genannt gospodin spanisch

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1 Philipp Löhle ALIAS GOSPODIN GENANNT GOSPODIN Spanisch von Olga Sánchez Guevara Havanna 2008 Alle Rechte vorbehalten, insbesondere das der Aufführung durch Berufs- und Laienbühnen, des öffentlichen Vortrags, der Verfilmung und Übertragung durch Rundfunk und Fernsehen. Das Recht der Aufführung ist rechtmäßig zu erwerben vom: All rights whatsoever in this play are strictly reserved. No performance may be given unless a licence has been obtained. Application for performance etc., must be made before rehearsals begin, to: Autoren Agentur Verlag Autorenagentur Gmbh Neue Schönhauseer Str.20, 10178 Berlin Teléfono 030/28 49 760 . Fax 030/28 49 76 76 Ansprechpartner: Bastian Häfner E-Mail: [email protected] Die Rechte an der Übersetzung liegen bei Olga Sánchez Guevara , Coyula No.18742 e/ Primera y Segunda; Reparto Monterrey, San Miguel del Padrón 13100 C. Habana, Cuba Förderung der Übersetzung durch: / This Translation was sponsored by:

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Teatro Alemán

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Page 1: Genannt Gospodin Spanisch

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Philipp Löhle

ALIAS GOSPODIN

GENANNT GOSPODIN

Spanisch von Olga Sánchez Guevara Havanna 2008

Alle Rechte vorbehalten, insbesondere das der Aufführung durch Berufs- und Laienbühnen, des öffentlichen Vortrags, der Verfilmung und Übertragung durch Rundfunk und Fernsehen. Das Recht der Aufführung ist rechtmäßig zu erwerben vom: All rights whatsoever in this play are strictly reserved. No performance may be given unless a licence

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Die Rechte an der Übersetzung liegen bei Olga Sánchez Guevara , Coyula No.18742

e/ Primera y Segunda; Reparto Monterrey, San Miguel del Padrón 13100 C. Habana, Cuba

Förderung der Übersetzung durch: / This Translation was sponsored by:

Page 2: Genannt Gospodin Spanisch

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Philipp Löhle

ALIAS GOSPODIN

Autoren Agentur

Verlag Autorenagentur Gmbh

Neue Schönhauseer Str. 20

10178 Berlin

Teléfono 030/28 49 760 . Fax 030/28 49 76 76

Page 3: Genannt Gospodin Spanisch

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Todos los derechos reservados, en especial los de traducción, representación

por grupos teatrales profesionales y de aficionados, lectura pública, fi lmación

y transmisión por radio, televisión y otros medios audiovisuales, también si se

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10178 Berlin

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Page 4: Genannt Gospodin Spanisch

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“Sucede que alguien osa ser totalmente él mismo, un ser humano individual,

este determinado ser humano individual.”

Soren Kierkegaard

3 actores representan a:

Ella

Él

Gospodin

Anette

Andi

Norbert

Sylvia

Hajo

Karl Engerling

El hombre del supermercado

Madre

2 comisarios

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Ella:

Así, entonces él se despertó en un área de juego. Yacía de espaldas en el

banco y así había dormido. Incómodo. Y la cabeza colgaba al extremo del

banco. Colgaba así . Sí, su… mundo estaba de cabeza. Y después él se puso de

pie y apenas se fijó en los niños que jugaban allí, aunque uno tenía un auto de

policía así, con una sirena. Eso enloquece a uno, de veras. Los niños son tan

ruidosos y encima un juguete así . En verdad, ¿quién inventa semejante cosa?

Deben de ser sádicos.

Así fue y entonces él salió corriendo del área de juego y en realidad

sólo se preguntó cómo había llegado allí . Al área de juego. Al banco. Y tenía

hambre y fue a un puesto de comidas rápidas, a buscar algo de comer.

Una salchicha al curry tal vez, o un döner1. El döner bien te pone.

Probablemente me alteré, pensó. Incluso estuvo seguro, en algún

momento, de que se había alterado, porque eso es así, cuando Gospodin se

altera, cuando se altera de verdad, ah sí , entonces se queda dormido. No al

momento, pero bastante rápido. Entonces se siente increíblemente cansado y

bosteza y se recuesta y se arrellana, y en algún momento se adormece, aunque

se altera de verdad, aunque en realidad quisiera discutir. Se adormece, duerme

a pierna suelta, no ronca, pero duerme como un niño pequeño. Y eso es lo que

pensó que probablemente le había ocurrido. Conoce eso. Se conoce. ¿Quién se

conoce en realidad?

Pero hasta ahora nunca le había ocurrido no saber después por qué se

había alterado. Y así fue. Entonces. Al principio. Al final.

Y por eso mira en su cerebro, mira lo que todavía recuerda y sabe: cómo

por último se despertó en casa y desayunó en casa. Cómo comió en la cocina

ante la vacía pared pardo-grisácea, ante la cual se pregunta cada mañana qué

sería mejor colgar en ella. Y en realidad cada día decide que lo mejor es que

no haya nada colgado allí. Porque entonces puede imaginarlo todo. Igual.

1 Plato turco que consiste en lonjas de carne asada.

Page 6: Genannt Gospodin Spanisch

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Así pues, se acuerda de lo que hizo, pero de alguna manera es como si

no fueran sus propios recuerdos, como si alguien se lo hubiera contado.

También cómo después del desayuno salió de la casa y correteó de un lado a

otro. De eso se acuerda todavía, pero sólo a medias. Y en algún momento

desaparece en una esponja, en un pote de engrudo, en una masa opaca y

tremolante.

Entonces se fue del puesto de comidas rápidas, porque pensó, lo mejor

es que empiece el día una vez más por el principio. Pensó. Sencillamente

regresar y levantarse de nuevo, mirar una vez más a la pared de la cocina y

sencillamente olvidar cómo había sido el día hasta ahora.

Al caminar miraba al suelo ante sí, para no tener que notar demasiadas

cosas.

Casi lo hubiera logrado. No estaba muy lejos de casa, pero entonces se

encontró con la vendedora de la tienda “bio” al doblar la esquina. Igual. Y

ella lo saludó como si él fuera nieve en el verano, y luego dijo: “¿Ajá?

¿Caminando tan soli tario?” ¡Exacto! Eso dijo ella: “¿Ajá? ¿Caminando tan

solitario?” Sí sí . Y por una parte fue bueno, pero también fue malo. Porque:

ella dice eso, y eso afecta a Gospodin como un rayo al cagar, como al clavo en

la cabeza, como Robin Hood a la flecha del otro tipo: justo al medio, justo en

el punto, como culo en orinal, ¡y ahí estaba todo otra vez!

Eso puede ser muy estúpido, cuando todo está otra vez ahí, y fue

estúpido. Todo el día, todo el estrés, toda la enorme porquería. De pronto le

vino todo otra vez a la mente. ¡Toda la niebla y el engrudo simplemente se

habían ido de nuevo! ¡Zas! ¡Puf! Y Gospodin lanza a un lado a la mujer de la

t ienda “bio” y corre, corre como un loco, porque no puede hacer otra cosa que

correr. Corre por un largo túnel, corre como Superman con una cola así detrás,

y ahora sólo quiere ir a casa y contárselo todo a Anette. Eso que hasta hacía

un momento no sabía ya. Eso que hasta hacía un momento se había ido por

completo, como un DVD en la videoteca, ahora estaba de pronto en la

grabadora de su cerebro y sonaba y sonaba. A repetición. Repeat all! Tenía

rabia de verdad. La tenía. Rabia de verdad.

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Escena 1

Anette y Gospodin

Gospodin: Hoy me la han… Se la han l levado.

-

Era mi medio de subsistencia.

-

Gospodin: ¿Anette?

Anette: Hermann estuvo aquí. Preguntó si podía llevarse prestado tu

amplificador.

Gospodin: ¿Entiendes? Me han quitado mi medio de subsistencia.

Anette: Le he dicho que seguramente no te molestaría. Hermann es muy

decente.

-

Anette: ¿Te acuerdas cómo limpió la tienda entonces, en España, porque

habíamos dormido bajo una cigarra resinosa?

Gospodin: Era un ciprés.

Anette: Pero él limpió la tienda con su propia manopla de baño.

Gospodin: Una cigarra es un insecto.

Anette: Con lo mismo que se restregaba la piel .

Gospodin: Además la tienda era suya. Todo el mundo cuida de sus propias

cosas.

Anette: No pudo volver a lavarse la cara en las dos semanas restantes.

Gospodin: Pero podía.

-

Gospodin: Usó también mi manopla de baño.

Anette: No lo creo.

Gospodin: No quería que ustedes lo supieran, porque estaba muy

impresionado por la forma en que ustedes habían admirado su

“desprendimiento”.

Page 8: Genannt Gospodin Spanisch

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Anette: Eso es otra vez típico de ti .

Gospodin: En realidad quiero contarte otra cosa.

Anette: Chivato. Tu amigo te confía un secreto, y tú sales por ahí

cotorreándolo.

Gospodin: Hace t res años de esas vacaciones.

Anette: ¿Y qué? ¿Ya ustedes no son amigos?

Gospodin: Por supuesto. Incluso muy buenos. Pero eso no es ningún gran

secreto. No es nada personal. No se trata de su rabo.

Anette: Eres asqueroso. Él piensa devolver el amplificador el domingo.

Hará una pequeña fiesta para su departamento de la firma.

-

Gospodin: Se han llevado mi l lama, Anette.

¡Anette!

Greenpeace se ha llevado mi llama.

¡Greenpeace!

Anette: ¡Hermann es muy querido en su departamento!

Gospodin: Dijeron que querían llevar a la llama al zoo. ¿Has visto alguna

vez el zoo? Allí hay animales que necesitan libertad de

movimientos, encerrados en celdas de dos metros cuadrados. ESO

es tortura.

Anette: Hermann tutea a su jefe.

Gospodin: ¡Las l lamas también necesitan libertad de movimientos!

Anette: Los colegas de Hermann ni siquiera tienen que llevar algo.

Ensalada o algo así.

Gospodin: Pero quieren proteger al mundo y eso. Cómo es que se

encapricharon con mi llama.

Anette: Dijo que él lo haría todo.

Gospodin: Mi llama estaba bien. Puedo decirlo. ¿No estaba bien, Anette?

Estaba bien. Tenía libertad de movimientos. Y también era

acariciada. No me asombraría si ahora estuviera peor. Tal vez el

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sótano sea muy pequeño, OK, pero ella tenía libertad de

movimientos. Y yo también.

Anette: Hermann compró CDs extra para la velada.

Gospodin: Yo también tenía libertad de movimientos. Necesitamos eso, creo.

Necesitamos libertad de movimientos, exactamente igual que una

llama.

Anette: Y también compró un disco de acetato. Hermann, a causa de la

nostalgia.

Gospodin: ¡Anette! Ahora lo he entendido:

¡Hermann!

¡Departamento!

¡Amigos de su misma profesión!

¡Da una fiesta!

Me da igual. Hermann no es decente, es un mezquino burgués de

mierda. Y si tiene un departamento tan bueno y dentro de éste

tantos amigos, qué tal si hubiera pedido prestado un amplificador

allí.

Anette: Yo pensaba que él era tu amigo. Entonces puede pedirte prestado

el amplificador.

Gospodin: No soy su amigo.

Anette: Además, normalmente no oye música nunca, porque eso daña los

oídos. Tú lo sabes.

Gospodin: Ah. Ese completo idiota. Ese gran… burgués esotérico.

Anette: No quisiera decir nada sobre eso.

Gospodin: Me quitaron mi llama, Anette.

¿Me estás escuchando?

Anette: No quisiera referirme a eso.

-

Anette: Sí, te escucho, no se puede evitar.

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Gospodin: Tengo que buscarme algo nuevo. O los acuso. Les saco el jugo.

Llevaré a Greenpeace a la ruina, para que aprendan que mi llama

no necesita su organización de mierda. Millones les voy a sacar.

Anette: Eso seguramente te hará popular. Es una idea grandiosa: mi casa,

mi auto, mi yate. Pude comprármelo todo porque acusé a

Greenpeace. Ustedes saben: los protectores de animales. En

realidad salvan a las pequeñas crías de foca de los ganchos de

hierro de los rusos, ¡pero ahora ya no tienen más dinero para eso,

porque ahora lo tiene Gospodin!

Gospodin: No se trata de dinero. Mi nueva forma de vida está… anulada.

Sería amable de tu parte si respetaras un poco más mis agresiones

al respecto.

-

Gospodin: Ellos ni siquiera me dieron algo a cambio de la llama. Sólo

dijeron que mantener una llama en estas latitudes era maltrato a

los animales. Una llama pertenece al Perú. Sólo se siente bien a

partir de los 2000 metros sobre el nivel del mar, y ganar dinero

mediante ella sería explotación y esclavitud! ¿Has oído eso,

Anette? Explotación y esclavitud. Como si una llama fuese una

persona o un negro como antes.

Anette: Di al menos “de color”.

Gospodin: Pero no se trata para nada de dinero. Traté de explicárselo a el los,

pero no entienden absolutamente nada.

Y ahora tenemos aquí en el sótano todo el forraje y el heno

todavía. Pero te lo digo: mejor me lo como yo mismo antes que

ellos se lo lleven.

Anette: No hablaré de eso.

Gospodin: “No hablaré de eso”. Be be bee. Entonces no hables. Pero yo

quiero hablar de eso

Tú me conoces.

Page 11: Genannt Gospodin Spanisch

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Gospodin quiere poner música. No puede, porque falta el amplificador.

Grita.

Anette: ¿Qué es lo que pasa?

Gospodin: ¡Yo quería oír música!

Black

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Él:

Después él se fue de nuevo. No resistió más aquello con Anette. Ella no

le prestó atención, y por eso él tuvo que caminar, tuvo que caminar para

curarse. Y él camina y piensa en muchas cosas, en casi todo, pero no puede

concebir ninguna idea clara ni sacar conclusiones.

Ve a una mujer mayor con pañuelo en la cabeza, que lleva una mochila

escolar de un color chillón y fosforescente. Atlas, piensa Gospodin, el mundo

sobre los hombros.

Y ve a una gorda con mucho papel sanitario bajo el brazo, y una cara

como si padeciera de estreñimiento crónico.

Y en un patio hay tres jóvenes y comparten un porro, se sonríen unos a

otros cuando uno de ellos tose, y fuman como si alguien los obligara a

hacerlo. Y él camina y ve a un hombre mayor calvo, con patil las grises, que da

brazadas en el aire como si allí fuera a atrapar letras colgadas en una

tendedera. ¡Para seguridad!

