francisco josé sánchez garcía - · pdf filelos titulares...

27
Francisco José Sánchez García El discurso referido en la prensa española

Upload: hoangminh

Post on 31-Jan-2018

223 views

Category:

Documents


2 download

TRANSCRIPT

Francisco José Sánchez García

El discurso referido en la prensa española

Colección Lenguaje y Comunicación, n.º 16

El discurso referido en la prensa española

Primera edición: febrero de 2012

© Francisco José Sánchez García

© De esta edición:Ediciones OCTAEDRO, S.L.C/ Bailén, 5 – 08010 BarcelonaTel.: 93 246 40 02 - Fax: 93 231 18 68http: www.octaedro.come-mail: [email protected]

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública otransformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización desus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (CentroEspañol de Derechos Reprográfi cos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar oescanear algún fragmento de esta obra.

ISBN: 978-84-9921-210-4Depósito legal: B. 6.287-2012

Diseño y producción: Ediciones Octaedro

Impresión: Lozano Impresores S.L.

Impreso en España - Printed in Spain

Índice

INTRODUCCIÓN 7

Capítulo 1DECLARACIONES Y ACTOS DE HABLA EN LOS TITULARESDE PRENSA 11

Capítulo 2LAS CITAS DIRECTAS 21

2.1. Clases de citas directas 222.2. La literalidad de las citas directas 24

2.2.1. Las citas directas de los debates sobre el estado de la nación 262.2.2. Citas pseudodirectas 74

Capítulo 3 LAS CITAS INDIRECTAS 77

3.1. Citas indirectas con verba dicendi. Los actos del lenguaje 793.1.1. Verbos declarativos 793.1.2. Verbos de compromiso 863.1.3. Verbos prospectivos 883.1.4. Verbos de citación 913.1.5. Verbos de manera de decir 923.1.6. Verbos de evaluación negativa 943.1.7. Verbos de evaluación positiva 993.1.8. Verbos con valor retrospectivo 1003.1.9. Verbos de petición implícita 1073.1.10. Verbos de petición manifi esta 1103.1.11. Verbos de consejo 1123.1.12. Verbos de orden 113

3.2. Citas indirectas con verbos subjetivos 1153.2.1. Verbos de opinión 1163.2.2. Verbos de sentimiento 122

Capítulo 4 RECAPITULACIÓN 131

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 139

INTRODUCCIÓN

Los titulares periodísticos condensan principalmente dos tipos de infor-maciones a través del contenido que vehiculan: los hechos a los que se refi eren, por un lado, y las declaraciones de los actores principales que intervienen en los mencionados hechos,1 por otro (Escribano, 2001: 20). No perdamos de vista que la mayor parte de la información se obtiene de manera discursiva, de modo que «la noticia se convierte en narración de narraciones» (Santander, 2003: 15). Es sabido que, por ende, el texto periodístico es eminentemente polifónico, pues da cabida a voces distin-tas a las del propio enunciador para dotar al texto del marchamo de la veracidad y la objetividad.

Siendo esto así, el papel de mediación entre el discurso político y los ciudadanos que llevan a cabo los medios de comunicación halla su concreción especialmente en la reproducción del discurso ajeno. En palabras de L. R. Waugh (1995) —y esto es especialmente relevante en las informaciones relativas a asuntos políticos—, los procedimientos de cita permiten a los periodistas hablar acerca de lo que otros hablan, al tiempo que sirven para realizar una representación de un discurso (el político) dentro de otro discurso (el propiamente periodístico). Como señala Santander Molina (2003: 12),2 es en el discurso periodístico don-de la dinámica existente entre los discursos primarios y secundarios resulta más característica y frecuente, siendo mucho más destacada que en otros registros, como el conversacional o el literario.

De acuerdo con el planteamiento de autores como Fairclough (1995), Voloshinov (1992) o Zoppi Fontana (1986),3 partimos de la noción de discurso referido (DR, en adelante) como «todo enunciado para cuya comprensión es necesario presuponer la copresencia de dos instancias

1. Carl Warren, por su parte, prefi ere clasifi car las informaciones en tres tipos: la informa-ción de acontecimiento, la información de acción y la información de citas o declaraciones. Vid. Warren, C. (1974): «Géneros periodísticos informativos», Barcelona, ATE. Citado en Escribano, A. (2001: 20).

2. Cfr. Santander Molina, C. (2003): «Acceso y discurso referido en el periodismo televisi-vo», Revista Iberoamericana de Discurso y Sociedad, 4 (2), pp. 9-32.

3. Zoppi Fontana, M. (1986): «El discurso referido. En busca del contexto perdido», Cuader-nos del Instituto de Lingüística, 1(1), pp. 95-116.

el discurso referido en la prensa española

de enunciación diferentes: el aquí y el ahora del hablante que refi ere —el periodista y locutor principal— y el aquí y ahora del hablante referido —las voces y fuentes que acceden a las noticias» (Santander Molina, 2003: 12). De este modo, el texto periodístico, y muy especialmente los titulares de prensa, se erigen como el espacio en el que convergen dos discursos relacionados con dos tipos de voces: la del emisor (periodista) que reelabora o transmite las declaraciones, y la del actor de los hechos narrados (el político). En otras palabras, de acuerdo con S. Gutiérrez Or-dóñez (1997), nos encontramos aquí ante dos tipos de sujetos: el sujeto de la enunciación, que se corresponde con el periodista, en tanto que emisor del texto periodístico, y el sujeto del enunciado (el actante que desempeña la acción narrada por el primero, el político, en este caso).4

El discurso referido o reproducido resulta de una importancia cru-cial para el análisis pragmático de los titulares periodísticos, toda vez que la gestión discursiva de las declaraciones ajenas conlleva una enor-me responsabilidad. En primer lugar, la mediación periodística en dicha transmisión puede permitir al periodista manipular o tergiversar el con-tenido de las palabras del protagonista de la noticia (ya sea en benefi cio o en perjuicio de este, según sea el medio afín o no al partido político al que pertenezca el agente), y constituye una estrategia paralela a la ma-nipulación que opera a través de los contenidos implícitos del discurso. Por otra parte, al tratarse de declaraciones «reales» de los protagonistas de la noticia, los titulares que recogen citas parecen más «objetivos», teniendo para los lectores una mayor credibilidad que cualquier titular interpretativo o descriptivo, con lo que la manipulación, en el caso de producirse, será mucho más efi caz mediante el recurso a las citas direc-tas o indirectas. De este modo, «el discurso referido confi ere un carác-ter de «evidencialidad»5 al discurso periodístico» (Santander, 2003: 15). Esto es así, porque, en opinión de Van Dijk (1990):

