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Genocidio armenio: 99 años de injusticia

Cuadernos Rebeldes. Número 1. Abril 2014.

Luciano Andrés Valencia, Gabriel Sivinian y Antonio Cuesta

Esta obra está bajo una licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0

Fotografía de portada: World Without Genocide

Sobre los autores

Luciano Andrés Valencia es escritor. Autor de La Transformación Interrumpida (2009) y Páginas socialistas (2013), además de numerosos artículos en medios alternativos y páginas de internet.

Otros artículos del autor

“El Genocidio Armenio: del silencio a la lucha por el reconocimiento”

http://www.semanario-alternativas.info/archivos/2012/5%20mayo/216/PORTADA/paginas%20portada/Articulos/GENOCIDIO_ARMENIO.html

“Las masacres hamidianas: el primer genocidio armenio (1894/1896)”

http://abogadosencooperativa.blogspot.com.ar/2013/04/las-masacres-hamidianas-el-primer.html

Gabriel Sivinian es docente de la Cátedra de Estudios Palestinos "Edward W. Said", de la Universidad de Buenos Aires.

Antonio Cuesta es autor de Negociación política en Euskalherria, el camino hacia la paz (1997), Guatemala, la utopía de la justicia (2001), y corresponsal en Grecia de la agencia Prensa Latina. Con anterioridad lo fue en Turquía y Túnez.

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Las masacres de Adana: la etapa previa al genocidioarmenio

Luciano Andrés Valencia

Barrio armenio devastado durante las masacres de 1909

La denominada “doble masacre de Adana” de 1909 forma parte de un procesohistórico de persecuciones y discriminación contra el pueblo armenio. Junto con las“masacres hamidianas” de 1894/1896, en las que el Sultan Abdul Hamid II fueresponsable del asesinato de 300 mil armenios por parte del Ejército Otomano,bandas civiles y paramilitares kurdos 1, constituyen matanzas previas a modo depruebas experimentales –como las denomina Rita Kuyumciyan- para el GenocidioArmenio de 1915-1923 en el que fueron brutalmente asesinadas mas de un millóny medio de personas 2.

Para explicar el proceso que llevó al genocidio debemos situarnos históricamente. Elpueblo armenio es originario de la Península de Anatolia, habitando desde laantigüedad en las laderas del Monte Ararat. Por su parte, el pueblo turco esoriginario del Turan, en Asia Central, desde donde comenzaron a expandirseconquistando Asia Menor en el siglo XI y el Imperio Romano de Oriente en 1453con la caída de Constantinopla. El Imperio Otomano siempre estuvo obsesionadopor su competencia con las potencias europeas, lo que se exacerbó en el siglo XIXdebido a pérdidas territoriales, como la ocurrida durante la Independencia de Grecia(1821- 1830). Hacia fines del siglo la doctrina del Otomanismo, que proponía una“nueva nacionalidad” fundada en la fusión entre los pueblos cristianos (eslavos,griegos, asirios, armenios) y musulmanes (turcos, kurdos, árabes) que componíanel Imperio, fue desplazada por el Panturquismo o Panturanismo, que proponía la

1 Sobre este tema se puede consultar mi artículo: Valencia, Luciano Andrés; “Las masacres hamidianas: el primer genocidio armenio (1894- 1896)”, en: Semanario Alternativas, Montevideo, N° 262, 12 de abril de 2013.

2 Valencia, Luciano Andrés; “El genocidio armenio: del silencio a la lucha por el reconocimiento”, en: Semanario Alternativas, N° 216, Montevideo, 4 de mayo de 2012.

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unión de todos los turcos desde el Bósforo hasta China eliminando a pueblos comoel armenio que representaban un obstáculo a este objetivo. Pero el régimencorrupto y débil de Abdul Hamid era incapaz de ejecutar este programa 3.

En 1908 los “Jóvenes Turcos”, un grupo de oficiales y estudiantes nucleados en elComité Unión y Progreso o Ittihad, llevaron adelante una revolución incruenta quederrocó a Abdul Hamid y restauró la Constitución y el Parlamento disueltos en1876. Los partidos políticos armenios adhirieron en un primer momento a laideología liberal y emancipadora que proponían los Jóvenes Turcos, llegando inclusoun armenio a ocupar un cargo en el nuevo gobierno.

Pero rápidamente los Jóvenes Turcos traicionaron estos principios e iniciaron unapolítica de turquificación que imponía una nueva identidad nacional turca a todoslos que vivieran dentro de las fronteras del Imperio Otomano. Esto no solo alcanzóa pueblos cristianos como los armenios o los griegos, sino también a súbditosmusulmanes como los árabes de Palestina, prohibiendo toda asociación quepromoviera la autonomía e independencia árabe 4. Esto demuestra que la masacrede armenios nunca estuvo motivada por cuestiones religiosas, sino por cuestionesgeopolíticas de un Imperio que buscaba la homogeneización como parte de susplanes expansionistas.

A un año de hacerse con el poder, los Jóvenes Turcos impulsaron en el Parlamentouna serie de medidas liberalizadoras que no trajeron mejoras a las minorías,llevando a levantamientos en los Balcanes (Macedonia, Albania) y en el sur de laPenínsula Arábiga (Yemen). Los armenios se mantuvieron al margen de lasrebeliones ya que confiaban en obtener mejoras dentro de los órganos de gobiernodel Imperio. Muchos de estos levantamientos resultaron exitosos, lo que redundóen nuevas pérdidas territoriales para el Imperio.

Como consecuencia del descontento que produjo esta situación el 31 de marzo de1909 un grupo de fundamentalistas islámicos y seguidores de Abdul Hamidiniciaron un movimiento contrarrevolucionario que tomó brevementeConstantinopla, la capital del Imperio, y que fue derrotado el 13 de abril por el IIIEjército Otomano movilizado desde Salónica. Vahakn Dadrian sostiene que lacontrarrevolución fue desencadenada por la falta de interés de las autoridades endetener a los asesinos de un editor periodístico opositor a los Jóvenes Turcos. Apartir de entonces comenzaron a sucederse crímenes similares y el gobiernorevolucionario adoptó medidas cada vez más represivas 5.

A diferencia de la contrarrevolución que sacudió la capital del Imperio, en laprovincia de Cilicia los armenios comenzaron a manifestarse en apoyo de losprincipios de libertad constitucional pregonados por los Jóvenes Turcos. Por estemotivo eran vistos con desconfianza por muchos turcos que aún se manteníanleales a Abdul Hamid o por funcionarios del nuevo gobierno que veían peligrar suscarreras ante el ascenso de los antiguos rayas o súbditos infieles. Hay que recordarque la ciudad de Adana –la mas importante de la provincia- había escapado de lasmasacres hamidianas y la población armenia gozaba de una relativa prosperidad.

Esta nueva etapa del genocidio tuvo dos momentos, por lo que fue llamada “ladoble masacre de Adana”, y fue organizada en secreto con la cooperación defuncionarios del gobierno y autoridades militares que hicieron un amplio uso delarmamento estatal. También participaron de la misma bandas kurdas, circasianas,afganas, turcomanas y chechenas, y se liberaron presos comunes a los que se lesproveyó de fusiles mauser del Ejército.

3 Mutafian, Claude; El genocidio de los armenios, Buenos Aires, Akian, Consejo de las Organizaciones Armenias de Francia, 2008, p. 6.

4 Pappe, Illan; Historia de la palestina moderna: un territorio, dos pueblos, Madrid, AKAL, 2007, p. 92.

5 Dadrian, Vahakn; Historia del genocidio armenio: conflictos étnicos de los Balcanes a Anatolia y el Caucaso, Buenos Aires, Imago Mundi, 2008, pp. 175- 177.

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El primer momento ocurrió entre el 1° y el 14 de abril. Ante la renuncia delcomandante de gendarmería turco Kadri Bey se designó como jefe de las fuerzasagresoras a Zor Alí, ex comisionado de policía de Adana que había sido separado desu cargo por los abusos cometidos cuando estaba a cargo de la fuerza. Éste lanzóun ataque contra barrios y comercios armenios que resultaron en fracaso porque,anticipándose a los hechos, muchos jóvenes habían acumulado armamento ymontado autodefensas que no solo lograron repeler a los agresores durante variosdías sino también infligirles grandes pérdidas. No obstante, las autodefensascometieron el error de entregar las armas luego de un armisticio mediado por elcónsul británico de la vecina ciudad de Mersin, el mayor Doughtly Wylie, sin contarcon que el Ejército Otomano se estaba movilizando para restaurar “la paz y elorden”.

Mapa de la ciudad de Adana con los barrios armenios y el lugar donde se montaronlas autodefensas

Habiendo sido desarmadas, las autodefensas no pudieron resistir al segundomomento de la masacre que se llevó a cabo entre el 15 y el 30 de abril. Eljustificativo fue la supuesta muerte de un turco a manos de armenios que no fuerondetenidos, lo que generó ataques a los barrios armenios y cristianos, en los quetambién murieron al menos tres griegos y varios misioneros europeos yestadounidenses. Días después medios extranjeros publicaron que en realidad elcrimen que provocó las masacres fue el resultado de una pelea entre dos turcos poruna mujer 6, pero la masacre ya se había desencadenado y durante el primer díahabrían muerto entre 70 y 400 personas de la comunidad armenia.

Las tropas turcas recién llegadas a las ciudades de Adana y Mersin, enfurecidas porlas bajas sufridas durante la resistencia armenia, descargaron su ira contra una

6 Citado por el diario argentino La Nación, 20-04-1909, en: Boulgourdjian, Nelida; El genocidio armenio en la prensa argentina, tomo II: 1901- 1915, Buenos Aires, Unión Armenia de Beneficencia, 2005, p. 205.

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población indefensa y mayormente desarmada –solo quedaban pocos hombres quehabían conservado sus armas-. Los testimonios, principalmente de misioneros odiplomáticos extranjeros, cuentan que se mataba a cuchillazos a hombres, mujeresy niños, que se quemaban vivas a las personas dentro de sus casas o se mutilabanlos miembros antes de darles el tiro de gracia. Cuerpos de bomberos participaronutilizando las bombas para arrojar parafina sobre las casas que se incendiaban y unmillonario llegó a donar 600 latas de combustible para facilitar la tarea. Tambiénhabía bandas armadas que saqueaban y torturaban. Otros testimonios dan cuentadel caso de una mujer a la que un militar turco perdonó la vida por parecerse a suesposa y que luego fue capturada por un grupo de hombres que le cortaron lossenos, o el de una anciana que fue torturada gravándoles cruces con un cuchillo entodo el cuerpo antes de asesinarla.

Masacres similares se realizaron en otras ciudades. El 22 de abril un misioneroestadounidense expresaba que en la ciudad de Hadjin “armenios bien armados semantenían en la ciudad asediada por miembros de la tribu musulmana”. También seinformaba que la totalidad de los armenios de Kirikhan habían sido asesinados. Lomismo sucedió en los poblados de Deurtyul, Marash, Kayerle, Karatach -asesinadospor orden al alcalde- y Birejik -en esta tras un motín-. En Tarso los clérigosmusulmanes movilizaron a fieles para que lucharan contra los “insurgentesarmenios” quemando mas de 700 casas y asesinado a 560 personas en las granjasvecinas. En la aldea de Abdoghlou, ante el peligro de un ataque, el alcalde semovilizó a Adana para pedir protección al gobernador siendo asesinado al entrar ala ciudad, desencadenándose luego la masacre. En Kara Issalou las masacres sedesataron luego de que un griego venciera a un turco en el tradicional torneo delucha que se realizaba en la localidad 7. En Alexandrette la matanza se daba ante lavista indiferente del crucero británico Diana.

Se calcula que el número total de víctimas de las masacres de 1909 fue de 25 a 30mil personas, la mayoría de las cuales fueron asesinadas en el segundo momento.A esto se le debe sumar las personas que murieron por lesiones en los mesessiguientes, los 2000 niños que murieron por la epidemia de disentería que sedesató el verano de ese año, y las niñas y niños armenios apropiados para sercriados en la cultura turca, lo que constituye un terrible antecedente de laapropiación de hijos de desaparecidos por el Franquismo y las dictaduraslatinoamericanas. Una comisión oficial fijó las perdidas económicas en 5,6 millonesde liras turcas, lo que repercutió en condiciones de pobreza para los sobrevivientesarmenios.

