génesis, esencia y fundamentos del socialismo

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SECCIONES: I. HISTORIA 11. BIOGRAFIAS III. CLASICOS DEL SOCIALISMO IV. UTOPIA y REALIDAD V. ECONOMIA . POLITICA VI. SOCIOLOGIA . DERECHO . EDUCACION VII. FILOSOFIA . RELIGION VIII. ENSAYOS E INTERPRETACIONES IX. LITERATURA . ARTE X. CIENCIA' TECNICA

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  • SECCIONES:

    I. HISTORIA

    11. BIOGRAFIAS

    III. CLASICOS DEL SOCIALISMO

    IV. UTOPIA y REALIDAD

    V. ECONOMIA . POLITICA

    VI. SOCIOLOGIA . DERECHO . EDUCACION

    VII. FILOSOFIA . RELIGION

    VIII. ENSAYOS E INTERPRETACIONES

    IX. LITERATURA . ARTE

    X. CIENCIA' TECNICA

  • BIBLIOTECADE CULTURA SOCIAL

    EMILIO FRUGONI

    GENESIS. ESENCIA Y FUNDAMENTOS DEL SOCIALISMO

    Seccin VIII

    ENSAYOS E INTERPRETACIONES

  • EDITORIAL AMERICALEEBUENOS AIRES

    TOMO II

    eAOSos e

    ES S,

  • LA EXPANSIN DEL SOCIALISMO

  • CAPTULO XXVIII

    EL PROGRA1LI\. DE PARS

    Comentando esa declaracin escribe Len Blum:

    "Se deba a toda costa -decan los organizadores- evitarque polticos, hombres tericos, viniesen a servirse del Congresocomo de un trampoln para las operaciones lectorales y pol-ticas".

    El matiz prudhoniano de la mentalidad de la mayora

    Los partidos socialistas van formando su doctrina conlas ideas de Marx y Engels. El marxismo se identificaas cada vez ms con el movimiento socialista continental.

    En Francia haba hasta entonces escritores que apor-taban concepciones de transformacin social a los espri-tus, y a veces con esas concepciones se constituan escue-las, pero no exista realmente un partido orgnico en trende darse a s mismo una doctrina para la accin que neocesitaba desarrollar en pro de los intereses obreros y deunos cuantos principios cardinales de orientacin ideol-gica. Un partido en el que, como dice Paul Louis, losprogramas de los congresos se sustituyen a las obras quellevan el nombre de un autor. Los escritores son losmiembros de los consej os directivos, que asocian a sutarea literaria una necesidad de organizacin prctica.

    En 1876 aparecen los sntomas del despertar del movi-miento obrero francs -brutal y trgicamente aplastadoen la derrota de la Comuna- con el Congreso de Unidad,celebrado en Pars. Fu ste el primero que pudo realizar-se desde el estallido de la guerra del 70.

    Se caracteriz por la vaguedad de sus ideas y la timidezde sus resoluciones. Los organizadores haban cuidado consingular empeo que fuese exclusivamente obrero, sinparticipacin de polticos.

    "Era el antiguo espritu sindicalista, y su desconfianza de laaccin poltica" (Les Congres Ouvriers et Socialistes franqais,pg. 7).

  • 15FUNDAMENTOS DEL SOCIAtiSMO

    ms puro marxismo. Es un "programa mnimo" que con-tiene los siguientes conceptos:

    Los trabajadores socialistas, dando como fin a sus es-fuerzos en el orden econmico el retorno a la colectividad

    "La libertad poltica es indispensable para la emancipaclOneeonmica del proletariado. ste est resuelto a servirse de todoslos medios para alcanzar su liberacin y debe aprovechar lastres ltimas revoluciones. La accin poltica, adems, es tilcomo medio de agitacin y la arena electoral es un terreno

    .. de lucha cuya importancia no puede discutirse. La abstencinpoltica sera funesta por sus consecuencias. La intervencin po-ltica deber manifestarse por candidaturas de clase sin alianzaalguna con las fracciones de los viejos partidos existentes. Peroel proletariado, an utilizando todos los medios legales, no podrllegar a su emancipacin por la va pacfica, y la revolucinsocial por la fuerza permanece como la nica solucin definitivaposible.

    "La intervencin poltica estar subordinada al movimientosocialista y no le servir sino de medio. Mezclndose a las luchasde las diferentes fracciones de la burguesa para combatirlasindistintamente, el proletariado perseguir su organizacin dis-tinta, que no es ms que la forma preparatoria de la sociedaddel porvenir.

    "El primer acto de esa organizacin es, necesariamente, laseparacin de la clase obrera de los partidos polticos burguesesy esta separacin debe realizarse sobre el terreno electoral, conla aytlda de la misma boleta del voto, que ha creado poltica-mente la confusin de las clases.

    "Acepta el programa electoral publicado por los diarios "Eleudadano", "La Alerta Socialista", "El Boletn", "La Igual-dad", "La Federacin" (rganos de las diversas fracciones so-cialistas), con algunas modificaciones. Considera que la eman-cipacin de la clase obrera es la de todos los seres humanossin distincin de sexo ni de raza. Que los productores no sernlibres mientras no sean dueos de los medios de produccin. Queno hay sino dos formas bajo las cuales estos medios pueden per-tenecerles: 1) la forma individual, que jams ha existido en elestado de hecho general; 2) la forma colectiva, cuyos elementOl

    .materiales e intelectuales son creados por el desarrollo mismode la sociedad capitalista.

    "Esta apropiacin colectiva no puede surgir sino de la accinrevolucionaria de la clase productora o proletariado, organizadoen partido poltico directo. Semejante organizacin debe ser per-seguida por todos los medios de que dispone el proletariado, com-prendido el sufragio universal, transformado as, de instrumentode engao que 1a sido hasta aqu, en instrumento de eman-cipacin".

    EMILIO FRUGONI14

    se revel en que el Congreso slo esperaba de la asocia-cin obrera la emancipacin del trabajo. Conden lashuelgas; no toc la cuestin de la propiedad. Pero pesea los trminos en que haba querido mantenerse por razo-nes no ajenas a la situacin poltica del momento, algunasresoluciones revelan una tendencia de reforma social y de~pritu de clase. Se conden el inters del capital, "quepermite a una parte de la sociedad gozar del esfuerzo dela otra"; se proclam que "el trabajador debe poseer sutil si quiere recoger integralmente el producto de sutrabajo". Y en los debates se admiti que "la clase obrera,que hasta ah haba marchado junto con la burguesarepublicana, deba afirmarse en sus intereses propios".

    Surgi as un movimiento obrero en el que hallaronambiente agitaciones ideolgicas.

    Los prudhonianos intentaron, a travs de ese mo"i-miento, reconquistar al pueblo obrero y predominar ensus filas. Lo consiguieron hasta el Congreso de Marsellade 1879, que se pronunci por el colectivismo, proclaman-do la constitucin de un partido de clase y la socializacinde los medios de trabajo y l!ls fuerzas de produccin. Ahnaci la Federacin del Partido de los Trabajadores So-cialistas de Francia.

    Daba as sus frutos la propaganda de Guesde, que arro- .j desde el ao 1876 las simientes del socialismo cient-fico, y luego, con la colaboracin de Pablo Lafargue yGabriel Deville fund el peridico "La Igualdad".

    Haba de llegarse, al cabo de varios lustros, a la recons-truccin de la unidad bajo la denominacin de PartidoSocialista Unificado.

    El ao siguiente del Congreso de Marsella, es decir elao 1880, un Congreso Regional de la Federacin delCentro, celebrado en Pars, aceptaba un programa cuyasconsideraciones generales resuman la doctrina colectivis-ta como prefacio del conjunto de reformas que constituanel programa mnimo.

    Ese documento fu redactado por Marx en colaboracincon Guesde, Lafargue, etc., y tiene por eso la importanciahistrica e ideolgica de una expresin doctrinaria del

  • EMILIO FRUeONI

    de todos los. medios de produccin, decidieron participaren las eleccIOnes con un programa mnimo en el cualfiguran medidas legales que. se han incorporado, desd~entonces ac, al programa de casi todos los partidos delmundo, aun de los conservadores algunas de ellas. De esasmedidas destacamos tres: revisin de todos los contratosde enajenacin de la propiedad pblica, bancos, ferrocarriles, minas, etc., y explotacin de- todos los talleresclausurados confiada a los obreros que trabajaban enellos. Abolicin de todos los impuestos indirectos ytransformacin de todos los impuestos directos en unimpuesto progresivo sobre las rentas que pasen de tresmil francos; supresin de la herencia en lnea colateralque pase de 20 mil francos. Cesacin absoluta de la enajenacin de las propiedades fundiarias por el Estado.

    Hay, sin duda, en ese documento cierta influencia delblanquismo, del cual sin embargo separaban a Marxmuchas cosas; pero hasta por eso puede tenerse como unaexpresin autntica del socialismo marxista en ese momento.

    Para que se cumpliese aquella observacin de Eno-elssegn la cual parecera que cada partido obrero de"ungran pas no puede desarrollarse sino por una luchainterna, surgieron divergencias en el seno de la Federacinque condujeron a separaciones sucesivas. Ya en el Congreso de El Havre, de 1880, los sindicalistas moderadosque?ar~n aparte de los colectivistas y anarquistas (stosveman mtegrando el Partido Socialista desde el Cono-resoRegional de Pars del mismo ao, donde estuvieron r~pre.sentados_por Juan Grave) para disolver poco despus sugrupo. No tard en producirse la separacin de los anar-quistas por ser contrarios a la accin electoral. El Congre.so de Londres de 1816 prohibi la entrada en futurosCongresos socialistas de los grupos que no aceptasen laaccin parlamentaria. Pero la escisin ms trascendentefu la que se produj o entre el centralismo de Guesde v elfederalismo de Benoit Maln, en materia de organiza~indel partido, ligado el primero l;;l. un concepto ortodoxode la lucha de c1eses, y el segundo a una tctica menos

    FUNDAJlIENTOS . DEL SOCUUSMO

    ngida y menos definida, que Guesde calific de posibilistaporque Maln haba escrito: "Es necesario fraccionarnuestro obj etivo hasta volverlo posible".

    Esa divergencia di origen a la separacin que se tra-dujo en la formacin de dos partidos rivales: el PartidoObrero Socialista Revolucionario, denominaC'n pocodespus cambiada por la de Federacin de TrabajadoresSocialistas, y que responda a la tendencia de Maln yBrousse; y el Partido Obrero, que fu el de la tendenciade Guesde.

    Este ltimo en su Congreso de Rubais, 1884, sobre elpunto "El Partido Obrero antes, durante y desps de laRevolucin" vot una resolucin cuyo texto se ha juzga-do uno de los ms notables que se pueda encontrar en lahistoria de los Congresos Socialistas (LEN BLUM, obracit., pg. 94). All se lee:

    "La revolucin social, librando el poder al proletariado, le. 'r operar la expropiacin econmica. Esta revolucin no

    decretada; ella no ser tampoco un fenmeno esponepende de la ms o menos viva impaciencia deella ser la consecuencia fatal de los mOvimien-

    a la sociedad 'moderna",

    ue describe cmo debe prepararsee la revolucin y cmo actuar

    do en este ltimo punto grandescon la teora blanquista) agrega:

    "Los poderes revolucionarios evitarn las violencias intiles'descen?er~ a rencores personales; el capitalista desaparecido cap:tal}sta, d~be ser, como hombre, tratado igual que loss. ~e~~ran su mstrumento de trabajo al pequeo productor,

    ?Ol:dlc:?n de adaptarse escru;1ulosamente, para realizar lalalizaclon de las fuerzas productivas, a los diversos gradosdesarrollo de esa fuerza ... Despus de la revolucin no ~habro para el partido obrero. Partido de clase, desaparecer con.clases. Y ocurrir lo mismo con el Estado. Su primer acto es

    eCIr, la toma de posesin de los medios de produccin' enom?r~ de la sociedad ser (como dice Engels) al mismo tiempo

    ultIm~ a,cto como Estado; pues el gobierno de las personassustItUIdo por la administracin de las cosas".

