giddens, anthony, sobre e p thompson, historiasocial, 94

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Fuera del mecanicismo: E. P. Thompson sobre conciencia e historia Author(s): Anthony Giddens and José Carazo Reviewed work(s): Source: Historia Social, No. 18, Especial E. P. Thompson (Winter, 1994), pp. 153-170 Published by: Fundacion Instituto de Historia Social Stable URL: http://www.jstor.org/stable/40340363 . Accessed: 27/12/2012 08:05 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp . JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. . Fundacion Instituto de Historia Social is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Historia Social. http://www.jstor.org This content downloaded on Thu, 27 Dec 2012 08:05:12 AM All use subject to JSTOR Terms and Conditions

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Fuera del mecanicismo: E. P. Thompson sobre conciencia e historiaAuthor(s): Anthony Giddens and José CarazoReviewed work(s):Source: Historia Social, No. 18, Especial E. P. Thompson (Winter, 1994), pp. 153-170Published by: Fundacion Instituto de Historia SocialStable URL: http://www.jstor.org/stable/40340363 .

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FUERA DEL MECANICISMO: E. R THOMPSON SOBRE CONCIENCIA

E HISTORIA *

Anthony Giddens

E. P. Thompson podria ser descrito como el historiador de los sociologos. Hay pocos his- toriadores a los que los sociologos les guste citar especialmente, y es probablemente cierto que la obra de Thompson goza de mayor estima entre los sociologos que entre, al menos, ciertos grupos de profesionales de la historia. La atraccion que los sociologos sienten hacia su obra se puede explicar, a un nivel superficial, por el interes que Thompson ha de- mostrado en los problemas de la formation de la clase y de la conciencia de clase, temas estos que han sido siempre considerados fundamentals en el analisis sociologico.

Pero esta no es la unica explication. Hay algo en su manera de hacer historia que ejerce una fascination especial en aquellos que provienen del campo sociologico, lo cual, vistas las cosas, parece mas bien raro, ya que Thompson ha criticado de manera acerba el tipo de conceptos y acercamientos que los sociologos tienden a utilizar cuando analizan no solo los problemas de la estructura de clase, sino aspectos mas generales de las institucio- nes. En su opinion, no solo son censurables los estructuralistas marxistas (cuyas obras re- cuerdan el planetario mecanico disenado por el conde de Orrery) sino que los escritos so- ciologicos en general pecan del mismo mal. ̂Por que encuentran los sociologos atractivas las obras de un autor que vierte unas opiniones tan poco halagiiefias sobre su quehacer intelectual? Creo que la respuesta descansa en el hecho de que aquellos investigadores -marxistas y no marxistas- educados en el marco de un pensamiento sociologico ortodoxo descubren en la obra de Thompson algo que echan a faltar en gran parte de las obras de sociologia. Este algo podria ser definido de un modo amplio como el sentido de la action humana. En varias de las corrientes sociologicas dominantes, los seres humanos no apare- cen como hacedores de su propia historia sino como infortunados titeres a merced de fuer- zas sociales que no son capaces de controlar ni de entender. Aunque su trabajo se inscriba dentro de esta perspectiva, los sociologos tienen por fuerza que reconocer que, aunque sea

* Publicado originariamente en Social theory and modern sociology (1987). N. del T. La traduccion del ti- tulo original de este articulo (Out of the Orrery: E. P. Thompson on Consciousness and History) plantea algu- nos problemas. El termino ingles orrery se refiere a un dispositivo mecanico disenado por el conde de Orrery a principios del siglo dieciocho que representaba los movimientos de los planetas alrededor del sol por medio de un mecanismo de relojeria. Por otra parte el autor del articulo alude claramente al ensayo de Thompson La mi- seria de la teoria, cuyo titulo completo es The Poverty of Theory or an Orrery of Errors. Ante la imposibilidad de llevar a cabo una traduccion literal, se ha optado por utilizar el termino mecanicismo que creemos recoge, aunque solo sea en parte, el sentido original.

Historia Social, n.° 18, invierno 1994, pp. 153-170. 153

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en parte, su punto de vista es inadecuado. Y es que, en nuestra calidad de seres humanos, conocemos bastante bien por que hacemos lo que hacemos, y este conocimiento moldea de manera sustancial aquello que hacemos. En la medida que los conceptos y las teorias sociologicas no son capaces de captar los componentes "activos" de la conducta humana deben ser considerados gravemente insuficientes.

El problema de la action humana es un tema filosofico de considerable complejidad que no parece que pueda ser resuelto de manera definitiva, ni mucho menos, por los socio- logos o los historiadores. Sin embargo, las obras de Thompson proporcionan un ambito excelente para examinar algunas de su implicaciones, ya que dicho historiador otorga una enorme importancia a la capacidad de los agentes humanos para moldear una y otra vez las condiciones de su existencia. Si hay un solo teorema marxiano que domina los estudios historicos de Thompson es aquel que dice que los seres humanos "hacen su propia histo- ria". Esta terminologia impregna claramente tanto el titulo como el cuerpo de su gran estu- dio sobre el desarrollo de la clase obrera inglesa, asi como el resto de sus escritos histori- cos y politicos. Gran parte de lo que pretendo exponer a continuation esta basado en los argumentos criticos que Anderson utilizo en su polemica con Thompson, ya que algunos de los problemas relativos a la action humana y la historia aparecen claramente delineados en el mencionado debate. l

La polemica Anderson-Thompson

Las referencias de Thompson a la action humana y la historia tienen un triple carac- ter. Por un lado, al escribir la historia "desde abajo", Thompson se preocupa por rescatar a las grandes masas anonimas del pueblo llano de la condescendencia de los historiadores que tienden a considerarlas exclusivamente como inertes y reactivas. En segundo lugar, y en un sentido mas general, Thompson enfatiza continuamente el caracter contextualizado de la actividad humana, en funcion del cual hay que entender la action humana. Es preciso comprender a los que dominan en su completa individualidad, exactamente igual que a aquellos que son dominados. El obispo Trelawney, sus ayudantes, Richard Norton y todos los demas personajes que pueblan las paginas de Whigs and Hunters aparecen tan vivos frente al lector como cualquiera de los componentes del Ejercito de Reparadores descritos en su estudio sobre los origenes de la clase obrera inglesa. 2 En tercer lugar, Thompson mantiene una logica reserva frente a los conceptos que, segiin su opinion, no tienen en cuenta la plasticidad de la action humana. Su famosa afirmacion de que la clase obrera no se formo como consecuencia de un proceso de cambio mecanico sino que "estuvo presente en su propia formation", va seguida inmediatamente de un comentario sobre el concepto de clase donde se exponen una serie de reservas sobre las circunstancias en que seria justi- ficable utilizar tal concepto. La clase, dice Thompson, no es una "estructura" ni una "cate- goria" sino "algo que de hecho tiene lugar... en las relaciones humanas". "La idea de clase", continiia Thompson, "implica la idea de relation historica. Como cualquier otra re- lation, posee una fluidez que elude el analisis si tratamos de pararla en seco para diseccio- nar su estructura. El cazamariposas sociologico de mas fina malla no podria capturar un especimen puro de clase, del mismo modo que tampoco podria atrapar ejemplares puros de deferencia o amor. La relation debe estar siempre encarnada en gente real en un con- texto real". 3 Thompson no solo se opone a la imagen de la clase-como-estructura sino que

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1 Perry Anderson, Arguments Within English Marxism, Londres, Verso, 1980. 2 E. P. Thompson, Whigs and Hunters, Harmondsworth, Penguin, 1977. 3 Ibid., The Making of the English Working Class, Londres, Gollancz, 1965.