El gobierno de los Jóvenes Turcos se desentendió rápidamente de las masacresculpando a elementos pertenecientes a las fuerzas contrarrevolucionarias de AbdulHamid. Inmediatamente dio inicio a una investigación que tuvo como primerareacción que campesinos turcos incendiaran la ciudad de Adana para cubrir lasbrutalidades ocurridas. También funcionarios locales ordenaron enterrar a losmuertos turcos, mientras que a los armenios se los arrojó al río para hacerlosdesaparecer.

En 13 de julio de 1909 se emitió una circular ministerial en donde se hacía saberque los armenios de Adana no habían incurrido en ninguna censura y eranciudadanos “devotos y leales”. En una intervención en el Parlamento el Gran VisirHilmí Pashá denunció a los “reaccionarios y canallas, criminales que habíanmasacrado y pillado a los armenios atacándolos por sorpresa”. Esto muestra elinterés del gobierno de los Jóvenes Turcos de desligar sus responsabilidades de lasmasacres, aunque las mismas no se podrían haber producido sin la participación defuncionarios civiles y militares del Imperio.

7 Testimonios de estas masacres se pueden consultar en los sitios web: www.factoriahistórica.wordpress.com e http://www.imprescriptible.fr/rhac/tome3/p1ch4

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Un hecho ocurrido en la provincia de Cesarea, vecina a Cilicia, parece aportarargumentos para responsabilidad al gobierno central por las masacres. Segúnrecopilan algunas fuentes, el gobernador de la provincia había recibido untelegrama de Constantinopla ordenándole tomar medidas contra los armenios.Dándose cuenta de las consecuencias de cumplir con esa orden, el gobernadordestruyó el telegrama y llamó al comandante de la guarnición para preguntar sihabía recibido una orden similar. Este respondió afirmativamente pero se negó aentregar el telegrama. Entonces el gobernador sacó un revolver y apuntándole alpecho le ordenó: “entregue el mensaje recibido o le mato en el acto”. Elcomandante entregó la orden y el gobernador la destruyó. Con este acto -cuyaveracidad es discutible- se habría evitado una masacre similar a las que se dieronen Adana y otras localidades de la provincia de Cilicia 8.

Entre mayo de 1909 y diciembre de 1910 se llevaron a cabo numerosos juicios acargo de Tribunales Locales y Cortes Marciales que culminaron con muerte en lahorca de 124 turcos y también –para calmar a los fanáticos musulmanes- de 7armenios.

Un punto que hay que mencionar es el papel que jugaron las potencias extranjeras.Si bien el cónsul británico de Mersin –acaso por sentirse culpable del armisticio queculminó en la masacre de armenios indefensos- murió durante el segundo momentotratando de salvar a los armenios que eran atacados, este fue un acto excepcionalque no representa el papel jugado por los funcionarios de los países centrales. En elPuerto de Mersin había naves de guerra británicas, francesas, italianas, austríacas,rusas, alemanas y estadounidenses provistas de marinos y equipos de combate.Pero ninguna de ellas intervino debido a: 1) que no había acuerdo para actuar enconjunto; 2) que cada potencia se concentró en proteger a sus súbditos y personalconsular; 3) las mutuas sospechas de designios imperiales-coloniales del ImperioOtomano que paralizaron la voluntad de emprender una iniciativa unilateral porcualquiera de las potencias; y 4) por lo repentino de la situación que paralizó a losgobernantes extranjeros a la hora de emprender la acción. Esto llevó a que laspotencias fueran espectadoras -y por consiguiente cómplices- del genocidio que seestaba llevando a cabo 9.

Tras las masacres los gobernantes otomanos vislumbraron que podrían llevaradelante su política de turquificación con total impunidad y sin llamar la atención delas potencias extranjeras, ejecutando así lo que habían planeado: el Genocidio. En1913 un golpe de estado comandado por la facción ultranacionalista de los JóvenesTurcos impuso un triunvirato compuesto por los Pashá Djemal (Ministro de Marina),Enver (Ministro de Guerra) y Talaat (Ministro del Interior). Estos serían losresponsables visibles del Genocidio Armenio que comenzó en 1915 y que hasta eldía de hoy permanece impune y negado por el Estado Turco, heredero del ImperioOtomano ejecutor de uno de los mayores genocidios del siglo XX.

Agradecimientos

A Julieta Ojunian y Nélida Boulgourdjian, quienes me proveyeron de material yrealizaron correcciones al presente artículo.

El presente artículo fue publicado en Rebelión.org el 23 de abril de 2014

8 Boulgourdjian, Nelida; El genocidio armenio en la prensa argentina..., pp 254- 255. 9 Dadrian, Vahakn; Historia del genocidio armenio…, pp. 177- 178.

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El Genocidio de armenios en el marco de una nuevagenealogía

Gabriel Sivinian

Desde la concreción material del Genocidio de armenios hasta el inicio del sigloactual, las representaciones particularistas han dominado las narraciones de lossobrevivientes y sus descendientes.

Este abordaje procede de interpretar los aciagos sucesos partiendo de principiosidealistas que afirman la primacía de las ideas o incluso, su existenciaindependiente de las interacciones socio-económicas mantenidas por los sereshumanos. Para nuestro caso, sea que se encuentre basada en concepcionesnacionalistas xenófobas, en motivaciones de índole religiosa, en perimidas teoríasracistas, o en una conjunción de todas ellas, esta mirada conlleva una inevitableconsecuencia: formula la responsabilidad exclusiva del Estado turco-otomanoen la criminalidad desarrollada.

En las dos últimas décadas, acompañando el progreso de la perspectivacomparativa en el estudio de los genocidios, la Tragedia armenia comienza arelacionarse con otros crímenes de Lesa Humanidad. Entre ellos, los acontecidos enLatinoamérica durante las últimas dictaduras militares, en Ruanda y Bosnia en losaños noventa, en nuestra América con los pueblos originarios e, invariablemente,con los europeos judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, el avance teórico-político que implican estos estudios debe objetarsedebido a que:

a) Persiste la incapacidad de atender las causas estructurales queunifican a los citados y otros casos de exterminios masivos. Se reproduceel enfoque exclusivista de la responsabilidad turco-otomanadesatendiendo el rol de las potencias euro-occidentales en el padecimientoarmenio.

b) Esta propuesta interpretativa confluye repetidamente en promocionar unconstructo que denominamos paralelismo central judeo-armenio. En elmismo, se relacionan ambos Crímenes en mutua, jerárquica y cerradadependencia, en el marco de una colonizada perspectiva cognitiva.

En las líneas siguientes desarrollaremos estas ideas para luego avanzar en unaperspectiva alternativa sobre la inserción del genocidio de armenios en elcontexto de una nueva genealogía.

1. Las causas estructurales del Genocidio de armenios

En un ensayo anterior afirmábamos que el avasallamiento turanio sobre losarmenios se extiende casi un milenio: desde las primeras oleadas selyúcidas y lacaída de Aní (1048-1064) hasta la actualidad, en los territorios ancestralesusurpados; y que los hechos que nos ocupan acontecieron tras de ocho siglos ymedio de sojuzgamiento 10. Señalábamos la aparente paradoja consistente enque el Genocidio se desarrollara cuando la organización estatal turco-otomanainiciaba reformas conducentes, desde una perspectiva occidental, a su progreso.

10 G. SIVINIAN, “Las causas estructurales del Genocidio armenio”, en N. BOULGOURDJIAN, J.C TOUFEKSIAN, C. ALEMIAN (eds.), “Análisis de prácticas genocidas. Actas del IV Encuentro sobre Genocidio”, Buenos Aires, Fundación Siranoush y Boghos Arzoumanian, 2005.

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Para esa época, las etapas de expoliación itinerante (siglos XI-XV) y desometimiento imperial (siglos XV-XX) fueron sucedidas por el período dedominación soberana territorial-nacional, acorde a las formas y funciones de lasupremacía burguesa, que esta clase impuso en Europa basándose en las teoríaspolíticas de la modernidad. Los cambios no resultaron menores: la heterogeneidady diferencia legal de los súbditos imperiales fue reemplazada por la homogeneidady la igualdad formal de los ciudadanos pertenecientes a una nacionalidadexcluyente.

Ahora bien, reflexionábamos, ¿existía a fines del siglo XIX/comienzos del siglo XXuna burguesía nacional turca capaz de llevar adelante este proyecto? La situaciónsocio-económica del Imperio Otomano nos inclinaba hacia una respuesta negativa.¿Cómo explicar entonces, el aparente adelanto de la organización jurídico-políticasobre la estructura económica? Sólo incluyendo en las relaciones sociales deproducción, a los monopolios internacionales y sus representantes en el espacioeconómico mundial, los Estados imperialistas.

De esta forma, afirmábamos, el Estado Nacional Turco representaba unaalianza de clases locales y extranjeras que garantizaba la insercióndependiente de esa economía en el mercado mundial. En ello consistía el cambiosignificativo de la etapa: la decisiva presencia de un actor social novedoso enel espacio económico otomano, la burguesía imperialista europea en susdiferentes expresiones nacionales. ¿Qué valor tuvieron para las mismas losdominios osmanlíes?

a. Los territorios otomanos en los planes imperialistas.

La cuestión del letargo o la vitalidad de la economía otomana durante ladenominada modernidad europea remite, en un plano de análisis superior, al debaterespecto a la validez de la historiografía y la teoría social eurocéntrica 11. Loshistoriadores coinciden en situar hacia fines del siglo XVIII-principios del XIXel comienzo del avance definitivo de las potencias europeas sobredominios osmanlíes, proceso desarrollado durante el siglo naciente. El contextode este despliegue fue la nueva división internacional del trabajo, que articulaba elmercado mundial alrededor de países centrales industrializados en Europa, conpaíses periféricos en el resto de los continentes, en situación dependiente.

Esta etapa de expansión occidental fue protagonizada inicialmente por GranBretaña y Francia, a los que tardíamente se sumó Alemania. Las tres potenciasrelegaron a otras emergentes y tuvieron destacado protagonismo en el espaciodonde se desarrollaron los Trágicos sucesos que nos convocan.

Británicos y franceses se enfrentaron en diversos escenarios internacionales a partirdel siglo XVIII. Las luchas independentistas en Norteamérica y las guerrasnapoleónicas en Europa, con sus efectos sobre la situación rioplatense, porentonces colonial, son episodios cercanos de esa rivalidad. En un escenario másdistante, el avance sobre posesiones otomanas al que referimos, se inscribeen un área mayor que abarca el norte de África, “Oriente Próximo” (Egiptoy Asia sudoccidental) y Asia central y del sudeste, con la India como centroproductivo y comercial a monopolizar/compartir.

Lord Salisbury, primer ministro británico refiriéndose al “Oriente Próximo” afirmabaen 1881:“Cuando cuentas con un fiel aliado, resuelto a entrometerse en un país enel que tú estás profundamente interesado, tienes tres caminos abiertos ante ti:puedes renunciar a él, monopolizarlo o compartirlo. Renunciar a él habría supuestopermitir que los franceses se interpusieran en nuestra ruta hacia la India,monopolizarlo habría significado un riesgo importante de guerra, por tanto,

11 Para este tema véase A. GUNDER FRANK, “Re-orientar. La economía global en la era del predominio asiático”, Valencia, Publicaciones de la Universidad de Valencia, 2008.

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resolvimos compartir” 12. El Acuerdo Sykes-Picot (1916) y los Protectorados en quese dividió el territorio otomano, tras la derrota en la Primera Guerra, evidencian quela política enunciada por el ministro se llevó a cabo, más allá de las oscilaciones dela alianza/rivalidad franco-británica. Indudablemente, la gran perjudicada en esereparto fue Alemania, derrotada junto a los turcos en la guerra.

Expresado el valor estratégico de los territorios otomanos, en particular los del“Oriente Próximo” donde se sitúan las comarcas armenias, en tanto víacomunicativa entre el este y el oeste, ¿qué peculiaridades tuvo el avance europeoen la región?

b. Las características de la penetración imperialista en los dominiosotomanos.