Y él camina y ve una tienda que sólo vende cinturones, junto a una

t ienda que sólo vende si llas.

Y en una registro de electricidad hay un letrero que dice “Todo cae”, y

delante yace acurrucado un mendigo a cuyo lado se ensancha un charco que

sale del cierre de su pantalón.

Y él camina y en una ventana al otro lado de la calle ve a alguien hacer

señas, y espera que tal vez sea con él y al acercarse se da cuenta de que es un

l impiador de ventanas que hace así .

Y ve publicidad para leche, “La leche es mi fuerza”, y piensa: pobre del

país que necesita publicidad para la leche, allí sencil lamente algo anda mal.

Y ve una manzana que rueda desde un puesto de frutas por la acera y

medita si la debe chutar hacia el otro lado de la calle o recogerla, y después

ve al frutero recoger la manzana, limpiarla en su camisa y volver a colocarla

en la caja, y piensa si las peras no serán mejores para la salud que las

manzanas.

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Y así él camina y ve todo eso y piensa lo suyo y no puede detenerse.

Porque simplemente tiene que caminar. Porque quiere caminar para curarse.

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Escena 2

Andi y Gospodin

Andi: Eso durará media hora cuando mucho. Eso… eso lo pasas sentado

en una nalga.

Gospodin: Pero no la conozco. Qué voy a hacer entonces. Después le diré

“mis condolencias” a alguien que no tiene nada que ver.

Andi: Pero eso casi siempre sirve en el cementerio. Además, sólo tienes

que poner mi nombre en la lista de condolencias. Después ellos

verán que estuve allí .

-

Andi: Por favor, hazlo por mí. Ya les he preguntado a Hermann y a

Norbert , pero ellos no tienen t iempo.

Gospodin: Probablemente Hermann esté con su departamento en Legolandia.

Andi: No, fueron a una degustación de vinos. A Düsseldorf.

-

Andi: También te daré algo a cambio. Y pongo el traje.

Gospodin: ¿Parezco uno que no t iene traje?

Andi: Sólo conozco el que me prestaste para aquella fiesta.

Gospodin: Entonces. ¿Ese no es un traje?

Andi: ¡¿Era amarillo?!

Gospodin: Me parece una mierda que a los entierros siempre haya que ir de

negro.

Andi: Este no es el momento para romper esa tradición.

Gospodin: Pero el traje amarillo es bonito, tú mismo lo dijiste.

Andi: ¡Gospodin! Te pido que vayas. Bajo mis condiciones. No con ese

traje amarillo. Le da dolor en los ojos a uno.

Gospodin: Entonces deja también la nevera ahí. ¿O no te duelen los ojos?

Andi: Eso es algo completamente distinto. Y tú también lo sabes.

Era una bad taste party , Gospodin.

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Llevé tu traje amaril lo a una bad taste party . ¿Entiendes? Tu

nevera la pongo dentro de mi casa y enfrío en ella ese mierdero

asado de ganso.

Eso no lo ve nadie.

Gospodin: Entonces tampoco te gusta. La nevera.

Igual que el traje. Del que siempre dijiste que estaba “genial”.

Andi: Traje-nevera. Son dos cosas distintas, dos pares de botas. Con la

nevera no voy a un entierro.

Gospodin: No. Tú no vas al entierro de ninguna manera.

Poco a poco me pregunto quién es aquí el que quiere algo de

quién.

Andi: Gospodin, por favor.

-

Andi: No se me ocurre ninguna otra persona capaz de hacerlo, Y yo no

puedo ir . No puedo con eso. Lo sé. Me hago pedazos.

Gospodin: Entonces ponte bajo tratamiento.

Y a tu nevera también.

No puedo ir siempre a los entierros en tu lugar. O qué te

imaginas. ¿Qué pasa si Claudia muere? ¿También tengo que ir en

tu lugar?

Andi: ¿Eso quiere decir que lo vas a hacer?

¿Gospodin?

-

Gospodin: ¿Qué fue lo que pasó entonces? ¿Con el piloto Jochen Zeiser?

Andi: Jürgen Zeiser. Se llamaba Jürgen Zeiser. 13 horas. Cementerio

Central. Tumba 856d.

Gospodin: Jürgen. OK.

¿Y entonces?

Andi: Era un vuelo de rutina. Cuatro personas a bordo. Y todo iba bien.

Una vuelta a la Torre de Televisión. Afuera por sobre los lagos,

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luego por encima de la ciudad y de vuelta. Y después de repente

cayeron desde una altura de 15 metros, como una piedra.

Gospodin: ¿15 metros?

Andi: Sí. Eso… Locura. Ya estaban sobre la pista de aterrizaje.

Gospodin: ¿Puede uno caer en un avión desde una altura de 15 metros y

morir? Entonces hasta yo tendré que reírme en el entierro. No lo

puedo creer.

Andi: Es al revés. Esas son las caídas realmente peligrosas. Desde poca

altura. Porque ya no puedes reaccionar. Y luego las alas se

partieron, y todo se lo l levó el viento.

Gospodin: ¡Hombre, qué mierda!

Andi: Sí. Cierto. Tampoco hay cadáveres.

Gospodin: ¿Cómo?

Andi: Así enteros.

Gospodin: ¿Y detrás de qué voy a caminar?

Andi: Lo que se entierra es sólo un brazo o algo así . Más no tienen. De

los otros tres tienen todavía menos.

Gospodin: ¡Hombre, qué mierda!

Andi: No puedo caminar detrás de un ataúd que tiene dentro el brazo de

un piloto que ha caído desde una altura de 15 metros. Sin reírme.

No puedo.

Gospodin: ¡Entiendo!

Andi: Especialmente si se trata de un piloto que tenía el certificado

Jumbo. Y luego se cae con un Cessna tan pequeño.

Gospodin: Si sigues hablando más t iempo, también yo tendré que reír.

Andi: OK. Sorry.

Te daré algo a cambio.

Gospodin: Pero sólo acepto productos naturales.

Andi: Está claro. Puedes comer de mi ganso asado. Te traeré un poco.

Gospodin: Está bien, sí .

Page 17: Genannt Gospodin Spanisch

17

Andi: Naturalmente. En todo caso. También a causa de la nevera. Quiero

decir, hey: salvas mi asado y mi honor profesional.

Black

Page 18: Genannt Gospodin Spanisch

18

Ella:

De alguna manera él se da cuenta de que sería mejor largarse rápido. Ya

todos ellos miran de una forma muy rara. Como autos. Y él corre como flecha.

Corre entre tumbas y cruces de madera transitorias. Su aspecto es algo

parecido al de un cazador de vampiros del siglo XIX. Y pasa corriendo junto a

tumbas floridas y tumbas abandonadas. Llega a la puerta del cementerio, dobla

a la derecha y sólo ahora nota que ya no t iene puesto su zapato izquierdo.

Huye bordeando el muro del cementerio, en algún momento l lega a la esquina

del área y allí se vuelve por primera vez. Un botón de su chaqueta se

desprende, estalla, se dispara sobre la calle, como un ovni en pequeñas

dimensiones. Él no se fija, trata de distinguir si alguien le sigue, pero zas: ahí

está un tipo así. Y él se le encima corriendo, casi lo atropella, entierra su

nariz en el ramo de flores que lleva el otro con banda luctuosa. Y tras

Gospodin cuelgan en el aire flores arrancadas y sonidos y palabras poco

amistosas, estallan como pompas de jabón, sin ser oídas.

Y Gospodin corre, estornuda mientras corre, a causa del polen y el

polvillo de flores que aún tiene en la nariz. Corre ahora por la acera, que cada

vez se anima más; sus hombros tropiezan con los hombros de otros, pero sigue

corriendo, se mete entre los autos, oye claxons, después el timbre de una

bicicleta, siente un suave tirón en su chaqueta, luego un restregón y un

rasguño, y luego algo hace ruido y alguien grita y huye. Y a la chaqueta le

fal ta una tira.

Y Gospodin corre y desea tener una bicicleta, después piensa, si tuviera

una bicicleta seguro que hace rato me hubiera caído, y luego corre más

conforme.

Irrumpe en un patio trasero, observa las al tas paredes y teme estar

preso, y al final del tercer patio trasero ve una puerta abierta, entonces corre

hacia ella y se encuentra con dos hombres de pelo largo que cargan una

lavadora y uno de ellos dice: “Las manifestaciones. Todo eso es fake2. Las

manifestaciones las organiza el estado. Son todos actores. Ya no hay

2 En inglés: fraude, fraudulento.

Page 19: Genannt Gospodin Spanisch

19

manifestaciones auténticas.” Y a todo correr él da una vuelta de honor en el

tercer patio trasero, para darles la posibil idad a los del pelo largo de que

dejen la puerta libre. Con su estúpida lavadora. Y en realidad quiere parar y

hablar con los del pelo largo sobre las manifestaciones y preguntarles si eso

es una tesis o si tienen pruebas, pero no puede detenerse, aunque los del pelo

largo lo tengan por chiflado. Lo impulsa una onda de presión en el interior de

su pecho. Lo empuja, ¿o lo hala?

Y da traspiés en el patio entre los canteros sin deshierbar, arranca tras

de sí algo con espinas, se desliza con rapidez por la puerta antes que ésta se

cierre de nuevo, y sube corriendo por la escalera, piso tras piso, todavía con

un gajo espinoso enganchado en su chaqueta.

Ve pequeñas flores secas y bolsas de basura que la gente piensa botar en

la próxima bajada y siempre lo olvidan o es muy tarde para hacerlo, porque

todo es siempre agitación. Y ahora la escalera apesta a bolsas de basura.

Y ve l impiapiés de Ikea con las inscripciones “Home sweet home” o

“Entrar da suerte”, y botas de goma, paraguas, cuadros en las ventanas,

guirnaldas trenzadas, placas de puertas de Fimo, hombrecitos de masa de pan

salada y ceniceros de diversas formas, medio llenos.

Y él corre y llega hasta el último piso, ve una escalera apoyada contra

la pared y sube por ella hacia la claraboya y sale a la azotea sin barandales.

Ahora está muy arriba, de nuevo al aire libre.

Ahora ya hace rato que no cree que lo persigan, t iene por imposible que

así sea, y sin embargo corre.

Corre saltando de techo en techo, pasa corriendo junto a antenas y

chimeneas, corre tras la onda en su pecho (así arrastrado) y desaparece como

pequeño punto oscilante en la oscura línea entre las nubes y los techos de las

casas.

Page 20: Genannt Gospodin Spanisch

20

Escena 3

Norbert y Gospodin

Gospodin: Está bien. Llévatelo sin preocupaciones.

Norbert: Eso sería realmente un fino gesto de tu parte. Ya tengo el de Andi

y el de Hermann, y yo mismo tengo dos más. También tengo uno

de un amigo que trabajó conmigo en Schmakkel. Y con el tuyo ya

tengo seis. En realidad quería que fueran ocho, pero es difícil

recolectar tantos televisores. Puedes ir adonde el “Médico” si

quieres seguir viendo tanto deporte. O al cine. La televisión es

como quien dice una mierda.

Gospodin: Sí. Tienes razón.

Norbert: ¿Pero no conoces a nadie más que quiera prestar un televisor

durante un tiempo?

Gospodin: No.

Norbert: ¿Te he contado lo que quiero hacer con ellos?

Gospodin: No.

Norbert: Quedará genial de verdad. Voy a colocar simples tachos de

basura, uno sobre otro, y entre el los pegaré con poliespuma todos

los televisores. Y algunos estarán de medio lado o de cabeza, y

entonces proyectaré esas imágenes. He recopilado sólo catástrofes

naturales. Ciclones y la inundación y el tsunami y la nieve en

Norteamérica y Katrina. Lo he editado todo así rápido y también

he trastocado los colores, y ahora todo está revuelto. Y delante

oscilará un gigantesco péndulo. Lo soldaré con acero fino. Y

oscilará constantemente a un lado y otro, y llevará esta

inscripción: “Tempus fuck it”. ¿Entiendes? No fugit, sino fuck it.

Es un juego de palabras. Lo encuentro barbarísimo, super. Eso

significa, por una parte, que no se puede detener el tiempo, y por

Page 21: Genannt Gospodin Spanisch

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otra parte también que no debe uno romperse la cabeza. Eso es

realmente bueno.

Gospodin: Ajá.

Norbert: Y como banda sonora me he construido una alfombra de sonidos.

Un cluster. Eso es… Lo he metido todo allí, desde el balido de

una oveja hasta… realmente todo, y con Andi pude grabar sonidos

así de la tower: “Delta Alpha please. Delta Alpha please. Can you

hear me?” Eso de verdad es genial , y por supuesto, totalmente

recargado. Pero he atrapado de verdad nuestro tiempo y nuestros

problemas, ¿entiendes?

Gospodin: Ya lo creo.

Norbert: Y si todo marcha bien, entonces continuará. Entonces tal vez iré

con mi “Tempus Fuck it 05”, de alguna manera, a Munich o

Berlín. Eso sería realmente… y después waoooooh.

Gospodin: Sí. Claro. Llévatelo sin preocupaciones. Realmente puedo ir

adonde el “Médico”. Tienes razón.

Norbert: Hey. Viejo. Tú eres suave. De verdad yo sé valorarlo. Tú eres

suaaaave. Quiero decir, para el arte y eso.

Gospodin: Está bien.

Norbert: Andi me contó lo del entierro. Naturalmente aquello fue una

mierda. De todos modos. Pero me parece que no puedes con eso.

Tú tenías la mejor intención. Querías complacerlo. En realidad él

no puede quejarse. Se lo he dicho también a él. Pero todavía está

como a ciento ochenta. Eso se va calmando.

Gospodin: Está bien, Norbert .

Norbert: Pero precisamente eso es lo que quiero decir con mi “Tempus fuck

it”. Es precisamente eso. En un par de semanas ustedes volverán a

hablarse, y entonces todo estará bien otra vez y por eso: fuck i t.

Sí, cágate en eso. Ya volverá. Precisamente eso quiero decir con

el péndulo y esas cosas. De verdad es bueno.

Gospodin: Tal vez eso sea cierto.

Page 22: Genannt Gospodin Spanisch

22

Norbert: Claro, puedes creerme. Y luego también tendrás de vuelta tu

nevera. Ahora, naturalmente, esto es un poco tonto. También creo

que está un poco mal que él se comporte así. Pero puedes comer

donde el “Médico”. O ven otra vez a Schmakkel. Come allí.

Gospodin: Tal vez tengas razón.