    .partido "Posib,ilista" fu decreciendo en importan.lentras el partIdo marxista se desarroll con firme

  • JEAN JAURES

    El Socialismo renace en Francia con una riqueza mag-nfica de ideas, una verdadera opulencia intelectual. Por-que en l se juntaban la nueva corriente del Socialismocontemporneo con aquella tradicin del Socialismo hu-manitario, romntico e idealista, en que la veta del Comu-nismo revolucionario y jacobino de Babeuf, que llegabahasta el insurreccionalismo de Blanqui, corra al lado delas numerosas concepciones, escuelas y tendencias, quese disputaban el campo de la adhesin comprensiva delos hombres bien intencionados o de las masas popularesque era . necesario redimir. La nueva corriente caa allen un terreno espiritual que haban venido. removiendo,a travs de muchas generaciones, esas ardientes contien-das ideolgicas, esas agitaciones del intelecto y del cora-zn en busca del camino para suprimir las injusticiassociales y los dolores colectivos creados por una maladisposicin de las cosas.

    En los partidos Socialistas de Francia, en los ltimoslustros del siglo XIX y los primeros del siglo XX hastael estallido de la guerra mundial de 1914-1918, brillanpersonalidades de excepcin, pero ninguna pudo merecerdel historiador imparcial del movimiento socialista yobrero francs de esa poca, y acaso de ninguna otra,tanta atencin, inters y simpata como Jean Jaures,j uzgndosele en su triple aspecto de intelectual vigoroso,de tribuno genial y de apstol del Socralismo, entre:gado con abnegacin que le vali el martirio, a la mstrascendental accin poltica y a la ms empeosa tareade propagandista y dirigente de la opinin socialistay obrera de Francia y del mundo. Por su pensamien-to y por su accin, por su obra de escritor, de periodista,de historiador de la. Revolucin Francesa y de parlamen-tario; por sus magistrales discursos en la ms portentosa _actividad tribunicia a que asistiera Francia desde los

    FU!'il}aMENTOS DEL SOCHLISMO

    empos de Mirabeau, con quien puede medirse; por suincansable vigor y su insuperable coraje civil para lalucha; por la elevacin y grandeza de su espritu; por laamplitud de su visin proftica, por. el profundo sentidode honradez que guiaba sus pasos y decida sus actitudes;por el desinters, la rectitud y la pureza de su vida entodos los terrenos, quin podra ser erigido, con msderecho que l, en la encarnacin misma, en el smboloviviente del Socialismo contemporneo como fuerza ycomo ideal?

    Dibujar su retrato moral, trazar su biografa, reflejaren la memoria de los hombres los rasgos de su espritu,de su talento y de su vida mltiple, es secillamente tallarpara la historia ,la estatua representativa d~l ~;.nio d~lSocialismo frances, que pudo darse bases ClenLlIlcas smdejar de ser una expresin idealista y alada del raciona-lismo humanitario y del humanitarismo militante. Su

    y su muerte completan la cifra de un destino que nolled~ haber ms adecuado para una personificacin

    a civil del Socialismo de su tiempo.

    momentos, entremuchos otros, grabaronguramoraI en la mente de las generaciones comodor socialista en accin. El primero de ellos fu su

    ltud ante el asunto Dreyfus. El sentimiento de justicia,humanitarismo y el alto sentido poltico lo elevarony por encima de las preocupaciones "clasistas" de aque-

    os correligionarios que, por tratarse de una injusticiacontra un militar, perteneciente por aadidura a unafamilia de ricos burgueses judos, ntendan que el prole-tariado no tena por qu mezclarse en el ardoroso debate.

    inti y comprendi que los socialistas deban ser los. eros en hacer suya la causa de aquel mrtir vctimauna canallesca y despiadada conjura que se cebaba enor ser judo, condenndolo brbaramente por una cul-ajena mientras el verdadero culpable y sus amigos

  • FRUGONl

    obraban en la sombra para evitar se reabriese elinfame proceso.

    De un l~~o es~~b~n en el dramtico asunto el espritu?e cas.t~ md~tar, . la razn de Estado" interpretada con lamten~I?n mas ~~Ie~a, el odio al judo, la supersticin delpr~stlgI? del eJer~It.o, que se lesionara si quedaba enev~dencla la complICIdad de los jueces militares y los con.s:Jos de guerra en una condena injusta e inexorabledIctada con desprecio de las ms elementales exigenciasprocesales. Del otro lado estaban el derecho de todohombre a n? ser escarnecido, muerto civilmente, enterra.d.o de p.or vI~a en la ergstula de una isla inhospitalaria,sm motIvo n~ culpa; el espritu de justicia y de respetoa; ~a personahdad humana; la necesaria y salvadora reac.CIOn contra el prejuicio de religin y de raza; la protestacontra el abuso de la razn de Estado; la defensa delhombre contr~, la. conspiracin de las preocupaciones decasta. ~e un eJer~lto que procuraba la cimentacin de suprestIgIO en la Impostura criminal y la ocultacin deli.berada de la verdad.

    Haba, sin ningn gnero de dudas, razones de sobrapara .qu.e los so.ciali:tas viesen como propia la causa dee:,a VI?tIma expIatOrIa de la ferocidad militarista, JauresvI~culo S? nombre al de los que libraron batallas, enpr~mera lInea, por la revisin del proceso Dreyfus, y nocejaron en sus empes aclaratorios hasta que el suicidiode los dos culpables de falsedad y traicin descorri ensus ltimos pliegues el velo que haba venido cubriendolos hechos originarios del asunto famoso. Salv el honord~~ Partido Soci~lis:a y del Socialismo francs, sobrepo-men~ose a la mIOpla y estrechez de espritu de quienesquer~an, mantenerlo al margen de la gran contienda queapaSIOno a todo Francia, sacudida por la pluma de Zola yla palabra de J aures, y volcaba en los boulevares deP~r.s multitu~e~ patrioteras, nacior:alistas y antisemitaspldle?do fre~etIcas la. cabeza del insigne escritor y delformIdable trIbuno, mIentras multitudes no menos nume.rosas rec1amabancon fervor generoso en todos los pasesde la tierra el triunfo de la verdad.

    FUNDAMENTOS DEL SOCIALISMO

    Una mnora, felizmente nfima, conceba el principiode la lucha de clases en forma de impedir al proletariadotomar parte en cuestiones donde su inters no estuvieseen juego. Ante esa posicin de algunos socialistas franceses "La Petite Republique", el diario en que entoncesescriba Jaurs (an no haba fundado "L'Humanit")abri una encuesta entre las personalidades ms destacadas del Socialismo Internacional, preguntndoles: "ElPartido Socialista puede, sin faltar al principio de lalucha de clases, intervenir en los conflictos de diversasfracciones burguesas, sea para salvar la libertad poltica,sea como en l'affaire Dreyfus, para defender la huma-nidad?" ,

    Las respuestas fueron casi unnimes, sin msex~epcionque la de Guillermo Liebneckt. Por eso en un dISCursopronunciado en el Congreso de Amsterdam de 1900, de-ca Jaures:

    el Socialismo Internacional ha proclamado queDreyfus, el proletariado habra segui~? consejos. retexto de no confundir su acclOn con la

    . se dejado precisamente a una fraccinel.honor exclusivo de la batalla contra

    uvo presente en esa batallason en las cmaras y en las

    as popu ares, propiciando y promoviendo la revi-proceso, gracias a Jaures, cuya palabra prolon-

    y ampliaba en el Parlamento, con toda la magiaentosa de su elocuencia, el tremendo "J'Acusse" de

    a.

    EL BLOQUE PARLAMENTARIO

    El otro momento fu cuando se comprometi, con todoraje cvico y absoluto desinters en. favor de un~ pol.

    ca de intervencin socialista en gobIernos repubhcanos.zquierda, "la toma de una parte del ~oder" -de-

    inclinando finalmente a las dos fraCCIOnes del So-~o francs a adoptar una poltica parlamentaria de

  • coalicin, la llamada de "delegacin de las izquierdas", ydel famoso bloque para sostener el Gobierno. del radi-cal Combs.

    Aunque en estas alianzas parlamentarias participabanlas dos fracciones del Socialismo francs, se dirigan par.-ticularmente contra l todos los golpes cuando se ponaen el tapete de la discusin esa poltica, contra la cual sedesataron campaas en las mismos congresos internacio-nales socialistas, azuzadas por los guesdistas, quienes ha-blaban del "ministerialismo" de Jaurs como de unaenfennedad de desviaciones doctrinarias y un grave peli-gro de claudicacin. Hasta se le lleg a presentar como un"pescador de Ministerios". En todo caso, nunca los quisopara l.

    Pero era l quien hablab~ ms claro y sensatamente enesos Congresos, como lo reconoci un delegado austraco,el diputado Pernestofer en el "Socialistiche Monats-Hef-te" a propsito del Congreso de Amsterdam de 1904.

    "Slo James, escriba, penetr en lo vivo de la cuestin, yello en su discurso de la sesin plenaria. Lo hizo cuando pre-gunt a los camaradas alemanes cmo se comportaran si de-pendiese il.e los votos de que ellos disponen en el Parlamentoel mantener o derribar el Ministerio radical burgus cuya polticasirviese los intereses del proletariado. El nico punto litigiosoes el de saber si J aures no fu demasiado lejos en ese sentido.Los adversarios socialistas le reprochan nicamente su partici-pacin en el bloque republicano. Ellos deberan haber presentadoen consecuencia todos los casos en los cuales, segn ellos, l hadaado los intereses proletarios sosteniendo el l\finisterio Combs.Pero eso no se hizo sino de una manera muy defectuosa~'.

    Jaures haba demostrado que en los pases donde exis-ten en la burguesa elementos radicales el deber de lospartidos socialistas es apoyarse en ellos para defenderlos intereses del proletariado e impulsar el progreso delas instituciones. Es el propio Marx quien ha aconsej adoesa tctica en el Manifiesto Comunista.

    Por eso el diputado austraco afirmaba en su artculo:

    "Por otra parte toda esta diseusin no tiene para los alema-nes y los austracos -para no decir nada de los pases deleste y sudeste- absolutamente ningn inters. Nosotros no arries-

    FUNDAMENTOS DEL SOCIALISJYlO

    , b' en comn con elementos burguesesmos ser tentados a t:a aJar m 'antes elementos, Desearamos'cales, pues no po~eemos beur~~e

  • 27vadores de Francia como desp~estigiar una tctica deresultados concretos y palpables en favor de la'l corrientesrenovadoras. Las polmicas periodsticas mantenidas porJaurs en esa y otras ocasiones emparej an casi el volumende su personalidad de escritor poltico con el de su cicl.pea figura de orador.

    PREDICANDO LA PAZ

    El otro "momento" de su vida fu su campaa por lapaz, su afanarse dramtico y esperanzado en el empeofebril de contener y conjurar las potencias oscuras de laguerra que vea, Con inquietud pero sin desesperacin,acumularse sobre los caminos de la historia como las nubesde una tormenta da a da ms amenazadora y ms cerca-na. Pero fu optimista hasta el fin. No era el suyo, porcierto, un optimismo inconsciente que cierra los ojos a lagravedad de los hechos y slo se atiene a la consoladorasugestin de sus ilusiones. l conoca y avaluaba bien elpeligro. Ponderaba exactamente la importancia de los sn.