Las citas no solamente convierten el informe periodístico en algo más vivo, sino que son indicaciones directas de lo que se dijo en realidad y a partir de ahí, de lo que es verdad-como-acto-verbal. El hecho de

4. Cfr. Gutiérrez Ordóñez, S. (1997): Comentario pragmático de textos publicitarios, Madrid, Arco Libros.

5. Podemos defi nir el concepto «evidencialidad», siguiendo, por ejemplo, a Susana Gallardo, como «la expresión lingüística de la actitud ante el conocimiento. Teniendo en cuenta que los hablantes perciben que no toda la información posee la misma confi abilidad, pueden expresar, mediante la selección de ciertos verbos, adverbios o construcciones, el grado de confi abilidad que atribuyen al contenido de sus enunciados». Vid. Gallardo, S. (1999): «Evidencialidad: la certeza y la duda en los textos periodísticos sobre ciencia», Revista de Lingüística teórica y aplicada, 37, p. 54.

introducción

introducir participantes como hablantes benefi cia tanto a la dimensión humana de los sucesos informativos como a la dramática. En ese caso, los actores de la noticia se representan como actores reales, y desem-peñan o vuelven a desempeñar su propio rol. Por último, las citas son la protección del reportero contra la calumnia o el libelo, y la ilusión retórica de la fi delidad encuentra aquí su correlato social en la veracidad de la representación. Es irrelevante que las citas rara vez sean comple-tamente correctas en el sentido contextual.6 Sólo deben sugerir que son verdaderas, de ahí su función retórica y sus efectos.7

Precisamente, las citas contribuyen a crear esa «ilusión de realidad», cuando sabemos que, en la práctica, casi nunca tiene lugar una corres-pondencia entre la declaración recogida en prensa y lo que realmente se dijo.8 Naturalmente, como trataremos de dilucidar en estas páginas, las inexactitudes, recortes, focalizaciones o manipulaciones de las declara-ciones ajenas obedecen a razones diversas, lo cual exige una minuciosa tarea de acopio documental y su cotejo con las declaraciones originales.

Por todo ello, en este libro abordaremos la clasifi cación de las citas recogidas en los titulares de prensa partiendo de un amplio corpus do-cumental, integrado por todos los titulares de los diarios de la prensa nacional (ABC, Diario 16, El Mundo, El País, La Razón, La Vanguardia y Ya), relativos a los debates sobre el estado de la nación comprendidos entre 1983 (año del primer debate) hasta 2007.9 Dada la gran cantidad de ejemplos estudiados —nuestro corpus recoge 154 citas directas y 1570 citas indirectas—, únicamente aportaremos aquí una selección de los titulares más representativos.

De entrada, hemos de dejar claro que nuestro propósito es doble: por un lado, pretendemos recoger los tipos de citas políticas más frecuentes en la prensa española, y por otro, estudiar el grado de fi delidad de las citas directas con las declaraciones reales que las propiciaron, procu-rando dejar claro, en los casos en los que esa correspondencia no sea exacta, los siguientes aspectos: qué dice el titular, qué dijo realmente el protagonista de la noticia, qué ha cambiado entre un texto y otro, cómo ha cambiado, y con qué fi n (manipulación, búsqueda de concisión, in-

6. La cursiva es nuestra.7. Remitimos a Van Dijk, T. A. (1990): La noticia como discurso, Barcelona, Paidós.8. Estimamos que nuestro corpus puede resultar útil sobre este particular, ya que nos per-

mite comprobar, acudiendo al texto completo de los debates, si la declaración recogida en prensa guarda fi delidad o no con lo que realmente declaran los políticos en el Parlamento.

9. Nos interesa cotejar los titulares referidos a los debates cubriendo legislaturas completas, razón por la cual no recogemos los dos únicos debates celebrados desde 2007.

el discurso referido en la prensa española

exactitud en la interpretación, etc.). Para las citas indirectas, seguiremos la clasifi cación propuesta por A. Escribano según los tipos de verbos que sirve de enlace entre el sujeto del enunciado y su declaración, con el propósito de revelar los motivos estratégicos que justifi can la elección de cada uno de estos verbos por parte de los periodistas. Sirviéndonos de las recientes aportaciones de la teoría de la relevancia (Sperber y Wilson, 2004), procuraremos aportar nuestra interpretación de las implicaturas que tan a menudo subyacen en los titulares.

Capítulo 1

DECLARACIONES Y ACTOS DE HABLA EN LOS TITULARES DE PRENSA

Antes de adentrarnos en el examen del discurso reproducido en los ti-tulares, es preciso referirnos sucintamente a la noción misma de titular. Según E. Alarcos (1977: 131) los titulares de prensa son, semiológica-mente, los signifi cantes de la información. De acuerdo con el plantea-miento de Van Dijk (1990: 83), el titular de prensa es la pieza fundamen-tal de la noticia, en la medida en que representa su macroestructura, es decir, se trata del «escaparate» de la información, en el que han de resumirse los aspectos más destacados. En efecto, si partimos de una visión estructural de la noticia, el titular nos sitúa ante el primer nivel informativo, y por ello, su importancia es radical para un estudio prag-mático de las implicaturas del discurso periodístico.10

En otras palabras, suele atribuirse a los titulares el desempeño de tres funciones principales: identifi cativa —que nos permite diferenciar el texto informativo de otros géneros discursivos—,11 informativa —sin-tetizan el contenido de la noticia— y apelativa —son una llamada a la atención e interés de los lectores (Hurtado, 2009: 191).

Del mismo modo, podemos establecer una gran variedad de modelos para clasifi car los titulares, de acuerdo con diferentes perspectivas de análisis. A. Hidalgo, por ejemplo, propone clasifi car los titulares en siete categorías: expresivos, apelativos, informativos, enunciativos o temáti-cos, creativos, informativo-explicativos y de actos de habla.12

Núñez Ladevéze13 propone una taxonomía que combina los criterios lingüísticos con los estrictamente periodísticos:

10. Cfr. Sánchez García, F. J. (2010): Pragmática de los titulares políticos. Las estrategias implícitas de persuasión ideológica, Madrid, Visor.

11. Podemos distinguir los titulares de otros ítems informativos gracias a cuatro rasgos tex-tuales: son autónomos, imprescindibles, de elaboración colectiva e icónicamente diferenciados. Vid. Zorrilla Barroso, J. M. (2002): El titular de la noticia: estudio de los titulares informativos en los diarios de difusión nacional, Madrid, Servicio de Publicaciones de la Universidad Complu-tense de Madrid.

12. Citado en Hurtado González, S. (2009): «Algunas peculiaridades de los titulares de actos de habla en la prensa española e hispanoamericana», Zer, 14 (27), pp. 189-202.