Las potencias imperiales occidentales manejaron dos alternativas de intromisión enregiones extranjeras:

a) la dominación directa a través de la conquista/subordinación militar y elgobierno de territorios y poblaciones (colonialismo);

b) la dominación indirecta aliándose con clases/fracciones de clases localesdonde las burguesías imperiales disciplinaron a sus socias autóctonas, en elmarco de la inserción dependiente en el mercado mundial(neocolonialismo).

“No gobernamos Egipto: sólo gobernamos a sus gobernadores”13 afirmaba LordCromer, administrador colonial británico en la India y en Egipto, sintetizando lasparticularidades de la segunda opción. “No gobernamos el Imperio Otomano, sólogobernamos a sus Sultanes y Visires” pudieron haber afirmado funcionarios delReich alemán, del Reino Unido británico y de la Tercera República francesa al mismoo en distintos tiempos, ya que el formato neocolonial fue adoptado por laspotencias para ejercer su supremacía.

En el ámbito económico, la estrategia distintiva en esta fase de expansiónimperialista en la región y el planeta fue la exportación de capital. Lasprincipales inversiones y los préstamos para financiar obras en ferrocarriles,puertos, telégrafos, red caminera, acueductos y servicios en generalcorrespondieron a las burguesías francesa, británica y alemana.

La influencia occidental en la modernización jurídico-política fue manifiesta porconstituirse en inspiradora de las reformas, pero también por la presión concretapara su ejecución, como lo evidencian distintos acuerdos internacionales suscritospor el Sultanato. Estos no se limitaban a relaciones con otros Estados, sino queabordaban cuestiones internas. En este sentido, los Tratados de París (1856) y SanStéfano (1878) y los Congresos de Berlín (1878) y de Mónaco (1902) contuvieroncláusulas sobre reformas favorables a minorías dentro del Imperio, entre las que seencontraban los armenios. Sobre este punto deseamos reflexionar.

La población armenia, conjuntamente a otras minorías cristianas (griegos,maronitas, nestorianos etc.) sirvieron de excusa para constituir un programaintervencionista por parte de las potencias extranjeras, en el marco de ladecadencia otomana. Europeos y estadounidenses enarbolaron la “ficción de laspoblaciones sufrientes” oprimidas en un contexto islámico estigmatizado por elatraso y salvajismo.

De esta forma, dichas minorías conformaron la justificación ideal para desplegar los“colores protectores” que acompañaron la voracidad occidental. Escuelas,hospitales, orfanatos, misiones religiosas, sociedades de beneficencia, centrossuperiores de enseñanza, entre otras instituciones se desplegaron territorialmente yse contactaron con dichos pueblos, desarrollando asistencia humanitaria. Justo es

12 EDWARD W. SAID, Orientalismo, Madrid, Libertarias, 1990, p.65.13 Ibíd., p.56.

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reconocer que, para el caso armenio, muchos miembros institucionales brindaronsocorro en las horas fatales del Genocidio y dieron invalorable testimonio de losCrímenes.

Ahora bien: ¿qué relación tuvo esta expansión con un Estado Nacional Turco enproceso de constitución que, más tarde, ejecutaría el Genocidio?

c. Asesores, protectores, socios y financistas del Estado Genocida.

Entre los viajeros que arribaron a dominios otomanos se encontraban, además delos citados, mercaderes, financistas e industriales ingleses, franceses yalemanes, entre otras nacionalidades que, en forma directa o por medio defuncionarios de sus Estados asesoraron, protegieron, se asociaron yfinanciaron a las autoridades turcas del Imperio y luego de la República,cuando éstas planificaban, ejecutaban y negaban las prácticas genocidascontra los armenios. Citamos en forma esquemática algunas referenciastestimoniales.

I. El asesoramiento a las autoridades

• Durante el mandato de Selim III (1789-1806) se desarrolla un impulsoreformador de las estructuras políticas inspirado en modelos occidentales.Con los antecedentes de Muteferrika, Bonneval y Tott llegan asesoreseuropeos dedicados a distintas disciplinas.

La coyuntura internacional y las resistencias internas detuvieron este ciclo inicial dereformas reiniciado con las Tanzimat (1839-1876). Las modificaciones incluyeronámbitos burocráticos del Estado, el adiestramiento y equipamiento militar, eldesarrollo de un sistema educativo laico, cambios en la administración local delpoder y nuevos Códigos en lo Civil, Comercial y Agrícola, entre otras esferas.Guiados por el ideario de la Revolución Francesa, la élite reformista impuso en laletra más que en la práctica, una organización jurídico-política liberal. LaConstitución Otomana (1876) constituyó el punto culmine de esta tendencia. Estosintentos fueron tenaz y, en gran parte, exitosamente resistidos por sectores delconservadurismo religioso.

Recién a comienzos del siglo XX los Jóvenes Turcos retomaron el programareformista tras derribar al Sultanato. Claro que la perspectiva de constituir unaidentidad otomana, tras incesantes pérdidas territoriales, había dado paso alnacionalismo turco excluyente, letal para las minorías no turcas y no musulmanasdel Imperio.

II. La protección diplomática del Imperio Otomano y la República deTurquía

• Siendo Gran Bretaña un actor diplomático fundamental, cuyoposicionamiento contuvo reiteradamente las avanzadas austríacas y rusassobre dominios otomanos desde el último cuarto del siglo XVIII, lasconfesiones del Primer Ministro Lloyd George resultan trascendentes: “(…)por el tratado de San Stéfano de 1878, la gran mayoría de los armenioshabía sido colocada bajo la protección de la bandera rusa. El tratado de SanStéfano preveía que las tropas rusas continuaran ocupando las provinciasarmenias hasta la ejecución de reformas satisfactorias. Por el tratado deBerlín (1878)-enteramente debido a la presión ineludible que nosotroshabíamos ejercido y que habíamos aclamado como un gran triunfo británicoque traía “paz con honor”-este artículo fue suprimido. Así, Armenia fuesacrificada sobre el altar triunfal que nosotros habíamos erigido” 14.Más adelante “(…) La acción del gobierno británico condujo,

14 T. AKCAM, Un acto vergonzoso. El Genocidio armenio y la cuestión de la responsabilidad turca, Buenos Aires, Colihue, 2010, p.314.

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inevitablemente, a las terribles masacres de 1895-97, de 1909 y, enfin, al holocausto de 1915” 15.

III. La asociación económica con las clases dominantes

• Los primeros acuerdos firmados entre el Imperio Otomano y las potenciaseuropeas fueron la Capitulaciones, inauguradas con el reino de Francia(1535). En siglos siguientes, austro-húngaros, británicos, alemanes y rusosimitaron a los franceses utilizando este mecanismo de interferencia en losdominios turcos. Si bien los convenios excedían el ámbito económico, losprivilegios comerciales para posicionarse en las rutas asiáticas,constituyeron el objetivo central. Una línea de continuidad puedeestablecerse entre las Compañías Orientales de Comercio europeasfavorecidas por las Capitulaciones y empresas como Standard Oíl, RoyalDutch Shell o Compaignie Francaise des Petrroles usufructuarias de (auto)concesiones de explotación recursos petrolíferos, tras acuerdos con elgobierno kemalista. Durante cinco siglos, los propósitos lucrativos motivarondistintas formas de intervención de las potencias euro-occidentales en elImperio turco-otomano.

IV. El financiamiento del Estado

• El mayor grado de injerencia en las políticas internas del Imperio fue,indudablemente, la organización denominada Administración de la DeudaPública Otomana, creada por el Decreto de Muharram (1881). Controladapor las potencias europeas, su objeto era recaudar vía impuestos los pagosque el Imperio adeudaba a diversas compañías occidentales.

Esta organización constituía un aparato autónomo dentro burocracia estatal,dirigido por los acreedores. Sus funcionarios recaudaban tasas sobre el timbre,bebidas, pesca, sedas y los monopolios de la sal y el tabaco, así como tributosprocedentes de Bulgaria, Chipre y Rumelia Oriental.

La Administración desempeñó un importante papel en los asuntos financierosotomanos, sirviendo además como intermediaria para los inversores europeos en elImperio.

2. El paralelismo central judeo-armenio y la colonización de la perspectivacognitiva

Recientemente, en el marco de los estudios comparativos sobre Genocidios,distintos autores han establecido adecuadas vinculaciones entre las Tragediassufridas por armenios y europeos judíos, tarea que se desvirtúa al derivar en elconstructo que llamamos paralelismo central judeo-armenio.

Al concebir el “genocidio armenio como primer paso hacia un genocidio mayor” 16,sin relación con otros crímenes colectivos previos o simultáneos, este enfoqueestablece una recíproca y excluyente correspondencia entre los fatídicos hechoscitados que, además, resultan categorizados en forma diferencial.

Desde una perspectiva crítica, resulta necesario objetar esta representación por lossiguientes motivos:

• Perpetúa el desdén por las causas estructurales que demuestran laresponsabilidad de las potencias euro-occidentales en estos hechos.

• Sostiene su fundamentación en una matriz eurocéntrica y orientalista.

15 Ibíd., p.314.16 V. DADRIAN, Las Interrelaciones históricas y legales entre el genocidio armenio y el

holocausto judío: de la impunidad a la justicia retributiva, Buenos Aires, Fundación Siranoush y Boghos Arzounanian, 2005, p.5.

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• Tributa, paradójicamente, hacia propuestas ideológicas que legitiman laviolación de Valores que afirma proteger.

Tras haber analizado la primera objeción, desarrollaremos las sucesivas convencidosde que trazar similitudes entre Crímenes aberrantes resulta fundamental en funciónde las políticas preventivas. Sin embargo, realizarlo no justifica establecerjerarquías, promover cosmovisiones colonialistas ni adherir a políticas dela Memoria legitimadoras de Crímenes de Lesa Humanidad en curso.

A. Descolonizar la perspectiva cognitiva sobre estos procesos genocidas.

Constituye un lugar común en el campo de las investigaciones sobre genocidiospresentar el exterminio de armenios como precedente y aún como precursordel llamado Holocausto17 ejecutado bajo el régimen nazi. Se trata de una miradaetnocentrista europea que adquiere además, atributos del discurso orientalista. Porende, constituye una construcción ideológica que protege y promueve la llamadacivilización occidental.

El carácter central otorgado en este relato al Horror desatado contra los europeosjudíos, en tanto “crimen más significativo de la historia moderna del hombre”18,conforma a este suceso en referencia insoslayable de todo análisis sobre laviolación colectiva de los Derechos Humanos.

Desde las ciencias sociales, abordar las causas que propiciaron la barbarie desatadapor el nazismo requiere de una decisión inicial, de acotado carácter intraeuropeo.

A riesgo de simplificar excesivamente, estos hechos se presentan como: a) “unadesviación de la tendencia general en la senda del Progreso”, por ende, un extravíoocasional, difícilmente repetible en el porvenir de la civilización occidental (tesisexcepcionalista); b) el producto de fuerzas internas de las sociedades modernasoccidentales, que estallaron en una coyuntura socio-histórica específica y que,hecho de máxima consideración, podrían desplegarse nuevamente de no mediar lasestrategias preventivas (tesis endógena).

Las proposiciones que vinculan los Genocidios aludidos se afirman desde esteúltimo posicionamiento. A menudo, los intelectuales eurocéntricos que estudian loshechos desde la tesis endógena circunscriben sus enfoques coyunturales a lasguerras mundiales. Con estrecha mirada autorreferencial, analizan la SegundaGuerra y, en particular, el exterminio ejecutado por el nazismo. Examinan aspectoscausales, observan retrospectivamente y “tropiezan” con el antecedente de lasmasacres de armenios durante la Primera Guerra, desarrollando investigacionescomparativas. Indagan y sostienen el paralelismo judeo-armenio con elementospertinentes, para luego aportar conclusiones que buscan impedir nuevasexperiencias monstruosas para la Humanidad. Pero su desarrollo analítico remite aprincipios ideológicos absolutamente cuestionables.

“Debemos preguntarnos si, como integrantes de nuestras sociedadesmodernas y “civilizadas”, estamos preparados para asumir la dura realidad,según la cual Auschwitz –y todo lo que simboliza- ha sido un producto másde nuestra modernidad” 19.

