franciscanum. revista de las ciencias del espíritu ... · el mÉtodo para la investigaciÓn en...

17
Franciscanum. Revista de las ciencias del espíritu ISSN: 0120-1468 [email protected] Universidad de San Buenaventura Colombia BONILLA, Ángela; RESTREPO GONZÁLEZ, Publio; CRISTANCHO ALTUZARRA, José Gabriel; OLKHOVAIA, Elena; ROJAS CORDERO, William; ROA BARRERA, Norberto El MÉTODO PARA LA INVESTIGACIÓN EN FILOSOFÍA: A PROPÓSITO DE UNA "CUESTIÓN DISPUTADA" EN SAN BUENAVENTURA Franciscanum. Revista de las ciencias del espíritu, núm. 139, 2005, pp. 153-168 Universidad de San Buenaventura Bogotá, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=343529889006 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Upload: vodien

Post on 04-Nov-2018

216 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Franciscanum. Revista de las ciencias del

espíritu

ISSN: 0120-1468

[email protected]

Universidad de San Buenaventura

Colombia

BONILLA, Ángela; RESTREPO GONZÁLEZ, Publio; CRISTANCHO ALTUZARRA, José Gabriel;

OLKHOVAIA, Elena; ROJAS CORDERO, William; ROA BARRERA, Norberto

El MÉTODO PARA LA INVESTIGACIÓN EN FILOSOFÍA: A PROPÓSITO DE UNA "CUESTIÓN

DISPUTADA" EN SAN BUENAVENTURA

Franciscanum. Revista de las ciencias del espíritu, núm. 139, 2005, pp. 153-168

Universidad de San Buenaventura

Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=343529889006

Cómo citar el artículo

Número completo

Más información del artículo

Página de la revista en redalyc.org

Sistema de Información Científica

Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

El MÉTODO PARA LA INVESTIGACiÓN" "EN FllOSOFIA: A PROPOSITO DE UNA

"CUESTiÓN DISPUTADA" EN SANBUENAVENTURA

Ángela BONILLA, Fray Publio RESTREPO GONZÁLEZ,José Gabriel CRISTANCHO ALTUZARRA, Elena OLKHOVAIA,

William ROJAS CORDERO, Norberto ROA BARRERA'

APUNTES FilOlÓGICOS PRELIMINARES

Al abordar el estudio de un texto, un autor, una obra, como objeto de investigación,

debemos enfocamos inicialmente en la raíz de dicho estudio, es decir, en la traducción.

La traducción ha sido desde hace milenios uno de los procedimientos más im­

portantes, acaso el más importante, para la propagación de la cultura, para la

creación y el desarrollo de nuevas literaturas y para el enriquecimiento de las

lenguas utilizadas para traducir l.

Traducir, del latín traducere, es expresar en una lengua lo que antes fue escrito

en otra (pasar un texto de una lengua original a un texto en una lengua terminal).

Para llevar a cabo el proceso de traducción hay que tener en cuenta ciertas consi­

deraciones: el conocimiento del idioma original, el conocimiento del idioma al cual

se va a traducir y el conocimiento de la obra; estos puntos permiten al traductor

Profesores de la Facultad de Filosofia

GARCÍA YEBRA, Valentín. Traducción: Historia y Teoría. Madrid: Gredos, 1994, p. 373

154

BONILLA, Ángela. Sajo: Estudio y traducción histórico y literario. Universidad Nacional de Colom­bia, 2001, p 6.

Ángela Bonilla, el al

llegar a lo que García Yebra llama la re­

gla de oro de la traducción: "decir todo

lo que diga el original, no decir nada

que el original no diga y decirlo con toda

la naturalidad que permita la lengua a la

cual se traduce". Al enfrentarse el tra­

ductor a este proceso debe considerar­

lo no sólo desde el campo de la opera­

ción lingüística, realizada ésta sobre

objetos lingüísticos (textos) y con me­

dios lingüísticos (palabras sujetas a nor­

mas o leyes lingüísticas), método rigu­

rosamente científico, sino también como

una operación artística y creativa don­

de el estudioso contribuye -en la medi­

da de sus capacidades- al enaltecimien­

to de la obra.

Este oficio, como producto germinal,

parte de algunos testimonios de literatura

sumeria en el 2000 a. de c., y de extravia­

dos asomos de literatura acadia. La pro­

ducción literaria y artística de Grecia con­

lleva al pueblo romano a la traducción y

adaptación del griego para la educación de

sus gentes e inspira el surgimiento de la

literatura latina a partir de sus obras. La

traducción al árabe y del árabe permite el

vínculo entre Oriente y Occidente. La tra­

ducción en España a principios del siglo

XV de La Divina Comedia de Dante, y de

autores como Petrarca y Bocaccio, da paso

al conocimiento de la cultura clásica, y

ya, con el aire del Renacimiento, a las tra­

ducciones de los autores clásicos latinos

y griegos se suma un interés de los tra­

ductores por verter desde las lenguas clá­

sicas a las modernas.

En la España del siglo XIX se tra­

duce del griego y sobre todo del latín

tanto como del francés, inglés o alemán.