13. Cfr. Núñez Ladevéze, L. (1991): Manual para periodismo, Barcelona, Ariel, pp. 221 y ss.

el discurso referido en la prensa española

1. Titular informativo1.1. Focal. Destaca algún dato concreto que se aporta como novedad.1.2. Global. Representa todo el texto (macroestructura semántica)1.3. Estático. Describe el hecho como el resultado de una acción.1.4. Dinámico. Designa la acción modifi cadora.

2. Titular interpretativo. Amplía el contexto de la información me-diante una interpretación por parte del periodista.

2.1. Interpretación contextual. 2.2. Interpretación nocional (o ideológica)2.3. Interpretación relacionada con el foco. Cuando el texto periodís-

tico informa sobre lo descrito en el titular.3. Titular temático. Enuncia el tema pero no identifi ca los hechos,

lo cual es propio de noticias secundarias, rótulos de editoriales o artículos de opinión.

4. Titular apelativo. Utiliza un lenguaje deslumbrante para llamar la atención.

5. Titular expresivo. Evoca los hechos sin informar ni tematizar.6. Titulares que contienen un Acto de Habla

6.1. Cita textual (estilo directo)6.2. Cita indirecta6.3. Modo mixto (estilo pseudodirecto)6.4. De contenido realizativo6.5. Interpretación macroestructural

Por su parte, Zorrilla Barroso (2006) plantea una clasifi cación más exhaustiva de los titulares al tomar en consideración cinco parámetros: sintaxis, complejidad, coherencia, referencia y función comunicativa. Partiendo de la taxonomía desarrollada por el autor, pasamos a defi nir los distintos tipos; aportamos algunos ejemplos signifi cativos tomados de nuestro corpus documental.14

14. Reproducimos seguidamente nuestro desglose de la taxonomía de Zorrilla Barroso, ya aportado en Pragmática de los titulares políticos. Para un análisis más exhaustivo de las diferen-tes propuestas de clasifi cación de los titulares de prensa, remitimos nuevamente a nuestro trabajo anterior. Cfr. Sánchez García, F. J. (2010: 42-50).

i. declaraciones y actos de habla en los titulares de prensa

a) Por su sintaxis

. completoLos titulares de este tipo se caracterizan por una sintaxis correcta, y están constituidos por oraciones completas (sujeto y verbo en forma personal).

Fraga acusará al presidente de haber incumplido sus promesas electorales. (ABC, 20/09/1983, portada)

El presidente del Gobierno quiso suspender la sesión. (El Mundo, 25/03/1992, p. 6)

. reducidoEn cambio, si se prescinde de algún elemento oracional, ya sea el verbo en forma personal o el sujeto explícito, el titular es «reducido». Es habi-tual, en este caso, la sustitución de los verbos ser y estar por una coma, como vemos en el siguiente ejemplo.

Felipe, una pera en dulce. (Diario 16, 21/09/1983, p. 10)

Menor concreción en las fechas sobre el referéndum de la OTAN. (El País, 21/09/1983, p. 11)

. defectuosoUn tercer grupo de titulares dentro de esta categoría lo integran aque-llos que manifi estan un uso de la sintaxis incorrecto o antinormativo. Hemos podido constatar que no suelen ser muy frecuentes.

La oposición criticó a González [sic] el paro y la inseguridad. (Diario 16, 25/02/1988, p. 6)

Rechazó elecciones, [sic] anticipadas pero retó al Gobierno a recti-fi car. (ABC, 15/02/1989, p. 19)

b) Por su complejidad (elementos de titulación)

Como sabemos, en ocasiones hallamos únicamente el título, y otras ve-ces, aparece acompañado de antetítulo o subtítulo. De ello depende que cataloguemos el titular (en su conjunto) como simple, doble o múltiple.

el discurso referido en la prensa española

. simpleLos ejemplos siguientes constan únicamente de título, que, como sabe-mos, es el único elemento obligatorio del titular.

El PP rechaza el consenso sobre la convergencia. (El Mundo, 25/03/1992, p. 7)

IU lanzará duras críticas a Aznar y pedirá al PSOE que no pacte más. (El País, 26/06/2001, p. 20)

. dobleEn este caso, son válidas dos combinaciones: antetítulo + título y título + subtítulo. Veamos un ejemplo de cada tipo:

En una declaración llena de ambigüedades / T.: El Gobierno no ofreció soluciones concretas. (ABC, 21/09/1983, p. 1)

T.: Zapatero ofrece apoyo en la crisis de Marruecos, pero subraya el carácter autoritario del PP / El líder de la oposición exige diá-logo con los sindicatos y advierte a Aznar que carece ya de futuro. (La Razón, 16/07/2002, p. 6)

. múltipleEl titular múltiple es el más completo, al constar de antetítulo, título y subtítulo.

El estado de la política / T.: Hernández Mancha acusa al pre-sidente del Gobierno de mostrarse a la defensiva / «El discur-so ha ido languideciendo y ha estado carente de ideas». (ABC, 25/02/1987, p. 16)

Roca acusa al presidente de menospreciar al Parlamento / T.: El Go-bierno renuncia a fabricar la bomba atómica y deroga la ley antite-rrorista / González hace pública la adhesión al TNP y promete para marzo una ley de la televisión privada. (El País, 25/02/1987, portada)

c) Por su coherencia

Sabemos que la información recogida en los tres elementos del titular (antetítulo, título y subtítulo) ha de versar necesariamente sobre el mis-

i. declaraciones y actos de habla en los titulares de prensa

mo tema (macroproposición) y tener el mismo referente, de modo que lo habitual es que entre ellos haya coherencia «global»; no obstante, en ocasiones, una de las partes complementa semánticamente a otra, por lo que se establece así una suerte de coherencia «lineal» entre ambas.

. linealAfi rma que la Administración es paradigma de inefi cacia / T.: Miguel Roca acusa al Gobierno de estar alejado de los problemas del ciudadano. (Diario 16, 25/02/1988, p. 8)

. globalEl Grupo Popular pidió la reprobación de Maravall «por incom-petencia» / T.: El presidente del Gobierno defi ende una industria de armamento sin matices ideológicos. (El País, 26/02/1987, p. 15)

d) Por su referencia

. explícitaHay titulares que remiten a una referencia clara y concreta, y no presenta ningún problema para los lectores interpretar el sentido de la información.