17 En la Torá este término refiere al sacrificio de animales que se hacía en forma voluntaria para obtener el favor de los dioses o aplacar su ira. Por ello, objetamos el uso de esta palabra para representar la muerte de millones de europeos judíos. Al respecto véase MIGUEL IBARLUCÍA, Israel, Estado de conquista, Buenos Aires, Editorial Canaán, 2012, pp.105-106.

18 D.RAFECAS, Historia de la Solución Final. Una indagación de las etapas que llevaron al exterminio de los judíos europeos, Buenos Aires, Siglo Veintiuno editores, 2012, p.27. La frase esta extraída de la introducción de esta obra, pero puede hallarse en numerosos trabajos académicos y forma parte del sentido común en nuestra sociedad.

19 Ibíd., p.28.

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Suscribir estas ideas conduce a abogar por la regeneración y/o la absolución delmodelo civilizatorio occidental, basado en relaciones de dominación capitalista.Asumir la modernidad como proyecto propio comporta atender su legado crítico 20.Empero, resulta inaceptable desconocer que el lado oscuro de lamodernidad europea se expresa anticipadamente en la colonialidad de lospueblos originarios americanos, funcional al proceso de acumulación originaria.Obviamente, el alcance limitado de la contemplación intraeuropea impide asociar elsalvajismo del nazismo con las políticas desplegadas por los europeos en América ylos demás continentes conquistados.

Mas desacertada aún resulta la postura que sostiene la tesis del paralelismocentral judeo-armenio desde una genealogía que, si bien excede el marco del(sub)continente europeo, al hacerlo erige un arbitrario linaje exculpatorio dela civilización occidental.

Ghengis Khan, constituido en nexo fundacional de ambos procesos de exterminio,conforma una galería infausta junto a Atila, Osmán, Tamerlan y los JóvenesTurcos, entre otros. A ellos se suman Ataturk y Hitler, este último comopersonalidad extravagante, partidario de funestos asiáticos que constituyen unaestirpe propia del “ancestral salvajismo de las hordas altaicas” 21.

Esta perspectiva, a la vez que menosprecia la evidencia inversa (fue el Reichalemán quien adiestró y equipó las fuerzas del Estado Genocida turco), desanda latesis endógena. El ataque contra armenios y europeos judíos no reconoce relacióncon procesos internos de las sociedades occidentales.

Al inculpar a unos y salvar a otros, esta forma de representar los sucesos recreauna matriz conceptual desplegada por siglos y definida por Edward Said comoorientalismo 22. Desde este relato Oriente surge en oposición a Occidente comosinónimo de inferioridad, atraso, barbarie, irracionalidad, peligro y violencia. Losturcos-otomanos corporizan ese Oriente al desplegar, en las puertas mismas del“Continente de las Luces”, atrocidades ajenas a los valores de sus sociedades.

Pero sucedió algo más terrible todavía. Dos décadas después, ya en el seno de la“Europa civilizada”, se impuso un movimiento político que reconocía entre susfuentes inspiradoras a orientales líderes turcomanos. Oriente toma forma ahora enlos nazis alemanes que, perfeccionando los mecanismos de aniquilamiento,mancillan la conciencia humanista de Occidente provocando una Catástrofe queexcedió a los pueblos del propio (sub)continente.

Los fundamentos de esta representación de los hechos fueron tempranamenterebatidos por el destacado intelectual y político martiniqués Aimé Césaire en unpárrafo tan esclarecedor como memorable. Aludiendo a la necesidad de reflexionar

20 T. Adorno cita a S. Freud al respecto. Refiriéndose a la relación entre civilización y anti civilización expresa: “Debería prestarse mayor atención a sus obras El malestar en la cultura y Psicología de las masas y análisis del yo, precisamente en conexión con Auschwitz. Si en el principio mismo de civilización está instalada la barbarie, entonces la lucha contra esta tiene algo de desesperado”; en T. ADORNO, La educación después de Auschwitz.

21 Al respecto, ver V. DADRIAN, op.cit.22 Este destacado intelectual palestino estudia el orientalismo en tanto empresa de

conocimiento que despliega sus producciones en las esferas sociales, culturales, religiosas, literarias y artísticas. Destinado al dominio de un genérico “Oriente” (inicialmente refería al llamado “Oriente Próximo” y la India), este proyecto retoma producciones antiguas y medievales a partir de los trabajos de eruditos británicos y franceses del siglo XIX, a los que se agregan los estadounidenses en el siglo XX. El objetivo de Said es develar los mecanismos por los cuales desde Occidente se estigmatiza al mundo oriental en función de su sometimiento y de afirmar la superioridadcivilizatoria occidental. Al respecto, véase E.SAID, Orientalismo, Madrid, Libertarias, 1990.

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sobre los motivos que provocaron el martirio de millones de mujeres y hombreescribió:

“Sí, valdría la pena estudiar, clínicamente, con detalle, las formas de actuarde Hitler y el hitlerismo, y revelarle al muy distinguido, muy humanista, muycristiano burgués del siglo XX, que lleva consigo un Hitler y que lo ignora,que Hitler lo habita, que Hitler es su demonio, que, si lo vitupera, es porfalta de lógica, y que en el fondo lo que no le perdona a Hitler no es elcrimen en sí, el crimen contra el hombre, no es la humillación del hombre ensí, sino el crimen contra el hombre blanco, es la humillación del hombreblanco, y el haber aplicado en Europa procedimientos colonialistas que hastaahora sólo concernían a los árabes de Argelia, a los coolies de la India y alos negros de África” 23.

Los estamentos hegemónicos en las ciencias sociales occidentales desconocen estaargumentación al investigar el fenómeno del nazismo y el totalitarismo europeo. Deatenderla, podrían confluir con este referente del pensamiento descolonizador,inscribiendo la criminalidad desatada por las fuerzas del nazismo en unagenealogía que diera cuenta de la lógica opresiva de laModernidad-Colonialidad europea, contracara de su discurso emancipador.

¿Acaso las ideas racistas que el nazismo desplegó en Europa se inspiraron encosmovisiones y prácticas de pueblos orientales? Por el contrario, resultan genuinasconcepciones surgidas de intelectuales y gobernantes europeos. Basta recordar quecomenzaron a ejecutarse cinco siglos antes con la doctrina de la “limpieza desangre” en la península ibérica para luego difundirse nocivamente en la Américacolonial. En esta región, a través del sistema de castas, se jerarquizaron lasdiferencias fenotípicas y luego se constituyeron identidades sociales estratificadas,que remitían a grados de humanidad diferentes 24. El patrón se extendió haciapoblaciones originarias africanas, oceánicas y asiáticas, cuando el avancecolonialista europeo, también alemán, en esos continentes.

Durante la empresa conquistadora se naturalizaron y encubrieron prácticas comolas depredaciones de riquezas, la esclavización, la servidumbre, la explotaciónlaboral y el exterminio, justificadas por discursos filosóficos, científicos, religiosos,políticos y literarios que promovían ideas sobre las diferencias ontológicas entre lossujetos y pueblos.

En el marco de la expansión mundial de la burguesía europea y su modelocivilizatorio, se conformaron estructuras cognitivas distorsionadas fundadas enun evolucionismo lineal que llevaba desde un hipotético, belicoso e inviable estadode naturaleza hasta el estado político (el alcanzado por los europeos), expresiónacabada de la Humanidad.

El tutelaje colonial significó la opresión, el ultraje, la distorsión y elsacrificio de millones de vidas, prácticas inhumanas que algunos siglosmás tarde fueron ejecutadas a las puertas y en el seno mismo de Europa,con mayor nivel de perfeccionamiento. Fue recién entonces cuando laconciencia del buen europeo y occidental se horrorizó…

Por lo señalado, impugnamos toda propuesta hermenéutica que recorte losabominables sucesos padecidos por armenios y europeos judíos, en mutua,jerárquica y cerrada dependencia. Esta interpretación hereda y perpetúa eldiscurso orientalista, en tanto “empresa de conocimiento” al servicio deldespliegue imperialista occidental.

23 A.CESAIRE, Discurso sobre el colonialismo, Madrid, Editorial Akal, 2006, p.15.24 Al respecto véase A. QUIJANO, “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”

en E.LANDER (comp.), La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas, Buenos Aires, CLACSO, 2003.

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En un orden general, proposiciones de esta índole reciclan argumentosideológicos eurocéntricos, apologistas de su modelo civilizatorio. Pretendiendoexcusar las responsabilidades de sus clases dominantes, desvinculan los hechossufridos por armenios y europeos judíos de lo acontecido por siglos durante lainvasión europea a otros continentes y sus poblaciones, reproduciendo el discursocolonialista de superioridad y destino manifiesto de dirección del mundo.

B. Las políticas de la Memoria al servicio de encubrir/legitimar los crímenes delpresente

En toda narración de los sucesos del pasado se dirimen pugnas referidas aproyectos históricos corporizados por fuerzas sociales del presente. Por ello, laconstrucción de la memoria colectiva se erige en un espacio de lucha simbólica, dedisputa por imponer interpretaciones legítimas acerca de lo sucedido.

Reflexionar sobre la forma en que se evocan las experiencias trágicas invita aadentrarse en el campo de las políticas de la memoria, recreando los hechos desdela actualidad, partiendo de los juicios de valor e intereses de los enunciantes.

En este caso, la interpretación que proponemos no implica abrir paso a quienesniegan, tergiversan o relativizan lo sucedido a armenios y europeos judíos. Por elcontrario, el objetivo consiste en afirmar el acontecimiento de ambosgenocidios a partir de su resignificación, de su religación con la historia dela Humanidad.

Esta postura nos lleva a rechazar las proposiciones que plantean la supremacía deun genocidio por sobre el otro (y por sobre todos los otros, ni siquieramencionados). Más aún, rebatimos igualmente la actitud que, aparentando unapercepción más amplia, establece con exclusividad y/o centralidad elparalelismo entre los procesos de exterminio sobrellevados por armenios yeuropeos judíos, como los más destacados Crímenes de Lesa Humanidad.

Comprensiblemente, el primer punto de impugnación es de carácter ético: resultainadmisible otorgar primacía al valor de unas vidas humanas por sobre otras, seacual fuere la argumentación que se ensaye. La segunda causa de oposición refiere alas políticas de la memoria y la funcionalidad de este constructo. El mismo se hainstalado en el ámbito académico, consiguiendo legitimación social, aunque resultasubsidiario de lo que el politicólogo estadounidense de confesión judía NormanFinkelstein denomina “industria del Holocausto”. 25

Este autor sostiene que las clases dominantes del Estado israelí, las élitesjudías-estadounidenses y, como reflejo, los estamentos dominantes en lascomunidades judías occidentales, usufructúan los beneficios de esta industria, queno se reducen a la esfera económica sino que conforman un capital moralhabilitante para mantener exigencias sobre otras naciones. Apuntadas comocolaboracionistas, abandónicas, silenciosas o indiferentes en tiempos delsufrimiento de los europeos judíos, el resto de las naciones se encuentra en deudapara con esa comunidad.

Siguiendo el argumento del escritor, la estratagema consiste en elaborar unarepresentación ideológica diferente al hecho histórico real. Se trata de producir ydistribuir bienes culturales (libros, películas, exposiciones en museos, programastelevisivos, planes de estudios, etc.) fomentando específicos intereses políticos y declase. Estos recursos, abundantemente difundidos, son empleados para afirmar lavictimización del Estado de Israel y justificar sus acciones criminales,contando con el apoyo estadounidense y la pasividad del resto de los países. Deesta forma, utilizando el sufrimiento de la población europea judía sepretende ocultar las prácticas sociales genocidas sobre el pueblo palestino.

25 N. FINKELSTEIN, La industria del Holocausto. Reflexiones sobre la explotación del sufrimiento judío, Buenos Aires, Siglo XXI de Argentina Editores, 2002.

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Esta abominable manipulación de la memoria colectiva de los judíos y de laHumanidad, resulta un rasgo distintivo: “La anormalidad del holocausto nazi noderiva del hecho en sí mismo, sino de la industria que se ha montado a sualrededor para explotarlo” 26.