Norbert: Claro. Lo sé. He hablado con Andi. Y también te he defendido. Le

he dicho: entonces ve tú mismo a tus entierros. No mandes a otra

gente, sino arréglatelas tú mismo. A mí también me había hablado

para que fuera. Pero yo tenía demasiadas cosas encima con la

exposición. Eso era fuerte de verdad. Y por eso me parece de

verdad super que hayas hecho eso. Todo mi respeto. Y también le

conté que a t i te saca de quicio lo del zapato, que ahora tienes uno

solo, y que la chaqueta está rasgada. Era cara también, ¿no? Y

Hermann la prestó de mala gana. Y… tú ya no tienes la llama, ¿no

es cierto?

Gospodin: Es cierto.

Norbert: Me lo dijo Andi. Su opinión es que te está bien empleado.

Gospodin: Andi es un mezquino burgués.

Norbert: Precisamente ahora su comportamiento es bastante miserable. Eso

está claro. No te rompas la cabeza, eh. Tempus fuck it, sólo digo

eso. ¿Y qué pasó con tu l lama?

Gospodin: ¡Greenpeace! Ellos me la quitaron.

Norbert: Mierda. De verdad. Greenpeace. Sí, esos han sido siempre unos

nazicomunistas, esos protectores del medio ambiente, los

radicales, de verdad son cerdos. Hombre, hombre, hombre. Quiero

decir, ¿qué es lo que protegen? ¿Eso también tiene que ver con mi

“Tempus fuck it”, los ciclones y todo, hey y Greenpeace? Quieren

evitar algo así . Mierda, hombre. Pondría mis manos en el fuego

por ti y por tu l lama. De verdad eso era… No creo que nadie

pueda tratar mejor a una llama, y te mantenías a flote gracias a

ella. Era prácticamente tu medio de subsistencia, ¿no?

Page 23: Genannt Gospodin Spanisch

23

Gospodin: Déjalo así, Norbert. Puedes llevarte el televisor. No lo necesito.

Cuando haya terminado tu exposición, me lo traerás de nuevo. Así

está bien.

Norbert: Gospodin, de verdad tú eres suave. Eres suaaaaave. Lo lamento

por Andi y tu llama. Pero “Tempus fuck i t”, ya sabes.

Gospodin: Déjalo así, Norbert.

Black .

Page 24: Genannt Gospodin Spanisch

24

Él:

Y entonces Gospodin se va de compras. Porque lo del televisor lo ha

sacado de quicio. Sólo de mala gana accedió a prestarlo, y ahora quiere

aprender a separarse. Cree que separarse es bueno.

Entonces toma un carro con una de esas monedas de plástico que se

pueden colgar en el l lavero, y piensa que quien hace tales cosas en serio es

perverso. También le parece que él mismo es un mezquino burgués con el

carro de compras, pero no hay otro modo. Y comienza justo a la entrada, con

los vegetales. Echa en el carro zanahorias, cebollas y zucchini . Enfrente el

pan empaquetado, luego las golosinas, productos precocinados, en medio,

totalmente inoportunos, DVDs y revistas, igual, Gospodin agarra, echa todo en

su carro, sigue, coge mermelada, aceite, especias y salsas preelaboradas. Echa

en el carro pimientos escabechados y alcachofas, coge dos tetrapacks y una

botella de leche descremada, pobre en grasa, y una leche entera. Piensa, qué

clase de país donde se puede comprar leche con tres grados distintos de grasa,

y todavía se encuentra una leche minus L, libre de lactosa. ¡Ahí bostezó!

Coge tres tipos de embutido de hígado, dos bolsas de embutido de carne,

coge del papel sanitario más caro, el de tres capas, coge pizza preelaborada,

lenguado congelado, panga y salmón, 3 kilogramos de vegetales mixtos,

albóndigas, picadillo y frutas congeladas y pastel de manzana, tapas

congeladas, masas mixtas de pescado y croquetas en forma de balones de

fútbol.

Agarra con ambas manos las latas de tomates pelados, coge también

varias latas de tomates bien picaditos, coge maíz, atún, sardinas de los

entrepaños más altos del estante, harina para empanizar, albóndigas de miga

de pan, puré de papas, y al lado cuelgan batas de baño y coge dos.

Así conduce por los pasillos y levanta con ambas manos los paquetes

multicolores para echarlos en su carro. Col agria, col roja, harina, cornflakes,

también frosties, aunque siempre los ha encontrado tontos, demasiado dulces.

Igual los coge. De la gran malla con las pastas coge varias bolsas de cada

t ipo, y de al lado, del estante con las salsas, coge chile y mayonesa y ketchup

Page 25: Genannt Gospodin Spanisch

25

con curry, mango-chutney, salsa cocktail y barbecue, casi de cada salsa una

botella. Y su carro sigue llenándose, pronto está lleno hasta los bordes. Le da

igual, coge cepillos de dientes, dentífricos, gel para lavarse las manos, crema

de afeitar, OB y almohadillas de maquillaje, coge crema, creme fraiche y

cuajada, varios tipos de yogur, los más diversos tipos de queso, encuentra un

lote de guisantes en oferta especial y coge todo el lote, llega al departamento

de “picar” y echa todas las bolsas posibles en su carro: chips, flips, rosquillas

de manteca y palitroques extrafinos con sal, que ahora se llaman salzlettes o

saltlets y tienen aroma de ajo o son extrapicantes.

Por último coge varias botellas de vino, aguardiente, cherry y coñac,

sidra, champaña y una botella pequeña de licor. Luego conduce hasta la caja

siete y se pone en la fila. Una mujer mayor con un niño le pregunta si le

permite pasar delante de él , pues ella lleva muy poco. Él asiente.

Finalmente pasa varios minutos echando las cosas desde su carro repleto

en la estera transportadora, oprime varias veces el botón de la máquina que

escupe cajas de cigarrillos, vacía toda una caja de chiclets y coge un huevo

sorpresa. La cajera le sonríe, lo saluda amablemente, porque así debe hacerlo,

y comprueba su carro por el espejo oblicuo en el techo. Y después va pitando

sin cesar el contenido de su carro sobre el láser que tiene delante.

Mientras Gospodin trata de encontrarle un ritmo al piar del láser,

empuja su carro hasta el otro lado de la caja y va echando todo de nuevo en el

carro. Le parece que está en el campeonato mundial de Tetris, es tan difícil

que todo vuelva a caber. Pero puede observar todo de nuevo con exactitud y

está asombrado de no poder recordar que cogió panes mixtos: pan mixto de

centeno. Realmente es muy difícil volver a cargar el carro, y eso lo asombra, y

la cajera dice “503,57 euros”.

Esa es la señal para él. Ahí quería llegar. Mira una vez más al carro, a

los paqueticos multicolores con las inscripciones gruesas o en arabescos, que

todas quieren sugerirle lo fantástico y sabroso que es su contenido, y siente

debilidad en el estómago. De verdad casi tiene que vomitar. ¿Quién necesita

todo eso?, se pregunta, y: ¿Quién compra esas cosas? Yo no.

Page 26: Genannt Gospodin Spanisch

26

Y levanta la vista del carro, mira a la cara de la cajera que masca

chiclets mientras espera por él, mira a los compradores que esperan tras él y

ve sus carros de compras repletos, y se vira los bolsillos hacia fuera y dice:

“No tengo monedero. No tengo absolutamente ningún monedero.”

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27

Escena 4

Sylvia y Gospodin

Sylvia: Ella dice que no es posible. Ya no puede hablar más contigo.

Gospodin: Esas son palabrerías. Siempre hemos podido hablar

fenomenalmente bien uno con el otro. Eso era lo mejor de la

relación. Pienso que es de una lentitud exagerada.

Sylvia: Ella ha pensado que era una mentira.

Gospodin: ¿Mentira? Es probable que la mentira se l lame Heinz-Peter y

maneje un Porsche.

Sylvia: Gospodin. No seas injusto.

Gospodin: Yo no sé quién es injusto aquí. Ustedes tienen cinco camas en la

casa, ¿y qué hace ella? Se lleva nuestro único colchón. Así. A

escondidas. Mientras estoy donde el “Médico”, y cuando regreso,

ya no tengo cama. Injusto.

Sylvia: Anette duerme mal en camas ajenas. En realidad tú deberías

saberlo.

Gospodin: Sí, por supuesto que lo sé. Anette es una mezquina burguesa. Eso

digo. Puedes ir y contárselo sin problemas. Y después le dices

también que es supercobarde de su parte enviar a su amiga para

que recoja las cosas.

Sylvia: No me meto en eso.

Ella me ha contado muchas cosas y lo de la llama y el entierro del

colega de Andi y que fuiste de compras y no compraste nada, y

opinó que eso es típico de ti , y que tú habías cambiado mucho.

Gospodin: Yo. Por supuesto que he cambiado. Sería mejor si uno siempre se

quedara igual. Qué pasaría entonces.

Sylvia: Ella opinó que tú sólo te ocupas de tu nueva forma de vida, y que

en ésta no planeaste ningún lugar para ella. Y que pasas más

tiempo donde el “Médico” que en tu casa.

Page 28: Genannt Gospodin Spanisch

28

Gospodin: Esas son personas que me escuchan, que tampoco tienen que

prosperar todo el tiempo. Y sin televisor. Norbert tuvo que

embadurnar tanto mi televisor con poliespuma para su exposición

de mierda, que ahora no se ve ninguna imagen. Es probable que

por dentro esté lleno de poliespuma hasta el tope.

Sylvia: No puedes echarle la culpa a Norbert por tu relación fracasada. Él

es un artista.

Gospodin: No le echo la culpa. Le he dicho que no hace falta que me traiga

otro televisor. Él tampoco tiene plata. Pero lo cierto es que yo

tampoco, y así no puedo comprarme un televisor nuevo, y

entonces tengo que ir a ver televisión adonde el “Médico”.

Maldición. Que eso no se entienda.

Sylvia: Ella no lo entiende. Yo tampoco lo entendería.

Gospodin: Ustedes tampoco tuvieron nunca un televisor. Ni siquiera tienen

un equipo estéreo. Hermann siempre me pide prestada esa mierda.

Sylvia: Y él te prestó su chaqueta, y ya sabemos lo que pasó con ella.

Gospodin: Yo sólo quería irme rápido, y entonces se me atravesó ese ciclista

y… Todo eso es tan estresante.

Sylvia: Él conserva el equipo sólo por principio.

Gospodin: ¿Principio? ¿Y entonces ni siquiera debo ir adonde el “Médico”?

Ese es mi principio.

Sylvia: Ver televisión entontece, por eso no tenemos televisor.

Gospodin: Sí, y la música ensucia los oídos.

-

Sylvia: Seguro que esa fue la gota que hizo derramarse la copa. Esa no

puede ser la única causa. Sabes lo que quiero decir.

Gospodin: Ahora coge la mierda de microondas y lárgate. Dale saludos

además.

Sylvia: Gospodin. Sabes lo que quiero decir.

-

Page 29: Genannt Gospodin Spanisch

29

Sylvia: Gospodin. Ni siquiera tienes que buscar un trabajo, si lo de la

publicidad no te viene bien.

Gospodin: Mezquinas burguesas.

Sylvia: Claro que no te fue bien en las conversaciones de presentación,

uno puede estar muy decepcionado.

Gospodin: Mezquinas burguesas.

Sylvia: Eso lo entiende ella también. Y que ahora te reorientes. Eso es

genial . Todos, todos nosotros lo encontramos genial . Ella sólo

quiere que tú te reportes como desempleado. Que tú te mantengas

en eso. Hazlo. Entonces también te irá mejor financieramente.

Entonces tendrás toda la libertad y podrás trabajar en lo que

sueñas.

Gospodin: Ustedes todavía no han entendido nada, nunca.

Cuando llegué con la llama y dije que ahora yo era independiente,

todos ustedes se rieron. ¿Y qué era?

Yo era independiente. Yo me busqué un medio de subsistencia que

me permitiera sobrevivir de una manera independiente,

agradablemente anticapitalista, fuera de cualquier molino de

trabajo. Sin estrés. Que me diera la sensación de no trabajar y sin

embargo sobrevivir. Entonces yo no tenía que decidir nada y era

mi propio jefe. Ahí estaba yo. Primero yo y después la llama – en

un nivel.

Sylvia: ¡Agarrar al capitalismo por los huevos!

Gospodin: Exacto. Así es.

Sylvia: Ahí va de nuevo.

Gospodin: Y lo hice. Lo agarré por los huevos. Con las dos manos. Y con

una llama. Con un camello sin joroba. ¿Sabías eso? ¿Que las

llamas son camellos sin joroba? Casi nadie lo sabe. Pero tres t ipos

de leche con diferentes grados de grasa. Hay algo que anda mal,

Sylvia. Y ustedes no lo entienden. Colaboran. Beben leche pobre

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en grasa, conservable hasta el 2512, y las manifestaciones las

organiza el estado.

Sylvia: ¡Gospodin!

Gospodin: Ustedes son mezquinos burgueses, y los de Greenpeace son

mezquinos burgueses. Y desde que mi llama no está…

-

Sylvia: Es un chasquear los dedos, y todo es otra vez normal. Repórtate

como desempleado, después tendrás dinero, después podrás

comprarte otro televisor, y después Anette regresará. Podría ser

tan simple. Eso es todo, sólo tienes que acceder.

Gospodin: Por favor, ahora coge el microondas y vete. Y dile a Anette que ya

puede volver a cocinar las cucharas de plata.

Sylvia: No seas injusto.

Black

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31

Ella:

Así, Gospodin coge el heno del sótano. La casa está totalmente vacía

desde que Anette se fue, y con el heno él construye una especie de nido en la

habitación que antes fuera la sala. Y duerme sobre el heno. Duerme inquieto.

Cuando despierta está todavía oscuro. Le duele el hombro. Ha dormido

de lado y sin almohada, y se le contrajo un músculo. Y se pregunta si lo está

haciendo todo como debe. Si este es realmente su camino. “¿O tienen razón

los demás?”, se pregunta. “He fracasado en realidad tratando de buscar mi

forma de vida, estoy en el camino equivocado y todos los demás en el

correcto? ¿No estoy capacitado para ser feliz? ¡Agarrar al capitalismo por los

huevos!” Lo dice dos veces, porque lo piensa en serio. Muchos se han reído de

eso. Para él es un dogma, un programa de vida, un oficio, casi una vocación.

Como la Yijad para los musulmanes fanáticos. Piensa con rapidez si tal vez

debería volar por los aires en un atentado suicida, y qué edificios tomaría en

consideración. Encuentra estúpido causar daño físico a otras personas, pero no

rechaza de inmediato la idea de poner un punto final, de descargarse,

aliviarse. La mira desde todos lados, la rumia, la mueve aquí y allá dándole

con el dedo, la lanza hacia arriba, la atrapa otra vez. De pronto se da cuenta

de que está cavilando precisamente sobre el suicidio, y queda aterrado. No, el

suicidio es burgués. El suicidio significaría darles la razón a todas las Anettes

y Sylvias de este mundo, y el suicidio significaría haber fracasado.