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es igualmente critico de las concepciones "antropomorficas" de la clase. Solo los agentes humanos poseen voluntad, conciencia y moralidad; las clases no.

^Como se entretejen estas ideas en el desarrollo puramente historico de La formation de la clase obrera en Inglaterra? A este respecto, el libro tiene un tono difiiso, casi flacci- do. El texto es rico en detalles y, como todas sus obras, esta escrito con un estilo arrebata- dor. Pero es una obra en la que los apuntes historicos y las descripciones predominan sobre la elaboration de una vision analitica acabada. El mismo se refiere a esta obra mas como "un conjunto de estudios" unidos por un tema comun que como una historia cronologica o como el intento de reunir datos historicos para cimentar una teoria concreta. De manera consciente opone su analisis a las que considera (o consideraba en ese momento) ortodo- xias dominantes en la historia obrera. En las obras historicas que el reputaba de fabianas los miembros de la clase obrera carecen de energia colectiva hasta que sus voluntades son coordinadas por organizadores y lideres prescientes. Para los historiadores economicos de tendencia estrictamente empirica, los obreros son meras unidades numericas dentro de una fuerza de trabajo migratoria, objetos de un analisis estadistico. Finalmente nos encontra- mos con una ortodoxia historicista que busca en las primeras etapas del desarrollo de la clase obrera antecedentes de formas de organizacion obrera que se consolidaron posterior- mente.

Ninguna de las dos primeras ortodoxias citadas anteriormente otorga suficiente peso a las luchas activas de los trabaj adores en la conformation de las condiciones de sus pro- pias vidas; mientras que la tercera se olvida de todas aquellas ideas y modos de actuation que no han perdurado, dejando con ello de explorar los territories de experimentation his- torica que no han dejado rastros duraderos. Puede que las protestas de aquellos que vieron destruida su forma de vida fueran en gran medida baldias y se olvidaran rapidamente, pero son esenciales para entender las actividades de los trabajadores de ese periodo, y nos pue- den ensenar hoy en dia lecciones a mas largo plazo, ya que de las derrotas historicas no se puede evidentemente deducir que un conjunto determinado de ideas y practicas carezca de signification.

Al describir la estructura de La formation de la clase obrera Thompson dibuja una secuencia que va de lo subjetivo a lo objetivo y viceversa. El libro se abre con la descrip- tion de una sesion del Consejo Privado en 1794 en la que fiieron interrogados Thomas Hardy, John Thelwall y otros miembros de la Sociedad de Correspondencia de Londres. Thompson sefiala que la naturaleza personal de los contactos entre los progenitores de la reforma parlamentaria y los altos poderes del reino contrasta de modo llamativo con los choques impersonales que habrian de caracterizar los periodos posteriores. Algunos histo- riadores han afirmado que la Sociedad de Correspondencia de Londres fue la primera or- ganizacion politica especificamente obrera en Gran Bretana. Pero, como Thompson se ha esforzado en demostrar, esta organizacion era mas una heredera del "radicalismo popular" que una encarnacion de la protesta obrera. Esencialmente constituyo un puente entre las viejas y las nuevas formas de rebelion. La importancia y originalidad de su planteamiento radica en su analisis de las creencias de los miembros de la Sociedad, que finalmente sir- vieron para reorientar el Radicalismo preexistente hacia nuevas empresas. Es exactamente en este contexto donde Thompson intenta sustanciar su afirmacion de que la clase se formo a si misma tanto como foe formada. Por ejemplo, puede parecer poco relevante, desde la perspectiva actual, que una de las reglas de la Sociedad determinara que no se podia limitar la entrada de miembros en la organizacion; pero de hecho fue vital en el alumbramiento de una definition de la politica despojada de la idea de que solo una mino- I ria tenia el derecho o la capacidad de gobernar. Con esta decision la Sociedad se alejaba I de las viejas tradiciones del Radicalismo en las que lo "politico" se identificaba con los I derechos de propiedad. Con ello se empezaban a incubar nuevas ideas de participation de- I 155

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mocratica -ideas que contribuirian al desarrollo del enorme dinamismo que alcanzo poste- riormente la clase obrera en su conjunto. Como ocurre en otros lugares de su obra, hay aqui algo mas que un eco de la critica weberiana a las concepciones mas mecanicas del marxismo. No hay ninguna evidencia, que yo sepa, de que Thompson haya estado de modo directo significativamente influido por Weber, a no ser a traves de Tawney. Pero uno de los temas principales que subyace en el estudio de Thompson -los origenes de una es- fera distinta de "relaciones economicas" en el desarrollo capitalista- tiene una clara afini- dad con los problemas que Weber contribuyo a poner sobre el tapete. Weber estudio un pe- riodo historico anterior y concentro su atencion en la formation del espiritu empresarial. El trabajo de Thompson se centra en los asalariados en una fase mas tardia del desarrollo capitalista. Sin embargo, ambos subrayan, por diferentes caminos, que lo "economico" es una categoria cultural y que las practicas y los ideales religiosos influyeron en su configu- ration. No se trata solo de que las ideas constituyan influencias movilizadoras, sino que nociones que en algunos contextos tienen un caracter profundamente reaccionario en otros pueden ser puestas al servicio de fines progresistas.

Asi, las visiones del mundo de las sectas disidentes incorporaban ideas que, en ciertas circunstancias, podian provocar el quietismo politico mientras que en otras estimulaban un sentimiento de rebeldia radical frente al orden de cosas existente. En un determinado con- texto, nos encontramos con un sentimiento de fatalismo frente a las injusticias y miserias de este mundo, alentado por la expectativa de bienes sin cuento en la otra vida. En otro, estas mismas ideas podian alimentar un intenso celo reformista de caracter secular. El mismo choque de interpretaciones que el dogma religioso provoca con tanta frecuencia ge- nera un poderoso impulso de transformation social. Las concepciones de John Wesley, lider inspirador del renacimiento evangelista en el siglo dieciocho, se nutren de la tradi- tion de la Iglesia Establecida. Wesley no busco fundar una organization metodista nueva, sino reformar la Iglesia del siglo dieciocho. El metodismo fue, en palabras de Thompson, "una religion para los pobres", pero al mismo tiempo estaba marcada de forma inequivoca por las caracteristicas del contexto en el que nacio. La mezcla de metodismo y las tradicio- nes de la vieja disidencia constituyo una influencia tanto estabilizadora como corrosiva respecto a los patrones de comportamiento tradicionales. Puede ser que la extension del metodismo contribuyera a frenar la revolution en Inglaterra a principios del siglo dieci- nueve, pero ello no fue debido en absoluto a que dicha iglesia sofocara el impulso de pro- testa. Bien al contrario, el metodismo ayudo a promover la autoconfianza y la capacidad organizativa de los trabajadores.

Es muy dificil separar los elementos progresivos de los regresivos. No deberiamos, por otra parte, ver la influencia de la religion separada de su "otra cara": los ignorantes, los indigentes, los delincuentes. La tradition de la multitud y la revuelta mantiene una re- lation con el desarrollo ulterior del movimiento obrero no menos paradqjica que la de la ascendencia de la etica religiosa. La aversion a la ley, la insurrection popular y el motin no son en si mismos fenomenos que se pueden claramente calificar como precursores de un movimiento obrero inspirado democraticamente. Si lo fueron en parte es porque ayudaron a generalizar la oposicion a los privilegios que otorgaban la propiedad y el poder. La liber- tad frente a la intrusion del estado en la vida cotidiana era quizas el unico hilo que unifico las influencias respetables y las menos saludables en la formacion activa de la clase obrera inglesa.

