fukushima: el accidente y sus secuelas

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  • 8/19/2019 Fukushima: el accidente y sus secuelas

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    Fukushima

    ecologistasen acción

    el accidente y sus secuelas

  • 8/19/2019 Fukushima: el accidente y sus secuelas

    2/262 Ecologistas en Acción

    Francisco Castejón

    Ecologistas en AcciónMarqués de Leganés 12 - 28004 MadridTelefono: +34-91-531 27 39http://www.ecologistasenaccion.org/energia

    Ecologistas en Acción agradece la reproducción de esteinforme siempre que se cite la fuente

    Este informe se puede consultar y descargar enhttp://www.ecologistasenaccion.org/article11311.html

    Marzo 2016

    ecologistasen acción

  • 8/19/2019 Fukushima: el accidente y sus secuelas

    3/263Fukushima: el accidente y sus secuelas

    El 11 de marzo de 2011 se produjoel accidente nuclear en la central de

    Fukushima (Japón)

    Introducción

    El 11 de marzo de 2011 se produjo el acciden-te nuclear en la central de Fukushima (Japón)en un momento en que se estaba producien-do una verdadera ofensiva de la industria nuclearpara intentar revertir su declive. En efecto, esta in-dustria se encuentra en crisis e intenta por todoslos medios mejorar su situación en el mundo. Porun lado intenta vender más reactores sobre todoen los llamados países emergentes, con China a lacabeza, y por otro intenta que se prolongue la vidade las centrales que funciona en los países indus-trializados, lo que constituiría un verdadero nego-cio para las empresas que las explotan.

    Las centrales que han cumplido más años estánya amortizadas y el precio del kWh producido sereduce a los gastos de personal, mantenimiento

    y del combustible, lo que supone solo entre el 25y el 30% del precio total. En caso de un mercadoeléctrico marginalista como el español, signicaque estamos pagando ese kWh a varias veces loque le cuesta producirlo, teniendo en cuenta quelas centrales nucleares se libran de cubrir muchasde sus externalidades. Además, las centrales enve- jecidas se ven obligadas a reparaciones constan-tes, lo que supone una demanda importante paraempresas tecnológicas y de bienes de equipo.

    Fukushima volvió a recordar al mundo algo queparecía haber olvidado: que la energía nuclear espeligrosa. Que por muchas precauciones que setomen no se puede prever todo y nalmente ocu-rre un accidente. Y el de Fukushima puede ser elsegundo más grave de toda la historia en cuantoal número de víctimas, tras el de Chernóbil. El ac-cidente de Fukushima tiene dos particularidades:se produce por un fenómeno externo a la centraly en un país que es una potencia tecnológica deprimer orden. Lo primero muestra una nueva di-mensión de la seguridad nuclear: es imposibleprever todo lo que pueda llegar a ocurrir en lascercanías de las centrales. Lo segundo es revela-dor: ni siquiera un país como Japón puede evitarun accidente como este ni vencer los enormesdesafíos que supone la contaminación radiactivadel agua y del territorio.

    En este informe describiremos el accidente de

    Fukushima, sus consecuencias y la situación ac-tual. Pondremos especial atención en las leccio-nes que cabe sacar de este accidente.

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    El 11 de marzo de 2011 se registróun terremoto de grado 9 en la escala

    de Ritcher que afectó a la costa Este japonesa y que castigó sobre todo a la

    prefectura de Fukushima.

    Descripcióndel accidente

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    El 11 de marzo de 2011 se registró un terre-moto de grado 9 en la escala de Ritcher queafectó a la costa Este japonesa y castigó sobretodo a la prefectura de Fukushima. Aproximada-mente una hora después del terremoto se produjoun tsunami que terminó por completar la tragedia.Los efectos del terremoto y del tsunami se vieronagravados por los daños que sufrieron varios re-actores nucleares, especialmente los del emplaza-miento de Fukushima I. Además de los reactoresde esta central, el terremoto y el tsunami afectarona 12 de los 50 reactores japoneses. En particular,los cuatro reactores de la central de Fukushima II,sufrieron también daños importantes.

    Todos los reactores de Fukushima son de agua enebullición y el número 1 es idéntico al de la cen-

    tral nuclear de Santa María de Garoña (Burgos),incluso empezó a funcionar en 1971, el mismoaño que Garoña, mientras que el número 3 esmuy similar a la de Cofrentes (Valencia). Este tipode centrales tiene unas características que las ha-cen especialmente vulnerables a sucesos exter-nos como el que nos ocupa. En ellas el vapor ra-diactivo del circuito primario sale del edicio delreactor, de hormigón, y llega a las turbinas, queestán situadas en un edicio civil ordinario. Ade-más, las barras de control, verdaderos frenos de lacentral, se insertan desde la parte de abajo de lavasija, por lo que es imprescindible que el accio-nador neumático funcione, puesto que las barrasno podrán caer solas por gravedad.

    Cuando se produjo el terremoto, funcionaban losreactores números 1, 2 y 3 mientras que el nú-mero 4 estaba en recarga, y los números 5 y 6 enmantenimiento. Obviamente, si hubieran estadolos seis reactores en funcionamiento, el accidentehabría sido mucho más grave. Durante el terre-moto, cuando los sensores detectaron el temblor,los reactores pararon automáticamente median-te la inserción de las barras de control. Sin em-bargo, no salieron indemnes, en contra de lo quela industria nuclear ha proclamado, puesto queinvestigaciones realizadas tras el accidente hanrevelado que muchos de los sistemas de emer-gencia fueron dañados por el temblor de tierra.Entre el terremoto y el tsunami pasó una hora

    que aprovecharon los operadores para penetraren las contenciones de los reactores y detectaronvapor radiactivo, lo que era una prueba de la ro-

    tura de alguna tubería de refrigeración.

    El tsunami que siguió al sismo destrozó los edi-cios auxiliares y dejó inservible el circuito prima-rio de refrigeración y los sistemas de emergenciade alimentación y de refrigeración. En estas cir-cunstancias, no había forma de extraer el calor delos reactores 1, 2, 3. El calor era muy alto por la ra-diactividad del combustible y era, por tanto, im-prescindible enfriarlo por cualquier medio paraintentar que el núcleo no se fundiera y el com-bustible nuclear no acabara por salir al exterior.Se usó un sistema que permite extraer el calorde los reactores durante 20 minutos bombeandoagua del toro de expansión, pero fue insuciente.Por ello se decidió rociar los reactores con gran-des cantidades de agua de mar. Pero esto se hizo

    unas 20 horas después del terremoto, demasiadotarde porque los reactores ya sufrían fusión par-cial. La decisión de rociar los reactores con aguasalada equivalía a condenarlos a muerte, por esolos responsables de Tokio Electric Power Com-pany (TEPCO), propietaria de la central, tardarontanto en tomar esta decisión.

    La temperatura de los reactores siguió aumen-tando hasta más de 2000 grados, por la falta derefrigeración. A esta temperatura se produce hi-drógeno a partir del agua. Este gas, que es muyexplosivo, salió de la contención primaria y seacumuló en los edicios de los reactores. Allí re-accionó con el oxígeno y se produjeron las tresgrandes explosiones que lanzaron materialeshasta unos 100 m de altura. Esto provocó los pri-meros escapes de radiactividad al medio.

    En estos reactores hay cuatro barreras que se-paran el combustible nuclear de la biosfera. Dedentro a fuera son las vainas de los elementoscombustibles, la vasija del reactor, la contenciónprimaria, de hormigón, y el edicio del reactor,también de hormigón. Las explosiones habíandestruido la última barrera en los tres casos y lasvainas estaban también fundidas. Solo quedabaconar en la integridad de las contenciones. Du-rante el accidente se produce una fuga radiactivamasiva de sustancias ligeras como el yodo-131,de 8 días de tiempo de semidesintegración, o el

    cesio-137 cuyo periodo de semidesintegraciónes de 30 años, o el tritio con periodo de 13 años.Pero la situación podría haber empeorado mucho

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    si se hubiera escapado masivamente el combus-tible gastado, que contiene sustancias como elplutonio que son radiactivas durante decenas demiles de años. De hecho, la contención del reactornúmero 2 se rompió y se produjo la fuga de pluto-nio en las cercanías de la central.