Va al sótano, al cuarto dende estaba la llama y de donde sacó el heno, y

coge una canistra de leche con la que daba de beber a la llama. Lleva la cosa a

la cocina, ante la pared frente a la que siempre ha desayunado. Ante la pared

en la que siempre dio por bueno que no hubiera nada, que la pared vacía lo

hiciera reflexionar. Así pues, pone la canistra a un lado, la destapa y escribe

con la mano, con leche fluida apenas legible, su dogma, tal como brota de él

en ese momento.

“Nº 1: Hay que descartar una escapatoria.”

Qué sentido tendría crear un nuevo modo de vida si él simplemente

abandonara el país. Eso sería demasiado sencillo. Suponiendo que él se fuera a

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Sudamérica, se comprara un rancho y viviera all í de manera totalmente

autárquica, con frutas y animales que él mismo cosechara y criara. ¿Les habría

mostrado algo a todos? ¿Era eso lo que él entendía por agarrar al capital ismo

por los huevos? Claro que no, de ahí el punto uno.

Y sin titubear continúa escribiendo enseguida, escribe: “Nº 2: El dinero

no puede ser necesario.” El capitalismo se construye sobre el sistema

monetario. Si él quiere ser anticapitalista en verdad, debe desprenderse

totalmente del dinero, si no es que debe desprenderse también de toda

propiedad. La palabra le gusta, lo lleva a continuar: “Nº 3: Hay que abstenerse

de toda propiedad.” También la palabra abstenerse le gusta. Materializa una

especie de resistencia pacífica. Sólo sin poseer nada se puede ser realmente

l ibre. La libertad es carencia de posesión. Si algo le han enseñado las últimas

semanas es a eliminar cualesquiera emociones con respecto a los objetos.

Gospodin tiene la palabra libertad por muy importante. Es imprescindible que

el punto cuatro tenga algo que ver con libertad. Arranca, se detiene, rechaza la

frase pensada, le da vueltas, ha levantado ya la mano, la leche corre por su

brazo y le hace cosquillas en la axila; después él escribe: “Nº 4: Libertad es

no tener que tomar ninguna decisión.” La verdadera imposición consiste para

Gospodin en sopesar, preferir o no, mediar, suponer, ceder, en fin, decidir. La

verdadera libertad debe consistir en no tener que decidir nada, no porque otros

decidan, sino porque sencillamente no exista una necesidad de decidir, porque

uno es sencillo.

Observa su dogma y está orgulloso. Se echa sobre el heno y duerme

como un niño pequeño.

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Escena 5

Hajo con bufanda azul y Gospodin .

Gospodin: Que sea así tan pequeña es una cosa loca. Creo que uno se

imagina mucho dinero siempre como mucho. Yo había esperado

una cartera gigantesca. Y ahora resulta que es así de pequeña.

Ponla ahí.

Hajo: Si los billetes son lo bastante grandes, no se necesita una cartera

grande. Eso tiene casi algo de fi losófico. Mientras más grandes

los billetes, más pequeña es la cartera.

Gospodin: El universo en la cáscara de nuez, ¿no?

Hajo: De verdad te estoy agradecido por permitirme dejarla aquí.

Volveré dentro de tres días a más tardar, y entonces te diré

cuándo la recojo.

Gospodin: Claro. Puedes confiar en mí. Ni me fijo en ella.

Hajo: Pienso que has dicho que no te importa para nada el dinero, eso.

Eso crea confianza.

Gospodin: ¡El dinero no puede ser necesario!

Hajo: Sí. Eso sería algo. Está bien. ¿No tienes más muebles?

Gospodin: Claro. Pero he… He botado mi cama y he pensado que así me

hago libre.

Hajo: ¿Y ahora duermes ahí sobre el heno?

Gospodin: Sí, en realidad es muy cómodo, y el heno lo tenía de sobra. A

veces pica un poquito.

-

Hajo: Tener tan pocos muebles es bueno. Uno disfruta de más espacio.

Gospodin: Sí, tienes razón, uno lo nota sólo cuando toda esa porquería ya

está fuera. Yo recomendaría simplemente botarlo todo. Zas, fuera.

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Hajo: Seguro que todavía puedo aprender algo de ti , Gospodin. También

eso que me has contado del capital ismo. Pienso que tienes razón.

Son mezquinos burgueses.

Gospodin: ¡Sí! ¡Mezquinos burgueses!

-

Hajo: Entonces nos vemos donde el “Médico”, diría yo.

Gospodin: Casi siempre ando por allí . Aquí me cae el techo en la cabeza.

Hajo: Para entonces ya sabré con más precisión cuándo recogeré la

cartera.

Gospodin: Nada de estresarte. Conmigo estará bien.

Black

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35

Él:

Ella le dejó 7 l ibros. En realidad a él no le gustan los libros, y tampoco

ha tenido ninguno en realidad, apenas ha leído, y eso tampoco va a cambiar.

Entonces él tiene otra idea, piensa, ahora vivo mi nueva forma. Lo hago como

antes: intercambio. Tengo hambre, pues cojo algo y lo cambio por comida. No

lo admite, pero su cuenta donde el “Médico” no está exenta, bueno.

Entonces él coge los 7 libros, se los coloca bajo el brazo y sale. Camina

por la ciudad y airea su cerebro, como dice cuando alguien pregunta. Se siente

filosófico, unido consigo mismo, en sus pensamientos utiliza con frecuencia la

palabra armonía.

Y entonces él tiene los 7 libros y está delante de la panadería, que por

cierto pertenece (por herencia) a una antigua compañera de escuela, de la que

sabe que tiene una niña pequeña.

Gospodin entra en la panadería, pregunta a la joven mujer tras el

mostrador por su compañera de escuela, espera un breve tiempo y es saludado

a gritos. Ella siempre fue tan tremendamente gritona, piensa Gospodin. La

encuentra regordeta pero atractiva, la encuentra madura, y sin embargo no

logra imaginarse una vida en común con ella. A causa de su estruendoso

volumen. Lo intenta hasta que ella dice: “¿Qué me miras?”, y él dice:

“Quisiera cambiar estos 7 libros por un pan.” Sostiene en el aire todo ese

papel y dice aún: “Tu hija. Ella debe aprender algún día.”, y: “Ya no los

necesito.”

Por un breve momento la panadera se queda tranquila, mira los libros,

los agarra y grita: “¿Sabes que tengo una hija?”, y dice, más bajo porque

Gospodin se ha estremecido de aquel modo: “Van a ser dos.” Y ella rebusca y

se ajetrea tras el mostrador, aparta hacia un lado a su empleada, pone sus

pechos en el pequeño tablero de servir ante la vidriera y agarra dos panes

grandes, redondos. Gospodin se percata del paralelo entre los panes y los

pechos y formula una frase, un cumplido, algo relacionado con leche, que

t iene que ver con ambas cosas y sin embargo debe ser halagador. No le sale

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bien, y pocos gritos después está en la acera, ante la panadería, y sostiene dos

panes en las manos.

Y camina sosteniendo los panes y reflexiona sobre la palabra acera,

acera en alemán es “Bürgersteig” o vía para burgueses–ciudadanos, hasta que

determina no caminar nunca más por la acera, sino por la calle. La acera es

para burgueses. Yo no soy un burgués, soy independiente. No soy parte de

esta sociedad, yo intercambio, soy negociante intercambista, los

intercambistas no pertenecen a la burguesía, estoy por encima de todo eso y

por el lo no quisiera tener nada que ver con la acera.”

Y mientras va sumido en estos pensamientos, suenan claxons en torno

suyo y lo insultan desde los autos. Un ómnibus pasa casi rozándolo, y un

motociclista le da una palmada en la nuca. Y luego viene ese BMW o tal vez

un Mercedes, casi lo atropella pero no, pasa sobre un charco y el agua sucia

salta en todas direcciones, y alcanza a mojar uno de los panes de Gospodin.

Entonces aprovecha el próximo espacio l ibre entre dos autos aparcados

y regresa a la acera. “La llamaré senda peatonal”, piensa, y relajado corre

hacia su casa.

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Escena 6

Gospodin y Karl Engerling

Gospodin: He encontrado esta nota donde dice que debía venir aquí.

Engerling: ¿Mi mensaje?

Gospodin: ¿Mensaje? Sabe usted, yo me había imaginado que un mensaje era

otra cosa. Esto que tengo aquí no es un mensaje, en todo caso es

una orden, y en realidad lo es, bien: una dirección y una hora.

Engerling: Quise l lamarlo a usted.

Gospodin: No tengo teléfono.

Engerling: Precisamente. Por eso el. . . tal vez algo anticuado pero a pesar de

todo razonable.

Gospodin: Anette se llevó el teléfono. En realidad yo nunca hablaba por

teléfono. ¿Sabe cómo veo la cosa? Digo: quien tenga algo que

decir, que pase por aquí.

Engerling: Y ahí está usted. ¿Tiene algo qué decir?

Gospodin: Quien habla mucho, miente.

Vine a causa de la nota.

Engerling: Yo la escribí .

Gospodin: ¿Por qué?

Engerling: Pienso que ambos lo sabemos.

Gospodin: Hajo. Es a causa de Hajo.

Engerling: ¿Ese es el otro tipo que siempre está con usted donde el

“Médico”?

Gospodin: La escribió por Hajo. Hasta pensé que el mismo Hajo la había

escri to. Pensé, Hajo tiene problemas y ahora quiere su dinero de

vuelta.

Engerling: Eso no me importa.

Gospodin: El tiempo se acorta. Él no puede dejarse ver por mi casa, o no

tiene t iempo para sentarse en la escalera y esperar por mí. No me

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quiere involucrar en nada. Un gran tipo, ese Hajo. ¿Qué hace? Se

mueve, coge el papel y un lápiz y anota este encuentro. Pensé.

Pero era usted. Usted la escribió. Usted es el intermediario. Su

tienda parece la tienda de un intermediario. “Quincalla

Engerling”. En todo caso no puedo imaginarme que usted se gane

su dinero con esto.

Engerling: No sé qué quiere decir, Gospodin.

Gospodin: Usted lava aquí, ¿no? ¿Usted lava dinero aquí, pasta, plata? ¿Es

así? Usted es una especie de lavandera.

Engerling: Siempre digo que compro viejos cachivaches y vendo valiosas

antigüedades.

Gospodin: ¡Ah!

Engerling: Un viejo chiste de quincallero.

Gospodin: Sí, los quincalleros. Oiga usted, no tengo la cartera conmigo. No

sabía que usted quería la cartera. Quise cogerla, claro, pensé, aquí

me encuentro con Hajo. Hajo quiso que la cartera permaneciera en

mi casa. Soy hombre de honor, cuando prometo algo…

Engerling: Usted va a menudo adonde el “Médico”.

Gospodin: Sí he ido. Yo… En los úl timos tiempos voy con menos frecuencia.

Engerling: Chef me lo ha contado.

Gospodin: Oh, ¿usted conoce a Chef?

Engerling: Es un buen amigo mío.

Gospodin: Sí, también nos entendemos… bastante bien.

Engerling: Chef me ha contado de usted. Que iba adonde él, que actualmente

es una rareza que usted vaya, más raro que nunca, y que usted

habla más todavía que antes, todavía más pamplinas, dijo Chef. Y

que usted bebía y comía mucho all í, que se hacía anotar mucho en

la cuenta.

Gospodin: Sí, claro. Lo recibirá, no hay problema. Financieramente estoy en

un momento…, eso se incrementará otra vez.

Page 39: Genannt Gospodin Spanisch

39

Engerling: Mire, precisamente en cuanto a eso es que Chef está un poco

preocupado.

Gospodin: No hay base para un motivo. Ahora mismo busco, si usted

quiere…

Engerling: Conozco a Chef desde hace mucho. Hace ya un siglo que somos

amigos. Sé que es un buen tipo, un alma buena, y también sé que

si tiene una sensación, uno puede darle crédito. Es, por decirlo

así, una persona con intuición. Conoce a la gente, Lo conoce a

usted. ¿Sabe usted lo que me ha contado?

Gospodin: No. ¿Qué yo todavía tengo una cuenta abierta all í?

Engerling: Dijo que usted había tenido una l lama.

Gospodin: Greenpeace, esos completos idiotas, esos malditos protectores de

animales. ¿Le contó también eso?

Engerling: Desde que usted ya no tiene la llama, usted se ha hecho anotar

mucho en la cuenta. Junto con Hajo.

Gospodin: ¡Lo sé! ¿A qué viene eso aquí? Vaya al grano.

Engerling: El grano es que a Chef le preocupa seriamente no volver a oír

hablar de usted. Le preocupa que usted caiga en desgracia.

Gospodin: ¡Chef es un culo! ¿Qué le importa eso a él? ¿Tiene miedo de que

yo no le pague esa cuenta de mierda? Realmente no sé qué sucede

aquí. ¿Cómo estoy aquí delante de usted y me dejo envolver por

su parloteo capital ista? Hombre, mi llama, la he… ella era algo

como un zócalo, un fundamento, y me lo han quitado, así que está

muy claro que uno se trastorne un poco y después vuelva a la

normalidad…

Engerling: Él también me habló de su discurso, o de sus discursos. Que usted

no quiere colaborar, en la sociedad y eso. Contó que una vez usted

se subió encima de una mesa como un dirigente revolucionario o

como Hitler.

Gospodin: Hitler era un mezquino burgués.

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Oiga, usted me hizo llegar ese “mensaje”, y ahora estoy aquí, no

tenía que haber venido. Entonces qué pasa. Pensé que usted

tendría algo que ver con Hajo, pero parece.

Engerling: No quiero saber todo eso.

Gospodin: ¿Qué quiere pues? De lo contrario me iré de vuelta. Tengo cosas

mejores que hacer.

Engerling: Sólo quería aclararle que lo sé todo. He conversado largo y

tendido con Chef.

Gospodin: Okay, era eso. Muchas gracias, Me voy.

Engerling: ¿Adónde piensa ir?

Gospodin: ¡Seguramente no será adonde Chef y el “Médico”! Buenos días.

Engerling: ¡Chef me pidió que le ofreciera un empleo a usted!

Gospodin: ¿Él le pidió qué?

Engerling: Dije que sí. Una buena alma.

Gospodin: Ese…

Engerling: Realmente yo podría necesitar a alguien en este momento.