Por lo tanto, reproducir el constructo que denominamos paralelismo centraljudeo-armenio resulta funcional, deliberada o involuntariamente, a la legitimaciónde las políticas opresivas que las organizaciones sionistas y luego el Estado deIsrael despliegan contra el pueblo de Palestina, desde el comienzo de lacolonización de su tierra.

Definitivamente, toda referencia al genocidio de europeos judíos debe tenerpresente la industria montada a su alrededor y sortear el “chantaje delantisemitismo” 27 que busca silenciar las voces de condena a un Estado terrorista.Resulta ineludible hacerlo debido a la paradoja que significa pasar “en sesentacortos años, de ser marcado a ser quien marca y quien enumera” 28.

3. Una perspectiva alternativa para inscribir el Genocidio de los armenios

Por lo expuesto debemos revisar la inscripción del Genocidio sufrido por losarmenios. Corresponde incluirlo en un linaje que dé cuenta de la criminalidaddesarrollada por la civilización europea y occidental, evitando el artilugio deresponsabilizar exclusivamente al Estado Turco y así ocultar la hegemonía que laspotencias imperialistas ejercían sobre autoridades y clases dominantes turcas.

Tal genealogía comienza con los procesos de conquista y colonización europea delmundo, a partir del siglo XV. Se perpetúa en el sometimiento a las nacionesdependientes a mediados del siglo XIX, en el marco de su incorporación al mercadomundial capitalista y el montaje funcional de Estados nacionales, que oprimieron yaniquilaron a sus poblaciones originarias y subalternas. Se extiende con lacontinuidad del saqueo y exterminio colonial en África, Asia y Oceanía a comienzosde la etapa imperialista del capitalismo. Se prolonga en la barbarie desatada en elcontexto de la Segunda Guerra Mundial, sobre los europeos judíos y las minoríasestigmatizadas en el propio (sub)continente. Prosigue con las estrategias dedominación imperial y las políticas de represión de los movimientos de liberaciónnacional y social, que incluyeron prácticas sociales genocidas, como sucedió ennuestro país, el resto de Latinoamérica y el llamado Tercer Mundo, en la segundamitad del siglo XX. Finalmente, alcance nuestros días con las agresiones a lospueblos invadidos con hipócritas excusas (en Afganistán, Irak, Libia, Costa deMarfil, entre otros) y las crisis humanitarias desencadenadas por las pretensioneshegemónicas de las potencias occidentales.

Esta genealogía posibilita apreciar los vínculos históricos entre la Catástrofearmenia y el análogo padecimiento de otros pueblos del mundo ante la avanzadacolonialista occidental. Por ejemplo, en forma coetánea a las primeras masacres dearmenios suceden las provocadas por Estados Unidos en Filipinas, por los belgas en

26 Ibid, p. 163.27 Nos referimos a una construcción del orden lingüístico consistente en establecer

equivalencias terminológicas entre los términos judío, semita, sionista e israelí. Por mediode este ardid se pretende justificar la concepción discriminatoria y las políticas terroristasdel Estado de Israel invirtiendo las filiaciones: los humanistas, solidarios con un pueblo sojuzgado, sobrevienen adherentes encubiertos de genocidas nazis; los cultores del terrorismo estatal y el expansionismo colonialista resultan promotores de la emancipación y la dignidad humana. Para un medular análisis del basamento de esta coacción retórica véase SAAD CHEDID, “Semita: una palabra vaciada de su significación ysu verdad. Un enfoque argentino”, en E. BALIBAR, Antisemitismo. El intolerable chantaje.Israel-Palestina ¿una cuestión francesa?, Buenos Aires, Editorial Canaán, 2009.

28 La frase pertenece a Y.B. Michael, judío practicante, editorialista del diario israelí Yediot Aharonot y se encuentra citada en E. HAZAN “Del chantaje al acoso judicial”, en E. BALIBAR, op.cit, p.43.

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el Congo, por las guerras anglo-boer en África del Sur y por Alemania sobre lospueblos namibios. En el sudoeste asiático, bajo el mismo tutelaje otomano y luegodurante el mandato británico, las matanzas de armenios fueron simultáneas alinicio de la Nakba que aún sufre el pueblo palestino. Este paralelismo, con sólidosantecedentes históricos, permanece inexplorado 29; mientras la Catástrofepalestina se oculta por medio de estrategias emanadas desde un podermaterial y simbólico que se refuerza a través de tesis como la queimpugnamos en este trabajo.

Suele objetarse la caracterización de todo proceso de matanzas colectivas comoGenocidio, debido a que este remite a un determinado sistema de poder ytecnologías especificas de destrucción/construcción de relaciones sociales. Se indicael riesgo de banalización del “delito entre los delitos” 30, lo que quebrantaría elcriterio axiomático que ordena la categorización de los crímenes masivos. Seadvierte sobre la “trivialización del Horror”, que funciona como barrera semántica,para evitar que cualquier criminalidad desatada sobre cualquier colectivo humanomerezca nombrarse con ese término.

No procuramos debatir aquí estos argumentos, por lo que incluimos la genealogíapropuesta en el marco más amplio de los Crímenes de Lesa Humanidad. Sinembargo, debe atenderse que el concepto mismo de Genocidio se encuentradiscutido desde las ciencias sociales y desde el ámbito jurídico, debido a lasdificultades para precisar intencionalidades, alcances de la destrucción ypropiedades del grupo atacado, entre otros aspectos destacados.

El propio Rafael Lemkin, cuyo trabajo conforma la base de la Convención de laO.N.U. para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio (CONUG), asumió suparticular perspectiva histórico-comparativa y señaló la necesidad de estudiartodas la experiencias disponibles en el pasado, ya que el fenómeno delnazismo resultaba insuficiente en la búsqueda de validez para todos los tiempos,situaciones y culturas 31.

Los crímenes de Lesa Humanidad producidos por el despliegue colonialistaeuro-occidental que, como afirma Aime Cesaire, anticipan las atrocidades sobre elhombre blanco europeo y, lamentablemente, se perpetúan hasta el presenteresponden a una matriz identificable sostenida en causas estructurales.

Desde los albores del capitalismo las expropiaciones y explotaciones sobre puebloscoloniales y aun metropolitanos resultan sistémicas y son ejecutadas por unEstado que, sea en su formato absolutista, republicano o bajo regímenesde excepción, invariablemente prioriza las necesidades de acumulación delorden burgués. En función de su sostén, desde ese Estado se aplican políticasrepresivas que, en un momento dado, adquieren caracteres de barbarie cuando losvariados dispositivos de sometimiento y opresión son rebasados.

La genealogía que presentamos tiene por objeto superar una perspectivacognitiva colonizada que desliga, jerarquiza y promociona/oculta el tormento delos seres humanos, otorgando distintas valías morales, según el criterio de

29 Al respecto véase “Palestinos y armenios: historias comunes, injusticias vigentes, encuentros necesarios”, documento presentado por la Unión Cultural Armenia en el Foro Social Mundial Palestina Libre, Porto Alegre, Noviembre de 2012.

30 La expresión corresponde al fallo emitido por el Tribunal Penal Internacional para Ruanda.Citada en B.JORKLUND, “¿Qué es el genocidio?”, en D.FEIERSTEIN (Comp.), Genocidio. La administración de la muerte en la modernidad, Buenos Aires, Universidad de Tres de Febrero, 2005, p.30.

31 Ibíd., p.23. El párrafo textual, perteneciente al jurista polaco-judío, es el siguiente: “La experiencia nazi no constituyó una base suficiente para una definición de genocidio a los fines internacionales. No se puede describir un delito a través de una sola experiencia delictiva (más bien) se deberá recurrir a todas las experiencias disponibles en el pasado. (…) En síntesis, la formulación debe ser válida para todos los tiempos, situaciones y culturas”.

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quienes detentan el capital simbólico para nominar, esto es, los mismos quehegemonizan la producción material y cultural en el mundo. El Genocidio de losarmenios es también un crimen occidental.

El presente artículo fue publicado en Rebelión.org el 24 de abril de 2014

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Dossier armenio: genocidio y propaganda

Antonio Cuesta

Cada 24 de abril millones de armenios, en su país y en la diáspora, conmemoran alas víctimas de 1915. En tal fecha, más de 600 intelectuales de la comunidadarmenia de Estambul (entonces capital del Imperio otomano) fueron detenidos,deportados, y finalmente asesinados o desaparecidos. En los meses siguientes fuellevado a cabo un vasto plan de deportaciones forzosas hacia el desierto de Siria,contra los ciudadanos otomanos pertenecientes a las minorías cristianas en sumayor parte armenios apostólicos, pero también siriacos, greco-ortodoxos,católicos y protestantes. Como resultado de las durísimas condiciones en quefueron realizadas esas marchas y también de las matanzas cometidas contra losdeportados cientos de miles de personas murieron, la mitad de ellas mujeres yniños.

Las víctimas de aquel genocidio se siguen recordando y siguen reclamando justiciapero ¿quién puede proporcionársela? ¿y cómo? Atrapados entre un nacionalismoobtuso y una diáspora cuyo principal interés consiste en aumentar su influencia delobby en los países de acogida, turcos y armenios hacen lo que pueden para tenderpuentes de entendimiento y reconciliación.

Un nacionalismo -el turco- construido sobre la negación de su propia realidad pluraly la existencia de grupos étnico-religiosos y culturas diferentes dentro de lasociedad. Sustentador de un Estado construido como un cuerpo aparte de la esferasocial, el cual se ve a sí mismo como una entidad especial y se organiza casi enoposición a la sociedad [Taner Akçam, 231]32, y defendido por el ejército, garantede este statu quo. La cuestión del genocidio armenio es uno de los pilaresintocables de la República, y cuyo discurso oficial no puede ser quebrantadoimpunemente sin incurrir en una agresión contra la turquicidad.

Un nacionalismo -el armenio- que sigue afirmando que Dios eligió Armenia parasituar ahí el paraíso terrenal y cuya población desciende de Noé, quien encalló sunave en el monte Ararat tras el diluvio universal. Una historia que, como denunciael académico Razmik Panossian, se transmite en todas las escuelas primariasarmenias en cualquier parte del mundo pues “la mayor parte de la joven generaciónde historiadores que se acerca, en Armenia y algunos en la diáspora, ven laescritura de la historia como una herramienta de uso para propuestas nacionalistas”[Panossian, 17]33. De modo que muchos académicos occidentales de origenarmenio que no suscriben las tesis nacionalistas son a menudo tildados como“traidores” por historiadores e intelectuales en Armenia y, también, en la diáspora.

La cuestión del genocidio deviene entonces -como en su día denunció el periodistaHrant Dink- en una cuestión política. Las tesis de Dink diferían de las esgrimidaspor la diáspora y el sector nacionalista armenio. De acuerdo con el periodistaasesinado el discurso sobre el genocidio no está desarrollado en términos históricosy está blindado por la diáspora con una doble intención: por una parte es una“cuestión nacional” que impide su asimilación; y en segundo lugar incrementa suinfluencia política en los Estados de acogida. Con el agravante de que tal discursono sólo bloquea el diálogo entre Turquía y Armenia, sino que además perjudica laintegración de la minoría armenia en la sociedad turca [Baskin Oran].34

32 Taner Akçam, From Empire to Republic. Zed Books, Londres/Nueva York 2004.33 Razmik Panossian, The Armenians: from Kings and Priests to Merchants and Commissars.

Columbia University Press, 2006.34 Baskin Oran, “The reconstruction of armenian identity in Turkey and the weekly Agos”.

Nouvelles d'Armenie Magazine, 17/12/2006. http://www.armenews.com/article.php3?id_article=27696

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Hrant Dink fue un intelectual turco comprometido y de izquierdas que incomodabaa los nacionalistas de un bando y del otro. Y por eso fue asesinado. Creía en lareconciliación de los turcos y los armenios tanto como en la necesidad de acabarcon las injusticias sociales en ambos países. Dink recriminaba a la diáspora y algobierno armenio sus constantes críticas a Turquía, mientras se pasara por alto elprincipal problema de los armenios que no era otro que la pobreza.