    Para evaluar la gravedad del accidente es impres-cindible, entre otras cosas, calcular la cantidad deradiactividad que se escapó y en forma de qué ra-dioisótopos. En un principio se armó que la radiac-tividad fugada alcanzó aproximadamente el 20 %de la que escapó en el accidente de Chernóbil, perocálculos posteriores la elevaban al 40 %. Se trataríade unos 36 Peta Bq (Peta = mil billones), de los cua-les el 80 % se verterían al mar y el 20 % a tierra.

    Los reactores 1, 2, y 3 se estuvieron refrigerandocon agua salada durante 11 meses, durante loscuales se reconoció que la situación no estabacontrolada, ni mucho menos. Así pues la centralestuvo expuesta a nuevos terremotos hasta la pri-mavera de 2012. Y esto a pesar de que muchosexpertos, incluida la propia TEPCO, decían tras elaccidente que los reactores iban a estar bajo con-trol en unos días.

    Un problema adicional lo constituyeron las pisci-nas de residuos de alta actividad, situadas en laparte de arriba de los edicios de los reactores. Elcombustible gastado debe estar cubierto perma-nentemente con agua para ser refrigerado y paraque la capa de agua sirva de blindaje frente a laradiactividad. El fallo de la alimentación eléctricaque se produjo tras el tsunami provocó que se eva-porara el agua de las piscinas de los reactores 3 y 4dejando al descubierto los productos muy radiac-tivos. Estos se calientan y se podrían haber llega-do a fundir, por lo que fue necesario verter aguade mar constantemente. Por otra parte, al quedardesnudos estos productos, se emitió mucha ra-diactividad al medio. En la piscina del reactor 4 seregistró un incendio de uranio. Este es un materialpirofórico que arde en contacto con el oxígeno aalta temperatura.

    Por si esto fuera poco, se desveló al mes del acci-dente la existencia de una piscina de combustiblegastado común para todos los reactores, lo que sehabía mantenido en secreto. Esto introducía unriesgo nuevo en el control del accidente.

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    El 20 % de las emisiones radiactivas se ex-tendieron hacia el NO de Fukushima debi-do a los vientos dominantes. Las emisionesradiactivas contaminaron el agua, la leche y losalimentos a más de 40 kilómetros de la central.

    La nube radiactiva llegó a Tokio, situado al SOy a una distancia de 250 kilómetros, donde seregistraron 8 veces las dosis normales de radiac-tividad ambiental y se contaminaron 5 depu-radoras de agua. Afortunadamente, los nivelesno pasaron de ahí, porque la ciudad de Tokio ysu área metropolitana son, puesto que tienen36 millones de habitantes, por lo que resultaríaimposible de evacuar. Además se ha detectadoplutonio en los alrededores de la central y es-

    troncio a distancias de unos 40 km. La nube deproductos más ligeros viajó miles de km y se lle-gó a detectar en España.

    La gestión del accidente resultó simplementedesastrosa en parte por las condiciones del te-rritorio, en que no funcionaban las comunica-ciones ni los servicios básicos. Las órdenes deevacuación fueron “caóticas”, según pone demaniesto un informe elaborado por el Parla-

    mento japonés. Si esto no se hubiera sido así,las dosis radiactivas recibidas por la poblaciónhabrían sido más bajas.

    La zona de exclusión inicialmente llegó a 20 ki-lómetros en torno a la central. Además, se reco-mendó a la gente que no saliera de casa hastaun radio de 30 km. Pero el penacho radiactivo,impulsado por los vientos pronto llegó más alláde los 40 km, lo que obligó a las autoridades a

    evacuar a un total de 146.520 residentes.

    Sin embargo las órdenes de evacuación fueronrevisadas de forma compulsiva y nada planica-da, según el citado informe del Parlamento ja-ponés: en un día se pasó primero de un radio de3 km a uno de 10 y enseguida a un radio de 20km, en lugar de estimar la velocidad del viento yactuar de forma decidida desde el principio.

    La contaminación pronto superó los 20 km ymucha gente se acogió en centros ya contami-nados. En el proceso de evacuación murieron 60

    El 20 % de las emisiones radiactivas seextendieron hacia el NO de Fukushima

    debido a los vientos dominantes.

    La nuberadiactiva y la

    contaminación

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    pacientes de los hospitales de la zona. A las per-sonas que residían entre los 20 y 30 km de radiose les ordenó que permanecieran en sus casas,lo que les originó sufrimientos extra debido a lafalta de información y de abastecimiento.

    El 25 de marzo, siempre según este informe, sedetectaron manchas de contaminación fueradel radio de 20 kiómetros y sin embargo, laspersonas que estaban allí no fueron evacuadashasta un mes más tarde, por lo que estas per-sonas han recibido dosis muy por encima delo permitido. Algunas poblaciones como Lita-te, de 7.000 habitantes, fueron evacuadas muytarde y sufrieron dosis de radiación injustifica-damente altas. Quizá en 10 o 20 años se puedaapreciar un aumento de cánceres, deformacio-nes congénitas y otras enfermedades entre laspersonas afectadas.

    El 0,7 % de la población recibió dosis superio-res a los 10 mSv en pocos días (1 mSv es la dosismáxima para el público en general en un año) ymuchos superaron los 20 mSv. El 42.3 % han sidoexpuestas a dosis entre 1 y 10 mSV. Los efectosde estas dosis se revelarán entre los 10 y 20 años

    después del accidente. El número de cánceresde tiroides detectados entre los 370.000 niñosde la Prefectura de Fukushima es 50 veces másalto de lo normal. El Gerente de la planta, MasaoYoshida, murió de cáncer de esófago.

    Si bien no es posible establecer estrictamenteuna causalidad entre el accidente y esta muer-te, no es descabellado pensar que están relacio-

    nados, dado que Yoshida-san permaneció en supuesto tomando decisiones en Fukushima. Paraalgunos es un héroe para otros se equivocó altardar tanto en desobedecer a sus superiores ytomar la decisión de refrigerar los reactores conagua de mar.

    Además, en octubre de 2015 los tribunales ja-poneses reconocieron una nueva víctima delaccidente de Fukushima en un trabajador de lacentral que murió de leucemia tras colaborar enlas tareas de control del accidente.

    En este caso, como en el de Chernóbil, será muydifícil establecer con exactitud el número de víc-timas, dado que la Organización Mundial de laSalud (OMS) está supeditada al Organismo In-ternacional de la Energía Atómica (OIEA), tam-bién dependiente de las Naciones Unidas, parahacer la valoración y la comunicación de losdaños causados por accidentes nucleares. En elcaso que nos ocupa, nos enfrentamos a unas do-sis radiactivas que tendrán efectos a largo plazoy el conocimiento de la incidencia sobre morta-lidad y morbilidad requerirá complejos estudiosepidemiológicos.

    La nube radiactiva contaminó la tierra y los ali-mentos. Se detectó radiactividad en la lechematerna, en las verduras y en la ternera. Los ni-veles de dosis en los alimentos alcanzaron cincoveces lo permitido. Para mantener la poblaciónalimentada se han multiplicado por 5 los nivelesde radiactividad permitidos en los alimentos.

    En la actualidad todavía hay unas 50.000 perso-

    nas que no han vuelto a sus casas. En algunoscasos la gente ha decidido volver de forma vo-luntaria, pero la mayoría se resiste a pesar de queel Gobierno japonés incentiva la vuelta con elpago de 6.300 euros por vecino. Las reticenciaspara volver tienen que ver con los altos valoresde radiactividad remanente que las autoridadespermiten en las labores de descontaminación.