El considerable cambio en el desarrollo

histórico de la traducción, -entiéndase

éste como traducción científica, técni­

ca, documental o literaria dependiendo

de la disciplina a la que se encuentre li­

gado- da paso en el siglo XX a un nú­

mero in crescendo de traducciones al es­

pañol de obras de autores modernos,

principalmente franceses, ingleses, ale­

manes e italianos.

Las traducciones al francés predomi­

nan hasta los años cincuenta y ad portas

del siglo XXI el inglés aventaja a las de­

más lenguas. En el presente se realizan tra­

ducciones del griego, latín, portugués, fran­

cés, italiano, ruso, sueco, holandés, danés

e inglés; traducciones de dialectos y len­

guas aborígenes, entre otros.

La teoría de la traducción distin­

gue dos géneros2, teniendo en cuenta el

155

SAN BUENAVENTURA. Obras. Edición bilingüe. V: cuestiones disputadas sobre el misterio de laSantísima Trínidad. Colaciones sobre los siete dones del Espiritu Santo. Colaciones sobre los diezmandamientos. Edición de Fr. Bernardo Aperribay, O.F.M. , Fr. Miguel Oromí, O. F. M. Y Fr. MiguelOltra, O. F. M. 2'. Ed. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1996, p. 95-121.

tipo de texto que se traduce y el fin con

que fue escrito; así encontramos la tra­

ducción científica documental y la lite­

raria.

La traducción científica (también lla­

mada no literaria) es la que trabaja con

textos técnicos y científicos los cuales

se caracterizan por su objetividad, pues

la persona que los escribe no implica sus

sentimientos ni subjetividad durante la

composición; su lenguaje es técnico y

convencional, sumado a un carácter con­

ciso, riguroso y especializado; la traduc­

ción literaria, como su nombre lo indica,

y según muchos teóricos, hace parte de

la literatura, ya que se encarga de la tra­

ducción de textos artísticos literarios, en

los cuales a diferencia de los textos cien­

tíficos, sí se implica la subjetividad y la

visión del mundo del autor; el lenguaje es

utilizado no sólo para decir un mensaje

sino para evocar y armonizar; el texto li­

terario es una combinación perfecta en­

tre forma y contenido, es un trabajo de

creación e imaginación impregnado de as­

pectos contextuales, culturales y hasta fi­

losóficos.

El método para la investigación en Filosofía...

La pertinencia de remitirse en un pri­

mer paso a los textos originales desde

cualquiera de las disciplinas en que nos

encontremos está totalmente solventada

en la férrea necesidad de acercarnos al

autor y su intencionalidad. Intenciona­

lidad que sólo puede ser descifrada a tra­

vés de las herramientas aportadas por la

filología y la lingüística durante éstos dos

milenios de producción de conocimien­

to científico y creación literaria impe­

recederos.

Dadas las condiciones de la disci­

plina en el campo que nos compete, la

traducción es de tipo literario.

Para demostrar la existencia de un

método de investigación en filosofía to­

mamos a San Buenaventura con la obra

Quaestiones Disputatae De Misterio

Trinitatis y en primer término la

Quaestio 1: Articulus 1 Utrum Deum Esse

Sit Verum 1ndubitabile3• Intentamos bre­

vemente establecer el trabajo filológico

de la obra y del autor teniendo en cuenta

los argumentos de autoridad y los argu­

mentos de razón.

156

¡bid. p. 94

¡bid, p. 94

¡bid. p. 94

¡bid. p. 95

RüUET DE JüURNEL, s. j. Enchhiridion Palrislicu11l. Edición bilingüe. Editio décima quarta. Barce­lona: Herder, 1946, párr. 2338, p. 734.

Ángela Bonilla, el al

El autor para demostrar su idea elige

triplice via4:

Prima via: Toda verdad impresa en

todas las mentes es verdad indudable.

Secunda via: Toda verdad que pro­

clama toda criatura es verdad indudable.

Tertia via: Toda verdad certísima y

evidentísima en sí misma, es verdad indu­

dable.

Prima via: omne verum omnibus

mentibus impressum est verum indubita­

bile5• El autor en este procedimiento tra­

baja los argumentos de autoridad y omite

los argumentos de razón. Así pues, toma­

remos algunos de esos argumentos para

nuestros fines.

Argumentos de autoridad de Ioannes

Damascenus, Boecio, San Agustín y Aris­

tóteles, entre otros.

Argumento de autoridad de Ioannes

Damascenus, in libro primo, capítulo ter­

tio: Cognitio existendi Deum naturaliter

nobis inserta est6, cuya traducción: El

conocimiento de la existencia de Dios está

naturalmente impreso en nosotros7•

El trabajo del filólogo nos remite al

texto latino De fide ortodoxa. ef. ¡bid.,

C. 1, cito textualmente, Nemo quippe est

cui non hoc ab eo naturaliter insitum

sit... 8, el cual, cotejado con el citado por el

autor presenta considerables cambios de

tipo morfológico y sintáctico, por citar sólo

algunos; y a su vez, nos remite al texto

original en lengua griega "llcial rapf¡ YlIcOall; -rOV Etllal eEOV úrc

aú-rov rpvalKci5r; ÉYKa-rÉarcap-raz",

cuya traducción en un primer acercamiento

sería: "el conocimiento de que Dios existe

por él, ha sido sembrado en todos natural­

mente", teniendo en cuenta que, el voca­

blo fusikwaj debe entrar a ser estudiado

laboriosamente para establecer con certe­

za el valor del texto.