Guerra precisará que no abandonará el Gobierno. (ABC, 15/02/1989, p. 24)

González no convocará elecciones anticipadas ni adoptará me-didas tras fracasar la concertación. (Diario 16, 15/02/1989, p. 5)

. implícitaOtros remiten a una referencia poco clara, aunque susceptible de ser descodifi cada de inmediato por los lectores. Así, en el ejemplo 1, se desprende del titular que si la política de gastos sociales tendrá que ser aprobada en el Parlamento, el Gobierno no podrá tomar medidas unila-teralmente. En el ejemplo 2, se sobreentiende que Aznar está criticando la inacción del Gobierno.

Cualquier reajuste en gastos sociales deberá pasar por las Cortes. (El País, 15/02/1989, p. 13)

Aznar replica que el Ejecutivo «abandonó sus responsabilidades 16 meses». (ABC, 21/03/1991, p. 21)

el discurso referido en la prensa española

. presupuestaFinalmente, los titulares de referencia presupuesta requieren un esfuer-zo mayor de los lectores para su interpretación, teniendo en cuenta que, además de rescatar los contenidos implícitos del titular, hay que situar-los en su contexto para que la descodifi cación sea correcta. En el ejem-plo 1, podemos entender que Diario 16 quiere decir que el discurso de González no convence, hasta el punto de que puede desencadenar una caída de los activos en bolsa; en el segundo, se puede deducir que, si el PSOE cambia las reglas, es porque la mecánica actual no le favorece, con lo cual, está haciendo trampas para mantener sus apoyos.

Las bolsas bajaron mientras comenzaba el debate del estado de la nación / T.: Felipe González pronostica un gran auge de la econo-mía si se limitan los salarios. (Diario 16, 21/03/1991, portada)

El PSOE cambia el formato del debate para tener más apoyos. (ABC, 11/05/2005, p. 37)

e) Por su función comunicativa

Por último, podemos referirnos a un número limitado de categorías se-gún la función comunicativa que sea más prominente en cada caso. Zo-rrilla Barroso destaca los tipos siguientes:

. designativaLos titulares designativos se limitan a informar de los hechos, sin apor-tar valoraciones. Son propios de noticias de actualidad.

Las minorías denuncian el planteamiento «bipartidista» del de-bate. (El País, 20/09/1983, p. 15)

Adolfo Suárez pide un amplio pacto social y político. (El País, 22/09/1983, p. 12)

. temáticoUn titular temático únicamente anuncia el tema, sin designar los he-chos. Es una macroestructura semántica, de referencia sólo textual, pro-pia de noticias secundarias y artículos de opinión.

i. declaraciones y actos de habla en los titulares de prensa

Hoy, debate sobre «el estado de la nación» / T.: AP, UCD y la Mi-noría Catalana podrían presentar una resolución conjunta. (Ya, 20/09/1983, p. 8)

Acusaciones de electoralismo. (ABC, 20/04/1994, p. 23)

. referencialLos titulares referenciales, a diferencia de los dos tipos anteriores, infor-man acerca del contexto. Su empleo es habitual en reportajes y artículos.

De la cuestión de confi anza a la moción de censura. (El Mundo, 19/04/1994, p. 8)

Sin cambios de fondo en el mapa. (La Vanguardia, 20/04/1994, opinión de José María Brunet, p. 10)

. evocadorEn este caso, son frecuentes los juegos de palabras, la asociación de ideas y otros recursos, aludiendo someramente al contexto. Suele recurrirse a este tipo de titulares en reportajes y en informaciones de la prensa sen-sacionalista, según Zorrilla Barroso.

González y Pujol, pareja de hecho. (ABC, 09/02/1995, p. 30)

PNV: El convidado de piedra. (Diario 16, 09/02/1995, opinión de Ramón Irigoyen, p. 11)

. expresivoLos títulos expresivos van más allá de los designativos, pues recogen el punto de vista del comunicador ante los hechos descritos.

T.: En un discurso mediocre, Felipe González defi ende la fl exibi-lidad económica y la permanencia en la Otan / Manuel Fraga, con tono moderado, subrayó las contradicciones del Gobierno. El jefe de la oposición planeó una amnistía fi scal para que afl oren los activos. Electoralismo y clima de consenso en el debate sobre el estado de la nación. (ABC, 16/10/1985, portada)

No fue para tanto. (El País, 12/06/1997, p. 13)

el discurso referido en la prensa española

. apelativoCon los titulares de esta categoría se busca llamar la atención del lector, normalmente destacando entre comillas alguna palabra o sintagma del texto, que puede ser coloquial o en uso fi gurado.

«Abuso de poder» en la ley de televisión digital. (El País, 12/06/1997, p. 15)

Un intenso «cuerpo a cuerpo». (La Razón, 16/07/2002, p. 5)

. declarativoPor último, y llegando a los que verdaderamente nos interesan, los titu-lares declarativos se emplean para recoger actos de habla.15 Debemos a Austin (1962) y Searle (1969) la formulación del concepto «acto de habla».

.. cita directaLas citas directas recogen literalmente16 las declaraciones del protago-nista de la información.

15. Austin fue el primero en defender que, en el lenguaje, entran en juego tres tipos de actos, con funciones diferentes pero complementarias: los actos locutivos, ilocutivos y perlocutivos. A diferencia de los actos «locutivos», que resultan de la propia emisión lingüística, los actos «ilocu-tivos» son aquellos que se realizan «al decir» algo; con mucha frecuencia, usamos los enunciados para aconsejar, sugerir, ordenar, preguntar, etc. Finalmente, los actos «perlocutivos» son aquellos que tienen lugar como consecuencia de «haber dicho algo», es decir, son actos lingüísticos que logran efectos previamente calculados por el emisor. Así, el acto locutivo posee signifi cado («Me dijo: «Dáselo»»); el ilocutivo, fuerza («Me aconsejó que se lo diera»); y el perlocutivo logra efectos («Me convenció de que se lo diera»). Según Searle, el uso del lenguaje se halla regulado por un complejo entramado de reglas y principios convencionales. El eje de su modelo teórico es la no-ción de «acto de habla», entendido como la «emisión de una oración en condiciones apropiadas» siendo la «unidad mínima de comunicación lingüística», en la que podemos distinguir un «con-tenido proposicional» y una «fuerza ilocutiva», que se considera parte del signifi cado profundo de la oración. En un enunciado cabe distinguir tres tipos de actos diferentes: a) de emisión; b) proposicional; c) ilocutivo (enunciar, preguntar, mandar, prometer). A su vez, Searle establece cinco categorías para los actos ilocutivos: asertivos (descripción de cosas), directivos (intento de conseguir algo), compromisivos (promesas), expresivos (sentimientos) y declaraciones (cambios a través de las emisiones). Apud Searle, J. R. (1986 [1969]): Actos de habla, Madrid, Cátedra, p. 29. Hallamos una formulación más actual del concepto en Girón Alconchel, J. L. (1995): «Texto, gramática, historia: la codifi cación del acto ilocutivo en la interrogativa indirecta», Revista Espa-ñola de Lingüística, 25, 1, pp. 1-29 y Garrido Medina, J. (1999): «Los actos de habla. Las oraciones imperativas», en Bosque, I. y Demonte, V. (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española, Madrid, Espasa-Calpe, pp. 3879-3928.