Gospodin: Ese…

Engerling: El almacén de atrás t iene un aspecto desastroso. Él dijo, tú, tengo

uno ahí en la tienda que anda corto de plata, ¿no tienes? Y yo

dije, ¡Sí tengo!

Gospodin: Ese increíble…

Engerling: Eso queda resuelto en dos tres días. 5 euros la hora y algo de

comer. No somos inhumanos. Yo siempre he mandado todas las

cosas simplemente para allá atrás, simplemente así , puestas ahí.

No tengo tiempo para encerrarme allá atrás por días enteros, todo

eso hay que ordenarlo, catalogarlo, las cosas pequeñas en los

estantes, los libros y atlas en orden alfabético junto a los otros

libros, y valorar grosso modo lo que se debe reparar, restaurar,

renovar, si hay algo que entretanto ya no se necesita más.

Gospodin: ¡Ustedes, cerdos imperialistas!

Engerling: ¿Cómo?

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Gospodin: Ustedes no entienden nada y se sienten bien así . El lado oscuro.

La peste. Ustedes escupen un largo hilo de baba y lo pegan todo

con eso. Ustedes son repulsivos, los he reconocido. Sólo quieren

ayudarme para ayudarse a ustedes mismos, para tranquilizar su

miserable y mezquina conciencia de explotadores. Pero no les

daré el gusto. No entraré en eso. Simplemente no entraré en eso.

No me ayudarán. No me harán agradecerles. No me contagiarán.

No ustedes, no a mí. Porque yo apuesto por mí mismo. Yo soy yo.

Yo estoy solo, vivo del negocio de intercambio y: ¡Yo tengo un

dogma!

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42

Ella:

Una vez, al abrir Gospodin la puerta de su casa porque quería dar un

paseo por la ciudad, la puerta estaba atascada por fuera con periódicos. Más o

menos hasta la mitad de la altura de la puerta se apilaban unos 25 paquetes de

periódicos envueltos en nailon, atados con cordeles.

Gospodin mira perplejo, porque se pregunta cómo esos paquetes están

ante su puerta y por qué le obstaculizan la salida de un modo tan torpe; le

parece como si estuviera en un mausoleo. Aparta a un lado los paquetes de

periódicos, abriendo un pequeño pasaje, y no piensa nada más.

Una semana después, a los 25 paquetes se añaden otros 25, y al pasar

otra semana, el descanso de la escalera ante la casa de Gospodin es demasiado

pequeño para los muchos paquetes de periódicos. A la cuarta semana no llegan

más paquetes, en cambio, un hombre está ante la casa de Gospodin.

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Escena 7

Gospodin y el hombre del supermercado

El hombre: ¿Por qué no ha hecho usted su trabajo? Gospodin.

Gospodin: ¿Mi…? Yo no tengo trabajo.

El hombre: Si lo ve usted así, está despedido. Al momento. ¡Esa no es

actitud!

Gospodin: Para mí está bien. Como no tengo trabajo, usted puede despedirme

a su gusto, porque yo tampoco quiero ningún trabajo. Hasta viro

al revés la cosa: usted está despedido.

El hombre: ¡Hace falta una aclaración!

Gospodin: Tal vez tenga usted toda la razón.

El hombre: Trabajo en una cadena de supermercados. Estoy en ventas, más

exactamente en la gerencia de orientación de ventas.

Gospodin: Ajá.

El hombre: Sí. Eso incluye no sólo la venta en el recinto, es también

marketing, anuncios, publicidad y eso.

-

El hombre: En todo caso, soy responsable, entre otras cosas, de la

distribución de Tip, el periódico gratuito del supermercado. Se

distribuye cada viernes por las casas de los alrededores. ¿Le suena

ahora?

Gospodin: ¡No soy un ladrón! Esos paquetes estaban apilados ante mi puerta,

y yo fui simplemente demasiado haragán para botarlos todos, por

eso metí los otros en mi casa. Me siento sobre ellos. Pero con

gusto se los puedo devolver.

El hombre: ¡No se trata de eso! Usted debía echar los periódicos en los

buzones y no almacenarlos en su casa. Eso es como una huelga. Y

para huelgas no hay dinero.

Gospodin: Para que haya huelga se necesita trabajo.

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-

¿Usted cree que quiero distribuir los estúpidos periódicos? ¿Por

qué debería hacerlo?

El hombre: ¿Porque usted necesita dinero?

Gospodin: ¿Cómo es que simplemente me da un trabajo, sin preguntarme?

Qué extraño país este. Hay 5 millones de desempleados, y al único

hombre que no quiere tener un oficio porque rehúye el sistema,

recibe ofertas de trabajo a intervalos regulares. ¿Conoce usted a

Karl Engerling, el quincallero?

El hombre: Su esposa dijo que usted necesita dinero y no tiene trabajo.

Gospodin: ¿Mi esposa?

El hombre: Su esposa es maestra de primaria. Mi hijo Manuel es alumno de

ella, y hace poco fue día de encuentro con los padres, y por

supuesto acudí para saber cómo le va al pequeño. Le va muy bien,

dijo su esposa. Sabe, yo no fui ninguna lumbrera en la escuela. En

realidad sólo terminé la secundaria, y claro que me gustaría que el

pequeño llegue a algo más. Liceo, bachillerato y luego una buena

carrera, para que gane bastante dinero cuando sea adulto. Hasta

ahora quiere ser piloto. Piloto o capitán. En todo caso me senté

allá con su esposa y de algún modo llegamos a hablar de mi

cadena de supermercados y de lo que hago, y en algún momento

yo digo que es una responsabilidad la que tengo. Quiero decir, es

cierto, al final , si no me preocupo por eso nadie lo hace, y le

cuento de los periódicos gratuitos y que sacarlos los viernes de

cada semana es publicidad, dije, porque también lo es. Aunque

dentro va un horóscopo. Y así una cosa condujo a la otra, y le

cuento que necesitamos con urgencia a alquien que distribuya esos

periódicos, y entonces su esposa opinó que usted podía hacerlo, y

luego simplemente me dio la dirección.

Gospodin: Ella no es mi esposa. No estoy casado.

Gospodin bosteza

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Ella es demasiado cobarde para tan siquiera dejarse ver alguna

vez por mi casa, ¿y después quiere que yo haga una mierda así?

Creo que no anda bien de la cabeza. Es una burguesa todavía

mucho más mezuina que toda la otra caterva. Ella siempre quiere

prescribirme lo que debo hacer y lo que no. ¿Sabe usted lo que ha

hecho? Se ha reído de mí . Todo el mundo se las ingenia, se

esfuerza por encontrar algo con qué sobrevivir, ¿y ella? Vive aquí

conmigo y se ríe de mí. Se ríe en mi cara.

El hombre: Lo siento.

Gospodin: Entonces le pido cuentas. Digo: ya no tengo mi llama, eso me saca

de quicio. Ahora debo buscarme algo nuevo. Los monos

protectores de animales me la quitaron. ¿Y ella? Se muda, se va.

Llego a la casa y ya no está. En vez de hablar conmigo, se va. ¿Es

posible algo así? Y no sólo ella, no, todos los cachivaches, se

lleva todos los trastes. Así. A escondidas.

El hombre: Lo siento.

Gospodin: Ella piensa que con eso me juega una mala pasada, me da un

escarmiento o algo así. Pero no puede. Todo eso son baratijas. Y

ahora me envía un sangriento perro capitalista para conseguirme

un trabajo con el que hasta el mayor idiota total se volvería aún

más estúpido. Es probable que ahora esté sentada con los otros

dos y se ría a matarse. ¡Ustedes, cochinos! Ustedes son culpables

de que todas los pequeños negocios vayan a la quiebra, ustedes,

centros comerciales, ustedes, tiburones, saltamontes, ustedes

quieren siempre más y propiedades más globalizadas. ¡Tener!

¡Tener! ¡Tener! ¡Agarrar! ¡Agarrar! ¡Agarrar! ¡Sin mí! ¡Sin mí!

Gospodin se queda dormido. El hombre está preocupado. Trata de

despertarlo. Gospodin vuelve en sí.

Gospodin: Es increíble.

El hombre: Es real .

-

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Gospodin: Usted no t iene ahora a nadie que lo haga, ¿no es así?

El hombre: No. Es decir, así es.

Gospodin: Le daré la dirección de Hermann. Déle un saludo afectuoso de mi

parte. Él debe ocuparse.

Black.

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Escena 8

Madre y Gospodin

Madre: Nunca había visto una casa tan desastrosa. Quiero decir, tu casa

es también bastante rara, la paja, ni mesa ni silla. Eso tampoco es

precisamente normal. Pero lo de Ulf. Terrible.

Gospodin: ¡Anette se ha ido!

Madre: Lo sé. Quiero decir, también. No digo nada. Cuando la gente se

separa. Eso es una fase de transición. Bueno estaría que yo viniera

ahora y dijera, esto se ve terrible aquí, y tú te ves terrible…, por

supuesto que no lo hago. Soy tu madre.

Gospodin: Lo sé.

Madre: Aunque la barba. Una barba tremendamente larga. ¿Está rota tu

afeitadora?

Gospodin: No.

Madre: Quieres cambiar, ¿verdad? Es completamente normal. También lo

hice cuando tu padre se marchó. Entiendes, es exactamente eso: tú

tienes un verdadero motivo: Anette se ha marchado. ¡Ese es un

motivo! Ulf no tiene ningún motivo para que su casa tenga ese

mal aspecto. Con un motivo, uno da algunos bandazos, se vuelve,

cambia, lucha consigo mismo y con el mundo, totalmente claro, ¿y

después?

Gospodin: Uno se domina.

Madre: Corrrecto: uno se domina. Así es ahora. Déjame decírtelo: así es

la vida. No sólo l ineal. De A hasta B, el camino más corto,

también se puede recorrer con torpeza o hacia delante y hacia

atrás.

Gospodin: No te preocupes.

Madre: ¿Yo? Pero si no me preocupo para nada por ti . Siempre fuiste un

chico con tremenda independencia, ¿te acuerdas? Todos tenían un

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cajón de arena, sólo tú no, y luego, en tu maleta de la escuela,

cargaste arena hasta nuestra casa, y la apilaste en tu cuarto. Hasta

hoy no sé de dónde la sacaste.

Gospodin: ¡Mamá!

Madre: Sí, pero fue tan lindo.

Gospodin: Para.

Madre: Sólo porque deseabas tener un cajón de arena.

Gospodin: La propiedad ya no significa nada para mí.

Madre: Bueno, lugar para un cajón de arena tendrías. Aquí. ¿No es cierto?

-

Madre: Tu papá dice todavía hoy que nos abandonó a causa de la arena.

Que yo lo permití y jugaba contigo en vez de regañarte, da igual.

No, no, tú no tienes la culpa, lo sabes, pero eso fue un punto de

ruptura, chocaron nuestros modelos educativos y ya no

coincidieron más.

Gospodin: ¿Has venido para decirme eso?

Madre: No. Lo siento. Ahora que te has separado. ¿Por qué fue?

Gospodin: Algo semejante a los modelos educativos. ¿Qué pasa ahora con

Ulf?

Madre: ¡Esa casa! Si vieras esa casa, si la hubieras visto, sabrías a qué

me refiero. En realidad sólo quería llamarte y no pasar por aquí de

inmediato, pero, ¿y tu teléfono?

Gospodin: Lo tiene Anette.

Madre: Oh. Bueno, mejor que te hayas quitado de encima esa mierda.

Gospodin: ¡No hables así de Anette!

Ambos ríen.

Madre: En todo caso, le he dicho: Ulf, esto no puede ser así. No puedes

vivir así. Como neandertal. Soy muy abierta y comprensiva, y no

tengo nada en contra de lo viejo y usado, pero ¿sucio y roto?

Deberías haber visto sus pantalones. Por las noches puede

ponerlos de pie en el rincón.

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Gospodin: Pero déjalo.

Madre: ¡Si es que se los quita!

Gospodin: Tiene que hacerlo.

Madre: Los perros van tras él. De verdad. Luego le compré una lavadora y

una tendedera, ahora al menos puede lavar alguna vez. Pobre

muchacho. A veces tengo la sensación de que habría que limpiarle

el cerebro. No va a l legar a nada.

Gospodin: Cuando se caiga con la cara en tierra, entonces aprenderá.

Madre: Cara en tierra. Eres bueno. Ya se ha caído cara en tierra y sigue

cayendo aún más bajo. Ni siquiera sabe dónde tiene la cara.

Pienso…, le limpié la casa y sacamos todas las botellas vacías y

después compramos la lavadora, para que aquello tuviera otra vez

aspecto humano. Era un corral de cerdos, y apestaba. Terrible.

Gospodin: ¿También le dijiste eso?

Madre: ¡Por supuesto! ¡Una y otra vez! También dije, no te lo digo sólo

como tu madre, sino en general, sabes, no quiero que haga algo

como lo de tu amigo Norbert .

Gospodin: Norbert ha encontrado su camino.

Madre: Sí, tampoco tengo nada contra el arte, y si Ulf quiere, que se meta

a artista, tendrá de mí todo el apoyo que pueda desear, pero para

eso Norbert anduvo durante años de casa en casa, sin dinero en la

billetera, sólo pajaritos en la cabeza, con el ánimo por los suelos,

y al final desembarca nuevamente junto a sus padres. ¿Cuánto

tiempo vivió contigo?

Gospodin: Eso no me molestaba. Hasta me parecía bueno.

Madre: Está bien, pero surgió de una situación de emergencia.

Gospodin: Dios mío, si no quiere asumir el negocio del padre. ¿Qué puede

hacer? El “PC-Doctor”, y Norbert no se interesa por la técnica.

Madre: ¡Ah, Gospodin! Lo que yo quería era sólo ver si puedes hablar con

Ulf. Entre hermanos. Tú puedes decirle cosas que en boca de una

madre suenan tontas, maternales.

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Además tú lo logras, tú de alguna manera también te abres paso.

Pienso, mira, Anette acaba de dejarte y tú te reorientas un poco, te

dejas crecer una barba, pero no te desplomas.

Gospodin: ¿Qué debería decirle?

Madre: Qué sé yo. Él debe controlarse. ¿Por qué no puede ser como tú?

¿Por qué todos no pueden ser como tú?

Gospodin: Eso me lo pregunto yo también algunas veces.

Madre: Y me preocupa que esté consumiendo drogas. Díselo.

Gospodin: ¿Ulf? ¿Drogas?

Madre: Él nunca me lo diría, pero cuando alguien vive así . Así viven sólo

los fumadores de marihuana y los yonquis.

Gospodin: ¡Ah, pamplinas!

