individuos permite captar aquellas faltas quecomete el sujeto, a saber, aquellas acciones que estn fuera de la disciplina, que no las
contempla, aquellas que, de alguna manera, dificultan la finalidad de la disciplina. Estos
errores, estas faltas que se hayan ms all de la disciplina deben ser castigadas, corregidas,
con una finalidad muy clara: corregir el error para encauzar al individuo en la disciplina,
para hacerlo volver a ella. As, las disciplinas dejan espacios de castigo, en forma de
sancin, a aquellos individuos que no realizan las tareas disciplinarias, es decir, a las
desviaciones de la disciplina: el soldado comete una "falta" siempre que no alcanza el nivel requerido;la "falta" del alumno, es, tanto como un delito menor, una ineptitud para cumplir sus tareas43. As, el
castigo disciplinario tiene por funcin reducir las desviaciones, es decir, debe ser correctivo.
Pero al igual que se castiga, tambin se debe premiar los xitos disciplinarios: esto permite
separar, en la conducta, el bien del mal de un modo muy directo y visual. Por lo tanto, la
disciplina, al velar y sancionar los actos, moldea a los individuos bajo el castigo y la
recompensa, separando a unos individuos de otros bajo la determinacin de los buenos y
43Ibd., pg.: 166.
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los malos. Se debe diferenciar a unos de otros, pero todos bajo la misma regla
disciplinaria: se est trazando el lmite que definir y diferenciar a los normales de los
anormales. En otras palabras, aun existiendo la diferencia cualitativa entre ellos, todos
estarn bajo las mismas reglas conjuntas para poder normalizarlos a todos: el poder de
normalizacin obliga a la homogeneidad; pero individualiza al permitir las desviaciones, determinar los
niveles, fijar las especialidades y hacer tiles las diferencias ajustando unas a otras44. Estamos ante la
examinacin constante de los individuos, ya que el examen combina vigilancia y sancin
que normaliza: permite calificar, clasificar y castigar. La examinacin requiere de un saber, y
es este saber el que va tomando el poder de las viejas instituciones. El examen une cierta
forma de ejercer el poder con cierto tipo de formacin del saber: la disciplina hace que
quien ejerce el poder sea visto, y el examen les permite la objetivacin. El examen tambin
permite la individualidad en el campo documental, ya que a partir de cada registro que
supone el examen se encuentra un individuo, pudiendo as analizar al sujeto y tambin al
grupo. Entonces, el examen hace de cada individuo un caso, es decir, es el individuo tal y
como se le puede definir. Por lo tanto, el sistema de examinacin indica la aparicin de una
nueva forma de poder en la que cada cual recibe como estatuto su propia individualidad, y en la que
es estatutariamente vinculado a los rasgos, las medidas, los desvos, las "notas" que lo caracterizan y hacen
de l, de todos modos, un "caso"45. Garantiza, pues, las funciones disciplinarias y, por lo tanto,
la fabricacin de individuos. Bajo el poder disciplinario que la institucin impone a lossujetos, el nio est ms individualizado que el adulto, el loco ms que el cuerdo, el
enfermo ms que el sano, es decir, el anormal est ms individualizado que el normal, ya
que a ellos se les dirigen todos los mecanismos individualizantes.
Una de las frmulas ms famosas explicadas y usadas por Foucault para poder explicar el
ejercicio de tal control, de tal vigilancia de los sujetos, es el conocido Panptico de Bentham,
que es la arquitectnica ideal de la vigilancia, la individualizacin, el control y la exclusin,
permitiendo ejercer este poder sobre los hombres bajo la siguiente forma:En la periferia, una construccin en forma de anillo; en el centro, una torre, sta, con anchas ventanas
que se abren en la cara interior del anillo. La construccin perifrica est dividida en celdas, cada una de
las cuales atraviesa toda la anchura de la construccin. Tienen dos ventanas, una que da al interior,
correspondiente a las ventanas de la torre, y la otra, que da al exterior, permite que la luz atraviese la
celda de una parte a otra. Basta entonces situar un vigilante en la torre central y encerrar en cada celda a
44Ibd., pg.: 171.45Ibd., pg.: 178.
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un loco, un enfermo, un condenado, un obrero o un escolar. Por el efecto de la contraluz, se pueden
percibir desde la torre, recortndose perfectamente sobre la luz, las pequeas siluetas cautivas en las celdas
de la periferia. Tantos pequeos teatros como celdas, en los que cada actor est solo, perfectamente
individualizado y constantemente visible. El dispositivo panptico dispone unas unidades espaciales que
permiten ver sin cesar y reconocer al punto. En suma, se invierte el principio del calabozo; o ms bien de
sus tres funciones encerrar, privar de luz y ocultar; no se conserva ms que la primera y se
suprimen las otras dos. La plena luz y la mirada de un vigilante captan mejor que la sombra, que en
ltimo trmino protega. La visibilidad es una trampa.46
El hombre es vigilado, visto, observado siempre que se quiere, pero l no ve que est
siendo visto. Es la individualizacin del sujeto evitando, as, toda posibilidad de complot,
permitiendo el funcionamiento automtico del poder: los individuos tambin son
portadores de ejercer este poder porque cualquier individuo puede ejercerlo sin tenerporqu ser el soberano del pasado. Como coment Dreyfus, mientras que en los regmenes
monrquicos era el soberano el que tena la visibilidad, bajo la institucin del bio-poder son aquellos que
son disciplinados, observados y comprendidos los que son los ms visibles47, es decir, es el propio
sujeto libre el que ejerce el poder, el que vigila y controla, el que intenta mantener la
normalidad dentro de la sociedad porque se ha introducido el panptico en l, en su forma
de actuar, de pensar. El soberano rey es el sbdito y cada uno de ellos: todos controlan,
todos vigilan, todos se encargan de mantener vivo el panptico y las disciplinas, la
normalizacin de los individuos y la exclusin y encierro de los anormales. El poder se
visualiza en todos los individuos pero nadie lo ejerce de forma absoluta y totalitaria, sino
compartida y fragmentada: estamos ante la micro-fsicadel poder.
El panptico no slo vigila, sino que adems sirve para estudiar, para analizar un mismo
caso de diferentes formas sin que stas se compartan: el Panptico es un lugar privilegiado para
hacer posible la experimentacin sobre los hombres, y para analizar con toda certidumbre las
trasformaciones que se pueden obtener en ellos48. En definitiva, el panptico es un laboratorio del
poder, ya que va a permitir definir las relaciones de poder con la vida cotidiana. Aunque sea
un ideal, es un modelo que puede ser aplicado en todas aquellas instituciones en las que la
vigilancia sea algo esencial. Sin embargo, el panptico escapa de la tirana porque puede ser
ejercido por todos y, en consecuencia, tambin visto por todos. Su objetivo es volver ms
fuertes las fuerzas sociales, es decir, hacer crecer y multiplicar. El modelo de panptico est
46Ibd., pgs.: 184185.47Dreyfus, H.:Michel Foucault: ms all del estructuralismo y la hermenutica. Buenos Aires, 2001. Ediciones Nueva
Visin. Pg.: 222.48Foucault, M.: Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisin. Capital Federal, 2002. Siglo XXI Editores. Pg.: 188.
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en el lado opuesto del soberano rey porque ste eliminaba toda irregularidad, toda
anormalidad, todo salto de la ley, excluyendo, torturando o matando, mientras que el
panptico pretende dominar a estos anormales para corregirlos y volverlos a la sociedad: el
panoptismo es el principio general de una nueva "anatoma poltica" cuyo obj