    _tomas que se volvan sin cesar ms delatores. Saba cul-'era el alcance de los razonamientos, de los conflictos quecada vez con mayor frecuencia surgan entre las naciones.Pero tena fe, ardiente fe en el porvenir de la' humanidady crea posible oponer a los factores de discordia otrosfactores de paz capaces de librar al mundo de la espanto.sa continge~cia de una guerra que infatigablemente de-nunciaba como un horrendo mal en s y como una fuentede muchos otros males. No ignoraba que para movilizarcon eficacia las fuerzas que hubieran podido paralizar enel brazo de los forjadores de la tremenda desgracia la in-tencin criminal, era necesario que su fe en el esfuerzopacificador se contagiase a much'os espritus y a muchasvoluntades. ~i;e di a su esperanza no para quedar me-cido en sus brazos como un amante iluso que entregasumiso su voluntad a la amada, sino para fecundarla consu accin tesonera de hombre que ve, con los ojos bienabiertos, la realidad de su tiempo y busca incansable too

    FUNDAMENTOS DEL SOCIALISMO

    en J' ueO'o las po-d' para acrecentar y poner o .. os me lOS se afana por descubrir todos los caml.

    Clas de la paz y d todos los requisitos por donde,os, todos los s~: :~o~:npulsos de pacificacin a los re-

    l'uedan hacerse g l' ..i , de la historia po ltlea.

    sorts decIsIvoS 't 1 de su existencia podemosEn ese rr:o~ento o ,C~pl ~~ efectu tres aos antes de

    incluir su VIaja a Afml enca:, d 1914 Di conferenciasIl Ion aO'raClOn e ue esta ase a. c 1\1 o ,'d v Buenos Aires. En estasR ' d Janelro. J.V onte.l ea . , , 11

    lO, e , d d~s vi"it los centros socIalIstas y en e oss ltl~~s cm arables~ discursos de confraternidad par.

    ronunclO memo" Iment portentosas. Sus con.'d' 'mprovl"aclones rea , fana en l - Od' de Buenos AIres ueron

    erencias en el teatro, eonl

    es aal por Antonio Dequigrafiadas y tr~ducldas ~a d~stacado militante delmaso, en~o~ces dJoyn lO'~ntina, y reunidas en folle.

    o SocIalrsta e a o , de una guerrauna de ellas sobre las consecuenCIas , .

    los medios de asegurar la paz decla.

    , d sinO'uIarmente1 Europa VIene estan o bmeses alpe al mundo entero".

    .................. ,..ri~ .h~~~~..;~~vesado y q~ee ~ontradiccin" de incohere~cla

    no estn contemdasa regla de derecho,

    que, pueda apoy~rsemun o est entregado alas msp.lra-de' 'los grandes egosmos colectIvosresas "', ,, , f erte

    d 1 das mas neta y mas uace to os os . den. ' , , de que los O'oblernos no pue1 la ImpreSlOn , b 1 e

    os, , d 1 t'miento y voluntad popu ares, quplenamente e s,en 1 O'osmos haO'an peligrar la

    n que esas tem~ld;j:v~rIose~s en un ;erodo incierto,e Europa y del n:?n o, locura de sabidura, en que la

    nico y de reflexl0n, de y ser lenamente sabia ninidad no tiene bastante fuerza ~ar~oca ts un invierno quete audacia para ser enteramen e ue 'hacen entrever la luz

    olonga. Puntos de azul apar~cej~siicia y de paz, pero lasesperanza de un porvemr , e d _' "1 no dejan e pa~ar,

    as rafagas mverna es b ' 1 humanidad seguir en ese' bien; se trata ~eb ,sab er 51 aque las fuerzas de violencia' , t Y semI ar aro, en 1

    o mCler o de sabidura chocan y se mezc an,fuerzas d: derec~o y b' hacer surO'ir un orden estable

    al contrano, podra bY'dsa

    ,ra organizadab de esas incertidum-definitiva y de sa 1 urJ.a ,

  • 29FUNDAl\!ENTOS DEL SOClAUS!rro

    . e hablo, en la' . 1 hora mIsma en. qu l' losranza fo~~~f: ~u:~tr: ensue~?, pyrC~f~~1.0S n:eno:J~esco-

    :: sf~~stros de una c?nf~ogf~c~o:la obra de la paz ..."r continuemos temen . . " Il _emos y . more~ ~InIestros e

    ' , "cuyos ru ~ ~ 'bltal1 la conflagraclOn , 'destructora. y tern e:n a sus odos; Y ~e renovo~r~::z los "ejrcitos defen-t a

    os despues. Y una Y. J e's hicieron fracasare h b' reVIsto aur 1 "" como lo a la p de exterminio as em- r huracanesolas de sangre } ."

    onqmsta . .. lesas de aventura y c 1 fin el medio de gara~tlrPero se ha encontrado ~ ? No faltan, desgracIada-(, undo una paz imperece era '1 . tema de paz armada,m er que e SIS bTd dnte. motivos para te~ 1 larga contra la esta 1 1 a

    . . d conspIre a a d a (Tuerraer arma. a,. El crea que e un "concordia unIversal. ., nJel desarme unnime" que

    ~perars.e la soluclOn 1 o~ el sntoma CIerto~ 'f' por o men ~, . tedio especI ICO, o . d a echar efectlvamen e. han renunCIa o .

    Clones d'" ~us diferenCIas. .ara Inmlr ~ . 'nmedla-

    . efecto caSI 1trajo c~r:orevueltas populares!

    el conSI-errotados, con, allosas .. monarqmas, u~

    ue a su vez produJo.n. De sta, .que

    l;;temas poltICOSos s ~ 1dudo esperarse e

    empest~.p fu la universalconcert, en ca 10,

    militar. . iracin de alejarseal de la guera antenor, la aS~cin armamentista

    pre de la aplastante pr:o~:p az armada, gozabatodo contraproducent~ d

    bc~ puntos muy al~os

    noros pre~tigios y se cotIza a Oluesa de una efectIva1 ideas formuladas como pr das '.r" , del I'mn o.e

    neracin y paClilcaClOn . oCI'acin de uaciones,. r~e una as , ,

    udo entonces ~rgamz~ ;0 t de estructura y fue VIC-doleci de CIertos e,vc os . muy- poderosas em-

    . de fuerzas f' .desde el comIenzo, , su saludable e IClen-as en su fracaso mas que en

    bres y de ese caos. Para todos los pueblos, para todos los par-tidos y ciudadanos de todos los paises ha llegado la hora detrabajar, no con rormulas, sino con hechos reales en la vidacotidiana, en la institucin de un orden de justicia internacionaly de paz garantizada. En Cuanto a mi, tengo la conviccin pro.funda de que en el estado actual del mundo no hay Ina solacuestin que no pueda arreglarse sin la gUerra. Yo s que so.breviven .en la realidad contempornea los efectos de muchasviolencias y muchas injusticias del pasado. Durante siglos ysiglos la fuerza ha construido y moldeado las COsas humanas.y an no lIemos entrado sino en parte en el periodo .de lahistoria humana, es decir, en el periodo en que el pensamientoreflexivo y la conciencia clara del hombre dirigirn los aconte.cimientos. La humanidad todavia est hundida a medio Cuerpoen la brutalidad de la naturaleza. La fuerza ha dejado su huellasobre el mapa del mundo, y 10 mismo que el asesino deja sobreel muro la impresin sangrienta de sus dedos, que es la pruebade su crimen, el pasado ha dejado en la realidad y continuidadde la historia la hueHa de sus violencias salvajes. Pero no con.cluiremos nUnca con esas barbaries de otros tiempos si seguimosContando con la fuerza para reparar las iniquidades de la fuer-za". (Las consecuencias de una guerra europea y los medios deasegurar la paz.)

    En ese pasaje est todo entero Jaurs con su elocuenciainflamada en la l1ama eterna de los ms elevados idealeshumanos y su confianza irreductible en la victoria finalde las potencias morales.

    En esa misma conferencia exclamaba: "Si la humani_dad no tiene hoy la fuerza, la sabidura, la potencia derazn para poner Un trmino a los furores y brutalidadesde la guerra, la tendr menos despus de una conflagra_cin nueva que exasperar en unos el orgul1o de la victo-ria y en otros el resentimiento de la derrota. No; no es unanueva guerra, Un nuevo desencadenamiento de locura 10que podra ensear a los hombres y a los pueblos lamoderacin y la razn". y en otra conferencia sobre laorganizacin militar de Francia le oamos decir:

    '" '" ' .. '" '.,' .

    "Yo s bien que desde hace siglos y siglos la esperanza depaz que formulo ha sido destruida y desgarrada por la brutalidadde los acOntecimientos, por la violencia salvaje de los hombresy de las Cosas.

    "La revolucin crey tambin al surgir que traa la paz almundo, pero la reaccin que se desencaden despus destruy

  • 31NI

    en su seno podan alzarse Voces enrgicas reclall1i:U!(~O, para evitar las maniobras sombras .de los cultorey forjadores de la guerra, el desarme para todos.

    Los delegados de la U.R.S.S. hicieron bandera de esreclamacin popular en algn instante de las dramticvicisitudes del siglo, en plena vspera sangrienta de 1conflagracin.

    Ahora no se habla del desarme. No puede ni siquierainsinuarse. -Desarme es Una palabra desacreditada, desterrada del lenguaje de la poltica realista. Ese descrdito es una venganza del militarismo derrotado, que triunfa en la mentalidad de los vencedores. La historia suelreservarnos esas paradojas. La misma U.R.S.S., que anteshaba agitado esa bandera en algn fugaz pasaje retricode sus debates en la difunta liga, ufana de poner en evi-dencia la neg"iva de lo, ouo,. vuolve 'u verd.d"ocriterio armamentista en materia de pacificacin. El des-dn de Lenin y de sus discpulos por el pacifismo romn_tico de que acusaban a los pacifistas como Jaures, pese aqUe ste no peda el desarme de la nacin democrticasino su propia defensa sobre la base de la nacin arma-da, se halla naturalmente consustanciado con la polticade la in'e",. p"paveoin "'Hi,,,, de la Unin SO";&i,.,qUe se justific, claro est, por los ataques de que se lehizo victima y lo, pelig>co, de que" "; ,odead. peroque puede volverse factor de inquietudes internacionalesen su competencia Con los armamentismos capitalistascuando la humanidad nada necesita tanto como internar_se en Un camino de desarme de las manos si se quierellegar algn da al desarme de los espritus.

    Las potencias imperialistas, es decir las qUe mantienenUn imperio colonial y extienden por consiguiente su poderhacia territorios cuyas nativos reclaman

  • 33FUNDAMENTOS DEL SOCULISMO

    UNA INTERROGACIN

    . . Htud de Jam~ ,i la bal~ del'1 hubiera sIdo la ac d' ble la vspera nllsmaua 'da a mIra. .

    . no tronchara su VI "? No faltaban qUIeneso 1 fIacrracIOn. l Yestallido de a con ".d clamando por a paz

    . . que hubiera segUl o titud semej ante, pormasen en una ac . l" nindose a la guerDra, Id en Londres. Ms ogGICO e

    d

    ",. l 'd Mac ona _ d ues elo, a a e h bra acampana o a~mb;o. ,uponee que ~ F"nc;a paea "pelee la

    e a,, de manten" umda a l ya habia aecIacadode los ejrcitos alemaneb~' de Francia hal)lan l Go lemancido de q~e e nciliacin y de que no

    dos los medIOS de s~o la guerra estallaba., L.anto suya la culpa . b habra sido el UItI-l

    e l precomza a, 'd la inva-' qu . e "alvana eon el cual FranCIa s r - toda vez, claro

    horrend.o catac lsmol, d v la misma

    l run aOJ

    ntra ~do imposibilitados de

    las fuerzas de losel ms podero~o

    ntrael invasor.. El~a neutralidad ante

    invadido o amena-. er las fuerzas de un lmp .