En el planteamiento de Thompson, la transition desde el analisis de las influencias I objetivas en la formacion de la clase obrera a las subjetivas tiende tambien a ser una se- I cuencia historica. En el periodo anterior aproximadamente a la primera decada del siglo I diecinueve, su narration se concentra principalmente en los conceptos e ideas que infor-

156 I maron la protesta social. Cuando trata el periodo siguiente, sin embargo, pone mucho mas

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enfasis en una serie de cambios sociales de caracter impersonal. O quizas no se trate tanto de un problema de periodizacion como de la intrusion de una especie de explication "es- tructural" en el hilo narrativo de Thompson. Si esto es asi, probablemente refleja las difi- cultades basicas con las que se encuentra a la hora de poner en relation lo que la gente "hace que suceda" con lo que "les sucede a ellos" -que es exactamente el tema que me in- teresa principalmente en el presente analisis. Nuestro historiador escribe: "Las cambiantes relaciones de produccion y condiciones de trabajo de la revolution industrial no fueron impuestas sobre materia prima humana sino sobre ingleses libres por nacimiento...". 4 De esto parece desprenderse que en las "cambiantes relaciones de produccion" y en las "con- diciones de trabajo" no hubo implication alguna de la action humana, mientras que esta si existio en las respuestas que aquellas generaron. Ha habido una dilatada discusion sobre si las condiciones materiales de vida de la mayoria de la poblacion mejoraron o empeoraron en el transcurso de las primeras decadas del siglo diecinueve. Para Thompson este tema ha sido interpretado erroneamente, ya que el problema real no es la evolution de la renta ma- terial sino el cambio total de un modo de vida. Conviene decir aqui, sin embargo, que el tono del analisis se invierte sutilmente con respecto al que imperaba en los primeros capi- tulos del libro. Thompson deja bien claro que la conciencia de clase de los trabajadores en los afios iniciales y centrales del siglo diecinueve se nutrio de la tradition disidente ante- riormente existente. Pero hay una curiosa falta de contenido historico en su afirmacion de

4 Ibid., Idem, The Making..., p. 194. I 157

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que en 1831-32 Inglaterra estuvo en una situation de crisis revolucionaria potencial. Pare- ce que esta hubiera sido una buena ocasion para explorar fructiferamente la conexion entre las influencias objetivas y las subjetivas. Sin embargo, tal exploration no se lleva a cabo con el detalle necesario.

La orientation general de La formation de la clase obrera es coherente con las ideas sobre la subjetividad y la objetividad que Thompson nos ofrece en otros lugares de su obra, por ejemplo cuando analiza la debilidad de algunos conceptos marxistas. En diversas ocasiones, Thompson ha expresado su insatisfaccion con el modelo marxiano de base y superestructura. Lo que es importante en este concepto no es que las circunstancias mate- riales produzcan resultados especificos en terminos de cultura o conciencia sino que, co- rrectamente interpretado, representa la dialectica entre el ser social y la conciencia social. 5 Lo importante es el aspecto dialectico y no la causalidad mecanica que a menudo se asocia con dicho concepto. Una vez mas los sociologos se ven expuestos al fuego graneado de Thompson, ya que muchos de ellos, dice Thompson, son demasiado aficionados a "enca- sillar y usar terminos arquitectonicos" al describir procesos que de hecho estan en conti- nuo cambio historico. "Solo podemos describir los procesos sociales... escribiendo histo- ria". Cualquier otra vision de la distincion base-superestructura o es una metafora ilusoria o expresa una forma de reduccionismo ilegitimo. Debemos, sigue diciendo, descubrir un modo de entender los procesos sociales que acepte la autonomia de la conciencia humana al tiempo que reconozca la influencia del "ser social". 6

Pasemos ahora a la critica de Anderson. Anderson ha escrito sobre la obra de Thomp- son en varias ocasiones. Nos concentraremos aqui solamente en el mas detallado y com- prensivo de sus analisis. El problema de la action humana, sefiala Anderson, "es el tema clave que organiza toda la obra de Thompson". Su ataque a los sociologos, su devastadora- mente detallada -£se me permitiria decir que sobre-determinada?- critica de Althusser, su desconfianza de los modelos analiticos en general, se derivan de la enorme importancia que Thompson da a la election y al significado en la construction de la historia. A Ander- son no le resulta excesivamente dificil mostrar que aunque en las obras de Thompson se hace especial hincapie en la importancia de la action humana, este concepto esta muy poco explicado. Un estilo por sugerente que sea no compensa lo inadecuado de un anali- sis. Interpretemos la action humana, dice Anderson, como "la actividad consciente dirigi- da hacia un fin". 7 Si la entendemos asi resulta bastante evidente que todos nosotros nos dedicamos a esta actividad casi todo el tiempo. Definida de manera tan general la notion de action humana sigue siendo filosoficamente dificil pero sus implicaciones resultan de escaso interes para el estudio historico o el debate teorico. Podemos, sin embargo, avanzar un poco si distinguimos tres tipos de "fin" que los individuos pueden perseguir.

En el curso de gran parte de la historia humana, la mayoria de los actores han pasado una parte fundamental de su tiempo persiguiendo objetivos confinados estrechamente en el contexto de la vida cotidiana. Dichos proyectos, en palabras de Anderson, "estan inscri- tos dentro de las relaciones sociales existentes y, de modo tipico, las reproducen". Este es el "ambito de... la action universal". 8 Los proyectos individualizados y ordinarios perse- guidos en las actividades sociales cotidianas se pueden distinguir de las empresas y ambi-

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5 Ibid., "The moral economy of the English crowd in the eighteenth century", Past and Present, febrero, 1971. ["La economia * moral' de la multitud", en Tradition, revuelta y consciencia de clase, Critica, Barcelona,

. 1979.] Ibid, "The Peculiarities of the English", en The Poverty of Theory, Londres, Merlin, 1978, pp. 77-81.

I6 Vease tambien, E. P. Thompson, "Folklore, Anthropology and Social History", Indian Historical Review, vol. 3, 1978. ["Folklore, Antropologia e Historia Social", Historia Social, n.° 3, Valencia, 1988.]

I 7 Perry Anderson, A rgumen ts... I 8 Ibid., p. 19.

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ciones de indole mas piiblica, por ejemplo, la creation de asociaciones politicas, los movi- mientos religiosos, las aventuras militares, etc. En su mayor parte, ninguno de estos dos tipos de actividad encaminada a un fin transforma la sociedad de un modo consciente. Hay, no obstante, un tercer tipo de action colectiva intencionada que busca activamente al- terar las relaciones sociales existentes. La action en este sentido se asocia de manera mas o menos especifica con la modernidad, con la idea de que entender la historia es la base para controlarla. La revolution politica secular es una de las primeras y mas comunes for- mas de action de este tipo. Sin embargo, en opinion de Anderson, las revoluciones bur- guesas de los siglos dieciocho y diecinueve solo prefiguran de un modo vago tal variedad de action humana. Anderson hace la notable afirmacion de que el movimiento obrero fue el fundador real de esta novedosa dinamizacion de la historia, y que la Revolution Rusa es su maxima expresion.