Nótese así, que la cita de san Buena­

ventura para demostrar esa prima via ca­

rece de fundamentos filológicos. El texto

original en lengua griega no es citado por

el autor, aún más, el texto citado en lengua

latina no es una cita precisa y no corres-

Cabe recordar que

yeso nos conlleva hipotéticamente al

mismo interrogante ¿el texto del que se

valió el autor fue el texto original? ¿qué

probable fue que san Buenaventura se haya

basado en algún tipo de compendio reali­

zado por otro autor para hacer sus formula­

ciones?

en Occidente no se conocieron di­

chas traducciones hasta que en el

año 1.150 a petición de Eugenio III

tradujo Bargundio de Pisa el Defide

ortodoxa y quizás la Dialéctica y el

libro de las herejías por don Pedro

Lombard09,

El método para la investigación en Filosofía...

Argumento de autoridad de Boethius:

Inserta est mentibus hominum veri

bonique cupiditas 1o , y traduce: está gra­

bado en las inteligencias de los hombres

el deseo de la verdad y de la bondad!l,

cuyo texto sufre una ligera variación a

la cita referida textualmente en el lib. III,

2, 4 que dice: Est enim mentibus homi­

num veri boni naturaliter inserta cupi­

ditas l2 y a la que el autor vuelve cuando

continúa ... sed affectio veri boni prae­

supponit cognitionem eiusdem: ergo

mentibus hominum impressa est cog­

nitio veri boni et cupiditas máxime

desiderabilis 13• La fuente original nos ha­

bla de "verdad y bondad", mientras que

el autor nos adjetiviza esos términos en

"lo verdadero y lo bueno" para más ade­

lante retomar el sentido del original en

sed affectio veri boni praesupponit ... y

sustantivar los términos. Dice su tra­

ducción: Está grabado en las inteligen­

cias de los hombres el deseo de la ver­

dad y la bondad; -y más adelante

continúa-: "ahora bien, el deseo de la

verdady la bondad supone su previo co­

nocimiento; luego en las inteligencias de

FRAILE, Guillermo. Historia de la filosofia JJ. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, MCMLXVI,p. 192.

SAN BUENAVENTURA. Op. Cit., p. 96

Jbid, p. 97

TVRNHOLTI. Corpus Christianorum. Series latinas XCIV. Edidit Lvdovicvs Bieler. Tvrnholti,Typographi Brepols Editores Pontificii MCMLVII. Lib. 111. 2,4.

SAN BUENAVENTURA. Op. Cit., p. 96

157

10

13

II

12

ponde al original como se pudo constatar

en el anterior párrafo. Al ofrecernos el au­

tor tan sólo una idea del texto, nos surgen

los interrogantes: ¿El texto original -en­

tiéndase en lengua griega, o aún la versión

latina-, estuvo al alcance de San Buena­

ventura? ¿tuvieron los autores de la Edad

Media acceso a los textos en su lengua de

origen?

158

¡bid, p. 96-97

ARISTÓTELES. Metafisica. Edición trilingüe por Valentín García Yebra, Segunda Edición Revisada.Gredas, 1990, p. 96.

Ángela Bonilla, et al

los hombres se halla grabado el conoci­

miento de la verdad y de la bondad y el

deseo del objeto más deseable ...

Argumento de autoridad de San Agus­

tín: ¡tem, Augustinus De Trinitate in pluri­

bus locis dicit, quod imago consistit in

mente, notitia et amore, et quod ratio

imaginis attenditur in animam per com­

parationem adDeum... y traduce: además,

San Agustín, en multitud de lugares del

libro De Trinitate, dice que la imagen con­

siste en la mente, conocimiento y amor, y

que la razón de imagen se aplica al alma,

si se compara con Dios; ... 14.

San Buenaventura cita: Lib. IX, c.2,

n. 2ss,; XII, cA. 4 ss.; XIV, c. 8, n. II ss.

ef. I sent., d. e, p. 2, a. 1. En medio de

estos argumentos el autor no se ata a la

cita, sino que parte de todas ellas para ofre­

cer una idea general del conjunto de epís­

temes.

Argumento de autoridad de Aristó­

teles: Omnes homines natura scire

des iderantls, cuyo texto griego dice:

"nav'tec; av8nCúnot 'toi) Et8ÉvatopÉyov'tcn <j>úcrel," y al cual el tex­

to no hace referencia alguna.

14

15

Apelamos a un conjunto reducido de

argumentos de autoridad para intentar es­

tablecer a grandes rasgos la labor del au­

tor y de la obra. Labor por demás, digna

de ser mentada en virtud del discurso filo­

sófico de san Buenaventura, pero también

señalada en el orden filológico de sus es­

critos, como se pudo entrever. Y es en ese

punto donde cobran más vigor los cues­

tionamientos formulados anteriormente:

¿Tuvieron los autores de la Edad Media

acceso a los textos en su lengua original?