    ,. primer acto de'a no fue smo u~ . d l Kai.uelIos impenalismos e 1

    hoy, y aq . o expresiones deJ ' eran Slll. 1cisco ose no . la forma y .al- .' po'" asumIr .. '.utal que conc ellO ". r una nueva e 1m.. o para desencadenanaZlsm

    a imperialista. uivocada apli.. . , -rnea y una eq .na apreClaclOn el .-.. . t de esa auerra,

    l nJ UlClamlen o '" 1arxismo en e e. . "eciahnente a osa muchos soclahsta", e_p '

    den favor de

    .., tOlllar partI o .ionanos' , a no . -. cuando Alemamantra otro. Ni sHIUlera

    tender las lneas de la paz frente al aVance continuo dlos escuadrones de la gUerra. Su actividad en esos dos aosy medio fu trascendente. Su voz llenaba el mbito delmundo apelando a la buena voluntad de todos los ho

    m

    b,,,, P"o 'ob" todo a la condend y "u,;bHidad de 1","dases trabajadoras. Lleg hasta su gobierno en el ansiade volv"lo P,opido a tod", la, po,;bl" '

    oludon" de paz,

    No tuvo inconveniente en ce"'ae la frout"a de Fcandapara ex.~ortar a las masas obreras de Alemania a formarCon las de todo el mundo un frente indestructible para elmantenimiento de la paz. En los congresos internacionalespropuso, Corno medio para contrarrestar el designio delo, gob;"uo, Unpetia];"az, la huelga geu"al, que Unpi.die" la movHizadn y el teampo'te de 1o, ejce;,o, y 'uaprovisionamiento de armas, vveres y pertrechos. Su planresult impracticable porque faltaba decisin y cohesin

    ,en las masas trabajadoras de las grandes potencias. LabOel

    gageu"al en tal" dceun,and", no podia lUn;tae"

    a ser una simple huelga; deba ser toda una revolucin,porque significaba resistirse a las rdenes de enrolamientoy movilizacin lanzadas por los gobiernos. Para hacerUna revolucin en tales circunstancias y en ese momentono estaban preparadas las masas trabajadoras. Pero su;dea eea lgica. La hUelga huM". d"annad

    opo, ;gual

    a los que habran de ser agresores y a los que habran deser agredidos; y la agresin no hubiera podido efectuarse.Veia cou hoceo, la Po';bilidad de la hecatombe. No deM

    aahorrarse ningn medio para evitarla.

    Lo, falso, pattiotaz ;ute'P'ctaban 'u P,oyeoto de huelgageneral Contra la gUerra como una traicin a la patria.Lo. odio' del cbauvio;""o, que tant", veo" le haManbeobo blanco de .u eX"'P"ada P'oieeenda, volv;eeon arecrudecer Contra l y concluyeron por armar la mano deUn fantico para "que la primera vctima de la contiendafu"e, P"d"'m,n'e, el bombee que m, aedo, baMapUesto en el empeo de impedirla. Vino as el martirolo.gio a agrandar su figura de apstol como si hubiera he.dIO falta -segn entonces se dijo- que el alud de la

    ;guerra saltase sobre su cadver.

  • espritu reencarnado y persistente del racismo teutn ydel nacionalismo prusiano. Abatir, pues, esas potenciasbelicosas adueadas de los destinos de una nacin, no espor cierto finalidad ajena a la suerte del socialismo. Elfascismo y el nazismo aparecen como formas de regresinhacia el ms feroz imperialismo de esc1avizacin y derapia. Casi las mismas razones que hoy existen para quetodos los socialistas, desde los ms moderados a los msextremistas, se consideren beligerantes contra el fascis-mo y el nazismo, y colaboren en una forma u otra conlos ejrcitos que los enfrentan, o estn abiertamente departe de las naciones agredidas, existan entonces.

    Verdad es que, terminada la guerra, no falt en Fran-cia una propaganda de cierto sector extremista de izquier-da que se dedicaba a demostrar que Poincar habaquerido la guerra, reforzando as la tesis de los militaresy junkers alemanes, quienes se proclamaban inocentes detoda provocacin. James saba de dnde partan las pro-vocaciones esa vez, sin que olvidase la culpa de las vora-cidades imperialistas francesas, rusas y britnicas, que ha-ban.venido repartindose el mundo. l no poda ignorarqueporiencima de1a tarea de discernir culpas y responsa-bilidades,estaba la necesidad d~ salvar a los pueblos de ladominadno la influencia de una poltica como la pru-siana, y de un espritu como el del militarismo y el nacio-nalismo prusiano, que tarde o temprano habran de dege-nerar en las abominables aberraciones nazis.

    Para creer que James hubiese sido zimmerwaldiano esnecesario ignorar por completo su libro "El EjrcitoNuevo". Es un libro que escribi respondiendo a unaespecie de desafo lanzado por Clemenceau. Cierto da enel Parlamentoste le haba dicho: "No conocemos el plande la sociedad futura; dadnos vuestro proyecto y nos-otros lo examinaremos y discutiremos".

    Se recordar lo que ante un requerimiento parecidorespondi Leroux. Es sabido, asimismo, que sola repro-chrsele a Marx el que no describiese, a semejanza de unnovelista como Bellamy o de un poeta como William Mor-ris, la organizacin de la sociedad socialista. Marx no

    como Blgica ni cuando desa-submarina que echaba a pique barcos

    nacmi!U'LCIllCL capitalista; ni ver en el imperialismo polti-

    el precepto de Lenn, "una ltima etapa delca]pitalisrrlo". Hay pocas en la historia de las nacionesen que el determinismo poltico prevalece sobre el eco-nomICO y en que el podero capitalista sirve a los planesde aquel determinismo.

    Antes de que hubiesen surgido en Austria formas decapitalismo moderno, su casa dinstica haba adoptadocomo lema el orgulloso "Austrire est imperare orbi uni-verso" (A Austria toca mandar al mundo entero).

    En Alemania, a travs de Federico el Grande: de Bis-marck, del Kaiser Guillermo, fueron las ambiciones depredominio poltico del militarismo prusiano las que exi-gan una Alemania grande y econmicamente poderosa,porque sin una fuerte economa no puede ninguna nacinaspirar a hacerse duea del mundo. Esto es as aun en elcaso de que es?s ambiciones aparezcan como una conse-cuencia del desarrollo de la economa capitalista, pues estono contradice el hecho de que aquellas ambiciones pol-ticas del militarismo predominan en la direccin de lasociedad y supeditan todas sus fuerzas y sus destinoseconmicos a los propsifOs militaristas de sojuzgamientode otros pueblos. Y el nazismo no es, en esencia, sino el

    FUNDAMENTOS DEL SOCIALISMO 35

  • Pero qu juicio nos da esa concepClOn -se pregun-ta- acerca de la direccin del movimiento econmico ydel movimiento humano?

    "La concepcin materialista -deca en una conferencia decontroversia con Paul Lafargue-- nos presenta a la humanidadcomo un viajero que fuese arrastrado por el curso de un ro sincontribuir l a la marcha o al menos sin darse cuenta de suE'ireccin, y despertndose a intervalos para percatarse tan slode que el paisaje ha cambiado".

    31FUNDAMENTOS DEL SOCIALISMO

    teora del Socialismo, no fu ella ni la de un marxistaortodoxo ni la de un revisionista bernsteiniano. No acep-taba el "movimiento es todo y el fin es nada" de Berni-tein. El fin -deca- es el ideal que orienta nuestrospasos. Si lo perdemos de vista nos movemos sin saberhacia dnde vamos.

    y para l, saber hacia dnde dirige la humanidad suspasos era esencial a la conquista del progreso y a larealizacin consciente de la historia. Por eso, esforzn-dose en conciliar el materialismo econmico con el idea-lismo histrico, reclamaba de aqul un preconcepto ticosobre el sentido de la evolucin humana.

    "No basta decir que una forma de produccin sucede a otra.Tampoco basta decir que la esclavitud sucede a la antropofagia;que la servidumbre sucede a la esclavitud; que el salariadoa la servidumbre; y que el rgimen colectivista o comunista su-ceder al salariado; no, hay que definir. Hay evolucin o pro-greso? Y si hay progreso, cul es la idea decisiva y ltima porla cnal se rinden las diversas formas del desarrollo humano?y si se quiere descartar por demasiado metafsica esta ideadel progreso, por qu el movimiento de la historia ha sidoregulado de tal forma en tal forma, y ha serruido tal direcciny no tal otra?" '"

    Su respuesta es que la explicacin de esa marcha resideen que las fuerzas humanas impulsan a la historia en ladireccin constante de un ideal de justicia consistente enla finalidad de ir rectificando la contradiccin implcitaen todo sistema de produccin sin libertad y solidaridadhumana completas: la contradiccin de tratar como ins-trumentos inertes a los hombres. Este id~al se proyectaradesde el fondo de las edades y desde las profundidades de

    E1-1ILIO FRUGONI

    habra, por cierto, de entretenerse en esas fantasas. Co-rresponde al carcter cientfico de su doctrina expresarlos principios generales de la evolucin histrica, deacuerdo con los cuales la sociedad capitalista deber sersuplantada por el Socialismo; la propiedad capitalistapor la socializacin de los medios de produccin y decambio. Pero no es cosa de ella dibujar construccionesfuturas y predecir detalles de organizacin, que surgirnen los hechos como consecuencia de las circunstancias, enrelacin con nuevas causas y nuevas realidades, y quepodrn cuando mucho conjeturarse, ms no darse porseguros de antf'lmano.

    Eso no impidi que Jaurs juzgase posible estructuraren proyectos legislatvos todo un plan de socializacin ode implantacin del Socialismo en Francia. Su librocomienza as:

    "Con el estudio de los problemas referentes a la defensa na-cional y a la paz internacional doy comienzo a la exposicin delplan de organizacin socialista de Francia que voy a someteral Parlamento en frmulas legislativas".

    "Tambin tiene inters vital para la nacin que se desvanezcacualquier malentendido entre ella y el Socialismo. Un pas qneno pudiera contar en das de crisis en los cuales estuviese ex-puesta su propia vida con la adhesin nacional de la claseobrera, slo sera un guiapo miserable..............................................................

    "A medida que los ciudadanos se hacen ms personas, tienenpara con la patria mayores deberes, pero tambin la patriatiene mayores deberes para con ellos. Est obligada, aute todo,a no lanzarlos siu un motivo trascendental a conflictos quecomprometen su vida, ni sobre todo su conciencia. Si procedesinceramente .y no disfraza con pretextos de inters nacionalcombinaciones aborrecibles de codicia o de orgllo; si realmenteofrece al adversario con espritu leal una paz equitativa pormedio del arbitraje de la humanidad civilizada; si para defen-derse contra una agresin inj usta y mortfera, o contra preten-siones intolerables, llama para combatir a todos sus ciudadanoslibres, no habr un solo francs, no habr un solo proletario,que pueela resistirse a la sinceridad de tal llamamiento". (J.JAlJRS, El Ejrcito Nuevo, Edicin AguiJar, Madrid, pg. 13.)

    Con ese espritu huhiera encontrado a Jaures aquellaguerra que fu el funesto preludio de esta otra.

    En cuanto a su posicin doctri:f!aria en relacin con la

  • la naturaleza espiritual del hombre, sobre la realidad cam-biante del mundo.

    Esa tendencia de la humanidad a encontrarse a s mis-ma marchando en el sentido de atenuar, hasta suprimirla,esa contradiccin del empleo inhumano del hombre, sera,pues, una reaccin, una rebelda del instinto humanocontra el modo de explotacin del hombre. Y es as comola vocacin, ms o menos confusa de justicia, aparecerareferida, en cuanto impulso director del movimiento oidea moral orientadora, al modo social de produccin.