Madre: Sí, lo he visto por televisión.

Gospodin: No, Ulf no es ningún fumador de marihuana y tampoco un yonqui.

Nunca tendría dinero para eso.

Madre: Pero debe tener dinero. Probablemente ande todavía de dealer.

Gospodin: Sólo porque su casa esté un poco desordenada no tiene que ser

yonqui. ¡Por favor!

Madre: ¿No puedes hablar con él alguna vez? ¿Decirle cómo haces?

¿Simplemente pasar a verlo y preguntar cómo le va?

Gospodin: Claro que puedo, claro.

Madre: Ah, Gospodin, eres un tesoro. Enseguida que regrese de mi viaje

en crucero te llamo o vengo a verte.

Gospodin: ¿Mediterráneo?

Madre: ¡Atlántico!

-

Gospodin: ¿Te sientes sola?

Madre: No, no. Él es muy atento conmigo. Es bueno.

Gospodin: ¿Qué tiempo hace que se conocen?

Madre: Tres semanas.

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Gospodin: Y que todos ellos siempre vayan contigo en el crucero. Debe de

ser la edad.

Madre: ¿Tal vez Ulf sea marica?

Gospodin: ¡¡Buen viaje!!

Madre: Pero podría serlo, ¿o no?

Gospodin: ¡Ponte crema cuando haya sol! ¡Disfrútalo!

Madre: ¿Le preguntarás si es marica?

Gospodin: Claro, lo haré, y le preguntaré si consume drogas, y le diré que

debe dejar de hacerlo.

Madre: Tal vez fui demasiado cariñosa con él , a t i nunca te malcrié así,

nunca te he comprado una lavadora.

Gospodin: La propiedad no significa nada para mí. Por favor, ahora vete a tu

crucero. El muchacho se enderezará.

Madre: ¿Tú crees?

Gospodin: Claro.

Madre: Si tú lo dices.

Gospodin: ¡Buen viaje, mamá!

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Él:

Sí, la cosa es que él lo conocía sólo del televisor donde el “Médico”, o

más exactamente, de frente al televisor donde el “Médico”. Cuando nadie más

quiso hablar a derechas con Gospodin, porque los discursos de éste se habían

alejado hacia una esfera adonde nadie lo podía seguir, entonces había llegado

Hajo, un tipo que se presenta sólo con su sobrenombre. Y que siempre llevaba

esa bufanda azul, también en el verano, como si tuviera lepra en el cuello.

Bien, hasta el día en que su madre estuvo a visi tarlo, Gospodin tampoco

había pensado en eso, tal vez estaba demasiado ocupado consigo mismo. No se

había preguntado cuándo Hajo recogería el dinero. Estaba muy ocupado

consigo mismo. Caminaba mucho y observaba, o pasaba por donde la panadera

y preguntaba por los libros, si éstos le servirían a su hija, y la panadera decía

que su hija tenía sólo dos años y era demasiado pequeña todavía para leer. No

saber leer, pensó Gospodin, tal vez en eso radica la clave. Pero una vez más

eso era sólo un pensamiento, y tomaba el trozo de dulce que la panadera le

regalaba, y se hacían guiños, y ella seguía siendo demasiado gritona.

En todo caso, apenas se va la madre de Gospodin, él vuelve a salir.

Camina por las calles, deambula y sueña, piensa y ve. Ve a jóvenes que hacen

obras de arte en las rampas para los que van en sillas de ruedas. Ve un

parqueo y en él un auto con la puerta del chofer abierta, y bajo el auto

sobresalen dos piernas, como si alguien hubiera arrollado a otro y hubiera

huido. Al lado una escuela de conducción de camiones y junto a ésta, en un

banco, dos borrachos que se balancean sentados.

Ve a una anciana que gotea de un bastón por las calles, y se pregunta si

la edad y la ceguera son símbolos de status.

Se imagina a un hombre tan solitario que habla durante horas ante el

intercomunicador, para no tener que hablar consigo mismo.

Y se pregunta qué pasaría si las palomas colocaran alambre de púas por

dondequiera que no desearan que hubiese personas. Si entonces él podría

simplemente caminar.

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Y así pensando y viendo dobla en una esquina por la que ya ha doblado

a menudo, la esquina da a la calle que lleva hacia el agua, y a él le gusta ir

junto al agua, piensa, a veces le hubiera gustado crecer junto al agua, tal vez

entonces no tendría esos problemas, tener que ser libre y encontrarse a sí

mismo, tener que decidir, y ve luces azules en el agua y a un policía aburrido

que precisamente está colocando un cerco, y Gospodin se pregunta qué habrá

pasado, es un ente ajeno y curioso, se avergüenza un poco de eso, pero se lo

traga.

Y en ese momento está solo aún, y de repente está en la primera fi la de

los curiosos, y alguien junto a él grita, qué ha pasado. Y grita tan alto al oído

de Gospodin, que éste se queda sordo y no oye la respuesta del policía

aburrido. Pero ve la grúa, y en la grúa hay un auto. No está tan abollado ni

aplastado, pero sí totalmente mojado. Gotea y chapotea y suena como si varias

vacas mearan al mismo tiempo.

Ese condujo hacia dentro del agua, dice otro detrás de Gospodin, y él se

pregunta de dónde sabe el otro que se trata de un hombre, y después dos

médicos de urgencia mueven una camilla en la que hay un cuerpo, pero t iene

la cara cubierta y todo el mundo sabe lo que eso significa. Y eso se siente

también en la multitud de curiosos de la que forma parte Gospodin. Algo está

pesando encima de todos. Y mientras Gospodin ve cómo cuelga una bufanda

azul por un lado de la camilla, un médico de urgencia le dice al otro algo sin

importancia. Y el otro médico de urgencia ríe y dice que las mujeres son así

raras, y Gospodin se desploma. Como una piedra. Y no es sueño por rabia.

Esta vez no.

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Escena 9

Anette y Gospodin

Gospodin: -

Anette: -

Anette: Eres demasiado testarudo. Prefieres dejar que todo vaya río abajo

e insultar a Greenpeace, en vez asumir la responsabidad tú mismo

y cambiar algo.

Gospodin: -

Anette: Eres demasiado egoísta. Ves a todos solamente a partir de ti .

Nunca piensas en los demás. Que tal vez los demás se preocupen

porque todo lo tuyo es una calamidad. Pero no piensas en eso.

Eres un egoísta.

Gospodin: -

Anette: Eres demasiado perezoso. Tienes una mente sana en un cuerpo

sano en un país sano, y dejas perder esos recursos. Te dejas

mantener y alimentar por todos los demás. La gente como tú acaba

con este país.

Gospodin: -

Anette: Eres un simpatizante. De alguna manera nadas a favor de la

corriente. Dará resultado, piensas tú.

Y eres vanidoso. No vanidoso en el sentido de alzar las cejas o

algo así, sino vanidoso porque te crees demasiado como para

reportarte desempleado o buscar un trabajo. Sería penoso para ti.

Gospodin: -

-

Anette: Y pienso que deberías ducharte más a menudo. Siempre apestas a

humo de cigarrillos y grasa. Y un poco a heno.

-

Gospodin: ¿Eso es todo?

Page 55: Genannt Gospodin Spanisch

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Anette: Sí, de momento no se me ocurre nada más.

Eso es todo lo que me molesta de ti .

-

Anette: ¿No quieres decir nada, Gospodin?

Gospodin: No tiene objetivo. Deberíamos dejarlo así. Tú no me entiendes.

Cómo voy a convivir con alguien que no acepta mi forma de vida.

Anette: Forma de vida. Eso es una excusa.

Gospodin: ¿Ves? No entiendes. Estoy en busca de una forma de vida

anticapitalista en un estado capitalista. No me someteré. Soy un

desligado social que se queda en el país.

Anette: Agarrar al capitalismo por los huevos, ¿no es verdad?

Gospodin: Exacto. ¿Ahora te has esforzado por entender lo que quiero decir

con eso? Asentías cuando hablaba del tema. Debo reportarme

como desempleado, has dicho. No me reportaré como

desempleado. ¿Sabes por qué? Porque no estoy desempleado. En

mi idea no existe ningún desempleo ni ningún dinero. Para mí

todo eso no existe. Y todavía mejor: ¡No necesito todo eso!

Anette: Pero no puedes establecer simplemente tus propias reglas,

Gospodin. Lo de la l lama era al menos una forma de mendigar

que… No me parecía bien, pero era una manera de trabajar, y

tenías algo qué hacer.

Gospodin: Para t i era mendigar. Para mí no. Para mí era ir a pasear. En unión

con la naturaleza. Para mí era una manifestación contra la ciudad

industrial . Con mi llama mostraba que el hombre depende del

animal. Le abría los ojos a la gente. Quería decirles: vean, antes

el hombre no tenía nada más que un animal, y bastaba.

Anette: Pero ¿entendía alguien?

Gospodin: Tú no entendiste. Nunca.

Anette: Y si el indio que por las noches anda por los locales y pregunta:

“¿Quier compra rosa?”, si ese te cuenta que intenta mostrar que el

hombre antes tenía sólo flores y nada más, ¿lo entenderías?

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Gospodin: El indio mendiga. No tiene ninguna filosofía.

Anette: Ves, tú tampoco entiendes. ¿Eso también pertenece a tu filosofía?

Gospodin: Ah, Anette. Tráeme un indio que no lo haga por dinero, sino

fundamentalmente por una filosofía. Entonces le creeré.

-

Anette: Todos viven con dinero. Sólo tú no. Puedes al menos aceptar aque

existe el dinero, y después te enrolas con la Liga de Protección a

la Naturaleza o en los Verdes, y podrás ganar dinero abriendo ojos

y mejorando el mundo.

Gospodin: Los Verdes son mezquinos burgueses.

Anette: Pero tú necesitas dinero. Todos necesitan dinero. Todos juegan

lotto y van a los shows de participación en la tele y cuando les

preguntan qué van a hacer con lo que ganen, el los dicen: es para

mi vejez. ¿Entiendes eso?

Gospodin: Los shows de participación son lavados de cerebro. Y tú caes por

completo en eso.

Anette: No. Deja eso Gospodin. Los shows de participación te muestran,

entre otras muchas cosas, que es bueno tener dinero. Y que así son

las reglas. El que aporta algo recibe dinero. Los shows de

participación son la vida en pequeña escala. Acéptalo por fin.

Gospodin: Entonces ve a los shows de participación. Si quieres vivir all í ,

hazlo, pero déjame a mí vivir así como pueda. No me suicido a

causa de papel impreso.

Anette: Dentro de pocos años me agradecerás que te haya sacado de esto.

Gospodin: No quiero salir. Por primera vez en mi vida me siento en el

camino correcto.

Anette: Vives en una casa vacía, duermes sobre un montón de heno,

apestas y aun así afirmas que te va tan bien como nunca antes?

Gospodin: Anette, tú puedes hacer lo que quieras. ¿Por qué intentas salvar

algo que no quiere ser salvado? ¿El empleo en el periódico? ¿Qué

significa todo eso?

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Anette: ¿Lo aceptaste?

Gospodin: Ya no se trata de encontrar un empleo, para nada se trata de

empleos.

Anette: ¡Pero tienes que vivir de algo! ¡Debes pagar cosas!

Gospodin: No entiendes: aunque tuviera dinero, no lo tocaría.

Anette: Eso quisiera verlo. ¡Típico! Estoy tan harta de tus peroratas. Esas

vainas de palabras, ese bla bla, vacío y… aire caliente. Me das

ganas de vomitar!

Gospodin: Tengo dinero.

Gospodin ha tomado la cartera de Hajo y sacude su contenido hacia el suelo

delante de Anette.

Gospodin: Aquí está.

Anette: ¡Gospodin!

Eso…

¡Eso ES dinero!

Son por lo menos. Ah, tú, mierda. ¿Son varios miles?

No, todavía más, 20, 40, 80,

¿Gospodin de dónde tienes eso?

¿La llama?

Gospodin: He dicho que tengo dinero. He dicho que funciona.

Anette: Greenpeace no se la llevó. Tú vendiste la llama, ¿verdad? ¿Sabes

cuánto es?

Gospodin: No, no lo he contado todavía.

Anette: ¿Puedo contarlo?

Gospodin: Claro, si quieres. A mí me da igual. Yo no lo toco.

Anette: Es prodigioso. Y sólo billetes grandes.

Gospodin: Anette, eres codiciosa.

Anette: Te amo Gospodin. Te amo.

Gospodin: No entiendes absolutamente nada.

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Escena 10

Norbert, Sylvia, Andi, Madre y Gospodin

Norbert: Y después oí precisamente que Gospodin… que él era muy

solvente. No es un prodigio que me haya dado su televisor con

tanta facilidad. Claro, si él puede comprarse uno cada día. Deben

de ser más de 50 000. En una cartera normal en su casa.

Norbert: Lo devolveré a su sit io, no hay problema. Okey, tal vez estoy un

poco fuera en este momento. En el subsuelo, pero eso no significa

nada.

Gospodin: No puedo darte nada.

Norbert: Eso es una mierda. “Tempus fuck it”. Eso pegó, le gustó a la

gente. Subvenciones por aquí, un donativo por allá, apoyo del

Fondo Cultural Europeo y de la Fundación para el Arte Joven, eso

suena bien, se siente bien.

Gospodin: ¿Y?

Norbert: ¿Qué puedo hacer? Bueno, entonces me siento y reflexiono,

pienso, ahora debe seguir, debo servirles más, soy debutante,

ahora puedo arrancar a toda velocidad. ¿“Tempus fuck it” y eso

fue todo? No no.

Tal vez fue tonto hacer otra vez algo con televisores, construir de

nuevo un cluster, otra vez el elemento oscilante… pero los

grandes también hacen siempre lo mismo. ¡Estilo! Eso se l lama

estilo. Warhol: Mao multicolor, Monroe multicolor, Beethoven

multicolor, hasta Beckenbauer. Para mí son siempre los medios.

Gospodin: ¡No puedo darte nada!

Norbert: “Fuck con todo derecho”, así se llamaba. Estaba en todos los

periódicos, que yo había dicho entonces “fuck it” cuando el

primer proyecto. Pegada total. Y ahora: fracaso total. Salió

desastroso. Horrendo. Te destruyen tu exposición, y entonces fin.

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Como si las personas no tuvieran opinión propia, como si sólo

encontraran bueno lo que les dicen que es bueno.

Gospodin: Tal vez sea así.