¿fueron las fuentes primarias en lengua

griega o latina del alcance de san Buena­

ventura?, ¿se basan sus formulaciones o

cuestionamientos en segundas versiones

de otros autores?

Estos cuestionamientos, nos abocan

a un camino un tanto incierto que bajo la

luz de los filólogos modernos y su labo­

rioso empeño tiende a ser vislumbrado en

"la verdad de su doctrina", para así, com­

prender aún más a nuestro carísimo San

Buenaventura.

Nos preguntamos si hay método de

investigación en Filosofía. La pregunta

supone la investigación en filosofía. Es

otra pregunta. Pero aquí no la vamos a

159

plantear y desarrollar, pues nuestro inte­

rés se dirige a método en esa investiga­

ción. La otra pregunta simplemente la

suponemos.

y supone también la relación natural

o artificial entre método y objeto, método

y problema, método y tema.

Aun queremos ver la necesidad del

estudio del método y de los métodos, pues

pensamos que la falta de claridad en este

campo es muy grande; y más aún la nece­

sidad de su implementación explícita. Este

problema tiene conexión con otro y es el

concepto mismo de "ciencia".

Durante unos tres siglos y medio, des­

de Galileo, hubo la pretensión a la exclusi­

vidad de "ciencia", en las ciencias fisicas,

naturales y matemáticas.

Había áreas y problemas a los que se

les negaba el derecho de ciencia: el dere­

cho, la historia, la vida; aún es más re­

ciente la reticencia a considerar la "socio­

logía", y la "psicología", por ejemplo,

como CIenCIas.

Hasta principios del siglo XX, no se

comenzó a mostrar el código y el ámbito

propio de otras ciencias distintas a las fi­

sico naturales, con los estudios y trabajos

de Dilthey, con ciencias a las que se llamó

"ciencias del espíritu".

El método para la investigación en Filosofla...

Hasta hoy se ventilan otros tipos de

ciencias o sus modalidades: ciencias "du­

ras" y ciencias "blandas"; ciencias "socia­

les"; ciencias "puras" y ciencias "aplica­

das"; "ciencias de ideas" y "ciencias de

hechos"; "ciencias del hombre", con una

ambigua nomenclatura en éstas, como si

no fuera y no hubiera sido el hombre el

que ha hecho ciencia: es decir, que todas

las ciencias o sus clasificaciones son "del

hombre" y por el hombre.

Hoy cada campo y área está tan diver­

sificada, que dificilmente se vería un vín­

culo de unión o aun algo que fundamente

a las ciencias.

La misma organización de las univer­

sidades sólo les proporciona y asegura un

vínculo "funcional" o "administrativo" ar­

tificial, muchas veces trazado por los

tecnócratas, ajenos completamente a los

asuntos mismos de que tratarían y se ocu­

parían las ciencias.

Por todo lo anterior, es por lo que se

hace necesario un vínculo, que ninguna

de las ciencias especializadas puede brin­

dar, y donde la filosofia cree tener la posi­

bilidad, la experiencia y la autoridad para

ofrecerlo.

Ese sería "el contenido" que podría

ligar desde "el asunto mismo" a las cien­

cias.

160

SAN BUENAVENTURA. Obras. Edición bilingüe. V: cuestiones disputadas sobre el misterio de laSantisima Trinidad. Colaciones sobre los siete dones del Espíritu Santo. Colaciones sobre los diezmandamientos. Edición de Fr. Bernardo Aperribay, O. F. M. , Fr. Miguel Oromi, O. F. M. Y Fr. MiguelOltra, O. F. M. 2' ed. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1996, p. 92-115.

Ángela Bonilla, et al

Pero aquí más que el contenido nos

aguijonea la inquietud del camino o méto­

do para la creación y crecimiento de las

ciencias.

y allí abrigamos la sospecha de que

no sólo puede existir el método para la

investigación en filosofía; sino que ha

existido, se ha practicado y es mostra­

ble.

Creemos que no sólo en el tratamien­

to sistemático, sino también en el históri­

co de la filosofia se han empleado diferen­

tes métodos: como el mayéutico en

Sócrates; el de contrarios o del diálogo en

Platón; el deductivo en Aristóteles; el "del

sí y del no" durante toda la Escolástica,

desde Pedro Abelardo a Santo Tomás y

San Buenaventura; el inmanente raciona­

lista en Descartes, Espinoza, Leibniz; el

"empírico" en Locke, Hume, etc; el dialé­

ctico refinado en el idealismo alemán; el

de la "deconstrucción", en parte, de la

postmodernidad; el de los filósofos "de la

sospecha"; el "fenomenológico" en

Husserl, etc.

Nosotros creemos que en las obras

de todos estos períodos y de estos auto-

16

res y otros muchos en filosofía hay un

verdadero método.

Queremos estudiarlo en una obra de­

terminada, de un autor que nos interesa

como inspirador no sólo de una escuela

respetable filosófica, y de probadas cáte­

dras en muchas universidades europeas y

americanas del norte y sur, sino de esta

misma universidad: de San Buenaventura.