16. Sobre el concepto de «literalidad» en la transmisión de las declaraciones en forma de cita directa abundaremos en el capítulo siguiente.

i. declaraciones y actos de habla en los titulares de prensa

Roca: «No nos pida confi anza, denos hechos». (La Vanguardia, 22/09/1983, portada)

Aznar: «Si usted no se entera de Filesa, ni de Roldán, ni de Rubio ¿De qué se entera usted?». (ABC, 20/04/1994, p. 22)

.. cita indirectaA través de la cita indirecta, el periodista reinterpreta las declaraciones del agente, incorporándolas en su propio discurso.17

Pujol dice que mantendrá la confi anza en González y niega que le criticara. (ABC, 09/02/1995, p. 29)

Zapatero afi rma que el presidente es un gobernante mentiroso e inefi caz. (La Vanguardia, 01/07/2003, portada)

.. contenido realizativoEl uso de determinados verbos declarativos lleva aparejada la realización de una determinada acción por parte del agente. Dicho de otro modo, el uso de determinados verbos conlleva una fuerza ilocutiva determinada, que en la mayoría de las ocasiones es explícita y se desprende de la cons-trucción sintáctica de la cita, aunque en otros requiere de un análisis pragmático para revelar sus implicaturas. Como veremos más adelante, la elección que efectúa el periodista de un verbo de contenido realiza-tivo en lugar de otro no siempre es inocente, y a menudo tiene más que ver con una intención determinada, y la consecución de determinados efectos pragmático-discursivos.

Solchaga prometió que el PSOE dará rápida respuesta a la co-rrupción. (Ya, 20/04/1994, p. 7)

El presidente anunció un debate monográfi co sobre defensa nacio-nal. (Ya, 21/09/1983, p. 7)

.. interpretación globalEn muchos casos, el periodista interpreta las declaraciones ajenas sin ce-ñirse estrictamente a ninguna frase concreta de su autor, sino que más bien presenta una síntesis global de la intervención, a modo de resumen.

17. Dedicaremos el capítulo tercero al análisis de los verbos empleados en la transmisión de citas indirectas.

el discurso referido en la prensa española

El líder catalán se enredó en una absurda guerra de cifras y es-tadísticas/ T.: Roca perdió la ocasión de ofrecer una alternativa. (Diario 16, 22/09/1983, p. 6)

La oposición criticó duramente el discurso del presidente. (El País, 21/09/1983, p. 13)

Como ha podido advertirse, tanto Núñez Ladevéze como Zorrilla prestan especial atención a los titulares que contienen declaraciones o actos de habla. No en vano, esta tipología es muy abundante en las prin-cipales cabeceras informativas, y sus usos pragmáticos requieren espe-cial atención, sobre todo en el examen de los titulares sobre información política. En palabras de López Pan:

Ciertamente, como señalan —y cualquiera familiarizado con los medios sabe—, gran parte de la tarea del periodista es dar cuenta de lo que otros dicen: bien porque esas palabras nos proporcionan la información sobre el acontecimiento o porque complementan la información obtenida di-rectamente por el periodista o porque en sí mismas se convierten en la noticia de la que da cuenta el texto informativo. (López Pan, 2008: 80)

No perdamos de vista que la reproducción de declaraciones ajenas (ya se presenten como literales o indirectas) no implica necesariamente que el periodista haya sido riguroso en su transmisión, pues dispone de un amplio margen para la manipulación: esto es posible, como veremos más adelante, omitiendo partes importantes del fragmento que se resal-ta, interpretando —según la conveniencia del diario— las intenciones que subyacen en la declaración, o alterando directamente la literalidad del discurso ajeno.

Capítulo 2

LAS CITAS DIRECTAS

El discurso directo (DD) es el mecanismo que permite al periodista in-corporar las declaraciones ajenas en el discurso propio. Los titulares de prensa con citas directas o textuales son focales, porque, según Núñez Ladevéze (1991: 236), aquí el redactor opera seleccionando aquello que considera más signifi cativo o de mayor provecho para la línea editorial del medio para el que trabaja. Suele pensarse que el estilo directo con-tribuye a obtener un texto fi nal más creíble, como señalan, entre otros, M. de Fontcuberta:

La cita directa aumenta el contacto personal del público con los prota-gonistas de la información e inyecta una dosis mayor de credibilidad a la noticia, ya que da la impresión al lector de que se elimina la mediación del periodista.18

No obstante, aunque el estilo directo contribuye a dotar al texto pe-riodístico de una mayor credibilidad, ninguno de los principales manua-les sobre redacción periodística se refi eren a las citas directas como un recurso para conseguir la objetividad (López Pan, 2002: 85).

Tengamos en cuenta que, en principio, «las palabras que van entre-comilladas deben reproducir textualmente lo que ha dicho la fuente o el entrevistado, y así lo entienden los lectores».19 Por esta razón, los propios libros de estilo de los principales diarios recomiendan el uso de las citas directas, en la medida en que, por una parte, dan voz a los personajes, de modo que «ayudan a visualizar a los protagonistas y dan verosimilitud»,20 y sobre todo porque el estilo directo «ofrece una mayor

18. Fontcuberta, M. de (1993): La noticia. Pistas para percibir el mundo, Barcelona, Paidós. Citado en Escribano, A. (2003).

19. López Pan, F. (2002b): «¿Realmente ha dicho eso? Algunas implicaciones éticas en el uso de citas directas en los textos periodísticos», en Codina, M. (ed.), Información, fi cción, persua-sión: ¿Es la ética una utopía? Actas de las XVI Jornadas Internacionales de la Comunicación, Pamplona, Eunate, 99-109.