    Se descontamina el territorio hasta alcanzar ta-

    sas de dosis equivalentes de 20 mSv/año, que esel límite para el personal profesionalmente ex-puesto promediado a 5 años.

    Evolución de la nube radiactiva21 marzo 2011

    FuenteMáximo

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    Los vertidos radiactivos al mar constituyenun hecho muy grave e inédito que introdu-ce una nueva variable en este tipo de acci-dentes. La contaminación afectará a los ecosiste-mas marinos y es muy difícil evaluar sus efectospuesto que no existen precedentes. Pero es claroque las sustancias radiactivas tendrán un enor-me impacto en los ecosistemas marinos hastaque el agua se diluya sucientemente para quelos niveles de radiactividad sean admisibles. Laextensión de la contaminación dependerá de ladistribución de corrientes marinas en la zona y vaa afectar probablemente a cientos de kilómetroscuadrados. A esto hay que añadir el hecho de quelos peces se desplazarán extendiendo la radiacti-vidad mucho más allá de la zona del vertido. Peroademás hay que tener en cuenta el efecto de la

    acumulación de la contaminación en las cadenastrócas. Y, no hay que olvidarlo, el eslabón nalde la cadena es el ser humano. Se han detectadoespecies pesqueras con contenido radiactivo 240veces el permitido.

    Los primeros vertidos se produjeron poco des-pués del accidente. Se trata de la evacuaciónvoluntaria de unas 11.500 toneladas de agua ra-diactiva y del vertido accidental de agua altamen-

    te radiactiva que duró más de 48 horas, a razónde unos 7.000 litros a la hora, y que procedía delreactor número 2. El agua del vertido voluntarioprocede del enfriamiento de los reactores y estácontaminada sobre todo por radionucleidos lige-ros como iodo, que emitirá radiactividad duran-te unos 160 días, y de cesio, que será radiotóxicodurante unos 120 años. El vertido de estas 11.500toneladas se produce para habilitar espacio paralíquidos aún más radiactivos como el agua mu-cho más radiactiva que se ha estaba fugando delcitado reactor número 2.

    Este agua tenía una actividad gigantesca, de apro-ximadamente 5 Sv/h, suciente para ocasionar lamuerte en pocas horas de exposición. Esta fugaaccidental se intentó controlar mediante la in-yección de hormigón, sin éxito, y posteriormentecon la inyección de polímetros absorbentes, tam-bién sin éxito. Finalmente se consiguió medianteun compuesto de silicato sódico. La procedenciadel agua no está clara, pero todo indica que habíaestado en contacto con el núcleo o con el com-bustible gastado. Es la única forma de entender

    Una característica de este accidente queno había ocurrido antes es la fuga almar de enormes cantidades de aguaradiactiva, así como la necesidad de

    almacenar enormes cantidades de aguacontaminada en tanques.

    El problemadel agua

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    esos altos niveles de contaminación. Si este aguaha arrastrado consigo compuestos procedentesdel combustible gastado, la radiactividad podríapersistir durante miles de años.

    Si bien la procedencia y la causa de la fuga acci-dental eran desconocidas, el vertido voluntariode unas 11.500 toneladas cabe achacarlo a la faltade previsión de la empresa TEPCO, que refrigerólos reactores con agua de mar sin haber habilita-do suciente espacio para almacenarla. Este aguadebería haber sido tratada como un residuo ra-diactivo y almacenada como tal. Pero el vertidoaccidental y la falta de espacio obligó a la evacua-ción del agua.

    En los meses sucesivos hubo otros episodios de

    fugas de agua radiactiva. En un caso se tratabade las aguas subterráneas que se contaminaban,en otros, más graves, de agua que había estadoen contacto con el núcleo y que escapaba porlas juntas de condensación, con unos niveles de1Sv/h, como los detectados en abril de 2012. Entotal se fugaron 12 toneladas de agua contami-nada con estroncio.

    Más recientemente, en agosto de 2013, se de-

    tectaron nuevos vertidos de agua severamentecontaminada, con unos niveles de 1 Sv/h. Enesta ocasión el agua se fugaba de los tanquesde almacenamiento dispuestos por TEPCO pararecoger el agua de refrigeración de los reac-tores. Se han habilitado tanques para recoger800.000 toneladas de agua. Sin embargo, laconstrucción de estos tanques ha resultado de-ficiente, como se ha mostrado en esta la fugade agosto de 2013. Esta llegó a superar los 300metros cúbicos y procedía de las juntas de resi-na de varios tanques.

    El 3 de octubre de 2013 se produjo un nuevoescape que alcanzó el mar. A nivel anecdóticocabe decir que este suceso se produjo coinci-diendo con la visita a la ciudad de Fukushima, a60 km de la central accidentada, del Presidentedel Gobierno, Mariano Rajoy, que declaró justoantes de la fuga que “los temores sobre Fukushi-ma son infundados”.

    Para paliar los efectos de los escapes y sus conse-cuencias en el mar, TEPCO cubrió con cemento el

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    lecho marino en torno a la central para intentarevitar la propagación de sustancias radiactivas.Ha sido necesario cubrir el lecho marino hasta6 metros de profundidad, con una capa de 60centímetros de cemento para evitar que el barroy la arena contaminada en torno a la central seexpandan.

    El último escape importante se produjo el 19 defebrero de 2014, cuando se fugaron unas 100 to-neladas de agua radiactiva procedentes de unode los tanques. La fuga se descubrió a las 6 horasde empezar, por lo que parece que se pudo evitarque el agua llegara al mar. El agua contenía sobretodo emisores beta y contaba con una actividadde 230 millones de becquereles por litro. El inci-dente fue calicado de nivel 3 por el OIEA. Esto

    muestra como la situación no estaba controladatras tres años del accidente.

    Desde el accidente hasta mediados de 2015 sevenía produciendo un ujo continuado de lasaguas subterráneas procedentes de las monta-ñas cercanas que atravesaban el subsuelo de losreactores contaminándose. Esta agua nalmentellegaba al mar y constituía una auténtica pesadi-lla para intentar reducir la contaminación radiac-

    tiva. Estamos hablando de entre 100 y 300 tone-ladas de agua diarias. Finalmente, tras numerososintentos, se consiguió detener prácticamente elujo mediante la creación de un muro de hielo,que se hizo inyectando aire líquido, y el bombeomediante pozos aguas arriba del muro.

    Los vertidos accidentales y voluntarios de aguaradiactiva constituyen hechos muy graves queintroducen una nueva variable en este accidentenuclear. La contaminación afectará a los ecosiste-mas marinos y es muy difícil evaluar sus efectospuesto que no existen precedentes de este tipode vertidos radiactivos al mar. También son es-casos los estudios del efecto de la radiactividadsobre los seres vivos no humanos, en particular,sobre los peces y las algas. Pero sí se conoce lagran capacidad de mutar de los peces, por lo quees seguro que la fauna y ora marinas se verángravemente afectadas.

    Pero además hay que tener en cuenta el efectode la acumulación de la contaminación en lascadenas trócas. El adagio de “el pez grande se

    come al chico ”, debería leerse más bien como “elpez grande se come muchos peces chicos”, cadauno con su aportación radiactiva, de tal formaque los individuos que se sitúan en las posicio-nes más altas de las cadenas trócas son los quemás contaminación radiactiva acumulan. Y, nohay que olvidarlo, el eslabón nal de la cadenaes el ser humano.

