freud como filósofo y el psicoanálisis como antropología filosófica

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Freud como filósofo y el psicoanálisis como antropología filosófica. Por Gilberto Rodríguez Barriga. Introducción. El objetivo de este trabajo es precisar a Freud como filósofo y su psicoanálisis como Antropología Filosófica. Sigmund Freud tiene fuertes raíces aristotélicas y escolásticas, que le fueron transmitidas por Brentano, por ello es posible identificar a Freud como filósofo y su aportación como una auténtica Antropología Filosófica. Desarrollo. Si bien es cierto el psicoanálisis surgió como método de investigación y terapia de las neurosis, progresivamente se fue convirtiendo en una teoría sobre el comportamiento humano, pero sobre todo de la naturaleza del hombre y sus manifestaciones: historia, cultura, religión (Cruz Prados, 1991, pág. 97). El psicoanálisis no está alejado del pensamiento filosófico sobre todo del pensamiento de Schopenhauer y Nietzsche. De igual manera Freud ha incidido en corrientes filosóficas como el existencialismo de Sartre y en el marxismo de Marcuse (Cruz Prados, 1991, pág. 98). Con base en el instinto de placer y el instinto de destrucción, Freud interpreta la conducta humana. Reduce toda la dimensión de la vida humana al instinto sexual. Por lo que toda intención del hombre es resultado de la sublimación del apetito sexual. La libido censurada no deja de actuar, sino que adopta formas externas de carácter ideal para el yo consciente o convencional (Cruz Prados, 1991, pág. 101).

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Page 1: Freud como filósofo y el psicoanálisis como antropología filosófica

Freud como filósofo y el psicoanálisis como antropología filosófica.

Por Gilberto Rodríguez Barriga.

Introducción.

El objetivo de este trabajo es precisar a Freud como filósofo y su psicoanálisis como Antropología Filosófica. Sigmund Freud tiene fuertes raíces aristotélicas y escolásticas, que le fueron transmitidas por Brentano, por ello es posible identificar a Freud como filósofo y su aportación como una auténtica Antropología Filosófica.

Desarrollo.

Si bien es cierto el psicoanálisis surgió como método de investigación y terapia de las neurosis, progresivamente se fue convirtiendo en una teoría sobre el comportamiento humano, pero sobre todo de la naturaleza del hombre y sus manifestaciones: historia, cultura, religión (Cruz Prados, 1991, pág. 97). El psicoanálisis no está alejado del pensamiento filosófico sobre todo del pensamiento de Schopenhauer y Nietzsche. De igual manera Freud ha incidido en corrientes filosóficas como el existencialismo de Sartre y en el marxismo de Marcuse (Cruz Prados, 1991, pág. 98).

Con base en el instinto de placer y el instinto de destrucción, Freud interpreta la conducta humana. Reduce toda la dimensión de la vida humana al instinto sexual. Por lo que toda intención del hombre es resultado de la sublimación del apetito sexual. La libido censurada no deja de actuar, sino que adopta formas externas de carácter ideal para el yo consciente o convencional (Cruz Prados, 1991, pág. 101).

“De ningún modo puede limitarse uno u otro de los instintos básicos [el Eros y el instinto de destrucción] a determinado sector psíquico; por el contrario, los encontraremos en todas partes. Nos imaginamos el estado inicial de los mismos aceptando que toda la energía disponible del Eros, que en adelante llamaremos libido, se encuentra en el ‘yo-ello’, aun indiferenciado, sirviendo para neutralizar las tendencias destructivas que existen simultáneamente (Freud, 2010, pág. 17).”

Las leyes, la sociedad, la cultura, la religión, son resultado de la sublimación del apetito sexual. Y el drama para Freud consiste en que el real apetito de placer nunca podrá ser sustituido por otro deseo, y por ello dice que la felicidad se logra en la libre satisfacción de los instintos. La conducta configurada por sublimaciones es una perpetua frustración, y esto es lo que provoca la neurosis (Cruz Prados, 1991, pág. 101).