Segiin Anderson, Thompson tiende a mezclar el primer y segundo tipo de action con el tercero, en lo que se basa a menudo la fuerza de sus analisis. Del hecho de que los agen- tes persiguen intencionadamente objetivos en sus vidas cotidianas no se puede deducir que la historia se organiza en torno a proyectos colectivos de transformation social. Activida- des en las que los individuos buscan un fin concreto pueden tener consecuencias que son del todo indeseadas. No podemos poner en el mismo saco la decision de un individuo de casarse con la distribution de las tasas matrimoniales en una comunidad dada en un perio- do concreto. Cuando, al hablar de la historia, Thompson utiliza expresiones como "practi- ca humana no controlada" o dice que la historia es producida por "agentes humanos siem- pre frustrados y siempre renacientes", ignora la naturaleza historicamente cambiante de la action intencionada y tiende a convertir en axioma lo que en realidad deberia ser el objeti- vo de la investigation historica. A los ojos de Anderson, Thompson tiende por ello, curio- samente, a volver a caer en las limitaciones del estructuralismo althusseriano que precisa- mente intenta combatir. En ninguno de estos dos planteamientos se explica de modo adecuado la creciente intrusion de la intencionalidad historica.

Una de las razones que Anderson da para explicar las limitaciones de la postura de Thompson es que este tiende a identificar la action con la voluntad y no con el razona- miento, con la volition mas que con el conocimiento. En parte esto esta relacionado con el papel que un inexplicado concepto de "experiencia" humana juega en la obra de Thomp- son. La experiencia es para Thompson el mediador entre la subjetividad y la objetividad, el medio a traves del cual "la estructura se transmuta en proceso". Anderson no tiene dema- siados problemas en demostrar que la "experiencia" aparece de un modo cambiante y am- biguo en las obras de Thompson. Como sefiala Gadamer al comentar el uso que Dilthey hace de Erlebnis, "experiencia" puede tomarse por lo menos en dos sentidos. 9 Dicho con- cepto puede referirse a la perspectiva subjetiva de un individuo que participa en una gama concreta de actividades, o tambien a aquello que un individuo aprende en el transcurso de tal participation. Lo primero no implica necesariamente lo segundo, aunque el enfasis de Thompson en la importancia de la action humana en la historia tienda a asimilarlos. Expe- rimentar la historia no es lo mismo que aprender de ella, y para concretar lo que significa aprender de la historia hay que procurar distinguir lo que es experiencia valida y util de lo que no lo es.

No obstante, para llegar a un tratamiento mas convincente de la idea de action huma- na, deberiamos quizas fijarnos en los contextos en los que Thompson pone en relation la experiencia con el "ser social". Thompson parece hablar de la existencia de formas defini- das de "ser social" que son, por asi decirlo, reelaboradas por los actores individuates en la

9 Hans-Georg Gadamer, Truth and Method, Londres, Sheed & Ward, 1975. I 159

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^eneracion de las actitudes, las ideas y los modos de comportamiento que estos adoptan. Este parece ser el sentido que el mismo quiere extraer de las afirmaciones propedeuticas que aparecen al principio de La formation de la clase obrera en Inglaterra. Decir que la clase obrera "se formo a si misma en la misma medida que fue formada" implica invocar esa dialectica de la experiencia y el "ser social" que Thompson considera la esencia de una aproximacion materialista a la historia. Pero lo que no esta claro es que los analisis conte- nidos en el libro den validez a tal afirmacion. Como ya he sefialado, la narration pasa de cambios subjetivos a otros de indole mas objetiva, pero no se puede decir que los ponga en relacion de modo sistematico. Algunos de los principales procesos institucionales de trans- formation que el desarrollo del capitalismo industrial en Inglaterra trajo consigo apenas se mencionan en una obra de tan vasto calado. Como dice Anderson: "los irregulares ritmos y cesuras, la desigual distribution y desplazamiento de la acumulacion de capital entre 1790 y 1830 marcaron inevitablemente la composition y el caracter del naciente proleta- riado ingles. Sin embargo estos hechos no encuentran un lugar en este relato de su forma- tion". 10 La brillantez estilistica de la obra tiende a enmascarar el hecho de que el complejo entramado formado por los determinantes objetivos y la experiencia subjetiva queda en gran parte por analizar. La amplia gama de condicionantes que condujeron realmente a la formation de la clase obrera inglesa se ve reducida a una oposicion entre protesta y resis- tencia que opera en gran parte en el interior de las ideas y comportamiento de los mismos miembros de la clase obrera.

Estas limitaciones se hacen sentir en, y son expresivas de, la sospecha que Thompson tiene de conceptos que le parecen "metaforas imposibles de usar". Para Thompson la clase existe cuando los individuos siente una identidad comun en oposicion a otros". La clase no es una pieza del artilugio mecanico disefiado por el conde de Orrery

Cuando hablamos de una clase estamos pensando en un conjunto de personas definido de un modo muy amplio que comparten las mismas categorias de intereses, experiencias sociales, tradiciones y sistema de valores, que tienen tendencia a. comportarse como una clase, a definirse a si mismos en sus acciones y en su conciencia en relacion con otros grupos de personas en terminos de clase. Pero la clase en si misma no es una cosa, sino que es algo que sucede. n

Una vez mas esta position revela flancos debiles frente a la critica. Anderson sefiala que si la clase solo existiera cuando los individuos son conscientes de tener intereses co- munes en un proceso de lucha, estariamos frente a un fenomeno relativamente marginal. De modo particular en las sociedades precapitalistas, las clases solo han generado en con- tadas ocasiones formas significativas de identidad colectiva. La conciencia de clase de los trabajadores durante el periodo inicial de la emergencia del capitalismo industrial en In- glaterra era especificamente diferente de cualquier cosa que hubiera habido antes. Solo si definimos la clase de modo objetivo, de manera que no corresponda necesariamente con la conciencia de pertenencia a una clase, podremos analizar tal fenomeno de modo plausible. Debemos tener un medio de examinar la intersection entre lo objetivo y lo subjetivo.

Las objeciones planteadas al analisis que Thompson hace de la "formation de las cla- ses" se pueden complementar, aiiade Anderson, con una critica del modo en que aquel in- terpreta la formation de la historia por las clases. Al criticar a Althusser, Thompson fija su atencion, en un momento dado del analisis, en el plan que Engels propone para la com- prension del cambio historico. La historia, dice Engels, nace de los conflictos entre dife- rentes motivaciones individuates, por lo cual se producen acontecimientos que no son ni

160 I 10 Perry Anderson, Arguments ..., op. cit, pp. 33-34. 11 E. P. Thompson, "Peculiarities", p. 85.

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previstos ni deseados por los individuos cuyas acciones los provocan. Thompson acepta que esto proporciona una especie de formula general para la comprension de la historia como "practica no controlada", pero al mismo tiempo esta idea deja mucho que desear ya que la action humana se ve asi, como si dijeramos, "anulada" por los efectos no buscados de las intenciones individuales. No obstante, continiia Thompson, si aceptamos que las motivaciones individuales estan influidas en un grado fundamental por la clase, podemos enriquecer el planteamiento de Engels. La historia es moldeada, al menos en las socieda- des de clases, por la conformation de las perspectivas y las actividades en terminos de clase.