    Nosotros nos hemos ocupado ya de las ideas de Jauresal respecto ("Los fines ideales en la concepcin materia-lista de la Historia") y no cabe reproducir. aqu nuestrasconsideraciones. Lo que ahora interesaba era tan sloexponer someramente el pensamiento terico de Jaures,ya que se trata de dej ar estampados en el cuadro sipn-tico del Socialismo francs contemporneo, los rasgossalientes de la imagen espiritual del gran socialista.

    38 EMILIO FRUGONI CAPTULO xxx

    LAS FUERZAS SOCIALISTAS SE EXTIENDEN

    El Programa de Pars sirvi de modelo para la decla-racin de principios y programa de muchos partidos so-cialistas, especiahnente los de aquellos pases en que laInternacional haba logrado arraigarse. As en Blgica,donde el socialismo obrero surgi, tras las prdicas dePaepe, bajo la influencia de dicha Asociacin, que llega contar all hasta con ocho importantes secciones. Desapa-recida la Internacional, se formaron dos corrientes: la delos socialistas parlamentarios, que reclamaban el sufragiouniversal, y la de los anarquistas.

    Eran, en realidad, las dos tendencias que haban cho-cado en el seno de la Asociacin 1. de los Trabajadores,siguiendo, la una, las inspiraciones de Marx, y la otralas de Bakunin. Aunque las scciones belgas no habanquerido tomar parte en la querell,, decidiendo continuaren la Asociacin cuando Bakunin fu expulsado, pero sinaceptar su expulsin, las dos tendencias, perdido todopunto de contacto al disolverse aquel organismo, seenfrentaron con mayor encarnizamiento.

    La tendencia parlamentaria constituy el Partido Obre-ro Belga, que en los ltimos aos del siglo XIX y en loque va del siglo x..x, descontando, naturalmente, los de laocupacin de Blgica por los ejrcitos de Hitler, se desa-rroll con gran pujanza, figurando en sus filas persona-lidades de tanto relieve como el citado Paepe, el abnegadopionero; Hctor Denis, famoso economista; Amselee,dueo de gran prestigio como organizador; Emilio Van-dervelde, uno de los ms brillantes oradores y hombrespblicos del socialismo internacional, que form parte delgobierno de su pas en gabinetes de coalicin.

    En Austria el Socialismo haba llegado de Alemaniadesde el ao 1876. Por la propaganda de Bernard Beckerse fund el ao 1868 una seccin de la Internacional,

  • EMILIO i'BUCO!i'I

    cuyo rgano era el "Arbeitel Blatt". Reclam el suragiouniversal y congreg muchos miles de afiliados, organi-zando el ao 1879, para la apertura del Parlamento, enViena, un mitin al que concurrieron no menos de cienmil obreros. La burguesa se sinti temerosa ante esecrecimiento inusitado de las fuerzas socialistas. Comen-zaron las persecuciones. Con alternativas el socialismocontinu su' obra de organizacin y orientacin de lasmasas obreras. En su seno se desatan luchas de tendencia,semejantes a las que ocurran en otros pases. La unidadse realiz en el Congreso de Hainel el ao 1888, inicin-dose as una era de notables progresos de las fuerzas delPartido Socialista, que a raz de la guerra de 181418desempe en la Repblica Austraca un importantsimopapel, sobre todo en Viena, cuya administracin comunalejerci hasta que sobrevino la reaccin de Dolffus, contrala cual en vano lucharon heroicamente los socialistas ensu gloriosa resistencia revolucionaria, ahogada en sangrepor los caones de aquel gobernante que a su vez caeraultimado por el revlver de los agentes de Hitler.

    En Italia el movimiento 'obrero hizo su aparicin en1867 bajo los auspicios de la Asociacin Internacional,y traspuesta la etapa de las luchas entre marxistas ybakuninistas, separados ya por completo los anarquistas delos socialistas, surgen en el Socialismo corrientes diversasque se usionaron en el Congreso de Gnova de 1892,pero no desaparecieron las posiciones distintas que ibandesde el socialismo ms revolucionario al ms moderadoy desde el marxismo ms ortodoxo a las primeras mani-festaciones de lo que despus se llamar el SocialismoLiberal. Tambin all, como en Francia, como en Alemania, como en Austria, como en todas partes donde elSocialismo despliega sus banderas de lucha, altas figurasde propagandistas militan bajo las rojas enseas y losnombres de Andrea Costa, de Felipe Turati, de Treves,de Prampolini, de Ciccotti, de Antonio Labriola, de Edmundo D'Amicis, y ms recientemente de Mateotti, deRoselli, por no citar sino a los muertos, integran el elencode sus personalidades ms destacadas por el talento o por

    FUNDAMENTOS DEL SOCIALISMO

    el carcter o por la abnegacin. Algunas de ellas, como.Mateotti y los hermanos Rosselli, aureoladas por el mar-tirio.

    Durante la guerra de 191418, fu neutralista. La mayo-ra adopt el lema "ni ayudar ni obstaculizar el esfuerzo'blico"; no quera complicarse en una "guerra imperialis-ta" a la que Italia entraba con reivindicaciones territoriales sobre Trento y Trieste, que al pueblo obrero lodej aban indiferente. Al sobrevenir la revolucin bolchevique el Partido Italiano se divida en tres fracciones: lamoderada, encabezada por Turati; el Centro, cuyo liderera Serrati, y la extrema izquierda revolucionaria, a cuyofrente se hallaban Bordiga, Terraccini, etc. El Partidoadhiri a la Tercera Internacional y envi una delegacina Mosc. En el Congreso de Livorno, del ao 1921, se-batieron tres tendencias: la moderada o "reformista", lamaximalista y la comunista. Los comunistas derrotadosen la votacin, en que la mayora correspondi a losmaximalistas, constituyeron un partido aparte. Se retira-bandespus de haber mantenido junto con los maxima-listas a la numerosa fuerza parlamentaria del PartidoSocialista Italiano en una esterilidad suicida, atada porlas resoluciones negativas de los ltimos congresos en quepredominaba el criterio bolchevique del "todo o nada" yde la revolucin inmediata estilo ruso, y se ordenaba alos diputados limitarse a la crtica implacable y votar encontra de todos los Ministerios, que caan uno tras otro,faltos de base poltica mientras el fascismo, financiadopor los grandes industriales y terratenientes (a quienesla fracasada ocupacin de las fbricas y de las tierraspuso sobre aviso) tomaba cuerpo y creca en audacia.

    Casi en seguida se separaban, a su vez, una de otra,las otras dos tendencias. La de Turati, Modigliani, Treves,etctera, ormaba el Partido Socialista Unificado. Luego elfascismo disolva todos los partidos polticos. Y hoy,disipada la pesadilla de la grotesca tirana de Mussolini,el Socialismo y el Comunismo reaparecen como fuerzasde suma importancia en la direccin de la poltica italiana.

    Espaa tuvo tambin, desde los primeros das de la

  • servidumbre rural que predominaba en la economa delpas, y donde las condiciones polticas de la poca delzarismo ahogaban todo intento de concentracin entrelos trabajadores, recin surgen las asociaciones obrerasel ao 1875. La primera de ellas fu la Unin de Obrerosdel Sur, organizada en Odesa. Slo tuvo ocho o nuevemeses de vida, habiendo sido disuelta y dispersados susprincipales dirigentes por la persecucin del gobiernozarista. Tres aos despus apareci en ~etersburgo laUnin de los Obreros del Norte, con un programa dondese deca que los objetivos de la Asociacin eran anlogosa los de los partidos obreros social-demcratas de lospases occidentales, y que su meta era llevar a cabo larevolucin social para derribar el rgimen poltico yeco-nmico del estado existente (Historia del Partido Comu-nista de la U.R.S.S., Edic. Espaola, pg. 10).

    Pero antes ya se haban producido agitaciones obreras.La Unin del Norte intervino en las agitaciones ulterio-res y comenz a dirigirlas. Fu disuelta por las autorida-des. No por eso cesaron las huelgas, habindose registradoentre los aos 1881 y 1886 ms de cuarenta y ocho conun total de ochenta mil huelguistas.

    Hasta ese momento .la llama de la lucha revolucionariaentre las masas trabajadoras era mantenida por los "popu-listas". stos no crean en el desarrollo del capitalismo enRusia, no vean en la cl~se obrera urbana la vanguardiay el nervio de la lucha revolucionaria. Asignaban esepapel a los campesinos, a los cuales dirigan sus prdicas,creyendo que eran sus revueltas, como aquellas anterio-res a la abolicin de la servidumbre en 1861, las quehabran de poner trmino a la dominacin del zar y delos terratenientes. Intelectuales y estudiantes se vestande campesinos para mezclarse con stos y confraternizarcon ellos, a fin de atraerlos a sus ideas. Pero la tcticafracasaba en todas partes. Las campesinos no seguan aeiOS teorizadores que vistiendo ropa campesina se lanza-ban a confundirse en el campo cQn el pueblo (y de ah ladenominacin de "populistas") porque no los compren-lan ni los reconocan como de los suyos en realidad. La

    telrlla(CiC)Ilall, Slllbialllarite S()cl,:ill,ta. Y el socialismo conten el espritu de las multitudesadmirablemente abnegado de un

    ~15J,t:,,,,,,,,, en torno del cual se consti-so(~ialIsl;a que fu el factor decisivo para

    Repblica democrtica de 1931,trllbllja.do,re:,"-- y su espina dorsal, y eH

    toda una legin de intelectualesy eminentes hombr~s de accin.

    Italia, la IIlternacional haba sido llevadalos partidarios de Bakunin; y en Espaa haba encon-

    tambin esta tendencia un campo frtil en el tem-del pueblo, en las condiciones histricas del

    en la opresin econmica de las masas urbanas yenconadas contra los dueos de la tierra en

    permanente contra la gran propiedad fun-el latifundio de algunas regiones, que marcabalas formas ms injustas de las desigualdades so-

    ciales. El movimiento anrquico alcanz, como en Italia,notable desarrollo, sobre todo en Catalua, regin suma-mente fabril en cuyos campos existan resabios del feuda-lismo en el rgimen de la propiedad, y en Andaluca,tierra de los cortijos seoriales y de las dehesas lati-fundiarias.

    El Partido Comunista, que careca de fuerzas aprecia-bles, pues slo haba obtenido un solo diputado en lasCortes constituyentes de la Repblica, que los comunistascombatieron a su aparicin por ser democrtica, liberal,y no sovitica, creci en volumen e influencia al produ.cirse la guerra civil desatada por la traicin de los mili-tares reaccionarios. Esto fu debido sobre todo a la ayudaprestada por la U.R.S.S. a la Repblica en su luchadesesperada contra el ejrcito sublevado y la cnicaintervencin de las armas de Hitler y de Iussolini, aquienes la absurda y funesta poltica de "no intervencin"de las potencias democrticas dejaba con las manos libresmientras maniataba a la Repblica Espaola.

    En Rusia, donde el desarrollo del capitalismo indus-trial se haba visto entorpecido por el rgimen de la

    FUNDAMENTOS DEL SOCIALISMO 43

  • 45FUNDAMENTOS DEL SOCULISMO

    lucha por la emancipacin del proletariado", que se con-sagr a poner en contacto al movimiento ideolgicomarxista con las masas obreras, pasando a la agitacinpoltica de estas masas en vez de reducirse a la propagan-da del marxismo entre los obreros avanzados. Se produjoas la fusin del socialismo con el movimiento obrero,como dice la Historia citada. No se haba producido, sinembargo, la constitucin orgnica de un partido socia-lista ruso.