Norbert: ¿Y qué pasa acto seguido? Entonces vuelven todos: el Fondo

Cultural y los donantes y el grupo de la Fundación y aguantan la

mano. Dicen, era prestado, queríamos invertir en algo exitoso, no

resultó, ahora necesitamos la plata de vuelta. Y uno de la caja de

ahorros dice más: Él nunca había visto algo tan mierdero. Y

después: Él podía afirmarlo con todo derecho, y yo: Se llama

“Fuck con todo derecho”. Y lo estuve gri tando hasta quedarme

ronco. Pero a pesar de todo quieren la plata de vuelta, ¿entiendes?

Gospodin: ¡No tengo el dinero Norbert!

Él:

Lo lamentó enseguida. Apenas Anette hubo salido por la puerta. Gimió

y lloró a moco tendido. También por Hajo y porque él ha mentido, porque ha

hecho como si funcionara. Su forma de vida. Su marginación. Como si tuviera

dinero porque había escri to cuatro mohosas frases numeradas en la pared de la

cocina. Y cuando Norbert había aparecido después, no lo había pensado

mucho. Estaba claro para él por qué el otro se encontraba all í . Una ciudad así

no perdona nada. Y había que ser sordomudo, ciego y estar loco como una

cabra para no darse cuenta de que Norbert y su “Fuck con todo derecho”… da

igual.

Gospodin no lo piensa mucho, espera hasta que Norbert sale y sostiene

la cartera contra la calefacción. Tiene miedo de la cartera. No quiere que se

abra y se vea el dinero, no quiere aflojarse, no quiere que se le doblen las

rodillas porque Anette lo ha mirado con sus ojos felices, y porque a Norbert se

le arruina una exposición. Sin echarle una mirada a la cartera sale corriendo y

corre un par de cuadras sin rodeos. Tampoco se da cuenta de nada. No ve

nada. ¡Esta vez no! Corre como por un túnel y aterriza ante un banco. El

dinero corresponde al banco, piensa, entra con la rapidez del rayo y suelta la

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cartera. En medio del lobby. ¡Por favor, mantenga la distancia! Entonces sale

de espaldas, lentamente, casi se enreda en la puerta giratoria y sale volando de

allí en cuanto se ve fuera. Cree que lo ha logrado, pero entonces nota que

alguien lo sigue y lo llama.

Primero hace como si no oyera, no se siente aludido, simplemente no se

vuelve, sino que vuelve a correr por su túnel cuadra a cuadra. Pero en un

semáforo lo alcanzan y le ponen la cartera en el brazo.

Y encima tiene que dar las gracias.

Sylvia: Eso sería por lo menos medio millón. Me lo comentó Anette. O

300 000. Apenas podíamos controlarla. Que yo no debía decírselo

a nadie, nos dijo. A mí y a Hermann. Después aparqué eso muy

atrás en mi mente, pero en algún momento pensé: 300 000? Pero

eso alcanza bien para todos, tienes que intentarlo, es tu

oportunidad.

Sylvia: Tú sabes cómo es él. Cuando se trata de sus principios es

intransigente. No se puede hacer nada. Traté de convencerlo y le

solté todo eso y le di charla, pero él dijo que ya nos habíamos

decidido entonces y ahora debíamos sostenerlo. Por amor a

nuestros hijos.

Gospodin: No puedo darte nada.

Sylvia: Con eso de los hijos él está anticipando el futuro. Porque no

sabemos en absoluto si queremos tenerlos. ¿Puedes imaginártelo?

Protege el medio ambiente para niños que ni siquiera son los

suyos. A quienes ni siquiera conoce. A quienes probablemente ni

siquiera conocerá. Imagínate que a causa de los niños no fumas en

tu casa, aunque no tengas niños. ¿Sabes lo que quiero decir?

Gospodin: Sí. Así es Hermann.

Sylvia: Exacto. Después lo intenté de nuevo. El año pasado. Dije que

ahora hay autos que tal vez gastan tres l itros por cada cien

kilómetros, entonces puedes ir de aquí a… infinitamente lejos.

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Precisamente cien kilómetros. Y dije: movilidad, dije, eso tiene

importancia total. Todos son móviles y disponibles y flexibles y

pueden ir con rapidez hasta aquí y hasta allá. Porque tienen un

auto.

Gospodin: No puedo darte ningún dinero.

Sylvia: Me entiendes mal. No es que yo no tenga el dinero. Claro, puedo

comprarme un auto. Hoy, mañana, pasado mañana. Como quiera.

Pero tenemos esa cuenta común. El 2,5 %. Eso vale la pena. El

año pasado tuvimos… 100 o no… en todo caso recibimos intereses

bastantes, y notamos cuando el otro extrae algo. Él pregunta por

eso todo el t iempo. Hace poco me compré medias, y él lo ve

porque lo pagué con la tarjeta, y apenas llego a casa…

Puedo devolvértelo, Gospodin. Y tendría un auto. Sabes,

simplemente lo aparcaría en la calle paralela y sólo saldría en el

auto cuando él no esté. Eso Hermann no lo nota nunca, y yo

tendría un auto.

Gospodin: ¡No tengo el dinero Sylvia!

-

Gospodin: Deja de llorar. Por favor.

Ella:

Pero después él abrió la cartera. Una rendija abrió. Eso era parte de su

plan. Abre la cartera y deja que un par de billetes miren hacia fuera, para que

todos vean: si hay algo en la cartera, entonces en todo caso se trata de

billetes. Estaba calmado porque no lo había perturbado abrir la cartera. Vio el

dinero, lo tomó y lo sacó de manera que lo pudo mirar y no sintió ninguna

emoción. “El dinero no debe ser necesario.” Así lo quiso él mismo. Y luego se

fue con la cartera. De noche, cuando estaba oscuro. Corrió a lo largo de la

gran calle principal. Bastante larga. Pasó de largo junto a las familias y

matrimonios que ven televisión, hasta que llegó a donde por las noches no ven

televisión, sino que se asaltan unos a otros.

Page 62: Genannt Gospodin Spanisch

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Tiene que resultar, pensó. Tienen que querer dinero con tanta premura,

de lo contrario no se asaltarían unos a otros. Entonces también pueden tomar

el mío. O el de Hajo. En todo caso camina, apenas ve algo, porque el

alumbrado de la calle no funciona o cuando mucho las luces parpadean, y

camina entre las torres muy altas, ve en las puertas pizarras con 55 t imbres, y

eso en cada torre.

Y uno viene hacia él, pero es viejo y anda despacio. Y en algún

momento otros dos que no hablan alemán, pero éstos ni se fijan en él, hablan

tan alto porque tal vez discuten o no están de acuerdo. Y él sigue caminando y

ahora está bien adentro, entre todas las torres con 55 t imbres por pizarra.

Y entonces ve delante de él un grupo, más bien siluetas y pequeños

puntos rojos, y piensa, esos sólo pueden ser jóvenes que fuman. Reunirse y

fumar y luego echar a andar y desplumar gente. Y después subastar celulares

en Internet y comprarse playstations y jeans de marca, porque les han dicho

que eso es importante.

“Hay que abstenerse de toda propiedad”, se dice a sí mismo, y se dirige

al centro de las sombras oscuras con los pequeños puntos rojos. Y llega más y

más cerca e intuitivamente contrae los músculos del tórax. Y claro que tiene

miedo, pero piensa, así es mejor, saldré de esto.

Y cuando está a un metro del grupo, todo sucede con rapidez. De pronto

se vuelven hacia él , como si fueran ellos los que debieran asustarse, y uno de

los grandes faroles de la calle parpadea y lo ilumina todo, y él reconoce sus

caras y ve lo blanco y lo anaranjado en los cigarrillos, y ellos ven la cartera

de él , y él está parado en medio de ellos y está rodeado y encerrado por

cabellos oscuros y cejas oscuras y ojos oscuros.

Y entonces ellos miran a la cartera de él y uno da una chupada a su

cigarril lo y, mientras habla, el humo sale de su boca, y dice: “Usted no

debería dejar que el dinero se vea así , de lo contrario, aquí no lo tendrá por

mucho tiempo.” Y después todos ríen y miran cómo él agarra su cartera como

es debido, la cierra y sigue caminando.

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Andi: De dónde, de dónde… Esa no es la cuestión. Lo que cuenta es el

hecho. Alguien forma parte de un grupo y tiene plata que le llega

a las orejas, y por supuesto se comparte. Más de medio millón, me

han contado. Hey, viejo, si me gano, encuentro o heredo más de

medio millón, entonces lo comparto. Pero está claro. Cualquiera

espera eso, es lo que se puede esperar. Me parece.

Andi: Ese es mi sueño, Gospodin. ¿Qué tienes contra mi sueño? Quiero

decir, soy tu “yunta”, ¿sí? También he hecho cosas por ti ,

entonces también tú puedes hacer algo por mí. Y al final es sólo

una especie de inversión de capital. Más tarde o más temprano eso

te hará aún más rico, aún más sueños, aún más vida, esa es la

independencia que tú siempre quisiste.

Gospodin: No puedo darte dinero.

Andi: No tienes idea sobre los aviones. Debes confiar en mí, pero

puedes hacerlo. No soy piloto sólo desde ayer. Sé lo que veo al

ver un avión. Tal vez tú veas alas y pequeñas ruedas, pero yo te

digo lo que vale, lo que aporta.

Entonces: la oficina estará en la casa de uno de nosotros, lo

haremos todo por vía telefónica. Y calcularemos con astucia qué

vuelos hacen falta, adónde quieren ir los ricos. Y después los

llevamos hasta al lí volando. Yo. Egipto, España, Italia, todas las

islas del Mediterráneo y Turquía. Pero ahora quiero l levar a todos

a Turquía.

Gospodin: No puedo darte nada.

Andi: Pensar a largo plazo, eso es importante. Claro que al principio

pagaremos por eso. Hasta que tengamos un nombre, hasta que

podamos permitirnos esa clase de aeromozas que queremos, tú

entiendes. Todos los rusos no vuelan con aeromozas normales.

Debemos adaptarnos a eso Gospodin. Así es el mercado. Pero

después yo estaría afuera, yo sería mi propio jefe. Toda esa

mierda, todo el trote, hasta la vista. En casa cuando yo quiera,

Page 64: Genannt Gospodin Spanisch

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¿entiendes? Y ningún colega estúpido, ningún horario como para

niños pequeños. Todo fuera, todo de sobra, sólo yo. Yo y tú y el

avión.

Gospodin: No tengo el dinero Andi.

Andi: ¡Cabrón!

Él:

Casi todos los días andaba por la calle desde la mañana hasta la noche

con su cartera y el dinero. Ya era como para desesperarse. Luego reaccionó de

una manera tan impulsiva. Está solo frente a un semáforo, con la luz roja para

los vehículos. Entonces, así de simple, él corre detrás del primer auto y pone

la maleta sobre el techo inadvertidamente. Después sigue su camino y dobla

en la próxima esquina y camina en salvaje zig-zag por los bloques de

edificios, se siente liberado y va derecho. Hombros ligeros. Y bien, ni diez

minutos después un auto se detiene delante de él y una mujer vocifera que ele

ha buscado tanto rato y que él tiene suerte de que ella sea una persona tan

honrada y no tenga ninguna presión con sus horarios, y que en realidad ella

t iene mucha presión con los horarios, porque ella organiza. Y ella le endosa la

cartera, dice que la honradez todavía no se paga y se sube al auto y se va.

O él ve a un hombre que tiene una cartera parecida, y piensa en las

películas americanas de espionaje, donde a la gente siempre la embroman con

dos carteras iguales, y va hacia el hombre que en ese momento está en un

kiosko buscando un periódico, y hace como en las películas. Se para al lado,

saca uno o dos novelones del estante de los novelones, vuelve a colocarlos allí

y se va con la cartera equivocada, o sea, con la que para él es la correcta, la

cartera del hombre que está al lado, se va de allí andando y es como andar sin

cartera, aunque lleva una cartera en la mano, y aunque ésta es mucho más

pesada porque una máquina de afeitar y ropa interior para dos días pesan más

que los pequeños billetes de Hajo, pero él anda como si en la cartera sólo

hubiese algodón o la libertad misma o incluso nada, en caso de que exista.

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Tampoco anda con especial prisa y tampoco piensa hacia dónde quiere

andar, anda sin meta, como alguien que está contento. El que está contento no

necesita meta, pero precisamente eso le facilita al hombre seguir a Gospodin,

y lo encuentra bastante rápido, aunque su camisa está arrugada y también

t iene un par de gotas de sudor en la frente, las gotas de sudor precisas para

que las empleadas en un café lo miren, porque las gotas de sudor hacen

atractivo al hombre. Toca a Gospodin en el hombro y lo hace volverse y

sonriendo intercambia las carteras. “Apenas es posible confundirla”, dice, y

“¡Estos soñadores!” Y luego sale y le hace un guiño a la mujer en el café, y

Gospodin cree hundirse en el asfalto y anda como se anda en el pantano

cuando no se conoce el terreno. Y necesita horas para llegar a su casa, porque

la cartera es tan pesada.

Madre: Lo sé por Ulf. Apenas podía estarse quieto. Me grita, cómo se le

ocurre a Gospodin andar por la casa con un millón en efectivo y

aconsejarle tontamente que se ocupe de él mismo, su madre está

preocupada. “¿Un millón?”, pregunté, y me dijo que él pensaba

que yo lo sabía desde hacía tiempo, que no necesitaba hacerme la

que no sabía. Que nosotros dos nos tapábamos con la misma

sábana.

Madre: Claro que fue agradable. Siempre es agradable. Siempre son muy

amables y separan la silla de la mesa para que me siente y dicen

que llevo puesto un l indo vestido, y también pagan siempre.

También en el casino. Eso está bien. Esta vez tuvimos a bordo dos

peluqueros diferentes, y en las dos semanas me arreglé un par de

veces con cada peluquero. Claro que es agradable. Las

conversaciones son agradables, las historias sobre sus ex-esposas

son agradables, y cuánto han trabajado, es agradable, y les va

mejor cuando me lo han contado, y también que me siguen

deseando, es agradable.¡Pero lo agradable no basta!

Gospodin: ¡No puedo darte nada!

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Madre: Eso divierte, y realmente lo hago con gusto, pero preferiría

hacerlo sola, o en todo caso saber que tengo la posibilidad de

hacerlo sola. No esta dependencia, esta triste lucha por las

simpatías: por un viaje en crucero. Dios mío, a dónde hemos

llegado. A veces pienso que ya puedo irme a hacer la calle,

¿entiendes?

Gospodin: Creo que sí .