Mostraremos ese método efectivo y

fecundo en una cuestión que tiene en su

misma estructura el carácter y la expre­

sión de la investigación: es la pregunta no

prejuiciada de si Dios en su existencia pue­

de ser conocido con certeza, tanto por la

razón como por la fe.

La formulación precisa de Buenaven­

tura es: "si la existencia de Dios es una

verdad indudable"16.

La modernidad generó una incerti­

dumbre que se conserva hasta nuestros

días: se puso en duda que la filosofia es

una ciencia. La simiente del argumento de

esta tesis es considerar que sólo lo medi­

ble y verificable en la experiencia es cien­

cia. Es decir, concibe que sólo aquello que

161

estudia un objeto cognoscible -para la cien­

cia moderna, un objeto empírico-, y que

sólo aquello cuya forma de investigación

es el método experimental, merece el títu­

lo de ciencia.

Como vemos, para la modernidad las

notas esenciales de la ciencia son el tener

un objeto cognoscible y un método de

investigación. Obviamente, si desde este

presupuesto de la modernidad se puede

concluir que la filosofía no es ciencia, bas­

ta demostrar que la filosofía no posee al

menos una de esas notas esenciales. Pero

ambas cualidades atribuidas por la mo­

dernidad a la ciencia se complementan

mutuamente. De ahí que la proposición

que se deduzca sobre la filosofía sea ro­

tunda: los objetos de estudio de lafiloso­

fia no son verificables ni cognoscibles;

por lo mismo, un método de investiga­

ción para objetos de esa naturaleza es un

absurdo.

Sin embargo, hay dos cosas curiosas

de esa proposición según la cual la filosofía

no es ciencia. La primera es que, en su sen­

tido etimológico,filosofia es la actitud del

deseo de saber, fuente de cualquier investi­

gación, y por lo mismo, del ejercicio mis­

mo del investigar, o sea del "hacer cien­

cia". La segunda cosa curiosa es que

precisamente una serie de sistemas filosó­

ficos (empirismo, fenomenalismo, positi­

vismo, etc.), fueron los que postularon la

El método para la investigación en Filosofia...

forma de concebir la ciencia que dio ori­

gen a esta idea que poseemos en la moder­

nidad.

Más allá de estas curiosidades, el in­

terrogante sigue latente ahí; ¿es o no la fi­

losofía una ciencia? Esta pregunta exige

dos interrogantes más profundos, sin los

cuales no podríamos responder el asunto:

1) ¿Es verdadera esa definición de ciencia

dada por la modernidad?; es decir ¿qué es

ciencia? y, más aún, 2) ¿qué es filosofia?

Ojalá tuviéramos el tiempo suficiente para

analizar estos problemas, pero su ampli­

tud originaría una disertación demasiado

extensa y dispendiosa. No podemos evitar

encontrar otra curiosidad aún más iróni­

ca: ya tenemos dos objetos por investigar,

los cuales son la ciencia y la filosofía ¿Nos

servirá el método experimental para res­

ponder esta pregunta?

Pero basta de ironías. Como vemos,

el asunto no es demostrar que la filosofía

es una ciencia, sobre todo con estas dos

incógnitas de fondo. Infortunadamente es­

tos temas son muy amplios y no podemos

continuar con este ensayo si no ponemos

entre paréntesis este dar por sentado los

interrogantes elementales y fundamentales

por la ciencia y la filosofía; por eso no

podemos rechazar la posibilidad de apor­

tar algo al concepto de filosofía. ¿De qué

modo? Examinando un escrito de un pen­

sador al cual le hayan llamado filósofo.

Ángela Bonilla, el al

162

SAN BUENAVENTURA, Op. cit., p. 95

HEIDEGGER, Martín. Qué es eso de la jilosojia. Buenos Aires: Sur, 1960, p. 25

Lógicamente es imposible sobrepasar

el círculo hermenéutico: si la existencia de

Dios es una verdad indudable, esto, de

acuerdo con San Buenaventura será el fun­

damento de todo conocimiento certitudinal,

pero al mismo tiempo, para demostrar "si

la existencia de Dios es una verdad indu­

dable", necesita de este mismo conoci­

miento certitudinal. Se comprueba lo últi­

mo cuando él elige tres procedimientos para

investigar la cuestión de la certeza de la

existencia de Dios: 1) toda verdad impre­

sa en todas las mentes es verdad induda­

ble; 2) toda verdad que proclama toda cria­

tura, es verdad indudable; 3) toda verdad

certísima y evidentísima en sí misma, es

verdad indudable 17•

¿Tuvo conciencia San Buenaventura

del "círculo vicioso" en que se encontra­

ba? Esto nunca lo podemos saber. Pero

de acuerdo con Heidegger "la filosofía

misma parece ser este círculo"18: de una

manera extraña entramos en éste en el mo­

mento de empezar a filosofar y todo el

resto depende de la dirección en que ca­

minamos. Solamente en el camino de la

mística se descubre la efectividad del

método "del sí y del no" que usa San Bue­

naventura para demostrar la certeza de la

existencia de Dios. Es un místico fran-

17

Realmente era la búsqueda de un ver­

dadero método lo que en el caso de San

Buenaventura permitió acercar dos enfo­

ques diferentes: el misticismo y el racio­

nalismo. Pero no es por azar por 10 que el

papa León XlII lo declaró "Príncipe de la

mística": la razón cede al misterio en sus

obras. Precisamente es lo sobrenatural lo

que permite al conocimiento ascender por

un camino certero, que lo libere y lo depu­

re de la duda y la incertidumbre.