    La contaminación del océano y de los bancospesqueros de la zona introduce una nueva varia-ble en el accidente de Fukushima. Se desconocecual será el alcance y los efectos de estos verti-dos, aunque parece claro que impedirá el consu-mo del pescado procedente de Japón de formanormal. La contaminación fuerza una veda dela pesca en la zona por tiempo indenido. Aún

    cuando se detecte en el futuro que la radiactivi-dad ha caído, será necesario controlar el pescadocapturado en esos bancos para ver si es apto parael consumo humano.

    La catástrofe es doble. Por un lado afecta a la eco-nomía pesquera japonesa y, por otro, inige undaño aún desconocido a los ecosistemas mari-nos. El accidente de Fukushima está mostrandoriesgos nuevos de la energía nuclear. La nube

    radiactiva de Chernóbil se desplazó por buenaparte del mundo, en parte debido a las corrientesde aire, pero también debido al vuelo de las avesmigratorias contaminadas.

    En Fukushima se va a aprender, pagando un altoprecio, como se difunde la radiactividad en elmedio marino. Los efectos son verdaderamentecatastrócos y superan los temores de muchosexpertos. El problema es que muchas centralesnucleares en el mundo están cerca de la costay el episodio de contaminación marítima añadeuna afección nueva a los efectos de los acciden-tes nucleares.

    TEPCO y las autoridades japonesas no reaccio-naron a tiempo y subvaloraron el problema de lafuga de agua radiactiva. Se han vertido ya dece-nas de miles de toneladas de agua radiactiva alocéano sin que las medidas tomadas consiguie-ran evitarlo. Los impactos sobre los ecosistemaspueden ser grandes y, como se ha señalado, yase han detectado peces contaminados con ra-diactividad.

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    12/2612 Ecologistas en Acción

    La labor de los operarios que seenfrentaron al accidente en los seis

    primeros meses fue heroica, puesto que pusieron las vidas y la salud ajenas por

    delante de las propias.

    Heroísmos eindignidades

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    Los trabajos para mantener la central bajocontrol y para descontaminar la zona hancontinuado desde el accidente y aún conti-núan en nuestros días. Debido a los altos nivelesde radiactividad todavía no se puede entrar en elinterior de los reactores dañados, porque en unashoras se recibe una dosis mortal de radiactividad,y en una ocasión en que se quiso detectar de don-de procedía el agua fugada, hubo que hacerlo conun robot otante. Este robot dejó de funcionar alas 4 horas, porque su electrónica no resistió losaltos niveles de radiactividad y se abandonó enel interior del reactor. Finalmente, la actividad delos núcleos se pudo medir en marzo de 2015 condetectores de muones, sosticados detectores derayos cósmicos. Estas medidas mostraron que elnúcleo del reactor número 1 estaba totalmentefundido y el del número 2 parcialmente fundido.

    Las múltiples tareas a realizar antes de poder en-trar en los reactores y poder tomar una decisiónsobre su destino denitivo las están llevando acabo operarios contratados por TEPCO. Las fugasradiactivas de Fukushima suman ya aproximada-mente el 40 % de lo que se fugó en Chernóbil, sibien con unas características diferentes.

    No parece fácil que se pueda proceder a un des-mantelamiento ordenado de los reactores y todoapunta a que habrá que proceder como en Cher-nóbil: encerrar los reactores accidentados ensarcófagos y clausurar para siempre la zona. Sinembargo, aún habrá que esperar décadas hastapoder realizar esos trabajos.

    Kenichi Oshima y Masafumi Yokemoto, titula-

    res respectivamente de Economía y de PolíticaMedioambiental en las universidades de Ritsu-meikan y de Osaka, han realizado un cálculo delos costes del accidente basándose, según los au-tores, en datos facilitados por el Gobierno japonésy por TEPCO. El monto de los costes del accidentecasi duplica el realizado por el Gobierno japonésen los primeros meses, y asciende a unos 80.800millones de euros. El Gobierno nipón situaba elcoste mínimo de la crisis de Fukushima en 5,8

    billones de yenes (42.305 millones de euros) a -nales de 2011. La cifra total del citado informe in-cluye 4,91 billones de yenes (35.817 millones de

    euros) destinados a pagar compensaciones a losevacuados por la catástrofe, 2,48 billones (18.093millones de euros) para las tareas de descontami-nación radiactiva y 2,17 billones (15.830 millonesde euros) para desmantelar la planta accidenta-da. A esto se añaden 1,06 billones de yenes (7.733millones de euros) para costear el almacenamien-to de los residuos y materiales radiactivos recogi-dos durante las tareas de descontaminación. Niqué decir tiene que está siendo el Gobierno, esdecir los contribuyentes, quienes sufraguen estosgastos.

    La labor de los operarios que se enfrentaron alaccidente en los seis primeros meses fue heroi-ca, puesto que pusieron las vidas y la salud ajenaspor delante de las propias. Estas personas se ofre-cieron voluntarias y eran muchas de ellas de edadavanzada para que sus metabolismos más lentosredujeran las probabilidades de contraer cáncer.Contrasta la actitud de estas valerosas personascon la de los responsables de la empresa TEPCO,que se ha caracterizado más bien por el secretis-mo y la mala gestión del accidente.

    Merecidamente se concedió el premio Príncipe

    de Asturias de la Concordia de 2011 a esos másde 1.300 operarios voluntarios que se afanaronen reducir los escapes radiactivos mediante el ta-ponamiento de grietas y el tratamiento de aguas,y también en la difícil tarea de enfriar y estabilizarlos reactores. El jurado los describió como repre-sentantes “de los valores más elevados de la con-dición humana, al tratar de evitar con su sacricioque el desastre nuclear provocado por el tsunamimultiplicara sus efectos devastadores, olvidando

    las graves consecuencias que esta decisión ten-dría sobre sus vidas”. Mención especial merece eldirector de la central, Masao Yoshida, que desoyólas órdenes de sus superiores cuando le pidieronque dejara de enfriar los reactores con agua delmar porque temían que se produjeran más pér-didas económicas. El Jurado alabó también su ac-titud: “Su decisión de ignorarles fue crucial paraevitar una fuga radiactiva que habría puesto enriesgo a cientos de poblaciones, desde Fukushi-

    ma a la capital”.

    Y más cínico resulta todavía comprobar cómo

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    continuó la lucha contra la radiactividad traslos primeros trimestres después del acciden-te. TEPCO y el gobierno japonés están reali-zando la mayor operación de descontamina-ción radiactiva jamás llevada a cabo antes.Las tareas abarcan un terreno equivalente ados veces la ciudad de Madrid. Se trata delimpiar parques, fachadas, edicios, vivien-das y plantas. Es necesario medir y descon-taminar cada centímetro cuadrado de tierracon el objetivo de permitir que vuelvan a suscasas las decenas de miles de personas queaún siguen fuera de las 145.000 personas quefueron evacuadas.

    Los trabajadores deben ser relevados tras al-canzar las máximas dosis radiactivas permi-tidas. Se calcula que pasan por Fukushimaunos 11.000 trabajadores al año. En una paíscomo Japón con un índice de paro muy bajo(antes del tsunami era el 4 %) es difícil con-seguir trabajadores que se jueguen la saluden el control de la radiactividad. Se han pre-sentado denuncias sobre la contratación deindigentes y también sobre el hecho de queha sido la yakuza japonesa la encargada de

    realizar las contrataciones.Así, pues, esos primeros héroes han sido sus-tituidos por mendigos, desempleados sin re-cursos, jubilados en apuros, personas endeu-dadas o jóvenes sin formación. Las diferentestareas se subcontratan, con lo que es casi im-posible mantener un control sobre las con-diciones de los trabajadores. De hecho, unainvestigación de la agencia Reuters localizó

    hasta 733 empresas ejerciendo como sub-contratas en la zona. Se trata de conseguirbeneciarse del accidente y de conseguirparte de los 18.100 millones de euros que se-rán invertidos en descontaminar la zona enlos próximos años. Ha habido múltiples de-nuncias de irregularidades: los trabajadoressólo cobran los días que trabajan, no tienenseguro médico, son obligados a pagar su pro-pia comida y hasta a pagar su propia máscara.