    Fu en 1898 cuando con algunas "uniones de lucha", lasde Petersburgo, Mosc, Kiev, etc., y el Bzmd,. que era launin general social demcrata juda, fundada en lasprovincias occidentales de Rusia, se celebr un primercongreso del Partido Obrero Social Demcrata de Rusia.Faltaba todava organizar realmente ese partido: dar-le un programa, dictar sus estatutos, constituir un cen-tro de direccin. Surgieron divergencias de criterio encuanto a la accin del proletariado. Los llamados "Eco-nomistas" sostenan, frente al marxismo, que el pro-letariado no deba agruparse en partido poltico .sino quedeba concretarse a la lucha econmica contra los patro-nes. Lenin combati esta tendencia y trasladado a Ginebrapara tratar de editar la "Iskra", s~ rgano de combate,en unin con el grupo "Emancipacin del Trabajo", fundall con Plejanov, Axerolt, Susolich, etc., la edicin ex-.tranjera de ese peridico.

    Los acontecimientos reclamaban la accin de una fuer-za obrera coherente y consciente de sus intereses propios.Era problema inaplazable organizar el partido socialista.Hubo nuevas ardientes controversias entre distintas opi-niones sobre la tctica y la accin. En la porfiada luchacontra los "economistas" la victoria dentro del partidocorrespondi a quienes sostenan que el proletariado debaactuar en el campo poltico. Luego surgi una divergen-cia, durante la elaboracin del proyecto del programa ysobre todo de los estatutos, en el seno mismo de la redac-cin del rgano, la "Iskra", que haba sostenido la ten-dencia triunfante. Se lleg al segundo Congreso delpartido en el que se aprob sin mayores dificultades el

    ElIILIO FRU-GONI44

    polica no tardaba en descubrirlos y en detenerlos. Sedecidieron, por ello, a luchar sin el pueblo contra elzarismo, y de ah la tctica del atentado poltico contralos zares y sus ministros, y del terror individual que seconoci con el nombre de "nihilismo".

    El Socialismo Cientfico opona a esa tctica estril sumtodo de' lucha de clases; su concepto sobre el papelhistrico del proletariado industrial como avanzada de larevolucin, su concepcin de un partido de clase en queobreros y campesinos tuviesen participacin a igual ttuloy fuese en sus manos la herramienta viva para una accin

    olucionaria de masas.teora de la lucha y de la organizacin proletariaenidapor el grupo "Emancipacin del Trabajo",, creado por Plejanov en Ginebra, adonde se'lado, y que desde all haca llegar su propaganda

    USla, Plejano:v escribi numerosos trabajos de expo-SICIn y explicacin del socialismo cientfico siguiendolas ideas de Marx ("El Socialismo y la lucha poltica","Contribucin al problema de la concepcin materialis-ta de la historia", "Las cuestiones fundamentales del Mar-xismo"). Refut en sustanciosos folletos al "populismo"y al "anarquismo". A su lado, desplegando junto con llas actividades del grupo "Emancipacin del Trabajo",estaban en Ginebra Susolich, Axerolt, etc. Ese grupo tra-dujo el Manifiesto Comunista, "Trabajo asalariado y ca-pital", de Marx; "Socialismo Utpico y Socialismo Cien-tfico", de Engels, etc. Ese grupo redact dos proyectosde programa de los social-demcrata rusos (en 1884 y1887).. Pero no haba logrado infundirse en el movimientoobrero. Todava hasta 1894 la social-democracia rusaestaba formada por pequeos grupos y crculos insufi-cientemente infiltrados en un movimiento obrero de ma-sas. Era an ms una teora que una prctica, una doc-trina que una accin. Lenin ha dicho que por ese entoncesla social-democracia atravesaba en Rusia por "un procesode desarrollo intrauterino". A Lenin le correspondi elao 1895, unificar en Petersburgo todos los crculos obre-ros marxistas (que eran unos veinte) en la "Unin de

  • 1912 en Praga. Desde entonces los bolcheviques se con-sideraron un partido marxista independiente.

    En Dinamarca la Internacional penetr poco despusGle la cada de la Comuna, en 1871. Su primer propagandista fu un preceptor catlico de Copenhague, Po, quehaba ido a Ginebra a afiliarse a la Internacional, y vueltoa su pas, form una seccin de la misma, public folletosy fund un diario, El Socialista. El desarrollo industrialde Copenhague di pie a un movimiento obrero impor-tante. Hubo huelgas en que los socialistas actuaban visi-blemente. El Gobierno prohibi la Internacional pero lossocialistas constituyeron la Asociacin Democrtica de losObreros, que tuvo en un trabajador manual, el ebanistaPihl, un hbil y activo conductor. La estructura bsicadel pas, con su economa principalmente agraria, a basede pequeas propiedades rurales, y las libertades pblicasde que goza, imprimieron al socialismo dans una fiso-noma de movimiento demcrata liberal, cuyo programade reivindicaciones obreras y reformas sociales lo vinculaa los trabajaqores de la ciudad y del campo en una formaque ha llegado a hacer de l un partido de mucha in-fluencia en la .vida nacional!.

    En Suecia y Noruega, donde la Asociacin Internacio-nal de los Trabajadores no logr mayores xitos, el So-cialismo se desarroll considerablemente despus de sudisolucin, habindose constitudo grandes partidos so-cialistas (en Suecia surgi el ao 1887 el Partido SocialDemcrata encabezada por Branting) adheridos a la Se-gunda Internacional, que dentro de las respectivas cons-tituciones de monarqua democrtica tienen el Gobiernoparlamentario en sus manos.

    En Suecia, sobre todo, donde la Social Democracia go-bierna, el desarrollo de las fuerzas socialistas durante laguerra es considerable.

    Un pas hay en Europa, que pese a su pequeez geogr-fica goza de una posicin privilegiada desde el punto devista de su participacin, como centro de irradiacionelO

    1 Despus de la guerra, en las primeras elecciones efectuada.,el comunismo registr un notable aumento de sus fuerzas.

    FRUGONI

    de programa auspiciado por la "Iskra", perose trab una contienda en torno de los estatutos

    y de la constitucin del Comit Central. as como de laredaccin del rgano oficial del Partido. La tendenciaque obtuvo fa mayora en la eleccin de los orD"anismoscentrales se denomin, por ello, desde entonces la de los"h 1h" d.o c eVIques , y a sus a versarios, por haber quedadoen minora, se les denomin "mencheviques".

    Desde ese momento toma estado de lucha abierta unadisparidad de criterios que habra de mantener en cons-

    rivalidad, dentro del partido, a esas dos fracciones,enc:abezada, la por Lenin y la segunda por Mar-

    Axerolt, y tambin por Trotsky, el cualdespus hacia el bolcheviquismo.

    Sel)araciin COllldlljO a la celebracin, en abril de 1905,uno en Londres, al que

    deJieg~:td()s bolcheviques, y otro en Ginebrareunier'on mencheviques. "Dos congresos,

    parti.dOE;", habra decir Lenin.Las de tcticas, de que hablaremos ms

    adelante, se acentan entre las dos fracciones. Cada frac-cin consider a la otra al margen del partido.

    Durante la huelga general poltica de octubre hicieronsu aparicin los Soviets, consej os de diputados obreros,delegados de todas las fbricas y empresas industrialesde cada localidad. Fueron creados por la iniciativa delas masas. Ellos jugaron papel importante en lainsu-rreccin de diciembre. Aplastada sta, se busc la unifi-cacin de las dos fracciones. En 1906 se llev a cabo eEEstocolmo el cuarto congreso del P.O.S.D.R., que se hallamado Congreso de Unificacin. Predominaron los men-ch~viques. La unificacin no se produjo de hecho. Anbasf~rcciones .continnaron manteniendo su organizacin pro-pIa. La lucha entre ellas recrudeci despus de dichoCongreso, Ella condujo, finalmente, a la separacin com-plet~ con la creacin del Partido Comunista (bolchevi-que) denominacin que se di la fraccin encabezada porLenin en un Congreso celebrado por ella al efecto el ao

    FUND.UIENTOS DEL SOCIALISMO 47

  • en Rumania, en Finlandia, pero no consideramos esencial a los fines de este libro detenernos en una reseade las vicisitudes del ideal y del movimiento socialista enesos pases, en algunos de los cuales, como en Checoslovaquia hallamos expresiones doctrinarias dignas de unestudio completo que aqu no podemos realizar.

    Tambin en Gran Bretaa -donde el movimientoobrero con una tradicin de casi un siglo, adelantndoseal de todos los pases del mundo por haberse iniciadol;ill la gran revolucin industrial capitalista y dondelas organizaciones gremiales conocieron en ciertas po.cas el contacto y la penetracin de ideologas como lade Roberto Owen -penetr el nuevo socialismo doctrinario que anim los cuadros de la Primera Internacionale inspir el Manifiesto Cci1b.unista y programas comolos de Ghota, de Pars y de Stuttgart.

    Fu su introductora la Federacin Social Demcrata(The Social Democratice Federation). Echaron las baoses de sta, el ao 1881, algunos intelectuales de la clasemedia, encabezados por Henry Mayer Hyndman. Era unperiodista radical que admiraba a Mazzini. l y suscolaboradores, entre los que figuraban el gran poeta William Morris, el no ,menos grande pintor y dibuj anteWalter Crane, y el popular periodista Edward Carpen.tier, procedan de la escuela positivista de John StuartMill,el economista liberal que desemboc en un socialismo presidido, como toda su obra de filsofo yeco-nomista, por la idea poltica de la libertad. Su partidocomenz por llamarse solamente Federacin Democrtica (Democratic Federation). Se haban propuesto, se-gn el mismo Hyndman se lo comunic a Marx, resucitarel Cartismo adaptndolo a las circunstancias del momento, y contaban con atraer a los clubes obreros radicales yliberales que dejaban sentir su influencia en las zonasfabriles. Comenz con un programa de los "remediosprcticos para las necesidades urgentes", que aceptaronde inmediato las asociaciones obreras. Sin embargo, laFederacin no lleg ser nunca un partido de masas.Casi todos sus dirigentes, empezando por Hyndman, se

    ms trascendentalesSuiza. Esa posicin se ha refle-

    respecta a la suerte del Socialismo.en que Weitling predicaba el

    terreno muy bien preparado para el so.cCi~llisjtrl(). MUlCh()s actores de la Revolucin de 1848 busca.

    en la hospitalidad de las libertades suizas. Senumerosas asociaciones, como la de los her

    manos alem~nes; llegaban agitadores como Bakunin yOutin, los italianos Rosetti y Ghalino; un amigo de Marx,Becker, fundaba la primera seccin de la Internacional.Se multiplicaron las secciones llegando a contarse unastreinta y dos. Desde Suiza la propaganda socialista irra.,{liaba hacia Austria, Italia, Espaa. En los cantones delengua francesa las secciones de la Asociacin constitu.

    la Federacin de la Suiza Romnica donde la luchaentre Marx y Bakuniri repercuti de inmediato. La secocin de Jura estuvo con Bakunin, la de Ginebra conMarx. De ah, la escisin en dos federaciones. En octu.bre de 1877 se reunieron las sociedades obreras de laSuiza Alen:ana, adoptando un programa de accin mode.rado, de sImples mej oras, sin pronunciamiento sobre elcolectivismo. Dos peridicos, el Tagwecht y el Felleirinexpresan las dos corrientes que rivalizan en el seno deese grupo obrero, el ms numeroso de Suiza una msradical o menos moderada que la otra. El SocialismoMarxista contina extendindose sobretodo en los can.tones franceses, mientras los bakuninistas del Jura procla.man los procedimientos de violencia terorrista contra lastestas coronadas y los reaccionarios. Poco a poco el mo.vimiento demcratasocial va ganando terreno y el Parti.do Socialista, formado con la fusin de los diversos "'TU'pos socialistas el ao 1888 sobreponindose a los re~tosde.! bakuninismo y a la accin de la democracia cristianay de los sindicatos obreros catlicos, asume importanciacom? fuerza poltica de innegable gravitacin en losdestmos de la Repblica Helvtica.