A diferencia de otros escritores -como Orhan Pamuk o Elif Şafak- Dink no abandonósu ciudad -Estambul- cuando comenzaron las amenazas. No dejó su país comotampoco abjuró de su honestidad y coherencia contribuyendo desde las páginas delsemanario que dirigía, Agos, a un debate todavía tabú en Turquía pero tambiénentre los armenios. Baste recordar el caso del profesor Stanford J. Shaw, quientuvo que refugiarse en Turquía después de que un grupo radical nacionalistaarmenio colocase una bomba en su casa de los Estados Unidos.

Dink estaba en contra de las presiones del lobby armenio para conseguir elreconocimiento del genocidio por parte de los gobiernos (una veintena en laactualidad), o la promulgación de leyes como la francesa de 2006, en la que setipificaba como delito la negación del genocidio armenio. Incluso llegó a mostrar suintención de viajar al país europeo cuando la ley entrara en vigor, paraquebrantarla. No tuvo la oportunidad.

Como en el caso judío, la acusación de "negacionismo" no se circunscribe a quienesrechazan -o evitan definir- aquellos crímenes contra la población armenia otomanacomo genocidio, sino que también alcanza a cuantos cuestionen cualquiera de lostres tabúes sobre los que se asienta la versión oficial armenia: la cifra de muertos,la responsabilidad de la masacre y la denegación de justicia.

LAS VÍCTIMAS

La crítica al número de víctimas no es una contabilidad macabra, pero convienetener en cuenta que el plan de aniquilación de las minorías cristianas afectó no sóloa los armenios apostólicos, como prueba la petición dirigida por Alemania (entoncesaliada del Imperio otomano) al gobierno de Estambul para que se excluyera almenos a los protestantes del programa de deportaciones.

Existieron también los denominados genocidio asirio y griego, olvidados ointencionalmente ignorados incluso por el nacionalismo armenio como sucederíaaños después con los gitanos, víctimas de la barbarie nazi y del discurso sionistaorientado a presentar a los judíos como únicos mártires.

“El pueblo gitano no es muy numeroso, de modo que las estadísticas de suexterminio no son impresionantes […] murieron casi medio millón de gitanos, perocuando muere un ser humano, muere con él todo un mundo de esperanza,recuerdos y sentimientos. Arrebatar a un ser humano la dignidad de morir demuerte natural es una privación atroz”.35

Del mismo modo asegura Veiga para el caso armenio que, pese a las diferenciasentre el millón y medio de muertos que defiende el nacionalismo armenio y los 300mil de algunos autores turcos, las cifras son lo suficientemente elevadas como paracalificar el hecho como genocidio36. Más aún, aunque no hubiera habido más que unúnico hombre perseguido por su fe o su origen étnico, no hubiera dejado de ser uncrimen contra la humanidad.

Pero la explotación política, por una nación que ni siquiera existía cuando fueroncometidos los crímenes, las cifras arbitrariamente exageradas para intentardemostrar que el sufrimiento de unos no tenía parangón con el de los demás, y su

35 Robertson Davies, Ángeles rebeldes. Libros del Asteroide, Barcelona 2009. pp. 165-16636 Francisco Veiga, El turco: Diez siglos a las puertas de Europa. Editoral Debate, Barcelona

2006. p. 415.

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denominación como el primer genocidio del siglo XX, tienden a hacer olvidar a otrasvíctimas y otros genocidios ocurridos en esa época37.

Los mayores beneficiarios de este discurso son sin duda las potencias criminales(EEUU, Gran Bretaña, Alemania, Bélgica...), pero también el propio lobby armenio.Ese carácter de víctima ha sido aprovechado por el Estado y determinados sectorespara ocultar los crímenes y masacres perpetrados contra la población civil enNagorno Karabaj durante su guerra de independencia. De ese modo la voluntaddeliberada de perpetuar una mentira ha conducido a la falsificación sistemática yarbitraria de la historia.

Como recuerda el sociólogo norteamericano James Petras para el caso judío, “lamanipulación de la cuestión de las víctimas del holocausto ha contribuido de unmodo desproporcionado en la influencia que los grupos de presión pro-israelíesejercen para asegurar que tanto EEUU como la UE financien la limpieza étnica delpueblo palestino”38.

En el caso armenio uno de los primeros informes realizados sobre las masacres fuellevado a cabo por el misionero protestante alemán Johannes Lepsius. En suprimera investigación (1916) recogió una cifra de 500 mil muertos. Ese mismo añola embajada alemana en Constantinopla (aliados del Imperio otomano durante la 1ªGuerra Mundial y presumiblemente conocedores de los hechos) estimó en 800 milel número de víctimas. En 1919, Lepsius llevó a cabo una revisión de su informe (ola 2ª edición del mismo), más preciso y exhaustivo, situando el número defallecidos en 1 millón 100 mil.

Existió también una cifra oficial. El 14 de marzo de 1919, el gobierno de Estambulanunció tras la realización de una investigación que el número de víctimas armeniasdurante la guerra había sido de 800 mil. Este fue le resultado de la comisiónestablecida por el Ministro del Interior Mustafa Arif Değmer en diciembre de 1918.Esta cifra sería repetida en varias ocasiones por distintos responsables políticos. Porejemplo por parte de Mustafa Kemal Atatürk, quien reconoció ante el enviado delpresidente estadounidense Wilson -el general Harbord- que alrededor de 800 milarmenios habrían sido asesinados.

También el que fuera ministro de Interior otomano, Talat Paşa, y principalresponsable de las matanzas, dejó escrito que el número de deportados fue de924.158 personas, según reveló en 2005 el diario turco Hürriyet. [Mourenza]39

Estudios más recientes sitúan el número de víctimas entre 700 y 900 milatendiendo al censo oficial de la época y al número de refugiados en los países dela región al término de la guerra. Los historiadores armenios sin embargo se

37 Puede hablarse sin lugar a dudas de un genocidio indio perpetrado por el gobierno de EEUU, que llegó hasta las puertas del siglo XX. Del mismo modo también puede calificarse de genocidio el que ese mismo gobierno llevó a cabo en Filipinas entre 1899 y 1913. Las tropas estadounidenses quemaron aldeas, masacraron sus poblaciones y torturaron a miles de personas. Las víctimas oscilan (según los autores) entre 200 mil y más de un millón, quedando para la posteridad la frase del general Jacob H. Smith “matad a los mayores de 10 años”. La Philippine-American war Centennial Initiative dio lacifra de 510 mil civiles muertos. Como en el caso armenio muchos fallecieron en campos de concentración, por hambre o enfermedades.Igual ocurrió en la guerra anglo-boer en 1902 por el control de África del Sur. Decenas demiles de africanos y boers murieron confinados.Entre 1904 y 1907 Alemania llevó a cabo un genocidio contra las tribus herero y namaqua en la actual Namibia. Se calcula que la mitad de esas poblaciones fueron asesinadas (entre 35 y 75 mil personas). El Informe Whitaker de la ONU (1985) reconoció este hecho como uno de los primeros genocidios del siglo XX.

38 James Petras, “Modernidad y Holocaustos del S. XX. Construcción del Imperio y asesinatomasivo”. Revista Laberinto, Nº 21, 2º cuatrimestre, Madrid 2006, p. 63.

39 Andrés Mourenza, Transcaucasia exprés. Rebelión, 2009. http://www.rebelion.org/docs/86284.pdf

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muestran implacables con la cifra del millón y medio. El origen de esta controversiapodría deberse a que éstos usan, sin excepción, el censo del Patriarcado Armeniode Constantinopla, claramente sobredimensionado según todos los estudiosos.

Uno de los trabajos más rigurosos realizados sobre la población otomana es elllevado a cabo por el académico francés Daniel Panzac40. Este investigador recuerdaque el censo realizado por las autoridades otomanas en 1914 fue el primero enaquel Estado en utilizar métodos científicos y técnicas verdaderamente estadísticas.Por su parte el censo eclesiástico estaba confeccionado mediante los registrosparroquiales de nacimientos y muertes, presentando numerosas carencias ylagunas, tales como la falta de datos sobre la edad o el género de los censados.Según Panzac los datos eclesiásticos fueron notablemente “inflados” en las seisprovincias donde residía la mayor parte de la población armenia como forma depresionar al gobierno central en sus reivindicaciones nacionalistas.

En cualquier caso, si existen discrepancias en las cifras globales éstas disminuyenatendiendo a criterios porcentuales, donde casi todos los estudios sitúan entre un40 y un 50% de la población armenia el número de fallecidos, bien por lasmasacres, bien por enfermedades, inanición o por las durísimas condiciones en quefueron realizadas las deportaciones.

Las verdaderas cifras nunca se conocerán, no sólo debido a las diferencias relativasa los censos sino también por los disímiles datos sobre los refugiados, lasconversiones forzosas al Islam (Lepsius considera entre 250 y 300 mil) y losdesplazados internos que se refugiaron en zonas de montaña y cambiaron deidentidad y, aparentemente, de religión41.

Algunos novelistas actuales como Elif Şafak o Ahmet Ümit han reflejado en susnovelas el drama de esos armenios invisibles que durante décadas hanpermanecido, y continúan, en el anonimato. De manera casual en un viaje recienteal interior de Anatolia pude conocer a uno de ellos. En la pequeña ciudad de Sivas,Ilke de unos 50 años me contó que la comunidad se componía de 78 miembros,que rezaban en casa y que ocasionalmente se desplazaban a Kayseri donde alparecer cuentan con una iglesia.

El académico Panossian cree que “quizás unos cuantos miles de armeniospermanecieron en pueblos remotos, escapando de la deportación y la muerte.Algunas de estas personas fueron formalmente convertidas al Islam peromantuvieron su fe [cristiana] como religión familiar”. Es de destacar que inclusonoventa años después, existen familias y pueblos en los que de forma privada osecreta se mantienen elementos de identidad armenios o se reivindicandescendientes de armenios. Se cree que es un número insignificante, sin embargoel Patriarcado Armenio de Estambul considera que podrían llegar a ser 250 mil.

Por desgracia para estas víctimas, nunca serán tomadas en cuenta por una diásporacuya principal seña de identidad es pertenecer a la primera nación cristiana de lahistoria (uno de los mitos fundadores de la citada identidad), de modo que dejar depertenecer a ese credo es abandonar la comunidad nacional. Como le ocurrió a loshamshenis, descendientes de armenios convertido al Islam en siglos pasados y, portanto, ignorados tanto por los armenios como por los escuadrones encargados delas deportaciones en 1915. Son musulmanes suníes que hablan un dialecto armenioy que gracias a su religión escaparon a las matanzas. Viven en la zona nororientalde Turquía, en las costas del Mar Negro, y en Estambul y se estima su población enunos 300 mil individuos.

40 Daniel Panzac, “L'enjeu du nombre. La population de la Turquie de 1914 a 1927”. Revue de l'Occident musulman et de la Méditerranée, 1988, Vol. 50, Numero 1, pp. 45-67.

41 Según Raymond Kevorkian 120 mil se convirtieron al Islam y 75 mil sobrevivieron escondiéndose [en “L'Extermination des déportés Armeniens Ottomans dans le camps de concentration de Syrie-Mesópotamie (1915-1916). La deuxième phase du genocide”, Revue d'histoire arménienne contemporaine, vol II, 1996-7-8].

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LOS CULPABLES

Pese a que el paso del tiempo y la investigación de documentos oficiales y archivosestatales han permitido establecer con bastante aproximación los responsables delas deportaciones y las masacres contra los cristianos, la versión más ampliamenteextendida es que el plan fue organizado y llevado a cabo por el Estado turco o,incluso, por “los turcos”.

En un valiente y fundamental trabajo de investigación el académico turco TanerAkçam detalla aspectos fundamentales sobre la organización y ejecución delgenocidio, tras realizar un exhaustivo estudio de las fuentes documentalesotomanas y turcas42. Este autor explica cómo una vez iniciada la 1ª Guerra Mundial,en el verano de 1914, se creó la denominada Organización Especial cuyacoordinación fue asignada a los Departamentos de Defensa, Interior y al ComitéCentral del Comité para la Unión y el Progreso (CUP), partido en el gobierno.