Sólo se libera de este estado de neurosis cuando se tiene conciencia de los deseos que son ocultados por la censura y los motivos reales de la conducta. Cuando se logra lo anterior se da la catarsis al tener presentes los deseos sin juicio valorativo (Cruz Prados,1991, pág. 102).

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Como se hizo referencia en líneas precedentes, Freud tiene una fuerte influencia de Schopenhauer, por ello su filosofía tiende hacia lo natural, reduciéndolo al inconsciente, a lo instintivo, animal, impulsivo y libidinoso. Freud propone una antropología radicalmente naturalista y biologicista, hasta llegar a reducir al ser humano y a su conducta a la sola dimensión sexual (Cruz Prados, 1991, pág. 102). “Nada había en todo ello que presentase el particularismo carácter de lo psíquico, salvo, naturalmente, el hecho empírico de que aquel aparato y aquellas energías [libido] son el fundamento de las funciones que denominamos nuestra vida anímica (Freud, 2010, pág. 26 y 27).”

Freud se posiciona dentro de la filosofía dentro de los antihegelianos, ya que al igual que Schopenhauer y Nietzsche, lo propio del hombre no es lo racional, sino lo irracional, ya que el ser definitivo del hombre se encuentra en el inconsciente y la perfección del hombre se logra al mantener lo natural que surge del instinto y del inconsciente. La razón, para Freud, es sólo causa de desvirtualización y fuente de trastornos. Es fuente de violencia y de corrupción. Freud representa el extremo opuesto a Hegel, frente al radicalismo racional apolíneo, Freud se presenta como la irracionalidad dionisíaca (Cruz Prados, 1991, pág.104).

De igual manera, Freud tiene afinidad con la filosofía marxista, en el sentido de que concibe al hombre como un ser de necesidades materiales y la felicidad del hombre se centra en la satisfacción de dichas necesidades (Cruz Prados, 1991, pág. 104).

Hasta aquí hemos visto a Freud que concibe una antropología reduccionista, que reduce todo al ámbito sexual, las energías psíquicas llamadas libido son las que determinan los deseos del hombre. Esta Antropología Filosófica tiene sus antecedentes en Brentano, quien fue un estudioso del aristotelismo y de la escolástica. Este pensamiento le transmitió su teoría de la intencionalidad en los fenómenos psíquicos (Beuchot, 1998). Pero es preciso aclarar que este pensamiento no padece el reduccionismo del psicoanálisis de Freud, antes bien, la intencionalidad es la tendencia del hombre en su integridad hacia el objeto deseado.

Esta noción de la intencionalidad ayudará a Freud a atacar la psicología imperante de su tiempo, que reducía todo lo psíquico a lo físico, y proponer la actividad psíquica inconsciente, que Brentano rescató de Aristóteles y de santo Tomás de Aquino: “La noción de intencionalidad aparece en Freud bajo la forma modificada de una energía física canalizada hacia los fines instintivos y la satisfacción de los deseos. La ‘existencia intencional’ de Brentano se convirtió en la ‘catexia’ de Freud” (Beuchot, 1998).

Desde una antropología clásica, Millán-Puelles explica esta energía instintiva como parte de la vida sensitiva inferior del hombre. Y parte del principio de que todo ente capaz de conocer, es capaz de apetecer. Se apetece lo conveniente y a esto se le llama apetición. Esta apetición puede ser concupiscible o irascible, la primera es una apetición deleitable a los sentidos y la segunda es una apetición no deleitable pero conveniente a la naturaleza que se consigue difícilmente (Millán-Puelles, 2000, pág. 352). Freud sólo reconoce el

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apetito concupiscible y desconoce el irascible, que es entendido como coraje para lograr lo que conviene a la naturaleza humana, pero no condicionan la conducta del hombre, más bien es un deseo activo, en el sentido de que el hombre debe ejercitar su voluntad para lograr su objeto deseado.