    Es tambin del ms vivo inters la historia del socia.lismo en Polonia, en Checoeslovaquia, en Yugoeslavia,

    F1Th"DAMENTOS DEL SOCULISMO 49

  • NOVENA PARTE

    EL PROBLEMA DE LAS INTERNACIONALESy la Federacin Democrticaun adjetivo a su ttulo, llamndose desde enton-

    Social Democrtica, apartndose de ella,constituir la Liga Socialista, algunos militantes

    entre los que sobresala William Morris, deanrquicas. La Federacin fu el primer par-

    tido que proclam el "Home rule" para Irlanda. Su pro-grama puede sintetizarse as: "Socializacin de los mediosde produccin, distribucin y cambio, bajo un estado de-m()cr'tiico y el inters de la comunidad entera, emancipa-

    del trabajo de la frula capitalista; igualdad econ-y social para ambos sexos".Estados Unidos, adonde como recordaremos se tras-

    Asociaci.n Internacional de los Trabajadores parapoco tiempo, el Socialismo no logr un

    a las proporciones del medio indus-comenzaba a perfilarse como un competidor

    in(jw;triialilSIIIO europeo. Se formaron, eso s, impor-tantes organizaciones gremiales, pero que por lo generalquedaban al margen de las orientaciones doctrinarias detransformacin social. Ms adelante volveremos a ocupar-nos del socialismo en esa nacin.

  • CAPTULO :x::LTI

    LA INTERNACIONAL DE PARTIDOS

    Lleg el momento en que se consider convenientecrear un organismo de contacto y coordinacin interna.cional entre todas esas fuerzas polticas que perseguaniguales fines y adoptaban mtodos de lucha anlogossobre la base de principios doctrinarios afines o semejan.tes. En Alemania, en Francia, en Gran Bretaa, en Aus.tria, en los Pases Escandinavos, en Rusia, en Italia, enEspaa, en Blgica, en Holanda, en Suiza, en la EuropaCentral, los Partidos socialistas haban tomado ya consi.derable incremento o se hallaban en tren de abrirse pasocon xito entre las dificultades del momento histricoen su respectivo medio nacional.

    Esos partidos socialistas, aunque representaban unamisma causa, no actuaban por cierto con un acuerdo de'programas. Los socialistas de Alemania, Austria y Blgica, eran marxistas; lo eran tambin algunos grupos so.cialistas de otros pases, segn hemos visto. Pero losFabianos de Inglaterra, los Posibilistas de Francia y va.rios otros grupos socialistas de otras partes fundaban suaccin en filosofas y doctrinas que no procedan de Marx.

    Haba diferencias de mtodos de accin y de tcticade lucha. Entre esos grupos y partidos haba desde losque todo lo esperaban: de una revolucin social, que ven-dra en un futuro no lej ano, y slo participaban en lapoltica considerndola sobre todo como un medio depropaganda y de agitacin, hasta los que, por el contrario,solamente se interesaban en conseguir un mej oramientogradual de la vida de los trabajadores y de las condicio-nes del trabajo para lo cual se esforzaban en ganar influen-cia poltica en los parlamentos, en los municipios y enlos gobiernos electivos. Haba entre esos dos extremos, laposicin intermedia de qujenes, sin descartar en absolutola ocasin o la necesidad de levantamientos revoluciona-rios decisivos en el momento histrico apropiado, hacan

  • 55FUNDAMENTOS DEL SOCIALISMO

    En los posteriores Congresos de Bruselas, en 1891, y deZurich, en 1893, se fij el carcter permanente y univer-sal del da 19 de mayo. En el Congreso de Londres de1896 se produjo la demarcacin neta entre socialismodemcrata y anarquismo. Los socialistas polticos no po-dan convivir en una organizacin con los anarquistas,sobre todo al desarrollarse la tctica de los atentados te-rrristas, que aq~ellos condenaban como formas de accinbrutales y contraproducentes. Quedaron excludos all losanarquistas y antiparlamentarios, y se declar que slose admitira la incorporacin de partidos polticos socia-listas y de tradeuniones o sindicatos obreros no reidoscon el socialismo demcrata. Se design a continuacinun Comit para preparar las bases de una organizacinpermanente.

    En los Congresos sucesivos se trat de armonizar, enlo posible, diversas corrientes que surgan como efecto delas distintas condiciones histricas en que se hallaban,desde el punto de vista de su desarrollo econmico y desus costumbres e instituciones polticas, los pases allrepresentados. En casi todas partes la prinIera tarea quetenan que afrontar los socialistas fu como dice LewisLorwin: "la de establecer el sufragio universal, la liber-tad de expresin, de reunin y de asociacin, la intro-duccin de las dietas parlamentarias, la educacin pblicalibre y laica. Adems los partidos social demcratas eranrequeridos para que ayudasen al pueblo a mej orar suscondiciones de vida y de trabajo y patrocinar las leyesde proteccin obrera, de seguro social, de reformas detarifas de aduana y un sistema de impuestos ms popular".

    Por eso la Socialdemocracia alemana agregaba al pro-grama de Erfurt un larga lista de "exigencias inmedia-tas", ejemplo que siguieron los partidos socialistas detodas partes.

    de diciembre de 1888, efectuado en San Luis, Misour, se adopta esta fecha para la manifestacin internacional.

    "Los trabajadores de todos los pases harn esta manifestacinen las condiciones que les imponga la situacin de los respectivospases".

    Ei;IILIO FRtIGONI

    L..-\ LlI1TERNACIONAL SOCIAUSTA.

    En Pars el ao 1886, se celebr un Congreso para lacoordinaci~ de todos los partidos social-demcratas delmundo. La cuestin ms importante de las tratadas poreste Congreso fu la relacionada con la legislacin obrerainternacional. No faltaron quienes argumentaran que laleO"islacin obrera era incompatible con el socialismo revo-

    to C ., rmelucionario, pero el ongreso se pronuncIO por eno.,mayora en favor de las leyes del traba)o .Y recomen~o alos partidos y a las tradeuniones y aSOCIaCIOnes gremIalesapoyar la iniciativa del gobierno suizo, que aca?a~a deinvitar a los gobiernos europeos a una co~fere~.cIa mter-nacional para tratar el probler:ra de un~ legIslacIOn ?breraque comprendiese a los princIpales paIses del con~lll.ente.Se aprob tambin una resolucin sobre el mOVllmentopro-jornada de 8 horas que haba ::esuelto llevar ~ ~abola Federacin Americana del Trabajo de Estados Umdos,la cual no estuvo representada pero envi un saludo y llamaba la atencin del Congreso sobre su campaa prodicha jornada, que se iniciara el 2 de .m.~yo de 1890..Pormocin del gremialista Lavigne, se decIdIO recoger la Ideade la Federacin Americana y realizar el 19 de mayo unamanifestacin obrera intern~cional reclamando la j oronada de 8 horas. La mocin votada deca lo siguiente:

    "Teniendo en cuenta que la American Federation of Labourha dispuesto una manifestacin pro-jornada de 8 horas para elda 19 de mayo de 1890, segn lo acordado en su Congreso

    de la actuacin parlamentaria y comunal no slo unmedio de propaganda sino una accin legislativa, admi-nistrativa y poltica, en beneficio inmediato del pueblotrabajador.

    Pero mientras esas tendencias del socialismo parlamen-tario rivalizaban y luchaban entre s, deban manteneruna lucha permanente contra los anarquistas, por un lado,y contra el obrerismo antipoltico y el tradeunionismo dederecha, por otro.

    54

  • "Considerando: Que los Congresos Internacionales estn des-tinados a ser el Parlamento de la clase proletaria y tienen

    57FUNDAMENTOS DEL SocaLISMo

    inters en tomar medidas que guen al proletariado en su luchade emancipacin.

    "Se resuelve: Formar un Comit permanente internacional, conun delegado por cada pas y con fondos n,"cesarios a su dis-posicin. Este Comit fijar el programa del siguiente Con-greso y. pedir informes a cada nacin adherente. El Comitelegir un Secretario General estipendiado".

    Al celebrarse el Congreso de Amsterdam (1904) laSegunda Internacional entraba en su perodo de mayorprestigio e influencia. Se reunieron en l cuatrocientoscuarenta y cuatro delegados. Era "el ms grande y cohe-rente de los movimientos socialistas internacionales cono-cidos" (DEM, pg. 69). Hasta el Japn tena all el re-presentante de un partido socialista. La Segunda Inter-nacional, en el auge de su predominio intelectual sobreel espritu de las masas obreras organizadas, logr u~ificar, en 1905, los grupos socialistas franceses en las fIlasdel Partido Socialista Unificado de Francia. Dos aosdespus, un Congreso celebrado en Stuttgart reuna ocho-cientos ochenta y seis delegados; y el de 1910 en Copenha-rrue conrrrerraba ochocientos noventa y seis. con veintisis'" "" .nacionalidades representadas.

    "Ms que grupo alguno' conocido hasta la fecha --ex-presa el autor citado-.ellos eran el ejemplo de la menta-lidad internacional que se desarrollaba en el mundo, men-sajera de un internacionalismo amplio que pretendacambiar las relaciones entre los pueblos y las naciones".

    Muchos fueron los problemas que se planfearon a lanueva Internacional en el campo de las vicisitudes hist-ricas de la clase obrera y de las relaciones de los pueblosentre s. No siempre encontr ante ellos y para ellosposiciones inobjetables. La propia composicin del organismo y la diversidad de matices y an de colores en eltemperamento de las diversas organizaciones socialistasque lo integraban, no permita, en muchos casos, sinodeclaraciones transaccionales, que suelen ser vagas. As,por ejemplo, ante el problema que planteaban en variasregiones del continente europeo las r~c1amaciones de laspequeas nacionalidades frente a las grandes agrupacio-nes polticas. Lo mismo puede decirse del problema de la

    EMILIO FRUGONI

    De esta situacin, aade ese autor, se deriv un dobleconflicto.

    En los Conrrresos de Pars en 1900 y de Amsterdam. "

    en 1904 qued constituda una organizacin permane~-te. En el primero se estableci que slo podan ser admI-tidos en los Congresos Socialistas los partidos que acep-tan "los principios fundamentales del Socialismo", o sea,"la socializacin de los medios de produccin, la orga-nizacin internacional de los trabajadores y la conquistadel poder poltico por el proletariado organizado en par-tido poltico de clase". Se permiti la adhesin de lasasociaciones gremiales, trade-unions o sindicatos obreros,que aunque mantenindose fuera de la accin poltica,actuasen con el mtodo de la lucha de clases y reconocie-ran "la necesidad de la accin por medio de la legislaciny el parlamentarismo".

    Se fund el Bur Socialista Internacional, dirigidopor un Consej o formado por un ~elegado de cada ~a;'tido dherente al Congreso InternaCIOnal y que se reulllnacuatro veces al ao. En los intervalos la direccin quedabaconfiada al Comit Ejecutivo del Partido Obrero Socia-lista Belga, pues las oficinas quedaban instaladas en Bru-selas. La resolucin que creaba esta oficina internacionalsocialista deca:

    "Por un lado la "revolucin" abrigaba el temor de que lastcticas parlamentarias relegaran la revolucin integral al se-gundo trmino. Por otro lado los moderados comenzaron a dudarde la imperiosa necesidad del "fin revolucionario" y a exigir elabandono del antiguo pensamiento revolucionario para consa-grar su atencin a las necesidades de reforma, en la esperanzade que as pronto se evolucionara hacia !fna socied~d .s~cialista.Entre unos y otros, los marxist~s manteman sus p.n?ClpIOS pro-clamando que las reformas podnan reforzar las pOSICIOnes de lostrabajadores, que los partidos socialis~as crecan rpidamente yque tan pronto como tuvieran. m~yona e~ los p~~lamentos t?-maran el !!:obierno y reorgamzanan la vida polmca y econo-mica sobre bases netamente socialistas". (Obra cit., pgs. 62 y 63,tomo 1.)