    Tal acumulación de denuncias debería, por lomenos, haber provocado una investigacióndel Gobierno.

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    de 2014 se puso en marcha un reactor. Desde en-tonces, han funcionado uno o dos reactores. Esta es, junto con los reactores alemanes que cerrarán de-nitivamente en 2022, la primera víctima del acci-dente de Fukushima. Se dice que Chernóbil convir-tió en antinuclear al SPD (Partido Socialdemócratade Alemania) y que Fukushima lo ha hecho con la

    CDU (Unión Demócrata Cristiana de Alemania). La industria nuclear ha visto como sus éxitos de co-municación anteriores al accidente se desvanecían.Todo el espacio ganado entre los gobiernos y opi-niones públicas del mundo usando el argumento delcambio climático se perdía ante la tozuda realidad. Adiferencia de Chernóbil, esta vez se produce el acci-dente en una rica potencia tecnológica y en un reac-tor con un diseño muy común, homologado en lospaíses industrializados. La política de comunicaciónde esta industria consistió en asegurar que este tipode sucesos son rarísimos y que los reactores habíanresistido al terremoto, pero no al tsunami. Y que eramuy improbable que un terremoto y un tsunami detanta magnitud se produjeran simultáneamente. Sinembargo, las investigaciones muestran que el terre-moto, que no era tan raro en un país como Japón, yaproduce importantes daños en los reactores. Y no estan extraño que se produzca un tsunami tras un te-rremoto con epicentro en el mar. Una vez más, hay

    que poner en cuarentena las armaciones del lobby nuclear, que se hace a sí mismo un aco favor, puesno deja de perder credibilidad.

    La Unión Europea aparece dividida ante el acciden-te. Frente a Austria que se convierte en el país aban-derado de la exigencia de pruebas de seguridad delas centrales nucleares, aparece la potencia nuclearfrancesa intentando rebajar estas exigencias. Noen vano Austria cerró sus reactores nucleares trasun referéndum celebrado en 1978. La postura deAustria es secundada por Italia, que decide paralizarsus planes de relanzamiento nuclear mediante elreferéndum celebrado el 12 de junio de 2011. Italiaya había renunciado a la energía nuclear mediantereferéndum en 1987. Suiza decide que sus cinco re-actores que proporcionan el 39 % de su electricidadcerrarán al cumplir 40 años. Especial atención me-rece Alemania, donde se producen grandes movi-lizaciones el día 12 de marzo, justo después del te-rremoto y el accidente. Es tan notable la conciencia

    ecológica y antinuclear de la sociedad alemana quelas vacilaciones de su canciller, Angela Merkel, lecostaron el lander de Baden-Wuttenberg, cuyo par-tido gobernaba desde los años 50. Angela Merkel

    planteó la anulación de la ley que limitaba la vidade los reactores nucleares, pactada por Los Verdes yel SPD, y que implicaba el cierre de las 17 centralesalemanas tras 32 años de vida operativa. El anunciode la presidenta Merkel del cierre temporal de los 7reactores más antiguos no ha sido suciente pararecuperar su popularidad y la Canciller tuvo que ad-

    herirse al acuerdo antinuclear anterior, rmado porel SPD y Los Verdes.

    El pulso entre impulsores y detractores de las cen-trales nucleares continúa en Europa. En el Estadoespañol, los días después del accidente, contras-taba la verborrea de los supuestos expertos con elsilencio de los políticos. El empeño de los primeros,salvo honrosas excepciones, fue quitarle importan-cia al accidente y a los escapes radiactivos asegu-rando que, en realidad, los reactores resistieron elterremoto, aunque no el tsunami, y argumentandoque las fugas radiactivas eran insignicantes para lapoblación. Así esta actitud privó a buena parte dela población de un conocimiento de lo que estabaocurriendo en realidad. Los mismos políticos, comoMiguel Sebastián, que declaró antes del accidenteque “temerle a una nuclear era como tener miedo aun eclipse” o el propio Mariano Rajoy que defendíaun relanzamiento de la energía nuclear en Españapermanecieron callados, sin entrar en el debate ni

    explicar si lo que acababa de ocurrir tenía algúnefecto sobre la losofía de la seguridad nuclear ysu postura ante esta energía. Lo mismo cabe decirde los líderes de CiU, PSOE y PP, que pactaron pocoantes del accidente la retirada de la limitación de lavida de las nucleares a 40 años del borrador de laLey de Economía Sostenible. La postura del Consejode Seguridad Nuclear (CSN) dejó también bastanteque desear en cuanto a la falta de información so-bre lo que estaba ocurriendo y a su blanda actituden la solicitud de más pruebas de estrés a las plan-tas nucleares españolas. El grupo de presión nuclearespañol tiene el décit de tarifa eléctrica como ele-mento de presión contra cualquier gobierno. Segúnla contabilidad del mercado eléctrico les debemoscasi 30.000 millones de euros a las eléctricas por eseconcepto. Esta deuda supone un elemento de pre-sión de primer orden sobre el Ejecutivo.

    1. La escala INES (International Nuclear Event Scale) se instauró por elOrganismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) para tratar deobjetivar la comunicación de la gravedad de los sucesos nucleares y

    va de 0 (incidencia) hasta 7 (accidente muy grave con salida masiva ydispersión a larga distancia de material radiactivo). La existencia de laescala INES, dado su carácter caritativo, no ha conseguido objetivarlos debates sobre la gravedad de los sucesos nucleares y menos aúnsobre el riesgo nuclear.

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    17/2617Fukushima: el accidente y sus secuelas

    Tras el accidente de Fukushima, la industrianuclear analizó las causas del accidente y sedispuso a aprender y a aplicar lo aprendido,aunque no de buen grado. En el seno de la UniónEuropea, Austria promovió la realización de unasllamadas “pruebas de resistencia” o de “estrés” delos reactores nucleares europeos. El nombre vie-ne de las pruebas realizadas a los bancos, de tristerecuerdo. Se trataba de analizar la respuesta delas centrales ante diferentes supuestos que ame-nacen su seguridad.

    Las discusiones sobre las amenazas que debíatenerse en cuenta y no fueron intensas. Las prin-cipales disensiones venían de si debían conside-rarse acciones humanas, como el choque de unavión de pasajeros o un posible atentado, o solosucesos naturales. Finalmente, los sectores máspronucleares capitaneados por Francia impusie-ron sus criterios y se dejaron fuera de las pruebaslas repuestas ante atentados y choques de avióno de camión de gran tonelaje.

    Aún así, las pruebas suponen importantes gastospara las centrales, que ascienden a unos 25.000millones de euros para todo el parque nuclear eu-

    ropeo y a unos 750 millones para las centrales es-pañolas, según Otto Oetinger, comisario Europeode energía. A pesar de la necesidad de realizar es-tos gastos en seguridad, los representantes de laindustria nuclear se apresuraron a pregonar quelas pruebas de estrés habían arrojado el resultadode que las centrales eran seguras.

    En conjunto, las pruebas comprueban la resis-tencia frente a terremotos, tempestades e inun-

    daciones. Ordenan mejorar los sistemas de ven-teo de las contenciones y monitorizar los gasesexplosivos, así como disponer de una sala decontrol redundante. Y además ordenan la crea-ción de un equipo de emergencia común, ubi-cado fuera del radio de inuencia de la centraly capaz de personarse en ella en menos de 24horas. El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN)ha realizado un informe en el que obliga a lasnucleares a realizar las mejoras que se deducen

    de estas pruebas antes de 2015. Sin embargo, elpropio CSN ha autorizado a la puesta en prácticade estas medidas hasta 2016.

    Tras el accidente de Fukushima, laindustria nuclear analizó las causas

    del accidente y se dispuso a aprender y a aplicar lo aprendido, aunque no

    de buen grado.