El apetito sensitivo también se le conoce como “pasiones”, y condicionan la conducta del hombre, pero desde la moralidad se afirma que la voluntad tiene cierto influjo sobre ellas. La psicología sólo las ve desde su carácter factico. Este apetito sensitivo se materializa en actos: el amor, que se entiende como la inclinación al bien deleitable; el deseo, que es la tendencia a la posesión de ese bien; y el gozo, que es la satisfacción del apetito en el bien poseído. Y sus contrarios son el odio, la abominación y la tristeza (Millán-Puelles, 2000, pág. 353).

La catexia de Freud, es la intencionalidad de Brentano, la cual consiste en que la percepción como proceso activo, envía descargas psíquicas, por medio de los cuales prueba los estímulos exteriores, retrayéndose de nuevo. La memoria por medio de las imágenes que están investidas de energía psíquica, se convierte en poderosa catexia que llega a determinar la conducta. Tanto en la catexis como en la intencionalidad de Brentano, la imagen posee existencia real y efectiva capaz de producir actos psíquicos (Beuchot, 1998).

En Brentano, intencionalidad no viene ni de los actos de volición ni de los actos del conocimiento, tampoco de los de índole instintiva. Intencionalidad significa tender hacia algo ya sea consciente o inconscientemente. Que Aristóteles y la escolástica afirmaron que es la intencionalidad misma del hombre en todo su ser, en su aspecto físico y psíquico y por tener psiquismo el hombre se polariza hacia aquello que conoce y ama hasta llegar a transformarse en alguna manera en aquello, porque psíquicamente al conocer y amar algún objeto lo tiene inmanente a sí mismo (Beuchot, 1998).

De igual manera, en Brentano, así como en la escolástica, la intencionalidad se entendió como inexistencia mental o intencional de un objeto, que es la característica de los fenómenos psíquicos y los diferencian de los físicos. En los fenómenos psíquicos, los objetos que representan pueden corresponder con la realidad o no, pero siempre habrá algo de lo representado en la representación (Beuchot, 1998).

Lo representado, con esencia y existencia, en la representación conserva su esencia mas no su existencia física, sólo su existencia psíquica o intencional, por tanto, lo que conocemos es real, es una existencia psíquica o intencional. Inexistencia intencional no se debe entender como ausencia de existencia sino como una existencia dirigida a algo. Así mismo lo intencional se debe entender como inmanente, el objeto que entra en la subjetividad representado por una semejanza y hacia ella se ha polarizado el sujeto (Beuchot, 1998).

Conclusión.

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De lo anterior, es posible deducir que el psicoanálisis de Freud tiene fuerte tendencia aristotélica y escolástica. Pero con una notable diferencia. La filosofía tradicional comprende la intencionalidad como la tendencia del hombre en su integridad hacia el objeto que conoce y por lo tanto desea. Freud, reduce esta intencionalidad al puro deseo sexual; es decir, el hombre está condicionado por su apetito concupiscible. Como se mencionó en líneas precedentes Freud no toma en cuenta el apetito irascible que la filosofía clásica reconoce como ese deseo que conviene a la naturaleza del hombre pero que ocupa una acción del sujeto para alcanzar el referido deseo.

Sin embargo, es un logro para la psicología moderna el reconocer el inconsciente como la fuerza que en determinado momento llega a condicionar la conducta del hombre. Cuando en la época de Freud únicamente se reconocían los problemas somáticos con consecuencias psíquicas, el propone problemas psíquicos que afectan la psique del hombre.

Con todo lo anterior, se concluye que Freud se le puede considerar un filósofo por su influencia aristotélica y escolástica por medio de Brentano. Así mismo, psicoanálisis se puede considerar una auténtica Antropología Filosófica por su visión profunda de la psique que va más allá de la conciencia, va hasta el inconsciente del hombre.

Referencias.Beuchot, M. (1998). Aristotéles y la escolastica en Freud a través de Brentano. Espíritu:

Cuadernos del Instituto Filosófico de Balmesiana, 161-168.

Cruz Prados, A. (1991). Historia de la filosofía contemporanea. Pamplona: EUNSA.

Freud, S. (2010). Esquema del psicoanálisis. México: Paidós.

Millán-Puelles, a. (2000). Fundamentos de Filosofía. Madrid: Rialp.