Sin embargo, como senala Anderson, tal posicion no tienen mucho sentido a la luz de la conception que el propio Thompson tiene de la naturaleza de la clase, ya que este tiende a enfatizar que las clases solo aparecen cuando los individuos comparten una similar vi- sion del mundo y una identidad. Segiin Anderson, "la espinosa cuestion" que la posicion de Thompson plantea es la siguiente: si los procesos historicos globales son el resultado no buscado de las acciones y motivaciones de un gran niimero de individuos, £como expli- camos el caracter ordenado que aquellos poseen? Este problema, sugiere Anderson, ha ocupado tanto a Parsons como a Sartre. La solution que Parsons dio a lo que el llamo el "problema hobbesiano del orden" es absolutamente insatisfactorio, ya que se basa en la in- fluencia estabilizadora de las normas y valores comunes que supuestamente se descubren en cualquier sistema social duradero. La respuesta de Sartre es algo mas interesante. Sartre trata de investigar como los diversos proyectos individuales que los agentes humanos si- guen se funden para crear su reverso: los sectores "muertos" o "practico-inertes" de las instituciones sociales. ̂Como es que las tendencias generales de la historia emergen de circunstancias que no solo nadie desea sino que se resisten a los intentos de ser dirigidas conscientemente? La conclusion de Sartre, que contrasta con la de Parsons, refleja la per- sistente dicotomia entre lo que se conoce por teorias del consenso, por un lado, y las teo- rias de la coercion por otro. Para Sartre, es esencialmente el poder, y mas concretamente el poder coercitivo del estado, el que produce la coordination de la totalidad social.

Anderson no encuentra satisfactoria ninguna de estas dos soluciones ya que son in- compatibles con el enfasis que el marxismo pone en la preeminencia de las influencias economicas en la historia. Segiin el, cuando Marx critico las ideas de Hegel y During tras- cendio precisamente los puntos de vista que Parsons y Sartre representan dentro del pensa- miento social mas reciente. No se puede arrojar luz sobre el problema del orden si parti- mos conceptualmente de actores que buscan fines intencionadamente y luego tratamos de analizar porque sus esfuerzos conducen a resultados diferentes de sus intenciones. "Es, y debe ser, el modo de production dominante el que confiere la unidad fundamental a la for- mation social, el que asigna su posicion objetiva a las clases dentro de ella, y el que distri- buye a los agentes dentro de cada clase". 12 Esto da como resultado procesos de lucha de clases, pero estos no son anteriores al origen del orden social porque los modos de produc- tion dan lugar a las clases, no al contrario. Por supuesto, continiia diciendo Anderson, no podemos estudiar exclusivamente como se consigue el orden en la sociedad, ya que el des- orden debe ser analizado tambien. Al decir esto, acude de nuevo a la ortodoxia del mate- rialismo historico: a las contradicciones entre las fuerzas y relaciones de production, que se cruzan con los conflictos entre las clases. Al final, por lo tanto, opta por una salida mas cercana a la interpretation clasica del materialismo historico que la que, segiin el, han adoptado tanto Thompson como Althusser. Anderson concluye:

12 Perry Anderson, Arguments..., op. cit, p. 55. I 161

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La importancia que, de modo infatigable y unilateral, Althusser otorga al peso abrumador de la ne- cesidad estructural en la historia se corresponde mas fielmente con los principios centrales del mate- rialismo historico, y con las lecciones reales que nos proporciona el estudio cientifico del pasado, pero al precio de oscurecer la novedad del movimiento obrero moderno y atenuar la vocation del socialismo revolucionario. La apasionada defensa que Thompson hace del poder de la accion huma- na para moldear las condiciones colectivas de vida, por otro lado, esta mucho mas cercana de las in- clinaciones politicas que Marx y Engels exhibieron en su propio tiempo. El problema es que dicha potencialidad tiende a ser proyectada hacia el pasado como si formara parte de la trama de la histo- ria, lo cual esta en abierta contradiction con las milenarias negaciones de la autodeterminacion en el reino de la necesidad. Curiosamente, de entre estos dos conjuntos de generalizaciones extremadas, Althusser se inclina hacia la historia y Thompson hacia la politica. El clasico punto de equilibrio de los fundadores del materialismo historico se encuentra a cierta distancia de ambas alternativas. 13

Interpretaci6n y evaluaci6n

El debate entre Thompson y Anderson nos trae ecos de controversias que han sacudi- do durante mucho tiempo a las ciencias sociales y a la historia. Las diferentes escuelas de pensamiento social tienden a separarse en torno a la cuestion de la accion humana. 14 Es ti- pico que aquellos que, como Thompson, tienden a afirmar la primacia de la accion huma- na hayan encontrado considerables problemas en enfrentarse, tanto desde el punto de vista sustantivo como conceptual, con lo que podriamos llamar las "restricciones estructurales" de la accion humana. Por otra parte, aquellas tradiciones de pensamiento que enfatizan la importancia de las instituciones sociales preexistentes han mostrado en general serias defi- ciencias a la hora de incorporar la accion humana a su analisis historico. Hay que sefialar a este respecto que Althusser es uno de los que ofrece una interpretation menos plausible.

El hecho de que se haya mantenido durante tanto tiempo un dualismo tal en el seno del pensamiento social es indicativo de las dificultades que plantea desarrollar un punto de vista capaz de integrar de manera adecuada tanto la accion humana como las restricciones estructurales. Pero gracias a la polemica surgida entre Thompson y Anderson, asi como a los avances experimentados en la filosofla de las ciencias humanas, podemos enfocar este problema con mas claridad que nunca. Anderson insiste en que la accion humana plantea problemas filosoficos de considerable entidad, y es por lo tanto sorprendente que este in- vestigador soslaye tales problemas en su analisis del mismo modo que Thompson lo hace siempre que se enfrenta con el tema de la accion humana. Sin ninguna vacilacion, Ander- son asimila accion humana con "actividad consciente dirigida a un fin" y solo en la notion de "fines" encuentra materia adecuada para una reflexion analitica seria. Esto evidente- mente no es correcto, y aunque formula una serie de valiosas correcciones al planteamien- to de Thompson, comete el error de ignorar determinadas consideraciones de gran impor- tancia.

Desde el punto de vista filosofico, la investigation del caracter de la accion humana presupone la contestation de al menos dos preguntas. ^Que hay en los agentes que los di- ferencia de los objetos o de la actuation de las fuerzas impersonales en el mundo de la na- turaleza? ̂Que distingue a los agentes humanos de otros seres a los que se puede razona- blemente atribuir la capacidad de actuar -es decir de los animales no humanos? Aun reconociendo la complejidad de los asuntos que se acaban de plantear, podriamos adelan- tar las siguientes respuestas. La accion es una manifestation de un organismo, que por lo tanto posee un cuerpo que es capaz de intervenir causalmente en la cadena de aconteci-

162 I 13 Ibid., p. 58. 14 Anthony Giddens, The Constitution of Society, Cambridge, Polity Press, 1984, cap. 1.

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mientos que constituye su entorno de comportamiento. La accion, por tanto, presupone un "motor de los acontecimientos", es decir el agente. Pero tambien implica que dicho "motor" es un ser portador de conceptos, conceptos que se utilizan para organizar las acti- vidades que modifican el flujo de acontecimientos en el mundo. En otras palabras, la ac- cion presupone la capacidad de "actuar de otra manera". Podemos suponer que los anima- les superiores son seres portadores de conceptos, y que por lo tanto en ese sentido son agentes. Los seres humanos difieren de los animales en que poseen lenguajes sintactica- mente diferenciados. La gama de operaciones intelectuales que los seres humanos son ca- paces de realizar -esten estas incrustadas en el contenido practico de lo que hacen o sean formuladas discursivamente- es inmensamente mas amplia que la de los animales no hu- manos. Los seres humanos tienen una comprension de si mismos como agentes, lo que les otorga una capacidad de apropiarse reflexivamente del conocimiento que les esta negada a los animales no humanos. Los seres humanos son capaces de "poner entre comillas" con- ceptualmente el tiempo y el espacio, conectando asi el futuro y el pasado de un modo que escapa a las posibilidades del resto del mundo animal. No hay razones para dudar de que el comportamiento de los agentes animales esta orientado a la consecution de fines. Pero en el caso de los agentes humanos la biisqueda de fines se integra en un continuo proceso de reflexion sobre lo que el actor hace, algo que es intrinseco a lo que ese "hacer" es.