20. El Mundo (1996): Libro de estilo, Madrid, Temas de hoy.

el discurso referido en la prensa española

fi delidad al original. Para el lector es equivalente a una grabación de voz o audiovisual, por lo que es el que debemos usar en primera instancia».21

No obstante, para los profesionales de la información, reproducir el discurso ajeno también comporta ciertos inconvenientes. Sobre este particular, resulta muy esclarecedora la opinión de Bastenier (2001: 72):

Las comillas son letales enemigos del periodista, porque cuando las uti-lizamos estamos renunciando a nuestra propia voz; estamos retirándo-nos para dejar que otra persona aparezca en primer plano y sea ella la que lleve la batuta de la información.22

Pero sabemos que las citas directas pueden ser tan subjetivas como las indirectas; la diferencia reside en el modo que tiene la prensa de ac-tuar sobre dicha subjetividad: en este caso, la clave está en la selección. Un titular no suele superar las dos líneas (de hecho, en las redacciones se desaconseja exceder la docena de palabras), y dicha limitación exige que el periodista tenga que espigar un fragmento concreto de todo un discurso; por esta razón, la sola selección ya entraña una gran subjeti-vidad, que será mayor o menor dependiendo de factores contextuales. Asimismo, el fragmento aportado puede presentar amputaciones totales o parciales que pueden malograr, en algunos casos, el verdadero sentido del texto, sirviendo a intereses ideológicos. De este modo, la mediación periodística, el rol que desempeña el informador, resulta crucial para la interpretación fi nal de cualquier declaración en estilo directo.

2.1. Clases de citas directas

Dependiendo de la perspectiva de análisis que se adopte en cada caso, podemos optar entre varias propuestas de clasifi cación del DD. Formal-mente, las citas directas suelen agruparse en tres categorías:23

21. Cfr. La Vanguardia (2004): Libro de Redacción, Barcelona, Ariel-La Vanguardia. Véanse también ABC (1995): Libro de estilo, Barcelona, Ariel; El País (1990): Libro de estilo, Ediciones El País. La reconstrucción deliberada de citas directas en informaciones y crónicas está censurada por El Mundo en su libro de estilo, restringiendo su uso a los reportajes. ABC considera única-mente la posibilidad de introducir pequeños cambios que no alteren el sentido o la intención, con el objeto de pulir pequeñas ambigüedades, en la misma línea que El País. Más adelante, tendre-mos ocasión de comprobar hasta qué punto los diarios cumplen sus propias normas.

22. Citado en López Pan, F. (2002): «Las citas directas en el periodismo escrito. Literalidad y objetividad a la luz de los estudios lingüísticos», Comunicación y sociedad , 15 (2), pp. 79-93.

23. Cfr., por ejemplo, Escribano, A. (2003) y Núñez Ladevéze (1991).

ii. las citas directas

• Citas directas unimembres. En estas, el autor de las declaraciones no aparece recogido en el título, sino en el subtítulo o en el pie de foto, con el propósito de atraer la atención del lector.

«Entiendo que Rubio quiera dimitir por la terrible campaña que hay en su contra» / Aznar y Anguita pidieron ayer el relevo del gobernador. (El Mundo, 25/03/1992, p. 11)

• Citas directas bimembres. Constan de dos partes, el autor de las de-claraciones y el fragmento que se selecciona de su discurso, separados por dos puntos. Son las más frecuentes.

Fraga: «España es una gran nación, pero está sin pulso». (ABC, 16/10/1985, p. 17)

• Citas directas con verba dicendi. En este caso, se menciona también al autor de la cita, pero se introduce un verbo declarativo o de comu-nicación: decir, asegurar, advertir, aconsejar, etc., que enlaza con las declaraciones entrecomilladas del sujeto del enunciado.

Aznar dice que González ya no tiene «autoridad moral ni fortale-za política» para gobernar. (El País, 25/03/1992, p. 17)24

En cambio, si atendemos a un criterio funcional, esto es, al trata-miento y manipulación a los que son sometidas las citas, nos situamos cerca de la clasifi cación propuesta por Johnson Barella (2005). La autora denomina citas «extensas» a las citas directas, y «parciales» al discurso pseudodirecto, sobre el que luego abundaremos. Subdivide las citas ex-tensas en los siguientes grupos:

• Extensas rigurosas. Las citas de este tipo reproducen de manera fi el del discurso ajeno, en los mismos términos y orden en que ha sido proferido por el protagonista de la información.

• Extensas restauradas. En este caso, el periodista modifi ca parcial-mente el enunciado referido por el hablante con el objeto de enmen-dar defectos de pronunciación, pleonasmos o titubeos, digresiones

24. En adelante, nosotros consideraremos que ejemplos como éste se ajustan más al estilo pseudodirecto. En la prensa española es casi imposible hallar casos de citas directas con verbum dicendi seguido de dos puntos y el fragmento entrecomillado.

el discurso referido en la prensa española

que despisten del tema central de la información y construcciones ambiguas o incorrectas gramaticalmente. Las matizadas muestran la supresión de ciertas formas para «conferir orden y pulcritud al texto».

– Intervenidas. En estas citas se ha modifi cado el orden de los ele-mentos del enunciado para evitar reiteraciones.

– Retocadas. El propósito del retoque es evitar ambigüedades o la corrección de construcciones defectuosas.

– Resumen. Finalmente, el criterio que opera en la elección de una cita-resumen tiene que ver con el espacio disponible: se busca comprimir el enunciado para ajustarlo a un formato más bre-ve, rescatando lo esencial de enunciados que constituyen largas digresiones (por otro lado, muy habituales en el lenguaje parla-mentario).

• Extensas elaboradas. Como veremos más adelante, este tipo de ci-tas sirven al periodista para reorganizar el texto original, lo cual no conlleva necesariamente que el sentido del texto tenga por qué verse tergiversado.

2.2. La literalidad de las citas directas

En la actualidad, está prácticamente superada la clásica diferenciación entre discurso directo (DD) y discurso indirecto (DI) basada en la sim-ple oposición entre literalidad e inexactitud con respecto al discurso original.25 Méndez García de Paredes (2000), entre otros autores, insiste en desterrar ese planteamiento, ya que un DD puede prestarse a la ma-nipulación tanto o más que un DI, al tiempo que un DI, sin ser «literal», puede ser más exacto que una declaración directa, en la medida en que el periodista respete el contenido original.26

De hecho, como señala la misma autora:

25. A esa ilusión de literalidad contribuye el hecho de que el ED «retiene el sistema deícti-co del enunciado representado», el aquí y ahora de las declaraciones originales, presentando la información dentro del marco de espacio-temporal de referencia del sujeto distante, lo que im-plícitamente sugiere que dichas palabras han debido ser trasladadas de forma rigurosa al titular. Vid. Camargo Fernández, L. (2004): «El estilo directo y el estilo indirecto: de las gramáticas del español a la pragmática y el análisis del discurso», en Villayandre Llamazares, M. (coord.): Actas del V Congreso de Lingüística General, vol. 1, pp. 479-489.