San Buenaventura escribió las Quaes­

tiones de Trinitate entre los años 1253 y

1257, mientras ejercitaba su Doctorado en

la Universidad de París. Fue el tiempo de

grandes disputas: ¿cómo adoptar la filoso­

fia de Aristóteles sin perjudicar al cristia­

nismo? Se buscaba mantener en las nue­

vas teorías la comprensión agustiniana de

la fe, fundamentada sobrenaturalmente, y

se veía en el lenguaje conceptual de Aristó­

teles una herramienta que pudiera ser de gran

ayuda en hacerlas más claras y precisas.

¿Examinando qué de ese escrito? Lo que

tiene que ver con ese concepto provisio­

nal de ciencia dado por la modernidad: el

método de investigación que este pensa­

dor haya usado para conocer lo que se

propuso saber.

18

El método para la investigación en Filosofía...

nal no acierta a resolver sino hasta las co­

sas evidentes a los sentidos, como son las

corporales"23.

La sabiduría verdadera no es el resul­

tado de los ejercicios intelectuales en la

vida cotidiana, sino el don divino, la bien­

aventuranza de los pacíficos que se alcan­

za por la unión amorosa del alma con Dios.

La verdad eterna está "sellada" en cada

mente de manera inmediata por el mismo

Dios. Para la comprensión de la verdad

eterna es indispensable la participación de

la razón, mas esta misma comprensión es

accesible solamente para un corazón lim­

pio y, parece extraño, pero se logra en el

silencio de las facultades cognoscitivas,

cuando el alma se abre a lo misterioso y lo

oye. La última contradicción es solamente

aparente: la mente debe ser preparada para

escuchar lo desconocido, es decir, debe

tener los conocimientos previos sobre el

asunto que examina y al mismo tiempo debe

ser abierta a lo nuevo e inesperado. Es un

estado específico del alma y del cuerpo

que se logra a partir de la paz mental, que

el científico contemporáneo llamaría intui­

ción, mientras que un yoga o un budista

meditación.

163

SAN BUENAVENTURA, Op. cit., p. III

¡bíd., p. I 13

¡bid., p. 113

¡bid.. p. 113

¡bid., p. 113

2122

20

23

19

ciscano y es dirigido por la luz de la sabi­

duría divina; por lo tanto, las tres vías

que él elige son el rastro de "impresión"

de la verdad eterna en todas las mentes,

de la verdad, a la cual no le falta "la razón

de la evidencia"19.

Ahora, después de las previas aclara­

ciones, se puede mirar su método en fun­

ción: cómo realiza realmente la investiga­

ción sobre si la existencia de Dios puede

ser conocida como una verdad indudable.

Lo hace recogiendo las "verdades" en pro

y en contra, para rechazar posteriormente

las últimas como no legítimas y defectuo­

sas a causa de "tres deficiencias del en­

tendimiento que conoce"20. La primera de­

ficiencia que surge del acto de aprehensión

aparece cuando "no se toma en sentido

recto y pleno el significado del nombre de

Dios"21. La segunda, proviene del acto de

la comparación parcial: "así, cuando ve el

necio que la justicia no deja caer su peso

sobre el impío, infiere de esto que no hay

régimen en el mundo, y por ello, que no

hay en él un rector primero y sumo, que

es Dios excelso y glorioso"22. Y la tercera

aparece "por algún defecto en el acto de la

resolución ... cuando el entendimiento car-

164

JASPERS, Karl. Nielzsce elle chrislianisme. Paris: Les Edilions de Minuil, 1949, p.77-78,80

Ángela Bonilla, el al

Es exactamente en este punto donde

no se puede negar que la filosofia escolás­

tica en su aspiración por conocer 10 infini­

to y 10 eterno preparó la aparición de la

ciencia contemporánea. La ciencia, para

la cual no existen ni fronteras, ni límites y

la cual en su creación teórica se eleva so­

bre lo material: pese a la imposibilidad del

experimento directo, sus teorías permiten

interpretar, describir y conocer los fenó­

menos del mundo. Parece que Kart Jaspers

tiene razón cuando asegura:

C'est dans le monde chrétien seul, au

cours de l'histoire, que la volonté de

savoir a pris une telle ampleur; c'est

la que la recherche de la vérité a pris

le caractere impitoyable qui se ma­

nifeste dans la science. Il s'agit la d'un

fait incontestable: cette science, avec

son universalité, son exigence sans

limite et sa tendance a l'unité, n'est

apparue quIen Occident, et seulement

sur sol chrétien... Le Grec reconnait

dans le cosmos la réalité parfaite,

ordonné; il reconnait ce qui est con­

forme a la raison et aux lois ; le reste,

pour lui, n'est rien, c'est la matiere, le

néon inconnaissable et indigne d'etre

connu. Si au contraire, le monde est

la création de Dieu, alors tout ce qui

est a été créé par Dieu et mérite d'etre

connu ; non seulement ce qui est con-

24

forme a la raison, ce qui se laisse

mesurer... Alors l'homme se plonge

avec amour dans toutes les parti­

cularités des phénomenes, alors il n'y

a rien qui ne doive devenir connai­

ssance et savoir24•

La formulación bonaventuriana de

"si la existencia de Dios es una verdad

indudable" es una de las tantas que pro­

pone para desarrollar 10 esencial del mé­

todo escolástico de la disputa, de los ar­

gumentos a favor y los argumentos en

contra; no se queda en sólo una visión

cerrada, ni en la del salmista ni en la del

damasceno como él manifiesta en su obra.

San Buenaventura, por ejemplo, frente

a este enunciado presenta 29 argumentos

a favor y 14 argumentos en contra. Este

camino no es una simple formulación de

muchos "Sí" y de otros tantos "No"; es el

desarrollo riguroso, estricto y metódico de

todos los enunciados que puedan plantear­

se frente a un determinado problema o

tema.

Con los argumentos a favor o los en

contra San Buenaventura no pretende apo­

logizar ni a los unos ni a los otros; lo que

busca es mostrar un camino metódico y

exhaustivo bajo una cuestión medieval, (en

este caso la existencia de Dios como ver-

dad indudable), que bien puede ser mo­

derna o contemporánea para alumbrar su

verdad o falsedad, sin dejar de lado, como

una tarea eminentemente suya, el formu­

lar soluciones a las diversas objeciones

respondiendo de manera lógica, detallada

y propia cada una de las sentencias del

problema en cuestión.

San Buenaventura al examinar las dis­

tintas cuestiones, no solamente deduce de

principios generales los principios particu­

lares que se pueden aplicar a la disputa, sino

que su trabajo está en contraponer las di­

versas opiniones y epistemes de lo que con­

tiene es sí el problema que se trata.

Es innegable que se entreveren otros

métodos tradicionales conocidos, como la

mayéutica, la dialéctica o la intuición, pero

sobre todo la concepción de la lógica como

herencia aristotélica muestra su primacía,

la cual muchos filósofos y por ende San

Buenaventura aplican con rigor exhausti­

vo para examinar opiniones divergentes.

Todo trabajo filosófico debe estar acom­

pañado de una voluntad constante de escu­

cha admirativa y voluntad de sospecha, de

sospecha no necia, sino en lo posible

epistemológica.

El rigor del método escolástico del sí y el

no, consiste estrictamente en poner los argu­

mentos unos en frente de otros, en criticarlos

165

El método para la investigación en Filosofia...

unos con otros, extrayendo de ellos lo que

puede haber de verdadero y lo que puede ha­

ber de falso. Es un ejercicio constante de de­

ducción y prueba, prueba y deducción, com­

plementándolo con discusiones dialécticas

para confirmar o negar los argumentos.

El método escolástico quizá se pueda

definir como una batalla pacífica donde no

hay ganadores ni perdedores, sino que

existen y se descubren verdades en con­

tra o falsedades a favor del conocimiento

como ejercicio racional constante de filó­

sofos entre sí o del filósofo consigo mis­

mo, como lo expresa San Buenaventura al

acceder al conocimiento con los pasos que

propone en El Itinerario de la Mente ha­

cia Dios:

Por Tanto, para llegar a la contem­

plación del primer Principio, espiri­

tualismo, eterno y por encima de

nosotros, hemos de pasar primero

por el vestigio, que es corporal,

temporáneo y situado fuera de no­

sotros mismos; y en esto consisti­

rá el ser guiados por los senderos

de Dios. Luego, es necesario en­

trar en nuestra mente propia, que

es imagen de Dios, espiritual, evi­

terna e interior a nosotros: esto es

los que el salmista llama caminar en

la verdad de Dios. Por último, he­

mos de pasar a lo eterno, espiritua­

lísimo y superior a nosotros, mi-

Ángela Bonilla, el al

166

MASA, Pablo. Itinerario de la Mente hacia Dios. Buenos Aires: Aguilar, 1953, p. 64

lb id. , p.69

la potencia, la sabiduría y la bondad

inmensas del Creador. En el segun­

do, el aspecto del entendimiento que

cree, considerando este mundo,

atiende al origen, al decurso y al tér­

mino. Pues por la fe creemos que la

palabra de vida formó los siglos; por

la fe creemos... En el tercer modo,

el aspecto del entendimiento que in­

vestiga racionalmente, ve que algu­

nas cosas sólo existen; que otras

existen y viven; que otras existen,

viven y disciernen; y que las prime­

ras son ciertamente inferiores, las se­

gundas intermedias y las terceras me­

jores. Ve en segundo lugar que unas

cosas son corporales, otras parte

corporales, y otras parte espiritua­

les; de donde se infiere que hay otras

meramente espirituales, mejores y

más dignas que las anteriores. Ve

además que algunas cosas son

mudables y corruptibles, como las

terrestres, que otras son mudables e

incorruptibles como las celestes; pero

de donde concluye que hay otras

inmutables e incorruptibles, como las

supercelestes"26.