    Medidasposaccidente:

    pruebas deestrés

  • 8/19/2019 Fukushima: el accidente y sus secuelas

    18/2618 Ecologistas en Acción

    Aparte de la no consideración en primera instan-cia de sucesos originados por la acción humana,hay que señalar algunos de los problemas de laspruebas realizadas. Un inconveniente no menores que las pruebas se realizan por los técnicosdel CSN sobre las informaciones facilitadas por lacentral, sin la intervención de un agente indepen-diente y sin revisar la exactitud de los datos apor-tados. Estos informes están por tanto basados enque las instalaciones están en una situación ideal,lo que no es cierto según muestran los numero-sos incidentes que se producen cotidianamenteen el parque nuclear español. Así, se produjerontras la realización de las pruebas de resistencia,sendos incidentes en Almaraz y Ascó relaciona-dos con una mala cualicación sísmica de variosde sus componentes.

    Además de esto habría que señalar los siguientesproblemas:

    • Se toman por separado la resistencia a cier -tos sucesos, cuando no sería raro que algunosde ellos concurrieran a la vez. No sería de ex-trañar, por ejemplo, que un terremoto llevaraaparejada la interrupción de la alimentaciónexterior de la central y que ocasionara daños

    en la alimentación eléctrica de emergencia.• En el caso de la evaluación del comportamien -to ante terremotos, el propio CSN reconoce ensu informe que no se ha aplicado la recientemetodología aprobada por el OIEA y que, portanto, estos estudios deben repetirse a la luz dedicha normativa. En esta nueva normativa seincluye la paleosismicidad y la sismicidad local.También falta la evaluación del comportamien-to de equipos de emergencia y de la refrigera-ción de las piscinas de combustible gastado.

    • En el caso de inundaciones se excluye el peligrode rotura del embalse de Alarcón, aguas arribade Cofrentes, cuando existen estudios que po-nen en duda su resistencia. No se contempla lainundación junto con otro sucesos extremo.

    • Ante la rotura de la alimentación eléctrica deemergencia y la desaparición del sumidero decalor, que permita extraer el calor del núcleodel reactor, se arma que las centrales dispo-nen equipos que garantizan la refrigeracióndurante 24 horas, sin contemplar la posibi-

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    19/2619Fukushima: el accidente y sus secuelas

    lidad de que estos equipos hayan resultadodañados. Tras esas 24 horas se contempla laaportación de equipos ligeros externos quequizás no puedan alcanzar la central en casode catástrofe. Y nalmente se apunta la necesi-dad de restablecer la alimentación recurriendoa centrales hidroeléctricas cercanas, cuandocon toda probabilidad estas centrales habránpodido también sufrir daños por el mismo su-ceso que haya ocasionado los problemas en lacentral nuclear.

    • En las pruebas se siguen detectando proble -mas por la posible acumulación de hidrógeno,lo que dio lugar a las fatídicas explosiones deFukushima. Asimismo se han detectado pro-blemas para el venteo de gases de la conten-

    ción haciendo necesaria la instalación de sis-temas que reduzcan la radiactividad que seexpulsaría hacia el exterior, que hoy no existen.

    En resumen se trata de unas pruebas incomple-tas e insatisfactorias llevadas con un bajo nivelde exigencia. No se puede decir que las centralesnucleares españolas estén preparadas para reac-cionar bien ante sucesos similares a los acaecidosen Fukushima.

    Las Instrucciones Técnicas Complementarias (ITC)enviadas por el CSN a las instalaciones nuclearesimponen las mejoras a realizar tras las pruebas deresistencia. En todos los casos se crean centros al-ternativos de gestión de emergencias (CAGE) conanterioridad a nales de 2015. Y también se de-cide poner en marcha un nuevo centro nacionalde apoyo de emergencias (CAE) antes del nal de

    2013. Los equipos y personal especializados deeste centro han de tener capacidad para interveniren cualquier central en un plazo de 24 horas desdeel accidente. Además se añaden sistemas de salva-guardia como nueva capacidad de refrigeración yventeo y se mejora la resistencia sísmica.

    Tampoco se han nalizado los estudios que de-terminan los efectos de determinados sucesos enla red eléctrica y que involucran no solo al CSNy a los operadores de las centrales, sino tambiéna Red Eléctrica Española (REE), lo que muestra lacomplejidad de la seguridad nuclear.

    Un resultado llamativo de las pruebas de resis-tencia y de las inspecciones realizadas por el CSNes la necesidad de gastar 130 millones de eurosen la central nuclear de Garoña, idéntica al reac-tor número 1 de Fukushima. Esta cifra podría enrealidad superar los 150 millones si se añade laconstrucción de una torre de enfriamiento y losposibles imponderables. Esta inversión necesaria, junto con la incertidumbre técnica de tener unacentral tan antigua pone en cuestión la viabilidadde la central. Lo más sensato sería no proceder ala reapertura de Garoña y establecer ya planes de

    desmantelamiento.Finalmente, las pruebas de resistencia han igno-rado hasta ahora dos importantes instalacionescomo son el cementerio nuclear de El Cabril, enla provincia de Córdoba y la fábrica de elementoscombustibles de Juzbado (Salamanca), aunquese han enviado dos instrucciones técnicas com-plementarias a dichas instalaciones.

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    20/2620 Ecologistas en Acción

    La función de los Planes de Emergencia Nu-clear (PEN) es proteger a la población quereside en las inmediaciones de una centralen caso de accidente. Se activan por tanto cuan-do las medidas de seguridad de la central hanfallado o amenazan con hacerlo. Estos planesson complejos documentos donde se realiza uninventario de todos los bienes disponibles a pro-teger durante estas emergencias, se aclara la res-ponsabilidad de las distintas autoridades (desdealcaldes hasta Subdelegado del Gobierno pasan-do por personal sanitario), se jan criterios radio-lógicos orientadores de las distintas actuacionesy, en general, se jan pautas de actuación paraminimizar el riesgo radiológico en un posible ac-cidente nuclear. Todos estos criterios se jaron enun plan general llamado PLABEN (Plan Básico deEnergía Nuclear). El nuevo PLABEN, actualizadotras el accidente aún no está aprobado.

    En una prueba más de que la seguridad no estágarantizada cerca de las centrales, conviene re-cordar que los PEN se pusieron a punto en nues-tro país mucho después de que las centrales sepusieran en marcha. Si la primera de ellas (JoséCabrera -Zorita-) se conectó a la red en 1968, en

    un documento ocial [2] se reconocía que, en1982, sólo la central de Ascó disponía de un planaprobado provisionalmente, que Cofrentes, Al-maraz y Trillo no lo habían puesto a punto toda-vía y que Santa María de Garoña, Vandellós [3] yJosé Cabrera carecían de planes de emergencia.Se señalaba además la total carencia de mediosmateriales para los planes: no había una red dealerta a la radiactividad distinta de los medidoresde las centrales nucleares, se carecía de vías de

    evacuación satisfactorias, no había lugares segu-ros a los que dirigir la población hipotéticamenteevacuada, los alcaldes de las poblaciones no sólocarecían del mínimo de conocimientos para pro-ceder de forma adecuada, sino que además senegaban a participar en los planes sin obtenersatisfacción a ciertas demandas, no se disponíade megafonía de aviso a la población, no se ha-bían realizado simulacros que sirvieran de entre-namiento a las personas,…

    Cuando más adelante se realizan los simulacros,estos son verdaderos fracasos. Tal es el caso del

    La función de los Planes deEmergencia Nuclear (PEN) es proteger

    a la población que reside en lasinmediaciones de una central en caso

    de accidente.