Los aspectos analiticos relacionados con la accion humana, tal como aparecen en el debate entre Thompson y Anderson, tienen que ver con el "se podria haber hecho de otra manera" de la accion humana y con la naturaleza de esa observation reflexiva antes men- 163

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cionado. De modo particular nos encontramos, por supuesto, con la cuestion de como estos rasgos de la actividad humana se relacionan con la integration de la action indivi- dual en las grandes totalidades sociales.

Parece litil, antes de adentrarnos en el analisis de estos puntos, tratar de clarificar las apelaciones a la action humana y a la naturaleza de la "historia" que Thompson tiende a hacer en el curso de sus escritos. Por el momento me limitare a dejar constancia de como se podria entender el concepto de "historia", dejando para mas tarde las implicaciones que esto plantea, y me concentrare en primer lugar en el caracter de la action humana. Es una banalidad decir que "historia" significa tanto la cronica de los acontecimientos como la existencia real de esos acontecimientos en el tiempo. Esta distincion, no obstante, posee cierta relevancia frente a las afirmaciones que Thompson hace sobre la naturaleza de su empresa, ya que cuando manifiesta el irreductible caracter de lo "historico" -por ejemplo, al oponerse a las abstracciones conceptuales tan usadas por los sociologos- parece a veces tener en la cabeza un modo concreto de escribir sobre la actividad humana. Asi, solo se puede describir, y por lo tanto interpretar, de modo satisfactorio la conducta humana si esta se entiende en la riqueza del contexto historico. Si nos atenemos a las palabras de Thompson este planteamiento no nos debe ocupar la atencion demasiado tiempo. Que la description se lleve a cabo enmarcada en un contexto no constituye un rasgo distintivo de la "historia" que la haga diferente de otras disciplinas intelectuales. Que una "detallada description" sea pertinente o no en cualquier modalidad de estudio del comportamiento humano dependent del alcance de la investigation en cuestion y de sus objetivos interpre- tativos o explicativos. Mas interesante es la cuestion que plantean los comentarios de An- derson sobre la busqueda de fines y el cambio social. Es importante saber en que sentido la "historia" anterior a los tiempos modernos ha sido guiada por su propia apropiacion re- flexiva, es decir, el uso de una comprension generalizada de las condiciones de la action para transformar dichas condiciones. Esto es algo que tiene directamente que ver con ese control reflexivo intrinseco a la actividad humana. Volvere a ello mas tarde tras abordar di- rectamente la notion de action humana como un todo.

La importancia fundamental que Thompson atribuye a la action plantea una serie de temas que conviene distinguir. Entre estos se incluyen los siguientes:

1) Los seres humanos "hacen su propia historia" de un modo activo tanto como son hechos por ella. A Thompson le gusta citar a Vico y a Marx cuando desarrolla esta idea. Como ya se ha mencionado, Thompson considera que la distincion entre base y superes- tructura solo es defendible si se trata de una manera de referirse a la dialectica entre lo subjetivo y lo objetivo en la vida social humana.

2) El estudio historico no debe ignorar a los que carecen de privilegios aunque sus actividades sean mucho menos visibles que las de aquellos que poseen fortuna y poder. El conjunto de los trabajadores no es una categoria pasiva que pueda ser eliminada de la his- toria. No se debe escribir la historia "desde arriba" sino "desde abajo". Esto acerca la obra de Thompson a la de los mas destacados historiadores que trabajan dentro de la tradition britanica de historia obrera. 15

3) El historiador no puede ignorar que los acontecimientos cotidianos tienen impor- tancia en y por si mismos. El estudio de lo cotidiano forma parte de la historia tanto como el de los acontecimientos y sucesos mas dramaticos. Aqui nos encontramos otra vez de al- guna manera con la relevancia de la historia "desde abajo", aunque en esta ocasion se pone el acento en la importancia de las actividades cotidianas mas que en los estratos o clases menos favorecidas en particular.

164 I 15 Vease Harvey Kaye, The British Marxist Historians, Cambridge, Polity Press, 1985.

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4) La historia es siempre algo contingente. No hay una teleologia global en la histo- ria mas alia de las intenciones de los agentes individuales, y estas a menudo traen consigo consecuencias que ni se habian previsto ni deseado.

Todos estos temas son importantes en si mismos y no hay duda de que todos ellos juegan un importante papel a la hora de escribir historia con efectividad. Sin embargo, conviene tener claro que los puntos (1), (2) y (4) no tienen relacion directa con las res- puestas que se puedan dar al punto (1), y por lo tanto deben mantenerse al margen de la in- vestigation del problema de la action como tal en la historia. Seria probablemente acerta- do sugerir, por ejemplo, que la naturaleza contingente de la historia se entiende mejor si pensamos en los supuestos contrafactuales que se utilizan de modo implicito al abordar los analisis historicos. Esto es, al escribir historia se formulan, bien de modo explicito o de forma no declarada, hipotesis del tipo "que habria ocurrido si X no hubiera existido" o si "en lugar de X hubiera sucedido Y". Asi, Thompson se pregunta cual podria haber sido la situation historica de Inglaterra si la revolution puritana del siglo diecisiete no hubiera ocurrido en la forma que lo hizo. Es por otra parte evidente que detras de la detallada trama de La formation de la clase obrera se encuentra la afirmacion de que las cosas po- drian haber ocurrido de otra manera: como dice Thompson, si ciertas circunstancias hubie- ran sido diferentes, la agitation popular entre los trabajadores podria haber culminado en un cambio politico mucho mas espectacular que el que en realidad tuvo lugar. Sin embar- go el "podria haber pasado de otra manera" de la historia no es, en si mismo y por si mismo, el camino que nos lleve a entender el "podria haberse hecho de otro modo" de la action. Ya que aunque la action humana esta por definition involucrada en el "podria haber pasado de otra manera" de la historia humana, el mismo fenomeno es aplicable a la historia de los objetos y los sucesos en la naturaleza.

La historia "desde abajo" supone una evidente correction de ciertos estilos tradicio- nales de hacer historia politica y economica. Al rescatar a los pobres y los humildes de la "condescendencia de la posteridad", y al insistir en que los proyectos fracasados son tan importantes como los que triunfan para un historiador que trata de entender un contexto historico concreto, es indudable que Thompson ha contribuido de manera importante a una mejor comprension del desarrollo de las clases y de la conciencia de clase. Al contra- rio que otras escuelas de pensamiento en historia economica que se han ocupado de los trabajadores pobres, ha intentado en cierto sentido rescatar a los trabajadores como agen- tes. A este respecto, Thompson senala que dichas escuelas se basan en un estilo objetivo de analisis en el que los agentes individuales, cuando aparecen, son juguetes de las irresis- tibles oleadas de cambios. Sin embargo, es evidente que este "rescate" de los no privilegia- dos no ayuda a resolver los problemas de la action humana. Por el contrario, para que tal "rescate" se produzca hay que presumir que dichos problemas han sido resueltos.