26. En adelante, siguiendo la terminología propuesta por E. Méndez García de Paredes, de-nominaremos al discurso original «D0». En este sentido, estamos de acuerdo con la autora en que

ii. las citas directas

El DD es a la vez un mecanismo de reproducción y de atribución de ac-tos de habla por medio del ensamblaje de un producto en otro producto (de un enunciado en otro), y la literalidad no es más que una fi cción discursiva de la reproducción, motivada por la asunción de referencias deícticas por un locutor distinto del locutor-reproductor. Por el con-trario, como en el DI no se produce tal asunción (no hay más respon-sabilidad enunciativa que la del sujeto locutor-reproductor, ya que éste no se aparta nunca de la escena enunciativa), la fi cción de literalidad es inexistente, pese a que sepamos de la existencia de discursos indirectos miméticos. (Méndez García de Paredes, 2000: 154)

En efecto, las convenciones periodísticas enmarcan las declaraciones ajenas entre comillas (ya sea en un titular o en el cuerpo de las infor-maciones), o bien se sirven de una tipografía diferenciada, con objeto de hacer palpable la diferencia y diluir las responsabilidades que pudieran derivarse de la asunción de determinadas declaraciones más o menos controvertidas. Por la misma razón, Graciela Reyes estima que:

Las comillas no son lacres que garanticen la integridad del texto trasla-dado, son solamente señales de aislamiento, el escalón hacia otro nivel del texto, la marca de transposición discursiva, y por tanto, también de fi cción.27

A este respecto, Núñez Ladevéze deja clara la diferencia entre litera-lidad y fi delidad:

No interesa tanto la literalidad como la expresión clara de la idea del expositor. Es obvio que en las exposiciones espontáneas se cometen in-voluntariamente anacolutos y giros discursivos que en el momento de la emisión y en sus circunstancias no entorpecen, sino que pueden ilustrar la idea o pensamiento que se intenta transmitir, pero que literalmente seleccionados, fuera de la circunstancia, sean más obstaculizadores que servidores del pensamiento transmitido. (1991: 281)

Por tanto, dejando al margen la lógica y necesaria reconstrucción de anacolutos o pleonasmos, será interesante comprobar si las diferencias

no debemos entender «literal» en el sentido de «al pie de la letra», sino más bien como «fi el al contenido del discurso original».

27. Reyes, G. (1984): Polifonía textual. La citación en el relato literario, Madrid, Gredos, p. 39. Referencia tomada de Méndez García de Paredes, E. (2000): art. cit.

el discurso referido en la prensa española

entre el discurso original y el discurso periodístico comprometen el sen-tido que el personaje quiso dar a su declaración.

Queda claro que no puede hablarse de manipulación en todos aque-llos casos en los que se ha modifi cado parcialmente el enunciado de la cita. Aseguran Rivarola y Reisz de Rivarola (1984: 161) que

Con directo o literal no se alude a un verdadero proceso de repetición, sino tan sólo a una regla de lectura que podría glosarse así: toda vez que aparezca un discurso atributivo o señales contextuales equivalentes a él, los enunciados por él introducidos han de ser interpretados como si se tratara de la cita exacta de un discurso ajeno.28

En cualquier caso, esos fragmentos atribuidos al protagonista de la información no pueden considerarse «literales» en sentido estricto, como prueba un simple análisis comparativo de los titulares del día de distintos periódicos acerca de la misma noticia. De acuerdo con Méndez (2000: 155), «el rastreo de la literalidad en la cita periodística hay que hacerlo comparando la reproducción de un mismo discurso en varios periódicos. Solo a partir del análisis intertextual podrá observarse si existen diferentes versiones de un mismo discurso, pese a que éste se refi era al estilo directo, y si la literalidad, entendida al modo tradicional, se ve afectada». En el siguiente apartado, procuraremos dar cuenta de dicho examen comparativo, con el objeto de deslindar las modifi cacio-nes puramente estilísticas de aquellas que pueden obedecer a intereses de otra naturaleza.

2.2.1. Las citas directas de los debates sobre el estado de la nación

El ED, en rigor —al menos idealmente—, se entiende como la «repro-ducción de una frase, una oración o una cadena de enunciados exacta-mente en los términos en los que se ha expresado el sujeto informativo» (Johnson, 2003: 21). Tendremos ocasión de demostrar que hasta qué punto ese marchamo de «literalidad» de los titulares de la prensa espa-ñola se da solo en apariencia.

Como podrá advertirse, presentamos todas las citas directas ex-traídas de nuestro corpus de titulares periodísticos en dos grupos bien

28. Citado en López Pan, F. (2002: 86).

ii. las citas directas

diferenciados:29 por un lado, las declaraciones de líderes participantes en los debates sobre «el estado de la nación», para las cuales aporta-mos también el discurso original del que resultan; y por otro, citas per-tenecientes a una pequeña entrevista o rueda de prensa, en cuyo caso no podemos disponer de la fuente original. Centrándonos en el primer grupo, vamos a desarrollar el análisis de cada titular, identifi cando a qué tipología de cita directa corresponde,30 para confrontarlo después con las declaraciones originales, a fi n de comprobar no solo el grado de literalidad de dichas citas, sino sobre todo, en su caso, los motivos que pueden haber dado lugar a la variación existente entre el discurso parla-mentario y el titular periodístico.

[1] Felipe González: «El Gobierno tiene un programa que va a cum-plir»/ Replicando a Roca: «El Gobierno no camufl a cifras, porque no tiene la tentación de cambiar los datos de la OCDE». Contes-tando a Carrillo: «No se puede incitar desde un escaño del Con-greso a incumplir la legalidad vigente». (ABC, 22/09/1983, p. 3)

El Gobierno tiene un programa electoral, tiene un compromiso de in-vestidura, y lo va a cumplir. (Diario de Sesiones, 21/09/1983, p. 2664b)

Reconocerá conmigo, señor Roca, que las cifras son las que son y que, por consiguiente, las sonrisas de incredulidad, por lo menos, habrán disminuido. Eso no es hacer triunfalismo; eso es decir la verdad de lo que dan las cifras y las estadísticas, las que se manejan en la OCDE, que desde luego ayer lo dije. Se nos puede atribuir que todavía seamos capa-ces de que alguien en el Gobierno trate de camufl ar alguna cifra […] Por consiguiente, como no hemos tenido esa tentación, no vamos a tener la de cambiar las cifras de la OCDE de Europa. (Diario de Sesiones, 21/09/1983, p. 2662a)

Me podrá decir el señor Carrillo que nunca podría esperar que un Go-bierno socialista intentara mantener la legalidad. Pero no lo sesgue,

29. Nótese que la selección que seguidamente comentamos no recoge la totalidad de las citas directas de nuestro corpus. En algunos casos, ha sido imposible hacer el contraste con la declaración original, ya que no se produjeron en los propios debates, sino que son fruto, o bien de declaraciones a periodistas a la entrada o salida de las intervenciones, o bien extractos de entrevistas a diversos líderes –no necesariamente en ejercicio– que fueron preguntados sobre el resultado de las sesiones.