    56

  • LA INTERNACIONAL COMUNISTA

    59FUNDAMENTOS DEL SOCIAUSMO

    El relativo xito de esa conferencia preocup a losbolcheviques, que en octubre de 1917 se haban adueado

    poder echando abajo el Gobierno provisional surgido

    de la defensa de su territorio invadido por los ejrcitosalemanes y austracos, los bolcheviques eran contrarios a.la intervencin en la guerra imperialista bajo las bande-ras del Zarismo. En Austria, donde hubo un destacadolder demcrata social, Federico Adler, que atent contraun Primer Ministro, la oposicin socialista a la guerraera considera~le. En Alemania misma, la posicin adop.tada por la mayora no fu compartida por un grupo dedirigentes tan destacados como Carlos Kautsky, EduardoBernstein, Hugo Haase, Arturo Krispien, Jorge Lede-bourg, etc., que formaban el "centro", y otro grupo detendencia ms radical encabezado por Carlos Liebneckt,Franz Mehring, Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo, queformaban la "izquierda", luego denominada la "Internacional".

    Durante la guerra se intent volver a la vida a laSegunda Int~rnacional sobre la base de una campaa pa-cifista. La Conferencia reunida en setiembre de 1915 enZimmerwald para reclamar la paz, design un ComitInternacional Socialista, que deba cooperar con el Bu-r de la Segunda Internacional en una accin paraponer fin a la guerra. Lenin, que era uno de los delega-dos, quera que se plantasen all las bases de una nuevaInternacional, que fuese enterradora de la Segunda.

    La guerra continu manteniendo dislocadas las seccio-nes de esa Internacional y separados en varias tendenciasopuestas a los socialistas.

    Se lleg as al fin de la contienda, y en los comienzo;;del ao 1919 el Partido Laborista y el Partido SocialistaFrancs consiguieron tras muchos empeos reunir en Ber-na una conferencia a la que asistieron 87 delegados de26 pases. Se dej all constituda una Comisin cuyocometido era reconstruir la Internacional.

    EMILIO FRUCONI

    colonizacin y de las migraciones, pues al par que seesforzaba en reconciliar a los pases de emigracin con losde inmigracin, o a los pases exportadores con los im-portadores, no se mostraba bastante enrgica contra pol-ticas coloniales a base de distingos entre extranjeros ynativos.

    Ninguna de esas cuestiones habr de compararse, sinemba~go, por la magnitud de sus proyecciones sobre lasuerte del organismo socialista internacional, con la quese refiere a la conducta de los partidos socialistas en cadapas ante el estallido de una guerra.

    El socialismo, impotente para impedir la conflagracineuropea en una era histrica en la cual el capitalismoy el militarismo imperialista haban venido acumulandolos factores que la preparaban y la hacan inevitable, serasu primera gran vctima, y la Segunda Internacion1\l, en

  • algunos meses antes en el levantamiento popular que dierapor tierra con el zarismo, y que no deseaban la resurrec-cin de la Segunda Internacional, pues queran, en cam-bio, una Internacional nueva. Alentados por las noticiasde las revueltas en casi todo el continente crean los bol-cheviques que una revolucin se extendera por la EuropaCentral y llegara a invadir los pases aliados. Afrontan-do en su territorio una guerra desesperada contra losejrcitos de Kolchak, atrincherado en Omak, y de Skoro-padski, que se haba adueado de Ukrania, ansiabanardientemente la revolucin europea que les traera la

    -I1ll1ediata seguridad del triunfo.Para contrarrestar la Conferencia de Berna organizaron

    rpidamente una Conferencia en Mosc con el fin defundar la Internacional Comunista. Se reunieron repre-sentantes de las organizaciones de "izquierda revolucio-naria" de 24 pases; pero delegados con pleno derecho avoto slo haba de 19 pases. Esta Conferencia se procla-m una ampliacin y continuacin de la de Zimmerwald,y dando por disuelta la Comisin designada en sta, cons-tituy la Tercera Internacional o Internacional Comunista.

    Un "manifiesto" al proletariado de todos los pasesexpona las causas y los fines de esta nueva Internacional.La guerra imperialista -afirmaba el Manifiesto~ quehaba lanzado unas naciones contra otras se estaba con-virtiendo en una guerra civil que en todos los pases agru-paba clases contra clases. La burguesa estaba asistiendoa su bancarrota, como efecto de la devastacin de que eraculpable y por su propia incapacidad para organizar laproduccin. No haba ms que una salida del caos pol-tico, econmico y social ocasionado por la guerra: latoma del poder por el proletariado para implantar el So-cialismo. Preconizaba el levantamiento de las masas obre-ras organizadas con el fin de desarmar a la burguesa,constituir consej os de obreros y campesinos, instaurar elGobierno de los Soviets, organizar ejrcitos rojos para sudefensa y establecer la dictadura del proletariado, talcomo lo haban hecho en Rusia los bolcheviques o "co-munistas", que eran, segn el manifiesto, los nicos fieles

    61FUNDAMENTOS DEL SOCIAUSMO

    ej ecutores del Manifiesto Comunista de Marx y Engels.Ese documento atacaba duramente a los que llamaba "so-cial patriotas" de la derecha socialista y a los socialistasdel centro, que juzgaba irresolutos. El Segundo Congresode la Tercera Internacional, celebrado el ao 1920, contcon delegados de 37 pases, entre los cuales algunos com-ponentes del Partido Independiente Alemn y del La-borismo Independiente Britnico y de organizacionesgremiales revolucionarias como la I. W. W. (IndustrialWerker of the World) de Estados Unido; de Amrica,los delegados de los sindicatos revolucionarios de Fran-cia, de Italia, de Espaa y de Alemania. Muchos de esosdelegados no representaban tendencias comunistas, peroestaban interesados en encontrar puntos de coincidenciapara luchar juntos por la revolucin a corto plazo. Sinembargo ese Congreso adopt las "21 Condiciones" (la-se la nota del t. 1, pg. 22), que abran un abismo entrela naciente organizacin y no pocos de los grupos allrepresentados. Esas condiciones obligaban a los partidosque .quisieran adherirse a prescindir de los reformistas yde todos aquellos lderes que no hubiesen seguido unalnea de rgida intransigencia revolucionaria en su tra-yectoria poltica, restablecan la tctica del clandestinis-mo y la ilegalidad, dando por sentado que ya el mundohaba entrado en la era de. las convulsiones revoluciona-rias, y preconizaban utilizar el parlamento democrticoslo co~o medio de propaganda y de agitacin, tendiendoa destrUIrlo desde adentro.

    Dos meses despus los socialistas independientes ale-manes celebraban un Congreso en Halle, para tratar suafiliacin a la Tercera Internacional. El Congreso noacept las 21 condiciones y los partidarios de su acep-tacin lisa y llana (no poda ser sino as) se retiraron.El ao siguiente, el de 1921, la posicin del Centro e iz-quierda socialistas se volvi ms firme contra la TerceraInternacional. Los procedimientos dictatoriales de los di-rigentes de sta, que tanto desilusionaron a muchos adhe-rentes entusiastas de la primera hora, como a varios de-

    del Partido Socialista Italiano, especialmente a

    EMILIO FRUC;ONI60

  • Mara Anglica Balabanoff (autora de un interesante li-bro de memorias) no eran los ms indicados para con-quistar el espritu de partidos que no se resignaban alpapel de simples instrumentos autmatas. En 1921 sellev a cabo en Viena un Congreso al que concurrieron80 delegados en representacin del centro e izquierda departidos y grupos socialistas de 13 pases. All se cons-tituy la Unin Obrera Internacional de los Partidos So-cialistas, a la que luego se conoci con el nombre deUnin de Viena par distinguirla de la Segunda Interna-cional con sede en Londres y de la Tercera con sede enMosc, siendo adems motejada de "Internacional Dos yMedio", por ocupar un sitio intermedio entre la Se-gunda y la Tercera. Ella no pretenda ser la Internacional.sino que slo aspiraba a preparar el terreno para unaInternacional futura. Responda a una posicin del So,cialismo militante menos moderada que el legalismo evo-lucionista de la derecha, pero sin incurrir "en la imita-cin mecnica de los mtodos de los revolucionariosobreros y campesinos rusos" ni aceptar "la dictadura delproletariado" que la Internacional Comunista preconizaba.

    Finalmente esta Unin y la Segunda Internacionalconsiguieron ponerse de acuerdo para celebrar un Con-greso de fusin que se llev a cabo en Hamburgo, enmayo de 1923, al cual asistieron 400 delegados en representacin de casi 7 millones de miembros de las organi-zaciones adheridas a una u otra central socialista. Losprogresos del fascismo en Italia y del nazismo en Ale-mania fueron factores externos que influyeron decisiva-mente en la fusin de esos dos organismos; y qued asconstituda la nueva Internacional Socialista Obrera,frente a la ola creciente de la reaccin en aquellos dospases de Europa y a la Internacional Comunista, quefu decreciendo y desgastndose en complej as y equvo-cas maniobras tendientes a minarle el terreno o a coparsus componentes, hasta que en agosto de 1943, cuandd laU.R.S.S. luchaba para arrojar de su territorio a los ejr-citos alemanes con la ayuda de las grandes poten~ias

    63FUNDAMENTOS DEL SOCIALISMO

    democrticas, fu disuelta por un decreto del Presidiumdel Commintern.

    Se pudo decir ante este hecho, para muchos inespera-do, aunque haba sido precedido por la disolucin, al"gn tiempo antes, de la Sindical Roja (el departament()gremialista de la Tercera Internacional) que ese decretoslo vino a matar un cadver, pues nada representaba yaesa Internacional para el proletariado comunista del mun-do, que reciba sus consignas por intermedio de los par-tidos polticos del Comunismo, y para la suerte de laU'!1'S,S, y del Comunismo Sovitico en Rusia, a la quemas que provechos reportaba inconvenientes la existen-cia de dicha organizacin.

    Haba sido un elemento de discordia y desunin delproletariadg mundial, que prepar el terreno para lareaccin fascista por doble manera: dividiendo las fuer-zas obreras con su escisionismo rabioso y su tctica de"todo o nada" y sembrando en las masas populares, almenos durante los primeros aos de su prdica, un torpemenosprecio y un grosero escepticismo por las formasYiprogresos de la .. democracia poltica, sirviendo de eseIll()docon.la mayor eficacia a los planes de dominacinde fascistas y nazis.

    Yluego, en las primera& etapas de. la guerra actual,su derrumbe moral haba sido completo al colocarse enactitud de neut:r:alismo activo ante los dos bandos enlucha, prestando as al nazifascismo durante casi dosaos servicios invalorables con su propaganda antigue-rrera entre los obreros -con la que contribuy a preci-pitar la cada militar de Francia- y los Congresos pro-paz organizados hasta en Londres cuando ms arreciabael bombardeo de los aviones alemanes sobre Inglaterra.Porque sin entrar a discutir las razones que la U.R.S.S.haya podido tener para celebrar con Hitler el pacto denelltralidad amistosa (ya que un pas siempre tiene mo-tivos plausibles para permanecer al margen de una gue-rra), lo que no se puede explicar benvolamente es que

    Internacional haya debido prodigarse en una pro-pa;arlda insistente y porfiada de alej amiento de las masas

    EMILIO FRUGONI62

  • trabajadoras y populares de toda actitud de colabora-cin con el esfuerzo blico y hasta de simple beligeran-cia espiritual, que de haber alcanzado xito en los pasesdemocrticos -los nicos donde, como es natural, serealizaba- hubiera decretado la derrota de Inglaterra enel curso de esos dos primeros aos y por consiguiente eltriunfo completo del nazismo. En su contacto con el espritu de las masas obreras de casi tods los pases civilizados a travs de sus secciones polticas, los partidoscomunista