    Los planes deemergencia

    nuclear

  • 8/19/2019 Fukushima: el accidente y sus secuelas

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    que se celebró en las cercanías de Trillo (Guada-lajara) en noviembre de 2002. En éste se come-tieron una serie de errores como no dotar a losvehículos para la evacuación de un sistema decomunicación cuando el 60 % de la zona no te-nía cobertura para móviles, o colocar el punto decita en una calle muy estrecha, donde no podíanmaniobrar los autobuses. Se jó un punto de ate-rrizaje del helicóptero en un campo embarradodonde la aeronave tenía serios problemas paraaterrizar y la gente tenía difícil el acceso debido albarro. Se jó de antemano la dirección del vientoy se mantuvieron los planes de evacuación a pe-sar de que ésta cambió durante el simulacro. Ladescoordinación se puso de maniesto al produ-cirse en primer lugar la evacuación de las perso-nas de una zona que no era, según los planes delsimulacro, la más gravemente afectada. Los veci-nos de Trillo pudieron ver perplejos como los ve-cinos del pueblo de al lado eran evacuados antesque ellos. Y todo esto en un simulacro. Podemosimaginar lo que ocurriría durante un accidente enque el peligro y las tensiones fueran reales.

    Las infraestructuras necesarias aún no están ter-minadas. En el día 10 de marzo de 2011 aparece

    en el Boletín Ocial del Estado (BOE) la convo-catoria de subvenciones para realizar y repararinfraestructuras en los municipios cercanos a lascentrales nucleares. En concreto se trata de sub-vencionar el acondicionamiento de carreteras yotras vías de comunicación en los pueblos queestán a menos de 10 km de las centrales nuclea-res en funcionamiento más la de Zorita, que estáactualmente en fase de desmantelamiento. Setrata de los denominados Municipios de la Zona I

    en los Planes de Emergencia Nuclear, y en la con-vocatoria se distinguen los municipios por su cer-canía a las plantas. La cuantía máxima por obraes de 100.000 euros y se destinarán a la repara-ción de vías de comunicación útiles para el avisoa la población o para su evacuación en caso deaccidente nuclear. Todavía quedan sin ejecutaralgunas infraestructuras en el ámbito de Garoña(Burgos), cuando es posible que esta central nun-ca vuelva ya a funcionar.

    Los planes de emergencia dejan mucho que de-sear. En el intento de anticipar las circunstancias

    que concurrirían en una emergencia nuclear, serealizaron en aquellos años muchos modelos desimulación de los vertidos de isótopos radiacti-vos al exterior de una central como consecuenciade un accidente previsible [4]. Se tiene en cuen-ta parámetros tales como la cantidad y el tipo deisótopos emitidos [5], su incidencia radiológica, lavelocidad y la dirección del viento, el tiempo esti-mado de respuesta para proceder a una evacua-ción, los riesgos radiológicos y no radiológicosasociados la evacuación,… Con ello se deníandiversas estrategias de intervención para lograrminimizar el riesgo radiológico. Simplicandose puede decir que, en la peor de la circunstan-cia posibles, se consideraban dos grandes zonasen el entorno de las centrales. La primera con unradio de 10 km y en la que se preveían diversostipos de actuación en los primeros momentos, yotra de 30 km en la que se pensaba que era ne-cesario vigilar los alimentos y el agua que inge-rían las personas. Dentro de la primera zona seconsideraban 3 subzonas de radios 3, 5 y 10 kmrespectivamente, en las que se consideraba quela estrategias a aplicar tras el accidente eran res-pectivamente: evacuación de toda la población,evacuación de los grupos críticos (mujeres, ni-

    ños y ancianos) respetando los grupos familiares,y connamiento en las viviendas a la espera deinstrucciones de la autoridad competente. Unavez más, el accidente de Fukushima demuestraque estas distancias son irrisorias. La distancia deevacuación total fue de 20 km y la distancia decontrol llegó a los 30 km los primeros días. Unassemanas después éstas se ampliaron a 40 y 50km respectivamente. Las autoridades españolasrecomendaron a los ciudadanos españoles en Ja-

    pón mantenerse a más de 120 km de distancia deFukushima. ¿Es que la radiactividad japonesa esmás peligrosa que la española?

    Un problema nada desdeñable es que los planesde emergencia respetan la organización provin-cial de nuestro territorio y se aplican en el entor-no de la provincia, luego dejan fuera de la coor-dinación a pueblos que pueden estar cerca de lacentral, pero que pertenecen a otra provincia dis-

    tinta. Además de este problema, se han encon-trado numerosas irregularidades en la aplicaciónde los PEN.

  • 8/19/2019 Fukushima: el accidente y sus secuelas

    22/2622 Ecologistas en Acción

    Por su parte, los municipios de la Asociación deMunicipios en Áreas con Centrales Nucleares(AMAC) han sido beligerantes con los PEN paraconseguir más benecios. El Tribunal Supremoaceptó el recurso de la AMAC contra los cincoPEN aprobados en Consejo de Ministros en 2006,y anuló el 21 de enero de 2009 los planes deemergencia de las centrales nucleares españolasal considerar que el Gobierno incumplió la leypor aprobarlos sin consultar a los municipios si-tuados en un radio de 10 kilómetros alrededor delas centrales. La AMAC había recurrido la decisiónadoptada por el Gobierno en 2006, en la que seaprobaban los cinco planes de emergencia exte-rior para casos de accidente nuclear. La situacióncreada por la sentencia era grave puesto que, deacuerdo con la Ley de Seguridad Nuclear, unacentral no puede funcionar sin un PEN vigenteque ordene las actuaciones en caso de accidentenuclear. La anulación de los PEN implicaba quelas centrales deberían parar hasta que se tuvieranunos nuevos en vigor. Obviamente se incumplióla ley y las centrales siguieron funcionando hastaque se realizaron nuevos planes esta vez con elconsentimiento de la AMAC.

    Tras el accidente de Fukushima, el CSN en colabo-ración con Protección Civil se ha embarcado en laelaboración de un nuevo PLABEN donde se pro-clama que se incorporarán las lecciones aprendi-das. Sin embargo, en el quinto aniversario aún noestá listo.

    2. Se trata de un documento de 8 páginas titulado “La seguridad nuclearen España” estaba rmado por el entonces Director General deProtección Civil, Antonio Figueruelo y con fecha de 22 julio 1986.

    3. Las centrales de Almaraz y Ascó cuentan con dos reactores cada una y los cuatro son similares, pero Vandellós contaba en esas fechas condos reactores de tecnología diferente. Vandellós I era moderado porgrato y refrigerado por gas, de origen francés y Vandellós II es de aguaa presión y de potencia mucho mayor. En 1989 Vandellós I sufrió unaccidente que condujo a su cierre denitivo. Afortunadamente no seprodujo emisión de radiactividad, pero el hecho prueba la temeridadde hacer funcionar centrales en esas condiciones durante tantos años.

    4 Pueden encontrarse algunas muestras de estos estudios revisando larevista “Energía Nuclear” de 1984/85. Dos técnicos del CSN, DoloresCarrillo (años después alto cargo del ministerio de medio ambiente) yFrancisco Díaz de la Cruz (exmilitar) publicaron los resultados de sustrabajos que fueron la base técnico-radiológica de los planes.

    5 Se consideraba que los principales isótopos emitidos eran gasesnobles (Xe-133 principalmente), que eran responsables de las dosispor exposición externa e inhalación, pero que debido a su escasareactividad y tiempo de presencia en el organismo, tenían unaincidencia radiológica baja. El I-131, era el principal responsable, porejemplo de las dosis al tiroides... A raíz del accidente de Fukushima seha comprobado la importancia del Cesio-137, que tiene un periodode semidesintegración de 30 años, lo que lo convierte en radiotóxicodurante unos 300 años, dependiendo de las concentraciones.

    El accidente de Fukushima puede

    tener un impacto para la industrianuclear mayor que el de Chernóbil.