Por lo tanto, es el sentido (1) de action el que realmente cuenta. Pero es necesario en este momento profundizar el analisis si queremos realmente elucidar las cuestiones plan- teadas. En primer lugar debemos insistir en que el problema de la action no esta relaciona- do de modo intrinseco con el "problema del orden", sea este visto desde la perspectiva de Anderson o de la de Parsons y Sartre. Anderson piensa que una adecuada comprension de lo que es la action, y de su relacion con la historia, no puede empezar en el nivel del agen- te individual intentional. No parece darse cuenta de que esto pone en cuestion la idea de que el modo en que se consigue el "orden" es el problema fundamental que el analisis so- cial debe resolver. El "problema del orden" tiene su origen precisamente en una notion hobbesiana del estado de naturaleza. Pero tal estado de naturaleza presupone ya la existen- I cia de voluntades individuales formadas, que a continuation se consideran incompatibles I unas con otras. Por otra parte, una apelacion ritual a los conceptos del materialismo histo- I rico no parece que suponga una gran ayuda tampoco: decir que los modos de production I 165

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preexisten de alguna manera a las intenciones individuates, o a los conflictos de clase, simplemente es o bien equivocado, o da por resueltos problemas que no lo estan.

Solo se puede entender la naturaleza de la action en relation con la comprension his- torica si se controlan conceptualmente conceptos como "estructura" y "restriction estruc- tural" asi como el concepto mismo de action. La cautela de Thompson frente a tales no- ciones es tan aguda que no analiza con detalle en ningiin momento como se llegaria a una recta comprension de ellos. Aunque Anderson haya sido fuertemente influido por Althus- ser, en cuyas obras abundan las referencias a la "estructura", poco tiene que ofrecer sobre este asunto. El defecto basico de gran parte de los escritos sobre action y estructura, inclu- yendo los de Thompson y Anderson, es suponer que o bien el individuo tiene primacia sobre la sociedad (modos de production/formation social) o a la inversa. Thompson se de- canta en favor de la realidad de los individuos, o por lo menos de la experiencia individual. Este historiador no elude formular afirmaciones sobre contextos sociales mas vastos, pero deja bien claro que no se encuentra comodo haciendolo. El planteamiento de Anderson se encuentra mas cerca del canon sociologico ortodoxo: las sociedades, o las formaciones so- ciales, son anteriores a la existencia de los individuos y determinan sus actitudes y modos de conducta caracteristicos.

Debemos oponernos a este dualismo y en cambio verlo como una dualidad: la "duali- dad de la estructura". Dejando aparte las restricciones que impone el mundo natural, un factor de evidente importancia en si mismo, en un sentido basico la action es "todo lo que hay" en la historia humana. La action es la historia, entendiendo por historia la continui- dad temporal de las actividades humanas. En otras palabras, el "se podria haber hecho de otra manera" de la action humana no se debe poner en el mismo piano que las restriccio- nes sobre el comportamiento derivadas de las propiedades estructurales de las colectivida- des. Este error fundamental es el que vicia tanto el planteamiento "subjetivista" como el "objetivista". En el primer caso, el presupuesto totalmente valido de que lo que caracteriza al agente humano es la capacidad de "actuar de otra manera", y de ser consciente de ello, conduce a la idea de que las colectividades no pueden tener propiedades por si mismas, ya que pareceria de algiin modo que estas niegan dichas caracteristicas. Por otra parte, las ex- plicaciones objetivistas de las instituciones sociales fomentan justamente tal negation. Es decir, los autores que adoptan este punto de vista suponen que los agentes no son "libres" del modo que lo suponen aquellos que defienden el "se podria haber hecho de otra ma- nera".

La action humana y la estructura, como ya he tratado de demostrar de modo mas ex- tenso en otras publicaciones, estan logicamente implicadas una en la otra. 16 No es dificil de entender por que esto es asi y como sucede, si evitamos la trampa de contraponer el "se podria haber hecho de otra manera" a las restricciones estructurales. Si por estructura en- tendemos las reglas y los recursos implicados en la "forma" de las colectividades de los sistemas sociales, que se reproducen a traves del tiempo y en el espacio, esta se configura como el mismo medium del elemento "humano" de la action humana. Al mismo tiempo, la action es el medium de la estructura, que los individuos reproducen de modo rutinario en el transcurso de sus actividades. Toda la vida social tiene una cualidad recurrente deri- vada del hecho de que los actores reproducen las condiciones de su existencia social por medio de las mismas actividades que, en los contextos de tiempo-espacio, constituyen dicha existencia. Los seres humanos no solo saben lo que estan haciendo en cualquier mo- mento sino que saben tambien por que lo estan haciendo. En otras palabras, es caracteristi- co de los seres humanos que evaliien de modo rutinario lo que hacen como medio de ha-

166 I 16 Anthony Giddens, Central Problems in Social Theory, Londres, Macmillan, 1979; Anthony Giddens,

The Constitution of Society, cap. 1.

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cerlo, y que sean capaces discursivamente de describir tanto lo que hacen como las razo- nes que tienen para hacer lo que hacen. Pueden articular tales caracterizaciones en una description. Pero de ello no se sigue que sepan todo lo que hay que saber sobre las conse- cuencias de lo que hacen para las actividades de otros o para sus propias actividades en el futuro. Tampoco conocen todo lo que hay que conocer sobre las condiciones de sus accio- nes, esto es, las circunstancias que estan causalmente involucradas en su production.

Todas las restricciones que sufre la accion humana, excepto las impuestas por el mundo fisico, derivan de la "racionalidad limitada" y del "poder limitado". Los limites de la accion estan siempre contextualizados, algo que resulta obvio una vez que se entiende que la relation entre accion y restriccion no tiene nada que ver con el "se podria haber hecho de otra manera" de la accion. Cuando hablamos de restriccion nos estamos refirien- do a la siguiente serie de fenomenos:

1) El "continuo" espacio-tiempo de las instituciones sociales. Todas las actividades, incluso aquellas de los individuos mas poderosos, ocurren dentro del contexto de escena- rios institucionalizados mas amplios. Estos no son en absoluto puramente restrictivos, ya que aunque establecen limites sobre la accion tambien proporcionan posibilidades para la movilizacion de las capacidades humanas. Pero el entrelazamiento de la restriccion y la movilizacion forma parte del tejido mas intimo de la vida social humana.

2) Lo que yo llamaria el "enraizamiento" de las instituciones. Las instituciones tien- den a estar mas firmemente enraizadas -es decir, a ser mas durables y permanentes- cuan- do mas implantadas estan en las rutinas de la vida cotidiana.

3) El uso de sanciones, con las que algunos individuos o grupos buscan activamente limitar la gama de opciones que otros tienen a su disposition. En el analisis social es im- portante no confiindir el punto (3) con el (1) y el (2) ya que, si lo hacemos, dejamos abier- ta la puerta a la incorrecta formulation de teorias conspirativas del poder.

4) El truncamiento o la obstruction por parte de individuos, grupos de individuos o la poblacion total de una colectividad social dada, de los modos de comprender las condi- ciones de la reproduccion social, y por lo tanto de su posible transformation. Cuando esto se asocia con la distribution desigual del poder, estamos en el terreno de la ideologia.