La Organización Especial fue formada por unidades de paramilitares, y destinada aleste de Anatolia con el fin de trabajar para unificar a los musulmanes y a los turcostanto de un lado como del otro de la frontera. Estas unidades paramilitares ocuerpo de voluntarios se nutrieron fundamentalmente de tribus kurdas, prisionerosconvictos, e inmigrantes del Cáucaso y los Balcanes. Nuevos escuadrones fueroncreados en diferentes regiones del país y pasaron a ser responsabilidad directa delos responsables provinciales del CUP.

Desde un primer momento las unidades se dedicaron a realizar acciones militaresdentro del territorio ruso y también contra poblaciones armenias, así como contrasus líderes políticos, intelectuales y religiosos. Pero la indisciplina y la anarquía deestos paramilitares les llevó a atacar también a campesinos musulmanes. El ejércitolos culpó entonces del clima de caos y deterioro de la ley y el orden en la zona estedel país, y pidió la abolición de las mismas o su integración en los cuerpos regularesdel ejército. Llegados a ese punto, el CUP decidió hacerse cargo en exclusiva deestos escuadrones. En la medida que la guerra con Rusia se complicaba y parecíanexistir voluntarios armenios luchando con el enemigo, los líderes del partido degobierno idearon de manera clandestina un programa de deportación y eliminaciónde la población armenia. Hay evidencias suficientes para afirmar que la decisión fuetomada por el Comité Central del CUP tras largas e intensas discusiones.

El principal responsable fue Talât Paşa, ministro de Interior en ese momento.Bahattin Şakir fue el encargado de comandar las unidades paramilitares. Dentro delcitado ministerio se creó una estructura clandestina de mando para trasladar lasórdenes de las deportaciones y las masacres a las distintas regiones, donde losresponsables del partido serían los encargados de llevarlas a cabo utilizando paraello a los paramilitares.

De la investigación realizada por Akçam se concluye que Talât movilizó a losgobernadores provinciales para llevar a cabo las deportaciones mientras que Şakirse encargaría de liquidar a los prisioneros. Los gobernadores que no quisieroncumplir las órdenes dimitieron, fueron retirados de sus puestos o asesinados antesu negativa.

Pero no sólo numerosas autoridades se opusieron al plan genocida, también lapoblación civil ayudó en lo que pudo a sus vecinos armenios, o asistió a losdeportados en su camino hacia el destierro o la muerte.

Según relata el investigador turco43, la comunidad musulmana de Kastamonumarchó hasta la oficina del gobernador, declarando: "No pararemos mientrasnuestros vecinos estén siendo asesinados”. Algo similar ocurrió en Yozgat donde losmusulmanes se enfrentaron a uno de los asesinos al grito de "¡No hay lugar en el

42 Taner Akçam, op. cit.43 Taner Akçam, “Carta abierta al Primer Ministro Recep Tayyip Erdoğan”, publicada en el

diario Taraf el 13 de marzo de 2010.

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Corán para el asesinato de inocentes!". En Urfa Haji Halil, un piadoso musulmán,escondió durante un año en el ático de su casa a una familia armenia de ochomiembros pese a la prohibición bajo pena de muerte que existía para tal acción.Existen centenares de historias similares. Miles de musulmanes se opusieron a loque estaba pasando, pues el asesinato de inocentes no tiene cabida en el Corán.Miles de armenios reconocen: "Si estamos vivos hoy, es sin duda gracias a la ayudade algunos musulmanes".

Todos lo documentos, testimonios y comunicaciones entre los perpetradores delgenocidio dejan clara la organización del mismo por parte del CUP y laresponsabilidad intelectual y de dirección a Talat Paşa, ministro del Interior.

Tras la derrota otomana y la firma del armisticio de Mudros (30 de octubre de1918) el nuevo gobierno estableció una comisión al frente de la cual se encontrabael ministro de Interior, Mustafa Arif; los resultados de su informe, dados a conocerel 13 de marzo de 1919, señalaban que el número de armenios asesinados durantelas deportaciones fue de 800 mil. Un mes después, el 28 de abril, comenzaron losjuicios contra los responsables del CUP de la Organización Especial en Estambul. Almismo tiempo se iniciaron en diversas provincias juicios contra los responsableslocales.

Las condiciones del armisticio definían cuáles serían los límites y las fronteras delImperio otomano (básicamente las mismas que corresponden a la Turquía actual).Este territorio fue definido por los turcos como el Pacto Nacional. Además seestipuló la ocupación militar de distintos puntos del país por las tropas aliadas, elcontrol de los estrechos (Dardanelos y Bósforo), las comunicaciones y el ferrocarril,y la posibilidad de intervenir militarmente si las condiciones de seguridad se veíanamenazadas.

La derrota y el fin de la guerra significó el inicio del fin del Imperio otomano; en elinterior del país surgió un movimiento nacionalista -liderado por Mustafa Kemal-que en pocos meses llegó a constituir un contrapoder al gobierno “oficial” delSultán, con su propia asamblea y un gobierno paralelo.

En el exterior, las potencias reunidas en la Conferencia de Paz de París decidieronllevar a la práctica el sueño de siglos de acabar con el Imperio otomano por encimade cualquier otra consideración, “prefiriendo repartirse entre ellos de acuerdo a suspropios intereses imperialistas, en lugar de castigar los crímenes contra lahumanidad” [Akçam, 182].

En efecto, pese a los repetidos intentos, tanto por parte del gobierno de Estambulcomo del gobierno nacionalista de Ankara (Mustafa Kemal), de juzgar a losresponsables del genocidio, la actitud de los aliados fue en otra dirección. Deacuerdo con Lloyd George, el primer ministro británico, sacar a los turcos “fuera deEuropa” era un problema que había preocupado a la vida política europea durantelos últimos siglos por lo que había que aprovechar “esta oportunidad por la cualhabía esperado [Europa] durante 500 años y la cual no volvería otra vez”. [Akçam,184]

El 20 de diciembre de 1917, Lloyd George expresó en un discurso una premisacategórica para cuando la guerra finalizara: “la dictadura sangrienta de los Turcosnunca será restaurada”.

¿Qué significó en la práctica esta actitud? Según el telegrama enviado el 3 de abrilde 1919 a la Conferencia de París por el responsable de las potencias aliadas enEstambul:

“Con el fin de castigar a todas esas personas que son culpables de los horrorescometidos contra los armenios, es necesario castigar a los Turcos como a un todo.Por tanto, propongo que el castigo sea aplicado a nivel nacional mediante eldesmembramiento del último imperio turco, y a nivel personal juzgando a los altos

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funcionarios que figuran en la lista de que dispongo, de modo que sirva comoejemplo para sus sucesores”. [Akçam, 186]44

Por tanto, el punto de vista de los aliados fue hacer aparecer a los turcos comodirectamente responsables, y por tanto merecedores de castigo, por los crímenescometidos contra la población armenia. Pues a lo largo de todos los documentosescritos en la Conferencia de París el único asunto que se trató fue el del reparto deAnatolia entre las potencias, nunca el del destino de los funcionariosverdaderamente responsables. “Es imposible encontrar ningún documento quemencione los debates en los que se tratara la cuestión de cómo debían de serjuzgados los criminales de guerra”. [Akçam, 186]

Cuando el gobierno otomano expresó su rechazo al plan de partición de suterritorio, el Consejo de Diez (jefes de gobierno y ministros de asuntos exterioresde EEUU, Gran Bretaña, Francia, Italia y Japón) fue claro en su respuesta: los“Turcos” no podrían salvarse de su responsabilidad como nación, y anunciaron quela responsabilidad por las matanzas la sufriría el pueblo turco al completo.

“El pueblo turco, por asesinar a los armenios sin ningún motivo, ha pasado ala condición de culpable. Por tanto, la responsabilidad se encuentraenteramente en el pueblo turco. [...] La respuesta del Consejo rechaza laidea de inocencia del pueblo turco, y expresa la visión de que 'una nacióndebe ser evaluada de acuerdo al gobierno que la dirige'.” [Citado por Akçam,193]

Pese a que, como se ha citado con anterioridad, el gobierno otomano inició losjuicios contra los responsables, la invasión del territorio turco por los griegos y elposterior inicio de la guerra de liberación por parte de las fuerzas nacionalistas deMustafa Kemal dieron al traste con la posibilidad de que fueran llevados a término.

Los principales responsables del genocidio consiguieron huir del país y se refugiaronen Alemania, otros fueron capturados por los aliados y trasladados a la isla deMalta, de donde más tarde escaparían ayudados por las propias potencias queorganizaron la huida. Nunca fueron juzgados.

El Tashnak45 ya había decidido años antes de que comenzasen los juiciosencargarse personalmente del destino de aquellos a los que creía responsables dela suerte del pueblo armenio y encomendó a un joven nacionalizado estadounidensey superviviente de las primeras matanzas, Shahan Natalie, dirigir la operaciónNemesis. Los ex dirigentes otomanos que habían tomado parte en la planificacióndel genocidio fueron, poco a poco, cayendo: Talat Paşa, en Berlín; Cemal Paşa, enTbilisi; Said Halim, en Roma; Bahattin Sakir, en Berlín… Varios armenios, tildadosde “traidores” por colaborar con los turcos, fueron también ajusticiados enEstambul. Enver Paşa encontró la muerte, él mismo, en su aventura panturquistade Asia Central. [Mourenza]

Para el académico de origen armenio Razmik Panossian “los Musulmanes y losTurcos fueron históricamente 'el Otro' para la identidad armenia. Después delgenocidio ese Otro se personificó, además, como el demonio. Debido alnegacionismo del estado turco, las heridas de 1915 permanecen abiertas y lanoción del 'demonio Turco' se ha perpetuado en la cultura popular armenia. Elespíritu turco fue considerado 'inmoral, sucio y violento'. La turcofobia fueaceptada, por tanto, como 'natural' e inherente a la buena conducta”. [Panossian,240]

44 Ya antes, el 24 de mayo de 1915, con la llegada de las primeras noticias sobre las matanzas de armenios que estaban teniendo lugar, las potencias europeas advirtieron por primera vez al gobierno otomano que serían responsables de las masacres cometidascontra los armenios.

45 Federación Revolucionaria Armenia.

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LA (IN)JUSTICIA

Como ha quedado explicado anteriormente, las potencias vencedoras no prestaronmás atención que al reparto del botín, pues el único castigo aplicable era el castigocolectivo.

Por su parte tanto el gobierno otomano (Estambul) como el nacionalista (Ankara)admitieron que se habían cometido “crímenes contra la humanidad”, y criticaronestas masacres llevadas a cabo durante la 1ª Guerra Mundial. Ambos, eso sí,entendían que las responsabilidades correspondían a los organizadores yperpetradores de los crímenes. Incluso entendieron que los juicios eran política ysocialmente necesarios, por eso el gobierno otomano puso en marcha los juicios.Mustafa Kemal, mucho más pragmático, confió incluso en que los procesos sirvieranpara mantener el Pacto Nacional (el territorio acordado en el armisticio)46.

En este punto Akçam recuerda que si las cuestiones relativas al Tratado de Paz quese estaba preparando (entre las que se hallaba el Pacto Nacional) se hubiesenmantenido al margen del castigo para los responsables, hoy podríamos contar unahistoria diferente. Pero la decisión -expresada en el Tratado de Sèvres- de jugárselotodo a una carta, desmembrando el espacio otomano, 'balcanizando' el territoriomediante unidades étnicamente homogéneas y, que ello sirviera de castigocolectivo contra “los turcos” -medidas adoptadas como un todo-, significó que conla victoria del bando nacionalista en su guerra de independencia el “todo” seconvirtió en nada. Para colmo los países de la Entente permitieron que Grecia selanzara a la conquista de Asia Menor. El 16 de mayo de 1919 las fuerzas griegasinvadieron Izmir (Esmirna) dando un golpe mortal a la causa armenia. El gobiernonacionalista dio entonces por iniciada la guerra de independencia. El subsiguientetratado de paz (Tratado de Lausana, 1923) devolvió los límites a lo acordado en elPacto Nacional, por lo que Armenia no sólo vio fracasadas sus aspiracionesterritoriales sino que privó a las víctimas de una verdadera justicia.