30. Para ello, en adelante nos ceñiremos a la clasifi cación propuesta por Johnson Barella (2003), art. cit.

el discurso referido en la prensa española

porque realmente intenta mantener la legalidad. (Diario de Sesiones, 21/09/1983, p. 2696a)

El primer titular corresponde a una cita directa matizada, que sin llegar a ser rigurosa, no altera los términos ni su orden en la secuen-cia; tan solo se suprimen algunos sintagmas que no son imprescindibles para la correcta comprensión del mensaje. En cambio, los dos subtítulos evidencian una manipulación en las declaraciones: en el primer caso, la afi rmación «el Gobierno no camufl a cifras» es algo que se desprende de la intervención de González, pero no fueron palabras literales suyas; sí que se mantiene, con algunos cambios, la segunda parte: «no tiene la tentación de cambiar los datos de la OCDE». Se trata, por tanto, de una cita retocada; igualmente, llama la atención que se haya puesto el foco en el Gobierno, renunciando a mantener la primera persona del plural del discurso original. El segundo subtítulo constituye una reorganiza-ción total de la declaración del presidente del Gobierno, y por tanto, es una cita elaborada.

[2] «Aunque no se le puede atosigar con resultados inmediatos» / T.: Roca: «El Gobierno no ha avanzado en expectativas ni en solucio-nes de futuro». (ABC, 22/09/1983, p. 5)

Y acepto que el presente es difícil e incluso, si quiere, que no es exclu-siva responsabilidad de su Gobierno, pero trasladar unas expectativas claras de futuro que generen un mensaje de esperanza, ésta sí que ya es su responsabilidad, y durante los diez primeros meses de su Gobierno yo creo que no se ha avanzado positivamente en esta línea. (Diario de Sesiones, 21/09/1983, p. 2658a)

Tenemos aquí otro ejemplo de cita elaborada, en la que se respeta parcialmente la textualidad, pero se prescinde de gran parte del discur-so original en aras de una mayor brevedad y claridad expositiva, dado que el título supone una reorganización de contenidos que en el D0 se dan de un modo disperso.

[3] En nombre del Grupo Centrista/ T.: Luis Ortiz: «El Gobierno no tiene programa». (ABC, 22/09/1983, p. 5)

La acción del Gobierno no ha respondido a un programa. Diríase más; se da la sensación de que el Gobierno todavía en las últimas se-

ii. las citas directas

manas, está dando palos de ciego como buscando su norte. (Diario de Sesiones, 21/09/1983, p. 2669b)

Podemos observar aquí que los cambios entre el D0 y el texto del título son mínimos, pero signifi cativos si atendemos a su posible inter-pretación por parte de los lectores, ya que no es lo mismo «no tener programa» que tenerlo y «no haber respondido» a él. Se trata, por tanto, de una cita retocada.

[4] Marcos Vizcaya: «El Gobierno suele alardear de arrogancia y ex-clusivismo». (ABC, 22/09/1983, p. 5)

En primer lugar, hay un importante grado de incumplimiento, por lo menos de evidente retraso, respecto a aspectos importantes de su pro-grama de gobierno […] y, en tercer lugar, quizá también por un modo de gobernar, por un estilo en el que a veces, no digo siempre, la arrogancia —y es un término que no lo empleo yo por primera vez—, el exclusivis-mo y en ocasiones también la falta de diálogo han sido moneda corrien-te. (Diario de Sesiones, 21/09/1983, p. 2678a)

Puede comprobarse que, en este caso, las palabras de Marcos Viz-caya no han sido trasladadas al diario de forma rigurosa, pero parece que la intención es la de ofrecer la cita restaurada a modo de resumen, respetando, eso sí, el contenido original de su declaración.

[5] Carrillo: «La reconversión industrial provoca más paro». (ABC, 22/09/1983, p. 6)

La política de reconversión industrial está golpeando serenamente a sectores importantes de los trabajadores españoles, se hace de una ma-nera dura, sin ningún esfuerzo de reindustrialización que cree empleo paralelamente. (Diario de Sesiones, 21/09/1983, p. 2688b)

Es este un nuevo caso de cita elaborada, pues entre el fragmento extraído del Diario de Sesiones y el titular de ABC tan solo hallamos en común «reconversión industrial», prefi riéndose «paro» en lugar del «no crear empleo» que subyace en el original.

[6] Sáenz de Cosculluela: «No somos una apisonadora». (ABC, 22/09/1983, p. 6)

el discurso referido en la prensa española

Se ha manifestado, o se ha dejado caer intuitivamente, la idea de que el Grupo Socialista actúa como una apisonadora, no reacciona sufi -cientemente ante las instancias de la oposición. Creo que hemos sido ab-solutamente respetuosos con el resultado de las urnas y con la fuerza de los Grupos al situar el procedimiento tal y como lo promovimos en su día. Y digo esto, sin que tenga excesiva importancia, porque a lo largo de este debate se ha dicho que el Grupo Socialista, el Grupo de la mayo-ría, practiva [sic] incluso la dictadura parlamentaria. (Diario de Sesiones, 21/09/1983, p. 2700a)

Es una cita restaurada en forma de resumen. Por idénticos motivos a los expresados en el ejemplo (5), también aquí se sintetiza la esencia de la declaración, obviando otros elementos más o menos prescindibles.

[7] Roca: «No nos pida confi anza, denos hechos». (La Vanguardia, 22/09/1983, portada)

No nos pida aquí, pues, confi anza en su oferta. Demuéstrenos con hechos que su oferta es algo más que palabras. (Diario de Sesiones, 21/09/1983, p. 2659a)

A excepción de la sustitución de «demuéstrenos» por «denos» (más breve), los cambios introducidos entre la declaración y el titular son míni-mos, y parecen responder, únicamente, a la supresión de elementos inne-cesarios («aquí», «pues», «en su oferta»). Es una cita restaurada matizada.

[8] Felipe González: «Intentemos un compromiso previo sobre las au-tonomías». (Ya, 21/09/1983, p. 4)

Intentemos un compromiso entre nosotros y después hagamos un diálogo o al mismo tiempo una consulta con los poderes constituidos en las autonomías. (Diario de Sesiones, 20/09/1983, p. 2631b)

Es una cita matizada, pues como en el ejemplo anterior, la literalidad es casi total, a excepción de «sobre las autonomías», que se reconstruye parcialmente prescindiendo de «o al mismo tiempo una consulta con los poderes constituidos».