El compromiso, estrictamente hablan­

do, es el de encaminar el conocimiento por

2625

El método escolástico y de manera

especial reflejado en San Buenaventura, es

un camino que requiere ser acompañado

de aquello que bien llamó San Agustín: Ilu­

minismo, que consiste específicamente en

pedir la iluminación divina para conocer

las verdades eternas que aparecen en la

mente humana, sin negar o dejar de lado el

conocimiento sensitivo e intelectivo que

también colaboran fecundamente en la

búsqueda de las certezas accediendo a los

grados más elevados:

En el primer modo, el aspecto del

entendimiento que contempla, con­

siderando las cosas en sí mismas,

ve en ellas el peso, el número y la

medida: el peso, por la relación que

tiene con el lugar al que se inclina;

el número por cuanto se distinguen

unas de otras, y la medida por la

que se limita. Y así ve en ellas el

modo, la especie y el orden, y ade­

más la sustancia, la potencia y la

operación. De lo cual, en vestigio

puede el alma levantarse a entender

rando al primer Principio: y en esto

consistirá el alegrarse en el conoci­

miento de Dios y en el respeto de

su Nombre"25.

Así se llamó Buenaventura antes de entrar a la Orden de Frailes Menores, u Orden Franciscana

167

el sendero que brinde más luces y posibi­

lidades a la investigación misma, ya que

en San Buenaventura una de las formas de

designar la universalidad del conocimien­

to es a través de la palabra Studium, que

en el mismo Juan de Fidanza* tiene un sen­

tido elevado y amplísimo: lo entiende como

una lectura constante de la realidad, es el

leer diario de la vida, un rememorar cons­

tante, es la experiencia vital que hace al

investigador. Por tanto, en el fundamento

investigativo científico se deben juntar to­

das las estrategias que engrandezcan di­

cho quehacer; el método, las corrientes,

las tendencias, los modelos, las formas que

taxonomicen y delimiten el objeto del co­

nocimiento para llegar por una buena es­

tructura a lo que se debe designar como

verdad.

Encontramos que el método de la es­

colástica no se agota en la conclusión a la

que se llega después de haber enunciado

la cuestión, que consiste en una afirma­

ción, sobre la cual hay la necesidad de

demostrar desde la lógica racional, el ca­

rácter de verdad.

El método consiste en proponer ar­

gumentos a favor y argumentos en con­

tra, es decir el Sí y el No de la cuestión

disputada, para finalmente poder elaborar

El método para la investigación en Filosofía...

una conclusión que refleje el avance en el

conocimiento de la cuestión.

El método del Sí y del No, nos lleva

a ver la realidad del problema (cuestión)

con sus luces y sus sombras, con las de­

bilidades y fortalezas, para luego deducir

las conclusiones que nos develen la ver­

dad.

Las afirmaciones y negaciones (el Sí

Y el No) del problema o cuestión pueden

ser sometidas al método analítico, com­

probadas, deducidas, racionalizadas. Todo

depende de la naturaleza del problema que

se plantea.

En la actualidad la ciencia avala que

cada una de las disciplinas que buscan el

conocimiento último de su objeto de estu­

dio, desarrollen su propio método de in­

vestigación, pues lo pertinente al método

de investigación es que permita mostrar

el carácter de verdad de manera clara y

evidente.

Hay que tener en cuenta que la cien­

cia siempre estará expuesta al ataque del

escepticismo, pues comenta, por ejem­

plo, García Morente que "Un espíritu in­

quisidor y descontentadizo encontrará

siempre motivos para dudar de la verdad

168

27 GARCÍA MORENTE, Manuel. La filosofia de Kant. Madrid: Espasa Calpe, Colección Austral,p. 21.

José Gabriel Cristancho Altuzarra

del ser humano; esto se debe a que todo

conocimiento se funda en principios y

axiomas no demostrados, admitidos como

evidentes"27.

La filosofía puede y debe recurrir al

método que le permita de forma expedita

y contundente develar la verdad objetiva,

es decir, con validez universal. Prueba de

ello es que los métodos utilizados a lo lar­

go de su historia han facilitado a la filo­

sofía avanzar en el conocimiento de la

verdad.

La filosofía no tiene un método, tiene

muchos métodos y además es ella como

disciplina interesada en el conocimiento

último de las cosas, la que determina cuál

debe ser el camino que debe recorrer para

llegar a la verdad.

La filosofía tiene una obligación adi­

cional que consiste en someter al análisis

filosófico todos los métodos de investiga­

ción, pues estos métodos tienen unos

principios y razones que indican la pers­

pectiva desde la cual se conoce.

Si la filosofía tiene que recurrir al mé­

todo positivista, lo hace de forma consciente

y reconociendo los alcances y limitaciones

de éste, de la misma forma lo hace frente a

todos los demás métodos de investigación,

llámese analítico, dialéctico, constructivista,

trascendental, deductivo, semiótico, feno­

menológico, axiomático o formal.

La filosofía en su intención de encon­

trar un camino para hallar la verdad no ex­

cluye la posibilidad de combinar varios de

estos métodos.