    La situaciónnuclear

    mundial trasFukushima

  • 8/19/2019 Fukushima: el accidente y sus secuelas

    23/2623Fukushima: el accidente y sus secuelas

    El accidente de Fukushima puede tener unimpacto para la industria nuclear mayor queel de Chernóbil. De hecho, la producciónnuclear mundial bajó un 7 % en 2012 respecto a2011 y un 10 % respecto a 2010, sobre todo por elcierre de 8 reactores en Alemania y por la paradade todo el parque nuclear japonés. En estos mo-mentos la producción nuclear se encuentra en losniveles de 1999. De hecho, la producción eléctri-ca eólica mundial supuso 330 TWh en 2012, porencima de la nuclear, que llegó a 78 TWh. La pro-ducción de electricidad solar fotovoltaica crecede forma regular y se aproxima paulatinamentea la nuclear, con una producción en 2012 de 40TWh. Según las estadísticas de la Agencia Inter-nacional de la Energía (AIE) en 2011 fueron 434TWh de eólica y 61 TWh de solar PV

    El hecho es que las “lecciones de Fukushima” trae-rán consigo la necesidad de nuevas inversionesen seguridad, lo que encarecerá aún más los posi-bles nuevos reactores y conllevará la toma de me-didas que implicarán nuevos gastos para los quetodavía funcionan. Así, el reactor de Olkiluotoen Finlandia, se ha encarecido en 10 años en unfactor casi de 4, corregido por la inación, y el deWatts-Bar 2 en EE UU, ha aumentado en un 60 %.

    De hecho, según la agencia de calicaciónStan-dard and Poor’s , las emisiones de productos nan-cieros de siete compañías nucleares, de once ana-lizadas, están a la altura del bono basura. No porcasualidad Siemens cerró su división nuclear. Lasinversiones mundiales en renovables superaronen 2012 los 260.000 millones de dólares, mien-tras que las inversiones en nucleares no llegarona 10.000 millones. Lo que es una clara muestra del

    declive de este sector.El impacto sobre los diferentes programas se hadejado notar, especialmente en Japón y Europa:en Japón se pararon todos los reactores y solofuncionan uno o dos, dependiendo de la época,así como se cerraron denitivamente 14 reacto-res y se abandonó la construcción de dos.

    Alemania cierra 8 reactores y decide recuperarel plan de cierre de sus reactores tras 32 años devida; Suiza decide cerrar sus nucleares cuandocumplan 40 años, a pesar de que la aportación nu-clear a su mix eléctrico es del 40 %; Italia vota noa un posible renacimiento de la energía nuclear;en Francia se abre por primera vez un debate yse piensa en el cierre del 10 % de los reactores yen la supresión del reprocesamiento de residuos;

    en Inglaterra el gobierno debe inaugurar un sis-tema de nanciación claramente ventajoso parala nuclear y de dudosa legalidad para que todavíatenga alguna oportunidad la central de Hinkley;en Bulgaria se abandona dos reactores en cons-trucción; Austria impulsa la realización de las yacitadas pruebas de estrés que implicarán un cos-te de unos 25.000 millones de euros en cambiosen el parque nuclear europeo.

    En Brasil, India, Rusia y EE UU se han canceladovarios proyectos. En China, Armenia y EE UU, se haretrasado la construcción de nuevos reactores. Enestos momentos hay en todo el mundo setentareactores nucleares ocialmente en construcción(algunos de ellos llevan gurando como tales enlas listas de la OIEA durante más de 10 años), tresmenos que en 2011. El ritmo de entrada en fun-cionamiento de los nuevos reactores no consiguecompensar a los que se van cerrando.

  • 8/19/2019 Fukushima: el accidente y sus secuelas

    24/2624 Ecologistas en Acción

    El riesgo nuclear tiene las mismasdifíciles características de esos fenómenos que ocurren muy

    raramente pero con consecuencias muyimpactantes.

    El escabrosoproblema del

    riesgo nuclear

  • 8/19/2019 Fukushima: el accidente y sus secuelas

    25/2625Fukushima: el accidente y sus secuelas

    El riesgo nuclear tiene las mismas difícilescaracterísticas de esos fenómenos que ocu-rren muy raramente pero con consecuen-cias muy impactantes. En efecto, un accidentenuclear con escape radiactivo es algo infrecuen-te, pero cuando ocurre tiene unos efectos tancatastrócos y unas características tan complejasque parece de locos haberse embarcado en se-mejante aventura tecnológica.

    Los cálculos teóricos predicen que la probabili-dad de accidente grave con fusión del núcleo estal que debería producirse uno cada 200 años. Sinembargo desde el accidente de Harrisburg (1979)al de Chernóbil (1986) pasaron casi 17 años y deéste al de Fukushima casi 25. Todo indica que laprobabilidad real de accidente es diez veces ma-yor que la calculada. Esto se debería a que estoscálculos no tienen en cuenta todos los sucesosposibles, como el terremoto y el tsunami o loserrores humanos, ni los condicionantes políticos,económicos y sociales como la existencia del dé-cit tarifario antes citado.

    Cuando las centrales funcionan normalmentey los organismos reguladores (el CSN en el caso

    español) hacen su trabajo de forma rigurosa, pa-rece que no debería producirse ningún acciden-te. Sin embargo, en Fukushima hemos visto quesiempre hay imponderables que no se puedentener en cuenta. Tras cada accidente, la industrianuclear proclama que ha aprendido las leccionesy que las incorpora a los nuevos diseños, aunqueesto suponga un encarecimiento de la energía.Sin embargo, tras cada accidente sucede otro pormotivos que antes no se habían sospechado. Las

    acciones de la industria se convierten en una im-posible carrera hacia la perfección.

    Para aumentar la seguridad nuclear al máximo,en tanto se produce el cierre escalonado de lascentrales, es imprescindible que el Regulador (elCSN en el caso de España) sea extremadamen-te riguroso e independiente. En el accidente deFukushima tanto los parlamentarios japonesescomo el OIEA y el Massachusets Institute of Te-

    chnology (MIT) identicaron como un problemafundamental la falta de independencia del regu-lador (NISA), sujeto a todo tipo de presiones de

    TEPCO y del Gobierno. Esta actitud puede supo-ner una importante reducción de la seguridad. ElCSN español está dando síntomas de una actitudpoco rigurosa en el licenciamiento del AlmacénTemporal Centralizado (ATC) y en el rearranquede Garoña. En ambos casos, las presiones políti-cas sobre el CSN resultan insoportables.

    En el mundo de hoy estamos sometidos a múlti-ples riesgos. Algunos de ellos creados por nues-tra propia forma de vida, de consumo y de pro-ducción. Sin duda es más probable un accidentede tráco que un accidente nuclear. Pero la dife-rencia entre ambos es que uno decide asumir elriesgo de montar el coche, mientras que no tienepotestad alguna sobre el riesgo nuclear. A menu-do se nos dice que los trabajadores de una plantanuclear van a trabajar a dicha instalación sin te-mor a los accidentes y que son el ejemplo de lairracionalidad de las protestas antinucleares. Peroes que ellos son beneciarios de esta actividad yesto les compensa y, por tanto, deciden enfrentarel riesgo. Al igual que en otras actividades pro-fesionales se cobra un plus de peligrosidad, lostrabajadores de la industria nuclear están franca-mente bien pagados.

    Es necesario que en todas las actividades huma-nas se dé una asunción democrática del riesgo.Que las personas podamos decidir que riesgosdeseamos asumir y cuales no. Y la energía nucleares un claro ejemplo de esto. Los responsables po-líticos deberían entender que los accidentes nu-cleares graves aunque improbables, acaban porsuceder. Y deberían dejar a la población el dere-cho a decidir sobre qué riesgos desean asumir y

    cuales no.

  • 8/19/2019 Fukushima: el accidente y sus secuelas

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