Desde luego los proyectos wilsonianos de limpieza étnica previstos para Anatoliaseguían la misma lógica que el programa de turquificación del CUP hacia lasminorías cristianas, el que más tarde pondría en práctica Hitler contra los judíos, elllevado a cabo por el Estado israelí con los palestinos o incluso Armenia, en fechasmás recientes, en Nagorno Karabaj. Pretender dotar de legitimidad la propuestasuponía un insulto tanto a la misma idea de justicia como a las propias víctimas.Ciertamente unir como una misma cuestión los planes colonialistas de las grandespotencias y la supuesta “intervención humanitaria” (algo a lo que ahora ya estamostristemente acostumbrados) pudo enmascarar, de cara a la opinión pública de laépoca, los verdaderos intereses imperialistas. Pero visto con la óptica actual noresulta descabellado razonar que las “guerras humanitarias” o las intervencionespara restaurar la democracia no son sino la burda mascarada de planes de dominoy control de más altos vuelos.

El gobierno nacionalista de Ankara dejó claro que ni la entrada del país en guerra niel hecho de que un pequeño número de personas hubieran cometido crímenescontra la humanidad durante la contienda, podía justificar que la nación al completosufriera las represalias. En este sentido Mustafa Kemal aseguró en octubre de 1919que el grupo responsable de tan horribles acciones, abusos y que había lanzado alpaís a la ruina, consistía en una pandilla de unionistas (miembros del CUP), y queesas personas eran las que debían ser perseguidas. [Akçam, 193]

46 En un memorándum remitido al Consejo de Diez, el Gran Visir Damad Ferid Paşa, anunció su oposición a la partición de Turquía a cuenta de lo ocurrido durante la guerra. “El Gobierno otomano no aceptará la partición del Imperio o su división en mandatos”. Laactitud del Gran Visir fue tomada con sorpresa e irritación por parte de las potencias de la Entente. “[El Presidente] Wilson anunció que no había visto nada con menos sentido que esto. Al igual que para Lloyd George, que definió el memorándum como 'un buen chiste'.” (Akçam, 192).

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El gobierno otomano también reclamó al gobierno británico la extradición de losresponsables que se hallaban retenidos en Malta, con el compromiso de que seríanjuzgados. Por tres veces, entre marzo y septiembre de 1921, los gobiernos deTurquía cursaron la petición de manera oficial y formal. La primera de ellasrealizada por el de Estambul, a la segunda se sumó también el gobierno de Ankara,y la última sólo a petición del gobierno nacionalista. En todas ellas se reconocían loscrímenes cometidos durante la guerra, imputando a los líderes del CUP y miembrosdel gobierno responsables, y se reclamaba que los juicios se llevaran a cabo en elpaís bajo la legislación vigente. A la vez, ambos gobiernos rechazaban cualquiertipo de partición de Anatolia como parte de ese acuerdo.

Los países de la Entente rehusaron tales peticiones y el gobierno nacionalista,inmerso en la lucha de liberación, nunca más volvió a comprometerse en aplicar ocolaborar con el procesamiento de los culpables de genocidio. Según el ministro dedefensa británico, un tal Wiston Churchill, “la injusticia ha cambiado ahora de lado.La Justicia se ha pasado al otro bando”.

Hasta ese momento las cinco potencias (EEUU, Gran Bretaña, Francia, Italia yJapón) se habían limitado a crear una comisión, al calor de la Conferencia de París,para dilucidar las responsabilidades de los crímenes y el tipo de procedimiento quedebería seguirse. La “Comisión sobre la Responsabilidad de los Autores de la Guerray la Aplicación de Castigos” fue creada el 18 de enero de 1919 con el objetivo dedefinir quiénes eran los culpables de la guerra, determinar qué leyes se habíanvulnerado y por quiénes, la responsabilidad de estos crímenes y la forma dejuzgarlos.

Sobre lo primero no hubo dudas, los Imperios centrales (Alemania yAustria-Hungría), Bulgaria y Turquía eran los culpables. En segundo lugar seestableció la existencia de crímenes contra soldados y población civil extranjera(por parte de un Estado sobre los de otro). Pero también Alemania y Turquía habíancometido crímenes contra sus propios ciudadanos en áreas de su propia soberanía.La falta de acuerdo entre los miembros de la comisión y la inexistencia de unalegislación internacional clara -aplicable a los hechos perpetrados contra lasminorías griega y armenia en el Imperio otomano- les llevó a apoyarse en laConvención de La Haya de 1907 que de manera vaga establecía un límite“humanitario y moral” allí donde no existían leyes de guerra (o en tiempo deguerra) o no se habían constituido otro tipo de normas. En ese caso los criminalespodían ser perseguidos judicialmente.

La cuestión fue entonces decidir si se creaba -o no- un tribunal internacionalintegrado por representantes de la Entente, y qué tipo de autoridad debía tener encada caso. Tras arduas discusiones y desencuentros, los delegados estadounidensesaceptaron la propuesta de crear una Corte Internacional bajo los principios queprepararía el presidente Wilson (EEUU) y separando los “crímenes cometidos envulneración de las leyes de guerra” de los “crímenes contra la humanidad”. En esteúltimo caso la responsabilidad de enjuiciar recaería en tribunales militares que losaliados establecieran.

Este acuerdo fue trasladado a los tratados de paz particulares que se establecieroncon Alemania (Tratado de Versalles) y Turquía (Tratado de Sèvres). En este últimocaso la redacción constaba de 5 puntos en los que se obligaba al gobierno otomanoa reconocer la autoridad y jurisdicción de los tribunales militares de las potenciasaliadas y la obligación de colaborar con las mismos.

La idea de juzgar estos “crímenes contra la humanidad” nunca tuvo efectosprácticos debido a las diferentes interpretaciones que sobre la cuestión tenían laspropias potencias de la Entente. En el caso de Turquía, la Corte marcial establecidaen Estambul en abril de 1920 procesó in absentia tanto a los responsables de loscrímenes de guerra y las masacres, como a los líderes del movimiento nacionalista,entre ellos a Mustafa Kemal que fue condenado a muerte.

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Como se ha dicho con anterioridad, ni siquiera los responsables capturados por losaliados y recluidos en la isla de Malta fueron trasladados a Turquía para serjuzgados. Antes bien, llegaron a escapar de su cautiverio ayudados por sus propioscarceleros.

A MODO DE CIERRE (EPÍLOGO)

He tratado de exponer en un breve recorrido histórico detalles que pueden servirpara aclarar algunos aspectos que son falseados u ocultadas por la visión másextendida en Occidente, la de la diáspora armenia y de los sectores nacionalistasmás recalcitrantes.

Pese a todo todavía habrá quien tenga en la cabeza la pregunta más ampliamentedifundida respecto a este tema: pero entonces ¿por qué los turcos niegan elgenocidio armenio?

En primer lugar porque no está claro a quien se refiere el término “turcos”. Ademásde ser un reduccionismo, si por turcos entendemos a los ciudadanos de la Repúblicade Turquía, estamos obligados a reconocer que en este país hay quienes se definencomo turcos pero también kurdos, circasianos, judíos, armenios, alevíes, y otrosmuchos grupos étnicos-culturales que el término “turcos” ignora y sepulta. Y tanimportante como esta razón conceptual está el hecho de que es imposible encontraruna actitud homogénea, no sólo en la sociedad turca, incluso dentro de los citadosgrupos, relativa al genocidio armenio o a su negación. La pluralidad social enTurquía es, pese a todo, un modelo de convivencia multicultural bastante menosproblemático que el existente en zonas no muy lejanas geográficamente.

Pero si a lo que se refiere la pregunta, o por formularlo mejor, si el sentido de lamisma está dirigido hacia las razones de una política de Estado, lo que resultaevidente es que la opinión de la sociedad difiere de la posición del Estado.

Pese a que no existen investigaciones amplias y rigurosas sobre el genocidio queretraten de manera más o menos exacta la opinión de la vasta diversidad social delpaís, Akçam avanza que, sobre esta cuestión, la sociedad puede ser definida comoignorante, apática, fatalista, reticente y silenciosa antes que negacionista. Y dondeel silencio o el evitar manifestarse -no en el sentido de una actitud personal-, quese encuentra en todos los segmentos sociales, hace referencia al hecho de no tomaruna postura abiertamente contraria al discurso oficial del Estado. Este silenciotampoco puede ser interpretado como miedo a una opresiva política policial (puesde hecho no existe ningún artículo específico del código penal que castigueexpresarse sobre ello) sino como ignorancia o indiferencia ante la historia. Paraolvidar, primero es preciso conocer.

Pese a todo, también hay sectores académicos o políticos que frecuentemente seencargan de remover las conciencias de la opinión pública. Hace unos meses ungrupo de intelectuales, académicos y periodistas turcos iniciaron una campaña en laque pedían disculpas “a sus hermanos armenios” al tiempo que rechazaban lainjusticia que suponía la indiferencia y la negación del gran desastre que sufrieronlos armenios otomanos en 1915. En apenas unas horas la campaña recogió milesde firmas a través de internet.

Con respecto al discurso del Estado las cosas son sensiblemente diferentes. Elejército ha sido la columna vertebral de la República, pero incluso antes de ésta yatuvo un papel de liderazgo en el Imperio. Para Petras “en la consecuente 'limpiezaétnica' de todas las minorías del antiguo Imperio otomano se siguió la lógicarepublicana secular en la que los militares asumían el papel de defensores del ethos'modernista' frente a los enemigos 'imaginarios' disfrazados de minorías”. [Petras,67]

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El hecho de que el estamento militar sea el pilar fundamental es la más importantede las razones para que los valores que prevalezcan en Turquía sean máscastrenses que civiles. En lugar de democráticos o liberales, predominan otroscomo el heroísmo, la autoridad o la disciplina.

Para Akçam, que conoce bien la configuración de su país, “el Estado es sagrado”, lanación no posee al Estado, antes bien es el Estado el poseedor de la nación.Sociedad y Estado son dos entidades estancas, y ésta última organizada casi enabierta oposición al conjunto de los ciudadanos [Akçam, 230]. En su disección delos aspectos y detalles, el intelectual turco explica cómo el Estado se sustenta sobrecinco pilares, convertidos en dogmas, y que incluyen medidas legales para quien losdesafíe. Aunque en lo que se refiere al genocidio armenio no existe formalmenteveto legal pues prácticamente no quedó nadie que pudiera contraargumentar eldiscurso oficial. Algo que no ocurre, por ejemplo, con otro de los pilares convertidosen tabú: el que hace referencia al conflicto kurdo.

El ejército, garante de la estructura de poder, ya ha llevado a cabo numerososgolpes de estado para suprimir cuantas revueltas puedan cuestionar o modificar losdogmas sobre los que se sustenta la República. El manto de la ignorancia continúaextendido, y cada vez es más urgente que la sociedad llegué a conocer qué ocurrióen aquellos años de guerra.

Por último, señalar que en el plano internacional también se da una remarcabledisfunción entre medios y fines. Partiendo de la base de lo difícil (quizáirreconciliable) que es respetar la soberanía nacional de los países y, a la vez,intervenir en cuestiones internas de un estado -teniendo en cuenta que comonorma general los fines humanitarios esconden objetivos estratégicos-, los intentospara proceder contra los responsables (individuos o instituciones) de crímenescontra la humanidad acaban convirtiéndose en una tapadera para la injerencia,desestabilización y control de la política interna del país en cuestión. Si, comoocurrió en el caso armenio, los intereses de las potencias occidentales entran enconflicto con los objetivos humanitarios (y Oriente Medio es el paradigma de talespolíticas), entonces resulta ingenuo confiar en los pomposos discursos oficiales.

Es imprescindible entonces una sólida legislación internacional (y las institucionesencargadas de hacerla cumplir), fruto del consenso entre las naciones, que lascomprometa a todas por igual y que condene cuantos actos delictivos sucedan encualquier parte, y no sólo en los países más débiles. Pero si ni siquiera pareceposible marcar una separación clara entre políticas humanitarias e intereseseconómicos y geopolíticos ¿cómo llegar a un consenso ético sobre las normasglobales de intervención para casos humanitarios?

El presente artículo fue publicado en Rebelión.org el 16 de abril de 2010