Madre: Después, cuando estoy sola, me siento miserable y mal. No

quisiera hacerles eso a ustedes. A ti y a Ulf. Esa dependencia. Sé

que no me lo tomas a mal, que entiendes, que precisamente por

eso buscas la independencia. Pero, ¿cómo puedo explicarle a Ulf

que tiene un sentido esforzarse? Cómo puedo decirle eso si su

madre se hace invitar a viajes en crucero y el hermano vive con

una cartera l lena de dinero en una casa vacía. ¿Cómo, Gospodin?

Gospodin: No puedo darte nada, mamá. No tengo el dinero.

Madre: Sería tan fácil para nosotros tres. Por ejemplo, podríamos

mudarnos juntos y seríamos otra vez como una familia.

Gospodin: El dinero no puede ser necesario, mamá. También se puede sin él.

Tiene que ser posible sin él. Mírate. Te arrastras ante mí. Todos

se arrastran ante mí. No puedo darte ningún dinero. Ni a t i ni a

Sylvia ni a Andi ni tampoco a Norbert . A ninguno de ustedes. Y

tampoco lo entregaré ni lo quemaré o perderé – sabes, quise

perderlo, pero no resultó – lo conservaré aquí, aquí en esta casa

en la que he comenzado mi nueva vida. Estoy en el camino

correcto, lo sé, y ustedes no me lo pueden estropear.

Madre: Pero…

Gospodin: No tengo el dinero, mamá.

Madre: Pero… ¿agradable? ¿Sólo agradable? ¿Pero lo agradable no basta?

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Escena 11

Dos comisarios y Gospodin

Comisario 1: Hans-Joachim Kranker andaba con mucha frecuencia por lo

del “Médico”. Y usted también. Lo sabemos.

Comisario 2: Estuvimos allí. Preguntamos.

Comisario 1: Hans-Joachim Kranker se hace llamar Hajo. Él estaba allí .

Usted estaba all í. Y: ustedes se entendían bien.

Comisario 2: Eso nos dijeron allí. Chef nos lo dijo.

Comisario 1: Y usted tiene allí una buena cuenta sin pagar. Ambos. Pero

Hans-Joachim Kranker hace mucho que no va por allí.

Comisario 2: ¿Dónde está él?

Gospodin: ¿Usted no sabe dónde está él?

Comisario 2: Ustedes dos no han estado allí desde hace tiempo.

Comisario 1: Usted es su cómplice. Lo sabemos.

Comisario 2: Estuvimos allí. Preguntamos.

Comisario 1: Casi hubiera salido bien. Pero la policía no duerme. No

aquí. No en esta ciudad ni en este país . Sería la primera vez

que alguien sale de eso sin problemas.

Comisario 2: Hasta ahora lo hemos aclarado todo. Usted no podrá con

nosotros.

Comisario 1: ¿Sabe usted lo que me pregunto siempre?

Comisario 2: ¿Sabe usted lo que él se pregunta siempre?

Gospodin: No.

Comisario 2: Él se pregunta por qué la gente cree aún en la

deshonestidad.

Comisario 1: Por qué la gente no hace sencillamente su trabajo. Si Hans-

Joachim Kranker hubiera hecho su trabajo, ahora no tendría

estos problemas, ¿y sabe usted qué?

Gospodin: ¡Hay que descartar una escapatoria!

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Comisario 1: Usted tampoco.

Comisario 2: Mire, todo está relacionado.

Comisario 1: Porque Hajo hace como si fuera amigo de usted, lo que tal

vez sea de verdad…

Comisario 2: Precisamente porque es su amigo de verdad.

Comisario 1: Precisamente por eso le confía el dinero y lo involucra.

Comisario 2: ¡A la sombra!

Comisario 1: Entiende usted. Así se relaciona todo. Si Hajo hubiera sido

honesto y sencillamente hubiera hecho su trabajo, entonces

hubiera podido darle a usted todo su dinero, y usted ahora

estaría fuera de esto y sin problemas.

Comisario 2: Ahora usted es su cómplice.

Gospodin: Y usted tiene un trabajo.

Comisario 1: Cierto. Si no existiera gente como usted, nosotros no

tendríamos trabajo. Entonces no podríamos hacer nuestro

trabajo.

Comisario 2: O sea que tal vez deberíamos agradecer que usted exista.

Comisario 1: ¿Dónde está Hajo?

Comisario 2: ¿Dónde está Hans-Joachim Kranker?

Gospodin: Hajo está bien. ¡Está muy lejos!

Comisario 1: ¡Gospodin!

Comisario 2: Lo mejor para usted será decirnos dónde está él.

Comisario 1: Por la plata en la cartera le van a echar su par de añitos.

Comisario 2: Un par de muchos añitos.

Comisario 1: Si usted nos dice dónde está Hajo…

Comisario 2: Hans-Joachim Kranker.

Comisario 1: Entonces le echarán un par de añitos menos.

Comisario 2: ¿Entiende usted? Así se relaciona todo.

Comisario 1: “El tiempo es oro” adquiere así una nueva significación.

-

Comisario 2: ¿Sabe usted que estamos aquí gracias a una información?

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Alguien lo ha denunciado a usted.

Comisario 1: Tal vez él nos lo haya soplado.

Gospodin: Tal vez. Sí.

Comisario 2: Para que usted cumpla con la condena de él.

Comisario 1: Bastante dinero en billetes grandes en una cartera donde

Gospodin. Usted ha dado tantas vueltas con ella por el

barrio, que realmente cualquiera se pudo enterar.

Comisario 2: Díganos dónde está él. Sabemos que usted solamente le

guarda el dinero.

Comisario 1: Usted es el pez pequeño. Hans-Joachim Kranker es el

grande. Él ha obtenido todo el dinero en este negocio, no

usted.

Comisario 2: Esos también hubieran podido necesitar el dinero.

Comisario 1: ¡Expansión!

Comisario 2: Si usted, no obstante, tiene la conciencia tranquila, por

favor.

Comisario 1: Hans-Joachim Kranker lo utiliza a usted. Hace que nosotros

lo encarcelemos para que el asalto parezca resuelto.

Comisario 2: Pero tenemos nuestras cabecitas. Sabemos cómo funciona

Hans-Joachim Kranker, ¿entiende usted, Gospodin?

Y por eso, incluso sin conocerlo a él , sabemos lo que hace

con usted. Esos son todos iguales.

Comisario 1: Todos son una chusma, essos delincuentes.

Comisario 2: Esos antisociales.

Comisario 1: Los criminales.

Comisario 2: Los extranjeros. Casi siempre son extranjeros.

Comisario 1: No tenemos nada contra los extranjeros, Gospodin, no nos

malentienda.

Comisario 2: Sólo contra esos extranjeros delincuentes. Contra esos

tenemos algo. Deberían ponerlos contra una pared y…

-

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Gospodin: Hajo no me traiciona. Hajo lo entiende todo.

Comisario 1: Y yo le aconsejaría que entregara a su comprensivo amigo.

Comisario 2: ¡Gospodin! ¿Dónde está Hans-Joachim Kranker?

Gospodin: Está en seguro.

Comisario 1: Será un largo tiempo en el tanque [a la sombra].

Comisario 2: Lo tenemos a usted.

Comisario 1: Tenemos el dinero.

Comisario 2: Y usted tiene mucho tiempo para reflexionar sobre esto.

Comisario 1: Nosotros somos los más fuertes.

Comisario 2: Lo tenemos en nuestras manos.

Comisario 1: ¿Sabe usted lo que me pregunto?

Comisario 2: ¿Sabe usted lo que él se pregunta?

Gospodin: No.

Comisario 1: ¿Por qué la gente hace estas cosas? Ahora usted irá tras las

rejas.

Comisario 2: Privación de libertad.

Comisario 1: ¿Y para qué? ¿Por dinero?

Comisario 2: ¿Usted hace esto sólo por dinero? ¿Vale la pena? ¿Lo

merece?

Comisario 1: Eso me pregunto.

Black

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Escena 12

Anette y Gospodin

Anette: Te traigo saludos de Andi y Claudia y de Hermann y Sylvia y de

Norbert . Ahora él hace algo muy diferente. Rellena balones de

fútbol con hormigón, los pone en la calle y escribe junto a el los:

“Can you kick i t”.

Gospodin: ¡Ah, tú, mierda!

Anette: Sí, ya algunas personas se han fracturado un pie. Probablemente

él se vea de verdad en problemas.

-

También te traigo saludos de tu madre. Desde que sabe que Ulf se

gana el dinero con spam-mails y no con drogas, está viajando de

nuevo.

Gospodin: Todos ustedes están locos.

Anette: ¿Cómo te va?

Gospodin: Es maravilloso, Anette. Quisiera poder quedarme para siempre

aquí adentro.

Anette: Estás loco, Gospodin. ¿Qué significa eso?

Gospodin: Aquí tengo exactamente lo que siempre he buscado, ¿sabes? Lo he

encontrado. He alcanzado mi meta.

-

Anette: Te admiro, Gospodin. Si hubieras repartido el dinero o lo hubieras

tirado, nadie se habría imaginado que lo tenías.

Gospodin: Sí, lo sé. Pero me ha abierto los ojos. Aquí he logrado por fin lo

que siempre quise. Aquí dentro está la sociedad que siempre me

imaginé.

Anette: Gospodin, esto es una cárcel.

Gospodin: Lo entendí enseguida que entré. Todos mis principios concuerdan.

¿Te acuerdas de la pared de la cocina? ¿Mi dogma?

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“Nº 1: Hay que descartar una escapatoria.”

“Nº 2: El dinero no puede ser necesario.”

“Nº 3: Hay que abstenerse de toda propiedad.”

“Nº 4: Libertad es no tener que tomar ninguna decisión.”

Por ejemplo: aquí no hay dinero. Imagínate. Todos van a trabajar,

pero no hay dinero. Nunca había pensado que se puede trabajar sin

recibir dinero a cambio. Cada día tengo la realización por el

trabajo. Cuando voy a mi celda por la tarde puedo decir que he

creado algo.

Anette: Pero algo ganas, ¿o no?

Gospodin: Claro. Hacia fuera. La versión oficial es que recibimos algo. Pero

es poquísimo, y lo mejor es que aquí no puedo comprarme nada

con eso. ¡Hay que abstenerse de toda propiedad! Eso no es difícil

cuando no hay nada que se pueda poseer. Ni cepillo de dientes, ¿y

qué? Aquí me siento apoyado.

Anette: ¿Y qué haces con tu dinero?

Gospodin: Lo dono.

Lo dono a Greenpeace.

Anette: Pensé que odiabas a Greenpeace.

Gospodin: Es cierto. Pero he perdonado. La llama, yo sé, Grenpeace tiene la

llama, y eso me sigue pareciendo mal, pero de alguna manera le

agradezco también a Greenpeace el estar aquí. A Greenpeace y a

Hajo. Es tan maravil loso esto aquí adentro. Aprendo un montón de

cosas. Y reflexiono. Ya no tengo que ver el mundo en torno mío.

Toda la vida, la basura social.

Anette: ¡Gospodin!

Gospodin: Debo sellar mi paz con Greenpeace, para poder vivir liberado. Por

eso dono mi dinero, que para mí no tiene ningún valor, pero con

eso hago algo bueno para Greenpeace.

Anette: Apoyas a la organización que en realidad quisieras desmantelar.

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Gospodin: Anette, tú no puedes entenderlo. Perteneces al mundo de afuera.

Aquí adentro todo es distinto. Aquí l levo una vida totalmente

autárquica. Voy a trabajar y recibo de comer. Se basa en el

intercambio. No tengo que recibir ningún dinero y comprarme

algo de comer, simplemente lo recibo: a las siete de la mañana, a

la una de la tarde y a las siete de la noche. Para eso también voy a

trabajar. Tengo una cama, cierto que es mi cama, pero todas las

camas son iguales. Si estoy enfermo recibo tratamiento, si quiero

leer, pido l ibros prestados, si quiero ver televisión voy al cuarto

del televisor. Cierto que sólo hay un televisor, pero pertenece a

todos. Si quiero aire fresco, voy al patio y camino en círculos. Y

si quiero hacer deporte, juego basquet o tenis de mesa.

Anette: Pero no puedes irte a casa, Gospodin.

Gospodin: Aquí es mi casa.

Anette: Estás encerrado aquí. Por años.

Gospodin: Sé dónde están los límites. Es una diferencia importante. Tengo

esta seguridad, tú no. Qué voy a hacer allá afuera sin saber a

dónde ir . Aquí no necesito tren ni auto, ni bicicleta, nada. No

tengo que buscar trabajo ni reportarme como desempleado. Lo

tengo todo. Yo iba en caída libre y vine a dar aquí. Es

maravilloso. Por primera vez me siento realmente libre.

Quisiera que pudieras entenderlo. Quisiera que todos pudieran

entenderlo.

-

Anette: Gospodin. En realidad estoy aquí para decirte otra cosa.

Gospodin: Déjalo así Anette. Lo que sea. No quiero saberlo. Viene de tu

mundo allá afuera. Allá nunca entendí nada, y tú siempre estuviste

al corriente. Para ti tal vez sea mejor ese mundo de allá. Pero yo

aquí adentro estoy en casa…

Anette: Quería decirte que estamos a tu disposición.

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Gospodin: No quisiera que ustedes estuvieran a mi disposición. Sylvia vino a

verme y me pidió dinero para un auto. Lo quería a escondidas de

Hermann, porque a él no le gustan los autos, porque ellos quieren

vivir en armonía con el medio ambiente. Así se lo han propuesto.

Anette: Lo sé. El dinero nos ha desconcertado a todos.

Gospodin: Hermann me preguntó lo mismo. El también quería un auto a

escondidas. Me escribió una carta y me preguntó si podía darle

dinero para el auto. ¿Entiendes? No estoy hecho para eso. No

puedo.

Anette: Hermann ha abandonado su carrera. Ahora distribuye los

periódicos gratuitos del supermercado. Dice que había exagerado.

Gospodin: Es como si yo fuera un pez y ustedes pájaros, o algo así . Quiero

decir, yo sólo puedo respirar en el agua y ustedes en el aire, y yo

no puedo volar y tú no puedes sumergirte, o algo así . Tal vez la

comparación cojee un poco, pero tengo tiempo, reflexionaré y te

lo diré la próxima vez que te visite.

Anette: No puedes visitarme, estás en el tanque [a la sombra].

Gospodin: Ese es tu punto de vista. Puedo decidir libremente si quiero venir

a este cuarto de visitas o no. Tengo límites claros. Soy libre,

Anette. Soy realmente l ibre. Pero eso ustedes no lo entienden.

Ninguno de ustedes.

Black

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Escena 13

Gospodin

Gospodin: -

FIN

Traducido del alemán por Olga Sánchez Guevara

Mi agradecimiento a la Dra. Petra Roehler por su amable cooperación.