Podemos volver en este momento a la cuestion de que es "historia". Cuando Thomp- son (y Marx) hablan de "hacer la historia", ^que es exactamente aquello que se hace? Como senala Anderson, a la hora de escribir historia esa frase carece en gran medida de significado o de interes si solo se refiere al hecho de que todas las actividades humanas suceden en el tiempo y son ejemplos de accion en el sentido que hemos elucidado mas arriba. A lo que esta frase apunta realmente es a la intrusion de la intencionalidad humana en los procesos de cambio historico. Anderson llama nuestra atencion sobre este hecho pero no aclara suficientemente todas sus implicaciones. Toda reproduccion social es una realization de los seres humanos, que estos organizan reflexivamente en funcion de la con- tinua observation que ejercen sobre lo que hacen. Pero el intento de controlar consciente- mente las condiciones de la reproduccion con el objetivo de activar el cambio social no es un fenomeno que se haya distribuido de modo uniforme a lo largo de la historia. En las culturas no literarias -aun cuando la caracterizacion de Levi-Strauss de estas sociedades como sociedades "frias" sea bastante insatisfactoria- el cambio social no se produce de esa manera. Las sociedades basadas en la tradicion no son necesariamente sociedades que no cambian; pero el cambio en tales culturas no se moviliza en un alto grado como parte de las condiciones generalizadas de su reproduccion social. Cuando la "tradicion" empieza a ser conocida como tal, cosa que es mas o menos coincidente con el surgimiento de los I estados y las civilizaciones, podemos hablar de la invention de la "historia" en un doble I sentido. La aparicion de la escritura, que se convirtio de modo casi universal en el instru- I mento de la organization del poder administrativo de dichos estados, proporciono el I 167

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medio de escribir relates sobre el presente y el pasado que se usaron para generar recursos para el fiituro. Ademas, el paso del tiempo -la "historia" en el sentido mas elemental del termino- empieza a ser entendido en parte sobre el telon de fondo del cambio social

Estas cuestiones fueron suficientemente aireadas en el transcurso de la famosa pole- mica entre Sartre y Levi-Strauss. 17 El punto de vista marxiano, que considera la historia como el uso progresista de la comprension historica para hacer historia, solo adquiere rele- vancia con la aparicion de los estados y las civilizaciones. Esta es la primera fase del desa- rrollo social humano en el que se puede hablar de la existencia de organizaciones, de las que el estado agrario es la primera forma. Por organizaciones entiendo formas de colecti- vidad humana en la que la observation reflexiva de la actividad social se extiende para cu- brir amplias zonas de la reproduccion social. Sin embargo, solo en epocas relativamente modernas se ha desarrollado con gran intensidad lo que podriamos llamar historicidad. Es seguramente correcto considerar que uno de los rasgos principales de la modernidad es la existencia de una creciente intencionalidad en los esfuerzos por controlar las condiciones de la reproduccion social. La sociedad moderna es un fertil campo para el desarrollo de las organizaciones, y para la formation de movimientos sociales; y tanto las unas como los otros participan de la acusada historicidad de los tiempos modernos. Sin embargo, asociar este fenomeno de manera primordial con el movimiento obrero es bastante absurdo. El movimiento obrero no es tanto el vehiculo fundamental de tal proceso sino solo un ejem- plo mas de la practica universalizacion en la era moderna del principio de que "la historia puede ser usada para hacer la historia".

168 I 17 Vease Claude L£vi-Strauss, The Savage Mind, Londres, Weidenfeld, 1966.

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De esto no se sigue, como Anderson parece suponer, y como Marx puede ciertamente que supusiera tambien, que esta creciente historicidad proporcione a los seres humanos un control cada vez mayor sobre el conjunto de sus actividades. Ya que incluso en entornos en los que grandes zonas de la vida social estan sujetas al control directo de la reproduccion social, puede haber un constante goteo de consecuencias no previstas ni buscadas que no tienen nada que ver con las intenciones perseguidas por los agentes. Tanto Anderson como Thompson, de maneras diferentes, plantean la cuestion de la signification de las conse- cuencias no buscadas en la historia. Lo que ninguno de los dos parece percibir correcta- mente es que dichas consecuencias de la accion pueden reproducir lo conocido al tiempo que pueden traer lo desconocido o lo inesperado. El hecho de que las consecuencias no buscadas de la accion intencionada puedan estar involucradas de modo rutinario en la re- produccion del sistema fue el origen de algunas de las principals ideas del funcionalismo, y en general de aquellas escuelas sociologicas de las que Thompson parece ser mas critico. Y tiene ciertamente una justification para ello, en la medida que tales planteamientos tra- tan de entender la vida social humana sin tener en cuenta a los agentes, es decir basandose en modelos mecanicos. Pero se equivoca al hacerlo, ya que ello le lleva a ignorar las con- diciones de la reproduccion social que no forman parte de las intenciones o las razones que estan en la base de cualquier accion, pero que sin embargo son fundamentals para la existencia de cambio social a gran escala o a largo plazo.

De estas observaciones se pueden sacar algunas conclusiones que pueden afectar a la practica de escribir historia y a los conceptos que podrian legitimamente impregnarla. En mi opinion, no hay diferencias entre los metodos de investigacion a disposition de los his- toriadores y de los sociologos, ni entre las formas de los conceptos que ambos pueden y deben utilizar. Si hay alguna diferenciacion entre historia y sociologia, esta no puede tener nada que ver con el tiempo, a menos que abracemos la poco fructifera tesis de que los so- ciologos se dedican al presente y los historiadores al pasado. Tampoco tiene relation con la accion, o con cual seria la mejor forma de conceptualizar las instituciones sociales. In- cluso no se puede decir que tal diferencia se base en una especial atencion al detalle a la hora de observar y describir el comportamiento humano, es decir algo que el historiador necesita pero de lo que el sociologo puede permitirse el lujo de prescindir. Como ya dije con anterioridad, el nivel de atencion al detalle que una investigacion exige, y el tipo de detalles que se manejen, dependen de los objetivos de la investigacion en cuestion; y esto es algo en lo que tampoco puede basarse la diferencia entre dos tipos de disciplina o dos tipos de conceptualization.

Con todo lo extraordinariamente original e influyente que ha sido La formation de la clase obrera en Inglaterra, podria haber sido un libro mejor si Thompson hubiera sido capaz de tener en cuenta los fenomenos que Anderson, con justicia, le censura haber igno- rado. Ya he tratado de mostrar que la antinomia entre historia y sociologia a la que Thomp- son hace alusion repetidamente tiene tan poca base como su recelo de los conceptos "es- tructurales". No hay duda de que Thompson tiene razon al oponerse a cierto tipo de obras sociologicas, especialmente aquellas en las que los seres humanos aparecen como juguetes mudos a merced de las fuerzas sociales. La atraccion que sus escritos han ejercido sobre aquellos estudiosos acostumbrados a ese tipo de obras se debe precisamente a dicha oposi- cion. Pero cuando analizamos con detalle las razones de tal atraccion vemos que se basan en un desasosegado enfasis en lo particular y en la contingencia, asi como en la propuesta de escribir la historia "desde abajo". Cuando se enfrenta a cuestiones relativas a la accion, I como las que se acaban de mencionar, Thompson manifiesta, de modo caracteristico, una I cierta proclividad hacia el nominalismo y el voluntarismo, lo cual configura una postura I que tiene tantos puntos debiles como la alternativa que propone Anderson al criticar esta I 169

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ultima. La profunda huella que las obras de Thompson dejan en el lector se debe tanto al arrebatador estilo y al vigor con el que estan escritas como a la potencia de los analisis de la accion que contienen. Pero este no es, ni mucho menos, el peor epitafio que un historia- dor puede tener.

Traduccion de Jose Carazo

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